Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Dos poemas
José Manuel López de Abiada
Resumen: En el presente trabajo se vislumbran tres objetivos capitales: 1. situar a Buñuel en el contexto generacional;
2. dilucidar y calibrar los principales cambios estéticos entre su primera película y el documental rodado en Las Hurdes;
y 3. interpretar el documental desde el concepto de obra comprometida, situándola en unas coordenadas temporales concretas
(1928-1933). Al socaire de los objetivos mencionados, se muestra también el tránsito de la literatura de vanguardia a la de
avanzada y se sitúan en él las dos películas de Buñuel.
Palabras clave: Cambio estético y compromiso político; Buñuel y la generación del 27; Un perro andaluz y Las Hurdes,
dos obras de culto; Un nuevo modo de mirar; Expresionismo tardío; Documental artístico
Abstract: In the present work, three main objectives are seen: 1. Situating Buñuel in the generational context; 2. Elucidating
and weighing up the main aesthetic changes found between his first movie and the documentary filmed at Las Hurdes, and
3. construe the documentary from the committed-work concept, by placing it within some specific temporary coordinates (1928-
1933). In the lee of the above-mentioned objectives, the transit from avant-garde to ahead-of-the times literature is shown as well,
where these two films by Buñuel can be situated.
Key words: aesthetic change and political commitment; Buñuel and the generation of the 27; El perro andaluz and Las
Hurdes, two works of cult; a new way to watch; delayed expressionism; documentary artistic
Sommaire: Dans ce travail on peut voir trois objectifs essentiels: 1. Situer Buñuel dans le contexte générationnel;
2. élucider et calibrer les principaux changements esthétiques entre son premier film et le documentaire tourné à Las Hurdes, et
3. interpréter le documentaire partant du concept doeuvre engagée en le plaçant sur des cordonnées temporaires concrètes
(1928-1933). Â labri des objectives énoncés, on montre aussi le transit de la littérature davant-garde à la littérature davancée,
et cest là où lon situe ces deux films de Buñuel.
Mots clefs: changement esthétique et compromis politique; Buñuel et la génération de du 27; El perro andaluz et Las
Hurdes, deux oeuvres de culte; une nouvelle manière de surveiller; expressionnisme tardif; documentaire artistique
M
debe ser verosímil.
e propongo abordar algunos aspectos del do-
Pero, tratándose de una película, hay, además,
cumental Las Hurdes. Tierra sin pan (1933) con
ritmo, imágenes, simbología, dimensión fónica, iro-
tres objetivos prioritarios: a) situar la primera pelí-
nía, capacidad evocativa, emotiva y comunicativa,
cula de Buñuel en el contexto generacional, b) re-
función temporal, etc.
flexionar sobre los cambios estéticos más visibles
entre su primera película y el documental rodado en
Las Hurdes y c) analizar el documental a partir del
concepto de compromiso, situándolo en unas coor- II.
denadas temporales precisas (1928-1933). BUÑUEL Y EL 27
Bajo el concepto de obra de arte (literaria, cine- Conviene tener en cuenta que Luis Buñuel es
matográfica, etc.) comprometida incluyo aquellas crea- un representante destacado de la generación del 27
ciones que reflejan, defienden y propugnan una no sólo por su fecha de nacimiento sino también por
opinión, una ideología determinada o un sistema de su obra literaria y porque su vocación de escritor
valores, encaminado tanto a reforzar el «modelo» estuvo siempre latente, incluso tras su dedicación al
dominante como a modificar aunque sea parcial- cine. Además, no parece aventurado afirmar que su
mente la «realidad circundante» de la sociedad o obra cinematográfica es una continuación de lo que
del statu quo. había comenzado a hacer y, probablemente, de lo que
hubiera deseado y podido hacer en literatura. Su obra
La obra de arte comprometida es altamente re- literaria más original es un libro integrado por vein-
ferencial, puesto que habla del mundo exterior y pre- tidós poemas, en verso y prosa, concluido y prepara-
tende influir en él. Es, además, preponderantemente do para su publicación en 1927, pero que, por razones
unívoca, pues, hasta en su ironía y en sus ambigüe- que ignoro, al final se quedó sin publicar. El título
dades, apunta al blanco. Tiene siempre un significa- elegido para el libro era Polismos es decir, varios
do prioritario y privilegia la comunicación. «ismos», pero terminaría llamándose Un perro anda-
luz. Varios de los poemas incluidos en este libro apa-
Hay, por tanto, un sistema de convenciones co- recieron en revistas (con La Gaceta Literaria en primera
municativas que han de ser comprendidas por los fila). Con los versos de Juan Larrea, son los primeros
destinatarios para que tengan los efectos deseados ejemplos de escritura surrealista en España, aunque
(lo que no significa que éstos hayan de compartir las dicho estilo todavía no llevara el marbete de surrea-
ideas del autor) y hay también un contexto extrapoé- lismo. A juicio de Sánchez Vidal, la imaginería de
tico (histórico, político, social, etc.) que repercute en este poemario tiene ciertas afinidades con Sobre los
la recepción. ángeles de Alberti (1929), Los placeres prohibidos (1931)
de Luis Cernuda y los dos poemarios surrealistas de
En suma, la obra comprometida: Vicente Aleixandre: Espadas como labios (1932) y La des-
trucción o el amor (1933). En Buñuel, sin embargo, como
concede gran importancia a la información bien señala Luis García Jambrina, «hay una mayor
contextual y al marco ideológico como ele- virulencia en el uso de las imágenes y una explícita
mentos estructurantes en la comprensión de renuncia a embellecerlas, por lo que siempre tienden
la realidad a ser bastante bruscas en su desnudez. Sólo Lorca en
2 Luis BUÑUEL, Obra literaria (Introducción y notas de Agustín Sánchez 3 Recogido también en «La poesía de Vicente Aleixandre», en Poetas es-
Vidal), Zaragoza, Heraldo de Aragón, 1982, pág. 25. pañoles contemporáneos, 3ª. ed., Madrid, Gredos, 1978, pág. 270.
