Vous êtes sur la page 1sur 17

Personalidad de García Lorca

Lorca fue un autor polifacético: Músico, orador, director de teatro, dramaturgo, pintor,
recitador de versos, etc. era un hombre de gran simpatía personal y gran atractivo. Se
contagiaba su forma de ser. Todos sus amigos le seguían, pues era la alegría de vivir en sí
misma. Según Jorge Guillén, el secreto de Lorca es que nunca perdió su imaginación
infantil, su intuición poética, típica de cada niño. Esto le da a su poesía una profundidad
humana y una gran autenticidad; al mismo tiempo, una visión del mundo que a veces
recuerda a los cuentos de la infancia. Se parece a Lope de Vega (1562-1635) en que intenta
con su arte de minorías expresar elementos válidos para toda la humanidad. Se entendía
muy bien con los niños, para los que escribió cuentos encantadores.

Pero por otra parte, hubo un Federico dolido y angustiado. En un día de triunfo, se retiraba
y, en la intimidad de la conversación, la idea de la muerte y de la angustia inevitable de
todas las cosas le obsesionaba. “Su corazón no era ciertamente alegre. Era capaz de toda la
alegría del universo, pero la alegría no era la fuente de su profundidad. Quienes le vieron
pasar por la vida como un ave llena de colorido y de optimista alegría, no le conocieron”
(Vicente Aleixandre).

Su terror por la sangre (“que no quiero verla”), su obsesión por lo negro, su pertenencia
mítica y a la vez voluntaria a la “Andalucía del Llanto”, la estructura sonámbula de su
lenguaje, su simbología mitológica definen a Lorca. La muerte es uno de los temas más
constantes de su obra. El amor fracasa y desemboca en la muerte, pero a la vez, la muerte –
como madre– tiene un sentido positivo: es la única posibilidad de unión verdadera con la
mujer amada.

OBRA POÉTICA

Impresiones y paisajes (1918)

Libro de prosas poéticas que se sitúa todavía dentro del Modernismo.

Libro de poemas (1921)

Recoge sus primeros poemas, influidos por Juan Ramón, Machado, Rubén Darío y


Salvador Rueda, pero las metáforas atrevidas ya revelan al Lorca posterior. Esta antología
es el libro de la crisis moral y religiosa del poeta, sus “Flores del mal”. Se notan las
influencias vanguardistas: arte deshumanizado, cubismo, etc.

Ya aparece el tema de la muerta, central en Lorca. Trata la muerte rehuyendo una mención
directa y aludiendo a ella a través de símbolos. El símbolopreferido para la muerte es la
luna. Latente al tema de la muerte está el deseo y la esperanza de la “muerte de la Muerte”:

La luna tiene dientes de marfil.


¡Qué vieja y triste asoma!

La luna le ha comprado

pinturas a la muerte.

En el poema Canción para la luna aparece la simbología mítica mezclada con símbolos


cristianos: Jehová símbolo del sol, enfrentado a la Luna, Verónica que reciba la luz del sol
y limpia la cara de Cristo. El sol es la vida, la luna es la muerte. La muerte no es
mencionada casi nunca directamente, sino a través del símbolo de la luna. La frecuencia
con que aparece este símbolo muestra el carácter obsesivo del tema para Lorca, la forma de
mencionar la muerte mediante símbolos muestra su carácter defensivo y contrafóbico.

La obra tiene grandes logros. Lorca comienza a mostrar la verdadera voz del poeta. El libro
carece todavía de la unidad que caracterizará a su obra posterior. Es sólo una antología de
los que el poeta consideró sus mejores poemas hasta la fecha.

Primeras canciones y Canciones (1927)

Escritos entre 1922-1924, fueron publicados en 1927.

Gerardo Diego ante esos poemas: “¿es esto poesía, pintura o música?”. El empleo de temas
infantiles sirve al poeta para recordar la infancia perdida y analizar, doloridamente, el
presente de adulto al que la pérdida de la inocencia ha dado lugar. La dimensión infantil da
a la obra un carácter juguetón y caprichoso, mezcla de belleza y fealdad. Hay en ella
vestigios dada, con gran dominio de la técnica de los métodos poéticos. Vacila entre la
vaguedad y la bruma, pero presagia ya la obra siguiente.

Adán es el símbolo del poeta que lucha entre vida y muerte: La fecundidad de la vida y la
esterilidad de la muerte. La muerte está simbolizada por la luna, que aparece recién parida
en alusión al mito de la fecundación de la luna por el sol. Es el mito mediterráneo: La luna
es fecundada por el sol y pare a la madrugada. En Egipto este mito era el de Isis (vaca
divina = luna), esposa de Osiris (Toro Apis). De la unión de Isis y Osiris nace la divinidad
Horus, el símbolo del niño divino que aparece en el poema Adán de esta obra de Lorca.

La luna está ligada en Lorca a la tradición de la influencia maléfica. La luna aparece ya en


la Biblia con sus maléficos efectos, causando ceguera. Existe la creencia que exponerse a la
luna puede llevar a la locura, convirtiendo al hombre en “lunático”. La luna ejercía sobre
Lorca una atracción especial.

En Canciones (1921-1924), tenemos dos poemas con el mismo título “Canción del jinete”.
Ambos tratan de la presencia de la muerte: En la luna negra de los bandoleros cantan las
espuelas. Caballito frío, ¡qué perfume de flor de cuchillo!

