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Introducción
Estimados internos:
Este manual está escrito pensando en ustedes, para ser utilizado en una rotación que durará una semana, por lo tanto
debe ser completo, conciso y claro, las 3 C que debería tener cualquier texto médico. Para lograrlo necesariamente he
tenido que privilegiar los contenidos más importantes, ya sea por su mayor frecuencia o por su seriedad, que deben ser
conocidos por todos los ínternos y médicos generales. Deben estudiarlo en detalle y entenderlo a cabalidad.
Contenidos:
1.- Anatomía del globo ocular y anexos
2.- Examen oftalmológico por el médico general
3.- Disminución de la agudeza visual de inicio lento
4.- Disminución de la agudeza visual de inicio rápido (sin ojo rojo)
5.- Síndrome de ojo rojo
6.- Enfermedades frecuentes de los párpados y órbita
7.- Glaucoma
8.- Visión doble
9.- Oftalmología pediátrica y estrabismo
10.- Enfermedades sistémicas y oftalmología
11.- Trauma ocular
12.- Vademecum oftalmológico
Figura 1 Anatomía del globo ocular, corte sagital.
Figura 22. A) Neuritis óptica retrobulbar (papila normal). B) Neuritis óptica bulbar. C) Neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica. D)
Neuropatía óptica isquémica anterior arterítica.
Neuropatía óptica traumática. Disminución de la agudeza visual uni o bilateral, después de un trauma encefálico
severo, como una caída de gran altura o accidente de tránsito. En los casos unilatales hay DPAR. Inicialmente el fondo
de ojo es normal, en las semanas siguientes evoluciona a atrofia óptica. Tiene mal pronóstico la agudeza visual
generalmente no mejora.
Apoplejía hipofisiaria. Se debe a una lesión compresiva aguda del quiasma, generalmente un tumor hipofisiario que
sufre una hemorragia intralesional y se expande bruscamente. Hay disminución de la agudeza visual de instalación
rápida, generalmente acompañada de oftalmoplejía bilateral, dolor de cabeza intenso y rápido compromiso de
conciencia.
Migraña. La migraña puede ir precedida de un aura visual, que los pacientes a veces describen como disminución de la
visión, el aura es bilateral, pero a veces compromete sólo una mitad del campo visual y el paciente puede interpretar
esto como un problema monocular.
Accidentes cerebrovasculares bilaterales. La lesiones unilaterales de la vía óptica retroquiasmática causan
hemianopsias homónimas contralaterales, pero generalmente no causan compromiso de la agudeza visual. Sin embargo
las lesiones retroquiasmáticas bilaterales pueden producir disminución rápida de la agudeza visual. En estos pacientes el
examen del rojo pupilar, fondo de ojo y reflejos pupilares son normales, en estos casos siempre se debe pensar en un
AVE, aunque el resto del examen neurológico sea normal, pues los AVE occipitales habitualmente dan síntomas
oftalmológicos aislados.
5. Síndrome de ojo rojo
Hay dos tipos de ojo rojo, el superficial y profundo. Se diferencian fácilmente por
sus manifestaciones clínicas, pues el profundo puede presentar dolor,
disminución de la visión y habitualmente es periquerático, mientras que el
superficial es indoloro, no afecta la visión y afecta preferentemente los fondos de
saco conjuntivales. También describiremos otras condiciones que causan ojo rojo
sin dolor ni disminución de la visión como el pterigion, la pinguécula y la
hemorragia subconjuntival.
Síndrome de ojo rojo superficial
Las principales causas de síndrome de ojo rojo superficial son conjuntivitis
alérgica, síndrome de ojo seco, conjuntivitis viral y conjuntivitis bacteriana.
Aunque la hiperemia es de intensidad variable, habitualmente es más marcada
hacia los fondos de saco conjuntival y no periquerática, sin dolor y no se Figura 23. Conjuntivitis viral: folículos en
acompaña de disminución de la agudeza visual. Además de estas características tarso superior al evertir párpado.
comunes, cada cuadro clínico tiene ciertas características distintivas que
analizaremos a continuación.
