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El SARA o sistema reticular activador

El SARA o Sistema reticular ascendente-descendente, es una parte del encéfalo encargada de


los ciclos de vigilia y el sueño que normalmente se deben dar en el humano (y en muchas
especies animales). Está conformado por un conjunto de neuronas de gran tamaño y con una
carga eléctrica más alta que las demás células (hasta 150 microvolts) que disparan en forma
cíclica (40 a 70 veces por minuto) y situadas a lo largo del centro del Tallo emergiendo en
ambos hemisferios cerebrales en los cuales se dispersan hasta alcanzar varias estructuras
anatómicas cuales son:

 Corteza cerebral (para "despertar" o para "dormirla")


 El tálamo (para hacer conexión con las aferencias)
 Los centros respiratorios (cuya ubicación exacta no se conoce pero que algunos  se
sitúan en el hipotálamo y Tallo)
 El cerebelo
 Núcleos del tallo (como los centros vágales cardiovasculares)
 Medula espinal   (para el sistema piramidal especialmente el tono muscular)
 
Se puede decir por analogía que el SARA es la "planta eléctrica" del sistema nervioso central y
por ende del cuerpo humano ya que todos los órganos reciben directa o indirectamente una
actividad eléctrica neuronal que los mantiene activos.
En el ser humano solo las células del sistema reticular alcanzan 150 microvolts y tienen
periodicidad (es una corriente alterna). Solo el corazón posee unas neuronas en forma de un
nodo (sinoauricular) que también poseen estas características de forma tal que el SARA puede
estar totalmente apagado ("off") y el corazón queda latiendo gracias a este "marcapaso"
sinoauricular (un experimento usual en neurofisiología es extraer el corazón a un sapo y
colocarlo en suero fisiológico: dura horas latiendo). 
 En el encéfalo la actividad eléctrica del SARA se puede detectar gracias a la aplicación
de electrodos en el cuero cabelludo y mediante un amplificador de corrientes y un
filtro (que separa las corrientes provenientes de la piel, músculos del temporal y
frontal  y hasta del corazón) se obtienen dos tipos de ondas o corrientes eléctricas:
 alfa (de hasta 150 microvolts)
 beta (de menor voltaje).
Una persona puede tener solo ondas alfa, otras solo beta y otras ambas. Este registro es el
llamado electroencefalograma (EEG) y cuando se vuelve plano (cero voltios) se dice que es
isoeléctrico e indica total parálisis del SARA (off) lo que se conoce como MUERTE CEREBRAL. 

No es claro aún porque razón cuando el SARA se torna en off (muerte cerebral) nunca puede
ser revertido a "on" así sea en poco voltaje. La muerte cerebral es pues, hasta ahora,
irreversible.

 Pero el SARA se puede "enfermar" por diversas causas o patologías: virus, traumas,
tumores, hernias del encéfalo, trastornos metabólicos, tóxicos, etc. Es así como una
encefalitis viral puede lesionar el SARA y su actividad eléctrica comienza a decrecer; la
persona entonces comienza a tornarse inconsciente.

 El SARA es una "sistema " realmente poco conocido anatómica y fisiológicamente


hablando.  Si se han ubicado sus neuronas en el centro y a lo largo del Tallo cerebral
(mesencéfalo, puente y bulbo), al lado del acueducto de Silvio, en forma de hileras de
neuronas interconectadas (como una fila de hormigas) pero formando pequeñas
agrupaciones como núcleos (vg, gigantocelular, del rafe medio, etc) que al entrar en el
cerebro por el di encéfalo, se esparcen en la sustancia oval de cada hemisferio donde
se pierde su anatomía. Se sabe que llegan algunos axones a la corteza cerebral y al
tálamo (por ello un ruido o un pellizco puede despertar a quien duerme normalmente,
ya que al tálamo llegan casi todas las aferencias sensoriales y sensitivas) y allí, como
estación de relevo, activan al SARA y este a su vez "despierta" a la corteza y demás
centros bajo su comando. 

 Pero durante el sueño fisiológico del SARA (un adulto duerme en promedio 8 horas
diarias y 16 en vigilia) la actividad eléctrica (EEG) disminuye y varía del registro en
vigilia, pero no se suprime (se lentifica sí, pero no es isoeléctrico).
Correlación Clínica:

Epilepsia:

La epilepsia es un trastorno del cerebro en el cual grupos de células nerviosas o neuronas en el


cerebro, transmiten a veces las señales en una forma anormal.

