Las creencias que tenemos afectan nuestros pensamientos, conductas

y sentimientos en varios sentidos. Tendemos a evitar aquellas tareas o

situaciones que “creemos” exceden nuestras capacidades y desarrolla-
mos aquellas que creemos capaces de dominar. Cada uno de nosotros
tiene creencias que actúan como recursos, junto a otras que nos limitan.

Por Francisco Vallés. Tiempo de lectura: 17 minutos

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CREENCIAS
Filtros de nuestra visión del mundo

L as creencias son una de

las fuentes más importan-
tes de motivación que te-
nemos los seres humanos. Han
marcado toda la historia humana
narnos y pueden llegar a determi-
nar nuestro grado de felicidad y
de éxito en la vida.

El psicólogo Abraham Maslow –

con fanatismos, racismos, en-
frentamientos como también con
grandes epopeyas y logros extra-
ordinarios. Pueden llegar a sub-
sistir siglos -tanto que las perso-
nas en la historia del mundo cre-
yeron durante 1.400 años- que el
Sol giraba alrededor de la Tierra.
Las creencias son generalizacio-
nes que hacemos sobre nosotros
mismos, sobre los demás y sobre
el mundo por lo que cualquier
proceso de desarrollo de habili-
dades que queramos realizar co-
mienza por trabajar con nuestras
creencias. Son tan poderosas que
incluso pueden influir sobre
nuestro grado de inteligencia,
nuestra salud, nuestra creativi-
dad, nuestra manera de relacio-
uno de los fundadores de la psi-
cología humanista- relataba una
antigua anécdota que ilustra de
manera divertida el poder de una
creencia. Un psiquiatra trataba a
un hombre que creía ser un cadá-
ver. Pese a todos los argumentos
lógicos del psiquiatra, el hombre
persistía en su creencia. Final-
mente, en un destello de inspira-
ción, el psiquiatra le preguntó:
«¿Pueden sangrar los cadáve-
res?». El paciente respondió:
«¡Eso es absurdo! Los cadáveres
no sangran». Tras pedirle per-
miso, el psiquiatra le pinchó el
dedo con una aguja y extrajo una
gota de brillante sangre roja. El
paciente se quedó mirando el
dedo, completamente atónito, y
al cabo de un tiempo exclamó:
«¿Qué me aspen! ¡Ahora resulta
que los cadáveres sangran!».
Neurológicamente, las creencias
se asocian con el sistema límbico
y el hipotálamo del cerebro me-
dio. El sistema límbico está rela-
cionado con las emociones y con
la memoria de largo plazo. Es
útil para integrar la información
que viene del córtex, como tam-
bién para regular el sistema ner-
vioso autónomo, que controla a
su vez funciones corporales bási-
cas como nuestro ritmo cardíaco,
temperatura corporal, dilatación
de las pupilas y otras funciones.
Es así como las creencias provo-
can cambios en las funciones fi-
siológicas fundamentales de
nuestro cuerpo, siendo responsa-
bles de muchas de nuestras res-
puestas inconscientes. De hecho,
uno de los medios por los que sa-
bemos que creemos realmente
algo, es porque activa en noso-
tros reacciones fisiológicas: hace
que nuestro corazón «lata acele-
radamente», que nos «hierva la

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sangre» o que sintamos «escalo-
fríos», efectos todos ellos que no
podríamos provocar consciente-
mente.
Cualquier proceso para lograr un
liderazgo efectivo pasa por des-
cubrir las creencias que nos faci-
litan el camino hacia dónde que-
remos ir y que fomentan los ob-
jetivos deseados. También, des-
cubrir aquellas creencias que li-
mitan nuestros comportamientos
y nuestras acciones.
ros años de vida (padres, maes-
tros, familia, amigos) y los de-
más entornos en que nos toca vi-
vir, especialmente donde ha
transcurrido nuestra adolescen-
cia.
Las empleamos para alcanzar
nuestros objetivos, para obtener
la confianza de lograrlos, y tam-
bién en muchas ocasiones para
boicotear nuestra propia acción.
LO QUE CREO
“CREA MI VIDA”
Si crees que el mundo es peli-
groso, actuarás de esa manera y
no percibirás otra realidad dife-
rente a esa idea. Recuerda que el
mundo para ti, es la percepción
que tienes de él, y que las creen-
cias son los filtros más poderosos
que tienes para interpretar ese
mundo.

