Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Hay que tener claro entonces, desde estas identificaciones del obsesivo con el padre muerto
(sin deseo), del histérico con el padre castrado y en el fóbico con el potente es como se
plantea la pregunta en las tres estructuras, la pregunta acerca del deseo del Otro y de ciertas
preguntas que organizan la posición subjetiva del sujeto.
Características:
El neurótico es una abonado del inconsciente en el sentido de que esta inscripto en el
(incluido, forma parte). En cambio el psicótico es un desabonado del inconsciente es decir que
no tiene inscripta la metáfora paterna. En la neurosis opera la represión que supone una
modificación de la realidad psíquica con la simbolización de la realidad exterior. En el psicótico,
por lo tanto lo que debería aparecer como manifestación del inconsciente surge en lo real. Lo
que está forcluido (forclusion: significa que donde debería haber algo no hay, en este sentido,
donde debería estar inscripto en Nombre del Padre no está) en lo simbólico como Nombre del
Padre retorna en lo real como Otro gozador.
Mientras el neurótico supone que hay alguien que lo desea (aunque siempre duda de ese
deseo, nunca está completamente seguro de que sea así) en el psicótico en cambio se
encuentra ante el goce del Otro como algo siniestro y del que tiene total certeza. Ese Otro
planea algo en contra de él. (ej: Quiere matarlo).
El psicótico por la forclusion del NP no puede enmascarar la pulsión y queda desabonado del
inconsciente, el neurótico en cambio cuanta con el recurso de la metáfora paterna para el
enmascaramiento de lo pulsión en la expresión de las expresión del inconsciente.
En la psicosis todo lo que esta expulsado en lo simbólico reaparece en lo real “in altero”
(fuera del lugar, en lo imaginario y lo hace efectivamente, sin mascara), en la neurosis
reaparece “in loco” (en el lugar ahí donde fue reprimido bajo un mascara).
El neurótico cuenta con el recurso de las formaciones del inconsciente: síntomas, sueños,
lapsus, chistes, etc En el neurótico lo reprimido y el retorno de la reprimido son una sola y única
cosa. No así el psicótico donde ciertos fenomenitos elementales (especialmente las
alucinaciones) nos muestran al sujeto totalmente identificado con su yo.
El neurótico posee principio de realidad y logra armar una máscara una ficción de la realidad.
En cambio al psicótico le falla la realidad psíquica.
El neurótico se caracteriza por que posee dudas, en cambio el psicótico tiene certezas.
El neurótico puede metaforizar, se reconoce en lo objeto sustituido, en cambio el sicótico
produce la metáfora pero no puede reconocerse allí.
En la psicosis hay un agujero de lo simbólico, en cambio el neurótico se cubre la espalda con el
significante, se convierte él en significante.
El Otro de la neurosis le permite construir la realidad inconsciente de su deseo, en la psicosis el
Otro es otro absoluto, pero no de otro del deseo si no de otro puro goce.
Psicosis y el lenguaje:
Los fenómenos que lacan toma de otros autores son la intuición delirante y los fenómenos
elementales. Ambos tiene como denominador común la certeza sicótica y el carácter eruptivo
(una idea, una palabra irrumpe con el peso de lo real y se pone hablar sola, no hace metáfora,
no tiene significación compartida desde el código d e la lengua es pura metonimia: boya,
pulula.. etc. Lacan llama a estos fenómenos zafarranchos del lenguaje.
Intuiciones delirantes: serian intuiciones súbitas significaciones inmediatas, certezas
aunque sea muy puntuales de ser otros, de estar siendo seguido por otro, sensaciones
indescriptibles en el cuerpo para la cual algunos psicóticos encuentran palabras nuevas,
neologismos y tiene la peculiaridad de tomar el pensamiento la locomoción o el habla.
Los delirios tiene ya un valor agregado son un intento del psicótico por interpretar lo
eruptivo de los automatismo o alucinaciones es un intento de darles texto, pretende
captar una significación que estalla e lo real.
Fenómenos elementales: son anideicos, neutros a -temáticos (no tiene ninguna idea,
afecto o temas). Estos dan una pequeña cobertura al agujero en lo real planteado en la
estructura por la forclusion del Significante del Nombre del Padre.
