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DELITOS CONTRA LA VIDA:

La vida humana como bien jurídico Penal:


En los “delitos contra la vida”, el bien jurídico protegido es la VIDA HUMANA y su
protección comprende el lapso que va desde la concepción hasta la muerte por causas
naturales. Para proteger la vida humana, la ley crea dos tipos genéricos de delitos: el
aborto y el homicidio. La clave de separación entre uno y otro género de delitos, es el
nacimiento.
Antes del Nacimiento la destrucción de la vida recibe el nombre de “aborto”. Después
del nacimiento, la destrucción de la vida se llama “homicidio”.
Las distintas figuras que se presentan son formas o variaciones, atenuadas o
agravadas del homicidio y del aborto (Ej.: los homicidios agravados del art. 80, el
homicidio culposo del art. 84, el aborto preterintencional del art. 87, etc.). solamente
reviste caracteres particulares el delito de “instigación o ayuda al suicidio” del artículo
83.
Todos los delitos de este capítulo tienen como resultado “el causar la muerte” de una
persona.
Concepto. Elementos: La figura básica del homicidio está contemplada en el art. 79 del
Código Penal.
Art 79: “se aplicará reclusión o prisión de 8 a 25 años, al que matare a otro,
siempre que en este Código no se estableciese otra Pena.”
El delito consiste en matar a un ser humano. Esta figura se denomina “homicidio
simple o doloso”. Simple, porque es la figura básica y doloso, porque la figura requiere
el dolo, es decir, la intención de matar en el autor.
En el delito de homicidio resulta preponderante señalar las características de la acción,
del elemento subjetivo y de los sujetos pasivos y activos del delito.
La acción: consiste en matar a un hombre, o sea, en interrumpir la vida a un ser
humano; el resultado es la muerte. Conforme a esto podemos decir que el delito de
homicidio es:
- Instantáneo: dado que se consuma con la muerte, y esta se produce en un solo
instante
- De resultado material: pues para su consumación requiere un resultado
material: la muerte
- Admite la tentativa y las distintas formas de participación.
el homicidio puede consumarse por acción (“comisión”) o por omisión.
Se consuma por acción actuando directamente sobre la víctima, o sea, provocando la
muerte de una manera directa. Son los casos más frecuentes (ej. Dando una
puñalada; efectuando un disparo; etc.)
Se consuma por omisión, cuando se logra la muerte de la víctima mediante una
inactividad, o sea, no haciendo lo que debía hacerse. Ej.: la madre que
deliberadamente deja de amamantar a su hijo para matarlo; la partera que para matar
al recién nacido no liga el cordón umbilical; el médico que para matar a su paciente,
luego de operarlo no le cura las heridas y lo deja desangrar.

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Elemento Subjetivo: El homicidio simple (art. 79) es una figura dolosa. El sujeto activo
debe haber actuado con la intención de causar la muerte (animus necandi o animus
occidenti). La figura admite todas las formas de dolo: directo, indirecto, eventual, etc.
Sujetos del homicidio simple:
- Sujeto activo: sólo puede serlo el “ser humano”, ya que es el único ser
realmente imputable. No puede ser sujetos activos los muerto, ni las personas
de existencia ideal, ni los animales. Esta, desde ya que no es una
característica propia del homicidio simple, sino de todos los delitos.
El sujeto activo siempre es un ser humano, aun cuando se valga de máquinas,
instrumentos o animales para matar, pues en estos casos, dichos objetos son
usados simplemente como medios.
- Sujeto pasivo: sólo puede serlo el “ser humano”. Con respecto al sujeto pasivo
se deben aclarar tres puntos:
a. La deformidad
b. El momento del nacimiento
c. La viabilidad y la vitalidad

a. La deformidad: en la antigüedad, dar muerte al monstruo o deforme no era


delito; así, por ejemplo, en Grecia y en Roma, los deformes eran tirados desde
lo alto de los peñascos.
En nuestra legislación, es sujeto pasivo del homicidio todo ser humano.
Cualquier persona, por monstruoso o defectuoso que sea, puede ser víctima
del homicidio.
b. El momento del nacimiento: Habíamos dicho que la destrucción de la vida,
antes del nacimiento, es aborto, y después del nacimiento, es homicidio.
Dado que las penas por estos delitos son distintas, es importante establecer
desde qué momento hay nacimiento, o dicho de otra forma: ¿desde qué
momento se puede ser sujeto pasivo de homicidio?
i) Para algunos autores como Beling, se puede ser sujeto pasivo del
homicidio desde la expulsión del cuerpo, o sea, desde la completa
separación del seno de la materno
ii) Para Soler se puede ser sujeto pasivo de este delito aún antes de la
completa separación del seno materno, pues sostiene que el nacimiento
comienza a partir de los dolores del parto.
iii) Otros autores agregan que hay que distinguir entre “parto natural” y
“parto provocado”
- Si es parto natural: el nacimiento comienza desde los primeros dolores del
parto.
- Si es un parto provocado (artificial – cesárea): como en el generalmente no hay
dolores, el nacimiento tiene lugar desde que comienza el proceso de expulsión
o extracción de la criatura.
c. Viabilidad o vitalidad: nuestra ley penal, no requiere que el sujeto pasivo reúna
condiciones de viabilidad (aptitud para seguir viviendo) o vitalidad (vigor,
capacidad física). Hay homicidio tanto si se mata a un ser fuerte como a uno
débil; o si se mata a un moribundo, a un agonizante, pues en todos los caos se
trata de una vida humana, y esta e resguardada por la ley por precaria que sea.
Modos y medios de ejecución:

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Para la ley, en general, es indiferente el modo o el medio por el cual se haya causado
la muerte, pues todos son idóneos para caracterizar el homicidio (ej. Balazos,
explosivos, puñaladas, venenos, etc.)
El modo o el medio empleado tiene importancia, cuando la ley los ha tenido en cuenta
como “circunstancias agravantes” para calificar el homicidio. Ej.: en el art. 80 (inc. 5) el
homicidio es agravado si se lleva a cabo con veneno o por un medio idóneo para crear
un peligro común (medios).
En otros casos, el medio empleado es un elemento que permite atenuar el homicidio.
Así sucede con el homicidio preterintencional del artículo 82.
El homicidio, como explicamos anteriormente pude llevarse a cabo por “acción” o “por
omisión”. En cuanto a los medios la doctrina distingue entre:
I) Físicos (o materiales) que a su vez pueden ser directos o indirectos.
II) Morales (o psíquicos)
Medios físicos o materiales: son aquellos que actúan directa o indirectamente sobre a
integridad física de la víctima. Son directos: un balazo, una puñalada, el veneno, etc.
Son indirectos: el causar la muerte por medio de un animal; indicarle a un ciego que
tome un vaso en el cual hay veneno, etc.
Medios morales o psíquicos: son aquellos que actúan sobre la psiquis de la víctima y
que pueden llevarlo a la muerte, tal es el caso del miedo, del terror, del espanto, las
sorpresas, las malas noticias, etc. Ej.: el individuo que para causar la muerte a un
cardíaco, intencionalmente le da un gran susto o le comunica una mala noticia.
La posibilidad de matar por medios morales o psíquicos esta discutida. Algunos los
admiten, otros no (Garzón, Jiménez de Asúa, etc.). El problema fundamental que
plantean los medios morales o psíquicos, es el de la prueba: es muy difícil probar la
relación de causa o efecto, dado que la causa, generalmente, no aparece adecuada
para producir la muerte.
Sin embargo, si existe convicción de que el sujeto activo tenía conocimiento de las
circunstancias (ej.: que la víctima era cardíaca) y de que ellas, unidas a la condición
puesta por él (ej.: un susto o una mala noticia) llevarían a la muerte de la víctima, es
obvio que se debe aceptar que se está en presencia de un homicidio. En estos casos,
el conocimiento que el sujeto activo tenía, hace que una condición que, aparentemente
no es causa, en realidad lo sea.
La concausa: en el homicidio se requiere que exista una relación de causalidad entre
el acto del sujeto activo y el resultado, o sea, la muerte. En otras palabras: que el acto
del sujeto activo sea la causa de muerte de la víctima.
Pero a veces las cosas se complican, pues junto con el acto del sujeto activo,
concurren otros factores, circunstancias o condiciones que precipitan el resultado y
que parecen cortar la relación causal. Es aquí cuando estamos ante la concausa, o
sea, ante factores o circunstancias que, sin pertenecer a la acción, contribuyen a
producir la muerte. Estas circunstancias pueden ser coexistentes, concomitantes o
posteriores a la acción del sujeto activo (ej.: infección de heridas, víctima hemofílica,
mala atención médica, etc.).

