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GAVILAN. LA TRANSFORMACIÓN DE LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL. CAP. 6.

CAP. 6. PLANTEO DE LA COMPLEJIDAD.

Trilogía orientadora.

Actualmente la propuesta de Orientación, en diferentes contextos mundiales, hace referencia


a la preparación para el trabajo y a la formación calificada; sin embargo, tampoco debemos
dejar de lado lo que los individuos quieren y desean como proyecto de vida.

La amplitud de las tareas profesionales en la oferta educativa y en la inserción en el mercado


de trabajo otorga a la tarea de Orientación Vocacional una proyección preventiva y asistencial,
tanto en el campo de la salud como en el de la educación; constituye, además, una
característica de la investigación clínica y psicosocial tendiente a relacionar lo individual y lo
institucional, lo educativo y lo social, el proyecto personal y el proyecto económico, las
necesidades personales de formación y las necesidades políticas de oportunidades educativas.

El concepto de “trilogía orientadora” es un concepto que intenta hacer girar circularmente tres
nociones fundamentales alrededor del eje de la orientación. Estas tres nociones son:

1.1. La noción de proceso (en sus tres aspectos)

1.2. La noción de imaginario social

1.3. La noción de prevención.

La noción de proceso aporta a la Orientación una idea más adecuada de las distintas formas de
intervención que ella utiliza en la vida de los sujetos individuales y sociales. La noción de
prevención da a la orientación un aspecto de registro y resguardo que modifica el perfil de esta
praxis disciplinaria. Y una manera cierta de prevenir, en las distintas instancias de los procesos
orientadores, estriba en el estudio y análisis de los imaginarios sociales que obstaculizan,
desvían y confunden la capacidad de elegir de los sujetos. Mejor aún, de elegir sabiendo qué se
elige y por qué.

Estas tres nociones se retroalimentan de manera reciproca y, en consecuencia, no pueden


dejarse de lado.

El citado concepto de trilogía realiza la convergencia e interrelación entre categorías que


plantea la mencionada “triangulación metodológica”. En el curso de la investigación de cada
uno de los conceptos aludidos, y en sus conexiones reciprocas, se ve cómo funciona la
concepción metodológica de triangular aspectos cuanti –cualitativos en el mismo proceso de
trabajo. Asimismo este planteo seguirá encuadrando la presentación y desarrollo de los
campos y saberes y de su integración con la citada “trilogía” en un modelo teórico operativo
superador.

PROCESO:

La idea de proceso incluye la dimensión temporal de manera fundamental. Como todo


proceso, el de elección es direccional: puede acelerarse, detenerse, prolongarse. En anteriores
producciones me he expresado sobre estas tres instancias que giran alrededor de la
orientación y le dan marco, pero no tenían estudios ni comprobaciones empíricas, que es lo
que desarrollaré en este trabajo.

Este concepto nos permitirá examinar tres niveles de la actividad vocacional, que
anunciaremos de la siguiente manera:

- Macroproceso
- Microproceso
- Proceso especifico.

Macroproceso:

Son los factores que directa o indirectamente influyen en nuestro sistema de vida; escalas de
valores, representaciones sociales que, dadas en un contexto muy amplio referido a un
momento histórico, político y económico, en una comunidad determinada, encuadran
nuestros futuros proyectos educativos, personales y laborales. Dentro de este contexto o
marco general, adquiere gran relevancia la familia y el rol que le ha sido asignado al hijo para
su futuro desempeño ocupacional a través de la novela familiar.

El macroproceso es parte de un orden sistémico, junto con el microproceso y el proceso


especifico. En este aspecto del proceso general se exploran las relaciones del todo con las
partes y del individuo con el concepto dual macro micro.

Tengamos en cuenta la postura de sistemas abiertos como la que sostiene M. Bunge:

“No se trata pues de intentar la imposible reducción de sistemas agregados de individuos, ni la


reducción inversa, de las creencias, actitudes y acciones individuales a propiedades o proceso
sistemáticos. Más aún, se trata de mostrar cómo los individuos se combinan entre sí y cómo, a
su vez, el comportamiento individual está influido (inhibido o estimulado) por el entorno del
individuo. Algo sucede con todas las situaciones de elección: no es que siempre carezcamos de
preferencia marcadas, sino que nuestra elección dependen en parte de circunstancias que está
fuera de nuestro control. Por consiguiente, todas las teorías de elección racional, que son
típicamente individualistas y postulan la libertad irrestricta de la persona, son tan equivocadas
y parciales como las teorías sociales que ignoran totalmente las actitudes, preferencias y
acciones individuales. Una vez más, el equilibrio parece estar en la concepción sistemática, que
ubica al individuo en su contexto.

Puesto que todo individuo pertenece a varios sistemas sociales y se comporta, al menos en
parte, como miembros de los mismos, es erróneo pasar por alto el nivel macrosocial. Siempre
debemos combinar las consideraciones macrosociales con las microsociales, y recíprocamente.

Si consideramos nuestra situación como país o el contexto latinoamericano, debemos pensar


que, permanentemente, las situaciones macro influyen en las micro;

Es muy difícil actualmente que los adolescentes deseen elegir una carrera en beneficio de su
país cuando no saben en qué situación estará el país para el momento en que ellos finalicen
sus estudios. Nosotros consideramos esa interrelación, pero nuestra tarea de campo como
investigadores en orientación nos muestra que en nuestro país, y también fuera del mismo, los
adolescentes, al elegir carrera, en su gran mayoría tienen como interés, en primer término, las
tareas que podrán realizar con ella; y en segundo lugar, figuran intereses como el status, la
demanda, la posibilidad económica, etc. Esto varía en los diferentes “macro”.

Todos los aspectos del macroproceso actúan como un continuum a través de los agentes
sistemáticos y asistemáticos de la cultura.