En la psicosis dada la forclusion el significante se hace signo. La palabra es tomada como cosa
(ej. Al decirle el terapeuta al paciente que debe cortar con su familia el paciente dibuja la familia
agarra una tijera y literalmente corta el papal donde estaba dibujada.). De allí el sostenimiento
en la certeza en la psicosis. Si el neurótico es un creyente dudoso el psicótico en cambio es un
excluido por lo que no puede creer y cuando logra armar algo se sostiene en la certeza en la
ausencia de la duda..
Los Otros
Plantea la posibilidad de hablar de tres formas del Otro:
1. El Otro del lenguaje: al que si accede el psicótico, el psicótico habla y puede
hacerlo muy bien. Aun la fragmentación del discurso, las alucinaciones tienen
relación con el lenguaje. Todos son efectos de la inscripción significante. Lo que
falta en ellos es el anudamiento del Nombre de Padre, lo que el psicótico no
puede representar es la metáfora del sujeto, esta que lo anuda en filiación y
genealogía. El psicótico compara. Tiene un pensamiento analógico. Lo no puede
hacer es poner a jugar la formula un significante representa al sujeto para otro
significante porque para ellos necesita jugarse el anudamiento capitoniano que
sostiene al sujeto en filiación y genealogía. Mientras el neurótico cuando compara
puede reconocerse allí, reconocer su historia o por que dijo tal cosa el psicótico
hace la metáfora pero no puede reconocerse su historia allí. Lo que para el
psicótico no es más que un discurrir metonímico para el neurótico hubiera sido un
pus de significación, se hubiera reconocido allí en su genealogía.
2. El Otro como Otro legislante: que posibilita el anudamiento de genealogía y
filiación, del que está excluido el psicótico.
3. El Otro como Otro del goce: el psicótico se enfrenta como otro absoluto: Debido a
la forclusion del NP el psicótico es un desabonado del inconsciente, sin la malla
del inconsciente el Otro de la psicosis deviene absoluto. Es lo que la trasferencia
psicótica vire tan fácilmente en la erotomanía o a la persecución. Es el Otro que
me persigue o es el Otro el que me ama. El Psicótico así queda a merced del Otro
pero otro injuriante. No aun Otro del deseo si no aun Otro puro goce. Esa es la
diferencia entre otro puro goce. Esa es la diferencia entre el saber neurótico y la
certeza psicótica: Si el neurótico duda el psicótico tiene certeza. Por esto Lacan
aconseja la función de secretario. Este sostenimiento del la trasferencia en la cura
produce efectos. El analista se ubica en el lugar del Otro pero un otros
testimoniante lo que no es lugar del sujeto supuesto saber.
Represión y forclusion:
En el caso de la neurosis, decíamos, lo reprimido reaparece “in loco”, ahí donde fue reprimido, en el
elemento mismo de los símbolos, en tanto el hombre se entrega a el y participa a en el como agente y
como actor. Reaparece in loco como una máscara. Lo reprimido en la psicosis, parece en orto lugar, in
altero, en lo imaginario y lo hace efectivamente sin mascara.
No hay operación de la represión en la psicosis en tanto mecanismo sustitutivo o simbólico. La
represión permite que lo real se pierda (siendo estructural en la neurosis), se sustituya o enmascare.
En la operación de la represión el objeto es el objeto en tanto perdido o metaforizado. Tiene la
posibilidad de arreglárselas como lo que vuelve a aparecer. Hay compromiso. Lo reprimido en la
neurosis retorna enmascarado y el sujeto puede reconocerse allí. Sea en un sueño o en un síntoma, el
objeto sustituido puede ser reconocido como propio: De allí la necesidad del neurótico de hablar de
ello.
En cambio en la psicosis por la forclusion hay un agujero estructural porque falta el significante
primordial, NP y así lo que es rechazado en lo simbólico reaparece en lo real en lo real. En la psicosis
no puede haber represión por faltar la inscripción del significante por lo que retorna desde lo real pero
el sujeto no puede reconocerse allí, no puede dirigirlo a otro porque no participa el de la metáfora. El
psicótico no puede jugar el juego de la lengua por que no conoce las reglas, entonces el juego se
deviene ajeno Por lo tanto el psicótico le falla la realidad psíquica, carece principio de realidad.