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Prismas

Revista de historia intelectual

11
2007
Universidad Nacional de Quilmes
Rector: Daniel Gomez
Vicerrector: Jorge Flores
Centro de Estudios e Investigaciones
Director: Sebastián Fernández Alberti
Programa de Historia Intelectual
Director: Carlos Altamirano

Prismas
Revista de historia intelectual
Buenos Aires, año 11, número 11, 2007
Consejo de dirección
Carlos Altamirano
Adrián Gorelik
Jorge Myers
Elías Palti
Oscar Terán
Editor: Adrián Gorelik
Secretario de redacción: Alejandro Blanco
Editores de Reseñas y Fichas: Martín Bergel y Ricardo Martínez Mazzola
Comité Asesor
Peter Burke, Cambridge University
José Emilio Burucúa, Universidad Nacional de San Martín
Roger Chartier, École de Hautes Études en Sciences Sociales
Stefan Collini, Cambridge University
François-Xavier Guerra (1942-2002)
Charles Hale, Iowa University
Tulio Halperin Donghi, University of California at Berkeley
Martin Jay, University of California at Berkeley
Sergio Miceli, Universidade de São Paulo
José Murilo de Carvalho, Universidade Federal do Rio de Janeiro
Adolfo Prieto, Universidad Nacional de Rosario/University of Florida
José Sazbón, Universidad de Buenos Aires
Gregorio Weinberg (1919-2006)

En 2004 Prismas ha obtenido una Mención en el Concurso “Revistas de investigación


en Historia y Ciencias Sociales”, Ford Foundation y Fundación Compromiso.

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Realización de interiores y tapa: Silvana Ferraro

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Índice

Artículos
11 Lecturas y lectores de Bourdieu en la Argentina, Ana Teresa Martínez
31 Notas sobre Gramsci y las ciencias sociales, Renato Ortiz
43 En busca de América, Pedro Meira Monteiro
57 Los tres mosqueteros: una reflexión sobre la militancia católica lega
en el Brasil contemporáneo, Marcelo Timotheo da Costa
77 Bernardo de Monteagudo y el primer ensayo político americano, Liliana Weinberg
87 Crítica erudita y exaltación antifascista. Acerca de la obra
de José Ingenieros “historiador”, Ricardo Pasolini

Homenajes
111 José Luis Romero, las ciudades y las ideas
113 Brujas: meditación y despedida
117 Brujas: entre la frustración y el recuerdo

Argumentos
123 La historia de las ideas. Preceptos y prácticas, 1950-2000 y más allá,
Anthony Grafton

Dossier
Encuesta sobre historia intelectual

151 Presentación
153 Pretensiones desvergonzadas y preguntas abominables. La historia intelectual
como juicio del pasado, Martin Jay
159 La historia intelectual en la era del giro cultural, Peter Burke
165 Escuchar a escondidas entre los arbustos. Historia intelectual
y crítica literaria, Stefan Collini
171 Lenguajes políticos en el mundo de la acción: historia conceptual
y teoría política, Marcelo Jasmin
Lenguajes políticos en el mundo
de la acción: historia conceptual
y teoría política*
Marcelo Jasmin

Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro

Para quienes se interesan por la investigación su aprehensión. Parte del trabajo del concep-
de las relaciones entre la historia intelectual y to es, justamente, establecer, a partir de los
la teoría política, la historia de los conceptos indicios empíricos y de la imaginación, reali-
ha resultado ser una orientación muy valiosa. dades significativas que sólo así se tornan
En primer lugar, porque la historia concep- inteligibles para una comunidad amplia de
tual ofrece una explicación satisfactoria res- actores o de intérpretes.
pecto del fracaso de los intentos de definir, Sin duda, hay muchas maneras posibles de
por medio de significados estables y perennes, investigar el tema de las relaciones entre la
los conceptos que son históricamente acti- historia conceptual y la teoría política. En
vados por la elaboración teórica y por la este trabajo, me ocuparé del tema a partir de
lucha política. En segundo lugar, porque pro- mi experiencia personal de investigación y
porciona instrumentos eficaces para el análi- expondré un breve argumento en relación
sis del lenguaje que, además de ser un medio con cada una de estas dos dimensiones.
de comunicación sin el cual no existen ni ela-
boración teórica ni lucha política, es lo que
permite describir el mundo en el que se ela-
bora teóricamente o se actúa políticamente, y
expresar las proposiciones de nuevos mundos
1 Parece haber un consenso virtual en torno
de la noción de que el significado de los
términos y conceptos se modifica en función
posibles. No hay actor o escritor que pueda de su uso en contextos sociales y lingüísticos
dar sentido a su acción o a su construcción particulares, aunque ello no excluya el hecho
teórica, o persuadir a otros de la justeza o de de que tales usos tienen lugar en el interior
la necesidad de éstas, si no es por medio de la de (o por referencia a) una tradición. En este
utilización de los términos que caracterizan a sentido, son particularmente interesantes el
aquello que hace o propone. El diagnóstico estudio comparativo de la recepción de un
de una situación que el pensamiento o la mismo término en contextos lingüísticos dis-
acción deben enfrentar, incluso cuando sólo tintos y la comprensión de las conexiones
pretende ser descriptivo, constituye esa mis- internas de sus usos en este o aquel ambien-
ma realidad con los conceptos utilizados para te histórico, pues permiten esclarecer lógicas
y racionalidades que también son locales en
cuanto al tiempo y al espacio. Es posible leer
* Traducción: Ada Solari un ejemplo paradigmático de análisis compa-

Prismas, Revista de historia intelectual, Nº 11, 2007, pp. 171-176


rativo en El Antiguo Régimen y la Antiguo Régimen y del tipo de desigualdad
Revolución (1856), en el que Alexis de prevaleciente en el mundo medieval.1
Tocqueville intentó comprender las perma- Es posible desarrollar el tema en, por lo
nencias institucionales, sociales y mentales menos, dos direcciones distintas y comple-
antes y después de la Revolución Francesa. mentarias. En la primera de ellas, observa-
En el capítulo IX del libro II, Tocqueville lla- mos cómo el uso del término “caballero”, en
ma la atención de sus lectores hacia los usos la medida en que su significado se modifica
de la palabra “caballero” en Francia (gentil- en cada uno de los contextos referidos, per-
homme), en Inglaterra y en los Estados mite señalar el diferente grado de democrati-
Unidos (gentleman) en el pasaje del siglo zación de la sociedad en cuestión. En ese sen-
XVIII al XIX. En Francia de fines del siglo XVIII, tido, el concepto es un índice sintomático de
la palabra seguía siendo usada en su sentido algo que, si bien no le es exterior, puede ser
original de “hidalgo”, para referirse a los analíticamente diferenciado del lenguaje: la
miembros de la nobleza cuya marca distinti- estructura social, la cultura política, etc. En la
va era el nacimiento, y, en ese sentido, se segunda dirección, podemos analizar el
oponía al término “plebeyo” (roturier). En modo en que cada uso del término contribu-
Inglaterra, a medida que se acerca el final del ye a la producción de más o menos democra-
mismo siglo, se observa que el término gen- cia –igualdad de condiciones sociales, en el
tleman es usado en referencia tanto a los sentido de Tocqueville– en aquella misma
nobles, como a los plebeyos no pobres, lo estructura o cultura. El concepto deja de ser
que indicaría que allí las antiguas barreras apenas un índice que le sugiere al historiador
entre los estamentos de la sociedad aristocrá- algo perteneciente al mundo “fuera del len-
tica se habían vuelto menos rígidas que en guaje” para transformarse en un elemento
Francia. En Inglaterra, en cada nuevo siglo, constituyente de imaginarios sociales activos
“el término se aplica a hombres que se en la producción de la vida social, en este
encuentran un poco más abajo en la escala caso específico, de la igualdad o de la desi-
social”. Sin embargo, según Tocqueville, el gualdad de condiciones sociales.2 Si en un
ejemplo más interesante se encontraría en la contexto determinado, como el norteamerica-
experiencia norteamericana, en la que se no, el uso del término por parte de un actor en
había heredado y radicalizado el significado relación con otro personaje implica la inclu-
del término ya ampliado por los ingleses. En sión de este último en la misma categoría
las colonias de Nueva Inglaterra, la palabra social de aquel que utilizó el término, en
gentleman se utilizaba para designar, de Francia, el uso distinto del mismo término
manera indistinta, a todos los ciudadanos, lo puede desempeñar el acto de habla contrario,
que sugiere que la referencia al nacimiento lo que produce exclusión, desigualdad y
había dejado de ser allí un criterio de separa- diferencia. En ambas direcciones, el término,
ción entre los individuos. ya sea como índice lingüístico que revela
El análisis comparativo del uso del térmi-
no en los tres contextos diferentes, la aplica-
1 Alexis de Tocqueville, L’Ancien Régime et la
ción de la “ciencia de las lenguas a la ciencia
Révolution, en Oeuvres complètes, t. II, vol. 1, París,
de la historia”, como la llamó Tocqueville, lo Gallimard, 1952, pp. 148 y ss. [trad. esp.: El Antiguo
lleva a concluir que la historia de los usos de Régimen y la Revolución, Madrid, Alianza, 2001].
2 Para la noción del imaginario social activo en
la palabra “caballero” resume en sí la histo-
Tocqueville, véase Marcelo Gantus Jasmin, Alexis de
ria de la propia democracia, de la destruc- Tocqueville: a historiografia como ciência da política,
ción, con ritmos temporales diferentes, del 2ª ed., Belo Horizonte, Editora UFMG, 2005, pp. 40-50.

