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Maracaibo, 06 de abril de 2015

FRANCIS MARTZ FERNÁNDEZ MATERÁN


C.I. NRO. V.- 19.427.231

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS DE LA UNIVERSIDAD DEL


ZULIA
DIVISIÓN DEL ESTUDIOS PARA GRADUADOS
MAESTRÍA EN CIENCIA POLÍTICA Y DERECHO PÚBLICO
EPISTEMOLOGÍA DE LA CIENCIA POLÍTICA

ARISTÓTELES

“Todo hombre, por naturaleza, apetece saber. Prueba de ello es el apego que tenemos a nuestras
percepciones sensitivas” (Aristóteles citado por Harto De Vera, 2005: 77) 1

La comprensión del pensamiento epistemológico aristotélico no es posible si no se comienza


por establecer cuál es su postura frente a Platón, quien aun conservando el mismo concepto de
ciencia que Sócrates y Platón como conocimiento cierto, fijo y permanente, supera la idea platónica
de lo inteligible y suprasensible del mundo de las ideas hacia una concepción donde la realidad es
accesible al conocimiento humano, en tanto y en cuanto, se encuentra compuesta de cosas
singulares y sensibles.

Esta aseveración de la concepción epistemológica aristotélica marcará todo el pensamiento


epistemológico posterior, por lo que su estudio cabal fue imprescindible durante las sesiones de la
cátedra “Epistemología de la Ciencia Política”, en las cuales se abordó el problema del conocimiento
de lo sensible y la orgánica sistematización de la ciencia según Aristóteles, cuestiones contenidas
principalmente en sus célebres capítulos 1 y 2 del Libro I de la Metafísica y en sus Tratados de
Lógica, sobre todo en los Primeros y Segundos Analíticos. Lo que a continuación se pretende es
recoger sintéticamente los elementos de la epistemología aristotélica suministrados en clases, con el
objeto de demostrar una clara comprensión de los mismos.

La empeiria, la techne y la episteme

Indiscutiblemente, Aristóteles realiza sus aportes en el marco de orgánica sistematización de


tesis considerando la distinción entre temas y problemas según su respectiva naturaleza y también
diferenciando los métodos con que se afrontan y se solucionan los diversos tipos de problemas. Bajo
este rigor de estudio, discrimina la existencia de distintos tipos o vías de saberes por los cuales el ser

1
Harto de Vera, F. (2005). “Ciencia Política y Teoría Política contemporáneas: una relación problemática. Editorial trotta,
Madrid
humano satisface su apetito de saber, como los son: la empeiria (experiencia), techne (arte) y
episteme o sophia (ciencia), siendo esta última de nuestro especial interés.

El primero de ellos, la experiencia, procede de la facultad de retener lo vivido, siendo la


memoria humana la organizadora de las sensaciones vividas conformando un saber empírico o
experiencia; por su parte, el arte, refiere a la capacidad de producir una cosa, que en su concepción
griega más primigenia, refiere también a “saber cómo se hace lo que se hace” (Harto De Vera, 2005:
77), el cual demuestra un conocimiento de lo causal como de lo general en el proceso de creación.

Sin embargo, el saber al que nos referiremos en las siguientes secciones se trata de la
ciencia, la cual tiene un objeto más amplio que el arte pues se orienta hacia el conocimiento de las
primeras causas y de los primeros principios, es decir, su objeto necesario es el conocimiento de lo
universal.

El conocimiento científico es conmensuradamente universal

Para Aristóteles nada hay en el intelecto que no haya pasado por los sentidos (Harto de Vera,
2005). En efecto, diversa es la literatura que recoge que para Aristóteles el conocimiento humano
tiene que recurrir insoslayablemente al terreno de lo sensible, para, a partir de los sentidos y por
medio de las sensaciones aprehender los principios y causas cognoscibles de las cosas singulares
que componen la realidad.

