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- AÑO XLV - Nº 495

PSICOLOGICA
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Graciela B. Onofrio - María Teresa Panzitta -- María Soledad Dawson

Manuel Vilapriño Duprat - -María Estela Caccavo de Estefan - Selediana de Souza Godinho
Página 2 • Mayo 2020
Dependencias Introducción
A
los fines de este escrito, centrado
en problemáticas clínicas, se to-
mará en cuenta el diagnóstico de
y autonomía “trastornos de la conducta ali-
mentaria” que, históricamente,
fue referencia de la bibliografía internacional, no-
toria y simultáneamente en la literatura anglosajona
en pacientes y francesa, desde el Siglo XIX (1), describiendo mu-
chachas que emprenden ayunos voluntarios, con
sentido estético o ético, de modo tal que nos per-
mita identificar situaciones habituales de consulta,
siguiendo tres ejes importantes que los delimitan:
con trastornos 1. Evitación alimentaria activa y planificada,
por lo tanto hablamos de trastornos de la con-
ducta. Esta evitación a alimentarse o nutrirse se
de la conducta basa en el rechazo a subir de peso o el terror mór-
bido a engordar bajo la concepción errónea de
que esta delgadez traerá cierto grado de seguridad
o afirmación subjetiva. Al decir de Maldavsky: “no
poder dejar de comer” o “no poder de dejar de
alimentaria dejar de comer”. Estas conductas, dirigidas a con-
trolar la ingesta bajo formas activas de restricción
alimentaria o control de peso y calorías, incluyen
anorexia nerviosa y bulimia nerviosa, atracones
emocionales, picoteo emocional y evitación activa
Graciela B. Onofrio alimentaria con bajo peso, ligada a problemas
emocionales. Como trastornos más raros pode-
mos también mencionar pica en los niños, lo cual
merece un capítulo aparte que no será tratado en
este apartado, y rumiación. La alimentación es
mucho más que la necesidad nutricia del cuerpo.
Subraya Silvia Amigo: “…es un hecho que está li-
gado al nacimiento mismo de las relaciones del
sujeto con el Otro.” (p101). Remarca la autora que
algunos casos quedan por fuera del eje de la his-
teria, la persona está respondiendo a “algo real”
que le está pasando. En esto juega el sujeto su pro-
pia desaparición para darse a conocer, apuesta a
su propio coqueteo con la muerte para la atención
del Otro. Generalmente, y por suerte, esta muerte
no se consuma. Aunque muchas referencias alu-
den a un aumento de tentativas suicidas netas en
esta población, nos inclinamos a suponerlas más
por el lado de conductas autolesivas no suicidas
graves.
2. Relación directa de estas conductas con la
percepción de la imagen y el sentimiento de sí
mismo. Se trata de fenómenos clínicos multicau-
sales que tienen un componente conciente (la de-
cisión) y un componente inconciente (la
causalidad psíquica desde la perspectiva psicoana-
lítica, con un contenido latente pero eficaz).
3. Historia vincular traumática, considerando
el trauma –ya sea subjetivo u objetivo- como una
experiencia que no se olvida ni se reprime. El acto
alimentario implica aceptar la oferta que viene de
afuera: primer mecanismo de introyección de lo
ajeno. La autonomía, proceso a desarrollarse en la
vida de un sujeto, implica responder a la pregunta
que nos sugiere Silvia Amigo en sus textos: ¿pue-
des perderme? Ante este interrogante, aparecen
tres tipos de respuesta: aquella que dice que no se
puede perder el producto-hijo, aquella en que ni
siquiera es registrada la pérdida y aquella res-
Actualidad Psicológica
puesta que implica la pérdida y la extrañeza:
puedo perderte, si bien te echaré de menos. El no
registro habla de una historia traumática de aban-
dono y anomia de la cual el sujeto deberá dar
cuenta futura y acomodarse a sus consecuencias.
La autonomía es un concepto relativo que será
tomado en consideración desde un modelo com-
plejo que implica las respuestas de adaptación de
un yo integrado: adaptación activa a la realidad
con capacidad transformadora del medio y del sí
mismo, siguiendo a Pichon-Rivière. Afirmamos,
desde los inicios de la vida humana, la enorme de-
pendencia del infans de su grupo primario. Al
decir de Freud, esta prolongada infancia lleva la
marca en el orillo de la dependencia y produce el
empuje libidinal en dos momentos: 1.temprana
infancia de polimorfismo perverso sexual y 2.pu-
bertad con elección de objeto sexual (latencia me-
diante), dada la prematuración del cachorro
humano. Este yo freudiano implica un nuevo acto
psíquico, aquellos movimientos libidinales que
tomarán al YO como un nuevo objeto de amor en
el narcisismo.
Los tres vasallajes del YO
Este yo unificado está sometido a tres servi-
dumbres, que, por lo tanto, se convierten en tres
peligros o amenazas fundamentales. Siguiendo a
Freud: El peligro del mundo exterior, el peligro
del empuje sin límites del ello, el peligro de la se-
veridad del Super-Yo, heredero del Complejo de
Edipo. Tensiones y desafíos entre lo intrapsíquico
y lo intersubjetivo, modelo del “doble límite” ci-
tado por Green (p38).
Las dependencias a varias instancias, contra-
puestas y sinérgicas al mismo tiempo, son las res-
ponsables de las resistencias, entre otras, las
resistencias al análisis o, incluso, la respuesta te-
rapéutica negativa, tan frecuente en todos estos
casos de consulta.
El psicoanálisis como técnica psicoterapéutica
posiblemente se asiente en la predisposición al
auto análisis, directamente ligada a la capacidad
de introspección. Esta auto-observación del YO
está relacionada con la posibilidad de tolerar la vi-
sión crítica del Super-Yo respecto de la aceptación
de una imagen integrada, a condición, además,
que no aparezca extremadamente fragmentada y
que la comparación con la instancia del Ideal del
YO no sea demoledora o desestabillizadora. Para
Sylvie Le Poulichet, en los pacientes con trastor-
nos de la conducta alimentaria, se trata de un
cuerpo (podríamos decir YO corporal) a rehacer
todos los días. Si pensamos la enorme tarea que
tenemos por delante, valoramos el peso mortífero
de algunos de estos vasallajes.
Al mismo tiempo, la protección de ese YO sig-
nifica la conservación de la instancia que nos
enuncia. Una joven, lectora afanosa del psicoaná-
lisis, decía: “Si dejo de hacer dietas me voy a volver
psicótica”. Este enunciado nos es familiar, pero en
dichos de quien lo padece, aparece como una
amenaza de la que hay que preservarse con toda
la ferocidad posible. El YO designa al sí-mismo de
una persona y, desde otra perspectiva, denota una
parte de la psique con atributos y funciones eje-
cutivas. Los vasallajes modelan las conductas y su
funcionalidad. El proceso patológico, a su vez,
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produce escisiones y transformaciones del YO yoría de las supuestas funciones biológicas autó- gativos; es decir, evitan provocar una actividad in-
tanto en la perspectiva de la sensación y percep- nomas: succionar, alimentarse, caminar, controlar controlada de las fuerzas destructivas.” La pulsión
ción subjetivas como en su modalidad observa- esfínteres, controlar musculatura, lenguaje, adap- de muerte puede presentarse des-intrincada de
dora y ejecutiva. A más delgadez, más duro es el tación social. Este camino puede construirse Eros, lo cual puede llevar a lo que Green evoca
auto-análisis de la situación, por lo tanto las ac- desde el modelaje y apoyatura, previa identifica- como cuadros clínicos de “desorganización pro-
ciones son más extremas y, paradojalmente, más ción primaria, aún sin relación de objeto, si- gresiva del funcionamiento somático” (p298).
insatisfactorias para ese mismo yo. guiendo a Freud. Palabras y red, modelaje y juego Recordamos a Segismundo de La Vida es sueño
La autocrítica lleva a un sentimiento de culpa, completo que permiten imaginar recorridos, en- (1635), de Calderón de la Barca, dotado de infor-
ahora traspolado al acto alimentario. “Como con sayar, recorrerlos realmente, imaginar obstáculos mación y palabras en prolongado cautiverio dis-
culpa” dicen los pacientes y lo viven como un y prever respuestas de adaptación. Así como puesto por su padre, quien, en un primer contacto
hecho egodistónico, molesto para esa propia ob- pienso, hago, en un más allá de lo que nos propo- con el mundo externo, actúa según sus impulsos
servación. No solicitan dejar de hacer dietas ni nemos. Lo inconciente deviene conciente me- acerca de aquello que le fuera informado por su
abandonar la idea sobre estimada de la delgadez, diante eslabones intermedios. Citando a André educador: el instinto sexual que lo lleva a un in-
sino, exigen que un tratamiento psicológico les li- Green (p297): “Creo que el conjunto de las acti- tento de violación de la primera mujer que lo re-
bere del sentimiento de culpa. A partir del mismo, tudes que presiden la crianza de los niños y que cibe y el odio hacia el semejante que lo lleva a
la tendencia al aislamiento social prevalece, evi- giran en torno a su dependencia con respecto a defenestrar a un guardia. Estas acciones concretas,
tando la comensalidad (2) en la que se sustentan quienes están a cargo de criarlos, tienen como ob- sin mediación simbólica, confirman, retaliativa-
muchos eventos sociales. Finalmente se trata del jetivo prevenir un exceso de frustración y, por lo mente, la necesidad de prolongar su cautiverio.
empuje a la autoconservación, minado, en este tanto, de angustia, dolor, rabia y otros efectos ne- Sin modelaje, sólo con palabras, no se construye
caso, por la falta de cuidado de las funciones bio-
lógicas.
El sentimiento de culpa descansa en la tensión
entre el yo y el Ideal del yo, siguiendo a Freud.
Este sentimiento de inferioridad, tan común en
los neuróticos, se ve absolutamente profundizado
en estos casos al punto tal de afectar su propia
existencia. En el Banquete de Platón, Diotima dice
que los ojos del alma no ven hasta tanto se hayan
eliminado las necesidades del cuerpo. ¿Qué pen-
saríamos de un mortal a quien fuese dado con-
templar la belleza pura, simple, sin mezcla? Tal
vez esta frase filosófica resuma el gran desafío de
algunas de las búsquedas de nuestras jóvenes ano-
réxicas, enunciada por ese mismo YO como “ser
transparente”, “ser liviana”, más burdamente: “ser
delgada”, nunca suficientemente delgada.
Vasallajes a las figuras parentales y su mirada,
al empuje de un ello que odia para sobrevivir y
también a un Super Yo, hipercrítico, tirano here-
dero del Complejo de Edipo.

Proceso, camino y ¿destino?