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algo de la estructura social, sea como com- cia” o “república” en contextos instituciona-
ponente activo del lenguaje que incide sobre les dominados por completo por los sistemas
esta misma estructura, refuerza, naturalizan- políticos liberales y representativos actuales,
do, el statu quo –la igualdad o la desigual- percibimos que a menudo están reprimidos
dad– en el que tuvo lugar el uso del término. los componentes relativos a la igualdad y a la
participación que esos conceptos conlleva-
ban, respectivamente, en la referencia a la

2 El mecanismo de naturalización del statu


quo es, por cierto, una de las funciones
más efectivas del lenguaje corriente. Al viabi-
igualación de las condiciones sociales en el
lenguaje político de la época de la Restau-
ración o en las referencias cívicas inscritas en
lizar la comunicación entre los miembros de las definiciones romanas (o neorromanas).
una comunidad y hacer que se entiendan unos La segunda cuestión, directamente vincu-
con otros, refuerza la impresión de familiari- lada con la primera, se refiere al hecho de que
dad, de pertenencia común a un mismo con- la inestabilidad generada por la desnaturali-
junto de experiencias (aun cuando se trate de zación de los términos hace viable el pensa-
la desigualdad jerárquica). Pero la naturali- miento de que el orden social y político dado,
dad con que utilizamos cotidianamente nues- aun cuando a muchos les parezca el único
tros términos, propiciando la comunicación posible, puede ser construido de otra manera.
actual y confiriendo estabilidad a nuestros Resulta instigador observar el modo en que la
intercambios intelectuales y sociales, se vuel- desestabilización del ordenamiento social,
ve problemática cuando la percibimos desde jurídico y político exige, a menudo, un es-
una perspectiva teórica y analítica orientada fuerzo lingüístico dirigido a ese objetivo par-
históricamente. Algo semejante sucede cuan- ticular. Por ejemplo, y en referencia a otra
do actores (o escritores) utilizan términos fa- experiencia de mi investigación, buena parte
miliares de manera no familiar con el propó- del pensamiento político más sofisticado que
sito de modificar determinados elementos del estuvo en la base de la Revolución de 1930 y
statu quo, o incluso a éste como un todo. El del Estado Nuevo en 1937, en el Brasil, rei-
esfuerzo de desnaturalización tanto del len- vindicó un cambio radical en un amplio con-
guaje como de la vida institucional en que nos junto de conceptos clave que conferían senti-
encontramos inmersos es, para los actores do a la experiencia política de aquel momento.
políticos, parte de su acción; para los historia- Son casos notorios los conceptos de Estado,
dores e intérpretes sociales en general, parte nación, democracia, representación, gobierno
de su trabajo hermenéutico de diferenciarse de popular, etc. En el limitado espacio de este
la familiaridad derivada de la inmersión coti- artículo, quiero poner de relieve la modifica-
diana en el lenguaje y en el andamiaje insti- ción que, conscientemente, plantearon los
tucional. más renombrados intelectuales autoritarios
En este punto, quisiera poner de relieve de la década de 1930 en cuanto al concepto de
dos cuestiones. La primera se refiere a que la historia, de manera tal de viabilizar la pers-
determinación de las diversas capas de signi- pectiva de la acción que debería fundar un
ficados que se agregan a los conceptos clave, nuevo tipo de orden social y, al mismo tiem-
por medio de sus usos históricos particulares, po, dar sustento al carácter moderno, inscrito
permite traer al debate teórico y político en el adjetivo “nuevo”, de la naturaleza del
aspectos de los términos hoy ocultos o repri- Estado que ellos proponían.
midos. Un ejemplo sencillo: cuando conside- El argumento básico acerca del concepto
ramos la historia de los conceptos “democra- de historia se encuentra en varios textos pro-

