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Cuestiones metodológicas
del psicoanálisis
José Blejer
Otros psicoanalistas (como yo) ven el problema mucho más complicado y no como
lineal ni unilateral; el psicoanálisis no tiene aún epistemológicamente desarrollados
los procedimientos que utiliza, y esto por dos motivos: uno, porque el psicoanálisis
mismo no los ha buscado o encontrado aún, y otro, porque la verificación, exactitud
y objetividad en las ciencias de la naturaleza se logró amputando el contexto y el
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carácter de los fenómenos y de su investigación y, por lo tanto, son métodos válidos
para contextos incorrectos o limitados creados ad-hoc.
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paciente ("dentro" de él), pero la introducción de la transferencia ha llevado
insensiblemente a un cambio fundamental: a la investigación de lo que ocurre
durante la sesión analítica en tanto relación interpersonal. A esto se ha agregado el
estudio de lo que ocurre en el psicoanalista (contratransferencia,
contraidentificación). Así, podemos decir que el psicoanálisis se centra en la
relación interpersonal y tomando como base esta relación -se centra también en el
paciente y en el analista. Y esto no es sólo una innovación metodológica; exige una
innovación epistemológica que ya se hace necesaria (y se ha iniciado) también en
las ciencias de la naturaleza; no se trata de estudiar "cosas" que, por abstracción (en
el sentido de "abstraer" o sacar del contexto), resultan entes deshumanizados, sino
siempre la relación del hombre con las cosas. El conocimiento mismo ya no puede
ser objetivo sino incorporando al ser humano (en la investigación y en la vida
corriente).
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lineamientos de las construcciones "objetivistas" de las ciencias de la naturaleza,
recurriendo a entes y esquemas explicativos y causales. Esto último es consecuencia
del deseo y la necesidad de Freud de desarrollar la psicología como una ciencia de
la naturaleza. En esto es justamente donde no reside su aporte fundamental y este
último hubiera quedado reducido poco más o menos a los intentos de -por ejemplo-
Herbart, si no hubiese desarrollado una psicología comprensiva y un método
adecuado para ello. Esto último es, a mi entender, lo fundamental y lo re-
volucionario del aporte freudiano. Y sobre este aspecto la metodología de las
ciencias de la naturaleza no puede decir absolutamente nada, salvo revelar y tomar
conciencia de su propio déficit, de sus propias limitaciones y amputaciones. En este
sentido, el problema que debe afrontar la metodología de las ciencias de la
naturaleza no puede consistir en un mero agregado de "algo" que no tomó en
cuenta, sino posiblemente en una reconsideración muy radical de sus propios
fundamentos. Y lo que Freud incorporó como metapsicología, siguiendo las
prescripciones de las ciencias de la naturaleza, es justamente la parte menos válida
e importante: significa una transacción de Freud y de los psicoanalistas que lo
siguen en esto.
No hay en la metodología de las ciencias exactas nada que nos dé pautas o caminos
para comprender, para pensar, para crear: en una palabra, para investigar
(descubrir). Esto sigue ocurriendo al acaso. Una gran cantidad de investigadores no
investigan: sólo han aprendido y aplican los procedimientos de recolección de
datos, de clasificación de observaciones y los de verificación. Posiblemente el único
procedimiento que enseña en cierta medida a comprender, pensar y descubrir (y no
a todos) sea el psicoanálisis; y lo logra también en los no psicoanalistas que pasan
por una experiencia personal psicoanalítica (y no en todos).
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simple hecho de contestar con acusaciones a las acusaciones. Todo lo contrario:
deseo una reflexión de carácter positivo o fértil, mostrando que estas insuficiencias
recíprocas guardan en su propio seno una profunda relación que responde, esta
última, justamente a la estructura y sentido del método del psicoanálisis y del de las
ciencias de la naturaleza.
Las insuficiencias metodológicas del psicoanálisis en cuanto a verificación, control y
objetivación, no lo invalidan como método científico de descubrimiento en cuanto
su pilar fundamental reside en la comprensión. Las limitaciones del método de las
ciencias de la naturaleza tampoco lo invalidan en cuanto a todo lo que ha alcanzado
hasta el presente; pero sí lo inhibe para cerrarnos caminos en la investigación o en
su pretensión de dictaminar sobre nuestros errores o verdades.
