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A SANGRE Y f UEGO : L A VIOLENCIA EN ANTIOQUIA, COLOMBIA , 1946- 1953
incluso cuando yo misma pierdo la fe. Dar a lu.c y educar a mis hijos me h brifl<:hdn
una nueva perspectiva sobre la violencia y el trabajo. Espero que Lucas y Sophia perdo-
nc·n ~ stt madrr rnr permanecer fremc a un computador durame casi dos años y. con
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('/ do de familias mo nopoliza el co nrrol de los med ios, la política y la eco nomía
'- ) (legal) del país. Además, hasta hace poco, la ciudad colombiana co nsiderada la
\) cúspide de la ilegalidad era M edellín, capital del departamento de Antioquia y durante
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>O la mayor parte de dos décadas, el centro financiero de una empresa global de narcóticos
.o conocida como el cartel de Medellin. 1
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Este libro no trata directamenre de narcóticos, ni tampoco de la cris1s co ntem-
poránea de Colombia. En lugar de elio, examina la experiencia del departamento de
3 Antioquia (Véase mapa 2) durante los primeros siete años (1946-1953) de una
'·1 guerra civil desencadenada entre miembros de los partidos Conservador y Liberal
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por el poder, período conocido como la Violencia. 2 Mi propósito imcial no era
establecer paralelos entre el período de la Violencia y la Colombia co ntemporá-
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:'i nea, pero gradualmeme llegué a concebir que la violencia del pasado y la recienrt>
están entrelazadas de manera inextricable. Creo que puedo señalar con exactitud el
Océano )-r__.
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/~~ PrÓ~~~ncia Atlántico / _..A
·P día en que dejé de pensar en la Violencia como algo rotalmence diferente de la
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Gu<:jira- fl ~~,,
( 1 t/ ( 1 realidad cotidiana colombiana. Me encomraba en mi oficina, preparando la última
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·': 9~n Andrés Atlá~~co ¡;.
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clase del semestre de mi curso sobre la América Latina moderna. En un momen-
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\j Magdalena
f to de disrracción, revisé mi correo electrónico. Había recibido un mensaje de
1 un amigo de Bogotá, un compañero violemólogo de la Universidad Nacional',
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; Norte de Santander
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' t t, quien me decía que un colega de la Universidad de AntioqUia, en Medellín, aca-
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\ Venezuela baba de ser asesinado a quemarropa por tres individuos enmascarados que
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¡. usaron armas con silenciadores. Mi amigo omitía en su mensaje el nombre del
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i ~ profesor asesinado, pero supe al leer el mensaje, con una certeza que no logro
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Santander!
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Arauca
explicar, que se trataba de Hernán Hcnao, con qu1en yo había colaborado durante
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Boyacá Casanare ,
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r varios meses en un seminario interd isciplinario dedicado al anális is de la violencia
Océano •\ e,
Cundiná~~-~ca Vichada ~ en Medellín y a la reflexión sobre formas no violentas de rerminarla.
Pacifico t
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i No era la primera vez que alguien que yo conocía era asesinado. Durante
\~:: Tolima ¡
r Valle ' /!' un período especialmente horroroso, a principios de los años noventa, había funera-
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(-, -r·-~--··-- .... J-:r~..;;---·"'J t{ les todas las semanas -y a veces con más frecuencia- de profesores, periodistas,
Cauca Huila ,-.--<""' t'
estudianct>s o defensores de los derechos humanos. Durante el día, la gente hacía
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Vaupés ~
llamadas telefónicas frecuentes para informarles a sus seres queridos que iban
Na riño i
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·. _,r··· \~ camino a casa, que acababan de Llegar a la oficina o que salían a hacer diligencias,
Putumayo
Caqueta
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porque cualquier retraso insignificante era causa de temor mortal. A pesar de esta
Ecuador
tt. familiaridad con la violencia, la muerte de Hernán me sumió en una profunda
depresión y superarla me tomó vanos meses. Ese día, deambulé por los corredores
Amazonas r
f de mi edificio estremecida por el dolor. Una y otra vez se repetía en mi imagina-
t ción, la vistón de Hernán agonizante en el charco de su propia sangre en su oficina
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1 día entender por qué razón habían matado a Hernán, un académico que había
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l~·-ul-• 1: ~.vlv(•·~·
dedicado su vida a buscar la manera de negociar un espacio de tolerancia, respeto
mutuo y pluralismo en una sociedad cada vez más polarizada, pero que nunca
Mapa l. Colombia hacia 1950. (Fuente: Instituto Colombiano de Antropología e Historia ICANH). había abogado por la violencia ni participado en actividades violentas. Ni Hernán
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1NTRODUCCI ON
A S.~NGRE y fUEGO: LA VIOLENCio\ EN ANTIOQUIA , COLOMGIA, 1946-1953 k
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.•. tual. Acababa de terminar un~ vrr5ió n preliminar de csrc m:muscrim y sentí que p
era mcapaz de pensar más sobre la violencia. Soñé con maneras de dejarlo de lado,
como si haciéndolo pudiera también olvidar la realidad de la violencia. Y, de repente,
cuve la ceneza de que aunque nunca pudiera establecer de manera absoluta la trayec-
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tona de la violencia, ni aquello que la motivó exactameme -mcluso a pesar de no
poder demostrar que hay una "'verdad" objetiva de los hechos lllStÓricos- debía
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~ mtentar rastrear, con la mayor exactitud posible, los hed1os sombríos, a veces co n-
" Cauca~ia
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.~~"' tradiccorios y aparememcme sin relación entre sí, que conducen a la violencia. La
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Chigoro;ló -«;;~ C~cc: res
Zamgo:¿a
~ única manera de superar mi propio terror era rehusándome a caUar.
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~ Este libro es el resultado de dicha cerceza; es el producto de la convicCIÓn
Ituango
S~::govia
\ de que lo ocurrido en el pasado es fundamental para comprender lo que esrá ocu-
Oabeiba Pe-c..¡ue Yarumal Yondó l.
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Amalfl Remedios tTiendo hoy, y que es una obligación moral negarse a aceptar que la mayor parte de
Froncino Santa Rosa ¡. la violencia es incoada, casml o inexplicable. También consriruye un pequeño tribu-
Yolombó
~ to a las personas cuya insistencia en descubrir verdades indeseadas, a pesar de la
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Antioquia PuertoBerrio
· S.anKoqut: d
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Urrao
Bello Medellin
Caracoü
$ intimidación, ha sido para mí una co nstance fue nte de •nspiración. El que yo haya
Betuli'l SanCt;los PucnoNare
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" tomado conciencia de la existencia de vínculos entre la violencia del pas~do y el
qo Co,corná
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PucrtOTriunfo
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~; conflicto del presente, no debe entenderse como una cr<'"wcia en que la violencia en
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Sonsón t Colombia sea, en cierto modo, mherente, singular, mevitable o estárica. Por el con-
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Ahdes
t trario, si el caso de la Viokncia en Antioquia llega a se r representativo de la vwlencra
¡: colombiana como un todo, lo significativo de este esrudio es el descubrimiento de lo
¡ selectiva y concenrrada que ha sido esa violencia -supuesrameme generalizada-,
Mapa 2. Departamento de Antioquia y sus municipios. (Fuente: Instituto Geográfico Agustin Codazzi).
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~· y hasta qué punto factores como la etnia y la raza, las diferencias culturales, la clase
ni ninguno de los demás profesores del JNER creían que las masacres, el desp la- t social y la geografía han moldeado la evolución, trayecroria, dirección e incidencia
zamiento ÍOt-zado de personas o la violación persistente de los derechos humanos de la violencia en Colombia a lo largo del tiempo. El acto histórico de glosar la _
que tiene lugar diariamemc en Colombia se podían atribuir a una única causa. Violencia como un fenómeno generalizado le brinda poca a[enc ión a la memoria de
Hernán y otros investigadores se habían acercado a las víctimas de la violencia de aquellos que se negaron a tomar parte en ella y también a la de sus verdaderas
derecha y de izquierda ofreciéndoles consuelo, educación y programas para re- victimas, los miles de campesinos anónimos que murieron y cuyas voces han sido
construir sus vidas. Su asesinato carecía totalmente de sentido. silenciadas u olvidadas. Hernán Henao se dedicó a aclarar las causas de la violencia
Sintiéndome traicionada y vulnerable, descubrí repentinamente la razón y la identidad de sus víctimas, y este libro intenta, a su manera, perpetuar ese legado.
de ser del terrory la manera como funciona. Quiero decir que me di cuenta de ello
en cada una de las fibras de mi cuerpo y no como una simple abstracción intelec-
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A SANG RE v F uEGO : L A VIOLENCIA EN A NTI OQU IA, C o LOM BIA, 1946-1953 i
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JNTRODUCCIÓN
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la vez qu e hace eco de los h aUazgos de investigado res c¡ue h~n ras trea do la trayecro .:-
La Violencia en Anrioquia ria de la violencia en otras regio nes colo mbianas emre 1946 y 1953, plantea
Se calcula que aproximadameme 200.000 colombianos muriero n a causa de la
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desafíos co n res pecto a di chos trabajos.