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En algunos Códigos extranjeros se disminuye la pena cuando existe concausa, en
nuestro Código Penal no se legisla sobre ella y, en general, la doctrina y la
jurisprudencia le restan importancia.
La “aberratio ictus” o error en el golpe, es uno de los casos de error accidental.
Comprende casos, en los cuales, a raíz de una desviación en el curso causal de la
acción, se produce un resultado que, si bien no es idéntico al querido, es jurídicamente
equivalente.
Ejemplo: quiero matar a Pedro, apunto y disparo, pero por mi mala puntería o por otra
causa, el disparo se desvía y mato a José.
En estos casos de error en el golpe, indudablemente el sujeto es culpable, pero ¿Qué
se le imputa? Se le dieron dos soluciones:
a) Que se le imputan dos delitos: la tentativa del delito fracasado, y además se le
imputa como culposo el delito producido.
b) Se le imputa, directamente, como doloso, el homicidio producido, ya que éste,
si bien no es idéntico al delito querido y fracasado, jurídicamente es
equivalente: ambos son homicidios dolosos. Esta solución predomina en la
doctrina y la jurisprudencia.
La misma solución se utiliza en el los casos de “error in personam” que son aquéllos
en los cuales el sujeto se confunde a cerca de la identidad de la víctima. Ejemplo:
disparo contra Luis y lo mato, creyendo que era Pedro, a quien quería realmente
matar.
Al igual que en el “aberractio ictus”, la solución correcta es considerar que hay un solo
delito: homicidio doloso.
La pena y la parte final del artículo 79: La pena del homicidio simple es de 8 a 25 años
de reclusión o prisión. La parte final del art. 79 dice “… siempre que en este Código no
se estableciere otra pena “. Esta frase tiene por objeto dar a entender que el artículo
se aplica, siempre y cuando, el hecho no encuadre en alguno de los tipos agravados
on atenuados del homicidio.
Homicidios agravados:
Sistemática de las circunstancias de agravación:
El artículo 80 a través de varios incisos contempla figuras agravadas del homicidio.

ARTICULO 80
Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pudiendo aplicarse lo
dispuesto en el artículo 52, al que matare:
1º A su ascendiente, descendiente, cónyuge, ex cónyuge, o a la persona con
quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no
convivencia.
2º Con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso.
3º Por precio o promesa remuneratoria.

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4º Por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual,
identidad de género o su expresión.
5º Por un medio idóneo para crear un peligro común.
6º Con el concurso premeditado de dos o más personas.
7º Para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus
resultados o procurar la impunidad para sí o para otro o por no haber logrado el
fin propuesto al intentar otro delito.
8° A un miembro de las fuerzas de seguridad pública, policiales o penitenciarias,
por su función, cargo o condición.
9° Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de las
fuerzas de seguridad, policiales o del servicio penitenciario.
10 A su superior militar frente a enemigo o tropa formada con armas.
11. A una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare
violencia de género.
12. Con el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se
mantiene o ha mantenido una relación en los términos del inciso 1°.
Cuando en el caso del inciso 1° de este artículo, mediaren circunstancias
extraordinarias de atenuación, el juez podrá aplicar prisión o reclusión de ocho
(8) a veinticinco (25) años. Esto no será aplicable a quien anteriormente hubiera
realizado actos de violencia contra la mujer víctima.

Análisis del artículo 80: el homicidio se puede agravar por distintas causas: por los
vínculos de parentesco o la relación entre el homicida y la víctima, por el móvil del
homicida, por el medio empleado, por el número de personas, por su conexión con
otro delito y por las condiciones del sujeto.

HOMICIDIOS CALIFICADOS
Por el vínculo personal Ascendiente, descendiente, cónyuge, ex
– cónyuge, persona con quien se
mantiene o se ha mantenido una
relación de pareja, mediare o no
convivencia.
Por el modo de ejecución Ensañamiento, alevosía
Por el móvil Precio o promesa remuneratoria; placer,
codicia, odio racial o religioso, de género
o a la orientación sexual, identidad de
género o su expresión; causar
sufrimiento a una persona con la que se
mantiene o se ha mantenido una
relación.
Por el medio empleado Veneno; medio idóneo para crear un
peligro común
Por el número de personas Con el concurso premeditado de dos o
más personas
Por su conexión con otro delito Para perpetrar, facilitar, consumar u
ocultar otro delito.

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Por la condición de sujeto Por pertenecer la víctima a las fuerzas
de seguridad; por pertenecer el
victimario a las fuerzas de seguridad; a
su superior militar frente al enemigo o
trapa formada con armas; por ser la
víctima una mujer y haya mediado
violencia de género.

Inciso 1: A su ascendiente, descendiente, cónyuge, ex cónyuge, o a la persona


con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no
convivencia.
Ascendientes o descendientes: la ley no fija límites de grado: el parentesco puede ser
legítimo o natural, matrimonial o extramatrimonial. Si el homicidio es contra hermanos,
nueros, suegras, yernos, tíos, primos, etc; habrá solo homicidio simple, ya que la ley
habla de ascendientes y descendientes, y ellos no lo son.
Cónyuge: son cónyuge aquellos que han contraído matrimonio válidamente.
Ex cónyuge: persona que ha perdido la condición de cónyuge por alguna causa
específica. La ley no hace referencia a la causal de pérdida de la condición de
cónyuge, por lo cual, es viable aceptar que comprende casos de divorcio, separación
matrimonial, matrimonios viciados de nulidad, entre otros.
Personas con las que se mantiene o se ha mantenido una relación de pareja, haya
mediado o no convivencia: En esta agravante quedan comprendidos el homicidio de la
concubina, de la ex concubina, de la novia y de la ex novia, sin que importe que haya
existido o no convivencia (vida en común). Lo fundamental es que haya existido en
cualquier caso “una relación de pareja”, entendiendo por tal una relación sentimental
entre dos personas, similar a la que existe entre cónyuges, aunque la ley aclara que
puede o no haber mediado convivencia (vida en común). De acuerdo a esta
interpretación quedarían fuera de la expresión “relación de pareja” las simples
relaciones transitorias, pasajeras o de horas.
Elemento subjetivo: es un delito doloso, para que se consume el parricidio, además del
elemento objetivo (muerte del pariente), es necesario que el homicida tenga
conocimiento del vínculo de parentesco o de pareja; es decir, que sepa que esta
matando a su ascendiente, descendiente, cónyuge, ex cónyuge, pareja o quien fue su
pareja.
No habrá homicidio agravado cuando el autor del hecho no sabe que mata a su
pariente, tampoco habrá homicidio agravado si se dispara contra un tercero y
muere un pariente, o si se dispara contra un pariente y se mata a un tercero. La
figura agravada “queda eliminada por cualquier clase de error de hecho o de derechos
y aunque se trate de error culpable.” (Soler)
Tentativa y participación: La figura del inc. 1 admite la tentativa y también admite la
coparticipación (art. 48 CP) siempre que el coparticipe tenga conocimiento del
parentesco entre el autor y la víctima.
Parricidio atenuado: La pena por el delito de parricidio es de reclusión o prisión
perpetua; sin embargo, nuestro código contempla tres caos de parricidio atenuado:

