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Ensayo Toque de queda y violencia de género

En la actualidad, la violencia de género es una de las problemáticas más grandes que

existen socialmente, el concepto planteado por la Rama Judicial de Puerto Rico, parte

de premisa de la agresión o acto violento que pueda incurrir en daño físico, psicológico,

sexual, privación de libertad, ejercida por los hombres sobre las mujeres. La violencia

de género ha trascendido fronteras, culturas y continentes, afectando a miles de

mujeres a través de la historia. Por ende, la ley 54 conocida como la “Ley para la

Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica”, reconoce que este flagelo se ha

convertido en un problema social de gran magnitud.

A continuación, estaremos haciendo énfasis en las implicaciones que ha tenido la

implementación del toque de queda debido al COVID-19, referente a la violencia de

género en Puerto Rico, no sin antes hacer hincapié en las estadísticas oficiales del

Negociado de la Policía de Puerto Rico que exponen que durante el fin de semana

fueron 505 casos de violencia domesticas los que se reportaron. Cabe anotar que, en

Puerto Rico, este tipo de violencia se manifiesta principalmente mediante la violencia

doméstica o la violencia sexual. Prosiguiendo con el tema, dado la emergencia de la

propagación del COVID-19 a nivel mundial, el Gobierno ha determinado alternativas

para evitar el contagio masivo, entre estas: El distanciamiento social, pero es

importante tener en cuenta que situaciones de emergencias traen consigo muchos

factores de riesgo que aumentan la probabilidad de violencia, en este caso la de

género.
Lamentablemente muchas mujeres ahora mismo están encerradas dentro de sus

hogares en compañía de sus agresores, por lo tanto, la seguridad es nula, en nada

beneficia que exista la normativa si definitivamente la victima va a estar desprotegida.

El rol del estado es minimizar los factores de riesgo de la violencia de género.

Como consecuencia del aislamiento en el que se encuentran las víctimas, se hace

mucho más difícil que estas puedan denunciar, acrecentando el número de víctimas

anónimas que se quedan excluidas de la base de datos impidiéndonos conocer con

precisión los rangos estadísticos reales de violencia de género. A esto se le suma, que

las autoridades encargadas de atender a las víctimas de violencia están tan ocupadas

en dar cumplimiento a las ordenes ejecutivas, que les impiden ofrecen los servicios

esenciales de manera efectiva.

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