do a primeros de ese año 1930, Ramón Gómez de la estéticas e ideológicas sumamente complejas en las
Serna me ofreció un banquete en «Pombo» con más que tenían cabida todos los escritores jóvenes de las
de cien comensales y en el que a su final, mientras
Rafael Alberti repartía un panfleto contra la Revista distintas (en parte distantes) ideologías, especial-
de Occidente en el que aparecía de «damo» Antonio mente visibles en el quinquenio 1928-1933. En suma
Marichalar, acompañando siempre a las musas de y limitándonos al ámbito literario6, en una nómi-
Ortega, una Condesa y una Duquesa, el propio Espi- na suficientemente abarcadora de la generación del
na se levantó para disentir de la presencia de un
27 figurarían, amén de los poetas señalados:
fascista como el comediógrafo Bragaglia entre los
comensales, y atacar con ese motivo la Dictadura de
Primo de Rivera auspiciando una España liberal y los nutridos grupos de novelistas y ensayistas
republicana. Frente a lo cual Ramiro Ledesma Ra- conservadores, entre quienes cabe destacar los
mos se alzó, no a defender a dictador alguno, sino a
nombres de Tomás Borrás, Huberto Pérez de la
pedir un clima de heroísmo entre las juventudes. Y
respondiendo a la pistolita simbólica, la de Larra, Ossa, Ramón Ledesma Miranda, Juan Antonio
que sacara Antonio Espina, empuñó una de verdad. de Zunzunegui, Agustín de Foxá, Manuel Hal-
Con lo cual se armó un jaleo terrible en el viejo y cón, Eugenio Montes, Rafael Sánchez Mazas,
plácido «Pombo», teniendo necesidad Ramón de Luys Santa Marina, Giménez Caballero,
utilizar su voz estentórea como un apagafuegos para
dominar aquel choque. La guerra civil había comen- Ledesma Ramos y Primo de Rivera
zado en España. Y, una vez más, los poetas prece-
dían a los políticos. Los poetas como nubes preñadas los narradores y ensayistas del «otro» 27, que
de tormenta 4. optaron abiertamente, hacia finales de la déca-
da, por la politización de la literatura y entre
quienes figuran con pleno derecho Joaquín
IV. Arderíus, Benavides, José Díaz Fernández, Cé-
SOBRE LA GENERACIÓN DEL 27 sar M. Arconada, Ramón Sender, Andrés
Carranque de Ríos, Julián Zugazagoitia y Alicio
Garcitoral7
Si consideramos los manuales de historia de la
literatura española, la conclusión más inmediata que
el grupo de narradores, ensayistas y, en al-
se suele desprender en relación con el concepto de
gunos casos, dramaturgos, entre quienes hay
«generación del 27» es que dicha generación corres-
que incluir a Antonio Espina, Juan José
ponde preponderantemente a una nómina de poetas
Domenchina, José Bergamín, Francisco Ayala,
nacidos entre 1891 y 1905: Pedro Salinas, Jorge Gui-
Max Aub, Rosa Chacel, Claudio de la Torre,
llén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Dámaso
Esteban Salazar Chapela, Édgar Neville, José
Alonso, Vicente Aleixandre, Emilio Prados, Rafael
López Rubio, Jardiel Poncela, Antonio Robles,
Alberti, Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre. Sin
Samuel Ros, Mihura, Casona y otros. Ello sin
embargo, si consideramos que la euforia gongorina
olvidar que esta nómina debería ser completa-
fue de corta duración, que ya en 1931 la mayoría de
da con nombres de músicos (entre ellos, An-
esos poetas sentía a Góngora más lejano que a Lope,
drés Segovia, Sáinz de la Maza, Joaquín Rodrigo
Quevedo o Garcilaso y, sobre todo, que dicha lista
y Rodolfo y Ernesto Halffter), pintores (como
suele ser fruto de criterios excluyentes5, percibimos
que la llamada «generación del 27» queda injusta-
mente amputada. Efectivamente, se suele olvidar que 6 Si deseáramos adentrarnos en lo que podría llamarse «generación his-
tórica del 27», deberíamos considerar otros nombres significativos,
la generación, como tal, se nutría de una realidad quizá menos conocidos: José Calvo Sotelo, Andrés Nin, Franco
Bahamonde y Vicente Rojo; José Antonio Primo de Rivera, Ramiro
político-cultural y se situaba en unas coordenadas Ledesma Ramos, José Díaz, Dolores Ibárruri, Joaquín Maurín, José