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Circunstancias extraordinarias de atenuación: artículo 80 in fine: Cuando en el caso
del inciso 1° de este artículo, mediaren circunstancias extraordinarias de atenuación, el
juez podrá aplicar prisión o reclusión de ocho (8) a veinticinco (25) años. Esto no será
aplicable a quien anteriormente hubiera realizado actos de violencia contra la mujer
víctima.
Las circunstancias extraordinarias de atenuación son aquellas que no alcanzan a
estar comprendidas dentro de la emoción violenta. Ejemplos: el hecho de que la
víctima fuese muy agresiva, o de que hubiese sometido a malos tratos al homicida,
etc. De cualquier manera, estas circunstancias quedan a consideración del juez,
debiendo tenerse en cuenta los artículos 40 y 41.
El texto conf. A la ley 26.791 establece que la atenuación de la pena “no será …
aplicable a quien anteriormente hubiera realizado actos de violencia contra la mujer
víctima” Nótese que la ley habla de mujer víctima, por lo cual resulta aceptable pensar
que si la víctima fuese un hombre serían aplicables las circunstancias extraordinarias
de atenuación.
Parricidio en estado de emoción violenta y parricidio preterintencional: si el parricidio
concurre con la emoción violenta o con la preterintencionalidad, la pena de reclusión o
prisión es de reclusión o prisión de 10 a 25 años. Las hipótesis están previstas en el
artículo 82: “cuando en el caso del inc. 1 del artículo 80 concurriese alguna de las
circunstancias de las inc. 1 del artículo anterior, la pena será de reclusión o prisión de
10 a 25 años.
Inciso 2: Con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso.
El ensañamiento: consiste en aumentar deliberado o inhumanamente el dolor de la
víctima. Es un modo de matar por el cual, el homicida, deliberadamente, aumenta o
prolonga el dolor de la víctima; hay en la víctima una tendencia sádica: lograr que la
víctima sufra atrozmente. El solo hecho de que la víctima sufra muchas heridas o
castigo no es suficiente ensañamiento, sino que se requiere, además, que el homicida
haya actuado deliberadamente, o sea, con la intención de causar mayor sufrimiento.
La alevosía: hay alevosía cuando la víctima se encuentra en estado de indefensión o
desprevenida, y ese estado es aprovechado por el delincuente para actuar sin riesgos.
Por ello, se ha dicho que la alevosía consiste en matar “a traición”, o “sin riesgos”, o
“sobre seguro”, o “con astucia”, o “procurando o aprovechando el estado de
indefensión de la víctima”, etc.
En la alevosía encontramos dos aspectos: el objetivo, que consiste en que la víctima
se encuentre desprevenida o indefensa y el subjetivo, consiste en que el delincuente
haya buscado o aprovechado esa oportunidad para actuar sin riesgos. Como vemos,
en el primer aspecto se toma en cuenta la situación de la víctima, y en el segundo, la
intención del delincuente.
Inciso 3: Por precio o promesa remuneratoria.
Este caso se configura cuando el delincuente mata a cambio de una suma de dinero, o
porque se le ha prometido una recompensa remuneratoria. Esta figura se denomina
“asesinato1”.

1
La Real Academia Española lo define como:
      
Matar a alguien con alevosía , ensañamiento o por una recompensa
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Precio es cualquier suma de dinero o cualquier objeto de valor o cualquier bien que
constituya recompensa apreciable en dinero.
Promesa remuneratoria: puede ser cualquier beneficio apreciable económicamente,
remunerativo, y esto puede serlo tanto en dinero, como un documento, como una
cosa, como la promesa de un empleo.
Se trata de un delito que supone la intervención de por lo menos dos sujetos: uno que
paga o promete pagar, y otro que ejecuta el homicidio. Ambos son responsables, el
que paga o promete pagar es el instigador; y el que ejecuta el hecho es el autor del
homicidio calificado.
Para que se configure este delito debe existir un pacto, es decir, un acuerdo verbal o
escrito, por el cual se paga o se promete pagar, en retribución de la ejecución del
homicidio. De modo tal, que la simple esperanza de recibir algo por el homicidio no
constituye la figura calificada en estudio.
Existiendo pacto, se configura el delito, sin importar que el precio se pague antes o
después del homicidio.
Inciso 4: Por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación
sexual, identidad de género o su expresión.
Por placer: se trata del individuo que mata para lograr una sensación agradable, un
sentimiento de satisfacción. En otras palabras, un individuo que mata porque le gusta
matar. Quedan comprendidos aquellos que matan por el placer de la sangre o porque
matar le produce un placer sexual.
Pero es necesario aclarar algo. El sólo hecho de que el homicida sienta placer en
haber consumado el hecho, no basta para configurar el agravante. ¿Qué se requiere
entonces? Se requiere entonces que ese placer inhumano de matar haya sido el móvil
principal de la acción.
Por codicia: se tarta de un individuo que mata por una apetencia desordenada de
riquezas. En esta figura no se trata simplemente de actuar con un fin de lucro
(pretender una ganancia o ventaja patrimonial con el crimen), sino de codicia, y ésta
va más allá del fin de lucro, porque encierra un deseo de obtener riquezas (fin de
lucro), pero exagerado, inusitado, desmedido. No importa que la cantidad a obtener
sea grande o chica; es más, cuanto más chico es el beneficio, más indicio de codicias
es.
Ejemplos:
- El hombre que mata a su hermano para quedarse con toda la herencia de sus
padres.
- El sub gerente que mata al gerente para ser designado en su lugar.
- El que mata a otro para no tenerle que pagar una deuda.
Por odio racial o religioso: se configura este delito cuando el delincuente mata a la
víctima porque ésta pertenece a una raza o religión que él odia.
Ejemplos:
- El que mata a la víctima por el solo hecho de ser negro, blanco o amarillo.
- El que mata a otro porque es católico, judío, o mahometano.

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El solo hecho de matar a alguien que pertenece a otra raza o religión no configura ese
agravante. Siempre se requiere que esté presente el elemento subjetivo, es decir, que
la razón determinante del homicidio haya sido el odio racial o religioso.
La figura que estamos analizando, si bien no se refiere expresamente al delito de
genocidio (matanza o exterminio de un grupo nacional, étnico, racial o religioso) lo
comprende en su disposición. En la exposición de motivos de la ley 17.567 se lee:
“contemplamos, también, el homicidio por odio racial o religioso, conforme a la
convención sobre el Genocidio.”
Por odio de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión: el
inciso 4 se trata del individuo que mata por odio a la víctima por el hecho de
pertenecer ésta a un determinado género (masculino o femenino), o a una orientación
sexual determinada (heterosexual, bisexual, homosexual) o por su identidad de género
o su expresión (ej.: se mata a la víctima porque ella nación hombre, pero se viste,
habla y actúa como una mujer).
¿Qué es la identidad de género? Se entiende por identidad de género a la vivencia
interna e individual de género tal como cada persona la siente, la cual puede
corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la
vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o
la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole,
siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de
género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales.
El solo hecho de matar, por ejemplo, a un transexual o a un travesti no configura esta
agravante. Siempre debe existir el elemento subjetivo, es decir, que la razón
determinante del homicidio haya sido el odio al género, a la orientación sexual, a la
identidad de género de la víctima o su forma de expresión.
Inciso 5: Por un medio idóneo para crear un peligro común.
La legislación incrimina con mayor severidad cuando el homicidio se comete por un
medio capaz de afectar a bienes y a personas indeterminadas. En efecto, en el inciso
5º del artículo 80 se sanciona con “reclusión perpetua o prisión perpetua, pudiendo
aplicarse lo dispuesto en el art. 52, al quematare… por un medio idóneo para crear un
peligro común”.2
Con lo dicho, queda en evidencia que “la conducta típica lesiona dos bienes jurídicos:
la vida de la víctima, por un lado; y la seguridad común, por el otro, que comprende la
vida, salud y propiedades de un conjunto indeterminado de personas.” 3

