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De nadaistas a hippies.

Los jóvenes rebeldes en Medellín en el decenio de 1960

Monografía de grado para optar al título

de historiador

Diego Alexander Herrera Duque

Asesora

Patricia Londoño Vega

Profesora titular Departamento de Historia

Departamento de Historia

Facultad de Ciencias sociales y Humanas

Universidad de Antioquia

Marzo 2007
Agradecimientos

Son muchas las personas e instituciones a las que quiero expresar mi gratitud y

muy poco el espacio que tengo para ello. En primer lugar agradezco a mi

asesora, la profesora Patricia Londoño Vega, cuya visión del mundo y

comprensión de la historia me guiaron por este largo trayecto.

Al personal de la sala de prensa, de la colección Antioquia y de la colección

semiactiva, de la biblioteca Central de la Universidad de Antioquia. A los

archivos históricos de Antioquia y Medellín. Al personal de la Biblioteca Pública

Piloto.

Por último y no por eso menos importante a Oveida, “la mona”, mi amada, mi

sostén incondicional. A mi hijo Mateo y a mi madre Gladis, por esperar con

paciencia.

A mis amigos del “hueco” y a todos los que colaboraron para que esta locura

culminara de la mejor manera posible. ¡Gracias de todo corazón!


Resumen

La investigación “De nadaístas a hippies. Los Jóvenes rebeldes en Medellín en

el decenio de 1960”, es un acercamiento al espíritu contestatario propio de

algunos jóvenes de la época (sobre todo los de clase media). En la primera

parte se hace una contextualización general donde se incluyen aspectos

políticos, sociales, económicos y culturales de lo que fue el decenio de 1960,

partiendo de unos antecedentes generales acerca de la juventud, sus espacio y

comportamiento en el mundo occidental desde el siglo XIX.

En segundo lugar se hace un acercamiento al país y a la ciudad en

particular donde se tocan aspectos como el crecimiento demográfico, la

urbanización masiva, la crisis económica, la fuerte agitación política y la

oposición al Frente Nacional. Por último se aborda la temática juvenil en la

ciudad en este periodo, enmarcada en dos grandes acontecimientos históricos,

el nacimiento del Nadaísmo y el Festival de Ancón, dos retos a la tradición

católica colombiana, allí se profundiza en aspectos concretos como el gusto de

los jóvenes por los nuevos ritmos, que como el twist, pusieron a nuestros

jóvenes a la vanguardia en cuanto a música, también se habla del incremento

en el consumo de psicoactivos, otra de las características exhibidas por la

juventud mundial, del amor libre y de los hippies locales. Temas de gran

importancia relacionados con la juventud, como el movimiento estudiantil, son

abordados pero no se profundiza en ellos, por ser estos ampliamente

trabajados y explicados por varios autores en el país.


Contenido

Lista de imágenes
Lista de anexos

Presentación.…………….………………………………………………………………………………………………………………..1

I. La juventud occidental en el decenio de 1960……………………………………..5

1. Antecedentes: los jóvenes antes de 1960………………………………………….7

2. La cultura juvenil de los años sesenta……………………………………………..17

2.1. Los hippies: la contracultura de una juventud rebelde……………………....33


2.2. Movilización y protesta civil …………………………………………………….42
2.3. Movilizaciones contra la guerra de Vietnam………………………………….48
2.4. El movimiento estudiantil de 1968……………………………………………..53
2.5. La juventud rebelde latinoamericana………………………………………….63

II. El Medellín de la época………………………………………………………………76

1. Panorama nacional…………………………………………………………………77

1.1. Agitación social en el campo y la ciudad……………………………………..84


1.2. El movimiento estudiantil……………………………………………………….89

2. Transformaciones en la “Tacita de Plata”…………………………………………95


2.1. Explosión urbana y nueva dinámica de ciudad……………………..……….98
2.2. La cultura material……………………………………………………………..105

III. Los jóvenes rebeldes en Medellín……………………………………………….117

1. Los escandalosos nadaístas……………………………………………………...130

2. Cocacolos y kolcanitas……………………………………………………………140

3. Ye-yés y go-gós…………………………………………………………………….146
3.1. De la “nueva ola” musical al rock…………………………………………….152
3.1.1. La locura del twist…………..…………………………………………...157
3.1.2. La beatlemanía en Medellín……………………………………………162
3.1.3. Consolidación de la industria del entretenimiento en
Medellín…………………………………………………......................165
3.1.4. Los conciertos “Molo a go-gó”…………………………………………171
3.1.5. Canción protesta, salsa y balada……………………………………..175

4. Consumo de psicoactivos entre los jóvenes en la década de 1960………….181


4.1. La psicodelia criolla……………………………………………………………184
5. La píldora y el amor libre…………………………………………………………199

6. Los hippies locales………………………………………………………………..218


6.1. Un reto a la tradición: el Festival de Ancón……………………………….224

Consideraciones finales………………………………………………………………233

Fuentes y bibliografía………………………………………………………………….237

Fuentes primarias……………………………………………………………………..237
Crónicas, guías, memorias, monografías……………………………………….237
Publicaciones periódicas…………………………………………………………238
Archivos fotográficos……………………………………………………………...238

Bibliografía……………………………………………………………………….……239
Obras de referencia………………………………………………………………239
Los años 60 en Occidente……………………………………………………….241
Sobre Colombia…………………………………………………………………...244
Los años sesenta en Medellín……………………………………………………247
Lista de imágenes

1. Publicidad del “Satánico doctor No”, la primera cinta de James


Bond………………………………………………………………………p.19

2 y 3. Hippies en Estados Unidos…………………………………………p.36

4. Manifestación feminista, Nueva York, 1971………………………….p.46

5. Marcha en contra de la guerra de Vietnam, Londres, 1971………..p.52

6. Fidel Castro y el Che, íconos de la revolución latinoamericana…..p.65

7. Tugurios en el sector de Otrabanda, 1967…………………………..p.100

8. Tocadiscos “Stereo 61”, de la Philco………………………………...p.113

9. Manifestación de universitarios, Medellín, 1965……………………p.127

10. Policías retienen estudiante, Medellín, 1964……………………….p.127

11. Noticia sobre la excomunión de los nadaístas……………………...p.136

12. Aviso publicitario del film “Los Jóvenes”, 1962……………………..p.142

13. Publicidad de Cocacola……………………………………………….p.151

14. Conjunto musical de Medellín, los Teen Agers, 1964……………..p.156

15. Jovencito y compañera bailando twist, 1965……………………….p.160

16. Conjunto musical bogotano The Twisters, 1962…………………...p.160

17. Aviso del film “A Hair Day’s Night”, protagonizada por los Beatles. p163

18. Publicidad de la emisora Radio 15, 1963…………………………...p.167

19. Los Tetis, icono del rock paisa……………………………………….p.172

20. Anuncio del concierto Milo a go-go,1966……………………….…..p.172

21. Noticia de prensa sobre el Conjunto Miramar, 1968………………p.179

22. Publicidad de la película “LSD Carne de Diablo”…………………..p.195

23. Hippie fumando marihuana…………………………………………...p.195

24 y 25. Chicas de Medellín Luciendo prendas de moda……………..p.212

26 y 27. Afiches de películas eróticas exhibidas en Medellín…………p.215


28. Caricatura sobre los hippies de Medellín……………………………p.231

29. Hippies locales fuman marihuana en el festival de Ancón………...p.231


Lista de anexos

1. Alocuciones de “cocacolos”

2. Diccionario de marihuaneros

3. Salas de cine en Medellín en la década de 1960

4. Tiendas de discos en Medellín en 1963

5. Muestra discográfica juvenil de los años sesenta


1

Presentación.

Durante la década de 1960 tuvo lugar en Occidente una revolución cultural,

caracterizada por el surgimiento de los jóvenes como grupo social autónomo, que

vino a participar y en ocasiones a liderar los diferentes movimientos sociales y

culturales que se presentaron durante la época. Esta nueva cultura juvenil tuvo

como contexto un agitado panorama político internacional, que incluía, por un las

tensas relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética que amenazaban con

una confrontación directa y la intervención masiva de tropas norteamericanas en

Vietnam, lo que desató fuertes y concurridas protestas pacifistas en diversas

partes del mundo occidental; de otra parte la lucha por los derechos civiles y las

libertades raciales, lideradas en Estados Unidos por el pastor protestante Martín

Luther King, recibieron el apoyo y la adhesión de varios movimientos feministas y

de algunas minorías que clamaban una reivindicación de sus derechos.

Los jóvenes con su actitud reaccionaria irrumpieron en la escena cultural,

tomando cuerpo organizativo con grupos que iban contra el sistema en diversos

puntos. Los tonos contestatarios que más identificaron esta época fueron los de

los movimientos contraculturales como los hippies y el rock iniciados en Estados

Unidos y rápidamente difundidos por el mundo, además de los movimientos

estudiantiles como el mayo del 68 francés que expresó su inconformidad ante las

tradiciones heredadas de sus padres.

Las diversas manifestaciones del advenimiento de la juventud occidental

guardan entre si una conexión indiscutible, porque además de estudiantes los

revolucionarios hicieron parte de la juventud de ese período, trascendiendo el


2

mundo familiar, las relaciones entre los sexos, el principio de autoridad,

estableciendo claros contornos de identidad gracia al impulso de los medios de

comunicación como el cine, la radio y la televisión.

Colombia a pesar de la indiscutible influencia religiosa, no fue ajena a los

movimientos que en Occidente estaban sucediendo, por un lado debido al

importante papel que jugaron a los medios masivos de comunicación en la difusión

de esta nueva cultura juvenil y por otro por que en el país también estaban

sucediendo rupturas juveniles propias, como el movimiento nadaísta iniciado en

Medellín en 1958 por el poeta Gonzalo Arango y el movimiento estudiantil

universitario principalmente. Estos síntomas anunciaban un cambio de valores

importante en el país, donde al igual que Occidente venía jalonado por jóvenes.

Para la década de 1960, Medellín era una ciudad que albergaba casi 800.000

habitantes, con unos crecientes cordones de miseria engrosados por miles de

inmigrantes campesinos que llegaban huyendo de la violencia política que

afectaba al campo colombiano por esta época, con un sector industrial que se vio

incapaz de emplear la mano de obra disponible y con unas clases alta y media

que ponían su atención en los movimientos y tendencias venidos de Estados

Unidos. Además con una influencia religiosa enorme, panorama bastante propicio

para la recepción de los movimientos sociales que internacionalmente estaban

aconteciendo y de los cuales los jóvenes eran protagonistas.

La presente investigación busca un acercamiento al espíritu contestatario

propio de algunos jóvenes de la época (sobre todo los de clase media), a través

de una descripción de sus gustos y otros parámetros de comportamiento, sin

pretender agotar la temática, ni las fuentes. En la primera parte se hace un


3

contextualización general donde se incluyen aspectos políticos, sociales,

económicos y culturales de lo que fue el decenio de 1960, partiendo de unos

antecedentes generales acerca de la juventud, sus espacio y comportamiento en

el mundo occidental desde el siglo XIX.

En segundo lugar se hace un acercamiento al país y a la ciudad en particular

donde se tocan aspectos como el crecimiento demográfico, la urbanización

masiva, la crisis económica, la fuerte agitación política y la oposición al Frente

Nacional. Por último se aborda la temática juvenil en la ciudad en este periodo,

enmarcada en dos grandes acontecimientos históricos, el nacimiento del

Nadaísmo y el Festival de Ancón, dos retos a la tradición católica colombiana, allí

se profundiza en aspectos concretos como el gusto de los jóvenes por los nuevos

ritmos, que como el twist, pusieron a nuestros jóvenes a la vanguardia en cuanto

a música, también se habla del incremento en el consumo de psicoactivos, otra de

las características exhibidas por la juventud mundial, del amor libre y de los

hippies locales. Temas de gran importancia relacionados con la juventud, como el

movimiento estudiantil, son abordados pero no se profundiza en ellos, por ser

estos ampliamente trabajados y explicados por varios autores en el país.

Para llevar a cabo la labor investigativa se consultaron diversas fuentes y

bibliografía, prensa, revistas culturales, videos y música de la época fueron

revisadas para tal fin, lo mismo que textos cercanos a la época en contenido y/o

fecha de publicación, que ayudaron a contextualizar los años sesenta en diversos

aspectos en Occidente y de manera especial en la ciudad. No fueron utilizadas

fuentes como las entrevistas, tan necesarias a la hora de abordar históricamente

un periodo tan reciente, sin embargo no se trató de un asunto voluntario, la


4

premura del tiempo y el poco espacio disponible hicieron difícil su utilización, pero

como dijimos, no se trata de agotar el tema y todas la fuentes relacionadas con él,

por el contrario este pequeño aporte pretende contribuir un poco a los estudios

históricos sobre los grupos de edad y extender la invitación para que se continúen

los trabajos en una área casi que desconocida en la historiografía colombiana

contemporánea.
5

I. La juventud occidental en el decenio de 1960

En el mundo occidental la década de 1960 estuvo marcada por el protagonismo

de la juventud, este segmento de la población se hizo visible y logró atención

internacional de múltiples maneras, imponiendo su estilo y gustos, y

consolidándose como grupo social autónomo. Todo esto ocurrió en un momento

de la historia prolífico en cambios y luchas libertarias en diversos sectores

sociales.

Son pertinentes unas reflexiones iniciales acerca de los jóvenes y de su papel

en las sociedades. Al igual que las demás etapas de la vida, la categoría de joven

es una construcción social y cultural, situada en los límites de la subordinación

infantil y la autonomía de los adultos. En ese momento de la vida los seres

humanos presentan un cambio notorio en su comportamiento sexual, aceleran la

formación de las facultades intelectuales, viven con mayor libertad, desconociendo

hasta cierto punto la autoridad de cualquier índole. Más que de una evolución

fisiológica concreta, la juventud depende, como lo afirman los historiadores

Giovanni Levi y Jean Claude Schmitt en la “Introducción” a la Historia de los

jóvenes, “de unas determinaciones culturales que difieren según las sociedades

humanas y las épocas, imponiéndole cada una de ellas a su modo un orden y un

sentido”.1

Al comparar un joven campesino con uno urbano, uno obrero con uno burgués,

un estudiante con un pandillero, enormes diferencias saltan a la vista. Tal

diversidad implica una pluralidad de perspectivas a la hora de abordar al joven


1
Giovanni Levi y Jean Claude Schmitt (dirs.), Historia de los jóvenes, vol. I: De la antigüedad a la
edad moderna, vol II: La edad contemporánea, Madrid, Taurus, 1996.
6

como objeto de estudio, exigiendo así mismo pluralidad en los modelos de

interpretación.

Según Eric Hobsbawm, la consolidación de la juventud como grupo social

independiente no hubiera podido darse en otro momento de la historia diferente a

la década de 1960, pues en términos demográficos el número de jóvenes habría

sido más reducido. A nivel económico, incluso los adolescentes que entraban en el

mercado laboral al término del período mínimo de escolarización, gozaban de un

poder adquisitivo mayor que el de sus predecesores, debido a la prosperidad y al

pleno empleo alcanzado por los países occidentales en la posguerra y al mayor

ingreso de sus padres, que ya no necesitaban tanto del aporte de los hijos al

presupuesto familiar.2

A lo largo de la primera mitad del siglo XX la Juventud fue ganando

protagonismo. No obstante las raíces de su irrupción en la escena pública se

hallan desde finales del siglo XVIII, gracias a cambios que trajo consigo la

acelerada industrialización, que entre otras consecuencias generó una sociedad

urbana. Fue en las ciudades donde los jóvenes desarrollaron espacios propios.

2
Eric Hobsbawm, “La revolución cultural”, Historia del siglo XX, 1914-1991, Barcelona, Crítica,
1996, p.329.
7

1. Antecedentes: los jóvenes antes de 1960

La juventud ha sido tradicionalmente definida desde la familia y desde el Estado

como una etapa de transición. Philippe Ariés sostiene que el concepto de juventud

no existía antes del siglo XVIII, pues aunque los jóvenes tenían un estatus y unas

funciones definidas dentro de la organización económica y social de las

comunidades, la adolescencia no constituía una categoría particular.3

La familia, tradicional instancia de regulación del comportamiento de los

individuos, al controlar los aprendizajes, las uniones conyugales, los proyectos de

futuro y al imponer sus premisas por encima de los anhelos particulares,

especialmente de mujeres y jóvenes, comenzó a ser desplazada por la escuela en

la instrucción de los jóvenes, convirtiendo al estudiante en la primera imagen

institucional de lo juvenil.4

Esta imagen no ilustraba a los jóvenes de todas las clases sociales, ya que

hasta comienzos del siglo XX la educación fue privilegio de una minoría de

varones de clases pudientes. Los estudiantes formaban un grupo social, unidos

por la asistencia común a determinados lugares, al aprendizaje y al mismo origen

de clase. Para los jóvenes de los sectores populares, la educación escolar era

algo a lo que difícilmente podían aspirar. Desde temprana edad ellos iniciaban

3
Phillippe Ariès, “Reflexiones en torno a la historia de la homosexualidad”, Sexualidades
occidentales, Barcelona, Paídos, 1982, p.110. Una mayor información acerca de los jóvenes en las
sociedades antes del siglo XVIII puede encontrarse en: Phillippe Ariès, El niño y la familia en el
Antiguo Régimen, Madrid, Taurus, 1987, pp.539-540. Alain Schnapp, “La imagen de los jóvenes en
la ciudad griega”; Elizabeth Crouzet-Pavan, “Una flor del mal: los jóvenes en la Italia medieval” y
los demás artículos publicados en el primer tomo de la obra dirigida por Giovanni Levi y Jean
Cluade Schmit, Historia de los Jóvenes. Además en: Phillippe Ariès y Georges Duby, Historia de la
vida privada, tom.6, La comunidad el Estado y la familia, Buenos Aires, Taurus, 1991, 234 p.
4
Jean Claude Caron, “La enseñanza en Francia y en Europa, desde finales del siglo XVIII hasta
finales del siglo XIX: colegios religiosos e institutos”, Historia de los jóvenes, vol. II, p. 180.
8

sus labores productivas en el campo, en los talleres artesanales, en las fábricas,

en el comercio informal o en los servicios domésticos, con el afán contribuir a la

economía familiar lo más antes posible.

Aquellos que tenían la posibilidad de estudiar, ingresaban a los colegios a

temprana edad, cuando apenas estaban tomando conciencia de su cuerpo y

desarrollando su personalidad. En las instituciones educativas se instruían,

compartían el tiempo libre, recibían condecoraciones, castigos y en muchas

ocasiones, iniciaban su vida sexual.5

Las niñas de buena posición asumían que debían aprender los conocimientos

y tareas necesarias para ser buenas esposas, madres y amas de casa. Desde

pequeñas aprendían en el hogar la forma de ayudar a sus madres a mantener el

orden, el aseo de la casa y a vigilar la servidumbre, cuando la tenían.6

Una huella más de los grupos de jóvenes varones a través de la historia puede

hallarse en la participación en ejércitos y grupos armados. El pleno desarrollo

físico y biológico del ser humano en los años de juventud es el momento ideal

para combatir, para medir fuerzas. El ejército y la escuela se convirtieron en la

mejor manera de adoctrinar y formar las generaciones de relevo.7

Con la revolución industrial, iniciada en Inglaterra en el siglo XVIII y expandida

luego a gran parte de Europa y Norteamérica y más tardíamente a otros países,

Occidente inició una era en la cual la vida urbana con sus costumbres burguesas y

su ritmo acelerado, se impuso sobre el mundo rural. Los jóvenes se empezaron a


5
Caron, “La enseñanza en Francia y en Europa, desde finales del siglo XVIII hasta finales del siglo
XIX…”, p.181.
6
Raquel Barceló, “El muro del silencio: los jóvenes de la burguesía porfiriana”, Historias de los
jóvenes en México. Su presencia en el siglo XX, p.134.
7
Sabina Loriga, “La experiencia militar, Historia de los jóvenes, vol. II, La edad contemporánea, p.
26.
9

liberar, a individualizarse y a gestar sus costumbres a través de la clase social: la

muchachada obrera desarrolló una cultura juvenil propia, mientras los de clases

alta y media crearon formas exclusivas entre ellas corrientes artísticas, literarias y

el movimiento estudiantil.8

En su artículo sobre la juventud obrera en el siglo XIX, publicado en la Historia

de los jóvenes, la historiadora Michelle Perrot afirma que comenzando el siglo XX

en Francia existieron 3 oficios que tipificaron a estos jóvenes: “el aprendiz”, “el

apache” y la “costurerita”. El primero es el equivalente al colegial burgués, un

adolescente rebelde al que le gustaba andar por la ciudad “recogiendo sus

rumores y sus enfados, sacándole provecho a sus recursos, al margen de la

legalidad, practicando el hurto o la ratería, siempre el primero en los tropeles, las

manifestaciones, las peleas y las barricadas”.9

En segundo lugar menciona a algunos de los jóvenes obreros de las periferias

urbanas, sobre todo parisinas, llamados “apaches” por la prensa francesa. Estos

rechazaban el trabajo asalariado aunque estuvieran incorporados a las fábricas,

les gustaba deambular por los bulevares, ansiaban consumo ilimitado, bailes y

mujeres.10

Por último estaban aquellas jovencitas que trabajaban en los talleres de

confección y sus interminables veladas que despertaban la imaginación de los

hombres. Las “costureritas”, aceleraban los instintos de los muchachos y adultos

8
John R. Gils, Il Giovanni e la storia, Milán, Oscar Estudio Mondatori, 1981, pp. 55-56, citado por:
José Antonio Pérez Islas, “Historizar a los jóvenes. Propuestas para buscar los inicios”, José
Antonio Pérez Islas y Maritza Urteaga Castro (coords.), Historias de los jóvenes en México. Su
presencia en el siglo XX, México, Secretaría de Educación Pública, Instituto Mexicano de la
Juventud, Archivo General de la Nación, 2004, p. 21.
9
Michelle Perrot, “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”, Historia de los jóvenes, tom. II, La
edad contemporánea, p. 105.
10
Perrot, “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”, pp.105-106.
10

que soñaban con aquellas bordadoras y encajeras, evocando la suavidad de la

ropa interior. Las lavanderas y planchadoras en contacto con el agua y la ropa

encendían sus deseos.11

Separados, chicos y chicas vivían sobre todo dentro de las fronteras de su

respectivo sexo. Las amistades más visibles surgían entre los muchachos,

receptores de las diferentes vanguardias sociales, políticas y culturales. Ellos

confluían en diversos espacios: el trabajo, la ciudad, el barrio, el café, en las

fiestas. Las relaciones femeninas también estaban allí, aun cuando no han sido

muy estudiadas.

En cuanto al uso del tiempo libre, desde mediados del siglo XIX las ciudades

comenzaron a ofrecer múltiples posibilidades para disfrutarlo. La concurrencia a

bares y tabernas era una de las actividades favoritas. Adicionalmente los jóvenes

podían asistir al teatro y, para finales de la centuria, a los cafés cantantes o al

cine, a los baños o duchas públicas, a nadar o practicar algún otro de los deportes

que comenzaron a popularizarse.12

Al lado de los jóvenes que actuaban dentro de los límites establecidos por la

familia y la sociedad, estuvieron aquellos que obedecieron más a los instintos de

rebeldía y libertinaje propios de su edad, muchos decidieron dejar sus hogares y

11
Dentro de las familias de clases populares las mujeres sufrían escasa segregación cuando eran
niñas, compartían con los hombrecitos los juegos y las mismas pequeñas labores manuales en las
tareas del hogar, la diferencia empezaba con los aprendizajes organizados, ya fueran escolares,
artesanales o industriales, de los cuales quedaban excluidas. El ideal del mundo obrero en el siglo
XIX y principios del XX, dejaba entender que las muchachas no estaban hechas para laborar fuera
del hogar, sino para llevar a cabo tareas provisionales, con miras puestas en el matrimonio y los
quehaceres de la casa. Laboralmente esto les dejaba un mercado de trabajo reducido, en el que
predominaron dos sectores: el servicio domestico y la industria del textil o de la confección de ropa.
Perrot, “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”, p.109.
12
Perrot, “La juventud obrera. Del taller a la fábrica”, p.141.
11

tomar la vida por su propia cuenta o enfrentarse a la sociedad a la que

pertenecían.

La protesta juvenil en el siglo XIX, manifestada con hechos o palabras, recordó

a sus contemporáneos y a la historia la herencia revolucionaria. La juventud se

engrandeció en el imaginario colectivo. Sergio Luzzatto, en el capítulo “Jóvenes

rebeldes y revolucionarios”, incluido en la citada Historia de los jóvenes, brinda un

panorama bastante acertado de la juventud contestaría europea durante el siglo

XIX:

“El mapa de Europa del siglo XIX presenta la imagen compleja, y a la vez clara, de una
juventud inquieta y rebelde. Jóvenes que en la década de 1820 eran partidarios de los
carbonarios franceses e italianos y de los revolucionarios polacos; jóvenes eran también, al
menos como lo ha representado Delacroix en su cuadro más celebre, los estudiantes y los
obreros en las barricadas parisienses de la Revolución de Julio; jóvenes por definición eran
los seguidores de Mazzini en la década, y jóvenes, los héroes y los mártires de la revolución
europea de 1848; jóvenes eran los ‘hijos’ que se rebelaban a los ‘padres’ en la Rusia de los
años 1860 y 1870, la Rusia de Torguénev y de Dostoievski; jóvenes así mismo los
13
intelectuales que llevan a cabo la defensa del capitán Dreyfus en la Francia de 1890”.

En los primeros años del siglo XIX, Inquietos y rebeldes fueron aquellos que

acompañaron a los ejércitos revolucionarios de las colonias americanas en la

sublevación contra la metrópoli. Rebeldes y guerreros fueron igualmente aquellos

jóvenes que integraron los ejércitos que lucharon entre sí durante todo ese siglo

en Colombia, poniendo su valentía al servicio de un partido político.

En los albores del siglo XX en los países latinoamericanos, cuando el proceso

industrializador tomaba fuerza, la paulatina urbanización y masificación sacó a

relucir un fenómeno típicamente urbano: la delincuencia juvenil. Este creció en

número durante las primeras décadas, en Medellín por ejemplo, su aumento

13
Sergio Luzzatto, “Jóvenes rebeldes y revolucionarios”, Historia de los jóvenes, vol. II, p. 241.
12

estaba unido a las malas condiciones en que se encontraban las clases obreras y

populares y a precarios niveles de educación.14

Durante el siglo XIX, la particularidad del ser joven estuvo definida más por la

posición y función social que por concepciones sobre el desarrollo biológico o

psíquico. La condición de joven era, en términos generales, un atributo de la

población urbana, masculina, con oficio o profesión, además era una categoría no

integrada y definida del ciclo de vida, un individuo pasaba sin más de la infancia a

la madurez.15

Las grandes transformaciones a nivel social, económico, político y cultural que

trajo consigo el nuevo siglo afectaron las tradicionales relaciones generacionales.

Los cambios acontecieron en diferentes campos, incluidos el trasporte, las

comunicaciones, la ciencia, la salud pública y el uso del tiempo libre.

Los jóvenes comenzaron en el siglo XX una lucha casi siempre silenciosa, a

veces inconsciente, por el reconocimiento como grupo social autónomo que iba

definiendo poco a poco parámetros de comportamiento y de consumo propios,

moldeados por los medios masivos de comunicación, sin importar su procedencia

social, lo que los definiría mas adelante como categoría independiente, diferente

de la niñez y de la edad adulta y les permitiría lograr la imposición de su visión

individual frente al mundo, sin importar si era o no lo que la familia y la sociedad

deseaban.

14
Una información más completa puede hallarse en: Sandra Naranjo González y Margarita
Restrepo Olano, “Jóvenes en Medellín, 1890-1930”, Medellín, monografía de grado en historia,
Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, 1996.
15
Necoechea Gracia, “Los Jóvenes a la vuelta de siglo”, Historias de los jóvenes en México, p. 92.
13

Finalizada la Primera Guerra Mundial, el mundo poco a poco se recuperó de la

catástrofe e inició una época de prosperidad y progreso material. La nueva era

brindó a los individuos un espacio de acción mayor en todos los ámbitos,

particularmente a las mujeres, ya que si bien el ideal femenino continuaba atado a

la maternidad y al mundo del hogar, la ola modernizadora por la que transitaba el

mundo se tradujo en importantes transformaciones en la existencia femenina.

Es claro que este período constituyó una época de grandes enfrentamientos

entre generaciones en diferentes niveles, la juventud se puso de moda, sin

embargo la conciencia de grupo no se extendió, pues si bien es cierto que los

jóvenes reaccionaron ante las problemáticas nacionales e internacionales, a partir

de su vigor juvenil, no tuvieron la posibilidad de establecer una alternativa global al

mundo adulto, como si sucedió décadas más tarde en medio de un agitado

panorama político internacional.

Al culminar la Segunda Guerra Mundial, los jóvenes recobraron el

protagonismo que habían ido conquistando desde el siglo XVIII. En esta

contienda, que fue la mayor de la historia en cuanto al número de combatientes y

el material bélico empleado; se reclutaron 110 millones de personas, de las cuales

más de la mitad procedían de tres países: la URSS aportó 70 millones, Alemania

17 y de Estados Unidos 16. Las pérdidas humanas, sin incluir los más de cinco

millones de judíos asesinados en el Holocausto nazi, se estiman en 55 millones, la

mitad de los cuales eran militares y el resto civiles. Fue otra generación de jóvenes

que se perdió.16

16
Karl Dietrich Bracher, La dictadura alemana, génesis, estructura y consecuencias del nacional
socialismo, vol. 2, Madrid, Alianza Editorial, 1973, p.476.
14

Para la juventud occidental los años de la posguerra estuvieron enmarcados en

una desenfrenada competencia por el dominio mundial entre Estados Unidos y la

Unión soviética, las dos superpotencias consolidadas luego del conflicto. En

materia económica, la acelerada recuperación y el resurgir industrial de los países

que participaron en la contienda, fueron verdaderos “milagros”, alentados por la

ayuda comprendida en el Plan Marshall lanzado por Estados Unidos, país que

experimentó una bonanza económica sin precedentes, consolidando su posición

como potencia mundial.17

La “guerra fría” tuvo sus efectos sobre la población mundial, uno de ellos fue el

temor despertado en varias generaciones ante un eventual enfrentamiento nuclear

entre los dos gigantes, debido a la proliferación de armas de destrucción masiva

que desató la carrera armamentista emprendida por las superpotencias con el

objetivo de lograr una mutua disuasión.18

La generación de posguerra, la primera en crecer bajo la amenaza nuclear,

presentó una mayor cohesión y autorreconocimiento como grupo concreto con

intereses comunes. Un debate en torno de la juventud planteada como problema,

iniciado desde principios del siglo, se agudizó durante los años cincuenta, con la

multiplicidad de subculturas juveniles surgidas entonces.19

17
Assa Briggs, “La reconstrucción de Europa, 1945-1991. ‘Los milagros económicos’”, Historia
contemporánea de Europa, 1789-1989, Barcelona, Crítica, 1997, pp.390-403.
18
La URSS consiguió hacerse a las armas nucleares, cuatro años después del genocidio de
Hiroshima, en el caso de la bomba atómica, en 1949 y 9 meses después, en el caso de la bomba H
o de hidrógeno, en 1953. En los años sesenta ambas superpotencias comenzaron a trabajar en la
construcción de la bomba de neutrones. A partir de esto, ambas dejaron de utilizar la guerra como
arma política en sus relaciones mutuas, pues era el equivalente a un pacto suicida. Eric
Hobsbawm, “la guerra fría”, Historia del siglo XX, 1914-1991, pp. 231-233.
19
Durante estos años los diferentes discursos acerca de los jóvenes estuvieron caracterizados por
hacer referencia solo a hombres de clase media, adoptándose esta imagen como modelo
establecido de juventud. Laura Passerini “La juventud, metáfora del cambio social (Dos debates
15

Después de los años cincuenta los jóvenes conformaron un conjunto muy variado

a través de los distintos países occidentales, con gustos y valores diversos,

además de fuertes conflictos internos. La variedad de relaciones surgidas entre

estos muchachos y sus formas de expresión fueron consideradas como rebeldes y

exóticas por los estudiosos contemporáneos. Los beats, los existencialistas, los

pandilleros y otros grupos, compartieron algunos de los rasgos característicos

perfilados por las publicaciones de la época, acerca de la actitud perturbadora de

la juventud: desprecio por los valores tradicionales, agresividad y acciones

colectivas.

En todos los países occidentales surgieron neologismos para referirse a estos

sectores inadaptados y agresivos. En Inglaterra se les llamó teddy boys, en

Estados Unidos teen agers, beats, hipster, hell angels, en Francia blouson noirs y

tricheurs, en Rusia hooligans y stiliagi, los alemanes occidentales los llamaron

demisels y halbstanke, los españoles gamberros, los chinos tai pu, tayozocu en el

Japón, en Argentina pavitos, en Venezuela patoteros y en Medellín, (Colombia)

cocacolos.20

Entre las causas dadas a esta desadaptación estaban la crisis educativa y la

descomposición moral en la sociedad y la familia. Cabe anotar que los jóvenes

considerados agitadores en diversas partes del mundo, aunque eran un número

significativo, resultaban pocos en comparación con la cantidad que seguía los

parámetros establecidos por la sociedad.

sobre los jóvenes en la Italia fascista y en los Estados Unidos durante los años cincuenta)” Historia
de los jóvenes, vol. II, p.421.
20
Orestes Serrano “Juventud en crisis”, Arco, nº14, Bogotá, may-jun. 1961, p.188; “Juventud
desadaptada”, Alborada, Medellín, nº96, nov.-dic., 1960, pp.5-9.
16

Un ejemplo de rebeldía juvenil por estos años se puede encontrar en los beatniks

estadounidenses, un pequeño grupo de jóvenes escritores, poetas, pintores y

músicos, quienes movidos por el deseo de liberar su autoexpresión y de rechazar

las convenciones de la clase media, criticaron a la sociedad tecnocrática. Su

camino a la liberación incluía drogas alucinógenas como la marihuana, el sexo

libre, una inclinación por el jazz y la vida de los guetos urbanos, una afinidad con

el misticismo y la filosofía oriental, el budismo, en fin un espíritu inquieto y

aventurero.21

El fenómeno de las pandillas juveniles, acrecentado por esos años, puede ser

otro ejemplo. Los pandilleros expresaron su descontento y desazón a través de la

violencia. Inestables, vagabundos, infractores de la ley, con unas costumbres

morales y sexuales consideradas escandalosas, las pandillas fueron

documentados en el cine estadounidense de los años cincuenta, en películas tan

exitosas como La ley del silencio, protagonizada por Marlon Brando y Rebelde sin

causa, cuyo protagonista fue James Dean.

21
Mario Maffi, “La beat generation”, La cultura underground, Barcelona, Anagrama, 1972, p.17;
Teodoro Roszak, El nacimiento de una contracultura, Barcelona, Kairós, 8ª edición, 1984, 230 pp.
17

2. La cultura juvenil de los años sesenta

Para comprender mejor la nueva actitud de los jóvenes en los años sesenta es

conveniente dar una mirada al panorama general con el que se inició el decenio.

El ambiente político internacional estuvo influenciado, de manera definitiva, por las

continuas tensiones en las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión

Soviética, endurecidas debido a una serie de crisis internacionales ocurridas en

los primeros años y por el conflicto en Vietnam.1

La acción intervencionista norteamericana desató una notable reacción de

protesta en muchos sectores de la población occidental, especialmente entre los

jóvenes universitarios e intelectuales, quienes rechazaron la intervención de

Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba y del mundo entero. El siguiente

aparte de una carta abierta firmada por intelectuales estadounidenses de la época,

señala el repudio ante la intervención en Cuba iniciando la década:

“Los estadounidenses condenaron con toda justicia a la Unión Soviética por su agresiva
intervención en los asuntos de Hungría. ¿Cómo podemos perdonar la participación de Estados
Unidos (que violó sus propios tratados y sus leyes) en un deliberado movimiento de subversión
contra el gobierno de Cuba? [...]
Nosotros no podemos perdonarlo. Tal política ya ha ocasionado la muerte de cubanos de
ambos partidos y nos esta desprestigiando en todo el mundo. Esta causando disgustos en
Hispanoamérica, y nos ocasionará vergüenza a todos nosotros en el porvenir. Podría conducir
2
a una desesperada y cruel guerra civil que podría aún iniciar la Tercera Guerra Mundial.”

1
El 20 de enero de 1961, tomó posesión como presidente de Estados Unidos el demócrata John
Fitzgerald Kennedy, a quien le tocó enfrentar hasta su muerte en 1963, los momentos de más dura
tensión en toda la guerra fría: la invasión fallida a Cuba; la crisis de Berlín y la de los mísiles
soviéticos instalados en suelo cubano por la URSS en 1962.

2
Charles Wright Milles, “El balance de la culpa. Notas sobre la guerra fría”, Revista de la
Universidad Nacional Autónoma de México, nº4, diciembre 1960. Publicado nuevamente en la
edición nº 625-626, de julio- agosto de 2003, p.9.
18

Aunque los países europeos occidentales no participaron directamente en la

“guerra fría”, todos los gobiernos con o sin partidos comunistas importantes,

fueron plenamente anticomunistas, decididos a protegerse contra un posible

ataque militar soviético. Sin embargo a diferencia de Estados Unidos, en Europa

Occidental la idea de combatir una posible conspiración comunista mundial no fue

en ningún momento parte importante de la política interna de ninguno de los

países que se podían afirmar como democráticos.3

Durante lo años de “guerra fría”, se dio una rivalidad entre los distintos

servicios secretos soviéticos y occidentales, que produjo uno de los símbolos más

característicos de la tensión internacional: las novelas de espionaje y de

asesinatos encubiertos. En este género, los británicos, gracias a James Bond de

Ian Fleming y a los héroes de Jhon Le Carré, mantuvieron la primacía.

3
Hobsbawm, “la guerra fría”, Historia del siglo XX, p.248.
19

1. Aviso publicado en el semanario Pantalla sobre el estreno en Medellín, del “Satánico doctor No”,
la primera cinta de James Bond. (Pantalla, Medellín, mayo 23, 1963, p.4)
20

Pacifistas de todo el mundo se organizaron contra el peligro de la destrucción

atómica. En diversos países se llevaron a cabo numerosas protestas de diversa

índole como sentadas y marchas. En abril de 1960 se realizó en Londres una gran

manifestación que duró cuatro días, donde mas de 50.000 personas se

pronunciaron en contra de la proliferación de armas nucleares.

El filosofo y científico británico Bertrand Russell, estuvo al frente de la

resistencia civil siendo uno de los principales promotores contra la guerra nuclear.

Su participación en las manifestaciones fue notable y decidida, como cuando

protagonizó, con otras 2000 personas una sentada ante el ministerio de defensa

en Londres, en señal de desacuerdo contra la instalación de una base de

lanzamiento de mísiles estadounidenses en Escocia, el 18 de febrero de 1961. 4

Hacia los años sesenta la tecnología nuclear dejó de ser cosa de las dos

superpotencias. Gran Bretaña inició un programa de armamento atómico en 1947;

Francia hizo estallar su primera bomba atómica en 1960 y China en 1964. Debido

a esto, tanto norteamericanos como soviéticos mostraron interés en controlar la

difusión indiscriminada de armas y tecnología nuclear.5

El proceso de disolución de los imperios europeos en ultramar, lento en los

primeros años de posguerra, se aceleró finalizando los años 50, alcanzando su

punto máximo en la década siguiente, especialmente en las naciones africanas.

En ese continente cerca de 30 países lograron la independencia en la década del

sesenta. En mayor o menor grado las metrópolis se mostraron favorables a la


4
Decenium. Nuestro siglo. Texto, imágenes y sonido. Años 60, Barcelona, Plaza & Janes, 1985, p.
18.
5
Briggs y Clavin, “la guerra fría en el aire, 1957- 1969”, Historia contemporánea de Europa, p. 370.
21

emancipación de sus colonias, debido en gran medida a la fragilidad económica

con que habían culminado la segunda guerra mundial, lo que les impedía sostener

los costos y demandas para el sostenimiento de sus aparatos burocráticos y

militares en ultramar. Inglaterra y Francia en primer momento, luego Bélgica,

Portugal y los demás países europeos que tenían posesiones fuera de su territorio

terminaron por aceptar las exigencias de las nuevas repúblicas.6

Las excolonias imperiales europeas en Asia y África pretendieron saltar a la

escena internacional e influir en la política mundial adoptando una posición de no

alineamiento en ninguno de los bloques hegemónicos. Trataron de hacerlo a

través de la integración de esfuerzos en una organización supranacional: el

Movimiento de Países no Alineados, MPNA, cuyos antecedentes inmediatos se

remontan a la reunión que se llevó a cabo el 18 de abril de 1955 en Bandung, al

oeste de la isla de Java, excolonia holandesa. Allí se congregaron delegados de

29 países de África y Asia, para discutir asuntos relacionados con su posición en

el mundo.7

Grupos rebeldes proliferaron en diversas partes del globo, atrayendo a muchos

jóvenes con posturas nacionalistas. En África, el Movimiento Para la Liberación de

Angola, MPLA, el Partido Africano Para la Independencia de Guinea y Cabo Verde

PAIGC. En América Latina dominada por la influencia norteamericana, se vio con


6
La autonomía alcanzada fue relativa y los nuevos estados continuaron atados a las antiguas
potencias, principalmente por lazos culturales y económicos. En la mayoría de ellos se conservó
como idioma oficial el europeo respectivo, aunque la lengua autóctona estuviera ampliamente
difundida, en Senegal por ejemplo, el 60% de la población hablaba el volof y en Níger, el 70%
hablaba el haussa, sin embargo el francés continúo siendo la lengua oficial y Francia, el mayor
receptor de sus exportaciones, Werner Ludewig y Joan Botella, “la descolonización en el África
negra”, Decenium, p. 189.
7
Rafael Aracil y otros, “El movimiento de países no alineados”, El mundo actual de la segunda
guerra mundial a nuestros días, Barcelona, Edicions Universitat de Barcelona, 1998, p. 520.
22

asombro como Cuba se convirtió en el único enclave comunista en Occidente y

como las ideas revolucionarias se diseminaban por el mundo, proliferando la

formación de grupos guerrilleros motivados por el ejemplo cubano y orientados en

su mayoría por ideas comunistas.

El consumo masivo se expandió con ritmo acelerado. Los empleos bien

remunerados y una baja tasa de desempleados, contribuyeron enormemente a

elevar el nivel de vida en las naciones más adelantadas del mundo. En las

naciones menos favorecidas las condiciones no eran tan alentadoras, pues el

hambre y la miseria continuaron asolando a millones de personas. La inclinación

de la balanza económica a favor del sector industrial sobre el agrícola, de la

ciudad sobre el campo y un marcado desarrollo del sector de los bienes y

servicios, fueron rasgos característicos de este periodo.8

De 1961 a 1970, los informes técnicos de la ONU señalaron un crecimiento

importante de las economías en la mayor parte de los países desarrollados. De la

mano de Estados Unidos el modelo de Estado benefactor y la sociedad de

consumo influyeron determinantemente en Occidente. Por medio de las películas,

la música, la publicidad y la televisión, Estados Unidos llevó su consumismo

desmedido y la idea del “sueño americano”, a millones de personas en todo el

mundo.9

8
Raúl García Duran, “Los años 60: la cresta de la ola”, Decenium. pp.219-222.
9
Las bajas tasas de desempleo de muchos de los países occidentales durante el periodo dieron
cuenta de esta época dorada en la economía: Para 1965 en Norteamérica esta alcanzaba el 4.5%,
en Europa occidental estaban en 0.8%, en Japón 1.3% y en Australia rondaban el 3.7%. Raúl
García Duran, “Los años sesenta: la cresta de la ola”, Decenium p.220.
23

La cultura popular estadounidense se impuso desde la posguerra y el cine fue el

primer vehículo para su difusión. Con la expansión de la televisión por el mundo,

en los años sesenta, la publicidad contribuyó a crear un amplio mercado para

modas y productos nuevos. Los espectáculos deportivos masivos, que ya estaban

bien difundidos, comenzaron a ser televisados haciéndolos aún mas populares. 10

En medio de esta prosperidad económica occidental y gracias a ella, se

produjeron importantes avances científicos y tecnológicos en el terreno de la

investigación espacial, las telecomunicaciones y la medicina además de adelantos

en materia de transportes, desarrollo de artículos eléctricos para el consumo

masivo y la computación. Con la puesta en órbita del satélite artificial soviético

Sputnik I, en octubre de 1957, se inició una competencia entre las superpotencias,

ya no únicamente por el control global, sino por el dominio espacial.

El lanzamiento de los primeros satélites artificiales, utilizados en

telecomunicaciones y espionaje, así como los viajes espaciales con o sin

tripulación para explorar la luna y los planetas, marcaron el comienzo de una era

en la que la humanidad expandió sus fronteras mas allá de todo lo conocido hasta

entonces y la exploración interplanetaria se convertiría en tema común.11

La carrera espacial aportó una enorme cantidad de datos científicos sobre la

naturaleza y el origen del Sistema Solar y del Universo. Los satélites situados en

10
Alan Brinkley, “La sociedad opulenta”, Historia de Estados Unidos, México, McGraw-Hill, 1996,
p.644-645.
11
Los soviéticos llevaron la delantera hasta 1965, lanzando el primer satélite, enviando al primer
hombre y a la primera mujer al espacio: el comandante Yuri Gagarin, a bordo de la nave Vostok 1,
en 1961 y Valentina Tereshkova tripulando la Vostok 6 en 1963. Poco a poco los
estadounidenses, primero con sus naves Gemini y luego con los Apolo, pasaron a encabezar la
exploración lunar y planetaria. Incluso pusieron en órbita espacial al primer ser viviente: la perra
Laika, con el objetivo de estudiar la conducta animal ante la falta de gravedad. Manuel Montes
Palacios, La nueva frontera: el espacio. Madrid, Equipo Sirius, S.A., 1991. 376p.
24

órbita terrestre contribuyeron a mejorar las comunicaciones, la predicción del

tiempo, la ayuda a la navegación y el reconocimiento de la superficie terrestre con

diferentes fines. Otros avances importantes a nivel científico se dieron en el campo

de la medicina.12

Una fuerte explosión demográfica, especialmente en los países pobres y un

marcado crecimiento urbano, complementaron el panorama del mundo a

mediados del siglo XX. La población mundial se estimaba en dos mil quinientos

millones de personas, de las cuales casi el 70 % habitaba en países asiáticos,

africanos y latinoamericanos, donde existía mayor pobreza. Hacia 1971, las cifras

arrojaban alrededor de 3700 millones, la mayoría de los cuales habitaba en los

países tercermundistas donde las condiciones de vida empeoraban con los años.

En todo Occidente las ciudades se masificaron cambiando la fisonomía del hábitat

y generalizando las formas de vida y las mentalidades.13

El rejuvenecimiento de las bases de la población mundial fue una de las

consecuencias directas de la explosión demográfica. Si bien el mundo aumentó su

población total, la mayoría de los países industrializados tuvieron cifras de

natalidad bajas y un aumento en la esperanza de vida de los habitantes adultos,

12
Cabe destacar la realización del primer trasplante de corazón, llevada a cabo por el doctor
Christian Barnard, en Sudáfrica, en un momento en que los avances en esta materia eran de gran
importancia; también se logró progresar en la lucha contra las enfermedades infecciosas gracias al
impulso de nuevas vacunas (contra la poliomielitis, el sarampión, la rubéola) y se inició la creación
de anticonceptivos con base hormonal. Asunción Cladellas y J.M. Keppel Hesselink “La medicina
en los años sesenta”, Decenium, pp. 238-243.
13
José Luis Romero, “Las ciudades masificadas”, Latinoamérica: las ciudades y las ideas,
Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 1999, pp.388-395. Ver: Arturo Escobar. La invención
del Tercer Mundo, Bogotá, Ed. Norma, 1998
25

gracias a los avances en medicina, lo que produjo un envejecimiento progresivo

de la población de los mismos.14

Entre guerra fría y crecimiento económico, entre aires de libertad y represión,

entre urbanización masiva y abandono del campo, entre estados benefactores y

pobreza generalizada, los jóvenes occidentales se hicieron sentir para dejar ver su

posición ante el mundo, para criticarlo, exigiendo ser escuchados o participando

de los cambios de manera pasiva, mostrando su visión estética de este,

politizándose, rebelándose, consumiendo frenéticamente e imponiendo poco a

poco una nueva cultura juvenil que pretendía romper con los esquemas

establecidos en comportamientos y costumbres.

Los fabricantes de productos cosméticos, de higiene íntima, las compañías

disqueras, las industrias de moda, de automotores, especialmente motocicletas,

vieron en los jóvenes un mercado atractivo para sus productos. La moda se

centro por primera vez en adolescentes, desde esta década la moda se

democratizó, los jeans prenda de vestir deliberadamente humilde, popularizada

por los estudiantes universitarios en los campus norteamericanos y la minifalda

afloraron por todos lados, acompañados de prendas propias de la onda hippie.15

Relajamiento en las costumbres sexuales, aumento del consumo de drogas, el

rock y el popart como voz y expresión estéticas, sumados a una protesta

generalizada, muestra del inconformismo y del enorme conflicto generacional,

14
Manuel Salvat (dir.) “Doctrinas e ideologías sobre población y desarrollo”, La explosión
demográfica, Biblioteca Salvat de grandes temas, Barcelona, Salvat Editores, 1973, p.132.
15
Maria Teresa Guerrero, “Las moda en Colombia a mediados del siglo XX (1940-1970). Los años
sesenta: juventud, rebeldía y emancipación”, La moda en Colombia, Bogotá, Ediciones Alfredo
Wild, 1994, p. 33.
26

fueron los elementos distintivos de una juventud que marcó una época con sus

deseos de libertad, individualismo, igualdad y justicia social.

Desde Europa y Estados Unidos, se comenzó a propagar una “revolución

sexual” que permeaba diversas esferas: la sociedad se volvió más permisiva hacia

las relaciones hetero y homosexuales; el amor libre se difundió de la mano de la

píldora anticonceptiva; en un determinado momento la moda comenzó a

unificarse, a imponerse una sola tendencia “unisexo”; las tasas de divorcio se

incrementaron, lo mismo que las experiencias sexuales premaritales y

extramatrimoniales; los jóvenes reclamaron los derechos sobre su cuerpo y a la

sexualidad; además creció el contenido erótico difundido a través de los medios de

comunicación y la publicidad.