María Gil Robles y Pedro Sáinz Rodríguez (personaje representativo
en todos los sectores: erudito, animador de la ciap, Ministro de Educa-
ción con Franco, consejero político de don Juan de Borbón y amigo de
4 Ernesto GIMÉNEZ CABALLERO, Memorias de un dictador, Barcelona, juventud de varios de los poetas del 27).
Planeta, 1979, pág. 67.
7 Con el pasar del tiempo, y como testimonios literarios significativos
5 Excluyente porque silencia a coetáneos sumamente afines: Juan Larrea, de la reacción a las circunstancias político-sociales que desemboca-
Juan José Domenchina, Antonio Espina, Adriano del Valle, José María rían en la contienda civil, en este grupo podrían figurar también Isidoro
Pemán, Juan Chabás, Mauricio Bacarisse, Jaime Marichalar, José Acevedo, Arturo Barea, Paulino Masip, Max Aub, Francisco Ayala y
Bergamín, Claudio de la Torre, Guillermo de Torre y otros. otros.
Miró, Cossío, Palencia y Dalí), escultores (como entrelazada con otras dos historias de no menor en-
Ferrant) y varios directores de cine (Buñuel y vergadura: natural la primera (me refiero sobre todo
otros). al plano de los alacranes que inaugura la película) y
humana la otra. Por lo demás, la historia del loco
amor coincide a grandes rasgos con la exaltación
V. del amour fou que propone y sostiene Breton, si bien
aquí con un añadido destructor, letal incluso, com-
RUPTURA DE LA LÓGICA Y pletamente exento de cualquier asomo de romanti-
PULSIONES INCONSCIENTES cismo. La rápida sucesión del fragmento documental
sobre los escorpiones y las historias de los bandidos
Suele olvidarse que Buñuel era un apasionado y mallorquines son una ilustración paradigmática
del disfraz, matiz que a menudo se vislumbra en toda de la firme intención de los guionistas (Buñuel y Dalí)
su obra, incluidas sus memorias, Mi último suspiro de enlazar representaciones irracionales como si de
(1982). Lo ha visto bien Agustín Sánchez Vidal en pulsiones inconscientes se tratara, sin acotaciones o
un trabajo reciente: comentarios que le faciliten al asombrado especta-
dor el pasaje de una escena a otra o incluso de un
Lo buñuelesco es tan escurridizo que cuando se plano a otro, subrayando así la elección de una rup-
quiere definir o atrapar, conduce a menudo a las
tura deliberadamente ostentosa.
más previsibles caricaturas [
]. Hay quien lo redu-
ce a una especie de tosco baturrismo primario, o a
un anticlericalismo propio de comecuras profesio-
nal. Desde luego, tampoco son más estimulantes los
reduccionismos parisinos que lo canonizan como el
VI.
Gran Transgresor, en la órbita de la intelectualidad FASCINACIÓN DEL DESAMPARO Y
surrealista. Buñuel era muy complejo, y él mismo
huía de lo prefabricadamente buñuelesco [
]. No MISERIA FILMADA
obstante, sucede que Buñuel es un tema del que todo
el mundo cree tener las supuestas claves tras haber En el breve espacio que dedica en sus memo-
visto a salto de mata algunas de sus películas o leído
algún libro (especialmente sus memorias). Y las co-
rias a la desolada región de Las Hurdes, Buñuel
sas son un poco más complicadas. En realidad, si se apunta aspectos singulares en más de una ocasión,
tiene un espíritu independiente y opinión propia, por ejemplo cuando afirma que eran tierras «antaño
sus películas son muy elocuentes y no creo que ne- pobladas por bandidos y judíos que huían de la In-
cesiten excesivos intermediarios 8.
quisición»10, que le «fascinaba el desamparo de sus
habitantes» y su apego «a su tierra sin pan», que
Teniendo muy en cuenta las afirmaciones de
cuando «alguien llevaba de Andalucía algún men-
Sánchez Vidal y al hilo de sus sugerencias, vamos
drugo [
] servía de moneda de cambio» (pág. 167).
