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Sol Aylagas

Psicopatologia: ‘’un caso’’


Historia clínica.

El cliente es varón, 20 años en la actualidad, con estudios medios.


Hijo único de madre, con un hermano 14 años mayor y hermana 11 por parte de padre.
Padres con estudios superiores, profesores, ella diez años más joven que él. Separados
desde los diez años del paciente. En la actualidad vive con el padre, a cargo del cual
quedó tras la separación. El régimen de visitas estipulados fue de un día entre semana,
fines de emana alternos y mitad de vacaciones. La madre marchó a vivir a otra ciudad
pero mantenía piso en la ciudad de residencia del paciente.
La relación con la madre fue estrecha hasta la separación , momento en el que empezó a
dar muestras de desajustes, sobre todo emocionales: con la madre se muestra celoso ante
cualquier otro hombre, al que parece ver como posible rival, al tiempo que la critica por
su modo de vestir y comportarse. La culpa de la separación y se muestra desconsiderado
y tiránico, sobretodo en público y en presencia de la familia.
Con el padre tiene una relación en principio casi de apoyo por la separación. El padre le
da mucha libertad . Lo nombran director y ello le ocupa mucho tiempo.
El cliente pasa a un instituto de secundaria coincidiendo con la separación de los padres,
mucho más grande que el colegio al que había asistido hasta el momento, y del cual es
el director su padre.
Las relaciones entre los padres no son demasiado buenas ya que no comparten los
límites que deben fijarse, sobre todo en materias de limpieza y tiempo libre.
Hacia los 13 años comienza a frecuentar a un grupo de chicos más mayores, los cuales
se reúnen en un local alquilado. Sale con frecuencia y sus horas de llegada a casa son
cada vez más tardías. Fuma tabaco y marihuana. También bebe y empieza a usar la
mentira y los ataques de ira para conseguir dinero y que no lo controlen. En las clases
aprueba por la mínima y asiste casi con normalidad a las clases.
Preguntados los padres, estos saben que fuma marihuana y que bebe pero no sospechan
que pueda estar tomando otras sustancias.

A los dieciséis años y tras una fiesta de fin de año el paciente demanda ayuda a la novia
de su padre: le explica que ve seres y que no se marchan, que pasa algo dentro que se le
escapa de control. Cree que se hay amigos que hablan de él de modo negativo, se
muestra muy ansioso, bloqueado y con miedo. Presenta insomnio y ello le provoca más
ansiedad si cabe.
Se le pregunta sobre las sustancias que ha tomado y entonces revela la verdad: toma
habitualmente porros, alcohol y coca y, dependiendo de las circunstancias, LSD en la
variante de tripis, speed, éxtasis, GHD, peyote y quetamina.

Es visitado por el psiquiatra de urgencias del seguro, el cual le diagnostica personalidad


esquizoide y le prescribe un antipsicótico, un ansiolítico y un narcótico, así como una
psicoterapia de corte freudiano.
Al mismo tiempo se le deriva al centro de tratamiento psicológico ambulatorio para
menores, donde es visitado por un psicólogo de corte cognitivo conductual que
prescribe un tratamiento de contención de conductas adictivas . No hace un diagnóstico
inicial.
En este punto el padre y la madre no se ponen de acuerdo no sobre el diagnóstico ni
sobre el tratamiento, ella cree que hay que seguir la línea del psicólogo y él la del
psiquiatra.
En el año siguiente el paciente no cumple los pactos sobre toma de estupefacientes y
relativiza el hecho de tomarlos. Consume sobretodo porros de forma asidua y diaria.
Su conducta es muy agresiva y manipuladora, procura mantener separados a sus padres
y que no lleguen a acuerdos, es muy agresivo con el padre y chantajista emocional con
la madre: presenta una gran habilidad para saber los puntos débiles de cada cual y
usarlos a su favor.
Con respecto a los amigos es muy dependiente de los demás y tiene mucho temor de ser
rechazado por el grupo. Sus relaciones interpersonales son inestables e intensas,
mostrándose impulsivo y abusando del sexo.

Tras otro episodio de ideación paranoide, esta vez tras la ingesta de marihuana y LSD,
pide que lo ingresen en Sant Cugat, en psiquiatría. Ello ocurre tras entrar en contacto
con un conocido algo mayor que presenta personalidad narcisista y que le explica que
allí se ha curado.
Es ingresado, presenta síntomas de corte obsesivo-compulsivo por el orden y la
limpieza. La madre expresa serias dudas sobre la veracidad de tales síntomas ya que son
repentinos y nunca antes se habían presentado.
La psicóloga del centro no avanza diagnóstico pero es del parecer de que no hay
psicosis y sí algún tipo de trastorno de la personalidad. Sugiere un estudio de
personalidad cuando los niveles de ansiedad hayan bajado.

Tras la estancia en el centro el paciente plantea el deseo de ir a vivir con la madre a


estudiar, lo cual es aceptado por todos, siempre y cuando se cumplan las condiciones de
conducta que se pactan, entre las que están no tomar drogas ni ser agresivo.
En este período que va de los 17 a los 18 años no hay cambios significativos: se hace
amigo de otro ex paciente del psiquiatrico con trastorno de personalidad, presenta
inestabilidad e impulsividad emocional acompañado de episodios de ira descontroladas
siempre causadas por otro, carece de empatia y necesita admiración constante, presenta
conductas arrogante con exagerada expresión emocional. Utiliza la fuerza física con el
padre y grupos y con la madre la verbal. Amenaza con autolesionarse cuando no obtiene
lo que pide. En uno de estos episodios de amenaza de autolesión es internado por la
madre nuevamente en Sant Cugat, donde un nuevo psiquiatra vuelve a diagnosticar
trastorno esquizoide, el cual sigue sin ser compartido por la psicóloga.

A la salida del psiquiatrico y tras reunir el dinero necesario marcha a Argentina a vivir
con una novia argentina que ha conocido en España, alegando que allá encontrará
trabajo y estará con ella. Cuando se le acaba el dinero vuelve otra vez a vivir con el
padre pero esta vez su conducta está ya muy descontrolada y amenaza al padre con un
cuchillo, por lo que es ingresado, pero esta vez en un centro público y no en Sant Cugat.

Es tratado por un nuevo psiquiatra que vuelve a barajar la hipótesis de la esquizofrenia


pero esta vez los padres emplazan a contactar con la psicóloga de Sant Cugat ,
descartándose finalmente tal diagnóstico.
Tras este episodio el paciente ha dejado de tomar drogas y se somete a controles de
orina semanal, acatando los acuerdos pactados. Maneja sus emociones de ira y sus
relaciones interpersonales pueden calificarse de normales. Acaba de estudiar las
asignaturas de bachillerato que dejó al marcharse a Argentina y se matricula en
formación profesional. Ya no toma antipsicótico.

Llegados a este punto quiero señalar:

1- ¿por qué tanta dificultad para llegar a un diagnóstico cuando de por medio hay
ingesta de sustancias narcóticas?.
2-el paciente demandó pinturas y lienzos en este último encierros, los cuales eran
claramente expresión de lo que le estaba sucediendo. Actualmente ya no pinta.¿de
dónde nació dicha necesidad?
3- sólo cuando él decidió dejar las drogas fue posible el avance terapéutico, pero¿qué
fue lo que le llevó por fin a tomar tal determinación?

Os lanzo estas preguntas. Hablamos

Sol Aylagas.

Inmediatamente ella le comunica al padre lo

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