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Julio 5 de 2.011
A. Trámite
Para promover la conciliación extrajudicial, tanto las entidades públicas como los
particulares deberán actuar por conducto de abogado titulado, quien debe estar facultado
de manera expresa para tal efecto, en las mismas condiciones que se exige para el
ejercicio de las acciones de los artículos 85, 86 y 87 del Código Contencioso
Administrativo.
El convocante a la conciliación, si el caso lo amerita, debe acreditar el debido
agotamiento de la vía gubernativa, de acuerdo con las previsiones de la primera parte del
Código Contencioso Administrativo.
Una vez presentada la solicitud de conciliación ante el respectivo Agente del Ministerio
Público, se suspenden los términos de prescripción o de caducidad de la acción, hasta
tanto ocurran los siguientes hechos:
a. Que se logre acuerdo conciliatorio.
b. Que el Agente del Ministerio Público expida constancia de no haberse logrado
acuerdo alguno, de acuerdo con el artículo 2º de la Ley 240 de 2001.
c. Que se cumplan tres meses después de la presentación de la solicitud de
conciliación, salvo que las partes de común acuerdo decidan prorrogar este plazo, pero ya
no opera la suspensión de términos de prescripción y caducidad. Por tanto esta prórroga
no resulta aconsejable a las partes demandantes, que pueden perder sus derechos
confiados en un procedimiento que en la mayoría de los casos resulta infructuoso.
Si eventualmente el acuerdo conciliatorio es improbado por el Juez o Tribunal
competente, los términos suspendidos se reanudan a partir del día siguiente a la
ejecutoria de tal decisión, la cual, como es apenas natural, no tiene fuerza de cosa
juzgada. Ello en razón a que la falta de aprobación pudo darse por falta de pruebas o de
requisitos formales, susceptibles de ser satisfechos con posterioridad.
Otros aspectos a reseñar consisten en que las actuaciones por parte del Agente de la
Procuraduría en el procedimiento de conciliación no generan causal de impedimento y,
como es obvio, tampoco de recusación para conocer de posteriores procesos sobre el
mismo caso. Además, la falta de requisitos formales no autoriza el rechazo de plano de la
petición. En caso de que la petición no cumpla las formalidades exigidas, debe informarse
al convocante para que haga las correcciones necesarias. Si la solicitud es presentada
ante funcionario incompetente, debe ser remitida a quien ostenta la competencia.
1. Presentación
Previene al artículo 142 del Código Contencioso Administrativo que la demanda debe
ser presentada personalmente por quien la firma, en la Secretaría correspondiente de la
corporación o del Juzgado que sea competente; actualmente en algunas ciudades debe
hacerse ante la Oficina Judicial, que es la encargada del reparto de los procesos. La
simple presentación también puede efectuarse ante un juez o notario para ser remitida
posteriormente a la respectiva Secretaría del despacho destinatario. En este caso la fecha
de presentación es la de recibo en este último, y no la del día en que se efectuó la
presentación personal ante notario o juez distinto al competente. Esta salvedad que hace
la norma debe tenerse presente para efectos de la caducidad, pues ésta no se interrumpe
sino a partir de la presentación en el despacho judicial al cual va dirigida, y a condición de
que se encuentren satisfechos los demás requisitos anotados.
G. Contestación de la demanda
Dado que el proceso judicial de ordinario implica debate, está previsto por el Código
Contencioso Administrativo en su artículo 144, que la parte demandada debe contestar los
cargos que formula en su contra la parte actora. Para este efecto, cuenta con el mismo
término de fijación en lista, que es de cinco días si se trata de un juicio ordinario y de tres
para los procesos electorales, de acuerdo con lo previsto en su orden por los artículos 207
numeral 5º y 233 numeral 4º del Código Contencioso Administrativo.
Durante este lapso, a más de contestar la demanda puede pedir la práctica de pruebas
y aportar las que crea necesarias y conducentes.
Dispone el citado artículo 144 que el escrito mediante el cual se contesta la demanda
debe contener lo siguiente:
1º. El nombre del demandado, su domicilio y el de su representante o apoderado.
Como casi siempre la parte demandada es una entidad oficial, se dan casos en los
cuales uno es el representante legal -el alcalde por ejemplo- y otro el apoderado, quien
como profesional del derecho adelantará las gestiones tendientes a defender los intereses
del sujeto pasivo de la acción.
