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Tarea

Evaluativa
Comunicación y sociedad

Alumno: Ariel Remedios Almeyda


Grupo: 3
1. . Resumen de lectura sobre el fascismo: métodos de propaganda y
control de las masas, configuración y desarrollo de los sistemas de
comunicación.

En Italia, la persuasión colectiva no estuvo tan ligada al desarrollo educacional


como al directo interés del Partido, personificado en individuos más que en
comités. El primer objetivo del Partido Fascista fue el control de los periodistas
(1925) y la estatalización del cine (1926) y de la radio (1927). Aunque pone en
pie toda una estructura propagandística centralizada con la correspondiente
censura (previa desde 1932) y las acostumbradas organizaciones y actividades
juveniles. Pero en Italia tendrá mucha mayor importancia el culto a los símbolos
y a la historia. En Alemania, la propaganda prefabrica el éxito nazi, y
sistemática, programada y calculadamente prepara y consigue la conquista de
las masas, con la utilización constante y cuidada de todos los organismos y
medios desarrollados ya por bolcheviques y fascistas.
Los comunistas cuentan con una fe a cuyo servicio organizan la propaganda;
los nazifacistas cuentan con la propaganda científica capaz de crear el mito y la
fe, de forma más personalista en Italia y de forma más programada y colectiva
en Alemania. La tesis es clásica desde la publicación del libro de Zenan Nazi
Propaganda, y ha sido ampliada por M. Broszat, según el cual el Partido y el
Estado nazis son en sí mismos una organización propagandística.
Sobre estas concepciones analógicas se configura el modelo propagandista
totalitario, en una doble fase temporal: como instrumento para la conquista del
poder, en primer término, y como instrumento conservador y consolidador del
poder conquistado, en segundo. Es sabido que la propaganda fue elemento
definitivo en la conquista del poder.