La metodología no es un cuerpo acabado que esté en condiciones de prescribir o
descartar; tiene, en cierta pro porción, un desarrollo propio, pero también depende
de los aportes de los distintos campos científicos y de los procedimientos utilizados
por estos últimos. No debe olvidarse que la metodología es una sistematización de
los procedimientos de la investigación, pero que -en rigor- nunca se investiga (se
descubre) con sus formulaciones; estas últimas pueden introducir coherencia y
discriminación en los pasos que sigue el investigador. La metodología y la episte-
mología estudian lo que los investigadores hacen y dicen en su trabajo de
investigación: cómo lo hacen y por qué. Pero tales objetivos callan justamente en el
punto nodal que el psicoanálisis recoge. Pero este "callarse" sobre este aspecto, por
parte de la metodología de las ciencias de la naturaleza, es uno de sus fundamentos
sobre el cual se ha constituido. Si, deja de callar sobre este aspecto tiene que
proceder a una remoción de sus construcciones. Y el método psicoanalítico deja de
callar, justamente, sobre ese punto y se encuentra con problemas totalmente
nuevos. Volvamos aquí a la afirmación anterior, de la necesidad de replantear
problemas tales como los de subjetividad versus objetividad y racionalidad versus
irracionalidad. En el primero, la objetividad se logra amputando al sujeto y no se
obtiene sino una ilusión de objetividad. Pero incluir los seres humanos en la objeti-
vidad no es equivalente a conocimiento subjetivo. Algo similar ocurre con el par
racional versus irracional: se confunden cosas muy distintas, con una amputación
de la racionalidad (lo cual es, a no dudar, una amputación muy seria). Así, el que se
estudien los llamados "fenómenos irracionales" no quiere decir que el método o el
conocimiento sean irracionales. Por otra parte, si se utiliza la empatía, el insight, la
identificación, esto de por sí no es irracional. Lo es si sólo se usa esto. Lo cual no
ocurre en la investigación
psicoanalítica. Como contraparte diré que la racionalidad (pura razón) en la
investigación en ciencias de la naturaleza es justamente irracional, si sólo se usa eso.
Y aquí sí se pretende haber usado sólo esto y se lo expone como objetivo o mérito.
Pero los investigadores no usan sólo eso (no podrían investigar), pero han
consentido en reconocer como pecado la no razón. En rigor, el razonamiento es
irracional en cuánto es una caricatura del pensar y en tanto se presenta como "pura
razón”. La racionalidad (de la "pura razón") es lo que los psicoanalistas llamamos
racionalización; constituye el más puro exponente del formalismo. Es curioso (no
tan curioso, mirando con crudeza las distorsiones) que los psiquiatras franceses
"marxistas" y defensores de la dialéctica denominaron hace años a su revista La
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Raison. Esta racionalidad (del Iluminismo) que utilizan es razonamiento o
racionalización y no dialéctica. El pensamiento científico es siempre dialéctico y,
por lo tanto, también total y humano. Los científicos se remiten a la religión y no a
la ciencia cuando oponen racionalidad e irracionalidad. No hay que oponerlos: el
problema no existe. El "horror" a la comprensión y a la intuición es en última
instancia- la otra cara de una falsa y vergonzante exaltación de las "virtudes"
racionalistas de la burguesía y de la pretendida "racionalidad" de su estructura
social. Capítulo que pertenece a la sociología del conocimiento.
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propias reglas técnicas, sus hipótesis, teorías, etc. Esto no significa afirmar la
validez de todas nuestras hipótesis y teorías y tampoco rechaza la necesidad de
grandes innovaciones.
Veamos ahora más de cerca algo sobre la investigación psicoanalítica: ésta se lleva a
cabo en dos contextos, al que agrego un tercero. El primero es el tradicional y se
denomina psicoanálisis clínico; el segundo fue también introducido por Freud con
el nombre de psicoanálisis aplicado, y el tercero es el que denomino psicoanálisis
operativo. No desarrollaré las características de cada uno de ellos sino, en forma
muy sucinta, sus peculiaridades metodológicas.