·, ivk u( lu ciouc l ') 1G ¡ l 966. \4~<. ·:!" d n' •.,. ,i 1J nn~< Prni~r;~rnn o fu eron ohlig:ados a
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A pesar d e ocupar el te rcer lugar entre los departa mentos más afectados po r
desplazarse de sus pueblos de residencia, la mayorí a para no regresar jamás. El im-
la violencia, Anri oquia no fu e azotada por b ge neralizació n de dicha violencia, ni
pano de la Violencia fue tan contundente que produj o el Lli11CO golpe militar del
siglo XX en Colombia y di o lugar a un acuerdo sin precedemes en tre los líderes de ·
1• la misma se pro nunció o se conce ntró en los munici p ios productores de café del
~ suroes te antioqueño, como se ha pensado a lo largo de la hisrona.7 En cambio, la
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los panidos Li beral y Conservado r para alternarse la Presidencia y c;mparrir el
t. violencia demostró ser mu cho más sewra en las zonas peri fé ricas de Antioqui a,
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poder durame casi ve inLe ai'íos. t
dond e, la tenencia de tierra, las fo rm as de producció n, la mano de obra y la au to ri -
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D e las regio nes más golpead as durante la Vio lencia, Anrioqui a ocupa el tercer ,, dad del Es tado fuero n significatLvamente diferentes del paradi gma predommante
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lugar en el número coral d e muertes vi olentas registradas en el país entre 1946 y
~ en los mun1cipios d e la zona central del departamento. En Antioqui a, la etapa
1957, pues se calcub que aproximadamente 26.000 h abitantes del dep artarnento
murieron a causa de La V iolencia. Entonces, si en 195 1 Antioquia tenía casi el
~•' más temprana de la V iolencia ( I 948-I 953) marcó en form as indelebles las áreas
k situadas en la periferi a, como las tierras bajas tro picales de Urabá, el Bajo Cau ca,
I 4% ( 1'570.000) de b p oblació n co ral del país ( 11 '500.000), la cifra de muertes
4 1 el N o rd es te y el M agdalena M edi o, y no el sector cafetero ant ioqu eño ni los
violentas se traduce en un tasa de mortalidad regi o nal de aproximadamente 1,7%
En otras palabras, en Anti oqui a se produj ero n mu chas muertes, pero debido a que
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municipios situados en la región central ( V éanse mapas 3 y 4 ).
í' Las estadísticas d e muertes relacio nadas con la violencia ofre cen un cru -
la població n to ral de otros departamentos afectados grave mente por la violencia ~
era muc ho meno r que la de Anrioqui::t, el impac to de b s muertes fue incluso más •t d o mdicador de las dim ensio nes es pac iales y tem po rales de la vio lencia en
Antioqui a. La cifra total de muertes reg istradas oficialmente durante los años de
pro nun ciado en estos otros terri tori os 5 Anrioqui a también registró el octavo pues-
la violencia oscila entre 22.210 en 1948 y 25.125 en 19 5 I 8 S in embargo, la cifra
to en el cálculo de migracio nes causadas po r la violencia en Colombia (11 7.000), es
dec ir, el 6% del total nacio nal de migrac io nes causadas por la violencia. Pero nueva- 1 de defunci o nes corres po ndientes a tres catego rí as: "homicidi o" , "no definid as o
mal definid as" y "otras muertes violentas", aum entó de manera significativa entre
mente, en términos regio nales, los siete departamentos que preceden a Antioquia en
las estadísticas tenían po blacio nes torales significativa mente más baj as y, por lo 1 1948 y 195 1, y luego disminuyó hasta 1959. En 195 1, el total ac umulado de
muertes clas ificadas en estas tres categorías alcanzó un máximo de I 0.212, cifra
tanto, padeCiero n un desplazami ento de població n pro porc io nalmente mu cho más
equi va lente a casi un 4 1% de las muertes registradas ese aiio 9
elevado que el de Anrioq uia.'' Lo que hace que el caso de Antioqui a durante el
Las estadísti cas d e muertes reco piladas p o r la Go bern ación d e Antioquia
período de la V iolencia sea significat ivo no es el número de muertes o las migracio-
( para uso interno, no para divulgación al público) o frecen una im agen m ás preCisa
nes que causó, sino los lugares del departamen to do nde se produjo y las razones que la
de la violencia en el departamento. 111 Antes de I 949, el gob ierno reg io nal no
generaron.
mante ní a un reg istro es t adí s tico exclu s ivo d e la s mu ert es re lac io nad as
En este libro me apoyo en fuentes que hasta aho ra no han sido utilizadas, como
es pecíficamente co n la violencia. Sin embargo, los datos del gobierno y las entre-
los archivos gubernamentales del departamento y los municipios, testuno~ios judi-
vistas a los sobrevivientes sugieren que la violencia fu e esporádica entre I 946 y
ciales, registros parroquiales de muertes y entrevistas para co ntar una historia que, a
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~ Municipios periféricos
f~·=J Municipios centrales.
1949 y se concentró en los pueblos situados en el centro del deparcamenro, donde extremo oriental del deparramento (el nordeste, el Bajo Cauca y el Magdalena
el número total de m uerres relacionadas con la violencia fue bajo. 11 Por ejemplo, Medio). En contraste, los municipios de la región central, como Medellín y los
en 1949, tres cuartas partes ( I 2 de 16) de las muertes registradas oficialmente en municipios industriales aledaños como Bello y Envigado, las zonas cafeteras del
los archivos de la Gobernación como consecuencia directa de la violencia tuvieron sur y el suroeste, el oriente cercano y las subregiones del centro-norte cercano
lugar en los pueblos ubicado~ en el centro del departamento. Sin embargo, para reportaron muy pocas muerres relacionadas con la violencia entre 1950 y I95J.L1
1950, cambió el patrón de muertes esporádicas concenrradas en la región central. De hecho, la mitad de más de 4.000 muerres relacionadas con la violencia, regis-
Las muerres clasificadas específicamente como consecuencia de la violens:ia llegaron tradas oficialmente entre 1949 y mayo de I953, tuvieron lugar en tan sólo cinco
a los cientos en l 950 y se concentraron en los pueblos amioqueños localizados en municipios (Dabeiba, Puerto Berrío, Urrao, Cañasgordas y Remedios), todos situa-
el extremo suroeste (U rrao ), 1 ~ en el occidente antioqueño y en las porciones del dos en la periferia del departamento (Véase mapa 5; también apéndice A.l, A. 2).
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Según el censo de 1951, la cuarta pane del l % de la població n de Antioquia
sufrió muertes relacionadas con la violencia entre 1949 y 1953, pero Puerto
Berrío, ubicado en la regtón del Magdalena Medio, perdió un 6% de su población
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durame la violencia, mientras que Caucas ia, en el Bajo Cauca, perdió un 14% de
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sus habitantes. Los mumcipios occidentales como Urrao, Dabeiba y Cañasgordas,
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perdiero n entre 2 y 3% de su población en un período de tres años.
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1949-1953,
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suroeste) igualmente liberales, y dond e siempre se ha supuesto qu e se centró la
CJ !7:~ 12s " violencia en Antioquia, fueron considerablemente mucho menos violemos que los
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pueblos de la periferia? ¿Es posible que factores adicionales a las diferencias par-
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r tidistas hayan inf1uído en la severidad de la violencia y moldeado una concentración
Mapa S. Muertos por la violencia 1949-1953. (Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi y Archivo
privado del señor gobemador de Antioquia, 1953, vol. 9, "Informe sobre la acción del bandolerismo de
l más pronunciada en áreas geoculturales es pecíficas? Con el ti em po, ¿cambiaron
1949 a mayo de !953," Medellín, May 1953). t
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los objetivos de la violencia y dependieron de factores específi cos de las circuns-
tancias locales, más qu e de las circunstancias nacionales ge nerali zadas? D e ser así,
Un 43% de todas las muertes relac io nadas con la violencia registradas por el f'
¿cómo debemos reconceptualizar la relación entre la política panidista y la vio-
gobierno regwml ocurrió en el ocódente antioqueño y Urabá, 20% en el suroes-
te, 14% en la región del Magdalena Medio y 13% en la región del nordeste de
tr lencia en Colombia?
A mediados del siglo XX, Antioquia era el segundo departamento más po blado,
Antioquia. Con la excepción del suroeste - densamente pob lado-, todas las
áreas co n altos porcentajes d e muertes eran también las menos pobladas de
t el más conservador y posiblemente el más influyente en términos económicos. Tam-
bién era -y había sido durante varias décadas- uno de los mayores productores de
Antioquia. La mitad de las muertes violentas registradas oficiaLn ente entre 1949
café de exportació n en Colombia, el principal productor de oro y un líder nacional en
y 1953, además, tu vieron lugar en el mismo año, 1952. Únicamente el municipio
industria, comercio y finanzas. Los antioqueños solían ocupar menos cargos políticos
de Puerro Berrío dio cuenta de casi una cuarta parte del totaL La naturale za
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.-,~cio.,~lt>5 t:]"~' lm h~bitantes de otros deparramenros, pero los votantes antioqueños nJción o la región puede p;:trt>tt>r Algo Pv!d~!""!!"t"'. Ca!~C .:!!""!0!::.:! ce:-: pes~::- D~·;~d
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eran numerosos y los hombres prestantes del depanamento dominaban, por ejem- ~'
plo, poderosa5 asociaciones del sector privado, tales como la Federación Nacional :¡ \ Bushnell en la introducción a su reciente sínresis de la historia de Colombia,
"Colombia es hoy en día el menos estudiado de los países de América Latina v. tal
de Cafeteros (FEDECAFÉ), la Federación Nacional de Comerciantes (FENALCO) t 15
vez, el menos comprendido". En contraste con muchos de sus vecinos, Colombia
y la Asooación Nacional de Industriales (ANDl ), entidades fundamentales en la t¡:
.. raramente ha padec ido dictaduras, no ha tenido un ejército poderoso, ha m~neja
formulactón de políticas económicas y sociales en Colombia. i
.t do sus finanzas de manera conservadora y no ha parecido experimentar conHicros
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En un país donde se pensaba que las diferencias entre liberales y i::onservado- basados en diferencias étnicas. A excepción del breve interés que suscitó el líder
res definían la identidad personal y que habían causado la mayoría de las luchas populista liberal Jorge Eliécer Gaitán en la década de 1940 y el gobierno rnil1tar
v1olenras desde el siglo XIX, Antioquia era percibido como un inconforme polí- y del General Gustavo Rojas Pinilla a mediados de los años 50, además, Colombia
tico y como un departamento reacio a romar las armas en nombre de la política. lJ. casi nunca fue víctima del predommio de la política populista o autoritaria. A
En efecto, pocos elementos de su pasado sugirieron que AntioqLila se convertiría !¡ mediados del siglo XX, la persistencia en identificarse con los mismos partidos
en un área azotada fuerremente por la violencia partidista durante la Violencia.