Crisis generalizada tónico-clónica

Se produce una pérdida brusca de conocimiento, que motiva caída al suelo si se está de pie,
rigidez de todo el cuerpo en un inicio (fase tónica) y después movimientos rítmicos de todo el
cuerpo (fase clónica). Durante este tipo de crisis epiléptica se puede producir mordedura de la
lengua, expulsión de orina, labios amoratados y la persona se puede lesionar debido a una
caída brusca, a los movimientos o a la mordedura lingual. Al finalizar, la persona se va
recuperando poco a poco, en varios minutos. Son las crisis epilépticas más aparatosas y
también unas de las más serias. En la actualidad, son de aparición rara porque los
medicamentos que se utilizan para el tratamiento de la epilepsia son eficaces en controlarlas.
En una persona que esté bien controlada de las crisis epilépticas con medicación para la
epilepsia, el abandono brusco del tratamiento puede ser motivo de aparición de este tipo de
crisis epiléptica.

Crisis generalizada de ausencia

La persona permanece absorta e inmóvil con el conocimiento perdido y con la mirada fija
durante unos pocos segundos, alrededor de diez a quince. A veces pueden producirse
movimientos oculares, parpadeo y de otras partes del cuerpo. La recuperación es muy rápida y
muchas veces pasan desapercibidas por su brevedad. Suelen iniciarse en la niñez o en la
adolescencia. Este tipo de crisis epiléptica se tolera bien, pero tiene tendencia a repetirse con
mucha frecuencia, a veces varias en el día, por lo que pueden producir fallos de atención y de
aprendizaje en el niño o adolescente.

Crisis generalizada mioclónica

Se produce una sacudida brusca instantánea de todo el cuerpo o bien de una parte del cuerpo,
sobre todo de los miembros superiores, que provocan una caída al suelo de la persona o de
objetos que se tengan en las manos. Duran un instante, a lo sumo unos pocos segundos y
cuando son leves pasan desapercibidas por no concederle importancia la persona que las
padece o sus familiares, hasta que aparece otro tipo de crisis epiléptica generalizada.

 
Crisis generalizada atónica

La persona cae de forma brusca por pérdida del tono muscular y de la conciencia durante muy
pocos segundos y se recupera de forma instantánea, también en unos pocos segundos. Suelen
ir acompañadas de otros tipos de crisis epilépticas, siendo raro que sea el único tipo de crisis
que padezca una persona. La gravedad de este tipo de crisis epiléptica se debe al gran riesgo
de heridas o golpes en la cabeza motivadas por la caída brusca e inesperada

Crisis epilépticas focales

De forma similar, existen muchos tipos de crisis epilépticas parciales o focales. Depende del
sitio de la superficie del cerebro donde comience la descarga epiléptica y de su extensión o no
a otras partes del cerebro. Cada zona del cerebro tiene una función específica relacionada con
la actividad motora, sensitiva, visual, memoria, etc. Si una crisis epiléptica se inicia en una de
estas zonas se producirán síntomas diferentes, dependiendo de la función afectada.

En la reciente revisión de la clasificación de las crisis epilépticas la ILAE recomienda dejar de


usar la tradicional división en crisis parciales simples o complejas según hubiera o no alteración
del conocimiento, ya que es difícil de distinguir con seguridad el grado de afectación del
conocimiento. En su lugar recomienda referirse a las crisis focales según sus manifestaciones
principales manifestaciones, aunque reconoce que la clasificación anterior tiene utilidad
práctica en cuanto a la repercusión clínica y social de las crisis.

Sin alteración del conocimiento (crisis parciales simples)

En una crisis epiléptica focal con síntomas motores se producen sacudidas rítmicas de una
parte del cuerpo durante segundos o minutos.

Otras crisis producen una sensación o emoción anormal y solamente se da cuenta la persona
que la sufre (“aura”), no apreciándose externamente nada. Pueden ser sensitivas, con un
hormigueo intenso en una parte del cuerpo que puede o no extenderse de forma progresiva a
otras zonas, o visuales, produciéndose visualización de luces o alucinaciones visuales durante
poco tiempo, olfativas, auditivas, gustativas, aunque éstas son más raras. También pueden
producirse alteraciones consistentes en síntomas psíquicos, como un pensamiento extraño, de
aparición brusca y corta duración, como por ejemplo, tener la sensación intensa de haber
vivido una situación con anterioridad, sin ser real.