2º. Exposición completa y precisa sobre los hechos de la demanda y las razones o
fundamentos de la defensa.
En este punto los apoderados también deben obrar con seriedad y lealtad con la parte
representada, pues no basta utilizar la consabida muletilla, " al hecho uno me opongo; al
hecho dos me atengo a lo que se pruebe; y al hecho tres, lo niego". Esta antigua
modalidad de referirse a los hechos de la demanda, a más de que dificulta el
entendimiento para el juzgador, denota falta de estudio y de diligencia en el cumplimiento
de la defensa que la entidad ha encomendado a su representante judicial.
De la lectura de la norma en estudio no surge la necesidad de emplear fórmulas
sacramentales.
Debe entenderse que cuando el Código impone el deber de contestar la demanda, para
cumplir tal cometido la parte a la cual se atribuyen determinadas conductas irregulares o
generadoras de obligaciones, goza de plena libertad para refutar y controvertir mediante
sólidos argumentos dichas aseveraciones, con respaldo en elementos probatorios que
corren a su cargo como lo exige el Código de Procedimiento Civil en su artículo 177.
3º. El aspecto más importante en la contestación de la demanda, es la proposición de
las excepciones contra las pretensiones del demandante, las cuales se decidirán en la
sentencia. En los procesos contenciosos administrativos prácticamente no existen
excepciones previas porque todas se resuelven en el fallo, salvo el caso de las acciones
de grupo, por expresa disposición de la Ley 472 de l998 en su artículo 57.
En los demás procesos, de acuerdo con lo dispuesto por el Código Contencioso
Administrativo artículo 164 las excepciones no tienen trámite incidental, es decir, no se
resuelven antes de la sentencia, pues ellas se estudian y deciden junto con las
pretensiones de la demanda. Esta disposición ofrece grandes ventajas, en la medida en
que un pronunciamiento sobre tales mecanismos defensivos no prolonga los términos
previstos para la tramitación del juicio, mientras se surte un incidente para resolverlos,
como ocurre en los juicios civiles.
De todas maneras el juicio sigue su curso normal y al momento de proferirse la
sentencia el juzgador deberá analizar tanto las excepciones propuestas como las que
encuentre probadas y resolver lo pertinente, como lo dispone el citado Código de
Procedimiento Civil en su artículo 170.
Por la razón anotada, en los procesos contencioso-administrativos únicamente se dan
las excepciones de fondo, constitutivas en realidad de mecanismos defensivos, previstos
para atacar en forma eficaz las pretensiones del actor en cuanto se oponen a la
prosperidad de las mismas.
4º. También es deber del demandado pedir las pruebas y aportar aquéllas que pretenda
utilizar para respaldar los argumentos expuestos en defensa de sus intereses; igualmente
a él le compete como carga demostrar los supuestos de hecho de las excepciones y de
los derechos que alega, de acuerdo con lo previsto por el Código de Procedimiento Civil
artículo 177. Mientras se cumple la fijación en lista, el sujeto pasivo de la acción tiene
derecho tanto a contestar la demanda, con argumentos defensivos como a solicitar las
pruebas que estime conducentes.
5º. La misma Ley 1395 dispone en su artículo 60 que el demandado l demandado
deberá aportar con la contestación de la demanda toda la prueba documental que tenga
en su poder y que pretenda hacer valer en el proceso. La citada norma eleva a indicio
grave en su contra la omisión de este deber. Pero esta inferencia resulta bastante
discutible si se repara que la negligencia o el descuido de un agente estatal difícilmente
pueden comprometer, por sí mismas, en estos casos la responsabilidad de un ente
público. Por tanto, deberá en cada proceso examinarse la falta de esmero del encargado
de contestar la demanda.
Conviene tener presente que dicha etapa es la única oportunidad que tiene la parte
demandada para solicitar y allegar pruebas, salvo que el juzgador haya admitido la
modificación voluntaria de la demanda, pues tal medida conlleva una nueva fijación en
lista, y como es apenas lógico la parte demandada debe tener el derecho de defensa
frente a los nuevos hechos o razonamientos contenidos en la adición de la demanda.
