Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
El interés al ser veedor es acabar con la corrupción, en nuestro país no hay día en
que el flagelo de la corrupción aparezca en sus diferentes modalidades.
Prácticamente, es el “cáncer” de los últimos años, al punto que los colombianos casi
que ya han perdido la capacidad de asombro; prácticamente podemos afirmar que
la corrupción es, sin duda, más grave que el terrorismo, que el narcotráfico, que la
violencia en todas sus formas. Además, la corrupción se incrementa con el grado
de ineficiencia en el cual se desarrolla la actividad de una institución, con los
ingresos que pueden obtenerse en las acciones corruptas, con una baja
probabilidad de ser descubierta y con unos bajos castigos para las actividades e
individuos que incurren en ella.
Sin embargo, aparecen luces al final del túnel y en la lucha contra la corrupción no
todo está perdido. Se advierten principios de reacción, no tanto en el sector oficial
pero sí en los medios no gubernamentales. Uno de esos medios son las veedurías
ciudadanas, no obstante, la trascendental función que tiene un veedor ciudadano,
lo cierto es que su oficio está desprotegido. Él se encuentra bajo las mismas
condiciones de inseguridad que padecen los defensores de los Derechos Humanos
y demás líderes sociales. Quien asume dicha función cívica debe costearse los
gastos generados por su actividad y asumir el detrimento para el patrimonio privado
que ello significa porque, después de todo, su trabajo no es remunerado.