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ducidos en las décadas de 1920 y 1930. Sólo los ritmos de la vida social debida a la revo-
expondré aquí su forma más general a partir lución técnica en la producción y en los
de las formulaciones de dos autores cuya medios de transporte y comunicación. Las
importancia intelectual es innegable para la aplicaciones de la energía eléctrica y del
elaboración de un pensamiento autoritario vapor –telégrafo, teléfono, iluminación eléc-
brasileño: Azevedo Amaral y Francisco Cam- trica, fuerza motriz, etc.–, el uso de motores a
pos.3 En primer lugar, se deben considerar las explosión en un nuevo tipo de vehículos –el
transformaciones históricas ocurridas en los automóvil– que permitía desplazamientos
comienzos del siglo XX respecto de los acon- rápidos, la conquista del aire y el desarrollo
tecimientos políticos, así como en el plano de la aviación –con la radiotelegrafía, la
tecnológico. Las demandas surgidas a partir radiotelefonía y la televisión–, son algunos de
de la Primera Guerra Mundial y de su finali- los acontecimientos que habrían de producir
zación, con el ingreso definitivo de las masas metamorfosis psíquicas radicales en el inicio
en la escena política y la creciente reivindica- del siglo XX. Se habría configurado así, a
ción por los derechos sociales, habrían revela- fines de la década de 1920 y comienzos de la
do y puesto en jaque las limitaciones de las de 1930, un nuevo ambiente mental caracteri-
democracias liberales y parlamentarias de la zado por la velocidad de los desplazamientos,
época. Los nuevos problemas del Estado por la eliminación de las distancias, por la
moderno requerirían, sobre todo, soluciones impaciencia ante la lentitud, por el desdén
técnicas, lo que contrastaba abiertamente con hacia los métodos que implicasen demoras en
los objetivos politiqueros del Estado anterior la ejecución de planes y de ideas y, como con-
a 1914, que se reducían, desde la perspectiva secuencia de todo ello, por la preferencia de
de estos autores, a conservar y perfeccionar modalidades de acción humana mediante pro-
la organización política y jurídica para adap- cesos bruscos y de resultados inmediatos.
tarla a los intereses de la minoría dirigente, a Ese conjunto de factores exigiría una revi-
atender las relaciones internacionales para sión completa de las formas tradicionales de
proteger tales intereses y a cuidar por que las concepción de la historia, marcadas por un
fuerzas armadas apoyasen eficientemente los “evolucionismo” que suponía que la historia
puntos de vista de las clases dominantes, era un desarrollo gradual del progreso, una
dentro y fuera del país. Tras la Primera continuidad homogénea. En el orden de la
Guerra, era necesario reorientar los objetivos retórica autoritaria, se trataba por tanto de
del Estado en función de la prioridad de los encontrar un nuevo “método” de interpreta-
problemas sociales y económicos, como, por ción de la historia que se adecuara a la natu-
ejemplo, la educación pública y la provisión raleza particular de esa contemporaneidad, a
de servicios de salud. la “características espirituales de nuestro
Los mismos acontecimientos de la Guerra, tiempo”.4 Dicho método, cuyos autores lla-
así como sus consecuencias, habían puesto de maron “revolucionismo”, fue elaborado a
manifiesto la transformación en los modos y partir de la recepción de concepciones filosó-
ficas tomadas de los libros de George Sorel,
3 Las principales obras del pensamiento autoritario con-