En el imaginario colombiano no se asociaban el departamento, ni su capital Medellín,
í• que habían orientado la aftliación polltica individual desde el siglo xrx, a expen-
f: sas de formas supuesta.meme más modernas de expresión política, reforzó la idea
con la violencia. Existía un estereotipo de Anrioquia y sus habitantes, pero era i de que Colombia era en cieno sentido peculiar y gue no existía un marco de
paisas 1•
1
uno que caracterizaba a los como los mejores negociantes y pragmáticos
tecnócratas de la nación, y al departamento como una región de colonos pujantes
s! referencia común para comparar los hechos ocurridos en Colombia con los del
resto de América Latina. Esto ha relegado el fenómeno de !a Violencia a una especie
i.
y católicos a ultranza. Los antioqueños figuraban en el imaginario naetonal como f de limbo histórico; los especialistas colombianos han escrito y se han obsesionado
el pu eblo que había colonizado la frontera del suroccidente colombiano, encarna- "<• co n él, pero los denüs historiadores latinoamericanos lo consideran una aberra-
do el cultivo y la cultura del café a comienzos del stglo XX, y con qu1enes surgió ción exclusivamente colombiana.
una sociedad caracterizada por un fuerte sentido de regionalismo, familias nume-
f
f A primera vista, la Violencia aparece como un retroceso a una etapa anterior
rosas y pequeños proprietarios. De hecho, los antioquenos eran objero de burla ~ de guerras civiles caudillistas y al atavismo campesino que confirma la noción de
por considerárseles tan obsesionados con la idea de hacer dinero que no tenían ~ Colombia como desfa5ada con respecto a otra5 naciones "modernizanres" en la mis-
tiempo para participar en política. Se percibía que, en caso de verse obligados a
elegir emre ir a la guerra por diferencias políticas y llegar a una solución negociada 1 ma región. La mayo r parte de los asesinaros de la Violencia tuvo lugar en zonas
rurales y los campesinos constituyeron la mayoría de los muertos. Las víctimas
que evitara la agitación y los disturbios y permitiera que los negocios continuaran fueron a menudo torturadas, desmembradas, mutiladas sexualmente y, frecuente-
prosperando sin impedimento, los habitantes de la región optarían por la segunda mente, las mujeres fueron violadas en presencia de miembros de sus familias. No
posibilidad. Entonces, ¿qué ocurrió a mediados del siglo XX para que Antioquia obstante, la mera consideración de estas condiciones no basta para distinguir el
se convirtiera en un departamento tan violento? conflicto colombiano de los típicos de otras sociedades latinoamerica~as. Aunque
Para aquellos familiarizados sólo con la historia reciente de Colombia o de las luchas políticas nacionales, las disputas personales, los distmbios agranos y la
Antioquta, presuponer que existía una relacíon inherente entre la violencia y la competencia clientelista también animaron los conflictos de otras sociedades lati-
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1NTRODUCCIÓN
A SANG RE v FuEGO: LA VIOLENCIA EN ANTIOQUIA, CoLOMBIA, 1946-1953
tintas interpretaCiones y los esruclio-=- tiP C;:l50 r~g!0!'"!J.!e~ q!.!(' ccr!fc:-::-:.;::¡ d :~~dcv de lvs
lluamettLau <i5, los ;:r-.i~:ncs h::!l:-i~n ~~nirln l,g~r o bien en el siglo XIX o a comienzos
estudios sobre la Violencia desde los años setenta hasta el presente, con el fin de ofrecer
del XX, habían involucrad o guerras contra otra nación o habían ocurrido en el
16 una base comparativa para considerar las cuestiones planteadas por la experien cia
w nrexro de la eliminación de una población indíge na. En contraste, la violencia ' \
antioqueña de la Violencia.Finalmente, defino un marco teórico para reflex ionar sobre
ocurrida en América Latina en los años posteriores a la Violencia colombiana se
la relación existente entre geografía, política, emia/raza, clase social y violencia, y exploro
explicaba como insurgencia de izq uierda o te rrorismo d e Estado y anticomunista,
17 las razones por las cuales estas cuestiones, más que la identidad partidista exclusivamente,
librada en favor de la defensa de la seguridad nacio nal y la democracia. En Amé-
moldearon el curso del conflicto en Antioquia a mecliados del siglo XX.
rica Latina no parecía existir un precedente de un conflicto en el cuaklas personas
i
asesmadas fueran ciudadanos de un mismo Estado que se atacaban a causá de
diferenCiaS partidistas, y lo hici ero n con un sal va jismo o bservado rara vez en un Política y sociedad en las décadas anteriores a la Violencia
18
contexto distinto al de las guerras de motivación ideológica o racial. En otras Los primeros in rentos por comprender la Violenc i;¡ buscaro n u m ex¡,licac1Ón
palabras, lo que distinguió la Violencia colombiana de la violencia ocurrida en otras en las peculiaridades de la histori a política colomb iana. Al 1gual que los liberales y
regiones de América Latina en el siglo XX fue que se libró en los términos del
'1
los conservadores de otras regiones de América Latina en el siglo XIX, los pa rtidos
partidismo político de mediados del siglo XIX ( declt1lonónico) y no de objetivos políticos colombianos estaban divididos en dos campos op uestos de proteccio-
políticos o sociales modernos. Desde luego, en otras partes del mundo existen casos de nistas y promotores del libre mercado, centralistas y federalistas, y pro y anticlericales.
conflicw civil de similar brutalidad y complejidad, con los cuales podría compararse la La importancia de asuntos específi cos para determinar la comprensió n y el com-
Violencia, pero esta comparación requeriría acribuide el mismo valor simbólico~ e innato portamiento político indi vidual variaba hasta cierto punto de región en región,
a las diferencias partidistas colombianas que se les atribuye a las diferencias religiosas y según la disponibilidad de rec ursos, la est ru ctura de la te nencia de b tierra y las
étnico-raciales de otras partes del mundo.
19 " for mas de producc ió n, las relaciones de consanguin idad, los accidentes de la his-
De hecho, en Antioqui a existían diferencias religiosas, étnicas y raciales, y fueron
características distintivas de la manera como se desencadenó la violencia en la región.
1 toria y otro si nnúmero de tntangibles. Un conservador antioqueño moderado, por
ejemplo, podía adopta r simul táneamen te el libre comercio y el federalismo ( posi-
En efecto, el argumento de este estudio es que la Violencia en Antioquia no puede ciones típicamente asoc iadas con el liberalismo) y, no obstante, apoyar la Igles ia
entenderse si no se toma en cuenta el papel que jugó la percepción de diferencias
geoculrurales -profundan1ente enraizadas- en disrintas sub-regiones antioquenas.
Dichas diferencias fuero n a menudo tan cruciales o más que los facrores partidistas en
l católica. Lo que diferenció los partidos colomb ianos de los partidos libera les y
co nservadores de otros países latinoamericanos fue h capacidad del sistema colom -
biano para fomentar la profunda identifi cación de la mayoría de los ciu dadanos
determinar la intensidad, incidencia y trayectoria de la violencia en la región. con los partidos 20 Los partidos co lombianos atraían a individuos de todas las
Para aclarar la manera en que la ex periencia antioqueña de la Violencia difiere de clases sociales, regiones y orígenes raciales o étni cos, y, según afirm an algunos
las interpretacio nes históricas del fenómeno y el significado que tienen dichas diferen- académicos, en ausenc ia de un ser.tido de la identidad nacio nal bien desarro llado,
cias para el estudio más general de la violencia en Colombia, he dividido el resto de esta la afi liac ió n política a un partido moldeó el sentido de identidad propio y las
introducción en tres partes. Primero, ofrezco un breve panorama de la pblítica y la creencias del colombiano promedio desde el siglo XIX y a lo largo del XX.~ 1 La
sociedad colombianas en las décadas anteriores a la Violencia. Luego, resumo las dis- identificació n co n uno d e los dos partidos también persistió en Colombia mucho
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A SANGRE v Fu EGO: LA v iOlENCIA EN .1\NTIOQUIA , CoLOMBIA, 1946-1953 I NTRODUCCIÓN
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25
paso a sistemas multipartid iscas en otras reg1on es de América Latina. definitiva de Panamá.
- T-~ ro lírica v hs diferenci:Js ideológicas enrre liberales y co nservadores alimen- \ El temor a que la continuación de la guerra causara un desmembramiento aún
·~ '>"
t~ron la mayoria de las reiter:Jdas guerras civiles que hicieron famosa a Colombia en r- mayor del territorio ( más allá de la dramática pérdida de Panamá) y que el futuro
d siglo XIX, au nque sería mis apropiado usar el término "escaramuza" para des- "' económico de Colombia se comprometiera, justo en el momento en qu e el café
r.
