algunas personas hacen, como una forma de justificar su situación y afirmar que es Dios quien tiene la culpa de sus males. De Dios solo podemos esperar lo mejor; todos los buenos regalos vienen de su mano. La Biblia dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” (Santiago 1:17) Pero en ocasiones estamos tan desesperados que no podemos más que preguntarnos: “¿Dónde está Dios?” Dios es Omnipresente, Omnisciente y Omnipotente. Él está en cualquier lugar, el lo sabe todo absolutamente y lo puede hacer todo según sus propósitos. Estos son contenidos de la fe cristiana; tenemos un Dios perfecto, completo y suficiente. Ese Dios, está de nuestro lado y espera que confiemos en Él sin vacilación. Este estudio nos debe llenar de paz y esperanza. Atesoremos la siguiente promesa de Dios: “Nunca te dejaré desamparado” (Hebreos 13:5); y, Él es fiel a su promesa. Respondamos entonces a la pregunta: ¿Dónde está Jesús cuando estoy en crisis? Leamos la historia en Daniel 3 y descubramos tres respuestas de esa pregunta. DIOS TE ESTÁ ESCUCHANDO
El escenario era terrible para aquellos jóvenes valientes
y definidos. En resumen, el problema consistía en que: al oír el sonido de los instrumentos musicales, debían postrarse y adorar la estatua que Nabucodonosor había construido. Era un asunto de fe, por la cual debían estar dispuestos a morir. La situación tuvo una resolución. Ellos sencillamente no se moldearon a lo que el rey les exigía. No se postraron. No hay forma de que digamos que en este mundo no tendremos aflicciones; pero así como hay aflicciones, también Dios está escuchando nuestro hablar. Nuestro hablar expresa el sentir del corazón. Aquellos jóvenes hebreos, dijeron lo siguiente: “No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” (vv. 16-18). Dios está escuchando lo que decimos en medio de las crisis, Él espera que hablemos con fe: “Nunca te dejaré desamparado”. ¿Dónde está Dios? Está escuchando lo que hablamos y aplaudiendo nuestra fe (Ej. Pedro y Juan, Esteban, etc.) DIOS TE ESTÁ ACOMPAÑANDO
Nabucodonosor se enojó contra aquellos jóvenes. Pero
ahora ellos contaban con la compañía activa de Jesús; quien se movió por la fe de aquellos valientes. El horno de fuego fue calentado siete veces más. Los jóvenes fueron atados de pies y manos; los echaron en aquel horno. Como ellos lo anunciaron; no se postrarían ante aquella estatua, ni ante ningún ídolo. Sabían que Dios podría hacer algo para librarlos. Pero si no hacía algo, de igual manera, no habría nada que los hiciera cambiar de parecer en cuanto al poder de Dios… “nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego” (v. 17). Ya hasta aquí, era un acto de fe extraordinario; en la historia hubieran quedado como los jóvenes valientes que murieron en un horno, por no acomodarse al mundo. Pero Aquél que dijo: “Nunca te dejaré desamparado”, es fiel a su promesa. Así que, Dios no los libró del horno de fuego, sino que Él mismo se metió con aquellos jóvenes en el horno. A veces no sucede como esperas, sino mucho mejor. ¿Dónde está Dios en la crisis? está allí a tu lado, acompañándote. Dios se vino a vivir a tu barrio, para identificarse con tu sufrimiento, cualquiera que sea. La Biblia dice: “Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre.” (Juan 1:14 NTV) DIOS TE ESTÁ LEVANTANDO
Aquellos jóvenes, en la crisis disfrutaron la compañía de
Dios mismo. Nada les podía hacer daño alguno, si Dios estaba allí con ellos. El fuego de la crisis no los quemó, sino los liberó; rompió sus ataduras y se paseaban libres. Nabucodonosor no tuvo más que aceptar que aquellos jóvenes, verdaderamente servían al Dios Altísimo (v. 26). El rey los llamó para que salieran del fuego. Aquellos jóvenes salieron de entre el fuego, sin ningún daño en sus cuerpos ni en sus ropas. Ni siquiera olor a humo tenían (v. 27). Así que todos estuvieron de acuerdo en las palabras del rey, quien dijo: “Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió a su ángel y libró a sus siervos que confiaron en Él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios” (v. 28). Cuando Dios te levanta de una crisis, no solo transforma tu situación de malestar, sino que hay una transformación social. Si hay jóvenes valientes como aquellos tres hebreos, la sociedad será transformada. Mira el desenlace. Se promulgó una ley: “Cuidado quien blasfeme contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, porque será descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como Éste” (v. 29).El rey fue utilizado por Dios para engrandecer a estos tres jóvenes. No olvides, Dios dijo: “nunca te dejaré desamparado” CONCLUSIÓN
No podemos evitar las crisis. A veces estaremos en
peligros de muerte, o en enfermedad, o quizá en la peor escasez. Será en ese momento donde querrás preguntar: ¿Dónde está Dios? Jesús dijo que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Así que no tengamos temor de acompañarle a Él en la misión de predicar y hacer discípulos. No hay nada que temer, cuando Dios dijo: “Nunca te dejaré desamparado.” Así que ahora sabemos ¿dónde está Dios? Él está escuchando lo que hablas o piensas; debes expresar fe. No falles, mantente firme en quien has creído. Él está acompañándote, cuando pases por el fuego no te quemarás y si pasas por las aguas no te vas a ahogar. Él está levantándote; hará que por tu testimonio de fe, el mundo sea transformado y vos mismo serás engrandecido. Este es un tiempo de crisis; es una gran oportunidad para manifestar nuestra fe al mundo. Dios tiene todo poder para librarnos de esta enfermedad y de la crisis que le acompaña. Pero si Él decidiera no librarnos de la enfermedad, tengamos la certeza que Él estará con nosotros en el mismo lecho del dolor. Y luego de haber sido pasados por el horno, Dios nos levantará de allí. Dios dijo: “No te dejaré desamparado”. Él está allí a tu lado. No temas, que lo que viene es glorioso. Oremos juntos… pidamos fe.