Microproceso:

Con este concepto se hace referencia a los momentos evolutivos o sociales entre lso que
debemos optar en una cultura; como ocurre, por ejemplo, en nuestro país, respecto del pasaje
de la escolaridad general básica al polimodal, del polimodal a los estudios terciarios, del
proceso productivo a la preparación para el retiro, procesos generales de reconversión laboral,
etc. Son “cortes” significativos dentro del continuum; aquí el adolescente/adulto y/o adultos
mayores deben optar por un proyecto educativo, laboral, personal, social. En estos
microprocesos es donde el sistema educativo, el productivo o el de políticas sociales deben
implementar planes, estrategias y tácticas para llevar a cabo las acciones orientadoras; el
sistema educativo es el que actúa en primera instancia como eje de la prevención. En estos
niveles de intervención las acciones orientadoras son colectivas, están dirigidas a los diferentes
grupos, y se llevan a cabo mediante programas que responden a ciertos objetivos específicos y
también a los objetivos de la institución convocante.

Esta etapa del microproceso se enmarca en la llamada orientación de la carrera u orientación


vocacional ocupacional continua.

Uno de los autores que más ha estudiado el tema de la orientación como un proceso continuo
a lo largo de la vida, fue Donald Super, quien se ubica dentro de las teorías evolutivas de la
elección vocacional.

Los estudios de Super sobre orientación de la carrera estaban basados en los diferentes
cambios que los sujetos experimentaban como parte de un ciclo evolutivo. Pero sus trabajos
tienen como punto de partida un momento histórico, político y social diferente, con mayor
estabilidad laboral, en el que los sujetos generalmente realizaban una carrera ocupacional
dentro de canones esperables y estables, hasta la preparación para el retiro. Lo cual también
es diferente según los contextos.

En la actualidad, el nuevo orden del sistema productivo, las distintas respuestas a este cambio,
la precariedad del trabajo, la flexibilización laboral, la discontinuidad laboral, el impedimento
para hacer una carrera profesional en una misma empresa o institución dan como
contrapartida una desvalorización del trabajo en sí. Se ha dejado de lado su valor creativo y
ético; se vive como un mal necesario e imprescindible, con como un fin.

De esto se desprende que la nueva concepción de la orientación toma algunos de los aspectos
enunciados por Super, pero los adecua a esta nueva realidad mundial, regional y local.

La orientación de la carrera u orientación vocacional continua presenta dos aspectos


importantes que debemos considerar:
1) Por un lado, debe estar articulada tanto con los diferentes planes y programas dentro del
sistema educativo formal: educación obligatoria y postobligatoria (formación superior,
universidades, estudios superiores, politécnicos) como con los sistemas educativos no
formales: centro de capacitación profesional fuera del sistema, servicios de educación y
empleo, servicios de orientación en empresas, servicios de extensión universitaria, programas
comunitarios, etc.

2) Por otro lado, puntualizamos su necesaria relación con el mundo del trabajo. Están las
personas que ya se insertaron en el mercado laboral, pero aún deben adaptarse a los cambios
tecnológicos y económicos, ya que cada vez es más frecuente el pasaje de un trabajo a otro, de
un medio de formación a otro. Muchos no tiene los conocimientos y competencias requeridos
para realizar estas transiciones y necesitan recurrir a la orientación profesional para adquirir y
planificar su profesión. Están también los adultos desocupados y los adultos mayores que
deben redirigir su trabajo en función de los cambios de la economía y la evolución del mercado
laboral. Para todos ellos el asesoramiento pueden brindar un sentimiento de coherencia y
orientación que ayude a los procesos de cambio y transición.

En cuanto al rol de la orientación en todo el transcurso de la carrera, y al de los orientadores


involucrados, deberá ser abierto y participativo respecto de lo que la información y el
conocimiento puedan brindarles a todos los sujetos.

Dentro del microproceso, para poder elaborar un proyecto de orientación vocacional, laboral,
reconversión, preparación para el retiro, etc., desde la prevención, debemos realizar, en
primer término, un análisis de la institución (educativa, laboral, sindical, etc.,) donde se llevaría
a cabo dicho proyecto. Porque cada realidad institucional es única; se va construyendo de
acuerdo con lo interno y lo externo, sus propios códigos y la particular forma de ser dentro de
determinado contexto. Las instituciones son diferentes a pesar de que persigan los mismos
objetivos y estén inmersas en una misma comunidad.

Para dar algunas respuestas orientadoras al sistema educativo en este caso especial, debemos
tener en cuenta, desde lo institucional:

- objetivos de la institución

- Estructura o sistema que lo incluye

- Nivel de organización

- Estructura departamental

- Inserción dentro de la comunidad

- Nivel de comunicación:

1. Vertical (jerárquica)
2. Horizontal (por niveles)
3. Transversal (interrelación entre todos los niveles y jerarquías comunicación abierta y
democrática).
En función de estos interrogantes, y de la lectura del material anexo señalado, se elabora un
programa de Orientación Vocacional Ocupacional y/o información ocupacional que va a diferir,
de acuerdo con lo anteriormente expuesto, en su encuadre del trabajo. Cuando se elabora
algunos esbozos del futuro proyecto de orientación vocacional, se realizan encuentros con el
personal directivo, profesores, padres y representantes de alumnos para consensuar, ajustar y
ver la viabilidad del proyecto.

En estos tipos de programas la metodología de trabajo es grupal, pero las técnicas se adaptan
de acuerdo con la experiencia y capacitación de los orientadores. Sugerimos algunas de ellas:

- Talleres

- Grupos operativos

- Grupos de reflexión

En cada una de estas metodologías de trabajo se utilizan los recursos técnicos que se crean
convenientes, tanto para la movilización e integración grupal como para la elaboración de las
decisiones y conflictos vocacionales durante el transcurso de todo el programa.

En función del tiempo, recursos y necesidades, la tarea grupal no excluye la incorporación de


algunas técnicas de exploración, como asimismo la realización de entrevistas individuales en
los casos que así lo requieran.

Si algunos alumnos no lograron elegir un proyecto educativo y/o laboral, cuando finaliza el
programa de orientación vocacional institucional se los puede incluir en un proceso específico
de asistencia de orientación, dentro de la institución y/o fuera de ella.

Ejemplo de microproceso: programa de orientación vocacional para municipios. Pdf 65, pagina
126.

