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ENSAYO “EL PODER DE LO SIMPLE” DE LEO BABAUTA

INTRODUCCION

Este libro comienza su relato hablando de la tecnología, que en su constante desarrollo en el

mundo globalizado ha encauzado a la industria a confundir las mentes de las personas llevando a

estas a retomar sus conocimientos y estar en consultorías para estar al día y buscar ayuda con el

fin de entender lo que se hace complicado.

Se dice que la vida de los negocios no es tan complicada, lo que sucede es que existen muchas

personas que quieren complicar lo simple; es por eso que la única forma de combatir la

complejidad es siendo simple. Se dice que el problema radica en que muchos pensadores en su

afán de entender y explicarse, para que otros los oigan y admiren, se han dedicado a complicar

las cosas; Seguramente porque no estaban del todo seguros de lo que decían o porque, como no

podían explicar las cosas del todo, las explicaban de manera compleja y así suponían que

sonarían más interesantes.

Es complicado llegar a pensar que las cosas fundamentales de la vida son simples, sin

complicaciones. Pero el problema que vemos en esta sociedad es que queremos ser mejores que

los demás en todos los aspectos y esto nos lleva a llenar la vida en problemas de los que más

tarde no podemos salir, cuando seria sencillo muchas veces enfrentar nuestros compromisos, con

las consecuencias de nuestros hechos. a veces nos confundimos en hacer las cosas demasiado

largas y complicadas. Por esta razón debemos ser menos complicados y más simples para llegar
a ser más eficaces. Lo que está pasando en la actualidad es que muchas personas se dedica a

complicarse y tienden a confundirse ellos mismos, lo que debemos hacer es simplificar lo

confuso, no complicar lo simple. Esto es lo que hace mucha gente en vez de hacer las cosas lo

más simple posible, prefieren complicarse su vida y llegan a confundirse.

Este libro nos describe los siete tipos de temores más comunes en el ser humano que son: 1.

Temor al fracaso, 2. Temor al sexo, 3. Temor a la autodefensa, 4. Temor a confiar en los demás,

5. Temor a pensar, 6. Temor a hablar,7. Temor a la soledad. El temor que más me intereso fue el

temor a pensar ya que muchas veces dependemos de los demás para hacer o pensar algo e

ignoramos nuestras ideas y pensamientos que también son importantes. Nos convertimos en

personas dóciles y obedientes y seguimos con facilidad las sugerencias de los demás para

ahorrarnos el trabajo de pensar por sí mismos teniendo muy claro lo que queremos.

DESARROLLO

Vivimos en un mundo que se mueve tremendamente rápido, estamos saturados de

información, recibimos un sin fin de correos electrónicos, tenemos una larga lista de ocupaciones

y las exigencias de nuestra vida diaria nos lleva a tener una alta carga de estrés, que hace que

llevemos una forma de vida que quizás no sea del todo satisfactoria.

Leo Babauta nos propone la siguiente solución: poner límites a la cantidad de cosas que

consumimos y hacemos, seleccionando en cada jornada solamente aquellas tareas que van a tener
un mayor impacto en nuestra vida, para alcanzar nuestros objetivos personales y profesionales

sin el estrés de tener que hacerlo todo a la vez.

Hace algunos años, cuando John Sculley aún estaba al frente de Apple Computer, incluyó en

una de sus conferencias una frase que consideramos brillante: «Todo lo que hemos aprendido en

la era industrial se ha orientado a crear más y más complicaciones. Pienso que ahora, cada vez

más personas están aprendiendo que es necesario simplificar, no complicar. La simplicidad es la

máxima sofisticación». Por desgracia, Sculley no hizo mucho caso a sus propias palabras y

dedicó todo su esfuerzo a promover un producto demasiado complicado, el «Newton», que

Apple presentó como un «asistente personal digital». Nada de lo que hicieron con el Newton fue

simple. El producto fracasó, él fue despedido y Apple entró en crisis. Pero el señor Sculley tenía

razón en un punto. Una tecnología en constante desarrollo, unas comunicaciones cada vez más

rápidas, una economía global compleja y el ritmo de los negocios que se acelera sin parar, han

dado lugar a un entorno que está confundiendo las mentes de las personas. No es extraño que

haya cada vez más empresas que van de firma consultora en firma consultora, en busca de ayuda

o de claridad. Y que tantos ejecutivos estén volviendo a la escuela o lean todos los libros posibles

de autoayuda, intentando encontrar el camino del éxito. Lamentablemente, tampoco faltan

quienes estén dispuestos a aprovecharse de ellos. Bien, señoras y señores, los negocios no son

tan complicados. Lo que pasa es que hay demasiada gente dedicada a complicarlos. La forma de

combatir la complejidad es siendo simple. Es así de sencillo, sólo se trata de intentar simplificar

las cosas. Para explicarlo mejor y con la intención de analizar la situación desde una perspectiva

lo más amplia posible, miramos hacia atrás pensando que en un mundo mucho menos

complicado las cosas debían ser necesariamente más simples.


Inmediatamente nos dimos cuenta de que los pensadores e inventores significativos para la

humanidad han sido, sin excepción, admiradores y practicantes de la simplicidad. Desde Galileo

a Einstein, pasando por Copérnico o Newton, todos han sido personas casi obsesionadas por la

simplicidad. También la sabiduría popular, siempre con gran sentido común, ha alabado a la

gente sencilla. El verdadero problema es que, en su afán de entender y explicarse, para que otros

los oigan y admiren, muchos pensadores (en general, menos relevantes por su aporte al saber

humano) se han dedicado a complicar las cosas. Seguramente porque no estaban del todo seguros

de lo que decían o porque, como no podían explicar las cosas del todo, las explicaban de manera

compleja y así suponían que sonarían más interesantes. Tal vez una razón de lo ocurrido sea que

la era industrial se inicia y desarrolla gracias a una ciencia exacta: la física. A partir de allí,

cuanto más se aproximaban los estudiosos de cualquier otra disciplina a los principios y métodos

utilizados en física, más importantes se consideraban sus desarrollos.

En nuestro siglo, esta actitud de utilizar los métodos y teorías de la física clásica ha creado

mucha complejidad y confusión; especialmente en todo lo que tiene que ver con Ciencias

Sociales, aquellas que se ocupan de las cosas que tienen relación con personas. Y las empresas y

los mercados no son otra cosa que conjuntos de personas físicas, es decir, individuos de la

especie humana. De esta forma, los estudiosos de las Ciencias Sociales se han esforzado, para

ganar respetabilidad, en adoptar el paradigma cartesiano y los métodos de la física newtoniana

para todas sus explicaciones. Pero precisamente la aplicación de estos esquemas al estudio de

asuntos relacionados con seres humanos es totalmente inadecuada y, por tanto, los resultados se

han vuelto cada vez menos realistas y, al mismo tiempo, a veces tan complejos que nadie los

entiende. Ése es el defecto más grave de quienes se dedican al estudio de los fenómenos socio-

económicos en los que, naturalmente, hay que incluir la actividad de las empresas.
CONCLUSION

Este libro es una fuente inagotable de consejos y pautas para reducir el estrés, los excesos, una

mala gestión del tiempo, y para aprender a poner límites a la mayoría de las cosas que nos

impiden saborear nuestro día a día. Además nos propone un sin fin de hábitos saludables que

pueden ayudarnos a disfrutar más de nuestras vidas y sobre todo a simplificarla hasta límites

probablemente inimaginables para muchos. Si bien es cierto, es un libro tremendamente práctico

y por ello su lectura no tiene sentido si luego no se aplican al menos algunas de las pautas

expuestas

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