En Italia, en 1919, Mussolini crea el Fascio de Milán con una misión definida: la
propaganda por los hechos, llevada a cabo concienzudamente por la acción
escuadrista hasta la conquista del poder en 1922. El caso paradigmático es, sin
embargo, el alemán. Por el camino que Hitler y Goebbels siguen, pero sobre
todo por la acción de Hugenberg. En 1919, Hitler ingresa en el Partido Obrero
Alemán e inmediatamente orienta su actividad hacia la propaganda, de la que
será nombrado jefe, con ideas muy simples, basadas en el programa de
Gottfried Feder (lucha contra el capitalismo, el marxismo, el judaísmo y los
extranjeros). Entre 1919 y 1923, recluta con ardor, militantes, actúa
violentamente, compra el Völkischer Beobachter, se alía con los nacionalistas
de Baviera (NSDAP) y lanza el putschde Münich que le llevará a la cárcel. A
partir de ese momento y así lo refleja en Mi lucha, es consciente de que hay
que ganarse al pueblo para llegar al poder. Goebbels seguía desde 1922 el
mismo camino: encargado de la propaganda del Partido, nombrado
responsable del mismo en «la roja» Berlín, donde a través de la revista Der
Angriff órgano de inusitada violencia física y psíquica consigue organizar una
poderosa sección. Los nazis lograron la conquista del Estado a través de la
conquista de los espíritus; lo hicieron de un modo genial: con manifestaciones
por miles conquistando palmo a palmo el espacio callejero, cubriendo con
carteles, canciones y símbolos el país, pateándolo con oradores y agitadores,
recurriendo a la violencia física y a la agresividad constante. El papel definitivo
lo tuvo, a pesar de todo, Hugenberg.
Algunos grupos de la industria pesada alemana habían entrado en el sector
informativo antes incluso de 1914, buscando promoción y publicidad para sus
empresas. Alfred Hugenberg, secretario del consejo de administración de
Krupp, es llamado en 1915 para solventar los problemas económicos del grupo
editorial Deutsche Verlagsverein, que se había convertido en socio mayoritario
del grupo Scherl. Tuvo éxito, y a partir de ahí crea – en 1917– la Vera
Verlagsaustalt como organización especializada en resolver mediante contrato
crisis económicas de periódicos. Esa especie de banco de periódicos va
ampliando su terreno de acción en los primeros años veinte: crea la agencia de
publicidad Ala, controla la agencia informativa Telegraphen Union, y compra
(en 1927) la mayoría en la productora de cine Universum Film, la más
importante en Alemania. Así, hacia 1932, al menos el 50 % de la prensa
alemana estaba en contacto con una o varias de las operaciones de
Hugenberg. Aunque sólo mantenía control directo sobre las publicaciones del
antiguo grupo Scherl (Berliner Lokal-Anzeiger, Der Tag, Berliner Illustrierte
Nachtausgabe, Die Woche) y un lote reducido de periódicos de provincias,
pudo actuar directamente, aprovechando la inestabilidad económica y el
sentido de inseguridad de la mayoría de los periódicos pequeños, sobre un
altísimo porcentaje de los mismos.
La posición política de Hugenberg, respaldada por los industriales del Rhur,
con dinero abundante en servicios, era muy sencilla: restauración en Alemania
del principio del nacionalismo para la economía; utilización de la prensa no
como negocio sino con fines políticos. En 1929, Hugenberg fue elegido
secretario de un partido nacionalista, el Partido Nacionalista del Pueblo Alemán
(DNVP), que colabora con otros grupos afines en la oposición al Plan Young.
Entre ellos se encontraba el partido de Hitler, que encontrará, y a partir de ese
momento y año, la plataforma de Hugenberg como rampa de lanzamiento. Las
relaciones entre ambos partidos fueron muy buenas, hasta el punto de que en
1932 Hitler contó con los 52 parlamentarios del partido de Hugenberg. Entre
1929 y 1932, Hitler saltó de las limitadas capacidades de actuación de un
partido a las primeras de los periódicos de toda Alemania a través de la red de
Alfred Hugenberg, iniciando en esa red la que inmediatamente sería una
irresistible ascensión hacia la cumbre del poder y del Estado. Los medios de
comunicación son elementos definitivos, en un segundo momento, para
conservar y consolidar el poder conquistado, monopolizando y estatalizando su
uso.

Mussolini aprovecha la muerte de Matteoti en 1924 para colocar al frente de los


más importantes periódicos a gentes de su personal confianza. Ello será, sin
embargo, el primer paso de un proceso. La ley de diciembre de 1925 organiza
el monopolio mediante el indirecto sistema de licencias, registro y represión
administrativa. Entre 1926 y 1927 el Gran Consejo Fascista va suprimiendo
todas las publicaciones contrarias, quedando definitivamente instituida una
organización informativa al servicio del Partido Fascista, bajo la dirección del
ministro de Cultura Popular y en torno a la nacionalizada agencia Stefanis. El
cine es organizado igualmente con lentitud y de forma pacata: hasta 1924 no
se crea el Instituto Nacional de Cine, Luce, presidido por el propio Mussolini, y
la Dirección General de Cine, dentro del Ministerio de Cultura, encargada de
fomentar, mediante ayuda económica sobre todo, el cine nacional. Sólo en
1939 un Ente Nazionale se encarga de monopolizar la producción interior, la
distribución y la importación de películas. La radio, por el contrario, estará
desde el principio en manos del Ente Nacional para las Audiciones
Radiofónicas.
La actuación de Hitler es mucho más decidida: el 30 de enero de 1933 es
nombrado canciller. Un decreto del 4 de febrero autoriza a la policía la
destrucción de todo impreso contrario a la nación y al pueblo, con la inmediata
desaparición de unos 130 periódicos socialistas y comunistas. El 28 del mismo
mes, otro decreto suprime la libertad de prensa. El 13 de marzo del mismo
1933 se crea el Ministerio de Información y Propaganda a la medida de
Goebbels; dentro del Ministerio irán entrando en funcionamiento la Cámara de
Prensa, que corporativamente y como en un sindicato vertical encuadra, como
a funcionarios, a todo el personal, empresas y aspectos del sector; la Cámara
del Film, organizada como la anterior, apoyada por créditos oficiales y que
ampliará sus funciones a la censura previa por un nuevo decreto de febrero de
1934; la Cámara de Radiodifusion que no sólo nacionaliza la radio sino impone
la escucha como un deber nacional y desarrolla una política de fabricación de
aparatos receptores casi gratuitos. Las formas de expresión preferidas por los
nazis fueron la radio y el cine, como medios más eficaces destinados a hacer
comprender al individuo sus obligaciones para con la sociedad. La fórmula fue
una simbiosis entre material de entretenimiento y montajes, reputados como
objetivos, ambos llenos de simbología y mitología nazis. La UFA,
especialmente (Universum Film) introdujo una específica y elemental imagen
del orden social en los corazones alemanes: el heroísmo de los mitos
nacionales, la corrupción judía y burguesa, los germanos como pueblo
«elegido», etc.

