Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Los catecúmenos cuando estaban presentes en la Misa no eran retirados con los
oyentes, pero eran detenidos mientras una oración especial era recitada sobre ellos.
Ellos luego también eran retirados antes de que la Misa de los Fieles comenzara. La
instrucción que recibían está descrita en el artículo de la DOCTRINA CRISTIANA .
En cuanto a su estilo de vida tuvieron que abstenerse de todas las prácticas
inmorales y paganas, y dar la prueba por su virtud y trabajos de penitencia que eran
dignos de comenzar una preparación más inmediata al bautismo. La duración de
esta etapa no fue fijada. En general esto duró un tiempo suficiente para probar las
disposiciones del catecúmeno. El Consejo de Elvira alude las costumbres de hacerlo
luego de los dos años y el derecho civil lo fijó así (Justiniano, Novel. cxliv). Pero las
causas que en última instancia condujeron a la abolición del catecumenado (ven
arriba) tendieron también a acortarlo. Así el Consejo de Agde (506) permitió hasta
judíos (con respeto a quienes requirieron especial precaución) recibir el bautismo
después de una preparación de ocho meses; y más tarde San Gregorio redujo el
término hasta cuarenta días. Por otro lado la duración del catecumenado podría ser
ampliada, y podrían devolver al catecúmeno a la categoría de los audientes, si él
fuera culpable de crímenes graves (el quinto Canon de Neocesarea, el decimocuarto
Canon de Nicea). Lo que parece extraordinario a nuestras concepciones modernas
es que los mismos catecúmenos posponen sus bautismos muchos años, a veces
hasta su última enfermedad. Constantino el Grande es un ejemplo de esta tardanza
extrema. San Ambrosio, San Basilio, San Gregorio Nacianceno, y San Juan
Crisóstomo no fueron bautizados hasta después de su trigésimo año. Una pregunta
muy discutida era el destino de los que murieron en esta etapa. Como hemos visto,
ellos fueron considerados como Cristianos, pero no como parte de los “fieles",
porque las aguas purificadoras del bautismo no habían sido vertidas sobre sus
almas. San Gregorio describe su terror durante una tormenta en el mar no sea que
pueda ser llevado sin bautizo (Carmen de Vita Sua, 324, sqq., P.G. XXXVII, 994). De
todas maneras, San Ambrosio no tiene dudas sobre la salvación de Valentino El
Joven , quien había pedido el bautismo, sin embargo, había muerto antes que el
santo pudiera alcanzarlo ("De Obitu Valentini.", n. 51, P.L. XVI, 1374). Desde
entonces tradicionalmente se ha enseñado que el bautismo no concluido pudiera ser
suplido por la intención. Esto fue especialmente mantenido con respeto para
aquellos quienes estuvieran en la última etapa de la preparación inmediata, que es
actualmente descrita. Sobre la totalidad de este planteamiento ver Franzelin, "De
Ecclesia" (Rome, 1887), 414 sqq.
Los ritos correspondientes con esta etapa eran complejos. Se han preservado un
número considerable de ellos en la primera parte del ordo del bautismo, y además
trazos en la Misa Latina, especialmente en la misa del miércoles de la cuarta
semana. Esta asamblea era denominada “escrutinio” (examinación y presentación
de los candidatos) , y eran siete en número. En el primer escrutinio los candidatos
daban sus nombres. Luego de la colecta de la Misa, y antes de las lecciones, la
ceremonia del exorcismo era practicada sobre ellos. Esto era realizado en todos los
escrutinios excepto en el último, por los exorcistas, y luego el sacerdote los signaba
con la cruz y extendía sus manos sobre ellos. Es interesante saber que las palabras
empleadas actualmente en el bautismo “"Ergo, maledicte diabole", etc. pertenecían
al exorcismo, y las palabras "Aeternam ac justissimam pietatem" etc. pertenecían a
la imposición de las manos. El tercer escrutinio era de un carácter especialmente
solemne, sucedido esto, los candidatos recibían el Evangelio, el Símbolo, (Credo), y
el Padre Nuestro. Cada uno de éstos iba acompañado por una corta explicación. Por
ejemplo, San Agustín ha dejado cuatro sermones (lvi-lix) "De Oratione Domenica ad
competentes" (P.L., XXXVIII, 377 sqq.), y tres para la entrega del Símbolo (ibid.,
1058 sqq.). En nuestra presente Misa del miércoles de la cuarta semana de la
Cuaresma tiene una lección adicionada a la Epístola ordinaria, o mejor dicho lección.
La fórmula es tomada del trigésimo sexto capítulo de Ezequiel, el final del
decimoquinto de Isaías; y ambos (junto con el Prefacio y los dos Graduales, y el
Evangelio, la sanación del hombre ciego de nacimiento, Juan ix) tienen obvias
referencias con el “gran escrutinio”. El séptimo escrutinio tomó lugar el Sábado
Santo, fuera de la Misa, como es de saberse no había formalmente Misa para ese
dia. El mismo sacerdote practicaba la ceremonia del exorcismo y del Ephepheta
(Marcos, vii),. Luego continuaban la unción sobre el pecho y la espalda. Los
candidatos pronunciaban la triple renuncia a Satanás y recitaban el Credo. La actual
iniciación, (bautismo, confirmación y comunión) tomó lugar en la Misa Pascual, en la
cual los neófitos asistían por primera vez , siendo ahora ya no meros catecúmenos.
Pero hasta el Domingo después de la Pascua eran considerados como “niños”,
recibían instrucción adelantada, especialmente en los sacramentos que habían sido
conferidos sobre ellos recientemente. (ver DOCTRINA CRISTIANA) Finalmente, en
el Domingo In Albis (Dominica in Albis depositis) cuando el Prefacio de la Misa habla
de las “nuevas criaturas” (I Pet., ii, 2), ellos se despojaban de sus envestiduras
blancas, y eran a partir de ese momento contados regularmente entre los “fieles”
Funk (ed.), Didache, (Tuebingen , 1887); San. Justino, Apol. I in P.G. Vi, 328 sqq;
Tertuliano, De Baptismo, P.L. I, 1197 sqq.; San. Cirilo of Jerusalén, Catecheses,
P.G. XXXIII, 369, sqq.; San. Agustin, De Catech. Rudibus, P.L., XL, 309, Sermones
ad competentes, lvi-lix, P.L. XXXVIII, 377, sqq.; In Traditione et Redditione Symboli,
P.L. XXXVIII, 1058, sqq.; Martene, De Antiquis Ecclesiae Ritibus (Rouen, 1700), tom.
I, 29, sqq.; Chardon, Hist. de Sacrements in Migne, Cursus Theologiae Completus,
XX; Duchesne, Origenes de cult chretien (Paris, 1898), IX; Thurston, Lent and Holy
Week, (London, 1904), 169, sqq.; Kuepper in Kircheniex., s.v. Katechumenat;
Bareille in Dict. de theol. cath., s.v. Catechumenat.