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ROBERT GOODIN E ILMAR WALDNER 7. Pensar en grande, pensar en pequeno y simplemente no pensar* S E DICE QUE UN hombre sabio conoce y acepta los limites de su sabiduria. Pero supongamos que, al reconocer sus limitacio- nes, restringe todavia mds sus capacidades, écudl es entonces el camino de la verdadera sabiduria? En nuestra opinién, este es el dilema que deben enfrentar los decisores sociales que se inclinan por el incrementalismo. En la perspectiva incrementalista se bus- can pequefios cambios —definidos como los que tienen un impacto leve en las variables del sistema- y se basan las acciones siguientes en una evaluacién de los resultados observados.' Gran parte de su encanto esta en lo modesto de sus aspiraciones. Y entre mds mo- desto el comportamiento del decisor, mds se justifica la modestia. Aqui debemos distinguir tres variedades de incrementalismo, cada una con sus metas propias, imperativos estratégicos y razones de ser. Sin embargo, cada una utiliza bdsicamente procedimientos tan similares como para que se cree un parecido de familia entre todas las variedades. El incrementalismo I propone actuar direc- tamente en funcién de los resultados: realizar pequefias interven- ciones, continuar de la misma manera si nos gustan los resultados y, en caso de que no nos gusten, intentar enseguida un pequefo paso por otro camino. Mientras que el incrementalismo I busca * Publicado originalmente con el titulo “Thinking Big, Thinking Small and not Thin- king at All”, en Public Policy, vol. 27, no. 1, 1979, pp. 9-24. Traduccién al espafiol de Mar- garita Bojalil. 1 David Braybrooke y Charles E. Lindblom, A Strategy of Decisin, Free Press, Nueva York, 1983, pp. 62-65. [283] 2384 ROBERT GOODIN E ILMAR WALDNER no hacer uso de la teoria, el incrementalismo II se justifica por su intencién de poner a prueba una teorfa. Ve las intervenciones de las politicas como experimentos que son motivados por (y afectan a) un modelo teérico del funcionamiento del mundo; es partidario de los pasos pequefios porque éstos pueden ser experimentos con- trolados y con resultados més faciles de interpretar. El incremen- talismo III defiende también los pasos pequeiios, pero los justifica sobre la base de que es més facil revertir los efectos de las inter- venciones si llegamos a arrepentirnos de nuestra elecci6n. Al definir estas modalidades del incrementalismo, seguimos una forma de anilisis de “tipo ideal”. Ni los decisores ni los estu- diosos han establecido tales distinciones antes y sinceramente du- damos que muchos quieran recomendar alguna de estas formas puras sin ninguna modificacién. Por lo tanto, nuestras criticas a ca- da una de estas variedades del incrementalismo no se refieren a ningin autor particular o a decisiones particulares. Sin embargo, se encuentran elementos de estas variedades puras en gran parte de la literatura y todavia ms en la practica de la toma de deci- siones. Y, como demostraremos, muchas fallas de las politicas se deben a la influencia no reconocida de estos elementos. Incrementalismo I: salir del paso a duras penas a través de cajas negras Estrictamente hablando, el incrementalismo es una “estrategia de decisién”. Nos pide continuar con el tipo de intervencién incre- mental que por observacién previa sabemos obtiene los resultados deseables. Es un conductismo humano deliberado: la gente decide repetir las conductas; pero el reforzamiento es el mecanismo que dicta el comportamiento futuro. En esencia, dicho crudamente, pero con bastante exactitud, esta estrategia de decisién es una reacci6n no reflexiva. El decisor emprende lentos y pequefios cambios. Si le gustan los resultados continia con mds de lo mismo, definiendo “lo mismo” en términos de la naturaleza basica de su PENSAR EN GRANDE, PENSAR EN PEQUENO 285 acci6n anterior.’ Si no le gustan los resultados, intenta otra cosa. Mientras el decisor comin, al enfrentar una informacién nueva siente la obligacién de tratar de entenderla, el incrementalista I s6lo necesita responder reactivamente a ella. Un decisor a la ma- nera del incrementalismo I en el papel de banquero central po- dria, por ejemplo, aprender a elevar muy poco los impuestos cada vez que la tasa de inflacién sube, sin nunca molestarse por descu- brir la causa de la inflaci6n; mientras el remedio funcione, seguiré usdndolo. Si “piensa en pequefio”, el incrementalista I no tiene que pensar en lo absoluto, Como escribe Lindblom en A Strategy of Decision el incrementalismo I “se puede adaptar a la ausencia de teorfas -es una manera de sostenerse sin teorfa cuando es ne- cesario”.