¿La autonomía es el destino? Al decir de Naj-

manovich pasamos, en el camino de la socializa-
ción, de una (in)dependencia absoluta a una
autonomía relativa. De las exigencias del mundo
externo parten los parámetros de nuestra autono-
mía civilizada, mediada por la cultura, que regula
las relaciones recíprocas de los individuos entre
sí. ¿Cuántos años le llevan al cachorro humano
ser autónomo? No hay muchos acuerdos, pero
transcurren al menos dos décadas para lograr esa
integridad e integración de adaptación a un
mundo externo medido en capacidad de afronta-
miento e independencia económica para una sub-
sistencia respetuosa del límite ajeno. No hablamos
acá de la autonomía emocional, la cual puede lle-
var aún más tiempo, considerando siempre que
esta autonomía es relativa. Cuando Freud enuncia
que las pulsiones se satisfacen con otros, siembra
el debate acerca de las funciones autónomas que
podemos, erróneamente, atribuir al YO. Si lo pen-
samos en profundidad, en épocas contemporá-
neas de contaminaciones virales que se
puntualizan como pandemias, la seguridad ali-
mentaria y ecológica depende también de otros.
El grupo primario de apoyo brinda al pequeño
infans un camino de apuntalamiento para la ma-
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el apuntalamiento necesario en el proceso de la
paulatina autonomía. La Vida es sueño nos ilustra
otros aspectos de la constitución humana que no
serán acá detallados.
¿El cuerpo es el camino de la salud
integral?
¿Sería factible tratar a una joven adelgazada
como consecuencia de un problema mental con
su conducta alimentaria sin atender las necesida-
des de su cuerpo? También podemos preguntar-
nos acerca de la licitud de hacer tope con la
psicoterapia cuando la salud –mal llamada física-
se encuentra en peligro. Decididamente, este no
sería un buen camino. Acerca de la integralidad de
la salud tenemos aún mucho por enunciar y ade-
cuarnos desde la mal llamada salud mental a los
fines de este intento de interdisciplinariedad. No
existe salud sin salud mental. Solemos declarar
que los espíritus no existen, la materialidad de
nuestra mente es innegable. Las neurociencias y el
psicoanálisis trazan sus puentes y corresponden-
cias con majestuosa afinidad. Neuronas cerebrales
e intestinales, receptores de membrana, circuitos
y conexiones explican tanto la materialidad como
la disposición transicional y mediadora de nuestra
psique.
Algunas de las funciones nos orientan en la de-
manda de salud:
Percibir: de afuera y de adentro. Freud agrega
un dato que se nos vuelve interrogante: ¿cómo se
perciben los procesos de pensamiento? Agregamos
la importancia de interrogarnos sobre las creen-
cias subjetivas acerca del enfermar psíquico.
Atender: escuchar esa percepción y tomar de-
cisiones. Los sentimientos y sensaciones displa-
centeras fuerzan a la descarga o a la defensa.
Actuar: encaminar las decisiones. La atención
de la salud está más sustentada en los procesos de
demanda espontánea que en los procesos de pre-
vención. Los sistemas de salud, incluidos los ser-
vicios de salud mental, trabajan sobre la demanda
de quien nos consulta.
Perdurar: continuar los cuidados de nuestro
propio cuerpo, atendiendo a los dictados del alma.
Evitar el displacer, según los principios del
funcionamiento psíquico. Limitar el goce irres-
tricto, la mente no conoce los límites del cuerpo.
El enunciado freudiano: en nuestro inconciente
somos inmortales.
Construyendo alertas
Una paciente decía hace años luego de un alta
clínica, internación a la que había llegado por des-
nutrición severa, “me han dado pautas de alerta
por escrito”…. Le pregunté: “¿cuáles son?”…. “No
lo sé…”, me respondió.
¿Tienen sentido las pautas de alerta? Por su-
puesto, la respuesta es afirmativa. Pero, ¿hemos
considerado si fueron comprendidas? Algunos
datos desmentidos por los pacientes con trastor-
nos de la conducta alimentaria que nos consultan:
internaciones reiteradas por enfermedades inter-
currentes, alimentación por sonda nasogástrica,
diálisis renal, úlceras esofágicas sangrantes, hipo-
potasemia, calambres precordiales, informes de
desnutrición severa, glóbulos blancos en niveles
bajos indicando datos sensibles de inmunodepre-
sión. Ninguna de estas informaciones instala el
principio de realidad, a veces tampoco en las figu-
ras parentales. ¿Se puede prescindir de ellas? De-
finitivamente, no. ¿Se puede interrumpir la
terapia porque el cuerpo está descuidado? Defini-
tivamente, no. Pero la cadena de eslabones inter-
medios entre la percepción de inmortalidad, el
Super Yo severo y el principio de realidad puede
ser extensa e inabarcable en momentos de urgen-
cias en la existencia.
El YO tiene una existencia fragmentada en sus
distintas idenficaciones; incluye los motivos incon-
cientes del accionar modificador del mundo ex-
terno, tomando en cuenta tanto las funciones de
apuntalamiento como las de supervivencia. Es una
instancia desvalida y frágil en relación a un Super
Yo tiránico. Estas identificaciones erigidas en el in-
terior del YO también lo alteran en sus funciones,
he ahí su enriquecimiento pero también su empo-
brecimiento, que nos es evidente frente a las lla-
madas “patologías de acción” cuyos ejemplos
paradigmáticos son, en salud mental, los trastor-
nos de la conducta alimentaria y las drogadepen-
dencias o dependencias sin sustancia. La libido
narcisista, aquella que protegería al YO, implica
una desexualización, por lo tanto, una suerte de
sublimación que estimulamos desde diversas pers-
pectivas psicoterapéuticas no verbales: terapias a
mediación artística o terapias de movimiento y
percepción física quinética y tónica, muy aplica-
bles a los trastornos de la conducta alimentaria.
Siguiendo a Freud, el YO, en el cual se cursan
las dependencias –vasallajes- y la integración y co-
herencia de los circuitos neuronales –autonomía-
es “la parte del ello alterada por la influencia di-
recta del mundo exterior, mediada por el precon-
ciente: por así decir, es una continuación de la
diferenciación de superficies.” (Freud, p27)
Nuestros pacientes con trastornos de la con-
ducta alimentaria se confiesan, pero también
ocultan signos dejando rastros y piden ayuda
sobre las fuentes concientes de su sufrimiento, sin
saber del camino regio de su padecer, que va del
cuerpo al alma, afectando su autonomía, bajo el
Actualidad Psicológica
imperio de dependencias variadas, facetadas y ca-
mufladas. Fracasa su posición subjetiva, de ahí la
insistencia en construir su fantasma a toda costa.
Miembro Fundador del Capítulo de Trastornos de la Conducta
Alimentaria (TCA) de la Asociación de Psiquiatras Argentinos
(APSA) y de la Sección de TCA de APAL.
Miembro de Honor de la Asociación Psiquiátrica de América
Latina (APAL). Secretaria Regional del Cono Sur de APAL
(2018-2020).
CoChair de la Sección Psychoanalysis in Psychiatry de la
World Psychiatric Association (WPA, 2017-2020).
Docente de la UBA (UDH, Htal Dr. Abel Zubizarreta, CABA)
y del Instituto Univ del Htal Italiano de CABA, Argentina.
graciela.onofrio@gmail.com
Notas
1) La primera referencia médica de la anorexia mental fue
la de Richard Morton en 1689 y la llamó “consunción ner-
viosa”, declarando su impotencia para influir en la voluntad
de su joven paciente, quien murió tras ayunos y noches de in-
somnio. También es notoria y conocida la referencia que hace
el sociólogo Rudolf Bell en su libro Holy Anorexia, donde exa-
mina y fundamenta la relación ética de los ayunos voluntarios
de algunas santas, laicas y religiosas, del Siglo XIII y XIV, do-
cumentados con archivos papales. El caso más paradigmático,
y que muchos otros autores tomaron en cuenta, fue el de
Santa Catalina de Siena, nacida Catalina Benincasa, que
muere por inanición, en el año 1380, a los 33 años, luego de
haber desarrollado hipótesis místicas de pureza gástrica en es-
taciones del cuerpo, las cuales fundamentaban sus ayunos y
restricciones destinados a Dios Padre. Fue proclamada Doc-
tora de la Iglesia el 4 de octubre de 1970 por el papa Pablo VI.
No todas nuestras pacientes tienen un desarrollo tan notorio
y probado.
2) La comensalidad alude al hecho social que rodea el acto
de alimentarse, insoslayable en la especie humana. Establece
rituales, usos y costumbres y crea lazos y vínculos entre las
personas, generando y reforzando tanto el aspecto imaginario
como el simbólico.
Bibliografía
Amigo S., (2012), Clínica de los fracasos del fantasma, 1ra ed.
Buenos Aires, Letra Viva.
Bell R, (1985), Holy Anorexia, University of Chicago Press,
EEUU.
Bianchi G, Onofrio G, ¿Comer? Viniendo de vos: nada, Actua-
lidad Psicológica, Miguel Kohan Ed., año XX, Nº 226, Bs. As.,
Nov. 1995.
Freud S, (1923), El yo y el ello, Amorrortu Ediciones, Buenos
Aires, 1979
Green A., (2002), El pensamiento clínico, Ed. Amorrortu, 1ra
ed, Buenos Aires, 2010.
Le Poulichet S., (1996), La obra del tiempo en psicoanálisis,
Amorrortu Ed, Buenos Aires, 1997
Actualidad Psicológica
Presentación
de
dispositivos
de trabajo de
OAB Durand.
Intervenciones
clínicas y
formación
profesional
María Teresa Panzitta
E
n este artículo quiero compartir con
ustedes lectores y de una manera es-
pecial nuestra experiencia clínica
con pacientes con desórdenes ali-
mentarios en el Equipo Interdisci-
plinario de Obesidades y Desórdenes Alimentarios del
Hospital Carlos Durand, Servicio de Salud Mental.
¿Cuál es nuestra propuesta terapéutica y estrategias
específicas para abordarlos?
Con más de 30 años de intenso y apasionado tra-
bajo clínico con una perspectiva psicoanalítica el
abordaje de cada paciente sigue siendo artesanal y
singular.
Me interesa destacar los excelentes progresos que
hemos logrado con el enfoque psicoanalítico.
El abordaje psicoanalítico ha sido cuestionado en
el tratamiento de los trastornos alimentarios consi-
derando al tratamiento cognitivo conductual basado
en la evidencia el más efectivo.
Sobre este tema comparto los aportes del Lance
Dodes, MD -analista emérito de capacitación y su-
pervisión de la Sociedad e Instituto Psicoanalítico de
Boston y profesor clínico asistente de psiquiatría en
la Escuela de Medicina de Harvard, retirado, quien
plantea:
“Numerosos estudios han demostrado que el Tra-
tamiento Cognitivo Conductual y los tratamientos
psicoanalíticos/psicodinámicos son igualmente exi-
tosos durante los primeros meses de terapia (por
ejemplo, ver Baardseth et al 2013; Clinical Psychology
Review, v. 33 (3)). Estos resultados a corto plazo son
la base de las afirmaciones del valor “basado en evi-
dencia” de la TCC.
Lo que destaco de este artículo es (...) varios es-
tudios publicados (entre otras revistas) en Harvard
Review of Psychiatry, el Journal of the American Me-
dical Association y Cochrane Review, Journal of the
American Medical Association 2008; 300: 1551-1565).
mostraron que la terapia psicodinámica cuando se
realizó un seguimiento de las personas de 9 meses a
5 años después del final del tratamiento psicodiná-
mico, en lugar de disminuir sus efectos y recaer, las
medidas de mejoría realmente mejoraron. La efecti-
vidad del tratamiento aumentó, lo que significa que
los beneficios iniciales altamente significativos de la
terapia no solo se mantuvieron, sino que fueron ma-
yores con el tiempo”.
Sin embargo, si bien coincido con lo planteado
por Lance Dodes también cuestionó el pensamiento
psicoanalítico que desestima otros aportes científi-
cos y ubicándose en el lugar del conocimiento puro
superior, y todo lo que se aleje de esa pureza no es
psicoanálisis.
He tenido la oportunidad de formarme con ma-
estros no dogmáticos del psicoanálisis y considero
oportuno citar a Edgar Morin, quien plantea: “el pen-
samiento complejo aspira al conocimiento multidi-
mensional. … Tiene por axioma la imposibilidad
inclusive teórica de la omnisciencia”
Hugo Lerner nos describe el problema de algunos
psicoanalistas: “El problema de algunos psicoanalistas
es que han querido y quieren defender la pureza del
psicoanálisis y se han transformado en practicantes
casi religiosos, talmúdicos, ….la forma de contrarres-
tar esa peligrosa tendencia, es dialogar con otros mo-
delos y disciplinas… Debemos conversar con
diferentes teorías psicoterapéuticas, como la antropo-
logía, la sociología, la política, la psiquiatría.
La clínica compleja y grave de los trastornos ali-
mentarios crónicos y severos nos exige apertura, cre-
atividad, humildad, trabajar en la Interdisciplina,
acercarnos con respeto a otros aportes del cogniti-
vismo tercera ola, las neurociencias, la medicina, la
nutrición la psiquiatría, para poder poner en jaque el
riesgo de caer en un pensamiento dogmático y elabo-
rar estrategias superadoras.
Dado este marco teórico que guía nuestra práctica
clínica conformamos nuestro equipo interdisciplina-
rio, integrado por nutricionistas, psicólogas, psiquia-
tras, danza terapeutas, eutonistas.
Los cursos de postgrado en la Universidad Fava-
loro, y la diplomatura dictada en la Universidad de
Belgrano tienen este enfoque interdisciplinario. Los
congresos que organizamos -ya hemos realizado el V
Congreso- tienen este mismo espíritu en el que dia-
logan los diferentes marcos teóricos.
En nuestro equipo interdisciplinario de obesidad
y desórdenes alimentarios, realizan pasantías clínicas
Mayo 2020 • Página 5
los estudiantes de psicología de la UBA, Facultad de
Psicología, alumnos de medicina UDH, UBA Facul-
tad de Medicina, alumnos de la Diplomatura sobre
Trastornos de Imagen Corporal dictada en Universi-
dad de Belgrano, concurrentes y residentes.
Y esta es una oportunidad -como dije al comienzo
de una manera especial- de compartir la observación
realizada por una Residente de 4 año, que les cuente
desde sus mirada fresca y curiosa como es nuestro tra-
bajo interdisciplinario, los dispositivos que utilizamos
cuyo objetivo principal es evitar las recidivas cuando
dejan el tratamiento y los espacios de discusión teó-
ricos clínicas que compartimos.
De Imágenes que Trastocan Cuerpos a
Miradas que Convocan Sujetos
Propuesta de un abordaje posible en
Patologías de la Conducta Alimentaria
Victoria Vicente alumna de la Diplomatura de Trastornos de Ima-
gen Corporal y residente de 4 año del equipo OAB Durand
Introducción
Luego de transitar unos efímeros meses de rota-
ción obligatoria de libre elección, escogí compartir
con ustedes en esta nueva oportunidad un escrito que
elaboré en torno a las llamadas patologías alimenta-
rias. Dicha temática me ha convocado desde los ini-
cios académicos universitarios y actualmente en mi
formación clínica-asistencial; interés genuino que se
ha potenciado hoy en el encuentro con la práctica
hospitalaria.
A continuación, les brindaré una presentación del
dispositivo de trabajo del equipo OAB -Obesidades,
Anorexia y Bulimia- perteneciente al Hospital Du-
rand detallando cada una de sus áreas de intervención
en la asistencia a pacientes que presentan dificultades
clínicas de dicha índole.
Luego haré una breve puntualización a partir de
una articulación teórica que gira en torno a observa-
bles clínicos, interrogantes y conjeturas propias desde
dos niveles de análisis: por un lado, fenomenológico,
descriptivo, señalando sus actualizaciones y comor-
bilidades pertinentes; por otro lado, mencionaré al-
gunos desarrollos de enfoque psicoanalítico, sistémico
y psicodinámico.
Quisiera brindar un especial agradecimiento por
la calidez, el respeto, la aceptación y el lugar que me
brindaron al incluirme a su dispositivo y hacerme
parte de su grupo de trabajo; y por todas aquellas en-
señanzas clínicas que me transmitieron con buen
humor y alegría.
Desarrollo
Equipo OAB -Obesidades, Anorexia y
Bulimia- del Hospital Durand
En 1981, la Lic. Panzitta junto a la Dra. Mónica
Katz crearon un equipo terapéutico interdisciplinario
dedicado al tratamiento de patologías alimentarias y
obesidades ubicado en el Hospital General de Agudos
Carlos G. Durand. Los profesionales que lo confor-
maban en aquel entonces fueron variando a lo largo
de los años. Actualmente el equipo se encuentra co-
ordinado por la Lic. Panzitta y está conformado por
licenciados en Psicología, una eutonista, una médica
psiquiatra y residente de psiquiatría, licenciadas en
Nutrición y danza-terapeuta. Se trabaja conjunta-
mente con los médicos clínicos y pediatras del mismo
Página 6 • Mayo 2020
hospital, quienes se encuentran emplazados en otros
sectores de dicha institución.
Si bien el equipo OAB pertenece al pabellón de
Consultorios Externos de Salud Mental del Hospital
Durand, además de brindar una atención ambulato-
ria, que muchas veces adquiere matices de Hospital
de Día en cuanto a la dedicación, compromiso y es-
trategias terapéuticas deliberadas de acuerdo con cada
paciente en particular, también ofrece un comprome-
tido seguimiento a aquellos que en un momento dado
de su evolución clínica, requieren ser internados
oportunamente.
Áreas de trabajo, estrategias y
abordajes terapéuticos
El dispositivo OAB cuenta con distintas áreas de
asistencia a los pacientes de acuerdo con lo que cada
caso necesite; ellas son:
- Entrevista de admisión:
Todo paciente asistirá en primer lugar, a una en-
trevista de admisión. En ella, se conversa con el con-
sultante y se realiza una rápida evaluación, a modo de
screening para dirimir si aquél presenta criterios diag-
nósticos para Obesidad, Anorexia o Bulimia. De ser
así, en la siguiente reunión de equipo se presenta dicha
situación clínica, se acuerda y asigna un equipo tera-
péutico interdisciplinario, que lo citará nuevamente.
Las entrevistas de admisión se llevan a cabo los
días martes, se atiende la demanda espontánea que se
presenta.
- Psicodiagnóstico y retest:
Dos licenciadas en Psicología del equipo adminis-
tran instrumentos de evaluación diagnóstica clásicos,
tanto previos al comienzo del tratamiento como a
mediados del mismo, a modo de ponderar la evolu-
ción del paciente. Dicha batería de técnicas está com-
puesta por: Test de Bender, Dibujo Libre, H.T.P.
acromático; Persona bajo la lluvia y Rorschach. En úl-
tima instancia, se realiza una entrevista de devolución
diagnóstica y se eleva un informe para el equipo te-
rapéutico tratante.
Actualmente, y a propósito del desarrollo de una
nueva investigación y con el debido consentimiento
informado, se está administrando el Test de Rors-
chach a madres de pacientes con Anorexia y Bulimia;
pesquisa que aún se encuentra en curso.
- Terapia individual:
Cada paciente cuenta con un equipo tratante con-
formado por profesionales de Nutrición, Psiquiatría
y Psicología. Se sostiene, como parte del encuadre te-
rapéutico asistir, al menos a una consulta semanal con
cada uno de dichos profesionales.
En cada espacio, se trabaja con la problemática ali-
mentaria actual desde la singularidad de cada pa-
ciente. Los lunes y viernes se realizan las consultas con
Nutrición, mientras que los martes, miércoles y jue-
ves, se realizan las sesiones, individuales de Psiquiatría
y Psicología.
En el espacio de Psicología, durante las primeras
sesiones, se administra una batería de técnicas de eva-
luación específica sobre la temática abordada.
Éstas son:
- Secuencias gráficas hambre-saciedad (Panzitta),
rastrea la presencia o ausencia de registros del hambre
y saciedad, también analiza proyecciones subjetivas
en torno a dicha problemática;
- Encuesta EAT 26, evalúa la actitud dietante pa-
tológica;
- Imágenes de Collins, explora trastornos en la
imagen corporal;
- Test de Canales de Aprendizaje de preferencia
(Lynn O Brien), detecta las vías de percepción más
utilizadas;
- Escala de Alexitimia de Toronto, LAC TAS-20,
evalúa su presencia y factores predisponentes;
- y el Test Proyectivo gráfico y verbal de la Biogra-
fía Corporal (Panzitta).
A su vez, según los requerimientos de cada pa-
ciente se mantienen entrevistas vinculares, familiares
y de pareja en algunas ocasiones. Para ello, se utiliza
el mismo espacio y encuadre que en el caso de las se-
siones individuales.
- Terapia grupal de pacientes:
Se conforman distintos conjuntos de pacientes
que son agrupados principalmente, de acuerdo con
su perfil clínico; luego, se subdividen según grupos
etarios. De esta manera, en distintos horarios durante
los lunes y viernes, se llevan a cabo las sesiones de te-
rapia grupal.
Los lunes se trabaja con pacientes que presentan
un diagnóstico de Obesidad, en muchos casos, mór-
bida y que han transitado o se encuentran previos a
una cirugía bariátrica como estrategia terapéutica úl-
tima para el cuidado de su salud. Además, suelen pre-
sentar comorbilidad con Diabetes tipo 1 y 2.
El clima grupal suele ser una atmósfera cálida,
afectuosa, solidaria y hospitalaria. Estos pacientes se
caracterizan por sostener un gran compañerismo per-
manente, durante y más allá de las sesiones, con un
notable interés por el otro, a veces, con ciertas dificul-
tades para respetar los límites entre ellos, en el sentido
de una suerte de “pegoteo” vincular. También, suelen
ser espacios donde la diversión, las risas y el llanto,
están presentes constantemente. Son encuentros apa-
sionados, vibrantes y convocantes.
Gran contraste presentan los grupos terapéuticos
de pacientes con diagnóstico de Patologías de la Con-
ducta Alimentaria, como la Anorexia, la Bulimia y los
Trastornos por Atracón. Estos se llevan a cabo los
viernes y al igual que los anteriormente mencionados,
también se subdividen según distintas edades.
A diferencia de los grupos de los días lunes, los pa-
cientes con Anorexia y Bulimia suelen presentar
mayor individuación y diferenciación en sus discur-
sos, necesitan más tiempo hasta pasar de una agrupa-
ción de pacientes delimitada a la conformación de un
grupo de pertenencia donde la identificación con el
par comience a circular. El clima en dichos encuentros
suele ser tenso, a veces, hostil, plagado de momentos
de silencio y de palabras que aparecen a cuenta gotas;
luego de unos instantes, suele aparecer el llanto por-
tado por algún paciente, y una cálida suavidad en las
palabras del grupo va tomando color en la escena.
Los relatos de estos pacientes son autorreferen-
ciales pese a surgir a partir de alguna temática de in-
terés en común. En sus dichos, se puede apreciar un
hay extenso reparo en el malestar propio, donde pa-
reciera que no hay lugar para otro más que para el yo.
En este sentido me pregunto si se trata de un nar-
cisismo trastocado, trastornado, en lugar de un yo
adecuadamente constituido. Precisando aún más el
concepto aparecen esfuerzos notables por mantener
la negativa a la ingesta a cualquier costo, sin importar
que sea pagando con el cuerpo propio. Parece ser que
esta “huelga de hambre” que se deja vislumbrar, en-
cierra fallas significativas en el armado y libidiniza-
ción de un cuerpo deseado, en el sostén yoico básico,
Actualidad Psicológica
en el vínculo con las figuras parentales primarias,
sobre todo, con la madre. Hay allí un intento radical
de sostener una diferenciación exhaustiva del otro,
como modo de supervivencia y, ¿por qué no? de po-
sición frente al Otro, en el que se decide renunciar a
aquello más esencial e inherente a toda persona y que
hace semejantes a unos con otros: la necesidad y fun-
ción vital de la nutrición. Sin ella no hay vida posible,
sostenible en el tiempo, y es en ese punto en el que los
pacientes más comprometidos en su dolencia, se sos-
tienen rígidamente. Es en ese punto, con dejo mega-
lomaniforme, y que difícilmente se intenta abdicar,
que la Anorexia se posiciona a expensas del no creci-
miento de su cuerpo, en muchos casos, a expensas de
la propia vida. Es en ese punto en el que, me pregunto,
si la Anorexia no consigue su cometido, su propósito
último: capturar la mirada del Otro por completo.
Un detalle no menor resulta ser la cantidad de pa-
cientes con Anorexia y Bulimia que, a su vez, presen-
tan antecedentes de haber padecido algún episodio de
abuso sexual en la infancia. Me pregunto a qué se de-
berá la elevada frecuencia de su comorbilidad, ¿acaso
se podrán encontrar, en aquellas escenas traumáticas
pasadas, primeras marcas instituyentes de un rechazo
radical del propio cuerpo? ¿Habrá allí resabios de fa-
llas en el armado del narcisismo? ¿Tendrá relación con
la inscripción de las primeras imágenes del propio
cuerpo y las dificultades actuales con aquello que la
mirada del Otro le devuelve?
- Terapia grupal de madres de pacientes:
Se continúa con la misma línea de trabajo imple-
mentada en otros espacios terapéuticos. Su particu-
laridad radica en la orientación y escucha brindada a
quienes encarnan funciones materna y paterna de los
pacientes. Pese a destinarse a todo adulto referente sin
distinción de género, son las madres quienes concu-
rren principalmente. Se observa una notable mejoría
clínica en los pacientes cuyas madres se disponen al
trabajo analítico.
- Taller de Eutonía:
Espacio dedicado al trabajo con el propio cuerpo,
en el que se promueve que cada persona tome con-
ciencia de sí misma a partir del aprendizaje propuesto
para la regulación del tono muscular. En este caso, se
hace foco en estimular el registro propioceptivo de
cada sujeto en pos de una adecuada integración sen-
sorial. La eutonista a cargo brinda la consigna pensada
para cada encuentro, en la que se propone un trabajo
distinto y específico. Se utilizan diversos materiales
como colchonetas, cintas, accesorios y música para
cada ocasión.
Al igual como sucede con los demás talleres, par-
ticipan activamente tanto pacientes como profesio-
nales, quedando a cargo de la coordinación del grupo
aquel profesional que se especializa en la temática del
taller. Esta modalidad de intervención es reiterada-
mente destacada por los pacientes, quienes se sienten
aún más alojados en el dispositivo a partir de un abor-
daje de tinte horizontal y hospitalario.
- Taller de Danza-Terapia:
Se promueve trabajar e integrar las emociones con
el propio cuerpo de manera activa y vivencial. Por
medio de la música y la creatividad de cada sujeto se
convoca al compañero resultando un entramado so-
cial que se va consolidando con el paso de cada en-
cuentro. De esta forma se danza consigo mismo y con
el otro promoviendo el lazo con el semejante me-
diante el uso de un cuerpo habitado. Además, se in-
terviene en la flexibilidad corporal y simbólica,
Actualidad Psicológica
también en la activación y estimulación cognitiva y
en las memorias psíquicas que se actualizan en la me-
dida en que aparecen en la escena grupal prestándose,
en un segundo momento, al trabajo analítico.
Resultan notables las diferencias apreciables en
cada caso: los pacientes con obesidad suelen desen-
volverse en el espacio rozando los cuerpos unos con
otros con ciertas dificultades visibles para sostener el
ritmo cardíaco necesario para la actividad, pero man-
teniendo permanentemente el contacto visual con los
compañeros, intercambiando risas descontracturadas
y abrazos contundentes. En cambio, los pacientes con
Anorexia y Bulimia muestran aversión al contacto
corporal con el otro, presentan significativas inquie-
tudes y seria incomodidad para dejarse rozar y/o tocar
siquiera por otra persona. Ocasionalmente, en algu-
nos pacientes se ha despertado elevada angustia, de
tal manera que se intervino con cada sujeto de forma
individual y por fuera del encuentro.
El taller de danza-terapia suele ser también lugar
de mostraciones y actings, materiales clínicos que se res-
catan al prestarse a la danza con una atención flotante
permanente, “enmascarada” en cada paso de baile.
Luego, se trabajan con ellos en sesiones individuales.
- Taller de Sensorialidad alimentaria:
Durante este taller se trabaja con los registros del
hambre y la saciedad de cada paciente a partir de la
ingesta de un alimento, en especial de aquél que posea
mayor dificultad para incorporarlo o para pausar y
regular dicha ingesta. Desde el enfoque del equipo
OAB, basado en la Antropología de los sentidos pro-
puesta por Le Breton (2007) se entiende que la expe-
riencia alimentaria supone una mayor complejidad
que sólo la acción del comer ya que encierra conduc-
tas, recuerdos de la propia historia, intereses y deseos.
Se interviene entonces en el registro corporal y emo-
cional del hambre y la saciedad, se diferencia lo que
es el apetito de las ganas de comer. A su vez, se brinda
psicoeducación acerca de los distintos tipos de ham-