Conjuntivitis alérgica. Su síntoma distintivo es el prurito. Es bilateral. Puede
haber lagrimeo y secreción serosa. Se puede acompañar de otras alergias (por
ejemplo rhinitis) y ser estacional o perenne. Habitualmente tiene asociado un
síndrome de ojo seco. Su tratamiento consiste en antialérgicos tópicos, como
Olopatadina 1 vez al día, Epinastina o Azelastina 1 gota 2 veces al día. Se puede
acompañar de descongestionantes y lágrimas artificiales.
Síndrome de ojo seco. Su síntoma característico es la sensación de sequedad en
los ojos, que el paciente describe como tener arenilla en los ojos. El grado de
hiperemia es muy variable. El tratamiento consiste en lágrimas artificiales, como
la hidroxipropilmetilcelulosa o el hialuronato de sodio, cuya frecuencia de Figura 24. Conjuntivitis viral: folículos y
instilación depende de la severidad de los síntomas y va de 3 a 6 o más veces al membrane conjuntival en conjunctiva tarsal
inferior.
día.
Conjuntivitis viral. Se acompaña habitualmente de edema palpebral, que puede
ser marcado, la hiperemia conjuntival es intensa, hay secreción serosa
abundante. Un signos distintivo es la presencia de folículos en la conjuntiva
palpebral, a veces hay membranas conjuntivales. Lo usual es que dure unas dos
semanas, el segundo ojo se afecta con gran frecuencia, unos días después del
primero. Muy contagiosa, puede causar pequeñas epidemias en casas, colegios,
hospitales y en el trabajo. El tratamiento consiste en descongestionantes oculares
tópicos, para el edema palpebral es útil el frío local. Los antibióticos sólo se
indican si hay signos de sobreinfección bacteriana.
Conjuntivitis bacteriana. Su signo característico es la secreción purulenta de
color amarillo a verdosa. La conjuntiva palpebral presenta un aspecto
aterciopelado, dado por la presencia de pequeñísimas papilas conjuntivales. La Figura 25. Conjuntivitis bacteriana: secreción
conjuntivitis bacteriana puede complicar cuadros de alergias, ojo seco y purulenta.
conjuntivitis virales. El tratamiento consiste en antibióticos tópicos, como
cloramfenicol, gentamicina o tobramicina, en forma de colirio, que se instila 4 veces al día por 10 días.
Síndrome de ojo rojo profundo
Si un paciente con hiperemia conjuntival presenta dolor ocular, disminución de la agudeza visual o la hiperemia afecta
preferentemente el contorno de la córnea (periquerático), lo consideraremos un síndrome de ojo rojo profundo. Las
causas de ojo rojo profundo se agrupan en 4 categorías: 1) Lesiones corneales, 2) uveítis anterior, 3) glaucoma agudo y
4) escleritis. Todas ellas son enfermedades que deben ser derivadas inmediatamente al oftalmólogo para la
confirmación diagnóstica y tratamiento. Algunas claves orientan al médico general a cada diagnóstico.
Lesiones corneales. Son la causa más frecuente de ojo rojo profundo. Incluyen el trauma corneal, cuerpos extraños
corneales, queratitis actínica (exposición a radiación UV, como al ir a la nieve o soldar al arco sin protección), queratitis
infecciosa (bacteriana, viral, fúngica, protozoaria), queratitis sicca (lesión corneal en síndrome de ojo seco severo) y
queratitis por exposición (por ejemplo en lagoftalmo o exoftalmo severo). Las claves diagnósticas son la sensación de
cuerpo extraño, epífora, fotofobia. En el examen físico por el médico general el signo clave es la tinción corneal con
fluoresceína. Una queratitis infecciosa puede ser visible como una úlcera corneal de color blanquecino, a veces se
acompaña de hipopion. La úlcera herpética puede tener una forma dendrítica (forma de rama de árbol), evidente al
teñirla con fluoresceína. El diagnóstico lo confirma el oftalmólogo en el examen corneal con lámpara de hendidura.