Proceso especifico:

Es la acción orientadora que se lleva a cabo en forma individual y/o grupal, con aquellos
sujetos que necesitan una intervención más personalizada en el momento de la elección.

Este tipo de proceso de orientación vocacional se realiza con un profesional psicólogo o


psicopedagogo especializado en Orientación Vocacional que, en forma conjunta con el
consultante, elabora un encuadre de orientación, con el objeto de lograr una identificación
vocacional ocupacional como parte integrante de la identidad personal de este sujeto.

Muchas veces, en dicho proceso específico, los consultantes son adolescentes, jóvenes y/o
adultos que ya se habían incluido anteriormente en un programa de orientación dentro del
microproceso, pero, a pesar de ello, no pudieron elegir; por lo que necesitan una intervención
más profunda y personal.

En este nivel de intervención tomaré como referencia la influencia de las teorías


psicodinamicas de la elección.
Las teorías psicodinamicas han tomado conceptos del psicoanálisis en relación con la
orientación. Uno de esos conceptos es la sublimación. El término sublimación, introducido por
Freud, es de alta significancia para la tarea orientadora. Se refiere a cierto tipo de actividad
sostenida por un deseo que no apunta en forma manifiesta hacia un fin sexual; por ejemplo, la
creación artística, la investigación intelectual, el trabajo; en general, son actividades que tienen
reconocimiento social. A esta capacidad de reemplazar la meta sexual originaria por otro fin,
que ya no es sexual, pero con el que se halla psíquicamente emparentado, Freud la denomina,
en su obra “Una teoría sexual”, “capacidad de sublimación”.

Según Bohoslavsy, la orientación vocacional es un campo de actividad de los científicos


sociales que abarcan una serie de dimensiones, las cuales incluyen lo pedagógico, lo
psicológico, el nivel de diagnostico, la investigación y la prevención; asimismo, observa el
importante papel que cumplen los sociólogos, antropólogos y pedagogos. Sin embargo, el rol
fundamental en el diagnostico y la orientación, en relación con el futuro, corresponde al
psicólogo. Uno de los aspectos más importantes dentro de su encuadre de trabajo lo
constituye la elaboración del primer diagnostico a través de:

- Manejo del tiempo


- Momento que atraviesa el sujeto en cuanto al proceso de decisión
- Ansiedad predominantes
- Carreras como objetos y sus características
- Identificaciones predominantes
- Situaciones que atraviesan el sujeto
- Fantasías de resolución
- Deutoroeleccion

El diagnostico inicial, dice, se realiza en la primera o primeras entrevistas. Este autor trabaja
más sobre los emergentes que sobre los datos, y le interesa, en cuanto al consultado, más al
presente y la dinámica en la situación actual que sus situaciones pasadas. Estas solo adquieren
relevancia por la manera como interfieren en su actual situación de elección.

En este continuo de identificaciones, muchas veces temporarias, que culminan en la elección,


influyen de manera muy significativa los cambios sociales y la modificación de las relaciones
que los estudiantes, en general, mantienen con las generaciones adultas.

A mi entender, en el proceso sistemático asistencial de orientación vocacional, el psicólogo (o


el equipo orientador) se incluye como un experto, como un especialista en el vínculo, al decir
de J. Bleger; en un punto de la situación y en un momento del proceso total. Su rol consistirá
en ayudar a elaborar los conflictos que impiden la elección; facilitar una interpretación
correcta de la realidad socioeconómica y cultural; posibilitar el completamiento y/o corrección
de imágenes profesionales distorsionadas o fantaseadas; dicho con otras palabras, se hará
cargo de ayudar al sujeto a elaborar su identidad vocacional en términos de roles vocacionales
ocupacionales.

Las identificaciones juegan un rol muy importante, especialmente en la adolescencia, y están


referidas a personajes representativos, adultos, profesiones y carreras. La manera como el
sujeto haya logrado sus identificaciones (positivas o negativas), influirá notablemente en sus
futuras elecciones. Es el orientador quien debe develar el significado de las mismas en relación
con su futuro proyecto.

En el proceso especifico o asistencial de la orientación es necesario tener en cuenta el marco


referencial del orientador, y en función de aquel, la elaboración de estrategias de abordaje.

El proceso asistencial de la orientación es diferente si el sujeto:

1. Ya ha realizado una experiencia institucional educativa previa de orientación


vocacional (microproceso)
2. Es la primera vez que se incluye en un proceso orientador
3. Habiendo iniciado un estudio, luego lo ha abandonado (reorientación)

Este encuentro entre orientador y orientado va a depender de dónde tenga origen la demanda
(padres, docentes, directivos, amigos, profesionales o el mismo sujeto); y del lugar desde
donde se realice el pedido de asistencia (escuela, hospital, centro de orientación, consultorios,
etc.).

Todas estas situaciones van a formar parte del encuadre; éste es un aporte importante de la
teoría psicoanalítica, que consiste en el mantenimiento de ciertas constantes y variables en el
proceso. Las constantes serían: ámbito, horario, honorario (si el ámbito es privado), rol del
orientador y del orientado. Las variables dependerán de la situación de elección del orientado.

Dentro del encuadre de trabajo debemos establecer de antemano, con cierta elasticidad, el
tiempo de duración del proceso (que puede oscilar entre 10 y 16 encuentros, una o dos veces
semanales) y fijar los diferentes roles.

La entrevista es el principal instrumento de trabajo para el orientador (tenemos en cuenta al


respecto los aportes de J. Bleger, F. Ulloa, R. Bohoslavsky, O. MAnnoni), en este recorrido que
llevan a cabo orientador y orientado. Estos recorridos no son lineales y dependen de la
estructura de personalidad, historia personal, contención familiar, posibilidad social, etc., de
cada orientado y del marco referencial del orientador.