En cuanto al psicoanálisis clínico, las opiniones están divididas: hay quienes lo
plantean como una observación en condiciones controladas; otros lo consideran un
procedimiento. cuasi-experimental; otros enfatizan la originalidad de una relación
interpersonal reglada. Es necesario separar con claridad, en el método, el control de
su eficacia terapéutica de la verificación de sus hipótesis y teorías; igualmente
cuando hablamos de verificación de la interpretación, se hace necesario que
aclaremos si nos referimos a la eficacia o a la validez de la comprensión lograda. No
se adelanta nada en tanto. no se discrimine en cada momento de qué se habla.
La denominación "psicoanálisis aplicado" es engañosa ya que, a veces, literalmente
se aplica el psicoanálisis (aun en el psicoanálisis clínico.), mientras que en otras
oportunidades se trata, realmente, de una investigación (el caso. Schreber, Gradiva,
etc.). El psicoanálisis de una novela, una película, una obra de arte, un "diario." o.
"memorias", tiene la ventaja de una mayor distancia por la cual el investigador no.
se halla emocionalmente tan involucrado como en el caso del psicoanálisis clínico,
pero las deducciones son más conjeturales. De todas maneras, al recurrir a ambos
procedimientos se potencian sus posibilidades y eso es lo que ha ocurrido en la
práctica. A esto se agrega una variante mixta que es el examen o la investigación a
posteriori de sesiones psicoanalíticas reconstruidas o grabadas. Pero una confusión
debe ser aclarada: en el psicoanálisis clínico no se "aplica" (o no se debe "aplicar") el
psicoanálisis. Se lo utiliza. El "aplicar" el psicoanálisis en el psicoanálisis clínico es,
justamente, una de las causas del empobrecimiento de la investigación: se busca lo
que se conoce de la manera en que se lo conoce, y no se trata de encontrar lo que no
se conoce. Esto se relaciona evidentemente con la organización "exitista" del
profesionalismo psicoanalítico, en lugar de la formación de investigadores.
En el psicoanálisis operativo se utiliza el conocimiento psicoanalítico en situaciones
grupales, institucionales o comunitarias y tiene la ventaja sobre el psicoanálisis
aplicado de que es posible utilizar la comprensión observando sus efectos.
Metodológicamente se halla menos reglado y por eso resulta más complicado que el
psicoanálisis clínico, pero con él se amplían los campos de investigación y de
utilización del psicoanálisis. Al respecto es útil aclarar que no existen "fenómenos
psicoanalíticos"; en todo suceso intervienen seres humanos y, por lo tanto, se puede
utilizar el psicoanálisis. El psicoanálisis operativo exige siempre un trabajo de
campo y es por esta última exigencia que se lo debe también diferenciar de la
especulación basada en conocimientos o teorías psicoanalíticas que constituye -esta
última- una variante del psicoanálisis aplicado (especulación psicoanalítica sobre
sucesos históricos, fenómenos tales como la guerra, etc.).
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Como ya lo he señalado, Freud introdujo el psicoanálisis clínico y el aplicado, pero
realizó amplias excursiones especulativas en muchos campos; en algunos de ellos
aportó conocimientos muy valiosos (Totem y tabú o Psicología de las masas y
análisis del yo). Creo legítimo investigar con los conocimientos psicoanalíticos en
trabajos de campo en sociología, psicología social o. antropología. Pero en todos
estos casos, "o utilizan los conocimientos psicoanalíticos para comprender o para
investigar, pero no se utiliza el método psicoanalítico. Este último es sólo privativo
del psicoanálisis clínico y aquí, en cuanto tal, es sólo comprendido en este sentido.
La extensión al psicoanálisis operativo únicamente resulta legítima con esta
importante salvedad.
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Bernfeld diferenció la interpretación en tanto instrumento terapéutico de la
interpretación como instrumento cognosciti vo. Bernfeld citado por Schmidl) señaló
cinco formas de interpretar: a) de acuerdo con la intención; b) de acuerdo con la
función; c) como indicador de diagnósticos; d) por traslación simbólica; e) ubicando
el elemento en la totalidad de la experiencia vital del paciente. Se reconoce también
la interpretación de la defensa de la interpretación de los impulsos, etc. Todo esto es
aún muy simple y requiere más interés de nuestra parte.