En cuanto al fundamento de la agravante, Donna considera que, esencialmente, se


basa en el uso de un medio que “provoca daños a terceros”, lo que revela una mayor
intensidad criminal y, por ende, mayor culpabilidad. Por su parte, Núñez entiende que
los medios de ejecución del hecho son los motivos de la agravante en cuanto dificultan
las posibilidades de defensa y despiertan una alarma inusitada al crear un peligro
general para los bienes o las personas, que caracteriza y constituye la figura de los
delitos contra la seguridad pública. En cambio, Creus y Buompadre hacen hincapié en
la expansibilidad del delito, puesto que – según sostienen- el poder letal del medio
elegido por el autor facilita la extensión indiscriminada de los daños a terceros
extraños.
2
Asociación pensamiento penal, homicidio agravado por el medio empleado, por Ignacio Carlos Fornari
3
Aguirre Obarrio: “Los Delitos”, TEA, Buenos Aires, 1996, t. I, pág. 135

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Para que sea aplicable este inciso se requieren dos aspectos:
a) Objetivo: La figura requiere que se mate empleando un medio idóneo para
crear un peligro común. Estos delitos catastróficos pueden ser cualquiera de
los previstos en el Titulo VII (delitos contra la seguridad pública): incendio,
explosión, inundación, desmoronamiento, atentados contra los medios de
transporte, entre otros.
Pero la sola utilización de estos medios no basta para configurar esta
agravante, pues el medio debe ser empleado en circunstancias en que pueda
producir un peligro común. Ejemplo: si para matar al capitán de una nave se
produce el naufragio de la misma en un momento que el capitán navegaba
solo, la agravante no funciona; en cambio, funciona la agravante si el buque va
cargado de tripulantes y/o pasajeros.
No es preciso que el peligro común se produzca efectivamente: basta que el
medio empleado, en las circunstancias en que se emplea, sea idóneo, es decir,
sea capaz de crear el peligro común.
Ejemplo: si para matar a la víctima, el homicida la prendió fuego al
departamento de ésta, hay homicidio agravado, aun en el caso de que el fuego
no alcance a propagarse a los demás departamentos. El peligro común, si bien
no se concretó, existió, ya que se pusieron en peligro los bienes y las vidas de
los moradores de los otros departamentos vecinos.
Buompadre sostiene que el medio es idóneo para crear un peligro común si
posee capacidad para colocar en riesgo de daño a bienes o personas en forma
indeterminada. La exigencia de peligro común se refiere a la falta de dominio
por parte del autor, por lo que el peligro se extiende a personas y bienes
indeterminados
b) Subjetivo: en la figura del artículo 80 inciso 5, la intención o finalidad del
delincuente debe ser matar. Es preciso que el medio catastrófico sea utilizado
dolosamente por el autor para matar. Esto nos permite distinguir esta figura de
los delitos del título VII (delitos contra la seguridad pública):
- En el artículo 80 inciso 5, la intención es matar, y para ello se utiliza un medio
idóneo o capaz de crear un peligro común.
- En los delitos contra la seguridad pública, la intención es crear un peligro
común y no matar, aunque este resultado pueda producirse
preterintencionalmente.
En conclusión, para satisfacer el aspecto subjetivo del art. 80 inc. 5, la voluntad del
sujeto activo debe ser matar a otra/s persona/s, a cuyo fin elige un medio de comisión
que sabe que es idóneo para generar un peligro común, ya que también quiere –o al
menos acepta la posibilidad- que su conducta ponga en riesgo a otras personas y
bienes indeterminados. Por último, encuentro apropiado recordar que para completar
las exigencias de la tipicidad subjetiva resulta suficiente que el sujeto haya querido y
aceptado que ponía en riesgo concreto la seguridad común, sin que sea necesario que
también haya querido o aceptado la materialización de los resultados concomitantes
provocados.
Inciso 6: Con el concurso premeditado de dos o más personas.
La agravante se funda en la mayor indefensión de la víctima ante el número de
agresores. Esta figura de homicidio agravado requiere dos aspectos:
A) Aspecto objetivo: es necesario que en el hecho intervengan, por lo menos 3
personas, ya que la ley se refiere al que matare junto con otras 2 o más

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personas. Se requiere la presencia activa por lo menos de 3 al momento
consumativo. “La agravante exige matar con o mediante el concurso premeditado de
dos o más personas, lo que supone la concurrencia de al menos uno de los
intervinientes en calidad de autor, sin perjuicio de que la participación de los otros dos
intervinientes pueda consistir en la realización de un aporte sustancial en la etapa
preparatoria.”4
B) Aspecto subjetivo: se requiere el concurso premeditado, es decir, que los
autores se hayan puesto de acuerdo previamente, para actuar juntos para
matar. No es necesario que hayan hecho un plan de acción, ni que se hayan
premeditado los medios; LO QUE DEBE SER PREMEDITADO ES EL HEHCO
DE ACTUAR EN CONCURSO.
“Toda premeditación es anterior al hecho y supone que los intervinientes se
han puesto de acuerdo para matar en concurso de ese modo. La
preordenación o planificación anterior al hecho tiene que manifestarse en la
ejecución, pese a que no es necesario que se exija que al menos tres personas
estén frente a la víctima.”5

Inciso 7: Para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar
sus resultados o procurar la impunidad para sí o para otro o por no haber
logrado el fin propuesto al intentar otro delito.
El código ha adoptado el sistema de la conexión, entendido como exigencia no
solamente del concurso con otro delito, sino, además del elemento subjetivo
caracterizado por el propósito definido, específico de matar para preparar, facilitar u
ocultar otro delito o asegurar la impunidad, o matar por no haber logrado el fin que se
propuso al intentar otro delito.
Un ejemplo sería que un delincuente mata a una mujer que acaba de violar para evitar
que ella lo denuncie. Este hecho encuadra en la figura del artículo 80 inciso 7, pues lo
hace para ocultar el delito; en cambio, si la muerte se hubiese producido como
resultado de la violación, pero sin que el delincuente se lo hubiese propuesto,
estaríamos ante la figura del artículo 124.
Otro ejemplo sería el homicidio conexo al robo (latrocinio), en el cual se mata para
perpetrar o facilitar un robo, hipótesis que encuadra dentro del inciso, ya que el ladrón
mata para robar. Si, por el contrario, la muerte de la víctima se hubiera producido
ocasionalmente, sin que exista aquella conexión subjetiva por parte del autor,
encuadraría dentro del artículo 165.
No debe confundirse este supuesto con art 165 del CPN que establece que “Se
impondrá reclusión o prisión de diez a veinticinco años, si con motivo u ocasión del
robo resultare un homicidio”. Lo que caracteriza al homicidio criminis causae es la
conexidad ideológica, es decir, en el ánimo del autor, de la muerte con la comisión, el
resultado o los responsables de otro delito. Falta esta conexión en el caso del
homicidio resultante con motivo u ocasión de robo (art. 165 CP). En este caso, el
homicidio no es un medio para cometer el robo, sino una resultante de los actos
realizados por el ladrón para robar (con motivo del robo) o de los actos eventuales

4
Asociación de pensamiento penal, homicidio agravado por el modo de comisión, por Carolina Bressia y
Javier A. De Luca.
5
Asociación de pensamiento penal, homicidio agravado por el modo de comisión, por Carolina Bressia y
Javier A. De Luca.

