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La salud pública en Venezuela, su evolución histórica, estado actual


y propuestas

Chapter · December 2017

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2 authors:

Leopoldo Briceño-Iragorry
Marino J. González
Academia nacional de medicina, Venezuela
Simon Bolívar University
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Díaz Bruzual A, López Loyo E, editores. Colección Razetti. Volumen XX. Caracas: Editorial Ateproca;
2017.p361-399. Capítulo 11

La salud pública en Venezuela, su evolución histórica,


estado actual y propuestas
Drs. Leopoldo Briceño-Iragorry, Marino J. González Reyes

Si resumimos las culturas prehispánicas de Venezuela desde los recolectores y cazadores muy
atrasados, hasta los agricultores muy adelantados con una gran variedad de características culturales y
lingüísticas, los datos de la salud en estos aborígenes son obtenidas de resúmenes y noticias contenidas en
los libros de los Cronistas de Indias, de los misioneros y de los historiadores coloniales. Existe una
disparidad cronológica que va desde la obra escrita por Pedro Mártir de Angleria (1) en 1530 hasta una de
las ultimas, la de Fray Antonio Caulin (2) en 1779.
Exponente típico de nuestra medicina indígena fue el Piache, voz chaima y tamanaca, con una
pluralidad de funciones: médico, sacerdote, adivino o hechicero, poseedores de poderes de magia blanca o
negra. Sus funciones médicas se reducían a las chupadas, masajes, soplos y aplicación de estas según las
circunstancias y la gravedad de los casos. Acompañados estos de maracas, fumadas de tabaco o la
absorción por la nariz de los polvos de la planta niopa (3), anoto o achiote (4).
Los salivas (5) practicaban la circuncisión en los niños de 8 días de nacido y de ambos sexos.
Sangrías, sajando las heridas y después cauterizándolas con fuego. Reducción de fracturas o composición
de las luxaciones.
Los primeros galenos llegaron en verdad a principio del siglo XVI, como parte integrante de las
expediciones militares.
Fue el caso del Maestre Bernal, boticario italiano y el cirujano