El consumo de drogas se expandió en esta década entre adultos y

adolescentes. Una diversa gama de viejas y nuevas drogas, legales e ilegales,

sintéticas y naturales, coparon los mercados negros, trascendiendo los controles

endurecidos por esos años, para llegar a la creciente variedad de consumidores.

La psicodelia, expansión de la mente con el objetivo de lograr una

autoconocimiento, a través de la utilización de sustancias alucinógenas como la

marihuana, el hachís, el peyote, los hongos psilocybinos, el ácido lisérgico LSD,

entre otros, fue un rasgo de la vida de los jóvenes asociados a la cultura hippie de

estos años, promovida y defendida por múltiples personajes como el psicólogo

Timothy Leary, celebre defensor y profundo investigador del consumo de

alucinógenos.

Para los hippies, la práctica sicodélica se convirtió en una experiencia

colectiva, comunitaria, que amalgamó misticismo, utopismo, idealismo, religión


27

oriental y apoliticismo, el progresivo abandono del plano de la realidad, a “favor del

redescubrimiento interior, en la búsqueda de la naturaleza incontaminada y del

cuerpo incontaminado”.16

Dicho aumento en el consumo iba más allá de la experimentación sicodélica de

miles de jóvenes pertenecientes a diferentes subculturas en el mundo. Estos y la

minoría de tradicionales consumidores entre los que se encontraban artistas y

sectores populares, eran solo el pico de la montaña. En la base se encontraban

los millones de personas que no podían llevar una vida normal, dormir bien,

despertarse bien, sin la ayuda de las pastillas. Se decía que la dependencia de las

drogas había superado todos los cálculos en la historia de la humanidad, se

tomaban píldoras para animar, para tranquilizar, para ganar peso, para perderlo,

para evitar la concepción, para lograrla.17

Un aspecto más de la cultura popular que pasó a ser dominado por la juventud

y su espíritu creador fue la música, especialmente el rock, el sonido de las nuevas

generaciones. En diversas partes del mundo se popularizaron los conjuntos y los

solistas jóvenes que interpretaban frenéticos ritmos como el rock and roll y el

twist.18

La televisión y la radio comenzaron espacios exclusivamente juveniles y el cine

jugó un papel decisivo en la difusión de las nuevas tendencias, muchos de los


16
Mario Maffi, “El individuo. Liberación a través de la droga”, La cultura underground, p.59.
17
El mundo alucinante de las drogas”, Cromos, Bogotá, octubre 16, 1967, pp. 17-19.
18
Puede decirse que el rock and roll inundó el mercado en 1955, cuando gran parte de los y las
jóvenes estadounidenses de clase media comenzaron a tomarlo como símbolo de su identidad y
de su posición ante el mundo de los adultos, pero ya existía desde muchos años atrás bajo sus
formas originales: rhythn n’ blues, gospel, ballad, country. Su éxito impuso modas con un impacto
sin precedentes en lo cultural y comercial, convirtiéndose en una de las mejores representaciones
de lo moderno, en un mundo donde la visión de futuro prevalecía. Philippe Daufoy, “los orígenes
musicales del rock and roll”, Pop music/rock, Barcelona, Anagrama, 1973, pp.21-30
28

cantantes rocanroleros, entre ellos Elvis Presley, Chuck Berry, Fats Dominó,

actuaron o aparecieron en películas cinematográficas tales como Girls can`t help it

(1956) y Rock, rock, rock (1957), entre otras.

Un factor importante de la cultura juvenil era el baile. Este abrió la posibilidad

de encontrarse en espacios propios y brindó toda una nueva aproximación al uso

del cuerpo. El éxito del rock and roll aceleró la búsqueda de nuevos ritmos,

produciéndose una multiplicación de ellos: el madison, el fly, el pony, el popeye, el

monkey, el duck, el locomotion, el philly, el hitch, el hike, el harlem shuffle, el

wahtusi, entre otros. De todos el que tuvo mayor éxito, aceptación y popularidad

fue el twist.

Este ritmo puso a todo el mundo a bailar, el negocio del twist proliferó por

Estados Unidos y por muchas partes del mundo, se llegó incluso a decir que había

destronado al rock and roll como el gran ritmo moderno, hasta los adultos

comenzaron aceptarlo y a disfrutarlo, la música de los jóvenes parecía haber

dejado de ser exclusivamente de ellos.19

Nuevos aires musicales invadieron el mundo, tras la cortina de hierro los

jóvenes también crearon, en 1965 se anunciaba que los muchachos y muchachas

rusas, estaban bailando el bip bip, el “ritmo que ha invadido a Rusia como una

tempestad tan fuerte como la del twist y el rock, en el resto del mundo”. Creado

por Boris Kiyanov, quien pensó que se podía danzar al son del Sputnik, cuando

enviaba sus señales, este ritmo podía ser bailado por una sola pareja o en grupos

19
Julia Palacios, “Yo no soy un rebelde sin causa...”, Historia de los jóvenes en México, pp. 332-
342.
29

y fue un verdadero éxito en los populares salones y campos de baile de la Rusia

soviética, donde por primera vez se imponía una danza moderna. 20

Con el transcurrir de los años sesenta, aquellos universitarios norteamericanos

que estaban siendo participes de las rupturas juveniles de esta década, lucha por

los derechos civiles, movimiento estudiantil, protestas contra la guerra de Vietnam,

los mismos que sirvieron de transición entre la generación beat y los hippies,

fueron dejando a un lado su gusto por el rock and roll, en gran parte debido a la

manipulación decadente de la que este había sido objeto por parte de la industria

discográfica y adoptaron con mayor fuerza un género relacionado con él,

representante de su evolución y que también se diseminaría por el mundo: el rock,

así como el blues clásico y el folk.21

En pocos años el rock se expandió por el mundo desde Estados Unidos,

siendo paradójicamente los interpretes ingleses de la llamada “invasión británica”,

nombre que englobó las numerosas formas en que los músicos ingleses

asumieron las novedades musicales provenientes de Estados Unidos principiando

la década, entre ellos The Beatles, The Yardbirs, y The Rolling Stones, quienes se

encargaron de difundirlo.22

La beatlemanía se propagó por diversas partes del globo, el éxito de estos

“cuatro jóvenes mechudos ingleses, provistos de guitarras eléctricas y vestidos

20
“Rusia baila el Bip Bip”, Cromos, Bogotá, mayo 10, 1965, pp. 26-27.
21
Philippe Daufoy, “La crisis ideológica americana y la pop music”, Pop music/rock, pp. 78-90.
22
Este género no fue uniforme en todos sus exponentes, ni musicalmente. ni en el contenido de
sus canciones, existieron grandes diferencias por ejemplo entre el estilo frívolo y rítmico de los
californianos The Beach boys, con letras inspiradas en la vida de los jóvenes surfistas y el acid rock
asociado a la cultura hippie de los Jefferson Airplane y los Grateful dead. “La revolución musical
del rock and roll y la música pop”, Historia de la música, España, Espasa Siglo XXI, 2001, pp. 929-
957.
30

con trajes ceñidos” que incluso los llevó a ser nombrados en 1965 caballeros de la

Orden del Imperio Británico, fue absoluto, desbordante y conducía “hasta el

paroxismo a la juventud que los escuchaba”.23

Una similar acogida tuvieron entre un amplio sector de la juventud occidental

por esos mismos años los Rolling Stones, con su expresión rebelde y su toque

sensual, casi erótico, considerados por muchos la contraparte a la expresión

burguesa representada por los Beatles.

En los años sesenta la afición juvenil por el blues y en menor medida el jazz,

fue más allá de la apreciación musical, expresó la solidaridad de los estudiantes

blancos con la lucha de los negros por sus derechos civiles. El folk song y la

canción protesta llevaban mensajes pacíficos y de denuncia social, como la

oposición a la guerra, a la discriminación racial, al militarismo, adquiriendo durante

esta década difusión internacional con cantantes como Joan Baez y Bob Dylan.24

Junto a los conciertos realizados por los tradicionales empresarios del mundo

del espectáculo, se comenzaron a realizar festivales musicales organizados por

los jóvenes para disfrutar directamente de los nuevos sonidos, en libertad,

acompañados de buenas dosis de drogas, especialmente marihuana y ácido

lisérgico diethilamide LSD y expresando su amor abiertamente. Con el Pop Music-

Love and Flowers, celebrado en 1967 en Monterrey (Mexico), el Woodstock Music

and Art Fair (Estados Unidos), el festival de la isla británica de Wight, y el de

Altamont, California, todos realizados en 1969, a los cuales asistieron cientos de

23
“Histeria colectiva”, Cromos, Bogotá, marzo 2, 1964, pp. 6-9.
24
Philippe Daufoy, “La crisis ideológica americana y la pop music”, Pop music/rock, pp. 78-90.
31

miles de jóvenes de diferentes partes del mundo, la juventud occidental dio

muestra de una cohesión generacional.

A escala mundial estos eventos fueron verdaderos centros de peregrinación,

en ellos confluyeron representantes de la contracultura juvenil, hippies, mods,

black panthers, rockers, así como jóvenes tradicionales que solo disfrutaban de la

música y aprovecharon la oportunidad para escapar de su rutina y ser participes

de la tendencia mundial.25

Al festival de realizado los días 15, 16 y 17, de agosto de 1969, en la pequeña

ciudad de Bethel, cerca de Woodstock, en el Estado de Nueva York, asistieron

cerca de 300 mil personas. En el actuaron algunos de los mejores grupos de la

década de 1960 entre ellos los cantantes Ravi Shankar, Janis Joplin, Arlo Guthrie

y Joan Baez, y las bandas The Who; Crosby, Stills, Nash and Young; Jefferson

Airplane; Grateful Dead; Sly and the Family Stone y Creedence Clearwater

Revival.26

Los jóvenes manifestaron su sensibilidad a través de otras expresiones

estéticas, además de la música, desde la plástica hasta el teatro, produciéndose

interesantes e innovadoras propuestas. Uno de estas manifestaciones, para

muchos quizás la más representativa a nivel gráfico y de escultura fue el Pop Art,

movimiento artístico iniciado en la década de 1950 en Estados Unidos y Gran

Bretaña, inspirado en la cultura de masas, en sus productos, en sus ídolos. Entre

25
La prensa antioqueña registró como novedad estas concentraciones juveniles, el diario El Correo
registró de esta forma el festival de Woodstock: el 17 de agosto de 1969, en primera pagina
“300.000 personas se reúnen a bailar rock”; el de la isla de Whigth es registrado así igualmente en
la primera página del día primero de septiembre: “200.000 ‘pop’ esperan a cantante favorito”.
26
El acontecimiento, que algunos consideran un hito de la contracultura estadounidense, fue
documentado en el largometraje “Woodstock, 3 días de paz música y amor (1970)”, realizado por
Michael Wadleigh, el cual llegó ese mismo año a Medellín, donde fue presentado en el teatro el
Cid.
32

los más destacados representantes de este movimiento pueden contarse los

estadounidenses Robert Rauschenberg, Jasper Johns, Andy Warhol y sus

estampas idénticas de botellas de Coca Cola, latas de sopa Campbell, Marilyn

Monroe y otros íconos representativos de la cultura de consumo, así como el

artista británico David Hockney, autor de Typhoo Tea (Londres, Gallería Kasmin),

una de las primeras pinturas que reprodujo la marca comercial de un producto. 27

La representación escénica fue otro importante elemento de expresión y

creación. El llamado “teatro de guerrilla” fue considerado incluso un medio de

lucha para denunciar y resolver problemas, un ejemplo de este tipo combativo de

expresión cultural, es presentado por el periodista español Andrés Garrido, en

una obra acerca de los jóvenes rebeldes norteamericanos en los años sesenta:

“En una universidad del Este de los Estados Unidos, los servicios médicos estaban muy mal
atendidos: la clínica estudiantil carecía de personal y ambulancias suficientes para casos de
urgencia. Un día, en el comedor, un estudiante se desplomó dando alaridos y retorciéndose en
el suelo. Los que le rodeaban salieron a telefonear a la clínica, que estaba en la calle de
enfrente. Al cabo de casi media hora de ataques agudísimos aparecieron los enfermeros en
busca del paciente, le cogieron, le pusieron en una camilla, con tan poco tino que le dejaron
caer al suelo... Todo era una farsa, enfermo y enfermeros eran estudiantes del “teatro
guerrilla”. La revista estudiantil dedicó la portada al incidente y en tres días, la clínica fue
28
totalmente renovada”.

Veamos ahora como los hippies, herederos de la tradición beatnik, se

propusieron empezar una nueva sociedad, una contracultura basada en la paz, la

armonía y el amor libre, donde la vida en comunas en las que el individuo pudiera

27
Los antecedentes históricos del Pop Art puede encontrarse en la obra de los artistas dadaístas,
especialmente del francés Marcel Duchamp, y en la tradición pictórica estadounidense
caracterizada por el detalle en las representaciones de objetos cotidianos. Este surge como una
reacción contra el expresionismo abstracto, que dominó el arte durante las décadas de 1940 y
1950, al que estos artistas consideraban demasiado intelectual y apartado de la realidad social.
Simon Wilson, El arte Pop, Barcelona, Editorial Labor, 1975, 267p.
28
Andrés Garrido, La rebeldía universitaria, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1970, p. 55.
33

ser él libremente, aunque suene contradictorio, fueran la base de la convivencia,

todo bajo una mezcla de misticismo oriental y uso de sustancias alucinógenas que

permitieran alcanzar la liberación individual y social.

2.1. Los hippies: la contracultura de una juventud rebelde

El movimiento hippie surgido en 1966 en el Estado de California, en Estados

Unidos, fue un intento de contracultura, de crear una “sociedad en la sociedad”,

organizada autónomamente, con canales de expresión y estructuras propias. Los

hippies trataron de adoptar una forma de vida global, apartados de la moral

burguesa, se identificaron con las culturas orientales y precolombinas, en cierto

momento rehuyeron a la política y vieron en la liberación individual el punto de

partida de una nueva civilización.29

El inconformismo de un sector de los jóvenes de la clase media urbana

estadounidense y occidental, quedó plasmado en este intento por construir una

sociedad alterna. Miles de chicos y chicas escaparon de sus hogares dejando

atrás las comodidades materiales, la educación tradicional, tomando conciencia de

su poder y desplegándolo, aunque en una iniciativa algo utópica destinada a la

extinción en pocos años.

29
Existe una variedad bibliográfica amplia donde se aborda esta particular expresión de la
juventud, desde reportajes periodísticos, hasta análisis históricos, psicológicos y sociológicos,
publicados en la época y en años posteriores. Para este aparte se retomaron, entre otros, los
siguientes textos: Juan pedro Cartier y Mitsu Naslednikov, El mundo de los hippies, Bilbao, Desclée
de Brouwer, 1974, 255p.; Gisela Bonn, Entre los hippies, Barcelona, Editorial juventud, 1971, 147
p.; Theodore Roszak, El nacimiento de una contracultura, Barcelona, Kairós, 8ª edición, 1982, 320
p.
34

Los hippies se opusieron a la guerra de Vietnam y a cualquier otra forma de

intervención militar en el mundo dejando ver su pacifismo. Consignas como “haz el

amor no la guerra”, “ataca a los policías con amor”, fueron sus frases de combate.

Pronto crearon comunas, donde jóvenes de ambos sexos convivían compartiendo

sus deseos de liberación, su necesidad de amarse libremente y su espiritualidad

tocada por Oriente, guiada de la mano de sustancias alteradoras de conciencia, de

manjares de dioses, rehuyendo de todo compromiso político que no fuera su

rechazo unánime a la guerra y su anhelo de fraternidad.30

Las comunas hippies pronto comenzaron a extenderse por toda la geografía de

Estados Unidos y por el mundo. Existían de diverso tipo:

“Municipios comunas como el de Woodstock en los que no se hace nada; municipios políticos
en los que se prepara la sociedad de mañana publicando manifiestos y a veces fabricando
bombas; municipios que han hecho de la no violencia a lo Gandhi su regla de vida y que dan
respuestas muy eficaces a los que no quieren hacer su servicio militar; municipios que tienen
como finalidad única ayudar a los pobres, los inadaptados...; otros como Synanon, Daytop,
Odissey House que, por la terapia de grupo, han escogido como misión liberar a los drogados
de sus tensiones. Los hay que están encerrados en una sola actividad: teatro, pintura,
fabricación de alhajas a estilo indio, exploración de todas las posibilidades de las drogas
alucinógenas. Existen ‘ashrams’ donde se pasa todo el tiempo ayunando y meditando
buscando la liberación espiritual.... Hay otros cuyos miembros se amontonan en inverosímiles
autobuses pinturrejeados, desde donde recorren interminablemente los Estados Unidos, el
Canadá y Méjico, deteniéndose en algún lugar cuando verdaderamente están necesitados de
31
dinero, para dar un concierto o un espectáculo sicodélico.

30
Si bien la tendencia a reunirse en comunas más o menos estables cuyo número de integrantes
variaba, fue una de las características importantes del movimiento hippie, la vida nómada y
vagabunda de comuna en comuna, de ciudad en ciudad también fue común.
31
Algunas revistas de la prensa underground, como se le conoció a las múltiples publicaciones del
disenso juvenil norteamericano, a partir de 1963, sirvieron como lazo entre las múltiples comunas y
los individuos, publicando cuestionarios que permitieran relacionar la personalidad , con lo ofrecido
dentro de esta diversidad, es el caso del formato de 185 preguntas publicado en el Moderno
utopista, cuyo comité de redacción al recibirlo debía estudiarlo y trasmitirlo a la comuna más
adaptable a las necesidades y deseos de quien lo enviaba. Cartier y Naslednikov, “Ya estaba harto
del carricoche de mi papá”, El mundo de los hippies, pp.38-39.
35

La vida en estas congregaciones fue muy variada y activa, aun cuando los

tradicionalistas no vieron en ellas más que lugares donde los demonios de la

juventud moderna, sexo, drogas y rock and roll, habían encontrado su infierno.
36

2 3

2 y 3. Los hippies, subcultura juvenil surgida en San Francisco, promediando los años sesenta.
(Nick Yapp comp., The Hulton Gemí picture collection. 1970’s. Décadas del siglo XX, Londres,
Köneman, 1997, frontispicio; Manuel Salvat dir., La protesta juvenil, Barcelona, Salvat Editores,
1973, p. 94)
37

En el sentir de estos jóvenes se hallaba también presente un elemento

seudorreligioso con el que se pretendía descubrir un concepto diferente del

individuo, de su vida, de sus creaciones, influenciado por el misticismo oriental a

través del budismo, del hinduismo, del zen, inspirado en una concepción

totalmente diferente de las relaciones entre individuos, lograda gracias a la acción

de sustancias naturales como el peyote y el yagé, al estilo de las civilizaciones

precolombinas.32

El derecho a la libre sexualidad y a disponer sobre el propio cuerpo, que

comenzaba a ser reivindicado por buena parte de la juventud mundial en estos

años, encontró entre los hippies una expresión extrema de libertad, sin

discriminaciones homofóbicas, ni sorpresa ante cualquier tipo de unión que

representara la felicidad para quienes las llevaban a cabo, por el contrario

partidarios del amor libre, pregonaron abiertamente todas las formas de amar.

Como una expresión del descrédito que tenía entre ellos la institución del

matrimonio, se popularizaron diferentes tipos de uniones: la monogámica pura,

monogámica cambiando a veces de pareja, matrimonios en grupo teniendo un

compañero o compañera preferida, matrimonio de grupo total o simplemente amor

libre con quien se quisiera. Tal libertad y supresión de los tabúes sexuales entre

hombres y mujeres fueron ampliamente difundidos y practicados en las comunas,

allí los chicos podían ir donde una chica y preguntarle tranquilamente: “¿puedo

32
Numerosos gurus y swamis, falsos y verdaderos, de la categoría del Baba Ram Dass o el
Swammi Maharishi Mahesh, celebre gurú de los Beatles, se hicieron famosos en el mundo
enseñando a controlar mente y espíritu, a través de mantras, meditación trascendental y secciones
de karma, bhakti, inana y radscha yoga, pregonando los beneficios de una alimentación sana rica
en vegetales.
38

dormir contigo esta noche?, ella podía elegir entonces entre estas tres respuestas:

sí, desolada, o finalmente: ‘esta noche me han cogido ya, pero otro día con

muchísimo gusto’”.33

La liberación personal que buscaban “los hijos de las flores”, a través de la

meditación, el yoga y el amor libre, encontró en las sustancias sicoactivas una

forma de penetrar en mundos espirituales, inimaginables sin estar bajo sus

efectos. Se popularizaron productos naturales como marihuana, hachís, peyote,

yagé, así como sintéticos tipo ácido lisérgico diethilamide LSD, la

dimethyltryptamine, DMT, producto sintético similar a la Psilocybina encontrada en

algunos hongos alucinógenos y el STP, atropina sintética, además de algunos

narcóticos especialmente aquellos derivados de la amapola, papaver somniferum,

como el opio, la morfina y la heroína. De todos ellos la marihuana y el LSD fueron

los más populares.34

En los años siguientes al descubrimiento del LSD, esta sustancia fue puesta al

servicio de la psicoterapia, como tratamiento para la esquizofrenia, el alcoholismo

y otras enfermedades mentales. Fue utilizada incluso como anestésico de

enfermedades incurables y dolorosas como el cáncer, desatando una aguda

33
Cabe anotar que dicha ola de libertinaje y sexualidad irresponsable se tradujo en un fuerte
aumento de las enfermedades de transmisión sexual, entre ellos. Cartier y Naslednikov, “Se acabó
el matrimonio entre dos”, El mundo de los hippies, p. 146.

34
Las puerta de la percepción (1954) y su continuación Cielo e infierno(1956), del escritor inglés
Aldous Leonard Huxley no faltaron en ningunas de las librerías hippies. Conviene hacer una
diferenciación entre los diferentes tipos de drogas, diferenciándolas entre dura y suaves. En el
primer grupo se encuentran todas aquellas que producen hábito y cuyo grado de nocividad física y
sicológica es notorio: morfina, heroína, cocaína, anfetaminas, barbitúricos. El segundo grupo
comprende aquellas sustancias naturales u obtenidas sintéticamente, que no producen
dependencia y que se identifican casi en su totalidad con los alucinógenos como la marihuana, el
hachís, el LSD, entre otros. Mario Maffi, “Liberación a través de la droga”, La cultura underground,
pp. 62-63.
39

controversia a partir de 1960, impulsada por los estudios con alucinógenos

realizados por el psicólogo de Harvard, Timothy Leary y su discípulo Richard

Albert, quienes en poco tiempo transformaron la sustancia de simple objeto de

curiosidad médica a una de las drogas más discutidas desde el descubrimiento del

opio.35

Mística, erotismo y consumo de alucinógenos se unían en una sola comunión

para alcanzar la liberación, todos estos elementos se encontraban en las

diferentes comunas y centros sicodélicos. Una de las incidencias del trabajo de

propaganda de Timothy Leary y otros partidarios de la LSD, como el escritor Ken

Kesey, fue la creación de una especie de culto, donde se transformaban los

poderes estimulantes de las drogas en misticismo y en experiencia religiosa.

Bien fuera bajo el efecto de las drogas o no, las manifestaciones artísticas

hippies, conocidas como arte sicodélico, utilizaron colores vivos en diseños

alegres y dinámicos, quedando plasmadas en la moda, las artes gráficas, la

escultura y la música de Jimi Hendrix, Jefferson Airplane o Pink Floyd.

En cuanto a la moda hippie, en los inicios del movimiento no podría hablarse

de una indumentaria característica, solo de su desprecio por la oscura y sobria

moda burguesa, así como de una apropiación del jeans, como prenda de vestir

unisexo apta para lucir en cualquier ocasión. Con el transcurrir del tiempo cuando
35
La inquietud del doctor Leary por las sustancias alucinógenas iniciada desde los años cincuenta
con el consumo de marihuana entre los círculos beat, se incrementó luego de un viaje a
Cuernavaca, México, en 1960, donde disfruto de fantásticas alucinaciones producidas por hongos
que eran utilizados ritualmente por los aborígenes mexicanos. A partir de entonces el objetivo de la
vida de Leary fue la expansión de la conciencia, convirtiéndose en un apóstol del consumo de la
mano de su ayudante el doctor Richard Alpert, primero ensayaron la psilocibina y luego el LSD.
Fue expulsado de Harvard, encarcelado varias veces por posesión de alucinógenos, atacado por el
cuerpo médico y criticado por la prensa, pero curiosamente entre más grandes eran los ataques
mayor número de adeptos lograba. “Lo que inicialmente fue una experiencia en Cuernavaca, se
convirtió en un monstruo místico que no moriría y del que Timothy Leary era el doctor
Frankenstein”. Cashman, “Timothy Leary entra en escena”, pp.78-79.
40

su “filosofía”, que retomaba elementos de culturas orientales y precolombinas

estuvo difundida, a sus largas cabelleras, símbolo de su rebeldía, se les sumó una

cierta tendencia al vestir que reflejaba mucho de lo que eran.

Aunque en la práctica cada cual iba como mejor le parecía, se puede hablar de

un estilo hippie, este incluía: jeans con diseños originales coloreados en los

bolsillos, las botas o las piernas, tanto para hombres como para mujeres; con

frecuencia los muchachos llevaban pantalones tipo “pata de elefante”, camisas

estilo “doctor Zhivago”, amplias y sueltas, adornadas con coloridos diseños

hindúes o precolombinos y sandalias. Algo parecido podría ser el atuendo

femenino, con pantalones amplios o jeans, camisas coloridas, con imágenes

pintadas a mano, confortables túnicas de algodón tipo piel roja, sandalias y en

ocasiones el cabello recogido en trenzas.

Era común que hombres y mujeres llevaran como accesorios collares y

pulseras de cuentas en diferentes materiales, especialmente de madera, lo mismo

que botoncitos prendidos de la ropa donde podían leerse muchos de estos

eslóganes, expresión de su ideología: “Haz el amor, no la guerra”, “Soy enemigo

del Estado”, “Dale una oportunidad al LSD”, “Legalicen las drogas”, “El casto, sólo

el tiene la culpa de serlo”, “experimenten con la nada”, “Es dulce amar a todos”,

entre muchos otros.36

En los talleres artesanales hippies, muy comunes por esos años, se

fabricaban diferentes clases de manualidades, como sandalias, aretes, manillas,

36
Esta caracterización de lo que seria el estilo hippie, fue elaborada retomando algunas
descripciones de las muchas que circularon durante esos años en relatos periodísticos publicados
en libros, diarios y revistas.
41

collares, afiches y posters sicodélicos con brillantes colores que reproducían

imágenes místicas orientales. Artistas como Jimi Hendrix y Joni Mitchell

publicitaron este tipo de imágenes en las carátulas de sus discos. Este forma de

expresión quedó plasmada en carteles, camisetas, publicidad y revistas de la

prensa undergroun como Banana Press, Oracle, Oz y muchas otras.

El movimiento artístico más vinculado social y musicalmente a los sesenta y a

la psicodelia fue el acid rock californiano, concebido bajo el influjo del LSD, surgido

en el área de Los Ángeles y la bahía de San Francisco tuvo en Jefferson Airplane,

Grateful Dead, Frank Zappa o The Doors, algunos de sus máximos exponentes. Al

estilo de los Merry Pranxters, la comuna ambulante de Ken Kesey, muchos grupos

que interpretaban este género, que entre otras particularidades, recurría a la

distorsión de la melodía como método para que el público rompiera las ataduras

mentales que les impedían expresar sus emociones primarias, se lanzaron a

recorrer los Estados Unidos, en camionetas o autobuses multicolores, dando

conciertos en infinidad de lugares y participando en los centenares de festivales y

minifestivales que se ofrecían por todos lados.37

A la magnitud del movimiento juvenil, de su influencia en la cultura popular

occidental, ampliamente difundida a través de los medios masivos de

comunicación, se sumó durante todo el decenio, el aumento en la toma de

37
Las letras de muchas de esas canciones tenían contenido político, haciendo llamados a la
revolución, a la unión entre jóvenes y alusión directa al consumo de drogas, como los temas de
Jefferson Airplane We can be together, una de cuyas estrofas dice: “somos obscenos, sin ley,
repugnantes, peligrosos sucios y jóvenes. Pero tendríamos que unirnos” y White rabit, En la que el
sugestivo coro “alimenta tu cabeza, alimenta tu cabeza...”, dejaba bastante que desear. La
experiencia de uno de esos centenares de grupos, quienes tocaban bajo la influencia del LSD, la
“tribu nómada de Hugh Romney” puede encontrarse en Cartier y Naslednikov, “El rock es también
revolución”, El mundo de los hippies, pp. 117-137.
42

conciencia sobre su poder de acción, la amplia movilización y la protesta, incluso

armada, de miles de jóvenes en el mundo.

2.2. Movilización y protesta civil

La juventud reclamó igualdad, libertad, respeto y dignidad, todo ello quedó

simbolizado con la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, liderados por

el pastor bautista Martín Luther King, con la oposición generalizada a la guerra de

Vietnam, el movimiento estudiantil mundial y la insurgencia guerrillera en diversas

partes del mundo. En Estados Unidos al calor de la lucha por la integración racial,

debido a una politización cada vez mayor de la juventud y a una creciente

conciencia de la fuerza de la protesta civil, fueron surgiendo diferentes

movimientos.38

Especial atención merece el movimiento a favor de los derechos de las

mujeres. Su conciencia crítica y combativa creció y se fue madurando con los

años hasta alcanzar su clímax en el decenio de 1970 con la formación de grupos

destinados a lograr la liberación femenina en diversas partes del mundo. Surgieron

importantes organizaciones en Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda y

Alemania, que aunque complejos y diversos en sus estrategias actuaron siempre

con decisión.39

38
Un acercamiento claro y conciso a la acción política de los jóvenes estadounidenses durante
estos años, en sus diferentes frentes, puede encontrarse en el capítulo V de la clásica obra de
Mario Maffi, La cultura underground, tomo I, Barcelona, Anagrama, 1975, pp. 95-185.
39
La lucha femenina por sus derechos comenzó centurias atrás, en el Siglo de las Luces, con su
énfasis político en la igualdad y con el proceso de industrialización, se originaron enormes cambios
económicos y sociales, también se creó un ambiente favorable para la aparición de movimientos
43

Luego de cumplir un papel de suma importancia para la economía durante la

segunda guerra, reemplazando a los hombres como mano de obra en el sector

productivo, en la posguerra la mujer volvió a la condición domestica que le

reclamaba la sociedad. En la posguerra, educadores, políticos, religiosos,

publicistas y otros observadores, exaltaron el culto a la domesticidad y castigaron

a las pocas feministas que estimulaban a las mujeres a ampliar sus horizontes

más allá de la cuna y la cocina.40

En la década de 1960 el cambio que sufrieron los patrones demográficos,

económicos y sociales de los países occidentales favoreció la aparición de un

feminismo que se centraba en aspectos ligados a la condición sociocultural de la

mujer. El descenso de los índices de mortalidad infantil, la mayor esperanza de

vida y los anticonceptivos liberaron en gran parte a la mujer de las

responsabilidades relativas al cuidado de los hijos.

Miles de jovencitas pasaron a la militancia en los diversos grupos que se

formaron a lo largo de EU, animadas por el calor de las protestas por los derechos

civiles. Betty Friedam en La mujer mistificada, libro publicado en 1963, planteó

serios interrogantes frente la posición de la mujer en la sociedad, marcando un

hito en la decidida lucha que se estaba gestando.41

reformadores. En la Francia revolucionaria los clubes republicanos de mujeres pedían que los
objetivos de libertad, igualdad y fraternidad se aplicaran por igual a hombres y mujeres. Sin
embargo la aprobación del Código Napoleónico, basado en la legislación romana, cortó en Europa
cualquier posibilidad reivindicativa en ese sentido. En Inglaterra, Mary Wollstonecraft publicó Una
reivindicación de los derechos de la mujer (1792), el primer libro feminista que pedía la igualdad en
un tono revolucionario. Lidia Falcón, Mujer y sociedad: análisis de un fenómeno reaccionario,
Madrid, Vindicación Feminista, 1996, pp.38-43.
40
Tindall y Shi, Historia de los Estados Unidos, p.322.
41
De los cientos de grupos feministas que existian en EU iniciando la década de 1970, los más
importantes, según Mario Maffi eran seis: el City Wide Womens Liberation Coalition; The Feminist;
44

Los nombres de reconocidas feministas como Karen Durbin, Susan Lidon, Barbara

Mehrhof, Grace Atkinson, Anne Koedt y Kate Miller, entre muchos otros, se

sumaron al de Friedam, en la lucha por lograr un papel más equitativo de la mujer

en la sociedad. La quema de brasieres en las manifestaciones, las frecuentes

movilizaciones y la publicación de libros y artículos reivindicativos a nivel

internacional, se hicieron comunes en los años finales de la década del sesenta y

durante los años 70.

La situación de la mujer occidental, considerada por las diferentes

organizaciones como doblemente oprimida, por los hombres y por el capitalismo,

exigía, según Kate Miller, entre otros, los siguientes cambios:

“1. Fin de la represión sexual: libertad de expresión y de hábitos sexuales.


2. Unisex, o fin de la estructura separatista de temperamento y comportamiento, de modo que
cada individuo pueda desarrollar una personalidad completa y no parcial, limitada y
conformista.
3. Nuevo examen de los rasgos clasificados como femeninos y masculinos, con una
reconsideración total de su utilidad y conveniencia humana.
4. Fin del rol sexual y del status sexual, del patriarcado y de la ética de la actitud y de la
ideología de la supremacía masculina- en todas las áreas de la iniciativa, de la experiencia y
del comportamiento.
5.Bisex, o fin de la perversa heterosexualidad impuesta, de modo que el acto sexual deje de
estar arbitrariamente polarizado entre hombre y mujer, con exclusión de la expresión sexual
entre miembros del mismo sexo.
6. Obtención por parte del sexo femenino de la libertad y de la completa condición humana
después de milenios de privación y opresión, y por parte de ambos sexos de una vital
42
humanidad.

Los objetivos del movimiento feminista incluían igualdad de salario, de

oportunidades laborales, ayuda estatal para el cuidado de los niños,

reconocimiento de los derechos de las lesbianas, legalización del aborto y un

The National Organization for Women; The Staton Anthony Brigade of the Radical Feminist; The
Women’s International Terrorist Conspiracy From Hell(WITCH); Redstoc . Maffi, “Women’s
liberation movewment”, pp. 123-124.
42
Kate Millet, Sexual politics: A manifesto for revolution, en Notes from second year: women’s
liberation. Citado en la obra de Mario Maffi, p.128.
45

análisis profundo de los problemas de la violación, los malos tratos y la

discriminación de las mujeres mayores y de minorías. Las feministas cuestionaron

las instituciones sociales y los valores morales, apoyándose en determinados

estudios científicos que sugerían que la mayor parte de las diferencias entre el

hombre y la mujer no eran biológicas sino culturales. A finales de la década de

1960 y principios de la siguiente, organizaron grupos pro derechos de la mujer

haciendo gran hincapié en la concientización de esta.43

43
Adolfo Posada, Feminismo, Madrid, Ediciones Cátedra, 1994, 280 p.
46

Imagen 4. Manifestación feminista en las calles de Nueva York en 1971. (María Arias, La liberación
de la mujer, Barcelona, Salvat, 1973, p.86)
47

Al lado de la movilización femenina y compartiendo muchos de sus reclamos, se

originó y desarrollo el frente de liberación gay. En una sociedad hasta entonces

basada en rígidos principios, como los del matrimonio monogámico, la

heterosexualidad y el patriarcado, que ocultaba bajo el rechazo moral todas las

manifestaciones que escapaban a tales principios, el homosexual no era libre de

hacer sus propias elecciones y estaba obligado a ocultarse en un mundo ilegal y

marginado con el que no se identificaba. Respecto a sus peticiones, la protesta

gay apuntó especialmente contra los métodos psiquiátricos institucionales,

rechazando la intención de ubicar en un mismo plano homosexualidad y

enfermedades mentales, de considerarla como una anormalidad psicológica que

había que curar con tratamientos a base medicamentos. Para el frente inglés sus

exigencias eran:

“-Que toda discriminación contra los homosexuales, masculinos y femeninos, por parte de las
leyes, de los dadores de trabajo, y de la sociedad en general, cese de inmediato.
-Que todos aquellos que se sienten atraídos por miembros del mismo sexo comiencen a
comprender que esos sentimientos son perfectamente normales.
-Que los psiquiatras dejen de tratar la homosexualidad como si fuese un ejemplo de
enfermedad, produciendo de este modo absurdos complejos de culpa en los homosexuales.
-Que los homosexuales sean completamente libres de entrar en contacto con otros, a través
de anuncios en los diarios, por la calle y en cualquier otro lugar que quieran, de la misma
manera que pueden hacerlo los heterosexuales, y que la persecución policíaca cese
inmediatamente.
-Que los dadores de trabajo no tengan la posibilidad de discriminar en contra de nadie debido
a sus preferencias sexuales.
-Que la edad de la razón para los homosexuales masculinos sea la misma que para los no
homosexuales.
-Que los homosexuales sean libres de tomarse de la mano y besarse en público, como los
44
heterosexuales.”

44
Octavilla del Gay liberation Front inglés, citado por Mario Maffi, La cultura underground, p.136-
137.
48

Los y las jóvenes de tendencias sexuales alternativas, comenzaron a reclamar el

reconocimiento de la diversidad, en una sociedad cerrada, donde la práctica de

una doble moral era evidente. De la mano de las luchas feministas, los

homosexuales comenzaron un largo camino por el reconocimiento de sus

derechos civiles y en contra de la discriminación social y laboral. Al igual que otros

grupos comenzaron a marchar por las calles de las ciudades dejando ver el orgullo

ante su condición y reclamando igualdad y respeto.

2.3. Movilizaciones contra la guerra de Vietnam

Un aspecto más que movilizó la juventud occidental en el decenio de 1960, fue la

guerra de Vietnam, un símbolo de lucha y resistencia contra el imperialismo. En

ella un pueblo considerado atrasado enfrentó y derrotó a tres de las más grandes

potencias del mundo: Japón, Francia y Estados Unidos, países que intentaron

oponerse en su camino hacia la independencia y soberanía, defendiendo su

legítimo derecho a estas durante treinta años.45

Con John Fitzgerald Kennedy como mandatario estadounidense, en plena

“guerra fría”, el compromiso de ese país en el conflicto fue aumentando, como lo

comprobó la visita del entonces vicepresidente Johnson a Vietnam del sur,


45
Para el gobierno de Vietnam del Sur, el apoyo norteamericano fue creciendo con los años hasta
alcanzar, en 1969, cifras sin precedentes en un conflicto de intervención: más de 500 mil soldados
estadounidenses y cientos de millones de dólares en armamento y tecnología de guerra invertidos
en el Vietnam. Si bien los elementos militares norteamericanos estuvieron presentes en el conflicto
de Vietnam desde tiempo atrás, su participación en él aumento significativamente en los años
sesenta, durante los gobiernos de Kennedy, Johnson y Nixon, siendo el segundo de ellos el más
comprometido, hasta el punto de costarle su candidatura para un segundo mandato, debido al
poco apoyo que desde el principio mostró gran parte de la población estadounidense y mundial
frente a la ingerencia en dicha contienda. Peter Weiss, Vietnam acusa, Uruguay, S.E, 1969, 78
pp.
49

realizada para expresar el apoyo incondicional en la lucha contra el norte

comunista.

A pesar de la fuerte inversión, el incremento de tropas, la mayor tecnología

utilizada, que incluía helicópteros UH-1, OV Mohawk, Siux, bombarderos B-52,

modernos equipos de visión infra roja y otras innovaciones, Estados Unidos no

logró derrotar a los insurgentes del Frente de Liberación Nacional, FLN, guerrilla

survietnamita nacida en 1960, quienes apoyados por buena parte de la población

local y gracias a su conocimiento de la jungla, lograron llevar con éxito la guerra

de guerrillas, alcanzando el desgaste y la retirada del enemigo externo.46

El despliegue bélico norteamericano, los bombardeos aéreos masivos, la

dispersión en puntos remotos de la selva para perseguir el vietcong, les hizo

pensar en una rápida victoria que nunca llegó. En enero de 1968, al comienzo del

Tet, el año nuevo vietnamita, el FNL, desencadenó una serie de ataques sobre

Saigón, capital de Vietnam del sur y otras ciudades sureñas. Las fuerzas armadas

norteamericanas y las survietnamitas, que creían estar cerca del final de la

guerra, fueron tomadas por sorpresa. Los sangrientos combates callejeros

causaron un gran número de muertos y aunque la ofensiva fue detenida, quedó

claro que la contienda estaba lejos de terminar.

Sin importar la magnitud de la inversión de Estados Unidos para vencer e

imponerse a Vietnam del Norte, la victoria final no llegó y la oposición mundial a la

intervención norteamericana en el conflicto creció, haciéndose cada vez más

impopular. A partir de julio de 1969, sus fuerzas comenzaron a retirarse

46
Pierre Dacourt, “Vietnam. Informe completo sobre esta sangrienta contienda”, Cromos, Bogotá,
abril 4 de 1966, pp.6-12.
50

progresivamente de Vietnam del sur por orden del recién elegido presidente

Richard Nixon, quien promovió una política de “vietnamización”, que dejaba el

conflicto en manos de Vietnam del sur. Las últimas tropas regresaron a Estados

Unidos en abril de 1973, una vez se firmó en Paris un acuerdo de cese al fuego.

La retirada norteamericana no significó el final de la guerra pues los combates

entre el norte y el sur continuaron hasta 1975.47

Los efectos de la guerra sobre la población vietnamita fueron incalculables:

miles de muertos durante los combates y unos diez millones de personas

refugiadas, es decir cerca de la mitad de la población; la economía que dependía

de la exportación de madera, caucho y arroz, quedó arruinada tras la devastación

de los campos por el bombardeo con desfoliadores como el terrible Napalm.

El amplio despliegue informativo, a través de radio, prensa escrita, cine y

televisión, llevó a los hogares del mundo, casi en vivo y en directo, noticias de la

cantidad de atrocidades cometidas por la potencia más poderosa de la tierra, e

influyó determinantemente en el despertar de una conciencia crítica frente a la

situación en millones de personas.48

Las expresiones de rechazo frente al conflicto fueron amplias y diversas en

número y estilo, desde la movilización de miles de personas, hasta inmolaciones

con fuego. Los jóvenes a nivel internacional encabezaron las marchas de protesta

pidiendo la paz con cantos y gritos de “paz y amor”, en Estados Unidos la juventud

47
Paquale Villani, “Cronología: 1945-1992. Vietnam”, La edad contemporánea, p. 178.
48
La película Platoon, del director Oliver Stone, excombatiente del Vietnam, se convirtió en un
testimonio de lo sangrienta y dolorosa que resultó la guerra para los combatientes de ambos
bandos.
51

se organizó para no ser reclutada y llevada a luchar en una guerra que no sentían

suya.49

Quienes protestaban quisieron demostrar lo indeseable de la guerra,

marchando, cantando, actuando, pintando. John Lennon, integrante del grupo de

rock británico Los Beatles y su esposa Yoko Ono, reconocidos activistas

organizaron una singular protesta: permanecer en la cama, un sleepin, en una

habitación del hotel Hilton de Ámsterdam, donde pasaban su luna de miel, por una

semana, en marzo de 1969.

La manifestación más multitudinaria de la década se presentó el 15 de

noviembre de 1969, luego que el gobierno de Estados Unidos confirmara que el 16

de marzo de 1968, militares de su país asesinaron en la aldea sur vietnamita de

Sung My a 567 civiles desarmados, incluidos mujeres, niños y ancianos. Alrededor

de 250 mil personas se concentraron en Washington y unos 100 mil en San

Francisco, para exigir el final de la guerra, culminando de esta manera el decenio

de 1960, en lo que se refiere a manifestaciones pacifistas.50

49
En Estados Unidos fueron creadas varias organizaciones juveniles dedicadas a la oposición
abierta al conflicto de Vietnam, una de ellas, el Vietnam Day Committee, VDC, promovía
actividades como sabotajes a las empresas que producían los agentes químicos utilizados en los
bombardeos, como la Dow Chemical Company, que producía el NAPALM, publicación de prensa
clandestina desacreditando el conflicto, mítines entre otras. Juan Pedro Cartier y Mitsu
Naslednikov, “Así nacieron los municipios”, El mundo de los hippies, Bilbao, Desclée De Brouwer,
1974, pp.59-60.
50
“Cronologías”, Decenium. Nuestro siglo. Texto, imágenes y sonido. Años 60, p.24.
52

5
5. Marcha de protesta en contra de la guerra de Vietnam por las calles de Londres. (Nick Yapp
(comp.), The Hulton Getty picture collection. 1970’s. Décadas del siglo XX, Londres, Köneman,
1997, p.129)
53

2.4. El movimiento estudiantil de 1968.

Tal vez una de las expresiones de la fortaleza de la conciencia civil y social, así

como de la movilización activa de la juventud mundial durante los años sesenta,

fue la protesta estudiantil. Las universidades se volvieron escenarios de frecuentes

y multitudinarias aglomeraciones de jóvenes contestatarios e inconformes con la

sociedad heredada de sus padres. Por todo el mundo se propagaron las

manifestaciones de los estudiantes, que si bien pedían diferentes reivindicaciones

según la situación de cada país, fueron constantes y con frecuencia tuvieron

relación entre ellas.51

En el convulsionado año de 1968 los hechos protagonizados por los

estudiantes franceses, italianos, alemanes, mexicanos, estadounidenses y de

otros países, expresaron el clímax de lo que se había venido presentando desde

el inicio de la década. Cabe recordar que en junio de 1960 las manifestaciones

populares en Tokio contra la firma de un nuevo tratado de seguridad entre Japón y

Estados Unidos, en las que los estudiantes japoneses jugaron un papel

importante, consiguieron la cancelación de un viaje previsto por Eisenhower al

país oriental y la dimisión del entonces primer ministro Kishi Nobusuke. La lucha

estudiantil se convirtió en el grito de una generación, que un tanto en desorden y

51
Un punto clave en la lucha estudiantil, en unas universidades masificadas, con un mayor número
de mujeres estudiando, donde el número de estudiantes se había elevado notablemente, así como
el nivel de conciencia sobre su poder, fue la búsqueda de reformas en la administración y en los
enfoques de los programas académicos universitarios, orientados cada vez más hacia la
comercialización de la educación, además de una mayor representación estudiantil en la toma de
decisiones. Asimismo los movimientos estuvieron siempre en relación directa con lo que sucedía
más allá de la frontera universitaria: la lucha por los derechos civiles, por la igualdad de los sexos,
antiimperialista, antiautoritaria, contra la guerra de Vietnam, por el cambio de patrones morales
considerados desfasados, etc.
54

sin un programa de acción claro, dejó ver la inconformidad de la juventud frente a

los asuntos académicos, así como su posición crítica ante la situación política,

económica, social y cultural en el mundo.52

Con la toma de edificios educativos y administrativos, con los sit-in, con los

mítines, las asambleas informativas, los paros, protestas y manifestaciones los

estudiantes se hicieron sentir en todo el mundo. La era audiovisual en la que

vivían producto de los avances en las tecnologías de comunicación permitió

presenciar por televisión, entonces el medio más importante para recibir

información, cine y revistas gráficas, lo que sucedía con sus compañeros en las

diversas partes del mundo, divulgación que sin duda afianzó el movimiento.

A pesar de las diferencias ideológicas y de acción entre los diferentes

movimientos, fue claro el deseo de convertirse en grupos de presión, capaces de

hacer escuchar y valer su posición por más radical que le pudiera parecer a buena

parte de los estamentos que componen la sociedad. Básicamente el sustento

ideológico de las “nuevas izquierdas” europeas y americanas que dieron piso a la

protesta estudiantil de estos años, partieron de los planteamientos de la conocida

“Escuela de Frankfurt”, a la cual pertenecieron intelectuales marxistas alemanes

como Max Horkheimer, Teodoro Adorno, Eric Fromm y Herbert Marcuse.53

52
Los estudiantes han sido protagonistas importantes de la historia, no solo a partir de los años
sesenta, tuvieron incidencia en grandes cambios. Fueron de gran importancia en la revolución de
1848 en Alemania, Austria y Francia; en la Rusia Zarista fueron participes de varios movimientos
revolucionarios; en 1911, ayudaron a derrocar las dinastía imperial china, estos solo son algunos
pero la lista puede extenderse a varias partes del mundo en diversas épocas. Andrés Garrido,
“Más precedentes significativos”, La rebeldía universitaria, pp. 132-133.
53
Para estos autores la razón crítica era una condición para la crítica social y un instrumento para
superar la desigualdad entre los hombres. La función de la ‘teoría crítica’ era analizar
detalladamente los orígenes de las teorías en los procesos sociales, sin aceptarlas de inmediato
como hacían los empiristas y positivistas, ya que ello sería aceptar implícitamente procesos y
condiciones de los que el hombre debía emanciparse. Para una información más amplia ver: Jay,
Martin. La imaginación dialéctica. Una historia de la Escuela de Frankfurt. Madrid, Taurus, 1974.
55

La teoría de Marcuse acerca de la práctica política y el proceso revolucionario en

las sociedades capitalistas avanzadas, tuvo mucha influencia entre los

estudiantes, obras suyas como El hombre unidimensional (1964), El final de la

utopía y teoría crítica de la sociedad(1969), fueron una aplicación coherente de las

ideas de la escuela al análisis de la alineación en la sociedad de consumo. Otro

autor a tener cuenta aunque teórico del existencialismo, fue el frances Jean Paul

Sartre, su libro Crítica de la razón dialéctica (1961), es un intento de poner en

relación el marxismo y el existencialismo.54

En Estados Unidos las movilizaciones masivas de estudiantes tomaron fuerza

desde mediados de septiembre de 1964, en el campus de la Universidad de

California en Berkeley, donde tuvo lugar una lucha que alcanzó enormes

proporciones. Hal Draper, bibliotecario de esa institución por esos años, afirma en

una obra donde describe cronológicamente los hechos allí ocurridos, que se trató

del más “largo y vasto bloqueo de masas contra una operación policíaca; el mayor

despliegue de policía en un campus; el mayor arresto masivo conocido en

California, o quizás también el mayor realizado en el país ..., fue el mayor

movimiento estudiantil de protesta que jamás conoció el país en un solo

campus”.55

Entre los motivos iniciales que generaron la movilización en Berkeley, figuran la

lucha por los derechos civiles y la discriminación racial. Desde el principio hasta el

momento de mayor intensidad en la disputa, se mantuvo una estrecha relación

entre las fuerzas políticas y sociales exteriores al campus y las reivindicaciones de

54
“Tendencias políticas en los años sesenta. El hombre y la sociedad. Corrientes teóricas y
aspectos políticos”, Decenium, pp.174-176.
55
Hal Draper, La revuelta de Berkeley, Barcelona, Anagrama, 1965, p.21
56

tipo académico. Las acciones de protesta variaron desde las manifestaciones con

carteles, hasta las “sentadas” en diferentes lugares públicos e instituciones.56

Hasta 1968 el movimiento estudiantil estadounidense fue una masiva protesta

cultural, más acapitalista que anticapitalista, sin una verdadera participación

política, que no se planteó la posibilidad de transformar las estructuras sociales. Si

bien la reacción se difundió por todo el país no superó esta limitación. Con el

transcurrir de los años, la ausencia de una estrategia precisa y de un programa

político específico produjo una crisis en la nueva izquierda norteamericana que no

poseía una identidad ideológica clara.