En cuanto a la naturaleza y calidad de las pruebas que puede el demandado aducir
para su defensa, son válidas las anotaciones hechas en relación con las pruebas de la
parte actora. Con la advertencia de que todos esos medios deben estar relacionados con
los hechos de la demanda y con las excepciones propuestas.
Como es apenas natural, las pruebas de la parte demandada deben ser igualmente
pertinentes y eficaces para el efecto que se procura lograr, que no es otro que persuadir al
juzgador de la realidad que la contestación de la demanda plantea en defensa de los
intereses de la parte demandada.
No indica el Código Contencioso Administrativo los efectos que puede acarrear la falta
de contestación de la demanda. Sobre el particular el Código de Procedimiento Civil en su
artículo 95 consagra como indicio grave en contra del demandado no contestar la
demanda u omitir pronunciarse respecto a los hechos de la misma.
Pero esta especie de sanción a la conducta renuente del demandado, no tiene vigencia
en el proceso contencioso administrativo, en primer término, porque no existe disposición
idéntica en el Código de la materia.
Y además, porque no es posible la aplicación analógica de la remisión que hace el
Código Contencioso Administrativo en su artículo 267, dado que no resulta compatible con
los derechos y asuntos sometidos a litigio en la jurisdicción Contenciosa Administrativa. La
conducta negligente u omisa de los representantes de las entidades públicas no puede
comprometerlas, ya que ellas de alguna manera encarnan el interés general de la
comunidad, no solamente por la función que les es propia y que se regula por los
principios del artículo 209 de la Carta. Por último, en razón al carácter oficial de su
patrimonio, se impone su regulación por normas de derecho público que en principio son
irrenunciables y se imponen sobre gobernantes y gobernados.
5º. La indicación del sitio donde se puedan efectuar las notificaciones personales al
demandado y a su representante o apoderado.
6º. Con la contestación de la demanda deben adjuntarse los documentos que el
demandado posee y pretende aducir como prueba.
H. Demanda de reconvención
En principio, cuando se trata de obtener por vía de acción derechos desconocidos por
actuaciones estatales, lo ordinario es que quien reclama tales derechos inicie un proceso
contra la parte a cuyo cargo está ese reconocimiento. Pero las normas procesales ofrecen
oportunidades para que en un solo trámite puedan someterse a debate derechos de
diferentes actores contra uno o varios sujetos pasivos.
Esas posibilidades previstas por las normas de procedimiento para que en juicio, que
debería seguirse entre dos partes, pueda adelantarse con la presencia de otros sujetos,
están encaminadas a salvaguardar el principio de economía. Así, el artículo 217 del
Código Contencioso Administrativo había previsto la posibilidad de acudir al empleo de la
demanda de reconvención en las acciones de reparación directa en las controversias
contractuales. Ahora, en virtud del artículo 145 del mismo Código, modificado por la Ley
446 de l998, se extendió la figura de la demanda de reconvención como mecanismo
defensivo de la parte demandada a todos los procesos contencioso administrativos.
La demanda de reconvención es un sistema de defensa para ser utilizado por la parte
que debe acudir al juicio en calidad de demandada, quien puede por este medio
emprender la contraofensiva frente a la parte demandante para contrarrestar de esta
manera los cargos que se le han formulado. Dicho de otra manera, al presentar demanda
de reconvención el sujeto pasivo se convierte en actor y asigna el carácter de demandado
a quien inició el proceso.
Exige la demanda de reconvención los siguientes requisitos y condiciones:
1º. Se debe formular por la parte demandada durante el término de fijación en lista del
proceso.
2º. El conocimiento de la demanda de reconvención debe ser de competencia del
mismo Juez que adelanta el proceso.
3º. Es necesario que la demanda de reconvención pueda tramitarse por la vía ordinaria,
aún cuando no coincidan la cuantía y el factor territorial. En este caso, cuando la cuantía
en la demanda de reconvención sea superior al límite de competencia del juez que
conoció de la demanda inicial, debe remitir el expediente al competente para conocer de
la mayor cuantía.
4º. Debe reunir los mismos requisitos de toda demanda.
5º. Será admisible la reconvención cuando de formularse en proceso separado sería
procedente la acumulación.