a adentrarnos en el análisis de Las Hurdes según los
La exageración se convierte en hipérbole cuando afir-
presupuestos establecidos. Se impone, sin embargo,
ma que Las Batuecas «era uno de los contados paraí-
un apunte previo. Si en Un perro andaluz se cuenta una
sos sobre la tierra» y que en «sus huertos crecían las
historia que se distancia deliberadamente de lo que
mejores hortalizas del mundo» (pág. 169). También
podríamos llamar, a falta de mejor expresión, la «ló-
revela un dato que conviene retener por referirse a
gica narrativa», en Lâge dor 9 (cuyo guión fue escrito,
un libro primordial para sus fines: Las Hurdes, études
como el de la película precedente, por Buñuel y Dalí),
de géographie humaine (París, 1927). El pasaje de las
la historia narrada es sumamente compleja, puesto
memorias referido a esta monografía de Maurice Le-
que la historia de amor que cruza la obra entera está
gendre dice así: «Yo acababa de leer un estudio com-
pleto realizado sobre aquella región por Legendre,
8 Agustín SÁNCHEZ VIDAL, «El espejo incierto de Luis Buñuel», Cua- director del Instituto Francés de Madrid, que me in-
dernos Hispanoamericanos, 603, septiembre 2000, pág. 17. teresó sobremanera» (pág. 166).
9 La película fue estrenada en noviembre de 1930; fue prohibida ocho
días después del estreno tras haber provocado un escándalo memora-
ble. La prohibición terminó en 1980 con su distribución comercializa- 1 0 Luis BUÑUEL, Mi último suspiro, Barcelona, Plaza & Janés, 1982, pág.
da en Nueva York y París. 166. Cito siempre por esta edición.
Legendre había acompañado a Miguel de riores de las escasas viviendas de los núcleos urba-
Unamuno en su viaje a Las Hurdes en 1913, viaje nos más pobres, en Las Hurdes altas. El conjunto se
completa con diez retratos individuales, cuatro re-
acerca del cual aparecieron cuatro crónicas11 en el tratos de grupo, una fotografía de boda, otra en un
diario madrileño El Imparcial. La contribución de cementerio y el retrato de dos mujeres jóvenes ves-
Legendre (que ya entonces recogía material para su tidas con la rica guarnición de fiesta de La Alberca
libro) fue considerable en cuanto a saberes prácti- (pág. 39).
cos, guías y personas de contacto. No es éste el lugar
para cotejar las crónicas unamunianas y el libro de Del testimonio de Vilar (que había cursado es-
Legendre y su influencia o presencia en la película tudios con Legendre) entresaco las informaciones
de Buñuel. Me limito a reproducir unos pasajes refe- imprescindibles para nuestros fines: Legendre era
ridos a ambos autores. Del viaje del rector de la
un ferviente partidario de la España tradicional; un
Universidad de Salamanca, Mercè Ibarz, autora de católico que había abandonado la universidad cuan-
una espléndida monografía sobre la película de la do la ley de Separación; un hombre que había visto
que las páginas que siguen son en parte deudoras en la miseria de las Hurdes un designio de la Provi-
apunta: dencia; era contrario por naturaleza a los cambios
de 1931 y se sumaría posteriormente al pronuncia-
miento (o, si lo prefieren, al movimiento) de 1936
Unamuno ve en la sociedad hurdana una metá-
(pág. 39).
fora de lo mejor de lo mejor, de la supervivencia en
la austeridad y la lucha contra una naturaleza hostil;
en cambio, Buñuel y su equipo verán en ella una
metáfora de lo insostenible y apelarán, en el plano
que cierra el film, a su destrucción. La vieja anuncia-
VII.
dora de la muerte recorre las calles y pide que se ENTRE EL MITO Y LA LEYENDA13
rece una plegaria «por la muerte de
», corte y paso
al plano general de Las Hurdes, despedida del equi-
po, fin. Se suele dar por cierto que Las Hurdes fueron
terra ignota hasta el reinado de los Reyes Católicos,
Entre el texto escrito y el texto fílmico hay un fecha en que se convierten en escondite y refugio de
diálogo entre dos generaciones, una pugna entre la judíos perseguidos por la intolerancia religiosa, de
compasión unamuniana y la llamada a la destruc-
ción buñueliana12.