bre (homeostático, emocional y hedónico) y de los
tipos de saciedad (cognitiva, sensorial y mecánica)
(Panzitta, 2019).
Dicho encuentro cuenta con momentos destina-
dos a la escritura y al trabajo con las producciones y
proyecciones verbales que emergen en cada ocasión.
- Reuniones de equipo:
Los lunes y viernes se implementan encuentros
entre todos los profesionales que conforman el dis-
positivo de trabajo OAB. Dicho espacio se utiliza para
dialogar acerca de la evolución de cada paciente, se
comentan reseñas de las sesiones semanales y se rea-
lizan supervisiones clínicas. Además, se comparten
conclusiones arribadas en los procesos de psicodiag-
nóstico, se exploran y comparan divergencias y con-
vergencias halladas en los tests psicodiagnósticos
respecto de los tratamientos, se reflexiona acerca de
los pronósticos pertinentes.
También, resultan ser espacios dedicados a la in-
vestigación y su requerida formación, ya que el
equipo OAB se propone realizar al menos un trabajo
de esta índole en temáticas que atañen a la clínica con
la que trabajan, que luego presentan y dan a conocer
los resultados obtenidos en un congreso anual orga-
nizado por el mismo.
Cabe destacar el buen clima de trabajo, respeto,
diálogo y escucha que caracteriza a estos espacios de
Mayo 2020 • Página 7
encuentro. En ellos, se entrecruzan distintos discursos
clínicos de acuerdo con la variedad de disciplinas en
juego, al igual que diversos marcos teóricos de apoya-
tura en las lecturas e intervenciones clínicas desarro-
lladas con cada paciente. Reflejan de esta manera, la
coherencia con la que abordan los casos clínicos, sos-
tenidos en un paradigma de la complejidad, en la que
un sujeto está conformado por varias dimensiones
que atañen a su vida, lo que supone apelar a un pen-
samiento clínico complejo en contrapartida con un
reduccionismo clásico.
Clínica de las Patologías Alimentarias:
OAB
- Obesidad:
Desde 1998, la OMS ha considerado a la Obesidad
como una epidemia global. Aún hoy luego del taba-
quismo, continúa siendo la segunda causa de muerte
evitable. Su gravedad radica, al mismo tiempo, en las
comorbilidades clínicas que presenta y conlleva, tales
como: diabetes, enfermedades coronarias, apneas al
dormir, por mencionar algunas.
Si bien un tipo de obesidad difiere de otro por la
ubicación del tejido adiposo en el organismo, siendo
la obesidad androide más crítica que la ginoide, su
gravedad resulta irrefutable. Por este motivo, consi-
dero llamativa la escasa atención que se le brinda
desde el ámbito de la Salud Mental. Hoy en día, sigue
siendo considerada en los manuales diagnósticos,
como el DSM-V (APA,2014), dentro del apartado de
Problemas relacionados con el incumplimiento del
tratamiento médico.
Página 8 • Mayo 2020
- Anorexia:
Luego de atravesar algunas modificaciones corres-
pondientes con sus criterios diagnósticos, el rasgo pa-
tognomónico por excelencia de la misma sigue siendo
la perturbación en torno a su imagen corporal, es
decir, la percepción, la importancia del peso corporal
y la constitución están distorsionadas en estos sujetos.
Además, hay una considerable restricción de la ingesta
energética persistente acompañada por un miedo in-
tenso a ganar peso o, simplemente, engordar alguna
zona de su cuerpo (APA, 2014).
Una diferencia actual en su diagnóstico reside en
que la quinta edición del DSM ha omitido la presen-
cia de amenorrea como otro aspecto determinante del
cuadro. Me pregunto si dicha modificación pudiera
deberse a que, hoy en día, se han incrementado nota-
blemente los casos de varones con Anorexia, lo que
conlleva a repensar su lectura clínica y estimar crite-
rios diagnósticos más unánimes.
Zukerfeld (1998) propone estudiar la estructura
de la imagen corporal en tres niveles o registros: el de
la forma, que comprende aquellas representaciones
inconscientes de la dimensión, la postura, los movi-
mientos y la superficie corporal, que sean asequibles
a los órganos de los sentidos; el del contenido o inte-
rioridad, es decir, las representaciones preconcientes
que corresponden a las señales propioceptivas y ce-
nestésicas, estas son: las series hambre-saciedad, ten-
sión-distensión y dolor-no dolor; y el registro del
significado, el que se remite a la noción de cuerpo eró-
geno e incluye el conjunto de representaciones in-
conscientes que configuran la singularidad del deseo,
adquieren expresión simbólica y son parte de los vín-
culos intersubjetivos.
En esa línea, sostiene que existen tres niveles de
delgadez: la que puede ser condición subjetiva de be-
lleza de acuerdo con los valores estéticos de la cultura
occidental. Está reglada por la estructura edípica con-
flictiva. Delgado, en este caso, es sinónimo de her-
moso y atractivo, y gordo es feo o rechazado. La
constitución de la imagen corporal es más fluida pero
con dificultades para conectar la interioridad con la
forma al presentarse con intereses contradictorios.
En un segundo nivel, delgadez pasa a ser un con-
cepto dentro de una ética singular en la que delgado
es bueno y gordo es malo, pensamiento dicotómico ca-
racterístico. Aquí, el énfasis está puesto en las distor-
siones cognitivas del yo en función de su obediencia
a un ideal del yo tanático. Se cristaliza la forma en el
significado, mientras la interioridad queda a merced
de atribuciones ajenas.
Por último, existe una delgadez como condición
subjetiva de existencia desde los dichos del paciente:
se es imposiblemente delgado y no serlo supone no
existir. El autor la entiende como una condición psi-
copatológica de vacío, a predominio del ideal del yo
del Teatro de lo imposible. Se sumerge así en la bús-
queda de un “esqueleto viviente”, propio de la anore-
xia restrictiva severa, en un encierro narcisista,
soldando la forma de su cuerpo en su sentido, abo-
liendo a la percepción de las señales de interioridad.
Zukerfeld (1998) aclara que en la medida en que
la delgadez represente una condición de existencia, no
se trata de histeria. Si no hay una búsqueda incesante
y obsesiva por la delgadez, tampoco se trata de Ano-
rexia Nerviosa vera. La búsqueda de delgadez como
valor estético suele ser de tinte histérico y enmasca-
radora de los conflictos con la identidad sexual. Mien-
tras que el poder de la utopía anoréxica reside en su
negatividad y obediencia.
Por su parte, Lacan (1995) sostiene que, lo que ex-
plicaría la verdadera función de un síntoma propio
de la Anorexia, sería únicamente lo que da lugar a una
satisfacción sustitutiva de la saturación simbólica.
Para él, la anorexia mental no es un no comer, sino
un no comer nada, es decir, comer nada, entendiendo
por ésta, algo que existe en el plano simbólico y no
como una negativa a la acción. Frente a la madre de
quien depende, el paciente hace uso de aquella ausen-
cia “que saborea” (p. 187) y al hacerlo, consigue que
la madre dependa de él. Lacan agrega que el único
poder a disposición con el que cuenta el niño frente a
la omnipotencia materna (temprana), es decir que
“No” en el nivel de la acción, como un modo de re-
sistencia a dicha omnipotencia, invirtiendo así la re-
lación con su madre y dejándola a merced de la
omnipotencia, ahora, del niño.
- Bulimia:
Sus tres características diagnósticas principales,
son: episodios recurrentes de atracones; comporta-
mientos compensatorios inapropiados y recurrentes
para evitar el aumento de peso; y la autoevaluación
negativa, influida indebidamente por el peso y la
constitución corporal (APA, 2014). A su vez, la nueva
edición del DSM sostiene al Trastorno por Atracón
como una entidad clínica independiente de la Bulimia
Nerviosa.
Desde un enfoque psicodinámico, Zukerfeld
(1998) concibe al acto bulímico como toda manifes-
tación propia del campo de las impulsiones, que im-
plica terror por la condición anoréxica. Agrega que el
descontrol bulímico puede verse desde la perspectiva
del acting, como “bulimia conflictiva”, y en varios gra-
dos del comer con atracones. No obstante, la bulimia
nerviosa grave se presenta en ese intento repetido de
llenar un vacío, que resulta imposible. Este acto, en-
tonces, representa un sometimiento para el cual no
pareciera hallarse liberación posible. Frente al des-
borde, el sujeto busca, reiteradamente, la abstinencia
que lo multiplicará nuevamente; la cual, convertida
en ideal, es la que especifica la manifestación caracte-
rística debido a los valores que están en juego en el ar-
mado de la subjetividad: es buscada y padecida a la
vez en nombre de la delgadez.
Conclusiones
Dada la multiplicidad de factores etiológicos que
dan cuenta de los Trastornos de la Conducta Alimen-
taria y la Obesidad, al igual que sus factores de riesgo
predisponentes, considero de gran importancia desa-
rrollar abordajes clínicos desde un paradigma de la
complejidad. El trabajo en interdisciplina se vuelve
innegable en dicha clínica, ya que los agentes de salud
son necesarios en simultáneo. Sostenidos en este en-
foque, el equipo terapéutico OAB interviene desde su
lógica “No dietante” pues apela a trabajar por la re-
gulación propia de las impulsiones y compulsiones en
la experiencia alimentaria. Comprende que su restric-
ción estricta e indiscriminada por paciente genera en
su contrapartida, efectos opuestos a los deseados al
comienzo del tratamiento de esta índole, que incluso,
tienden a predisponer al sujeto al desarrollo de una
Obesidad a futuro. De la misma manera, el trabajo
con las familias resulta decisivo. Marmo (2014) señala
Actualidad Psicológica
que los sujetos con Anorexia nerviosa describen a sus
familias como cohesivas y organizadas pero con una
baja tolerancia al conflicto, alto estándar de educación
y mayor tendencia a desarrollar trastornos afectivos.
Por su parte, los sujetos con Bulimia Nerviosa sostie-
nen que sus familias son significativamente más con-
flictivas, inestables y menos cohesionadas. Leonardeli,
Losada y Aragno (2016) señalan como factores pro-
tectores la comensalidad (comer acompañado por
otros) para el establecimiento de hábitos alimentarios
saludables y el contexto familiar.
Presentado el trabajo me queda por decir que es
un enorme placer contar con este aporte de la Lic.
Victoria Vicente alumna de la Diplomatura de Tras-
tornos de Imagen Corporal, Residente de 4 año que
ha rotado por nuestro equipo.
Ella ha podido captar el espíritu de nuestro trabajo
clínico y teórico. Como docente es una alegría ver
como Victoria ha integrado las conceptualizaciones de
los distintos autores desarrollados en la Diplomatura.
En este artículo no hemos desarrollado el trata-
miento nutricional y psiquiátrico tan fundamentales
para el abordaje de estas patologías, Adolescentes en
crisis, crisis del adolescente (Nasio) que presentan una
psicopatología que va desde neurosis, neurosis graves
a pacientes de borde. Asistimos a pacientes de 11 años
como de 60 años, pacientes crónicos que padecen su
enfermedad desde jóvenes. En el primer año de tra-
tamiento logramos en la mayoría de los pacientes la
remisión del síntoma alimentarios queda aún mucho
por trabajar. Las internaciones en pediatría, pueden
ser suficientes con 15 días de trabajo con los médicos
de pediatría y nuestro equipo como llegar a 4 meses
de internación de anorexia nerviosa. Servicio social
interviene en casos necesarios y contamos con un sis-
tema de acompañantes terapéuticas para las interna-
ciones que alivian a los familiares y nos permite cierta
distancia, oxigenar el vínculo familiar.
Nuestro desafío es seguir formando profesionales
interesados y comprometidos que nos ayuden a crear
innovaciones y nuevos dispositivos terapéuticos que
transforman el sufrimiento de los pacientes en crea-
tividad y resiliencia. De esta manera evitaremos la
cronificación de los pacientes.
Referencias bibliográficas
APA (2014). “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos men-
tales” (DSM- 5). 5a ed. Madrid: Médica Panamericana.
Jasiner, G.: “¿Cómo coordinamos grupos?” Seminario teórico.
Lacan, J. (1995). “Las relaciones de objeto” En El Seminario. Libro
IV. Buenos Aires, Argentina: Paidós, p.187.
Lance Dodes, MD. (2019) “La falacia del tratamiento basado en la
evidencia”. Psychology Today
Le Breton, D. (2007). “El sabor del mundo. Una antropología de los
sentidos” Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión.
Leonardelli, E., Losada, A. V. & Aragno, F. D. (2016). “Hábitos ali-
mentarios de adolescentes escolarizadas con y sin riesgo de TCA” Pra-
xis. Revista de Psicología 18(29), 27-46.
Lerner, L (2019). “Más allá de las neurosis. La práctica psicoanalítica
convulsionada”. Lugar Editorial.
Marmo, J. (2014). “Estilos parentales y factores de riesgo asociados
a la patología alimentaria”. Revista de la Facultad de Psicología y
Humanidades, 22(2), 165-178.
Panzitta, M. T. (2019). Diplomatura en Trastornos de la Imagen
Corporal – Abordaje en Obesidad y Trastornos Alimentarios. Mate-
rial de cátedra.
Zukerfeld, R. (1998). “Bulimias, Anorexias y Psicoanálisis actual”
Zona Erógena, 40.
Actualidad Psicológica
Una reina de Cuerpos que se respiran, se perciben, se añoran,
se enlazan, se atropellan.
Cuerpos que danzan, errantes, al son de rutinas
aniquilantes.
¿Qué dicen los cuerpos, qué traman, que testifican
corazones en como capturas de lo imaginario, de lo real, de lo sim-
bólico, cuanta rostridad portan, cuál es la que les toca
habitar. ¿En qué reside su humanidad, y su
habitar maquínico? MSD, 2018 2
el palacio de
E
l trabajo de un equipo interdiscipli-
nario, con familias con niños y ado-
lescentes, que cursan trastornos de
la conducta alimentaria, interpela
las corrientes las prácticas profesionales convo-
cando la producción de intervenciones de corte en si-
tuaciones de patologías crónicas, o de extensa
duración. Los profesionales son convocados a pensar
de aire. cómo propiciar movimientos en el curso de las pato-
logías para que no sea “más de lo mismo”: tratamien-
tos intensivos, hospital de día, internaciones para
revertir una situación clínica crítica.
Las preguntas que surgen a partir del trabajo con
María Soledad Dawson1 las familias se multiplican: ¿cómo intervenir sin arra-
sar? ¿Cómo potenciar cambios, giros en el curso de la
patología sin hacer “por” sino con otros? ¿Cómo pen-
sar lo singular en las modalidades de trastornos de la
conducta alimentaria que “se viralizan”? ¿Cómo se
configuran los lazos paternofiliales, fraternos, sociales
en torno a estas patologías? ¿Qué particularidades
presenta el entramado vincular en estos grupos fami-
liares? Marisa Rodulfo se pregunta, cómo conceptua-
lizarlos sin reducirlos a la sumatoria de siempre los
mismos clichés?
Aparece, para los pacientes y los profesionales: lo
violento de la irrupción sintomática, lo inesperado del
curso del desarrollo psicofísico, lo impensable en
torno a las conductas alimentarias bizarras o restric-
tivas, lo indeseado de los niveles de gravedad y croni-
cidad, lo desestructurante de los estados
“equilibrados”, lo estructurante de las indicaciones te-
rapéuticas, lo procesual del curso de la enfermedad,
lo que cuestiona de las intervenciones que no funcio-
nan, lo que hace ruido y lo que estalla en cada escena
del curso de las patologías de la conducta alimentaria.
Uno de sus miembros, en general púber o adoles-
cente, no come, o de repente desborda en el consumo
desmedido de dulces, salados, o lo que encuentre,
como el paquete de azúcar, y luego se induce el vó-
mito o continúa restringiendo la ingesta de alimentos
hasta comer “nada”. ¿Qué mundos se habitan, de qué
manera estos cuerpos devienen efectuaciones de los
trayectos que arman por estos mundos?
El pan de cada día
¿Qué agencian? ¿Qué pueden, esos cuerpos sin órganos
que pernoctan en la inmensidad… ¿Qué miden,
cuánto soportan? ¿Cómo se escapan, qué desborda en
ellos? ¿Cómo atraviesan las fisuras, y cómo se
escabullen por la hendidura de lo que tramitan? Esos
cuerpos controlados, vigilados, dominados,
estructurados, en vida, de vida, sin vida, nuestros cuer-
pos. Seres intervenidos, interferidos, desprevenidos por
las desavenencias de las intensidades que los recorren,
que los producen, que los mueven.
MSD, 2018
La alimentación humana es en sí misma una com-
pleja construcción de acciones que suman registros y
Mayo 2020 • Página 9
niveles de diversa magnitud y tipo lógico, no equipa-
rables entre sí, menciona Graciela Onofrio (2006).
Desde el registro simbólico, la alimentación es el pri-
mer modelo de identificación. Desde el registro ima-
ginario, es una muestra de amor. En el campo de lo
social, el derecho a la alimentación es la necesidad más
originaria de nuestros pueblos.
En este sentido, en torno a los trastornos de la
conducta alimentaria, se observa una compleja
operatoria, un entramado rizomático de una po-
tencia/pulsión que opera en contra del creci-
miento y la supervivencia, al mismo tiempo que
se enlaza con una producción vincular sostenida
en la imposibilidad de un grupo familiar para ga-
rantizar la salud de los integrantes. En la misma
sintonización, se pliegan los intentos de rebelión
contra un sistema tele-tecnomediático y un socius
productores ambos de subjetivaciones que mar-
can y comandan acciones, actitudes y conductas
despóticamente.
Qué ves, qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad…
Se repiten una y otra vez las palabras en los
consultorios de las profesionales de un equipo in-
terdisciplinario de un hospital general de CABA:
Epicrisis –A. Quiere bajar de peso. y no se ve
bien. Presenta disconformidad con su imagen cor-
poral. Presenta conducta restrictiva intensa, saltea
comidas. Se autolesiona, es una cuestión nerviosa
como una descarga. Alguna vez lo hizo porque
comió mucho. Refiere dificultades en la aceptación
de lo que le ofrecen para comer. Peleas y discusio-
nes. Cuenta calorías. Siente que no la ayuda
cuando le exigen comer. Se siente triste y no tiene
ganas de comer. Ánimo deprimido, desganado. No
presenta ideación suicida, no manifiesta ganas de
morirse. No autoagresiones: niega. En la escuela
los compañeros le insisten para que coma. Al-
muerzo: sopa instantánea o una manzana. Me-
rienda: magdalena. No menstrua. Tiene la
actividad física suspendida. Está mejor en la casa ,
está estudiando, refiere que desde hace un rato se
estresa por todo y la relajaba vomitar y después le
preocupó vomitar y dejó de comer. Que se enteró
que subió medio kilo y que a la noche no quiso
comer porque se enojó. Refiere un episodio de au-
tolesiones. Tiene ideas de muerte sin planificación.
Ánimo deprimido, refiere que desde siempre pero
acentuado ahora, angustia, anhedonia, hipobulia
sueño: cuesta conciliación. Se indica xxx 10 mg +
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Página 10 • Mayo 2020
xxxx 1.25 mg. Se dan pautas de alarma y se trabaja
sobre conciencia de enfermedad.
La primacía de la concepción del SUJETO SU-
JETADO de la modernidad obtura aún hoy la po-
sibilidad de considerar que no es “la” o “el”
paciente EL PROBLEMA, sino las condiciones de
existencia que efectúan esa subjetivación.
Instituido el consumidor como soporte subje-
tivo de la contemporaneidad, las nuevas patologías
son las patologías del consumo para las que la tec-
nología resulta más un obstáculo que una vía po-
sible: anorexia, bulimia, y las diversas adicciones.
No existe posibilidad ninguna de rehuir la mi-
rada o adherir a posiciones dilemáticas, en las que
se está a favor de la "naturaleza ó de la técnica".
Somos un compuesto/composible en la era de los
"artificios" y las incertezas.
Se torna necesario proponer un trabajo para
tejer una red problemática, invitar a un pensa-
miento familiar/cercano a reflejarse en ese otro
del que no tenemos idea y se nos presenta intem-
pestivamente con ese abanico de manifestaciones
sintomáticas. Poder potenciar, como profesionales
la apertura de un nuevo espacio de reflexividad
donde nuestros a priori para ponerlos bajo sospe-
cha, para que se alteren, se conmuevan y contor-
sionen, y se produzcan, de esta manera, prácticas
singulares, respetuosas y menos alienantes.
Y por sobre todas las cosas, tener en cuenta
que el trabajo no es con “la adolescente” sola-
mente, y lo que le pasa no le pasa a ella en parti-
cular, sino que es parte del entramado vincular del
que es parte.
Cuerpos aislados, anacrónicos, abombados, colecti-
vos, sociales, individuales individuados, cuidados
(privados) de sí… Globalizados, intentando libe-
rarse de su colonizador. MSD, 2018
La disconformidad con la imagen, con el ser,
con el cómo estar con otros que son diferentes,
pero a los que se impone el deber de ser iguales,
ese imaginario que se torna ley predominan como
modalidades de estar en los tiempos actuales. Las
estadísticas siguen reflejando que el mayor por-
centaje de pacientes con este tipo de trastornos
son mujeres púberes en la franja de 13 a 17 años.
Sin embargo, se ha registrado un importante au-
mento en la franja de niñas de 9 a 12, así como
también en varones de la misma franja etaria.
Si bien el no comer, la restricción en la ingesta
de alimentos es lo común, varían las condiciones
subjetivas donde se anclan esas manifestaciones sin-
tomáticas. Hablamos de una conducta que implica
la resistencia a aceptar la pauta de crecimiento.
El cuerpo se convierte en el escenario una
lucha de desalimentación, dice Onofrio, del des-
comer, refiere Marisa Rodulfo(2016). En estos
ámbitos, el crecimiento, lo saludable se identifica
distorsionadamente con gordura y sobrepeso.
Quien padece, muy pocas veces puede enunciar su
preocupación. Es más, su posición es siempre pa-
radojal: se angustia si come porque aumenta de
peso, pero si baja porque no come, la angustia no
desaparece.
Ricardo Rodulfo (2004) propone darle el ca-
rácter de un campo, de un territorio y no de un
cuadro a las problemáticas referidas a los trastor-
nos de la conducta alimentaria que presentan esta
barrera reactiva, regresiva contra el comer, como
parte de la estrategia inconsciente que procura el
acceso a la genitalidad. Se despliega un abanico de
conductas evitativas, reactivas, restrictivas que no
dejan de ser profundamente insatisfactorias, dado
que el recrudecimiento de oralidad se impone y
es lo que luego permite apreciar el grado de lucha
contra su tentación (sus arrepentimientos, su so-
metimiento, sus recaídas): a mayor restricción,
más fuerte es la recaída.
Cuerpos arrojados ahí, que interactúan, se mue-
ven, deliran deliberadamente. Cuerpos vibrátiles
que buscan cobijo. Cuerpos políticos. En la
contemporaneidad, cuerpos que no aceptan la
marca, mientras transitan la velocidad.
Muertos en vida. Vida en los muertos. MSD, 2018
Es la firme ligazón entre la genitalidad y la al-
teridad uno de los factores que facilitan y posibi-
litan el encarnizamiento arraigado de las los
trastornos de la conducta alimentaria en los cuer-
pos. No potenciar la genitalidad, plantea un pro-
blema que a menudo se resuelve manteniendo
activas ferocidades de lo oral, a costa de autoagre-
dirse: no comiendo, desfalleciendo de hambre, vo-
mitando o restringiendo, más allá de poder llegar
a las autoagresiones físicas más visibles como cor-
tarse, golpearse, arrancarse los pelos o golpearse,
literalmente, la cabeza contra la pared. “No sé por
qué nos pasa esto, dice la madre de una adoles-
cente preocupada, si somos una familia normal”
En un desmadrado intento de arrancar el tras-
torno rápidamente y de raíz, ante los pedidos de
auxilio “que vuelva a ser como antes, que sonreía
y comía de todo” (como si no hubiera pasado el
tiempo, como si el crecimiento y sus transforma-
ciones no hubieran tenido lugar), se empiezan a
asociar las más diversas causales. El listado se des-
pliega heterogéneo: fallecimiento de seres queri-
dos cercanos o significativos para el conjunto
familiar, infidelidades de alguno de los padres -
reveladas o secretas-, catástrofes climáticas o ac-
cidentes domésticos graves, migraciones, victimi-
zaciones sexuales en la temprana infancia.
Así, todo se torna una lucha cuerpo a cuerpo: la
paciente se pone a salvo, se esconde del alimento
que da el enemigo (el adulto de referencia), que
sostiene la mirada hostil “Me querés ver gorda”, de-
finiendo así severos trastornos de la autoestima.
En el devenir, tamaña patología se entrama
con nada de alteridad, con una gravísima atrofia
o distrofia del deseo de ser grande, con el aspecto
hipertrofiadamente racionalista (cifras de calo-
rías, cifras de alimentos) como una idealización
desenfrenada de la robótica conformando nuevos
modos de subjetivarse. La eliminación del sabor
constituye el índice más delator de este proceso y
su proyecto de hacer del cuerpo, una máquina. Se
identifican, atroz y ferozmente con el “SER ANO-
REXICA, SER BULíMICA”, configurando una ex-
periencia del desear, del disfrutar, como
fundamentalmente fóbica. (Rodulfo, 2004)
Se carece de defensas eficaces ante el sufri-
miento. En otra época se pensó que el desarrollo
tecnológico iba a lograr erradicar el padecimiento
con la creación de técnicas y aparatos revolucio-
narios. Sin embargo, el cuerpo, en lugar de servir
Actualidad Psicológica
de “protección”, recibe el impacto del dolor en
todos sus poros a la vez, y la subjetividad dañada
solo puede aspirar a la ayuda proporcionada por
los asistentes tecnológicos.
Lo evidente, lo que aparece, es un cuerpo em-
pobrecido de formas, cuerpo máquina automati-
zado, desprovisto de musculatura, escondido bajo
ropajes cinco tallas más grandes.
El cuerpo en la actualidad devino valor mer-
cantil, ya sea como fuerza de trabajo o como mera
apariencia en el mundo de las relaciones sociales.
...Los usan quienes ofrecen métodos, aparatos,
pastillas, vitaminas, dietas o cualquier cosa que
permita cambiar drásticamente el aspecto físico.
Se apela en estos casos a un quirófano simbólico
habilitado por el derecho de cada individuo a “en-
contrarse” físicamente consigo mismo, como si
nuestros cuerpos y sus terminaciones fueran obs-
táculos fácilmente derrotables.
Esta separación desgarradora entre el sujeto y
el cuerpo, como una de las múltiples expresiones
de un pensamiento que privilegia la sustancia res-
pecto del proceso, la materia con relación a la
forma, la estabilidad por sobre la transformación,
la simplicidad mecánica a la complejidad de la
vida, aún hoy incide en las perspectivas, las claves
de lectura y las prácticas sostenidas.
El cuerpo es nuestra sede de afectación y el te-
rritorio desde y con el cual actuamos. No es sola-
mente un cuerpo físico, ni meramente una
máquina fisiológica, es un organismo vivo capaz
de dar sentido a la experiencia de sí mismo, mul-
tiplicidad de pliegues subjetivantes que imprimie-
ron transformación. ¿Por qué convertirlo en un
receptáculo vacío, lleno de nada, sin ingesta que
lo habilita a funcionar?
Desde esta perspectiva vincular, el cuerpo no
existe independientemente de las vivencias, cre-
encias, experiencias, recuerdos, potencias, fluidos,
no flota inmaculado en la eternidad, sino que es
forjado en el experienciar humano que transcurre
siempre con otros cuerpos y entidades con los que
se encuentra entramado. No puede ser pensado
como un recipiente que nos contiene, ni una mu-
ralla que nos aísla, es lo que se forma-deforma-
transforma y conforma en el entramado de las
experiencias vitales. El cuerpo es su propia histo-
ria. Entonces, ¿qué historia se quiere contar con ese
cuerpo?
El cuerpo es la indispensable condición de po-
sibilidad de nuestro ser en el mundo, de nuestra
humanidad - plena de a ratos, atroz tantas veces-
, de nuestra animalidad (Najmanovich, 2001),
efectuación del socius. La corporalidad es el terri-
torio de una tentativa de autonomía, en tanto te-
rritorios de portación de derechos: “es mi cuerpo,
hago lo que quiero”. Errada afirmación, cuando el
TCA se apodera y atrapa el cuerpo, sus manifes-
taciones, sus formas, su devenir, su vibratilidad…
Y en el entramado, el cuerpo deja de ser pro-
pio para configurar un lugar de encuentro, con
otros, a partir de lo sensible: lo restrictivo no sólo
implica el alimento, sino que deja al cuerpo ais-
lado, prohibiéndole sentir: el contacto de los
otros, con los otros, los el frío, el calor, los besos,
los abrazos, los ritmos se aminoran hasta llegar a
cero. ¿Qué se siente, que permita reconocer la al-
teridad, la diferencia, el diferir con los demás?
¿Cómo recuperar las sensaciones, para que de-
Actualidad Psicológica Mayo 2020 • Página 11