Solo a finales de los años sesenta, las movilizaciones motivadas por hechos

específicos fueron madurando la posición de los jóvenes radicales llevándola más

allá del sector estudiantil. La ocupación en abril de 1968 de la Universidad de

Columbia en la ciudad de Nueva York, a pesar del bajo número de activistas

políticos contó con apoyo del estudiantado; los desordenes con motivo de la

Convención del Partido Democrático de Chicago en el verano de ese mismo año y

otros acontecimientos similares ocurridos en ese periodo fueron hitos en la

transformación de la política estudiantil sectorial a un movimiento potencialmente

revolucionario.57

56
En noviembre de 1963, tuvo lugar una manifestación organizada frente a los restaurantes Drive
in Mel’s, donde los participantes, muchos de ellos pertenecientes a algunos de los clubes que
lideraban el movimiento estudiantil, como el congreso para la igualdad racial, protestaron con
pancartas y consignas contra las medidas discriminatorias en la elección de los empleados.
Durante finales de 1963 y principios de 1964, se llevaron a cabo varias protestas de este tipo en
diferentes ciudades de Estados Unidos. Draper, La revuelta de Berkeley, p.22.
57
Surgieron entonces partidos políticos de base juvenil con pretensiones reformistas y
revolucionarias, entre otros la Yougth International Party,Yippie, el White Panther Party, el
Movimiento de Lucha de los Soldados, el Black Mask, el Black Panther Party, la Young Lords
Organization. Maffi, La cultura underground, p.95.
57

La mayor diferencia entre el movimiento estadounidense y el europeo, radicó

básicamente en que este último estaba influido por una sólida tradición marxista y

socialista, que le permitió una acción más efectiva y extensa con un acercamiento

a otros grupos de presión como los obreros, algo que no ocurrió en Estados

Unidos. A pesar de ello fueron más los elementos comunes que las diferencias.

Después de 1965 el movimiento estudiantil adquirió importancia mundial, se

hicieron más frecuentes las movilizaciones constantes, los enfrentamientos con la

policía, la toma de edificios y la coordinación entre estudiantes y obreros. A lo

sucedido en Berkeley, pronto le siguieron protestas en España, Alemania, Francia,

Italia, así como en el Bloque Oriental.

En España las luchas estudiantiles se produjeron en un marco político,

económico y social distinto al estadounidense y al europeo, cuando ese país

estaba bajo la dictadura del general Francisco Franco, quien gobernó con mano

dura desde el final de la Guerra Civil, en 1939, hasta su muerte en 1975.

Mientras en España el movimiento estudiantil de oposición al régimen

franquista tomaba fuerza y se intensificaba la actividad de la Federación

Universitaria Democrática Española FUDE y las asambleas libres, en la

Universidad Libre de Berlín los estudiantes, que hasta el verano de 1965 se

habían mantenido dentro de los límites establecidos por las directivas, iniciaron

una intensa actividad contestataria, ante lo que consideraron una limitación de sus

actividades políticas.58

58
La movilización de los estudiantes alemanes se inició con la protesta de más de 3000
estudiantes ante la negativa del rector a prestar uno de los edificios a la Allgermerner
Studentenauschuss Comisión estudiantil general, para conmemorar el 20º aniversario de la
victoria sobre el fascismo alemán. Los estudiantes acusaron al rector de ejercer su derecho a
disponer de los locales universitarios, como un derecho de censura a la actividad política que se
58

Al igual que en los demás los movimientos estudiantiles, los estudiantes alemanes

desde un principio se conectaron con lo que estaba pasando internacionalmente,

especialmente con la guerra de Vietnam. Este fue el acontecimiento político que

más impacto tuvo en sus discusiones y en la politización de los estudiantes

germanos, hasta el punto que la protesta en contra de este conflicto produjo el

primer choque masivo con el orden extrauniversitario.59

Varias protestas se realizaron en 1967 en ellas Rudi Dutschke, un joven

estudiante de sociología, procedente de la República Democrática Alemana, se

perfiló como líder. La visita del Sha de Persia a Berlín, la influencia del consorcio

periodístico de Axel Springer sobre la opinión pública, la oposición a las leyes

sobre calamidades públicas, las reaccionarias estructuras universitarias y la

política intervencionista de Estados Unidos, fueron otros detonantes de las

movilizaciones estudiantiles alemanas.60

El año 1968 fue el punto cumbre de la movilización estudiantil a nivel mundial.

El ambiente revolucionario de ese año no fue exclusivo de las sociedades

desarrolladas capitalistas. A las protestas estudiantiles que se presentaron en la

llevaba a cabo en ellos. Uwe Bergmann, “Historia del movimiento estudiantil”, La rebelión de los
estudiantes, Barcelona, Ariel, 1976, pp. 7-15.
59
Desde mediados de 1964, la Liga Estudiantil Alemana, SDS siglas de su nombre en alemán,
desarrolló una campaña de información acerca del Vietnam, esta incluía: películas, mesas
redondas, revisión a la prensa en la que se comparaban las informaciones de periódicos
extranjeros con las de los de Alemania occidental. El rector y algunos sectores de la prensa de
Berlín lanzaron una campaña contra aquel compromiso político. En febrero de 1966, se organizó
una manifestación de protesta contra la guerra, algunos miembros de la SDS pegaron carteles en
las paredes donde acusaban a sus gobernantes de apoyar el genocidio en Vietnam, la policía
disolvió la manifestación y capturó varios estudiantes. En diciembre de ese mismo año se organizó
otra jornada de protesta, donde también hubo enfrentamientos con la policía que dejaron un total
de 80 personas detenidas. Bergmann, “Historia del movimiento estudiantil”, p. 32.
60
Las acciones se incrementaron en 1968, luego de que Dutschke fuera victima de un atentado, a
este acto le seguirían varios enfrentamientos y manifestaciones en Berlín Oeste y otras ciudades
de la República Federal Alemana, dirigidos principalmente contra los periódicos de la cadena
Springer, a los que acusaban de publicar campañas difamatorias contra los estudiantes y el
comunismo. “Tendencias en los años sesenta. El hombre y la sociedad”, Decenium, p.173
59

República Federal de Alemania, en las universidades estadounidenses, en

España, en Francia, se les sumaron las ocurridas al otro lado de la cortina de

hierro, con los sucesos de la primavera de Praga. Algo similar ocurrió en los

países en vía de desarrollo, son bien conocidos el trágico desenlace de las

protestas estudiantiles en México, la célebre matanza de Tlatelolco el 2 de octubre

y el llamado “cordobazo” en Argentina en 1969 donde hubo manifestaciones

contra la dictadura del presidente Juan Carlos Onganía. Entre todos estos

movimientos existieron semejanzas, sus planteamientos teóricos, sus críticas a la

sociedad, su estrategia, sus métodos, sus ídolos y símbolos fueron similares.61

La más famosa reacción estudiantil ocurrida en 1968, fue la francesa. Estalló el

22 de marzo en la Universidad de Nanterre ubicada en los suburbios de París y

pronto se extendió a la Sorbona y a otros tradicionales y prestigiosos planteles de

educación superior y secundaria de este país. Desde inicios de la década los

estudiantes se habían mostrado combativos dejando ver su apoyo al movimiento

por la independencia de Argelia, así como su desaprobación a la guerra de

Vietnam. Ello unido al creciente reclamo por alcanzar mayor participación en la

toma de decisiones en lo referido a la administración universitaria, fueron los

gérmenes de un movimiento que en poco tiempo, gracias a la evolución de los

acontecimientos que involucrarían en determinado momento a los movimientos

sindicales y a los partidos de izquierda, pretendió convertir su protesta en un

61
En todas se leía a Marx, Mao y Marcuse. Ernesto “Che” Guevara, Fidel Castro, Ho Chi Mhing
eran los nuevos ídolos.
60

intento de revuelta política nacional, mostrando de esta manera su fuerza como

grupo de presión.62

Los estudiantes franceses exigieron ser escuchados, tomaron edificios y

después ampliaron sus protestas con el apoyo de los trabajadores. Tras el cierre

de la Universidad de Nanterre, el 2 de mayo, miles de estudiantes se lanzaron a la

lucha callejera como muestra de solidaridad con sus compañeros, haciendo

público su clamor a favor de una serie de reformas educativas y sociales. Durante

casi todo el mes las calles de París fueron escenario de violentos enfrentamientos

entre estudiantes y la policía antidisturbios.63

Para el 13 de mayo los sindicatos franceses dieron su apoyo a los estudiantes

convocando a una huelga general, que fue respaldada por alrededor de 10

millones de trabajadores, paralizando al país, aspecto que para algunos constituyó

lo más decisivo de esa revuelta. Se paralizaron el transporte aéreo y el metro, la

radio y la televisión, que habían llevado los pormenores de la protesta,

suspendieron sus emisiones. En las calles, adobes, cócteles molotov, macanas y

gases lacrimógenos iban y venían entre los contendores de la batalla campal:

estudiantes y obreros por un lado, policía por el otro.

62
“Vida y pasión de las nuevas generaciones”, Cromos, Bogotá, noviembre 18, 1968, pp.21-23, 56-
57.
63
El 9 de mayo fue ocupada la Sorbona por los manifestantes, los cuales desalojados poco tiempo
después tomaron el barrio Latino, tradicional enclave de los universitarios donde se desarrollaba
buena parte de su vida cultural, como centro de reunión y cuartel general levantando barricadas
durante varios días, las mismas que mañana a mañana eran derribadas por la policía. A propósito
de la construcción de barricadas, anota Daniel Cohn-Bendits, quien por esos años fue uno de los
líderes del movimiento: “había en el espíritu de aquellos que construían barricadas, lo que se ha
llamado el aliento de mayo: una voluntad de construir una nueva sociedad. Fue esa noche cuando
se sintió que todos queríamos también unas nuevas relaciones sociales en la calle, en la vida. Era
un mundo nuevo, una comunidad nueva”. Daniel Cohn Bendit, La rebelión estudiantil, Medellín,
Era, 1969, p.65.
61

El presidente Charles De Gaulle se vio forzado a garantizar las reformas a los

estudiantes y mejores salarios a los trabajadores, lo que llevó a estos últimos a

regresar a sus lugares de trabajo, produciendo un debilitamiento del movimiento y

una reacción derechista de los partidarios del mandatario francés quienes le

hicieron sentir su apoyo con una marcha que movilizó a cerca de 600 mil personas

el 30 de mayo. Días después el gobierno prohibió las manifestaciones y disolvió

11 organizaciones de izquierda como represalia por lo que acababa de suceder,

en un intento por mantener la tambaleante institucionalidad del gobierno francés. 64

El mayo del 68 francés influenció notablemente la protesta estudiantil en el

resto del mundo. Las movilizaciones constantes, los enfrentamientos con la

policía, las barricadas, la coordinación de estudiantes con obreros y nuevas e

imaginativas formas de enfrentamiento que incluían tácticas de guerrilla urbana se

diseminaron por el continente. En Italia, por citar un ejemplo, la protesta estudiantil

alcanzó momentos de importante desarrollo y colaboración entre los estudiantes y

los obreros en el “otoño caliente” de 1968.65

Las expresiones contestatarias de los jóvenes durante este decenio se hicieron

sentir a lado y lado de la cortina de hierro, uno de los hechos que conmovió al

mundo fue la invasión a Checoslovaquia, el 22 de agosto de 1968, llevada a cabo

por 600 mil soldados del pacto de Varsovia, para sofocar el ambiente de libertad

que se vivía allí con el gobierno del nuevo secretario del partido comunista

64
“Sacudida Europa por agitación estudiantil”, El Correo, Medellín, junio 7, 1968, p.3.
65
El punto inicial de las movilizaciones estudiantiles italianas podría encontrarse en la gran
ocupación de la Universidad de Roma, en la primavera de 1966, luego del asesinato del líder Paolo
Rossi. Oreste Scalzone, “El 68 italiano”, EL viejo topo, Barcelona, Nº 20, mayo de 1978, p. 41.
62

Alexander Dubcek y empeñado en establecer un “socialismo con rostro humano”,

menos dependiente del Kremlin y más abierto a los deseos de la opinión pública.66

El lamentable acontecimiento al que periodistas e historiadores llamaron

posteriormente la “primavera de Praga”, consternó al mundo entero y a los jóvenes

checoslovacos, muchos de ellos se lanzaron a las calles para protestar y oponerse

al avance de los tanques soviéticos. El 17 de noviembre más de 60.000

estudiantes iniciaron un sitting o sentada de tres días como rechazo contra la

revocación, que bajo presión soviética, se hizo de las libertades concedidas por

Dubcek. Uno de los signos de protesta que más conmovió al mundo se dio en

enero de 1969, cuando el estudiante de filosofía de 21 años, Jan Palach, se

inmoló en la plaza Wenzel de Praga prendiéndose fuego tras impregnarse de

gasolina.67

Con su crítica abierta frente a los tradicionales valores que sustentaban la base

moral burguesa occidental, los jóvenes pretendieron atacar la miseria urbana,

sicológica, sexual e ideológica; el poco respeto a la libertad y la violencia que

existía y permanece aún en nuestra cultura. La agitación y los enfrentamientos en

las universidades y las calles sacudieron los antiguos sistemas jerárquicos y de

valores, promoviendo el avance de los derechos civiles, la emancipación femenina

y reforzando una nueva izquierda más atenta a los problemas ecológicos.68

La lucha juvenil aunque multitudinaria y sonora no cambió el mundo como lo

pretendían los más optimistas, aunque sin duda dejó sentado un precedente

66
Pasquale Villani, “El mundo entre dos bloques”, La edad contemporánea, 1945 hasta hoy,
Barcelona, Ariel, 1996, p.23.
67
“Cronologías”, Decenium. Nuestro siglo. Texto, imágenes y sonido. Años 60, p.21
68
Pasquele Villani, “Las relaciones internacionales en los años setenta y ochenta”, Historias del
mundo actual, p. 245.
63

significativo acerca de la enorme ruptura entre las nuevas generaciones y las

viejas estructuras burguesas. Aunque visto retrospectivamente los levantamientos

estudiantiles no significaron más que una expresión momentánea del poder

juvenil, ya que estos perderían importancia en las décadas siguientes, por lo

menos en los países europeos y en los Estados Unidos.

2.5. La juventud rebelde latinoamericana.

Desde el decenio de 1950 la población latinoamericana comenzó a crecer a un

ritmo sin precedentes, produciéndose una explosión demográfica que puso a los

jóvenes en la base de la pirámide poblacional de la región. Este crecimiento se

hizo más visible en las ciudades grandes e intermedias. Al aumento en las tasas

de natalidad se le sumó la llegada de miles de inmigrantes provenientes de las

zonas rurales que venían en su mayoría, huyendo de la pobreza y del estado de

abandono en que se encontraba el campesinado, buscando una oportunidad

laboral en la industria, especialmente de la construcción, en los servicios

domésticos o en el comercio informal, engrosando los cordones de miseria

repletos de tugurios y barrios piratas que proliferaron en las urbes.69

En América Latina las ciudades comenzaron a albergar más gente de la que

podían absorber. No todos podían gozar de los beneficios de vivir ellas: tener una

casa en los suburbios, disfrutar de servicios educativos y de salud, asistir a

69
Entre 1960 y 1970, la tasa de crecimiento anual de población en América Central fue de 3.7%,
pasando de 49 a 69 millones de habitantes en dicho lapso de tiempo, la mas alta del mundo para el
periodo, seguida de Sudamérica que presentaría una tasa del 3%, pasando de 147 millones de
habitantes a 191. África y Asia presentarían tasas cercanas al 3%. Decenium. Nuestro siglo. Texto,
imágenes y sonido. Años 60, p. 193.
64

espectáculos, tener acceso al entretenimiento, comprar en las tiendas por

departamentos, conducir un automóvil por las céntricas avenidas, pertenecer a un

club social; de hecho fueron pocos los recién llegados que pudieron tener acceso

siquiera a uno de los servicios básicos.

Finalizando los años cincuenta, los jóvenes rebeldes de América Latina podían

encontrarse en las pandillas juveniles, en uno que otro movimiento artístico o

literario con pretensiones existencialistas, como el caso de los Tzan tzicos

ecuatorianos, el Nadaísmo colombiano, La Mufa argentina o el grupo venezolano

del Techo de la Ballena, en las manifestaciones de protesta estudiantil y en la

buena cantidad de organizaciones guerrilleras influenciadas directamente por la

Revolución Cubana.

Las precarias condiciones de vida de buen número de la población urbana y el

olvido en que se encontraba el campo, provocaron una fuerte tensión social que

encontraría en los movimientos insurgentes que proliferaron en el continente,

motivados por el éxito de la Revolución Cubana, de Fidel Castro, el Che Guevara

y los demás rebeldes, una válvula de escape. En estos años se radicalizaron

tomando como bandera los planteamientos marxistas, de corte leninista, maoísta o

castrista, no solo intelectuales y estudiantes, sino también curas, obreros y

campesinos de centro y sur América.70

70
Jonatan Hartlyn y Arturo Valenzuela, “La democracia en América Latina desde 1930”, Leslie
Bethell (ed.) Historia de América Latina, tom. 12: política y sociedad desde 1930, Barcelona,
Editorial Crítica, 1997, p.13.
65

6. Fidel Castro y Ernesto el “Che” Guevara, íconos de la revolución latinoamericana.(John Lee


Anderson, Che Guevara. A revolutionary life, Nueva York, Grove Press, 2003, p. 345)
66

Un análisis de la generación juvenil de los años sesenta en América Latina puede

hacerse a través de dos expresiones: la de los jóvenes activistas, tanto a nivel

estudiantil, como de guerrillas y la de aquellos que dejaron ver su adhesión a las

propuestas expresivas y simbólicas importadas especialmente de los Estados

Unidos, manifestadas con la música, la expresión estética y demás

representaciones de la naciente cultura juvenil y la contracultura, adoptada por

millones de jóvenes en el mundo.

Los sesentas fueron unos años de aventura, militancia y entrega para miles de

jóvenes latinoamericanos, llenos de voluntarismo, consignas, carteles y máximas

en las paredes, con lo que lucharon para alcanzar un mundo totalmente diferente.

Fue la juventud la que quiso sacudir los esquemas tradicionales, pagando un

elevado precio cuando ese deseo de renovación y sus consecuencias fueron

brutalmente reprimidos.71

Desde el manifiesto de Córdoba, en 1918, surgido en la universidad Argentina

del mismo nombre, la tradición contestataria estudiantil latinoamericana mantuvo

siempre presente las consignas de autonomía universitaria y cogobierno, que

dominaron en las reivindicaciones del movimiento durante los años sesenta. La

solidaridad con toda clase de acciones libertarias y una crítica creciente al

71
A nivel general las universidades públicas en América Latina vivieron por esta época una
creciente masificación, albergando cada vez aun número mayor de estudiantes provenientes
especialmente de las clases medias y en menor medida de las obreras. Confluyeron en ellas miles
de jóvenes y una creciente cantidad de mujeres, que por primera vez en la historia estaban
accediendo de manera amplia a una formación académica. Muchos de los chicos y chicas que allí
compartían el espacio, mostraban tendencias y estilos diferentes, opuestas en ocasiones, la
universidad se convirtió en un lugar para la multiplicidad. Por otro lado se presentó una
diversificación en las carreras, que ofrecía unas posibilidades mayores de encontrar una formación
académica que se ajustara a esa diversidad de juventudes. Darío Villamizar Herrera, “Los jóvenes
comunistas”, Jaime Bateman. Biografía de un revolucionario, Bogotá, Editorial Planeta, 2002, p. 89.
67

imperialismo, al neocolonialismo y al intervensionismo estadounidenses marcaron

de manera significativa las acciones de protesta universitaria en el continente.

La nueva izquierda compuesta por un sector de la juventud proveniente de las

clases medias, encontró en los centros educativos espacios idóneos para expandir

su base. El entramado ideológico que sustentaba esta corriente política se

componía de varios postulados del comunismo de corte marxista soviético,

especialmente leninista, aunque también existieron agrupaciones de inspiración

maoísta y castristas que tuvieron influencia directa en ella. No podía faltar por

supuesto entre sus libros de cabecera las obras, principalmente novelas, de los

escritores del “boom” literario latinoamericano con autores como Julio Cortazar,

Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, entre otros.72

Las calles, lugares y edificios públicos, así como los campus universitarios,

fueron los sitios donde las muchachas y muchachos universitarios se pronunciaron

e hicieron oír sus reclamos. Hasta mediados de la década, los motivos

generadores de las protestas estudiantiles, estuvieron en su mayoría alejados de

las reivindicaciones de tipo académico, ligados más bien a lo que sucedía en el

entorno local, regional e internacional. Así por ejemplo el que ha sido considerado

como el hito histórico obligatorio precedente al movimiento estudiantil mexicano

de 1968, se halla relacionado no con algún reclamo de tipo académico, sino con la

protesta ante el alza de los pasajes urbanos en ciudad de México, como oposición

a esto los estudiantes secuestraron 600 buses que habían sido llevados

previamente a la Universidad Nacional Autónoma de México y constituyeron la

72
“Los escritores latinoamericanos de los sesenta: una red intelectual”, Cuadernos americanos,
México, Vol 6, Nº 634, abril, 2003.
68

Gran Comisión estudiantil GCE, que a partir de esa fecha se convirtió en su

dirección política.73

Siempre se destacó en el movimiento la fuerte oposición a la acción política

intervensionista estadounidense en Cuba y en los países del Tercer Mundo. Ante

la visita de algún funcionario estadounidense o ante un ataque de los Estados

Unidos a la soberanía de algún país, los pequeños grupos de izquierda lograron

que las masas estudiantiles se movilizaran y protestaran airadamente con

acciones como ataques a embajadas, consulados, establecimientos comerciales

de capital norteamericano y abucheos a las visitas de representantes del poder

estadounidense.74

Los modernos medios de comunicación acercaron a los jóvenes de América

Latina a lo que estaba pasando en el mundo, la reacción frente a la invasión fallida

de Bahía Cochinos, seguida paso a paso por ellos a través de la televisión,

desencadeno fuertes manifestaciones de solidaridad entre el estudiantado

latinoamericano en favor del régimen cubano. Acciones que se repetirían cada que

los norteamericanos emprendieran algún ataque contra Cuba u otros países. 75

Como en el mundo, el año de 1968 fue de gran agitación política en

Latinoamérica y los estudiantes estuvieron en primera plana de todos los diarios.

73
José René Rivas “Proceso de formación y participación del sujeto juvenil de izquierda en la
Universidad Nacional Autónoma de México (1958-1971)”, Historias de los jóvenes en México, p.
301.
74
“Manifestaciones de estudiantes hostiles a ‘ike’ en Montevideo”, El Correo, Medellín, jueves 3 de
marzo de 1960, pp.1, 20. La llegada de Eisenhower a la Argentina, fue precedida de bombas en
diversas partes de la capital y de marchas peronistas y antinorteamericanas, reprimidas
fuertemente por el gobierno de Frondizi.
75
Para una información pormenorizada de los movimientos estudiantiles latinoamericanos ver:
Luisa A. Brignardello. El movimiento estudiantil argentino, Buenos Aires, Ediciones Macchi, 1972;
Mecha Vivas, ¿Quiénes son los estudiantes?, Caracas, Litografía Melvin, 1982; Jorge Barrias,
Desafió juvenil. Mito y realidades, Santiago, Instituto Latinoamericano de Relaciones
Internacionales Centrochileno, 1968.
69

Al lado de obreros y campesinos hicieron escuchar sus voces. En Brasil, México,

Colombia, Venezuela, Argentina y Uruguay, fue donde las protestas se sintieron

con más fuerza. La represión estatal estuvo al orden del día, dejando incluso

decenas de victimas fatales como en la Plaza de las Tres Culturas en ciudad de

México. Los ecos del mayo francés se sintieron pronto en América. El 21 de junio

de 1968, la policía de Río de Janeiro, reprimió una amplía movilización estudiantil

que protestaba por las calles de la que hasta hacia 8 años había sido la capital del

Brasil. Pronto los disturbios se diseminaron y los campus se convirtieron en

verdaderos cuarteles que amotinaban a los combativos universitarios.76

Sin lugar a dudas el acontecimiento que marcaría el 68 latinoamericano lo

constituyó la agitación estudiantil en la capital mexicana desde julio de ese año y

la brutal represión ordenada por el presidente Díaz Ordaz, en vísperas a los

juegos olímpicos de verano que se realizaron en ese país. La movilización

callejera fue de gran importancia, el 27 de julio cerca de 50.000 estudiantes se

manifestaron en el DF, los disturbios fueron contenidos por la policía dejando un

número importante de personas heridas. Luego de la marcha de protesta civil

realizada el 26 de agosto, en la que participaron cerca de 300 mil personas en

contra del gobierno, reprimida por el ejército, las acciones estudiantiles se

intensificaron y la UNAM fue intervenida militarmente. En los combates con las

fuerzas armadas resultaron muertos 18 estudiantes.

El punto supremo del enfrentamiento entre estudiantes y Estado mexicano, en

el que este último dejó ver su amplía capacidad represiva y su sanguinario

76
“Represión policiva de protesta estudiantil en Brasil”, El Correo, Medellín, 23 de junio de 1968,
p.1.
70

proceder, se produjo el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, del barrio

Tlatelolco en la capital, pocos días antes de iniciarse las olimpiadas. Un mitin de

miles de estudiantes, maestros y trabajadores que protestaban entre otras cosas,

por la eliminación de los subsidios a las universidades fue brutalmente reprimido

por el ejército causando la muerte a más de 300 personas, aun cuando las cifras

oficiales hablaran de 27 victimas. La masacre de Tlatelolco demostró el grado al

cual podían llegar los gobiernos latinoamericanos con tal de mantener el orden y

no permitir situaciones como las ocurridas en Francia.77

La agitación estudiantil latinoamericana continuó en 1969 con fuerte

intensidad, especialmente en Caracas, donde la Universidad Central de Venezuela

fue militarizada, tal como había sucedido tres años atrás durante el gobierno de

Raúl Leoni. En el Cono Sur, los movimientos universitarios iniciados a finales de la

década de 1950, desembocaron, en mayo de 1968 en movilizaciones masivas de

trabajadores y estudiantes. La creciente acción de protesta coordinada entre

obreros y estudiantes, paralizó ciudades enteras, es el caso del llamado

“cordobazo” ocurrido en 1969, en las ciudades argentinas de Córdoba y Rosario,

entre el 29 y el 30 de mayo, situación insurreccional en la que los grupos de

manifestantes se tomaron las zonas céntricas de estas urbes industriales,

provocando la intervención militar con el objetivo de sofocarlo. A la larga estas

revueltas terminaron por derrocar al gobierno militar del general Juan Carlos

Onganía. Asimismo, durante los años de las dictaduras militares de la década de

77
José Revueltas, México 68: juventud y revolución, México, Ediciones Era, 4ª edición, 1984, 347
pp.
71

1970, miles de estudiantes argentinos, chilenos y uruguayos fueron detenidos por

los regímenes militares.78

La llama revolucionaria que ardía en el continente, atizada desde Cuba

calentaba las universidades, en toda la América Latina los estudiantes activistas

quisieron responder al llamado hecho el Che Guevara, a los intelectuales para que

asumieran la dirección de las guerrillas. Las imágenes de los guerrilleros jóvenes

sirvieron de ejemplo y guía para los estudiantes que trataron de seguir la utopía

socialista. La apropiación del ideal revolucionario puede observarse en la imagen

estética de los estudiantes, quienes optaron por dejar los clásicos suéteres

deportivos, los copetes y los mocasines que hasta ese momento habían

simbolizado a los jóvenes, por las chaquetas verde oliva, las melenas, las barbas y

las botas tipo miliciano, como muestra de su identificación con los

revolucionarios.79

Durante los sesenta los movimientos guerrilleros pulularon por América Latina

con diferentes tendencias ideológicas, maneras de operar y lugares de acción, la

represión de la extrema derecha no logró impedirlo. Desde el triunfo de Castro y el

Che, Cuba se convirtió en un foco de influencia y acción revolucionarias,

exportando ideas y personal para propagar la resistencia mundial contra el

imperialismo y el neocolonialismo.80

78
Ian Roxborough, “La clase trabajadora urbana y el movimiento obrero en América Latina desde
1930”, Leslie Bethel, Historia de América Latina, vol. 12, p.175.
79
Maritza Urteaga, “Imágenes juveniles del México moderno. La generación del 68 y sus
imágenes: militantes/onderos”, Historias de los jóvenes en México, p.68.
80
En enero de 1966, la Habana fue sede de la Conferencia Tricontinental donde se conformaría la
Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina, OSPAAAL y de la
conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) entre julio y agosto de
1967, que se reunió en la capital cubana para dar la aprobación oficial a los numerosos intentos de
crear focos guerrilleros en toda América Latina, de acuerdo con la estrategia castrista.
72

Campesinos, obreros, estudiantes universitarios, maestros, delincuentes y hasta

curas, conformaron los diferentes focos combativos, rurales y urbanos, de las

guerrillas latinoamericanas. En su mayoría estuvieron influenciados por una

ideología de corte marxista con diferentes tendencias, leninistas, trotskistas,

maoístas, castristas, aunque no faltaron mezclas eclécticas de ideas sacadas del

nacionalismo del tercer mundo, con ideas propias de la derecha, que habían

inspirado a los movimientos neofascistas de decenios anteriores como en el caso

de los Montoneros argentinos.81

En algunos países, sacerdotes de un sector de la Iglesia, cada vez mas

concientes de las necesidades de los pobres reunidos en las barriadas populares

de las principales ciudades, salieron de sus templos para construir hombro con

hombro viviendas para aquellos necesitados, liderando sus procesos comunitarios,

enseñándoles sus derechos, incluso ingresando a las filas insurgentes como

último recurso en la lucha por la igualdad, tal es el caso del sacerdote colombiano

Camilo Torres, quien en 1966 se unió a las filas del recién creado Ejército de

Liberación Nacional y al morir en un enfrentamiento con el ejercito meses mas

tarde se convertiría en icono de la “revolución de las sotanas” que tuvo lugar en

América Latina.82

81
Alan Angell, “La izquierda en América Latina desde 1920”, Historia de América Latina, vol. 12,
pp.95-108. Para una información pormenorizada acerca de lo que fueron los movimientos
insurgentes en América Latina en los años sesenta ver: Carlos Saiz Cindocha, Guerrillas en Cuba y
otros países de Iberoamerica, Madrid, Editora Nacional, 1974; Luis Mercier vega, Las guerrillas en
América Latina, Buenos Aires, Paidos, Mundo Moderno, 1969.
82
Otro caso que de entre los muchos que pose pueden citar es el de la religiosa Marjorie Bradford
y los sacerdotes Thomas y Arthur Melville, norteamericanos, pertenecientes a la orden de
Maryknoll, enviados a Guatemala en misión doctrinaria, quienes ingresaron a un grupo guerrillero
que operaba en la región de Huehuetenango. Alain Gheerbrandt, La iglesia rebelde de América
Latina, México, Siglo XXI, 1970, p.223-224.
73

La renovación se reflejó en las posturas expresadas en el Concilio Vaticano II,

realizado en cuatro secciones entre octubre de 1962 y diciembre de 1965, y el

Congreso Eucarístico Latinoamericano, CELAM, realizado en Medellín en 1968,

donde se manifestó la posición que la Iglesia debía tomar frente a los mas

necesitados y la apertura eclesiástica a la edad contemporánea.83

La Teología de la Liberación, fue el nombre que recibió el movimiento de

sacerdotes renovadores latinoamericanos, que tuvo como antecedente inmediato

un documento circulante en el concilio Vaticano II, bajo el título de “Mensaje de 18

obispos del Tercer Mundo”, promovido por el brasileño Helder Camara, cuyos

planteamientos apuntaban hacia un compromiso cristiano que fuera mas allá de la

fe pasiva en la ayuda a los mas necesitados, para lograr un cambio social

verdadero y efectivo, sin descartar la opción revolucionaria armada. Entre los

grupos sacerdotales pertenecientes a dicho movimiento se destacan: Sacerdotes

para el Tercer Mundo, en Argentina; Movimiento sacerdotal ONIS del Perú; los

curas de Golconda en Colombia; la Convención Nacional de Presbíteros, en

Ecuador; en Chile, el grupo de los ochenta; la Confederación Nacional de

Sacerdotes de Guatemala y el Movimiento de sacerdotes Para el Pueblo, en

México.84

Aunque algunos de los gobiernos militares toleraron de alguna manera y por

algún tiempo las acciones “comunistas”, la mayoría de ellos sobre todo en

Argentina y Brasil, en los años sesenta, Chile y Uruguay, en la década siguiente,


83
Vaticano II, el vigésimo primer concilio ecuménico reconocido por la Iglesia católica, fue
convertido en el símbolo de la apertura eclesiástica a la edad contemporánea, Fue anunciado por
el Papa Juan XXIII el 25 de enero de 1959, luego de su muerte, en 1963, fue continuado por su
sucesor Paulo VI. Celebró 178 reuniones durante cuatro años consecutivos. La primera sesión tuvo
lugar el 11 de octubre de 1962 y la última el 8 de diciembre de 1965.
84
Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberación, Salamanca, Ediciones Sigueme, 1985, 399 p.
74

estuvieron decididos a eliminar todo movimiento que pudiera representar una

amenaza a su autoridad. Los izquierdistas sufrieron una represión que iba desde

el destierro hasta el asesinato. Los sindicatos se vieron reducidos a la ineficacia,

los partidos políticos fueron prohibidos o controlados, la prensa y demás medios

de comunicación también fueron puestos bajo el control del gobierno.85

Al final de la década y principios de la siguiente, salvo algunas excepciones

como en el caso colombiano, peruano y centroamericano, los movimientos

guerrilleros en Latinoamérica prácticamente se extinguieron, por que se

presentaron disputas al interior de los mismos, por el incremento de la acción

militar o por que la vía democrática de acceder al poder fue vista como una opción

viable de acuerdo al caso chileno donde Salvador Allende, catalogado como

marxista, había alcanzado la presidencia en 1970. Algo similar ocurrió con la

movilización estudiantil que salvo las reacciones posteriores a 1968, el cenit del

movimiento mundial, extendidas a nivel general en el continente más o menos

hasta 1971, presentaron poca importancia en los años siguientes, hasta un

renacer vigoroso en la década de los ochenta.

Los años sesenta sentaron un precedente en las sociedades latinoamericanas,

la magnitud de la movilización juvenil en sus diferentes vertientes, protesta

estudiantil, ingreso a diferentes asociaciones incluso aquellas de tipo armado, al

lado de la recepción de vanguardias de la nueva cultura juvenil occidental, así

como un aporte valioso y creativo a ella, dejaron ver como en las sociedades

subdesarrolladas y en vía de desarrollo, la juventud también se consolidó como

85
Alan Angell, “La izquierda desde 1920”, Historia de América Latina, vol. 12, p.111.
75

grupo, reclamando sus derechos y proclamando la ruptura con muchos de las

tradiciones políticas, económicas, sociales y religiosas reinantes.


76

II. El Medellín de la época

Durante los decenios de 1950 y 1960 Medellín experimentó una serie de

transformaciones demográficas, económicas, urbanas y sociales. El período

presentó un crecimiento poblacional exagerado, en parte debido al alto número de

inmigrantes llegados del campo huyendo de la violencia partidista y de la pobreza.

Fueron años de un desbordante crecimiento urbano que traspasó los límites de la

planificación; se aumentó la tensión social, producto del desempleo y la falta de

oportunidades para las clases populares.

En este ambiente creció la futura área metropolitana. Medellín era una ciudad

dinámica, con modernos teatros, confortables hoteles, ciudadela deportiva,

almacenes de departamentos, variadas instituciones universitarias, importantes

museos, galerías y entidades culturales, diversos sitios para la diversión,

aceptables vías de comunicación urbanas e interurbanas, que la conectaban con

los municipios del valle de Aburrá y con otros lugares del país. La ciudad tenía lo

necesario para ser considerada una ciudad moderna, a pesar de sus evidentes

problemas sociales.

El cambio y crecimiento de Medellín se produjo en los años del Frente

Nacional, un periodo de gran agitación estudiantil, sindical y campesina, en el que

surgieron varios grupos guerrilleros, en un país que comenzaba a ser

predominantemente urbano. Cabe dar una mirada al contexto nacional para

entender mejor lo que acontecía en Medellín.


77

1. Panorama nacional

La situación colombiana durante los años sesenta no fue muy diferente a la de

América Latina, salvo en algunos aspectos. En el terreno político, la oposición al

intento de imponer una dictadura militar dio como resultado el fortalecimiento de

los partidos tradicionales y la coalición en el Frente Nacional que gobernó el país

durante 16 años. Desde 1958, un año después de la dimisión del general Gustavo

Rojas Pinilla como dictador y de su reemplazo temporal por una junta militar, hasta

1974 cuando liberales y conservadores volvieron a competir libremente, la

dirección política de Colombia transcurrió en el marco de este extraño experimento

político, en el que las dos tradicionales colectividades se alternaron el poder, se

repartieron por igual las representaciones de la rama legislativa y la totalidad de

los cargos públicos, excluyendo fuerzas alternativas.1

La tendencia al aumento en los índices de natalidad, típica del Tercer Mundo

en aquella época, se dio claramente en Colombia. Las ciudades comenzaron a

crecer en forma acelerada y a albergar cientos de miles de habitantes, de los

cuales un número importante llegaba del campo huyendo de la violencia política

desatada desde 1948 y de la creciente pobreza. Los tugurios y barrios piratas

1
Las bases constitutivas del Frente Nacional, como se le llamó a esta coalición, se encuentran
contenidas en la Declaración de Benidorm, firmada el 24 de julio de 1956 en España por Laureano
Gómez, quien se encontraba en el exilio desde la toma del poder por los militares, y Alberto Lleras,
representantes de los dos partidos. Un año después ante la caída de la dictadura, se reunieron
nuevamente estos dos personajes en el municipio español de Sitges, con el objetivo de establecer
acuerdos definitivos en torno a iniciar una acción conjunta, para restaurar las formas institucionales
y las libertades restringidas durante el gobierno de Rojas, impedir que se reviviera la lucha para
obtener el poder y lograr el retorno a la normalidad jurídica. Gustavo Gallón Giraldo, Quince años
del Estado de Sitio en Colombia, 1955-1978, Bogotá, Editorial América Latina, 1979, 235 pp.
78

formaron cinturones de miseria en la periferia de las principales ciudades del país

donde se albergaron los recién llegados.

Las variables demográficas intercensales indican que a partir de la segunda

mitad del siglo XX Colombia se convirtió en un país predominantemente urbano.

Según el censo de 1951 de los 11’548.172 habitantes registrados, el 38.7%, es

decir, cerca de cuatro millones y medio de personas, vivían en las ciudades. Para

1964 ese porcentaje aumentó al 52%. De 17 millones novecientos mil habitantes

contabilizados por el censo de ese año, 9’ 300.000 habitaba en las ciudades.2

En las principales capitales del país se presentaron incrementos poblacionales

amplios, más allá de los ritmos naturales. Bogotá pasó de 660 mil habitantes en

1951, a 1’662.000, en 1964; Medellín creció de 328 mil a 718 mil habitantes en el

mismo lapso de tiempo. Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena y otras

ciudades prácticamente duplicaron su respectiva población en este periodo. La

mitad del incremento de la población urbana correspondió a los inmigrantes

campesinos y pueblerinos.3

La tensión social aumentó. Incrementaron los tugurios, las barriadas piratas, la

miseria y el inconformismo se extendieron por todas las ciudades del país. Se

consideraba que las causas del problema se encontraban en el crecimiento

demográfico y en la situación de atraso y de miseria del campesinado, cuya única

2
José Olinto Rueda, “Historia de la población de Colombia: 1880-2000”, Nueva Historia de
Colombia, Vol. 5: Economía, café, industria, Dir. por Álvaro Tirado Mejía, Bogotá, Planeta, 1989,,
pp.357-396.
3
José Olinto Rueda, “Historia de la población de Colombia: 1880-2000”, Nueva Historia de
Colombia, p. 379.
79

alternativa consistía en la búsqueda de nuevas oportunidades en los grandes

núcleos urbanos.

El crecimiento demográfico como consecuencia de la progresiva reducción de la

mortalidad infantil y de un creciente número de nacimientos, produjo un

rejuvenecimiento de la población. En 1912, de cada 100 colombianos, 22 eran

menores de 15 años, en 1964, eran 47. No es de extrañarse que en tal ambiente

se produjera un intenso debate en torno al control de la natalidad.

Demógrafos, sociólogos, economistas, políticos, periodistas, artistas y la Iglesia

Católica, intervinieron en la discusión alentados por la puesta en el mercado de un

efectivo método de anticoncepción que permitía controlar el proceso hormonal

femenino, la píldora anovulatoria, tipo Anovlar, Gynvlar, Enovid y también por la

creciente utilización de los métodos de planificación ya existentes como condones,

espermicidas y métodos quirúrgicos lo que expresa la mayor libertad reclamada

por la mujer sobre su cuerpo y su derecho a elegir cuando ser mamá.

Defensores y detractores esgrimieron argumentos a favor y en contra del

control de la natalidad. Para defenderlo, se utilizaron las teorías maltusianas y

neomaltusianas, que en pocas palabras planteaban que la población crecía más

rápidamente que la oferta de alimentos disponible para sus necesidades. La

primera lo hacia en progresión geométrica, es decir en la serie: 1,2,4,8,16...,

mientras que los recursos alimenticios lo hacían en progresión aritmética, es decir,

según la serie natural de los números: 1,2,3,4,5..., presentándose una disparidad


80

en la relación entre recursos alimenticios y población, por lo cual era urgente

frenar el crecimiento.4

La Iglesia católica en cabeza del Papa y una buena parte de la sociedad

latinoamericana formada por católicos se pronunciaron en contra de la limitación

de los nacimientos por un modo distinto al natural, es decir al método Ogino o del

ritmo, basado en la abstinencia durante los días fértiles del ciclo de la mujer. Este

sector veía como una afrenta moral las propuestas de países europeos y de

Estados Unidos de apoyar programas para el control de la natalidad en los países

del Tercer Mundo.5

Según fuentes de la época en Colombia más de 400 mil mujeres tomaban

píldoras anticonceptivas, a pesar de esto el acceso a los nuevos métodos de

planificación familiar y a un buen cuidado obstétrico estuvo, en principio, reducido

a mujeres de las clases socioeconómicas alta y media, quienes habían recibido

mejor educación y podían costear servicios médicos privados. Para las mujeres de

escasos recursos y bajo nivel educativo, el aborto, el infanticidio y el abandono de

4
Barto Roig Amat, “Del birth control al family planning. Los factores económicos en el control de la
natalidad”, Arco. Revista de las áreas culturales bolivarianas, Bogotá, Nº 4, septiembre – octubre,
1959, p. 400. Thomas Robert Malthus (1766-1834), economista británico, clérigo y demógrafo,
estudio en el Jesús College, de la Universidad de Cambridge. Malthus ofició en la parroquia de
Albury, en Surrey, en 1798, cargo que desempeñó muy poco tiempo. De 1805 hasta su muerte fue
catedrático de Economía Política e Historia Moderna en el colegio de la East India Company en
Haileybury. Su principal contribución a la economía fue su teoría de la población, publicada en su
libro Ensayo sobre el principio de la población (1798).
5
La oposición católica al uso de los anticonceptivos data del 31 de diciembre de 1930, cuando el
Papa Pío XI escribió en su encíclica Casti Connubi, que “cualquier práctica que se haga dentro del
matrimonio cuyo objetivo sea el de impedir el poder natural de procrear la vida, viola la ley de Dios
y de la naturaleza y aquellos que hagan tal cosa quedan manchados con grave y mortal pecado”,
“El Papa ante un problema indisoluble”, Cromos, Bogotá, junio 26, 1967, pp. 5-7,10.
81

los recién nacidos, fueron las reacciones más comunes en casos de embarazos

no deseados.6

A través de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina, los médicos

abanderaron el debate sobre el cambio demográfico. Sobre ellos recayó la

responsabilidad de la prestación de los servicios de anticoncepción, ofrecidos en

los hospitales universitarios desde 1962.

Estados Unidos anunció en 1965 por medio de la Agencia para el Desarrollo

Internacional, AID, que concedería ayuda económica a aquellos países que la

solicitaran, para llevar a cabo proyectos de planificación familiar. Colombia fue uno

de los países que recibió este tipo de ayuda, de allí surgieron entidades como

PROFAMILIA, institución que comenzó operaciones con programas orientados a

la planificación familiar en 1965. A partir de 1967, el Ministerio de Salud, incorporó

este aspecto a los programas de salud materno-infantil. Con la cooperación

técnica y financiera de gobiernos extranjeros se comenzó una ofensiva en todo lo

relacionado con el control de la natalidad.7

Por su parte el gobierno, además de los programas oficiales, favoreció las

actividades del sector privado. Ante el notable crecimiento poblacional, dentro de

la Reforma Constitucional de 1968, se oficializó la planificación poblacional,

destinando al Departamento de Nacional de Planeación para que formulara

6
Esas 400 mil mujeres representaban únicamente el 5% de la población femenina colombiana.
Julio Nieto Bernal, “Ante un grave problema”, Cromos, Bogotá, febrero 27, 1967, pp.4-5,47. En
cuanto al aborto y al infanticidio se decía por ese entonces que “por doloroso que sea, es
necesario aceptar que en el medio colombiano y en general en Latinoamérica, es a base del aborto
que el pueblo trata de influir en algún modo sobre las altas tasas de natalidad”, Guillermo López
Escobar, “El aborto y el infanticidio”, Cromos, Bogotá, marzo 6, 1967, p.13.
7
Ignacio Campero, “Ayuda para el control de natalidad”, Arco, Bogotá, Nº 59, septiembre 1965,
p.567. Para una mayor información acerca de la creación de esta institución ver: Profamilia 30
años: Colombia 1995, Bogotá, Profamilia, 1995.
82

políticas demográficas y canalizara recursos para el desarrollo de las mismas. En

el Plan de Desarrollo de la administración de Carlos Lleras Restrepo se incluyó por

primera vez una política de población que apuntaba a reducir el crecimiento

demográfico y reorientar los flujos migratorios hacia las ciudades intermedias.8

El desgaste en el modelo de producción industrial orientado hasta entonces

hacia la sustitución de importaciones, el abandono en que se encontraba el sector

agrario en el país, sumados a la baja demanda en el mercado interno y a la

inestabilidad en el sector externo, incidieron en la crisis económica iniciada

promediando la década, la misma que no se solucionaría sino hasta los inicios de

los setenta, cuando la reactivación en el sector de la construcción urbana y la

expansión de un modelo económico orientado hacia la exportación, parecieron dar

un respiro.9

En esta década tanto la administración del presidente estadounidense John F.

Kennedy como las clases dominantes nacionales comprendieron que la revolución

cubana había dejado claros los problemas del campesinado. Los planes de ayuda

contenidos en la Alianza Para el Progreso, emergieron como alternativa a la vía

cubana, adquiriendo cada vez un tinte más reformista. El plan, diseñado para el

periodo comprendido entre 1961 y 1970 buscó la cooperación y ayuda mutua de

los estados firmantes, el refuerzo de sus comportamientos democráticos y la

“redistribución justa” de la riqueza. Para el caso de Colombia, los objetivos

principales de la Alianza Para el Progreso estuvieron encaminados a colaborar en

8
José Olinto Rueda, “Historia de la población de Colombia: 1880-2000”, Nueva Historia de
Colombia, p. 380.
9
Jesús Antonio Bejarano, “Industrialización y política económica 1950-1976”, Colombia hoy,
Bogotá, 15ª edición, Tercer Mundo Editores, p.215.
83

la solución del problema de la balanza de pagos, a fortalecer y diversificar la

producción agrícola, sobre todo para disminuir la dependencia de las

exportaciones de café, a mejorar la nutrición y a modernizar el sistema de

educación.10

En el campo cultural, durante esos años maduró una creativa y prolífica

generación de artistas en diferentes campos, desde la plástica hasta el teatro,

pasando por la literatura y el cine. Cabe mencionar a Fausto Cabrera, en el teatro,

realizadores como Julio Luzardo, José Maria Arzuaga, en el ámbito

cinematográfico, Gabriel García Márquez en la literatura, Fernando Botero en la

pintura, entre muchos otros talentos.

La iglesia trató de reafirmar su poder, dos grandes acontecimientos religiosos

realizados en Medellín, La Gran Misión Arquidiocesana y el Congreso Eucarístico

Latinoamericano, a cuya clausura asistió el Papa Pablo VI, fueron muestra de ese

intento por renovar la fe. La teología de la liberación y las ideas de Camilo Torres,

despertaron el sentir de un sector progresista del clero colombiano, siguiendo la

onda latinoamericana.