A los efectos didácticos de la realización del proceso de orientación vocacional, mocionamos


los momentos del proceso específico, que no son estáticos sino que interactúan
dinámicamente:

1. La primera entrevista o primeras entrevistas de orientación


2. Entrevistas de profundización
3. Entrevistas de esclarecimiento
4. Entrevistas de administración de técnicas de exploración
5. Entrevistas de información
6. Entrevistas de integración y síntesis

1. La primera o primeras entrevistas de orientación: permiten establecer el diagnostico o pre –


diagnostico sobre el grado de orientabilidad del sujeto. Llamamos grado de orientabilidad al
compromiso del joven con su situación de elección; tendremos que plantearnos cuál es la
problemática que trae el orientado a la entrevista y qué le impide llegar a una elección.
El diagnostico nos permitirá establecer hipótesis sobre los distintos vínculos; el psicólogo
orientador opera fundamentalmente con los vínculos futuros, mientras los actuales y pasados
actúan como complementos para el diagnostico.

El objetivo de ese primer encuentro es “descifrar ¿Cómo llega ese joven al proceso de
orientación; qué busca de la orientación vocacional; cuáles son los verdaderos móviles de la
demanda manifiesta?

2. Entrevista de profundización: se apunta a vincular aspectos poco claros en relación con sus
identificaciones, fantasías y proyecciones que vayan apareciendo durante el transcurso de las
primeras entrevistas; y que puedan obstaculizar los procesos de selección y elección, tanto en
el ámbito personal como en el educativo y/o laboral. Esta entrevista trata de relacionar los
aspectos no dichos de la historia personal del sujeto de gran significación en el presente. Se
trata, entonces de investigar y explorar todas aquellas situaciones de esta historia personal,
escolar y social que puedan interferir en la situación de elección.

3. Entrevista de esclarecimiento: tienen como objetivo descifrar los motivos por los cuales el
orientado no puede elegir, cuales son las identificaciones que obstaculizan el aquí y ahora de la
elección, y los mecanismos que implementan para no tomar decisiones. Muchas veces en las
entrevistas de esclarecimiento, el orientador debe volver sobre el rol de ambos actores para
evitar distorsiones en el proceso.

Es importante volver a delimitar el encuadre tantas veces como sea necesario.

4. Entrevistas de administración de técnicas de exploración: la entrevista es, como señala J.


Bleger, un campo en el cual los fenómenos que acontecen adquieren su significado en virtud
de las relaciones que guardan entre sí. Dentro de este encuadre incluimos las técnicas de
exploración, que en el proceso de orientación vocacional son una parte del mismo. Estas
técnicas ganan relevancia a través del análisis del dato y en función de una historia personal y
una situación presente.

No existen técnicas específicas de orientación vocacional: hay, en cambio, instrumentos que,


por la índole del área a explorar, pueden brindar datos de cierta gravitación en la elección de
carreras y/o trabajo.

La interpretación numérica (técnicas objetivas) y la psicodinamica (técnicas proyectivas) se


realizan en función de un sujeto y su contexto.

Todas las técnicas, acorde a su marco teórico e instrumental, pueden aportar datos
significativos, si el orientador tiene buena experiencia y práctica sobre ellas. Eso adquiere
especial relevancia en el caso de las técnicas proyectivas, que apuntan a aspectos
inconscientes de la personalidad y al mecanismo de la proyección.

Lo fundamental, a la hora de escoger la técnica adecuada, será la formación específica del


orientador en dichas técnicas.

Es fundamental que el orientador considere cuál es, dentro de su encuadre de trabajo, el rol
de las técnicas. Pues a pesar del tiempo transcurrido, durante el que hemos venido
manifestando el rol complementario de las técnicas en documentos bibliográficos, congresos,
medios de comunicación, etc., los adolescentes, los padres y adultos siguen asignándoles un
papel fundamental y creen que, a través de ellas, modernos oráculos, podrán ver y decidir el
futuro educativo y laboral.

5. Entrevistas de información: el rol del orientador es también brindar al orientado, a través de


diversas estrategias movilizadoras, los caminos alternativos para la búsqueda de la
información. Dentro del proceso de orientación, la información educativa y/o laboral adquiere
gran relevancia, pues en ambos casos se trata de indicadores validos a la hora de la toma de
decisiones.

El adolescente, el joven y/o el adulto, concurren al proceso de orientación con un gran bagaje
informativo, aunque muchas veces esta información puede estar distorsionada o influida por
ciertos “imaginarios sociales”.

En este momento de grandes cambios y necesidades acuciantes en cuanto al campo laboral, el


joven, el adolescente especialmente, se siente muy confundido frente a un sistema educativo
que no lo informa y una sobreoferta de material de consulta que lo bombardea; por lo tanto,
el orientador debe colaborar con esa búsqueda. La información tiene diferentes momentos,
niveles y metodologías para su implementación.

6. Entrevistas de integración y síntesis: Es el momento del proceso en el cual el orientador


verbaliza aspectos no hablados por el orientado, pero de gran significación en su conflictiva
elección, y brinda el espacio para que el orientado reflexione sobre sus dudas en la elección.
Aquí se analizan los resultados de las técnicas de exploración utilizadas, siempre de acuerdo
con un contexto y en relación con sus coincidencias, obstáculos y discrepancias vocacionales.

Si se han utilizado técnicas grupales, dramáticas, expresivas, etc., ahora es el momento cuando
se analizan todas sus actuaciones en relación con los obstáculos de la elección.

En esta última etapa del proceso de orientación se incluyen numerosos aspectos: la situación
demandante; los caminos transitados; los obstáculos encontrados; las vivencias del sujeto; los
interrogantes y las respuestas alcanzadas; estado en que se encuentra en la actualidad y grado
de decisión vocacional:

- Eligio carrera
- Eligio trabajo
- Eligio trabajo y estudio
- Eligio un área educativa y demorara un tiempo más en la decisión definitiva

IMAGINARIO SOCIAL:

Las diversas formas de sociedad que conocemos están definidas esencialmente por la creación
imaginaria. “imaginaria” en este contexto, evidentemente, no significa ficticia, ilusoria,
especular; sino disposición de formas nuevas, y no disposición determinada, sino
determinante.
Estas formas, creadas por cada sociedad, hacen que exista un mundo en el cual la sociedad se
inscribe y se da lugar. Mediante ellas es como se constituye un sistema de normas, de
instituciones, de valores, de orientaciones y de finalidad de la vida, tanto colectiva como
individualmente.