A veces, consisten en síntomas autonómicos, como por ejemplo, malestar intenso y extraño
con sudoración profusa, u opresión en la boca del estómago que asciende o no hacia la
garganta, durante un corto espacio de tiempo.

Con alteración del conocimiento (crisis epiléptica parcial compleja)


La persona pierde el conocimiento sin perder el tono muscular, se queda inmóvil sin responder
varios segundos o unos pocos minutos y muy a menudo hace actos automáticos con la boca o
con las manos, como movimientos de masticación y deglución, arreglarse la ropa, abrocharse
botones, etc. Otras veces, se mueve como si estuviera consciente, pero tiene una actuación
extraña, no responde al hablarle o lo hace de forma incoherente. El conocimiento va
recuperándose poco a poco, con un estado de confusión mental que puede durar varios
minutos.

A veces las crisis epilépticas parciales complejas debutan con una crisis parcial simple subjetiva
con síntomas psíquicos o sensaciones anormales, el “aura”, que actúa como premonitoria de la
crisis parcial compleja y la persona en estas ocasiones predice la aparición de la crisis de
pérdida de conocimiento. Esto es debido, a la extensión de la descarga epiléptica desde el foco
epiléptico inicial, que es restringido, hasta zonas de la superficie cerebral más amplias.

Evolucionando a crisis convulsiva bilateral (crisis parcial con generalización secundaria).

Sucede cuando una crisis epiléptica parcial simple o compleja se extiende desde el foco
epiléptico a toda la superficie cerebral. Es muy importante conocer cómo comienza una crisis
epiléptica, porque de esta forma sabremos si se inicia en un foco epiléptico localizado o
simultáneamente en todo el cerebro al mismo tiempo. De esta forma se podrá realizar el
diagnóstico y el tratamiento adecuado e igualmente se podrá tipificar el tipo de epilepsia para
emitir un pronóstico más preciso.

Espasmos epilépticos.

Aparecen en niños con meses de edad, y son raras tras el segundo año de vida. Consisten en
una flexión o extensión brusca del cuerpo y de la cabeza durante 1 a 5 segundos. Suelen
aparecer en salvas y habitualmente son muy frecuentes, a veces de forma casi permanente.

Esquizofrenia

Es un trastorno mental que dificulta:

Establecer la diferencia entre lo que es real e irreal.

Pensar de manera clara.

Tener respuestas emocionales normales.

Actuar normalmente en situaciones sociales.

Causas

La esquizofrenia es una enfermedad compleja. Los expertos en salud mental no están seguros
de cuál es su causa. Los genes pueden jugar un papel.
Se presenta por igual en hombres y mujeres. Generalmente comienza en los años de
adolescencia o a principios de la adultez, pero puede empezar más tarde en la vida. Tiende a
empezar más tarde en las mujeres y es una afección más leve.

La esquizofrenia en los niños por lo general comienza después de los 5 años de edad. Es poco
común en la niñez y puede ser difícil diferenciarla de otros problemas del desarrollo, como el
autismo.

Síntomas

Los síntomas generalmente se van presentando lentamente a lo largo de meses o años.


Algunas veces, la persona puede tener muchos síntomas y otras veces sólo unos pocos.

Las personas con esquizofrenia pueden tener dificultad para conservar amigos y para trabajar.
También pueden tener problemas de ansiedad, depresión y pensamientos o comportamientos
suicidas.

Los síntomas iniciales pueden abarcar:

Sentirse irritable o tenso.

Dificultad para concentrarse.

Dificultad para dormir.

A medida que la enfermedad continúa, la persona puede tener problemas con el pensamiento,
las emociones y el comportamiento, como:

Escuchar o ver cosas que no existen (alucinaciones).

Aislamiento.

Disminución de la emoción.

Problemas para prestar atención.

Creencias fuertemente sostenidas que no son reales (delirios).

Hablar de una forma que no tiene sentido.

Los pensamientos que "saltan" entre diferentes temas ("asociaciones sueltas"). 

Pruebas y exámenes

No existen exámenes médicos para diagnosticar la esquizofrenia. Un psiquiatra debe


examinarlo y hacer un diagnóstico, el cual se realiza con base en una entrevista que le hacen a
la persona y a los miembros de su familia.