El psicoanálisis debe también diferenciar mejor significado de motivación y de
causalidad; comprensión de interpretación y, en esta última, eficacia de validez.
Aquí, como siempre, el planteamiento de los problemas rige la posibilidad y el ca-
rácter de las soluciones.
El "dato" psicoanalítico es una relación interpersonal en la que el psicoanalista se
halla involucrado y que, a su vez, configura en cierta proporción el carácter de los
"datos". Se podría decir que se pierde la objetividad. Sostengo que ocurre todo lo
contrario: se logra una mayor objetividad en -cuanto se incluye la subjetividad. Que
con esto no nos alejamos de la pretendida objetividad de las ciencias de la
naturaleza, en las cuales la objetividad es abstracta y por lo tanto amputada.
Pero esto conduce muchas veces a los psicoanalistas a otro error: suponer que eso
ya es suficiente para afirmar el carácter científico del psicoanálisis. El exponer una
hipótesis o la comprensión que se ha logrado de un paciente no puede convalidarse
con la sola comprensión. Esta última debe ser profundizada. El material clínico que
utilizamos en nuestros aportes científicos nunca demuestra nada. Sólo ejemplifica y
los mismos psicoanalistas hallamos a veces absurdas y sin fundamento las
interpretaciones que publican otros psicoanalistas. En rigor, hoy no existe el
psicoanálisis sino los psicoanálisis, aunque nos limitemos exclusivamente al psi-
coanálisis de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Resulta obvio que es más fácil ser "científico" si nos limitamos a estudiar los
fenómenos que condicen con la metodología aceptada como científica, pero también
es más científico atreverse con todo aquello que la metodología amputa. Si lo que
establece la metodología resulta violentado, puede ser una señal de que la misma
metodología tiene que modificarse. Si se tratara solamente de psicoanálisis y
metodología, la cuestión no sería grave, aunque sí difícil. Lo más grave es que junta,
con ella está la relación (o escasa relación entre psicoanalistas y metodólogos.
Los "observables" del campo psicoanalítico no son "limpios" y nuestras definiciones
son defectuosas. Podría referir, por ejemplo, la evolución del concepto de
narcisismo para encontrar un sin fin de "fallas" metodológicas de todo tipo. Así, en
el concepto de narcisismo, lo descriptivo, lo empírico o fáctico, lo hipotético y lo
teórico no se diferencian muchas veces con claridad. De igual manera, para el no
entrenado, la transferencia no es un dato clínico sino una teoría.
Por otra parte, puede resultar lo contrario: el psicoanalista se "acostumbra" tanto,
por ejemplo, al instinto de vida y al de muerte que los utiliza directamente como
descripciones. "Ve" al instinto operando. Y esto conduce a discusiones y problemas
extraños. La convicción, el insight, y aun la eficacia de un procedimento son
importantes pero no son -de por sí- testimonios ni pruebas de validación científica.
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Es muy difícil describir lo que ocurre en una sesión psicoanalítica en términos
pulcros y lógicos. La lógica de la comprensión y la lógica de la relación humana, la
lógica del trabajo psicoanalítico no se ajustan a la lógica de la racionalidad (lo que se
ha admitido hasta ahora como racionalidad).
Pero aquí tocamos un problema complejo, que la lógica (como parte de la
metodología) también ha llegado a cuestionarse radicalmente. Razonar para
demostrar no es lo mismo que pensar y comprender para investigar. A esto se
agrega que, con mucha frecuencia, los científicos de las ciencias de la naturaleza
conocen una metodología simplificada de libros de texto y están muy lejos de los
desarrollos y cuestionamientos de la metodología. Los científicos no psicoanalistas:
cuando nos aceptan, lo hacen por los "hechos" que no pueden ya eludir y no por vía
de la metodología. Los filósofos de la ciencia, cuando nos aceptan, nos entienden
más. Científicamente es más válido lo último. Lo primero es un proselitismo.