venga un cuerpo tocable, sensible, deseable, abra-
zable y no arrasado por las constantes flagelacio-
nes y prohibiciones de las conductas tiránicas que
produce el TCA, y hacen de ese cuerpo un meca-
nismo automático, un conjunto de moléculas sos-
tenidas en las leyes de la química?
Denise Najmanovich agrega, que el cuerpo se
gesta en la biología, se desarrolla en el intercambio
permanente de materia y energía con su medio am-
biente, se forja en los encuentros afectivos con
nuestros congéneres y otros seres, crece en un
mundo de sentido, adquiere los hábitos de los jue-
gos relacionales de nuestra peculiar cultura. (2001)
A su vez, los entramados vinculares producen
otros cuerpos. Quien padece un TCA, muy fre-
cuentemente se aísla, no quiere que la vean comer,
no va a las fiestas - por la comida, para no ten-
tarse, para que no vean que está “gorda”- Sin em-
bargo, así, no sólo evita la comida sino la alegría,
los encuentros, los abrazos, el disfrute. Se dificulta
abrirse a un cuerpo entramado con otros cuerpos,
a otras vibraciones, a otras respiraciones. Se les
hace insostenible, insoportable. Muchas otras
veces, se lo sometes completamente a la lógica de
optimización, del rendimiento: se hiper ejercita
automáticamente, repetitivamente, se cultiva el
cuerpo en lugar de habitarlo. La bulimia y la ano-
rexia son manifestaciones patológicas de este de-
sarrollo, menciona Byung Chul Han (2016).
La concepción mecánica del cuerpo se concen-
tró en las funciones biológicas y excluyó los afec-
tos o a las emociones, la capacidad lingüística de
significar, de imaginar y de crear ese mundo ex-
periencial, histórico, cultural, potenciado por
múltiples encuentros y desencuentros, altamente
interactivo, sensible y emotivo, en permanente
formación y transformación co-evolutiva con
otros seres y con el medioambiente.
¿Cuál es la cultura hoy, que trasunta en lo so-
cial en estos tiempos, qué arma cuerpo?
Ricardo Rodulfo (2004) afirma que: “En las úl-
timas décadas, el avance del atamiento de lo tele.-
tecnomediático a lo espectral (…) de cuerpo sin
cuerpo, al extremo diet, al extremo light, al ex-
tremo cero calorías (…) ¿Qué mejor cuerpo que
el de sin volumen? (…) cuerpo idealizado, que cir-
cula en este espacio tele-tecnomediático sin espe-
sor (..) produce una vida desprovista de sustancia
tocable [que se articula con] las necesidades y de-
seos pospuberales de deshacerse de lo genital,
(...)rechazando ese excedente asimilable a la se-
xualidad infantil”.
En este sentido, ser anoréxica, ser bulímica
constituye la posibilidad de alcanzar un ideal, un
estereotipo, una uniformidad, perdiendo así la
originalidad, la “identidad”, en el intento de ser re-
conocida por el otro. Sin eso, no soy nadie, porque
todos se reconocen en este cuerpo sin cuerpo. Es-
tético-dietético, sublime, disciplinado. Todas se
reconocen en este ser sin carne, sin formas, uni-
forme. (Rodulfo, Marisa, 2015)
Es así como los factores culturales son reduci-
dos al rango de meras “etiquetas”, como si no tu-
vieran las propiedades de marca y de
estructuración a veces temibles (Rodulfo, 2004),
que sin embargo, hace de ellas un conjunto ho-
mogéneo, indiferente a las variaciones sociales y
culturales. Son todas iguales, ¿no comen por las
mismas causas? Se busca la unicausalidad, para
arrancar el mal de raíz, llegar al punto, y así una
serie de fenómenos muy complejos y específicos,
como la emergencia de los trastornos de la con-
ducta alimentaria en el proceso adolescente, la
búsqueda de ideales extrafamiliares, la incidencia
insidiosa de lo tele-tecno-mediático (Derrida,
1997) en la subjetivación en estos tiempos de la
existencia (Sibilia, 2008), las relaciones con los
pares, no sólo no son analizados sino que quedan
reducidos a una causación simple, y desechados
por ser insignificantes o manejables.
Nunca tanto como ahora, el cuerpo ha sido
objeto de la intervención de forma tal que esa "do-
cilidad" de la que hablaba Foucault se ha conver-
tido en "sometimiento" a las prácticas sociales de
exposición y abuso.
En los tiempos actuales aparecen nuevas for-
mas de exorcizar los demonios: mediante los
blogs, las redes sociales, los tránsitos por el espacio
online, aparecen nuevas formas sin formas. Son
nuevas maneras de control de los cuerpos, sin
cuerpo. Es el costo para la púber para ser recono-
cida en su ser de mujer, en tanto diferencia, que a
la vez le implica, por otro lado, la renuncia a su
diferencia. He aquí el atrapamiento de las jóvenes
contemporáneas. (Rodulfo Marisa, 2015): Juana
escupe la comida dentro de una botella, María vo-
mita debajo del colchón para que nadie lo en-
cuentre, Victoria esconde la medialuna en la
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Página 12 • Mayo 2020
Una de las maneras de estar con otros sin estar,
ver a los demás sin verlos, acercarse, pero aleján-
dose es a través de las redes sociales. El mismo
autor menciona que la adicción a las selfies tam-
bién tiene poco que ver con el amor propio, en
ellas el vacío solo se reproduce a sí mismo. Las sel-
fies están incluso en formas vacías, y aumentan la
sensación de vacío.
La adicción a las selfies no genera amor propio,
es una autorreferencia narcisista. Los selfies son su-
perficies hermosas de un yo vacío y completamente
inseguro. Para escapar del vacío insoportable, usan
un teléfono inteligente. Los selfies son superficies
lisas que ponen el self vacío en una luz agradable
por un corto tiempo. (Byung Chul Han, 2016)
Los nombres: anorexia y bulimia,
patologías o formas de estar:
Entre lo agudo y lo crónico
Ella viene con su madre. Camina lento, arras-
trando los pies, cabizbaja, con su mochila a cues-
tas, y su enterito negro que es cinco tallas más
grande. Le lleva una cabeza a su madre, que parece
más ágil, camina apresuradamente por el pasillo
y busca donde sentarse cuando entra al consulto-
rio. Daría la sensación de que la joven es una de
las protagonistas de las películas de Tim Burton,
con los pómulos sobresalidos, ojos saltones pero
hundidos, oscurecidos por las ojeras y el delinea-
dor negro.
M: yo estoy muy preocupada pero va a salir
todo bien. No sé qué pasó. Ella estaba bien. Yo
siempre me ocupé de mis hijas. De las tres. Ella
empezó a no comer desde que se fue con el padre
de vacaciones, tuvieron una pelea, y ella dejó de
comer, y lo que comía me di cuenta que a escon-
didas lo vomitaba. La hermana la descubrió.
La joven se ofusca con el comentario: – Yo
hago lo que quiero con mi vida, con mi cuerpo!
Dos días después, la nutricionista de un
equipo profesional interdisciplinario, da aviso a
las demás integrantes:
N: -“ Ella está muy mal! Bajó 2 kg. esta se-
mana! Le está bajando la tensión arterial y la fre-
cuencia cardíaca. Vamos derecho a la internación
si sigue este camino. La familia es muy poco con-
tinente. Pensábamos con la pediatra en acompa-
ñamiento terapéutico como manotazo de
ahogado, porque falta reconocimiento de su cua-
dro clínico!
Al día siguiente, la psiquiatra del equipo avisa:
está en la guardia por cortes en brazo.
¿Cómo deshacer, cómo resistir los mecanismos
de inscripción y sujeción de lo vivo a ese poder
que, reclamándose defensor de los cuerpos y de
las poblaciones en su salud y en su potencia, los
sujeta a mecanismos violentamente normalizado-
res, los interviene con una intensidad sin prece-
dentes, los codifica bajo el signo del capital,
legitimando las más persistentes violencias encu-
biertas en el listado de prescripciones de trata-
miento? (Dawson, en prensa)
Un sinfín de indicaciones, prescripciones, listas
de pautas se emiten a modo de tratamiento inter-
disciplinario, múltiples profesionales que suponen
trabajar interdisciplinariamente y pretenden tener
el mismo discurso, pensar en conjunto.
Sin embargo, muchas de esas prácticas termina
produciendo peores atrapamientos de esos cuer-
pos que terminan arrasados, consumidos de prác-
ticas terapéuticas.
Determinar que una adolescente debe ser ob-
servada las 24 hs. para que no se desfase, para que
no haga trampas y tire o esconda la comida, vol-
viendo a mecanismos de control similares a los del
siglo XVIII. O prescribiendo internaciones que
devienen sistemas de encierro. Salirse de los me-
canismos de producción de esas vidas que en la
formulación foucaultiana del biopoder emergen
como legitimación y objeto de la modernidad po-
lítica, como instancias de lo abominable, lo im-
personal, lo inhumano, lo mecánico, como fuerzas
que atraviesan las construcciones normativas del
individuo y de lo humano, y que las amenaza con
su pura potencia de devenir y de alteración.
¿De qué manera evadir, sortear esa apropiación
monstruosa de las potencias vitales para articular-
las con nuevos modos afectivos y sociales más allá
del control capitalista, de manera que se produz-
can otras existencias, a partir de la potencia?
El cuerpo, vuelto sede y fundamento del indi-
viduo disciplinado, se vuelve dimensión de bús-
quedas y experimentos incesantes, interminables,
exponiéndose a los más diversos espectáculos.
Necesitamos nuevas cartografías, y sobre todo
nuevas formas de cartografiar: debemos buscar
otros instrumentos conceptuales y crear nuevas
herramientas que nos permitan movernos sobre
territorios fluidos
¿Cómo producir otros caminos, otros movi-
mientos para potenciar el trabajo vincular y no que-
dar atrapados, pacientes y profesionales, en lo
restrictivo, en el enquistamiento, y en la cronicidad?
Ricardo Rodulfo propone localizar la inflexión
de una diferencia que deshaga el formato cerrado
de un esquema igual para todos, pero que a la vez
se arme en función de quién la experimenta, sin
poder existir más allá de esa experiencia, que de-
venga un recorrido único que se arme mientras se
ejercita. Y potenciar y destrabar la capacidad de
experienciar, la mayoría de las veces restringida en
estas patologías por el seguimiento irrestricto e
impertérrito de las pautas y prescripciones de tra-
tamientos sostenidos en el “acomodamiento de las
conductas” y el “ordenamiento de los vínculos”,
como algunas colegas transmitieron.
Es necesario poner en suspenso las distribu-
ciones jerárquicas y esas distinciones normativas
que el biopoder produce sobre la variación infi-
nita de lo viviente.
Nunca se sabe lo que puede un cuerpo. ¿Cómo
pensar a partir de la diferencia, y no de la identi-
dad de SER ANOREXICA; SER BULíMICA de
UN MIEMBRO DE LA FAMILIA?
Será un desafío instalar que la posibilidad, el
recorrido terapéutico será de ese entramado vin-
cular, que las intervenciones apuntarán a trans-
formar esas configuraciones vinculares, en el
mejor de los casos para producir otras derivas y
experiencias de ese entramado.
La intención se dirige a trabajar las situaciones
familiares que presenta esa vincularidad, lo que se
presentó en los tiempos previos al diagnóstico, a la
internación, los eventos generados a partir y du-
rante la misma, las dificultades que se presentan
Actualidad Psicológica
sobre todo, referidas a la realización y concreción
de las actividades cotidianas, y en la reunión de
todos los integrantes del grupo familiar en el mismo
lugar, sin quedar atrapados en el anecdotario, los
datos y hechos históricos y en la particularidad de
lo que le sucede a cada uno sino considerando las
condiciones de producción de esos modos de exis-
tencia, de ese entramado vincular.
¿Cómo se afectan los cuerpos de ese entra-
mado cuando se restringe la ingesta, de qué ma-
nera se afectan los vínculos con esas restricciones
que producen disrupciones conductuales, climas
de tensión (que estallan a la hora de las comidas),
qué otras vincularidades devienen a partir del
control y observación de los cuerpos 24x7x365?
La urgencia debe sostenerse en un espacio de
pensamiento habilitado, para no producir inter-
venciones arrasadoras, impulsivas que reproduz-
can patología.
Los interrogantes aparecen con cada situación:
¿Cómo pensar en otras condiciones de existencia,
cómo, a partir del entre terapeuta y consultante,
se puede sacar el VIVIR del estancamiento que lo
fija, y así reiniciarlo? He aquí el desafío.
Notas
1
maria.dawson@hospitalitaliano.org.ar - Equipo de Familia
con Niños y Adolescentes, Servicio de Salud Mental
Pediátrica, Hptal Italiano de Bs. As. Maestría en Vínculos
Familia y Diversidad Sociocultural, Instituto Universitario
del Hospital Italiano.
2
Texto producido por la autoría, María S. Dawson, como
producción final del Seminario de Posgrado: Los cuerpos:
territorios de producción subjetivación, dictado por la Lic.
Lila Grandal en el Instituto Universitario del Hptal Italiano
de abril a agosto de 2018.
Bibliografía
Dawson, María Soledad, (2020). Cuando duele el dispositivo.
En: Kleiman, Sonia (compiladora) Diálogos en construcción
2. Buenos Aires: Del Hospital Ediciones, 2020 (en prensa)
Han, Byung Chul. (2016) Los selfies son superficies hermosas
de un yo vacío e inseguro.[en línea] Disponible en:
<https://www. bloghemia.com/2020/02/byung-chul-han-los-
selfies-son.html ?m=1> Consulta: febrero 2020.
Najmanovich, Denise. (2001) Del “Cuerpo-Máquina” al
“Cuerpo Entramado”*Campo Grupal N° 30, Diciembre 2001.
Onofrio, Graciela. “Familia y trastornos dela conducta ali-
mentaria. Intervenciones sobre el discurso y construcción de
redes”, Rev. de Asoc Arg de Psicología y Psicoterapia de Grupo,
tomo XIX, Nº1, Bs As, 2006.
Rodulfo, Marisa. (2015). Bocetos psicopatológicos. El psicoa-
nálisis y los debates actuales en psicopatología. Buenos Aires:
Paidós,
Rodulfo, Ricardo. (2004) Del cuerpo espectral. En: Rodulfo,
R. “El psicoanálisis de nuevo”, Buenos Aires:Eudeba, 2004.
(2004) Las fobias alimentarias. En: Rodulfo Ricardo. El psi-
coanáisis de nuevo. Bs As: Eudeba, 2004.
Actualidad Psicológica
Considera- Introducción
C
on el fin de interiorizarnos res-
pecto a los aspectos clínicos, pro-
nósticos y criterios de internación
ciones acerca de los Trastornos de la Conducta
Alimentaria (TCA), resultará de
importancia hacer una pequeña introducción res-
pecto a tales problemáticas. En primera instancia de-
de los aspectos finiremos la conducta alimentaria normal como
aquella que promueve una actitud saludable hacia la
comida y genera respuestas normales frente a las se-
ñales de hambre y saciedad. Nótese que hablamos de
conducta y no únicamente de alimentación normal,
clínicos, ya que, precisamente, lo que observamos alterado en
estos trastornos es la actitud hacia la comida, la cual
a su vez se encuentra condicionada por una suma de
factores biológicos, psicológicos individuales, sociales
pronósticos y y culturales. Los TCA evidencian, en las últimas dé-
cadas, un incremento notable en cuanto a su inciden-
cia en la población, como así también lo hizo la
importancia que se les brinda en el campo de la salud
en general y de la Psiquiatría y Psicología en particu-
criterios de lar, lo cual ha sido impulsado por las características
polimorfas del cuadro, además del notable impacto
sanitario que producen. Este último, se encuentra de-
terminado por factores de diferentes tipos:
internación de - Tendencia a la cronicidad
- Enmascaramiento del trastorno que en el 50 %
de los casos conduce a errores diagnósticos
- Frecuente asociación a otras patologías psiquiá-
tricas y otras patologías médicas
los trastornos - Necesidad de tratamiento interdisciplinario y
preferentemente integrado, repercutiendo en un
mayor desgaste tanto del paciente como de la familia,
implicando además una mayor disponibilidad de re-
alimentarios cursos por parte de la familia y también del estado
cuando el tratamiento se realiza en la esfera pública.
- La génesis de la enfermedad desencadena altera-
ciones fisiológicas, las cuales perpetúan a su vez la
misma
Manuel Vilapriño Duprat El DSM V incluye estas enfermedades en el apar-
tado “Trastornos de la Conducta Alimentaria y de la
Ingesta de Alimentos”, considerando como tales a:
Pica, Trastorno de Rumiación, Trastorno de Evita-
ción/Restricción de alimentos, Anorexia Nerviosa
(AN), Bulimia Nerviosa (BN), Trastorno por Atraco-
nes (TA) y Trastorno Alimentario No Especificado
(TANE). El DSM V implicó la creación de una cate-
goría diagnóstica propia para el TA e incorporó mayor
variedad de Trastornos, comparativamente hablando,
que aquellos incluidos en la ICD 10 ((International
Classification of Mental Disorders) y en el DSM IV
TR. Esto último significó que el diagnóstico de TANE
se redujese considerablemente (significaba más del
90% de los diagnósticos según DSM IV TR. Otro as-
pecto fundamental que se ha modificado es el hecho
de no considerar como necesaria la existencia, entre
los criterios diagnósticos de AN, de la amenorrea
como confirmatorio del cuadro; ajustándose más a lo
que la realidad clínica de las pacientes con AN refleja.
Clínica y psicopatología
Cómo se menciona en los párrafos introductorios,
el aumento observado en la incidencia y prevalencia
de los TCA es indiscutible, lo cual se refleja en las es-
tadísticas pasadas y presentes. Al mismo tiempo se en-
cuentra también fuera de discusión la heterogeneidad
Mayo 2020 • Página 13
cada vez mayor en lo concerniente a la presentación
clínica de estos cuadros, dando lugar a un evidente
enmascaramiento del Trastorno con otro tipo de pa-
tologías psiquiátricas mayores (Trastornos afectivos
unipolares y bipolares, esquizofrenias, trastornos de
ansiedad, Trastornos por Uso de Sustancias, etc.).
Los TCA suelen manifestarse en forma insidiosa,
haciéndose presente en los primeros años de la ado-
lescencia, resultando raro después de los 25 años y ex-
cepcional después de los cuarenta; debiendo tener en
cuenta en estos casos, la necesidad de una mirada más
profunda que permita considerar la presencia de sín-
tomas alimentarios como expresión clínica de otro
tipo de cuadros. Siguiendo en torno a la edad de pre-
sentación, y a diferencia de veinte años atrás, no re-
sulta extraño observar niños pequeños con
Desórdenes Alimenticios, lo cual refleja las implican-
cias epigenéticas que se ponen en juego en función de
los factores sociales, familiares y culturales que im-
pactan en la etiopatiogenia de la enfermedad.
No son, claro está, “enfermedades contagiosas”
pero sí pueden transmitirse los patrones de pensa-
miento y las Conductas de Riesgo, destacándose que
dicha Transmisión puede adoptar los patrones Verti-
cal (Cultural), Horizontal (entre pares) y Generacio-
nal (vulnerabilidad genética y hábitos.
En cuanto al curso, son enfermedades que tienden
a la cronicidad y fluctúan tanto en los episodios de
agudización como en las manifestaciones que las
constituyen, no siendo infrecuente que un Trastorno
se inicie con fenómenos anoréxicos para presentar
posteriormente evolución de corte bulímica. Este úl-
timo concepto, sumado a la predominancia epide-