Sin embargo, el mismo Aristóteles en su obra Metafísica, alude que el referido orden sensible,
en el que se basa el conocimiento, es en sí mismo particular y contingente, por lo que todo
conocimiento que proviene de la simple percepción de lo sensible y que sólo capta el cómo de una
realidad siempre cambiante, no es científico (Harto de Vera 2005), a esto es lo que Aristóteles
denominará, al igual que su referente Platón, opinión (doxa). Efectivamente, al igual que el
planteamiento plantónico, aquí la opinión viene a constituir un conocimiento no científico incapaz de
aprehender la esencia de las cosas que yace bajo el aspecto contingente y mudable de las cosas en
el orden de lo sensible. Al respecto el mismo Aristóteles aduce:

“El conocimiento científico y su objeto difieren de la opinión y del objeto de la opinión en


que el conocimiento científico es conmensuradamente universal y procede por nexos
necesarios, y lo que es necesario no puede ser de otra manera. Y así aunque hay cosas
que son verdaderas y reales, y que con todo pueden ser de otra manera, el conocimiento
científico no puede evidentemente referirse a ellas…” (Aristóteles citado por Harto De
Vera, 2005: 76)

De esta manera Aristóteles identifica un segundo orden, el orden inteligible, que puede producir
generalizaciones o conceptos universales y que, por su carácter permanente y necesario, es
científico, a ello se reduce el concepto de ciencia (episteme) en el planteamiento aristotélico. En este
orden de ideas, el conocimiento científico aristotélico se caracteriza por: a. atrapa la esencia de las
cosas y la expresa por medio de definiciones; b. descubre las causas que permanecen ocultas a los
sentidos; c. versa sobre lo necesario, es decir, “lo que no puede ser de otra manera” (Harto De Vera,
2005: 77); d. es el conocimiento de lo universal, entendiendo por tal “aquello que es fijo, eterno e
inmutable, que es y no puede ser de otra manera” (Harto De Vera, 2005: 77).

Los tres grandes sectores de la ciencia

Aristóteles dividió las ciencias en tres grandes sectores, a saber: ciencias teóricas, ciencias
prácticas y ciencias poieticas (ciencias creadoras o productivas). Reale y Antisieri (1995)2 se refieren
al primer grupo como las ciencias que buscan el saber por sí mismo, por lo que poseen una dignidad
y valor más elevado que las ciencias de los otros dos sectores.

Bajo esta concepción, dentro de las ciencias teóricas se encuentran los saberes científicos más
elevados según el autor, como los son la metafísica, la física (que abraca también la psicología) y la
matemática; al respecto de la primera, Reale y Antisieri (1995) recogen cuatro maneras diferentes en
las que Aristóteles definió la metafísica:

“Aristóteles definió la metafísica de cuatro maneras diferentes: a) la metafísica ≪indaga


las causas y los principios primeros o supremos≫; b) ≪indaga el ser en cuanto ser≫; c)
≪indaga la substancia≫; d) ≪indaga a Dios y la substancia suprasensible≫” (Reale y
Antisieri, 1995: 146)

Por otro lado, para Aristóteles, la segunda ciencia teórica, la física o filosofía segunda, tenía
como objeto de investigación la substancia sensible de las cosas, intrínsecamente caracterizada por
el movimiento; mientras, a la tercera de las ciencias teóricas, las matemáticas, no dedicó mayor
atención o interés, tal como reseñan Reale y Antisieri (1995). En un segundo sector, las ciencias
prácticas, según Aristóteles se caracterizaban porque buscan el saber para lograr por su intermedio la
perfección moral. A este grupo pertenecen la ética, la política y la economía, teniendo como común
denominador todas ellas que hacen referencia a la conducta de los hombres y al fin que se proponen
alcanzar, ya sea como individuos o como miembros de una sociedad política (Reale y Antisieri, 1995).

Finalmente, Aristóteles señala un grupo de ciencias que denomina poieticas, en tanto todas
ellas buscan el saber con vistas a un hacer, con el propósito de producir determinados objetos; a este
grupo pertenecen la retórica, la poética (o poesía), la arquitectura y la estatuaria. De todas éstas,
Aristóteles hace un especial énfasis en la retórica quien, al igual que Platón, se halla firmemente
convencido que el objetivo de la retórica es persuadir o, mejor dicho, descubrir cuáles son los modos
y los medios necesarios para persuadir.

2
Reale, G. y Antisieri, D. (1995). “Historia del pensamiento científico y filosófico. Tomo primero: Antigüedad y Edad Media.
Editorial Herder, Barcelona.

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