Otro problema es la doble orientación del método y la teoría psicoanalítica y
remonta su historia al mismo Freud. En Malestar en la cultura y en Construcciones
en psicoanálisis Freud reconoció claramente la interpretación de la reconstrucción.
Esta última intenta reconstruir el pasado del paciente y se basa en una dirección
que Freud mismo llamó "arqueológica"; se relaciona estrechamente con la
investigación de la histeria y el propósito terapéutico de llenar las "lagunas
mnésicas". La función del analista consiste -según Freud “en adivinar o, mejor
dicho, en reconstruir lo olvidado, con ayuda de los rastros que ha dejado". La
interpretación "se refiere a lo que se realiza con un elemento aislado del material;
por ejemplo, con un acto fallido, con una ocurrencia, etc. En cambio, se trata de una
construcción al comunicársele al analizado una parte de su historia. La construcción
del analista deberá transformarse en recuerdo en el analizado". La utilización cada
vez más profundizada de la transferencia como fenómeno e instrumento peculiar
del método psicoanalítico ha traído problemas técnicos y metodológicos específicos
que han tenido un curso diferente. La transfe rencia es un fenómeno presente pero
también es un fragmento de historia. Pero, por ejemplo, para Rickman, el
psicoanálisis es un método ahistórico, dinámico y no un método genéticohistórico.
Las exigencias metodológicas varían o cambian de carácter según la dirección que
en ese sentido se adopte y según la teoría que fundamenta dicha técnica.
Además de esta controversia situacional versus genéticohistórico, las cuestiones
que se suscitan cambian si en lugar de "llenar lagunas mnésicas" o "hacer consciente
lo inconsciente", el psicoanalista se fija como meta la integración de las
disociaciones o la discriminación. Esto afecta nada menos que la concepción de la
naturaleza del fenómeno psicológico y la concepción que se tiene de lo que el
psicoanálisis es.
De aquí a los planteos de una antropología no hay siquiera un paso: se está de
pleno en la concepción del hombre.
Se hace necesario recordar, por lo menos, algunos problemas que siendo poco
tratados no son exclusivos del psicoanálisis sino de todo conocimiento científico.
Entre éstos se cuenta el papel de los modelos, la sociología del conocimiento, los
supuestos previos y la ideología implícita en toda construcción de teorías. En
ningún campo científico una teoría se refiere solamente a los datos de su propio
campo, y se deduce solamente de los hechos verificados. Una teoría involucra
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siempre una ideología. Con esta perspectiva deben también enfocarse los aspectos
teóricos del psicoanálisis, tales como los del inconsciente, la naturaleza del
fenómeno psicológico, la "mente", el dualismo o monismo cuerpo-mente, etc. Lo
importante es, ahora, recordar que ninguna teoría en ningún campo científico tiene
verificación directa y plena; su vigencia es aceptable por su valor heurístico, por su
construcción ideológica, por su coherencia interna y por su amplitud.
Valoraciones ideológicas y políticas se hallan sustentando algunos criterios que
implícitamente influyen sobre la teoría y la técnica; en psicoanálisis esto resulta
evidente en los criterios de salud y enfermedad, curación, normalidad, etc.
Este artículo se complementa y ha sido escrito juntamente con otro titulado "Teoría
y práctica en psicoanálisis. La praxis psicoanalítica" y que se publicó en la Revista
Uruguaya de Psicoanálisis (1969). De todo este retorno a un permanente interés
personal por la epistemología deseo reiterar mi convicción de la necesidad de que
los institutos de psicoanálisis (los encargados de la formación de psicoanalistas)
deben orientarse básicamente a formar investigadores y no meros profesionales. El
psicoanálisis no debe ser una profesión del arte de curar sino una actividad de
investigación: éste es su verdadero potencial científico y su posibilidad social. Por
eso, en el curriculum de la formación de psicoanalistas los institutos de
psicoanálisis deben incorporar el estudio de la metodología, epistemología, historia
de las ciencias y filosofía de la ciencia, así como esmerarse en el examen de los su-
puestos de cada paso del método psicoanalítico.
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