La situación descrita por la norma tiene ocurrencia sobre todo en materia contractual,
cuando el contratista particular demanda a la Administración por el incumplimiento del
contrato, para obtener los pagos y ajustes correspondientes. En caso de que el contratista
tampoco haya cumplido, la entidad demandada puede, durante el término de fijación en
lista, contestar la demanda y presentar demanda de reconvención contra el contratista
demandante, en procura de lograr que el Juez de lo Contencioso Administrativo declare el
incumplimiento del actor y disponga los reconocimientos y condenas del caso. La misma
situación puede presentarse entre las mismas partes pero con ocasión de diferentes
contratos. Se podría dar el caso de que en unos ha incumplido la Administración y resulta
deudora del contratista; pero en otros es éste quien ha incumplido frente a la entidad
oficial. Entonces, ante la demanda del particular puede la Administración, a su vez,
presentar demanda de reconvención.
6º. Al término de fijación en lista se debe resolver sobre la admisión de la demanda de
reconvención y, si se acepta, es dable aplicar el artículo 143 del Código Contencioso
Administrativo. Es decir, se deben tener en cuenta los aspectos relativos a la caducidad y
en general a los presupuestos de la acción. En caso de que se encuentre caducada la
acción, la demanda de reconvención debe ser rechazada, pues mal podría convertirse
este mecanismo en un expediente hábil para revivir la acción que ya perdió vigor por el
transcurso del tiempo sin su ejercicio. La situación se daría si, por ejemplo, un servidor
público demanda en acción de reparación directa la indemnización de perjuicios sufridos
por él y por otras personas particulares dentro de los dos años siguientes a la ocurrencia
de los hechos; pero el despacho destinatario de la demanda se demora seis meses en
admitirla de manera que cuando se fija el negocio en lista la acción que tendría la entidad
para demandar al servidor demandante por su actuaciones irregulares, causantes de
perjuicios, habría caducado. En este caso la demanda de reconvención no debe ser
aceptada por haberse dado el fenómeno de la caducidad, todo de acuerdo con lo
dispuesto por los artículos 86 inciso segundo y 136 numeral 8 del Código Contencioso
Administrativo. La situación podría ser solucionada para la entidad oficial,
hipotéticamente, una vez haya sido condenada a pagar los perjuicios, mediante una
acción de repetición, pero solo si se evidencia el comportamiento doloso o gravemente
culposo del citado funcionario en la causación de los perjuicios.
7º. La demanda de reconvención una vez admitida debe ser tramitada y fallada
conjuntamente con la demanda principal.
En el primer caso, quienes así acuden lo hacen de manera voluntaria, de acuerdo con
fundamento en lo dispuesto por el Código de Procedimiento Civil artículo 52 incisos
primero y segundo. Y en cuanto no tienen en verdad el carácter de partes, la sentencia
que recaiga en el proceso no puede afectarlos de manera directa y expresa ni para bien ni
para mal. Este resultado es la lógica consecuencia de no ser ellos ni parte actora ni parte
demandada, porque ni suscriben la demanda ni aparecen en ella señalados como sujetos
pasivos contra los cuales esté dirigida la acción. Simplemente, una vez iniciado el
proceso, acuden a respaldar las tesis de la demanda o bien a impugnarlas. Seguramente
que en forma indirecta de alguna manera el fallo les redundará en provecho o en perjuicio;
pero dentro de la parte resolutiva no podrían ser condenados a ningún cumplimiento como
tampoco favorecidos con el otorgamiento de beneficios.
La intervención de terceros en procedimiento contencioso administrativo, de acuerdo
con la preceptiva del artículo 146 del Código de la materia, presenta diferentes
características según la acción de que se trate, así:
1º. En los procesos de simple nulidad cualquier persona puede solicitar que se le tenga
como coadyuvante o impugnadora de la demanda desde el momento de su admisión
hasta cuando se vence el término del traslado para alegar de conclusión en primera o
única instancia. Es decir hasta el último de los 10 días que tienen las partes para alegar
de conclusión, de acuerdo con el artículo 210 del Código Contencioso Administrativo.
2º. En los procesos de nulidad y restablecimiento del derecho solamente pueden
intervenir como terceros quienes demuestren un interés directo en los resultados del
proceso, dentro del término previsto para la acción de simple nulidad.
3º. En los procesos contractuales e indemnizatorios del artículo 86 del Código
Contencioso Administrativo la intervención de litis consortes y terceros se rige por los
artículos 50 a 57 del Código de Procedimiento Civil.