10
Entre 1961 y 1965, el país recibió más de 33 millones de dólares en forma de préstamos y ayuda
por parte de los Estado Unidos y de distintos organismos internacionales. Otra iniciativa respaldada
por Colombia, fue el establecimiento de los cuerpos de paz que trabajaron en el país, en la
explotación agrícola intensiva, la construcción de vivienda popular y la construcción de caminos, a
mediados de la década el número de miembros en Colombia era de unos 700. Stephen Randall,
Aliados y distantes. Historia de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Desde la
independencia hasta la guerra contra las drogas, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo-Ediciones
Uniandes, CEI, 1992,
84

1.1. Agitación social en el campo y en la ciudad

Una fuerte tensión y agitación social en el campo y en la ciudad, producto de un

régimen político excluyente y de un modelo económico aplicado a la fuerza,

sumado al fortalecimiento del Estado para reprimirlos, dieron un tinte violento y

combativo a esta década. Surgieron grupos armados de diferentes tendencias que

promovían la lucha guerrillera. Bandoleros, guerrilleros, estudiantes, obreros y

campesinos, hicieron sentir su inconformidad frente al sistema. A nivel de

derechos civiles, cabe anotar que después de medio siglo de evolución el

movimiento femenino en Colombia comienza a tomar fuerza por estos años.

En 1964, más de cien bandas armadas actuaban en el país y contaban con el

apoyo de las comunidades rurales y de los gamonales. Los conocidos nombres de

bandoleros como “Chispas”, “Desquite”, “Pedro Brincos”, “Sangrenegra”, el

“Capitán Venganza” y otros, concentrados mayoritariamente en el antiguo norte

del Tolima, norte del Valle y el viejo Caldas, se hicieron famosos y legendarios en

nuestro país.

Con el objetivo de combatir el fenómeno guerrillero y el bandolerismo el ejercito

puso en marcha, durante el gobierno de Alberto Lleras, lo que se conoció como la

“acción cívico-militar”, un programa de instrucción dado a todas las fuerzas

armadas del país, cuyo énfasis era el entrenamiento en la guerra de guerrillas,

apoyado por militares estadounidenses. De allí surgieron las compañías

contraguerrilleras Flecha y Arpón, famosas durante la toma a Marquetalia en mayo

de 1964. Más adelante durante el gobierno de Guillermo León Valencia, con el


85

llamado “Plan Lazo”, que incluía dentro de sus acciones la entrega de armamento

a las comunidades campesinas para su defensa, fueron dados de baja los últimos

bandoleros políticos: “Chispas”, el “Capitán Cenizas”, “Sangrenegra” y el

legendario Efraín Gonzáles.11

En Colombia también se presentó en esta década el surgimiento de varios

grupos guerrilleros compuestos en su mayoría por jóvenes universitarios,

campesinos y antiguos combatientes de las guerrillas liberales y de las

autodefensas comunistas. El Movimiento Obrero Estudiantil Campesino –MOEC-,

las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC-, el Ejercito de

Liberación Nacional –ELN- y el Ejercito Popular de Liberación –EPL-, fueron

algunos de ellos.12

Los operativos militares del “plan lazo”, arrojaron como resultado la

transformación de las autodefensas campesinas en grupos guerrilleros, bajo la

dirección del Partido Comunista de Colombia. La toma de las “repúblicas

independientes”, como señal de la soberanía nacional sobre esos territorios

habitados por campesinos pobres, se hizo a sangre y fuego, poniendo en práctica

las recién aprendidas técnicas de lucha contraguerrillera, enseñadas en el Fort

Gulick de Panamá, por los Estados Unidos, como parte de la ayuda contenida en

la Alianza para el Progreso.13

11
Gustavo Giraldo Gallón, Quince años de estado de sitio en Colombia, 1955-1978., Bogotá,
Editorial América Latina, 1979, 235 p.
12
Ver: Darío Villamizar Herrera, “Los jóvenes comunistas”, Jaime Bateman. Biografía de un
revolucionario, Bogotá, Editorial Planeta, 442 p., Jacobo Arenas, Cese al fuego: una historia
política de las FARC, Alvaro Villarraga, Para reconstruír los sueños (Una historia del EPL), Bogotá,
Colcultura, Progresar, Fundación Cultura democrática, 1994, 491 p.

13
Giraldo Gallón, Quince años de Estado de Sitio en Colombia, pp.89-92.
86

La operación Marquetalia, conocida en términos militares como operación

Soberanía, se inició el 18 de mayo de 1964, el 27 del mismo mes se producen los

primeros combates. Para las FARC, ésa fue la fecha oficial de su origen, pues

simboliza la respuesta a la agresión gubernamental. En el momento en que se

iniciaron las acciones, los guerrilleros se hallaban reunidos para definir la táctica

que seguirían. Lo primero que se decidió fue evacuar las familias; después se

acordó adoptar la guerra de guerrillas móviles; se determinó también unificar la

dirección política y militar en un estado mayor guerrillero. Jacobo Arenas,

Hernando González “Leovigildo Rodríguez”, Manuel Marulanda e Isauro Yosa,

hicieron parte de ese primer secretariado para la resistencia.14

Tanto en Marquetalia como en los otros lugares que servían de refugio a los

campesinos comunistas, el ejército utilizó la fuerza de forma desproporcionada. En

el país como en el exterior las expresiones de rechazo frente a las brutales

medidas del gobierno, que incluían fumigaciones con Napalm, el mismo agente

químico utilizado por los norteamericanos en Vietnam, vistas por televisión, no se

hicieron esperar. En solidaridad con estos, los futuros integrantes del Ejército de

Liberación Nacional, ELN, colocaron bombas en el Club del Comercio en

Bucaramanga y se organizaron manifestaciones de protesta en varias ciudades,

especialmente en Cali, Bogotá y Medellín. Desde Francia, un grupo de

intelectuales y políticos, encabezados por los escritores Jean Paul Sartre, Simone

de Beauvoir y el dirigente comunista Jacques Duclos, expresaron en una carta al

14
Jacobo Arenas, Cese al fuego: una historia política de las FARC, p.223
87

gobierno colombiano, su solidaridad con la gente de Marquetalia, exigiendo el

cese de la agresión.15

En los años sesenta la participación política de la izquierda se basó en la

actualidad que estaba viviendo la revolución internacional, el debate estuvo

centrado en dos niveles: el primero acerca de la naturaleza de esta, es decir si

debía ser de orden democrático-burguesa o socialista. El segundo giro en torno a

la mejor forma de realizarla, si usando un partido como en Rusia o un foco

guerrillero, como en el caso cubano. Al final fue este último el modelo que se

impuso dadas las características del país.

El panorama de la izquierda en Colombia lo completa un sector del clero, que

siguieron la tendencia latinoamericana atraídos por las ideas reformistas en boga

en el mundo, es el caso de los curas Martín Amaya y Camilo Torres, quienes

hicieron sentir su voz y apoyaron la lucha, por encima incluso de los mandatos de

los jerarcas eclesiásticos. El primero de ellos oriundo de Tunja respondió de esta

manera a la revista Cromos, al ser interrogado sobre sus planes luego de que su

superior, el obispo de Tunja Monseñor Ocampo, le prohibió hablar y escribir

públicamente:

“Lamento de veras que imperativos morales me obliguen a desobedecer al Obispo. Pero


sucede que hace tiempo solo entiendo y acato las relaciones humanas, sin distingos de
jerarquías, sobre la base del dialogo inteligente y racional. No puedo obedecer ciegamente
más que a mi propia conciencia, y ella me dice claramente que mi deber, como hombre y como
sacerdote, es ayudar a mis semejantes a obtener su liberación interior –intelectual y moral-
para que dueños de una conciencia autónoma puedan luchar por procurarse todas las
16
libertades externas a que tienen derecho.”

15
Darío Villamizar, “La guerra está aquí”, Jaime Bateman. Biografía de un revolucionario, p.159.
16
Julia Mancera de Camargo, “El padre Martín Amaya. Expone la doctrina de cristo”, Cromos,
Bogotá, agosto 2, 1965, p. 3.
88

Las ideas reformistas del padre Martín Amaya incursionaron en una variedad de

controvertidos aspectos. Era partidario del matrimonio de los religiosos, del

divorcio en casos especiales, del control de la natalidad, del gobierno fuerte, de la

socialización de los medios de producción y de la reforma del concordato.17

Pero fue Camilo Torres el que mayor influencia tuvo, no solo entre círculos

revolucionarios, sino entre un amplio sector de la opinión pública. Clérigo y

sociólogo graduado en Bélgica, fue capellán y profesor de la Universidad Nacional

en su sede de Bogotá. Su marcado humanismo lo llevó a trabajar de lleno con la

clase obrera y con los estudiantes y a divulgar su credo revolucionario por distintas

poblaciones de Colombia, financiado por los aportes de estudiantes y

organizaciones sindicales. Su compromiso revolucionario, lo llevó incluso a pedir

su destitución de la Iglesia Católica, la cual fue autorizada por el cardenal Luís

Concha Córdoba, en junio de 1965.18

En agosto de 1965 el cura Camilo Torres creó un movimiento de oposición al

que llamó Frente Unido, formado por, estudiantes, algunos intelectuales y sectores

populares urbanos. Este movimiento no pretendía participar de las elecciones, ya

que era abstencionista por principio. Una de sus principales consignas insistía en

la abstención “beligerante, activa y revolucionaria” al servicio de la unificación y la

organización de los sectores populares, mediante la construcción de un poder

17
Julia Mancera de Camargo, “El padre Martín Amaya. Expone la doctrina de cristo”, p.4
18
“El proceso de la revolución. Camilo Torres”, Cromos, Bogotá, agosto 9, 1965, pp.24-27, 48.
89

social del que en el futuro surgiera un nuevo poder político. Pocos meses después

el sacerdote ingresó a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional.19

Martín Amaya y Camilo Torres no fueron los únicos clérigos reformistas en el

país. Cientos de jóvenes religiosos tomaron conciencia a cerca de la dura

situación de los pobres, expresando su descontento por los limitados esfuerzos de

la Iglesia católica para ayudarlos. Entre los rebeldes figura el grupo de Golconda,

influenciados por las encíclicas sociales de Juan XXIII, Mater Magistra y Pacem in

Terris y Popolorum progressio de Pablo VI, se identificaron con las posturas

sociales expresadas en el concilio ecuménico Vaticano II y en las reuniones de la

II Conferencia General del Consejo Eucarístico Latinoamericano, CELAM,

realizada en Medellín en 1968, a cuya clausura asistió el Papa Pablo VI.20

1.2. El movimiento estudiantil

La ruptura definitiva que los jóvenes buscaban con el pasado, tuvo su expresión

en el movimiento estudiantil. Las luchas se desarrollaron en oposición a la

influencia de Estados Unidos en la educación universitaria colombiana, en defensa

19
“El proceso de la revolución. Camilo Torres”, Cromos, p. 26. El ingreso del cura Camilo a las filas
guerrilleras se produjo en octubre de 1965, cuatro meses después calló asesinado en un combate
con el ejército. “fue muerto Camilo Torres!. Comunismo protesta por su eliminación”, El Correo,
Medellín. Febrero 18, 1966, p.1. Para una mayor información sobre la vida y obra de este
sacerdote revolucionario ver. Carlos Pareja, El padre Camilo: el cura guerrillero. Medellín, Nuestra
América, 1968, 262P.
20
El estudio de la encíclica Popolurum progressio, reunió a cerca de 60 sacerdotes en una casa de
la acción católica de Viotá, llamada Golconda, entre el 9 y el 13 de abril, bajo la tutela del obispo de
Buenaventura Monseñor Gerardo Valencia. Se efectuaron dos reuniones la segunda se realizó en
Buenaventura, Desde su nacimiento este movimiento fue denominado como una “revuelta clerical”
o “insurrección de las sotanas”, cabe anotar que en su idearium tuvo bastante influencia, además
de lo ya comentado, los planteamiento del cura Camilo Torres y su acercamiento a la revolución
armada. Anita Weiss, Octavio Belalcazar, Golconda el libro rojo de los “curas rebeldes”, Bogotá,
Editorial Cosmos, 1969, 102p.
90

de la educación pública, del cogobierno universitario y de la solidaridad con

movimientos antiimperialistas y libertarios a nivel nacional e internacional.

El 29 de marzo de 1960 se decretó un paro de estudiantes en la Universidad

Nacional, cuando no se hacia desde 1957. El Estado reaccionó en forma

represiva. En 1961 un movimiento por alcanzar mayor representación estudiantil

en el gobierno universitario, se presentó en la Universidad de Antioquia, las

autoridades municipales respondieron con una ocupación militar al claustro, lo que

generó un movimiento de apoyo a nivel nacional. En agosto de ese mismo año, la

Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, también fue ocupada

militarmente.

El año siguiente continuaron la agitación y la reacción represiva. La

Universidad Nacional, sede Bogotá fue cerrada, fueron expulsados 12 estudiantes

y las directivas prohibieron las huelgas. También fue militarizada la Universidad

Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC, en Tunja. Las universidades

públicas de Medellín, Barranquilla y Bucaramanga se sumaron a las revueltas. 21

Entre 1964 y 1969, el movimiento estudiantil pasó por una etapa de radicalización,

con un recrudecimiento de las luchas en Medellín, Bucaramanga, Cali, Manizales

y Bogotá. La Universidad Industrial de Santander, UIS, en Bucaramanga se

convirtió en un destacado centro de agitación a partir del conflicto iniciado en

mayo de 1964, con la determinación de huelga estudiantil y toma de las

instalaciones universitaria, decretada por la asamblea de estudiantes. Ante el

21
Los datos acerca de las protestas estudiantiles presentados en este aparte fueron tomados de
diferentes publicaciones, como diarios y revistas de la época. La represión violenta por parte de la
fuerza, hacia las movilizaciones estudiantiles no han sido nuevas en el país, basta recordar los
hechos del 8 y 9 de junio de 1954, cuando resultaron muertos en Bogotá varios estudiantes que
protestaban por la perdida de autonomía universitaria y contra la dictadura de Rojas Pinilla.
91

desalojo violento por parte de la fuerza pública de los manifestantes, la Federación

Universitaria Nacional, FUN, decretó un paro de 48 horas y posteriormente una

marcha estudiantil de 500 kilómetros, que salió de Bucaramanga hasta Bogotá. Al

llegar a la plaza de Bolívar, fueron recibidos por estudiantes universitarios de

diferentes ciudades del país que habían viajado para solidarizarse con ellos. Con

esta movilización se consiguió la destitución del rector y la apertura de un debate

en el Congreso acerca de la reforma educativa.22

En los años sesenta el movimiento femenino encontró acogida en el ambiente

universitario. Allí las feministas recibieron información y comenzaron a apropiarse

de una manera de hacer política. No obstante, en esos años hablar de la

diferencia hombre-mujer carecía de sentido, la diferencia fundamental en los

campus universitarios era ser o no revolucionarios. Las noticias sobre los

movimientos feministas se percibían como una “prueba más de la extravagancia

gringa”. El clamor del movimiento feminista solo se escuchó a partir de los años

setenta.23

Para 1965 la reacción del movimiento estudiantil frente a la invasión

estadounidense a República Dominicana y las políticas estudiantiles que se

venían implementando en las universidades públicas, generaron nuevas protestas.

Estas se concentraron en Medellín, donde en el mes de mayo hubo conflictos en

la Universidad de Antioquia, en la Universidad Nacional y en la Universidad de

Medellín, para pedir la destitución del gobernador de Antioquia Mario Aramburo

22
Carlos Arturo García, “El movimiento estudiantil en Colombia. Década del sesenta”, p.195.
23
Yolanda González, “Movimiento de mujeres en los años 60 y 70, la diferencia hombre- mujer: del
equilibrio al conflicto”, Las mujeres en la historia de Colombia, Tomo 1: Mujeres, historia y política,
dir. Por Magdala Velásquez Toro, Bogotá, Norma, 1995, pp. 275-276.
92

Restrepo. En medio de consignas antiimperialistas se destruyeron banderas

estadounidenses y “muñecos del Tío Sam”. El 19 de ese mes se llevó a cabo una

marcha nocturna con antorchas por las calles de la ciudad. Al pasar por la Avenida

Primero de Mayo la marcha fue detenida por la policía, la gran agitación llevó a la

ocupación militar de la Universidad de Antioquia, a una declaración de huelga

general de todas las universidades afiliadas a la FUN y a fuertes reacciones en el

gobierno, como la declaración de Estado de Sitio el 29 de mayo. 24

La actitud represiva del gobierno y la radicalización de los estudiantes en las

universidades públicas y privadas, endurecieron las relaciones entre ambos

bandos. El 20 de agosto de 1966 el centro de Medellín tuvo que ser militarizado a

raíz de los fuertes disturbios protagonizados por estudiantes de la Universidad de

Antioquia y de la Universidad de Medellín. Dos meses después fue saboteada la

visita del presidente Carlos Lleras Restrepo y del millonario estadounidense John

D. Rockefeller a la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, lo que llevó a

una militarización inmediata de la ciudad universitaria y a la disolución temporal de

los organismos de representación estudiantil.

A partir de 1967, la Reforma Universitaria, expresada en el llamado Plan

Básico, cuyos puntos esenciales giraban alrededor del control centralizado de las

universidades, de las garantías a la educación privada, del crédito educativo con

fondos internacionales y de la alineación de las universidades con los planes de

desarrollo económico y social, se convirtió en punto candente de discusión dentro

del movimiento.

24
Información del mes de mayo de 1965, extraída de los diarios El Correo y El Colombiano, de
Medellín.
93

Durante toda la década de 1960, los conflictos estudiantiles estuvieron marcados

por un carácter antiimperialista, que llevó a rechazar cualquier tipo de intervención

estadounidense en América Latina y en general en todo el mundo. Así mismo

hicieron carrera los planteamientos acerca de la autonomía universitaria y el

cogobierno. Al finalizar el decenio se organizaron jornadas de expulsión de los

Cuerpos de Paz estadounidenses que operaban en diversas partes del país; los

de Cali salieron en 1968, los de Pereira en 1969. Además se creó un movimiento

para la expulsión de la Fundación Ford de la Universidad Nacional de Colombia. 25

El movimiento estudiantil internacional de 1968 coincidió en el país con los

disturbios protagonizadas por los estudiantes de la UIS a fines de abril de ese año.

Dicha universidad fue clausurada el primero de mayo, un día antes del cierre de la

Universidad de Nanterre, en Francia. Las principales universidades en las

ciudades colombianas fueron escenarios de luchas y manifestaciones estudiantiles

que se recrudecerieron en la década siguiente.

Junto a la movilización estudiantil aparece otra fuente de agitación y protesta la

cual provino de la oposición política al Frente Nacional y estuvo dirigida en tres

líneas: la primera originada en el interior del Frente Nacional, comprendió

facciones de los partidos tradicionales, como el Movimiento Unión y Reconquista-

MUR-, liderado por el conservador Gilberto Alzate Avendaño. La segunda estuvo

por fuera del pacto, pero dentro de la legalidad institucional, con movimientos

disidentes de las colectividades tradicionales como el MRL o terceras fuerzas

como la ANAPO del general Rojas Pinilla, que en 1970 peleó codo a codo las

25
Carlos Arturo García, “El movimiento estudiantil en Colombia. Década del sesenta”, p.198.
94

elecciones con el candidato oficialista Misael Pastrana Borrero y terminaría

reclamando un fraude electoral e incitando insurrecciones urbanas. Por último

estuvo la oposición de la izquierda que proclamaba la lucha armada.26

En medio de protestas y del Frente Nacional, con crisis económica, altos

índices de natalidad, urbanización masiva y generalización de la pobreza,

transcurrió la década de 1960 en Colombia. Demos una mirada a lo que sucedió

en la ciudad.

26
William Molina Merchán, “Oposición política al Frente Nacional”, Monografía de grado en historia,
Departamento de Historia, Universidad de Antioquia, Medellín, 2003, 122 pp.
95

2. Transformación de la “Tacita de Plata”

Medellín, situada en la parte central del valle de Aburrá, experimentó a partir de

los años cincuenta una serie de cambios en su estructura urbana. La explosión

demográfica producto del incremento en la natalidad, de la disminución en la

mortalidad y de una creciente llegada de inmigrantes, así como sus consecuencias

a nivel urbano dieron una nueva dinámica a la que había sido la ordenada,

tradicional y católica, capital industrial de Colombia. En el periodo intercensal

1951-1964, Medellín duplicó su número de habitantes, al pasar de 361. 176 a

771.036 en apenas 13 años.1

En este lapso se registraron las más altas tasas de natalidad en Medellín a lo

largo del siglo XX. Un número de 43 hijos por cada 1000 habitantes anualmente y

de 5.5 hijos por mujer. Esta realidad se vio reflejada en la pirámide poblacional de

1964 donde la proporción de habitantes menores de 15 años era del 43.7%, contra

un 36.2 % en 1951. Entre las causas directas de este incremento cabe mencionar

un descenso en la mortalidad, altos índices de fecundidad e incremento del

número de campesinos llegados de las zonas rurales del departamento.2

Los diarios de tendencia conservadora en Medellín, entre ellos El Colombiano,

anunciaban con orgullo que cada año nacían más antioqueños que cualquier otra

clase de compatriotas, en esos artículos se hizo evidente un tono sarcástico frente

a los defensores del control de la natalidad:

1
Héctor Barrera correa, Medellín. Evolución histórico-demográfica, Medellín, Planeación
Metropolitana. 1982, 129 p.
2
Barrera Correa, Medellín. Evolución histórico-demográfica, p.85.
96

“En el fondo esos científicos que se reúnen para recomendar controles en la industria
universal, para la que no se requiere capital alguno de la natalidad, son apenas egoístas.
Aspiran a que el mundo se haga lo más cómodo y atractivo solo para poca gente.... Nadie va
a convencer a los además de no multiplicarse con alegría.... Obrarían con más lógica los
sabios si buscaran, preferiblemente recursos para mejorar la alimentación y la casa de sus
prójimos, para aliviar a las multitudes famélicas de sus penurias. Químicos, navegantes,
agricultores, ganaderos, terratenientes, pescadores, cazadores, tienen que empeñarse en
hacer del mundo una despensa en donde todos quepamos, los que estamos y los porvenir y no
salir ahora con la noticia de que lo más inteligente es no hacer solicitudes de nuevos
angelitos.... Además queda también la posibilidad de descubrir nuevos planetas con las
exploraciones que se hacen ahora más allá de las nubes. Y se hallan habitables, es posible
que en lugar de necesitar menos gente requiramos de mucha más para poblarlos. Y en ese
caso ya no vendría cada hijo con una arepa debajo del brazo sino con su planeticasic. en la
3
perspectiva de su vida.”

El fuerte arraigo de la tradición católica en la ciudad y el seguimiento a lo mandado

desde el Vaticano, llevaron a un sector conservador de la sociedad antioqueña a

atacar los programas de planificación familiar, calificándolos, paradójicamente, con

un lenguaje muy antiimperialista como “colonialismo intelectual”. Otros lanzaron un

llamado por que los antioqueños vivieran de acuerdo a lo planteado por la Iglesia y

siguieran el método del ritmo.4

A partir de 1964 los nacimientos comenzaron a disminuir y se ubicaron en 24

por cada mil para 1973 y en un promedio de 3 hijos por cada mujer. El descenso

poblacional fue consecuencia de la disminución presentada por sus dos

componentes el vegetativo y el migratorio. Las políticas de planificación familiar

adoptadas por esos años en el país bajo la tutela de Estados Unidos, tuvieron

éxito y contribuyeron a disminuir la natalidad. Entre estos se destacan los

programas ofrecidos desde 1965 por Profamilia y por el Instituto Colombiano de

3
Las crónicas de José Gers “La superpoblación mundial”, El Colombiano, Medellín, domingo 1º de
marzo, 1959, p.5.
4
Ver: Humberto Bronx, “Planificación familiar e industria del anticonceptivo. 1966”, Estudios
históricos y crónicas de Medellín: trescientos sesenta y dos años de Medellín y crónicas de la
ciudad 1616-1978, Medellín, Academia Antioqueña de Historia, 1978, pp.231-235; Arturo Gómez
Gómez, Del método anticoncepcional acorde con la moral católica, Medellín, Tipografía Junín,
1968, 74 pp.
97

Bienestar Familiar, ICBF, creado mediante la Ley 75 de 1968, por el Ministerio de

Salud.5

5
Descenso de la fecundidad y planificación familiar en Colombia, 1964-1975, Bogotá, El Comité,
1977. 70 pp.
98

2.1. Explosión urbana y nueva dinámica de Medellín

En los primeros cuarenta años del siglo XX, con el paulatino crecimiento de la

población, se fue dando también un aumento en el número de barrios, estos se

desarrollaron en torno a esos que ya estaban asentados desde el siglo anterior,

especialmente hacia Aranjuéz, Berlín, Bermejal, Sevilla, La Piñuela, Miranda,

Estación Villa, Campo Valdés, Manrique, entre otros, el nor-oriente. El sector

centro-oriental también tuvo un desarrollo importante, nacieron barrios como, San

Miguel, Villa Hermosa, La Mansión, Boston, Gerona, El Vergel, La Toma,

Miraflores y Guayaquil.6

El incremento poblacional tuvo sus implicaciones en la estructura y

composición de la ciudad. El mayor número de habitantes implicó la construcción

de gran cantidad de viviendas nuevas. Proliferaron los nuevos barrios, construidos

por compañías urbanizadoras legales e ilegales.7

Las soluciones al problema de la vivienda le dieron un gran impulso a la

industria de la construcción. Varias entidades estatales como el Instituto de

Crédito Territorial, ITC, y el Banco Central Hipotecario, BCH, ofrecieron créditos y

soluciones de vivienda para obreros, población de bajos ingresos vinculada al

sector formal y sectores medios de la población. Las familias que no pueden


6
Para una mayor información acerca de quienes eran los urbanizadores, los tipos de sociedad que
establecieron, la función estatal en la urbanización, así como de otros barrios creados por esos
años Ver: Fernando Botero Herrera, Medellín, 1880-1950. Historia urbana y juego de intereses,
Medellín, Universidad de Antioquia, 1996, 360 pp.
7
Las primeras cumplían la normas vigentes acerca del loteo urbano e inclusive destinaban
reservas a parques y servicios comunitarios. Los otros urbanizadores, llamados “piratas”, vendían
predios no aptos para la construcción ó sin el acondicionamiento mínimo para hacerlo, sin vías de
acceso terminadas, ni redes de servicios instaladas. Constanza Toro, “Medellín: desarrollo urbano,
1880-1950”, Historia de Antioquia, Dir. Por Jorge Orlando Melo, Bogotá, Editorial Presencia,
Compañía Suramericana de Seguros, 1988, pp. 299-306.
99

acceder a ninguno de estos mecanismos de vivienda, empiezan a ocupar zonas

de alto riesgo como cañadas y laderas y a tomar posesión de tierras particulares,

asentándose en tugurios como el de la imagen 7.


100

7: Fotografía tomada en 1967 en una zona de tugurios del sector de Otrabanda, en ella se observa
a un grupo de jóvenes jugando dados.(Darío Rua y Héctor Maximiliano Lopera, “Barriadas
marginales un problema social. Región metropolitana de Medellín”, Medellín, Tesis de pregrado en
sociología, Universidad Pontificia Bolivariana, 1967, p. 5)
101

En esta década se presentó un incremento en la ocupación clandestina de

terrenos en Medellín. Surgieron nuevos núcleos de población, entre loteos piratas

e invasiones de tierras privadas. Estas posesiones de tierra se dieron

especialmente en el sector oriental de la ciudad, con barrios como los Populares,

La Francia, Santo Domingo Savio, Santa Cruz, La Salle, Vérsalles, El Raizal; en la

comuna 2, con Castilla, Belalcazar, la Pola, la Unión, Aures, Kennedy, y la número

3, en el sector centro oriental, Villa Tina, Villa Liliam, Santa Lucia, Ratón Pelao

(posteriormente el Pinar). Además surgieron asentamientos de tugurios en los

Populares, en la Iguaná, en Santo Domingo Savio, en Niza y en Tenche.8

La ciudad comenzó una etapa de transformaciones donde se trató de borrar los

pocos vestigios del pasado pueblerino, del cual comenzábamos a sentirnos

avergonzados. Ni aquellos recuerdos de la floreciente urbe industrial de las

primeras décadas eran ya bien vistos, la idea modernizante de enormes edificios y

rascacielos, construcciones de corte estadounidense, comenzó a imponerse,

sobre obras de enorme valor arquitectónico como el teatro Junín, preciosa

construcción levantada sobre planos del arquitecto belga Agustín Goovaerts,

inaugurado en 1924 y demolido para dar paso a la construcción del moderno

edificio Coltejer, en 1968.

La masificación de las prácticas deportivas y de la asistencia a ese tipo de

espectáculos en Medellín llevó a la construcción de la Unidad Deportiva Atanasio

Girardot. Esta ciudadela situada entre las calles 48 y 50 y las carreras 70 y 74 en


8
En todas estas precarias habitaciones carentes de cualquier tipo de servicio, en condiciones
higiénicas deplorables, se alojaban un promedio superior a 7 personas, situación de verdadero
hacinamiento si se tiene en cuenta el reducido tamaño de las mismas. Darío Rua Y Héctor Lopera,
“barriadas marginales un problema social. Región metropolitana de Medellín”, Medellín, Tesis de
grado en sociología, Universidad Pontificia Bolivariana, 1966, pp.45-55.
102

el sector de la América, al occidente de la ciudad, estaba integrada para la década

del sesenta por los siguientes escenarios: estadio de fútbol Atanasio Girardot,

inaugurado en 19 de marzo de 1953, con capacidad para 32.000 espectadores;

coliseo cubierto para baloncesto, construido en 1955, con capacidad para 10 mil

espectadores; coliseo menor, inaugurado en 1967, con capacidad para 1800

espectadores destinado al levantamiento de pesas y al tenis de mesa; el

velódromo, bautizado años más adelante con el nombre de Martín “Cochise”

Rodríguez, construido en 1956, con capacidad para 6000 personas; el diamante

de béisbol, inaugurado en 1954, con capacidad para 700 espectadores; el club de

tenis “La Raza”, construido en 1958, con una capacidad para 10 mil espectadores,

cinco canchas principales y dos de calentamiento. En 1970 fue inaugurada la

piscina olímpica con capacidad para 7000 aficionados.9

El fútbol y el ciclismo eran los deportes que movían mayor número de

aficionados y de practicantes. Personas de todos los sectores sociales, acudían en

masa a las tardes futboleras los domingos, a presenciar los encuentros de los dos

oncenos locales, el Atlético Nacional y el Independiente Medellín, con sus

similares del país en disputa del torneo profesional colombiano o con equipos

internacionales que por esa época nos visitaban frecuentemente.

Lo propio sucedía cada que llegaba la Vuelta a Colombia, ese evento ciclístico

de carácter nacional que desde 1951, recorre las carreteras del país, los

antioqueños Ramón Hoyos, Martín Emilio “Cochise” Rodríguez y Omar “el Ñato”

9
Carlos E. Serna, 40 años de historia del Estadio “Atanasio Girardot” y su unidad deportiva,
Medellín, Alcaldía de Medellín, 1991, 178 p.; Jorge Restrepo Uribe, Medellín su origen progreso y
desarrollo, Medellín, Servigráficas, 1981, pp. 582-583.
103

Suárez, disputaron verdaderos duelos de titanes, durante los sesenta, dándole

una connotación especial al evento en Medellín, donde cada uno de estos ciclistas

tenia su número de adeptos y seguidores que los alentaba fervientemente, el

triunfo de “Cochise” en el record mundial de la hora en 1972, regocijó

enormemente a los antioqueños. Un deporte como el Béisbol con el que también

se consiguieron grandes triunfos para el país en estos años, como el título mundial

aficionado logrado en 1965, no fue tan popular en nuestra ciudad como lo fue por

ejemplo en la costa atlántica.

La popularización de prácticas deportivas como el fútbol, llevó a la construcción

de canchas o adaptación de espacios para tal fin en los barrios populares y de

clase media. Además de la unidad deportiva, en la ciudad funcionaban otros

escenarios deportivos de relativa importancia, como el campo de los Libertadores,

el Campo de Miraflores, canchas para diferentes deportes en los diferentes clubes

sociales, canchas de fútbol, de baloncesto y piscinas en diferentes colegios. 10

Sin embargo los espacios no eran suficientes. La prensa obrera denunciaba

por esos años que los jóvenes de escasos recursos no tenían espacios adecuados

para el desarrollo del tiempo libre:

“los jóvenes burgueses tienen colegios bien acondicionados para su educación, clubes con
piscinas, salas de juegos, campos de deporte, pistas de baile, etc., los jóvenes trabajadores
tienen las zonas de tolerancia, las cantinas, las mangas donde cuidan vacas, para jugar
11
balompié”.

La cobertura educativa aumentó pero no al ritmo que el incremento poblacional lo

exigía. Las diferentes administraciones municipales y departamentales vieron

10
Restrepo Uribe, Medellín su origen progreso y desarrollo, p.583.
11
“Las diversiones: gravísimo problema de la juventud trabajadora. Como emplean los jóvenes
trabajadores sus tiempos libres. Las diversiones sanas escasean. La realidad y sus
consecuencias”, Juventud obrera, Medellín, marzo 1959, p. 9.
104

desbordar las aulas existentes y se quedaron cortos en la oferta de cupos

escolares en todos los niveles, aunque el aumento en la cobertura fue notable.

En lo que respecta a educación básica primaria, casi toda la cobertura se hizo

por parte del Estado, en 1950, había 151 escuelas primarias, para 1960 la cifra

aumentó a 300, llegando a 514, principiando los setentas, pasando de una

cobertura de 31 mil alumnos a 157. 816 en solo 20 años. Los establecimientos de

educación secundaria, entre liceos departamentales, colegios de órdenes

religiosas y privados laicos, popularizados a partir del decenio del 40, pasaron de

25 en 1950 a 180 en 1970 incrementando el número de alumnos de 7.372 a

64.879. El índice de alfabetismo creció en 20 puntos, del 67% en 1964, pasó al

87% en 1973.12

A nivel de educación superior, desde los años sesenta se crearon en la ciudad

nuevas instituciones educativas, de carácter privado especialmente. Los centros

de educación superior que funcionan en la ciudad para la década del sesenta son:

en primer lugar los existentes antes de esos años, la Universidad de Antioquia,

que en 1968, se trasladó del paraninfo a la ciudad universitaria, la Universidad

Pontificia Bolivariana, la Universidad de Medellín, el Instituto Técnico Pascual

Bravo, el Colegio Mayor de la Cultura Femenina y el SENA; en segundo lugar

aquellos que fueron fundados durante el decenio, la Escuela de administración y

Finanzas Instituto Tecnológico, EAFIT, 1960, el Instituto Politécnico Colombiano

Jaime Isaza Cadavid, 1963, la Corporación Educativa Superior de Mercadotecnia,

12
Jorge Restrepo Uribe, Medellín, su origen progreso y desarrollo, p. 522.
105

ESUMER, 1964 y la Universidad Autónoma Latinoamericana, fundada en 1966.

Todos albergaban un total de 8.497 alumnos para 1970.13

Entre las actividades laborales que ocuparon la población medellinense en los

años sesenta encontramos que era el sector de los servicios el que mayor

cantidad de gente empleaba. En 1964 ocupó al 57% de la población

económicamente activa, de ellos un 60% eran mujeres.14

La crisis industrial de mediados de los años sesenta incrementó el número de

desempleados en una ciudad que era incapaz de absorber la creciente cantidad

de mano de obra, no calificada disponible. De una tasa de desempleo general

cercana al 9% promediando la década se pasó a la alarmante cifra de 14% para

1973. A pesar de la reactivación de la industria de la construcción que requería de

un buen número de personal no calificado y del aumento del subempleo, en

ventas ambulantes y otros tipos de servicios, el creciente número de habitantes se

hacia imposible de emplear.15

2.2. La cultura material

La nueva condición de la ciudad, camino a convertirse en metrópoli, implicó

cambios en los parámetros de consumo y en la cultura material, donde la


13
Víctor Álvarez, “La educación superior en Medellín, 1803-1990”, Historia de Medellín Tomo II, p.
591; Restrepo Uribe, Medellín, su origen progreso y desarrollo, p. 522; Hernando Restrepo Toro,
La educación superior, Historia de Antioquia, p.
14
Luz Gabriela Arango, “Las obreras en la industria textil 1950-1970”, Historia de Medellín, Tomo II,
p. 491.
15
Jorge Restrepo Valencia, “La industrialización en Medellín y su área circundante”, Historia de
Medellín, Tomo II, p. 475-486; Héctor Barrera Correa, Medellín. Evolución histórico-demográfica,
p.97.
106

pertenencia a determinado sector social marcó gustos y preferencias, así como la

posibilidad de acceder a lo que Medellín ofrecía en entretenimiento, acceso a la

cultura y a otros espacios. Los parámetros de consumo se orientaron hacia la

imitación de los modelos estadounidenses, símbolo de la modernidad.

En cuanto a la alimentación el acelerado ritmo de vida que se comenzó a

imponer exigía la preparación de alimentos rápidos. A partir de 1950 se filtran

recetas culinarias como sándwiches, hamburguesas, entre otros, de gran tradición

en Norteamérica, se inicia la era de los productos deshidratados, sopas, jugos,

caldos, cereales, leche, café y entran en furor los productos enlatados. Se

popularizaron los restaurantes, los comederos populares y los lugares llamados

“ride inns”, donde se vendían comidas rápidas y leches malteadas.16

El proceso de migración y el crecimiento de la ciudad impulsaron un aumento

en la demanda de bienes de consumo, más que de bienes intermedios. Desde los

años cincuenta se popularizaron las tiendas por departamentos como la cadena

estadounidense de almacenes, Sears ubicada en la calle Colombia Nº 66-23 y

Xocimos, donde se vendían todo tipo de productos, desde alimentos, hasta

electrodomésticos, pasando por juguetería y artículos para el hogar.

La modernidad invadió la ciudad, pareció tocar todos los gustos y tradiciones,

incluso aquellas tan arraigadas en nuestros pobladores como la típica celebración

de la navidad, que también estaba cambiando para asumir patrones extranjeros.

En diciembre de 1961, en el diario el Correo se expresa lo siguiente:

“Hasta la navidad ha sido transformada por virtud del modernismo, hasta la tradición de armar
el pesebre ha ido desapareciendo, ahora con un árbol de navidad se cumple con la
tradición..., se ha cambiado la mula y el buey, las ovejas y el carbonero por el pino, que es un
16
Patricia Londoño, “Vida diaria en Antioquia en el siglo XX”, Historia de Antioquia, p.
107

árbol más elegante..., los niños dejaron de jugar con los aviones de madera para poner a
carretear una flamante aeronave de juguete dirigida por un revolucionario sistema
electrónico.... La sociedad parece aceptarlo y desvirtúan los juguetes anteriores, solo en el
sector de Guayaquil, aun se ven pequeños vehículos de latón, peligrosos incluso para los
pequeñuelos. Falta que el modernismo asalte también a la música navideña y se escuchen de
súbito villancicos de la nueva ola, por ejemplo uno titulado ‘el portal del niño con pastores
17
alrededor’ y con ritmo de rock lento.”

La vía de llegada de las modas extranjeras a la ciudad se dio por medio de las

revistas, del cine y de la televisión, siendo las personas de clase media y alta

quienes más consumieron este tipo de productos. El vestir, como otros elementos

de la cultura material de los pueblos, esta influenciado por la pertenecía individual

a los distintos sectores sociales, adoptando cada uno pautas diferentes de

consumo de acuerdo a sus necesidades y capacidad adquisitiva.

En este sentido las antioqueñas fueron bastante conservadoras, por lo menos

en los primeros años de la década, al no aceptar muchas de las tendencias

importadas por considerarlas inmorales y hasta obscenas. A partir de los años

cincuenta se inicia el camino de la sofisticación a la informalidad en la moda, en

esos años, todo parece estar bien puesto: el límite de la falda, los escotes y hasta

el cabello, todo en medio de una visible simplicidad en las telas y en los colores.

Durante los años sesenta la democratización de la moda y su interés en la

juventud, con la minifalda y la popularización de los jeans como prenda que podía

ser llevada por hombres y mujeres, fueron los acontecimientos más importantes

en cuanto a tendencias en el vestir.18

17
“A la era del ‘jet’ ha entrado ya la navidad”, El Correo, Medellín, 12 de diciembre de 1961, p.2.
18
Maria Teresa Guerrero, “La moda en Colombia a mediados del siglo XX (1940-1970)”, La moda
en Colombia, Ediciones Alfred Wild, 1994, p.31.
108

Para esos años, la ciudad ofrecía múltiples oportunidades para el disfrute del ocio,

del tiempo libre y del esparcimiento cultural. los medellinenses podían asistir solos

o acompañado al cine, a eventos deportivos, salir a tomar un café, una copa, a

comer, a disfrutar de un helado, a visitar algún museo, de paseo a alguno de los

balnearios públicos que aún existían, salir a bailar en los estaderos que

comenzaron a proliferar en las afueras de la ciudad o en uno de los grilles del

centro, asistir al club social si se era de un nivel socioeconómico alto, o

simplemente salir de paseo a ver vitrinas en la calle Junín, el famoso “juninazo”,

todo dependía de las posibilidades de cada cual.

Lugares de todo tipo proliferaron en la ciudad. En sitios exclusivos como los

prestigiosos clubes sociales, Unión, Campestre, Medellín, el Rodeo, se realizaban

actividades deportivas, eventos sociales, bailes de gala, fiestas juveniles, siempre

amenizados por las mejores orquestas del momento como la de “Lucho”

Bermúdez o la Italian Jazz, entre otras, a ellos solo asistían distinguidos socios y

sus familias e invitados, con la intención de recrearse o festejar grandes

acontecimientos.

Cafés, bares y cantinas, fueron los lugares predilectos de esparcimiento para

los hombres de todas las clases sociales, estos sitios se popularizaron y se

comenzaron a extender del centro de la ciudad a los barrios populares y

pudientes. En estos sitios conversaban, debatían, conspiraban, jugaban cartas,

dominó, billar, tomaban aguardiente, gaseosa o café en un ambiente casi familiar,

pues cada sitio tenía sus propios clientes, debido a las particularidades que cada

uno podía ofrecer. Entre los lugares más populares de este tipo en el centro de la

ciudad pueden contarse: los cafés Metropol, la Bastilla y Fantasía; los bares
109

Cumparsita, el Dandy, el Málaga, el Perro Negro, Bristol o el Balisca, solo por

ejemplificar pues la lista resultaría extensa.19

El crecimiento de la ciudad implicaba que muchos de los nuevos barrios

estuvieran ubicados lejos del centro administrativo y comercial de la ciudad y que

sus pobladores realizaran actividades dentro de su mismo sector. En las zonas de

clase media y alta se podía salir a un parque a tomar un helado en alguna

heladería o fuente de soda. En los sectores populares a falta de espacios la calle y

la esquina se convirtieron en los centros de socialización especialmente de los

jóvenes, lo mismo sucedió con las canchas o espacios para practicar fútbol.

Barrios como Aranjuez, Manrique y Buenos Aires contaban con salas de cine, otra

de las actividades favoritas de los medellinenses.

Comenzando la década la ciudad tenía cerca de 30 salas de cine, donde se

estrenaban alrededor de 30 películas mensuales, en su mayoría estadounidenses

y mexicanas, aunque también llegaban propuestas de países europeos, incluso

japonesas. Entre las cintas que vieron los antioqueños en 1959, se encuentran la

estadounidense “El diario de Ana Frank”, la mexicana, “Miércoles de Ceniza”, la

inglesa “La Última Noche del Titanic”, las francesas “Orfeo Negro” y “Cerdo a

Través de París”, con Brigitte Bardot, “El Tercer Sexo”, de Alemania y la película

japonesa “Pasiones Juveniles”, entre otras.20

Los filmes en muchas ocasiones no fueron exhibidos completos o no se

alcanzaron a presentar debido a las prohibiciones de los comités nacionales y

Óscar Jaime Lema Tapias, Tango en Medellín. Del lunfardo al antioqueño, Medellín, s.f., pp.72-
19

74.
20
Humberto Bronx, “El cine que vimos en 1959”, El Colombiano, Medellín, 5 de enero de 1960, p.3.
110

departamentales de censura existentes por esos años. A nivel nacional estaba la

Junta de Clasificación de Espectáculos Cinematográficos, compuesta por

designados del Ministerio de Gobierno, del Ministerio de Educación, del arzobispo

primado de Colombia y de la Asociación de Artistas de Colombia. En Medellín

existía el Tribunal de Revisión de Películas, este y la Junta nacional, estaban

encargados de la clasificación moral de las películas y de dar las autorizaciones

correspondientes para presentarlas.21

Los temas referidos al sexo y a la juventud fueron los preferidos, en el

momento en que se popularizó el cine a color en nuestro país, títulos como “La

Adolescente Impura”, “Adolescentes Calientes”, “Amor Prohibido”, con Briggite

Bardot, “El Veneno del Deseo”, con Claudia Cardinale, “Juventud en Pijamas”, “La

Juventud se Impone”, así como los de grandes superproducciones estilo

“Cleopatra” o “Los Diez mandamientos”, junto a los éxitos de cómicos mexicanos

como Viruta y Capulina, Tin-Tan o el más famoso de todos en nuestro medio,

Cantinflas, fueron vistas en la ciudad en esta década.

De los 14 mil millones de boletas de cine vendidas en el mundo en 1964, 67

millones fueron despachados en Colombia, 9 de ellos en Antioquia. Para los niños,

los adolescentes y los jóvenes, ver cine era “una ocupación semanal, durante dos,

cuatro, y aún más horas”, los adultos aunque no eran tan dedicados a él si lo

consideraban uno de sus “programas más frecuentes”, sin llegar a existir una

cultura cinematográfica en Medellín. Humberto Bronx afirmaba que al ser un

espectáculo de masas las “gentes reaccionan primitivamente, gritando, silbando o

21
Germán Valencia, “La nueva junta de clasificación”, Cromos, Bogotá, febrero 1, 1960, p.39.
111

subrayando con expresiones soeces y obscenas, ciertos episodios pasionales de

las películas”. En este año las películas más taquillera fueron: “La Entrega” con

Cantinflas, “Regreso del Agente 007”, todas las películas de Greta Garbo,

especialmente “Maria Waleska”, “La Noche de la Iguana”, “55 Días en Pekín” y

otras.22

Aparte del cine y de los eventos deportivos, las personas “cultas” de la ciudad

pudieron disfrutar de diferentes espectáculos nacionales e internacionales,

permanentes y pasajeros presentados en los diferentes teatros, en la plaza de

toros la Macarena o en el Coliseo Cubierto. Por estos años nos visitaron

numerosos cantantes, actores, compañías de teatro, de Opera, de Zarzuela,

circos, ciudadelas mecánicas y otros diversos artistas y entretenimientos.

Al Festival Internacional de Opera de la Ciudad de Medellín realizado en la

ciudad entre el 19 y 22 de julio de 1962, asistieron el tenor italiano Ferruccio

Taglivini y la compañía titular del Teatro Municipal de Río de Janeiro; el

comediante mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, personaje muy querido en las

barriadas populares, visitó varias veces la ciudad; llegaron patinadores sobre

hielo, futbolistas famosos como Pelé, personalidades mundiales como el Papa

Pablo VI, incluso nos visitaron representantes venidos del otro lado de la cortina

de hierro, en esa década estuvieron en la ciudad el Ballet Berioska de Moscú y el

Ballet Folclórico Ruso, quienes vinieron “en misión simplemente cultural y no

política”.23

22
Humberto Bronx, “Las películas de más taquilla en 1964”, El Colombiano, Medellín 8 de enero de
1965, p.8.
23
“En misión simplemente cultural y no política realiza su correría el ballet folclórico ruso”, El
Correo, Medellín, 18 de julio de 1960, p.7.
112

Los artistas que más visitaron Medellín fueron los cantantes populares de boleros,

tangos, rancheras, música tropical de salón, los jóvenes músicos de la “nueva ola”

latinoamericana y otros interpretes de los demás aires musicales imperantes por

aquellos años. Alfredo Sadel, Daniel Santos, la Sonora Matancera, Alberto Beltrán,

Miguel Aceves Mejía y su mariachi Estrellas de México, Lalo Frazen, Rocki

Pontoni, Cesar Costa, Palito Ortega y muchos otros renombrados artistas

estuvieron en la ciudad.24

Desde los años 1910, cuado llegaron los primeros fonógrafos de disco plano,

conocidos también como gramófonos o victrolas y con ellos la música a los

hogares, los medellinenses despertaron gran afición por los diferentes ritmos que

surgían en el mundo. En los años veinte quienes tenían manera adquirieron

victrolas ortofónicas, que cambiaban sus propios discos.25

En los años sesenta la música podía ser llevada casi a cualquier lugar,

progresivamente se crearon en el mundo nuevos artefactos diseñados para tal fin.

Tocadiscos portátiles como el modelo Philips AG 9119, popular en Medellín, radios

transistores inventados años atrás, junto a reproductores estereofónicos de disco,

como el Stereo 61 Philco, lo último en tecnología de audio para la época, llevaron

los sonidos nuevos y viejos que a la gente tanto le agradaban.

24
Información recogida de varias revistas y periódicos de la época.
25
Patricia Londoño, “Vida diaria en Antioquia durante el siglo XX”, Historia de Antioquia, p.
113

8: Tocadiscos “Stereo 61” de la compañía Philco. (El Correo, Medellín, abril 30, 1962, p.9)
114

Aquellos que podían pagarlo, tenían televisor, el gran medio de comunicación. Las

emisiones televisivas fueron inauguradas en 1954, durante el gobierno del general

Gustavo Rojas Pinilla. Su uso e influencia apenas se estaba consolidando en los

años sesenta, aunque ya era evidente que a través de ella la publicidad se hacía

más cercana al consumidor potencial y que los gobiernos podían manipular la

opinión pública.

Aunque las nuevas generaciones en los años sesenta estaban creciendo con

desapego a los valores tradicionales, entre ellos a la influencia de la religión

católica y de su doctrina, la Iglesia, mantenía todavía peso en lo que a sanción

moral se refiere y trató de conservarlo e incluso de incrementarlo, alentado por la

realización en la ciudad de eventos de gran valor para los católicos, la Gran Misión

Arquidiocesana y la segunda conferencia del CELAM.