El psiquiatra hará preguntas acerca de:

Cuánto tiempo han durado los síntomas.


Cómo ha cambiado la capacidad para desempeñarse.

Antecedentes del desarrollo.

Antecedentes genéticos y familiares.

Qué tan bien han funcionado los medicamentos.

Consumo de sustancias.

Problemas de salud.

Las gammagrafías del cerebro (como tomografía computarizada o resonancia magnética) y los
exámenes de sangre pueden ayudar a descartar otros trastornos que tienen síntomas
similares.

Tratamiento

Durante un episodio de esquizofrenia, la persona puede necesitar hospitalización por razones


de seguridad.

MEDICAMENTOS

Los medicamentos antipsicóticos son el tratamiento más efectivo para la esquizofrenia. Éstos
cambian el equilibrio de químicos en el cerebro y pueden ayudar a controlar los síntomas.

Estos medicamentos, aunque son útiles, pueden causar efectos secundarios. Sin embargo,
muchos de estos efectos secundarios se pueden manejar. Por esta razón, no deben impedir
que la persona reciba tratamiento para este serio trastorno.

Los efectos secundarios comunes de los antipsicóticos pueden abarcar:

Vértigo

Sensaciones de inquietud o nerviosismo

Somnolencia (sedación)

Movimientos lentos

Temblor

Aumento de peso

El uso prolongado de antipsicóticos puede incrementar el riesgo de un trastorno de


movimiento llamado discinesia tardía. Esta enfermedad provoca movimientos repetitivos que
la persona no puede controlar. Consulte con su médico enseguida si usted o un miembro de la
familia puede tener esta afección debido a un medicamento.

Cuando la esquizofrenia no mejora con antipsicóticos, se pueden ensayar otros medicamentos.


La esquizofrenia es una enfermedad crónica y la mayoría de las personas que la padecen
necesitan estar con medicación antipsicótica de por vida.

PROGRAMAS Y TERAPIAS DE APOYO

La psicoterapia de apoyo puede ser útil para muchas personas con esquizofrenia. Las técnicas
conductistas, tales como el entrenamiento de habilidades sociales, pueden ayudarle a la
persona a desempeñarse mejor en situaciones sociales y laborales. El entrenamiento en el
trabajo y las clases de fortalecimiento de las relaciones también son importantes.

Los miembros de la familia y los cuidadores son muy importantes en el tratamiento de la


esquizofrenia. Las habilidades importantes que se pueden aprender en tales programas
abarcan:

Hacerle frente a los síntomas que se presentan incluso mientras esté tomando medicamentos.

Un estilo de vida saludable, que incluye dormir bien y evitar las drogas psicoactivas.

Tomar los medicamentos correctamente y cómo manejar los efectos secundarios.

Estar atento al regreso de los síntomas y saber qué hacer cuando reaparezcan.

Conseguir los servicios de apoyo apropiados.

Mal de Alzheimer

La demencia es una pérdida de la función cerebral que se presenta con ciertas enfermedades.
El mal de Alzheimer es una forma de demencia que afecta la memoria, el pensamiento y el
comportamiento.

Causas

Se desconoce la causa exacta del mal de Alzheimer (EA). La investigación muestra que ciertos
cambios en el cerebro conducen al desarrollo de esta enfermedad.

Usted es más propenso a padecer el mal de Alzheimer si:

Es mayor. Sin embargo, sufrir esta enfermedad no es parte del envejecimiento normal.

Tener un pariente consanguíneo cercano, como un hermano, hermana o padre con la


enfermedad.

Tener ciertos genes ligados al mal de Alzheimer.

Los siguientes factores también pueden aumentar el riesgo:

Pertenecer al sexo femenino

Tener problemas cardiovasculares debido, por ejemplo, al colesterol alto

Antecedentes de traumatismo craneal


Existen dos tipos de mal de Alzheimer: 

En el mal de Alzheimer de aparición temprana, los síntomas aparecen primero antes de los 60
años y es mucho menos común que el de aparición tardía; sin embargo, tiende a empeorar
rápidamente. La enfermedad de aparición temprana puede ser hereditaria y se han
identificado varios genes.

El mal de Alzheimer de aparición tardía, la forma más común de la enfermedad, se presenta en


personas de 60 años en adelante. Puede ser hereditario, pero el papel de los genes es menos
claro.

