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INFARTO AGUDO AL MIOCARDIO

CAUSAS

El IM suele tener lugar a primera hora de la mañana, aunque puede aparecer en cualquier momento del
día.

¿Qué puede provocarlo?

o Obstrucción de las arterias coronarias que suministran sangre al corazón, debido a la


acumulación de grasa en sus paredes (Arteriosclerosis).
o Coágulo de sangre que obstruye una arteria coronaria, que se ha hecho estrecha debido a una
placa de grasa (Atero-trombosis).
o Contracción que estrecha una arteria coronaria e impide el paso de la sangre y que ésta llegue a
parte del corazón.
o Enfermedades crónicas de corazón, como las arritmias y la insuficiencia cardíaca.
o Factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, un estilo de vida sedentario, el tabaco, etc.

EPIDEMIOLOGÍA

Si bien la incidencia de hospitalización por IAM ha decaído de manera constante en las últimas 3
décadas, todavía es muy alta. De manera global, la enfermedad cardíaca isquémica es uno de los
principales contribuyentes a la pérdida mundial de años de vida ajustados por invalidez. Al mismo
tiempo, la carga de enfermedad cardiovascular se ha trasladado hacia los países con ingresos bajos o
intermedios, ya que en ellos ocurren el 80% de las muertes por causa cardiovascular.

A su vez, en los países de mayores ingresos ha aumentado de manera más notoria la prevalencia de
factores de riesgo. Esta discordancia entre más factores de riesgo, pero menor mortalidad
cardiovascular, se atribuyó al mayor uso de medidas de prevención y al tratamiento más efectivo.

FACTOR DE RIESGO

Los principales factores de riesgo para el infarto agudo de miocardio son:

La edad: a medida que avanza la edad hay más probabilidades de desarrollar algún grado de
enfermedad coronaria.

El sexo: Los hombres tienen dos a tres veces más probabilidades de sufrir un infarto que las mujeres.

Antecedentes familiares: Si una persona tiene un familiar de primer grado (padre, madre, hermano o
hermana) con antecedentes de haber padecido enfermedades cardiacas, tales como angina de pecho o
infarto, presenta el doble de probabilidades de desarrollar problemas similares que la población que no
cumple estas características.

El consumo de tabaco: parte de las toxinas que se encuentran en los cigarrillos, reducen el calibre de las
arterias coronarias y las dañan. Esto hace a las personas que fuman más vulnerables a la enfermedad
coronaria. En comparación con los no fumadores, las personas que fuman 20 ó más cigarrillos al día
tienen un 60-90% más de probabilidad de desarrollar una enfermedad coronaria y sufrir un infarto.

Incluso pequeñas cantidades de tabaco pueden resultar nocivas. Un solo cigarrillo al día aumenta en un
30 % las probabilidades de desarrollar una enfermedad coronaria con respecto a quien no fuma.
Además hay que tener en cuenta que los "fumadores pasivos" también se ven afectados por los efectos
perjudiciales del tabaco. Si aún no ha decidido dejar de fumar, no fume en locales o zonas cerradas
como los coches, y mucho menos cuando haya niños en su entorno.

Una dieta no saludable: con una dieta alta en grasas saturadas, los niveles de colesterol en la sangre
aumentan y, como consecuencia, aumenta el riesgo de cardiopatía coronaria. Algunos alimentos, como
el pescado azul y el aceite de oliva virgen, contribuyen a reducir los niveles de colesterol.

El sedentarismo: La falta de actividad física está relacionada con un mayor riesgo de tener sobrepeso u
obesidad e hipertensión y, como consecuencia, de sufrir una enfermedad coronaria.

La hipertensión arterial: La hipertensión arterial afecta a las arterias coronarias, haciéndolas más
vulnerables a la enfermedad coronaria. Cuanto mayor sea la presión arterial, mayor es el riesgo de
padecer enfermedad coronaria.

La diabetes: El aumento de los niveles de glucosa en la sangre asociados con la diabetes tipo 1 y diabetes
tipo 2 puede dañar las arterias coronarias. Se estima que las personas con diabetes tienen 2.5 veces más
probabilidades de desarrollar una enfermedad coronaria que la población general.