Uveítis anterior. Es la inflamación del iris y/o del cuerpo ciliar. Entre sus causas hay enfermedades sistémicas como
las espondiloartropatías HLA B27+ (espondilitis anquilosante, síndrome de Reiter, artropatía psoriática, artropatía
enteropática), infecciones virales (herpes simplex y zoster, rubéola, citomegalovirus), bacterias (sífilis,
postestreptocócica, estafilococos y gram negativos en postoperados de catarata y glaucoma), sarcoidosis, artritis juvenil
idiopática (especialmente en niñas), postraumática y postquirúrgica). Entre las claves diagnósticas, está la hiperemia de
un tinte violáceo y periquerática, la alteración pupilar (miosis por espasmo del esfinter pupilar o discoria por sinequias
posteriores). También hay fotofobia y la disminución de la agudeza visual es de cuantía variable, que depende de la
severidad del cuadro clínico. En los casos más severos puede haber hipopion.
Glaucoma agudo. Se debe a un aumento brusco e importante de la presión intraocular (PIO). Habitualmente es
producido por un cierre angular, pero también se puede ver como consecuencia de un traumatismo con hifema,
glaucoma neovascular y glaucoma uveítico. La clave diagnóstica es el intenso dolor, acompañado de una pupila en
semimidriasis fija, no reactiva a la luz. Puede haber cierto grado de opacidad corneal, debido a que el aumento de la
PIO causa edema corneal.
Escleritis. Consiste en la inflamación de la esclera. Su síntoma cardinal es el dolor ocular, que es extremadamente
intenso. La hiperemia por escleritis puede ser difusa o localizada, y a veces toma un aspecto nodular. Su principal causa
es la artritis reumatoidea, aunque también puede ser idiopática o presentarse en otras enfermedades reumatológicas,
como la enfermedad de Wegener, la policondritis recurrente o la poliarteritis nodosa.
Figura 26. Ojo rojo profundo: A) Úlcera corneal infecciosa con hipopion. B) Úlcera corneal dendrítica teñida con fluoresceína. C) Uveítis con
hipopion, D) Glaucoma agudo por cierre angular. E) Escleritis nodular.
Figura 29. Infecciones virales de los párpados. A) Molusco contagioso. B) Dermatoblefaritis herpética. C) Herpes zoster oftálmico. D) Papiloma
palpebral.
Herpes zoster oftálmico. Se inicia con una sensación disestésica en el dermátomo comprometido, luego aparecen
pápulas, que dan paso a vesícula, que luego se rompen y forman costras. Hay edema de la piel comprometida y dolor
intenso. Se compromete un dermatomo de piel bien definido. Se debe a una recurrencia de infección por virus varicela
zoster. Se debe realizar tratamiento precoz con aciclovir 800 mg 5 veces al día por 10 días o valaciclovir 1000 mg cada
8 horas x 7 días, más analgésicos para el dolor.
Papiloma palpebral. Lesión sésil o pedunculada, de color rosado, único o múltiple, su superficie tiene un aspecto
cerebroideo. Se debe a infección por virus del papiloma humano. A veces pueden formar una costra rugosa en su
superficie por hiperqueratosis. Su tratamiento consiste en la resección completa.
Nevo melanocítico. Lesiones de pigmentación variable, borde relativamente bien definido, discretamente elevadas, su
superficie puede ser lisa o irregular, generalmente no afectan el vello. Pueden ser congénitos o adquiridos.
Corresponden a acúmulos de células melanocíticas, derivadas de la cresta neural. Sólo se extirpan por razones
cosméticas o si se sospecha malignización.
Carcinoma basocelular. El tipo nodular o nodulo-ulcerativo es
el más frecuente, consiste en un nódulo, de tamaño variable, con
telangiectasias en su superficie y una ulceración o costra en su
vértice. Afecta con más frecuencia el párpado inferior. También
existe el tipo difuso o morfeaforme. Aparece generalmente sobre
los 50 años. El carcinoma basocelular es el tumor palpebral
maligno más frecuente. Es muy importante el diagnóstico precoz
y su derivación a especialista para su extirpación completa.
Retracción palpebral. El párpado superior está más elevado de
lo normal, dejando una parte de la esclera entre córnea y párpado
visible. Su causa más frecuente es el hipertiroidismo
(oftalmopatía distiroidea), pero también se puede observar como
efecto secundario de medicamentos simpaticomiméticos (por
ejemplo colirios descongestionantes) y en el síndrome de
mesencéfalo dorsal (signo de Collier).
Ptosis palpebral. Consiste en la "caída" del párpado, que pasa a
cubrir más del milimetro y medio de la córnea que es habitual.