Aunque sepa de caminos, yo nunca llegará a Córdoba.


La muerte me está mirando desde las torres de Córdoba.

¡Ay, que la muerte me espera, antes de llegar a Córdoba!

Ante la muerte, el poeta quiere mantener comunicación con la vida: dejad el balcón


abierto. El nihilismo define la solución al problema de la muerte: Sol – Luna = lucha
permanente de Vida – Muerte, luego Nada:

Cuatro granados tiene tu huerto.

(Toma mi corazón nuevo).

Cuatro cipreses tendrá tu huerto.

(Toma mi corazón viejo).

Sol y luna. Luego...

¡Ni corazón ni huerto!

En otros poemas, Lorca ve la vida en la vida después de la muerte. El sentimiento de


inmersión en el cosmos y la continuidad del hombre con la naturaleza, incluso después de
la muerte, es el rasgo sobresaliente. La vida no se acaba, es continuidad, pero después de la
muerte. La muerte es condición indispensable de la continuidad de la vida.

En esta obra, Lorca se mueve en una simbología mítica universal o de tradición hispánica:
sol – luna – cuchillo – jinete. En el Poema del cante jondo, Lorca empleará el simbolismo
de la muerte en el folclore andaluz.

Romancero gitano (1928)

La obra es un conjunto de romances de apariencia tradicional, procedentes de la tradición


viva andaluza. Esta obra dio a Lorca una popularidad sólo comparable con las Rimas de
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870). La poesía de este libro no es para leer, sino para
recitar. No es poesía para intimidad, sino para un auditorio, lo mismo que el cante jondo.
Algunos poemas de esta obra ya revelan las aptitudes dramáticas de Lorca.

Es un ejemplo genial de poesía compuesta a partir de materiales populares, y ofrece una


Andalucía de carácter mítico por medio de unas metáforasdeslumbrantes y unos símbolos
como la luna, los colores, los caballos, el agua, o los peces, destinados a transmitir
sensaciones donde el amor y la muerte destacan con fuerza.

Lorca se suma a la corriente romancerista que, desde hace algunos años, mueve a poetas y
filólogos de la talla de Menéndez Pidal, García Gómez, Machado (que recogió y versificó
la leyenda de Alvargonzález en Campos de Castilla), Juan Ramón Jiménez
(que pronunciará conferencias sobre el romance como unidad poética del español) o
Unamuno, que en el mismo 1928 publica su Romancero del Destierro. Romancero
gitano  resulta de la asimilación de los procedimientos poéticos del Modernismo y la
Vanguardia sobre una base tradicional aplicada al primitivismo simbólico.

De los 18 poemas del libro, ocho tratan el tema central de la muerte y cinco el tema del
amor. El tema de amor – muerte es central en Lorca. La mayoría de estos poemas tienen
una propia anécdota que revela el tema central: vida – pasión (amor) – muerte en el mundo
gitano. En la obra hay una dialéctica entre el plano humano, anecdótico de la vida cotidiana
con su dimensión épica, y el plano metafórico, mítico y fabuloso constituido por los
elementos de la naturaleza cósmica y que colabora con la anécdota vital en la formación de
una nueva realidad. La continuidad ininterrumpida entre lo cósmico y lo humano, la
interacción de los planos de realidad cotidiana con la realidad mítica es lo que constituye el
mundo de Lorca.

La muerte la presenta Lorca como trágico fin épico. Todos los personajes alcanzan una
muerte trágica; los personajes pasionales (sol – amor – pasión) están dominados por fuerzas
fatales, oscuras, cósmicas (luna) que los llevan a la muerte (cuchillo).

Romance de la luna, luna

Este romane evoca, con sus repeticiones, canciones a la luna de tipo infantil tradicional. El
personaje central es la luna personificada como mujer: enseña lúbrica y pura sus senos de
duro estaño. La imagen tradicional de la muerte como mujer. La luna es mujer y simboliza
la muerte. Su figura es atrayente y siniestra al mismo tiempo. Primero atrae al niño hacia sí,
y lo aleja después con desprecio: Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado. La luna
representa el fatalismo de las fuerzas oscuras de la muerte que ya actúan sobre el hombre
desde niño.

El niño queda fascinado por la luna: El niño la mira, mira. El niño la está mirando. Y la
luna, en su baile y seducción, le hace su anuncio nefasto: Cuando vengan los gitanos te
encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. También los gitanos quedan
embrujados por la luna: Por el olivar venían bronce y sueño los gitanos. Las cabezas
levantadas y los ojos entornados. La repetición acústica evoca el efecto hechizador: El
niño la mira, mira, el niño la está mirando. Huye luna, luna, luna. El aire vela, vela.

La luz lunar embrujadora es la causante de la muerte del niño. Las metáforas fundamentales


sobre la luz de la luna son

La luna vino a la fragua con su polisón de nardos.

Y enseña lúbrica y pura, sus senos de duro estaño.

Harían con tu corazón collares y anillos blancos.


Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado.

Elemento común es la blancura y brillantez de la luna. Las metáforas anteriores, situadas en


orden progresivo, nos van revelando el desarrollo de la fábula:

Llegada danzante de la luna, con su estela de perfumes embriagantes.

Senos de duro estaño tras el perfil lúbrico de la desnudez femenina.

Collares y anillos blancos completan el elemento decorativo de la mujer.