miológica de los TANE respecto a los otros tipos de
TCA, como así también la inclusión dentro de las ca-
racterísticas clínicas de estos cuadros de signos y sín-
tomas que pueden observarse en otros tipos de
cuadros como ser los Trastornos de Control de los
Impulsos y los Trastornos Adictivos, lleva a que algu-
nos autores postulen a los TCA en un escenario de
“espectro” clínico con diferentes formas de manifes-
tarse y que tienen como fenómeno común del desor-
den de la conducta alimentaria.
En lo relativo al tratamiento, más allá de las con-
sideraciones específicas de cada cuadro, una condi-
ción común a todos, es la indicación de Abordaje
Interdisciplinario e Integrado, lo cual significa que el
tratamiento es llevado a cabo por parte de especialis-
tas de diferentes profesiones (Médicos Psiquiatras y
Clínicos, Psicólogos para abordaje individual y fami-
liar, Nutricionistas, Trabajadores Sociales, Talleristas,
etc.(concepto de Interdisciplinario) en un mismo es-
pacio físico (Integrado). Este tipo de estrategia tera-
péutica (utilizada en primera instancia en el campo
de las Adicciones) posibilita un abordaje que brinda
mayor cohesión entre los profesionales, paciente y fa-
milia, al mismo tiempo que permite disminuir al mí-
nimo el riesgo de distorsiones en torno a las pautas
del tratamiento.
A continuación, se enunciarán las características
clínicas de los TCA más frecuentes.
a) Anorexia
- El inicio del trastorno anoréxico es, más co-
múnmente, insidioso.
- Antecedentes familiares de pacientes con tras-
tornos alimentarios, muchas veces sus madres han
tenido o bien tienen dichos cuadros.
- Los rasgos de personalidad de base muestran
Página 14 • Mayo 2020
personas con tendencia a la autoexigencia que han
crecido en un ambiente del mismo tipo, además de
aspectos fóbicos y obsesivos, con baja autoestima,
poca tolerancia a la frustración y pavor a perder el no-
table control que imponen a su vida en todas las áreas
de la misma.
- Frecuentemente, Madre exigente (practican más
la sobreprotección que el cuidado) y padre ausente
desde el punto de vista psíquico y/o físico.
- Son buenas alumnas, respetuosas, estructura-
das y perfeccionistas, “la hija que todos los padres
quieren tener”.
- Los inicios del cuadro no muestran un exceso de
peso importante, ya que lo habitual en ellas es la del-
gadez, sin embargo concurren a nutricionistas con la
intención de disminuir un par de kilos, al lograrlo si-
guen sintiéndose disconformes con su figura corporal
( como pilar psicopatológico de los TCA se encuentra
el temor mórbido a aumentar de peso y la distorsión
de su imagen de cuerpo) por lo que buscan continuar
descendiendo de peso, consultando distintas nutri-
cionistas para alcanzar el objetivo.
- Se transforman en “ especialistas en nutrición “,
manejando con exactitud dietas, tipos de alimentos,
calorías, etc., a lo cual le suman conductas llamadas
compensadoras de la ingesta, como ser: vómitos, uso
de laxantes, enemas y diuréticos.
- La rigidez de pensamiento, los elementos obse-
sivos y pseudobsesivos, e ideas de corte deliroide, que
en ocasiones se observan respecto al peso y la comida,
condicionan en forma clara su conducta.
- La sumatoria de todos estos fenómenos compro-
meten en forma progresiva y significativa el peso de
la paciente alcanzando tal impacto sistémico que en
ocasiones conduce al fallecimiento de la persona.
- Las comorbilidades más frecuentes de la Anore-
xia, son: Trastorno de Personalidad obsesivo compul-
sivo, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastornos
Afectivos y Trastornos de Ansiedad.
b) Bulimia
- Comparte núcleos psicopatológicos con la Ano-
rexia, como ser el temor mórbido a engordar y la ri-
gidez de pensamiento
- Edad de inicio mayor y más frecuente en hom-
bres que en la Anorexia
- Síntoma diferencia fundamental con la anorexia
es la presencia de atracones (episodios recurrentes de
ingesta voraz, en relación a la ingesta habitual del pa-
ciente, donde el paciente pierde el control en forma
absoluta).
- Los atracones suelen ocurrir durante la tarde,
generalmente cuando se encuentran solos, comen
todo tipo de alimentos y los mezclan en forma a veces
insólita.
- Los atracones generan en los pacientes senti-
mientos de culpa y autodesprecio que desencadenan
mecanismos compensadores de la ingesta, los cuales
marcarán el tipo de Bulimia que se manifiesta en el
enfermo: en el tipo purgativo el paciente recurre a vó-
mitos provocados y utilización de enemas, laxantes y
diuréticos; en el no purgativo la compensación de la
ingesta se hace a través de ayuno y ejercicio excesivo.
- No es infrecuente la presencia de conducta im-
pulsiva en el funcionamiento de los pacientes con Bu-
limia Nerviosa, lo cual contribuye, junto a otras
variables que se hacen manifiestas, a fundamentar
aún más la comorbilidad establecida entre la Bulimia
y el Trastorno Límite de la Personalidad.
- Otras comorbilidades que podemos observar en
la Bulimia, serían: Trastornos Afectivos (25 al 83%),
Trastornos de Ansiedad (25 al 50%) y Trastornos por
Consumo de Sustancias.(15 al 40%)
- Si bien las complicaciones clínicas no provocan
el impacto que generan en la Anorexia, las mismas no
pueden ser subestimadas y se pueden extender desde
alteraciones metabólicas, electrolíticas, cardíacas,
hasta el Síndrome de Mallory Weiss. Los pacientes bu-
límicos presentan un peso al inicio del trastorno
mayor que en la Anorexia.
- El cuadro presenta una evolución más irregular
y no tan insidiosa como en la Anorexia.
c) Trastorno por Atracón
(Binge Eating Disorder )
- Surge de los postulados de Spitzer y cols. en 1992.
- Estrecha relación con la obesidad
- Frecuentemente subdiagnosticada, ya que la
tendencia es focalizarse en el fenómeno clínico de la
obesidad sin profundizar en la relevancia clínica de
los atracones y de otros pilares sintomáticos del TCA
- Frecuencia creciente, al punto tal que es consi-
derado por algunos autores como el TCA más fre-
cuente en la actualidad
- Se caracteriza por la presencia de episodios de
atracones sin la existencia de mecanismos compen-
sadores de la ingesta.
- Suele presentarse en la adolescencia tardía.
- Generalmente son pacientes que han realizado
distintos planes nutricionales con mayor o menor
éxito pero con la presencia ineludible de recaídas.
- Han podido detectarse las regiones incluidas en
su etiopatogenia: Estriado Ventral (conductas focali-
zadas, motivación y recompensa), Estriado Dorsal
(conductas compulsivas y repetitivas), Corteza Pre-
frontal (función ejecutiva), Insula (interocepción,
percepción del gusto y regulación de la alimentación)
- Comorbilidades más frecuentes del Trastorno
por Atracón, son: Trastorno de Personalidad, Tras-
tornos de Ansiedad, Trastornos Afectivos, Trastorno
por Déficit Atencional y Trastornos por Consumo de
Sustancias.
Factores pronósticos
Con el fin de facilitar la comprensión respecto al
impacto que los TCA pueden generar a mediano y
largo plazo en la vida de la persona, definiremos que
entendemos por Pronóstico. En tal sentido, y si-
guiendo a Graell Berna y cols, pronosticar la evolu-
ción de una enfermedad implica realizar una
predicción del curso y del resultado final de una en-
fermedad, debiendo diferenciarse precisamente con
el significado de resultado que hace referencia a la re-
solución o no de un proceso patológico determinado.
Tal distinción resulta de importancia al ser dos con-
ceptos que frecuentemente se encuentran entrelaza-
dos, ya que al hablar de pronóstico incluimos los
resultados del tratamiento y el sólo hecho de hablar
en cuanto al resultado del abordaje impondrá la ne-
cesidad de pensar en el pronóstico de ese paciente.
Desde siempre se ha postulado que la Bulimia es de
mejor pronóstico que la Anorexia, al día de hoy sigue
en vigencia pero sin el optimismo de épocas pasadas.
a) Pronóstico en AN:
Un estudio paradigmático en el campo de los De-
sórdenes Alimentarios ha sido el de Steinhausen
Actualidad Psicológica
(2002), el cual consistió en el seguimiento de 5500 pa-
cientes con AN. De dicho estudio surge que la Anore-
xia es una enfermedad mental cuyo curso clínico es de
gravedad en un porcentaje significativo de pacientes.
La Tasa de mortalidad muestra variaciones en
función de cómo sea evaluada. Si se hace a partir de
estudios de muestras pequeñas de un solo centro (Pla
1999), la misma se sitúa entre el 0 – 2 %. En estudios
de seguimiento de 5 a 8 años (Sullivan 1995) la tasa
de mortalidad fue del 5 %, y en el seguimiento de 20
años se incrementó al 18%. Del estudio de Steinhau-
sen se desprende que la tasa de mortalidad estandari-
zada varía entre 1,36 a 17,80. Las causas más
frecuentes de muerte son (García Camba 2001): des-
nutrición extrema, infecciones, complicaciones gas-
trointestinales y suicidio.
Los Factores que incrementar el riesgo de morta-
lidad son (siguiendo a Graell M y cols.):
- Mayor edad
- Duración prolongada de la enfermedad
- Historia de intentos de suicidio
- Uso de diuréticos
- Intensidad de los síntomas alimentarios
- Transición de formas restrictivas a purgativas
- Bajo índice de masa corporal deseado
Respecto al logro de la mejoría completa en estos
pacientes, la misma se logra en menos del 50% de los
pacientes. El 30% persiste con síntomas residuales y
en el 20% de ellos la enfermedad cronifica. Es impor-
tante agregar que aproximadamente el 60% de los pa-
cientes pueden recuperar el peso adecuado, un 57%
recuperar la menstruación, mientras que el 46% nor-
malizan íntegramente la conducta alimentaria.
Una enfermedad como la AN, cuyo inicio se foca-
liza, generalmente, en la adolescencia y que tiende a
prolongarse en el tiempo, puede impactar físicamente
implicando riesgos a lo largo de la vida, aun alcan-
zando la recuperación; como ejemplos de ellos pode-
mos nombrar la posibilidad de fracturas (dependerá
de la masa ósea lograda durante la adolescencia tar-
día) y complicaciones en torno a la actividad repro-
ductiva de la mujer (mayores tasas de prematuridad
y retardo del crecimiento intrauterino).
b) Pronóstico en BN:
En la Bulimia la mortalidad es menor que en la
AN, pero aproximadamente el 15 % de las pacientes
pueden sufrir complicaciones graves y potencial-
mente mortales (Hall, Hoffman, Beresford y cols.
1989). Los numerosos estudios realizados en torno al
pronóstico de la BN tienden a coincidir (si bien la ma-
yoría presentaría problemas metodológicos condicio-
nantes) que la tasa de remisión se encuentra cercana
al 50%, la mejoría en el 27% y la cronicidad en el 23%
de los casos (Steinhausen, 2002). El curso que eviden-
cian los pacientes con Bulimia es de carácter curvilí-
neo (a diferencia de lo que ocurre en la AN donde el
curso es lineal) lográndose la mayor tasa de recupe-
ración entre los cuatro y los nueve años, disminu-
yendo posteriormente.
c) Pronóstico de los TANE:
Los estudios realizados en esta población (signifi-
cativamente menos que en AN y BN) muestran buen
resultado de los tratamientos en un plazo corto, de
uno a cinco años, ya sea en adolescentes o en adultos
y con diferentes formas de presentación (predominio
de síntomas anoréxicos o bulímicos). Las tasas de re-
cuperación oscilan entre el 60 al 75 % de los pacientes,
Actualidad Psicológica
presentando pasaje a la cronicidad un 25% de ellos
(Keel y cols. 2010).
d) Pronóstico de los Trastornos Por Atracones:
La Tasa de Mortalidad cruda oscila entre el 0 y el
3 % y se encuentra ligada a los efectos de la obesidad
frecuentemente asociada. La tasa de recuperación
varía entre el 25 y el 80%. A corto plazo la evolución
a otras formas de TCA es muy baja, aunque en segui-
mientos mayores a diez años la frecuencia aumenta.
Buscando completar lo dicho e integrando los fac-
tores pronóstico y los diferentes TCA, podemos defi-
nir como factores de mal pronóstico a los siguientes:
• Personalidad de base grupo B
• Inicio previo a la pubertad
• A peor funcionamiento familiar, peor
pronóstico
• Antecedentes familiares (primer grado) de
enfermedades psiquiátricas
• Diagnóstico tardío
• Anorexia tipo compulsivo – purgativo
• Bulimia tipo purgativo
• Bulimia Multi - impulsiva
• Comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos
• Duración prolongada de la enfermedad
• Antecedentes de Abuso sexual en la infancia
• Mayor compromiso de peso y clínico en general
• Mayor número de internaciones
• Relaciones Interpersonales pobres
Asimismo, los factores de pronóstico favorable
en los TCA, serían:
• Personalidad premórbida funcional
• A mayor edad mejor pronóstico
• Persistencia del Trastorno en la adultez
• Buen funcionamiento familiar
• Diagnóstico Temprano
• Anorexia de tipo restrictiva
• Bulimia de tipo no purgativa
• No comorbilidad
• Relaciones Interpersonales adecuadas
Criterios de internación
Una situación a la que frecuentemente nos enfren-
tamos en el abordaje de este tipo de pacientes, es la
relacionada con los criterios que marcan la necesidad
de internación. Son tres los tipos de internaciones que
pueden indicarse en pacientes con TCA, en función
de la gravedad del cuadro, de la etapa que curse, de las
complicaciones que se observen y fundamentalmente
del tipo de paciente y del funcionamiento familiar que
presenten.
1) Internación en Hospital General
Las complicaciones médicas que pueden ocasio-
nar los TCA surgen, la mayoría de ellas, como conse-
cuencia de la pérdida de peso, de la desnutrición y de
los mecanismos compensadores de la ingesta, razón
por la cual la evaluación clínica completa al inicio del
tratamiento y en forma periódica una vez iniciado el
mismo, resultan de vital importancia con el fin de
conseguir dimensionar el impacto que genera la en-
fermedad a nivel físico.
La Anorexia es el TCA que más frecuentemente
produce complicaciones médicas graves, lo cual la
sindica como el trastorno de mayor mortalidad en el
grupo. En la Bulimia las complicaciones de más gra-
vedad surgen con las conductas de purga.
A continuación, se exponen algunas de las com-
plicaciones médicas de mayor incidencia que se
hacen presentes como consecuencia de la Enferme-
dad Anoréxica:
- Hipotermia y deshidratación
- Hipercolesterolemia
- Trastornos electrolíticos
- Hipoglucemia
- Aumento de enzimas hepáticas
- Disminución en la concentración de FSH, LH, es-
trógenos y testosterona
- Test de Supresión a la Dexametasona positivo
- Aumento de la Hormona de Crecimiento
- Hipotensión
- Arritmias
- Prolapso de la válvula mitral
- Disminución del tamaño cardíaco
- Anomalías EEG y convulsiones
- Neuritis periférica
- Seudo atrofia cerebral
- Anemia
- Leucopenia
- Proteinemia disminuida
- Cálculos renales
- Insuficiencia renal aguda y crónica
- Osteopenia
- Fracturas
- Síndrome de Mallory – Weiss
- Esofagitis
- Hematemesis
- Colon irritable
- Caries
- Sequedad de piel y pérdida de cabello
- Lanugo
Una vez evaluado el paciente, el bajo peso y otras
complicaciones médicas determinarán la indicación
de internación en un hospital general. Algunos de los
criterios generales, más frecuentes, de internación en
una unidad especial de clínica médica son:
• Desnutrición grave
• Deshidratación
• Ruptura esofágica
• Pancreatitis
• Complicaciones Cardiovasculares y electrolíticas se-
veras
• Convulsiones
• Bajo peso y complicaciones que impidan trata-
miento farmacológico ambulatorio
2) Tratamiento en Institución Especializada
Cuando el tratamiento ambulatorio, el cual debe
ser desde un principio interdisciplinario, integrado
y por etapas, fracasa en sus objetivos terapéuticos por
no conseguir un peso mínimo adecuado que evite
una internación o bien por resultar imposible el con-
trol de la conducta alimentaria del sujeto, resulta ne-
cesario indicar tratamiento específico en una
institución acorde a las características de estas pacien-
tes, donde el equipo a cargo realice un seguimiento
individual tanto desde lo físico como lo psíquico del
paciente y también del entorno familiar.
Los pacientes en este tipo de institución reciben:
- Abordaje psiquiátrico individual
- Abordaje psicoterapéutico individual y grupal
- Psicoeducación
- Seguimiento Clínico y nutricional
- Seguimiento por trabajo social
- Evaluación de la alimentación
Mayo 2020 • Página 15
Al mismo tiempo la familia recibe apoyo psicote-
rapéutico y psicoeducación respecto a lo concerniente
a la enfermedad que sufre el ser querido.
Los criterios para el tratamiento en tales institu-
ciones son los siguientes:
• Peso por debajo del 20 % del peso deseable
• Imposibilidad de manejo ambulatorio aún con tra-
tamiento interdisciplinario
• Incapacidad de adaptarse a normas alimentarias bá-
sicas y necesidad, por lo tanto, de Supervisión
• Tratamiento interdisciplinario ampliado
3) Internación Psiquiátrica
La internación en un Servicio de Psiquiatría se in-
dica cuando el cuadro de TCA se encuentra asociado
a otros trastornos psiquiátricos mayores, lo cual mo-
tivará que sea necesario el manejo del cuadro por
parte de personal médico y de enfermería especiali-
zado en este tipo de comorbilidades. Los criterios que
deben tenerse en cuenta para tal indicación, son:
• Peso por debajo del 30 % del peso deseable
• Clínicamente compensada
• Co – ocurrencia o comorbilidad con patologías psi-
quiátricas que tornen imposible su manejo en otro
tipo de institución
• Supervisión más estricta aún, de la conducta y del
tratamiento farmacológico
Médico Psiquiatra. Centro de Estudios, Asistencia e
Investigación en Neurociencias. Vicepresidente APSA
Referencias
- Morandé G, Graell M, Blanco M. Trastornos de la Conducta Ali-
mentaria y Obesidad. 2014. Editorial Panamericana. España.
- Steinhausen HC. The outcome of anorexia nervosa in the 20 th
century. Am J Psychiatry 2002; 159(8):1284-93.
- Pla C, Toro J. Anorexia nervosa in a Spanish adolescent simple
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- García Camba Eduardo. Avances en trastornos de la conducta
alimentaria. Anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, obesidad. Mas-
son. España. 2001.
- Márquez Lopez Mato Andrea. Psiconeuroinmunoendocrinolo-
gía II. Capítulo 20. Poemos. Argentina. 2004.
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- Hall R C W, Hoffman RS, Beresford T P y cols. Physical illness
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- Rojo Moreno Luis, Cava Gloria. Anorexia Nerviosa. Ariel Cien-
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- Fairburn Cristopher and Gowers Simon. Eating Disorders. Rut-
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- Rástam M y cols. Outcome of teenage-onset anorexia nervosa in a
Swedish community-based sample. Eur Child Adolesc Psychatry 2003.
- Muñoz MT, Argente J. New concepts in anorexa nervosa. J Pe-
diatr Endocrinol Metab 2004.
Página 16 • Mayo 2020 Actualidad Psicológica