bandoleros, de marginados sociales y de huidos de
la justicia. De ahí que los primeros testimonios lite-
Aquí es obligatorio reproducir un pasaje referi- rarios de la zona estuvieran marcados con el hierro
do al libro de Legendre y citar el testimonio del gran de la leyenda. Lope de Vega fue uno de quienes más
historiador e hispanista francés Pierre Vilar. directamente contribuyeron a la creación de la le-
yenda y de su versión arcádica con la comedia Las
De la tesis de Legendre, leída en la Universi- Batuecas del Duque de Alba (publicada en 1643, pero
dad de Burdeos y allí publicada en 1927, Ibarz apun- escrita a comienzos del siglo XVII, fecha en la que el
ta que se trata de dramaturgo era secretario del duque de Alba y visi-
taba con cierta frecuencia la zona, en la que solía
un documentado trabajo, de marcado carácter épi- pasar largas temporadas). De esta obra lopiana
co-religioso, de 508 páginas que el autor acompañó arranca el mito arcádico, ampliación y continuación
de 49 fotografías. Entre estas fotografías hay: paisa-
del espacio utópico-contemplativo del convento de
jes generales, documentación sobre los escasos cam-
pos de cultivos, de los caminos igual de escasos y de los carmelitas de Las Batuecas, con fama de paraíso
las colmenas de abejas, vistas generales de poblacio- de un cristianismo impoluto surgido a raíz de la
nes, de iglesias y del monasterio de Las Batuecas, y expulsión de los musulmanes. Lope establece de-
vistas particulares de algunas calles de los núcleos terminados parangones y paralelismos entre el «des-
urbanos más evolucionados, así como vistas exte-
cubrimiento» de Las Hurdes y la conquista del Nuevo
1 1 Estas crónicas fueron recogidas en Andanzas y visiones de España
(1922). 1 3 En este apartado me apoyo en más de una ocasión en un escrito de José
Luis Puerto del que me confieso deudor, recogido en José Luis PUERTO
1 2 Mercè IBARZ, Buñuel documental. Tierra sin pan y su tiempo, Zarago- y Ramón GRANDE DEL BRÍO, Paseos por Las Hurdes, Salamanca,
za, Prensas Universitarias de Zaragoza, 1999, pág. 24. Amarú, 2001, pág. 128.
Mundo, rememorados casi un siglo después por la leyenda en el discurso «Fábula de las Batuecas, y
Montesquieu en sus Lettres persanes (1721). La saga países imaginarios», integrado en el tomo cuarto de
paradisiaca es retomada, desde la sensibilidad ro- su Teatro crítico universal (1726-1739): «Es fama común
mántica, por Stéphanie Félicité du Crest de Saint- en toda España, que los habitadores de las Batuecas,
Aubin, condesa de Genlis, en su relato Les Battuécas sitio áspero, y montuoso, [
] vivieron por muchos
(1816), quien elige el lugar cual paradigma y modelo siglos sin comercio, o comunicación alguna con todo
de espacio preservado del furor de las guerras napo- el resto de España, y del mundo, ignorantes, e igno-
leónicas y lo hace inmune al progreso y a las ideas rados aun de los Pueblos más vecinos, y que fueron
revolucionarias. descubiertos con la ocasión, que ahora se dirá».
En 1604 es decir, antes que Lope, el dominico Las conclusiones de Feijoo en cuanto a la pro-
Gabriel de San Antonio había publicado su Breve y pagación de la «fábula de las Batuecas» son peren-
verdadera relación de los sucesos del reino de Camboxa (1604), torias: «A la vista de tantas y tan patentes pruebas
en la que relata el descubrimiento de las majadas de de ser falso lo que se dice de los habitadores de las
Las Hurdes: «Descubriéronla los Camboxas andan- Batuecas, ¿quién no admirará, que esta Fábula se
do a caza de badas: como se descubrieron en Castilla haya apoderado de toda España? ¿Qué digo yo
en tiempo del Emperador Carlos V, las Majadas de España? También a las demás Naciones se ha
Jurde, junto a la Peña de Francia, que agora son del estendido»17.
duque de Alua a quien el Emperador hizo merced
dellas, por averlas descubierto un cazador suyo»14. Como cabe esperar, la leyenda fue desmoronán-
dose paulatinamente a la par que iba cuajando la
El salmantino Alonso Sánchez concedió carta Ilustración. Sin embargo, volverá a recobrar fuerza
de naturaleza a la leyenda en su De Nebus Hispaniae al socaire de la aparición y la expansión del roman-
(1633), obra que gozó de cierta recepción entre los ticismo, debido al atractivo que irradiaba una co-
doctos. De ella procede el pasaje siguiente: marca «remota», supuestamente apartada de la
civilización y envuelta en un halo adánico, es decir
Un hombre y una mujer de la Casa ducal de Alba una presunta Arcadia incontaminada, un mito su-
que se hicieron amantes, para escapar de la cólera
del Duque y ponerse a salvo, partieron hacia las
mamente tentador para las sensibilidades románti-
montañas situadas doce leguas al sur de Salamanca cas. Varios fueron los autores españoles y extranjeros
y, adentrándose en ellas, descubrieron un valle, en el que reanimaron la leyenda en sus escritos. George
que habitaban hombres sin cultura y sin religión, Borrow, por ejemplo, afirma en su conocida obra La
desnudos, alimentados con bellotas y castañas, y en
Biblia en España lo que sigue:
posesión de una lengua desconocida. Los amantes,
ante semejante contemplación, optan por comuni-
car a la Casa de Alba su hallazgo. En ese momento, Es cosa averiguada que, allá lejos, hacia el oeste,
se les unen hombres armados de la Casa ducal y en el corazón de la montaña, hay un valle maravillo-
comienza la «cristianización», la «civilización», del so, tan estrecho, que en él sólo se le ve la cara al sol
espacio salvaje15. en pleno mediodía. Este valle permaneció descono-
cido durante miles de años; nadie soñaba su existen-
Entre los dramaturgos continuadores de la le- cia. Pero, al cabo, hace mucho tiempo unos cazadores
entraron en él casualmente, y ¿sabe usted lo que
yenda figuran Juan de Matos Fragoso (El Nuevo Mun-
encontraron, caballero? Encontraron una pequeña
do en Castilla), Juan Pérez de Montalbán (Nuevo Mundo nación o tribu de gente desconocida, que hablaba
en España), Juan de la Hoz y Mota (El descubrimiento de una lengua ignorada y que acaso vivía desde la crea-
las Batuecas), Juan Eugenio Hartzenbusch (Las Batuecas) ción del mundo sin tratarse con las otras criaturas
y Francisco Nieva (El rayo colgado)16. Fray Benito Jeró- humanas, y sin saber de la existencia de otros seres
cerca de ellos. Caballero, ¿no ha oído usted hablar
nimo Feijoo fue quien más contribuyó a desmontar nunca del valle de las Batuecas? Se han escrito mu-
chos libros acerca de este valle y de sus habitantes18.