cnbir la mayorí a de las llam adas "guerras civiles" qu e tuv1eron lugar en Colombia ~ parecía prometer una salida al estancamiento eco nómico, convergieron para qu e la
ames de la Guerra de los Mil Dias ( 1899-1903). Los aparen tes catalizadores de t lucha finali zara. El General Rafael Reyes, qui en estu vo detrás de la eliminació n de
t
d ichas "guer ras" no fuero n ins ignifica ntes ( la clausura de conventos, la abolició n
de la esclavitud, b adquts ición de poder po r pane de los artesanos, las luchas para l
t
las políticas más excluyentes de la Regeneración (como se co noc1Ó el régimen de
Núñez) y el primero y breve mandatario militar del siglo XX, llegó al poder en
~1
tomar el comrol del gob ierno cemral, etc.), pero rara vez comprometieron a más de 1904. Reyes gozaba del apoyo abierto de la facción moderada de los conservadores,
un pequeño porcentaje de colom bianos en combates fí sicos reales. El número de víc-
f
t' conocida como "los conservadores histó ricos" - muchos de los cuales eran capita-
l
apoyo de los co nservadores rcYocó muchas de las reformas políticas y soc iales f'· Varios aspectos de la producción cafetera la convirtieron en el foco de atención en
aprobadas durante varias décadas de dominio polí tico liberal. La Consti tución de torno al cual los miem bros de ambos partidos y numerosos intereses regionales pudie-
1886 reemplazó la auto no mía de los estados por el ce ntralismo estricto, co nvirtió ron coo perar, dejando de lado los antago nismos partidistas que habían debilitado la
cargos qu e antes eran de elección po pular en un sistema jerárquico de nombra- f estabilidad política nacional durante el primer siglo de existencia de Colombia como
mientos gubernament;¡ les, estableció requisiws de alfabet ismo para el sufragio nación. En primer lugar, para 1920, una cantidad considerable de habitantes, tanto de
masculino en las elecciones nacionales y restauró la preemmencia de la Iglesia regiones liberales corno conservadoras, se habia asoc iado a la producción o
23
Católica Romana en asuntos como la educación públi ca. . La severa caida dd comercialización del café. En segundo lugar, el café se cultivaba tanto en las tierras de
precio del café dur:.ntc la segunda mitad de la década de 1890, así como el creciente grandes terratenientes de las regiones orienral y central, corno en las de pequeños y
descontento entre los liberales a causa de su exclusió n polírica, terminó po r encen- medianos propietarios dr la cordillera Central (e ntre éstas Antioquia y las regiones de
der la chispa qu e desencadenó la G uerra de los Mi l Días (1899-1903), el último la colonización antioqueña hacia el sur). C harles Bergquist ha afrrmado de manera
y el más graye con fli cto civi l del siglo XIX en Colomb ia. 2• En contraste co n las persuasiva que estas circunstancias aseguraron que "una gran proporción del cuerpo
limitadas batallas caracterísricas de luchas anter io res, es ta guerra produjo más de político colombiano se identificara con la economía política de intereses de importa-
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A SANGRE v FuEGo: L A VIOLENCIA EN ANTIOQUIA, CoLOMBIA, 1946-1953
1NTRODUCCIÓN
ción y exportación conrrolada por el gobierno desde 1910" y que los pequeños
La inversión en obras públicas sin precedente y el crecimiento d e empleo
propietarios "respaldaran totaLm~nte la ideología política liberal, el conservatismo
industrial iniciaron la transformación de Colombia, que durante las primeras dé-
social y las políticas económicas favorables a las exportaciones del nuevo orden" 2 ~
cadas del siglo XX pasó de ser de un país predominantemente rural y cam pes ino
De 1910 a 1930, a pesar de las diferencias entre liberales y conservadores,
también surgió un consenso entre hombres de negocios y cafeteros con respecto a i a ser un o cada vez más urbano. En 1925, se consideraba que un tercio (3 1,5%) de
la pobl ac ión colombiana era urbano y para I 9S l casi la mi tad de la población
la importancia y necesidad de inversiones estatales en infraestructura y desarrollo
(46,2%) vivía en áreas urbanas. La migración del campo a las ciudades sólo se inte-
económico. Durante estos años, muchos de los principales líderes;'de la elite de
ambos partidos se casaro n entre ellos, asistieron a los mismos colegios, y domina-
ro n la política regional y nacionaL 29
En particular. la década del 20 presenció un
gasto público y privado sin precedentes en un ambicioso programa de obras pú-
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rrumpió temporalmente con la reducción del empleo durante el período de recesión
económica entre 1928 y 1932
3 1
Los efectos del crecimiento urbano -la presión
sobre los servicios públicos, el aumenro del costo de vida y el surgimiento de una clase
popLUar cada vez más clan1orosa- se sintieron en ciudades como Bogotá, Medellín,
blicas y edu cación. Pero la inve rsión y el crecimiento económico no beneficiaron [ Cali y Barranquilla.
32
D e esta manera, en 1930, la urbanización coincidió con el
~
a todos los colombianos durante los años de bonanza conocidos como la "danza de ~
paso a w1 período de gobierno liberal, después de cincuenta años de régimen conservador
los millones" . La coalición conservadora de cafeteros, exportadores e industriales f y con el surgimiento de exigencias populares de mayor reconocimJento y participación
que dominó las fortunas políticas colombianas durante más de dos décadas, se vino
abajo de manera calamitosa en 1930, en medio de rumores de malos manejos fisca-
f política. Estos profUndos can1bios nacionales se refle¡aron en la ad.minisu·ación del libe-
ral Alfonso López Pumarejo, quien, en 1934, se alió con sectores de su partido para
les y acusaciones de haber sacrificado vidas de nacionales para proteger los intereses orientar bs políticas liberales de manera más progresist;¡ y socialmente incluyente.
estadounidenses, dura me la huelga de los trabajadores de la Umred Frwr Company,
en Santa Marta, en 1928:'0
f La Revolución en Marcha (1934- 1938) de Alfonso López Pumarejo fue una
34
35
,•
fNTROOUCCIÓN
A SANGRE Y fuEGO: LA VIOLENCIA EN .A.NTIOQlliA, COLOMRIA, 1946-1953
su intención abollr las grandes propiedades.oi Aunque los disturbios rurales dis- intereses de las elites. Encontró a Eduardo Santos, reconocido hombre de negoCios
minuyeron después de entrar en vigencia la Ley 200, la ley de reforma agraria y patriarca de la familia propietaria de El Tú:mpo, el periódico bogotano de mayor
formalizó la propiedad de sólo un número limitado de solicitudes de ocupantes circulación del país. Durante su presidencia (1938-1942), Santos acalló el desaso-
ilegales y aumentó además la dificultad para probar la validez de las peticiones siego laboral, sofocó las huelgas y desvió las exigencias popu lares, a fin de reducir
radicadas después de 1934. 38 La reacCIÓn de la elite contra esta ley se basó más en el movimiento sindical que su predecesor había alimentado y estimulado. 42 A
su percepción como amenaza que en su impacto real. pesar de la desconfianza que generó entre algunos miembros de la elite, Alfon~o
López Pumarejo siguió siendo un carismático líder político y regresó al poder en
Las políticas sociales Lopistas, sumadas al reconocimtento y legalización que
I 942 con el apoyo de los mismos grupos cuyos mtereses defendió durante su
el Presidente le dio a las organizaCiones sindicales como la Confederación de
primera presidencia. Pero el segundo período de López resultó ser una decepción para
Trabajadores de Colombia (CTC) y la introducción del sindicalismo organizado
sus seguidores más progreststas. Las divisiones internas del Partido Liberal, la cada vez
en el ames restringido ámbito político alimentaron el resentimiento de sectores
9 más feroz oposición conservadora y la mtensificación del conflicto partidista rural
pudientes, mtre ellos, los capiralistas antioqueñosJ Además, la tolerancia de López
culminaron, en 1944, en un fallido golpe militar encabezado por oficiales del ejército
de líderes comuntstas -muchos de los cuales encabezaban importantes sindicatos
descontemos con el segundo período de López como Presidente (1942- I 945):B
de sectores estratégtcos como el petróleo, el transporte y la m;nería afiliados a la
recién creada CTC- provocó que los miembros más reaccionarios de ambos par- Cuando López se vió obligado a abandonar el cargo y el liberal Alberto Lleras
10
tidos repudiaran la administración Lópcz y la tildaran de peligrosamente radical.· Camargo asumió la presidencia en l 945, se pronunció aún más la tendencia con-
La alarma casi histérica manifestada por los empresarios e industriales a causa de la servadora en asuntos sociales, ya evidente en los últimos años de gobierno liberal.
defensa de López de los mtereses de la clase obrera, sumada a la expansión de la Uno de los primeros actos de Lleras Carnargo como Presidente fue la disolución
autoridad estatal entre 1934 y 1938, constituyeron el telón de fondo decisivo de un de una larga y amarga huelga liderada por los trabajadores de la Federación de
aumento en el discurso vituperante contra el comunismo, que a su vez ayudó a Trabajadores del Transporte del Magdalena (FEDENAL ), tal vez el sindicato
incitar la violencia partidista en la década del 40. La profunda polarización de colombiano más fuerte y el único que congregaba a un gremio exclusivo 44 Lleras
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I NTRODUCCIÓN
A SANGRE v FuEGo: L A VIOLENCIA EN ANTIOQUIA, COL.OM~IA, 1946-1953
ca 01 argo también implementó la Ley 6 de 1945, la cual reglamentaba los pactos miento de políticos que no pertenecían a la elite, envalentonados por la extensión de la
]ecrivos en Colombia. Si bien ma lev confirmaba los servicios sociales y bene- educación y el sufragio que había tenido lugar durante las dos décadas anterioresY La
c0 ,
fícios que los sindicams habían ganado bajo la Revolución en Marcha de López clase baja urbana y los aspirantes al poder político, provenientes de la clase media
pumarejo, también marcó un cambio contundente en las relaciones que se habían provmCLana o los sectores pequeño burgueses, juntaron fuerzas con el fin de pre-
establecido en los años 30 entre los sindicatos, el Partido Liberal y el Estado. La sionar a una apertura de la esfera política. El choque entre las fuerzas populares
]cy establecía de manera estricta los criterios para definir el carácter legal de una representadas por políticos jóvenes de ambos partidos y una elite preocupada por
¡,uelga. declarando ilegales las huelgas en el llamado "sector públicó", que com- defender el régimen exclusivista y paternalista de la Colombia anterior a 1930 alcan-
prendía a trabajadores de obras públicas, transporte, comunicaciones, gobierno zó un clímax decisivo en la campaña presidencial de 1946.
central }' municipal (sec tores donde más pesaba la influencia polírica en la contra- El Parrido Liberal se dividió en torno a las candidaturas de Gabriel Turbay
pción de trabajadores). Los anteriores eran justamente los sectores más beligerantes (candidato oficial del partido) y el disidente, Jorge Eliécer Gaitán, y perdió las
de ]a fuerza laboral y los que más dependían de una alianza con el Estado liberal elecciones frente al conservador moderado Mari;mo Ospina Pérez. De nuevo sur-
45 gió, a nivel municipal, un conflicco entre los parcidos, similar al de comimzos de
p:tra su bienestar. El argumento de que no cumplían de manera estricta con los
criterios de la definición de huelga del Código Laboral se convirrió en la base para los años treinta, cuando el poder pasó de las manos conservadoras a las liberales.