QUÉ ES LO QUE HAGO PARA DISTINTAS CREENCIAS, DISTINTOS RESULTADOS

CREER
Las creencias tienen un doble
origen. Algunas son generales
para toda la especie humana
como es por ejemplo la causali-
dad, que es creer que todas las
cosas, situaciones, comporta-
mientos, etc. son efectos de al-
guna causa. Otras creencias se
relacionan a formaciones cultu-
rales que se imponen a partir de
nuestra propia biología y se
constituyen en distintas culturas
y lenguajes.
Las creencias surgen cuando ge-
neralizamos una idea, una causa
o un significado de nuestra expe-
riencia -sea ésta grande o pe-
queña, real o imaginada-. Por
ejemplo, si vas por la calle y te
muerde un perro, podrías genera-
lizar esa particular experiencia a
todos los perros, cuando te dices
que todos los perros son peligro-
sos. Así, has creado una creencia
que puede llegar a acompañarte
durante toda tu vida.
Las primeras fuentes de forma-
ción de creencias son el ambiente
que nos rodea en nuestros prime-
Una historia cuenta que dos vendedores de zapatos fueron en-
viados a un lugar de África a abrir nuevos mercados. Después de
un mes, uno de ellos escribe a la oficina principal y dice, «Nadie
por aquí usa zapatos y los pocos que lo hacen usan sandalias.
Estoy volviendo. No existe mercado». Y el otro vendedor es-
cribe: «Manden para acá todos los zapatos que puedan. Nadie
tiene ninguno. Podemos venderles a todo el mundo».
¿El vaso está medio lleno o medio vacío…?
Las creencias difícilmente sub- Las creencias que a menudo de-
sisten por si solas; normalmente finen también los sentimientos
están agrupadas, sustentándose que sientes sobre ti mismo y el
unas a otras en un sistema de tono emocional que pones a tu
creencias. Una vez que organiza- vida, marcan los límites, y actúan
mos nuestros propios sistemas de como referencias para tu bienes-
creencias, condicionamos toda la tar personal.
percepción de la realidad sobre
nosotros mismos, sobre los de-
más y sobre el mundo a esos sis- IDENTIFICACIÓN DE CREEN-
temas. Todo eso los hace tan po- CIAS
derosos que condicionan la co-
municación que tenemos con no- No resulta fácil identificar nues-
sotros mismos y también la co- tras creencias, porque forman
municación que tenemos con los parte de nuestra experiencia coti-
demás. diana a tal punto, que resulta di-
fícil tomar distancia y verlas con
claridad a nivel consciente.

