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Dennis Lynn Rader El asesino «BTK» (Bind, Torture and Kil)

BTK Killer, BTK Strangler, BTK, The Wichita Strangler y The Bondage Stran

La historia empieza en 1945, año en el que nace Dennis, en un remoto y tranquilo rincón
de Pittsburg, un pueblecito ubicado en el condado estadounidense de Crawford, Kansas.
Pronto su familia se traslada a la cercana ciudad de Wichita. Su padre era marine y bautizó a
todos sus hijos (cuatro, Dennis es el mayor) en la Iglesia Luterana de Sión.

Dennis era un estudiante del montón, aunque aprobaba todo religiosamente. En su tiempo
libre, participaba en las actividades de la iglesia y hacía excursiones con los boy scouts. Un
niño activo y tranquilo. Pero en sus macabras ensoñaciones, el joven imaginaba que abusaba
de famosas, como la actriz adolescente Annette Funicello, que aparecía en el programa
televisivo The Mickey Mouse Club, con quien Dennis reconoció que tuvo sus primeras
fantasías macabras. Poco a poco, fue afilando sus instintos sádicos, que, a falta de otras
víctimas, materializó torturando y matando perros, gatos y otros animales.

De cara a la galería, Dennis ocultaba sus vicios más inconfesables. Algunos de sus amigos
de la infancia han declarado que era un joven más bien reservado, no le interesaba la música
moderna y carecía por completo de sentido del humor. "Su oscuro mundo interior estaba en
plena ebullición", señala la autora del libro. Años después, en una carta que le escribió a la
doctora (Ramsland, 2016) desde la cárcel, describió “su precoz afición a masturbarse con
fotos de chicas que veía en los anuncios de las revistas, sobre las que le pintaba cuerdas y
mordazas”.

En su adolescencia, trabajó en un supermercado, y continuó sus estudios con


calificaciones mediocres. "Fue en esta época cuando comenzó a seguir a mujeres por la calle.
Aunque no llegó a matar a ninguna. Ya se sentía como un depredador en busca de presas”,
apunta la doctora (Ramsland, 2016). Por lo pronto, consiguió colarse en casas ajenas para
robar pequeños objetos, una actividad que consideraba “muy excitante”. Era un gran
fetichista: adoraba la lencería y los objetos personales de las mujeres. Cuando empezó a
matar, siempre se llevaba cosas personales de sus víctimas: ropa interior, joyas o carnés que
ocultaba en lo que él llamaba “escondrijos”, bajo tierra, en su casa o en la iglesia.

En el verano de 1966, Dennis se alistó en la Fuerza Aérea Norteamericana. Tenía 22 años.


Durante tres años estuvo destinado a lugares como Texas, Grecia, Corea, Turquía o Alabama,
aunque finalmente lo enviaron a Japón, a una base militar cerca de Tokio, donde pasaría el
resto de su servicio con el rango de sargento.

Fue condecorado por su buen servicio militar, pero sus actividades extralaborales no eran
tan correctas como su hoja de servicio. A su ya arraigada costumbre de seguir a chicas por la
calle, se sumó una afición a los burdeles, donde intentaba atar a las prostitutas; como ellas
no se solían dejar, no eran encuentros muy satisfactorios, y optó por divertirse en solitario.
La doctora (Ramsland, 2016) describe así sus sesiones de onanismo; fiestas de motel: “Se
encerraba en un motel, se ataba a sí mismo con cuerdas, se ponía una bolsa de plástico en la
cabeza y se masturbaba hasta alcanzar el orgasmo”.
En el verano de 1970, Dennis, que ya había cumplido los 26, regresó a Wichita, aunque
quedó en la reserva del ejército. Un año después consiguió la máscara definitiva para una
supuesta vida decente: se casó con Paula Dietz, una chica de 23 años que conocía desde el
instituto y era, como él, luterana. Se fueron a vivir a Park City, no lejos de Wichita, donde
ella se puso a trabajar de bibliotecaria y él, de carnicero.

Después, trabajó en una fábrica de artículos de camping y en otra de aeronaves. Pero la


crisis del petróleo que estalló en 1973 lo dejó en paro. Deprimido y con un montón de tiempo
libre, su instinto criminal, que había permanecido latente durante los últimos años, volvió a
la superficie: Dennis empezó a preguntarse seriamente qué se sentiría estrangulando a una
mujer. "Entonces se encontraba ya a un paso de empezar a matar, una decisión premeditada
y racional que fue impulsada por su propia predisposición homicida. Y también por el
ejemplo de asesinos célebres como Ted Bundy o Jack el Destripador, ya que él quería ser
famoso”, dice la doctora (Ramsland, 2016).

Hubo un momento en el que Dennis tenía mucho tiempo libre. Su única responsabilidad
era acercar en coche a su esposa al trabajo. Luego se dedicaba a merodear por barrios
apartados y campus universitarios, mirando a las mujeres y fantaseando con atarlas,
torturarlas y matarlas.