1 4 Ibid., loc. cit.
1 5 Ibid., loc. cit. 1 7 Para más detalles, véase ibid., págs. 132-133.
1 6 Para más detalles, véase ibid., págs. 129-130. 1 8 Recogido también en ibid., págs. 134-135.
2 1 Jenaro TALENS, El ojo tachado. Lectura de Un chien andalou de Luis 2 3 J. M. ALBIÑANA SANZ, Confinado en Las Hurdes: una víctima de la
Buñuel, Madrid, Cátedra, 1986, pág. 12. Inquisición republicana y España bajo la dictadura republicana. (Cró-
nica de un período putrefacto), ambos aparecidos en 1933 en la edito-
2 2 BUÑUEL, Mi último suspiro, op. cit., pág. 155. rial madrileña El Financiero.
escasos y primitivos. En Las Hurdes altas no existe el psicológico, político de las imágenes, o la reflexión y
arado, ni las bestias de tracción y carga. No hay ar- la altura intelectual de un realizador que con sólo
mas de fuego, ni blancas. Apenas hay animales do-
mésticos: por ejemplo, no hay perros ni gatos. [
]. dos películas había escrito uno de los capítulos más
No hay vehículos sobre ruedas. No hay vasos, ni brillantes y enjundiosos de la historia del cine su-
botellas, ni tenedores. [
] Los pocos utensilios que rrealista. Pero hay más: el documental Las Hurdes.
pueden verse han sido importados de Castilla o Tierra sin pan es a la vez un pronóstico y un diagnós-
Extremadura por hurdanos que fueron a mendigar
tico. Un pronóstico porque en él se conjetura y pre-
a aquellas tierras. En Las Hurdes no se fabrica nada.
No hay artesanado. Un hurdano nos dijo que él era siente la crisis del género documental, circunscrito
panadero, pero hacía ya mucho tiempo que no ejer- aún a unas lindes estilísticas en las que los aspectos
cía por carecer de masa para fabricar el pan. Y ésa es sociales y políticos estaban condicionados por la
la principal razón de la carencia de artífices. La falta presencia de elementos «exóticos» y «deshumani-
de materias primas debida a la miseria, que les impi-
de importarlas, pues el suelo de Las Hurdes no pro- zados» y, como tales, alejados del torrente social.