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Las creencias limitadoras suelen
presentarse como «barreras», en
apariencia insuperables, en el
proceso de cambio. En estas si-
tuaciones la persona pensará:
«Lo he intentado todo para cam-
biar y nada funciona». Tratar con
eficacia estas barreras implica
identificar la creencia limitadora
que está en su núcleo y tratarla de
manera adecuada.
Los principales obstáculos para
identificar nuestras creencias se
deben a que:
• Estamos permanentemente, a
nivel inconsciente, buscando
la confirmación de nuestras
propias creencias en los de-
más.
• Tendemos a crear o inventar
casi siempre una explicación
lógica para entender nuestras
conductas o sensaciones por-
que no estamos conscientes de
su verdadera causa.
Las creencias con frecuencia son
expresadas con palabras como
«puedo» o «no puedo», «debo»
o «no debo» entre otras. A me-
nudo se expresan también del
modo «si.... entonces» o con
afirmaciones cortas expresadas
en primera persona como «Yo
soy así», «me tocó vivir la vida
así». También, respuestas del
tipo «No sé… » pueden ocultar
alguna creencia.
Las creencias son como necesi-
dades biológicas, no podríamos
vivir sin ellas ya que son genera-
lizaciones que prevén lo que va a
suceder y nos predisponen ha-
ciendo de filtro para que eso ocu-
rra así.
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Congruencia y Enfermedades dolor de cabeza, malestar esto-
macal, apatía, dolores muscula-
La congruencia de los sistemas res, ansiedad, estrés, depresio-
de creencias confirma muchas nes, etc. Si continuamos sin ha-
veces la validez de nuestras pro- cer caso al síntoma, esa señal
pias creencias. Los estados de puede llegar a estabilizarse y ha-
congruencia nos producen re- cerse permanente (somatiza-
compensas, armonía y actitudes ción).
positivas mientras que a la in-
versa, la incongruencia nos pro- Cuando somatizamos sabemos
duce actitudes negativas. que nos enfermamos. Y una en-
fermedad será más o menos
Uno de los mayores generadores grave dependiendo del tiempo
de enfermedades, tanto físicas (permanencia) y del grado de
como mentales en el ser humano conflicto que mantengamos esa
son los conflictos internos y es- incongruencia.
tos se originan a menudo por
conflictos entre creencias. Existen muchos trabajos e inves-
tigaciones realizadas sobretodo
Es hoy conocido que el orga- durante los últimos años acerca
PODER DE LAS CREENCIAS
El poder de las creencias se puede verificar en un estudio en el
que un grupo de niños de inteligencia media fueron divididos
aleatoriamente en dos grupos de igual número. Un grupo fue
asignado a un maestro que se le dijo que sus alumnos eran «su-
perdotados». El otro grupo fue puesto a cargo de otro maestro, al
que se le dijo que se trataba de alumnos «lentos». Al final del
curso se sometió a los dos grupos a un test de inteligencia. La
mayor parte de los alumnos «superdotados» puntuaron mejor que
al inicio del curso, mientras que los «lentos» lo hacían por debajo
de sus registros anteriores: las creencias de sus respectivos
maestros habían afectado la capacidad de aprendizaje de los
alumnos.
nismo humano como un todo in- de los factores que evitan el pa-
tegrado es unidireccional, todo decimiento de enfermedades gra-
en él debe seguir la misma direc- ves. Estos estudios proponen que
ción para estar en equilibrio. La para mantener una vida sana e
mente, emociones, el cuerpo y incluso mejorar enfermedades,
espíritu, deben seguir una misma debemos cuidar aspectos como
dirección. Cuando eso no ocurre los siguientes:
se produce una incongruencia y
el propio organismo genera un
síntoma que lanza sus señales:
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1. Fisiología. Tomar conciencia
de nuestras acciones diarias,
cuidando:
• La simetría en nuestros gestos
y movimientos.
• Mantener nuestro cuerpo y
mente siempre en movi-
miento.
2. Mente. Establecer formas de
pensamientos que nos con-
duzcan a:
• Buscar y mirar más el lado
positivo de las cosas que los
aspectos negativos.
• Ser capaces de re-encuadrar
las situaciones aparentemente
negativas buscando el apren-
dizaje.
• Tener sentido del humor.
• Acercarse a lo que ayuda y
alejarse de lo que no ayuda.
• Estar dispuestos a aprender
de múltiples modelos de per-
sonas.
• Incorporar antiguos roles que
nos fueron queridos.
• Integrar antiguas etapas de
desarrollo y experiencias po-
tenciadoras.
3. Creencias. Mantener creen-
cias potenciadoras como:
• Creer que las relaciones cer-
canas son muy importantes.
Esta creencia nos ayuda a
buscar y mantener buenas re-
laciones con las personas que
interactuamos habitualmente,
lo que nos llenará de mayor
energía producida de las emo-
ciones positivas que genera.
• Creer que soy útil a los de-
más.
• Creer que la salud y la vitali-
dad son los estados naturales
del hombre y es normal estar
sano.

CREENCIAS DE LOS MEJORES LÍDERES

Las siete creencias que se encuentran una y otra vez en los líderes triunfadores, según el conferencista y
asesor norteamericano Anthony Robbins, y que potencian a las personas a usar todos sus recursos inter-
nos, a hacer más y producir grandes resultados, son:

1. Todo ocurre por un motivo y una razón y todo puede servirnos.

Los grandes líderes son los que ven siempre las posibilidades, salen a un desierto y ven un jardín. Ante cual-
quier situación, se centran en los resultados positivos que se podrían extraer de ella.
2. No hay fracasos, sólo hay resultados.
Los mejores triunfadores de nuestra cultura no son infalibles, sino que son personas que saben que si inten-
tan algo y no sale bien, han tenido al menos una experiencia donde aprender.
3. Asumir la responsabilidad, pase lo que pase.
Los grandes líderes actúan a partir de la creencia de que son ellos los únicos responsables de su mundo.
Pase lo que pase, bueno o malo, son ellos quienes lo crearon.
4. No es necesario entender de todo, para poder servirse de todo.
Muchos de los que triunfan están convencidos de que no necesitan saber todo sobre algo antes de poder
utilizarlo. Saben usar lo esencial sin abrumarse con todos los detalles.
5. Nuestro mayor capital, es el capital humano.
Las personas que producen resultados sobresalientes casi universalmente tienen un tremendo sentido de
respeto y aprecio hacia las personas.
6. El trabajo es un juego.
Una de las claves para triunfar consiste en establecer una relación perfecta entre lo que uno hace y lo que a
uno le gusta. Cualquiera que sea nuestro trabajo podemos agregarle algunos elementos de un juego.
7. No hay éxito duradero sin una entrega personal.
Todas las personas que han triunfado creen en el poder de la dedicación. No se produce ningún éxito dura-
dero sin un gran compromiso. Y compromiso está asociado a perseverancia.

