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ISBN 968-5087-42-3
Introducción
Maria Immacolata Vassallo de Lopes y Raúl Fuentes Navarro 7
Deconstrucción de la crítica:
Nuevos itinerarios de la investigación
Jesús Martín-Barbero 15
f
Epistemología y estudios de comunicación
En busca de la constitución de un campo
Gastón Julián Gil 91
La prohibición de la imaginación
Recepción y usos de la escuela de Frankfurt en los estudios
latinoamericanos de la comunicación
Víctor Lenarduzzi 127
Maria Immacolata
Vassallo de Lopes*
En este texto se aborda el tema propuesto en el plano conceptual, pues las cuestio-
nes del campo académico de la comunicación y de los desafíos que en la actualidad
se le presentan a su investigación tienen que ver fundamentalmente con su estatuto
d i s c i p l i n a r i o . Se t o m a n c o m o referencia los procesos de institucionalización y
de disciplinarización en la historia de las ciencias sociales y se pretende fundamen-
tar la hipótesis de que la institucionalización del campo académico de la comunica-
ción en Brasil avanza bajo el signo de la transdisciplinariedad.
En u n trabajo anterior, así como en una investigación empírica (Vassallo de Lopes,
1998; en prensa), se exploraron algunas cuestiones epistemológicas y metodológicas
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acerca de la investigación de la comunicación, con base en las propuestas de conver-
gencia y de sobreposición de temas y de metodologías que se hacen notar de f o r m a
creciente en la literatura actual, tanto por parte de investigadores de la comunica-
ción como de las ciencias sociales y humanas. Esas propuestas se pueden identificar
como constituyentes de u n m o v i m i e n t o contemporáneo crítico de la compartimen-
tación disciplinaria, que se fue construyendo a lo largo del desarrollo histórico de
esas ciencias. L o más importante es que, además de ser polémicas, esas propuestas
son concretas y factibles y buscan una restructuración disciplinaria de las ciencias
sociales y humanas, con base en la apertura y revisión de sus estructuras de conoci-
m i e n t o . Son una invitación a " u n debate sobre el paradigma", como dice Wallerstein
(1991).
Partimos de una definición f o r m a l y amplia de lo que es el campo académico de
la comunicación: un conjunto de instituciones de educación superior destinadas al
estudio y a la enseñanza de la comunicación, donde se produce la teoría, la investi-
gación y la f o r m a c i ó n u n i v e r s i t a r i a de los profesionales de la c o m u n i c a c i ó n .
Eso implica que en ese campo se pueden identificar varios subcampos: el científico,
implicado en prácticas de producción de conocimiento: la investigación académica
tiene la f i n a l i d a d de p r o d u c i r c o n o c i m i e n t o teórico y aplicado p o r m e d i o de la
construcción de objetos, metodologías y teorías; el educativo, que se define por
prácticas de reproducción de ese c o n o c i m i e n t o , es decir, mediante la enseñanza
universitaria de materias relacionadas con la comunicación, y el profesional, carac-
terizado por prácticas de aplicación del c o n o c i m i e n t o y que p r o m u e v e vínculos
variados con el mercado de trabajo. 1
1. Acerca de las relaciones entre la enseñanza y el mercado de trabajo, coordiné una amplia
investigación sobre los egresados de los programas de comunicación social en Brasil. Véase
Vassallo de Lopes (en prensa).
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sus competidores), en la medida en que crecen los recursos científicos acumulados
y, de f o r m a correlativa, la autonomía del campo.
A l subrayar la indisolubilidad entre el saber especializado y el reconocimiento
social presente en la autoridad del científico, Bourdieu afirma que la posición de
cada uno en el campo es tanto una posición científica c o m o una posición política y
que sus estrategias para mantener o conquistar u n lugar en la jerarquía científica
poseen siempre este carácter doble. En correlación, los conflictos epistemológicos
son, siempre, inseparablemente, conflictos políticos y, así, una investigación sobre
el poder en el campo científico podría perfectamente i n c l u i r sólo cuestiones en
apariencia epistemológicas. Resulta, entonces, "inútil distinguir entre las d e t e r m i -
naciones propiamente científicas y las determinaciones propiamente sociales (políti-
cas) de las prácticas esencialmente sobredeterminadas" de los agentes involucrados
(Bourdieu, 1983: 124).