Prevención de
P
ara los seres humanos siempre ha
sido de gran preocupación, poder
erradicar enfermedades y las con-
secuencias dolorosas que ellas
provocan.
cronicidad, al intenso sufrimiento de los pacientes
que, con cada vez más frecuencia, presentan com-
portamientos autodestructivos y al deterioro pro-
gresivo de todo el núcleo familiar. Esto, sumado a
un problema de salud pública por los costos cre-

trastornos del Anticiparse con una mirada previa a la enfer-

medad, es lo que permite lograr y trabajar en el
cientes en el cuidado de la salud, motiva el esta-
blecimiento de diversos programas, con líneas de
investigación muy novedosas.
nuevo paradigma de la salud, el Bienestar integral

comporta- (físico, psíquico, espiritual, social).

Del latín praeventio, prevención es la acción y
efecto de prevenir, de anticiparse a una dificultad,
preveer un daño, para minimizar un riesgo evi-
dente. La palabra inglesa prevention tiene sus ra-
Las estrategias de prevención que utilizan los
tres niveles (universales, selectivos y dirigidos),
han demostrado ser los más exitosos hasta la
fecha, de mayor eficacia en la reducción de facto-
res de riesgo y determinaron una reducción en el

miento íces en el latín tardío medieval: prae (antes) +

venire [por venir]
La definición de salud pública, en relación con
número de nuevos casos en el campo de los TA.
Estos programas integran todo el espectro de
intervención en salud mental y trabajan en estre-
cha colaboración con otras instituciones (depen-

alimentario la prevención de las enfermedades mentales, y

María Estela Caccavo de Estefan
Colaboradores:
Renzo Venturín, Noelia Giorlando
aceptada por la OMS (WHO, 2004), es la pro-
puesta por el Committee on Prevention of Mental
Disorders/CPMD, la Division of Biobehavioral
Sciences and Mental Disorders/DBSMD y el Ins-
titute of Medicine. Según esta propuesta, la pre-
vención de los trastornos mentales tiene el objeto
de reducir la incidencia, prevalencia y recurrencia
de los mismos, o la condición de riesgo para de-
sarrollar una enfermedad mental, previniendo o
retardando las recurrencias y disminuyendo tam-
bién el impacto que ejerce la enfermedad en la
persona afectada, sus familias y la sociedad. Esta
definición recoge los ya clásicos tres niveles de
prevención que desde Caplan, diferenciaban pre-
vención primaria, secundaria y terciaria, definidos
a partir de la presencia o ausencia del trastorno.
No obstante, la ambigüedad de la definición
anterior ha suscitado que el Institute of Medicine
(JOM), basándose en los trabajos de Gordon, re-
comiende subdividir la prevención primaria y se-
cundaria en las siguientes subcategorías:
Prevención universal: se define como aquellas
intervenciones dirigidas a población en general,
que no ha sido identificado sobre la base de mayor
riesgo. La intervención es beneficiosa para todos.
Son perspectivas amplias, menos intensas y menos
costosas.
dientes del gobierno u organizaciones no
gubernamentales). Se enfocan en promover facto-
res protectores y reducir factores de riesgo, au-
mentando las probabilidades de prevenir
situaciones de salud múltiple, a veces comórbidas
como depresión, abuso de sustancias, tentativa de
suicidio, etc. Consideramos entonces que la pre-
vención es una necesidad y una prioridad para re-
ducir la incidencia de T.A. y la prevalencia e
intensidad de los factores de riesgo que son des-
tructivos en sí mismos.
La multifactorialidad de los TA en
relación a la prevención
La influencia de innumerables factores bio-
psico-sociales en el desarrollo de estas enferme-
dades, es ampliamente reconocido y aceptado en
el campo científico. Desde el punto de vista didác-
tico, podemos dividirlos en factores personales,
experienciales o ambientales y socioculturales. Los
representamos con la imagen de un “iceberg”, ya
que consideramos que la génesis de los TA co-
mienza antes del nacimiento, con factores causales
que se van depositando y acumulando “simbóli-
camente” como lo hacen los trozos de hielo en
estos bloques subacuáticos.
Factores predisponentes
Factores biológicos

Prevención selectiva: se dirige a grupos de Son componentes personales, que determinan

riesgo, es decir, a individuos o subgrupos de la po-
blación cuyo riesgo de desarrollar un trastorno
mental es significativamente más alto que el pro-
medio, según evidencia comprobada por los fac-
tores de riesgo de carácter psicológico o social.
Prevención indicada o dirigida: se dirige a per-
sonas identificadas con alto riesgo de desarrollo
de enfermedad.
Por qué la importancia de estos
nuevos conceptos en la Prevención
de Trastornos Alimentarios (TA)
una vulnerabilidad biológica que va desde suscep-
tibilidad genética, hasta predisposición a tener de-
terminadas características de rasgos de
personalidad.
Factores experienciales
El ambiente y las personas que rodean nuestras
vidas influyen en la determinación de nuestro
SER.
Factores socio-culturales