361
Colección Razetti. Volumen
XX .

español de nombre Alonso, este último, lució habilidades quirúrgicas


en el primer encuentro sangriento con los indígenas de
Chichiriviche. En el segundo viaje de Ojeda, aparece el nombre del
boticario Diego Montes de Oca.
AVicente Yañez Pinzón lo acompaña el médico y notable
geógrafo Garci-Fernández.
En 1530, junto con la expedición de Juan Alemán (Juan
Seissenhoffer) llegó el físico Hernán Pérez de la Muela, aventurero
y diestro cirujano. Atendió a Alfinger cuando llega enfermo a Coro
y le recomienda viaje a Santo Domingo para su recuperación final.
Este Pérez de la Muela viene a ser el primer médico que se radica en
Venezuela, los demás no se quedaron.
A fines de 1569, llegan a Cumaná el Licenciado Luis de Rojas,
médico y Juan Díaz de la Puerta, cirujano mayor. Otras
expediciones, se sabe trajeron médicos, pero ningún historiador da
los nombres.
Fue hasta 1583 cuando un cirujano de nombre don Miguel
Gerónimo se avecinda en Caracas y que se dio por entero al ejercicio
de su arte en la hermosa ciudad del Ávila.
El comienzo de la medicina en Venezuela resulta de una
mezcla de la empírica de los ritos del Piache y las prácticas
empíricas de los profesionales europeos. La transculturización no
absorbió por completo a los indígenas sino al contrario, los
conquistadores hubieron de valerse de “prestamos culturales”
tomados de los nativos particularmente en cuanto al punto de vista
médico y de allí el carácter mixto de nuestra medicina colonial en
sus orígenes. Por ejemplo el uso de numerosas sustancias vegetales,
origen animal y aun minerales empleados y que han persistido en
nuestro pueblo, como parte de esa medicina folklórica. Tal es el caso
del primer mestizo cultural venezolano, Francisco Martín, venido en
la expedición de Alfinger, cuando habiendo traspuesto la Sierra de
Coro se perdió en ella y llegando a un pueblo de indios, siendo
cambiado de dueño y vendido luego como esclavo a una tribu de
Pemones a orillas del Lago de Maracaibo. Allí aprendió el oficio
de piache, de manera que su fama se extendió.
Otro curandero que adquirió aún más fama fue don Diego de
362 Díaz Bruzual A, López Loyo E.
Montes (6), madrileño, conocido como “El Venerable”. Curo al
conquistador Hutten de una herida en el tórax, valiéndose de una
ingeniosa treta; reprodujo la herida en un viejo indio y luego en
la seguridad de no comprometer víscera importante amplió la que
presentaba el alemán en la axila y a la prostre lo curó. Primera
noticia concreta de un acto quirúrgico, si se quiere la primera
vivisección de los tiempos de la colonia.
Ahora bien la ciencia y el curanderismo andaban de la mano,
sin omitir a las curanderas, al estilo de la morisca, Leonor Suarez
“La Fundimenta”, acompañante obligada de las tropas, con fama de
sortílega, curandera y confeccionadora de aceites, medicinas,
hechizos y venenos. Existió una dualidad médico-farmacéutica
importante. Los
boticarios preparaban las medicina y las aplicaban por falta de
médicos y la tardanza con que se abrieran farmacias públicas,
dualidad esta que
tardó mucho tiempo en romperse.
El hambre y las enfermedades actuaron constantemente como
las peores trabas o vallas, diezmando tropas enteras de
conquistadores, con rancherías y núcleos poblados, mermando el
heroico arrojo del conquistador español del siglo XVI. Personajes
como Alfinger, Federmann, Spira, Hutten (7) sufrieron los embates
de las enfermedades. Sin duda alguna los Capitanes de los Belzares
(8) fueron los más castigados.
El cuadro patológico podemos resumirlo en las siguientes
enfermedades: viruela, sarampión, disentería, calenturas, bubas,
úlceras, miasis y enfermedades producidas por artrópodos.
La Sanidad militar de aquella época descrita por Bernardo de
Vargas Machuca en su libro Milicia y descripción de Indias (9), de
1599, se observa una vez más la influencia indígena sobre la
medicina española, patente en el uso de numerosas sustancias
vegetales americanas. Párrafos con descripciones de tratamiento de
heridas por flechas envenenadas o no, tratamiento de llagas,
mordeduras de serpientes, picaduras de rayas y quemaduras. Los
conquistadores fueron audaces precursores, en carne india, de la
medicina experimental!!!.
Existieron en Venezuela numerosos nosocomios, alguna que
otra enfermería, por lo general ubicadas en los hospicios o anexas a
las propias iglesias.
Se ha podido establecer que en la Isla de Cubagua, en 1532
existió un hospital por lo tanto el primero entre nosotros que
desapareció al poco tiempo.
En tierra firme, el primero, sin duda, fue el antiguo hospitalito
construido en Coro (Hospital de San Clemente) a mediados del siglo
XVI (± a 1533). Otro del que se tiene dato, fue el que corresponde
al construido por el clérigo Pedro del Castillo hacia el año 1565, un
hospital bajo la advocación de San Lázaro, de acuerdo a la
costumbre de la época. En la capital larense se construyó el Hospital
de Santiago en 1565. De ninguno de ellos queda vestigio alguno.
No obstante, se debe hacer hincapié, que a pesar de la
condición medieval de la medicina colonial de las provincias se
fundaron otros hospitales, a saber: el Hospital Santa Ana en 1607 en
Maracaibo, el de La Guaira (San Juan de Dios) en 1714, el San
Lázaro de Caracas en 1752, el de San Antonio de Padua, Valencia
1775, el de San Felipe en 1776, Guanare en 1778, Puerto Cabello
1779, el de Cumaná en 1789, Barinas 1793. Al cerrar el siglo XVIII
apenas se habían fundado 25 hospitales. Hospitales que fueron
regentados por mayordomos y la mayoría de las veces a cargo de
médicos y cirujanos romancistas.
En 1602, el Cabildo de Caracas aprueba la construcción de un
hospital que tendrá como nombre San Pablo (10) por estar al lado de
la Iglesia de San Pablo, Se encontraba en la zona Sur de la ciudad,
cercano a la quebrada de Caroata. Por el este limitaba con el templo
de San Pablo y al oeste con el hospicio y hospital de Caridad de
mujeres, al norte con la plaza San Pablo y al sur con varias casas de
vecinos. En él se albergaban como lo usual en esa época los
enfermos pobres. En sus espacios llegó a contar con varias salas,
entre ellas la sala de enfermos comunes o también llamados
paisanos, la sala de unciones, el cuarto de éticos, y una sala
destinada para los enfermos de viruelas, también denominada sala de
San Joseph. La sala principal, estaba ubicada al frente del edificio
con vista a la plaza de San Pablo, medía 41 varas de largo por 7 de
ancho, siendo empleada para albergar hasta
44 camas en ella. El Hospital San Pablo era exclusivo para hombres,
y adquiere carácter cívico militar para el siglo XVIII, encontrándose
indistintamente enfermos civiles y militares, construyéndose en
1751 una sala especial para los últimos. Bajo la administración del
mayordomo Gonzalo Quintana Barreto (1759-1777) el hospital
aumentó progresivamente su capacidad para albergar enfermos, ya
en 1770 el número de camas era de 50, llegando a un número aún
mayor con la presencia de enfermos militares.
En 1691 se funda el Hospital Nuestra Señora de la Caridad,
adjunto al Hospital San Pablo, para el albergue de mujeres,
cumpliendo la doble función de hospicio y atención de enfermas,
siendo el primero con estas funciones. Sus funciones duraron hasta
1891 cuando las enfermas fueron trasladadas al recién inaugurado
Hospital Vargas.
Para los años de 1750 (su exactitud no está bien definida) se
decreta la fundación del Hospital Real de San Lázaro (11), como su
nombre lo indica para albergar enfermos leprosos. Estuvo situado al
principio cerca de la Plaza de La Candelaria (esquinas de San Lázaro
a Puente Victoria). Este Hospital luego fue trasladado al noreste de
la ciudad (Sarria). Fue el primer hospital con ordenanzas propias,
elaboradas en 1760. Históricamente sería ese uno de los primeros
proyectos de reglamento hospitalario en Venezuela.
La mayoría de los hospitales estaban ubicados a la vera o junto
a las iglesias; se puede afirmar que el origen de estos nosocomios fue
netamente político-religioso y por lo tanto ajeno a todo interés
científico o docente. Estuvo dominado por el sentimiento de la
caridad cristiana, por el más puro humanitarismo. Privó en ellos más
la tendencia al consuelo o la filantropía católica más que lo curativo.
Solo en uno de ellos más adelante (Hospital San Pablo de Caracas)
se instala la enseñanza universitaria de la Medicina. La atención era
gratuita. Se descartaban esclavos (sus dueños debían de encargarse
de ellos) y habían en algunos salas por un lado para blancos e indios
y de otro lado para pardos y morenos libres.
Está certificado que don Gonzalo Quintana Barreto (12) se nos
aparece como el primer Inspector General de Hospitales en
Venezuela.
Fue en 1768 cuando se facultó al Mayordomo del Hospital San
Pablo para la realización de una encuesta de tipo nacional, con
autorización subsiguiente de formular las medidas pertinentes en
cuanto al progreso material, y uniformidad administrativa de los
mismos.
Los estudios de nivel superior comienzan con “el magnífico,
Real y Seminario de Santa Rosa de Santa María de Lima de Santiago
de León de Caracas”, inaugurado a fines del siglo XVII (1696), tal
fue la semilla que luego se transformó en la Real y Pontificia
Universidad de Caracas, actividades que comenzaron en 1725.
La creación de los estudios médicos en Venezuela se le deben
al mallorquín doctor Lorenzo Campins y Ballester (13) (1763),
comenzando la cátedra con apenas 4 alumnos; fracasaron los
primeros cursos y solo hasta después de doce años, pudo ver el fruto
de sus desvelos con el grado de dos de sus discípulos, Francisco José
Molina en 1775 y Rafael Córdoba Verde en 1782. Siendo el sustituto
de Campins, Molina cuando este enferma en 1783, en la enseñanza
de la medicina, siendo este el primer doctorado en Ciencias Médicas
de nuestra Universidad y el primer venezolano que tuvo el honor de
ser a la vez catedrático de Prima Medica y Protomédico.
Este falleció al poco tiempo y fue sustituido por el caraqueño
Felipe Tamariz quien regento la cátedra por 27 años, luego lo
sucedió José Joaquín Hernández siendo sustituido por quizás el más
eminente médico venezolano el Doctor José María Vargas.
En el período comprendido entre 1800 y 1810, marca el lapso
comprendido entre el final de la Colonia y la Independencia, se crea
la Medicatura de Ciudad (14), organismo destinado a cubrir la
asistencia médica pública (1802); su primer médico fue el doctor
José Domingo Díaz, quien ya era médico de distintos nosocomios
como el San Lázaro y el San Pablo.
Sus asignaciones comprendían: 1º la asistencia gratuita a los
pobres de solemnidad, a los enfermos de la Casa de Misericordia. 2º
autorización para entrar a las casas donde se sospechare enfermos
contagiosos. 3º actividades de lucha epidemiológica. 4º informes
periódicos trimestrales relativos al estado de salubridad local y 5to
ejecución de lo que ordenara el Gobierno por oficio.
En este período, llegó a Venezuela la expedición de Balmis
(15) (1804) que marcó un hito en la introducción de la Vacuna en
Venezuela. Creación de la Junta Central de la Vacuna, cuya labor no
solo fue simple continuadora de la empresa de Balmis, sino que
logró superarse y realizar una estupenda labor, tanto más admirable
si se toma en cuenta el tiempo en el cual actuó y los escasos recursos
con que contaba.
Durante la Guerra de Independencia numerosos hospitales
existentes, tanto en Caracas como en el interior de la Republica,
sirvieron de centros para atención de heridos y enfermos
provenientes de los campos de batalla. Numerosos médicos
encontramos durante la guerra, a saber: José Ángel de Álamo,
Francisco Ysnardi, Manuel Palacio Fajardo, José Luis Cabrera,
Vicente Salías, José Rafael Villarreal, Carlos Arvelo y muchos otros
más.
Enfermedades como paludismo, fiebre amarilla, la disentería y
las avitaminosis diezmaban a los ejércitos. Existía un régimen de
sanidad militar como consta en reportes de nuestros generales. Es
de hacer notar que el Libertador previo a la Batalla de Carabobo
introdujo el uso (profiláctico) de aguardiente quinado, para prevenir
el paludismo (16). Algo más de 100 médicos entre los
venezolanos, españoles, ingleses, franceses, alemán y algunos
neogranadinos; practicantes,
participaron en la Guerra de Independencia (17).
En junio de 1827 el Libertador Simón Bolívar, en su condición
de Presidente de la Gran Colombia emite el decreto de creación de
la Facultad de Medicina de la Universidad de Caracas. Además de
otorgarle carácter de tribunal para los asuntos profesionales y de
cuerpo director de los estudios médicos universitarios, el citado
decreto le confiere a la Facultad de Medicina atribuciones
específicas relativas a la “salubridad pública”.
Al analizar el periodo comprendido entre 1830 y 1890,
encontramos un desarrollo extremadamente lento en cuanto a nuevos
hospitales. Al principio eran alrededor de 20 los nosocomios, casi
todos en Caracas y Maracaibo y algunas ciudades como La Guaira,
Valencia, Puerto Cabello, San Carlos, San Felipe, El Tocuyo,
Barquisimeto, Carora,
Ospino, Trujillo, Guanare, Coro, San Sebastián y Cumaná.
En Caracas La Casa de Beneficencia, Hospital San Pablo,
Caridad de Mujeres, el Hospital Militar, Hospital Obra Pía Requena,
y la Clínica de Niños Pobres (única para atención de niños). En
cuanto a Maracaibo, el Hospital Santa Ana, la Casa de Beneficencia,
Hospital Chiquinquirá, el Psiquiátrico y el Leprocomio. Luego
aparecen en Ciudad Bolívar, Calabozo, Carúpano y Villa de Cura.
Laureano Villanueva (sic) afirma en forma pesimista y en
cierta manera trágica, siendo de manera algo exagerada: “Hasta 1888
los hospitales de Caracas eran casas inmundas, en donde se
hacinaban los infelices que no tenían donde morir. Eran lugares de
depósitos para proveer los cementerios, pues, todos estaban mal
servidos en la parte facultativa, sin administración, higiene, sin
recursos de ninguna especie, sucios, hediondos y con edificios en
ruinas” (18).
Por iniciativa privada se comenzó a construir el Hospital
Linares (actual Cruz Roja venezolana) para la atención de niños
entrando en funcionamiento en 1893.
El renacimiento de la medicina en Venezuela está marcado con
la creación del Hospital Vargas de Caracas. Correspondió al
Presidente JP Rojas Paúl retomar el desarrollo de la salubridad
pública. Esto no fue un hecho aislado, sino parte de un esfuerzo de
desarrollo integral de la capacidad pública para la atención de la
salud, coherente con los desarrollos científicos y técnicos traídos de
Europa, superando todas las viejas concepciones de la asistencia de
enfermos, por una pléyade de jóvenes enviados por el Gobierno y
formados allí, entre ellos Luis Razetti, José Gregorio Hernández,
Pablo Acosta Ortiz, Elías Rodríguez, Elías Toro, Santos Aníbal
Dominici, Emilio Conde Flores entre otros, quienes transformaron la
enseñanza de la medicina, la atención médica y reintrodujeron la
salubridad pública como responsabilidad del estado.
Nombrado por la Presidencia de la Republica como Inspector
de Hospitales fue el Dr. Laureano Villanueva quien realizó extensos
trabajos de reforma de los Hospitales de Caridad de mujeres y de
hombres y así mismo el de Lazaros, el Militar y el Manicomio,
redactando un Reglamento para cada uno de ellos. Se les proveyó de
material nuevo
y en algunos se instalaron las Hermanas de la Caridad. Se crea la
Gaceta de los Hospitales, donde se reflejaban estadísticas,
resoluciones, reglamentos etc., pero este órgano duro muy poco
tiempo.
Castro creó en 1899 la Dirección de Higiene y Estadística
Demográfica, la cual estableció: “El aseo urbano como servicio
público, la inspección constante de alimentos, carne y leche y la
vigilancia a mercados y mataderos, envíos de muestras de alimentos
al Laboratorio de Bacteriología del Hospital Vargas y publicación en
la Gaceta Médica de Caracas de los datos mensuales referentes a la
morbilidad en la ciudad de Caracas” (19).
Lamentablemente este florecimiento de la medicina, quedó
algo estancada a comienzos del siglo XX, durante el periodo
presidencial del General Gómez. La iniciativa privada y la
preocupación social en cuanto a hospitales y clínicas privadas
(Policlínicas Caracas, Córdoba y Razetti) continuó por así decirlo,
vigente. El número de camas para cubrir las necesidades del país era
insuficiente. Se crearon las Juntas o Sociedades Benéficas para la
construcción de nuevos hospitales; en Ciudad Bolívar un hospital
modelo con escuela de enfermería, bajo la tutela de una junta
Administrativa, a cargo del Dr. Félix R. Páez.