La i m p o r t a n c i a de la noción de campo científico de B o u r d i e u es en esencia
heurística p o r diversas razones. E n p r i m e r lugar, p o r q u e p e r m i t e r o m p e r con la
imagen hagiográfica que p o r lo general viene incorporada en la noción de " c o m u n i -
dad científica", aun en autores como K u h n (1976), quienes dan lugar al conflicto en
su teoría funcionalista de la evolución científica. En segundo lugar porque, dentro
de la concepción estructuralista que está en la base de su análisis del campo, Bourdieu
analiza de manera dialéctica las posiciones estructuradas con las prácticas estructu-
rantes de los agentes.2 Las prácticas son vistas c o m o estrategias, es decir, c o m o
acciones reflejadas, siempre con el doble carácter indicado arriba (científico y polí-
tico) y que se orientan como estrategias de conservación/sucesión o estrategias de
subversión. Esas estrategias dependen de las posiciones ocupadas p o r los agentes en
el campo, es decir, del capital científico y del poder que él les confiere. Los agentes
llamados p o r Bourdieu dominantes se dedican a las estrategias de conservación o de
sucesión (a través de sus discípulos) buscando asegurar el mantenimiento del orden
científico con el que se identifican. Ese orden, al que él llama ciencia oficial, no se
reduce al conjunto de recursos científicos heredados del pasado que existen en esta-
do objetivado, bajo la f o r m a de instrumentos, obras, instituciones, etc., y en estado
i n c o r p o r a d o , bajo la f o r m a de hábitos científicos, sistemas de esquemas generados
de percepción, de apreciación y de acción. Es también una especie de acción peda-
gógica que hace posible la elección de los objetos, la solución de los problemas y la
Esta extensa reproducción del análisis del campo científico hecha por Bourdieu
se justifica, desde nuestro p u n t o de vista, por las siguientes razones:
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les son condiciones necesarias pero no garantizan per se el fortalecimiento teórico
de u n campo.
• Para evitar que se confunda el subcampo de la enseñanza (reproducción) con el
subcampo de la investigación (producción) dentro del campo académico.
La institucionalización de l a s c i e n c i a s s o c i a l e s
3. Mencioné los siguientes: Fuentes Navarro (1998); Vassallo de Lopes (1997); Journal of
Cotnmunication (1983 y 1993); Comunicacáo e Sociedade (1997); Telos (1989 y 1996).
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mente epistemológico. El segundo es la propuesta de trabajo transdisciplinario con
base en la crítica de la práctica interdisciplinaria.
El I n f o r m e de la Comisión Gulbenkian se centra en la historia de las ciencias
sociales, fundada en su creciente proceso de institucionalización y de cambios en las
formas organizativas del trabajo científico. Se detiene en los cambios ocurridos a
p a r t i r de 1945, en la posguerra, con el desarrollo de la guerra fría; las inversiones en
el desarrollo científico y la concentración de los polos científicos en algunos países,
con la hegemonía de Estados Unidos. Entre las consecuencias de estos cambios a
escala mundial sobresale la cuestión de la validez de las distinciones al interior de
las ciencias sociales, con base en líneas divisorias establecidas p o r el paradigma
de la ciencia del siglo X I X para las entonces nacientes ciencias sociales, que empieza
a ser profundamente cuestionada. Esas líneas divisorias eran: la demarcación entre
el estudio del mercado (la economía), del estado (la ciencia política) y de la sociedad
civil (la sociología); la división entre el estudio del m u n d o moderno/occidental (eco-
nomía, sociología y política), y el m u n d o no-moderno/no-occidental (antropolo-
gía); del m u n d o presente (economía, sociología y política) y el m u n d o pasado (histo-
ria).
Después de 1945, la innovación académica más importante fue, según el infor-
me, la creación de estudios p o r áreas o regiones (URSS, C h i n a , América L a t i n a ,
África, Europa Central, Sudeste asiático, etc.), una nueva categoría institucional (la
geográfica) que condujo a una reagrupación del trabajo intelectual. Estos nuevos
estudios p o r área eran, p o r definición, " m u l t i d i s c i p l i n a r i o s " , y "las motivaciones
políticas subyacentes a su origen eran bastante explícitas" (Wallerstein et al, 1996:
60). Llama la atención el hecho de que los estudios por áreas atrajeran hacia una
estructura única a personas cuya filiación disciplinaria atravesaba transversalmente
las tres líneas divisorias ya referidas. Científicos sociales de orígenes e inclinaciones
diferentes se encontraban frente a frente con geógrafos, historiadores del arte, estu-
diosos de las literaturas nacionales, epidemiólogos y hasta geólogos. Comenzaron a
p r o d u c i r currículos en conjunto, a participar en los jurados de d o c t o r a d o de los
alumnos de unos y otros, a asistir a congresos organizados por especialistas de cada
área y, sobre t o d o , comenzaron a leer los libros unos de los otros y a publicar
artículos en las nuevas revistas transdisciplinarias de cada especialidad. Esas prácti-
cas dejaron ver lo mucho que había de artificial en las rígidas divisiones institucionales
del conocimiento asociado a las ciencias»sociales. Consideramos importante trans-
cribir la evaluación que hace el I n f o r m e de ese m o v i m i e n t o de convergencia y de
sobreposición de las disciplinas:
Se sabe que las múltiples disciplinas existen desde que hay múltiples departa-
mentos académicos en las universidades de t o d o el m u n d o , programas de for-
m a c i ó n en esas d i s c i p l i n a s y asociaciones nacionales e i n t e r n a c i o n a l e s de
investigadores de esas disciplinas. Es decir, nosotros sabemos políticamente
que existen diferentes disciplinas, que tienen una organización d e l i m i t a d a ,
estructura y personal para defender sus intereses colectivos y asegurar su
reproducción. Pero esto no nos dice nada acerca de la validez de las exigencias
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intelectuales de la separación, exigencias que presumiblemente justifican sólo
la red organizativa (Wallerstein, 1 9 9 1 : 239).
