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1. Se toma al latín como otra lengua, una lengua del pueblo que se opone a las lenguas
cultas. Esto se afirma en lo siguiente:
3. Hoffman propone un latín corriente que es un grado intermedio entre el latín vulgar y
latín clásico, donde se opone una lengua docta con una de “conversación diaria”. Es de uso
diario, análogo al italiano corriente (Spitzer) y al español corriente (Bernhaver) y es una
lengua diferenciada estilísticamente. Otro concepto es el de Vossler opone el latín vulgar
con el clásico en cuanto a cronología, sociabilidad y también íntimamente por visión de
mundo y espíritu que se expresa.
4. Se vuelve menos rígido el concepto de latín vulgar y hay nuevas concepciones de lengua.
La lengua ya no se considera como algo objetivo, casi como organismo con vida propia. El
lenguaje es creación y movimiento. El concepto de lengua se considera como un sistema de
isoglosas. Si la extensión es amplia hablaremos de un latín (clásico y vulgar) como una
lengua o menor si es menor hablaremos que dentro del latín hay varias lenguas. Por lo
tanto, el concepto de latín vulgar dependerá de los límites convencionales que se
interpongan, pero los fenómenos que se den dentro de ese latín pertenecerán a otras
“formas del latín”.
Finalmente, las historias de la lengua no es una historia de conjuntos unitarios, sino como
historia de formas y palabras que construyen las lenguas mismas. Los fenómenos fonéticos
y gramaticales no son considerados como generales y simultáneos porque la geografía
lingüística tiene propias palabras creadoras e innovadoras. Bartoli modifica el concepto de
latín vulgar, donde ya no opone al latín vulgar del clásico, sino que lo ve como innovación
y conservación, donde el clásico se va conservando y el vulgar va innovando.
5. La diferencia entre latín clásico y vulgar sería una diferencia cronológica. El latín clásico
constituido por formas vivas pasaría a estancarse y no mutar; en cambio, el latín vulgar
tendría más innovaciones. Habían palabras (pulcher) que se seguían dando en la escritura,
pero en la oralidad se reemplaza (formosus, bellus). Por isoglosas vamos considerando el
latín vulgar como una lengua. Aunque este sistema es diferenciado internamente y los
podemos llamar cada una como lengua dentro de este sistema mayor que llamamos lenguas
romances.
En conclusión, no hablamos de dos lenguas diferentes, al decir latín clásico o vulgar, sino
de una lengua que tiene diferencias y lo que se opone es el latín en evolución y el latín
codificado detenido en el siglo I aC., al latín clásico.
6. Las modificaciones del latín vulgar en cuanto a concepto son “desde afuera”, desde la
teoría y la metodología lingüística. También se coincide con las surgidas “desde adentro”,
desde el análisis del concepto y la aplicación de la gramática comparada de las lenguas
romances. “Desde adentro” tenemos varios factores:
Se puede decir que el latín vulgar es de clase media, pero ese latín tenía varias isoglosas
comunes con otros latines y con el latín clásico y ese latín no explica por sí solo las lenguas
romances porque continúan elementos rústicos e itálicos, así que no se puede hablar de latín
vulgar con fisonomía.
8. Si queremos decir que el latín vulgar se construye sobre la base de lenguas romances,
tampoco se llega a una lengua con existencia histórica porque las isoglosas no se remontan
a un mismo momento histórico. Cada forma tiene su historia y límites, y no se puede
construir el latín vulgar como homogéneo y unitario, puesto que en su historia contuvo
palabras que no son de lenguas romances.
9. Se concluye que el latín vulgar no es una lengua histórica real, sino una abstracción que
explica el elemento de latín heredado por las lenguas romances. Es un concepto más amplio
que el latín clásico, más amplio en el tiempo porque contiene formas anterior al latín
clásico y un latín más diferenciado. En el clásico notamos inmutabilidad y en el vulgar
diferencias regionales, sociales, estilísticas y cronológicas.
10. Identificamos el latín vulgar con el latín lengua común del Imperio romano en que se
trata de formas vivas. Formas antiguas, que se mantuvieron y otras que surgieron después
del latín vulgar se pueden definir como el que habla la clase media, pero esto solo es el
amplio sistema unitario. Las lenguas romances continúan formas que se encuentran fuera
de estos sistemas. El latín vulgar depende de las isoglosas su extensión social, regional y
estilística.
11. En conclusión, el término latín vulgar está equivocado y no tiene carácter definitorio
porque no se refiere a lo vulgar. El nombre se conserva por tradición.