Nómina de Hospitales construidos en los primero 35 años del


siglo XX (20) (sic):

Hospital “San Antonio” de Altagracia de Orituco 1910


Hospital “Pedro Justo” de Rubio, 1904
Hospital “San Antonio” de El Tocuyo, 1906
Hospital Psiquiátrico de Maracaibo, 1907
Leprocomio de Cabo Blanco, Maiquetía, 1906
Hospital “San Antonio” de Carora, 1902
Hospital “Jesús Crucificado” de Upata, 1917
Hospital “Acosta Ortiz” San Fernando de Apure, 1918
Hospital “Antonio María Pineda” Barquisimeto, 1918
Hospital “Egidio Montesinos” El Tocuyo, 1919
Hospital y Clínica de Niños Pobres, Maracaibo, 1919
Hospital “Santa Rosa” Tumeremo, 1920
Hospital “Nuestra Señora de la Paz” Valera, 1922
Hospital “San Antonio” Táriba, 1925
Hospital “Vargas” San Cristóbal, 1927
Hospital “Caribbean” Mene Grande, 1928
Hospital de la Cruz Roja Cumaná, 1929
Hospital “Caribbean” de Maracaibo, 1930
Instituto Pro infancia de Maracaibo, 1932
Hospital “Simón Bolívar” Rio Caribe, 1932
Hospital de Niños de Barquisimeto, 1934
Hospital de Tucupita, 1934
Hospital “Los Andes” Mérida, 1935.

La creación en el recién inaugurado Ministerio de Sanidad y


Asistencia Social en 1936, de una dependencia especial encargada
de la política hospitalaria, con el nombre de División de Hospitales
(más tarde, Instituto de Hospitales) donde se impuso el criterio de
una moderna tecnificación de proyectos y la cónsona administración
de los hospitales. Con la construcción de nuevos nosocomios,
conforme se evidencia, en Caracas con el Sanatorio Antituberculoso
Simón Bolívar, el Hospital Universitario, la Maternidad Concepción
Palacios y el Hospital de Niños; en el interior de la República, el
Hospital Miguel Oraá de Guanare, el Hospital Quirúrgico, la
Maternidad de Maracaibo y los Hospitales Centrales de las
principales capitales de la República. En 1935 el número de
hospitales era algo más de 50 en todo el territorio nacional. Para
1962 existía toda una red formada por 315 centros hospitalarios con
27 500 camas. Especificando: 65 dependientes del MSAS con 15
500 camas; 75 estadales con 3 334 camas y 278 administrados por
diferentes entidades con 8 602 camas (20).
El largo período de predominio de la salud pública como
derecho y responsabilidad estatal, iniciado en 1936, cerrando en los
años 60, se tradujo en el desarrollo de una eficiente red de servicios
de salud, control de enfermedades rurales, ampliación de cobertura
sobre todo rural, formación de talentos tanto clínico como en salud
pública, el
desarrollo de una comunidad científica en salud. Se aplicaron ideas
innovadoras, con metas sociales desafiantes. Obviamente la labor
de los médicos sanitaristas al integrar un brillante equipo, liderados
por Tejera, Gabaldón, Oropeza, Baldo, Fernández, Curiel entre otros,
contribuyo a hacer habitable una enorme porción del país, al
eliminar en esas áreas la malaria, enfermedad de Chagas, bilharzia,
fiebre amarilla, disminuir la tuberculosis, controlar las enfermedades
infecciosas; establecer la red hospitalaria en el país y creando una
distribución adecuada de agua potable y servida, campañas de
vacunación infantil masiva, contribuyeron a que esto se lograra.
Aoun (21), expresa: en Venezuela se realizó el V Censo
general de la población en el año 1926, siendo la misma de algo más
de tres millones de habitantes, con una expectativa de vida de 34
años y en el periodo transcurrido hasta los momentos la población ha
crecido más de nueve veces y la expectativa de vida ha llegado a
más de 74,39 años para 2015 (22).
Otro factor a tomar en cuenta fue la Tasa de Natalidad,
convencionalmente establecida como el número de nacimientos
sobre mil habitantes en un año determinado, la Tasa de Natalidad es
más bien baja en las sociedades de mayor desarrollo. Para la época
era en alrededor de los 35 por 1 000 habitantes.
La Tasa de Mortalidad General era 16.3/1 000 nacidos vivos
y la Tasa de Mortalidad Proporcional (por grupos etarios) que
divididos en cuatro grupos así:

Grupo 1: Menos del 25 % ocurre en mayores de 50 años


Grupo 2: Entre 25 y 49 % ocurre en mayores de 50 años
Grupo 3: Entre 50 y 75 % ocurre en mayores de 50 años
Grupo 4: Más de 75 % ocurre en mayores de 50 años