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realizados por él u otras personas mientras se intentaba o consumaba el robo o se
procuraba la impunidad de los responsables.
En ambos casos, no es el homicidio el objetivo central de la acción, sino el otro delito,
ya sea que su ejecución haya sido el medio elegido para llegar al fin perseguido con el
otro hecho o que el autor lo haya considerado necesario o conveniente para otros
determinados aspectos de ese hecho, o bien que la decisión surja como consecuencia
de no haber obtenido el fin que se propuso al intentar otro delito. En un caso el
homicidio está en conexión con el otro delito por el fin perseguido (homicidio
finalmente conexo); en el otro, la causa del homicidio es el “fracaso” de un hecho
punible anterior (homicidio causalmente conexo).
En el homicidio finalmente conexo, el autor mata para lograr algo relacionado con el
otro hecho delictuoso. Es decir que no se detiene en su propósito de lograr el fin
perseguido (cometer el otro delito, ocultarlo, buscar su impunidad), aun habiendo
previsto que será necesario o conveniente a sus fines cometer un homicidio. Este
menosprecio por la vida humana ante un propósito delictuoso, que caracteriza esta
modalidad del homicidio, justifica por sí solo la agravación.
1. En primer lugar, el homicidio se realiza con el fin de cometer otro delito, que
tanto puede serlo por quien mata como por otra persona. De esta forma, el
homicidio se tipifica tanto para preparar, facilitar, como directamente consumar
otro delito.
2. En segundo lugar, el homicidio se comete con el fin de ocultar otro delito, como
ser la muerte de una persona para que no delate al autor o evitar que el hecho
sea descubierto; Núñez da el ejemple de matar al policía que está investigando
el hecho.
3. En tercer lugar, se puede cometer el homicidio con el fin de asegurar los
resultados de otro delito.
4. Por último, se comete el homicidio con el fin de asegurar la impunidad, tanto
para sí mismo como para otra persona. El otro delito del que habla la ley tanto
puede ser doloso como culposo o preterintencional. Esta es una excepción ya
que el resto del inciso solo se refiere a delitos dolosos, pues solo así el autor
puede proponerse prepararlo, facilitarlo, consumarlo o asegurar sus resultados.
De igual modo se deben excluir las contravenciones, porque la ley solo habla
de delitos.
En este supuesto de conexidad no es necesario que el otro delito se haya cometido, ni
siquiera tentado. En el caso de que el otro delito haya sido tentado o consumado,
existiría concurso real entre el segundo hecho y el homicidio.
Tampoco es necesario que coincidan las personas entre ambos delitos. Es posible que
uno mate para preparar, facilitar u ocultar el delito de otro, para que otro lo consume o
para asegurarle los resultados. Cuando se trata de lograr la impunidad, el hecho
conexo al homicidio debe ser la obra del autor o del otro. La ley anteriormente se
limitaba al propósito de procurar la impunidad para sus cooperadores, pero la versión
actual, puede tratarse de cualquiera ajeno al hecho. Como ejemplo se puede dar el
caso de una persona que, a los fines de ocultar un homicidio culposo de la esposa,
que ocupa un cargo alto en el gobierno, mata a un vagabundo que es el único testigo
que existe.
Soler explica el aspecto subjetivo de esta figura, al señalar un desdoblamiento
psíquico: su psiquismo tiende directamente a otra cosa distinta para cuyo logro la

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muerte- a la cual la acción también se dirige- aparece para él como medio necesario o
simplemente conveniente o favorable.
El homicidio causalmente conexo existe cuando el autor mata por no haber obtenido
el resultado que se propuso. La idea de matar nace de esa frustración; es la reacción
del homicida ante el fracaso. Para ello es necesario que antes del homicidio se haya
cometido o intentado otro delito. La mayor pena existe por un mayor injusto por parte
del autor, había cuenta de que, al no haber obtenido el resultado que se había
propuesto, que ya era delictivo, mata. Es una conexión de tipo impulsivo y poco
importa si la víctima del homicidio también lo fue del primer delito que ha fracasado, o
es totalmente ajena a él.
Si se analiza lo dicho hasta ahora, se verá que la cuestión no solo es psicológica, sino
también normativa. Se le imputa al sujeto que, “para” o “por”, realiza un nuevo delito y
por ello, la imputación ahora es mayor. El Derecho decide, sobre esa base, imputar un
calificante y esto es estrictamente normativo.
Subjetivamente se requiere dolo directo, ya que por la estructura de los tipos penales
en cuestión no es admisible el dolo eventual. El autor mata con un fin determinado, o
porque no pudo consumar otro ilícito. Desde esta perspectiva, no es admisible el dolo
eventual, ya que la dirección de la voluntad del autor no lo admite.
Asimismo, la tentativa y la consumación se refieren al homicidio, de modo que, muerta
la víctima, no es necesaria la consumación del delito conexo.
En este homicidio cualificado es posible la tentativa, que se rige por los principios
generales, como también la participación.
¿El otro delito debe ser doloso?
a- Pate de la doctrina entienden que el otro delito debe ser doloso, ya que no
conciben la finalidad de preparar, facilitar, consumar, ocular o procurar la
impunidad de un delito culposo, ni de actuar por despecho ante el fracaso de
un delito culposo.
b- Otros autores entienden que bien puede recurrirse al homicidio para ocultar un
delito culposo o para asegurar la impunidad del autor. Ejemplo: maneja por la
ruta y atropella culposamente a un peatón causándole lesiones (delito de
lesiones culposas); y para evitar que la víctima lo denuncie, la mata.
c- Otros juristas entienden que habría “concurso material”, por entender que una
vez que el delincuente cometió el homicidio, si además roba, es porque quiere.
De cualquier modo, esta cuestión carece de importancia práctica, porque la
pena prevista para el homicidio agravado es de prisión o reclusión perpetua.
Jurisprudencia:

1- Homicidio criminis causae.

La conducta constitutiva del delito de homicidio criminis causae


se configura cuando el accionar del enjuiciado está directamente
enderezado a dar muerte a quien iba a desapoderar de efectos de
valor. Teniendo en cuenta que el ataque que emprendió el
imputado contra la víctima, tuvo el irrefutable propósito de
causarle la muerte, se comprueba la conexión objetiva del
homicidio con el robo y, subjetivamente, el propósito del

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imputado de lograr su impunidad causándole la muerte, resultado
que no pudo suceder por causas ajenas a su voluntad -el
proyectil se trabó en la corredera-. (Dres. Riggi, Gemignani y
Hornos).

Magistrados : Hornos, Gemignani, Riggi.


Registro nº 2763.14.4.
Méndez, Matías s/rec. de casación.
3/12/14
Causa n° : 41/2014.
Cámara Federal de Casación Penal.
Sala : IV.

2- Homicidio. Agravado. Criminis causae. Artículo 80, inciso 7° del C.P.


Configuración.

Sumario : El accionar emprendido por los incusos, al disparar


mortalmente a la víctima con el arma que portaban, aparece
indudablemente encaminado a procurar la impunidad del ilícito
perpetrado, superando el escollo que se les representaba el
conocimiento de sus identidades por parte de la víctima, tal
como lo explicaran los jueces en la sentencia. En consecuencia,
en el caso aparece claramente definida la relación de medio a
fin, característica del homicidio criminis causae. Sin que sea
necesario, para aplicar esta figura, que los integrantes del
grupo preordenaran el homicidio, porque el dolo de matar para
consumar el robo o procurar su impunidad no reclama ese
propósito; sólo es requisito que la decisión se confunda con
la ejecución de los disparos mortales que puede tomarse en el
momento mismo del hecho. (Voto del Dr. Tragant adhiriendo al Dr.
Riggi, Dra. Ledesma en disidencia parcial).

Magistrados : Riggi, Ledesma, Tragant.

Registro n° 200.07.3.
A., J. L. y otra s/recurso de casación.
9/03/07
Causa n° : 7384.
Cámara Nacional de Casación Penal.
Sala : III.

3- Homicidio criminis causa. Artículo 80, inciso 7 del C.P.


Tipo.

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Sumario : El tipo penal descripto por el art. 80, inc. 7 del
C.P. castiga a quien matase a otra persona para preparar,
facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus
resultados o procurar la impunidad para sí o para otro o por no
haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito. De este
modo, el delito se conecta subjetiva o ideológicamente con el
otro ilícito. Es necesario que siempre se encuentre, la
siguiente ecuación: un delito medio (homicidio) y un delito fin
(el otro delito, en nuestro caso el robo) ambos conectados entre
sí subjetivamente ("para" o "por"). Esta conexión ideológica se
relaciona -en la línea trazada por el sentenciante: para otra
finalidad delictiva- de dos maneras: el homicidio se comete con
el fin de ocultar el otro delito o se lo realiza con el objeto
de asegurar el resultado del otro ilícito. Lo relevante es
determinar si, en el momento del hecho, estuvieron presentes en
la conciencia del autor los motivos previstos por la ley penal.
Por esta razón, el agravante subsiste aun cuando el autor crea
erróneamente que el homicidio posibilitará la concreción del fin
propuesto y aun cuando no esté convencido de lograrlo. En el
caso, la conducta desarrollada por el imputado se encuentra
abarcada por ambas posibilidades pues, con el objeto de ocultar
el robo y de asegurar el resultado del mismo, disparó -sin
lograr su finalidad- contra el testigo. Sin embargo, y conforme
los hechos probados por el a quo, también es posible sostener
que la tentativa de homicidio tenía como finalidad lograr la
impunidad de la sustracción. (Voto de la Dra. Ledesma, los
Dres. Capolupo de Durañona y Vedia y Riggi en disidencia
parcial).