La luna no se deja poseer, no se deja aprisionar: retorna hacia el cielo.

El sustrato rítmico del poema ayuda a fijar la atmósfera ritual que preside la muerte del
niño. El acompasado trotar de los caballos presta un movimiento rítmico al mítico
acontecer. La muerte del niño queda artísticamente expresada en una dimensión de
ritualismo en la cual convergen lo mítico-fabuloso y lo anecdótico humano, en una
estructura de correspondencias: elementos metafóricos, rítmicos, acústicos de polivalente
significado.

Romance sonámbulo

El amante de la gitana ha sido herido de muerte en sus correrías nocturnas. Pide al padre de
la gitana abrigo en su casa para morir decentemente. Pero el padre de la gitana está también
perseguido por la justicia y no dispone de su hogar. La gitana ha desaparecido de su lugar
de espera, donde siempre esperaba a su amante. Pero el poder embrujador de la luna y la
espera de su amante han sumido a la gitana en trance de ensoñación sonámbula. La gitana,
cansada de esperar a su amante, encuentra su muerte en misteriosa unión y fusión con la
luna. Los dos gitanos van dejando una huella de sangre. El amante de la gitana se desangra,
la gitana se la lleva la luna. Al final, con la total ausencia de la luna, todo retorna a su
estado normal primitivo. La peregrinación sonambúlica termina y estamos ante los mismos
versos del principio.

Prendimiento y muerte de Antoñito el Camborio

La amarga impotencia de Antoñito, valiente frente al mal, a la intriga y la cobardía.


Antoñito muere a manos de sus primos los Heredias, quienes le entierran en el pecho cuatro
puñales. La muerte tiene lugar al amanecer. En la misma hora en la que los primos
enterraban los puñales en el cuerpo de Antoñito, las estrellas clavaban sus rejones al
agua: Cuando las estrellas clavan rejones al agua gris.

El paralelo entre lo anecdótico y lo mítico-cósmico es aquí patente. Antoñito muere en


lucha estéril contra el mal, muere una muerte anti-mítica.

Muerto de amor
Romance cargado de melancolía, lleno de símbolos de muerte. En este poema tenemos la
simbología de la noche y los perros como símbolo la muerte. Lorca escribe (O.C. 468): “En
una nueva teogonía, el perro sería un ser de alma buena, hijo de un caballo fantástico y
de una virgen rara, pero al que la Muerte tomara para anunciar su triunfo sobre el hombre.
Y el perro fiel y amigo de los humanos sufriría enormemente, pero sería el heraldo genial
de la Pálida [luna = Muerte]. La Muerte llega y ordena cantar a los perros su canción. Ellos
no quieren obedecerla, pero ella les hiere con sus espuelas de plata invisibles y entonces
nace el ladrido, el aullido nocturno de los perros”. Los perros con su aullido nocturno
presagian, según la tradición hispánica, la inminente muerte de alguna persona.

Poema del cante jondo (escrito 1921, publicado 1931)

En 1922 organizó con el compositor Manuel de Falla, el primer festival de cante jondo, y
ese mismo año escribió precisamente el Poema del cante jondo,aunque no lo publicaría
hasta 1931.

El libro está estructurado sobre las coplas centrales del cante jondo andaluz, el flamenco
más genuino y de un profundo sentimiento que sale de lo hondo (“jondo”): Siguiriya, soleá,
saeta y petenera.

En el poema Canción de la madre del Amargo aparece de nuevo la simbología de la


muerte: sábana, cuchillo, cruz y luna:

La llevan puesto en mi sábana  / mis adelfas y mi palma. / Día veintisiete de agosto / con
un cuchillo de oro. / La cruz. ¡Y vamos andando! / Era moreno y amargo. / Vecinas, dadme
una jarra / de azófar con limonada. / La cruz. No llorad ninguna. / El amargo está en la
luna.

Viento, río abierto, camino abierto son símbolos de la comunicación. Lo abierto y el


horizonte lo son también. Las torres simbolizan, con sus veletas, el destino del hombre,
desde ellas se pueden disparar las flechas que causan la herida mortal. Las ventanas y los
ojos son otro símbolo de comunicación y su falta es símbolo de la muerte: Nadie pudo
asomarse a sus ojos. Los ojos son la expresión del mundo vital afectivo. La ausencia de
ojos significa la noche, la muerte: Su voz tenía algo de la mar sin luz. Cuchillo y farol son
otros símbolos de muerte. La falta de comunicación: muerte, silencio. El puñal o cuchillo es
el símbolo predominante de la muerte: Los cuchillos hacen que Andalucía tenga “largos
caminos rojos”.

En esta obra, Lorca hace uso abundante de los símbolos, la obra tiene una estructura bien
trabada y una unidad de tono.

Tierra y Luna (1935)
Lucha agónica entre vida y muerte, tierra y luna. Diana, como diosa lunar, es símbolo de la
muerte. Tranquila aceptación de la muerte.

Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935)

Es una elegía compuesta al morir ese torero intelectual, amigo de muchos de los poetas de
la generación de Lorca.

Compuesta en las cuatro partes en las que la retórica clásica dividía el lamento fúnebre ("La
cogida y la muerte", "La sangre derramada", "Cuerpo presente", en la que se transparenta la
influencia de las Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique, y "Alma ausente").
Es una de las más bellas elegías de la poesía española de todos los tiempos. Quizás la obra
poética cumbre de Lorca. Este poema es la expresión más alta de la lírica de la muerte en
Lorca.