Dentro del área de la salud mental, el tema TA
reviste gran relevancia en nuestra sociedad y cul-
tura, especialmente si nos centramos en la infan-
cia y adolescencia, debido a su creciente
incidencia en etapas cada vez más tempranas de
la vida, al grave deterioro físico que provoca la
La influencia cultural es un factor multidi-
mensional y complejo. Nos indican valores huma-
nos, creencias de eficacia, expectativas de
resultado, pudiendo influir de manera positiva o
negativa en el contexto social, en la familia, los
pares y la comunidad en general.
Actualidad Psicológica
La adolescencia y la realización de dietas es-
trictas y desequilibradas, son los dos componentes
que encienden el desencadenamiento de todos los
factores predisponentes y permiten la aparición
de los signos y síntomas de la enfermedad (visua-
lización de la punta del iceberg).
Ejes temáticos en la prevención
Considerando que los TA son enfermedades
donde se altera la identidad subjetiva, la comuni-
cación interpersonal y la vivencia emocional, de-
sarrollamos tres grandes ejes temáticos para la
prevención, basados en factores de riesgo genéri-
cos constituyentes de las vías de desarrollo de
múltiples patologías mentales.
Ellos son, imagen corporal, regulación emocio-
nal y nutrición afectiva; con los cuales trabajamos
desde el Programa preventivo “SER VOS” de Fun-
dación CETAI, orientado a desarrollar factores
protectores, estimulando las capacidades persona-
les, habilidades socio-afectivas, trabajo conjunto
para desarrollar competencias colectivas, regula-
ción del estado emocional procurando una efi-
ciente expresión y utilización de emociones,
valoración de la autoestima, relaciones familiares
saludables, capacitando en la salud, con la finali-
dad de aumentar la resiliencia, para lograr bene-
ficios propios y de interrelación con otros seres
humanos.
Imagen corporal (IC)
La búsqueda de la propia identidad es una
construcción continua y dinámica. La identidad
que cada uno adquiere, determina la manera de
actuar frente al mundo, lo que le proporciona una
identidad social, una identidad espacial en rela-
ción al cuerpo y a su imagen e, inclusive, una
identidad alimentaria, determinada por las elec-
ciones y creencias alimentarias.
Durante muchos años se ha confundido es-
quema e imagen corporal. En la década de 1960,
se pone de manifiesto la importancia de la distor-
sión de la IC en pacientes con anorexia nerviosa,
comenzando entonces, la diferenciación de ambos
términos.
Esquema corporal: son las múltiples represen-
taciones corporales en el cerebro humano, te-
niendo cada órgano o parte de nuestro cuerpo un
lugar dentro de él.
Atención psicológica
online
• Adolescentes
• Adultos
Psicólogos UBA
Buenos Aires - Argentina
Whatsapp: +54 11 3049 1305
Imagen corporal (IC): es la representación de
nuestro cuerpo en nuestra MENTE. La construc-
ción de la IC es evolutiva y va cambiando a lo
largo de la vida. Se hace a través de la información
que el cuerpo recibe permanentemente desde el
sistema neurovegetativo, por estímulos exterocep-
tivos o interoceptivos y el sistema sensorial. Todos
los estímulos son percibidos desde la concepción
del bebé, siendo vitales los lazos interpersonales,
desde el nacimiento, en su constitución.
Estas construcciones biológicas y psíquicas
permiten considerar, al cuerpo, como el único
lugar de todas las experiencias con el mundo, pri-
mer sistema de comunicación humana, que esta-
blece la relación inicial con los adultos a cargo.
De la calidad, continuidad y coherencia, de
este contacto y de todos los que surgirán a lo largo
de toda la vida, se va determinando la imagen de
uno mismo, la confianza en sí y en los demás y la
actitud ante las relaciones interpersonales.
El desarrollo de la imagen sobre nosotros mis-
mos va proporcionando el concepto de quiénes
somos, de nuestra identidad personal, y es en la
adolescencia donde la introspección, auto concep-
tualización, comparación, van permitiendo la
configuración de la identidad.
Del grado de aceptación de nosotros mismos
surge nuestra autoestima y todas las conductas
necesarias para desarrollar confianza en nuestras
capacidades, especialmente en la capacidad de dis-
criminación y autocuidado.
Una imagen corporal positiva es cuando hay
una clara y “verdadera” percepción del cuerpo, se
está a gusto con él, se entiende que el aspecto fí-
sico dice poco sobre la persona y se valoran capa-
cidades, actitudes, aptitudes y competencias
personales.
Hay factores socioculturales que van inci-
diendo positiva o negativamente en la IC y, la-
mentablemente, nuestra sociedad occidental ha
convertido al cuerpo y a sus cuidados en un ne-
gocio, la apariencia física es una fuente muy im-
portante de consumo. Las imágenes de cuerpos
“perfectos” que aparecen en todo tipo de medios
de comunicación y la asociación con posibles “lo-
gros en la vida”, provocan sentimientos de inefi-
cacia, frustración y angustia que, sumados a la
etapa de la adolescencia y la alteración de la nu-
Mayo 2020 • Página 17
trición, son factores de riesgo significativos, para
el desarrollo de TA.
Regulación emocional (RE)
En los últimos años, los investigadores han
postulado la importancia que tiene la emociona-
lidad como mecanismo psicológico fundamental
subyacente a las conductas patológicas caracterís-
ticas de los TA y sus comorbilidades, por lo que
significa un eje fundamental para entender cómo
prevenir estas enfermedades.
En los estudios de TA y RE, los científicos, con-
sensuan la importancia que tiene la capacidad de
percibir, reinterpretar y expresar la emocionalidad
como factor de bienestar y prevención de conduc-
tas patológicas. Es decir, que, si el sujeto desarrolla
la capacidad de hacer conscientes, mediante el
proceso simbólico de la palabra, situaciones emo-
cionales no elaboradas podrá ser menos vulnera-
ble a padecer estas enfermedades.
Las emociones son experiencias subjetivas que
generan tendencia a la acción y que no siempre re-
sultan fáciles de regular o modular, por lo que
pueden no percibirse, desconocerse, negarse o
transformarse intolerables para la persona, lle-
vando a tener conductas de carácter reactivo e im-
pulsivo.
La RE tiene diferentes definiciones, pero pode-
mos convenir que es un proceso por el cual se mo-
dulan las emociones, de modo que se mantengan,
decrezcan o incrementen los aspectos básicos de
las mismas, posibilitando la adaptación de la per-
sona a su entorno y propiciando mayor bienestar.
Estos aspectos básicos son:
a) la respuesta fisiológica (toda reacción que se
produce a nivel físico luego de un estímulo in-
terno o externo),
b) experiencia (cogniciones y sensaciones que
experimentamos frente al estímulo) y
c) conducta (acciones que realizamos de forma
consciente o inconsciente para adaptarnos a ese
estimulo).
Se han realizado muchos estudios científicos
para conocer cuáles son los factores que presentan
las personas vulnerables a los TA, y la mayoría de
ellos focalizan sobre alexitimia, baja autoestima,
Página 18 • Mayo 2020
ansiedad y depresión como características com-
partidas por estos grupos de riesgo. Además, se
han relacionado aspectos como la influencia que
tiene la percepción negativa de la imagen corporal
en el estado de ánimo y situaciones socio-ambien-
tales estresantes. Por ello debemos estar muy aler-
tas con personas cuya autoestima es baja y su
estado de ánimo se ve influido negativamente por
la preocupación excesiva por la alimentación, el
peso y la figura corporal y que, ante una situación
de ansiedad o estrés, presentan una forma de
afrontamiento que no implica la expresión de sus
emociones, sino que tiende a actuar de forma im-
pulsiva. Hay muchos estudios que han demos-
trado que existe una importante prevalencia de
ideación, conducta suicida y autolesiones en per-
sonas que presentan TA. Siendo, las autolesiones,
la conducta mayormente asociada a la dificultad
en la RE.
Es decir, las personas que padecen TA, poseen
poca o nula capacidad de regulación emocional y
reemplazan una adecuada modulación por con-
ductas patológicas que resultan impulsivas y de-
sadaptativas intentando no caer en el malestar
subjetivo que conllevan estas emociones.
Todo esto favorece los sentimientos de inefica-
cia e impotencia para interactuar con el mundo
que los rodea, limitando su repertorio de acción al
control de lo alimentario y manipulación del peso
en todas sus variantes, manifestándose ideas obse-
sivas, rituales y conductas compulsivas comórbi-
das, que generalmente se encuentran en los TA.
La deficiencia en la RE incapacita a la persona
para desarrollar satisfactoriamente la propia iden-
tidad y queda vulnerable a la influencia de los es-
tereotipos, ideales sociales negativos y expectativas
externas sobrevaloradas, siendo por eso la infancia
y la adolescencia, los periodos del desarrollo donde
es más frecuente la aparición de los TA.
Nutrición afectiva (NA)
Desde el primer momento en que el alimento
es ofrecido, elegido, enseñado por otro ser hu-
mano, un Otro valioso y significativo es trasfor-
mado en comida (del latín com: compañía-
compartir el pan), este fenómeno de conversión,
irreversible e inseparable, da lugar a la comida
afectiva, donde el sustrato y el afecto se funden.
La alimentación es la conducta humana más
compleja, por lo que cuando hablamos de accio-
nes preventivas contemplamos la nutrición desde
esta complejidad, a la alimentación simbólica que
excede lo biológico, la denominamos nutrición
afectiva. (NA). Es por eso que toda comida tiene
un componente afectivo y emocional, que se re-
troalimenta en un dar y recibir constantes men-
sajes de amor, a veces suficientes, otras deficientes
y, otras, excesivos. Así, la comida se convierte en
una comunicación más compleja y profunda.
Considerando, entonces, a la comida como
equivalente del afecto, (alimento / amor):
- la afectividad desmedida, lleva a tener un
apetito excesivo, refleja una afectividad exagerada
creando dependencia sin límites, como en la obe-
sidad, el síndrome por atracón y las conductas
compulsivas.
- si el afecto es negado, a través del alimento-
amor, se construye una distancia que protege y
hay una renuncia explícita hacia el alimento, que
no es más que la resignación frente a la falta de
amor, la elaboración de la angustia, y se abandona
el placer por la comida, como en la anorexia ner-
viosa y las conductas restrictivas.
- cuando el alimento- amor es suficiente y
oportuno, el apetito es adecuadamente regulado
al igual que el deseo. Este equilibrio se manifiesta
mediante la armonía, se expresa a través del amor
a sí mismo, a los demás y se permite disfrutar el
alimento-amor sin extremos. Es por ello que con-
sideramos que la comida afectiva es aquella que
nutre las necesidades más profundas, físicas, emo-
cionales y afectivas.
A partir del aprendizaje del comer, el incons-
ciente se nutre de comida real y simbólica por
igual, dando como resultado el alimento como
equivalente del afecto, y al mismo tiempo el afecto
siempre tiene la función de alimentar. La comida
interiorizada a partir de la relación con Otro, se
simboliza, se crean representaciones, asociaciones
positivas o negativas, significados, temores, for-
mas de relacionarse con el cuerpo, un cuerpo
construido por comida-afecto, con los demás y
con la propia comida, en donde las emociones, los
pensamientos, las creencias, las miradas y las pa-
labras le dan estructura a la conducta alimentaria.
Es imprescindible e indispensable incorporar
estos conceptos en las acciones y actividades que
desarrollan los programas preventivos, ya que
atraviesan inevitablemente, desde el primer mo-
mento a todo ser humano, a los vínculos consigo
mismo y con los demás.
Es preciso destacar que hay diferencias socio-
culturales importantes respecto a conductas y ac-
titudes vinculadas con la alimentación y la imagen
corporal, por lo que en todas las actividades de
prevención es necesario tener mucho en cuenta
este aspecto, que hará variar la metodología de los
programas.
Ámbitos de desarrollo de los
programas
Los ámbitos de mayor relevancia para la reali-
zación exitosa de programas preventivos de tipo
universal en TA, son el contexto escolar y el de
salud.
Prevención en ámbito escolar
En nuestra experiencia la prevención escolar al-
canza sus logros si va acompañada de acciones y ac-
tividades en primera instancia con docentes,
profesionales de gabinetes psicopedagógico, perso-
nal de apoyo escolar y familias, ya que ellos son los
pilares de la educación, socialización e inserción de
los niños y jóvenes en la comunidad. Cuando estos
adultos a cargo, están involucrados en el significado
de la prevención, participan y aceptan algunos cam-
bios necesarios, entonces comenzamos el trabajo
con preadolescentes (último grado de primaria) y
adolescentes (5 años de secundaria). Posterior-
Actualidad Psicológica
mente es necesaria la movilización de otras institu-
ciones y organizaciones comunitarias, que refuercen
mensajes, propongan normas con la finalidad de
aumentar la conciencia social en autoridades y di-
rigentes y por último, los medios de comunicación
que deberán difundir todo este trabajo en red con
objetivos claros y confiables.
Todos estos actores se convierten en figuras re-
levantes en estas tareas preventivas, ya que ellos
forman parte de esa comunidad y tienen un cabal
conocimiento de aspectos fundamentales para lo-
grar los objetivos propuestos, siendo ellos poste-
riores transmisores y ejecutores de algunas
actividades. En ciertas ocasiones es muy benefi-
cioso el aporte de líderes del grupo de pares, es-
pecialmente en actividades preventivas con
adolescentes, para lograr un mayor acercamiento
a los participantes.
Las distintas técnicas y metodología se ade-
cúan evolutiva y culturalmente a la edad, variando
aún en cada establecimiento educativo (rural o de
ciudad).
En el campo específico de los TA, es vital el
papel que ejercen como modelo los profesores y
demás integrantes de cada comunidad educativa.
Los mensajes que se transmiten en el ambiente es-
colar en relación al cuerpo, el peso y el aspecto fí-
sico en general ejercen una enorme influencia en
los alumnos. Consideramos importante que las
personas involucradas en estas actividades tengan
claros conceptos, creencias y actitudes con respecto
a los temas a tratar y valores éticos a impartir.
Prevención en ámbito de salud
Los programas preventivos en Salud Mental en
general y en TA específicamente, se orientan espe-
cialmente a áreas de atención primaria y comuni-
taria, que abarca a todos los profesionales en
contacto con niños, adolescentes y familias (pedia-
tras, médicos de familia, psicólogos, psicopedago-
gos, nutricionistas) siendo de vital importancia la
capacitación de los mismos en relación a signos y
síntomas para poder realizar la detección precoz
de estas enfermedades.
Metodología y técnicas
El aporte de múltiples modelos teóricos, permite
mayor efectividad y logro de los objetivos. Entre los
modelos más desarrollados se encuentran el de ha-
bilidades generales, vulnerabilidad no específica,
cognitivo social, disonancia cognitiva y aproxima-
ción educativa sobre alfabetización en medios.
Las técnicas que dan mejores resultados son en
general las interactivas, participativas y grupales,
pudiéndose aplicar en las distintas edades, va-
riando su modalidad de implementación en pre-
adolescentes, adolescentes, sus familias y
referentes escolares; pudiéndose aplicar para tra-
bajar sobre los tres ejes temáticos mencionados.
Alfabetización en medios. Los medios de co-
municación forman parte de nuestra vida y aun-
que los resultados de las investigaciones discrepan
respecto a la forma y magnitud de su efecto, es in-
dudable que éstos influyen sobre la manera en que
entendemos, interpretamos y actuamos en nues-
tra sociedad.
Actualidad Psicológica
El objetivo de esta técnica es decodificar e in-
terpretar los mensajes mediáticos, para poder de-
sarrollar capacidades y habilidades de análisis
crítico que permitan reducir su influencia nega-
tiva. Los mensajes abarcan la complejidad de los
ideales de belleza, lo permitido, la moda, mensajes
que estimulan y alientan cuerpos perfectos, por lo
que se trabaja con el cuerpo saludable, la acepta-
ción y respeto por las diferencias físicas individuales.
Presión en la “pertenencia” del grupo de pares,
modelos e influencias masivas. Comunicación
sobre hábitos alimentarios, valores sobre la nutri-
ción y el comer. Mensajes que afectan la autoes-
tima, y la confianza en sí mismos, actitudes de
crítica y bullying hacia otros.
Rol playing. El trabajo con esta técnica tiene,
como finalidad, la puesta en escena de temas co-
tidianos mediante la dramatización de situaciones
representadas por los participantes de cada acti-
vidad. Se utiliza en todos los ejes del programa,
para aprender a resolver situaciones que están a la
base de los TA, como son el fat talk, conflictos fa-
miliares, dificultades en la comunicación interper-
sonal, malos hábitos durante la alimentación en
familia, entre otros. Mediante estas dinámicas se
afrontan temas fundamentales como asertividad,
expresión emocional en sus diferentes modalida-
des, exposición a situaciones de riesgo y formas
de autocuidado, respeto hacia los otros, relaciones
interpersonales saludables, estilos de pensamien-
tos y sus consecuencias, identificación de pensa-
mientos negativos que deterioran la autoestima, con
elaboración de herramientas positivas, detección de
valores internos personales y de los otros.
Mindfulness. Esta técnica tiene un valor pre-
ventivo muy valioso, ya que posibilita una rápida
y efectiva regulación de emociones y sus formas
expresivas más adecuadas.
Favorece el conocimiento y aceptación de sen-
saciones físicas, el contacto con el propio cuerpo
desde un lugar de apertura y no-crítica, haciendo
un aprendizaje en la percepción corporal que fa-
vorece una imagen corporal saludable.
Se aplica en la alimentación especialmente
(mindfuleating), lo que posibilita mejor relación
con la comida, muy buen entrenamiento en nutri-
ción afectiva, comer como experiencia emocional,
mediante miradas, gestos, reconocimiento de gus-
tos, preferencias, recuerdos asociados a la comida.
Interocepción. Técnica que se utiliza en la ejer-
citación de la capacidad de procesar adecuada-
mente todos los estímulos sensoriales que
provienen desde el interior, dolor, hambre, sed,
siendo estos registros fundamentales para lograr
la autorregulación y una adecuada respuesta emo-
ción-alimento, entrenamiento en la percepción
corporal, imaginar y sentir distintas partes del
cuerpo, valorar la amplitud de cada parte del
mismo, verificar si es real o los demás lo ven dis-
tinto. Incluye también actividades que desarrollan
la capacidad para percibir y expresar emociones,
asertividad, aceptación de los aspectos personales
y del propio cuerpo, tolerancia a estados emocio-
nales negativos.
Talleres de expresión artística. Las diferentes
disciplinas artísticas, entre ellas el teatro y la
danza, permiten experimentar a través del propio
cuerpo, la relación con otros, la capacidad y
aprendizaje en la expresión emocional controlada.
Se crean situaciones personales y grupales, que
posibilitan la invención de nuevas estrategias para
resolver de manera más saludable situaciones de
estrés provenientes tanto de lo intra como lo in-
terpersonal.
Talleres informativos. Permiten lograr una
primera aproximación a los temas, brindando no-
ciones generales de TA, señales de alerta que pue-
den hacer sospechar un TA. Nociones sobre imagen
corporal, regulación emocional y nutrición afec-
tiva. No se realizan modificaciones significativas
en pensamientos, emociones, creencias e ideas
sobre el propio cuerpo. Son de carácter introduc-
torio y están dirigidos principalmente a profesio-
nales y docentes que trabajan con poblaciones
infantiles y adolescentes, pero están contraindica-
das para estos últimos, pudiendo provocar efecto
nocivo, ya que no están diseñadas con interacción
y seguimiento.
Trabajo específico con profesionales de la
salud. La elección de temáticas para cada capa-
citación, se hace de acuerdo al interés y necesi-
dad de detección temprana de signos de alerta y
factores de riesgo. El conocimiento de los prin-
cipales enfoques sobre las causas de los TA y
enfermedades asociadas. El abordaje en las dife-
rentes disciplinas y los alcances de cada una de
ellas en la prevención de estas patologías.
Trabajo específico con familias. Los temas cen-
trales que se abordan son cualidades afectivas que
poseen los hijos, protección versus sobreprotec-
ción, importancia de los mensajes que llegan a los
hijos desde ellos como autoridades, desde el en-
torno que los rodea (amigos, medios de comunica-
ción, escuela). Aceptación de la diversidad,
características positivas de la personalidad, estí-
mulo al esfuerzo. Específicamente para prevención
de TCA se abordan las propias creencias y valores
de los progenitores, que explícita o implícitamente
se transmiten a sus hijos, los prejuicios por el as-
pecto físico. Analizar críticamente medios de co-
municación y actitudes de nuestra sociedad hacia
el peso e imagen corporal. Toma de conocimiento
sobre alimentación emocional, los graves perjui-
cios de las dietas desequilibradas. Signos y sínto-
mas de TA, mitos e indicadores de riesgo,
consecuencias físicas y psicológicas. Formas de
prevenirlos desde la familia, realizando ejercicios
prácticos para la aplicación satisfactoria de habi-
lidades en situaciones que simulan aquellas que se
viven en su vida cotidiana.
Trabajo específico con docentes. Ejercicios de re-
gulación emocional en el aula, utilizando tono de
voz bajo, modulando el habla, realizando actividades
en forma pausada y en calma, expresando verbal y
no verbalmente cariño, cercanía, contacto, conexión.
Destacar algunas capacidades grupales que permiten
lograr mayor concentración. Actitudes y actividades
que mejoran notablemente los vínculos con los
alumnos y predispone a mayor desarrollo de la cre-
Mayo 2020 • Página 19
atividad, convivencia, exploración y aprendizaje. Ca-
pacitación en los ejes temáticos mencionados en re-
lación a vivencias concretas del ámbito educativo.
Trabajo específico con pre-adolescentes y
adolescentes.
Los componentes principales de los programas
preventivos dirigidos a esta franja etaria, se basan
en los modelos de:
“Entrenamiento en habilidades para la vida”,
enseñando a los jóvenes una variedad de estrate-
gias para un funcionamiento saludable en muchas
áreas de su vida. Uno de los dominios importantes
de las habilidades para la vida es la «competencia
social». Algunos elementos que se trabajan son:
sentido positivo de la auto-valía, confianza en la
propia habilidad para interactuar con la gente y
asumir nuevos desafíos, respeto a la diversidad y
valoración de los demás, desarrollo de empatía,
comprensión de situaciones sociales y compleji-
dades interpersonales, manejo del estrés y toma
de decisiones.
“Modelo cognitivo social” y “modelo cognitivo
conductual”, basados en programas preventivos
específicos para TA, donde el énfasis se sitúa en
los cambios de valores, actitudes, expectativas,
conductas y habilidades. En favorecer informa-
ción acerca de los riesgos asociados al seguimiento
de dietas restrictivas y la resistencia individual a
las influencias socioculturales no saludables.
“Modelo de alfabetización en medios”, debido
a que los medios de comunicación utilizan un
«lenguaje» complejo que tiene sus propias reglas,
su propia «gramática». La información que se
transmite no llega únicamente a través de la pala-
bra escrita, sino también por medio de imágenes
y sonidos, constituyendo un marco comunicativo
con una gran capacidad persuasiva y seductora.
La comunicación audiovisual utiliza un «len-
guaje» que requiere de un aprendizaje específico
del mismo modo que lo requiere el lenguaje es-
crito, resultando de extrema necesidad capacitar
a los pre-adolescentes y adolescentes en habilida-
des necesarias para que sean capaces de «leer» y
«escribir» en el lenguaje de las imágenes y los so-
nidos. Que se conviertan en personas competentes
para controlar la interpretación de lo que oyen o
ven, en lugar de que éstos los controlen a ellos, de-
sarrollar pensamiento crítico y que aprendan que,
aunque los medios habitualmente no reflejan la
realidad, sí muestran imágenes y transmiten men-
sajes que influyen en la manera en que vemos esa
realidad.
Conclusiones
Hay evidencia de que, en los últimos años, el
progreso significativo en los componentes de la
CURSO DE FORMACIÓN EN
PSICODIAGNÓSTICO
• Formación en Psicodiagnóstico Clínico
• Formación en Psicodiagnóstico Laboral
• Formación en Psicodiagnóstico Infantil
• Formación en Psicodiagnóstico Vocacional
• Supervision y asesoramiento en Evaluaciones
Psicológicas
Inscripción e información: psicodiagnostico@fibertel.com.ar
Visítanos en: www.angelfire.com/ak/psicodiagnosticoclinico.html
Página 20 • Mayo 2020
prevención específicamente para los TA, radica en
la clarificación de los factores de riesgo, innova-
ción de diseño, investigación de eficacia y efecti-
vidad y difusión de los programas. Los 10
artículos publicados en el año 2019 sobre Trastor-
nos alimentarios ilustran cuán complejo y exi-
gente es el campo de la prevención, con respecto
a la terminología, el espectro de intervención de
salud mental, las fases de desarrollo del programa,
la necesidad de intervenciones multidimensiona-
les y los requisitos metodológicos para ganar el
adjetivo preciado “Basado en la evidencia”.
Por otro lado, enfatizan la necesidad de au-
mentar la capacitación y conocimiento de los tras-
tornos alimentarios en profesionales de la salud y
en otras personas en condiciones de observar e in-
fluir en la salud mental, especialmente de niños,
adolescentes y sus familias. También afirman la
necesidad de mayor cantidad de programas orien-
tados a la comunidad, con la finalidad de aumen-
tar la conciencia social en autoridades y
dirigentes.
Estimulamos a todos los profesionales que, ac-
tualmente, y a los que durante muchos años han
apoyado, asistido y protegido a tantas personas,
especialmente niños, adolescentes y sus familias
que padecen o han padecido estas graves enferme-
dades, para avanzar y ahondar en la práctica de
acciones y en la profundización de investigaciones
en esta área. “Pre-venir o anticiparse a lo que va a
venir” contribuye a que, cada vez, haya menos
seres humanos afectados, menos familias angus-
tiadas, desorientadas y derribadas por el dolor y
la incertidumbre.
Trabajar en prevención de TA es, para los pro-
fesionales de la salud, el mayor éxito al que se puede
anhelar. Nuestra tarea pretende transmitir ánimo y
coraje para esta travesía, en el fortalecimiento de
factores protectores que requieren de una dosis de
osadía, para hacer el viaje hacia uno mismo, que
permita recuperar la mayor potencialidad de cada
paciente y la autoría de sus decisiones.
REFORCEMOS las 4 “C” de la prevención:
Concientización, Capacidad, Conexión y
Cambio (personal y social)
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204. doi: 10.1080/10640266.2019.1591837
Actualidad Psicológica
Trastornos Resumen
Este artículo tiene como objetivo principal descri-
bir la relación entre los trastornos alimentarios y la
moda (vestimenta). Por lo tanto, se ha llevado a cabo
alimentarios una revisión sobre los diferentes abordajes de la Psi-
cología Social sobre las percepciones de la imagen cor-
poral que surgen a partir de una valorización del
cuerpo “delgado”. Los autores aquí relatados abordan
y moda un problema social que emerge de una sociedad y de
un mercado que presenta la vestimenta direccionada
a los dictámenes de la moda. Es decir, prendas para
talles únicos. Se considera, que el sistema corporal y
de talles impuesto por el mercado y la sociedad son
Selediana de Souza Godinho factores de riesgo en relación con los TCA.
Introducción
L
os Trastornos de Conducta Alimen-
taria (TCA) a menudo se asocian
con el concepto de alteración de la
imagen corporal. En gran parte se
deben a insatisfacciones y preocu-
paciones que se reflejan en la búsqueda de una
adaptación social (Bruch, 1973; Losada et at, 2015).
Se destaca que los disturbios alimentarios no
tienen únicamente una naturaleza psíquica. Dife-
rentes estudios reafirman que enfermedades,
como, por ejemplo, la anorexia y la bulimia, tam-
bién se expresan como problemas sociales y que se
fueron construyendo históricamente a lo largo de
los tiempos. Además, son una cuestión de género,
que atañe principalmente a las mujeres que catali-
zan sus cuerpos en un ideal de belleza, marcado
por la delgadez, como un símbolo de salud, acep-
tación y éxito tanto personal como colectivo.
Luego, reflejan los valores e ideales sociales y cul-
turales (Hesse-Biber et at 2006; De Souza Go-
dinho, 2013; Losada et at, 2015).
En este escenario, están las tendencias dictadas
Mayo 2020 • Página 21
por una moda que tiene un lugar de relevancia en
los discursos de los medios sociales y actualmente,
muy presente en el entorno virtual.
Se percibe a una sociedad marcada por un
mercado que se alimenta de la pérdida de peso, las
dietas restrictivas, la llamada cultura “fitness”, las
cirugías plásticas y otros procedimientos estéticos.
Son presiones culturales que interfieren en la
construcción de la identidad de los individuos,
principalmente por el comercio de los productos
y servicios que exaltan una única imagen preesta-
blecida (Hesse-Biber et at 2006; De Souza Go-
dinho, 2013).
En esta línea de pensamiento, este ensayo
busca describir algunas investigaciones que rela-
tan a los Trastornos Alimentarios en el campo de
la moda, a partir de una revisión de la literatura,
se aborda la imagen corporal como un problema
social, donde la vestimenta es uno de los indica-
dores de los disturbios alimentarios.
1 - Cuando la imagen corporal se
convierte en un problema social
La imagen corporal, la preocupación por la co-
mida y el miedo de ganar peso son algunos de los
temas centrales en los TCA. Se observa una dis-
torsión y una incapacidad del individuo de reco-
nocer el tamaño real de su cuerpo (Losada et at,
2015; Losada y Zavalia, 2019).
Desde Bruch (1973) a los estudios contempo-
ráneos, los problemas de la imagen corporal son
retratados en los estudios de los TCA. Según el te-
órico los trastornos son el resultado de un proceso
psicológico que se desarrolla en el individuo y es
observado tanto en la percepción, como en la cog-
nición. Ocurre un problema que experimenta el
individuo al sobrestimar el tamaño de su cuerpo
y la falta de percepción de este.
Página 22 • Mayo 2020 Actualidad Psicológica