Magistrados : Ledesma, Riggi y Capolupo de Durañona y Vedia.


Registro n° 666.05.3.
Prada Ponce, Alexis Juan s/recurso de casación.
31/08/05
Causa n° : 5387.
Cámara Nacional de Casación Penal.
Sala : III.

4- HOMICIDIO. CALIFICADO. CRIMINIS CAUSAE:


Configuración. Imputados sorprendidos por la
autoridad policial momentos después de consumar el
desapoderamiento y en las inmediaciones del lugar del hecho.
Disparo por uno de ellos de su arma ante la orden de detención
impartida por el funcionario.

El homicidio "criminis causae" se configura para preparar,

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facilitar, consumar u ocultar otro delito, o para asegurar sus
resultados, procurar la impunidad para sí o para otro o por no
haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito: debe
existir relación causal entre un hecho y otro, debido a que el
homicidio es un medio para conseguir lo que se propuso el autor.
"...Cuando el ladrón va decidido a violentar físicamente a sus
víctimas y de esa violencia resulta, ocasionalmente, la muerte de
alguien se da la hipótesis prevista en el art. 165, C.P...". En
cambio, cuando el homicidio entró desde el primer momento en los
planes del ladrón, cuando éste da muerte a alguien, para perpetrar
el robo, entonces caemos dentro del art. 80, inc. 7°, C.P.
Igualmente puede ocurrir que el ladrón no haya pensado matar, pero
al interponerse una persona que no contaba en sus planes, la mata
(sea para lograr la impunidad, sea para consumar el hecho) (*), en
este caso, se trata también de un homicidio agravado, porque hay
dolo directo de matar, que obedece a alguno de los propósitos
enunciados en el art. 80, inc. 7°, C.P. (**)

Valdovinos, Barbarosch, Navarro (en disidencia)


RECALDE, Gustavo A. y otro
24/10/97
c. 7.594
C.N.Crim.
Sala IV

5- Criminis causae. Tentativa. Configuración.

La circunstancia de que el encausado se hallara a bordo de un


vehículo sustraído y su reacción ante la presencia de la
autoridad -comenzó a disparar en dirección a los integrantes de
la prevención-, permiten conectar ambos injustos y sostener que
pretendió ocasionar la muerte del personal policial a efectos de
lograr su impunidad respecto de la tenencia del rodado de origen
ilícito, configurándose así la doble tentativa de homicidio
criminis causae (art. 80, inc. 7°, C.P.).

González, Elbert, Escobar.


17869_6
MONSTANS FEIJO, Reimar.
20/12/01
Bol. Int. de Jurisp. N° 4/01, pág. 297.
c. 17.869.
C.N.Crim. y Correc.
Sala VI.

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Inciso 8: A un miembro de las fuerzas de seguridad pública, policiales o
penitenciarias, por su función, cargo o condición.
Fundamentos utilizados para la inclusión en el Código Penal. En el Proyecto de ley de
la Cámara de Diputados de la Nación, se encuentran los fundamentos que sostuvieron
los legisladores para impulsar la iniciativa de agregar un nuevo inciso al artículo 80 de
Código Penal. 1. Por lo numerosos acontecimientos que tuvieron lugar entre los años
2000 y 2002 que dieron como resultado la muerte de miembros de las fuerzas legales
en diversos puntos del país en cumplimiento de sus funciones específicas llevó a
considerarse la conveniencia de implantar en nuestra legislación penal la calificación
de aquellos homicidios. 2. El grado de violencia que han ejercido los delincuentes
demostrando un absoluto desprecio por la vida de estos servidores públicos, reflejando
un alto grado de alevosía y crueldad. 3. Legislaciones de diversos países contemplan
como agravante de la pena que corresponde al delito de homicidio que el mismo fuera
perpetrado contra oficiales de la ley en ejercicio de sus funciones. 4. La necesidad de
que el Estado proteja de la mejor manera posible a sus agentes que combaten la
delincuencia. 5. La indudable e innegable peligrosidad social de aquellos malvivientes
que no dudan en enfrentar a las fuerzas de seguridad con tal de cumplir su propósito
delictivo o asegurar su fuga para evitar ser puestos a disposición de la Justicia. 6. La
necesidad de nuestra sociedad por lograr una mayor seguridad, y en la de las fuerzas
de seguridad de contar con leyes que ayuden y protejan en su lucha contra la
delincuencia. 7. Haciendo uso de la pena como prevención general, que los
potenciales autores de un delito se vean intimidados de enfrentarse con un agente del
orden por las consecuencias jurídico-penales que ello le acarrearía. Asimismo, desde
el punto de vista de la prevención especial es justo castigar más severamente al
delincuente agresor de un funcionario, representante del Estado, que tiene la difícil
tarea de proteger a la comunidad reprimiendo el delito en el marco de la ley. 8. El firme
convencimiento que este personal se encuentra más expuesto y necesita mayor
cobertura legal por parte del ordenamiento penal.
El inciso 8 fue incorporado por la ley 25.601 (junio del 2002). Se requiere para que
funcione la agravante que la víctima sea miembro de las fuerzas de seguridad, sea por
su función, cargo o condición. Es decir que si una persona mata a un policía u otra
persona perteneciente a las fuerzas de seguridad sin saberlo (ej. Estaba vestido de
civil), la agravante no funcionaría y sería un homicidio simple.
En este inciso encuadra: el ladrón que mata al policía que lo persigue; el preso que
mata al carcelero; la persona que, por rencor a la policía, mata al agente que está en
la vía pública de consigna, etc.
Requisitos Objetivos. La acción típica consiste en causar la muerte de algunos de los
sujetos establecidos en la norma. Cualquier medio es idóneo para conformar el tipo,
siempre que no sea un medio calificante de otra figura. Cualquier persona puede ser
sujeto activo, sin embargo, en cuanto al sujeto pasivo, se requiere en la víctima una
determinada condición, en este caso, el requisito exigido es de pertenecer, ser
integrante, de una fuerza de seguridad pública, policial o penitenciaria.
Requisitos Subjetivos. La sola calidad de la víctima no es suficiente para concretar la
agravante, pues el homicidio debe conectarse subjetivamente con ella. El autor debe
matar motivado por la condición o el cargo que la víctima tiene o desempeña (p. ej. Lo
mata porque es policía). Teniendo en cuenta la especial subjetividad que requiere la
figura delictiva, el error sobre la existencia de la condición, cargo o cualidad funcional
del sujeto pasivo constituye un error de tipo que excluye la circunstancia agravante.

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Tentativa. El delito se consuma con la muerte de alguno de los sujetos pasivos a que
se refiere la norma. Por tratarse de un delito de resultado, la tentativa es posible
Inciso 9: Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de
las fuerzas de seguridad, policiales o del servicio penitenciario.
Inciso incorporado por la ley 25.861 (diciembre del 2003), a raíz de numerosos casos
de abuso policial.
Se plantea este agravante debido a la posición de superioridad frente a sus victimas
en que se encuentran los autores que han sido armados por el Estado para su defensa
y, abusando de sus funciones, cometen homicidio.
Requisitos objetivos: el delito requiere la muerte de cualquier persona ocasionada por
el abuso de la función o el cargo de un miembro de las fuerzas de seguridad, policiales
o penitenciarias.
Sujeto pasivo puede ser cualquier persona, incluso un miembro de las fuerzas de
seguridad. Sujeto activo debe ser un integrante de las fuerzas de seguridad, policiales
o del Servicio Penitenciario. Los autores, pues, son las mismas personas que resultan
victimas en el inciso anterior. Se trata de un delito especial impropio que solo puede
ser cometido por un sujeto que reúna las condiciones exigidas por la ley.
El autor, al momento del hecho, debe encontrarse ocupando el cargo o
desempeñando la función propia de la fuerza a la que pertenece, pues solo quien
ocupa un cargo publico o desempeña una función publica puede abusar de ella. No
quedan alcanzados por la agravante aquellos funcionarios que han renunciado al
cargo o a la función pública.
Requisitos subjetivos: no basta la sola cualidad funcional del autor; es necesario que
mate abusando del cargo o función pública. Abusa del cargo o de la función quien
aprovecha las facilidades que le otorga la condición que ostenta para cometer el
homicidio. Por consiguiente, el delito es compatible solo con el dolo directo.