rechazar las exigencias de los trabajadores, por bien intencionadas y legítimas que Los conservadores que habían quedado al margen de la participación en cargos
fueran. Los intereses populares y de la clase obrera, ya golpeados por la reducción directivos gube rnamentales y de elección popular, durante los amenores diecisé1s
de ]os salarios reales, el desempleo y la intimidación oficial, se vieron más debili- años de hegemonía liberal, celebraron la derrota liberal con su exclusión inmediata
tados aún por la pérdida del amparo estatal.'r' de los cargos, con acros de intimidación y acoso físico en varios departamentos
Además del aumento de ];¡ urbanización, la industrialización y la incip tente colombianos. Aunque el propio Ospina realizó su campaña a partir de una plata-
,1dquisición de poder político de la clase trabajadora organizada durante las décadas forma bipartidista que prometía la iaclusión de liberales en su gabinete y en las
de I 930 y 1940, un sector medio emergente de políticos profestonales de clase gobernaciones y posiciones de los gobiernos municipales, su posrura encontró
n 1cdi:1 o humild~ también había llegado gradualmente a exigir una mayor partici- considerable oposición por parte tanto de extremistas del Partido Conservador
pación política en el escenano nacional. Algunos de estos políticos profesionales como de los seguidores liberales de Gaitán. Cuando el Partido Liberal ganó las
se identificaron co n el programa adoptado por la elite tradi cional de los partidos, elecciones parlamentarias de 1947, se disolvió h base del compromiso de la Unión
pero otros utilizaron las arengas populistas y la crítica a las políticas bipartidistas Nacional de Ospina. 4 ~ Desde ese momento aumentaron constantemente las ten-
p<1ra ampliar su apoyo electoral y concretar su partic1pación política tanto en los siones entre el gobierno conservador y la oposición, cuyo clímax fue alcanzado
directorios de los partidos como en el oobierno nacional. La división entre la con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, el 9 de abril de 1948.
o
cultura política del "convivialismo" (como se denominó el régimen político El "Bogotazo", como se conoce el levantamiento popular que surgió como
bípartidista apoyado por un sector de las elites) y la nueva política de inclusión de respuesta al asesinato de Gaitán, dejó la capital de la nación convertida en una
las masas se encarnó en la figura del populista liberal Jorge Eliécer Gattán. Hom- humeante masa de ruinas; las iglesias y ed ificios públicos se transformaron en
bre de piel oscura y cuna humilde, Gaitán simbolizaba no sólo la emergencia social pilas de escombros, los tranvías fueron descarrilados e incendiados; los almacenes
de lo mestizo, urbano y popular en la sociedad colombiana, sino además el surgi- saqueados; las aceras de la ciudad cubiertas de vidrios y las mercancías arruinadas.
38 39
'.
·Í
aquella anónima y peligrosa "chusnu", que tanta ansiedad había causado en la ~i Insistiendo en que la violencia estaba bajo control, negando su severa realidad y
culpando de su ex1srencia a aislados bandoleros depravados, el gobierno nacional
imag1nación de las clases dominantes. Parecía haberse cumphdo l.a amenaza, duran- F
te aí'ios inminente, de un ataque a los privilegios de la eEte perpetrado por un ejército parecía insensible frente a su incapacidad para afirmar su autoridad fuera dr Bogotá
49
sangriento y harapiento, compuesto por los excluidos de la nación. Rodeado de una
y de las principales c1udades del país. Ya para I952 había en curso tentarivas de
ciudad saqueada y en llamas, inseguro sobre el número de soldados o ciudadanos ·¡. establecer un diálogo entre los miembros más moderados de los parridos. muchos
que lo defenderían, Ospina se resistió sin embargo a la exigencia de los liberales de .. de los cuales representaban intereses económicos importantes. Varios meses después,
abandonar el poder 5 0 En vez de ceder, el Presidente purgó la policía de liberales un golpe militar --d primer y único golpe militar en la Colombia del siglo X..X.,
respaldado por muchos c1viles y miembros de la ehte- puso fin a la presidencia de
(muchos de los cuales se habían vuelro contra el gobierno y estaban colaborando
con los amotinados). cambió su gabinete y una vez más intentó establecer un gobier-
no bipartidista. También llevó a b práctica refonnas modestas en el sistema de
1 Laureano Gómez, el I3 de julio de 1953.
La dictadura militar que llegó al poder bajo el liderazgo del General Gustavo
seguridad social, estableció contmlcs a los precios básicos de los aLmentos y patrocinó
1 Rojas Pinilla en 1953, qUien gobernó el país hasta 1957, inicialmmrc logró redu-
una misión económica estadounidense para que examinara las políticas de desarro-
llo del país y ofreciera recomendaciones sobre la mejor manera de maximizar la
efi6enc1a del Estado. 51 Pero la tentativa de Ospina de alejar su atenctón de los
¡ cir las tensiones partidistas en Colombia. 55 El gobierno amnistió a grupos de
guerrilleros liberales y sacó de escena a algunos de los más odiados líderes locales
conservadores, encargados de movilizar grupos paramilitares contra la oposición
temas relacionados con los partidos para centrarse en asunros tecnocrát1cos me-
nos polémicos resultó un fracaso. El líder del Partido Conservador, Laureano
1 liberal en áreas rurales. Luego de un breve período de sosiego, sin embargo, la
violencia motivada por las diferencias partidistas dio paso a la delincuencia co-
Gómez, y sus seguidores (conocidos como laureamstas) dirigieron una violenta mún, el bandolerismo social y a incipientes ligas campesinas radicales. Más aún, la
campaña por la presidencia durante el año de 1949, la cual alimentó aún más las creciente ambición política de Rojas Pinilla empezaba a asustar a miembros de la
animosidades partidistas en las zonas rurales de Colombia. Tras el aumento de inci- elite y aquellos grupos civiles que habían apoyado inicialmente su golpe militaL
denres de agitación partidisra, Ospina Pérez declaró el Estado de Sirio y en noviembre En 1958, el poder regresó :~1 régimen civil, y en un intento sin precedente por
de 1949 cerró el Congreso de manera 5
definitiva. ~ El Congreso permaneció inacti- poner fin a la violencia y simultáneamente evirar intervenciones militares futuras,
vo durante los siguientes nueve años. los líderes de los partidos Liberal y Conservador hicieron un pacto para compartir
Una armósfera sur_realista envolvió a Colombia entre 1950 y 1953. En tanto la el poder, conocido como el Frente Nacional. Lo que comenzó como un conflicto
violenCla aumentaba en las zonas rurales )' distintos grupos orientados por líderes partidista en las zonas rurales adoptó un molde distintivamente social y económico
durante los últimos años de la década de 1950, dando origen en algunas áreas al
localesy regionales aterrorizaban el can1po, en Bogotá, Laureano Gómez gobernaba
aparentemente alejado dd estrépito y el clamor de la exter.dida contiendaY En áreas germen de lo que constituirían los grupos insurgentes de izquierda en la década de
urbanas como Medellín, los negocios siguieron normalmente, y de hecho, florecie- 1960. Parecía que la violencia no había terminado, sino simplemente evolucionado.
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A SANGRE v F uEGO: LA VIOLENCIA EN ANTIOQUIA, CoLOMBIA, 1946- 1953
JNTROOUCCIÓN
Cómo interpretar la Violencia ·f posición de guienes luchaban, sus objetivos exactos o las implicacio nes a largo plazo
Durante los años sesenta, los científicos sociales asumieron el reto de entender
la Violencia e idearon numerosas teo rías para explicarla. Emre otras explicaciones, se
,¡ de la revolución. De manera similar, la Violencia colombiana ha
fen ómeno extraordinariamente heterogéneo y compl ejo. 5 ~
demostrado ser un
atribuía la violencia en Colombia a los conflictos provocados por la transición de En efecto, los estudios recientes sobre la Violencia plantean tantos interrogantes
una sociedad "premoderna" a una "moderna", a la exagerada agresión atizada por como responden viejas preguntas. Revelan, por ejemplo, cuán poco se sabe en realidad
rivalidades en torno al status social, o a rivalidades entre sistemas clientelisras en los
cuales los campesinos seguían ciegamente los dictados de los directori"os partidistas 1 sobre el fUn cio namiento de la política colombiana en los ámbitos local, regional y
nacional, o sobre la organización interna de los propios parridos. Esos partidos, ¿eran
59
o el gamonalismo.SC' Aungue el marco teó rico d el clientelismo ofrecía claves para monolíticos' ¿De gué manera se definía la afiliación partidista de los individuos
entender el alcance de la violencia, aparememente nacional, no lograba ex plicar si f,, penenecientes a diferentes clases, regiones o grupos érnicos o raciales?c-o ¿Es cierro gue
las disputas origi nadas entre los líderes de la elite en Bogotá podían incitar a los la afiliación partidista er:~ más importante gue cualguier Q[rü facror de identidad en
Ciudada nos más distantes a tomar las armas, ni la razó n por la cual una camidad f Colombia?
61
De no ser así, ¿gué factores moldearon las creencias, h~ acc io nes y el
considerable de áreas del terri to rio colombiano no fu eron tocadas por la Violen-
cia. D ejando a un lado el vago atractivo "cuasirreligioso" del discurso partidista, t sentido de identidad de las personas? Se sabía menos aún sobre la naturaleza del Esta-
do colombiano, gué tan fUerte o débil et·a, e incluso si existía un Estado central o no.
en realidad ¿cómo se diseminaro n y comprendieron b ideología y la lealrad al ¿El poder estaba ce ntralizado en el Estad o, a tal g rad o --como lo han afirmado
partido enrre los colombianos? algunos investigadores- gue la competencia entre los partidos por su control pudo
Los nu evos trabajos académicos de los años setema adoptawn orros enfogues desencadenar una agitación nacional del alcance de la Violencia?c'2 ¿O el problema fue
analíticos para emender la Violencia, desplazando la inves tigación del fenómeno
1 todo lo contrario? ¿Quizás no existía un Estado cemral o és te tenía una presencia tan
en o rras direcciones. El poder del Es tad o, la expansión del escenario político, el
surgimiem o de nuevos actores y líderes políticos como Jorge Eliécer Gaitán en las
décadas inmediatamente anteriores a la Violencia, y la búsgueda de formas alter-
!¡ leve en la mayoría de las áreas del territono nacional guc cuando estalló demostró ser
mca paz de controlar el conflicto entre los partidos políticos omnipresemes' 6.l
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A SANGRE v F uEGO : LA VIOLENCIA EN ANTIOQUIA, CoLOMBIA, 1946-1953
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f
•.. I NTRODUCC IÓN
por la figura de Gairán, afir mó Braun, no eran las difere ncias ideológicas, sino la
En dos análisis de la violencia muy influyemes se plantea que la Violencia fue el
cuestión de cómo tratar a las clases bajasn Gairán desafió el aislamiento de la política
y de la creciente competencia entre dos
1
resultado del dientelismo partidista excesivo
de caballeros, deleitándose precisamente en sus orígenes plebeyos y de mezcla racial, y
partidos mo nolíti cos por controlar el acceso al Estado central. Por una parte, Paul
manipulando su idenrificación y atractivo para las clases populares en un movimiento
~i
Oquist argumen tó que a medida que el Es tado creció en la década del .30, la
polírico más amplion Braun no creía, sin embargo, que la base de la vio lencia hubiera -
cot~pctenc!a entre los líderes conservadores y liberales por monopolizar el acceso ~¡',
sido el contenido revolucionario o de insu rrección del mensaje de G;~itán a los pobres.