Síntomas

Los síntomas de demencia abarcan dificultad con muchas áreas de la función mental, entre
ellas:

El comportamiento emocional o la personalidad

El lenguaje

La memoria

La percepción

El pensamiento y el juicio (habilidades cognitivas)

La demencia aparece primero generalmente como olvido.

El deterioro cognitivo leve (DCL) es la fase entre el olvido normal debido al envejecimiento y el
desarrollo del mal de Alzheimer. Las personas con deterioro cognitivo leve tienen ligeros
problemas con el pensamiento y la memoria que no interfieren con las actividades cotidianas
y, con frecuencia, son conscientes del olvido. No todas las personas con deterioro cognitivo
leve progresan a mal de Alzheimer.

Los síntomas del deterioro cognitivo leve abarcan:

Dificultad para realizar más de una tarea a la vez

Dificultad para resolver problemas

Olvidar hechos o conversaciones recientes

Tardar más tiempo para llevar a cabo actividades más difíciles

Los síntomas tempranos del mal de Alzheimer pueden abarcar:

Dificultad para realizar tareas que exigen pensar un poco, pero que solían ser fáciles, tales
como llevar el saldo de la chequera, participar en juegos (como bridge) y aprender nueva
información o rutinas

Perderse en rutas familiares


Problemas del lenguaje, como tener dificultad para encontrar el nombre de objetos familiares

Perder interés en actividades que previamente disfrutaba, estado anímico indiferente

Extraviar artículos

Cambios de personalidad y pérdida de habilidades sociales

A medida que el mal de Alzheimer empeora, los síntomas son más obvios e interfieren con la
capacidad para cuidarse. Los síntomas pueden abarcar:

Cambio en los patrones de sueño, despertarse con frecuencia por la noche

Tener delirios, depresión, agitación

Dificultad para realizar tareas básicas, como preparar las comidas, escoger la ropa apropiada o
conducir

Dificultad para leer o escribir

Olvidar detalles acerca de hechos cotidianos

Olvidar hechos de la historia de su propia vida, perder la noción de quién es

Alucinaciones, discusiones, comportamiento violento y dar golpes

Deficiente capacidad de discernimiento y pérdida de la capacidad para reconocer el peligro

Uso de palabras erróneas, no pronunciar las palabras correctamente, hablar con frases
confusas

Retraerse del contacto social

Las personas con mal de Alzheimer avanzado ya no pueden:

Reconocer a los miembros de la familia

Llevar a cabo actividades básicas de la vida diaria, como comer, vestirse y bañarse

Entender el lenguaje

Otros síntomas que pueden presentarse con el mal de Alzheimer:

Incontinencia

Problemas para deglutir

Pruebas y exámenes

Un médico entrenado a menudo puede diagnosticar el mal de Alzheimer con los siguientes


pasos:

Examen físico completo, que incluye examen neurológico


Hacer preguntas acerca de la historia clínica y los síntomas

Pruebas de la función mental (examen del estado mental)

El diagnóstico de esta enfermedad se hace cuando ciertos síntomas están presentes y


verificando que otras causas de demencia no estén presentes.

Se pueden realizar exámenes para descartar otras posibles causas de demencia, entre ellas:

Anemia

Tumor cerebral

Infección crónica

Intoxicación por medicamentos

Depresión grave

Aumento del líquido en el cerebro (hidrocefalia normotensiva)

Accidente cerebrovascular

Enfermedad de la tiroides

Deficiencia vitamínica

La tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) del cerebro se puede hacer


para buscar otras causas de demencia, como tumor cerebral o accidente cerebrovascular.

La única forma de saber con certeza que alguien sufrió el mal de Alzheimer es examinar una
muestra de tejido cerebral después de la muerte.

Tratamiento

No existe cura para la enfermedad de Alzheimer. Los objetivos del tratamiento son:

Disminuir el progreso de la enfermedad (aunque esto es difícil de hacer).

Manejar los síntomas como problemas de comportamiento, confusión y problemas del sueño.

Modificar el ambiente del hogar para que usted pueda desempeñar mejor las actividades
diarias.

Apoyar a los miembros de la familia y otros cuidadores.

Los medicamentos se utilizan para:

Disminuir la tasa a la cual los síntomas empeoran, aunque el beneficio con estos fármacos
puede ser pequeño.

Controlar los problemas de comportamiento como la pérdida del juicio o la confusión. 


Bibliografía:

-http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000760.htm

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