Pueden estos intervinientes interponer recursos y solicitar pruebas en favor de la parte
por ellos respaldada. Pero no podrán conciliar ni desistir. En estos procesos el Ministerio
Público puede pedir la intervención de terceros eventualmente responsables. Estas
actuaciones podrían estar a cargo de aquellas personas que concurrieron con sus
actuaciones a causar daños antijurídicos, en la acción de reparación directa; se trata de
controversias contractuales, podría pedirse la intervención de las aseguradoras, de sub-
contratistas o del interventor, por ejemplo. En estas condiciones y dado que se requiere
un interés directo para actuar, en la práctica esta figura se confunde con la de los litis
consorcios.
Dice el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil que el coadyuvante puede
efectuar los actos procesales permitidos a la parte que apoya, siempre que no se
opongan a ella y no impliquen disposición del derecho litigioso.
2. Litisconsortes
De acuerdo con el inciso cuarto del artículo 52 del C. de P.C. “La intervención adhesiva y
litisconsorcial es procedente en los procesos de conocimiento, mientras no se haya
dictado sentencia de única o de segunda instancia, desde la admisión de la demanda. La
solicitud de intervención deberá contener los hechos y los fundamentos de derecho en
que se apoya, y a ella se acompañarán las pruebas pertinentes”.
Queda claro, entonces que la norma faculta al tercero para intervenir como litisconsorte
de una de las partes del proceso y con las mismas facultades de ésta, pero el tercero
debe ser titular de determinada relación sustancial a la cual se extiendan los efectos
jurídicos de la sentencia y por esta razón, estaría legitimado para demandar o ser
demandado en el proceso. El ejemplo se daría dentro de una controversia contractual, en
que la entidad oficial demanda al contratista por su incumplimiento. Podría en este caso
acudir como litisconsorte la aseguradora, pues los efectos jurídicos del fallo podrían
afectarla ante la efectividad de la respectiva póliza de cumplimiento. Podría decirse que
es la cara opuesta al llamamiento en garantía en cuanto un tercero que no ha sido
vinculado al proceso, hace su ingreso porque considera que la sentencia puede afectar
sus intereses.
También el Ministerio Público puede solicitar la intervención de terceros eventualmente
responsables, con lo cual se obtendrían los mismos efectos del llamamiento en garantía,
en lo tocante con la responsabilidad patrimonial. Es decir, en el fallo debe definirse la
suerte del tercero para declarar su grado de responsabilidad o para absolverlo. El
solicitante puede a su vez pedir la práctica de pruebas, las cuales serán decretadas y
practicadas si cumplen los requisitos de ley. Pero si ya venció el término probatorio,
mediante auto de trámite se otorgará un plazo adicional de 10 días para el efecto. El auto
que niegue pruebas es apelable si el proceso es de primera instancia. Si es de única
instancia, el auto debe proferirlo el Magistrado ponente y procede el recurso de súplica
ante el resto de la Sala, Sección o Subsección. (Arts. 351-3º y 363 del C. de P. C.)
3. Recursos
El auto que admita la intervención de terceros es apelable en el efecto devolutivo; el
que la niega es también susceptible de apelación pero en el efecto suspensivo (C. C. A.
art. 146 inciso 4). Si el proceso es de única instancia el auto debe ser dictado por el
ponente y es susceptible del recurso ordinario de súplica ante los otros miembros de la
Sala, Sección o Subsección. Por mandato del artículo 352 del Código de Procedimiento
Civil la apelación puede interponerse directamente o como subsidiaria del recurso de
reposición.
Ofrece el citado Código de Procedimiento Civil, en su artículo 53, la intervención a
excludendum que, como su nombre lo indica, consiste en que quien pretende, en todo o
en parte el derecho controvertido, puede intervenir para formular su pretensión frente a las
partes demandante y demandada para que en el mismo proceso se le reconozca su
derecho. Para ejercer esta clase de intervención la oportunidad concluye cuando se dicta
fallo de primera instancia. En este caso la intervención constituye en realidad un litis
consorcio excluyente en cuanto la parte acude para hacer valer sus derechos, de cara a
demandante y demandado, en virtud de un escrito que reviste las mismas condiciones de
la demanda y al cual se le da el mismo trámite de traslado y notificación a las partes.
