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Carrera de Teología en línea

Asignatura: Liturgia Nombre: Angelo Vega


Número de Unidad: 2 Profesor: Mg. Patricio López
Nombre de la Actividad: Ensayo Fecha: 17/04/2020

El siguiente ensayo tiene el propósito de exponer la connotación teológica de dos tiempos


litúrgicos, en este trabajo, el triduo pascual con su cincuentena y la Navidad y la relación que
tiene cada misterio con el misterio pascual. Además de este principal objetivo, el autor del
presente ensayo compartirá una “mirada creyente” de estos dos tiempos a través de
experiencias de fe vivida eclesialmente y el alcance que esto tiene para la vida del cristiano.

Para desarrollar este ensayo se expondrá la connotación teológica de los tiempos, es decir
qué es lo que caracteriza a este tiempo y cuál es su significado. Luego, después de la
connotación, se describirá la experiencia de fe a nivel personal y eclesial desde la teología, es
decir, desde una mirada creyente. Finalmente, se darán las conclusiones del presente ensayo
para criterio del lector.

El Triduo Pascual y la Cincuentena

La Iglesia celebra cada semana la resurrección del Señor, y así también lo hace una vez al
año junto con su santa pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua (SC. 102). En la
solemnidad Pascual se celebra el triduo de Cristo crucificado, sepultado y resucitado. Si bien
este triduo comienza el jueves santo, es por el modo de contar los días para los domingos y
solemnidades, según la liturgia. Por ello, si la Misa de la Cena del Señor es el preludio, la
culminación es la Vigilia pascual, madre de todas las santas vigilias (cfr. López, 1996).

La Cincuentena son los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el
domingo de Pentecostés y han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de
un solo y único día festivo, más aún, como un gran domingo.
Bien, resulta algo obvio la vinculación de este tiempo litúrgico, hablando específicamente
de su misterio, con la centralidad del misterio pascual porque este mismo tiempo, en su
vivencia, indica esta vinculación ya que se identifican. El triduo pascual es el acontecimiento
del misterio pascual. Es la celebración de la Pascua de Cristo.

Memoria

Desde la experiencia de fe vivida, este misterio, efectivamente, como cada misterio de la


vida del Señor, configura el ser del hombre para asimilarlo a la imagen de Cristo. En cuanto a
la memoria o experiencia de fe compartida, sólo haré mención a uno de los momentos vividos
del triduo que es el lavatorio de pies.

Personalmente, considero esta imagen como un signo muy humilde de Cristo. Él es Dios y
es capaz de rebajarse a nivel de un esclavo –ya que en aquel entonces los esclavos eran
quienes recibían a sus amos a la entrada de la casa y le lavaban los pies– y mostrar el amor
que Él tiene hacia sus discípulos y el amor que nos manda a tener unos a otros. En palabras
del papa Francisco, es Él quien nos sirve primero. He ahí la importancia de dejarse servir por
el Señor, ¿cómo nos sirve? Tomando nuestros pecados, traiciones, debilidades y dándonos su
vida (cfr. Francisco, 2020).

Navidad del Señor

La celebración del nacimiento de Jesucristo exalta la venida del Mesías a la tierra, la


llegada de la salvación, la encarnación del Hijo de Dios, su nacimiento y su presencia entre la
humanidad.

Ahora bien, ¿qué vínculo hay entre el misterio de la encarnación y nacimiento de Cristo y
el misterio Pascual? Pues un vínculo muy íntimo. Para describirlo, hay que subrayar la
importancia que cobra el término “pan” para entender esta vinculación de los misterios
mencionados. Para ello hay que recurrir a las Escrituras. Belén, el lugar anunciado por los
profetas como lugar de donde vendría el Mesías (cfr. Mi 5,2) significa “casa del Pan” (Beth-
Lehem). Ahora bien, Jesús mismo se identificó como el pan bajado del cielo (Jn 6, 51). Cristo,
verdadero pan de vida, bajado del cielo ha nacido en Belén, casa del pan. El pan eucarístico es
señal del intercambio admirable: Dios Hijo toma carne humana (Encarnación) y le permite al
hombre hacerse Dios (misterio Pascual, divinización del hombre). El misterio de la
Encarnación y el misterio Pascual están vinculados.

Memoria

En cuanto a memoria o experiencia de fe compartida en torno a este misterio quiero ofrecer


el testimonio de una Iglesia que contempla la Encarnación del Hijo de Dios dentro de la
liturgia de la Palabra en la celebración de este misterio: el Emmanuel, el “Dios con nosotros”.
La mirada de este misterio invita a la Iglesia a pensar, vivir y anunciar la grandeza de Dios
pero también su humildad, su misericordia para con el hombre. Su humildad, por su
capacidad de abajamiento al punto de volverse semejante a nosotros excepto en el pecado. Su
misericordia en cuanto a su deseo de estar con el hombre y salvarlo. Es la fe de que Dios ama
al hombre, lo busca, lo espera y la esperanza de poder volver siempre a Él aun cuando las
tinieblas acechen la vida del hombre.

Conclusiones

La teología alumbra los misterios de Cristo. Los teólogos o intérpretes de la Palabra de


Dios, y en estos casos, especialmente los sacerdotes porque son quienes presiden las
celebraciones de estos misterios, tienen la capacidad de transmitir el misterio a la luz de la fe
de la Iglesia y de la vida del hombre. Por ellos, la liturgia puede dar color a la vida del
hombre. La liturgia y la vida encuentran su punto de convergencia.

Además, en la convergencia de la Liturgia y la vida se halla la desembocadura deseada por


Dios y el corazón del hombre: el encuentro personal con Dios. Estos misterios, una vez que
alumbran la vida del hombre, como se mencionó, otorgan la comunión plena con Dios en la
celebración del misterio pascual. Todo conduce a la Eucaristía como fuente y cumbre de la
vida cristiana.
Bibliografía

Aciprensa. 5 de abril de 2020. Homilía del papa Francisco en la Misa de Domingo de Rmos.
Recuperado de: https://www.aciprensa.com/noticias/semana-santa-2020-homilia-del-papa-
francisco-en-la-misa-de-domingo-de-ramos-43361

López, Martín J. 1996. La liturgia de la Iglesia. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid

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