En el imaginario de estas formas se encuentran siempre las significaciones sociales, creadas


por la sociedad y que las instituciones encarnan.

La imaginación es un hecho individual, incluye la subjetividad; cuando la imaginación se


cuestiona y cuestiona la realidad, se enriquece permanentemente. El imaginario se instala a
partir de las coincidencias, usos, discurso y prácticas de la sociedad; actúa en forma
independiente de los sujetos, pero necesita de ellos para materializarse.

La magnitud del imaginario tiene relación con el grado de influencia que ejerce sobre las
diferentes individualidades, en un momento histórico y en una cultura determinada.

Castoriadis distingue entre el imaginario social “efectivo” y un imaginario social “radical”. El


primero es el que mantiene unida a la sociedad: es un legitimador de un orden existente; es en
definitiva, lo instituido. En cambio, el imaginario social radical tiene la capacidad de
transformar el universo de significaciones adoptado, mediante novedosas propuestas
imaginarias; es decir, es “lo instituyente” que se encarga de la producción de nuevas formas de
significación. El juego dialectico entre lo instituido y lo instituyente explica los proceso de
consolidación y sus brotes de ruptura y cambio.

Nosotros pensamos que es posible “reducir” el concepto de “imaginario social” a una categoría
instrumental más circunscripta, más operativa y más adecuada a los objetivos de este trabajo.
Rescatamos del concepto original, la designación de su status productor de realidad; y además
seleccionamos, para nuestros propósitos, el carácter de “inventado”, que se sitúa frente a los
procesos reales como su opuesto, pero que, paradójicamente, provoca modificaciones en la
realidad, de igual modo que lo hacen dichos procesos reales. Así señalamos que algunos
conjuntos sociales imaginan, fantasean y sostienen que acontecen cosas que, en realidad, no
suceden. Esto pasa con supuestas situaciones respecto del empleo, la economía, las
ocupaciones futuras, los saberes que serán exigidos, las capacidades necesarias, etc.

En el ejercicio de nuestras actividades académicas, instituciones y privadas, y en el marco de


nuestra disciplina – Interdisciplina específicamente volcada a la orientación vocacional, hemos
observador algunos cambios significativos en el campo de las elecciones vocacionales; hemos
encontrado ciertas señales indicadoras de situaciones anteriormente no previstas. Así, por
ejemplo, parecen estar perfilándose algunos rasgos fantasiosos y emergentes míticos en el
horizonte social del presente y de los futuros laborales.

Esta nueva situación nos ha llevado a plantearnos una serie de interrogantes: ¿estas señales
representan cambios en los imaginarios sociales? Y también ¿han merecido el suficiente
estudio, análisis e investigación? además, y ya en un plano más teórico con respecto al
concepto de imaginario social tan en boga en la actualidad ¿Es éste un concepto apropiado
para responder a estos requerimientos o necesita de adecuaciones, reconceptualizaciones y
acompañamientos (como el concepto de realidad social), a fin de situarlo en un mejor
contexto teorético e instrumental?

Desde estas cuestiones problematizadoras hemos tratado de acercarnos a los temas


vocacionales, de orientación y de elección todavía no resueltos. Pues el núcleo del asunto
necesita más y mejor aproximaciones. Por ejemplo ¿Qué saberes, fantasías y mitos familiares y
sociales están interviniendo en las elecciones adolescentes y juveniles? Y ¿Cómo se asocian o
se correlacionan éstas con la modalidad socioeconómica y política del entorno global?

Hemos elaborado una hipótesis básica que sostiene que se está gestando un imaginario social
de signo “economicista”, en paralelo con el modelo socioeconómico dominante, que proyecta
un impacto en el panorama eleccionario de las vocaciones en las generaciones jóvenes.

Este impacto se bifurca en dos vertientes:

1) Vertiente principal: lleva a sostener elecciones y vocaciones relacionadas directamente con


carreras de neto perfil económico y de supuestas garantías de éxito y status.

2) Vertiente complementario (y paradójica): se manifiesta, como contrapartida, en elecciones


afiancadas puramente en el deseo y en la realización personal, absolutamente desvinculadas
de todo tipo de consideración social, económicas, profesional y de los mercados de trabajo
presentes y futuros.

Investigaciones al respecto pagina 72.

Luego de definir el eje del imaginario social y su influencia, o el fracaso de ésta, para
determinar la elección profesional, vemos que muchas veces participan en ello cuestiones de
contexto, que exceden el imaginario previsto por el orientador. Tal como lo hemos podido
comprobar a través de los ejemplos ofrecidos en este trabajo, ejemplos que son producto de
genuinas investigaciones y no meras especulaciones, y cuyo análisis nos permite tomar en
cuenta ciertos aspectos, no tan evidentes y suspender otros que, a primera vista, aparecen con
la fuerza de lo seguro.

Prevención:

Los términos “prevención” y “prevenir” han estado, y están, implícita o explícitamente,


incluidos en todos los enfoques de la orientación vocacional y profesional, ya sea en sus
antecedentes históricos, o en problemas como la selección laboral, la inclusión de las personas
en el mundo del trabajo o de la guerra; pero dichos términos también se encuentran presentes
en los perfiles actuales de la orientación vocacional o de la carrera, que incluyen distintos
aspectos: la elección de la misma, su continuidad en estudios superiores, la preparación para el
retiro labora, el uso del tiempo libre, etc.

Cada uno de estos modelos de orientación y/o selección tiene, o ha tenido, un objetivo
preventivo, que ha sido o será diferente según su marco conceptual e ideológico. Desde la
selección, ha consistido en adeudar el hombre al trabajo (o sea prevenir las dificultades de la
empresa) y el trabajo al hombre (es decir, prevenir los desajustes de la persona). Desde la
inclusión de los hombres al mundo de la guerra, se ha tratado de seleccionar los más aptos
para cada rama de actividades (prevenir las dificultades organizaciones y brindar posibilidades
de mejores logros). Desde el sistema educativo, el énfasis estuvo puesto en evitar la deserción
escolar o el desgranamiento derivados de una elección no adecuada. Desde el mundo laboral,
se ha buscado preparar a los sujetos para el retiro, previniendo desajustes emocionales y
sociales.