Como se anotó, el auto que admita o niegue esta intervención es apelable. La situación se
daría, por ejemplo, con el licitante vencido que demanda para obtener la nulidad del
contrato y la consiguiente indemnización a que cree tener derecho por haber obtenido un
más alto puntaje. Pero a su vez, el tercer proponente de la lista, quien se considera
indebidamente calificado, también estima tener derecho a ser el adjudicatario de la
licitación y se presenta como parte interviniente ad excludendum en procura de obtener
para si el resarcimiento por los perjuicios sufridos a causa de no haber tenido la
oportunidad de celebrar el contrato.
De igual manera, la intervención excluyente se daría en un proceso de reparación
directa, cuando la compañera permanente de la víctima de una actuación administrativa,
acude alegando tener mejor derecho que la cónyuge demandante a ser indemnizada por
los perjuicios materiales derivados de la muerte de la víctima, pues la viuda no mantenía
vida en común con él, ni recibía ayuda económica de ninguna especie. En este caso la
compañera permanente puede hacerse parte en el proceso antes de que se profiera fallo
definitivo, mediante un escrito que debe reunir los requisitos de toda demanda, claro está,
sin perjuicio de la caducidad de acción. Es decir, que en estos casos la acción del
interviniente no puede haber caducado. La intervención se tramita conjuntamente con la
demanda principal y en la sentencia se resuelve sobre las pretensiones de ambas partes.
1 .Procedencia y finalidad
Para los mismos efectos pretendidos en los procesos civiles y penales con las medidas
cautelares, el Código Contencioso Administrativo en los artículos 152 y siguientes,
contempla la posibilidad de que el Juez de lo Contencioso Administrativo suspenda
provisionalmente los efectos de los actos administrativos demandados mientras se tramita
el juicio y se expide el fallo correspondiente definitorio de la legalidad o de la nulidad del
mismo.
Procura este mecanismo dejar temporalmente sin efectos una decisión administrativa
porque es abiertamente contraria a la normatividad superior, y tiene capacidad para
producir consecuencias graves o irreparables mientras se surte la tramitación del proceso.
Se trata de impedir que produzca efectos mientras culmina el juicio que como medio de
control de legalidad, decide si el acto administrativo debe anularse o mantenerse vigente.
Esta figura constituye una consecuencia lógica del "Estado de Derecho" estatuido en el
artículo primero de la Carta Política. En virtud de tal norma tanto los particulares como las
autoridades en la expedición de sus actos deben hacerlo con respeto por la Constitución,
las leyes y la normatividad superior. Sin embargo, como ello no ocurre siempre así y en
ocasiones la "Administración" profiere decisiones contrarias a derecho, el Código
Contencioso Administrativo en su artículo 152 consagra este mecanismo supuestamente
ágil y eficaz para evitar que el acto irregular expedido cause efectos perjudiciales que
podrían ser irreparables. En tal virtud, como se anotó, el juzgador puede suspender los
efectos del acto de manera temporal para que no ocasione mayores daños, mientras se
tramita el proceso y se expide la sentencia que decide sobre su legalidad.
Tal como está concebida en el Código, la "suspensión provisional" no es un trámite
autónomo que pueda adelantarse aisladamente. La viabilidad y procedencia de tal medida
es accesoria a la existencia de un proceso. Es necesario que quien pretende obtener tal
medida en la jurisdicción Contenciosa Administrativa, presente una demanda en debida
forma para que, cuando sea admitida, simultáneamente con la aceptación de la misma se
decida si se suspende o no el acto impugnado. De manera excepcional puede allegarse el
escrito contentivo de la solicitud de suspensión provisional después de presentada la
demanda pero en todo caso debe hacerse antes de la expedición del auto que admite la
misma.
Esta figura de la suspensión provisional tiene su base jurídica en la Carta Política,
artículo 238. Pero, como se verá más adelante, los efectos deseados por tal mecanismo
no han tenido ejecución debido a la manera como está reglamentado por el Código
Contencioso Administrativo.
Para que sea decretada la suspensión provisional es indispensable la observancia
rigurosa de requisitos y condiciones de forma y de fondo lo cual en la mayoría de las
veces no son satisfechos por los demandantes.
En efecto, de acuerdo con lo preceptuado por el artículo 152 del Código Contencioso
Administrativo para que el juzgador acepte suspender provisionalmente un acto
administrativo deben cumplirse ciertas condiciones.