Una tarde de enero de 1974, observó a una familia hispana que se acababa de mudar a una
casa cercana a la suya. Vio a la madre y a la hija, de 34 y 11 años, y se quedó prendado de
ellas: siempre le habían gustado las latinas, con su exótica belleza y sus melenas azabache.
Empezó entonces a trazar un plan, mientras vigilaba obsesivamente las rutinas de la familia
y reunía el material necesario para llevar a cabo su crimen: revólver, cuerdas, cuchillos y
herramientas.

Pero cuando se decidió a entrar en la casa, no solo encontró a la madre y a la hija, como
esperaba, sino también al padre y a uno de los hijos varones. Pistola en mano, los ató a todos
en sillas. Torturó al padre y a la madre (Julie Otero, de 34 años) haciéndoles creer que estaba
violando a su hija mayor, Josephine Otero, de 11 años. Después le ató una bolsa de plástico
en la cabeza al padre y le ató una soga al cuello para que se sofocara. Después siguió la
madre, con la que se masturbó mientras los niños miraban. Después estranguló con una soga
a la pre adolescente y finalmente Joseph Otero II, de 9 años. Pero antes de matar al menor se
percató de que los padres seguían con vida, por lo que volvió a estrangular a la mujer hasta
matarla. Cuando se estaba yendo notó que Josephine estaba viva por lo que la ahorcó en el
sótano y luego se masturbó nuevamente, dado que se hallaron rastros de semen en la pierna
de la niña. (Sgroi, 2019)

“No es raro que los asesinos prefieran masturbarse que mantener relaciones sexuales con
sus víctimas, puesto que su parafilia es mucho más que un impulso erótico”, (Ramsland,
2016).

Tres meses más tarde, Dennis atacó de nuevo. Apuñaló hasta matar a una joven de 20 años
y libró una encarnizada batalla con su hermano de 21 años. Tras muchos forcejeos, Dennis
disparó al joven, hiriéndole, pero milagrosamente sobrevivió. Quizá por lo accidentado de
este episodio el asesino tardaría bastante tiempo en dar su siguiente golpe.
Cómo un hombre tan religioso podía compaginar su vida familiar con su carrera sangrienta
sin que le temblara la mano. “Dennis tenía muy separadas las dos partes de su vida. Se creó
una álter ego asesino, como si fuera un superhéroe o un espía, bautizado como El Minotauro,
que operaba en paralelo a su vida cotidiana. En realidad, Dennis era una persona
completamente normal la mayor parte del tiempo. Pero a veces caía en lo que él llama ‘la
zona oscura’ y se convertía en un asesino”. (Ramsland, 2016)

Entre 1974 y 1988 Dennis tuvo uno de los trabajos más sólidos y duraderos de su vida,
como agente de seguridad para una compañía de alarmas. Pero siguió matando. En marzo de
1977 se coló en otra casa para atar y estrangular a una madre de 26 años mientras sus tres
hijos permanecían encerrados en el baño; los pequeños solo se salvaron porque sonó el
teléfono y el asesino tuvo que escapar. En diciembre de ese mismo año amarró y estranguló
con unas medias a una chica de 25 años.

El ya célebre Asesino BTK no actuó hasta abril de 1985, cuando secuestró a una mujer de
53 años y, tras llevarla a un lugar apartado, la desnudó y la estranguló. Algo más de un año
después, volvió a utilizar el estrangulamiento, esta vez con una madre de 28 años. Y en enero
de 1991 perpetró su último asesinato: una mujer de 62 años, cuyo cuerpo fue encontrado
debajo de un puente.

La doctora (Ramsland, 2016) aclara que Dennis mataba con suma frialdad, como si
estuviera desarrollando una actividad profesional. Llamaba “proyectos” a las víctimas,
“éxitos” a los crímenes y su forma de operar era siempre la misma: “Seguía a la mujer hasta
su domicilio y vigilaba sus rutinas. Elegía un día para entrar en acción, cortaba el cable del
teléfono, entraba en la casa, esperaba pacientemente a que volviera, y la mataba”.

Durante los años 90, Dennis vivió con aparente tranquilidad, trabajando para el
ayuntamiento de su ciudad, sonriendo a todo aquel que se cruzaba con él y planeando nuevos
crímenes. La única queja vino de una vecina, que afirmó que Dennis había sacrificado a su
perro sin motivo alguno. Pero nadie le dio importancia.

La policía no tenía pistas de quién podía ser el Asesino BTK. Dennis Rader ni siquiera
estaba en la lista de sospechosos, formada por miles de hombres cuyo ADN era analizado sin
éxito. Con notable recochineo, Dennis se permitía el lujo de facilitar pistas a la policía, para
ver si lograban descifrarlas. La doctora piensa que este comportamiento exhibicionista
obedece a “su narcisismo y su egomanía, puesto que la sensación de poder que le daban los
crímenes hacía que se creyera invencible”. En 2004, la policía dio el caso por imposible y
decidió archivarlo.

