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Se trata de un óleo sobre lienzo cuyas medidas son 260x325 cm. La composición de la
obra se estructura a partir de una sólida pirámide, en la que la bandera tricolor de Francia es el
vértice superior, y los cuerpos muertos que introducen la escena en primer término, la base. A
su vez, la figura femenina se convierte en el eje central de la obra, alrededor del cual se
distribuyen el resto de personajes. Esta composición a base de diagonales y gestos exaltados
dan unidad al cuadro.
Destaca en esta obra la gran movilidad que el pintor consigue imprimir a la escena,
dando una mayor importancia a la línea curva, y elevando ligeramente la figura principal,
dejándola sin ningún obstáculo visual que permita detener su avance. Así se consigue que la
acción se dirija hacia el espectador, haciéndole partícipe de la escena. En segundo plano, se
intuye la silueta de algunos edificios de París, así como las dos torres de Notre-Dame, lo que
nos permite situar geográficamente la acción.
El Romanticismo no es sólo un estilo artístico sino también una actitud vital que
afecta al arte, a la literatura, a la música y a otros ámbitos de la vida. Sus raíces ideológicas se
hallan en los grandes pensadores del siglo XVIII como Rousseau.
El gran impacto que tuvo la obra hizo que, con el tiempo, dejara de tener su inicial
función propagandística para pasar a adquirir un carácter más conmemorativo.
La Revolución Francesa (1789) y la Revolución Industrial marcaron los últimos años del
siglo XVIII y la totalidad del siglo XIX. Ambas supusieron la aparición de dos nuevas clases
sociales: la burguesía y el proletariado.
Durante las primeras décadas del siglo XIX se consolidó la clase burguesa y el proceso
de industrialización provocó un aumentó de la población en las ciudades, los transportes y la
aparición de nuevas formas de energía. El crecimiento demográfico fue el resultado de varios
factores: retroceso de la mortalidad, aumento de la producción de alimentos y en las medidas
higiénicas. Ello tuvo como consecuencia un fuerte proceso de transformación de las ciudades
y el urbanismo.
El autor de esta obra fue Eugène Delacroix (París, 1798-1863). Fue discípulo de
Géricault, y su formación se centró en la copia de los viejos maestros del Louvre, en especial de
Rubens y la escuela veneciana. El descubrimiento de la técnica y la atmósfera de la obra de
John Constable le hizo viajar a Inglaterra. Atraído por lo exótico, visitó Marruecos, donde
descubrió la brillante luz y el color de sus paisajes. Cuando regresó a Francia recibió encargos
oficiales para pintar edificios públicos, llegando a ser, al final de su carrera, uno de los pintores
murales más conocidos del país. Otras obras destacadas de este artista son: La matanza de
Quíos (1824) y La muerte de Sardanápalo (1827)
Bibliografía
J.R. Triadó Tur, M. Pendas y X. Triadó Subirana Historia del Arte. Vicens Vives. Bachillerato.
Barcelona. 2009.