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Evento de base

“Taller martiano”

Título: Rafael María de Mendive: su influencia en la vida de José Martí

Autores:

1. Camila Edith Quesada Padrón

2. Carlos Enrique González Matos

Modalidad: Ponencia

Tutor: Msc Lucía Calderón

La Habana, 2018.
ÍNDICE

No. ASPECTOS PÁGINA

1. Introducción. 1

2. Objetivos. 2

3. Desarrollo. 3

3.1. Capítulo 1.- Vida y obra de Rafael María de Mendive.


3.2. Capítulo 2.- Influencia del pensamiento del maestro Mendive en la
formación de José Martí.
3.3. Capítulo 3.- Vigencia del pensamiento de Mendive y el ideario
martiano en la educación y enseñanza en la Cuba revolucionaria.

4. Conclusiones

5. Recomendaciones

6. Bibliografía

7. Anexos

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Introducción

El propósito del presente trabajo acerca de la Influencia de Rafael María de Mendive en


nuestro Héroe Nacional José Martí es dar a conocer los elementos fundamentales que
contribuyeron a la formación de la personalidad del joven. A través del estudio de la
vida del célebre maestro, damos a conocer los aspectos que lo distinguen, su vínculo
con el adolescente Martí y su contribución en la educación y enseñanza en la
actualidad. El indiscutible formador Mendive explicó la filosofía electiva cubana a un
adolescente.

Martí expresó de su mentor: “…sabe poco de Cuba quien no sabe cómo peleó él por
ella desde su juventud, con sus sonetos clandestinos y sus sátiras impresas…cómo
juntó, con el cariño que emanaba de su persona, a cuantos, desagradecidos para con
él, amaban como él la patria, y como él escribían de ella”. He aquí nuestro interés por el
tema, rescatar para las actuales generaciones de cubanos el legado del insigne
patriota.

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Objetivo:

1. Demostrar la influencia de Mendive en la vida y obra de José Martí

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Desarrollo.

Capítulo 1.- Vida y obra de Rafael María de Mendive.

El mentor de José Martí, nacido el 24 de octubre de 1821, quedó huérfano aún niño y
su hermano mayor asumió su educación. Al ingresar en 1834 en el Seminario San
Carlos contaba 13 años de edad, poseía adecuado dominio de la literatura española, el
inglés y el francés. Allí cursó estudios de Derecho, Filosofía y Latinidad. a cargo de los
más renombrados profesores de la época. Sus excelentes resultados académicos, más
el apoyo económico de su familia, le permitieron, ingresar en 1838 contando con 17
años de edad matriculó en la Real y Pontificia Universidad de La Habana, donde finalizó
la carrera de Derecho en 1844 y en Filosofía obtuvo la licenciatura en 1867. En 1848
apareció su primer libro de versos, Pasionarias.

A los 23 años de edad, con una sólida formación académica, así como una febril
inclinación hacia la poesía y lo bello en general, decide realizar un prolongado viaje al
extranjero, dicho proyecto se materializa gracias al apoyo económico de su tía
Mercedes, quien lo aprecia como a un hijo.

Esta estancia en el exterior, que se extendió hasta 1852, le resultó altamente


productiva, pues se vincula con figuras de gran renombre político y literario, tales como
Félix Varela, José Antonio Saco y Domingo del Monte entre otros, enemigos de la
política colonial española., los cuales por diversas razones, contrarias a la política
colonial imperante en Cuba, habían tenido que abandonar la patria. Este período de 8
años fue decisivo en su formación intelectual.

En 1851 sus versos fueron incluidos en la antología “Poetas españoles y americanos


del siglo XIX”. Después de visitar Italia regresó a Cuba en1852. Se incorporó a la
Sociedad Económica de Amigos del País en 1856 y colabora con diferentes
publicaciones entre las que se encuentran: Guirnalda Cubana, Revista
Habanera, Álbum de lo Bueno y lo Bello, el Correo de la Tarde y el Diario de La

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Habana. Trabajó durante diez años en la Sociedad de Crédito Territorial Cubano, hasta
que en 1863 fue separado de su cargo por intrigas de los elementos integristas.

Fundó algunas de las principales revistas cubanas de la época, entre ellas la Revista de
La Habana (1853-1857). Como poeta perteneció a la segunda generación romántica de
Cuba, que dio inicio a una reacción del buen gusto contra la decadencia imperante
entre los miembros de la generación anterior que se expresan mediante una poesía
llena de humildad, de intimismo y suavidad. Las dos primeras ediciones de sus Poesías
aparecieron en Madrid y en París en 1860. Fue traductor de autores europeos, a su vez
poemas suyos fueron traducidos al francés, inglés e italiano. Escribió también para el
teatro y hasta una ópera.