Toda la interacción entre el plano de la anécdota y el plano mítico-cósmico del Romancero


gitano la tenemos aquí en resumen de nuevo: El toro se confunde con la luna (vaca), el
torero muerto como víctima propiciatorio que con su sangre apacigua la divinidad. La
sangre de la víctima pasa a ser parte integrante de la divinidad, convirtiéndose la cabeza del
torero en “oscuro minotauro”. El ritualismo de toda la ceremonia está subrayado por la
repetición continua de “a las cinco de la tarde”, la hora en que da comienzo puntualmente la
corrida.

Seis poemas galegos (1935)

Auténtico experimentos lingüísticos en los que son palpables las influencias de la lírica


medieval galaico-portuguesa y de Rosalía de Castro.

El diván de Tamarit (1936)

Colección escrita en 1936, de carácter orientalista en su forma pero profundamente


vanguardista en su lengua, todo ello al servicio de la angustia desbordante del poeta y de su
cantar a un amor no comprendido. Son versos cercanos al contenido de las obras dramáticas
de signo vanguardista, singularmente El Público.

Poeta en Nueva York (escrito 1929-1930, publicado 1940)

Los poemas que componen este libro fueron escritos durante la estancia de Lorca en dicha
ciudad en 1929 y completado en 1930. Reflejan el choque brutal con el mundo industrial
moderno. Estos desolados poemas fueron editados después de la muerte del poeta. Se ha
sugerido que la selección y ordenación de los textos no refleja la última voluntad del autor.
Fuera de toda duda queda el mensaje de los poemas: constituyen una condena total de
diversos aspectos de la sociedad norteamericana: las desmesurada importancia del dinero;
la esclavitud económica y social de la raza negra; la corrupción del cristianismo; el olvido
de la madre tierra y del reino animal; la cruel indiferencia de la sociedad hacia el
sufrimiento del individuo. La vida se reduce a “cieno de números y leyes”, “juegos sin arte,
sudores sin fruto”. Poeta en Nueva York es el primer libro de Lorca que contiene una
sostenida protesta social. Está narrado casi totalmente en primera persona.

Es un libro turbulento, en el que Lorca adopta la forma surrealista para expresar su agrio
desdén por la vida americana.

Gran ciclo profético y metafísico en el que el autor apuesta por los oprimidos, sin dejar de
sacar a relucir sus obsesiones íntimas. Recurre a un lenguaje abiertamente surrealista que ya
había aparecido en el Romancero Gitano, pero que esta vez pasa a ser
el elemento fundamental del libro.

Estos poemas expresan el horror ante la falta de raíces naturales, la ausencia de una
mitología unificadora o de un sueño colectivo que den sentido a unasociedad impersonal,
violenta y desgarrada.

Este último poemario se encadena con la producción dramática del autor en su rechazo de
lo inauténtico y en su anhelo de pureza. Corresponde al paso deLorca de la poesía a una
preocupación mayor por el teatro.

Sorprende de repente en este libro el cambio radical del mundo de Lorca. Hasta ahora
habíamos visto la interacción del hombre y el cosmos, la inmersión del hombre con su
anécdota diaria en las fuerzas primarias de la naturaleza mítica, que le acompañan como el
coro en la tragedia griega a los personajes. En Poeta en Nueva York tenemos un mundo
subconsciente negativo, lleno de rechazo total del mundo ambiente; la muerte interior del
alma, la ausencia de vida; es un universo vacío de ese trasfondo mítico; es el hombre
moderno de la técnica, que no vive integrado en el mundo cósmico. Los símbolos de este
libro no son los de las obras anteriores, son símbolos del mal y la muerte: ortigas, serpientes
venenosas, musgo (la Bolsa es una Pirámide de musgo). Es un mundo vacío, estéril, donde
falta la dinámica de amor-pasión-muerte mítica. Un mundo vacío, privado del trasfondo
mítico. Un mundo “asesinado por el cielo”.

Aparece un poco de nuevo el mito de las obras anteriores en el poema Vaca: El mito de la


vaca cósmica. Pero ahora vemos una actitud antimítica. Ya no es el hombre englobado en el
mundo mítico-cósmico, sino el hombre interesado solamente por sacar provecho subjetivo
al mundo, el hombre que quiere dominar la naturaleza con su técnica.

Asistimos al sacrificio de la figura mítica y su total hundimiento dentro de los símbolos


negativos. La luna aquí es una vaca sacrificada por el niño para ser comida, y no la
divinidad embrujadora y sedienta de sangre humana. Del mundo cosmocéntrico de las
obras anteriores pasamos al mundo antropocéntrico del hombre que somete a la naturaleza.
La ausencia del mito se revela en la ausencia de lo vital, total carencia de vida en el
ambiente que rodea al poeta. Los símbolos míticos de las obras anteriores se encuentran
ahora en seco, muertos, oxidados, desfigurado su primario significado. El símbolo del
caballo es ahora negativo, se encuentra en las tabernas asociado a los borrachos. Las vacas
son ahora las vacas antimíticas de los establos. Uno de los más claros símbolos negativos
de esta obra son las hormigas, que “atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos
de las vacas”. La humanidad marcha al encuentro de símbolos destructores. Los símbolos
antes acogedores son ahora símbolos de la muerte como destrucción.