Los valores de esta Tasa para Venezuela fueron más bien


pobres en el lapso que estamos considerando. Así, por ejemplo, entre
1938 y 1944 fueron inferiores a 25 %, lo cual la mantuvo en el
Grupo 1, esto es el nivel más bajo. Entre 1945 y 1950 superó el 25
%, quedando ubicada
en el Grupo 2. En todo caso, hubo escasa longevidad y predominio de
defunciones a edades tempranas, lo cual es perfectamente coherente
con lo estimado a través de la Expectativa de Vida al Nacer (23) (sic).
La Tasa de Mortalidad Materna por 100 000 nacidos vivos era
de 325,4. La Tasa de Mortalidad infantil (muertes en menores de un
año sobre mil nacidos vivos en un año especifico) era de 129,0;
siendo la Neonatal 44,8 y Pos Natal 76.
En 1936 se creó la División de Medicatura Rural del MSAS, al
principio estaba considerado un médico por cada una de ellas, pero
después cambió agregándose más Medicaturas y más médicos por
cada una de ellas. En 1938 eran 73 de ellas y en 1954, 394 con 422
médicos. En los años 50 del siglo XX el sistema de salud se
somete a grandes retos, producto de las campañas sanitarias
exitosas, transición social, económica y demográfica; crecimiento
explosivo de la población debido a la reducción de la mortalidad
general, aumento de la tasa de natalidad, esperanza de vida que
aumenta determino una transición epidemiológica compleja.
Predominaban entonces las enfermedades transmisibles que fueron
sustituidas por las no transmisibles por lo cual Gabaldón (24)
insistió en que se debían de estudiar los factores de riesgo, sus
determinantes y facilitadores de su aparición sin abandonar los
programas de control y atención de las enfermedades transmisibles y
entre ellas las metaxénicas. También otros problemas como los
homicidios, suicidios y muertes accidentales.
En los años 60 se vivió una difícil situación económica; el
Gobierno tuvo que reducir el gasto público y al MSAS le tocó
reducir el suyo en 13,14%, sin embargo al final del quinquenio se
aumentaron las camas en nuevas instalaciones para 3 229 camas,
estaban en construcción 15 hospitales generales y en proyecto 10
más con 1 535 camas elevándose a un total de 13 711.
Para ese momento Venezuela estaba situada entre los primeros
países de América Latina como de los más avanzados en calidad y
cobertura de servicios médicos, atendidos por los mejores egresados
de los postgrados iniciados por JI Baldó.
Estrecheces económicas en desmedro de la salud del
venezolano,
con un gasto derivado para el pago de personal, malas
administraciones de los recursos llevaron a la construcción de
establecimientos hospitalarios con insuficiente planificación o
justificación.
Continuaron las estrecheces económicas en los años 80 y 90.
La población creció en forma desmesurada, no acorde con la
construcción de nuevos nosocomios, superando así la oferta. Faltó
actualización, reposición de equipos, modernización de lo existente.
Se desarrollaron planes Directores de Arquitectura Hospitalaria y de
refacción de los mismos, que no fueron tomados en cuenta en los
años siguientes.
Otros numerosos factores han aparecido: el traslado de la
población rural hacia las capitales de estado que crea un gran
hacinamiento de personas pobres en los llamados círculos marginales
(cordones de miseria), cuna de desajustes sociales severos de graves
consecuencias; medidas como eliminación de Divisiones de control
de la Malaria y Saneamiento Ambiental, y otras, conllevó a la
aparición de enfermedades que se encontraban ya controladas como
malaria, difteria, disenterías. Aparición de otras nuevas como el
VIH (1980), Chicungunya, Zika, etc.
Los datos recopilados en 2007 indicaban un aproximado de
300 hospitales públicos y 457 hospitales privados, lucrativos y no
lucrativos. La mayoría de los hospitales públicos pertenecen al
MPPS, 214. El IVSS disponía de 33 hospitales. Las Gobernaciones,
Alcaldías, Ministerio de la Defensa, PDVSA y otros entes públicos
disponían de 53 hospitales. El número de camas arquitectónicas de
los hospitales para ese año fue de 40 675. La Asociación Venezolana
de Clínicas y Hospitales estimó en mayo de 2011, que el número de
camas hospitalarias del sector privado era cercano a las 2 300. De
estos, 90 % son hospitales con fines de lucro y 10% sin fines de
lucro y 92,2 % tienen una capacidad menor de 60 camas (25) (sic).

La distribución de los Hospitales del MPPS (2007) era como


sigue (25):
Red de hospitales de MPPS

Tipo Número Porcentaje Nº camas

I 118 55 20-60
II 44 20 60-120
III 31 14 250-300
IV 21 10 > 300
Decreto nº 1798 del 20-1-1983
85 hospitales públicos tipo III y IV (MPPS, IVSS, FA, Gobernaciones, Alcaldías)

La evolución histórica de la cobertura de los Hospitales


públicos en los últimos años se ha modificado en forma notoria.
Según la OMS, la tasa de 30 camas por 10 000 habitantes era el
promedio para América Latina (1964). En países en desarrollo era
superior a los 40/10 000 hab. En Venezuela esa tasa después de los
años 60 ha venido descendiendo en forma dramática de tal manera
que en 1996 era de 15/10 000 hab y para 2011 era de 10,85/10 000
hab, respectivamente.
En el mismo estudio de 2011 (26) observamos un descenso
notable del número de días de hospitalización, admisiones,
intervenciones quirúrgicas y consultas externas.
Es interesante notar que en 1980 la población nacional era de
14 703 00 hab con una tasa (camas) de 27/10 000 hab. Mientras que
en 2011 con una población estimada en 29 277 736, la tasa se redujo
a 10,85/10 000 hab, con una población duplicada se redujo 2,6
veces. Haciendo un cálculo de disponibilidad real de camas
hospitalarias del sector público para 2011 faltarían 16 camas/ 10 000
hab (46 831) para que la situación se hubiere acercado a la
estimación promedio. De las 28 546 censadas en el año 2000 para el
año 2010 eran 17 606 funcionales (27). Según el informe unas
camas no eran utilizables por falta de presupuesto y otras eran
destinadas a otro fin.
Para el año 2011 las camas hospitalarias del sector público
estaban distribuidas de la siguiente manera: MPPS 19.026
(hospitales adscritos), 6 312 en el IVSS, 2 700 al Instituto Nacional
de Servicios
Días de hospitalización:<27,16%
Admisiones:<11,16%
6000000

5000000 1200000

4000000 1000000

3000000 800000

2000000 600000 Admisiones


Dìas hospt

1000000 400000

0 200000
añ o añ o a ño añ o año a ño añ o 2 0 0 5
2 0 0 6 2 0 0 7 2 0 0 8 2 0 0 9 20 1 0 20 11 0
añ o a ñ o a ñ o añ o a ñ o a ñ o añ o
2 0 0 5 2 0 0 6 2 0 0 7 2 0 0 8 2 0 0 9 2 0 1 0 2 0 11

Intervenciones quirúrgicas:<21,07% Consultas externas:<32,92%


400000
8000000
350000
7000000
300000
6000000
250000
5000000
200000
Interv Quir
4000000 Consultas Ex
150000
3000000
100000
2000000
50000
1000000
0
0
año año año año año año año
año año año año año año año 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011

Movimientos e indicadores hospitalarios MPPS 2005-2001.


Fuente Oletta J.F (26)

Sociales (INAGER); 1 844 al Ministerio de la defensa, 312 de


PDVSA y unas 3 000 pertenecían al CDI. Unas 6 965 camas menos
que en el año 2000. Un déficit de 37,6 % de camas de UCI,
fundamental para la atención especializada y no se diga de la
deficiencia de UCI pediátrico. El número de intervenciones
quirúrgicas (271.571), en 2011, disminuyeron 6 % con respecto al
año 2010, cuando se realizaron 289 810. Si se comparan con 2005
(344 075) el declive fue de 21 %. Las consultas externas bajaron de
7 467 915 cifra de 6 años atrás, a 5 153 796 el año pasado, para
situarse en 5 008 920 en 2011, lo que significa un descenso total de
32 %. En las admisiones hospitalarias 851 498 ingresos, hubo un
descenso de 11% en relación con 2005
(956 772) y de 10 % al cotejar con 2010 (947 512). En los hospitales
se recibieron 3 % menos emergencias (6 840 277) este año que el
pasado (7 052 934), y 11 % menos que hace seis años (7 761 200).
La cantidad de estudios radiológicos y de laboratorio también
mostraron un descenso. Los Rayos X pasaron de 2.690.346
estudios en 2005,
a 2 325 296 en 2010, para finalmente contabilizar 2 223 744, por lo
que disminuyeron 17 % en seis años. Mientras que las muestras de
laboratorio procesadas bajaron 6 % de 2010 a 2011.

% Ocupación
Prom. Día. Camas ocupadas
<10,12% <16,90%
80
13000
12500 60

12000 40
11500 %O
11000 20
PDCO
10500 0

año 2010 año 2011 año 2010 año 2011

Promedio de estancia Intervalo de sustitución


<20% >50%
4
6
3
4
2
IS
2
1
PE
0 0

año 2010 año 2011 año 2010 año 2011

Indicadores hospitalarios de utilización MPPS 2010-2011

Índice de rendimiento
< 8,66%

51

50

49

48
IR
47

46

45

44
año 2010 año 2011

Indicadores hospitalarios de utilización MPPS 2010-2011


PD PAC. A. CONS. EXT
< 0,14 % PD PAC. A. EMERG.
< 19,51 %
17300
17295
17290 25000
17285
PD 20000
15000 PD
17280

17275 PA PA

17270
CE 10000
E
5000
17265
17260 0
17255 año 2010 año 2011

año 2010 año 2011

Mortalidad/Altas
> 6,69 % Mort. Materna/Altas
> 25 %
2,9
2,85
0,06
0,05

2,8
0,04
2,75 MORT/
AL 0,03 MORT. MAT/
AL
0,02

2,7 0,01

2,65 0

año 2010 año 2011

2,6
año 2010 año 2011

En el trabajo presentado por Oletta (26), referido


anteriormente, llegó a varias conclusiones de los problemas más
importantes identificados (sic):
• Déficit y deterioro de infraestructura y servicios básicos
• Insuficiente capacidad arquitectónica
• Carencia de recursos físicos, humanos y tecnológicos
• Gestión institucional no profesionalizada
• Insuficiencia presupuestaria. Carencia de presupuestos
programados
• Desorden administrativo y control de gasto
• Perdida de la calidad y dignidad de los actos profesionales
• Deficiencia en los mecanismos de información y vigilancia
epidemiológica hospitalaria
• Falta de planificación para atender el crecimiento poblacional
• Falta de construcción de hospitales generales
• Re-centralización de las competencias de dirección, gestión,
administración y de recursos humanos.