__a los dineros e influencia del Estado se hizo cada vez más urgente. Según Oquist,
Por el contr;uio, en la opinión de Braun, Gaitán tenía una acritud fundamentalmente
la lucha por lograr el control "hegemónico" del Estado colombiano desencadenó
pequeño burguesa hacia las masas, las exhortaba a bañarse a diario, a actuar de manera
la violencia que condujo a su "colapso" . 68 El sociólogo francés Daniel Péca~t, por
responsable y a superar su condición socioeconómica mediante el trabajo duro y la edu-
otra partf, afirmÓ qu e el poder del Estado para construir un sentido de identidad
cación, no mediante la lucha de clases.n Braun sugirió que la reacción excPsiva contra las
nacional o actuar como árbitro suprapanidista del conflicto entre diferentes secto-
clases más bajas, den1onizadas por largo tiempo, por una clase dominante aterronzada
res de la soc iedad colombtam había sido eclipsado por la persistencia de dos
por sus propios prejuicios, junto con su concepción errada del mensaje político de Gaitán,
"subculturas" .69 Estas subculturas se definían mediante la identificación individual
la condujo a endurecer peligrosan1ente las condiciones del juego político.
con uno de los partidos, Liberal o Conservado r. Puesto que sólo la afdiación parri-
dista podía garantizar la satisfacció n de las neces idades materiales mdividuales y la La retórica divisionista e insultante empleada por la elite de la época tu vo el
supervivencia física, cualquier conflicto emre los panidos incvitablemenre conducía efecto involuntario de promover y legitimar la violencia entre los miembros de los
a un conflicto generalizado. El uso de la fuerza, sobre el cual el Estado colombiano partidos que no provt:nían de la elite, en lugar de reafirmar el ststema político tal y
nunca había tenido el mo nopolio compleco, sugería Pécaut, se dispersó más entre como había existido antes de que Gaitán movilizara a las clases pop ulares. Aunque
los intereses co rporativos enfrentados, a medida que se in tensificó la competencia Braun notó que tanto las elites liberales como las co nservadoras de igual manera se
oponían a Gaitán, culpó más a los conservadores que a los liberales po r el inicio de la
parcidisra por el control del Estado.
violencia_ Braun argumentó que los esfUerzos de los conservadores por apuntalar una
Varios académi cos le di ero n más precisión empírica a las hipótesis sobre la
posición electoral erosionada, condujo al partido a desencadenar la violencia con el fin
violencia planteadas por Oquist y Pécaut. Por ejemplo, H erbcrt Braun se centró
de recuperar la lealtad de Ías clases populares, e implicó que cuando los conservadores
en las manifestac io nes urban as de la violencia en vez de las rurales, más precisa-
se dirigían a los trabajadores, adoptaban la retórica socialista cristiana solamente como
mente en el preludio y las consecuencias desastrosas del asesinato de G:.itán en
táctica política para debilitar el movimiento de Gaitán. Aunque el esfuerzo por susti-
Bogo tá, el 9 de abril de 1948. Con mucho más detalle que Pécaut, Braun reveló el
tuir a los liberales en el mando sin duda fue un factor decisivo del fom enco de la
carácter aislado, aristocrático y reservado del juego político en la Colombia ante-
violencia, es posible que Braun haya sido demasiado escéptico al presuponer que la
rior a Gaitán. Braun argumentó que los miembros de los partidos qu e pertenecían
adopción de algunos conservadores de una oerta posición socialista cnstiana con res-
a la elite coincidían en sus puntos de vista e intereses, y qu e ias decisio nes políticas
pecto a los trabajadores fuera tan sólo una pose. 74
no se tomaban en el Congreso, sino más bien alrededor de tragos de whiskey en
los exclusivos clubes Gun y Jockey de Bogotál 0 La cuestión crítica siempre pre- Las tesis de Braun eran bastante convincentes, pero su estudio se limi tó a
sente en la mente de la elite colombiana y elevada al punto de urgencia histérica Bogotá, dejando sin respuesta si sí o no y de qué manera Gaitán y la reacctÓn que
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A SANGRE y F UEGO: LA VIOLENC IA EN ANTIOQUIA, COLOMBIA, 1946-1953
I NTRODUCCIÓN
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Al igual que Sánchez,
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INTRODUCC IÓN
nómicos y políticos de la región y la nación. Tales cambios generaron tensio nes no sólo
entre clases o individuos, sino también entre las veredas, pueblos, regiones y el gobier-
Pécaut y Ül¡uist, Ortiz reconoció la unportancia de la identidad partidista para ;-t
no nacional. 115 Ortiz concluyó que la violencia se debió menos a una relación umbilical
perfilar la u ayecroria de la violencia, pero también notó que en el surgimiento de la
violencia influyero n el lugar de nacimiento, las relaciones familiares, la lealtad rnum-
l emre los políticos nacwnales dominantes y sus obedienres seguidores en las localida-
des, que a la presencia de actores sociales específicos que operaban en determinado
cipal y las relaciones entre los partidos.~' Aunque Ortiz reconoció la débil presencia
' conrexto, quienes podían optar o no por identificarse con ideologías y m ov1m 1entos
del Estado, no estaba de acuerdo con O quist, quien presupuso que la ausencia del
.~
nacionales con el fin de lograr sus objetivos y satisfacer sus asp irac iones locales. 86 _
Estado provoca necesar iamente un vacío de autoridad. Ortiz, en cambio, mostró
cómo las creencias y los arreglos políticos locales no eran automáticameme afectados El caso de Amioquia, entonces, ¿cómo encaja en el marco de referencia m ás amplio
por los acomecimientos nacionales.~ 2 Oniz reveló el nexo entre el compor tami ento di" los estudios regionales de violencia? La expcnencia de Amioguia durante la violencia,
'l
y la comprens ión po lítica local y la manera en que se operaba en el ámbito regio- ¿en qué formas, confirma o desafia los resultados de otros estudios de la Violencia en
nal, argume ntan do que las disputas lejanas entre líderes na cionales vagamente Colombia como totalidad?
reconocidos carecían de importancia, a menos qu e coincidieran con luchas locales Um di" las premisas centrales de este libro es que la violencia en Antioquia
en pos de gana ncias, límites terri to riales y padrinazgos. Ortiz también centró su __ estuvo íntimamente ligada a las luchas entre los gobie rnos departamental y central,
atenció n en determinar exactamente quién tenía poder y cómo lo usaba a nivel de y entre el depa rtam ento y los habitantes de las zonas periféricas por el derecho a
la vereda y el municip1 o.R-' Más que asumir que las relaciones clientelisras funcio-
1 imponer sus propias prácticas políticas, sociales, eco nómicas y culturall"s. Es más, la
nab an de arri ba hacia abajo, d emostró de manera convincente qu e éstas se
renegociaban permanenremente de abajo h ac ia arriba. Bogotá y el municipio esta-
1 violencia a mediados del siglo XX se desató a partir de co nflictos latentes y no resuel ros,
en las áreas donde fi.¡e más intensa, y no se puede entender fi.1era del contexto de tTansfor-
ban co nec tados por lazos inmncados y dinámicos existentes entre los gamo nales t maciones y cuestiones estructurales más amplias que afeaaron a Colombia como una
y los políticos naCio nales. La m oned a de la adhesión po líti ca eran el cli entelismo totaL dad. Si bien ningún marco de referencia analítico puede captar totalmente la multi-
y los votos. pLcidad de razoni"S por las cuales hubo o no violenCia en localidades específicas, una
O m z tradujo a términos locales el co ncepto imroducido por Pécau t, Sánchez lectura cuidadosa de los incidentes violentos individuales en Antioquia puedt' ha cer
y Braun del político profesional, quien a m ediados del siglo ganó poder y desafió aflorar las múltiples realidades vividas que son cruciales para reconsrruir la violencia y
a la elite. Gairán, por ejemplo, después de una recepción inicial tibia, atrajo gradual- las causas que continúan moldeando la incidencia geo-específica de la vio lencia en la
mente el apoyo liberal en el Qumdío, pero d espués del asesinato se desvaneció de la Colombia contemporánea. Un estudio regional de la heterogeneidad de la violencia
políLica en la región. 34 La Violencia sw:gió, más que como resultado de la muene de local permite, por lo tanro, explorar las m aneras co ntingentes históricamente en que
Gairán, a raíz de la intrusió n de "forasteros" - policias y alcaldes nombrados en los los d iferentes sectores de la sociedad, en diferentes momentos y lugares, cuestionaron
municipios por el gobierno ce ntral y regional en 1949, cuya presencia perturbaba y redefinieron el significado de conceptos como Estado. afiliación par tidista, cliemelismo,
las redes dl"l poder local- ambi ciosos de convertirse en gamonales. identidad regional y ciudadanía.