Y cada una de estas prácticas de la orientación se ha enfocado desde el ángulo de la


prevención.

Dado que la prevención es un objetivo fundamental en cualquier acción orientadora, vamos a


referenciarla teniendo en cuenta cuatro aspectos:

1. La historia
2. Los niveles
3. Su rol dentro de la psicología preventiva
4. La orientación vocacional desde el enfoque preventivo.

La historia de la prevención

Antes que nada consideramos relevante señalar que la historia de la prevención, y de los
conceptos relacionados con ella, es mucho más amplia y antigua de lo que se refleja en la
bibliografía existente sobre el tema; tal como se evidencio en los manuales de psicopatología,
psiquiatría, salud pública, medicina preventiva, psicología comunitaria, psicología preventiva,
etc.

En una forma sencilla y breve, se puede decir que la historia de la prevención siempre ha sido y
continuara siendo, la historia de la lucha contra la enfermedad y cualquier clase de
sufrimiento. Es decir, allí donde el ser humano no ha sido consciente de una enfermedad o se
ha sentido angustiado por el dolor físico o psíquico, siempre ha tratado de buscar y continuará
haciéndolo, mecanismos racionales, religiosos y hasta mágicos para reducir la probabilidad de
aparición de una determinada patología o proceso doloroso. Esto estaría relacionado con la
etapa precientifica de la orientación.

Ya desde comienzos del siglo 20, y especialmente desde la década del 60, el término
prevención ha ido adquiriendo un mayor significado a partir del clásico trabajo de G. Caplan:
principios de psicología preventiva. Merece mencionarse que este libro tiene como
antecedente el plan de salud mental propuesto por el presidente John Kennedy en Estados
Unidos.

En este marco se señalaba que la prevención, el tratamiento y la rehabilitación del enfermo y


del discapacitado debían considerarse una responsabilidad comunitaria, poniendo un esfuerzo
total en la prevención.

Los niveles de la prevención:

En el citado trabajo de Caplan aparecen las definiciones de los tres niveles de prevención:
primaria, secundaria y terciaria.
Se denomina prevención primaria a un concepto que incluye a la comunidad, e implica las
estrategias que se llevan a cabo en una población para evitar que aparezcan determinadas
situaciones anómalas. La prevención primaria ve a la persona como representante de un
grupo, y por ello su tratamiento está determinado, no sólo por las necesidades de la persona
en cuestión, sino principalmente por su relación con el problema comunitario.

Prevención secundaria: son las acciones que se realizan para reducir un trastorno o
disminuirlo.

Prevención terciaria: se lleva adelante para tratar de reducir en la comunidad o población las
consecuencias derivadas de los padecimientos físicos, psíquicos y sociales, y estimular en los
individuos sus propias competencias. La prevención terciaria trabaja sobre el problema ya
instalado y sus consecuencias.

La prevención es el proceso activo y asertivo de crear condiciones y/o atributos personales que
promuevan el bienestar colectivo; a lo que agregaremos, en nuestro contexto, el del individuo,
ya que es en este aspecto que trataremos acercar el concepto prevenir.

Siempre se ha considerado como verdadero accionar preventivo el que se lleva adelante en el


nivel primario, enmarcado en lo que se ha dado en llamar la “atención primaria de la salud”.

La relación primaria de la salud es una estrategia de desarrollo en salud. Es un proceso


permanente que se relaciona con una realidad determinada.

Contempla la estructuración de servicios necesarios, esenciales para el crecimiento de la


comunidad; constituye una decisión política tomada con el fin de llevar a cabo una estrategia.
Lo que por entonces se proponía alcanzar era “salud para todos en el año 2000”. Se trata de
una concepción orientada a lograr la salud con y para toda la población, esto supone tanto el
bienestar físico, como psíquico y social.

Psicología preventiva:

Nos enfocaremos ahora en nuestro específico campo de acción, y diremos que la psicología
preventiva:

“constituye un campo interdisciplinario de investigación y acción que desde una perspectiva


proactiva, ecológica, y ética y una concepción integral del ser humano en su contexto
sociocomunitario real y concreto, trata de utilizar los principios y la tecnología de la
intervención actualmente disponible, en cualquier disciplina que resulten útiles para la
prevención de la enfermedad. Y la promoción de la salud física, mental y de la calidad de vida a
nivel comunitario, tanto a corto como a largo plazo.

Para esta especialidad de la psicología, un bienestar aislado no existe como tampoco existe
una salud mental sin la salud física, biológica, social, etc. Por ello, desde esta perspectiva de la
salud mental y a través de un minucioso análisis, encuentran su lugar y definen sus
interacciones dialécticas los fenómenos políticos, los valores socioculturales, las relaciones
históricas sociales, las vicisitudes de los conjuntos humanos, las estructuras de poder, etc. El
campo de la salud es un espacio interdisciplinario. Debemos considerar que el modelo
neoliberal ha potencializado los problemas de salud mental de la población a través de las
personas marginadas, excluidas del sistema; los desocupados, los inestables laborales; así
como, igualmente, han aumentado las problemáticas psicosociales.

Se trata de aunar esfuerzos tanto en el aspecto teórico como práctico, para diseñar,
implementar y evaluar estrategias activas de intervención, que permitan prevenir la
enfermedad y promover la salud y la calidad de vida a lo largo del ciclo vital, y en todas las
comunidades. Es por ello que las aportaciones, ya sean provenientes del modelo
biopsicosocial, del de competencia o del de vulnerabilidad, se nutren de múltiples
perspectivas, y aceptan a su vez contribuciones de otros campos que pueden ser útiles para
construir la salud más que para reparar la enfermedad.

La psicología preventiva destaca la importancia de:

- La interdisciplinariedad
- El aspecto ecológico e integral de su hábitat
- Trabajar en situaciones de vulnerabilidad, con un enfoque proactivo
- Tener en cuenta los principios teóricos y la tecnología de la intervención.
- Llevar a cabo, desde una perspectiva ética, los principios teóricos y prácticos de la
promoción de la salud.
- Mantener un enfoque integral.