2017 abre el escenario político en Venezuela con una crisis


económica profunda con responsabilidades compartidas, pero no
reconocidas por las partes involucradas en un mundo profundamente
revuelto, convulsionado e inmerso en un sinfín de problemas,
circunstancias y procesos geopolíticos por el control del poder, algo
que no es novedad, pero que se agudiza con el transcurrir del tiempo.
El desabastecimiento, la inflación, la inseguridad, el alto costo
de la vida son los principales problemas que viven y padecen
diariamente los venezolanos y las venezolanas.
Con una inversión en salud por debajo del 4 % del PIB, tanto
en sector público como privado, muy por debajo del promedio de
América Latina (7,9 %) y mundial (por encima del 10 %), tomando
en cuenta que la oferta de servicios en medicina se sostiene sobre
cuatro elementos: la infraestructura, el recurso humano, la tecnología
y la logística de suministro. Cada uno de esos aspectos está,
posiblemente, en el peor momento histórico de los últimos cincuenta
años. Empezando por la infraestructura, porque el último hospital
general que se construyó en Caracas fue El Llanito, que lo hizo el
Presidente Lusinchi en 1987. Estamos con una capacidad instalada
que es, técnicamente, la mitad de la que tenía Venezuela en 1964”.
En la Encuesta de Hospitales de 2017 (28), se demuestra lo
siguiente: Entre los indicadores más graves que demuestran la crisis
del sector salud en el país están el 51 % de quirófanos inoperativos
en la red hospitalaria, así como la carencia de camas para
hospitalización. De un total de 16 238 camas, el 39 % está fuera de
servicio. La cifra es muy inferior a las 50 mil camas que según la
Organización Mundial de la Salud debería tener el Sistema público
de Salud. Número de intervenciones quirúrgicas por debajo de 25
000 para 2015.
El segundo parámetro más grave que arroja la encuesta es la de
los servicios de alimentación y nutrición hospitalaria. “El hambre y
la escasez llegaron también al hospital. Solo el 15 % de los servicios
de nutrición hospitalaria en Venezuela son adecuados. El resto o
recibe poca comida o recibe cualquier alimento, sin guardar relación
con su padecimiento. En muchos casos son los propios familiares los
que deben suministrar la comida a los pacientes. No hay comida
en la
400000

350000

300000

250000
Número

200000

150000

100000

5000

0 año año año año año año año año año año año 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Interv Quir 344075 372205 374753 332183 283132 289810 271571 273344 264856 340629 253245

Intervenciones quirúrgicas Hospitales del MPPS, Venezuela 2005-2015

calle, tampoco en los hospitales”.


“Estudios sociales hablan del incremento de las cifras de
desnutrición en el país. Esa realidad también afecta a las mujeres
embarazadas y niños nacen con bajo peso o requiriendo alimentación
especial. En los hospitales venezolano, el 64 % de los servicios
pediátricos de los hospitales públicos no tiene fórmulas alimenticias
para recién nacidos o prematuros que requieran ser alimentados”.

Operativo con falla No


80 operativo
64 %
70,97 %
60

40
No Operativo
operativo con falla

20 Operativo 14,52 % Operativo 21 %


14 ,52 % 13 %
0
2016 2017

Encuesta Nacional de Hospitales 2017. Condición Servicio Nutrición


hospitalaria. Hospitales públicos 2017
95%97%
100 94%
89%
9%2
8%9
71% 80%
75

50 37,5 4%7 4%7


Fal las sev o
Inoperativo s
29,3
25 2%6 %
2%2 2%3 %
1%9

0
Rx
Eco TAC Lab

2014 2015 2016 2017

Lorem ipsum

Encuesta Nacional de Hospitales 2017. Comparación Servicios inoperativos/


intermitentes. Hospitales Públicos.

Que 76 % de los centros asistenciales presentan fallas en


cateterismos, 75 % en dotación de material médico-quirúrgico y
78 % tiene escasez de medicamentos. En cuanto a los servicios de
imaginología las cifras también determinan que en comparación con
el año pasado, hay muchos equipos fuera de servicio, por falta de
mantenimiento o de reposición de alguna pieza. Así en los hospitales
se alcanza el 89 % de fallas en servicios de Rayos X, 71 % de fallas
en servicios de ecografías, 97 % de fallas en servicios de
laboratorios y 94 % de fallas en tomografías.
90,0 78%
87%
75%
76% 81%
76%
67,5 67% 65%

55% 57% 55%


61%
45,0

22,5

0
Medicamentos Mat Med Quirúrgic Catéters/Sondas
2014 2015 2016 2017

Encuesta Nacional de Hospitales 2017. Comparación Recursos inexistentes,


Falla-intermitente. Hospitales Públicos.
70,0 69% De un total de
63%
16.238

51%
52.5

41,5%
44% 39%
39% 34,8%
38%
35,0 32%

28% 21,9%

17.5

0
Agua Interm* Pabellones Camas Total Hosp Camas de servicios

2014 2015 2016 2017

Encuesta Nacional de Hospitales 2017. Comparación Camas inoperativas.


Hospitales Públicos.