duce más que brezo y jara. Buñuel era consciente de que en el documental cine-
matográfico había espacio para el tanteo, el experi-
Otra cosa increíble del país que nos ocupa es que mento y el ensayo sociopolítico. Las Hurdes refleja,
no tiene folklore. En el tiempo que allí estuvimos no
por tanto, las convicciones ideológicas y estéticas de
oímos una sola canción. Al trabajar, los hombres lo
hacen en silencio, sin que nunca una canción les ayu- un hombre comprometido con el pensamiento repu-
de a sobrellevar su dura vida. El silencio de Las blicano de izquierdas y constituye una llamada ex-
Hurdes es único en el mundo. En realidad, no es un plícita a la politización de los artistas que aún
silencio de muerte: es un silencio de la vida. Tal vez permanecían recluidos en un esteticismo de «pura
menos poético, pero mucho más terrible que el otro
(págs. 115-116). forma» y de «imágenes visuales» y alejados, por con-
siguiente, de las preocupaciones de la vida real. Las
Y, sin embargo, se trata de un documental que, Hurdes es, también, un documental denso de teoría,
tomando como referente la realidad más elemental e un manifiesto fílmico que intenta plasmar, en pala-
inmediata, pasará a formar parte ineludible del acer- bras de Díaz Fernández, «un arte para la vida, no
vo imaginario cinematográfico internacional, del una vida para el arte» y que ajusta «sus formas nue-
conjunto de imágenes cinematográficas que harán y vas de expresión a las nuevas inquietudes» del mo-
formarán escuela; en parte porque, contrariamente a mento político español y europeo. Una obra, en fin,
lo habitual en los documentales, se trata de una crea- que sigue siendo vanguardista porque se sirve de
ción que, atravesada de psicología, se convierte en «elementos modernos síntesis, metáfora, antirreto-
un «documental humano». ricismo» para expresar el drama contemporáneo de
una comunidad aislada y de exiguas proporciones,
mas no por ello insignificante o exenta de alcance
universal. José Díaz Fernández había calibrado estos
Transgresión del género elementos y características en un ensayo, aparecido
y arte de avanzada en 1930, de subtítulo significativo: El nuevo romanticis-
mo. Polémica de arte, política y literatura24. Se trataba, en
Una somera comparación de Las Hurdes con los suma, de una «vuelta a lo humano», de un cambio
documentales de la época pone en evidencia que de sentido que, sin dejar de ser moderno e incluso
transgredía el «género» y que era radicalmente dis- vanguardista, lo llevaba al arte que Díaz Fernán-
tinto de los «noticiarios» o de las llamadas «pelícu- dez llamó «de avanzada». «Vuelta a lo humano»
las de viaje» que entonces gozaban de considerable significaba, en Buñuel, «desprenderse» del intelec-
aceptación. Ello se debía a los elementos que hacían tualismo que había caracterizado sus dos películas
de él un «documental humano», pero también al «rea- precedentes para dejar espacio a un sutil disimulo,
lismo» con el que mostraba la miseria económica y al enmascaramiento de una imaginación creativa casi
humana de unos seres «elementales» a través de un imperceptible.
modo de hacer que traspasaba las realidades pues-
tas en imágenes hasta convertirlas en ideas. Y ello 2 4 Para más detalles, véase mi prólogo a la edición de 1985 (Madrid, José
sin que se notase a primera vista el alcance social, Esteban).
2 6 Para mayor información sobre los dos pasajes citados, véase ibid., págs. 2 7 A este respecto viene a cuento reproducir algunos pasajes del libro
155-156. citado de Mercè Ibarz:
Precisamente las escenas dirigidas y el comen- 2. En La Aceitunilla, aldea situada en «uno de los
tario en off brindan elementos y aspectos sugestivos valles más pobres» de la comarca, la voz narra-
que se prestan a la interpretación desde perspecti- dora interrumpe el comentario de una escena
vas estéticas, culturales, ideológicas, políticas y que reproduce «la vida cotidiana de sus habi-
folclóricas. Como muestra de ello entresaco y repro- tantes» con una observación que el espectador
duzco, respetando la cronología, algunos pasajes del supone dicha entre paréntesis, porque tiene un
comentario en off, que, en buena medida, hablan por enorme alcance sociocultural: «Detalle curio-
sí solos, mas pospongo el análisis, por razones de so: nunca escuchamos una canción en las ca-
espacio, hasta otra ocasión más propicia: lles de Las Hurdes» (pág. 184).
1. En La Alberca, durante la celebración anual de 3. La voz narradora afirma que «la mayor parte
«una fiesta bárbara y extraña» en la que los de los niños son niños abandonados que las
hombres que han contraído matrimonio recien- mujeres de Las Hurdes han recogido en el hos-
temente tienen que arrancar, desde su caballo picio de Ciudad Rodrigo, situado a dos días de
al galope y en una escena de un realismo marcha a través de la montaña» y a quienes las
tremendista, la cabeza de un gallo colgado por mujeres «se encargan de criarlos a cambio de
las patas de una cuerda: una pensión de quince pesetas al mes». Entre
tanto, se dice, ese «extraño hospedaje» ha sido
De extremo a extremo de una calle tienden una prohibido «no hace mucho tiempo», observa-
cuerda y, atado por los pies, cuelgan de ella un gallo.
ción en la que se vislumbra una alusión crítica
Cada uno de los caballeros, al pasar al golpe, deberá
arrancar la cabeza a un gallo. a la labor de la República. Y lo mismo podemos
sospechar esta vez el dardo está dirigido a las
A pesar de la crueldad de esta escena, nuestro reformas de las escuelas y sensu lato a las Misio-
deber de ser objetivos nos obliga a mostrársela a nes Pedagógicas del pasaje siguiente:
ustedes (pág. 183)28.
5. Las imágenes de la cabra que se despeña y del Aquí hay otro tipo de cretino viejo.
burro asaltado y muerto por el enjambre van
Otro cretino.
acompañadas de sendos pasajes de alta conci-
sión y habilidad manipuladora: A éste, casi salvaje, sólo pudimos filmarle con la
colaboración de uno de nuestros amigos hurdanos,
La cabra es el animal que mejor resiste en este que supo entretener y calmar a su interlocutor (pág.
paisaje estéril. Su leche se reserva para los enfermos 188).
graves. Mojan el pan que los mendigos traen de le-
jos y que es guardado también para los enfermos.
