Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Marcos Simunovic P.
Opinión Personal
Este análisis parte del principio de la necesaria existencia de una educación pública
administrada por entes públicos a efectos de sustentar una sociedad democrática que
asegure igualdad de oportunidades y evite que la educación termine siendo dominada y
administrada por los poderes económicos.
Hoy en día con las reglas del juego existentes, todo conlleva, y así lo muestran las
cifras, a que la educación particular subvencionada muestre mejores resultados
absolutos de aprendizaje (léase puntajes SIMCE) que la educación municipalizada
provocando en consecuencia que los padres tiendan a sacar a sus hijos del sector
municipal para llevarlos al subvencionado en busca de esos mejores resultados.
He ahí entonces el escenario para la profecía auto cumplida. Estudiantes con mejor
capital cultural se agrupan en colegios particulares logrando mejores resultados finales
retroalimentando este círculo ¿virtuoso?
Virtuoso nó, mas bien vicioso pues es contradictorio con los principios democráticos
mas arriba enunciados y encarnados en los objetivos fundamentales transversales de la
educación chilena consignados en nuestras leyes.
Hasta aquí debiera ser suficiente para justificar un cambio en las reglas del juego con las
que “compiten” las escuelas municipalizadas versus las subvencionadas. Pero hay más
argumentos.
La ley SEP (Subvención escolar preferencial), si bien pretende romper con este
pronóstico al entregarle mayores recursos a las escuelas que atienden a una población
con menor capital cultural, sus recursos materiales nunca serán suficientes para revertir
esta profecía y si lo fueran, continuaría la contradicción con los principios de una
sociedad inclusiva y democrática en que la igualdad de oportunidades, tolerancia a la
diversidad, respeto, etc., se manifiesten también en la convivencia y enseñanza diaria.
El desafió es ¿que hacer?. Humildemente propongo que, sin perjuicio de todos los
esfuerzos municipales y de sus corporaciones en ejecución y por realizar para mejorar
los liderazgos directivos y docentes, como la gestión curricular y de recursos y como la
construcción de una ciudad proeducación, hay que promover una ley que obligue a cada
establecimiento que reciba financiamiento público a recibir y educar a alumnos de todos
y cada uno los orígenes socioeconómicos construyéndose estructuras de matriculas
homogéneas entre colegios subvencionados y municipales que reflejen la
heterogeneidad de nuestra sociedad provocando así la sana competencia en la gestión de
las unidades educativas por alcanzar, en igualdad de condiciones, los mejores
estándares de calidad en educación y convivencia democrática.
Solo así seremos consecuentes con nuestros principios y lograremos los mejores
resultados como país con la menor desigualdad posible.