Enfermedades Emergentes y Re-emergentes


Está claro que la situación de la Salud en Venezuela se
encuentra en una situación caótica como lo demuestra lo antes
señalado. En un trabajo presentado en noviembre de 2016 en
Madrid, ante la Reunión de ALANAM (Asociación de Academias
de Medicina de Latino América, España y Portugal) por los Drs.
José F. Oletta y Rafael Muci-Mendoza (en prensa) (29) y después de
analizar la situación actual de muestran lo que expondremos a
continuación:
La aparición de enfermedades emergentes y reemergentes se
asocia con factores de diversa índole. Si bien el origen y la evolución
de los agentes etiológicos han sido suficientemente documentados, la
aparición de estas enfermedades depende de una compleja
interacción de distintos factores, tanto biológicos (variabilidad y
adaptabilidad genética de los microorganismos causantes), como
sociales (el auge del comercio internacional y de los movimientos
poblacionales por razones turísticas o migratorias, el hacinamiento,
la inadecuada manipulación de los alimentos y el analfabetismo,
entre otros) y económicos (la ausencia de servicios básicos de
saneamiento ambiental, la desnutrición, la falta
de agua y de sistemas de alcantarillado).
En la Región de las Américas, la tendencia al aumento de las
enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes, se acentuó a
partir de los años 90 del siglo pasado. Para entonces, la magnitud del
problema se ilustraba por la aparición de nuevos agentes infecciosos,
causantes de enfermedades de marcada severidad. Entre ellos, virus
como los retrovirus, arenavirus, hantavirus; simultáneamente
reaparecieron otros agentes patógenos, causantes del cólera, plaga,
dengue, fiebre amarilla y otras condiciones que tuvieron una mayor
repercusión sobre la salud de la población, por su incidencia y por el
número de muertes ocasionadas Algunas de estas enfermedades,
como el SARS, presentaron una distribución geográfica focal,
mientras que otras, como Chikungunya y Zika, se dispersaron
ampliamente y se han convertido en un problema de salud mundial.
Estas enfermedades son una carga significativa sobre la
economía de los países y la salud pública. Su aparición, se piensa
que es provocada principalmente por factores ecológicos,
ambientales y socio-económicos. Los patrones de distribución
global, temporales y espaciales han sido estudiados más
recientemente, y obedecen a patrones globales no aleatorios. La
mayoría de los eventos (60,3 %) son zoonóticos y de ellos el 71,8 %
se originan en focos selváticos. También se demostró que van en
aumento. Estos estudios permiten identificar ¨focos calientes¨ en
donde es más probable que se originen brotes zoonóticos y de
enfermedades transmitidas por vectores. Coincide la ubicación de
estos brotes con los territorios en donde existe menor vigilancia y
capacidad de reporte e investigación. Por tanto, hay una mala
distribución global de los recursos para controlar la aparición de
estas amenazas para la salud.
Varios son los determinantes que aumenten las enfermedades
emergentes y re emergentes en las Américas y en particular en
Venezuela; por la reducción de la inversión en la vigilancia y control
de enfermedades infecciosas, cuyos recursos son dirigidos a la
atención de otros problemas exigentes, en medio de recortes
financieros, por crisis económicas o por subestimación del problema
de salud. A lo cual se
agregaron gruesos errores de política como la eliminación en el año
2000 del Proyecto de Control de Enfermedades Endémicas, firmado
entre Venezuela y el Banco Mundial (BM), para fortalecer la lucha
contra 13 enfermedades endémicas (entre ellas: dengue, paludismo,
fiebre amarilla, cólera y parasitosis intestinales)y la eliminación
de la Dirección General Sectorial de Malariología y Saneamiento
Ambiental del MPPS, en el año 1999, que era el principal ejecutor
de los exitosos programas de lucha contra estas enfermedades,
debilitaron apreciablemente la capacidad de respuesta de Venezuela.
En 1995, la Organización Panamericana de la Salud, para
combatir la amenaza real y seria de estas enfermedades, preparó un
plan regional para mejorar su vigilancia y aumentar la capacidad de
los países para responder efectivamente, mediante el fortalecimiento
de la capacidad de investigación de los laboratorios, el
entrenamiento del personal técnico y para implementar medidas de
prevención y estrategias de control. La implementación exitosa del
plan suponía el compromiso de las autoridades de salud Pública y la
colaboración y cooperación de muchas instituciones y expertos en
toda la región. El elemento básico de cualquier estrategia de lucha
contra las enfermedades emergentes y reemergentes y las epidemias
que estas pueden causar, es el establecimiento de un sistema de
vigilancia orientado a identificar la presencia de esas enfermedades a
tiempo, para tomar las medidas de control adecuadas.
Las nuevas amenazas aparecidas en el siglo XXI, primero la
pandemia de influenza A (H1N1), en 2009; la introducción en el
Continente Americano de la fiebre chikungunya a finales de 2013 y
más recientemente el virus Zika; así como la epidemia de cólera en
Haití en 2010 y sus riesgos de expansión al Continente; también el
riesgo potencial de casos importados de Ébola en 2014, fueron
advertidos oportunamente por la OPS-OMS; porque se han impuesto
nuevos retos de salud pública de importancia mundial y un conjunto
de propuestas y decisiones de cooperación internacional para vigilar
y controlar estas enfermedades.
Las enfermedades emergentes y reemergentes constituyen, en
este momento, uno de los retos más importantes de la salud pública
en Venezuela, es por ello, que debe fortalecerse el sistema de
vigilancia por entidades nosológicas, identificando los casos cuando
los pacientes acuden a los centros asistenciales de salud
(ambulatorios urbanos-rurales y hospitales de distinto nivel de
complejidad) y la Red de Laboratorios de Salud Pública del MPPS.
Los casos deben registrarse en formatos diseñados para la
notificación semanal SIS, EPI-12 y en resúmenes mensuales.
La red de vigilancia debe ser una organización constituida por
un conjunto de instituciones que deben funcionar articuladamente,
con el propósito de establecer los vínculos y relaciones, para facilitar
el intercambio, la coordinación y cooperación necesarios en función
del conocimiento sobre la salud de la población. Un rol fundamental
para certificar el diagnóstico lo cumplen los laboratorios
participantes de la red. Un ejemplo lo constituye la definición del
área geográfica de distribución de los serotipos de dengue, de fiebre
hemorrágica venezolana, del área epizoótica de fiebre amarilla, de
encefalitis equina venezolana y otras enfermedades emergentes. En
este sentido, disponer de información fiable, puntual y oportuna
resulta primordial para formular las políticas y estrategias necesarias
para garantizar el progreso, controlar el desarrollo y hacer factibles
los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en salud, que no pudieron
ser cumplidos por Venezuela en 2015.
En Venezuela falta mucho aún para controlar las enfermedades
metaxénicas, emergentes y re emergentes; porque continúa en
aumento el número de casos y defunciones por estas enfermedades.
Por otra parte, se han reactivado enfermedades metaxénicas que
parecían haber sido controladas, y constituyen un problema de salud
pública, por contar con sistemas de vigilancia epidemiológica y
programas de prevención y control que muestran fallas y
deficiencias importantes.
A continuación por enfermedades
Malaria
Es una seria amenaza para el desarrollo del país y su soberanía
geográfica, así como un problema de salud de importancia
internacional.
160000
136402
140000

Casos notificados
120000
89822
100000 76621
80000
46244 453284174945155 45824 51050
60000 3659532037 35725
29887 29337 31185
40000 2168322803

20000

0
a 1999 a 2000 a 2001 a 2002 a 2003 a 2004 a 2005 a 2006 a 2007 a 2008 a 2009 a 2010 a 2011 a 2012 a 2013 a 2014 a 2015

500 445,46
450
400
Tasa x 100 . 000 h

350
300

244,3
250 165,1
200
150

100 26,4
50 95,4
0

Casos de malaria en Venezuela. 1999-2015. Fuente Oletta29Alertas y


Boletines Epidemiológicos. MPPS.

Chikungunya
El caso de la enfermedad emergente que fue esta a partir de
2014 presentó las siguientes características:

Casos de síndrome febril agudo CIE (RSO) y canal endémico por semana.
Venezuela, 2012, hasta la semana epidemiológica Nº 17 del 2015.
El número de casos notificados, acumulados, de Chikungunya
en 2015 fue de 16 293.
Dengue
La re emergencia del dengue y su patrón hiperendémico, en
nuestro país, se ha vinculado con la co circulación de los 4 serotipos
de dengue en forma continua desde hace 17 años. Por otra parte,
factores que también pueden haber incidido en este fenómeno, está
la debilidad institucional del MPPS luego del desmantelamiento, en
1999, de la Dirección General Sectorial de Malariología y
Saneamiento Ambiental, del entonces Ministerio de Salud y
Desarrollo Social, sin una sustitución que en lo inmediato
centralizara la información y estableciera prioridades, para esta y
otras enfermedades, entre ellas, las transmitidas por vectores.
En Venezuela, la incidencia anual de casos de dengue, ha
mostrado un aumento progresivo, desde 1989, con brotes
epidémicos, cada vez más intensos, que siguen un patrón temporal
irregular y en ¨escalera ascendente¨, en la que los brotes epidémicos
son seguidos por períodos con un número de casos mayor que en el
período anterior, precedente al brote.
Los casos de dengue notificados, acumulados, en 2015
fueron 54 152.
3250

3000

2750
Casos probables
2500 CHIKV acumulados,
Dengue 16 293
2250
Nº de casos

54 152
2000

1750

1500

1250

1000

750

500

250

0
Sem 10

Sem 14
Sem 15

Sem 18
Sem 19

Sem 23

Sem 27

Sem 29

Sem 31

Sem 33

Sem 35

Sem 37

Sem 39

Sem 41

Sem 43

Sem 45

Sem 47

Sem 21
Sem 52
Sem 1
Sem 2
Sem 3
Sem 4
Sem 5
Sem6
Sem 7
Sem8
Sem 9

Sem 13

Sem 16
Sem 17

Sem 20
Sem 21
Sem 22

Sem 24
Sem 25
Sem 26

Sem 28

Sem 30

Sem 32

Sem 34

Sem 36

Sem 38

Sem 40

Sem 42

Sem 44

Sem 46

Sem 48
Sem 49
Sem 50

Sem 1
Sem12
Sem 11

Casos notificados de CHICV (A92,0) y dengue (A90,0), Venezuela, 2015.


Fuente: Formularios SIS-EPI 12, 2015 y sem Epi 2016.
Zika
En estas circunstancias, se facilitó la introducción y transmisión
del virus Zika en Venezuela, probablemente entre julio y octubre de
2015. Los primeros 4 casos autóctonos confirmados en el estado
Bolívar en la semana N° 46, residían en los municipios Heres y
Caroní y no en municipios fronterizos con Brasil, como oficialmente
fue informado a la OMS por el Centro de Enlace del Reglamento
Sanitario Internacional del MPPS a finales de noviembre: datos
divulgados por la OMS el 3 de diciembre de 2015.
Era propicio sospechar de esta enfermedad, en casos de
pacientes con síndrome febril agudo, conjuntivitis no purulenta,
mialgias, artralgias, exantema; con pruebas serológicas negativas
para dengue y chikungunya. (Aunque el virus zika puede dar
respuestas cruzadas - falsos positivos- en las pruebas serológicas,
con dengue y chikungunya, después de la primera semana). Hubo
casos con síntomas similares, que además del Estado Bolívar, se
presentaron desde la semana N°46 en los estados Nueva Esparta,
Sucre y Zulia, que provisionalmente fueron clasificados como casos
de chikungunya o dengue.

4500
4.209
4.054
4000
3.873

3500

3000
Casos notificados

3.114
3.203
2500 2.671
Casos probables acumulados
2.104 2.100 CHIKV 1 822
2000 1.9041.955 DENGUE 16 739
1.730 1.585 ZIKA 28 565
1.685
1500
1.268 1.389 1.212
1.247 1.240

1000 998
Tasa de incidencia acumulada
713 608 1.169 93,28 x 100.000 h.
324 524
500 425 Tasa de incidencia acumulada
275 256 54,66 x 100 000 h.
106 160 169 134 146 140 96 106 87 21 67 59
Tasa de incidencia acumulada
0 5,95 x 100 000 h.