La pérdida de sí mismo en este mundo moderno la expresa Lorca en la multiplicación de


rostros (fragmentación de la identidad, despersonalización total de la técnica): “Tropezando
con mi rostro distinto cada día”, “mi dolor lleno de rostros”, “tus quince rostros”.

El traje representa la uniformidad externa y la pérdida del ser interior. El símbolo de la


hierba es un precario resto del mundo natural vegetal, tan fuerte en las obras anteriores. El
acto amoroso tan lleno de dramatismo cósmico en otros poemas, no tiene aquí sentido:
“la angustia de un triste mundo fósil, que no encuentra el acento de su primer sollozo”. Los
“perros equivocados”, la hormiga, son todos símbolos de la desorientación y la destrucción.

Todo está previsto, todo está marcado, en un mundo de provecho y de dominación técnica
exterior. El hombre se halla en silencio, incomunicado, separado de su mundo de ecos
naturales e inmerso en un mundo de “ruidos caóticos”, de estruendo metálico. El impulso
del hombre por llegar a ser queda ahogado por el asedio de los símbolos negativos que lo
aniquilan: No hay más que un millón de herreros forjando cadenas para los niños que han
de venir. Los símbolos negativos aniquilan todo “ante la tierna protesta de los astros”: Las
criaturas de la luna huelen.

El que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas

al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

La danza de los negros es el único símbolo de victoria sobre el mundo de los blancos, pero
es una danza sobre ruinas. El poeta ser despide de Nueva York. El poema final Son de
negros en Cuba es el retorno al mundo mítico-metafórico.

Suites (publicado 1983, escrito en los años veinte)

Sonetos (publicados en 1981)

Sonetos del amor oscuro (1983)

OBRA DRAMÁTICA

Mi teatro es nocturno, lunar e infantil.


La actividad dramática de García Lorca hay que entenderla dentro del proceso de
rehumanización de la literatura que, tras las aventuras de la vanguardia y el
neopopularismo, va a llevar al compromiso humano (a veces también político) del poeta
con su tiempo. Para responder a ese deseo de comunicación, el poeta pospuso la labor
solitaria de los versos a la mayor comunicación del drama.

El teatro de Lorca es, junto al de Valle-Inclán, el más importante escrito en castellano


durante el siglo XX. Es un teatro de una gama muy variada con símbolos o personajes
fantásticos como la muerte y la Luna, lírico, en ocasiones, con un sentido profundo de las
fuerzas de la naturaleza y de la vida.

Lorca: “Hay que volver a la tragedia. Tiempo habrá de hacer comedias y farsas. Mientras
tanto, yo quiero dar al teatro tragedias. En este momento dramático del mundo, el artista
debe llorar y reír con su pueblo. Hay que meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a
los que buscan las azucenas.” Lo primero que hay que decir del teatro de Lorca es que es un
teatro poético. El tema central de la producción dramática de Lorca es la realidad
sicológico-social de la mujer española.

 
Amor frustrado
Deseo imposible   Realidad social
Libertad individual contra Autoridad del grupo social
Amor-pasión Honra y convención social
Instinto, imaginación, Orden, tradición, realidad
individuo colectiva
     

La zapatera prodigiosa (1930)

Obra de ambiente andaluz que enfrenta realidad e imaginación. Lorca afirmó de esta que
era una farsa al modo clásico y que en ella se trataba de retratar el arquetipo femenino en la
protagonista. La zapatera representa a todas las mujeres, es el arquetipo de la ilusión
insatisfecha. Representa la lucha de la realidad con la fantasía: “entiendo por fantasía todo
lo irrealizable” (Lorca).

Argumento: La zapatera, joven mujer, se casa con el zapatero, mayor que ella. Ella se casa
por pobreza, él se casa por soledad. La joven zapatera atormenta a su marido con su mal
carácter hasta que él decide abandonarla con el consiguiente disgusto de la joven que se
dedicará a esperarlo hasta que vuelva para recibirlo entonces con los brazos abiertos.
La zapatera muestra una agresividad enorme, están siempre en lucha contra “los otros”, los
vecinos, las “lenguas largas”, que son para ella un testimonio de su matrimonio de
conveniencias. La violencia de la zapatera contra su marido tiene cierto aspecto de
resentimiento histérico. Pero al final, ella se alía con el marido, lo acepta para luchar contra
el coro de vecinos y vecinas, “la masa del pueblo que la circunda como un cinturón de
espinas y carcajadas”. Los “otros”, por serlo, son lo extraño y ajeno. La zapatera vive en
oposición al marido (“cállate, largo de lengua”) y a los otros, los vecinos (“callarse, largos
de lengua”).

Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)

Aborda el problema de la solterona española, algo que también aparece en La casa de
Bernarda Alba de 1936. Es un verdadero canto a la soledad y al amor.

Se trata de la vida mansa por fuera y requemada por dentro de una doncella granadina que
poco a poco se va convirtiendo en esta cosa grotesca que es una solterona en España. Doña
Rosita ve pasar la vida por delante de su fidelidad constante al recuerdo de un amor que la
ha olvidado.