Inciso 10: A su superior militar frente a enemigo o tropa formada con armas.
Por ser la víctima un superior militar del victimario. Se requiere en ambos autor y
víctima, la condición de militar y que a la víctima se le haya dado muerte frente al
enemigo o tropa formada con armas. Este inciso fue incorporado por la ley 26.394
como consecuencia de la derogación del Código de Justicia Militar y de todas las
normas y disposiciones de carácter interno que lo reglamentaban.
Por el término “militar” se designa a toda persona que revista el estado militar en el
momento del hecho conforme a la ley orgánica para el personal militar. Los
funcionarios públicos civiles que integran la cadena de mando se encuentran
asimilados al personal militar con relación a los delitos que cometan en su carácter de
tales, cuando produzcan actos o impartan órdenes o instrucciones como integrantes
de la cadena de mando si las mismas implican comisión del delito o participación en el
mismo.
11. A una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare
violencia de género. (inciso incorporado por art. 2° de la Ley N° 26.791 B.O.
14/12/2012)

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El inciso 11 es introducido al Código Penal por la Ley 26.791 el 14 de Diciembre de
2012 estableciendo el femicidio, el cual no es una figura autónoma sino un agravante.
Es un tipo agravante del homicidio por la condición del sujeto pasivo y de un
contexto ambiental determinado, siendo el sujeto pasivo requerido la mujer y el
contexto ambiental la violencia de razón de su género.
El Código Penal no define a que se refiere cuando expresa “mediare violencia de
género” por lo cual, el juez debe remitirse a las leyes que reglamenten su ejercicio y al
ordenamiento internacional y nacional.

Para comprender este agravante necesitamos delimitar la cuestión de a qué se


denomina “violencia de género” y cuando media esta misma, para esto recurriremos a
3 secciones:

● Primera: ordenamiento vigente internacional


● Segunda: leyes nacionales
● Tercera: jurisprudencia.

Dentro de la normativa internacional nos encontramos con la Convención de Belém


do Pará (Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia
contra la Mujer) que en su Art. 1 establece que violencia contra la mujer es: “Cualquier
acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico a la mujer, tanto en ámbito público como en el privado” 6. De la
misma manera lo apoya la C.E.D.A.W. (Convención sobre Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer) en su Recomendación General Nº 19 define
“violencia por razones de género” como “violencia dirigida contra la mujer porque es
una mujer” o “que afecta a la mujer desproporcionadamente, como discriminación”.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso del Penal Castro Castro
vs. Perú establece fijar el Art. 5 de la CADH (derecho a la integridad personal) fijando
sus alcances con la interpretación y disposiciones referidas al caso de la Convención
de Belém do Pará y la C.E.D.A.W. .Podemos recalcar que la CorteIDH se remite a la
definición de violencia de género encontrada en la Convención de Belém do Pará,
para resolver el presente caso.
En el caso Caso Perozo y otros vs. Venezuela 7 determina “que no toda violación de un
derecho humano cometida en perjuicio de una mujer conlleva necesariamente una
violación de las disposiciones de la Convención de Belém do Pará”

Prosiguiendo a la segunda sección a tratar, en la normativa interna Argentina se


encuentra la Ley Nº 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollan sus
Relaciones Interpersonales, en su Art. 4 define violencia contra la mujer como “toda
conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en ámbito público
como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad,

6
La Convención Belém Do Pará fue ratificada en la República Argentina por la
ley 24.632 en el año 1996, quedando incluida en el bloque de tratados
internacionales con jerarquía constitucional del art. 75 inc. 22 de la
Constitución Nacional Argentina.
7
Caso Perozo y otros vs. Venezuela; Sentencia del 28 de Enero de 2009
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dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así
también su seguridad personal”.

Terminando con la 3era sección para comprender qué es violencia contra la mujer nos
referiremos a la jurisprudencia en dicha cuestión.
La Suprema Corte de Justicia de Mendoza en el caso SPILA MARIA VICTORIA C/
DIRECCIÓN GENERAL DE ESCUELAS P/
ACCIÓN DE AMPARO 8 dijo que ““La violencia de género es aquella que utiliza el
varón contra la mujer cuando usa su poder y su injustificada supremacía cultural y/o
económica y, se da no solamente en la pareja heterosexual de adultos, sino también
en todos los grupos sociales. No sólo abarca la violencia doméstica o actos de
violencia física, sexual, psicológica, emocional, económica, dentro del ámbito familiar
si no que abarca la perpetrada en la comunidad en general, que puede ir desde los
actos como el abuso sexual, la trata de mujeres o la prostitución forzada, hasta el
acoso y las intimidaciones en el trabajo o en instituciones educacionales”.
En lo Nacional nos remitimos a lo dicho por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 16 el
cual expresó que “La violencia contra las mujeres abarca una serie de atentados cuyo
común denominador no es otro que la presencia de un sujeto pasivo femenino que es
objeto de maltrato por su pertenencia a ese género y cuyo agresor se caracteriza por
pertenecer al género opuesto. La violencia de género tiene también, además de esta
caracterización binaria de sus protagonistas (hombre-mujer), un componente subjetivo,
misógino, que es el que guía la conducta del autor: causar un daño por el hecho de ser
mujer. Por lo tanto y como antes se dijo, no cualquier ejercicio de violencia contra una
mujer es violencia de género, sino sólo aquélla que se realiza contra una persona por
el hecho de pertenecer al género femenino” 9 esto nos orienta a que existe en este tipo
un elemento objetivo y uno subjetivo.
● Elemento objetivo: Que sus protagonistas sean el sujeto activo hombre
y el sujeto pasivo mujer.
● Elemento subjetivo: Misoginia proveniente del sujeto activo
Cabe destacar que no cualquier acto de violencia perpetrado por un hombre hacia una
mujer encuadrara en violencia de género.

Como para finalizar podemos concluir que, analizado lo ut-supra, la violencia de


género es la violencia contra la mujer (nunca pudiendo configurarse la violencia contra
el hombre como violencia de género) y que dicha violencia no es de cualquier tipo sino
una por su género o sexo y que se padece por el mero hecho de “ser mujer”,
implicando todo acto de violencia física, sexual, psicológica, moral, y patrimonial. La
violencia de género está basada en la discriminación y en las relaciones desiguales de
poder.

Otro dato para agregar es la sentencia que da nombre al femicidio, "Fernández,


Corina c/ Weber, Javier s/ tentativa de homicidio".
Corina Fernández, esposa de Javier Claudio Weber sufrió durante más de 10 años
amenazas de muerte y múltiples humillaciones de su pareja. Llegó a realizar hasta 80
8
Sala N° 1; Expte. N° 110.161; Fecha: 25/06/2014.
9
Tribunal Oral en lo Criminal Nº 16; Causa N° 4.026; “H., A. E.”; Sentencia del
31/05/2013.
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denuncias en su contra, las cuales desencadenaron en una orden de acercamiento, la
cual el denunciado no cumplió. Por dicho incumplimiento Javier Weber fue llevado a
juicio donde fue condenado a 1 año y 6 meses de prisión en suspenso por encontrarlo
culpable responsable del delito de amenazas. En 15 días fue puesto en libertad y
baleó a su ex- mujer.
El Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 9 de Capital Federal el 23 de Agosto de 2012
dictaminó aun no estando vigente en nuestro Código Penal la figura del femicidio lo
siguiente:
“No cabe duda de que la muerte de una mujer a consecuencia de la violencia de
género constituye una categoría sociológica claramente distinguible y que ha adquirido
especificidad normativa a partir de la Convención de Belém do Pará. No hay razón, en
consecuencia, para no darle nombre y, en tal sentido, cabe señalar que la conducta de
Javier Claudio Weber constituye un intento de femicidio, entendiendo por tal la muerte
de una mujer –o de una persona con identidad femenina– ejecutada por un varón en
razón del género. El femicidio es, en sí mismo, la expresión extrema de la violencia de
género por cuanto implica la negación de la vida misma”.10

Inciso 12: Con el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se
mantiene o ha mantenido una relación en los términos del inciso 1.
Cuando en el caso del inciso 1 de este artículo, mediaren circunstancias
extraordinarias de atenuación, el juez podrá aplicar prision o reclusión de ocho
(8) a veinticinco (25) años. Esto no será aplicable a quien anteriormente hubiera
realizado actos de violencia contra la mujer víctima.

