Juan Sebastián Moreno Castro Recuperación de la historia oral El texto es un articulo para la presentación de una ponencia en la edición No. X de las jornadas interescuelas de historia en Rosario, Argentina(Gómez & Miranda, 2005). El documento hace una recopilación de varios postulados sobre el tratamiento, la vigencia y el debate metodológica alrededor de la historia oral para finalmente mostrar estas discusiones a través del estudio de los rituales de muerte en el contexto del terremoto de 1944 en San Juan, departamento de Albardón. Para comenzar, las autoras hablan del carácter insustituible e ineludible de la utilización (y construcción) de archivos orales, los cuales con respecto a un pasado reciente nos permiten dar algo de luz a los inhabitados lugares de la cotidianidad en la historia de los acontecimientos y los archivos públicos. Permite dar carne a los hechos colectivos y no manifiestos de los grandes sucesos históricos, así como acceder al espacio de las practicas no convencionales y sobre todo clandestinas o liminales que no cabrían (por razones políticas o morales) en el marco de los archivos convencionales, entre ellos, la historia de familia, experiencias migratorias, ritualidades religiosas, entre otras. Así las cosas, vale la pena aclarar, como lo hacen las autoras del artículo, que la historia oral no constituye en si misma un método, o una subdisciplina de la historia como tal (avalada institucionalmente), sino que consiste en una elaboración del autor, es decir, consiste en una construcción investigativa que va a requerir un fuerte componente de interdisciplinariedad, el cual permitirá que la historia oral como practica investiga dialogue con los métodos, categorías y herramientas que ofrecen otras disciplinas de las ciencias sociales, como lo son la geografía, la psicología, la lingüística y especialmente la antropología y la sociología, los cuales permitan elaborar un corpus de descripción, análisis y explicación. La importancia de esta interdisciplinariedad radica en dos lugares que para esta ocasión son bastante cercanos, la rigurosidad científica, de una parte, y la ética profesional del ejercicio de estudiar los lugares menos socavados en la historia como disciplina, que comprenden sobre todo el ejercicio de la interlocución de las memorias e historias de aquellos que “no tienen una voz audible en el campo de la elaboración de la historia”. De más estaría decir que la herramienta predilecta para la constitución de ese corpus es la entrevista y sus muchas variaciones, en tanto que permite llevar a cabo dos operaciones de crucial importancia para la tarea de la recolección de la historia oral: en primer lugar, orientar la conversación, hacer énfasis en los puntos que son cruciales para la investigación y en segundo lugar, dar cuenta de la narrativa de la entrevistada o entrevistado, la cual constituye en sí misma la fuente de información mas valiosa que se tiene en este tipo de investigación histórica: el discurso. Eso en tanto el discurso contiene en su interior distintas dimensiones que son de total interés para el estudio de la historia, como lo son una perspectiva situada de uno u otro acontecimiento, la información testimonial en los campos de lo publico y lo privado, que desdibuja esa línea intraspasable que delimitan los archivos convencionales y da cabida a una narrativa fluida y las formas de representación social vigentes en el ejercicio del recordar, en esas idas y venidas entre el pasado y el presente que implica traer el pasado al presente. Como componentes de ese discurso producido que es la narración se encuentran elementos que podrían ser mucho más difusos en la unidad de comunicación que compone la narrativa y que denotan el nivel de imbricación y significancia mutua que se otorgan entre si elementos como: el gesto, la seña, la entonación, la sintaxis, la enunciación, lo que se olvida y lo que se omite del discurso. Todo lo anterior constituye un panorama de descripción y análisis complejos, que tiene varias implicaciones metodológicas: por un lado está la cuestión de la posibilidad y la riqueza que estos archivos orales pueden ofrecer, por otro, está la constante preocupación por el nivel de objetividad y fidelidad que puedan expresar estas narrativas, que pasan siempre por la emocionalidad (como si esa facultad le dotara de invalidez), así como su estabilidad y otras facultades de las que se podría dotar, desde una perspectiva profundamente moderna y cientificista como descalificativos. Respecto a esto, las autoras hacen dos apuntes sumamente relevantes: toda percepción del mundo, en cualquier aspecto esta siempre atravesada por la subjetividad de quien constituye esa percepción o, dicho de otro modo, incluso los documentos de registro publico están atravesados por el inmenso compendio de las percepciones y representaciones que atraviesan la configuración subjetiva de quien hace el registro. Con este argumento en mente, prácticamente ningún documento sería válido para para el conocimiento del pasado, sin embargo, este desafío ha sido uno de los pilares fundamentales de la investigación histórica, de manera que las autoras resaltan en todo momento la importancia de un ejercicio de crítica frente a las fuentes, tal y como se haría con las fuentes de archivo, de manera que es siempre importante establecer una comparación que permita conocer la veracidad del testimonio en tanto hecho, pero sobre todo, que permita ver cómo se desarrolla esa relación fluida entre el discurso, las representación, el símbolo y la realidad histórica, es aquí donde hay un punto de encuentro para nada despreciable entre la historia y la lingüística, y es, por un lado, la historia simbólica, o el como se constituyen los discursos sobre el pasado en relación a uno o varios símbolos; por otro lado está la técnica del análisis del discurso, en sus múltiples variaciones y aplicaciones, que permiten asumir y dar luz al reto que supone el trabajo de la memoria. La vivencia de la muerte en forma colectiva e individual Las autoras proponen un caso que permite ejemplificar y viabilizar las anteriores elaboraciones metodológicas en el marco de la elaboración de un archivo oral y su posterior investigación en torno a la catástrofe del terremoto de San Juan en 1944, donde se recopilan una serie de relatos y memorias en torno a la practicas que existen alrededor de la muerte, pero que no se encuentran solamente en la normal ritualidad de la muerte, sino que están presentes en el ambiente de anormalidad de la muerte en la catástrofe y que pone de manifiesto la importancia de los rituales mortuorios como un proceso de duelo para los vivos. En este momento, el articulo toma un tinte bastante etnográfico, describe, por un lado, las tradicionales prácticas de velación en las casas de los difuntos, como se los vestía y cuales eran las consideraciones que rondaban tal o cual manera de proceder, en términos, de la edad, la clase social el sexo y genero entre otras características de la difunta o difunto y por otro lado, la tremenda ruptura que el terremoto significó en esas practicas develación con la masiva cremación de los cuerpos, la imposibilidad de que los difuntos fueran velados en sus casas, entre otras. En conclusión, considero de gran pertinencia y fertilidad las metodologías aquí comentadas y desarrolladas, en tanto son una parte importante para la construcción de la cotidianidad y a ritualidad del pasado, que son factores fundamentales para la investigación antropológica, sobre todo, por la tendencia historiográfica tradicional de centrar los análisis en la inmensidad de los hitos históricos, que no necesariamente desprecian, pero si pasan por alto este tipo de expresiones de lo social. Así mismo, creo que pone de manifiesto la creciente necesidad de elaborar procesos de dialogo interdisciplinares, en tanto la complejidad de la realidad social pone de manifiesto que no es posible aislar las áreas del conocimiento debida a la complejidad de toda relación social. Bibliografía:
Gómez, G., & Miranda, G. (2005). Recuperación de la memoria a través del testimonio oral. Acta Académica, 1, 19.