Se resalta el concepto de imagen corporal de
Schilder (1999), que considera que esta se cons-
truye a partir de 3 (tres) estructuras corporales: la
fisiológica, la libidinosa y la sociológica. De esta
manera, el autor comprende un conjunto de as-
pectos psicológicos y fenomenológicos en la rela-
ción del individuo con su cuerpo; hay una
interferencia en la estructuración de la imagen
corporal a partir de las experiencias y sensaciones
obtenidas en el campo social.
Específicamente, en el campo psicosocial, apa-
rece el aprendizaje cultural y social trasmitido, por
ejemplo, por la comunicación y las relaciones con
los demás. Por lo tanto, hay que analizar la imagen
corporal, también como un problema sociológico,
ya que existe una influencia social, consecuente-
mente, un impacto sobre como las personas van
construyendo a lo largo de sus vidas, la cuestión
de la apariencia, como se visten, como se alimen-
tan, entre otros aspectos. Es decir, desde su naci-
miento el individuo pasa por un proceso de
experiencia y actividad social, donde el modelo de
cuerpo se construye en la interacción y las expe-
riencias con otros cuerpos (Berger y Luckman,
1997; Schilder, 1999, Hesse-Biber et at, 2006).
Según Berger y Luckmann (1997), el problema
social es el resultado de un largo proceso de cons-
trucción. Prevalece una vez que los individuos
están inmersos en determinadas culturas y viven
una realidad continua, hasta que esta es interrum-
pida por alguna barrera, impedimento o dificul-
tad. Es lo que se observa en relación con una
imagen de un “cuerpo incierto”, siempre vigilado
y, si no alcanza el ideal, es punido y difícilmente
tolerado (Foucault, 1992; Felerico, 2011).
De esta manera, las personas en general se
sienten presionadas por un entorno que ofrece so-
porte a los que detienen una imagen corporal y un
tipo de alimentación ideal. Se construye un ima-
ginario social basado en los famosos, iconos feme-
ninos, delgados y con una apariencia que sigue la
“convención” de vida saludable. Este deseo es per-
meado por una imagen corporal única que
emerge en el contexto social y florece en los TCA
(Hesse-Biber et at, 2006; Felerico, 2011, De Souza
Godinho, 2013).
De eso se trata un cuerpo atormentado por los
dictámenes de la moda; una cultura narcisista que
va más allá de la condición física y se esculpe en
una sociedad que privilegia una estilización de la
imagen corporal. Se percibe un único cuerpo y es
para este que el mercado pretende brindar aten-
ción (Felerico, 2011; De Souza Godinho, 2013).
Las investigaciones evidencian el rol de los me-
dios en los disturbios de la imagen corporal y en
la alimentación. Garner et at (1980) abordan sobre
las presiones culturales en mujeres y su relación
con los TCA. Por medio de un análisis de los ta-
maños corporales (edad, altura, peso, busto, cin-
tura y caderas) de las modelos de la revista Playboy
y del concurso de Miss América de 1959 a 1978, los
autores llegan a resultados que indican que existen
normas implícitas en torno de una imagen corpo-
ral deseable, donde en 20 años de análisis hubo un
cambio, principalmente en los últimos 10 años, a
un patrón de tamaño más delgado.
Los trabajos avanzan a las presiones culturales
para bajar de peso, donde los cambios sociales se
concentran en una preocupación excesiva con las
normas de peso, principalmente, entre las mujeres
y las más jóvenes. Se destaca a Van den Berg et al
(2002) que proponen un modelo de estudio a par-
tir de 3 (tres) tipos de influencia en el desarrollo
de los TCA en mujeres: la familia, los amigos y los
medios; que inciden directamente en la cuestión
de la apariencia, es decir, en la formación de la
imagen corporal. Estos 3 (tres) influenciadores
tienen un rol determinante en la comparación so-
cial y son predictores exponenciales para la insa-
tisfacción corporal.
Castillo (2006) considera que la sociedad de
consumo es un factor de riesgo en los TCA, en re-
lación con la producción, los medios de comuni-
cación, publicidad, entre otros elementos que
transforman el individuo en un ser que necesita
atender diferentes demandas. Ya no es solo comer,
vestir, transporte, salud; también es necesario po-
seer determinadas marcas, que los posiciona so-
cialmente. Eso crea estereotipos y enfermedades,
como los TCA.
Goldenberg (2011), al investigar los cuerpos de
las mujeres y hombres brasileños, aborda sobre el
peligro de la “imitación prestigiosa” donde los in-
dividuos van construyendo sus cuerpos en la cul-
tura. Resalta el peligro de los TCA, donde la
enfermedad va ganando espacio como estilo de
vida, principalmente en las redes sociales virtua-
les, por ejemplo, en las paginas tituladas “amigas
de Ana”, “amigas de Mia” (exaltan la anorexia y
bulimia con tips de como fingir que están alimen-
tadas o puniciones en los casos de no alcanzar el
ideal de delgadez debido a la comida consumida).
Corrobora Behar A (2010) que, de algún
modo, el mercado occidental ha creado un men-
saje de delgadez “como valor axiomático, autén-
tico e irrefutable, como objetivo principal, como
modelo corporal a perseguir — muchas veces en
las pacientes anoréxicas y bulímicas” (p.321).

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Actualidad Psicológica
Gran parte son mujeres jóvenes que confunden
un cuerpo delgado con el éxito y la belleza. Hay
una búsqueda a todo costo en atender a las aspi-
raciones de una moda, principalmente del diseño
de indumentaria, que crea productos y servicios
para determinados patrones de siluetas corpora-
les. Mas allá de eso, la vestimenta ejerce el rol de
disimular o esconder.
Schilder (1999) destaca una serie de conductas
como la forma de comer, el tipo y/o frecuencia, la
vestimenta, entre otros, como factores de riesgo
en la composición de la imagen corporal. Para este
autor, en realidad, las personas usan máscaras,
como formas de camuflar el cuerpo y en este caso
son las prendas los medios de superar la rigidez
de la imagen corporal.
2 - El rol de la vestimenta en los TCA
Se observa que el impacto del patrón de
cuerpo delgado impuesto socialmente es indagado
por el individuo por medio de diferentes prácticas
para adelgazar, en ciertos casos con experiencias
que generan diferentes tipos de TCA. Principal-
mente para las mujeres, la delgadez es fundamen-
tal. Bajar de peso rápidamente buscando no solo
una apariencia “saludable” como el poder “estar a
la moda” o vestir “lo que está de moda” es parte
de la afirmación social (Hesse-Biber et at, 2006;
Behar A, 2010; Losada et at, 2015).
Mientras tanto, De Souza Godinho (2013) des-
cribe, en su investigación en el campo de la obesi-
dad, que el tema de la vestimenta es un elemento
importante también para los hombres que buscan
bajar de peso. La justificación es que no encuentran
prendas que les permitan actuar en el medio social.
No se puede descartar que los hombres también
presentan una insatisfacción y distorsión de la ima-
gen, principalmente cuando buscan que vestir.
Rosas (2010) declara que la sociedad contem-
poránea es “lipofóbica”; los individuos transitan
en una constante lucha entre las ganas de comer y
la búsqueda por adelgazar. Dentro de este escena-
rio prevalecen las demandas estéticas, con patrones
estrictos para que uno alcance la “vida plena”. Es
así con la vestimenta que progresivamente exhibe
a un determinado cuerpo. Lo producido enaltece
a las personas famosas delgadas en los medios de
comunicación y se traslada a la realidad social.
Explica Damico (2004) que las mujeres con
TCA anhelan un cuerpo libre de grasa, donde los
huesos sean expuestos y percibidos por los demás.
El autor destaca la cuestión de la edad, dado que
cuanto más joven, mayor el deseo de exhibir un
cuerpo de acuerdo con la moda. Eso implica usar
prendas como minifaldas y remeritas cortas
donde se refleja una imagen de extrema delgadez.
En un estudio con mujeres universitarias,
Trautmann et al. (2007) analizan el nivel de insa-
tisfacción corporal y la patología alimentaria. Los
autores aplicaron 3 (tres) tipos de herramientas
metodológicas: cuestionario de sustracción de la
imagen corporal, Bulimia Test-Revised y subescala
de insatisfacción corporal de clasificación de Tras-
tornos Alimentares. Los resultados alcanzados in-
dican que mujeres están más insatisfechas con sus
Mayo 2020 • Página 23
cuerpos tienden a comportamientos alimentarios insatisfacción con la imagen corporal en la pers-
desordenados y están más propensas a una preo- pectiva de las prendas (uniformes) de líderes de
cupación con la apariencia por medio de la vesti- hinchadas de los deportes norteamericanos. El es-
menta. El estudio destaca que la preocupación por tudio destaca una relación entre la presión de
la apariencia se remite a prácticas de evitar ciertos tener un cuerpo más delgado, una vez que los uni-
tipos de indumentarias, por ejemplo, prendas lar- formes exponen la imagen corporal. Luego se crea
gas, que hace que se vean gordas, o colores que re- un imaginario de delgadez competitiva, para pa-
saltan, el cuerpo. El propósito es de desviar la recer saludable y mejor presentado según el uni-
atención del peso y eso se advierte en el proceso forme que llevan.
de compra de vestimenta.
En resumen, la relación de la vestimenta con
En la misma línea de investigación, Traut- los TCA se consolida en una búsqueda por un pa-
mann-Attmann y Johnson (2009) observan la re- trón preestablecido de imagen corporal, alentado
lación de los comportamientos bulímicos con el por un mercado direccionado a atender a talles es-
interés por la moda. El estudio fue realizado con pecíficos, o sea, para personas delgadas.
universitarias de Estados Unidos. Entre los hallaz-
gos encontrando se destaca que los TCA y la com- Consideraciones finales
pulsión por la compra de prendas sugieren a
comportamientos comórbidos. Mientras tanto, no Esta revisión de literatura ayuda en los estu-
se observó una relación significativa entre el com- dios sobre la composición de la imagen corporal
portamiento alimentario desordenado y el interés en los TCA desde una perspectiva de un problema
por la moda o vestirse según las tendencias. Con- psicosocial muy complejo. Se observa que las re-
sideran las autoras que, en el grupo observado, la presentaciones sobre el tamaño del cuerpo y las
compulsión se relaciona más al acto de compra respuestas a partir de las experiencias sociales y
que a productos que mejoren a la apariencia. culturales compartidas son factores de riesgo en
Marín Cortés y Bedoya Hernández (2009) con- los disturbios alimentares.
sideran que los sistemas de peso corporal y la talla
de las prendas de vestir son indicadores de la ima- Se destaca que la insatisfacción con el cuerpo
gen corporal para las mujeres con anorexia y bu- se presenta en no poder seguir los dictámenes de
limia. Corroborando otros estudios, los autores una moda que enaltece un patrón especifico de
revelan que los criterios de elección están asocia- imagen corporal (delgado). Obviamente que no
dos al tamaño y no al gusto, tendencias o como- se descartan las razones psicológicas en la forma-
didad. No se descarta el rol del mercado, una vez ción del comportamiento alimentario, mientras
en las tiendas la mayoría de las prendas son de ta- tanto, el ideal de la moda afecta principalmente a
llas pequeñas. Esto genera en las mujeres el afán mujeres.
de alcanzar la imagen corporal que les permita
usar las prendas. Los estudios descriptivos en este artículo reco-
nocen que cuanto más joven mayor es la vulnera-
Torres-McGehee et.al (2010) observó el rol de bilidad y la exposición de las mujeres a un
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Página 24 • Mayo 2020 Actualidad Psicológica

Sumario I 495 imaginario social de cuerpo delgado, por eso, hay

un autocontrol excesivo del peso, como un medio
de alcance de belleza.
Específicamente en relación con las prendas, el
problema está más en seguir determinados estilos
de vida, que al uso estricto de la vestimenta. En
muchos casos, la preocupación con la imagen cor-
poral excede a una inquietud por vestirse bien. En
realidad, la vestimenta es un instrumento para ca-
muflar, disimular un cuerpo indeseable.
Se considera necesarios otros estudios que des-
criban la relevancia de las políticas sociales, como
la “Ley de Talles” y los aportes que pueden dar en
la cuestión de los TCA.
Investigadora en discapacidad
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responsabilidad de sus autores,
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13 Consideraciones acerca de los aspectos

clínicos, pronósticos y criterios de internación
de los trastornos alimentarios.
Manuel Vilapriño Duprat

16 Prevención de trastornos del

comportamiento alimentario.
María Estela Caccavo de Estefan
Colaboradores: Renzo Venturín, Noelia
Giorlando

21 Trastornos alimentarios y moda.

Selediana de Souza Godinho

Próximo número: Junio 2020

La escuela y su cotidianidad