La ley 26.791 modificó el art 80 del C.P en 5 partes. Una de ellas consistió en
incorporar un inc 12 como último agravante del homicidio.
Existe, una triangulación delictiva entre el autor, la víctima y en tercero eventual
damnificado. El autor debe matar con el fin de afligir (Causar tristeza o angustia moral)
a un tercero. Ese tercero, a su vez, debe ser “una persona con la que se mantiene o
ha mantenido una relación en los términos del inc 1”.
El homicidio por venganza transversal es un tipo remisivo. Supone que para vengarse
de un enemigo, se mata a una persona que a este le es querida, para causarle una
grave aflicción moral, o se mata a una persona de la cual el enemigo obtiene
beneficios, para causarle un daño pecuniario.

López Gómez : “ El autor del crimen obra por resentimiento, odio, deseo de venganza
en contra de una persona, y para dañarla y perjudicarla moral o materialmente, no
vacila en perpetrar un homicidio que sabe le ocasionará un grave padecimiento,
aflicción o daño; Se trata de un homicidio que es tomado como medio para lograr el
proclive fin de la venganza, quien así obra, quien destruye una vida humana con la
finalidad de causar un daño a otro, demuestra la mayor perversidad, pues sacrifica a
un ser inocente contra el que nada tiene y el que nada puede tener del homicida, para
conseguir sus turbios propósitos de venganza”.

T.O.C N° 9 CABA; “F. C/ WEBER JAVIER P/ HOMICIDIO AGRAVADO POR EL


10

USO DE ARMA DE FUEGO EN GRADO DE TENTATIVA…”; Sentencia del


23/08/2012
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Altavilla: “La venganza transversal representa una de las manifestaciones de mayor
criminalidad y puede asumir dos formas, pues no pudiendo alcanzar al responsable del
mal que se lamenta, se desahoga sobre un inocente, y esto para liberarse del arrebato
emotivo, como sucede en algunos delitos repentinos en que, habiéndose escapado el
autor del daño lamentado, se castiga a alguno de sus amigos o a un transeúnte
inocente, porque la venganza se alimenta de aquel rencor genérico”.

El crimen pasional y la violencia intrafamiliar suelen ser campos propicios para la


venganza transversal. Ej: La mujer que asesina a sus 2 hijos en el cumpleaños de su
marido, la que mata a sus hijos cuando su exmarido consigue la guarda judicial.

El art 80 inc 1 del cual el inc 12 deriva para completarse, se refiere a “una relación de
pareja, mediare que no convivencia”.
El art 509 del código civil y comercial legisla acerca de la unión convencional, que es
una clase de pareja. El C.P excluye esta categoría civilista al aclarar “mediare o no
convivencia”. La pareja es la relación afectiva entre una pluralidad de personas con
miras a la satisfacción actual o potencial de la sexualidad. Es afectiva porque los
miembros deben sentir inclinación mutua, especialmente de amor y cariño. Es de
pluralidad porque debe amparar por igual las relaciones de personas y es con miras a
la satisfacción sexual, ya que sin este requisito, puede aplicarse a cualquier relación
(por ejemplo, la amistad).

Jurisprudencia: CARRANZA, YOHANA ANTONELLA C/LEDESMA JUAN PABLO


s/VIOLENCIA FAMILIAR"

En la ciudad de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, a los veintiún días
del mes de febrero del año dos mil dieciocho se constituyeron en el Salón de la
Excma. Cámara de Apelaciones, los Sres. Vocales del Tribunal de Juicios y
Apelaciones de la misma, Dres. Rubén Alberto CHAIA, Mariano Sebastián MARTINEZ
y Fabián Bernabé LOPEZ MORAS asistidos de la Directora de OGA

Delitos de HOMICIDIO DOBLEMENTE AGRAVADO POR EL VINCULO y LA


ALEVOSIA (Art. 80 Incs. 1o y 2o del Cód. Penal), HOMICIDIO AGRAVADO POR EL
VINCULO, la VIOLENCIA DE GENERO y el ENSAÑAMIENTO (Art. 80 Incs. 1o, 11o y
2o del Cód. Penal), HOMICIDIO AGRAVADO POR LA VENGANZA TRANSVERSAL
(Art. 80 Inc. 12o del Cód. Penal).

Juan Pablo Ledesma, argentino de 31 años fue condenado a la pena de prision


perpetua por los asesinatos de su ex esposa, Yohanna Carranza, de 23 años , de las
hijas de ambos Luisana de 5 años y Candela de 7 años y del concubino de la mujer,
Carlos Peralta de 27 años . Los crímenes fueron cometidos en la madrugada del 7 de
noviembre del 2016 en el barrio 134 viviendas, en Concepcion del Uruguay. La
sentencia fue dada por el tribunal integrado por Rubén Chaia, Mariano Martínez y
Fabián López Moras.
El crimen lo realizó empleando un arma blanca de tipo cuchillo, se dirigió al domicilio
de su ex pareja con sus hijas. Comenzó apuñalando tres veces a Carlos Vicente
Peralta, produciéndole una hemorragia aguda que lo condujo a un shock hipovolémico

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y en la cocina-comedor de la finca, ello con el propósito de causar sufrimiento a la Sra.
Carranza por mantener con éste una relación afectiva con este, sus hijas salieron
corriendo y llorando del interior de la vivienda para solicitar a su vecino que llamara a
una ambulancia, sin embargo Ledesma las tomó entre sus brazos y las volvió a
ingresar al interior de la morada, cerrando todas las puertas, seguidamente hirió en
varias partes del cuerpo a la Sra. Carranza con la finalidad de causarle el mayor
padecimiento posible. Johana Carranza fallece por hemorragia masiva. Por último se
dirige hacia la habitación donde se encontraban sus hijas provocándoles la muerte por
hemorragia masiva como consecuencia de dos lesiones corto-punzantes en el cuello.
Luego de haber acometido a sus víctimas pretendió fraudulentamente responsabilizar
del crimen a la víctima, Carlos Peralta, colocó el arma asesina en la mano de Carlos
Peralta que se encontraba muerto en el piso junto a Yohanna Carranza.

Cabe destacar que había una denuncia radicada por la Sra. CARRANZA, de fecha 08
de Agosto de 2.016 motivada en sucesivos malos tratos y situaciones de violencia a
los que fuera sometida por su esposo dada la relación desigual de poder, trámite en el
que se le impusieran medidas de restricción -vigentes a la fecha del hecho- en virtud
de la cual tenía prohibido acercarse a la Sra. CARRANZA, desobedeciendo con su
accionar la orden emanada por eso también se le atribuyó el incumpliendo judicial ( Art
239 C.P)

Preguntas:
1. ¿En qué consiste el delito de Homicidio del art 79? ¿Es doloso?
2. Juan, para robarle a Rosa, le dispara tres veces, dándole muerte, ¿bajo qué
figura tipificaría el ejemplo? ¿Podría encuadrarse el agravante de violencia de
género ya que el sujeto pasivo es una mujer y el sujeto activo un hombre?
3. ¿En qué consiste el ensañamiento? ¿Y la alevosía?

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