El enano y el cretino abundan en Las Hurdes altas. 2 9 Me refiero sobre todo a los trabajos siguientes: «José Díaz Fernández:
la superación del vanguardismo», Los Cuadernos del Norte, 11, enero-
febrero 1982, págs. 56-65; «De la literatura de vanguardia a la de avan-
Generalmente, sus familias los emplean para cui- zada. Los escritores del 27 entre la deshumanización y el compromiso»,
dar de las cabras. Cuadernos Interdisciplinarios de Estudios Literarios, Amsterdam, 1,
Spring 1989, págs. 19-62; «Significación de Octubre, revista militante
y plataforma literaria de la vanguardia comprometida», en VV. AA.,
Algunos son peligrosos. O bien huyen del hom- De Cervantes a Orovilca. Homenaje a Jean-Paul Borel, Madrid, Visor,
bre o le atacan a pedradas. Se les encuentra en la 1990, págs. 189-209; «La poesía política de Emilio Prados anterior a la
montaña hacia la caída de la noche, cuando vuelven guerra civil: de los poemas de adhesión al movimiento revolucionario
de No podréis (1930-1932) a los romances elegíacos y de denuncia de
al pueblo, y nosotros tuvimos grandes dificultades Llanto de octubre (1934)», en Beatriz GARZA CUARÓN e Yvette
para filmar a alguno de ellos. El realismo de un JIMÉNEZ DE BÁEZ (eds.), Estudios de folklore y literatura dedicados a
Zurbarán o un Ribera se queda muy corto ante una Mercedes Díaz Roig, México, cm, 1992, págs. 861-873; «De la Elegía
cívica a las Cuarenta y ocho estrellas. Compromiso político y deve-
realidad como ésta. nir poético en Alberti», en VV. AA., Estudios de literatura y lingüística
españolas en honor de Luis López Molina, Lausanne, Publicaciones de
La degeneración de esta raza se debe principal- la sseh, 1992, págs. 387-412; «Rafael Alberti y su primera poesía com-
prometida (1930-1936) en el contexto del cambio estético del 27 y la
mente al hambre, a la indigencia, a la miseria y al politización de la cultura», en Pedro GUERRERO RUIZ (ed.), Rafael
incesto. Alberti, Alicante, Aguaclara, 2002, págs. 141-182; «Miremos a otro
lado que no resuene a sangre. Acercamiento a Vida bilingüe de un
refugiado español en Francia«, IX Encuentros con la poesía, El Puerto
El más pequeño que pueden ver aquí tiene 28 de Santa María, 22 al 26 de julio 2002, El Puerto de Santa María, Fun-
años. dación Alberti, 2002, págs. 67-96.
cer a intelectuales y obreros europeos de la necesi- Josetxo y TORREIRO, Casimiro (coords.), Ima-
dad de abordar la «conquista» del Estado. gen, memoria y fascinación. Notas sobre el documental
en España, Madrid, Ocho y Medio (Libros de
Pero éste es otro cantar30. Cine), 2001, págs. 155-166.
Mi último suspiro, Barcelona, Plaza & PEREDA, José María de, «Peñas arriba» (edi-
Janés, 1982. ción y notas de José Manuel López de Abiada),
en Obras completas, t. VIII, Santander, Tantín, 2001.
DÍAZ FERNÁNDEZ, José, El nuevo romanticismo.
Polémica de arte, política y literatura (ed. José Manuel PUERTO, José Luis y GRANDE DEL BRÍO, Ra-
López de Abiada), Madrid: José Esteban, 1985. món, Paseos por Las Hurdes, Salamanca, Amarú,
2001.
GIMÉNEZ CABALLERO, Ernesto, Memorias de
un dictador, Barcelona, Planeta, 1979. SÁNCHEZ VIDAL, Agustín, «El espejo incier-
to de Luis Buñuel», Cuadernos Hispanoamericanos,
IBÁÑEZ FERNÁNDEZ, Juan Carlos, «Elemen- 603, septiembre 2000, págs. 17-22.
tos para la contextualización histórica de Tierra
sin pan: el documentalismo au service de la TALENS, Jenaro, El ojo tachado. Lectura de Un chien
révolution», en CATALÀ, Joseph María; CERDÁN, andalou de Luis Buñuel, Madrid, Cátedra, 1986.
3 0 Para más detalle pueden consultarse con provecho los trabajos de Juan
Carlos IBÁÑEZ FERNÁNDEZ, «Elementos para la contextualización
histórica de Tierra sin pan: el documentalismo au service de la
Révolution», y Manuel PALACIO, «El documental de vanguardia. El
documental político y la vanguardia: Ernesto Giménez Caballero»,
ambos en Josep María CATALÀ, Josetxo CERDÁN y Casimiro
TORREIRO (coords.), Imagen, memoria y fascinación. Notas sobre el
documental en España, Madrid, Ocho y Medio (Libros de Cine), 2001.