En líneas generales y en consecuencia, el modelo puesto a punto por


nazifascistas. Tiene un organigrama claramente piramidal, napoleónico: una
cúspide directiva en la que se encuentra el órgano de control del sistema,
cuyas funciones son la planificación, promoción, creación y censura; un cuerpo
radial que se desarrolla en cadenas nacionales sectorializadas (prensa, radio,
cine, libros, teatro, etc.) y cuyas funciones son las de unificación de fines,
sincronización de contenidos, control de medios y funcionalización. Una base
constituida por el mercado monopólico y con tendencia a la expansión.
Los nazis, al situar la propaganda como génesis y soporte único de todo el
régimen político Goebbels responsabilizaba a los dirigentes de la Cámara de
Radiofusión de la pervivencia misma del Régimen y del Estado– , ponen en pie,
en alguna medida, situaciones de ficción apoyadas en la palabra y la imagen,
como sistemas irreales montados sobre luz y sonido. Es el culmen de la
manifestación del poder de los más antiguos instrumentos de comunicación,
capaces, sincronizados, de dar origen a un Estado, a una fe y una mitología, a
una esperanza movilizadora de multitudes y creadora de identidad (de
hombres, en definitiva). Los periodistas críticos del nazismo intuían ese poder y
lo manifestaban cambiando la más clásica de las consignas nazis (Ein Reich,
ein Volk, ein Führer) por uno similar e ilustrativo (Ein Reich, eine Volk, eine
Zeitu.

2- Vázquez Montalbán señala como uno de los puntos cardinales de la


organización de la comunicación social entre 1918 y 1945, “la
configuración y potenciación de los medios de comunicación
uniformadores de conciencia social (cine, radio, televisión)”.De acuerdo a
lo estudiado realiza una valoración sobre esta afirmación.

La instrumentalización de los nuevos medios audiovisuales de cara a conservar


o alterar un determinado estatuto histórico nace con estos y con el objetivo de
controlar las masas por todos los medios, sean integradores o represivos.
Dicho control se ha de ejercer mediante todos los aparatos de integración
ideológica, informativa, culturales y comunicacionales. Para ejercer este control
es necesario conocer cómo actúan las masas. Así surge y se desarrolla una
teoría de la comunicación en el periodo entre guerras.
En esta etapa los medios tuvieron una función social, pues eran dirigidos a las
masas. Eran los primeros responsables del entusiasmo colectivo,
organizadores y promotores de la fe y la esperanza nacional; constituían una
vía de escape de la realidad circundante; restablecían la idea de la ciudad
como lugar ideal para la vida y reforzaban el orden de los valores humanos;
además de legitimar las emociones y el placer identificándolos como humanos.

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