Cada jornada de la obra se desarrolla en una época distinta. Doña Rosita tiene veinte años:
polisón, carnes, sombrillas de colores. Tiene en sí la esperanza del mundo. En el segundo
acto es mil novecientos: modernismo, primeros automóviles, exposición de París. Plena
madurez de la carne en Doña Rosita. A sus encantos asoma una cierta marchitez ya. Tercer
acto: mil novecientos once: falda aeroplano. Tiene Rosita cerca de medio siglo. Senos
lacios, brillo lejano en los ojos, ceniza en la boca.

Es un poema para familias, dijo Lorca. “¡Cuántas damas maduras españolas se verán
reflejadas en esta obra! Es el drama de la cursilería española, de la mojigatería, del ansia de
gozar que las mujeres han de reprimir por fuerza en lo más hondo de su entraña
enfebrecida. He aquí la vida de mi Doña Rosita. Mansa, sin fruto, sin objeto, cursi... ¿Hasta
cuándo seguirán así todas las Doña Rosita de España?” (Lorca)

El deseo malgastado y la frustración se convierten de nuevo en el tema central del teatro


lorquiano.

Trilogía dramática de la tierra española

Son tragedias en el ambiente rural, donde se aúnan mitología, mundos poéticos y realidad:
"drama de mujeres en los pueblos de España". Bodas de sangre yYerma son los dos
primeros dramas de esta trilogía, cuya última obra sería La destrucción de Sodoma o las
Hijas de Loth, obra que no llegó a escribir el autor. Lorca comenta el argumento así:
“Jehová destruye la ciudad a causa del pecado de Sodoma y el resultado es el pecado del
incesto. ¡Qué lección contra los decretos de la justicia! Y los dos pecados, ¡qué
manifestación del poderío del sexo!”
Aquí tenemos los temas de las tragedias lorquianas: El orden social intenta dar al instinto
natural un cauce antinatural. El principio de libertad contra el principio de autoridad.
Impulso contra represión del mismo. El orden social, la autoridad y la convención matan el
deseo, la libertad, la pasión individual, al final queda el amor frustrado. Los personajes
buscarán huir de la insatisfacción que sienten en su papel social. La búsqueda les llevará a
la tragedia.

Bodas de sangre (1933)

El tema es la fatalidad de un amor irreprimible y prohibido. La fatalidad del héroe (la


Novia), comentada por el coro (la Madre) y llevada a cabo por el instrumento fatal (el
cuchillo). La obra parece la descripción litúrgica de un sacrificio. La Luna y la Muerte
intervienen como símbolos de la fatalidad. La anécdota está aquí, como en las poesías de
Lorca, envuelta en el mundo mítico-cósmico. El esquema de la obra se podría representar
así:

MADRE del novio


el NOVIA LEONARDO
NOVIO
PADRE de la Novia

El eje vertical es el pasivo, el horizontal es el activo. La novia en el cruce es la actividad y


la pasividad, el objeto de la pasión de los dos hombres.

Argumento:

La Madre, que ha perdido a su hijo mayor y a su marido por rivalidades con otra familia,
tiene miedo que le pase lo mismo a su único hijo superviviente. Sin embargo, cuando la
Novia de su hijo es secuestrada por un contrincante y rival, incita a su hijo y lo presiona
para que persiga a su rival, sabiendo que así morirá. La Madre: “Lo importante es que
quede aniquilado el semem del enemigo”.

La obra comienza con la rivalidad entre la Madre y la familia de Leonardo. La Madre


cuenta el pasado sangriento de las dos familias y con ello mete a su hijo trágicamente y a
Leonardo en el conflicto anterior, como herederos fatales de un conflicto de clases. La
Madre comenta la boda entre el Novio y la Novia, e insinúa la antigua relación amorosa
entre la Novia y Leonardo. La escondida y no vencida pasión de Leonardo por la Novia es
el motor de la acción. El Padre y la Madre conciertan la boda de los Novios: “Mi hijo la
cubrirá bien. Es de buena simiente”. “Mi hija es ancha y tu hijo es fuerte”. El universo de
las dos personas es reducido así a puro sexo reproductivo. El sexo está visto aquí solamente
en función de la procreación familiar, lo mismo que los detalles sobre el aspecto
económico. La función de hombre-mujer queda limitada a la de fecundidad –fecundación
viril; lo propiamente humano, la comunicación, el sexo como comunicación o expresión del
amor no existe. No hay intimidad, no hay ternura; los personajes están sujetos a las fuerzas
irracionales telúricas, como el animal o el vegetal. La sociedad no es vínculo ni medio de
cohesión, no es el medio en el que se realiza la comunicación interindividual, sino muro,
laberinto, cerco.

La Novia, arquetipo de la mujer lorquiana, calla y se quema. Está encerrada en su pasión


por Leonardo y no piensa en el Novio. La Novia, antes de la boda, reprime orgullosamente
su pasión no puerta por Leonardo; por mandato social, renuncia a su pasión. Se siente
arrastrada por la pasión como por un “golpe de mar”. La boda con el Novio significa la
salvación contra esta fuerza fatal del sexo-pasión; la boda es para ella la promesa no de
felicidad erótico-sexual, sino de “hijos, tierra, salud”. Pero al final del segundo acto, la
Novia y Leonardo se fugan, con lo que quedan arrastrados por la fuerza del amor, por la
fatalidad. En su fuga aparecen la Luna y la Muerte, los elementos míticos que desde arriba
siguen la anécdota cotidiana. Leonardo (ya casado) y la Novia (que se va a casar) se hacen
reproches de no haber realizado su amor.