Sem 1 Sem 2 Sem 3Sem 4 Sem 5 Sem6 Sem 7 em 8 Sem 9 Sem Sem Sem Sem
Sem
10 11 12 13 14

Casos notificados de zika, dengue y chikunguya. Venezuela 2016. Fuente:


Formularios SIS EPI-12, 1-14, 2016, MPPS. Hasta el 9 de abril. No
divulgado.
Sus recomendaciones finales de este trabajo son:
Exhotar al MPPS a ofrecer la información epidemioló-
gica oportuna, continua y completa a la población y a los
profesionales de la salud, mediante el re inicio de la divulgación del
Boletín Epidemiológico Semanal, una herramienta fundamental para
asegurar la participación organizada de las personas, para contribuir
al control de este nuevo problema de salud y para orientar las
medidas de salud pública y de conducción acertada de los casos
clínicos.
Debe planificarse un conjunto de actividades intersectoriales
descentralizadas e integradas, de información, participación
ciudadana, así como saneamiento ambiental para controlar la
transmisión de la enfermedad.
Asimismo, debe fortalecerse, inmediatamente, el plan nacional
de control de vectores como los Aedes aegypti y Aedes albopictus.
Debe estimularse la realización de proyectos nacionales de
investigación básica y aplicada para el mejor conocimiento de la
biología del virus, sus mecanismos de transmisión y el impacto sobre
la salud de la población, con énfasis en las complicaciones sobre el
embarazo y el sistema nervioso.

Mortalidad materna e infantil


Siendo la mortalidad materna un índice importante, cuya
definición (OMS) es aquella que sucede mientras la mujer está
embarazada, durante el parto o dentro de los 42 días siguientes al
alumbramiento, para el año 2016 se sitúa en 130,70/100 000 nacidos
vivos, cifra por demás alarmante, por esto recomendamos:
• Captación temprana de la mujer embarazada
• Control prenatal de calidad donde puedan ser diagnosticados y
resueltos a tiempo, cualquier problema que se presente durante
el embarazo
• Vigilancia del aspecto nutricional de la embarazada
• Acceso fácil y oportuno de la mujer en trabajo de parto a
cualquier servicio de salud donde pueda ser atendida
• Atención institucional de calidad para el binomio madre-hijo en
el momento del parto
• Cuidado neonatal óptimo de los primeros seis días.
Ahora vemos la mortalidad infantil: En 2016 por lo menos
11 000 niños no alcanzaron el primer año de vida en todo el país.
Datos de la Dirección de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio
de Salud revelan un aumento de la mortalidad infantil en el último
año: en 2015 se reportaron 14,8 fallecidos por cada 1 000 nacidos
vivos y el año pasado la tasa podría haber llegado a 19,6 bebés (30),
indicador relacionado íntimamente con la pobreza y calidad de vida
de un país. Los factores de desarrollo socioeconómicos inciden
directamente sobre la posibilidad de sobrevivencia de los recién
nacidos.
Es de hacer notar que la tasa de mortalidad había pasado de
17,7 por 1 000 nacidos vivos en el año 2001 a 14,2 en el año 2006.
Al final del año 2010 la mortalidad infantil ascendió a 5 839
muertes, siendo la distribución por edades: neonatal el 76 % del total
de los fallecimientos, siendo las causas más frecuentes:
prematuridad, sepsis neonatal y enfermedad de la membrana
hialina. Los posnatales representan el 24 %. El estado nutricional
general y los embarazos en mujeres muy jóvenes también inciden
en el aumento de estas cifras. “Hay un
porcentaje muy alto de niños bajos de peso. Si nacen con menos de
2 500 gramos tienen 40 veces más riesgo de morir y si están por
debajo
del kilo la probabilidad es 200 veces mayor” (30).
La edad de la adolescente embarazada sumado a numerosos, y
variados factores, son los que determinan los mayores y/o
significativos riesgos para ella y su hijo. A medida que la edad va
disminuyendo los riesgos se incrementan. En un ambiente de
pobreza, el 31 % de las adolescentes se embarazan comparado con el
8 % en las menos pobres y 3 de cada 10 más pobre es madre o está
embarazada frente a 1 de 10 en el sector de mayores recursos. El
riesgo de procrear, entre los 15–19 años, en el estrato más pobre es 5
veces superior al del estrato más favorecido (31).

El sistema de salud en el contexto de América Latina


En la segunda década del siglo XXI, y tal como se ha descrito,
el desempeño del sistema de salud de salud de Venezuela es uno de
los más bajos en América Latina. La tendencia general en la región
ha sido impulsar reformas que garanticen mejoras sustanciales en tres
aspectos fundamentales: (1) el financiamiento de la atención, (2) la
descentralización de la atención a los niveles subnacionales y locales,
y (3) la introducción de modalidades de prestación que vinculen a
los servicios tanto de la esfera pública como la privada. En los tres
aspectos, el sistema de salud venezolano confronta rezagos
indudables.
Las características del financiamiento determinan en gran
medida el desempeño de los sistemas de salud. Dado que la demanda
de servicios de salud está condicionada por las condiciones de vida,
especialmente por el ingreso y el nivel de información, para aquellos
sectores de mayores restricciones en estos ámbitos, se requiere la
asignación de recursos públicos que puedan compensar estas
diferencias. De lo contrario, se produciría un agravamiento de las
inequidades. Esta es la razón por la cual en los países de mayor
desarrollo la asignación de recursos públicos en la salud es un rasgo
distintivo.
En los últimos años, la preocupación ha estado centrada en la
garantía de la cobertura universal de la salud (32). Hasta el punto
que está incorporada dentro de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible que deberán ser alcanzados para el año 2030. Podría
decirse que en estos momentos la cobertura universal se ha
convertido en el principal objetivo de los sistemas de salud del
mundo. En aquellos países que han alcanzado un alto nivel de
desarrollo, lo fundamental es mantener la alta cobertura
especialmente ante el aumento de la expectativa de vida, y los costos
crecientes de la atención a la salud. En los países de menor
desarrollo es mucho más exigente. El objetivo de política consiste en
lograr la cobertura universal en condiciones de mayores restricciones
financieras, especialmente por los amplios requerimientos de
recursos que ello implica. Si a ello sumamos el impacto del
envejecimiento de la población en los servicios que deben ofrecerse,
son muy notorias las tareas que deben acometerse para el
financiamiento de la salud.
En este contexto es primordial garantizar la protección
financiera de las familias, al mismo tiempo que prestar servicios de
salud con la
mayor calidad. En la medida que ambas dimensiones sean
satisfechas, la cobertura universal será alcanzada. Si las familias
deben asignar más recursos de sus ingresos para sufragar los costos
de los servicios de salud, en esa misma medida se colocan en
situación de desprotección financiera. Es por ello que los sistemas
de salud deben tener la menor cantidad de gasto de bolsillo,
entendido como el que deben asignar las familias directamente de los
ingresos que reciben. En consecuencia, la cantidad de gasto de
bolsillo, en términos de la proporción que representa de gasto de
salud, es un marcador directo del grado de desprotección de las
personas y familias. En los países de mayor nivel de desarrollo, el
gasto de bolsillo no supera el 15 % del gasto total en el sistema de
salud. En algunos países de la región, como Colombia y Uruguay, el
gasto de bolsillo es menor al 15 % del total del gasto en los
respectivos sistemas de salud (33).
El sistema de salud de Venezuela tiene el gasto de bolsillo más
alto en América. De acuerdo con las últimas cifras disponibles
(2014), elaboradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS),
el 64 % del gasto total de salud proviene de las asignaciones de las
familias, muchas veces en forma de descapitalización por la venta de
activos o endeudamiento. En tales condiciones, es obvio suponer
que las inequidades en el acceso al financiamiento de los servicios
de salud son las más altas de la región y se encuentran entre las más
altas del mundo.

Venezuela

Guatemala

Paraguay

Ecuador

México

0 10 20 30 40 50 60 70
Porcentaje

América Latina: Países con mayor porcentaje de gasto de bolsillo, 2014.


Fuente: OMS. Global Health Expenditure Database.
Datos recientes de los años 2014 y 2015, obtenidos a través de
la Encuesta de Condiciones de Vida, realizada por la UCV, UCAB y
USB, indican que más de la mitad de las personas del país no cuenta
con seguros de salud (34). En los estratos de menores recursos, esta
proporción asciende a más de 80 %. En tales circunstancias no solo
se afecta la cobertura de corto plazo, es decir, aquella que deriva de
las demandas de atención, sino también la sostenibilidad financiera
en el mediano plazo, por cuanto, muchos de los gastos a sufragar
deber ser asumidos por largo tiempo.
También debe destacarse en este aspecto que el gasto per
cápita derivado de las fuentes gubernamentales solo es superado por
el que se asigna en Haití y Guatemala. Esto significa que los
requerimientos de inversión pública para los problemas de salud no
se pueden realizar en muchas ocasiones. De allí que los efectos en
las condiciones de salud, tal como se han descrito, sean tan críticos.
Más aún, esta cantidad de gasto per cápita del gobierno se ha
mantenido prácticamente sin variaciones en los últimos quince años.