Al explorar las alianzas y confrontaciones de los años 40 y 50, Ortiz también rastreó La Violencia en Colombia versó (y sigue versando) sobre la formaci ón del Estado.
las complejicL1.des de las lealtades individuales, situándolas en un marco de cambios eco- El proceso de formación del Estado ocurrió y se debatió en múltiples luga res entre
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...,
1,
,
sectores diversos y dinámicos, y produjo resultados diversos. La manera como los
participantes departamentales padecieron los efectos de la formación del Estado y la
manera como respondieron a ellos varió en relación con las posturas individuales y
J exigencia" . En esre último caso, el Estado representa un inrento de "dar unidad,
coherencia, esrructura e intencionalidad a lo que en la prácrica constituyen inten-
ros de dominación con frecuencia desunidos y fragmentados". 87 Para Sayer y
colecúvas específicas y subjerivas en el deparramento y la nación. El surgimtenw de la
violencia en Antioquia no fue, por lo tanto, resultado de la diseminación monolítica, l Corrigan, aqueUo que denominamos "el Estado" esd sujeto a constanre cambio y
renegociación. tstudtarlo requiere abandonar la noción de que existe un aparato
coherente y verrical de odios partidistas heredados, ni tampoco el resulcido de lioa
ya definido y toralmeme operarivo en el cual se centra el poder. En cambio, sugie-
estraregia o mandato del gobierno cenu·al. Más bien, la escalada de conf1ittos partidis-
ren Sayer y Corrigan, el estudio del Esrado es el esrudio de la manera como se
tas entre liberales y conservadores colombianos ofreció el elemento catalizador para
desarroUan y ejercen las prácticas de régimen/gobierno a lo largo del tiempo. La
que en la década de los 40 afloraran los conflictos departamenrales y locales, creando
cuesrión cenrral de la investigación es en consecuencia cómo se construye y naru-
así oportunidades sin precedente para que los sectores antes marginales emprendieran
raliza el poder político, los efecros de dicha naturalización y las maneras como
luchas divergentes en su ,búsqueda de poder. No todos los antioqueños experimenta-
aquellos, a quienes el estado supuesramenre domina, tamb~én moldean la práctica
ron su relación con el Estado o los partidos de igual manera. En efecto, en Antioquia
de la política. "Los desempeños", afirman Sayer y Corrigan, constituyen una di-
existieron simultáneamente múltiples realidades. Las maneras como los antioqueños
mensión eructa! del poder que se representa a sí m1smo como "el Estado" y a
negociaron la complejidad y los desafíos de los cambios a mediados del siglo XX, y las
razones por las cuales dichas negociaciones se expresaron más violentamenre en las
zonas periféricas consrituyen un aspecto esencial de las hisrorias individuales que con-
., ....
nosotros como el "cuerpo polírico": "el ejercic1o del poder es lo que en sí mismo,
pura y sencillamente, autoriza y legitima; y lo hace, más que manipulando las
creencias, delin1itando las ft·onteras de lo posible". 88
forman la más amplia narrativa de la violencia regional en esre Lb ro. En reswnen, en las . .
Por lo tanto, son los rituales mundanos -como obrcner una patente de con-
áreas afectadas más gravemente, el período de la Violencia no representó la culmina- ¡;'
ducción, respetar los límites de velocidad y pagar impuestos-lo que consrruye el
ción ni la cúspide de una historia de odios parridistas, sino que más bien marcó una
poder y con el tiempo lo legitiman. Sayer identifica la insritucionalización de
etapa crítica en la histona de la formación del Esrado y de la idemidad regionaL En
dichos rituales con el aspecto coercitivo del ejercicio organizado del poder. Pero
las áreas periféricas que constiruyeron el foco central del conf1icto, la Violencia
las prácticas de coerción también habilitan el poder. La gente puede aferrarse a las
represenró una lucha fundamental -y el máximo fracaso--. por imponer un
obligaciones o formas in1puesras por el Estado para hacer cosas no imaginadas por
proyecro de régimen departamenral hegemónico, basado en nociones de diferencias
las personas que diseñaron dichas formas. Más aún, el Esrado también "incorpora
culrurales, érnicas y raciales.
elementos de culturas contrahegemónicas" con el fin de promover alguna agenda
distinta, o como mecanismo para alcanzar la "legirimidad". En efecto, "la hegemonía
Un marco teórico para reflexionar acerca del Estado y el clientelismo del Estado es también su aspecto más frágil, precisarhenre porque depende de que la
·;:~:
En una antología reciente sobre el impacto de la Revolución Mextcana y la gente tenga una vivencia de lo que, la mayor parte del riempo, sabe que es una
formación del Estado mexicano, Derek Sayer y Philip Corrigan sugieren que se mentira". 89
puede pensar el con ce pro de Estado como una "cosa" -una entidad tangible y Una formulación teórica del Estado como proceso dinámico y cuestionado,
fija en la cual se cree que reside el poder- o, más dinámicamente, como "una ¿cómo nos ayuda entonces a emender la relación entre el Estado y la violencia en
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SI
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IN·I KODUCC IÓN
A SANGRE y F UEGO: LA VIOLENC IA EN A NTIOQUIA, COLOMB IA, 1946-1953
tales como la obser vancia de los rituales católicos, el matrimonio, la disciplina de se debió principalmente a la disponibilidad de medi os económicos de movilidad
trabajo, el capitalismo y la moderación política. En Antioquia surgió un pacto qut social, a los que se accedía independientememe de la afiliación partidista (por ejemplo
garantizaba un orden m.ínimo y la cmitinuidad de la autoridad, pero éste operó sola- la producción cafetera, la minería o el comercio). Además, se deb ió a la persistente
una estructura de fanulia extensa y nuclear y donde operaba un fuerte sentido del se trataba de un altruismo de la elite per se, sino más bien del resultado del temor a un
catolicismo. La pieza clave del "orden" fue la prioridad de los intereses departamenta- conflicto de clases que terminaba por primar sobre cualqu ier sentimiento de lealtad
les y económicos por encima de las diferencias partidistas, y la reducción de estas partidista. El predominio de la inversión pnvada sobre la pública, o más bien, la
últimas a limites que no desafiaran el status quo departamental. compleja interrelación de las esferas pública y privada en Antioqllla, limitó la movi-
lización e integ ració n de las redes clientelistas regionales en el Estado cenrral. 92
La fu erza de la exige ncia de un Estado departan1ental impidió en Antioquia el
Antes de l 930, los antioqueños que dependían del empleo estatal obviamente for-
surgimiento o la viabilidad de la exigencia de un Estado central hasta la década del 30.
maban parte de máquinas clientelistas de los partidos (los maestros, lcis empleados
Se podría incluso afirmar que L< política del convivialismo, basada en la alianza de los
municipales y el personal de obras públicas), pero éstas eran reguladas a menudo
cafeteros y comerciantes que caractenzó el período entre 1910 y 1930, representó un
por normas departamentales más que nacio nales y los cargos públicos constituían
momento en el cual se minimizó el conflicto entre los proyectos estatales del departa-
un porcentaje pequeño del total del empleo en la región.
mento y la nación porque ambos coincidían. El período entre 191 O y I 9 30 - uno de los
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I NTRODUCCIÓN
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A SANG HE v F uEGo: L A VIOLENC IA EN ANTIOQU IA, CüLOMEIA, 1946- 1953
f t-.TKODUCCIÓI>i
zona m edular del d epartamem o, la co nfor midad con las p rácticas y val ores del
En SLunJ, durante el perío.:io de la Violencia, el clientdismo y la competencia por el
rég imen / gob ierno del Es cado departamental garantizaba la habilitación del poder
control del Ese-1.do jugaron pJpcles centrales en la dcf!mción de la violencia. ta nto en
que -como anota Sayer- es la otra cara de la coerción. Los habitantes de los
Amioquia como en orras partes del país, pero lo hicieron por razones proptas de AntiO(JUla
muniopi os nucl eares podían transformar su confo n11idad con las prácticas del régi -
gue deben entenderse en el ámbiro departamental. Donde el E't<ldo departamental era
men/ go bierno departamental en peticiones al Estado regional para que tomara en
fUerte y goza ba de legitimidad, la violenC!a partidis.k1 nun ca amenazó el statu quo y se
serio sus extge ncias de reconocimiento político e inclusió n. Es más, tanib ién podían
e,·iró o se resolvió de maneras no violenk1S. D onde ];¡ relaCIÓn entre el Estado departamen-
exigir -y esperar- que el Estad o departamental evitara que la vio lencia amenaza ra
ral r la ciudadanía local fUera hostil e imerm.itcnte, las redes del cl icntelismo partidista r el
la prospc;:idad eco nó mi ca local o el stJtus quo sin que impo rtar;¡ ( en la mayoría de
proyecto de un Estado cenn·al chocaron conrra el clientdismo supraparridista y el proyecto
los casos) la afiliac ió n partidistJ.
de gobierno regio nal, provocando así una violenta conflagración que unpidió cualquier
En conrrasre, el mod elo de régimen / gob ierno del Estado nac ional era más an·acrivo mediación. Fue en las áreas geográficas periféricas donde las exigencias drl Estado ceno al
para aquellos sectores de la sociedad antioquei'ía que en la década de 1930 se bencfi- y departamental y sus respectivas redes clientelistas eno·aron en severa competencia r
cLaron de la expansión del conrrol que ejercía el Estado cenrral sobre el erari o y !os constituyemn un notable elememo detonante de la v1olencia.