Después de la ceremonia en la iglesia, la Novia se muestra sombría y reservada. La mujer


de Leonardo anda buscando a su marido; la Novia se excusa que quiere descansar un rato.
De repente todos preguntan por la Novia: ha desaparecido con Leonardo. La Madre del
Novio incita a éste a perseguir a caballo a los dos fugados.

Acto tercero: Tres leñadores hablan en el bosque sobre el destino que espera a los amantes,
que los matarán. Los Leñadores creen que al salir la luna losmatarán. Sale la Luna y los
Leñadores se dirigen a ella en exclamaciones líricas. La Luna desaparece por un momento
y sale la Mendiga. Nuevamente sale la Luna y entabla con la Mendiga un diálogo que
manifiesta complicidad: los amantes no se escaparán. Aparece el Novio en búsqueda de los
fugados. La Mendiga le señala el camino. Los Leñadores piden a la Muerte que no deje
derramar la sangre. Se ve un vivo resplandor de la Luna, se oyen dos gritos desgarrados que
indican la consumación de la tragedia.

Último cuadro: Dos muchachas devanan una madeja roja a la que cantan una canción. Una
niña pregunta lo que pasó en la boda. Las gentes regresan de la boda. Llega la Mendiga y
las muchachas le preguntan; dice que los vio y que ya llegan. La Madre reprende a una
vecina porque está llorando. La Madre confiesa su dolor, pero sin derramar lágrimas. Entra
la Novia, dice que ha venido a que la maten, pero quiere dejar constancia de su honor sin
mácula. Se ofrece una vez más en holocausto, pero la Madre la deja sola. La Mujer, la
Madre, la Novia y las Mujeres entonan canciones líricas con alusiones a los muertos. La
Madre y la Novia recitan al final la canción del cuchillo. Los dos rivales mueren. La Novia,
la Madre y la Mujer quedan al final como figuras trágicas, solas para toda la vida. La
Madre sin su hijo, la Novia sin su amante y la Mujer sin su marido. La justicia social venga
el orden violado.

La Madre y la Tierra: La Madre es un personaje principal en esta tragedia. Ella abre la obra
en diálogo con el Novio y la cierra en diálogo con la Novia. La Madre habla por la voz de
la especie, miedo a perder a su hijo, al ver la navaja. La Madre representa la perpetuidad de
la especie, la simiente y la siembra. La boda representa el ciclo fertilizador de la Tierra, que
periódicamente se renueva. Para la Madre la boda es el día de la “roturación de las tierras”.
Riqueza es sembrar para recoger, tener niños y perpetuar el “tronco familiar”. Carecer de
niños es ser pobre. La Madre es tierra fértil que ya ha cumplido su función; la Novia es
tierra lista para cumplir la función de la procreación.

El Hombre y el Cosmos: La Madre representa la Tierra; el Hombre, lo Vegetal. El Hombre


es identificado con el Cosmos a través del árbol y del río, y a través de la Luna. La Luna
pide sacrificios humanos. La presencia de la Luna lleva al derramamiento de sangre,
al sacrificio propiciatorio.

La Sangre y la inclinación: El vocablo está dotado de polivalencia. La sangre derramada se


opone a la sangre contenida que lleva en sí el germen de la inclinación. Ser de buena sangre
es ser de buena casta, ser de familia numerosa. La sangre es simiente, garantía de
procreación: “Sangre. Eso es buena casta. Tu abuelo dejó a un hijo por cada esquina. Eso
me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo”. Mala sangre es mala hierba. Pero en la
sangre está también el enigma de la inclinación, fuerza poderosa del amor. La inclinación
lleva al camino de la sangre, al destino. La inclinación se confunde con el misterio del sino.
Ante la fuerza de la inclinación, toda lógica es inútil. Con la reproducción, el hombre debe
seguir el movimiento de los astros, cumplir el ciclo ciego que le da el destino.

Con la boda la Madre quiere asegurar la descendencia, después de haber perdido por
muerte violenta a su marido e hijo mayor. El Novio actúa cumpliendo el deber de la honra,
Leonardo es arrastrado por la pasión, por la inclinación. La Luna se presenta ávida de
sangre. La actitud estoica final del madre parece evasiva, quiere ignorar la tragedia, quiere
evitar el desprecio social. La fatalidad impide que dos seres que se aman puedan unirse. La
unión está en función del interés: posesión, riquezas, niños para asegurar la descendencia,
prestigio social y orgullo de mostrar la potencia procreadora. Casarse significa para la
mujer encerrarse entre paredes: “Casarse es un hombre, unos hijos y una pared de dos varas
de ancho para todo lo demás”. Casarse de este modo es no salir del seno y dominio de la
madre. Sólo la pasión rompe el cerco de la prisión solitaria. Pero hay una temática que se
repite en Lorca: La muerte del hombre antes de poder realizar el acto sexual, antes de poder
consumar su pasión.

Yerma  (1934)

Es esta una verdadera tragedia al modo clásico, incluido el coro de lavanderas, con su
corifeo que dialoga con la protagonista comentando la acción. Lorca insistió en
que Yerma no tenía argumento, que era una tragedia con un solo tema: un carácter en
progresivo desarrollo. El desarrollo del carácter de Yerma se ve en el paso del tiempo.