En 1864 fue nombrado director de la Escuela Superior Municipal de Varones,


designación que combatieron los partidarios del integrismo, quienes desconfiaban de él
por su condición de cubano y de poeta. Sus méritos como maestro, sin embargo, le
valieron el premio de Medalla de Honor y Diploma y el reconocimiento de la Junta
Superior de Instrucción Pública, luego creó el colegio San Pablo, en su mismo hogar,
en Prado Nº 88. Las capas más reaccionarias de la Isla ya no veían con buenos ojos la
labor de Mendive.

En 1865 se casó en segundas nupcias con Micaela Nin, de esta feliz unión salieron
cuatro hijos, uno de los cuales cayó combatiendo en la Guerra de Independencia junto
a Maceo.

En este propio año 1865 quiso el azar, que un adolescente de excepcionales dotes,
matriculara en la Escuela Primaria Superior que dirigía Mendive, este adolescente sería
José Julián Martí Pérez, que contaba 12 años de edad y en el que el maestro
descubriría muy pronto un talento poco común. Martí adolescente, observa
deslumbrado a partir de entonces, la conjunción del hombre de letras, el maestro y el
patriota, quien se convertiría en su padre espiritual y en factor decisivo en su formación
patriótica.

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En 1867 Mendive decide dedicarse al magisterio privado, porque a los maestros de la
escuela pública el ayuntamiento no les pagaba el salario debidamente. Es así como es
autorizado a establecer el colegio "San Pablo" en la Calle Prado. Este colegio funge
como adjunto al Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, convirtiéndose en
centro de reuniones literarias y de fervor patriótico. En el contexto del colegio y la casa
Mendive, se gesta una generación que desempeñaría un rol protagónico en las futuras
contiendas libertadoras de la patria.

El 22 de enero de 1869, bajo el hostil ambiente creado en toda Cuba, una vez iniciada
la Guerra Grande, Mendive y su familia se ven envueltos en los sucesos del Teatro
Villanueva , donde se escucharon vivas a Cuba y a Carlos Manuel de Céspedes en
medio de la puesta en escena de la obra “El perro huevero”, es acusado de poseer
"papeles sospechosos" .

Rafael María fue arrestado y encarcelado por ser su casa centro de reuniones
patrióticas en el Castillo del Príncipe por un período de cinco meses. Como secuela de
ello, el colegio San Pablo, fue clausurado y el poeta resultó sentenciado a cuatro años
de confinamiento y desterrado a España, desde donde logró pasar rápidamente a
Nueva York, ciudad donde residió desde 1869 hasta 1878. Allí colaboró en varias
publicaciones de lengua española y continuó alentando la causa separatista, por la cual
murió su hijo Luis.

Durante el exilio, primero en Madrid y después en Nueva York, mantiene una postura
activa proindependentista, colaborando con aportes económicos obtenidos de la edición
de sus poesías, a la organización de la lucha armada en su lejana patria.

Tenía 57 años y ve frustrados sus ideales independentistas. Se afilia al Partido liberal y


escribe numerosos artículos reformistas, aunque siempre trasluce su pensamiento
independentista.

Una vez firmado el documento conocido como el Pacto del Zanjón, retornó a la isla y
prosiguió su labor periodística y como cultivador de la poesía, dirigió el periódico liberal
Diario de Matanzas desde diciembre de 1878 hasta marzo de 1879. Continuó

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escribiendo para importantes publicaciones internacionales, y en 1883 apareció la
tercera edición de sus Poesías.

A los 65 años de edad, en 1886, acepta la proposición de dirigir en Cárdenas,


Matanzas, el recién constituido Colegio de Segunda Enseñanza "San Luis Gonzaga", el
cual fue obra de una asociación de padres de ese poblado, que conocía el elevado
prestigio pedagógico de Mendive y lo tenían en alta estima. Mientras se desempeñaba
en la dirección del colegio San Luis Gonzaga, de Cárdenas, en Matanzas, Mendive
enfermó la persistente afección cardíaca que desde hacía algunos años lo aquejaba,
por lo que fue trasladado a La Habana y falleció el 24 de noviembre de 1886.