La infaltable misa del domingo y el compromiso eclesiástico fueron sustituidas

entre los jóvenes, por los paseos, la asistencia a fútbol, a bailes, a ver cine, o por

la realización de otro tipo de actividades. Tal vez como un intento por contrarrestar

lo anterior se realizó en Medellín la Gran Misión Arquidiocesana, según

disposición del Papa Juan XXIII a los obispos latinoamericanos para la realización

de misiones con el objetivo de lograr una instrucción masiva acerca de las

verdades de la fe y un acercamiento colectivo de las nuevas generaciones a los

sacramentos.26

26
Humberto Bronx, “La Gran Misión espiritual de Medellín”, Estudios históricos y crónicas de la
ciudad 1616-1978, Medellín, Academia Antioqueña de Historia, 1978. 384 p.
115

Este acontecimiento se inició el 28 de mayo de 1961 en la Universidad de

Antioquia, en la Universidad Pontificia Bolivariana, en la Universidad de Medellín y

en la Universidad Nacional, posteriormente la acción se adelantó en escuelas,

colegios, hospitales y barrios, hasta los que se desplazaron los 250 misioneros, en

su mayoría españoles, encargados de llevar a cabo la “tarea recristianizadora”. El

11 de junio fue el desfile inaugural presidido por el arzobispo de Medellín,

Monseñor Tulio Botero desde el palacio arzobispal hasta la Basílica Metropolitana,

junto a los misioneros de diversas comunidades, desfilaron representantes del

clero de la ciudad y el gobernador Ignacio Vélez Escobar.

Entre las cifras generales que dejó la Gran Misión cabe destacar la asistencia

de más de seis mil universitarios a las conferencias y la participación de más de

138 mil adolescentes y niños de ambos sexos, en las actividades llevadas a cabo

por los misioneros. Este evento culminó el 16 de julio, con varias celebraciones

religiosas y un acto de clausura realizado en la Unidad Deportiva Atanasio

Girardot.27

Desde los púlpitos y a través de los medios de comunicación, como el diario el

Obrero Católico o el programa radial “La hora católica”, se difundió la defensa de

las tradiciones morales antioqueñas, que estaban destinadas a desaparecer según

se creía en manos de los más jóvenes. Para 1960 había en el país 4.094

sacerdotes que debían atender las necesidades espirituales de 15 millones de

colombianos, de ellos solo el 49.4% se dedicaban al trabajo parroquial, lo que

27
“Con magna concentración termina hoy la Gran Misión”, El Correo, Medellín, julio 16 de 1961,
p.8.
116

quiere decir que a cada sacerdote le correspondían más o menos 8 mil

habitantes.28

En la década del sesenta ante el acelerado crecimiento poblacional y frente a

la proliferación de barrios populares, donde el relajamiento de las costumbres

morales era evidente la Iglesia incrementó el número de parroquias, que en 1958

era de 34. Tres años después la cifra casi se había duplicado pasando a 64, en

1965 ya eran 86 y en 1968, cuando se realizó la II Asamblea General del

Episcopado Latinoamericano, conocida como CELAM, a cuya clausura asistió el

Papa Pablo VI, el número de templos ascendió a 101.29

Este fue el ambiente que rodeó el advenimiento de la juventud medellinense en

la década de 1960. Ahora veamos cuales fueron las expresiones de rebeldía.

28
Padre Francisco Bernal, “La educación de la juventud está en crisis por fallas en el ambiente
social”, Alborada, Medellín, Nº 126, noviembre-diciembre, 1965, p.415.
29
Clara Ines Aramburo Siegert, “Renovación de la iglesia en Medellín”, Historia de Medellín, vol. II,
pp.500-510.
117

III. Los jóvenes rebeldes en Medellín

El hacer parte de la categoría de los jóvenes es para los individuos un estado

provisional, cambiante según sus condiciones sociales, culturales y económicas.

Hay una gran diferencia al comparar un joven campesino con su contraparte

urbana, más aún, entre los jóvenes urbanos o rurales existen contrastes, según la

clase social y el lugar de procedencia.

Para abordar el caso de los jóvenes en Medellín durante el periodo señalado

resulta pertinente una rápida cuantificación que ilustre cuantas personas

encajaban en el rango de edad comprendido entre los 14 y 25 años, tiempo

biológico aproximado en el que el ser humano culmina su etapa de crecimiento.

Según el censo de 1964, en la ciudad existía una proporción de habitantes

menores de 15 años del 43.7%, cifra mayor al 36.2 % de 1951. Para el país en

general la proporción en 1964 era del 42.5%. Si a esos porcentajes les sumamos

los de personas entre los 15 y 25 años, el número de población joven asciende al

60%. En números absolutos cerca de 400 mil de los 771 mil habitantes que tenía

la ciudad en el año de 1964.1

A pesar de que estos datos son contundentes al mostrar que la población

juvenil era mayoría, la sociedad colombiana en general y la antioqueña en

particular, se demoró en asimilar esta realidad. Comúnmente en el decenio de

1950 al pensar en los jóvenes por lo regular se pensaba en los estudiantes de

1
Héctor Barrera Correa, Medellín. Evolución histórico-demográfica, p. 32.
118

secundaria y universitarios que eran aproximadamente 73 mil, ni la cuarta parte de

la cifra total de jóvenes de la ciudad.

El ideal se orientaba hacia unos jóvenes, hombres y mujeres, que fueran

buenos estudiantes, buenos profesionales, católicos, respetuosos de la moral,

castos y ojalá alineados en las bases de uno de los partidos tradicionales.

Aquellos que estaban en contra de alguno de esos aspectos eran mirados con

sospecha y señalados como rebeldes, delincuentes o desadaptados. En la revista

Alborada, editada por los Terciarios Capuchinos de Medellín, se comenta

finalizando el decenio de 1960, el cambio que muchos jóvenes dejaban ver en sus

comportamientos:

“...El fenómeno de la juventud evocaba en otro tiempo la idea de un joven juicioso, estudiante
en el colegio, en la universidad, profesional novel; ilusiones, esfuerzo. Romance, promesas,
2
esperanza. Hoy evoca revolución, desorden, desorientación, protesta.”

Varias fueron las manifestaciones de rebeldía que mostraron pequeños pero

importantes grupos de jóvenes, tanto en la Medellín como en Colombia. A nivel

social se expresaron con el desacato hacia los valores tradicionales y con la

exhibición de comportamientos vistos como inmorales e incluso delictivos. Esta

muchachada no quiso participar en política, se negaron a pertenecer a alguno de

los partidos tradicionales; muchos ingresaron a las filas de los diferentes

movimientos guerrilleros formados por esos años. Por último en el campo estético,

la rebeldía se expresó en el cambio de apariencia, en la adopción creciente de

modelos importados y en la novedad en las tendencias artísticas y literarias.

2
“Juventud siglo XX”, Alborada, Medellín, Nº 149, septiembre-octubre, 1969, p. 324.
119

La delincuencia, el ingreso a grupos guerrilleros, la rebeldía estudiantil y el

existencialismo, expresaron la inconformidad de un sector de esa generación de

jóvenes marcados por los estragos de una absurda violencia provincial, que

hundía sus raíces en el siglo XIX. Los discursos periodísticos nacionales

denunciaban preocupados el creciente desprecio por los valores tradicionales

exhibido por algunos sectores de la juventud.

Los estereotipos no se hicieron esperar, en la radio, en los diarios, en las

revistas, desde mediados de los años cincuenta se comenzó a hablar de

“cocacolos”, termino demasiado vago con el que designaban tanto a los jóvenes

en general y como a aquellos vanguardistas que recibían con entusiasmo los

gustos y modas llegados del extranjero. Luego de su espectacular aparición en

1958, los nadaístas, expresión del existencialismo colombiano, también fueron

protagonistas. Éstos junto a jóvenes camajanes, pandilleros y gamines

conformaron las disidencias juveniles medellinenses, comenzando la década de

1960.

La prensa de varias partes del país emitió noticias acerca del incremento en la

delincuencia juvenil por ese tiempo. El periódico El Colombiano, de Medellín,

anunció el día 6 de enero de 1959, que en Bogotá las autoridades nacionales y las

del distrito llevarían a cabo una campaña “para reprimir y castigar a los

antisociales menores de 16 años, que sin oficio conocido se dedican a deambular

por las calles de la capital de la república hasta avanzadas horas de la noche”. 3

3
“Campaña contra los menores vagabundos se inició en Bogotá”, El Colombiano, Medellín, 6 de
enero de 1959, p. 11. Campañas similares, en las que se restringían los derechos individuales y la
movilización de los menores, fueron iniciadas en diversas partes del país. En Quibdo se decretó el
toque de queda para menores de 18 años de ambos sexos, debido a que estos se hallaban
“entregados en su mayoría al juego en las calles y establecimientos públicos, al consumo de
120

Medellín no fue la excepción a lo que estaba pasando en el país y en el mundo.

Los diarios registraron el incremento en las infracciones cometidas por menores

de edad en la ciudad. Las faltas eran diversas: grupos de estudiantes

universitarios manifestándose por la Avenida primero de mayo, colegiales

apedreando automóviles en el sector del estadio, espectaculares asaltos a locales

comerciales cometidos por menores y pandillas de jóvenes que se dedicaban a

“sembrar el terror” en los sectores populares tradicionalmente estigmatizados,

como el Barrio Antioquia, Enciso, las Camelias, la Bayadera, Manrique, Lovaina,

Guayaquil, donde se dedicaban al robo y al consumo de marihuana. En enero de

1959, se informó en uno de los diarios locales acerca de las acciones de esas

pandillas de delincuentes, entre las que se encontraban gran número de jóvenes:

“A plena luz del día cometen toda clase de atropellos: Apedrean residencias, despojan del
dinero a los niños que hacen mandados, quiebran las bombillas del alumbrado público. En el
terminal de Enciso se reúnen después de las doce de la noche, un gran numero de individuos
que se dedican al juego de dados sin que las autoridades logren capturarlos debido a lo
estratégico del lugar y al igual que en otros barrios, la marihuana se fuma libremente con
funestos resultados.... El tenebroso sector de las ‘Camelias’ se encuentra a todas horas, del
día o de la noche, plagado de menores de edad que se encargan de ‘echar gafa’, es decir de
atisbar la victima para indicarlo a quienes deben cometer el atraco, en el cual muchas veces
forman parte activa, fuera de que son los encargados de guardar las armas y la marihuana
para el consumo o para la venta, ya que por no entrar en las cantinas, les queda más difícil a
4
las autoridades sorprenderlos....”

Con el correr de los años sesenta la acción delictiva juvenil creció e incluso se

extendió a los barrios de clase media, así lo registra el diario El Correo, del 16 de

abril de 1968, en un artículo que denunciaba el incremento de pandillas juveniles

bebidas embriagantes, a la rebeldía y a la prostitución”. El entonces gobernador de Caldas


denunció que por estos años, la mayoría de los delitos contra las personas y los bienes que se
cometían en la región del Quindío, entonces jurisdicción del mencionado departamento, eran
“ejecutados por menores de edad”, “Decretado el toque de queda para los menores de 18 años”, El
Colombiano, Medellín, 6 de febrero, 1959, p.10; “Que en delincuencia infantil radica la violencia en
el Quindío”, El Colombiano, Medellín, 2 de marzo, 1959, p.10.
4
“Desocupados y menores continúan sembrando el terror en los barrios”, El Colombiano,
Medellín, 11 de enero de 1959, p. 2.
121

“similares a las de Estados Unidos”, que operaban en los sectores de Laureles y la

América, donde “atracaban y apaleaban a gente indefensa”. Estas bandas estaban

conformadas por 10 ó 12 individuos, estudiantes, cuyas edades oscilaban entre

los 13 y los 18 años.5

Queriendo negar esta realidad la ciudad excluyó y denigró de esos jóvenes, de

esos pandilleros y camajanes nacidos del barrio, quienes con sus estrafalarios

atuendos, su lenguaje particular, que retomaba palabras del lunfardo sacadas de

las letras de canciones de tango y todo su mobiliario de extraños comportamientos

copiados de los ídolos del cine estadounidense o mexicano, en ocasiones no

pretendían más que afirmarse y fundar territorialidad en la periferia urbana que

habitaban.6

La multiplicación de los infractores, así como la aparición de nuevas formas de

delincuencia y de bandas dotadas con armamento moderno, llevó a los defensores

de la decencia pública a emprender campañas de moralización y saneamiento de

las costumbres, basadas en la defensa de la familia, en el control de cantinas y

lugares de prostitución, pornografía y juegos ilegales, además se insistió en la

5
“Pandillas juveniles similares a las de EE.UU operan en Medellín”, El Correo, Medellín, 16 de
abril de 1968, p. 5. En los diarios de la ciudad quedaron registradas muchas de las acciones de
estos jóvenes delincuentes pobres o de clase media, desde finales de la década de 1950, con
titulares como: “Desocupados y menores continúan sembrando el terror en los barrios”; “Ola de
delitos entre menores se registra”; “En el sector del estadio bandas estudiantiles apedrean
automóviles”; “Un espectacular asalto a la cacharrería mundial ayer”; “Acción contra pandillas
infantiles se realizara”, entre muchos otros.
6
Diego Herrera, “Con la pinta bacana y tal. Génesis, desarrollo y desaparición de los llamados
‘camajanes’ en Medellín, Medellín, inédito, 22 p., Archivo del grupo de investigación en Historia
Oral y Contemporánea de la Universidad de Antioquia.
122

inversión social y en la remodelación de espacios deprimidos como el sector de

Guayaquil, lugar tenido como foco de degeneración y delincuencia.7

La situación jurídica de los jóvenes en Colombia los ubicaba en una posición

extraña. Por un lado a los 16 años estaban lo suficientemente grandes como para

purgar una condena en centros reclusorios para adultos, en las condiciones que

ello implicaba, en cambio tenían que esperar hasta los 21 años para poder hacer

efectivo el derecho al voto. La ley 7 de 1968, sobre paternidad responsable,

estableció que para todos los efectos legales de orden penal relacionados con

menores de edad, esta quedaba reducida a los dieciséis años es decir que si un

joven mayor de esta edad cometía un delito podría ser sometido a la justicia

ordinaria y recluido durante la condena en las cárceles para mayores mientras se

organizaban los establecimientos especiales para su detención. 8

En 1962, de los 6 mil delitos denunciados, gran parte fueron cometidos por

jóvenes entre los 15 y los 25 años. En un artículo acerca de las infracciones

cometidas por los jóvenes en ese año, las autoridades decían que al Centro de

Prevención Infantil, entidad que junto a otras instituciones públicas como la Casa

de Menores, Preventorio de Menores y la Escuela San Juan Eudes, estaban

encargadas de la reforma y protección de los menores de la ciudad, habían

entrado ese año 2300 menores sindicados de robo, porte y comercio de drogas

7
Ana Maria Jaramillo, “Criminalidad y violencia en Medellín, 1948-1990”, Historia de Medellín,
Tomo II, pp.561-562.
8
Entre otras cosas, esa reforma judicial creó juzgados de menores en todas las poblaciones
cabeceras de Distrito, para esa época en Medellín funcionaban dos juzgados civiles y uno penal.
Gabriel Pérez Roldan, “Delincuencia infantil, grave problema en el mundo moderno”, Alborada,
Medellín, Nº 148, julio-agosto, 1969.
123

ilegales, fugas del hogar, faltas de orden sexual como homosexualidad,

prostitución y otros delitos.9

En Medellín, el ingreso a grupos guerrilleros como expresión política del

desencanto de los jóvenes con la sociedad, fue relativamente poco. Sin embargo

los grupos organizacionales e insurgentes tuvieron alguna presencia en la ciudad,

con el Movimiento Obrero Estudiantil Campesino –MOEC-, con la Acción

Revolucionaria, ARCO, formada por una fracción del Partido Comunista

Colombiano y con los seguidores del Frente Unido lanzado por el cura Camilo

Torres. Un pequeño sector de la juventud de la ciudad se expresó en ese sentido

con la adhesión al partido comunista y con la acción combativa en las

universidades.

Durante los años del Frente Nacional se presentó un fortalecimiento del

movimiento estudiantil en Medellín. Este presentaba entre sus reivindicaciones un

rechazo al orden social vigente, un aumento en el cogobierno universitario y

desprecio frente a las políticas de infiltración norteamericana. En este periodo

hubo tres momentos coyunturales que marcaron la lucha.

El primero se ubicó entre 1958 y 1964 cuando las políticas educativas se

basaron en las propuestas realizadas por Rudolph Atcon, las cuales pretendían

impulsar en la universidad pública colombiana reformas tendientes a la

privatización de la misma.

En esos años a nivel nacional se creó la Federación Universitaria Nacional,

FUN, cuyo programa sintetizó el conjunto de exigencias del estudiantado e

9
Vicente Serer Vicéns, S.J, “Violencia y delincuencia juvenil”, Alborada, Medellín, Nº 11, mayo-
junio, 1963, p.165.
124

impulsó las luchas anticapitalistas que en ese momento los movilizó. Entre la

manifestaciones más importantes en estos años cabe mencionar las realizadas

entre mayo y julio de 1964 como apoyo a los estudiantes de la Universidad

Industrial de Santander, convertida en centro de agitación a partir de un conflicto

iniciado en mayo con la determinación de huelga estudiantil y la toma de las

instalaciones universitarias, decretada por la asamblea de estudiantes. Ante el

desalojo violento de los estudiantes de la UIS, el 24 de junio la FUN decretó un

paro de 48 horas y posteriormente una marcha estudiantil de 500 kilómetros, entre

Bucaramanga y Bogotá.

En Medellín hubo marchas de apoyo y de solidaridad por parte de los

estudiantes de las universidades públicas y privadas por las céntricas calles,

principalmente por la Avenida Primero de Mayo, tradicional escenario de marchas

estudiantiles y obreras que solían terminar en la Plazuela Nutibara. El 24 de julio

de 1964, tras la llegada a Bogotá de la gran marcha estudiantil, los estudiantes de

las universidades de Medellín, se enfrentaron a la fuerza pública y atacaron varios

almacenes en los alrededores del teatro Metroavenida. En vista de lo sucedido las

directivas de la Universidad de Antioquia llamaron a los estudiantes a regresar a

clase el 27 de ese mes y amenazaron con cancelar las matriculas de aquellos que

no acataran las órdenes.10

Un segundo momento de la lucha universitaria especialmente en la

Universidad de Antioquia, se ubicó entre los años 1965 y 1967, en este las

manifestaciones se encaminaron hacia la derogación de la ordenanza 036 de

10
“Estudiantes y agitadores atacaron a la policía y apedrearon almacenes”, El Correo, Medellín,
25 de junio de 1964, p. 1.
125

1966. Dicha norma estipulaba, entre otras cosas, la creación de un fondo que

garantizara que los profesionales egresados pagaran a la universidad lo que ésta

invirtió en su formación, políticas educativas que concordaban con el modelo

importado desde Estados Unidos.

La actitud gubernamental y la radicalización estudiantil endurecieron las

relaciones entre ambos sectores. El 20 de agosto de 1966 el centro de Medellín

fue militarizado a raíz de los fuertes disturbios estudiantiles protagonizados por

estudiantes de la Universidad de Antioquia y de la Universidad de Medellín. Ya

desde comienzos de ese año, en febrero, la muerte del cura guerrillero Camilo

Torres había originado bastante malestar.11

Después de 1967, la reforma universitaria señalada en el llamado Plan Básico,

cuyos puntos esenciales giraban alrededor del control centralizado de las

universidades, de dar garantías a la educación privada, crédito educativo abierto a

la financiación internacional y alinear la universidad con los planes de desarrollo

económico y social, se convirtió en un punto candente de la discusión dentro del

estudiantado.

El movimiento estudiantil de mayo de 1968 en el mundo occidental, contribuyó

con la radicalización de los jóvenes universitarios de Medellín en esos años. Un

año después de los sucesos franceses en la ciudad como conmemoración de esos

11
En esa ocasión se organizó una manifestación desde la sección de Estudios Generales de la
UdeA hasta la Plazuela Nutibara, allí los estudiantes escucharon a algunos oradores y gritaron
contra el gobierno, luego destrozaron las principales vitrinas del sector comercial de Junín,
causando daños entre otros lugares a los almacenes Van Raalte, Casa Dante, El Ospina, Don
Pepe, almacén Norka, La Viña y el Hotel Europa. “Destrozos por $ 100.000 causaron estudiantes y
agitadores locales”, El Correo, Medellín, 19 de febrero de 1966, p.2.
126

hechos, estudiantes de la Universidad Nacional, sede Medellín, se lanzaron a las

calles donde fueron reprimidos por la fuerza pública.12

12
“Violencia estudiantil que conmovió a Medellín”, El Correo, Medellín, 30 de mayo de 1969, pp.
1,9.
127

9. Manifestación de universitarios en 1965, pidiendo la destitución del gobernador Mario Aramburu


Restrepo. La imagen muestra la gran participación femenina en las protestas.(El Correo, Medellín,
mayo 13, 1965, p.7)

10

10. Policías reprimiendo a un estudiante que participaba en las jornadas de apoyo a los
estudiantes de la Universidad Industrial de Santander en julio de 1964.( El Correo, Medellín, julio
25, 1964, p.6)
128

La causas que sociólogos, sicólogos, educadores, religiosos y periodistas de la

época le dieron a la evidente rebeldía juvenil fueron diversas, pero todas

apuntaban a fallas en el ambiente familiar, educativo y social, entornos en los que

los y las muchachas se movían.

En cuanto a la familia, los estudios de la época advertían que en todas las

clases sociales existía despreocupación de los padres hacia sus hijos. En los

sectores altos se observaba falta de atención por los niños y jóvenes debido a que

“la vida social impide a los padres el preocuparse lo suficiente de la educación de

sus hijos”, formación que era delegada a los centros educativos y las niñeras o

sirvientas. En las clases bajas también existía una falta de atención por los

jóvenes, “pero aquí es más que todo por la sencilla razón de que los padres –o la

madre sola cuando esta deshecho el hogar- no tienen tiempo, ni conciencia, ni

recursos económicos para pensar en lo que sirve al desarrollo de la personalidad

de sus hijos”.13

Las fallas señaladas a nivel educativo incluían entre otras: un sistema

educativo poco original, copia de los modelos extranjeros de países desarrollados,

que no tenía en cuenta la propia realidad, la falta de docentes y de cobertura

educativa para el creciente número de estudiantes, junto a la carencia de un

mayor proceso de acompañamiento a los estudiantes, que incluyera atención

individual y personalizada.14

13
Isaac Wüst (Director del Departamento de Educación del CELAM), “Problema social de la
juventud en Colombia”, Alborada, Medellín, Nº 124, julio-agosto, 1965, p. 259.
14
Francisco Bernal, “La educación de la juventud está en crisis por fallas en el ambiente social”,
Alborada, Medellín, Nº 126, noviembre-diciembre de 1965, p.415.
129

El entorno social era el más degradado de todos según lo afirmaban los más

moralistas. Violencia, corrupción, pocos espacios para la recreación y el

esparcimiento sano, proliferación de los lugares donde abundaban los licores y la

prostitución, sexualidad, banalización del cuerpo de la mujer e invitación al pecado

en todos los medios de comunicación y en la publicidad, hacían nocivo el

ambiente para los muchachos que se estaban formando. 15

Desde los órganos de ataque moralistas se criticó fuertemente la actitud

libertaria con que las nuevas generaciones estaban asumiendo la vida, así como

sus tendencias en modas y gustos musicales, catalogados como obscenos. Para

dar solución a esa reacción iconoclasta la sociedad llamó a padres, educadores y

sacerdotes, para que hicieran todo lo posible por reencaminar a los jóvenes

desviados y se hizo un llamado por la justicia social y por el fortalecimiento de la

familia como núcleo de educación primario de los jóvenes y eje central de la

sociedad.

La sociedad en general le comenzó a prestar más atención a la juventud, a sus

problemas a sus reivindicaciones. La prensa le prestó gran interés a lo que estaba

sucediendo con la juventud mundial, que de alguna manera se reflejaba en la

actitud de los jóvenes a nivel local y nacional. Revistas como Cromos, Alborada,

Arco, Semana, al igual que los diarios locales comenzaron a publicar más y más

artículos sobre este grupo social y sobre la lucha generacional tan marcada que se

veía entre estos y sus predecesores.

15
Francisco Bernal, “La educación de la juventud está en crisis...”, p.417.
130

1. Los escandalosos nadaístas.

Finalizando la década de los cincuenta el auge industrializador en Colombia, bajo

el modelo de sustitución de importaciones, estaba bastante consolidado. Los

partidos políticos tradicionales, unidos para derrocar las tendencias dictatoriales

del general Gustavo Rojas Pinilla formaron el Frente Nacional, que aseguraba la

permanecía bipartidista en el poder y el monopolio del mismo por parte de la

oligarquía. Las ciudades se masificaron, alentadas por las altas tasas de natalidad,

por la baja mortalidad y por un crecimiento en la población inmigrante que llegaba

de los campos.

En este escenario, desde 1958, comenzaron su actuación los nadaístas, un

agresivo movimiento literario influenciado por los beatniks estadounidenses, por

los escritos de Jean Paul Sartre, por la filosofía de Federico Nietzche y por la

poesía de Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire y los otros poetas malditos, así

como por los escritos del filosofo envigadeño Fernando González. El escándalo

público fue su medio para darse a conocer y para criticar la desteñida moral

aburguesada que sustentaba la pacata sociedad colombiana, especialmente la

antioqueña, que debió padecer en carne propia los improperios y las más

provocadoras acciones, con las que este grupo de rebeldes literarios urbanos de

clase media baja, estremecieron al país sacudiéndolo de su largo sueño.

El movimiento nadaísta de Medellín, fue fundado oficialmente por Gonzalo

Arango con un manifiesto el 20 de junio de 1958. Arango era un poeta místico

procedente de Andes, un pueblo al suroeste de Antioquia, había estudiado en el


131

Liceo de la Universidad de Antioquia, participó en la Asamblea Nacional

Constituyente del general Gustavo Rojas. Junto a Eduardo Escobar, Amilcar

Osorio, conocido como Amilcar U., Darío Lemos, Alberto Escobar, el escritor

Humberto Navarro y otros poetas más, pretendieron llevar acabo “una revolución

en la forma y en el contenido del orden espiritual imperante en Colombia”. 1

Desde el primer manifiesto quedaron claras las bases iconoclastas sobre las

que se fundó el Nadaísmo. En él hablaron de una nueva estética en la poesía, de

negar como falsa toda verdad reconocida, de “comprometerse en la rebelión y la

protesta frente al orden establecido y las jerarquías dominantes”. Criticaron a los

sistemas educativos del “atraso cultural y de la mediocridad espiritual que vive el

país”. Llamaron a los jóvenes de esa generación a que se les unieran y advirtieron

que después de ellos no quedaría “una fe intacta, ni un ídolo en su sitio”. Pronto

surgieron grupos nadaístas en otras ciudades del país como Bogotá y Cali, siendo

en esta última, junto a Medellín donde más acogida tuvo el novedoso movimiento. 2

A pesar de que el fundador del Nadaísmo en Calí, Jota Mario Arbeláez afirmó

optimistamente que en “poco tiempo en cada pueblo de cada departamento hubo

el nadaísta, como hubo el bobo del pueblo, el marica y el comunista”, en número

los nadaístas no sobrepasaron los doscientos reconocidos en todo el país.

1
Gonzalo Arango, “Primer Manifiesto Nadaísta”, Manifiestos Nadaístas, prólogo de Eduardo
Escobar, Bogotá, Arango Editores, 1992, p.17.
2
En este aparte no se pretende un análisis profundo ó concreto acerca del movimiento nadaísta,
de su contenido filosófico, de su incidencia en la historia literaria y cultural del país, ni de relatar
una crónica del mismo, se trata de una reseña acerca de la polémica desatada en la ciudad frente
a las criticas y expresiones de estos, de todo lo anterior ya se han encargado muchos y muy
buenos autores, partiendo de los mismos nadaístas. Para un acercamiento general al movimiento
ver: Humberto Navarro Lince, Amor en Grupo. La onírica y veraz anécdota del nadaísmo, Buenos
Aires, Lohle, 1974, 256 p.; Jotamario Arbelaez, Nada es para siempre: antimemorias de un
nadaísta, Bogotá, Aguilar, 2002, 310 p.; Armando Romero El Nadaísmo colombiano, Bogotá,
Tercer Mundo, 1988, 323 p.; Darío Jaramillo Agudelo, "La poesía nadaísta". Revista
Iberoamericana, Madrid, Nº 128-29, 1993, pp.757-98.
132

Algunos intelectuales, artistas de vanguardia, grupos de música go-gó como Los

Yetis, incluso políticos, se acercaron a ellos. Sus poesías bastante difundidas,

fueron leídas en las clases de literatura de los jóvenes de secundaria, en muchas

ocasiones para llamar la atención, como expresión de rebeldía.3

En los textos nadaístas, especialmente en los manifiestos, en los panfletos, en

parte de su narrativa y en las colaboraciones de Gonzalo Arango para la revista

bogotana Cromos, fue visible una posición reaccionaria frente a los valores

tradicionales. Promovieron el sexo libre, el consumo de sustancias alucinógenas,

defendieron el jazz, el blues, el twist y los ritmos modernos y reprocharon muchas

de las actitudes vigentes en cuanto a moral.

La posición abierta frente al consumo de drogas expresada por ellos, causó

polémica y despertó una reacción represiva, especialmente de la Iglesia e incitó la

curiosidad de muchos jóvenes para acceder a las “delicias” de los psicoactivos.

Los diarios decían que eran la versión colombiana de los beatniks de Nueva York

y San Francisco; de los angry young man ingleses; que tenían sus paralelos en

otros países latinoamericanos como en los hartos mexicanos, los mufados

argentinos, los Tzan tzicos ecuatorianos, y los miembros del Techo de la Ballena

en Venezuela.4

En Medellín las acciones escandalosas comenzaron desde la aparición de su

Primer Manifiesto, publicado por la Tipografía Amistad. La noche siguiente a la

publicación armados de brochas y tarros de pintura, los nadaístas embadurnaron

3
La cita textual fue tomada de una entrevista hecha a Jotamario Arbelaez publicada en el periódico
El Colombiano de Medellín, el día, 26 de octubre de 2003
4
“Nadaístas colombianos. Genios locos o viciosos? (Tomado de la revista Venezuela Gráfica)”,
Cromos, Bogotá, enero 11, 1965, pp.14-17.
133

varias de las paredes de la ciudad con un letrero que marcó su presentación en

sociedad “¡viva el nadaísmo!”. Desde ese momento la ciudad se enteró de su

existencia y los moralistas trataron de contrarrestar su influencia entre los jóvenes

de la Bella Villa.

Más adelante, como una muestra simbólica de su desprecio por la formación

académica recibida en el país, quemaron sus bibliotecas personales en la

Plazuela de San Ignacio, frente a la Universidad de Antioquia que por esos años

todavía funcionaba en el Paraninfo. Para completar y calentar los ánimos de

poetas y escritores colombianos, pegaron carteles fúnebres anunciando la muerte

de la poesía colombiana.5

En los primeros años de la década del sesenta, fueron de gran importancia

para el movimiento, sus acciones escandalosas se hicieron sentir y tocaron

realmente el nervio de la sociedad antioqueña y colombiana. Como parte de un

sabotaje organizado al Congreso de Escribanos Católicos reunidos en Medellín

comenzando el año 1961, bombardearon con papeletas de asafétida y yodoformo

a los asistentes a uno de los actos realizados en el paraninfo de la Universidad de

Antioquia, los malos olores desatados tras el ataque afectaron a muchos de los

que se encontraban allí, entre ellos personalidades tan importantes como el propio

gobernador Ignacio Vélez Escobar. Este sabotaje lo realizaron “tranquilizados con

grageas lila atorgadas a la banda por Humberto Navarro”. Para completar se

publicó un manifiesto en el que profesaban no ser católicos:

“...Porque en Colombia son católicos el tuso navarro ospinasic. , el general rojas pinilla,
laureano gómez, mariano ospina pérez, rafael Maya, darío echandía, josé gutiérrez gómez,
alberto lleras, silvio villegas, carlos echavarria, tulio botero salazar, javier arango ferrer,
5
Eduardo Escobar, “Prologo”, Manifiestos nadaístas, p.8.
134

fernabdo gómez martínez, manuel mejía vallejo, otto morales benitez, felix henao botero, carlos
castro saavedra, abel naranjo villegas, nuestros padres, las prostitutas, los senadores, los
6
curas, los militares, los capitalistas, menos los nadaístas.”

De esta acción no salieron tan bien librados y el peso de la ley que siempre estuvo

tras de ellos buscando una oportunidad para hacerles pagar caro sus afrentas,

consiguió atrapar a su fundador y profeta, Gonzalo Arango, quien fue recluido en

la penitenciaria municipal de la Ladera, tal como lo relata en Memorias de un

presidiario nadaísta.7

El siguiente acto de escándalo con el que prendieron definitivamente las

alarmas morales en la ciudad, el mismo que los dio a conocer en el mundo por la

cantidad de periodistas internacionales que cubrían el evento atacado, lo

cometieron durante la ceremonia de clausura a la Gran Misión, ese magno evento

religioso realizado en la ciudad y preparado cuidadosamente durante más de un

año. En la media noche del 9 de julio de 1961, durante la misa con la que se ponía

fin al evento para los hombres en la Basílica Menor, un grupo de

aproximadamente cinco nadaístas fingieron recibir la hostia de comunión,

guardándolas en libros para pisotearlas posteriormente a la salida de la Iglesia.8

La acción no sólo casi les cuesta la vida a Darío Lemos, uno de los nadaístas,

también les valió la persecución y el señalamiento, que en últimas era lo que

buscaban. El arzobispo de Medellín por esos años, Monseñor Tulio Botero

Salazar, declaró en documento publicado el 11 de julio de 1961, que “el autor o

autores, tanto intelectuales como materiales de la profanación sacrílega

6
“Manifiesto al congreso de escribanos católicos”, Manifiestos nadaístas, p.68.
7
Gonzalo Arango, Memorias de un presidiario nadaista, Medellín, Imprenta Municipal, 1991, 218 p.
8
“Profanación sin precedentes con hostias consagradas, por parte de varios antisociales”, El
Correo, Medellín, julio 10, 1961, pp. 1,14.
135

perpetuada en la hora y día ya indicados serán excomulgados con censura

especialísimo modo reservada a la Sede Apostólica a la cual deberán recurrir para

la absolución”. El hecho causó revuelo en los días posteriores, varios nadaístas

fueron detenidos por el DAS y llevados a la cárcel de la Ladera.9

9
“Son infames y excomulgados, los autores de profanación”, El Correo, Medellín, julio 11, 1961,
p.1.
136

11

11. Titular de primera página del diario El Correo de Medellín del 11 de julio donde se anuncia el
castigo impuesto a los nadaístas por las autoridades religiosas, luego de que sabotearan una de
las ceremonias realizadas durante la Gran Misión en 1961
137

Ese fue quizás el último ataque escandaloso perpetrado por los nadaístas. Luego

de la fama que dicha acción les propició y ante la persecución emprendida por

laicos y religiosos en la ciudad, su acción se volvió un poco más mesurada,

aunque en los manifiestos, panfletos y en los artículos de Gonzalo Arango para

Cromos, continuaron las agresiones y denuncias. En el “Mensaje nadaísta anti-

académico” enviado a la Academia Colombiana de la Lengua en 1962, los

nadaístas afirmaron: “el idioma castellano sólo nos sirve para enamorar la sirvienta

y hacerle el amor en la cocina”; En su “Terrible 13 manifiesto nadaísta”, el cual vio

la luz promediando la década, dejaron clara la posición de modelos de juventud

que deseaban establecer, así como sus pensamientos acerca del sexo libre:

“Hemos gozado de la admiración frenética de la juventud, que ve en nosotros la encarnación


de un oscuro heroísmo.... Hemos hecho el amor en sitios prohibidos para prolongar el
espasmo y los sacudimientos ante el peligro, y nos han encarcelado por aplicar la estética en
el erotismo porque nos hemos amado bajo los vientres chispeantes de las locomotoras, en los
confesionarios, las tumbas putrefactas, los ascensores... y bajo los semáforos que iluminan
10
nuestros cuerpos semidesnudos...”.

Los nadaístas fueron castigados y perseguidos moralmente. Las publicaciones de

la época encerraron en una sola categoría a nadaístas y delincuentes a los cuales

les atribuyen las siguientes características:

“Enorme afición a la indumentaria colorista: pantalones ajustados, ordinariamente blue-jeans, a


veces de pana o tipo vaquero; chaquetillas de pana o jersey también muy ceñidas; camisas de
colorines tropicales tipo ‘Hawai’; pulseras y colgaduras metálicas.
-Tendencia al robo por el robo....
-Espíritu antiburgues en un clima de rebeldía contra las tradiciones y explosión contra el
conformismo.

10
“Terrible 13 manifiesto nadaísta”, Manifiestos nadaístas, p.; lo obra periodística de Gonzalo
Arango en la revista Cromos, fue recogida y publicada por la Editorial Universidad de Antioquia en
1993, bajo los títulos de Reportajes y Última página; las obras poéticas nadaístas, las antologías,
sus manifiestos, sus concursos y los ganadores de estos, son presentados en uno de los anexos
de este trabajo de grado.
138

-Despego de la familia....
-Afición desmedida al motorismo. Locos por tener un vehículo, por correr a grandes
velocidades.
-Cine casi a diario, con imitación en vestidos, gestos y actuaciones de los artistas favoritos,
ídolos y materia de sus conversaciones.
-... Se reúnen en bandas muchas veces sin programas definidos, no discuten ni se interesan
porque no están de acuerdo en nada.
-Prontos siempre a perpetrar cualquier delito sexual con la mayor naturalidad, y sin
preocupaciones alarmistas. Tratan de sublimar el homosexualismo más soez con
extravagancias.
-Centros de reunión sombríos y misteriosos, con música enervante y en ciertas partes
abundancia de drogas heroicas.
-Despreocupados de cualquier estudio serio y muy dados a las lecturas sensacionalistas y
obsoletas.
11
-Aplacan su inmensa soledad, agrupándose para matar la ausencia de Dios.

El llamado hecho por ellos a la juventud para que se unieran al movimiento como

único “camino para asumir su propia conciencia histórica”, alertó a la sociedad de

tal manera que un sector de la prensa no dudo en atacar directamente a

“gonzaloarango”. En un editorial de la revista Alborada se lee:

“Los lectores extranjeros seguramente no tengan idea de esta nueva generación colombiana
que nos deshonra con su presencia. Los nacionales tal vez hayan oído hablar y más de una
vez se hayan sonreído irónicamente de sus premeditadas extravagancias....
No valdría la pena preocuparse de nuestro singular ‘gozaloarango’, si no fueran en aumento
los ‘cocacolos’ y ‘cocacolas’ que degeneran en ‘nadaístas’....
Los ‘cocacolos’ de segundo, tercero y cuarto de Bachillerato, de carácter débil, de personalidad
en formación, de crisis puberalsic., de una pasividad que raya en ociosidad total, indolentes
para todo lo que no sea su afán instintivo primario, deseosos de sobresalir en algo, son el
terreno preparado para dar el paso en falso y caer en manos de los nadaístas Gonzalo Arango
12
y Amilcar U.”

Según la misma publicación, los nadaístas tenían “como misión destruir todo el

orden social”, que unía a los antioqueños, bastaba verlos circular “por Junín para

darse cuenta de su indumentaria colorista, de su espíritu antiburgués, de su

éxtasis en los bares, quemando libros de cultura, de sus pelos a lo marihuanero,

haciendo el perro, el gato o ...el marrano”. Los entes morales llamaron a los

padres católicos a denunciar a las autoridades los casos “que nuestro código

11
“Juventud desadaptada”, Alborada, Medellín, Nº96, nov.-dic., 1960, p.6.
12
“El nadaísmo y los cocacolos”, Alborada, Medellín, Nº 97, enero-febrero, 1961, p.6.
139

contempla como punitivos” y a que no permitieran “con indiferencia culpable” que

la juventud se pervirtiera:

“... Podemos permitir que un hombre, una mujer, un niño, o cualquier otro ciudadano que
caiga en un delito contemplado por el código sea castigado; mientras otros se enorgullecen de
violar vírgenes, corromper menores, fumar drogas, molestar al prójimo, bajo el amparo de una
blusa roja y de una filosofía barata aunque se llame NADAÍSMO, funda y forro de un sin fin de
13
vicios oprobiosos?”.

Como dijimos, la acción escandalosa y teatral de los nadaístas disminuyó

notablemente luego de los ataques en contra de la Gran Misión Arquidioscesana,

realizada en 1961. El grupo de Medellín al lado del grupo de Calí participaron

alegremente del Festival de Arte de Cali que se comenzó a realizar desde

comienzos de la década. Años más tarde ellos mismos propusieron un festival de

vanguardia en la misma ciudad realizado paralelamente al otro.

El papel del Nadaísmo fue de gran importancia para la toma de conciencia en

la juventud antioqueña. Todo el decenio fueron participes y apoyaron las

propuestas juveniles tanto artísticas como sociales, aceptaron gustosos a los ye-

yés y go-gós, y se acercaron a los representantes locales de ese género, dieron la

bienvenida a los hippies y hasta participaron en la organización del primer festival

de la canción protesta realizado en la isla de San Andrés en julio de 1970. 14

13
“El nadaísmo y los cocacolos”, Alborada, p.8.
14
“Festival de canción protesta abren el viernes”, El Correo, Medellín, primero de junio de 1970,
p.13.
140

2. Cocacolos y kolcanitas

Como “cocacolos” y “kolcanitas”, fueron conocidos los jóvenes, especialmente los

de clase media en la ciudad. Estos eran en última quienes más se acercaban al

modelo de juventud pretendido desde la tradición moral y cívica del país, dejemos

que sea el propio Gonzalo Arango quien nos presente una descripción de ellos:

“El cocacolo Es un tipo adónico que no ha llegado a la edad de la razón, en el sentido que no
ha aceptado la vida como acontecimiento serio, con deberes, responsabilidades y
compromisos.... Es una existencia vacía de ideales, más cerca de las emociones que de la
reflexión. Cambió en un excelente negocio, la metafísica y el cielo por el deporte y el baile; las
iglesias por los estadios olímpicos; la biblioteca por la cancha de tenis; las aulas académicas
por el cinematógrafo; se cuida más su apariencia física que la vida interior.... En lugar del
arduo sendero de la virtud eligió la satisfacción de los instintos naturales.... Perfumado,
seductor sufre el éxtasis del bolero, y siente la fascinación voluptuosa del rock and roll. Su
ideal intelectual es ser librepensador.... Le gusta ser comunista y existencialista para
desobedecer a sus padres y para que sus amigos piensen que es un inconformista y un
revolucionario...En la posibilidad de elegir su forma de amar escogería el amor libre.... Esta
generación de jóvenes eunucos mentales solo tienen un camino para asumir su propia
1
conciencia histórica: ¡ser la generación nadaísta.”

Los cocacolos y las kolcanitas fueron la expresión medellinense de lo que para

entonces era la juventud moderna occidental, aquella que se apropió y gozó a

plenitud de lo que la ciudad ofrecía en recreación y espectáculos. Los primeros en

crecer bajo la influencia directa de la televisión y en hacer de la música su medio

de expresión por excelencia, disfrutando hasta el frenesí con los escandalosos

sonidos del rock and roll y otros ritmos posteriores como el twist.

La industria y la prensa local no tardaron en darse cuenta del potencial

comercial que representaban los jóvenes con sus gustos y modas. Las casas

disqueras nacionales comenzaron a grabar música de agrupaciones juveniles de

1
“Primer Manifiesto Nadaista. El nadaísmo y los cocacolos”, Manifiestos nadaístas, pp.48-55.
141

la ciudad, que compitieron con las figuras latinoamericanas de la “nueva ola” por la

mayor popularidad entre ellos. Las emisoras y las marcas comerciales crearon

clubes juveniles. El gobierno local acondicionó sitios para jóvenes. En los cines

comenzaron a ser presentadas películas con temática juvenil como la película

mexicana “Los Jóvenes” exhibida en 1962.


142

12

12. Anuncio de la película mexicana Los jóvenes, uno de los primeros filmes exhibidos en la ciudad
en los que se comenzó a abordar ampliamente la temática de la juventud. (El Correo, Medellín,
agosto 6, 1962, p. 10)
143

Las editoriales pusieron en circulación revistas juveniles de comics y algunas

especializadas en sus asuntos, incluso los diarios locales destinaron páginas

exclusivas para jóvenes. Como la sección “Cocacolerias”, del rotativo El Correo, la

cual dejó ver en las pocas veces que vio la luz en 1962, muchos de los aspectos

que hacían parte de la vida cotidiana de estos jóvenes.

Una fuerte influencia estadounidense se puede percibir en la cultura material

de los jóvenes medellinenses. En lo relacionado con su manera de vestir, las

adolescentes de finales de los cincuenta y principios de los sesenta presentaban

de manera general: slack de vistosos estampados, “preferiblemente de colores

fuertes o de un solo tono, negro, azul, rojo o verde”, la blusa, cuando el pantalón

era de estampados multicolores, tenía generalmente la misma tonalidad, este traje

debía usarse con “zapatos planos y como juego indispensable una billetera

pequeña o una cartera”. Para los cocacolos la “pinta” incluía usualmente blue jean,

camisa sport y chaqueta de paño o suéter, generalmente de fondo claro a rayas

azules, rojas o negras según la combinación, era corriente que usaran fijador para

el peinado tipo Moralina, marca conocida en esa época.2

En cuanto a los gustos de los cocacolos podría decirse que entre sus bebidas y

comidas favoritas se encontraban: “perros calientes, sandwichs, frescos, leches

malteadas, té, tostadas con mermelada, conos y cocacolas”, sus artículos

2
El nombre de kolcanitas para las niñas hacia referencia a la Kolcana, el famoso refresco de la
empresa Postobón bastante popular por esos años, de igual manera que el de cocacolos lo hacia
con la bebida estadounidense. “Cocacolerias. Trajes y prendas de uso forzoso para cocacolas”, El
Correo, Medellín, 8 de agosto, 1962, p.14.
144

predilectos eran el “el teléfono, el estereo, la bicicleta, los patines, el tocadiscos, el

televisor y la lambreta” y gustaban de pasear por Junín.3

Para una kolcanita una semana normal incluía: madrugada durante todos los

días para ir a estudiar, en el colegio sus actividades se limitaban a cambiar

impresiones con las compañeras de clase sobre los contenidos de las mismas o

sobre otros asuntos, algunos días entre semana daban “el paseo olímpico” por las

calles de la ciudad. Si no había fiesta de lunes a viernes, su horario se limitaba a

las labores de estudio; en sus reuniones hablaban de los vestidos que lucían las

actrices que habían visto en el matinée los domingos o del chico que las atraía, al

cual habían conocido en algunas de las fiestas de los sábados por la tarde en

casa de algún amigo o amiga, con el cual estaban saliendo a pasear por Junín o

platicar en alguna de las heladerías del sector, por donde abundaban los jóvenes

cocacolos, que tenían más libertad y podían reunirse todas las tarde

especialmente en el cruce con La Playa, donde esperaban a las colegialas.4

La música fue la voz de aquella juventud, pero no al ritmo que sucedía en los

Estados Unidos o en México, donde surgieron numerosas bandas de rock and roll.

De hecho en Medellín este ritmo no fue muy popular ya que eran pocos quienes lo

conocían y en tiempo de su furor nadie se preocupó por aprenderlo pues los

ritmos tropicales entre ellos el porro colombiano estaban dando de que hablar. 5

3
“Cocacolerias. Que comen y que beben beatniks medellinenses”, El Correo, Medellín, 24 de
agosto, 1962, p. 14.
4
“Cocacolerias”, El Correo, Medellín, 24 de agosto, 1962, p. 14. Entre las particularidades que
tenían estos jóvenes era un modo de hablar característico compuesto por diferentes vertientes.
5
Hasta la llegada del twist, ritmo que causó sensación en el mundo y que en nuestro país no fue la
excepción, el mambo, el cha cha chá, el merengue, la cumbia, el merecumbé, así como las
canciones románticas y los boleros, estuvieron vigentes entre los jóvenes.
145

Con la explosión del twist, Colombia inició una transición de las kolcanitas y los

cocacolos, hacia los jóvenes ye-yé y go-gó, quienes marcaron la pauta pasada la

primera mitad de la década.


146

3. Ye-yés y go-gós.

Al iniciar la década de 1960, la juventud medellinense, poco a poco fue copando

espacios en la sociedad. Se hablaba de ellos por todos lados, los diarios les

dedicaban espacios, en las emisoras y en la naciente televisión nacional se

crearon programas de música juvenil, las fabricas de textiles y de prendas de

vestir diseñaron colecciones exclusivas para ellos, un mercado netamente juvenil

de bienes de consumo se consolidó y las empresas estaban dispuestas a hacer lo

que estuviera a su alcance por conseguir la atención de estos nuevos clientes

ávidos de consumir.

Los jóvenes go-gó y las chicas ye-yé, no fueron más que un nombre dado por

el comercio a los cocacolos y kolcanitas de años anteriores. Las dos sílabas que

componían estos curiosos apelativos surgieron de los gritos y exclamaciones que

los cantantes de rock and roll de los primeros años sesenta, especialmente de los

Beatles, lanzaban en sus conciertos y presentaciones, yeah, yeah, go, go.1

Bajo este nombre también se conoció a aquella generación de cantantes

locales y extranjeros de ritmos modernos posteriores al twist, así como a quienes

los escuchaban. Con estos términos se comercializaron además todo tipo de

productos, sitios y eventos relacionados con los jóvenes explotando el éxito de

estos ritmos. Es el caso de los conciertos “Milo a go-gó”, patrocinados por la

1
Tere Estrada, Sirenas al ataque; historia de las mujeres rockeras mexicanas, 1956-2000, México,
Instituto Mexicano de la Juventud, 2000, p.231.
147

multinacional Nestle, en ellos se presentaron las agrupaciones y los solistas

juveniles colombianos en varias ciudades del país.2

En el nuevo mercado juvenil las prendas de vestir exclusivas para chicos y

chicas tuvieron gran acogida. Durante los años 50 y 60, se desarrolló una cultura

del jean, esta prenda consagró la estandarización masiva de la apariencia y la

negación del individualismo indumentario, se convirtió en indispensable para el

guardarropa tanto de una persona de alto nivel económico como para el de clase

obrera, se trató del atuendo más democrático inventado en todos los tiempos.

Poco a poco el uso de pantalón en las mujeres fue ganado respeto.