En el Acto I, Yerma lleva dos años y veinte días de casada. En el Cuadro II, lleva tres, y en
el Acto II lleva cinco. Yerma lleva varios años casada y no tiene hijos. Comienza a inculpar
al marido. Primero cree que estará enfermo y que le debe cuidar. Luego sospecha que
quizás no lo quiera como hombre, no sienta atracción sexual hacia él, pues “mi padre me lo
dio y yo lo acepté”. Ahora se entera que entre el hombre y la mujer debe haber amor, un
sentimiento corporal, y se da cuenta que eso lo sintió cuando Víctor una vez la tomó por la
cintura. Víctor, y no Juan, la hizo temblar como hembra. Ahora cree Yerma que Víctor
hubiera podido fecundarla, que los hijos vienen solamente cuando hay atracción sexual.

En el marido Yerma solamente buscó al padre, y no al hombre; por eso no siente atracción
sexual por él, esa atracción que sí siente por Víctor. Cuando Yerma está con Víctor, que es
pastor, cree oír la voz de un niño que llora. Las lavanderas hacen de coro. Unas echan la
culpa a Juan, otras a Yerma. Ahora aparece el tema del honor. La distinta concepción del
honor separa y opone a Juan y a Yerma. Yerma siente la esterilidad como una humillación,
pues sólo ella es la excepción a la regla general de la Naturaleza. Busca la fecundidad
apelando a la magia. Juan le dice en la escena final que él es feliz sin hijos, y ella debiera
resignarse a no tenerlos. Entonces es cuando Yerma le aprieta la garganta y lo mata. Ahora
se da cuenta que ha matado a su hijo.

Yerma es la mujer educada para casada; su única realización es dar hijos. Solamente al
charlar con las viejas entendidas se da cuenta que existe algo así como el amor sexual. Lo
descubre en el amigo de juventud Víctor. Pero ella se casa, cumpliendo la orden paterna,
con un hombre que le puede dar seguridad, un hombre trabajador y ahorrador. Al descubrir
el fracaso, no se atreve a saltar la norma social, la convención, el honor, y buscar los hijos
con Víctor. Al final mata a Juan y con ello toda posibilidad para ella de realizarse como
mujer.

La casa de Bernarda Alba (1936)

Esta obra es el testamento dramático de Lorca, escrita pocas semanas antes de ser
asesinado. Es la obra maestra de su teatro.

La protagonista se llama Bernarda Alba (del latín “albus”, ‘limpio’, ‘blanco’). La acción
transcurre en un espacio herméticamente cerrado, y está enmarcada por la primera y última
palabra que dice Bernarda Alba: SILENCIO. Entre el primero y último silencio impuesto
por la voluntad de Bernarda Alba se desarrolla el conflicto entre las dos fuerzas: el
principio de autoridad, honra y respeto a la convención social de Bernarda Alba y el
principio de libertad, de realización pasional de las hijas. Bernarda tiene una moral fundada
en preceptos negativos, limitaciones y constricciones. Miedo al “qué dirán”, del que hay
que defenderse aislándose, encerrándose, guardando silencio. Bernarda es la hembra fría,
tirana y cruel, llena de poder absoluto que niega la realidad de la existencia de los demás
con sus individualidades y deseos propios.

Frente a este instinto de poder se opone, como fuerza conflictiva, otro: el sexo. Sexo tan
ciego en su elementalidad como el instinto de poder. Las cinco hijas de Bernarda Alba
encarnan el instinto carnal es su más pura y primitiva forma. Frente a ellas está su madre,
llena de poder, de dureza, amante del orden social, de la honra, del respeto al “qué dirán”.
Bernarda domina a sus hijas ante las que se siente superior. Defiendo con orgullo la fachada
de limpieza y de honra de sus hijas y de su casa. Al enterarse de que su hija menor tiene
relaciones sexuales con el novio de la mayor y que por eso se suicida, Bernarda declara:
“La hija más joven de Bernarda Alba ha muerto virgen”. Es el tributo a la moral de una
aldea, donde el “qué dirán” es la norma social. Una aldea, donde la casa de Bernarda Alba
se convierte para las jóvenes hijas en una verdadera prisión.

Ante la autoridad y la férrea ley de Bernarda solamente caben dos posturas: La locura
(María Josefa) o el suicidio (Adela). Son dos formas límite de rebelión. Las palabras de
Bernarda cierran este mundo hermético para siempre:

La hija menor de Bernarda Alba ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he
dicho! ¡Silencio!

Todas las hijas conocen la verdad, pero a quién gritarla. Están encerradas, presas de ese
mundo tiránico de la madre, de la convención social. Sólo una, lahija menor Adela, intentó
realizar su pasión personal y lo pagó con la muerte. “Es el drama de las mujeres de los
pueblos de España”, dijo Lorca.

Junto con la figura de la protagonista, destaca la serie de retratos femeninos que realiza el


autor, desde la propia Bernarda hasta la vieja criada confidente de todas (La Poncia), la
hermana amargada y envidiosa (Martirio) o la abuela enloquecida que se opone a la tiranía
de Bernarda.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

http://hispanoteca.eu/Literatura%20española/Generación%20del%2027/Federico%20García
%20Lorca%20-%20Vida%20y%20obras.htm

BUSCARLO http://www.slideshare.net/jlajo/simbolismo-y-modernismo

Vous aimerez peut-être aussi