El 20 de diciembre del mismo año le fue tributado un homenaje póstumo en el Teatro


Tacón, donde participaron algunas de las más destacadas figuras de la cultura cubana
de la época.-Martí publicó una semblanza de su maestro en El Porvenir, de Nueva York,
el 1ro. de julio de 1891. (Ver Anexo No.2).

Mendive es coautor de Cuatro laúdes, junto con Ramón Zambrana, José Gonzalo
Roldán y Felipe López de Briñas. En colaboración con José de Jesús García publicó su
antología América poética. Prologó, además, la segunda edición de las Poesías de
Fornaris. Fue traductor, dejó dramas inéditos y utilizó los seudónimos Tristán del
Páramo, La Caridad y Armand Flevié.

La perfección formal y el sentido de la musicalidad, caracterizan la obra lírica de


Mendive, a veces más recordado por haber sido maestro de José Martí, que por su
legítimo valor como poeta. La gota de rocío (Ver Anexo No.1) es uno de sus poemas
más característicos; es también muy hermoso La oración de la tarde. Refinado y pleno
de matices refleja en su poesía una sensibilidad íntimamente cubana.

Capítulo 2.- Influencia del pensamiento del maestro Mendive en la formación de


José Martí.

En 1865 José Martí se convirtió en alumno suyo, al ingresar en la Escuela Superior


Municipal de Varones, calle del Prado número 88, de la cual era director Mendive, quien
desde entonces fue su padre espiritual y contribuyó de manera decisiva a su formación

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ética y patriótica. Al quedar cesante el padre de Martí, Mendive se comprometió a
costear los estudios de su alumno hasta el grado de bachiller.

Mendive se convirtió en el padre espiritual del joven Pepe y contribuyó de manera


decisiva a su formación ética y patriótica. Al quedar cesante el padre de Martí, su
maestro se comprometió a costear los estudios de su alumno hasta el grado de
bachiller.

La educación como formación humana en José Martí tiene su fundamento en la


“instrucción del pensamiento” y en la “dirección de los sentimientos”, y constituye el
medio a través del cual se cultiva el hombre y se prepara para la vida, que no es más
que llevar adelante su proyecto de vida a partir del sentimiento de identidad nacional y
cultural.

De este modo los valores éticos y la tradición nacional constituyen pilares en la


estructuración de los fundamentos del ser nacional, que reconocen además los valores
universales que enaltecen la dignidad humana.

Martí se forma en las manos de Mendive. Los conceptos fundamentales de la prédica


martiana: amor a la libertad, decoro, dignidad, prestigio, justicia, preocupación por los
humildes, pureza de pensamiento, eran virtudes atesoradas por Mendive, las cuales
supo transmitir a su discípulo, un sistema de valores humanos muy bien educados.

Mendive también amó, tuvo hijos, padeció. Pero, sobre todo, era un maestro, un
educador, un formador, que inculcó en Martí y en muchos de sus otros discípulos, entre
ellos Fermín Valdés Domínguez, amor a la Patria y a la libertad, al ser humano; mostró
y trasmitió respeto, justicia, vergüenza conocimiento, sensibilidad.

Y es más que sabido y comprobado, que no hay como un buen maestro para influir en
la conducta humana, en los sentimientos y el compartimento de un niño, de un
adolescente, de un joven. El dúo Martí-Mendive no es un caso único ni aislado. La
Historia universal y nacional atesora no pocos patrones de excelentes pedagogos y
discípulos. De hecho, Mendive fue alumno de José de la Luz y Caballero, fundador del
Colegio del Salvador, donde practicó modernos métodos de enseñanza.

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Cuánto debió haber sembrado ese maestro, cuánto debió haber entregado, inspirado,
para que un ser excepcional como Martí, le reconociera y agradeciera tanta influencia
en su personalidad y proceder. Mendive educó a su discípulo en la tradición del
pensamiento concebido para crear una nación nueva independiente y culta.

Poco antes de su destierro a España en 1871, José Martí le escribió una carta a su
maestro, en la que le decía: “De aquí a 2 horas embarco desterrado para España.
Mucho he sufrido, pero tengo la convicción de que he sabido sufrir. Y si he tenido
fuerzas para tanto y si me siento con fuerzas para ser verdaderamente hombre, solo a
Ud. lo debo y de Ud. y solo de Ud. es cuanto bueno y cariñoso tengo”.

El 17 de septiembre de 1866, José Martí, con sólo 13 años de edad, es admitido a


solicitud de Mendive en el Instituto de Segunda Enseñanza (Obispo No. 8). A la
sensibilidad humana de José Julián, no escapa la delicada situación que presenta el
país y que ve reflejada en su ciudad. En su nuevo hogar de la calle Refugio No. 11, con
14 años, recuerda una premonición que le hizo su padre:

“Porque a mí no me extrañaría defendiendo mañana las libertades de tu tierra.