Venezuela

Nicaragua

Honduras

Guatemala

Haití

0 50 100 150 200 250 300


Dólares con paridad de compra internacional (PPP)

América Latina: Países con menor gasto per cápita del gobierno, 2014.
Fuente: OMS. Global Health Expenditure Database
Todo lo anterior indica que en Venezuela se ha producido el
aumento más significativo del gasto de bolsillo en América Latina
en lo que ha transcurrido del siglo XXI. En otras palabras, la
privatización de la salud experimentada en el país ha sido la más alta
de la región, con las consecuencias perniciosas para la calidad de
vida y la estabilidad económica de las familias.
Desde el punto de vista de la organización del sistema de
salud, en Venezuela se ha producido la mayor involución desde
finales del siglo XX. En efecto, el proceso de descentralización que
se inició a principios de los noventa, se proponía transferir
responsabilidades y recursos desde el ámbito nacional a los estados
y municipios para que la gestión de los servicios de salud estuviera
más cercana a las condiciones concretas de los venezolanos. En esta
dirección se aprobaron los requerimientos legales y reglamentarios
para que se concretara la transferencia a 17 estados del país.
Esta tendencia de modernización conllevó a mejoras
sustantivas en la calidad de la atención, con éxitos importantes en la
atención materno- infantil, enfermedades endémicas, y enfermedades
crónicas (35). Además, las exigencias en la gestión de los servicios
favorecieron la creación de una nueva institucionalidad en los
ámbitos de los estados y municipios, con especial desarrollo de
cuadros técnicos en áreas como epidemiología, programas y
servicios de salud, saneamiento ambiental, entre otras.
Los avances del proceso de descentralización fueron revertidos
desde 1999. La tendencia prevalente ha sido la recentralización en
la gestión de los servicios de salud. Las consecuencias han sido
completamente perniciosas. Dado que muchas de las funciones
nacionales ya habían sido transferidas a los estados, y en algunos
casos, a municipios, desaparecieron muchas unidades del nivel
central. Al producirse la recentralización de servicios, ya no se
cuenta con los recursos institucionales para una adecuada gestión.
En otras palabras, el sistema de salud se ha quedado sin la
conducción nacional y estadal. La complejidad operativa,
consecuencia del crecimiento de las demandas de la atención a la
salud, así como lo requerimientos técnicos asociados,
en este marco de deterioro de las capacidades institucionales, ha
traído como consecuencia que las funciones de diseño,
implementación, asignación de recursos, seguimiento y evaluación,
por citar algunas, no se realizan en los niveles requeridos.
Prácticamente han desaparecido las posibilidades de innovación
institucional. Si a ello se le agrega la creación de nuevas redes de
servicios (Misión Barrio Adentro y Centros de Diagnóstico Integral),
es bastante claro que la fragmentación del sistema ha aumentado con
afectación directa en la capacidad de llevar a cabo políticas de salud
adecuadas y de impacto en la población.
Desde la perspectiva de la implementación de programas que
garanticen la inclusión de la población, en los términos más amplios,
también se ha producido en Venezuela una involución notable. No
existe hasta la fecha ninguna determinación de los servicios que
deben prestarse con el financiamiento público. Esta es prácticamente
la condición más importante para asignar los recursos públicos a la
población beneficiaria. En muchos países existe una lista de
servicios que deben ser prestados en las unidades de atención
pública, de manera que se facilita la información a los ciudadanos,
así como la organización de las actividades. Esta previsión no existe
en el país. Más aún la inclusión de mecanismos de discrecionalidad
en la inclusión de beneficiarios ocasiona que programas como la
Misión Barrio Adentro no sean considerados como tales por
organismos internacionales.
En cuanto al tercer aspecto de la tendencia de las reformas,
al contrario de la tendencia internacional, en el sistema de salud de
Venezuela predomina la falta de articulación entre el subsistema
público y el privado. Dadas las características generales de las
políticas económicas implementadas desde 1999, la participación del
subsistema privado no ha sido una prioridad en la gestión
gubernamental. Por el contrario, de la misma forma que se han
creado amplias restricciones a la actividad del sector productivo, se
han aprobado regulaciones y generado prácticas que limitan la
acción de múltiples instituciones privadas y asociativas en el área de
salud del país.
Como resultado, se han debilitado, hasta la práctica
desaparición, opciones de cooperación entre ambos subsistemas para
la formación de
recursos humanos, desarrollo de tecnologías, prestación de servicios,
investigación, entre otras áreas. En todas estas prácticas el efecto
más negativo es impedir que millones de venezolanos se beneficien
de la sinergia entre ambos componentes de la salud del país.
Como consecuencia de estas grandes debilidades, el sistema
de salud del país confronta en la actualidad los mayores retos en
América Latina para prestar servicios de alta cobertura y calidad a
toda la población. Las transformaciones que deben acometerse
deberán impulsar cambios significativos en el financiamiento,
especialmente para aumentar las fuentes públicas, en el reimpulso de
la descentralización de los servicios de salud, y en la puesta en
marcha de modalidades innovadoras que faciliten la vinculación
entre los subsistemas públicos y privados.

Recomendaciones
Del libro (36) Propuestas a la Nación, de las Academias
Nacionales se indican algunas de ellas:
• El Sistema de Salud debe cubrir a toda la población, ser de
acceso universal y sin restricciones. Ser eficiente a la luz de los
progresos en la medicina preventiva, diagnóstica y curativa.
• Declarar la Salud pública como un problema fundamental del
Estado. Sin un sistema idóneo de salud no hay población con
posibilidades de desarrollo económico y social.
• Política de prevención continua, siendo esta la mejor forma de
mantener al ser humano sano, constituyendo la educación, las
vacunas y el saneamiento ambiental sus pilares fundamentales.
• Énfasis en la atención primaria con la formación de médicos
adecuados para ello.
• Política de Estado en patrocinar campañas de divulgación por
medios audiovisuales públicos y privados para la prevención
de accidentes, uso del tabaco, alcohol, drogas, del SIDA,
sedentarismo y fomentar en pro de la salud mental, educación
sexual y lactancia materna.
• Evitar el paralelismo en el sistema de salud a todos los niveles
educativos, asistenciales, de investigación y de seguridad
social. Esta última que abarque todas las facetas del mismo
para todos los venezolanos.
• Optimizar las estructuras físicas de los Ambulatorios y de la
red hospitalaria y proporcionar seguridad al cuerpo asistencial.
• E x h o r t a r al M PPS a o f r e c e r la i n f o r m a c i ó n
epidemiológica oportuna, continua y completa a la población y
a los profesionales de la salud, mediante el re inicio de la
divulgación del Boletín Epidemiológico Semanal. Reactivar la
Dirección de Malariología y Saneamiento Ambiental, con
personal idóneo.
• Debe planificarse un conjunto de actividades intersectoriales
descentralizadas e integradas, de información, participación
ciudadana, así como saneamiento ambiental para controlar la
transmisión de las enfermedades.
• Incentivar y proteger la Investigación científica, orientada a
darle solución a los graves problemas actuales.
• La población venezolana debe ser protegida,
proporcionándoles educación, salario adecuado, seguridad,
alimentación, servicios de agua potable, alcantarillado y
excretas.
• La nutrición del niño, especialmente de los estratos IV y V de
Graffar-Méndez Castellanos, deben ser cubierta con el número
de calorías suficientes para su desarrollo físico y mental por
el Estado, las instituciones privadas que tienen relación con la
materia deben ser incluidas.
• La pobreza acarrea: desnutrición, morbilidad y mortalidad
infantil, deserción escolar, prostitución, mendicidad,
delincuencia, promiscuidad, resentimiento social, poca
oportunidad y vida breve.

Agradecimientos, a los Drs. Marino J. González, (Miembro


Correspondiente Nacional. Puesto Nº 39 de la Academia Nacional
de Medicina), participante del estudio ENCOVI-2016; Dr. Rafael
Muci- Mendoza, Individuo de Número Sillón IV y José F. Oletta,
Invitado de Cortesía de la Academia Nacional de Medicina; autores
del trabajo
presentado en Madrid, 2016 en la Reunión de ALANA M y al Dr.
Claudio Aoün Soulie, Individuo de Número. Sillón Nº XXVI de la
Academia Nacional de Medicina, autor del trabajo Propuestas a la
Nación (Medicina) de las Academias Nacionales de Venezuela
(2011).

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