El sobrepeso/obesidad: La obesidad conduce a potenciar los factores de riesgo asociados a sufrir un


infarto. En particular, las personas que tienen sobrepeso o son obesas tienen un mayor riesgo de
desarrollar hipertensión arterial, tienden a tener niveles más altos de colesterol como resultado de una
dieta alta en grasas y presentan un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

El consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede causar hipertensión y aumento de los
niveles de colesterol en sangre, aumentando así el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria.

Hay algunas causas que, aunque menos frecuentes, también se considera que pueden desencadenar un
fallo cardiaco. Son las siguientes:

El consumo de drogas: la utilización de estimulantes del tipo cocaína, anfetaminas, crack y


metanfetaminas puede, en ocasiones, provocar un infarto porque producen es el estrechamiento de las
arterias coronarias. El consumo de cocaína se baraja como una de las causas más comunes de muerte
súbita tras sufrir un infarto en personas jóvenes que no padecían una enfermedad cardiaca conocida
con anterioridad.

Recuerde que los cinco principales factores de riesgo que pueden conducir a un infarto son:

1. El consumo de tabaco

2. La hipertensión arterial

3. El sobrepeso y la obesidad
4. Los niveles elevados de colesterol

5. Sedentarismo

LOCALIZACIÓN SEGÚN HALLAZGOS ELECTROCARDIOGRAFICOS

El infarto de miocardio afecta sobre todo el ventrículo izquierdo, pero la lesión puede extenderse al
ventrículo derecho o las aurículas. El infarto del ventrículo derecho suele deberse a la obstrucción de la
arteria coronaria derecha o de una arteria circunfleja izquierda dominante y se caracteriza por el
aumento de la presión de llenado del ventrículo derecho, a menudo asociado con una insuficiencia
tricuspídea grave y una reducción del gasto cardíaco. El infarto inferoposterior causa cierto grado de
disfunción del ventrículo derecho en aproximadamente el 50% de los pacientes y causa trastornos
hemodinámicos en el 10 al 15% de los casos. Debe sospecharse una disfunción del ventrículo derecho en
todo paciente con infarto de miocardio inferoposterior y aumento de la presión en la vena yugular
asociados con hipotensión arterial o shock. El infarto del ventrículo derecho que complica un infarto del
ventrículo izquierdo aumenta significativamente el riesgo de mortalidad.

Los infartos anteriores tienden a ser más grandes y a presentar peor pronóstico que los
inferoposteriores. En general, se deben a una obstrucción de la arteria coronaria izquierda, en especial
de la arteria descendente anterior, mientras que los infartos inferoposteriores reflejan una obstrucción
de la arteria coronaria derecha o de la arteria circunfleja izquierda dominante.

Fisiopatología

El infarto agudo de miocardio (IAM) forma parte de lo que conocemos como Síndromes Coronarios
Agudos (SCA), que son la manifestación clínica de la evolución acelerada de la cardiopatía isquémica. La
aterosclerosis puede evolucionar de forma lenta y crónica, dando lugar a la obstrucción progresiva de
una arteria coronaria; éste es el substrato de la angina estable. Pero también puede producirse una
evolución acelerada cuando una placa de ateroma se rompe o se ulcera y genera un trombo intraluminal
que puede ser más o menos obstructivo y más o menos estable. Dependiendo de ello, tendremos una
angina inestable (trombo lábil) o un infarto de miocardio (trombo estable).

El tiempo es un factor de importancia crucial en la producción de la necrosis. Si el miocardio queda sin


riego durante un periodo de tiempo breve, no se producen consecuencias irreversibles; pero si la
isquemia se prolonga, el aporte insuficiente de oxígeno no es capaz ni de mantener la viabilidad de la
zona y el miocardio se necrosa.

Una importante consecuencia de la necrosis es la inestabilidad eléctrica que provoca, dando lugar a
arritmias que pueden ser especialmente graves. De hecho la mayor parte de las muertes precoces por
IAM (las que suceden antes de llegar al hospital) son debidas a fibrilación ventricular.