Por primera vez en la historia de la moda, esta se centró en los adolescentes y

dejó de confeccionarse solo para una élite. Con la aparición del ready to wear, en

Inglaterra y Estados Unidos y el prêt a porter en Francia e Italia, la alta costura

perdió el liderazgo que había tenido desde un siglo atrás, triunfando la

consagración democrática de un estilo juvenil. La falda comenzó a recogerse

desde principios de la década, incluso más arriba de lo que había sucedido en los

veinte.

Las muchachas antioqueñas incursionaron poco a poco en la moda juvenil

urbana que se estaba imponiendo en el mundo, luego vino la escandalosa

minifalda, que se volvió maxi pocos años más adelante cuando la sicodélica y

colorida moda hippie hizo su arribo; los jeans y los slacks, fueron ganado espacio

propio, exhibiendo incluso expresiones extremas iniciando los años setenta, con

los cortos hot pants y los largos pantalones botacampana. Para hombres y

2
Vicky Trujillo, “Medellín a go gó”, trabajo de grado Comunicación Social, Universidad Pontificia
Bolivariana, Medellín, 1986, 124 p.
148

mujeres, lo sencillo de las formas y de los materiales utilizados en la confección de

las nuevas prendas hicieron que estas estuvieran al alcance de todas las clases,

incluso de las más populares, las fabricas de textiles y de confección de la ciudad

como Pantex, Fabricato, Coltejer y Caribú, estuvieron a la vanguardia internacional

en moda juvenil, creando y lanzando colecciones exclusivas para ellos durante

toda la década.

Aparte de la moda, el mercado juvenil movió otros artículos como, balones de

fútbol, de baloncesto, bicicletas y patines. Esto gracias a la masificación de las

prácticas deportivas, a la construcción de la Unidad deportiva Atanasio Girardot y

de otras placas polideportivas en la ciudad. Los bienes de consumo inmediato

como refrescos, pasabocas, helados, comidas rápidas y otros, que los muchachos

podían encontrar en las heladerías y salones de té del centro, en las tiendas o en

las fuentes de soda de los barrios; así como revistas y libros con temas juveniles,

motonetas, radios transistores, tocadiscos, estéreos y música en los nuevos LP y

LD, de 78 revoluciones por minuto.

La empresa privada tuvo mucha influencia en difundir el interés por la nueva

cultura juvenil que se estaba gestando en Occidente. En Medellín, para ganar la

atención de los jóvenes en sus productos, los publicistas y dueños de marca,

realizaron concursos, caravanas, impusieron modas y llevaron a cabo conciertos,

entre otras actividades. Clubes juveniles, concursos de orquestas, festivales de la

juventud y muchos eventos más fueron utilizados por las empresas nacionales y

extranjeras para tal fin.

Entre los primeros clubes juveniles creados por una marca comercial en

Medellín cabe mencionar el “Club Juvenil Kolcana del 62”. Este realizaba veladas
149

juveniles en diferentes partes de la ciudad, de la mano de RCN y CADENON

quienes transmitían todas las noches a partir de las 9:33 PM, uno de los espacios

pioneros en la radio juvenil colombiana, llamado “La pasamos de primera”, emitido

por la emisora Voz de Medellín. Un anuncio en la prensa de la época invita a

participar de un show juvenil en el jardín Postobón, ubicado en la autopista Sur,

animado por el popular conjunto los Teen Agers. En él se realizaron originales

concursos como la elección del perro más feo y de la kolcanita por una semana.

Se llevaron a cabo actividades deportivas como carreras de karts en el kartódromo

y festivales musicales con otras agrupaciones juveniles de la ciudad como los

Falcons.3

Para 1964 existían una serie de clubes y agrupaciones juveniles en Medellín.

Una de las más poderosas marcas de refrescos en el mundo, Pepsicola “el

refresco de la amistad”, que cuatro años atrás años antes había establecido una

planta embotelladora en la ciudad, patrocinó junto a RCN y su emisora Siglo XX, el

Festival de Juventud, realizado el 18 julio de 1964. La inscripción debía realizarse

en el Club Blue Bell y Pepsicola de la emisora siglo XX, entre las actividades que

se llevaron a cabo estuvieron: presentación de agrupaciones musicales como los

Golden Boys y el concurso de bailes juveniles twist vs. tango.4

3
El Correo, Medellín, enero 13, 1962, p.13
4
De las 120 parejas inscritas para el concurso de baile, 100 los hicieron en twist, el resto lo hizo
para tango. Las barras estuvieron coloridamente uniformadas, hubo desfile de autos antiguos en
los que iban ubicados integrantes de varios clubes juveniles de la ciudad; el Club Auteco
Lambretta, preparó un desfile “con no menos de 500 lambretistas”, que salieron desde RCN hasta
el coliseo, confirmando el auge que estos vehículos tuvieron entre nuestros jóvenes, especialmente
los de clase media; varia casas comerciales e industriales ofrecieron premios a los asistentes;
además se presentó la exhibición de la coreografía strech wrangler a cargo de 5 parejas, que
también ofrecieron dos números más “bajo los aires alegres del twist y del rock and roll”. “El
sábado 18 de julio se realizara en el Coliseo Cubierto el Festival de Juventud”, El Correo, Medellín,
17 de julio, 1964, p.7. Otra de las modas comerciales que llegó a la ciudad por esos años vino de
150

En la década de 1960, la juventud de Medellín disfrutó de espectáculos y

actividades exclusivas para ellos, como desfiles de moda y conciertos juveniles en

Sears y algunos de los otros almacenes por departamento. Llegada la fiebre

juvenil del go-gó, se expandió la venta de artículos juveniles a cifras sin

precedentes, se realizaron conciertos como los Milo a go-gó, que quedarían en la

memoria colectiva de la ciudad por el escándalo que despertaron en los mojigatos

medellinenses; además otras modas y promociones coparon la atención juvenil,

entre ellas la llegada de Batman y Robin en 1967, para promocionar la película

que se presentaba en los teatros de la ciudad y la publicidad de los refrescos

Cocacola para que se buscaran bajo las tapas de ese refresco tocadiscos y

música gratis.5

la mano de Cocacola, se trataba del yo-yo Rusell, que en 1964 se tomó los colegios y escuelas de
la ciudad con campeones internacionales traídos por este refresco.
5
Información recolectada en la prensa local de la época
151

13

13. Publicidad de Cocacola promocionando los tocadiscos y la música que los jóvenes podían
encontrar bajo las tapas de sus refrescos. (El Correo, Medellín, mayo 7, 1967, p.7)
152

3.1. De la “nueva ola” musical al rock

Uno de los aspectos que expresó la influencia de la juventud en la cultura popular

fue la música. En el mundo se comenzaron a popularizar conjuntos y solistas

jóvenes que interpretaban frenéticos ritmos como el rock and roll y el twist. La

manera en que estos nuevos sonidos ingresaron a los países latinoamericanos fue

principalmente a través de las estaciones de radio, de los discos inicialmente

importados y luego prensados localmente y de la exhibición de películas donde

aparecían los interpretes. Su llegada se dio en el momento en que la música

tropical de salón, como el mambo, el cha cha chá, la rumba, la guaracha, el

merengue, el merecumbé y el porro, interpretada por las grandes orquestas como

la del mexicano Pablo Ruiz o la del colombiano Luis Alberto “Lucho” Bermúdez,

dominaban la escena musical y los tríos expresaban por medio del bolero la faceta

más romántica, estos junto al tango, la ranchera, el bambuco y el pasillo, eran lo

más sonado en Medellín.6

Debido a la gran acogida que tuvieron los nuevos sonidos, pronto la industria

discográfica y cinematográfica latinoamericana, especialmente la de aquellos

países que tenían una cultura del entretenimiento amplia como México, Argentina

y Chile, empezaron a lanzar sus propias estrellas, estas llevaron al español

versiones de canciones que estaban siendo éxito en inglés que circularon junto a

6
Una completa descripción del arribo de estos nuevos compases a México puede encontrarse en:
Tere Estrada, Sirenas al ataque; historia de las mujeres rockeras mexicanas, 1956-2000; Julia E.
Palacios, “Yo no soy un rebelde sin causa...O como el rock and roll llegó a México”, Historia de los
jóvenes en México.
153

sus propios temas; como otra manera de promoción se realizaron películas donde

eran interpretados los ritmos de moda.

En un principio, las orquestas tropicales fueron las que incluyeron los acordes

modernos en sus repertorios como novedad, hasta convertirlos en parte usual de

sus programas musicales. El Club Campestre de Medellín anunciaba en su boletín

mensual de mayo de 1962 que había sido “un éxito la fiesta del twist realizada el

sábado 28 de abril, en ella participaron distinguidas damas y caballeros quienes

amablemente hicieron el show y fueron la atracción de la fiesta”, cabe anotar que

esa fiesta estuvo amenizada por la orquesta del maestro “Lucho” Bermúdez quien

era el músico titular de dicho club.7

Pronto llegó la explosión de lo que la prensa llamó la “nueva ola”, con figuras

jóvenes que nada tenían que envidiarles a los artistas estadounidenses, ni en

talento ni en acogida por parte del público, culminando los cincuenta y

comenzando los sesenta, surgieron en los países latinoamericanos destacadas

figuras juveniles en el campo de la música moderna: en México aparecieron entre

otros grupos, los Locos del Ritmo, Los Rebeldes del Rock, Los Boppers, Los

Hooligans y solistas como Cesar Costa y Enrique Guzmán. De Argentina salieron

Lalo Fransen, Marti Cosens, Palito Ortega, los TNT, Rocky Pontoni, Johny

Tedesco, entre muchas más figuras reconocidas, la revista Cromos anuncia de

esta manera la “invasión” de esta corriente:

“La ‘nueva ola’ musical ha invadido al mundo, y parece desplazar al ‘rock’ auténtico y a todos
los sones del movido modernismo. Los TNT, Luis Bastián, Violeta Rivas y los Tréboles, Raúl
Sagan ..., son hoy los interpretes de esa modalidad juvenil, alegre, chispeante y, pudiera
decirse en ‘bikini’ y con ‘pañuelos manchados de rouge’. A Colombia han llegado para
actuaciones especiales, en radio y griles, muchos de esos nuevos interpretes de canciones
7
“Fiesta del twist”, Club Campestre: boletín, Medellín, Club Campestre S.A, Nº 39, mayo 1962, p.1.
154

que, si nada dicen, que carecen de romanticismo, si son puro fuego de juventud y enardecen
así como enardecía Elvis Presley y tantos otros que le siguieron en ese camino de paroxismo
musical. Los jóvenes han aceptado esa ‘nueva ola’ y en consecuencia hay que darles gusto.
8
¡Así son y así serán siempre!.”

Con estos y otros intérpretes incursionaron los nuevos ritmos de la juventud a

Colombia. Muchos de los artistas visitaron el país por esos años y se presentaron

en radio, teatros, y grilles de diversas ciudades, también aparecieron en

actuaciones especiales para la televisión nacional. En la difusión de la música de

los cantantes modernos juveniles, tuvieron una influencia determinante las

grandes disqueras internacionales que prensaron para el país los temas

interpretados por los artistas de la nueva ola y algunos de cantantes en ingles

como el estadounidense Elvis Presley, en este aspecto la RCA Víctor jugó un

papel de suma importancia en la ciudad.9

Desde el año 1961 se comenzó a mostrar la importancia que estaba

adquiriendo el mercado juvenil colombiano para la industria discográfica. Ese año

estuvieron en el país destacadas figuras de la canción juvenil latinoamericana,

como Lalo Frasen, Los TNT y el cuarteto cubano Los Llopis, que interpretaba rock

and roll. Una revista nacional incluso afirmó que un empresario bogotano estaba

gestionando invitar a Elvis Presley a Colombia, pues consideraba que sería un

éxito debido a la buena acogida que habían tenido “Surrender” Y “Lonely man”

grabados para Colombia por la RCA en un disco de 78 rpm. En los años

8
Alberto Yepes, “Se imponen las figuras de la ‘nueva ola’”, Cromos, Bogotá, junio 12, 1961, p. 47.
9
El 22 de diciembre de 1961, se anuncia en la página 8 del diario El Correo, de Medellín “Por los
discos de RCA Víctor conocimos los últimos ‘hits’ de todo el mundo”, asiendo alusión a la cantidad
de discos lanzados al mercado por esta casa disquera.
155

posteriores visitaron el país importantes figuras de la música juvenil

latinoamericana como Cesar Costa Y Enrique Guzmán.10

Los conjuntos musicales juveniles comenzaron a surgir en Medellín. Entre los

primeros en aparecer se destacan los famosos Teen Agers, creados en 1957,

quienes gozaron de fama indiscutible como el mejor conjunto colombiano en su

tipo durante los primeros años sesenta. Luego surgieron Los Falcons, Los

Walkers, Aníbal Angel y su Combo, junto a otra serie de agrupaciones. Los grupos

locales a diferencia de los de México, Argentina y Chile, donde las nuevas figuras

tenían un repertorio compuesto totalmente de música moderna influenciada por los

artistas de Estados Unidos, surgieron en torno a los ritmos tropicales como el

porro y la cumbia alternando a estos, otros aires como el twist, la bossa nova y el

calipso.11

10
“Elvis Presley vendría a Bogotá”, Cromos, Bogotá, mayo 29, 1961, p.50. No fue del único
cantante internacionalmente reconocido con quien se especuló que vendría a Colombia, también
sonó la venida del canadiense Paul Anka, en 1963.
11
“Los Falcons hacen el twist en un rico disco de Zeida”, El Correo, Medellín, 27 de julio de 1962,
p.5.
156

14

14. Los Teen Agers, conjunto musical juvenil medellinense creado en 1957, fue para muchos el
mejor conjunto juvenil de la ciudad en esa época. (El Correo, Medellín, septiembre 18, 1964, p.6)
157

3.1.1. La locura del twist


Para 1962 cuando el twist entró con fuerza a Colombia, ya existían una serie de

conjuntos y orquestas juveniles a nivel nacional que se encargaron de

interpretarlo, junto a los artistas de la nueva ola y a uno que otro disco en inglés

que se lanzaban las casas disqueras extranjeras y nacionales que ya comenzaban

a interesarse en la música juvenil. Se destaca en este sentido el sello Zeida de

Codiscos, que por esos años llevó al mercado muchos de los éxitos de las nuevas

figuras nacionales.12

El auge de estos grupos en el país, contribuyó a la realización de un concurso

nacional de orquestas juveniles, que reunió a las mejores agrupaciones de

Colombia, entre el 6 de agosto y el 30 de septiembre de 1962. Con un premio de

$5000, patrocinado por Kolcana y RCN recorrió las calles de las principales

ciudades llevando los nuevos ritmos, a los jóvenes del país. En total se

presentaron 21 agrupaciones a nivel nacional. Por Medellín participaron Los

Falcons, Los Walkers, Los Teen Agers, Los Golden Boys, Los Tocayos, Los

Soberanos del ritmo y Aníbal Ángel y su combo. las eliminatorias se realizaron los

viernes en el Club Medellín. Al final Aníbal Ángel y su Combo serian los ganadores

nacionales y el sello Zeida de Codiscos grabó un Long Play para la temporada de

diciembre con los finalistas del concurso.13

12
Los Teen Agers, Los Falcons, Los Golden Boys, entre otros fueron artistas que pertenecieron a
este sello que sería el que dio más importancia a los ritmos juveniles a nivel nacional.
13
“Sensacional concurso de orquestas juveniles, ha organizado Kolcana”, El Correo, Medellín, 3 de
agosto, 1962, p.5.; “Zeida contribuyó al auge del as orquestas juveniles” “Los triunfadores en el
concurso nacional, graban ‘Kolcanerias’ un álbum que apareció para regocijo de todos los publicos.
Así corresponde Codiscos a la simpatía de la juventud antioqueña.”, El Correo, Medellín, 21 de
158

Un factor importante de la cultura juvenil era el baile, este abrió la posibilidad de

encontrarse en espacios propios y brindó toda una nueva aproximación al uso del

cuerpo. El éxito del rock and roll aceleró la búsqueda de nuevos ritmos,

produciéndose una multiplicación de ellos, de todos el que tuvo mayor éxito,

aceptación y popularidad fue el twist. La prensa anunció su llegada, se enseñaba

en las academias de baile, los grupos locales lo interpretaban, la industria

fonográfica lo promocionaba fuertemente, surgieron lugares especializados para

bailarlo, las marcas comerciales lo utilizaron como promoción a sus productos, en

fin los colombianos vivieron una fiebre similar a la que se despertó por este ritmo

en diferentes partes del mundo.

En 1961, la revista Cromos de Bogotá reseñó el impacto del twist en el mundo y

enseña unos cuantos pasos básicos del mismo:

“La locura del ‘twist’, made in Norteamérica, traspasa rápidamente las fronteras. Como en 1919
el rag-time, en 1925 el charleston, en 1939 el swing, los jóvenes de la ‘nueva ola’ en muchos
lugares del mundo ejecutan concienzudamente las figuras de contorsionismo que impone el
nuevo baile. Cuales son sus reglas? He aquí el ABC propuesto para los debutantes:
1- Pedalear como campeón de ciclismo subiendo una cuesta de 40º
2- Agitar los brazos como esquiador en peligro
14
3- Figuras libres.”

Pocos meses después, el diario medellinense El Correo, anunció la incursión del

ritmo a la ciudad. Se hacia una introducción acerca de los ritmos que tenían

invadido el mercado por esos años, en Colombia los más recientes eran el

tumbasón de “Lucho” Bermúdez y el merecumbé del maestro “Pacho” Galán.

Según la publicación, el profesor de baile Roberto Franco Fernández, fundador de

la academia de baile Danubio Azul, afirmaba que el 90% de los alumnos que se

diciembre, 1962, p.6. En ese álbum se grabó música de los Antillanos de Cali, los Magos de
Bogotá, los Happy Boys de Pereira, de la Sonora Universitaria y de Aníbal Ángel.
14
“El twist mueve a la juventud”, Cromos, Bogotá, diciembre 4, 1961, pp.32-33.
159

inscribían en su academia lo hacían para aprender a bailar twist, “ya no se

interesan por el pasodoble, el bolero, la zamba y el porro”.15

El twist llegó a la ciudad y se coló entre todas las clases sociales. Los pobres lo

escuchaban en radio, los de clase media compraban los discos que inundaron el

mercado y los de sectores más pudientes lo bailaban en los clubes sociales. En la

inauguración del Bar Baco y del Salón Comedor del Club Unión, en mayo de 1962

se presentó un espectáculo con The Twisters, una agrupación bogotana de canto

y baile formada unos meses atrás.16

El auge del nuevo ritmo y de otros posteriores como el madison, el fly, el pony,

el popeye, el monkey, el duck, el locomotion, el philly, el hitch, el hike, el harlem

shuffle, el wahtusi tuvieron su acogida en Medellín y en Colombia hasta pasada la

primera mitad de la década del sesenta. Comerciales publicitarios a ritmo de twist,

artículos periodísticos sobre él, películas de cine donde se bailaba, imágenes en

televisión, grabaciones de grupos locales, nacionales e internacionales y buena

cantidad de artículos más lo difundieron.17

15
Gonzalo Isaza, “El twist penetra en Medellín. El más frenético baile moderno principia a entrar a
las esferas sociales locales”, El Correo, Medellín, 8 de marzo, 1962, p.2.
16
Esta agrupación se presentó en la Feria de las Flores de Medellín ese mismo año.
17
Para impulsar el auge del nuevo ritmo en el país la RCA publicó en 1961 un Long Play titulado
“El endiablado twist, al estilo de los endiablados muchachos de la nueva ola”, grabado por artistas
argentinos entre los que se destacan Lalo Frasen, Los TNT, Johny Land y otros
160

15

15. Jovencito y su compañera bailando el twist en una de las discotecas abiertas por esos años en
Bogotá. (Leo Matiz, “El sacudido mundo de los ye-yés”, Cromos, Bogotá, diciembre 12, 1966, p.10)

16
16. Coreografía del grupo bogotano The Twisters durante una presentación en la Feria
Internacional de las Flores realizada en Medellín en 1962.; Carlos Rodríguez, Foto reporter,
Medellín, Secretaría de Educación y Cultura, Universidad de Antioquia, 1999, p.118)
161

Los grupos de la ciudad comenzaron pronto a grabar twist, bossa nova y otras

novedades. El “twist del semáforo” grabado por los Falcons, es una de esas

primeras piezas, luego vendrían los Teen Agers, con éxitos como “La gorda”,

“Bienvenido amor”, “El twist del esqueleto” y muchos más, no faltaron fusiones

deslumbrantes como “La pollera colorá en twist”, grabada para discos Tropical en

su primer álbum por los Bep Bops, orquesta de Bucaramanga que participó en el

festival nacional patrocinado por Kolcana y RCN.18

Cabe recordar que para la década de los sesenta, en Medellín era donde

estaba concentrada gran parte de la industria discográfica del país. En 1963 un

diario local anunciaba que “los más modernos sistemas, los cantantes más

solicitados del momento, tanto del exterior como de Colombia, desfilaron semana

a semana, en una racha de éxitos, como en ninguna otra época”. Desde 1962 más

o menos hasta 1968, cuando comenzó un declive del auge de los ritmos modernos

de corte estadounidense en ciudad, la música joven tuvo cifras record de ventas,

especialmente en los años de la fiebre del ye-yé y go-gó, entre 1966 y 1967.19

La temporada decembrina, época en la que se ponía a prueba la vigencia de

los ritmos que causaron furor durante el año, mostró que en 1962 se bailó “al son

de las orquestas juveniles”. El disco del año del sello Zeida de Codiscos incluyó,

para el año de 1963, varias canciones populares entre los jóvenes como “El twist

del esqueleto”, “La tómbola”, “Speedy González”, “La gorda” y otros.20

18
“Los Be Bops registraron debut fonográfico”, Pantalla, Medellín, 13 de septiembre, 1963, p. 4.
19
Medellín primer centro disquero de la república”, El Correo, Medellín, 20 de diciembre, 1963, p.9.
20
“En diciembre bailarán al son de las orquestas juveniles”, El Correo, Medellín, 9 de septiembre,
1962, p. 15
162

3.1.2. La beatlemanía en Medellín


El fenómeno causado por Los Beatles en la década de 1960, llegó al país en

1964, año en que la beatlemanía se extendió por el mundo. Desde marzo se

anunciaba que “cuatro ‘mechudos’ ingleses, provistos de guitarras eléctricas y

vestidos con trajes ceñidos”, estaban “conduciendo hasta el paroxismo a la

juventud” que los escuchaba. En agosto de ese mismo año se estrenó en el Teatro

Opera de Medellín la primera película de esta agrupación de Liverpool “A hair

day’s night”, llevada al español con el título “Que día el de aquella noche”,

dándose inicio a la fiebre local por esta agrupación.21

21
“Histeria colectiva”, Cromos, Bogotá, marzo 2, 1964, pp 6-9; “Actúan los Beatles”, El Correo,
Medellín, agosto 6, 1964, p.6.
163

17

17. A partir de 1964 la beatlemanía invadió a Medellín. Anuncio del estreno de la película A hair
day’s night, protagonizada por Los Beatles.(El Correo, Medellín, septiembre 22, 1964, p.16)
164

El cortometraje sirvió de carta de presentación para los personajes del momento,

que comenzaron a gozar de reconocimiento entre los jóvenes de la ciudad según

anota el diario El Correo:

“la juventud antioqueña ya lucha por parecerse a los cuatro pelucas de Liverpool.... Hasta
sus trajes comienzan a causar impresión entre nuestros cocacolos y los mayores comienzan a
interesarse por la beatlemanía...¿qué es la beatlemania?. Algo siquiera comparable al
22
nadaísmo de Gonzalo Arango.”

La agrupación británica tuvo buena acogida entre la juventud de Medellín. En la

radio se programaban sus canciones, sus películas eran proyectadas en cine, los

programas de televisión y la prensa, hablaban de sus presentaciones en el mundo,

donde estaban convirtiendo a millones de muchachos en seres histéricos y

fanáticos enloquecidos. El sello Odeón de Codiscos que fue el primero en publicar

en el país música de los Beatles anunció, en septiembre de 1964, ante el éxito que

estos estaban teniendo en la ciudad, que iban a poner en el mercado nuevas

canciones de “las escobas que cantan”, precisamente las que servían de tema a la

película anunciada por esos días.23

El éxito de Los Beatles en la ciudad fue algo sin precedentes, pues los

medellinenses habían gustado siempre de las canciones en su idioma. La música

de aquellos cantantes fue de los pocos trabajos discográficos en inglés que

circularon en nuestro medio al lado de unos cuantos trabajos de Paul Anka y de

Elvis Presley prensados por la RCA Víctor. Los jóvenes de las clases altas que

eran quienes tenían más posibilidad de viajes al extranjero, cumplieron un papel

22
“Actúan los Beatles”, El Correo, Medellín, agosto 6, 1964, p.6
23
“La Odeón de Codiscos anunció nuevas canciones de los Beatles”, El Correo, Medellín,
septiembre 9, 1964, p.12.
165

importante, aunque no decisivo, en el arribo de la música en inglés a Colombia,

pues algunos de ellos adquirían en sus viajes grabaciones de los cantantes y

agrupaciones de moda que luego introducían al país como novedades

discográficas.24

3.1.3. La consolidación de la industria del entretenimiento juvenil


La beatlemanía local se produjo debido a que ya estaba consolidada una industria

del entretenimiento juvenil. Esta incluía espacios en televisión, revistas,

cancioneros, paginas en diarios y emisoras exclusivamente juveniles. Las

emisoras de las distintas cadenas radiales que funcionaban en Colombia

comenzaron a programar diariamente espacios exclusivos para difundir la música

de la juventud.

En 1961 apareció en Bogotá “La lechuga para cocacolos”, espacio transmitido

por la emisora 1020, allí Carlos Pinzón, uno de los primeros disc jockeys que

lanzaron la nueva ola en el país, programaba éxitos de artistas españoles,

mexicanos, argentinos y chilenos, además de uno que otro rock and roll o twist en

inglés. Por el estilo de este programa, que marcó el inicio de la radio juvenil en

Colombia, surgen otros en distintas ciudades como “juventud aquí estamos” en

Radio Armenia, donde por primera vez se organizó un concurso de twist.25

Rápidamente las emisoras de Medellín emitieron espacios similares como:

“Ritmos de nueva ola”, “La pasamos de primera”, en La Voz de Medellín de la

24
Jorge Giraldo Jaramillo, “rock e ideología. Exclusión, simulación e identidad”, Omar Urán
(comp.), Medellín en vivo. La historia del rock, Medellín, Ministerio de educación, corporación
Región, IPC, 1997, p.15.
25
Para mas información sobre las emisoras juveniles en el país especialmente en Medellín ver:
Javier Gíl, “Medellín y la música de los años sesenta” y Vicky Trujillo, “Rock y medios. Tè para tres:
radio, prensa y televisión rockera en Medellín”, Medellín en vivo..., p.
166

cadena RCN; “Estrellas y estrellados” y “Juventud con Pepsi”, en la emisora Siglo

XX; “Juventud desenfrenada”, por la Voz de la Independencia; “Juventud del

presente” en Radio Cristal; “La hora del aficionado” en la Voz de Antioquia;

“Mundo musical” por emisora Claridad de la Voz de Rio Grande. Este último fue el

primero en presentar los hit parades americanos y europeos, en programar solo

canciones en inglés y en transmitir entrevistas de los Beatles; por estos años

Caracol sacó al aire “Juventud moderna”, espacio que sirvió de antecedente a la

que sería la primera emisora en Colombia dedicada exclusivamente a la música

de la juventud, Radio 15 nacida en Bogotá en 1963.


167

18

18. Aviso publicitario de Radio 15, “el micrófono de los jóvenes”, la primera emisora juvenil de
Colombia.(Pantalla, Medellín, junio 7, 1963, p.5)
168

Uno de los anuncios de la nueva emisora insinúa:

"Nanay de novelas, de noticias, de hora; en cambio oiga lo que hay: Elvís Presley, Paul Anka,
César Costa, Boby Darín, Boby Bell, Enrique Guzmán, Neil Sedanka y todos los jóvenes que
hacen música joven. Radio 15, al comando de Carlos Pinzón el disc-jockey de los grandes
26
lanzamientos".

En 1964 aparece en la nueva televisión colombiana, el “Club del Clan”, un espacio

que invitaba a los jóvenes a participar de las nuevas corrientes musicales,

cantando o simplemente asistiendo a los eventos. La idea fue tomada por

Guillermo Hinestroza de Argentina y Puerto Rico, donde existían espacios

similares. El programa comenzó como un espacio radial en la emisora siglo XX de

RCN Medellín En principio los oyentes participaban por teléfono interpretando

canciones de moda, poco a poco el espacio se fue transformando en un verdadero

club de aficionados, con carné de membresía, uniforme, escudos y estandartes

como otros similares creados por otras emisoras.27

Con un formato similar en 1966 salió “Juventud Moderna”, dirigido por Alfonso

Lizarazo, este programa tuvo sus inicios en radio, a través de la emisora Radio 15.

el programa contaba con un grupo de baile en vivo y además se encargó de

promover jóvenes talentos. Los representantes de estos dos espacios, además de

presentar a sus artistas en televisión, se ofrecieron a servirles de empresarios, de

26
Eslogan publicitario de Radio 15, citado por: Javier Gíl, "Medellín y la música de los años
sesenta", p.19. Radio 15, de la mano de Alfonso Lizarazo y Carlos Pinzón, dos de los promotores
de los nuevos ritmos en el país, marcó el inicio de las grandes emisoras juveniles en Colombia,
pues se difundió en Calí, Bucaramanga y Medellín.
27
En Medellín las presentaciones de las eliminatorias finales del concurso de oyentes, se
realizaron inicialmente en los estudios de la emisora Siglo XX, más tarde las presentaciones
pasaron al radioteatro de la Voz de Medellín. Mientras el “Club del Clan” permaneció en la ciudad,
estuvo patrocinado por Wrangler y Pepsi-Cola, más adelante Caribú ofreció trasladar el programa
para Bogotá, con el objetivo de promocionar sus jeans, En la capital el espacio se transmitía en
Radio Cordillera y los ganadores se presentaban por TV. Hipódromo, en la sección “campeones
juveniles”. En poco tiempo se ganó su propio espacio en la televisión, transmitiéndose inicialmente
los martes y los jueves a las 6:30 de la tarde, luego tres veces por semana. Javier Gíl Gallego,
Medellín y la música de los años sesenta, p. 23.
169

este modo se organizaron giras promocionales que llevaron a los nuevos ídolos de

la juventud por todos los rincones del país.

A través del “Club del Clan”, se dieron a conocer jóvenes cantantes como Vicky,

Cesar, Alonso, Hedí, Jair y Beto, Mary Luz, Adriano, Jairo Alonso, Hernando

Casanova y Claudia de Colombia. Por su parte “Juventud Moderna”, promocionó

artistas como Oscar Golden, Harold el “Elvis Presley colombiano”, Lyda Zamora,

los Flippers y Katty, la estrella de planta del programa, casada con Alfonso

Lizarazo, quien para ese momento era, según lo anuncia la revista Cromos: “el

principal promotor de espectáculos de la radio y la televisión colombiana, de la

‘revolución ye ye’” sic. Fueron estos artistas promovidos por radio, televisión y

prensa, continúa la publicación, “quienes prendieron una llama juvenil en un país

que en 1965 y 1966 se agobiaba de incertidumbre”, debido a la proliferación de

grupos guerrilleros.28

El ye-yé y el go-gó, tuvieron su auge en el país con mayor fuerza durante los

años 1966 y 1967, tiempo en que se multiplicó la cantidad de agrupaciones

juveniles que interpretaban estos géneros, como Los Flippers, Los Speakers Los

Ampex y Los Yetis los cuales comenzaron a imponerse sobre los solistas

impulsados por el éxito de Los Beatles. Hubo un incremento en las ventas de

discos; los atuendos juveniles se impusieron y el mercado incrementó su atención

en el que hasta entonces era un olvidado sector de la sociedad. Gonzalo Arango

28
Andrés Nieto Molina, “los inventores del go-go en Colombia”, Cromos, Bogotá, mayo 15, 1967,
pp. 57-59. Estos no fueron los únicos espacios que transmitieron música joven en el país,
programas comerciales como “Cumpleaños Ramo”, también presentaron jóvenes figuras y
realizaron concursos.
170

habla de la juventud colombiana antes y después del “advenimiento apoteósico”,

del go gó:

“Antes era una juventud derrotista, frustrada y autodestructiva que no sabia que hacer con
su alma, con sus sueños, con su vitalidad sin porvenir.... Estaba condenada al fracaso y la
soledad. En su tremenda incomunicación y desesperanza había abrazado cualquier causa que
la hiciera sentir existente, necesaria para algo, así fuera para destruir la sociedad.... Toda esa
furia en estado salvaje que se expresaba en una violencia sin objeto, se encarnó en el espíritu
go gó, alegre, creativo y conciente de su valor como generación inconforme. A partir de
entonces esa generación no expreso su protesta por las armas, sino por el arte; no por la
destrucción ciega y sistemática, sino por la creación lúcida de sus valores.... Para salir a la
conquista de su destino, la generación go gó se armó de guitarras, era una revolución con
29
música....”

La generación go-gó también impuso su estilo al vestir y en la manera de llevar el

cabello. Melenas a lo beatle, camisas de colores, chaquetas americanas, blue

jeans, botas a go gó para ellos, minifaldas, suéteres, jeans y botas para ellas y

una cierta tendencia al unisexo se notó por esos años.

El cine ayudó a difundir la nueva cultura, en los cinemas nacionales, a pesar de

las prohibiciones y la censura, alcanzaron a ser rodadas cintas donde los jóvenes,

sus tendencias y problemáticas, aparecían como temas centrales. Varias de ellas

eran protagonizadas por los cantantes internacionales de moda: “El Cielo y la

Tierra”, “la Juventud se Impone” y la “Historia de Tommy”, con Cesar Costa; “Más

Bonita que Ninguna” y “Canción de Juventud”, con Rocío Durcal; “Nacidos para

Cantar” con Enrique Guzmán, Violeta Rivas y los TNT; “la Edad de la Violencia”

con Alberto Vásquez, Cesar Costa y los Holigans; “Fiebre de Primavera”, con

Palito Ortega y Violeta Rivas; “Amor en las Vegas”, con Elvis Presley y Ann

Magret; fueron algunas de las películas que los jóvenes colombianos de esta

década pudieron apreciar y descubrir en ellas escenas de lo que estaba pasando

con la juventud occidental, copiando de allí modelos y tendencias.


29
Gonzalo Arango, “Cara a caras con los Yetis”, Cromos, Bogotá, agosto 28, 1967, p.64.
171

3.1.4. Los conciertos “Milo a go-gó”


En la escena musical juvenil de Medellín a la fama y el reconocimiento alcanzado

por las estrellas nacionales lanzadas en los programas de televisión, se le sumó el

éxito de figuras locales como Luis Fernando Garcés, José Fernando Uribe y Juan

Nicolás Estela, estos últimos alternaron con Enrique Guzmán durante una

presentación el Coliseo Cubierto de la ciudad el 9 de mayo de 1965 ante más de

5000 personas. Los multitudinarios eventos juveniles comenzaban a hacer parte

de los espectáculos ofrecidos en la ciudad.30

Para 1966, los pegajosos ritmos tenían invadida la ciudad, alentados por uno

de los conjuntos musicales más representativos de esta etapa de la historia de la

música local: Los Yetis. Un evento que indiscutiblemente marcaría a esta

generación medellinense, tanto a las chicas ye-yé como a los chicos go-gó, se

realizó los días 22 y 23 de octubre de 1966, el primer “Milo a go-gó”, patrocinado

por esa marca de bebida achocolatada. Puede decirse que este evento fue la

primera versión de un concierto grande en la capital de la montaña. A él pudieron

acudir personas de todos los estratos sociales ya que para ingresar solo era

necesario presentar una etiqueta de Milo.

30
“Juan Nicolás Estela y José Fernando Uribe se medirán cantando con Enrique Guzmán, el día
9”, El Correo, Medellín, 7 de mayo, 1965, p.6.
172

19

19. Los Yetis, icono del rock paisa en los años sesenta (El Correo, Medellín, octubre 20, 1966,
p.12)

20

20. Anuncio del concierto “Milo a go-gó”, realizado en Medellín en octubre de 1966.(El Correo,
Medellín, octubre 21, 1966, p.16)
173

El certamen contó con la participación de grupos de todo el país. Se trató de una

gira nacional animada por Alfonso Lizarazo. Los jóvenes paisas por encima de los

prejuicios reinantes de la ciudad, que habían llevado a la iglesia a censurar ritmos

como el twist, disfrutaron en el coliseo cubierto con la actuación de sus ídolos.

Harold, Oscar Golden, Los Yetis, Los Speakers, Los Ampex y El Ballet de Katty,

llegaron a la ciudad para traer desenfreno, “hasta ese momento eran

desconocidos en Medellín, fenómenos como la histeria colectiva..., representada

en gritar y bailar esos nuevos y poderosos ritmos que invadían la sangre”.31

Una espectadora de aquel concierto, citada por Clara Arroyave en su artículo

publicado en Medellín en vivo, comenta:

“El coliseo estaba repleto, te digo que no cabía ni una persona, ni siquiera una aguja. Eso
era inmenso. La gente, yo creo que las etiquetas fueron muchísimas, todo el mundo
compro milo, pues si no se usaba se usó, pero lo compramos con tal de verlos. Llegamos y
eso eran filas de muchachas y muchachos, eso era interminable. Me acuerdo que se
demoró para empezar. Vicky fue la primera, era muy joven siempre cantaron bastante,
todo el mundo era parado, la gente cantaba parejo con ellos... gritaban, lloraban, eso se
volvían como locos, casi como ahora y de verdad que los artista eran bien bonitos y lo que
cantaban... todas las canciones eran de amor y de tanto oírlos en la radio le gustaban a
32
uno”.

Después de ese concierto la iglesia reacciono aplicando toda su sanción moral,


Iván Darío López del grupo los Yetis, recuerda:
“Si claro, nosotros participamos en Milo a go-gó en Medellín y nos costó que dizque nos
sacaron de la iglesia y toda la cosa pues. Nos excomulgaron porque con nuestros
movimientos hacíamos que las mujeres se desvistieran y no se cuantas historias eróticas,
muy interesantes por cierto. Realmente hubo un escándalo gigante en Milo a go-gó. Yo
creo que la juventud estaba tan frenada que había que darle esa posibilidad y uno se
movía y si con eso la gente se desvestía me parece fantástico, pero y si por eso yo no
puedo ser católico pues no soy católico ¿qué se va a hacer?, de todas maneras el Milo a
33
go-gó fue un acontecimiento vital para la historia del rock en Colombia”.

31
Clara Arroyave, “Rock en vivo. La historia de los conciertos”, Medellín en vivo..., p. 79.
32
Citado por Clara Arroyabe, “Rock en vivo. La historia de los conciertos”, Medellín en vivo..., p. 80.
33
Arroyabe, “Rock en vivo. La historia de los conciertos”, Medellín en vivo..., p. 81.
174

A pesar de la censura y de la reacción moralista hubo en la ciudad luego de este

concierto, se realizó otro. El segundo Milo a go-gó se llevó a cabo en el teatro

Junín, poco tiempo antes de que este fuera demolido, el 3 de septiembre de 1967,

no tuvo el ruido ni la resonancia del primero, pero se dejó claro que la juventud

reaccionaba ante la opresión moral, esta vez solo Los Yetis, Los Young Beats y

Harold, animaron la velada.

En diferentes ciudades del país surgieron discotecas donde se bailaban los

ritmos de moda, tal vez los más famosos de ellos en la capital de la república, “El

infierno a go gó”, “La dicotheque” y “la bomba”, sitios donde la distinción de clase

no existía. Acerca de esos lugares, comenta Sonia Osorio en un artículo para la

revista Cromos, en 1965:

“Bogotá es ahora como tantas otras capitales, el imperio del ‘shake’, del ‘surf’, del ‘mokey’ y
demás sucursales. Los templos para le nuevo dios de la juventud surgen a diario y aún así no
dan abasto para la demanda que abarca, desde los niños de doce, hasta los viejos de setenta.
Los importantes y los del montón.... Hoy en día un chico de catorce años se da cita con una
amiguita de trece y por diez pesos cada uno entra a bailar la tarde de un sábado o un domingo,
34
sanamente, sin complicaciones, sin trago, y sin problemas de dinero....”

En Medellín por el contrario las autoridades negaron los permisos para fundar

discotecas. La música se escuchaba en grilles, cafés, bares, estaderos, pero a

ellos acudían solo los mayores de 21 años, los adolescentes debían conformarse

con escucharla en las heladerías o en la radio. Quienes podían lo oían en sus

estéreos y tocadiscos o lo bailaban la mayoría de las veces en reuniones y fiestas

particulares programadas por ellos mismos.

34
Sonia Osorio “El sacudido mundo de los ye yé”, Cromos, Bogotá, diciembre 12, 1966, pp. 11-12.
175

3.1.5. Canción protesta, salsa y balada

La música go-gó y ye-yé, que encerraba los ritmos devenidos luego de la invasión

del twist, así como las posibilidades electrónicas abiertas por las agrupaciones

británicas, fueron perdiendo vigencia en Medellín y Colombia finalizando el año

1967, dando paso a la canción protesta, a un resurgir de la música caribeña y a la

balada.

El contenido de las letras de las canciones interpretadas por los jóvenes

representantes de la “nueva ola” y del go-gó criollo estaba orientado al amor, a

situaciones divertidas y a conflictos de adolescentes. Por ningún lado se apreciaba

el contenido social ya que, al parecer de muchos, no se podía hacer este tipo de

música en el país.35

Hasta 1968, cuando comenzaron a popularizarse los intérpretes nacionales de

canción protesta, este tipo de música era escasa, aunque cabe resaltar la

admiración mutua y el acercamiento entre los nadaístas y algunos cantantes de la

generación ye yé. Esto llevó a que los músicos interpretaran algunas

composiciones de los poetas y literatos, como la canción “Llegaron los

peluqueros”, una sátira humorística compuesta por Gonzalo Arango para los Yetis,

aparecida en el segundo álbum de este grupo paisa en 1967 y el tema “Boca de

chicle” escrito por Pablus Gallinazo e interpretado por Oscar Golden.

La canción protesta, llamada así por sus letras de alto contenido social y

reivindicativo, marcadas por el aire combativo que se vivía en América Latina, tuvo

35
Oscar Golden afirmó al respecto en 1967: “creo que no debe haber censura contra las canciones
de protesta. Esta censura oficialmente no existe, pero las casas grabadoras temen ser
sancionadas si llegan a publicar ese tipo de discos”, Cromos, Bogotá, 21 de marzo de 1967.
176

relativa importancia en Colombia principalmente entre los círculos de universitarios

y jóvenes de clase media. En el país el movimiento se inicio en 1967 con las

interpretaciones de Eliana. “La voz cantante de la protesta”, grabó el primer disco

con canciones de ese tipo, no faltaron la censura indirecta y las apatías. Luego

vino el nadaísta Pablus Gallinazo, con su disco “El comandante protesta”, cuyas

letras dieron mucho de que hablar.

El año 1970 fue de gran importancia para este tipo de música, se creó el

Centro Nacional de la Canción Protesta, que durante algún tiempo trató de llegar

al pueblo por medio de recitales populares en los cuales participaban los

principales cantantes de este genero en Colombia y se realizó el primer festival

nacional de la canción protesta en las islas de San Andrés, en el participaron entre

otros Leonardo, Oscar Golden, Harold, Carmenza Duque y Rodrigo, además de

escritores nadaístas como Gonzalo Arango, Eduardo Escobar y Pablus Gallinazo.

Para 1971, existían en el país además de los ya mencionados, jóvenes

compositores e intérpretes como Norman y Darío, Ana y Jaime, Sergio Torres y

Regulo Ramírez.36

Por esos años las figuras de la música juvenil hispanoamericana se dedicaron

a grabar baladas. En este ritmo suave se destacaba una sonoridad clara y voces

puras. Rafael, Sandro, Piero, Leo Dan y muchos más se destacan entre sus

exponentes.

En Medellín, donde los ritmos tropicales han tenido gran acogida, la música

caribeña tuvo un resurgir finalizando los años sesenta, con la llegada del género

36
Octavio Peláez Mendoza. “Un eficiente político la canción protesta”, Cromos, Bogotá, abril 26,
1971, pp.17-18.
177

que algunos llamaron “salsa”. Este no era más que una reinterpretación de los

ritmos y canciones antillanas tradicionales por parte de algunas orquestas de

Nueva York y Puerto Rico. Para hacerlo se valieron de arreglos y de una base

instrumental más amplia donde predominaban las secciones de viento, los

instrumentos de percusión y el piano. Muchos de los primeros intérpretes famosos

eran jóvenes, casi adolescentes en el caso de Willie Colón y Hector Lavoe quienes

tenían 16 y 17 años respectivamente cuando empezaron a grabar juntos en 1966.

Un aspecto rescatable que le permitió a la salsa arraigarse en los sectores

populares de las ciudades del país, fue el contenido social de las letras de algunas

canciones, surgidas del sentir de los inmigrantes latinos en los barrios bajos de

Nueva York. En ellas se hablaba de personajes, espacios y situaciones que le

eran cotidianos a los pobladores de las urbes latinoamericanas. El boogalo fue

otra expresión rítmica característica de los jóvenes latinos en la “gran manzana”.

Entre los intérpretes iniciales de este género cabe resaltar a los hermanos Charlie

y Eddie Palmieri y su orquesta New Duboney, a Joe Cuba, Richie Ray, Bobby

Cruz, entre otros grandes. Tanto la salsa como el boogalo tuvieron buena acogida

en la ciudad, al igual que en Cali y Barranquilla principalmente. 37

En noviembre de 1967 se anunció de esta manera en el periódico El Correo, el

creciente gusto del público joven por la salsa “Se dice que desde hace algún

tiempo gusta en Venezuela un ‘tumbao’ que mucha gente denomina ‘salsa’, se

37
“Ricardo Ray y su orquesta se imponen con el Boogaloo”, El Correo, Medellín, 23 de junio, 1968,
p.3; Luís Fernando Barreto. “Salsa y lógica espacial en Medellín”, tesis de pregrado en sociología,
Universidad de Antioquia, 1998, 164 p.
178

caracteriza este ritmo en el ‘sabor’ que imprimen los ejecutantes a los números

que interpretan, así como a los acordes modernos utilizados en los mismos”.38

En 1968 aparece la primera grabación de estos nuevos sonidos por parte de

una agrupación de la ciudad, se trató del LP “¡Salsa! Mi hermana”, del Sexteto

Miramar, agrupación compuesta por varios jóvenes, creada en 1963 y que se

había dedicado a la interpretación de ritmos tropicales, este trabajo musical

lanzado por Discos Fuentes tuvo gran éxito en Barranquilla y Cali, las otras dos

ciudades salseras del país.39

38
“Velvet publica la ‘Salsa ritmo aquí’. Disco bailable del Sexteto Juventud, titulado ‘Guasanco’”, El
Correo, Medellín, 11 de noviembre, 1967, p.11.
39
“La salsa y el boogaloo. Fruto exótico del baile que se impone con el Sexteto Miramar”, El
Correo, Medellín, 30 de junio, 1968, p.3.
179

21

21. Conjunto Miramar, primera orquesta local que grabó en ritmo de Salsa.(El Correo, Medellín,
junio 30, 1968, p.16)
180

Los años sesenta significaron para la juventud medellinense, un mayor

reconocimiento por parte de los productores de bienes de consumo y una

ampliación en lo que se refiere a gustos musicales, el surgimiento de figuras

jóvenes latinoamericanas y más adelante locales, que interpretaban los movidos

ritmos modernos venidos de Estados Unidos, con algunas variaciones al igual que

temas propios, contribuyó a que estos ganaran un espacio dentro del

conglomerado de la música popular escuchada en la ciudad, el cual incluía, entre

otros, música tropical, tango, bolero y bambuco.


181

4. Consumo de psicoactivos entre los jóvenes en la década de 1960

En los años sesenta en Medellín al igual que en el mundo se presentó un

incremento en el consumo de psicoactivos, pero este no estuvo tan relacionado

con experiencias místicas, su uso estuvo más asociado a la lúdica. Pero antes de

abordar el consumo de psicoactivos en Medellín conviene definir cuales son las

sustancias que afectan el Sistema Nervioso Central, dar una clasificación básica

de ellas, así como dar un panorama general de los antecedentes de su consumo

en el mundo.

Pueden establecerse cuatro grupos principales: depresores, estimulantes,

alucinógenos y narcóticos. En primer lugar se encuentran aquellas que tienen un

efecto enlentecedor sobre la actividad nerviosa y disminuyen el ritmo de las

funciones corporales. Entre los depresores más importantes se encuentran el

alcohol y los barbitúricos tipo nembutal, seconal, luminal, ecuamil y librium, cuyo

uso excesivo puede paralizar el cerebro y causar la muerte.

Los estimulantes, excitan la actividad nerviosa e incrementan el ritmo de las

funciones corporales. Aquí encontramos a la cocaína, a la cafeína, a las

anfetaminas y a las “drogas de diseño”, elaboradas clandestinamente para fines

recreativos, como las feniletaminas, las arilhexilaminas y otros.1

Como alucinógenos se conocen aquellos elementos que al ser ingeridos por

los seres humanos trasforman la percepción y evocan imágenes sin entrada

sensorial o alucinaciones. entre los representantes más característicos de este

conjunto se encuentran la cannabis sativa, variedad de cáñamo de cuya


1
Pedro Lorenzo, José María Ladero y otros, Drogodependencias, Madrid, Panamericana, 1998, p.
117.
182

florescencia en las plantas hembras se obtienen la marihuana y el hachís; el ácido

lysérgico doethylamide, LSD, obtenido del cornezuelo del centeno, un hongo

parásito que nace en su flor; y la psilocibina, presente en diversos hongos y

aislada sintéticamente.

Por último, los narcóticos o estupefacientes, producen sopor, relajamiento

muscular y embotamiento de la sensibilidad, sensaciones similares a las de los

depresores. Acá se destacan el opio y sus derivados, morfina, heroína y codeína.