Sus causas son muy variadas: congénita, aponeurótica (daño de la
inserción del EPS en el tarso superior), miopatías (por ejemplo
oftalmoplejia externa progresiva), miastenia gravis, síndrome de
Horner, parálisis de III nervio craneano.
Epicanto. Pliegue de piel que cubre parte del párpado superior
(epicanto directo) o inferior (epicanto inverso). El epicanto se
observa en personas de raza oriental y en pacientes con síndrome
de Down. Suele provocar confusión pues cuando el paciente mira
hacia el lado, el ojo aductor parece desviarse, lo que se denomina
pseudoestrabismo, no obstante un paciente con epicanto puede
perfectamente tener estrabismo asociado, por lo que no se puede
dar por sentado que un paciente con epicanto no tiene estrabismo
hasta examinarlo con detención.
Exoftalmo. Es la protrusión anormal del globo ocular. Su causa
más frecuente es la oftalmopatía distiroidea (que puede causar
exoftalmo uni o bilateral), también se puede observar en tumores
orbitarios, en ambos casos el exoftalmo se puede presentar en
forma relativamente gradual. También existen casos de exoftalmo
de instalación muy rápida, generalmente unilateral: fístula
carótido-cavernosa, celulitis orbitaria, trombosis del seno
cavernoso, inflamación orbitaria idiopática, todas ellas
constituyen urgencias oftalmológicas que deben ser derivadas
rápido al oftalmólogo.
Celulitis orbitaria. Infección grave de la órbita, se caracteriza
por exoftalmo, edema y eritema palpebral superior e inferior,
restricción a los movimientos oculares, puede haber disminución
de la agudeza visual y DPAR (por compromiso del nervio óptico).
Puede acompañarse de manifestaciones generales como fiebre y
compromiso del estado general. Puede originarse en una infección
de senos paranasales adyacentes o en una infección de la piel. La
mayoría de las veces es causada por neumococo, hemófilus o
Figura 30. A) Nevo melanocítico. B) Carcinoma basocelular
estafilococo. El paciente debe ser hospitalizado y tratado con nodular. C) Ptosis OI. D) Epicanto directo. E) retracción
antibióticos endovenosos. En pacientes diabéticos palpebral. F) Exoftalmo izquierdo. G) Ceculitis orbitaria
descompensados y en inmunosuprimidos debe sospecharse una derecha. H) Dacriocistitis.
mucormicosis, infección por hongos gravísima.
Dacriocistitis. Consiste en un aumento de volumen ubicado en la región del saco lagrimal, con mucha hiperemia,
doloroso, acompañado de epífora. Se debe a infección del saco lagrimal en un paciente con obstrucción lacrimonasal
subsacular.
7. Glaucoma
El glaucoma es una de las principales causas de ceguera en el mundo, por lo que su diagnóstico y tratamiento precoz es
clave. El médico general debe conocer estar enfermedad, para derivar oportunamente a los pacientes sospechosos.
Definiciones y conceptos generales
Glaucoma. Llamamos glaucoma a un amplio y variado grupo de enfermedades oculares, que tienen en común un
patrón de daño específico de los axones del nervio óptico, caracterizado por el adelgazamiento generalizado o
localizado del reborde neurorretinal de la papila y que produce daño característico del campo visual, usualmente
progresivo. Su principal factor de riesgo es la hipertensión ocular.
Presión ocular normal. Es aquella que no produce daño a los axones del nervio óptico. Varios estudios en población
sana (sin glaucoma) muestran que la presión intraocular promedio es de 16 +/- 2,5 mmHg, por lo que el 95 % de la
población sana tiene presiones de entre 10 y 21 mmHg. Por lo tanto, parte significativa de la población sin glaucoma,
puede tener la presión intraocular alta.
Hipertensión ocular. Aumento de la presión ocular por sobre 21 mmHg. Las personas con hipertensión ocular no
necesariamente desarrollan glaucoma, el Ocular Hypertension Treatment Study, mostró que en personas sin glaucoma
con presiones oculares entre 24 y 32 mmHg el riesgo de desarrollar glaucoma es de un 10 % a 5 años, es decir un 2 %
anual.