> Demos por hecho que los decisores trabajan sin hacer el menor uso de ninguna teoria; es decir, no han estructurado ge- neralizaciones empiricas en una armaz6n tedrica coherente. A la manera de la estrategia del incrementalista I, dejan de lado la in- vestigacién que trate de darle cuerpo a esas teorfas y simplemente reaccionan a los resultados concretos de las politicas. Al hacerlo, tratan al mundo como una caja negra: meten insumos de politicas 2 Estamos hablando de la “descripci6n intencional” que hace un hombre de sus actos; este término nos sirve para reconocer el hecho de que hombres diferentes pueden descri- bir el mismo acto en términos de diferentes categorfas. Un hombre podrfa “contratar otro empleado”, mientras que otro podria “contratar un experto en electrénica”; al votar en favor de cortar los fondos para comida en las escuelas en una ley de asignacidn de recursos, un congresista podria estar votando para “estabilizar el presupuesto” y otro para “ponerie un alto al socialismo invasor”, Lo que contaré como el mismo paso incremental en las si- guientes etapas serd lo que el agente crea que se ajusta mds o menos a esta descripcién. > Braybrooke y Lindblom, op. cit., p.118. Esto apenas se puede tomar en cuenta como un comentario hiperbdlico que se aparta del: curso basico del libro, ya que el tema del capitulo cuarto tratra de mostrar que-el incrementalismo desarticulado se adapta como ninguna otra estrategia a las situaciones de decisi6n caracterizadas por cambios pequefios en una dimensi6n y un bajo entendimiento en la otra. (Hay diferencia entre entendimiento “bajo” y “ausencia” de entendimiento, desde luego, lo que sugiere que los autores quieren confundir el incrementalismo I con el incrementalismo II). El entendimiento tedrico se encuentra en una linea continua que va desde la ausencia de entendimiento en un extre- mo hasta la presencia de teorfas robustas 0 completas en el otro. La fundamentacién del incrementalismo I presupone que no tenemos ningdn entendimiento te6rico del sistema y nuestra critica de esa estrategia se basa en el absurdo del incrementalismo en ese caso. En cualquier otra parte de la Ifnea continua, estarfamos hablando del incrementalismo II. 286 ROBERT GOODIN E ILMAR WALDNER en un extremo para ver qué productos salen del otro. La meta del incrementalismo I es producir directamente resultados maximiza- dores de la utilidad. La estructura basica de su estrategia es: 1) Elegir arbitrariamente una intervenci6n incremental. 2) Si los resultados son positivos, repetirlo en una escala un poco mayor. 3) Silos resultados son negativos, cambiar a alguna otra inter- vencién elegida arbitrariamente y que no haya producido efectos negativos considerables hasta el momento. La raz6n para realizar y aumentar las intervenciones con pe- queiios incrementos es la probabilidad de que produzcan, a su vez, incrementos igualmente pequeiios en los resultados, ofreciendo a los decisores oportunidades posteriores para ajustar las politicas. El gran miedo del decisor que actia segin el incrementalismo I es que, al apretar alocadamente demasiados botones en la caja ne- gra, pudiera hacerla explotar. Toda vez que ha renunciado a la bisqueda del entendimiento te6rico de lo que sucede adentro de la caja negra, el incrementalista I no tiene necesariamente la menor idea de cémo los insumos lle- gan a elaborar los productos. Sin embargo, argumenta que no ne- cesita entender cémo opera el sistema, no importa cudn itil pudiera ser ese entendimiento si le fuera concedido. Sélo necesita saber cémo hacer que el sistema funcione a su favor, lo que logra tan s6lo con observar cudles son los insumos que llevan a los pro- ductos més satisfactorios. Un grupo consultor del Consejo de In- vestigaci6n de Ciencias Sociales escribe acerca de las innovaciones educativas: “Uno puede estar bien dispuesto a pagar el precio de saber si funciona o no la contratacién por desempefio, sin tener que saber al mismo tiempo por qué funciona 0 deja de hacerlo” 4Henry W. Riecken y Robert F. Boruch, editores, Social Experimentation, Academic, ‘Nueva York, 1974, p.33. No afirman que no seria util el entendimiento. Solo afirman que No es necesario y es esto lo que tenemos que discutirles.

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