En el siglo XX ante el visible incremento del consumo de sustancias

psicoáctivas y debido a la asociación que a dicho consumo se le hacia con el

delito, muchos países occidentales endurecieron la legislación que regulaba la

distribución y uso de estos. Estados Unidos sobresalió como líder en ese sentido,

en 1909 lanzaron una convocatoria a las principales potencias europeas con

intereses comerciales en el Lejano Oriente, para celebrar una reunión en la ciudad

de Shangai, China. En ese encuentro, conocido como la Comisión del opio de

Shangai, se discutieron aspectos relacionados con el problema causado por el

incremento en el uso de tal estupefaciente, con fines diferentes a los médicos,

inaugurándose así la regulación internacional sobre tráfico y consumo de drogas. 2

Durante la primera mitad del siglo XX, el consumo de drogas en Occidente,

excepto el alcohol y el tabaco, cuya distribución y consumo han sido ampliamente

2
En 1912, se realizó en la ciudad de la Haya, Holanda, la I Convención del Opio, cuyas
reglamentaciones entraron en rigor en febrero de 1915. Desde ese momento quedó establecida la
cooperación internacional en materia de drogas. Los principios allí establecidos, permanecieron
como base en la legislación mundial acerca de drogas sicoactivas, hasta enero y marzo de 1961,
cuando se reúnen en la ciudad de Nueva York, representantes de 74 estados del mundo, para
aprobar la Convención Única Sobre Estupefacientes, la cual sustituyó todos los tratados anteriores,
convirtiéndose en instrumento en materia de legislación respecto a las drogas, modificado en la
ciudad de Ginebra, Suiza, por el Protocolo de modificación, aprobado en 1972. Diego Garcìa
Sayan (ed.), Coca, cocaína y narcotráfico. Lima, Comisión Andina de Juristas, 1989, pp.277-278.
183

aceptados por la sociedad, salvo en el caso de la prohibición de las bebidas

alcohólicas hecho en los Estados Unidos en la década de 1920, estuvo relegado a

subculturas de las diferentes clases sociales y además no estuvo beneficiado con

gran permisividad legal.3

Luego de la Segunda Guerra Mundial, un sector de la generación de jóvenes

occidentales, encontró en el uso de drogas una válvula de escape al

inconformismo y al existencialismo que despertó en ellos la guerra y la situación

resultante de ella. La llamada generación beat en Estados Unidos, desde finales

de los años 1940 y durante toda la década del 50, agrupó artistas, intelectuales,

escritores, recién salidos de la guerra y se desenvolvió en un escenario abierto en

el que la marihuana era un lazo para sentirse unidos espiritualmente, superar el

vacío de la posguerra, aplacar la angustia y la paranoia, provocar el puritanismo

burgués, experimentar artísticamente en el rechazo de la tradición académica,

alzar los velos del yo y de la naturaleza interior.4

En la década de 1960, el consumo de drogas se expandió en entre adultos y

adolescentes occidentales como en ningún otro momento de la historia. La

psicodelia, fue un rasgo de la vida de los jóvenes asociados a la cultura hippie de

estos años. Claro que el aumento en el consumo iba más allá de la

experimentación sicodélica de miles de jóvenes pertenecientes a diferentes

subculturas en el mundo. Estos y la minoría de tradicionales consumidores entre

3
Eric Hobsbawm, “la revolución cultural”, Historia del siglo XX. 1914 – 1991. Barcelona, Critica,
1996, p.335.
4
Mario Maffi, La cultura underground, vol. I, Barcelona, Anagrama, 1975, p.58.
184

los que se encontraban artistas y sectores populares, eran solo el pico de la

montaña.5

4.1. La psicodelia criolla

Medellín también ha tenido un a tradición en cuanto al consumo de sicoactivos, la

cual se remonta a la época prehispánica. En la América precolombina, la

existencia y uso de este tipo de elementos estuvo ampliamente difundido. Una de

las razones que influyeron en esto, fue la gran riqueza en flora psicoactiva, sobre

todo estimulantes y plantas con alto contenido de alcaloides, que existen en el

continente. Otro factor sería la vinculación del consumo de estas con cultos

religiosos.

En las culturas de América Central el uso de entéogenos o “plantas de los

dioses”, como el ololiuhqui, el peyote y los hongos psilocibinos fue ampliamente

difundido. Existen registros que remontan el consumo del peyote entre los

Toltecas y los Chichimecas, por lo menos 1890 años antes de la llegada de los

primeros españoles. Las civilizaciones andinas también hicieron uso de sustancias

alteradoras de la conciencia, como la coca, el yajé, el rapé, el cactus conocido

como San Pedro, solanáceas (como el borrachero, el tabaco y las brugmancias),

la chicha , entre otras; su consumo se extendió desde el actual territorio

5
En la base se encontraban los millones de personas que no podían llevar una vida normal,
dormir bien, despertarse bien, sin la ayuda de las pastillas. Se decía que la dependencia de las
drogas había superado todos los cálculos en la historia de la humanidad, se tomaban píldoras para
animar, para tranquilizar, para ganar peso, para perderlo, para evitar la concepción, para lograrla.
“El mundo alucinante de las drogas”, Cromos, Bogotá, octubre 16, 1967, pp. 17-19.
185

colombiano hasta la Argentina, asociado principalmente a prácticas mágico-

religiosas.6

Con la llegada de los españoles, el tradicional uso de psicoactivos fue

perseguido y castigado, ya que los efectos de estas plantas estuvieron asociados

con cultos paganos y demoníacos. A pesar de esta persecución, su uso no

desapareció, se mimetizó y hizo clandestino, incluso aumentó en algunos casos,

como en el de la coca.7

Posiblemente el cáñamo fue introducido al continente americano por los

españoles durante la primera mitad del siglo XVII. En un principio fue utilizado

para la extracción de fibras que permitieran suministrar aparejos a la Armada

Española. Su cultivo se intentó en los territorios de los actuales países de México,

Colombia, Perú y Chile, siendo únicamente en este último donde prosperaron y se

exportó a España. Con el mismo fin Inglaterra introdujo la planta en sus colonias

de Norteamérica, por esa misma época.8

Según la Historia de la drogadicción en Colombia, durante la primera mitad del

siglo XX las sustancias psicoactivas mas utilizadas en el país, fueron las bebidas

alcohólicas, la cocaína y la marihuana. A medida que fue avanzando el siglo XX, el

consumo de alcohol se siguió considerando como un grave problema social,

debido a que las personas de clase baja, las que se consideraban más

contaminadas con el mal, invertían parte considerable de sus salarios en bebidas

6
Peter Furts, Los alucinógenos y la cultura, México, Fondo de Cultura Económica, 1981, 312 p.
7
Según autores como Mario Arango y Jorge Child, la coca sufrió un aumento considerable en su
consumo luego de la llegada de los españoles, debido posiblemente a la carga de trabajo que fue
impuesta al indígena y al deseo de riqueza de los recién llegados, quienes vieron en la coca un
medio mas para su enriquecimiento. Mario Arango y Jorge Child, Narcotráfico imperio de la
cocaína. Medellín, ed. Percepción, 1984, p. 75.
8
Juan Carlos Leza,”Cannabis. Farmacología”, Drogodependencias, p. 191.
186

alcohólicas, claro que el consumo se daba con regularidad principalmente entre

los hombres de todos los sectores sociales. 9

El discurso prohibicionista estadounidense y europeo se hizo presente en el

país desde principios del siglo XX. Las campañas realizadas en el país y en la

ciudad fueron eco de las que realizaba la liga puritana anti salom en Estados

Unidos, la cruzada moral fue liderada por la iglesia y los sectores más

conservadores de la sociedad, claro que en ese sentido el Estado ha sido

demasiado permisivo y tolerante, al permitir la libre venta, distribución y consumo

del alcohol y el tabaco, que le representa gran cantidad de ganancias, castigando

duramente sustancias menos dañinas al individuo y la sociedad.10

Con el aislamiento sintético y el descubrimiento de compuestos, la química del

siglo XIX aplicó a la medicina moderna el uso de las sustancias psicoáctivas

utilizadas tradicionalmente (La morfina fue aislada en 1806, la codeína en 1832, la

cafeína en 1841, la cocaína en 1859 y la heroína en 1883). El opio y sus

derivados, lo mismo que el cannabis, tienen presencia en Colombia y en Antioquia

desde finales del siglo XIX.11

A partir de las primeras décadas del siglo XX el consumo de marihuana se

comenzó a popularizar en Colombia. Algunos autores aseguran que su ingreso se

9
Augusto Pèrez Gomez (ed.). Historia de la drogadicción en Colombia. Bogotá, Ediciones
Uniandes, Tercer Mundo editores, 1996, p.37
10
Gabriel Jaime Bustamante Ramírez, “Los discursos sobre las drogas sicoactivas emitidos en
Medellín, 1890-1970. Una forma de estigmatización”, monografía de grado en Historia, Universidad
de Antioquia, 2000, pp. 52-53.
11
En las boticas de Medellín podían hallarse en los años 1920 y 1930 los siguientes productos
importados de Alemania, Francia, Estados Unidos y Holanda: Laúdano Sydenham, ampollas de
seconal, Anestesol, Eucodal, clorhidrato de morfina, Polvo Dower, Gotas de Gallard, píldoras de
segona, jarabe de opio, jarabe de morfina, gotas rosadas de Magendie, extracto fluido de cañamo
indio y extractos blandos de beleño y belladona. Bustamante Ramírez, “Los discursos sobre las
drogas sicoactivas emitidos en Medellín, 1890-1970...”, p.94.
187

dio vía Panamá, allí los trabajos de construcción del canal agruparon una fuerza

de trabajo que provenía de todo el Caribe, donde ya existía una tradición del

consumo de hierba. Rápidamente su uso se convirtió en una costumbre entre los

habitantes de las tierras costeras colombianas, siendo estos quienes impulsaron

su difusión al interior del país, donde fue recibida por los habitantes de sectores

populares, reclusos de penitenciarias, así como por algunos intelectuales y

artistas.12

En 1925 el gobierno colombiano a través del Instituto de Fomento Industrial,

inició experimentos con el cultivo de cáñamo, con miras a la obtención de fibras

encaminadas a la industria textil en los departamentos del Tolima y Magdalena,

los cuales tuvieron poco éxito, dos décadas mas tarde, durante el gobierno de

Mariano Ospina Pérez, entre 1946 y 1950, volvieron a intensificarse los cultivos de

cáñamo, se importaron grandes cantidades de semilla, para tratar de suplir la

escasez de materia prima producida por la Segunda Guerra Mundial. La semilla

resulto ser de poca calidad para la producción de fibra, pero bien apetecida para el

consumo.13

A partir de la década de 1940 surgió en Colombia una subcultura asociada al

uso de la marihuana, con tinte de barriada, que encontró su expresión en un

personaje popular: los camajanes. Estos jóvenes no ocultaban el consumo de

12
Anthony Henman, “Marihuana, hongos y yajé”, Mama coca, Bogotá, El Ancora Editores, editorial
Oveja Negra, 1981, pp.235-236.
13
Augusto Perez Gomez. Historia de la drogadicción en Colombia, p.37.
188

hierba, eran enamoradores, vestían vistosas prendas de colores, zapatos

golondrinos, caminaban rítmicamente y hablaban en un argot particular. 14

Comenzando la década del sesenta Medellín aparece como la ciudad del país

donde más se comerciaba y se consumía marihuana. Ésta, al lado de los

barbitúricos tipo seconal eran los más apetecidos por los tradicionales

consumidores locales entre quienes se habían popularizado desde los años

cuarenta. El incremento en su uso se dio especialmente entre jóvenes de todos

los sectores sociales, ya no únicamente entre los marginados y los intelectuales.

Uno de los diarios de la ciudad anunció así este incremento en el número de

consumidores:

“Los agentes de la inspección municipal de policía han estado más activos en la persecución
de los fumadores y traficantes de marihuana y seconal, para con su captura conseguir la
‘limpieza’ de la ciudad que esta atestada en todos sus sectores de elementos indeseables que
no solo se dedican a consumir estupefacientes sino a enviciar a jóvenes de edad que luego
son clientes principales en la compra de esos elementos […] . En esta campaña, toda la
15
ciudadanía esta secundando en forma admirable a los agentes municipales […] .

Hasta 1954 eran pocos los casos registrados en la prensa, de menores que

hubieran fumado marihuana, estos se incrementaron al finalizar esa década y

siguieron creciendo durante la siguiente. En 1963 Antioquia encabezaba las listas

de consumidores de marihuana a nivel nacional con ventas de 7992 onzas por un

valor de más de 227 millones de pesos anuales, seguida de Bogotá donde las

cifras llegaban a 181 millones.16

14
Diego Herrera, “Con la pinta bacána y tal. Génesis y desaparición de los llamados ‘camajanes’
en Medellín, 1950-1970.Inédito, Archivo Grupo de Historia Oral, Departamento de Historia,
Universidad de Antioquia, 2002.
15
“Decomiso de marihuana y seconal con destino al penal de la Ladera”, Sucesos Sensacionales,
Medellín, 9 de Nov. 1962, p. 6.
16
“Quienes son y como actúan los personajes de la marihuana”, El Correo, Medellín, enero 11
1963, p.7.
189

Ante este incremento del consumo, comenzando el decenio se habla en la revista

Cromos, acerca de la necesidad de crear en Medellín un centro de Marihuanos

Anónimos, debido a los peligros que presenta para la sociedad el uso de esta

“yerba maldita”. Según el doctor Guillermo Cano Puerta, químico egresado de la

Universidad de Antioquia y estudioso del tema del consumo y los efectos de la

marihuana: “bajo el efecto de la hierba se puede matar a la esposa, a la madre o

al padre, a los hijos, y llegar al suicidio por los hechos mas frívolos.17

A pesar de que el aumento en el consumo se estaba dando dentro de todos

los sectores sociales, fue en las zonas tradicionalmente señaladas como foco de

perversión donde más se capturaban consumidores y se decomisaba marihuana y

seconal. La Bayadera, Guayaquil, Lovaina, Las Camelias, el Barrio Antioquia,

Aranjúez y Manrique, fueron en ese tiempo lugares bastante visitados por las

autoridades policiales, al igual que la cárcel de la Ladera y el preventorio infantil,

donde también existía un importante comercio.18

En estos barrios el consumo de marihuana entre los jóvenes, incluso en los

niños era amplio. El diario El Colombiano informa sobre esto en 1959:

“Uno de los sectores en donde más se fuma marihuana en Medellín es en el barrio Antioquia
en donde hasta los menores fuman la mencionada yerba. Es tal la situación..., que en cierta
ocasión se capturó a un niño de diez años de edad quien al ser conducido a la inspección del
barrio reconoció ser adicto a la marihuana y pesar de su corta edad encendía cigarrillos con la
mayor naturalidad ....”
19

17
Alberto Yepes, “La yerba maldita avanza”, Cromos, Bogotá, nov.28, 1960, pp.18-20. El doctor
cano Puerta publicó en 1960 un completo análisis titulado “La marihuana y sus peligros”, con el
que fue ganador de un concurso en la Universidad ed Medellín en 1959.
18
“Que es marihuana y cuáles son sus efectos?. La hierba se conoció mil años antes de
Jesucristo”, El Correo, Medellín, 7 de noviembre 1962, p.5.
19
“Carencia total de vigilancia policiva en el Barrio Antioquia”, El Colombiano, Medellín, enero 15
1959, p. 7.
190

En algunos colegios y universidades también se creó un mercado grande en el

que se inducía a los jóvenes a consumir:

“Compañías organizadas con intereses pecuniarios y compañeros viciados son una amenaza
continua para los colegiales, que atraídos por la curiosidad, acceden fácilmente a las primeras
libaciones y después por ser los primeros efectos de la droga de alegría y bienestar, se sienten
20
irresistiblemente atraídos por el cigarrillo o ‘cachiflín’.

La alarma moral frente este fenómeno fue alta, comenzando el decenio había en

la ciudad un estereotipo del marihuanero, creado por autoridades civiles y

religiosas “para que con espíritu de civismo y de mantenimiento de la dignidad

nacional, la ciudadanía se alerte, los padres vigilen a sus hijos, y todos colaboren

con las autoridades para acabar con este flagelo”. En la prensa decían que:

“Los marihuaneros gustan de ropas llamativas, de indumentaria colorista, pantalones


ajustados, chaquetillas o jersey también muy ceñidos, camisas de colorines tropicales pulseras
y colgaduras metálicas, pelo a lo ‘camajan’. Suelen tener los ojos vidriosos, conjuntiva
21
congestionada, párpados rojizos, pupilas dilatadas y con escasa reacción a la luz”.

De todas las sustancias psicoáctivas que se encontraban en el mercado por esa

época, la más atacada y perseguida fue la marihuana, cuyo porte, distribución y

consumo fue duramente sancionado por la justicia y la moral. En la prensa, en la

radio, desde los pulpitos se comenzó a hablar ampliamente de las drogas y de sus

efectos, especialmente de lo que erróneamente llamaban “yerba maldita”, “droga

de asesinos”, que según la creencia generalizada, degeneraba a los hombres

convirtiéndolos en criminales, en pervertidos sexuales y en homicidas:

“el drogado [con marihuana] llora a mares o ríe a carcajadas; se estremece, aúlla o se
revuelca por el suelo; siente un amor desbordante, o al contrario, le invade una verdadera
locura asesina; rebosante de felicidad o descompuestos por la angustia, sucesivamente cubre
de besos frenéticos todo lo que encuentra o busca algo que destruir, algún ser que
22
asesinar[…]”.

20
“Haxixinos asesinos”, Alborada, Medellín, Nº 99, mayo-junio 1961, p.6.
21
“Haxixinos asesinos”, Alborada, p. 8.
22
Kerdeland, Jean (Agencia France Presse), « Los paraísos artificiales », Cromos, Bogotá, enero
11, 1960, pp.20-25.
191

Otras publicaciones afirmaban que:


“Bajo los efectos de la marihuana Muchas ideas de verdadero delirante quedan objetivadas
bajo impulsos agresivos, destructores, homicidas o sexuales, pues el freno inhibidor, la moral y
la conciencia se embotan o desaparecen completamente.... En la esfera sexual se
experimenta una fuerte exaltación que los lleva física y psíquicamente al pecado sexual y a
23
diversos atentados contra personas honradas.”

También circularon en el medio, artículos y otro tipo de publicaciones donde se

daba una visión científica, menos reaccionaria frente al consumo de cannabis,

aunque no en un número tan amplio como las que hablaban mal del consumo de

la marihuana, donde se aclaraban muchos de los falsos mitos que circulaban.

“... Los que hablan de orgías, de escenas depravadas como comunes acompañantes de la
marihuana, son los que no han tenido respecto a ella una experiencia personal. A diferencia de
un cigarrillo común, la marihuana no se fuma constantemente. Lo que hace un fumador
después de un ‘toque’, no es responsabilidad de la yerba: el fumador puede ser un músico, un
ejecutivo de publicidad, un estudiante de teología.... La marihuana no induce a la violencia;
hace descansar al individuo y puede hacer empezar en él una manera de pensar y de percibir,
24
completamente distintas.”

Las sanciones penales a quienes usaban marihuana eran drásticas. Quienes eran

capturados portando o consumiendo hierba en los años sesenta, eran procesados

bajo el numeral 16, artículo 7º del decreto 0014 de 1955, que calificaba como un

estado antisocial el “cultivar, elaborar, usar, negociar o facilitar la hierba, lo mismo

que inducir a otro a cultivarla, elaborarla, usarla, negociarla y facilitarla”.25

Fuertes campañas en contra del creciente uso de estas sustancias se llevaron

a cabo en la ciudad, especialmente a partir de 1964, cuando un importante

cargamento de marihuana fue descubierto en una de las bodegas de carga

pertenecientes a los ferrocarriles nacionales y a un hombre que viajaba en tren se


23
Vicente Serer Vicens, “Violencia y delincuencia juvenil”, p.5.
24
David Salden, “Marihuana un mundo extraño y peligroso”, Cromos, Bogotá, 22 de octubre 1962,
p.13.
25
Aristóbulo Ramírez Bedoya, “El porte de marihuana no estructura estado peligroso sino un
delito”, Alborada, Medellín, Nº 99, mayo-junio 1961, p.26.
192

le decomisaron 25 kilos de la hierba. Se habló de “la guerra contra la marihuana”,

se incrementaron los decomisos, las detenciones y las acciones encaminadas a

terminar con tal problema.26

Por su precio y fácil consecución, la marihuana fue la preferida por los

consumidores sobre otras drogas. Era traída a la ciudad desde varios municipios

del departamento. En esa época fueron descubiertos sembrados en Copacabana,

San Jerónimo, San Vicente, Santo Domingo, Rionegro, Puerto Berrío, Frontino,

Guarne, Betulia, La Unión, El Carmen de Víboral, El Peñol, Pueblo Rico,

Chigorodó, San Pedro, Fredonia, Heliconia y Apartadó.27

Según datos presentados por Humberto Bronx en un texto publicado en la

época acerca de “los males que agobiaban a la juventud local”, la marihuana era

consumida por un 87% de los adictos, seguida de los tranquilizantes tipo valium y

librium con un 30%, de barbitúricos como seconal con un 25%, hongos con un

15%, morfina con un 10%, LSD (que debía ser importado de Estados Unidos), con

el 7%.28

La utilización de tranquilizantes que iba en aumento en el mundo, también

creció en Medellín por esos años. En 1962 se decía que la ciudad se había

“convertido en un foco de pastilleros, de drogómanos y de marihuanos” y que las

pastillas eran las que se habían tomado los altos círculos sociales, haciendo

común el uso del ecuamil, Los meprobramatos, los ataráxicos y el vesparax. 29

26
27
Información recogida en los diarios El Colombiano y El Correo, de la ciudad de Medellín para la
década del sesenta.
28
Humberto Bronx, “Drogas más usadas en Colombia”, Estudios sobre alcoholismo, drogas, sexo
y marihuana, tercera edición, Medellín, Granamerica, 1971, p. 73.
29
“Colombia, país de los drogómanos. La moda de los tranquilizadores”, El Correo, Medellín,
enero 12 1962, p. 5.
193

Pasada la primera mitad de la década, cuando con la psicodelia, los jóvenes

buscaron un autoconocimiento, a través de la utilización de sustancias

alucinógenas naturales, como la marihuana, el hachís, el peyote, los hongos

psilocybinos o el LSD, en la ciudad seguía creciendo el número de consumidores.

Sin embargo este aumento no estuvo ligado a experiencias místicas y creativas,

pues además de los nadaístas no existieron en la ciudad grupos que promovieran

abiertamente su consumo con estos fines. El uso estaba encaminado más hacia la

lúdica y el ocio, especialmente entre jóvenes de todas las clases sociales, como lo

muestra el siguiente aparte:

“En los bajos niveles de la bohemia y en las altas discotecas sicodélicas, en las cárceles y en
las universidades, en los prostíbulos y en los clubes sociales... y hasta en los corredores de los
colegios se toman drogas que incitan a la risa, a los ‘viajes’ imaginativos, pero también a la
30
descomposición moral....”

El consumo de alcohol que aumentó considerablemente en esos años también fue

visto con malos ojos. En el sentir de buena parte de los antioqueños, los

borrachos eran una vergüenza, una carga y una ruina para la sociedad. La

embriaguez era vista como corruptora de las costumbres especialmente si eran

las mujeres las que ponían “en peligro la estabilidad moral de la ciudad”:

“Hoy en día se quiere propagar, sobre todo en las ciudades, el ejemplo de la embriaguez entre
las mujeres de la alta sociedad y aun en todas las clases sociales. En fiestas paganizadas,
como la navidad y en otras circunstancias. El retrato de la mujer moderna es grotesco y
despreciable: Melena corta, pantalón arriba de la rodilla, en lugar de la falda tradicional; uñas
al rojo vivo en las manos y en los pies, cejas destrozadas para reemplazarlas con el carbón
finamente aplicado, cigarrillo en una mano y la copa o la botella en la otra. Así pasan las
noches enteras en los clubes, en casas particulares tomando trago, jugando como cualquier
mocetón disoluto y pecador. Mientras la mujer se mantenga en el lugar que le corresponde, los
pueblos se mantienen también en el camino de la moralidad: Pero cuando la mujer se
contamina y se entrega al torbellino en que se arrastran las gentes degeneradas; los pueblos
decaen, la raza se mengua en su potencia, en su nobleza y en su capacidad y todo está en
31
peligro sobre todo la familia.”

30
Vicente Serer, “Evite que su hijo sea un toxicómano”, Alborada, Medellín, Nº 157, enero- febrero
1971, p. 41.
31
Humberto Bronx, “La embriaguez en la mujer”, Estudios sobre alcoholismo, drogas, sexo y
marihuana, tercera edición, pp.39-40.
194

La sociedad se mostró alarmada ante el incremento en el consumo de

psicoactivos. Estudios científicos y sociales, serios y exagerados, acerca de este

fenómeno, fueron publicados en los diferentes medios escritos, películas de

contenido informativo y preventivo fueron transmitidas en los teatros. En Medellín

circularon por la época textos informativos acerca de la droga escritos por autores

extranjeros como El fenómeno LSD de John Cashman y locales como los Estudios

sobre alcoholismo, drogas, sexo y marihuana, del doctor Humberto Bronx, del cual

se publicaron varias ediciones; también se exhibieron películas donde se trataba el

tema, es el caso de la cinta “LSD Carne de Diablo” donde se abordaba “el

inquietante tema de las drogas malditas” que estaba afectando al mundo. 32

32
John Cashman El fenómeno LSD, primera edición en español, Barcelona, Plaza & Janes, 1971,
185 pp. Publicada originalmente en inglés con el título The LSD Story; Humberto Bronx, Estudios
sobre alcoholismo, drogas, sexo y marihuana, Medellín, tercera edición, Granamerica, 1970, 205
p.; Anuncio publicitario de la película, publicado en el semanario de farándula Pantalla, el jueves 2
de diciembre de 1962, p.7.
195

22

22. En los años sesenta el tema de las drogas saltó a la escena pública, en la imagen se aprecia el
anuncio de la película “LSD carne de diablo”, exhibida en Medellín en 1969.(El Correo, Medellín,
julio 19, 1969, p. 20)

23

23. La marihuana fue la sustancia psicoactiva preferida por los jóvenes en Occidente durante los
años sesenta. En la imagen se aprecia a un joven hippie fumando un enorme “cachaflin”.(Nick
Yapp (comp.), The Hulton Gemí Picture Collection. 1970’s. Décadas del siglo XX, Londres,
Köneman, 1997)
196
197

Asociado al incremento mundial en el consumo de psicoactivos y unido a la visión

empresarial de los antioqueños, en esos años se comenzó a desarrollar lo que en

las décadas siguientes se convertiría en el fenómeno del narcotráfico antioqueño,

iniciado con el tráfico internacional de marihuana colombiana, apetecida en el

mundo por la calidad de sus variedades, punto rojo, Santa Marta gold, mango

viche, la mona de corinto Valle y otras. Desde comienzos de la década se hablaba

de que Colombia era un centro internacional de refinación de estupefacientes,

versión negada por el entonces jefe del DAS, el coronel en retiro Alfonso Rojas

Martínez.33

Las modalidades de tráfico internacional eran increíbles y los diarios las

anunciaban sorprendidos, estas variaban desde lo ingenioso como llevar la

marihuana en maletas de doble fondo o pasar fronteras con humo de marihuana

comprimido en un extinguidor par luego vender sus aspiradas como si fuera una

pipa, hasta lo macabro como el caso de una mujer colombiana detenida en

Caracas cuando trataba de introducir marihuana en el cadáver de un niño en

1967, dos años más tarde se hablaba de que la INTERPOL estaba adelantando

pesquisas en Medellín y Bogotá, par tratar de desmantelar una red de traficantes

de marihuana, de la que ya se habían capturado algunos miembros en Miami,

entre los que se encontraban varios antioqueños, mientras trataban de introducir

marihuana a los Estados Unidos.34

33
“Colombia no es centro de la refinación de estupefacientes”, El Correo, Medellín, diciembre 12
1961, p.7.
34
“Tratan de introducir marihuana dentro del cadáver de un niño”, El Correo, Medellín, junio 26
1967, p.2.; “Tráfico de estupefacientes. INTERPOL adelanta pesquisa sobre marihuana en
Medellín”, El Correo, Medellín, noviembre 2 1969, p. 2.
198

Comenzando la década de 1970, cuando el Festival de Ancón reto la tradición

paisa el consumo de drogas se incrementó en Medellín. En ese multitudinario

evento los jóvenes desfogaron toda su libertad, cantando, amando libremente y

entregándose a la expansión de conciencia, en el capítulo más importante de la

psicodelia criolla hasta entonces. Allí la venta y el consumo de barbitúricos, de

cocaína, de LSD (importado directamente de Estados Unidos), de hongos

alucinógenos conseguidos en el sector o recolectados en Guarne y santa Elena,

así como de cacao sabanero, pero en especial el uso de marihuana, amenizaron

el ambiente prestándose para críticas y comentarios de la sociedad que poco o

nada les importó a los muchachos y muchachas que asistieron al “Woodstock a la

colombiana”.35

Con el festival de Ancón y el tráfico internacional de drogas, se inaugura un

nuevo capitulo en la historia de los psicoactivos en el país. En estos años se abre

un debate inexistente en la década del sesenta, acerca de la legalización de las

drogas y los beneficios económicos y sociales que esto traería, debate que aun no

termina y no terminara mientras en el país todavía se siga pensando como hace

50 años y los moralistas sigan gritando a los cuatro vientos: “¡vade retro haxixinos

asesinos!.

35
Henry Holguín, “Woodstock a la colombiana: marihuana, drogas y música en Ancón”, El Caleño,
Cali, junio 18, 1971; reproducido en Gonzalo Caro y Carlos Bueno Osorio, El festival de Ancón: un
quiebre histórico, Medellín, Lealón, 2001, pp. 77-80.
199

5. La píldora y el amor libre

El sexo, una parte de la vida de los seres humanos considerado como tabú en

tantas épocas de la historia, pasó a un primer plano durante la década de 1960.

Los jóvenes comenzaron a manejar una actitud más abierta frente a las relaciones

interpersonales, incluidas aquellas de tipo sexual y erótico. Los encuentros

amorosos de carácter intimo pasaron de ser un privilegio único de las parejas de

esposos, como pretendía la moral reinante, a convertirse en un derecho sobre el

propio cuerpo, reclamado a gritos por aquellos jóvenes que pretendían amarse

libremente, sin presiones de tipo racial, social, ni sexual.

Estos cambios no se dieron de manera espontánea, fueron el resultado de un

proceso que se comenzó a dar en Occidente a partir de la Revolución Francesa y

la declaración de los derechos humanos, los cuales permitieron un triunfo del

individuo sobre la vida colectiva, donde se comenzó a pregonar la necesidad de

tiempo y espacios para uno mismo, para vestirse a su gusto, ir y venir como uno le

parezca, consumir de acuerdo a las preferencias, frecuentar y amar a quien se

quiere y otras expresiones de las aspiraciones de un derecho a la felicidad que

daba por supuesto la elección del propio destino, legitimado por la democracia y

estimulado por el mercado.1

El sexo era considerado un tabú, existía una barrera que impedía a padres e

hijos hablar de procreación, de relaciones sentimentales, amorosas y sexuales.

Para los chicos la información llegaba por otros medios, especialmente a través de

1
Alain Corbin y Michelle Perrot “Entre bastidores. El secreto del individuo”, Historia de la vida
privada, vol. 8: Sociedad burguesa: aspectos concretos de la vida privada, pp.121-204.
200

sus pares, con quienes intercambiaban sus difusos conocimientos. Las relaciones

afectivas entre hombres y mujeres, estuvieron dotadas de formalismos y

convenciones impuestas por la sociedad. Sus acercamientos iniciales

comenzaban generalmente en los eventos públicos: actos religiosos, de

beneficencia, fiestas y espectáculos. En América Latina, donde la fuerza y el

poder social de la religión católica ha sido indiscutible, por lo común el joven

llegaba a interesarse o a enamorarse de una señorita cuando ella acudía a la

iglesia, cuando iba de paseo o al asistir a los eventos sociales que compartían por

pertenecer a la misma clase social.2

Sin importar que algunos padres o tutores permitieran cierto relajamiento en las

costumbres, al tolerar que sus hijas bailaran o conversaran sin que terceras

personas escucharan, el noviazgo estaba siempre rodeado de obstáculos para

tener un contacto mas intimo. La virginidad femenina era considerada una virtud,

las jóvenes debían cuidarse de no caminar solas con sus pretendientes porque la

opinión de la gente contaba mucho, una buena mujer, la esposa ideal, era aquella

cuya conducta estaba constantemente vigilada por sus padres.3

El matrimonio, ritual por el cual se accedía formalmente a la vida adulta y a los

placeres de la sexualidad, cuando se realizaba de manera tardía, creaba un

dilatado tiempo de libertad sexual, en el pleno momento de maduración de los

instintos y transformaciones sexuales, donde los hombres tenían mas posibilidad

de acción, ya que aunque los defensores de la moral los vigilaban y amonestaban,

2
Raquel Barceló, “El muro del silencio: los jóvenes de la burguesía porfiriana”, Historias de los
jóvenes en México. Su presencia en el siglo XX, p.138.
3
Barceló, “El muro del silencio…”, p.145.
201

el rigor de la acusación y el señalamiento eran mayores si la falla comprobada de

relaciones sexuales prematrimoniales se daba en una mujer. Claro que las

relaciones sexuales antes del matrimonio o por fuera de él, no eran extrañas, así

como tampoco lo eran las uniones libres, especialmente en las clases populares

donde existía una mayor libertad de acción al no tener tan de cerca la vigilancia y

el señalamiento.4

La sociedad occidental formuló normas éticas para regir la vida sexual de los

adolescentes y coartarles sus derechos sexuales, exigiéndoles una castidad

absoluta antes del matrimonio, condenando tanto las relaciones íntimas como la

masturbación. En la práctica, la total continencia casi nunca se produjo entre los

muchachos, siendo mas frecuente entre las mujeres. Desde siempre han existido

varios métodos de obtener complacencia erótica sin correr el riesgo de enfrentarse

a perder la castidad o a un embarazo no planificado, como el coito interrumpido,

que era la técnica mas utilizada, la masturbación recíproca, la felación o coito

bucal, el coito anal, entre otros.5

Durante el siglo XIX la creciente concentración urbana, extendió la formación

de guetos que suscitaban una intensa demanda sexual precoyugal: los obreros,

los militares, los empleados, los estudiantes y los comerciantes, sostuvieron una

presión continua sobre la virtud femenina, aliviada en parte por el amor ilícito,

4
Ana Maria Bidegain, “Control sexual y catolicismo”, Las mujeres en la historia de Colombia, vol 2:
Mujeres y sociedad, pp. 79-85.
5
Wilhelm Reich, “El problema de la pubertad”, La revolución sexual, Barcelona, Planeta de
Agostini, 1985, pp. 105-106.
202

ofrecido en las cada vez más populares casas de tolerancia, prostíbulos y

burdeles.6

En esta centuria la homosexualidad se presenta como una conducta que era

guiada en muchas ocasiones por el azar de los encuentros, acompañada por

prácticas heterosexuales concurrentes. Ante la ley y la sociedad, el homosexual

dejó de ser nada más que un pecador para convertirse también en un enfermo al

que había que curar, con hipnosis, gimnasia, vida al aire libre, castidad o el

recurso de la prostituta.7

En cuanto al terror despertado por las prácticas sexuales solitarias o

masturbación, constituyó un ejemplo de la amplitud de la hipocresía y la doble

moral existentes, el placer solitario femenino era algo intolerable y para el hombre

constituía un secreto absoluto. La vigilancia ante estas prácticas era incumbencia

de los padres, de los sacerdotes y de los médicos.

Para todos hubo un control y una censura social de la sexualidad, dirigida

desde la familia y orientada por las instituciones religiosas y estatales, las cuales

variaban según las costumbres y las leyes de cada país. En aquellos donde

dominaba la religión católica, como en Latinoamérica, su base moral sirvió como

agente persuasivo y vigilante del comportamiento de la juventud y de la clase

obrera en general.

En la nueva centuria, una serie de transformaciones sociales afectaron las

relaciones entre sexos, especialmente en los años de posguerra. Caben


6
Alain Corbin, Michelle Perrot, “Entre bastidores. La relación intima o los placeres del intercambio”,
Historia de la vida privada, vol. 8: Sociedad burguesa: aspectos concretos de la vida privada,
Buenos Aires, Taurus, 1991.
7
A lo largo del siglo XIX, la homosexualidad femenina, se benefició de la complicidad implícita del
hombre. Alain Corbin, Michelle Perrot, “Entre bastidores. La relación intima o los placeres del
intercambio” , Historia de la vida privada, p.288-293.
203

mencionarse, los mayores derechos alcanzados por las mujeres, su mayor acceso

a los espacios sociales, el comienzo de una separación entre sexualidad y

matrimonio, entre procreación y sexualidad, el incremento de relaciones sexuales

antes del matrimonio y por fuera de él y una paulatina sexualización de la

publicidad y los nacientes medios de comunicación.

Los cambios fueron mas visibles en las mujeres, luego de la Primera Guerra

Mundial el nuevo ideal erótico fue el andrógino, las chicas se esforzaban por

parecerse a los chicos lo más posible. A través de imágenes como la flapper

estadounidense o la garçon francesa, con el pelo corto, sombrero cloché faldas en

la rodilla, medias largas, cigarrillos, lápices labiales y baile sensual, se impuso un

impactante modelo de feminismo, que seria imitado por las mujeres de diversas

partes del mundo, como es el caso de las famosas “pelonas” mexicanas. En

cuanto a ellos, se impuso la imagen del dandy con el bigote cuidadosamente

recortado, el traje bien planchado y los modales delicados y afeminados, esto para

los de clase media y alta.8

Las muchachas se liberaron, alcanzando una nueva posición a nivel político,

económico y social; países como Estados Unidos, confirieron por estos años el

derecho al voto a la mujer, permitiendo así su ingreso a la vida política en

cantidades crecientes. Emancipadas, encontraron en el mercado laboral diferentes

actividades en la cuales se podían desempeñar, especialmente las de clase

media, desde el derecho, la medicina, el magisterio o el deporte, hasta otro tipo de

empleos como secretarias, obreras o dependientes en los grandes almacenes.

8
James Laver, “DE 1900 a 1935”, Breve historia del traje y la moda, Madrid, Cátedra, 1990,
pp.234-235; Elsa Muñiz “Los jóvenes elegidos. México en la década de los veinte”, p.171.
204

La mayor independencia económica y política se vio reflejada en los cambios en la

posición social de la mujer. Se les posibilitó más libertad a la hora de elegir sus

compañeros sentimentales y de vivir la sexualidad. El sexo comenzó a ser

abordado con mayor franqueza, entre otras cosas, gracias a la desmitificación

llevada a cabo desde el campo de la sicología por personalidades como Sigmund

Freud y Wilhelm Reich. A propósito de la difusión de estas nuevas concepciones

acerca de la sexualidad anotan los historiadores Tindall y Shi, para el caso de las

ideas freudianas en Estados Unidos: “en 1920, habían empezado a filtrarse al

conocimiento popular, y en la charla social y en la literatura comenzó a hablarse

de libido, inhibiciones, complejo de Edipo, sublimación y represión”.9

Los hombres y las mujeres, a pesar de la pureza, el pudor y el recato, que

exigía la moralidad vigente, se hicieron más francos a la hora de entablar

relaciones afectivas, que para ese momento incluían mayor actividad sexual. Esto

alentado, en parte, por una disminución en los riesgos de contraer enfermedades

de transmisión sexual o enfrentar un embarazo no deseado, gracias a los

avances en la difusión de métodos e información sobre anticoncepción. La

juventud obrera europea de inicios de los años treinta, tal como lo afirma Wilhelm

Reich, estaba “bastante instruida sobre los métodos anticonceptivos, pero hacia

poco uso de sus conocimientos”. Reich ejemplifica la mayor libertad sexual

alcanzada por los muchachos y muchachas de la época, con el caso de un grupo

de jóvenes obreros berlineses amigos suyos:

“Eran sesenta aproximadamente, entre catorce y dieciocho años, más muchachos que
muchachas. También allí la sexualidad era tema constante de conversación; se hablaba en
tono de broma, casi siempre acerca de las relaciones sexuales, a veces de la masturbación.
Se hacían chistes y cuchufletas a costa de uno de los muchachos cuando se le veía salir con
9
Tindall y Shi, “Sociedad y cultura entre las guerras”, Historia de Estados Unidos, p.158.
205

una chica. Gran parte de estos jóvenes tenía relaciones sexuales y cambiaban con frecuencia
de pareja. No se tomaba muy en serio el acto sexual ni surgían conflictos graves, si se
exceptúan algunos casos dramáticos de celos que degeneraban en pugilato. No había jamás
excesos u “orgías” públicas. Las relaciones sexuales tenían lugar sobre todo por la noche, pero
también al aire libre durante salidas diurnas..., el pesario era poco conocido y utilizado. La
práctica más corriente era la interrupción del coito y el condom; pero este último se
10
consideraba como un lujo costoso.”

Pasada la Segunda Guerra, se presentó un nuevo impulso en las intenciones de

las nuevas generaciones de obtener una libertad sexual. A pesar de que se trató

de reincorporar a la mujer a las labores domesticas, la mayor autonomía

alcanzada por esta la hicieron reaccionar y reivindicar su condición. Un mayor

acercamiento e interacción se venia dando entre ambos sexos en diferentes

actividades, laborales, recreativas, políticas, académicas y culturales, esto y otros

aspectos más como el aumentó en el número de uniones libres y la mayor

utilización de anticonceptivos, contribuyeron a que se volviera a hablar de una

“revolución sexual”, como ya se había hecho décadas atrás.

Entre los factores que contribuyeron a fortalecer y a expandir la nueva actitud

frente al sexo en la juventud occidental pueden citarse: la imposición paulatina de

la educación mixta en las escuelas, aspecto que contribuyó a una mayor

interacción social entre hombres y mujeres desde temprana edad; el movimiento

feminista con su insistencia en la igualdad de derechos. La difusión de la píldora

anticonceptiva y de otros métodos que permitieron a las parejas una libertad de

acción sexual mayor, la rápida expansión de esta sensibilidad gracias a la acción

publicitaria de los medios masivos de comunicación como cine, prensa, televisión

10
Wilhem Reich, “El problema de la pubertad”, La revolución sexual, Barcelona, Planeta-Agostini,
1985, p.111.
206

y radio; todo esto en medio del espíritu de libertad de la época que permitía exigir

el poder amar sin prejuicios.11

Esta “revolución sexual”, cuyas protagonistas principales fueron las mujeres,

que comenzaron a darse cuenta de que nada podía ocurrir sobre ellas o sus

cuerpos, sin que estuvieran plenamente de acuerdo, se hizo tangible en gran parte

de la sociedad occidental. En los países industrializados tuvo lugar su génesis.

Suecia, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, vieron como su juventud

enterraba la moral tradicional cargada de prejuicios, e iban imponiendo poco a

poco una nueva, donde lo importante eran el amor y la sensibilidad, no las

pretensiones de una castidad absurda antes del matrimonio.12

Esta moral abierta de los suecos que tanto escandalizó a los occidentales,

permitió entre otras cosas, llevar a cabo estudios médicos pioneros y sin prejuicios

con las minorías sexuales, sugiriéndose adelantados programas para estas. El

siquiatra sueco Lass Ullerstam, autor de un polemizado libro titulado Las minorías

eróticas publicado en 1965, es uno de los pioneros defensores de la diversidad

sexual. Tanto en su libro como en los debates públicos que tanta sensación

causaron en Estocolmo dibujó a grandes rasgos lo que debería ser, a su juicio un

11
Manuel Salvat (dir.), “La revolución sexual”, La protesta juvenil, Barcelona, Salvat Editores, 1973,
pp. 93-96.
12
Suecia país de tradición puritana, es vista por estos años como la meca de la libertad sexual,
debido a su poca censura oficial en materia política o moral, a la libertad que allí tenían las
mujeres, a la bien impartida educación sexual a los niños por parte de las escuelas y sobre todo a
que allí era considerado un derecho sacrosanto de todo ser humano “ el tener relaciones sexuales
con quien se desee, sin tener que soportar los insultos de la sociedad, ni la censura de los
médicos”, según palabras de la escritora sueca Kristina Ahlmark. “Moral en Suecia”. Cromos,
Bogotá, mayo 10 de 1965. pp. 44-45.
207

programa que le permitiera a todas estas minorías satisfacer sus necesidades, sin

vergüenzas ni complejos y sin incurrir en la sanción penal.13

En Occidente como en América Latina, los cambios en la moral fueron también

grandes y notorios. La difusión cada vez mayor de escenas cargadas de sexo en

el cine y la televisión, de artículos con contenidos sexuales cada vez más

explícitos y una publicidad enormemente sensualizada comienzan a hacerse más

comunes. En una época en la que los jóvenes adquirían cada día mayor

protagonismo y la influencia de los medios masivos era mayor cada vez, resultaba

prácticamente imposible para los absortos padres detener el ímpetu de sus hijos,

que exigían más libertad y que poseían una capacidad adquisitiva más amplia que

les permitía una mayor posibilidad de elección y los hacia más independientes. 14

Los medios masivos de comunicación y la industria del entretenimiento fueron

decisivos en la difusión de esta nueva manera de concebir las relaciones

interpersonales. En Hollywood, las actrices se desnudaron hasta la cintura en

importantes películas producidas en el período, como In the heat of the night,

Bonnie and Clyde, The born losers y The penthouse. Además del cine, la
13
El programa incluiría la generalización de la información sexual, la publicación en algunos
periódicos de artículos sobre “perversiones”, la apertura de cinematógrafos especializados, la
creación bajo dirección médica de oficinas y clubes donde podrían armonizar los gustos
complementarios, y por último la creación de clínicas sexuales para los dos sexos donde serían
satisfechos la posible variedad de deseos. Esta organización, según Ullerstam, se limitaría con
todas las garantías sanitarias, “a legalizar lo que ha existido de hecho en numerosos países de
manera improvisada clandestina y artesanal. Aún cuando estas ideas parezcan adelantadas para
la época, debido a la extrema liberación que en materia sexual sugieren, son clara muestra de la
posición pionera sueca en esta nueva etapa del devenir histórico, pues dan cuenta de que es la
tolerancia y no el castigo ni el tabú, mucho menos la hipocresía, los factores que permiten un
mayor desarrollo de la personalidad sexual cualquiera que esta sea. Marcel Bonnefoy. “Un país
puritano donde el sexo no es tema tabú”, Cromos, Bogotá, mayo 2, 1966, p. 42-44.
14
Esta mayor capacidad adquisitiva es señalada en la época como uno de los detonantes de la
libertad sexual: “el dinero les permite liberarse más pronto de la tutela de los padres. Partir solos en
la época de las vacaciones de invierno, de semana santa o de verano. Estos son justamente los
períodos de mayor libertad sexual entre los estudiantes”, anotaba un artículo sobre la libertad
sexual y el amor en Francia, Minga St Pierre. “Libertad sexual y el amor en Francia”, Cromos,
Bogotá. Agosto 22, 1966. pp. 19-21.
208

literatura, la música y la televisión revelan estos cambios, títulos como valley of the

doils, The adventures y The exhibitionist abordan temáticas antes consideradas

pornográficas.15

Ni la iglesia ni el estado podían impedir que la sociedad se liberara cada día

más. La destrucción de los tabúes sobre el lenguaje, la moda y las formas en

general formaban parte de una desintegración del concepto de moral en

Occidente. Los cambios eran tan notables que no era raro que en 1965 en

Estados Unidos, una madre preocupada llevara a su joven hija de 15 o 16 años a

un médico para que le adaptaran un diafragma anticonceptivo, situación

impensable solo unos años atrás.16

Una de las mayores manifestaciones juveniles de la ruptura con las tradiciones

morales de las generaciones que les precedieron, fue la tendencia al unisexo o a

una integración de los sexos, manifestada en cierta homogeneidad en los vestidos

y en los hábitos, jeans, cabello largo o al rape para ambos sexos, así como

actitudes similares frente a situaciones cotidianas y el compartir con los hombres

espacios reservados anteriormente de manera exclusiva para ellos, hicieron que

se hablara de una feminización masculina y de una masculinización femenina que

estaba atacando a buena parte de la juventud mundial.17

Esta nueva actitud general de los jóvenes occidentales no dejó de alarmar a

los conservadores y moralistas que veían como las antiguas normas eran pasadas

por encima. En una época de viajes espaciales, de energía nuclear y de familias

15
“Recato y Prejuicios comienzan a desaparecer”, Cromos, Bogotá, junio 3, 1968, pp. 22-28.
16
“Los jóvenes una generación de peligro”, Cromos, Bogotá, dic. 2, 1963, pp. 10-12, versión
especial para Cromos de un artículo publicado por la revista Look en mayo del mismo año.
17
“La crisis de la masculinidad”, Cromos, Bogotá, noviembre 10, 1969, pp.76-77.
209

desunidas, la pauta de la moral estaba cambiando tan rápido, que se estaba

asistiendo a “la muerte de la moral tradicional”. Haciendo referencia a dicha

situación un artículo publicado en la revista Cromos anuncia:

“Ninguna autoridad rige nuestra conducta. Ninguna iglesia dicta leyes morales para todos; ni
costumbres tribales, ni prohibiciones definen los límites de nuestra inmoralidad. Podemos tener
escrúpulos en las relaciones sexuales o tenerlas libremente... Hemos caído en una atmósfera
18
social de intereses económicos predominantes, de obsesiones sexuales.”

La apertura y la franqueza con que los jóvenes occidentales estaban enfrentando

la sexualidad, pronto se vio reflejada en el país. Los matrimonios entre jóvenes

que habían sido algo relativamente común en el país, especialmente en las clases

populares, se comenzaron a incrementar en todos los sectores sociales. Según la

percepción de los contemporáneos:

“con inquietante frecuencia se presentan en todas las capas sociales matrimonios prematuros.
Muchachos sin madurez afectiva, sin definir su situación económica, irresponsables y hasta
dipsómanos, ociosos, belicosos, contraen matrimonio con muchachas apenas comenzando a
vivir”.