Pero la soberbia de Dennis pudo más que su prudencia. Cometió un error crucial: envió
una carta (no ha sido desvelado el contenido) a la policía en un CD-Rom. Los agentes,
pertrechados de tecnología digital para sus investigaciones, comprobaron los metadatos del
documento de word, y descubrieron que el autor de la carta se llamaba Dennis y pertenecía
a la Iglesia Luterana. Les bastó con buscar en Internet: “Lutheran Church Wichita Dennis”
para saber quién era el sospechoso. El resto vino rodado: lograron una prueba de ADN,
comprobaron que tenía un Jeep Cherokee, un coche que habían visto algunos testigos en las
escenas del crimen. Todas las piezas encajaron.

En febrero de 2005 Dennis fue detenido. A sus 60 años, ya era un tipo legendario: uno de
los asesinos en serie que más tiempo permaneció en activo sin ser atrapado. En junio de 2005
se celebró el juicio, en el que se declaró culpable de los diez crímenes. La pena de muerte
fue instaurada en el estado de Kansas en 1994, así que se salvó por los pelos, ya que su último
asesinato databa de 1991. Así las cosas, fue condenado a diez cadenas perpetuas, una por
cada homicidio.

Desde la cárcel, el asesino en serie confesó que había estado a punto de matar a una
undécima víctima. “Iba a ser mi obra maestra”, dijo. Planeaba mutilar a una mujer, ahorcarla
y quemar su casa. De hecho, en octubre de 2004 estuvo en su patio trasero y llegó a llamar a
la puerta, pero cuando vio aparecer a un grupo de gente decidió posponer el crimen hasta la
primavera siguiente. Afortunadamente, fue capturado antes.

En la cárcel, Dennis decidió trabajar con la doctora (Ramsland, 2016) en una


“autobiografía guiada”. La clave estaba en descubrir lo que ella llama "el factor X"; es decir,
el oscuro impulso que lo lleva a matar. La psicóloga le ayudó a bucear en el pantano de su
mente, explorando sus miedos infantiles y sus perversiones adultas. “El factor X de sus
crímenes es una mezcla de un impulso sexual desviado, afán de notoriedad y personalidad
dividida. Este factor X es algo compulsivo e irreprimible, y de haber tenido más
oportunidades sin duda habría matado a más gente”.

La familia de Dennis se niega a visitarlo en la cárcel y él no lo entiende. Así se lo dijo a


su pastor Mike Clark, que sí fue a verlo a prisión: "No soy más que un buen hombre que ha
hecho cosas malas". Dennis tiene dos hijos, Brian, de 41 años, y Kerri, de 38. Su hija Kerri
le contestó por carta: "Danos tiempo. Estamos tratando de sobrevivir. Tú nos has mentido,
nos has engañado". Paula, su esposa, solicitó el divorcio inmediatamente después de su
detención y confesión. El 27 de julio de 2005 un juez autorizó el divorcio y no esperó los 60
días que exigía la ley en ese momento. (Sgroi, 2019)

En una entrevista con el diario The Wichita Eagle, Kerri declaró: "Me he sentido fatal por
los treinta años de mierda que mi padre le dio a este pueblo y las cosas terribles que les hizo
a sus víctimas. Las mujeres andaban con miedo. Mi propia madre andaba con miedo. Pero
ya le he perdonado. Y no lo he hecho por él, lo he hecho por mí".
Cuando cumpla 175 años de condena, allá por el año 2180, Dennis Rader podría optar a
la libertad condicional. (Ramsland, 2016)
DATOS SON LÍNEA DE TIEMPO EXACTA:
Utilizaba su trabajo como líder de equipo de los boy scout como cuartada: en los que
además solía crear eventos consigo mismo, cavaba una tumba, se ponía una máscara, se vestía
con ropa de mujer- ropa interior, se ataba una cuerda y se tomaba selfie. (Twisted, 2016)
PERFIL PSICOLÓGICO

Bibliografía
Ramsland, K. (04 de 12 de 2016). El Pais ICON. Obtenido de Confession of a Serial Killer: The
Untold Story of Dennis Rader, the BTK Killer.:
https://elpais.com/elpais/2016/11/11/icon/1478882727_432836.html;
https://www.amazon.com.mx/Confession-Serial-Killer-Untold-Dennis/dp/1611688418

Sgroi, A. (12 de 09 de 2019). UNO. Obtenido de BTK, el asesino en serie que ataba, torturaba y se
masturbaba con sus víctimas: https://www.diariouno.com.ar/mundo/btk-asesino-serie-
ataba-torturaba-masturbaba-victimas-09122019_Sk6ppOIUS

Twisted (2016). [Película]. Obtenido de


https://www.youtube.com/watch?time_continue=1771&v=b1FTbNHy3Bg&feature=emb_l
ogo

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