sideradas para el desarrollo de la siguiente argumenta-


ción son Ensaios brasileiros (2ª ed., Río de Janeiro, 4 “La política y las características espirituales de nues-

Omena & Barreto, 1930) y O Brasil na crise atual (San tro tiempo” es el título de una conferencia pronunciada
Pablo, Companhia Editora Nacional, 1934), ambas de por Francisco Campos en la Escola de Belas Artes, el
Azevedo Amaral, y O Estado nacional (Río de Janeiro, 28 de septiembre de 1935, y que fue posteriormente
José Olympio, 1940), de Francisco Campos. incluida en la ya referida edición de O Estado nacional.

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de Henri Bergson y de los pragmatistas nor- se legitima por medio de una retórica de la
teamericanos, en especial las proposiciones adecuación del autoritarismo –con sus com-
que reivindicaban el “carácter discontinuo ponentes relativos a la rapidez de las decisio-
del progreso social”, la “función de la volun- nes, al foco en la intuición del líder, etc.– a
tad en la determinación de las directrices de ese “nuevo” concepto de historia que preten-
ese progreso”, “una significación realista y de ser representativo del carácter de la histo-
por así decir concreta” de la noción de tiem- ria contemporánea. Sin duda, el caso que
po, en oposición al sentido matemático y abs- estamos analizando es casi didáctico, ya que
tracto, así como la “introducción del ímpetu el movimiento de desnaturalización, además
vital como causa eficiente del desarrollo evo- de ser evidente para el historiador, es un “lan-
lutivo”, lo que ponía de relieve, en contra de ce” conscientemente perpetrado por los acto-
las perspectivas del “determinismo”, el “va- res políticos, de lo que resulta una especie de
lor de la acción voluntaria en el proceso so- ideologización explícita de la operación con-
ciogénico”. ceptual cuyos instrumentos intelectuales po-
Esos nuevos fundamentos, las “ideas de un siblemente provengan de la elaboración sore-
universo pluralista y discontinuo, de la supe- liana del mito.5
rioridad de la intuición como instrumento de De todos modos, el caso resulta útil para
la investigación del conocimiento y de la efi- pensar, y reafirmar, la distinción propuesta
cacia de la voluntad en la modificación de las por Koselleck entre palabra y concepto. Es
relaciones entre los seres”, conducirían a dos evidente que el esfuerzo del pensamiento
conclusiones esenciales para la constitución autoritario en su búsqueda de una nueva defi-
de la perspectiva “revolucionista” de la histo- nición del concepto de historia no se resume
ria. En primer lugar, la afirmación pragmáti- en establecer nuevos significados del térmi-
ca de que las definiciones del bien y de lo no. A pesar de haber sido elaborado en el
verdadero se vinculaban con su inscripción interior de una retórica descriptiva de las
en el tiempo cultural, con lo que perdían su transformaciones del mundo contemporáneo,
estabilidad metafísica, platónica, para quedar el nuevo concepto modifica, radicalmente, la
a merced de las “inclinaciones espontáneas y naturaleza de aquello que es posible hacer
auténticas” de cada comunidad y de cada cuando se activa el término en el lenguaje
época. En segundo lugar, la percepción de político. E incluso cuando la referencia siste-
que las transformaciones profundas y defini- mática a los acontecimientos de “fuera del
tivas no son producto del desarrollo gradual lenguaje” sea lo que justifica el cambio con-
de la historia en dirección a un telos, sino el ceptual, es el “nuevo” concepto de historia el
fruto de episodios bruscos y dramáticos, que que da sentido a esos mismos acontecimien-
dan lugar a la discontinuidad. tos. Y da sentido a mucho más que eso, pues
El análisis del “nuevo” concepto de histo- la historia, como conjunto o sucesión ordena-
ria, así como de su utilización en ese contex- da de los hechos ocurridos en el tiempo, es
to, pone de manifiesto que aquello que definí aquello que el concepto dice que ella es en la
como desnaturalización del concepto de his-
toria está en la base de la deslegitimación del
mundo liberal que lo había sostenido; que el 5 Utilizo aquí el término “lance” en el sentido de un
mismo nuevo concepto es necesario para jus- movimiento de un jugador en el contexto de un juego de
tificar la naturaleza de la acción política de lenguaje, tal como lo propuso Quentin Skinner en “A
reply to my critics”, en J. Tully (ed.), Meaning and con-
“revolución” del mundo brasileño, y que la text. Quentin Skinner and his critics, Princeton,
instauración del programa político autoritario Princeton University Press, 1988, pp. 279-280.