La orientación vocacional ocupacional desde el enfoque preventivo:

Actualmente entendemos la prevención como la capacidad que posee el ser humano y su


grupo social para anticiparse, con diferentes estrategias, a situaciones que puedan provocar
diversos tipos de daño, posibilitando así crear y/o fortalecer los conocimientos, actitudes,
habilidades y valores que ayudarán a impedir o minimizar el daño.

Desde la cátedra de psicología preventiva hablamos de un sistema integral de prevención que


abarca dos modelos:

a) Modelo epidemiológico social:

Establece sus unidades de análisis en las poblaciones, en sus diversas escalas: barrios,
ciudades, partidos, provincias, regiones, etc. De esta manera permite contextualizar las
respuestas individuales en términos del medio social donde se desarrollan, detectar
situaciones de riesgo bio psicosocial y llevar a delante técnicas de movilizacion para enfrentar
dichas situaciones y superar los límites del modelo clínico.

b) Modelo educativo formal y no formal:

Este modelo se apoya fundamentalmente en la llamada educación básica formal y no formal; y


tiene como contexto a la comunidad educativa considerada eje de la prevención primaria,
dado el mayor grado de accesibilidad a un sistema orgánico y mayoritario.

A partir de estas consideraciones, creemos conveniente la constitución de un Modelo Integral


de Prevención que combine y articule los aportes de estos dos modelos, aunque generalmente
en el sistema educativo incluimos a la orientación en el modelo educativo formal y no formal.
En las praxis preventivas se tienen en cuenta dos grandes modalidades:

- Prevención específica: apunta a la prevención a partir del síntoma. Las consecuencias directas
e indirectas que incluyen en las diferentes problemáticas incluyen diversos niveles
informativos y apuntan al temor.

- Prevención múltiple inespecífica: está orientada a modificar aspectos que hacen al “estilo de
vida” de los grupos. Apunta a trabajar aspectos que subyacen en la multicausalidad, para
modificar hábitos y actitudes, y tender al logro de una mejor calidad de vida.

Las dos modalidades son necesarias en prevención, pero se debe tener en cuenta que el peso
de cada una de ellas varía según el contexto de aplicación (escuelas, hospitales, servicios de
salud mental, comunidades marginales, etc.). Por la índole de nuestro planteo integral,
nosotros ponemos el énfasis en la modalidad inespecífica que denominaremos “múltiple”.

Consideramos el término “orientación” en un sentido abarcativo y amplio. El término “elegir”


está unido a optar; a quien opta por un proyecto educativo y/o laboral, adquiere más
seguridad e independencia, y se aleja de posibles caídas en dependencias o marginaciones
psicosociales.

La orientación vocacional ocupacional, desde la perspectiva de la prevención, es un proceso


integrador que se da a lo largo de toda la vida, e interviene de diferentes maneras de acuerdo
con el nivel de la acción preventiva: primar, secundaria y terciaria. Si bien cada una de las
intervenciones tiene sus objetivos específicos, debemos decir que la fundamental y más
abarcativa, es la prevención primaria en orientación, que debería incluirse en forma
sistemática a partir del ingreso del alumno al sistema educativo formal:

- Apuntando al ejercicio de roles


- Reconociendo sus intereses
- Promoviendo la autonomía
- Estimulando su autoestima
- Logrando el reconocimiento y/o aceptación de los otros iguales y diferentes
- Favoreciendo el conocimiento.

Poder elegir un ámbito educativo y/o laboral da posibilidades de ensayar otras elecciones, de
amigos, pareja, participación comunitaria, etc. De esta manera, al trabajar en grupos de
orientación, de acuerdo con las posibilidades de cada institución, se generan acciones de
prevención.

Cada etapa y cada una de las acciones sugeridas deben complementarse con los otros recursos
de la institución (medios audiovisuales, expresiones artísticas, centros de estudiantes, buzón
de sugerencias) los interinstitucionales, la familia y la comunidad.

La orientación vocacional desde la prevención debe incluirse dentro del marco de la


orientación vocacional ocupacional continua u orientación de la carrera, que debería presentar
dos aspectos:
- Por un lado, debe estar articulada con los diferentes planes y programas dentro del
sistema educativo formal, educación obligatoria y postobligatoria (formación superior,
universidades, centros superiores, politécnicos)
- Por otro, con los sistemas educativos no formales (centros de capacitación profesional
fuera del sistema, servicios de extensión universitaria, programas comunitarios,
programas compensatorios y demás instancias de orientación que cada comunidad
posea).

La orientación desde la prevención no deja de lado las nuevas demandas psicosociales, sino
que orientan su tratamiento a través de los recursos interinstitucionales e institucionales (ya
mencionados); pero a su vez, genera estrategias para que estas problemáticas no aparezcan, o
para que reduzcan su aparición por medio del logro de un proyecto educativo, laboral,
personal, social.

Ejemplos pdf 84.

La inclusión de los campos y saberes:

Hasta aquí hemos visto el desarrollo del modelo teórico, en el que se investigaron tres ejes
fundamentales: el proceso (en sus tres aspectos), el imaginario social y la prevención. Estos
tres ejes se han presentado en sus dos enfoques fundamentales: a) el nivel conceptual, y b) las
investigaciones empíricas y el trabajo de campo.

Las investigaciones realizadas han permitido darle al nivel conceptual una consistencia
empírica, que implica tanto sentido de la realidad, como prueba de sus hipótesis. Es decir, se
ha procurado que el modelo teórico propuesto sea sometido a todas las pruebas posibles de
verificación y refutación, tal como exige la epistemología en sus diferentes paradigmas. Este
modelo ha surgido, conjuntamente, de los aportes de los autores más significativos y de los
rigores y exigencia de del trabajo de campo.

Estas consideraciones nos permiten sostener que estamos en condiciones de aplicar la


capacidad selectiva y operativa del modelo a los más diversos estudios, investigaciones,
estrategias y actividades que la problemática de la orientación vocacional ocupacional nos
demande.

Del análisis de los tres ejes mencionados, y del producto de las investigaciones empíricas
presentadas y relacionadas con los mismos, se desprenden, en principio, los campos y saberes,
que deben tener en cuenta en el proceso de orientación vocacional ocupacional.