c:1rgos públicos y de su crecido poder regulatorio logrado reCientemente. El crecirrllento
del Est:~do cenera! coincidió con el ascenso del Partido Liberal al poder. Así, los mi em-
Etnia, cultura y violencia en las zonas medular y periférica
bros liberales d e la clase bajJ y los políticos antioqueños de ];¡ cbse media emergente se
integraro n inicialineme al proyecto de régin1en/gobierno del Estado central mediante En su trabajo sob re fronteras y protesta cam pes ina, Cathenn e LeGrand su-
giere un a es trecha conexión entre las áreas donde la violencia fue más severa en los
la expa nsiÓn del empleo estatal y el reconocimiento y co ntrol de algu nos sectores
si.ndicales 97 El proyectO del Estado ceno·al rambién resulr.aba atTactivo para los antioqueños años 50 y aquellas qu e h abía n padecido co nfli ct'Js po r tenencia d e tierra s rn las
excluidos por el modelo de régimen/ gobierno po lí tico del Estado departamental, es décadas de los 20 y los 30. Los estud ios regio nales de la vio lencia co nfirma ro n
decir, h mayo1Ía de los habita.ntes que vivían en la periferia de la regió n (que incluía qu e hubo una relac ió n entre !os asun tos de tier ras y la violencia, pero se co nsideró
im port:-111tes secrores de sindicaros de obreros de industrias extranjeras dedicadas a la qu e [;¡ co inciden cia enrre los co nflictos por la prop 1edad de la ti erra y la violencia
partidista hJbía ocurrido principalmente en las zo nas caFe teras.cy 8 Existe una co-
mi.nerí:l y la producció n de petróleo). Estos sectores, además de identificarse con el
rrelac ió n bastante clara entre las áreas que padec iero n [;¡ v1o lencia más severa y
Partido Liberal o co n partidos cercanos a la f:1.cción de izqwerda del Pa~rid o Li beral
aqu ellas d onde lubía hab ido lu chas por la tierra en las décadas de los añ os 20 y
(como los par tidos socialista y comunista). desafi aron o no asumieron los valores cultu-
rales que sustentaban el proyecto de régimen/ gobierno departamental . N o reproducir
los años 30 en Antioquia.'~'> Sin embargo, la inciden cia de la rees tru cruració n de lct
los valores asociados a la antioqueñidad les impidió a los habitantes de la periferia parti- tierra y el trabajo no ocurn ó por lo regubr en los muni cip ios cafe teros d e Anr ioquia .
cipar en el convenio hegemónico que gobernaba las relaciones eno-e los habita.n tes de la Una explicació n de la aparente discrepan cia entre la experiencia en Antioquia
zo na medular y las autoridades departamentales. Además, en las zonas periféricas el y en otras regio nes de Colombia podría tener que ver co n la ubicación d e las zo nas
Estado departa.n1ental era inexistente, débil o su presencia se sentía sólo como una fi.terza o fronteras departamentales de reciente colo nizac ión y los patro nes de migra ció n
- represiva. regional. Aunque la co lo ni zación de las fronteras para el cultivo d el ca fé aún se
adelantaba en ciertas regio nes colombianas durante las d écadas d e los años 30 y
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1 •
no amioqucños, al tiempo que las autoridades y los habitantes de las áreas de asenta- hacia el sur hasta Abejorral y hacia el oriente hasta Santo Domiogo. Un pueblo como
miento tradicional despreoaban a los de la periferia por ser todo aquello que ellos no Urrao, situado en b fTootera eotre la zona cafcrcra del suroeste y los pueblos occidentales
creían ser: perezosos, revoltosos, promiscuos, paganos y maliciosos. En la mente de las de Dabeiba, Frontino y la regióo d~ Urabá, estaiÍa en u m posición imetmedia, una zona
autoridades dcpanamemales y de los habitantes del cemro, la periferia estaba ligada al de amortiguamiento entre los valores de la antioqu6i.idad y las amenazas cxtemas a la
desorden y a la necesidad de moralidad y comrol ( por la fuerza, si fuese necesario). integridad de la identidad y el orden regiooal. Eo contraste, el Magdalena Medio, el BJjo
En co ntraste, los hab ita ntes de la periferia co nsideraban el centro. absolutista Cauca, las regiones mineras del oordesre y las áreas del sureste de Antioquia (San Luis,
y excluyente, y dispuesto a responder sólo a las demostraciones locáles de desafío Cocomá) formaron parte de la zona inestable a la que me refiero como "periferia".
y amenaza violenta. Pero en Anrioquia, la desconfianza y la antipatía muw as emre Los apelativos como ''costeño", ''negro" y "cosmopolita", es decir, no blanco, se-
el núcleo y la periferia exiscían mucho antes del adve nimiento de la Violencia y por utilizaroo para legitimar la marginalización o la exclusión y se codificaron como una serie
sí solas habrían sido insuficientes para catalizar la intensa violencia en las zonas de atributos o patrones de comportamiento, que podían o no caracteri:zar a los habitan-
periféri cas. No obstame, durante las décadas de la Violencia, la construcción de res de la periferia, pero que comriruían un marco de referencia que los habitantes de la
es tereotipos de diferencia cultural adquirió _t:_r::_ nueva impor_ta.l"l~i~ cuando las zona medular, las autoridades y la elite antioqueña usaban para describir lo "otro"YX'
áreas periféricas surgieron como las más dinám1c~s y -v;li~~as de Antioquia en Estos comporramientos por lo regular incluían la co nvivencia con caráaer sexual que
términos eco nómicos. Por una parte, el estereotipo de la periferia como un lugar teda la forma de unión libre (en lugar del matrimonio católico). el nomadismo (la
crónicamente carente de gobierno llegó a ser una justificación de la negativa del gobierno migracióo temporal, la tramitorieda.d y el vagabuodeo ), los cultivos colectivos (en lugar
departamental a compromete rse a la poLtica de negociación y compromiso, caracterí.sti- de lotes de propiedad privada), la tendeocia a abrazar movimientos políticos disidentes y
ca de las interacciones del Estado con los residentes de las áreas centrales. Por otra parte, la práctica de religiones populares en lugar de la religión institucionalizada.. 107 Estos
las percepciones locales del Esrado departamental como una fuerza colonial y re- atributos -se creía-- contradecían y ameoazaban los ideales asociados con la identidad
presiva legitimaron el uso del desafio de los habitantes de la periferia coo el fio de regional o antioqueñidad.
contrar resta r los imemos de imponer el co ntrol partidista hegemó nico. En la mayoría de los casos, la diferencia se confundía coo la desviación, la crim1--.
Para captar la eseocia de la violencia en las regiones periféricas de Antioquia durante nalidad y la corrupcióo; lo "otro" ameoazaba la estabilidad de la identidad, autoridad
el período cooocido como "la Violencia", se requiere recooocer las desigualdades del y prosperidad antioqueñas. La "competencia cultural" o la observancia de normas de
poder imbricadas en el colonialismo. 105 Como ocurrió con las colooias y metrópolis en "respetabilidad" se ligaba, a su vez, al "medio cultural'', a la creencia que "las esencias
todo el muodo, esta relación eswvo impregoada de fantasías de extracción de graodes racial y nacional podían ser aseguradas o alteradas por el entorno físico, psicológico,
riquezas, dominación poLtica y subordinación cultural. Estas últimas se expresaroo y climático y moral en que uno viviera". I()¡¡ En términos ideológicos y espaciales, Medellin
arraigaroo eo u o discurso regionalista, basado históricamente m jerarquías de diferencias y los pueblos ubicados en la zona central bajo su jurisdicción, cumplían con los crite-
culturales gue dividieron a Antioquia m án.>as ubicadas en el ceotro, percibidas como rios de antioqueñidad. Es tas eran áreas definidas eo el discurso oficial como pobladas
ajustadas a un sistema de valores regio nales, y eo áreas periféricas, percibidas como des- por "individuos de ooble raza, fuertes, sanos, valientes y trabajado res, cuna dé libertadores
- viaciones de dicho sistema. En este eswdio defino como "muoicipios cemrales" o y héroes". IO'·l En contraste, los pueblos periféricos o fi:onteri.zos del noroeste ( Urabá),
"medulares", aquellos ubicados m la regióo cafetera del suroeste -representantes por el Bajo Cauca (Caucasia) y el Magdalena Medio (Puerro Bcrrío, Maceo) eran zonas
excelencia de los valores y comportamientos antioqueños- hacia el norte hasta Yarumal, bajas trop icales de migración y asentamiento africanos, iodígenas o no amioqueños
60 61
1
(Véase apéndice A.3 ). Los antioqueños del centro del departamento imaginaban
la "Anrioq uia co ntemp o ránea fue moldeada a partir d e una mezcla inicial de espa-
que los habitantes de estas áreas eran "enfermizos", "indolentes" y de "naturaleza
ñoles, indíge nas y esclavos negros" y, sin embargo, los antioqueños abrazaro n
apas ionada e inconstante, de espíritu supersticioso y predispuestos al fetichismo y la
'; una herejía etnológica medtanre la cual los habitantes se refieren a sí mismos
anarquía". 110 De mayor importancia aLm es que las zonas periféricas no se caracterizaban
como la raza antioqueña"."~ Creerse a sí mismos miembro:. de una raza distinta
por la presencia tradicional de pequeños propietarios, una fUerte iglesia local que podía
(definid a por las no rmas de respetabilidad ya mencio nad;¡s) estaba "firmemente
promover intereses locales, una elite de residentes vinculada a poderosas asociaciones de
:uraigad o en la conciencia po pular", af~rmó Parsons, aunque en los añ os 40, cuando
productores, o de representantes politicos integrados a las redes bipartidistas del poder
él realizó su estudio sobre h colonización antioqueña, los censos regionales mostraron
antioqueño.
que "la preponderanCia de sang re mezclada ... se hallaba en flag rante contradicción co n
El proyecto de hegemonía del Estado departan1ental, construido y desplegado la atlrmac ió n de que Antioquia es un departamento de blancos" 1 JJ
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,JI
' .
~
conservadores. 117
También examino la razón por la cual el empleo en las obras públi- sino que también involucró las luchas por el dered1o a la autodeterminación cultural y a
cas y la competencia por controlar los cargos públicos en Antioquia fue crítico para b articulación de concepciones alternativas de ciudadania e identidad. En el Epílogo
consolidar las fortunas electorales en la década del 40. C uando los esfuerzos de concluyo con una reflexión acerca de la relación enrre la situación actual de "desorden~
conversión al conservatismo resultaron poco exitosos, los sectores del Est:tdo depar- p{Iblico" en Antioquia y la Violencia, especialmente con respecto a la consolidación de
tamental seguid o res del líder conservador Laureano Gómez, crearo n fuerzas tormas de tenor privadas y paramilitares en la Colombia contemporánea.
paramilitares d e civiles armados ("co nrrachusmas") y las desplegaron hacia las zo-
nas periféricas donde el Estado ten ía poco apoyo, pero donde era mucho mayor la
concentración de cargos públicos susce ptibles a la influencia clientelista. E l uso
oficial de la violencia sistemática provocó um ruptura en el Partido Conservador que
h izo evidente el conflicto entre una tradición política regional suprapartidista y la
nueva política de hegemonía partidista nacio nal promovida por el Estado.
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