La guerra continúa tomando fuerza, al Alzamiento de La Demajagua le suceden Las


Clavellinas en Camagüey y los independentistas de Las Villas; la casa de Mendive le
permite conocer el desarrollo de los acontecimientos y comienza a manifestar su total
apoyo a la contienda a través de su pluma. Así aparece su soneto ¡10 de Octubre!.

El 19 de enero de 1869, apenas trascurridos 90 días del Alzamiento de La Demajagua,


aprovechando la coyuntura creada por la llamada “Libertad de Prensa? decretada por el
entonces Capitán General en la Isla, Domingo Dulce Garay, edita junto a su
amigo Fermín Valdés Domínguez, un pequeño periódico, de reducida tirada, El Diablo
Cojuelo reconocida como una de sus primeras manifestaciones en prosa contra el
régimen colonial y a favor de la independencia. Cuatro días más tarde, en el primer y
único número de su periódico, La Patria Libre, aparece Abdala:

¡Nubia venció! Muero feliz: la muerte poco me importa, pues logré salvarla(...)
¡Oh, que dulce es morir cuando se muere luchando audaz por defender la patria!

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El autor de La Edad de Oro se formó con las ideas de su tutor. Los conceptos
fundamentales de la prédica martiana: amor a la libertad, decoro, dignidad, prestigio,
justicia, preocupación por los humildes, pureza de pensamiento, eran virtudes
atesoradas por educador, las cuales supo transmitir a su discípulo.

Capítulo 3.- Vigencia del pensamiento de Mendive y el ideario martiano en la


educación y enseñanza en la Cuba revolucionaria.

Cuando el país se afana por la calidad de la educación, el legado pedagógico de Rafael


María de Mendive merece ser retomado...

En la Cuba actual se habla, se opina, se publica, se debate, sobre pérdida de valores,


insuficiente preparación de estudiantes y profesores; sobre la responsabilidad
compartida de la familia y la escuela, la imperiosa confluencia de padres y maestros, de
lo insustituible de la misión de ambos, del necesario aprendizaje dialógico, científico,
participativo; de la enseñanza amena y vívida de la Historia de Cuba, de la educación
formal, el correcto uso del lenguaje y de predicar con el ejemplo.

Entonces, en este contexto, inevitablemente, Mendive y Martí acuden a nuestra mente,


tienen que estar presentes. Recordar, retomar, releer sus preceptos debe ser, para
cada maestro, para cada educador, para cada ser humano de bien, un ejercicio de
profesionalidad, de humanidad, de dignidad.

No importa si el maestro es de los llamados emergentes porque se prepararon para


impartir clases ante un reclamo imperioso de la Revolución, o si lleva décadas
haciéndolo. Lo primordial es que día a día vaya al aula con amor, deseos de enseñar y
aprender; con vocación imprescindible, con respeto hacia él, hacia lo que hace y hacia
los que están escuchándolo y evaluándolo.

De seguro, al pasar los años, muchos de sus estudiantes podrán rememorar de ellos,
como Martí de Mendive en carta a Enrique Trujillo, publicada en el periódico El Porvenir
el 1º de julio de 1891, lo maravilloso de las clases de Historia que impartía con gran
gusto y lo prodigioso que era cuando se sentaba a hablar a sus alumnos de fuerzas en
las clases de Física.

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Conclusiones

Con la culminación de este trabajo pudimos profundizar más sobre Rafael María de
Mendive y su influencia sobre nuestro apóstol nacional José Martí. Pudimos
comprender la importancia de un maestro sobre su alumno, que no por solo medios
escolares se ganó su amor y admiración, sino por la acogida que le dio Mendive a su
discípulo predilecto, quien fue recibido en su humilde hogar como otro de sus hijos.
Pepe aprendió y consolidó valores y sentimientos, tales como: latinoamericanismo,
patriotismo, antiesclavismo y antiimperialismo. Apreciamos el inalcanzable respeto de
pepe y sus compañeros de aula hacia la figura principal del Colegio de Varones: el
director. También apreciamos como Rafael cambio la forma de pensar de José Martí y
contribuyó a su formación moral. Este gran maestro protegió a su alumno por sobre
todos los obstáculos que tuvieron que enfrentar.

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Anexos

Anexo No.1.

