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Nosología freudiana
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ausencia de dicha descarga por una vía específica. Así, los síntomas de la
enfermedad son una forma sustitutiva de satisfacción sexual.
“Se genera neurastenia toda vez que el aligeramiento adecuado –la acción
adecuada- es sustituido por uno menos adecuado, o sea, cuando el coito normal,
realizado en las condiciones más favorables, lo reemplaza una masturbación o
una polución espontánea; en cambio, llevan a la neurosis de angustia todos los
factores que estorban el procesamiento psíquico de la excitación sexual somática.
Los fenómenos de la neurosis de angustia se producen cuando la excitación
sexual somática desviada de la psique se gasta subcorticalmente, en reacciones
de ningún modo adecuadas”.5
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Así anticipa una radical diferencia en el mecanismo mismo del par
obsesión-histeria, de la psicosis alucinatoria.
Freud, siempre clínico, presentará ejemplos que ponen en relación sus
postulados con los pacientes. El yo se defiende mediante el refugio en la psicosis:
el yo se arranca de la representación insoportable pero se entrama de manera
inseparable con un fragmento de la realidad objetiva y en tanto el yo lleva a cabo
esa operación, se deshace de la realidad objetiva. Tras una defensa exitosamente
lograda, la persona cae en confusión alucinatoria.
En este texto sobre las neurosis de defensa, -que tienen en común la
defensa pero diferenciando el mecanismo de neurosis obsesiva-histeria del de la
psicosis alucinatoria-, dirá que en las funciones psíquicas hay que localizar el
monto de afecto, la suma de excitación que es algo susceptible de aumento,
disminución, desplazamiento y descarga y que se difunde por las huellas
mnémicas de las representaciones como lo haría una carga eléctrica por la
superficie de los cuerpos.
En “Nuevas puntualizaciones sobre las Neuropsicosis de defensa”, escrito
en 1896, agregará los resultados de dos años de investigaciones.
Strachey señala que mientras en el trabajo anterior el acento estaba
colocado en el concepto de defensa o represión, aquí se examina más de cerca
aquello que hace operar a la defensa, llegando a la conclusión de que el factor
causante es la vivencia sexual de carácter traumático, pasiva para la histeria,
activa para las obsesiones; la causa última será la seducción del niño por parte de
un adulto, hecho traumático previo a la pubertad y con aparición de la neurosis en
la edad adulta.
En 1924 Freud agrega una nota en la cual considera un error esta posición,
abandonando la creencia de que la seducción ocurrió realmente pero dejando las
puertas abiertas para ubicar la importancia que tienen las fantasías en los sucesos
anímicos, el descubrimiento de la sexualidad infantil y el Complejo de Edipo.
Strachey ubica que al admitir la sexualidad infantil y la persistencia de las
mociones pulsionales inconscientes, pierde importancia el problema planteado por
el hecho de que el recuerdo de un trauma infantil pudiera tener más afecto que su
vivencia real en el momento de ocurrido el trauma.
En este texto localiza a los síntomas como fracaso de la defensa y un
“retorno de lo reprimido”; síntomas como formaciones de compromiso entre
fuerzas reprimidas y represoras.
También hablará por primera vez de proyección para la paranoia.
Desde su primera nosología, separará claramente a las “neurosis simples
actuales”, o sea la neurastenia y la neurosis de angustia, de las neuropsicosis, por
tratarse las primeras de efectos inmediatos de la vivencia sexual traumática. Las
neuropsicosis o neurosis de defensa son consecuencias mediatas de influjos
nocivos sexuales que ocurrieron antes de la edad adulta, es decir de las huellas
mnémicas de esos traumas infantiles.
En relación a la paranoia, la ubica como psicosis de defensa porque
proviene de la represión de recuerdos penosos y sus síntomas son determinados
por el contenido de lo reprimido; pero señala que la paranoia posee un particular
mecanismo de represión, o de defensa. Más adelante no hablará de represión
para la psicosis; por ahora sí, aunque estableciendo ya diferencias con el par
histeria-neurosis obsesiva.
Señala lo peculiar de estos casos en que el paciente oyó alucinaciones
auditivas, a modo de indicaciones que provenían de lo inconsciente; el reproche
es reprimido por un camino que, por primera vez, designa como proyección y se
erige el síntoma defensivo de la desconfianza hacia otros. Se trata de una defensa
mucho más eficaz en donde se rechaza un trozo de la realidad: junto con la
representación y el afecto se desprende una parte de la misma.
A lo largo del tiempo irá modificando su nosología, separándose cada vez
más de la neurología, de la búsqueda del origen orgánico de las patologías, razón
por la cual cambiará el nombre de las neuropsicosis, por el de psiconeurosis.
Este período se extiende desde finales del siglo XIX hasta 1924
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transferencia, de que su relación con el padre implicaba realmente este
complemento inconsciente”. Freud, S. (1909) “A propósito de un caso de neurosis
obsesiva” en Obras Completas, Volumen 10, Amorrortu, Buenos Aires, 1980.
Esto marca una diferencia muy grande en la función de la transferencia en
el tratamiento de la que tenía en el historial de Dora. La cura implica ya en 1909 el
“doloroso camino de la transferencia…”.
En 1912 en “Sobre la dinámica de la Transferencia” explica cómo opera en
el tratamiento psicoanalítico. Se produce necesariamente en la cura y se repite
como clisé con relación a las condiciones de amor que establezca y las pulsiones
que satisfará. El analista es ubicado en esta serie e investido libidinalmente.
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Tercera nosología freudiana: teoría de la castración
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