Durante estos años hubo también un aumento en las relaciones prematrimoniales,

lo mismo que en las extraconyugales, tanto entre jóvenes como entre adultos, de

ambos sexos. En la Medellín los tradicionalistas señalaron como una de las

causas de dicho aumento, la “multiplicación de heladerías, estaderos, grilles,

discotecas” y a “las numerosas casas de cita de toda clase, en todas partes y de

todos los precios” que proliferaron en Lovaina, Guayaquil, Las Camelias, El Barrio

Antioquia y otras de las zonas señaladas como de perdición.19

Fueron las mujeres las que más expresaron estos cambios. Ellas comenzaron

mostrar más libertad de decisión sobre sus cuerpos, a salir a divertirse solas con

18
“En USA la moral hace crisis”, Cromos, Bogotá, diciembre 9, 1963, p. 22.
19
Humberto Bronx, “Relaciones prematrimoniales”, Alborada, p.141.
210

mayor frecuencia, a tener relaciones sexuales prematrimoniales, a decidir la pareja

que deseaban, a elegir cuando ser madres, todo gracias a la nueva posición que

habían alcanzado y a los derechos logrados. Esta nueva actitud femenina no fue

vista con buenos ojos por todos, no faltaron quienes las tacharon de libertinas y

las acusaron de ceder a las “modernas exigencias”.20

Las píldoras y demás métodos anticonceptivos popularizados en el mundo al

calor de las teorías neomaltusianas sobre el crecimiento poblacional y el control de

la natalidad, generaron un fuerte debate en Colombia, debido a la fuerte tradición

católica, que no toleraba desligar sexualidad de matrimonio y de procreación. Las

píldoras anovulatorias que separarían para siempre sexo de procreación, tuvieron

gran acogida en el país, inicialmente con mayor fuerza entre mujeres de clase

media y alta. En este sentido fueron de gran importancia los programas de

Profamilia y del ICBF, instituciones creadas en 1965 y 1968 respectivamente. De

acuerdo a cifras publicadas en la época, en 1966 más de 400 mil mujeres en el

país tomaban este tipo de medicamento, convirtiéndolo en el método más utilizado

después del método del ritmo, recomendado por la iglesia. El aborto ilegal y el

infanticidio fueron la manera más común por medio de las cuales las mujeres de

escasos recursos controlaron su natalidad.21

Uno de los aspectos de la vida cotidiana en que más se reflejaron los cambios

fue en la moda. Ahora las mujeres llevaban poca ropa, en las playas, balnearios y

piscinas, se veían los diminutos bikinis, en lugar de los complicados trajes de baño

20
Humberto Bronx, “La embriaguez en la mujer”, Estudios sobre alcoholismo sexo y marihuana, p.
40.
21
Jaime Nieto Bernal, “400.000 mujeres toman cada mes píldoras anticonceptivas en Colombia”,
Cromos, Bogotá, febrero 27, 1967, p.5; Guillermo López Escobar, “El aborto y el infanticidio”,
Cromos, Bogotá, marzo 6, 1967, p.15.
211

tradicionales, la falda ya ya, la minifalda y los pantaloncitos calientes, dejaron ver

sus piernas, como nunca lo habían hecho.


212

24 25

24 y 25. La moda fue uno de los aspectos que más reflejó la nueva actitud frente al sexo en
Medellín, especialmente en las mujeres. Primero la minifalda y luego los pantaloncitos calientes
dejaron a la vista las piernas femeninas. (Fotos El Correo)
213

La tendencia al unisexo también se hizo presente en la ciudad, siguiendo los

patrones importados de Estados Unidos y de Europa. Entre las características de

la feminización masculina y de la masculinización femenina se señalaban:

“las vestimentas del hombre como las camisas de nylon, chaquetas de fantasía, pantalones de
terciopelo, ‘pull overs’ floreados, colores cálidos, estrechez en sus atuendos...; los
horóscopos y las revistas de fantasía no faltan como tampoco las fotos de los ‘adorados’
artistas del mismo sexo. Simultáneamente la mujer lleva el pelo corto mientras el hombre se lo
deja crecer, simplifica su silueta mientras el hombre se la complica; los zapatos y las fantasías
22
como la generalidad de la ropa tiende a indiferenciarse entre ambos sexos.”

La homosexualidad comenzó a ser tratada más abiertamente en los medios de

comunicación del país. En la prensa escrita circularon artículos sobre dicha

temática en los que se abordaban las que se consideraban como causa de ello.

En las salas de cine locales fueron presentadas películas donde se abordaba la

temática, esto con intención informativa. En 1964, se presentó la película

estadounidense “El Tercer Sexo”, un año más tarde se exhibió la cinta “Invertidos

Travestismo”, filme que fue presentado en tandas separadas para hombres y

mujeres en los teatros Rivoli y Alameda, debido a “lo delicado de su tema”. 23

No obstante, los homosexuales siguieron siendo vistos como pervertidos,

enfermos y delincuentes que debían buscar tratamiento y ser castigados por sus

actitudes, siendo objeto de burlas y atropellos e irrespetándoles sus espacios,

Esta opción sexual no era bien vista como una opción de vida fueron perseguidos

y señalados, los centros que tenían para sus reuniones fueron clausurados.24

22
“Feminización masculina y masculinización femenina”, Alborada, Medellín, Nº 117, mayo-junio,
1964, p.184.
23
Información recolectada en prensa de la época
24
Como sucedió en abril de 1962, cuando fueron detenidas 21 personas en un local que
funcionaba como café ubicado en Ayacucho con Junín, donde “se logró sorprender a los asistentes
en actitudes que permitieron su retención por varios días” “Centro de homosexuales fue
descubierto por la policía”, El Correo, Medellín, abril 17, 1962, p.7.
214

El cine abordó ampliamente la temática del sexo y de la nueva vivencia de la

sexualidad entre los jóvenes, esto a pesar de la censura existente. Durante los

años sesenta en los cines de la ciudad se vieron películas que abordaban estos

temas de diversas maneras, desde aquellas preocupadas por únicamente por

comercializar, hasta las que tenían un contenido netamente informativo tratado

con la mayor delicadeza. De los títulos presentados en la ciudad cabe resaltar

“Amor Prohibido”, “Tumulto de Pasiones” y las demás películas de Briggite Bardot;

“La Vida Intima de Adán y Eva”, “Los Amores de Lola Montes”; “Lolita”; “Las

Menores de Edad”, alemana; “La Isla de los Amores Prohibidos”, “Operación

Bikini”; “Pasión de Adolescentes”, “Divorcio a la Italiana”, con Marcelo Matroiani;

“Corrupción de Menores”, “Estreap Tease”, “El Despertar del Sexo” y “Helga”, cinta

alemana con un claro contenido informativo acerca de la educación sexual en los

adolescentes.25

25
Otros títulos más sugestivos como “Sexo a la siciliana”, “Las venus prohibidas” y algunos más,
clasificados para mayores de 21 años según la censura existente, fueron presentados en la ciudad,
principalmente en teatros como el Sinfonía, el Bolivia y el Aladino, que para la época se
comenzaban a perfilar como las primeras salas x de la ciudad.
215

26 27

26 y 27. Afiches publicitarios de dos de las películas con una buena carga de contenido erótico que
se comenzaron a popularizar en la ciudad a partir de la década del sesenta.(Fotos El Correo)
216

Las letras de las canciones que escuchaban los jóvenes en la ciudad, no tenían

una temática relacionada ampliamente con el sexo, pero la manera como los

muchachos y las muchachas los bailaban si fueron motivo de critica y de censura:

“conocemos de memoria la secuencia de los bailes juveniles que se

complementan con el licor, se excitan con la embriaguez y se llevan a término casi

siempre dentro de un disimulado o manifiesto ámbito sexual.”26

Entre las consecuencias señaladas de esta “explosión sexual” se encuentran

según publicaciones de la época: aumento en los nacimientos ilegítimos, en las

madres solteras, en los abortos clandestinos, en las enfermedades venéreas, en

los crímenes pasionales y en los relacionados con el sexo como violaciones y

mayor numero de matrimonios desechos.27

La nueva forma en que los jóvenes estaban tratando los asuntos relacionados

con el sexo fueron criticados por los defensores de la moral, que hablaban de

libertinaje y de actitudes aberrantes, oponiéndose rotundamente a la práctica del

amor libre y acusando a los medios de pornográficos por la liberalidad de lo que

publicaban. En un artículo de la revista Alborada, finalizando la década se puede

apreciar esta actitud reaccionaria:

“La felicidad antes era colocada en un lugar de preferencia en la escala de los valores del
hombre común. Pero la marcha de un progreso y de una libertad mal entendidos han permitido
la introducción en algunos países que se dicen muy adelantados la práctica del llamado ‘amor
libre’, práctica que con el tiempo ha traído una notable degeneración en las costumbres y otros
28
efectos de orden moral y social....”

Medios de comunicación como el cine y la prensa también son criticados:


26
Francisco Bernal “La educación de la juventud está en crisis por fallas en el ambiente social”,
Alborada, Medellín, Nº 126, noviembre-diciembre, 1965, p.417.
27
El 30 de julio de 1969 se anuncia en la página 17 del diario El Correo, que en la ciudad se
descubrían mensualmente 200 casos de sífilis y 800 de gonorrea y que la cifra continuaba
aumentando.
28
“Lo que es y lo que debe ser la fidelidad conyugal”, Alborada, Medellín, Nº 156, noviembre-
diciembre, 1970, pp.450-451.
217

“Debe seguir empleándose el cine como uno de los mejores medios para impartir una cultura
general que de otro modo nunca podría conseguirse. Pero nadie puede negar que las
empresas cinematográficas vienen explotando de manera indebida el factor sexo como
argumento o centro de interés de muchas películas de gran taquilla, a cuya exhibición acude
29
toda clase de públicos....”

La misma publicación hace más adelante un llamado de atención a padres

educadores y sacerdotes para que reorienten a los jóvenes y les impartan una

mejor educación sexual que permitiera reconciliar matrimonio y sexo en el mundo

moderno, esta debía partir desde el hogar y ser reforzada en los centros

educativos:

“Surge como amonestación a los padres y educadores que formen sexualmente a la juventud;
que hablen con claridad y enseñen cuanto es urgente saber para caminar con seguridad en la
escarpada senda de la sexualidad y el amor,. Que sepan reprimir al principio, cuando es fácil a
la adolescente cuyo novio la visita con frecuencia para mantener solo relaciones de amistad,
30
de pocas visitas y sin ninguna salida a solas con el muchacho.”

El festival de Ancón con sus escenas de mujeres y hombres desnudos

purificándose en las aguas del río, con jovencitas andando en minifalda y

pantaloncitos calientes, con una mayor interacción sexual entre la juventud

dejarían claro que las cosas estaban cambiando y que ahora las nuevas

generaciones no estaban dispuestas a que la familia y la sociedad les dijera que

hacer, con quien tratar y como llevar a cabo sus relaciones sentimentales y

sexuales.

29
“Lo que es y lo que debe ser la fidelidad conyugal”, p.452.
30
Humberto Bronx, “Relaciones pre-matrimoniales”, Alborada, Medellín, Nº 158, marzo-abril 1971,
p.142.
218

6. Los hippies locales

Luego de su nacimiento en San Francisco, California en 1966, el movimiento

hippie se extendió por el mundo y pronto llegó a los países latinoamericanos. En

las principales ciudades surgieron manifestaciones locales de los “hijos de las

flores”, influenciados principalmente por lo que veían a través de las informaciones

que presentaban los diarios y de algunas películas donde se hablaba de estos

controvertidos personajes.

En Colombia al principio se trató de una moda, de una imitación local a lo que

sucedía con los jóvenes mundiales. Posiblemente las manifestaciones iniciales del

movimiento se presentaron en Bogotá, donde para 1967 ya se podían ver algunos

chicos y chicas vestidas coloridamente, transitando por las calles. Un año más

tarde ya se anunciaba su presencia en Medellín siendo en los sectores pudientes

de la sociedad, donde se dieron las primeras manifestaciones, con la realización

de fiestas hippies anunciadas en la prensa, donde los atuendos y la música que

caracterizaba a estos se hicieron presentes como artículos exóticos.17

Los representantes nacionales del hipismo, encontraron lugares para instalarse

dentro de las ciudades, al estilo del barrio de Haigt Ashbury, en San Francisco. En

Bogotá lo hicieron principalmente a lo largo de la carrera 13, desde Teusaquillo

hasta la 72; en la calle 60, en Chapinero disponían de un pasaje con varia tiendas

donde vendían ropa, discos y artículos juveniles, en una publicación de la época

encontramos un pequeño acercamiento a lo que era el lugar:

17
“Fiesta hippi[sic] hubo el sábado en la finca de don Sergio Uribe y señora”, El Correo, Medellín,
abril 3, 1968, p.17.
219

“Todo esta adornado con desorden: serpentinas, cuadros afiches, frases antitodo, luces
combinadas. Se ve colorido: Entran y salen con guitarras, discos, instrumentos musicales.
Están alegres pendientes del próximo ‘Concierto Rock-urbano’. Se nota un ambiente distinto a
18
cualquier reunión de la sociedad.”

En Medellín los hippies se asentaron especialmente en el parque de Bolívar y en

la carrera Junín, cerca al cruce con la Playa. La Caverna de Carolo, celebre hippie

criollo organizador del Festival de Ancón, ubicada en el pasaje comercial Junín,

fue otro de los espacios preferidos, en ese lugar decorado al estilo sicodélico con

variados colores, afiches y otros símbolos hippies, se podía encontrar ropa y otros

artículos y asistir a las tertulias y conferencias que se organizaban en las noches,

donde se hablaba sobre música, sobre extraterrestres, parasicología y otros

asuntos relacionados con la “nueva era”.19

Contrario a lo que sucedió con sus similares en otras partes del mundo, la gran

mayoría de los hippies criollos no se abandonaron totalmente al consumo de

drogas, al amor libre, al vagabundeo o a la vida en comunas. Para ellos el

hippismo se constituyó más en una actividad de fin de semana, es decir que no se

presentaron como una propuesta contracultural, sino más bien como una

subcultura que se manifestó básicamente en las urbes. Una de las actividades

más comunes de nuestros hippies era organizar excursiones y salidas las

montañas y municipios cercanos, para disfrutar de la naturaleza y poder dar rienda

suelta a su expresiones de amor libre y consumo de drogas.

Aquellos que quisieron participar totalmente del movimiento, abandonaron sus

hogares con la intención de entregarse a una vida que consideraban llena de

18
Isidoro Gómez, “Los hippies de la 60”, Alborada, Medellín, Nº 153, mayo-junio, 1970, p.174.
19
Carlos Bueno, “La conspiración de Ancón”, El Festival de Ancón un quiebre histórico, Medellín,
Lealón, 2001, p.25.
220

aventuras y de sexo en abundancia, siendo víctimas en ocasiones de personas

inescrupulosas que los engañaban con mentiras y terminaban enredándolos en

redes de prostitución y trata de personas a nivel nacional e internacional, como la

que fue descubierta en la ciudad, donde bajo la fachada de un supuesto club de

hippies, se engañaba a los jóvenes prometiéndoles nuevas emociones para

enviarlos a otros lugares del país, incluso a otros países como Venezuela y

Panamá donde eran obligados a ejercer la prostitución.20

Al abordar la temática hippie es indispensable hablar del consumo de drogas.

El alto uso de psicoactivos fue uno de los medios que utilizaron para alcanzar su

liberación individual. Entre las sustancias mas consumidas por nuestros “jóvenes

de las flores” se encuentra en primer lugar la marihuana, seguida de otros

alucinógenos como hongos, cacao sabanero y en menor medida, enteogenos

como rapé y yagé de gran tradición entre nuestras culturas aborígenes. El LSD fue

un producto exótico consumido solo por unos pocos pues debía ser importado

desde Estados Unidos o Europa.

Los hippies locales proclamaron su derecho a amarse libremente y a disponer

sobre su propio cuerpo, alentados por la proliferación de los anticonceptivos y los

medios de comunicación. Aquí fueron un poco más conservadores y no

aparecieron matrimonios en grupos, ni fueron populares los intercambios de

parejas y mucho menos existieron comunas homosexuales, a lo que más se llegó

fue a la unión libre y al desnudo público.

La música fue un distintivo de esa juventud, entre sus ídolos se encontraban

diversos artistas internacionales y del país entre los que cabe mencionar a Jimy

20
“Envío de menores a otras ciudades fue descubierto”, El Correo, Medellín, julio 7, 1968, p.8.
221

Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Brian Jones, Bob Dylan, quien gracias a su

canción titulada “Los tiempos están cambiando” se popularizó entre los hippies de

todo el mundo, los Beatles, Frank Zappa, Led Zeppelín, los Rolling Stones, Camilo

Sesto, Palito Ortega, Sandro, Leo Dan, entre los extranjeros, Ana y Jaime y

Pablus Gallinazo, en el ámbito nacional.21

La capacidad plástica y artística de estos muchachos y muchachas tuvo su

expresión en la música, la moda, el teatro y otras manifestaciones, muchos de

ellos tocaban guitarra o flauta, acompañados de la voz de uno de sus compañeros

y no faltaron los poetas. En los lugares donde los hippies tuvieron mayor acogida,

fueron instalados almacenes donde se tenían pequeños talleres en los que se

fabricaban sandalias, sombreros campechanos de cuero, bolsos, chalecos, aretes

de cobre y otras manualidades, lo mismo que afiches con imágenes de sus ídolos

internacionales y nacionales, lo mismo que de mujeres en topples; por ese estilo

surgieron lugares como el Escarabajo Dorado, ubicado en el pasaje comercial

ubicado en la calle 60 en Bogotá y la Caverna de Carolo en el pasaje Junín en

Medellín.

El misticismo, característica fundamental de la filosofía hippie, fue retomada

por nuestros representantes de elementos presentes en las culturas

precolombinas del país, como la toma de chicha y de yagé, además recibiendo las

enseñanzas de los escasos gurus que visitaron el país por esos años, que de

paso sea dicho recibieron una buena acogida, uno de ellos, el “Principe Tulan”,

gozó de enorme fama y prestigio en la capital allí instaló su consultorio y dirigió su

21
Jorge Lozano Rojas, “De Chapinero rockero hacia Ancón”, ”, El Festival de Ancón un quiebre
histórico, p. 184.
222

propio programa radial llamado “El tribunal de la vida” que era transmitido de lunes

a sábado, en la mañana y en la tarde a través de Radio Modelo.22

En julio de 1969, estuvo de visita en Medellín un maestro místico, causando

admiración y curiosidad entre los que asistieron a las conferencias gratuitas que

realizó en el auditorio 301 de la Universidad de Medellín. En entrevista concedida

a uno de los diarios de la ciudad el swami guru Devanand Maharaj, aseguraba

haber nacido en Trinidad y haber sido educado en los “altos Himalayas” y que

esperaba a través de sus charlas, “enseñar a vivir mejor por medio de la paz y la

armonía”.23

En cuanto a la vida en grupo, en el país existieron algunas comunas hippies

autosostenibles, como las creadas en Estados Unidos. En ellas se hablaba de

mística, se comían vegetales cultivados por ellos mismos en sus propias huertas,

se practicaba el amor libre y se consumían alucinógenos. Estuvieron ubicadas en

el municipio de San Agustín, en el departamento del Huila, en las islas de San

Andrés y en la Sierra Nevada de Santa Marta.24

El aspecto hippie también caló entre un sector de la juventud colombiana. La

moda incluía para los hombres: el infaltable cabello largo y barbas para muchos

de ellos, sandalias o botas, jeans desflecados o adornados con alguna figura en

los bolsillos o en las botas, camisas coloridas, chalecos y sombreros. En las

chicas era común ver vestidos vaporosos con motivos hindúes, sandalias y riatas

22
“Trasládese a la India milenaria, conozca la verdad y los secretos yogas”, era una de las frases
con que se anunciaba el consultorio del “Príncipe Tulan” y su programa radial, en un aviso
publicado por la revista Cromos de Bogotá el 7 de marzo de 1969, pagina 37.
23
“Un maestro yoga en Medellín. Devanand Maharaj dictara una serie de conferencias”, El Correo,
Medellín, julio 30, 1969, p.14.
24
Juan José García Posada, “Sed, hambre y pantano en festival de Ancón”, El Colombiano,
Medellín, junio 20 1971, publicado en Gonzalo Caro y Carlos Bueno, El Festival de Ancón un
quiebre histórico, p.66-67.
223

indígenas para la frente con el símbolo de paz o la bandera del país dibujada.

Tanto hombres como mujeres llevaban entre sus accesorios collares, aretes y

botones para prender en la ropa, en ellos se podían leer simpáticas frases como:

“un buen cigarrillo no se vende en la tienda”, “mala hierba nunca huele”, “Vietnam

está en el corazón de América Latina”, “Al Nadaísmo: semilla del hipismo criollo”,

“si no te hallas invéntate”, entre otras.25

La difusión del movimiento hippie colombiano, de sus ideas y forma de ver el

mundo, la hicieron a través de su versión de la prensa underground

estadounidense. En Colombia existieron algunas publicaciones donde los hippies

se expresaron, de todas ellas, quizás la más reconocida y recordada es la revista

Olvídate.

Si los hippies estadounidenses heredaron de la generación beat toda su

inconformidad, los locales lo hicieron de los nadaístas. El nadaísta Jaime Jaramillo

Escobar dio su opinión acerca de los hippies en 1970:

“... Los hippies son los nuevos místicos de esta era, los santos de los últimos días, y en su
larga cabellera pacífica y en sus guitarras hay una profecía que se va cumpliendo a medida
que se anuncia.... Los nadaístas no atacaremos la nueva generación en la misma forma
26
como fuimos atacados nosotros....”

En el aspecto político, los hippies locales se identificaron con sus similares

norteamericanos. Según afirmó un hippie bogotano por esos años, su misión era

“humanizar a los hombres, ser libres y luchar pacíficamente contra la política y las

formas sociales. Estuvieron comprometidos socialmente con los menos

25
Jorge Lozano Rojas, “De Chapinero rockero hacia Ancón”, El Festival de Ancón un quiebre
histórico, p. 183.
26
Jaime Jaramillo Escobar, “Por qué dios adora a los hippies”, Nadaísmo 70, Medellín, Tercer
Mundo, 1970.
224

favorecidos, en Medellín por ejemplo repartían mercados en los barrios populares

con el dinero que obtenían en los eventos que organizaban.27

6.1. Un reto a la tradición: el Festival de Ancón

Los días 18, 19 y 20 de junio de 1971, se realizó el Festival de Música de Ancón,

en el recién creado parque municipal de Ancón, perteneciente a la ciudad de

Medellín pero ubicado en jurisdicción del municipio de la Estrella. El evento partió

en dos la historia de la juventud en el país y se convirtió en símbolo de esa

generación. Por primera vez los jóvenes se pudieron expresar libremente y ser

ellos sin censura de ninguna clase, tres días de música, naturaleza, paz, amor

libre y marihuana.

Son muchos los antecedentes internacionales de este gran encuentro juvenil:

el festival de Woodstock, el festival de la isla de Wight, el de Altamont. A nivel

nacional pueden citarse los conciertos que se realizaron durante los primeros

meses de 1971, en Lijacá, al norte de Bogotá, en ellos se presentaron las escasas

bandas de rock que componían la escena musical de la capital del país en ese

momento. En Medellín, los antecedentes inmediatos fueron los conciertos Milos a

go-gó, realizados en 1966 y 1967, censurados fuertemente por la Iglesia.28

El hecho de que el festival hubiera sido realizado por jóvenes pensando en

jóvenes le dio un toque especial, pues lo alejaba de las pretensiones comerciales

27
Elkin Mesa, “Carolo, el hippie que ha tumbado dos alcaldes”, Cromos, Bogotá, Agosto 18, 1971,
pp.24-27.
28
Por esta razón no se dieron más autorizaciones para realizar eventos en el coliseo y el festival
de Ancón debió realizarse en ese lugar.
225

con que la empresa privada y los publicistas habían realizado eventos para la

juventud. Los organizadores de este encuentro musical fueron Gonzalo Caro

“carolo”, quien entonces tenía 22 años y Humberto Caballero de 20; en él

participaron 5 grupos que con diferentes atuendos y nombres improvisados se

convirtieron en 23, Los Monstruos, Generación de paz, Los Flippers, La Gran

sociedad del estado, la Banda del marciano, Stone Free, Fraternidad, y otros

singulares nombres aparecieron en escena interpretando temas que por lo general

fueron improvisados en el acto.29

El costo de la boleta de ingreso fue de 13 pesos con 20 centavos, claro que el

que no tuviera dinero simplemente no pagaba, cerca de diez mil personas

disfrutaron del evento, aunque posteriormente se llegó a hablar de más de cien mil

asistentes. La lluvia estuvo presente los tres días que duro el festival y solo un

pequeño puesto de comidas y unas carpas de la Cruz Roja establecidas allí como

puesto de socorro equipado con drogas contra la intoxicación, comprendieron la

logística del festival.30

La autorización para que este evento se llevara a cabo fue dada por el alcalde

Álvaro Villegas Moreno, de filiación conservadora, quien lo inauguró

personalmente en compañía de su esposa e hijos. Este joven ingeniero de 35

años, afirmó que lo había autorizado debido a que “en todos los países del mundo

se da permiso a los jóvenes para que realicen esta clase de festivales... Ni en

29
Gonzalo Caro y Carlos Bueno en su libro, ”, El Festival de Ancón un quiebre histórico, cuyas dos
primera ediciones fueron puestas en el mercado en 2001, ofrecen una buena recopilación
documental de artículos publicados en la época sobre el festival, lo mismo que textos escritos
exclusivamente para ese libro por personas que participaron en el festival, esta obra se constituye
en el acercamiento más veraz a lo que el festival fue y a su significado en la sociedad colombiana.
30
Germán Castro Caicedo, “Purificadora peregrinación al Ancón”, El Tiempo, Bogotá, junio 18,
1971, reproducido en El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp. 57-60.
226

Medellín ni en Colombia entera hay un solo joven que no le guste la música rock”,

decía además que fue autorizada su realización al igual que se había dado

permiso para realizar un evento de tango, que por esos días estaba próximo a

realizarse. El director de la Oficina de Recreación y Cultura de la ciudad, el

economista de 24 años Alejandro Duque, decía: “no podemos seguir siendo una

ínsula, apartados de toda clase de movimientos que debemos aceptar”. La actitud

abierta a los cambios y tolerante con la juventud del alcalde y su joven

administración, les costó la perdida del cargo poco tiempo después.31

Este gran encuentro reunió a jóvenes de varias ciudades del país dándole un

carácter nacional, una integración nunca antes ocurrida , llegaron jóvenes de Cali,

Bogotá, Pereira y otras partes, incluso atrajo la visita de algunos viajeros hippies

estadounidenses y canadienses. Los grupos musicales, los hippies y la delegación

caleña, compuesta por una variada agrupación de profesionales estudiantes y

periodistas, llegaron a Medellín en dos buses y un camión adornados para la

ocasión.32

A Bogotá llegaron volantes de invitación, que según Jorge Lozano Rojas, uno

de los asistentes capitalinos, decían más o menos así: “Festival de Rock en

Ancón/ Cerca de Medallo y lejos de casa/ 3 increíbles días con música y sueños/

Sintonízate y véngasesic. pilísimo con su tribu o combo sonoro/ Te esperamos

puesss/”, enseguida muchos jóvenes capitalinos entre los que se encontraban

varios hippies y estudiantes universitarios organizaron excursiones o se vinieron

31
Germán Castro Caicedo, “El festival hippie: reto a la tradición”, El tiempo, Bogotá, junio 18 1971,
en El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp. 47-50.
32
Henry Holguín, “Woodstock a la colombiana: marihuana, drogas y música en Ancón”, El Caleño,
Cali, junio 18, 1971, en El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp. 77-78.
227

en flota. Los buses llegados de Bogotá a la meca de la juventud nacional que fue

el festival, fueron decorados con la bandera de Colombia y el símbolo egipcio de la

vida y con pancartas donde podían leerse frases como “cachaquilandia abraza

Ancón/ con Amor musica y paz” y “Bogoteños rockeros los saludan/ vamos al

Anarkón superpaisa, andando pues y vívelo sin tapujos”, que expresaban los lazos

que unían a toda una generación de jóvenes inconformes colombianos.33

El sexo, las drogas y la música hicieron parte de la fiesta juvenil. En los boletos

de entrada había una inscripción que decía, “no consuma nada más de lo que su

mente le permita”, esto permite darse una idea de la intención directa que se tenía

de que este fuera un espacio para la convivencia y la libre expresión de los

asistentes, marihuana, hongos, cacao sabanero, cocaína, píldoras de seconal y

hasta LSD consumieron quienes estuvieron en esa expansión colectiva de la

mente, sustancias administradas por muchos de los jíbaros que expendían drogas

en Guayaquil, Las Camelias, La Bayadera y demás sectores estigmatizados.

En cuanto a la expresiones de amor libre, contrario a lo que muchas de las

publicaciones de la época afirmaron, las escenas de orgías y situaciones sexuales

aberrantes no se vieron en el festival, hombres y mujeres desnudos o

semidesnudos bañándose en el río y una que otra pareja de jóvenes drogados

desfogando su amor en una de las carpas donde dormían, fue lo máximo que

pudieron ver los cientos de curiosos que llegaban a las afueras del lugar con la

intención de ver las más candentes escenas.

33
Jorge Lozano Rojas, “De Chapinero rockero hacia Ancón”, El Festival de Ancón un quiebre
histórico, p. 187.
228

El cubrimiento periodístico que tuvo el evento fue amplio, vinieron periodistas de

todas las ciudades del país. La reconocida presentadora Gloria Valencia de

Castaño hizo entrevistas y tomas para televisión. Aurelio “Grillo” Toro realizó la

transmisión por radio durante los 3 días y las agencias internacionales de noticias

enviaron reporteros para cubrir la información, además un grupo de técnicos de la

Metro Golding Meyer, llegó para cubrir los sucesos más notables a todo color,

cinta que desaparecería posteriormente.34

El festival despertó un interés particular por los hippies y por sus

representantes locales, posiciones a favor y en contra de esta manifestación

juvenil se dejaron notar en diferentes espacios en los que se expresaron, desde la

idea del ciudadano común, hasta la de periodistas, sacerdotes y representantes de

los cuerpos de seguridad de la ciudad. Durante los días que duró el evento, en la

prensa local y en la nacional se escucharon y se leyeron diferentes argumentos en

oposición y en apoyo al festival y a los hippies.

Un día antes de dar comienzo al encuentro musical que marcaría a una

generación, el arzobispo de Medellín, monseñor Tulio Botero, hizo un fuerte

llamado a no asistir al evento, según sus argumentos:

“...Será dado allí que esas muchedumbres se dediquen a consumir marihuana y a entregarse
al desorden moral y presentar espectáculos deprimentes a los ojos de la sociedad, hechos a
los que suelen darse como marco un festival de música moderna.... Quiero hacer pública la
protesta de la iglesia, en nombre de todo el pueblo contra esos espectáculos denigrantes. Mi
35
protesta también va en nombre de la moral y de las buenas costumbres.”

Entre muchas de las voces que se pronunciaron en contra del festival, se pueden

contar además del arzobispo, varios de los habitantes de la Estrella, quienes


34
Juan José García Posada, “Sed, hambre y pantano en el Festival de Ancón”, El Colombiano,
Medellín, junio 20 1971, en El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp.65-70.
35
Camilo Tovar Ramos, “El arzobispo condena festival de rock”, El Siglo, junio 17, 1971, en El
Festival de Ancón un quiebre histórico, p. 53.
229

enviaron un memorial firmado por varios ciudadanos, donde se reclamaba por la

tranquilidad moral del municipio y de sus jóvenes que se veía amenazada ante tal

espectáculo; la Asociación de Colegios Privados de Antioquia ADECOPRIA,

también hizo sentir condena; lo propio hicieron el cura Fernando Gómez Mejía y el

jefe del DAS en Antioquia, Oscar Alonso Villegas, quienes desde el programa “La

hora católica”, atacaban al alcalde por permitir el festival y por invitar “a los niños a

ser maleducados, ruines, perversos y para que incitaran a la juventud a

embrutecerse en el mundo de los estupefacientes destructores y enervantes”. 36

Algunos periodistas conservadores dieron su opinión contraria frente al evento,

Carlos Machado del diario El Siglo afirmó el día de la culminación:

“Toda clase de espectáculos fueron vistos. Desnudos. Amor libre. Horribles representaciones
humanas de los trastornos mentales que padecían debido a los alucinógenos: Niños de apenas
diez años eran activos participantes en el consumo de la droga y estaban en condiciones casi
infrahumanas. El festival no sirvió para nada, seguramente para llenar de maniáticos los
frenocomios. Para atestar hospitales de hombres y mujeres infectadas de sífilis y
37
tuberculosis.”

Claro que todo no fue condena, algunos vieron el festival como una forma de

victoria de la juventud sobre las pretensiones moralistas de la iglesia y demás

conservadores. Fausto Panesso del periódico El Tiempo de Bogotá, afirma que

cuando terminó la canción inicial interpretada por la Gran Sociedad del Estado, los

asistentes:

“Levantaron las manosa lo Churchill haciendo la v de victoria con la mano, pero que en ellos
significa paz, y en cierto modo lo que sucede en Ancón, además de ser su paz es también su
victoria...sí la victoria sobre una sociedad y una sociedad costumbrista en la que ellos jamás
encajarán, la victoria sobre el Arzobispo que días antes había iniciado una enorme campaña
de prensa contra el festival; la victoria sobre los códigos de policía en donde se contemplan

36
Carlos Bueno Osorio, “La conspiración de Ancón”, El Festival de Ancón un quiebre histórico, p.
26.
37
Carlos Machado, “Todo se violó en el festival de hippies: triste episodio de Ancón”, El Siglo,
Medellín, junio 20, 1971, en: El Festival de Ancón un quiebre histórico, p.89.
230

sanciones por fumar marihuana y por lo que los han llevado a la cárcel... sí, esa es su victoria,
38
finalmente tendrán 3 días para ser ellos”.

La reacción moral y el escándalo publico causado en la ciudad por el festival y por

sus asistentes, no finalizó cuando este culminó. Cientos de los jóvenes que habían

llegado para participar en el evento decidieron quedarse en Medellín y sus

alrededores disfrutando de la “hospitalidad y de la calidez”, que tanto habían

caracterizado a los paisas. Pero cual no seria su sorpresa cuando el director

regional del DAS, Oscar Alonso Villegas, argumentando la desaparición de varias

menores de edad que a su parecer habían sido raptadas por los hippies y el

incremento en los ataques contra el orden público en la ciudad decidió dar un

ultimátum de 48 horas a los visitantes para que abandonaran Medellín, de los

contrario serian llevados a la cárcel de la Ladera, a la permanente norte o

Decypol, donde serían recluidos por varias días.39

38
Fausto Panesso, “Ancón un extraño reino”, El Tiempo, Bogotá, junio 18, 1971, en: El Festival de
Ancón un quiebre histórico, p. 63.
39
“Jefe del DAS critica al alcalde sobre hippies”, El Correo, Medellín, junio 24, 1971, p.8.
231

28

28. Caricatura de Velezefe refiriéndose al consumo de marihuana entre los hippies locales.(El
Correo, Medellín, junio, 1971)

29

29. La emulación local del célebre Festival de woodstock, el Festival de Ancón, atrajo a miles de
jóvenes de toda Colombia. En la imagen vemos a algunos de los hippies nacionales que asistieron
al evento fumando marihuana.(El Correo, Medellín, junio 21, 1971, p.3)
232

El debate acerca de los hippies continuó luego de culminado el festival, entre las

posiciones a favor cabe mencionar la defensa abierta al hipismo que hace

Euclides Jaramillo Arango, desde su columna en el Magazín dominical del

Espectador:

“Es novedoso y extraño lo que elloslos hippies piensan en estos momentos de ambición,
rapiña y de traición permanente, ya que lo viven en un ambiente muy distinto, sirviendo a la
paz, dejando hacer al vecino y obrando siempre con desprendimiento y amor.... ¿Qué se
dejan crecer el cabello y la barba?. Desde siempre lo han hecho Sansón, Jesús, llevaban el
pelo largo. ¿Qué los jipis no se bañan?. Esto es costumbre reciente, los griegos y romanos lo
hacían con poca frecuencia, ni los cortesanos franceses del siglo XVIII lo hacían regularmente.
¿Qué los jipis fuman marihuana?. No fueron ellos los inventores del fumar. El hombre
americano viene fumando desde la antigüedad y ha fumado de todo: hojas de brevo, de
salvialugo, de vainilla, de plátano, de pangola, hasta del intoxicante mortal tabaco. ¿Qué
algunos de ellos son homosexuales?. No lo descubrieron ellos... Que los jipis no trabajan,
¿trabajaron Jesucristo, Sócrates, Platón, etc.?. ¿Qué los jipis se solazan con sus amigas?. Y
quien no lo hace, la explosión demográfica actual no es hija de la inseminación artificial... los
jipis lo hacen al aire libre, los demás mortales en prostíbulos y las casas de cita que protegen
40
todas las actividades de la deslealtad y la traición, ofendiendo la tan cantada moral....”

Cierto o no todo lo que se dijo posteriormente sobre el festival y sobre los hippies,

acerca de su forma de amar o sobre las sustancias que consumían para expandir

su mente, cabe resaltar que ellos constituyeron un reto a la tradición católica

antioqueña y del país. Medellín, la tradicional ciudad industrial de Colombia, vio

como dos de los hechos que marcaron la juventud colombiana en el siglo XX, es

decir el nacimiento del nadaísmo en 1958 y el festival de Ancón en 1971,

surgieron en su jurisdicción, en las católicas narices de monseñor Tulio Botero y

de su amplia influencia sobre la opinión general.

40
Euclídes Jaramillo Arango, “Los jipis no saben matar”, El Espectador, Magazín dominical,
Bogotá, julio 18, 1971, en: El Festival de Ancón un quiebre histórico, pp.107-109.
233

Consideraciones finales

La juventud, ese momento de la vida en el que los seres humanos despertamos a

la sexualidad, aceleramos la formación de nuestras facultades intelectuales y

empezamos a vivir con mayor libertad, desconociendo hasta cierto punto la

autoridad de cualquier índole, cobró un protagonismo indiscutible en Occidente en

la década de 1960. Esto fue en un momento de la historia reciente demasiado

prolífico en cambios, luchas a favor de la libertad y reivindicativas en los derechos

de las minorías

En los años sesenta, entre Guerra Fría y expansión de la sociedad de

consumo, entre libertad y represión, entre urbanización masiva y abandono del

campo, los jóvenes occidentales se hicieron sentir para dejar ver su posición ante

el mundo, exigiendo ser escuchados, participar de los cambios, con una peculiar

visión estética y política

Una mayor libertad en las costumbres sexuales, un aumento del consumo de

drogas, el rock y el popart como voz y expresión estéticas, sumados a una

protesta generalizada, muestra del inconformismo y del enorme conflicto

generacional, fueron los elementos distintivos de una juventud que marcó una

época con su individualismo y con sus deseos de libertad, igualdad y justicia

social.

En Medellín y los demás centros urbanos de Colombia, los jóvenes no fueron

ajenos a lo que estaba sucediendo con sus homólogos occidentales, a pesar de

que la fuerte tradición católica opuso resistencia. En cuanto a la nueva actitud


234

frente a las relaciones entre sexos, las y los jóvenes de Medellín se hicieron más

francos a la hora de entablarlas, a pesar de la pureza, el pudor y el recato que

exigía la moralidad vigente. Esto fue alentado por una disminución en los riesgos

de contraer enfermedades de transmisión sexual o enfrentar un embarazo no

deseado, gracias a los avances en la difusión de métodos e información sobre

anticoncepción promovida por entidades como Profamilia y el Instituto Colombiano

de Bienestar Familiar. En este sentido, al igual que en el resto de Occidente, las

jóvenes medellinenses fueron las principales protagonistas de la “revolución

sexual” que se presentó en el decenio de 1960. Ellas comenzaron mostrar más

libertad de decisión sobre sus cuerpos, a salir a divertirse solas con mayor

frecuencia, a tener relaciones sexuales prematrimoniales, a decidir la pareja que

deseaban, a elegir cuando ser madres, todo gracias a la nueva posición que

habían alcanzado y a los derechos logrados.

En la década de 1960 se presentó en Medellín un aumento en el consumo de

si coactivos, especialmente de marihuana. Sin embargo este no estuvo tan ligado

a experiencias místicas y creativas, como si lo estuvo en la psicodelia occidental,

pues además de los nadaístas y de algunos hippies locales, no existieron en la

ciudad grupos que promovieran abiertamente el consumo con estos fines. El uso

estuvo encaminado más hacia la lúdica y el ocio, especialmente entre jóvenes de

todas las clases sociales.

Los nuevos ritmos musicales fueron aceptados rápidamente por la juventud de

Medellín. Su llegada coincidió con un momento en que la música tropical de salón,

como el mambo, el cha cha chá, la rumba, la guaracha, el merengue, el

merecumbé y el porro, dominaban la escena musical y los tríos expresaban por


235

medio del bolero la faceta más romántica. El tango, la ranchera, el bambuco y el

pasillo, también eran populares en Medellín.

En la ciudad, como en el resto del país, los cambios en la juventud no fueron

estructurales y en últimas fueron el comercio y la industria del entretenimiento los

que más resultaron beneficiados con la explotación comercial del fenómeno

juvenil. “Cocacolos”, “kolcanitas”, “ye-yés” y “go-gós”, fueron los nombres con los

que se conocieron a las nuevas generaciones ávidas de consumo. Los modelos y

las pautas que los jóvenes estadounidenses fueron imponiendo en Occidente, las

recibieron los muchachos colombianos a través del cine, la prensa, la radio y la

televisión.

Los pintorescos camajanes, los nadaístas escandalosos, los pandilleros de

barriadas populares, surgidos de la marginalidad y de la exclusión, los militantes

del movimiento estudiantil y los hippies de fin de semana, fueron unas expresiones

más autóctonas de rebeldía juvenil, al ser producto de nuestras propias

realidades. Fueron ellos los que de verdad hicieron sentir la protesta juvenil en

Medellín pasada la primera mitad del siglo XX. Lo hicieron desde lo estético;

también promoviendo el consumo de marihuana, dejando escuchar abiertamente

su posición frente a la Iglesia y el Estado o robando para poder subsistir.

En el estival de Música de Ancón, “quiebre a la tradición paisa”, tal vez se

reunieron representantes de todos estos sectores juveniles y de otros más. Con

esta emulación local de Woodstock, se abrió un nuevo capitulo en la historia de la

juventud en el país, los jóvenes estaban concientes de su poder, de lo que podían

lograr sin importar lo que la iglesia y los sectores más tradicionales opinaran,

ahora eran ellos los arquitectos de su propio destino. La década de los sesenta les
236

sirvió para hacerse sentir, par ser reconocidos, para reclamar mayor libertad, el

reto para ellos y para las generaciones posteriores, ha sido conservar lo

alcanzado.
237

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251
i

Anexo 1

Alocuciones de cocacolos.

Mota estilo Jack: Mechón de pelo como John F. Kennedy el presidente de los Estados
Unidos

Por la pica: Por llevar la contraria

Azul pintado de azul: En el último estado del desprecio

Como es la mano: Que se va a hacer, como debe actuarse

Estar Galleta: Lo mejor de lo mejor

Tetero: Aprendiz de novio

Ojos de sobrino: mirada de cólera, de tristeza

Milton: Obeso, como de mil toneladas

Como el señor de Buga: Postrado

Mariposo: un él que más bien perece

Mi saca: mi residencia, mi casa

Tirar paso: bailar

Estar verde: tener gran emoción; estar disgustado

Quedarse cayetano: guardar silencio

Tomado del diario El Correo de Medellín, octubre 12 de


1962, p. 14
ii

Anexo 2

Diccionario de marihuaneros.

“La ociosidad, la astucia y el ingenio de los profesionales de la delincuencia han hecho


posible que en nuestras cárceles especialmente en la de la Ladera se hable y se escriba
un idioma especial...”

Tuerca: anillo Pisos o pinrieles: zapatos


Chino: muchacho buen mozo Teja: sombrero
Descargarse: esconder lo robado Achote: anillo de oro con piedra
Caleta: escondite de cosas robadas Drilos: bolsillos laterales del pantalón
Soga: cadena de oro Ortos: bolsillos traseros del pantalón
Chivato: Persona que informa Necios: bolsillos laterales del saco
Quemado: condenado Sotana: Saco
Tostado: sin dinero Playera: relojera del pantalón
Achantar: vagar Mirador: bolsillo de la camisa
Agáchate: bombilla Enfletarse: seguir a una persona
Astilla: fajo de billetes Achacar: robar a una persona
Chaborro: borracho Mina: mujer de mala vida
Loro: radio Jaiba: mujer bien
Man ó mandril: hombre Brujo: persona que estorba el delito
Pálida: mareo producido por la Pire: fuga
marihuana Raya: detective
Pucho: colilla de marihuana Patota: cofradía de delincuentes
Jíbaro: expendedor de marihuana Vento: dinero
Misaca: camisa Quereme, manca, pioja: arma blanca
Delicioso: cuerpo del delito Batanero: persona que roba en la cárcel
Grifa, vara, vareta: marihuana Morder: mirar
Cuero: papel de cigarrillo para Campanear: cuidar
envolver marihuana Música: billetera
Cosquillero: ladrón Pinta: Ropa
Fulero: malo Chapa: nombre supuesto
Bacán: persona rica Chota: patrulla
Trabajado: enmarihuanado Chutar: robar comida
Lionson: pantalón Descalzar: entrar por el tejado
Redoblón: violación Descuelgue: abrir un hueco y colarse
Colgar: quitar prendas Esclavas: esposas
Cangrejo: candado Estrilar: descubrir un robo
Pirobo: joven homosexual Filo: billete
Zona: voz de alarma Galo: ratero fino
Despacioso: marrano Galafardos: ladrones
Gil: persona ingenua Garrote: ventaja de un robo
Cachos: gafas de carey Gumarra: gallinas
Alentado: Muy bueno Hermando: amigo
Botero: policía Kilu: cigarrillo americano
Canasta: cárcel Lanzeco: carterista
Rojaspinilla: pastilla de seconal Madeja: martillo
Camajan: que usa ropa extravagante Mango: un peso
Bobo: reloj Papaya: ocasión de fugarse
iii

Piano: cadáver Veneno: anillo falso


Punto: fósforo Violín: cuchillo
Rueda: año de cárcel

Frases peculiares

Una gamba: cien pesos


Media luca: quinientos pesos
Vacilarse el ambiente: pasar ratos agradables
Quemar llantas: huír
Estar frito: estar en mala situación
Darse un toque: fumar marihuana
Disparar maria palitos: echar bala
Tirar bacanería: trabajar con los ricos

Tomado del diario El Colombiano de Medellín, noviembre 29


de 1959, p.18
iv

Anexo 3

Cines de la ciudad en la década de 1960

Teatros de Cine Colombia: Lido, Colombia, Rivolí, Alameda, Ayacucho, Cuba,

Granada, Manrique, Olimpia, Roma, Santander, Colombia de Envigado, Iris de Bello,

Joci de Itagüi, Caribe de Itagüi, Rosalía de Bello

Cine Continental: Opera, Maria Victoria, América, Guayaquil

Salas de cine independientes: Teatro Sinfonía, Cine Continental, Cine al día, Mariscal,

Antioquia, Metro Avenida


v

Anexo 4

Tiendas de discos existentes en Medellín en el año 1963

Nombre Ubicación
Distribuidora y agencia de discos de Carabobo Nº 44 B-23
Otoniel Cardona. Sede principal
Distribuidora y agencia de discos de Amador Nº 52-7
Otoniel Cardona. Sucursal
Almacén Su Disco Carabobo Nº 45-60
Discos Boga Pasaje Junín Maracaibo local 107
Salón musical “La guitarra” Carabobo Nº 45-16
Almacén de discos de Horacio Llano Carabobo Nº 45 B 27
Dicoexito Ayacucho entre Carabobo y Bolívar Nº 51-
21
Distribuidora de discos “Tropical” Sucre entre Colombia y Ayacucho
Almacén de discos “La Cita” 3 almacenes en Carabobo entre Amador y
Maturín
Discos Fotoelectro Junín, contiguo al teatro Maria Victoria
Casayca Maracaibo por Junín Nº 49-49
Casa Ricordi Junín Nº 45-127
Almacén Melodías Alambra Nº 45-127
Almacenes la guitarra Amador por Carabobo Nº 51-65
vi

Anexo 5

Muestra de discografía juvenil en los sesenta

Título Artista Casa disquera Año


Más explosiones de Varios artistas RCA Víctor 1961
la nueva ola latinoamericanos
Surrender (sencillo, Elvis Presley RCA Víctor 1961
lado A)
Lonely man (lado B) Elvis Presley RCA Víctor 1961
Quiero saber Paul Anka RCA Víctor 1962
(sencillo, lado A) cantando en
español
Quiéreme muy fuerte Paul Anka RCA Víctor 1962
cantando en
español
El endiablado twist Varios artistas RCA Víctor 1962
al estilo de los latinoamericanos
endiablados
muchachos
El twist del semáforo Los Falcons Zeida de Codiscos 1962
(sencillo)
Kolcanerias Orquestas Zeida de Codiscos 1962
participantes en el
concurso
patrocinado por
kolcana
Ese beso (sencillo, Los Teen Agers Zeida de Codiscos 1962
lado A)
Bienvenido amor Los Teen Agers Zeida de Codiscos 1962
(lado B)
Disco del año Varios Zeida de Codiscos 1962
colombianos
18 Éxitos con los Los Teen Agers Zeida de Codiscos 1963
Teen Agers
Speedy Gonzáles Manolo Muños RCA Víctor 1963
A ritmo de twist Cuco Valtierra RCA Víctor 1963
Luna de miel Darío Gil Ondina 1963
(sencillo, lado A)
Rosa (lado B) Darío Gil Ondina 1963
Trabajos Los Beatles Odeón de Codiscos 1964-1968
discográficos de los
Beatles
14 impactos Varios artistas Discos Fuentes 1966
juveniles colombianos
Éxitos de la juventud Alejandro Bernal Discos Fuentes 1966
Los Yetis volumen I Los Yetis Discos Fuentes 1966
Muévanse todos Varios Zeida de Codiscos 1966
vii

colombianos
A la moda con la Los Frenéticos Codiscos 1966
Colombia a go-gó
Los Yetis volumen II Los Yetis Discos Fuentes 1966
Yo no soy un beatle Los Flippers CBS 1967
Cállate niña Los Pic-nic Discos Fuentes 1968
Mi primer juguete Los Yetis Discos Fuentes 1968
Los Sand Pipers en Los Sand Pipers Codiscos 1969
español

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