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• Creer que la edad avanzada es
un beneficio, somos más sa-
bios, más pacientes, más
equitativos y más objetivos.
• Creer que lograr una vida en
armonía significa trabajar
para ello y que vale la pena
hacerlo.
4. Identidad. Cómo nos reco-
nocemos y lo que nos de-
fine.
• Mantener una identidad
(quien soy) lo más estable
posible.
• Tener una identidad que sea
congruente con nuestra histo-
ria de vida personal, familiar
y cultural.
5. Espiritualidad. Lo que tras-
ciende o trascenderá de noso-
tros.
• Tener una relación continua
con lo espiritual, sea cual sea
la manera de cómo lo enten-
damos o el credo religioso
que tengamos.
CREENCIAS LIMITANTES Y
POTENCIADORAS
Una creencia puede ser potencia-
dora en determinados momentos
de nuestra vida, y en otro tiempo
y lugar puede limitarnos y produ-
cir resultados no deseados. Por
eso es esencial el autoconoci-
miento y descubrir cuáles son
nuestras creencias. Cuáles de
ellas nos movilizan e iluminan
esperanzas y cuáles nos limitan y
aplastan el logro de nuestros ob-
jetivos de vida.
Creencias como «Soy una per-
sona sana», «Soy una persona ca-
paz de lograr mis metas», «Las
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oportunidades siempre se me
presentan», «Siempre tomo el
lado positivo de las cosas», son
ejemplos de creencias potencia-
doras que nos llevan a formar há-
bitos y conductas para conservar
nuestra salud, mantener un equi-
Las creencias cambian cuando la experiencia nos muestra ex-
cepciones o nuevas posibilidades y en particular cuando esta-
mos abiertos al cambio. Un simple cambio de ciertas creencias,
como la de "no soy capaz…" por “soy capaz…”, puede afectar
el resto de nuestras vidas.
librio emocional y buscar un am-
biente adecuado para llevarlas a
cabo.
Las personas con creencias po-
tenciadoras en general están en el
momento y en lugar justo de las
oportunidades, encuentran lo po-
sitivo para triunfar y esperan y
creen en un futuro alentador, tie-
nen y practican hábitos que los
llevan a una buena salud física,
como practicar ejercicio, una
dieta equilibrada y sobretodo un
manejo apropiado de las emocio-
nes. Es creer que puedes expre-
sar tus sentimientos sin ofender a
los demás ni a ti mismo.
Por otro lado, las creencias limi-
tantes nos conducen a todo lo
que produce algo negativo en
nuestras vidas impidiendo la rea-
lización de cualquier capacidad
generativa y de acciones útiles.
La vida de las personas con este
tipo de creencias está llena de
«No puedo», «Es difícil», «Es
complicado», "No es posible...»,
«No soy bueno para...». A estas
personas a menudo les va "mal"
y eso no es casualidad, ya que in-
conscientemente sus conductas
siempre van dirigidas a buscar
los dramas de la vida e involu-
crarse en ellos. Así existen casos
de personas con "predisposición"
a los accidentes, ya que incons-
cientemente estas personas bus-
can estar en continuo riesgo para
afirmar así su creencia limitante.
Otras personas, se pasan la vida
sintiendo dolencias o enfermeda-
des y algunas se enferman el fin
de semana, o el día de un com-
promiso importante, para así te-
ner una justificación (incons-
ciente) para no asistir al compro-
miso que las llevaría quizás al
éxito o a sentirse mejor, y para
tener un pretexto para decir que
no les gusta tal o cual cosa, o que
las oportunidades son escasas,
todo para justificar posibles mo-
mentos de malestar.
Las creencias limitantes también
pueden adoptar las formas si-
guientes:
• Énfasis en lo negativo. Por
ejemplo, «No puedo conseguir
el trabajo que quiero y por lo
tanto nada bueno puedo espe-
rar de la vida».
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• Minimización. Por ejemplo,
«Tuve éxito en el proyecto que
me asignaron de pura suerte y
mi fracaso como jefe es inevi-
table».
• Excesiva generalización. Por
ejemplo, «He llegado tarde al
trabajo los tres últimos días;
mi vida está completamente
fuera de control».
• Todo o nada. Por ejemplo,
«Si fracaso en una tarea im-
portante, habré fracasado total-
mente como persona».
CAMBIO DE CREENCIAS
Las creencias siempre podremos
cambiarlas libremente, seleccio-
nando aquellas que potencian y
desarrollan mejor nuestra vida.
Pareciera que cambiar una creen-
cia podría ser un gran desafío ya
que a menudo están enraizadas
en lo profundo de nuestro in-
consciente y la mayor parte de
El primer paso para lograr
la excelencia es descubrir
cuáles son las creencias
que nos guiarán hacia los
resultados que deseamos.
las veces no las cuestionamos.
Sabemos que las creencias en ge-
neral, no obedecen a algún sis-
tema de pensamiento lógico ya
que su función no es coincidir
con la realidad sino más bien ex-
plicar algunas experiencias de
ella. Esto hace que si queremos
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cambiar una creencia debemos
siempre reemplazarla por otra
sin que sea posible eliminar la
vieja creencia ya que eso sería
dejar un “vacío” y neuronal-
mente sabemos que eso no es
posible. Al cambiarla, la nueva
creencia nos dará una forma dis-
tinta de pensar, sentir y actuar.
Las creencias limitantes con fre-
cuencia «salen a la luz», por me-
dio de ciertas y particulares fra-
ses que utilizamos en determina-
das situaciones.
Para cambiarlas con éxito tene-
mos que considerar al menos los
siguientes elementos:
• La primera clave (y funda-
mental) es creer que es posi-
ble hacer el cambio de creen-
cia.
• Saber cómo hacerlo; conocer
los recursos que necesitamos
para el cambio y tener una es-
trategia de cambio adecuada.
• Tener un objetivo de cambio
congruente con nuestros sis-
temas de creencias y valores.
• Integrar la antigua creencia
con la nueva equilibrando sus
ganancias.
Si faltan algunos de estos ele-
mentos el cambio puede quedar
incompleto.
Nuestras creencias acerca del
mundo, determinan lo que pensa-
mos sobre él y cómo lo experi-
mentamos. Para mejorar nuestra
habilidad para pensar en el
mundo y experimentarlo, es vital
entonces que aprendamos a desa-
rrollar o cambiar creencias que
nos sean de utilidad.
Una forma fácil para enriquecer
creencias es haciéndonos habi-
tualmente preguntas del tipo “y
si…”, como las siguientes:
• ¿Y si… fuera incluso más ca-
paz de lo que creo ser?
• ¿Y si… me vuelvo más ca-
paz sólo dándome más
tiempo para lo que quiero?
• ¿Y si… hubiera salida para
cualquiera situación?
• ¿Y si… hubieran infinitas
posibilidades para mí en
cada momento de mi vida?
Es importante considerar que el
hecho de que creamos que nues-
tras habilidades pueden cam-
biarse, mejorar o desarrollarse no
dice mucho sobre cuánto cambio
es posible o cuánto tiempo to-
mará ese cambio. Tampoco dice
que todo lo podemos cambiar ni
de que todo lo que pueda ser
cambiado deba ser cambiado.
Debemos aceptar que somos se-
res imperfectos y acostumbrar-
nos a vivir con aquellas imper-
fecciones que no lastiman nues-
tra vida ni la de los demás.
Recuerda que las creencias que
tienes sobre ti mismo pueden le-
vantar o cerrar la barrera hacia el
cambio que pretendes y que al
cambiar aquellas que te limitan
cambiará todo a tu alrededor y
aumentarán tus niveles de segu-
ridad.
En este mismo instante, tus
creencias configuran cómo res-
pondes a lo que estás leyendo, y
qué vas a hacer con lo que estás
aprendiendo en este artículo.
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