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medida en que sólo puede ser referida y com- “revolucionista”– también apuntasen a des-
prendida mediante el uso de ese mismo con- cribir objetivamente, a partir de los datos
cepto, con lo que queda anulada la distinción empíricos conocidos, lo que ocurrió (y aún
entre significante y significado. Para usar la ocurría) en el mundo contemporáneo, ellos
formulación de Koselleck, podemos decir pasan a ser parte de la disputa por el sentido
que también en ese “nuevo” concepto de his- de la realidad contemporánea, elementos
toria estructurales de proyectos que buscaban
moldear la vida política y social del país. Y
significado y significante coinciden en la mis- es la utilización de este “nuevo” concepto de
ma medida en que la multiplicidad de la rea- historia la que establece el horizonte inédito
lidad y de la experiencia histórica se suma a para una acción política que se pretende ins-
la capacidad de plurisignificación de una tauradora de un “Estado Nuevo”, compatible
palabra, de manera que su significado sólo con la nueva realidad que aquel concepto
pueda conservarse y comprenderse por medio
hace visible.
de esa misma palabra”.6
Me parece que en esto reside una de las
principales contribuciones de la historia
Al definir nuevos significados para el antiguo
conceptual para pensar la elaboración teóri-
concepto, el pensamiento autoritario confi-
ca de la política: la determinación de los pla-
gura el mundo de acuerdo con determinadas
nes de acción en los que se mueven los acto-
perspectivas, tradiciones, sensibilidades,
res tiene lugar en el interior de un conjunto
preferencias políticas, ideológicas y cultura-
de creencias que sólo se hallan disponibles
les diferentes. Aun cuando los conceptos de
para el historiador, o para cualquier otro
historia en disputa –el “evolucionista” y el
analista del pasado, a partir de su elabora-
ción en el ámbito del lenguaje. Aun cuando
6 Reinhart Koselleck, “História dos conceitos e história esto no signifique, de manera alguna, redu-
social”, en Futuro passado. Contribuição à semântica cir toda la historia a una historia conceptual,
dos tempos históricos, Río de Janeiro, Contrapon- pone de relieve que el estudio del lenguaje
to/Editora PUC-Rio, 2006, p. 109 [trad. esp.: Futuro
pasado: para una semántica de los tiempos históricos, conceptual tiene un lugar propio en sus usos
Barcelona, Paidós Ibérica, 1993]. políticos y culturales. 

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