Papila óptica sospechosa de glaucoma. La clave del diagnóstico del glaucoma es el examen de la papila óptica en el
fondo de ojo. Los principales signos de daño papilar por glaucoma son el adelgazamiento generalizado o localizado
(escotadura o notch) del reborde neurorretinal, especialmente si se acompaña de hemorragias papilares, asimetría de la
excavación papilar, defectos de la capa de fibras nerviosas y alteración de la regla ISNT. Son signos menos importantes
la atrofia peripapilar en zona beta, vasos en bayoneta y visualización de la lámina cribosa en la excavación, ellos se
presentan con frecuencia en glaucoma, pero también ocurren bastante en papilas sanas.
Regla ISNT. En pacientes sanos, el grosor del reborde neurorretinal es mayor en el borde inferior y disminuye
progresivamente en el superior y nasal, siendo proporcionalmente más delgado en el borde temporal. En cambio en los
pacientes con glaucoma no se sigue la regla ISNT y con frecuencia el borde inferior o el superior son los más delgados.
Excavación papilar. Con frecuencia se acostumbra cuantificar el grado de adelgazamiento del reborde retinal como
una relación entre el diámetro vertical de la excavación papilar y el diámtero vertical de la papila, y se expresa en forma
decimal, a mayor excavación papilar es más probable que el paciente tenga glaucoma. Sin embargo, en pacientes sanos,
pero con papilas grandes, la excavación papilar suele ser proporcionalmente más grande, lo que puede conducer a
confusión.
Ángulo iridocorneal. Es el ángulo formado por el iris y la córnea. Debido al fenómeno de la reflexión total interna, no
es posible ver directamente el ángulo iridocorneal, pero se puede visualizar mediante un examen que se llama
gonioscopía. La gonioscopía la realiza el oftalmólogo para clasificar si un ángulo es abierto o cerrado, esto tiene
importante para saber que tipo de glaucoma tiene el paciente.
Figura 31. A) Adegazamiento generalizado del reborde neurorretinal. B) Adelgazamiento localizado (inferior) del reborde neurorretinal. C)
Hemorragia papilar y defecto de la capa de fibras nerviosas. D) Regla ISNT. E) Medición de la excavación papilar vertical. F) Anatomía del ángulo
iridocorneal: iris (I), banda ciliar (BC), espolón scleral (EE), trabéculo pigmentado (TP), trabéculo no pigmentado y línea de Schwalbe (LS).
Figura 32. A) Glaucoma agudo de ángulo estrecho. B) Glaucoma neovascular. C) Glaucoma congénito OD.
Figura 42. Semiología de la retinpatía diabética. A) Hemorragia en llama. B) Vaso en omega y arrosariado. C) Hemorragia redonda. D) Exudados
céreos. E) IRMA. F) Rosario venoso. G) Mancha algodonosa. H) Microaneurismas. I) Neovascularización papilar.
Los geles se pueden usar 3 a 5 veces al día. La mayoría de los geles consisten an ácido poliacrílico o
carboxivinílico, también conocido como carbomer, algunos nombres comerciales son Nicotears gel, Gelsolets,
Lacryvisc y Viscotears.
Los ungüentos se pueden usar en el día, pero disminuyen la agudeza visual, por lo que se prefiere usarlos en la
noche, especialmente en los casos de queratitis por exposición y ojo seco severo. Los ungüentos contienen petrolato y
lanolina que disminuyen la evaporación de la lágrima. Algunos ejemplos: Durasolets.
Antibióticos tópicos
Los antibióticos tópicos están indicados en el tratamiento de las conjuntivitis bacterianas, blefaroconjuntivitis y
queratitis bacterianas comeales. Entre los más usados en atención primaria están el cloramfenicol, gentamicina y
tobramicina (Tobragan, Tobrex, Tobrin, Xolof), disponibles en forma de colirio y unguento. Las quinolonas
(ciprofloxacino, ofloxacino, gatifloxacino y moxifloxacino) se deben reservar para casos más serios de infección por
microrganismos resistentes a los otros antibióticos y para las infecciones bacterianas corneales. Las combinaciones de
antibióticos que contienen polimixina, neomicina, bacitracina y gramicidina, es preferible no usarlas, pues producen
toxicidad a la superficie ocular y las reacciones alérgicas son frecuentes.
Bibliografía
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