La Gota de Rocío
¡Cuán bella en la pluma sedosa de un ave,
O en pétalo suave,
De nítida flor,
Titila en las noches serenas de estío
La diáfana gota de leve rocío
Cual vívida estrella de un cielo de amor!
El álamo verde que el aura enamora,
El sauce que llora,
El verde palmar,
El mango sombroso, la ceiba sonante,
Cual fúlgido rayo de níveo brillante
La ven en sus hojas inquieta temblar.

Resbala entre rosas tan rápida y leve,


Tan frágil y breve,
Tan blanca y sutil,
Cual son de la vida los sueños de amores,
Y el beso de almíbar que en copa de flores
Nos brinda gozosa la edad infantil.
Acaso de un ángel la lágrima sea
Que amor centellea
Con luz celestial,
La gota de aljófar de un niño que llora.
La perla más blanca que vierte la aurora
Y lleva en sus alas el suave terral.
¡Soñando ternezas gallarda hermosura

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El cáliz apura
De aromas y miel;
Y el lago sus ondas azules levanta,
El cisne se queja de amores y canta,
Y todo en la tierra respira placer!
¡Oh noche! ¡Oh misterio de eterna armonía!
¡Oh dulce poesía
De sueño y de paz!
¡Poema de sombras, de nubes y estrellas,
De rayos de oro, de imágenes bellas
Suspenso entre el cielo, la tierra y el mar!
¡Oh! ¡Cómo gozoso en las noches de Mayo
Al trémulo rayo
De luna gentil,
Sentado en el tronco de un sauce sombrío
Tras gota apacible de suave rocío
Pensé de mi madre las huellas seguir!

¡Y allí con mis versos, en paz deleitosa


Mis hijos, mi esposa,
Mis libros y Dios,
He visto las horas rodar sin medida,
Cual rueda esa perla del cielo caída
Temblando en el cáliz de tímida flor!
¡Feliz si, muriendo, mis tristes miradas
De llanto bañadas
Se fijan en ti!
¡Feliz si mi lira vibrante y sonora,
Cual cisne amoroso, con voz gemidora
Su queja postrera te ofrece al morir...!
¡Tú, al menos, podrías en gélida losa
Con luz misteriosa
Mi nombre alumbrar;

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Y el ave sedienta verá con ternura
De un pobre poeta la lágrima pura,
Allí sobre el mármol tranquila brillar...!

Autor: Rafael María de Mendive

Anexo No.2
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El Porvenir, de Nueva York, el 1ro. de julio de 1891.

Y ¿cómo quiere que en algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir
de aquel enamorado de la belleza, que la quería en las letras como en las cosas de la
vida, y no escribió jamás sino sobre verdades de su corazón o sobre penas de la
patria? De su vida de hombre yo no he de hablar, porque sabe poco de Cuba quien no
sabe cómo peleó él por ella desde su juventud, con sus sonetos clandestinos y sus
sátiras impresas; cómo dio en España el ejemplo, más necesario hoy que nunca, de
adquirir fama en Madrid sin sacrificar la fe patriótica; cómo empleó su riqueza, más de
una vez, en hermosear a su alrededor la vida, de modo que cuanto le rodeaba fuese
obra de arte, y hallaran a toda hora cubierto en su mesa los cubanos fieles y los
españoles generosos; cómo juntó, con el cariño que emanaba de su persona, a
cuantos, desagradecidos o sinceros para con él, amaban como él la patria, y como él
escribían de ella. De la Revista de la Habana nada le diré aquí; ni de su traducción de
las Melodías de Tomás Moore; ni de su cariño de hijo para José de la Luz, y de
hermano para Ramón Zambrana; ni de la tierna amistad que le profesaron, aun cuando
las contrariedades le tenían el carácter un tanto deslucido, los hombres, jóvenes o
canosos, que llevaban a Cuba en el corazón, y la veían, fiera y elegante, en aquella
alma fina de poeta. ¿ No recuerdo yo aquellas noches de la calle del Prado, cuando el
colegio que llamó San Pablo él porque la Luz había llamado al suyo el Salvador ?: José
de Armas y Céspedes, huyendo de la policía española, estaba escondido en el cuarto
mismo de Rafael Mendive; en el patio, al pie de los plátanos, recitábamos los
muchachos el soneto del «Señor Mendive» a Lersundi; en la sala, siempre vestido de
dril blanco, oía él, como si conversasen en voz baja, la comedia que le fue a recitar
Tomás Mendoza; o le mudaba a Francisco Sellén el verso de la elegía a Miguel Ángel
donde el censor borró «De Bolívar y Washington la gloria», y él puso, sin que el censor
cayese en cuenta, «De Harmodio y Aristógiton la gloria»; o dictaba, a propósito de uno
u otro Sedano, unas sextillas sobre «los pancistas» que restallaban como latigazos; o
defendía de los hispanófonos, y de los literatos de enaguas, la gloria cubana que le
querían quitar a la Avellaneda; o con el ingeniero Roberto Escobar y el abogado Valdés
Fauli y el hacendado Cristóbal Madan y el estudiante Eugenio Entenza, seguía, de
codos en el piano, la marcha de Céspedes en el mapa de Cuba; o me daba a empeñar