Otra consecuencia es la aquinesia o falta de contracción de la zona muerta; cuanto más extensa sea la
necrosis, más extensa será la zona de aquinesia y, en consecuencia, más deprimida se verá la función
ventricular (menor fracción de eyección). En casos muy severos -por fortuna infrecuentes- la necrosis se
sigue de rotura miocárdica, que origina complicaciones particularmente graves.
MANIFESTACIONES CLINICAS

Dolor muy fuerte y opresión en el pecho, que puede aparecer de forma brusca o durante el ejercicio.

Puede acompañarse de dolor en otras partes del cuerpo: mandíbula, cuello, espalda, brazo izquierdo,
zona abdominal.

El dolor no desaparece en reposo, ni varía con movimientos ni con la respiración.

Otros síntomas: Mareo intenso, sudor, cansancio inexplicable, latidos anormales del corazón, dificultad
para respirar, náuseas y vómitos.

Duración del dolor: más de 20 minutos.

EVOLUCIÓN:

La mayor parte de los pacientes que llegan a un Hospital con un Infarto Agudo del Miocardio
evolucionan sin complicaciones mayores. Sin embargo alrededor de un 10-15% fallece en la fase aguda y
otro 5-10% fallece durante el primer año de evolución.

La evolución y pronóstico del infarto del miocardio se relaciona con la presencia de arritmias, con la
magnitud de la masa miocárdica necrosada, con la existencia de isquemia residual o de daño estructural.

DIAGNOSTICO

o ECG seriados
o Medición seriada de los marcadores cardíacos
o Angiografía coronaria inmediata (salvo que se administren fibrinolíticos) en los pacientes con
IMEST o complicaciones (p. ej., dolor torácico persistente, aumento muy notable de los
marcadores cardíacos, arritmias inestables)
o Angiografía coronaria tardía (entre 24 y 48 horas más tarde) en pacientes con IMSEST sin
complicaciones

COMPLICACIONES SEGÚN LOS DÍAS DE EVOLUCIÓN

Arritmias: Las arritmias pueden presentarse desde las primeras horas del infarto y son la principal causa
de muerte de quienes fallecen antes de llegar a un Hospital. El pronóstico de los pacientes con arritmias
en la fase precoz es en general mejor que en los pacientes con arritmias ventriculares más tardías,
quienes habitualmente tienen mayor compromiso de la función ventricular izquierda.

Durante la evolución de un IAM se pueden presentar todo tipo de arritmias, que tienen origen en
diferentes mecanismos fisiopatológicos: reentrada ventricular o alteraciones del automatismo en zonas
isquémicas, bloqueos A-V o del sistema His-Purkinje por isquemia o necrosis del tejido de excito-
conducción, pericarditis, dilatación auricular aguda, etc. Se pueden presentar:

– Arritmias ventriculares: Extrasistolia, Taquicardia y Fibrilación Ventricular;

– Arritmias supraventriculares: Flutter y Fibrilación Auricular;

– Bloqueos de Rama y Bloqueos aurículo-ventriculares.


Insuficiencia Cardíaca: La magnitud de la masa necrosada condiciona la aparición de insuficiencia
cardíaca y es el principal factor de riesgo de mortalidad a corto y largo plazo.

Isquemia residual. En un número importante de pacientes se puede observar manifestaciones de


isquemia residual, es decir, que además de la zona necrosada existen otros territorios en riesgo de
isquemia.

Daños estructurales. En un bajo porcentaje de pacientes se presenta ruptura de estructuras cardíacas:


insuficiencia mitral, por ruptura de aparato subvalvular, comunicación interventricular, por perforación
septal o ruptura de pared libre.

Pericarditis. Un número importante de pacientes presentan cierto grado de inflamación pericárdica, que
se traduce en dolor y frotes pericárdicos, pero rara vez se acompaña derrames de significación
hemodinámica.

Las complicaciones más importantes en la evolución alejada son las arritmias y la Insuficiencia cardíaca.
El pronóstico se relaciona principalmente con el grado de deterioro de la función ventricular, medida
por la fracción de eyección.

Otra complicación alejada es la aparición de signos clínicos de isquemia: angina o nuevo infarto, como
consecuencia de la progresión de la enfermedad.

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