Por eso, los méritos del trabajo interdisciplinario en las ciencias sociales no llegan a
solapar de manera significativa la fuerza de los aparatos organizacionales que prote-
gen a las disciplinas separadas. E igualmente, lo contrario puede ser verdadero. U n
investigador, al justificar que necesita aprender de o t r o lo que no puede conseguir en
su p r o p i o nivel de análisis con sus propias metodologías específicas y que el " o t r o "
conocimiento es pertinente y significativo para la resolución de los problemas inte-
lectuales sobre los que está trabajando, tiende a reafirmar y no a mezclar los dos
conocimientos. El trabajo interdisciplinario no es, per se, una crítica de la comparti-
mentación existente en las ciencias sociales, además de que le falta el toque político
para afectar las estructuras institucionales existentes.
Pero, pregunta el autor, ¿las varias disciplinas de las ciencias sociales son disci-
plinas? Etimológicamente, la palabra disciplina está vinculada a "discípulo" o estu-
diante, y es antitética a " d o c t r i n a " , que es la propiedad del doctor o profesor. Por lo
tanto, la doctrina concierne a la teoría abstracta y la disciplina es relativa a la prác-
tica y al ejercicio. La primera tiene que ver con la producción y la segunda con la
reproducción del conocimiento.
En la historia de las ciencias sociales, una disciplina sólo aparece después de u n
largo trayecto de práctica, cuando se convierte en doctrina, enseñada y justificada
por los doctores y profesores. Pero con eso, se pregunta el autor, ¿se alcanza u n nivel
defendible y coherente de análisis o sólo se separa u n asunto?
Todas las divisiones en asuntos derivan en lo intelectual de la ideología liberal
dominante en el siglo X I X , que argumentaba que el estado y el mercado, la política
y la economía, eran sectores analíticamente separados, cada uno con sus reglas o
"lógicas" particulares. Sabemos lo que los conflictos de fronteras causaron en los
itinerarios intelectuales de los campos (sociología, política, economía y a n t r o p o l o -
gía), y que fueron complejos y variados. Debido a como se desenvolvió el m u n d o
real, la línea de contacto entre lo " p r i m i t i v o " y lo " c i v i l i z a d o " , l o " p o l í t i c o " y lo
" e c o n ó m i c o " se sobrecargó. Se v o l v i e r o n comunes las invasiones intelectuales y,
aunque los invasores movieran las estacas, no las r o m p i e r o n .
La cuestión que enfrentamos hoy es si hay algún criterio intelectual que pueda
usarse para asegurar de un m o d o relativamente claro y defendible las fronteras entre
las cuatro presuntas disciplinas de la antropología, la economía, la ciencia política y
la sociología. El "análisis de los sistemas-mundo" (world systems analysis), pro-
puesto por el autor, responde a esta cuestión con u n inequívoco " n o " . "Todos los
criterios postulados — n i v e l de análisis, objeto, métodos, t e o r í a s — o no son verda-
[...] las ciencias humanas, ciencias que nacen de hecho solamente en la moder-
nidad, están condicionadas, en una relación de determinación recíproca, p o r la
constitución de la sociedad moderna como sociedad de la comunicación. Las
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ciencias humanas son al mismo t i e m p o efecto y medio del posterior desarrollo
de la sociedad de la comunicación generalizada (Vattimo, 1997).
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medio de la proliferación de objetos de estudio abordados, confluya en tanto lógica
científica para la producción de conocimiento pertinente y consistente, y que res-
ponda a las necesidades sociales, más allá de las "grupales", que en t o d o caso se
sumarían a una identidad mayor para así fortalecerse. La segunda observación es
que la transdisciplinarización así entendida no supone una disolución arbitraria y
radical de la estructura disciplinaria en lo institucional, y menos en lo cognoscitivo
o en cuanto proceso de formación. Es precisamente a través de la conquista del rigor
teórico-metodológico y de la ampliación y consolidación del d o m i n i o de los saberes
hasta ahora fragmentados en disciplinas, que nosotros, investigadores en ciencias
sociales, podremos avanzar, desde el espacio académico, junto a nuestro tiempo so-
ciocultural.
Para concluir, hacemos concreto el análisis, presentando u n breve resumen de u n
aspecto importante del campo académico de la comunicación en Brasil, que es su
sistema de posgrado.
El campo académico de la comunicación en Brasil está constituido en la actuali-
dad por 163 facultades de comunicación, que ofrecen 356 programas de pregrado
con las siguientes habilitaciones: 118 de publicidad, 116 de periodismo, 68 de rela-
ciones públicas, 35 de radio y televisión, cinco de cine, cinco de producción edito-
rial y nueve de comunicación social. El posgrado,6 donde se realiza la investigación
5
Referencias
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