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su reloj, para prestarle seis onzas a un poeta necesitado. Y luego yo le llevé un reloj
nuevo, que le compramos los discípulos, que le queríamos; y se lo di, llorando.

O de un poco antes pudiera yo hablarle, cuando lo acababan de hacer director del


colegio, y él estaba de novio en sus segundas nupcias, con una casa que era toda de
ángeles. Los ángeles se sentaban de noche con nosotros, bordando y cuchicheando, a
oír la clase de historia que nos daba, de gusto de enseñar, Rafael Mendive; o nos oían
de detrás de las persianas, cuando las expulsaban por traviesas, lo que,-ante el tribunal
de Valdés Fauli, y Domingo Arosarena, y Julio Ibarra, y el conde de Pozos Dulces, y
Luis Victoriano Betancourt,-teníamos que decir sobre «el funesto Alcibiades» o «el
magnánimo Artajerjes» o «los sublimes Gracos». Era maravilloso,-y esto lo dice quien
no usa en vano la palabra maravilla,-aquel poder de entendimiento con que, de un
ojeada, sorprendía Mendive lo real de un carácter; o cómo, sin saber de ciencias
mucho, se sentaba a hablarnos de fuerzas en la clase de física, cuando no venía el
pobre Manuel Sellén,-y nos embelesaba. De tarde, antes de que llegasen sus amigos,
dictaba a un tierno amanuense las escenas de su drama inédito La nube negra, o
capítulos de su novela de la sociedad habanera, donde están, como flagelados con
rosas, pero de modo que se les ve pestañear y urdir, los héroes de la tocineta y del
chisme y del falso dandismo.

¿Se lo pintaré preso, en un calabozo del castillo del Príncipe, servido por su Micaela
fiel, y sus hijos, y sus discípulos; o en Santander, donde los españoles lo recibieron con
palmas y banquetes?; ¿o en New York, adonde vino escapado de España, para correr
la suerte de los cubanos, y celebrar en su verso alado y caluroso al héroe que caía en
el campo de pelea y al español bueno que no había querido alzarse contra la tierra que
le dio el pan, y a quien dio hijos?; ¿o en Nassau, vestido de blanco como en Cuba,
malhumorado y silencioso, hasta que, a la voz de Víctor Hugo, se alzó, fusta en mano,
contra «Los dormidos»?; ¿o en Cuba, después de la tregua, cuando respondía a un
discípulo ansioso: «¿Y crees tú que si, por diez años a lo menos, hubiese alguna
esperanza, estaría yo aquí?» ¿A qué volver a decir lo que saben todos, ni pensar en
que los diez años han pasado? Prefiero recordarlo, a solas, en los largos paseos del
colgadizo, cuando, callada la casa, de la luz de la noche y el ruido de las hojas

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fabricaba su verso; o cuando, hablando de los que cayeron en el cadalso cubano, se
alzaba airado del sillón, y le temblaba la barba.

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Bibliografía

1. Poesías escogidas de Rafael María de Mendive. La Habana, Editorial Arte y


Literatura 1977.
2. Instrucción y Educación, José Martí. Compilación de M.C. Elsa Vega
Jiménez. Editorial Pueblo y Educación, 1999.
3. La educación como formación humana, José Martí. María Caridad Pacheco
González y Rigoberto Pupo Pupo. Centro de Estudios Martianos. Editora Colibrí
2012.
4. Lecturas para niños, José Martí. Hortensia Pichardo. Editorial Pueblo y
Educación, 1990.

Recomendaciones:

Con la elaboración de este trabajo recomendamos a los estudiantes o plantilla del


centro interesado, ya que el tema es muy amplio, profundizar en el mismo consultando
otras Fuentes bibliográficas que no sean las indicadas en el texto para así comprender
la verdadera influencia y la estrecha relación entre Mendive y Martí.

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