Los campos:

Los campos pueden dividirse en:

a) El educativo

b) El de la salud

c) el laboral económico y

d) el de las políticas sociales


Un campo es un espacio de conocimientos y prácticas relacionadas con una misma
problemática y con un conjunto de temas que se desprenden de la misma. Sobre los “campos”
hay distintas conceptualizaciones, y es probable que una de las nociones más novedosas se
encuentre en P. Bourdieu. Este califica al campo como un espacio de lucha, donde los distintos
contendientes tratan de defender o apropiarse de una materia cultural y simbólica que se
constituye en el objeto apetecido por los agentes sociales. Aquí, unos tratan de mantener la
dominación del campo, y otros tratan de cuestionarlo y de reemplazarlo por el juego del poder
y la estrategia.

Estas consideraciones deben ser tenidas en cuenta por su importancia y significación, pero
dentro de nuestro punto de vista deberán completarse con una definición de campo acotada a
lo institucional, enfoque que permite poner la atención en el conjunto de prácticas que los
actores realizan, y que revelan acuerdos y contratos que no se basan sólo en las luchas por el
poder del campo. Por lo tanto, pasaremos a describir los diferentes campos enunciados, desde
el enfoque propuesto:

a) Campo educativo: comprende el estado de educación en que se encuentra cada grupo


poblacional y erario; grado de desarrollo; inserción en el sistema formal o no formal de la
enseñanza; nivel de deserción; accesibilidad; posibilidades de capacitación; grado de
formación de recursos humanos; calidad e inequidad educativa. También, cómo se
instrumentan las respuestas a las diferentes demandas, qué estrategias se utilizan para poder
incluir a todos los sujetos desde la diversidad personal, social, étnica, cultural, en el logro de
los objetivos educacionales y en las posibilidades de orientación educativa y laboral.

Desde este campo podemos observar cómo el Estado formula y aplica las diferentes políticas
educativas en el orden nacional, provincial y municipal para dar respuesta a la igualdad de
oportunidades; y cómo se articula con las diferentes propuestas desde el sistema privado,
organizaciones no gubernamentales, fundaciones y actividades de la comunidad, que laboran,
repiten y forman parte de este campo.

b) campo de la salud: es el conjunto de programas, objetivos, acciones y estrategias


tendientes a lograr el complejo estado de bienestar físico, psíquico y social y no sólo ausencia
de enfermedad. Pero a este concepto de salud debemos modificarlo, cambiando el término
“completo” por el término “Relativo”; porque hablar de “completo estado” significa asumir
una posición utópica, ya que las situaciones difieren en cada contexto espacio temporal. El
campo de la salud incluye la promoción, la prevención y la asistencia para el mejoramiento de
la calidad de vida. Comprende, además, el mejoramiento del medio ambiente, la higiene, la
vivienda y la salubridad.

c) campo laboral económico: corresponde al estado en que se encuentran todas las


actividades relacionadas con lo laboral: inserción, desocupación, precarización, inestabilidad,
reconversión, etc.

El campo del trabajo muestra el estado en que se encuentra la división social del trabajo.

Debemos considerar además las regulaciones de las convenciones colectivas de trabajo, las
relaciones sindicales/laborales, etc. Dentro de este campo son de fundamental importancia la
seguridad y salubridad en el trabajo, y el conocimiento de cómo responden las empresas ante
la discapacidad laboral producida en servicio.

Se tendrán en cuenta las diversas instituciones del Estado: ministerio de trabajo, secretarías,
sindicatos y los programas y planes de trabajo de organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales, y de extensión universitaria, que capacitan y ofrecen diversas alternativas o
programas compensatorios a la problemática laboral actual.

d) Campo de las políticas sociales: abarca los conocimientos, actividades, planes, recursos y
objetivos en forma de estrategias, cuya articulación permite impactar sobre el medio social
elegido. Las políticas sociales son, en consecuencia, conjuntos de estrategias que apuntan a
lograr resultados esperados sobre sectores o segmentos sociales discriminados según recortes.
Luego, hay políticas sociales variadas para abarcar los distintos sectores problemáticos que
conforman, especialmente, el mundo de la pobreza y de la indigencia, sin olvidar otras áreas
sociales relacionadas con ellas.

Dichas políticas sociales son llevadas adelante tanto por las instituciones específicas que
integran el Estado nacional, provincial y municipal, como por las diversas organizaciones
sociales de la comunidad.

Los saberes:

Queremos desagregar este espacio de reflexión, que hemos denominado los saberes
específicos y ampliados, de la noción de campo, ya que dichos saberes recorren todo el
espacio de los territorios institucionales y de los ejes nombrados con anterioridad. La razón de
proponer un nuevo espacio reflexivo estriba en que este funcionamiento conceptual se está
realizando simultáneamente sobre los campos y los ejes.

Encarar este espacio implica referirnos, en principio, al valor de las nociones de disciplina,
Interdisciplina y Transdisciplina, que reside en la capacidad para abordar, separada y
conjuntamente, una serie de problemas que hacen a nuestra propuesta, y que tienen en
cuenta la diversa complejidad que adquieren en su desarrollo problemático. Hemos
denominado saberes, específicos y ampliados, a estas maneras de trabajar conjuntos
restringidos y conjuntos complejos, donde se articulan diversas disciplinas en nuevos espacios
de saber.

El planteo que pretende ampliar, y desagregar e incluir, el área del conocimiento, recibe
distintas denominaciones. Todas tienen un eje común: la disciplina, es decir, el campo de
conocimiento especifico de una porción de la realidad (sea de naturaleza, sea humana). La
disciplina es el conjunto de estrategias, métodos, saberes y prácticas, relacionados
sistemáticamente, que establece un objeto de conocimiento sobre un área determinada del
mundo.

Si la disciplina presenta un delimitado y recortado objeto de conocimiento y de prácticas de


algún área de la realidad, la Interdisciplina propone un mayor acercamiento a enfoques
vinculados con objetos de conocimiento más complejos e interrelacionados con respecto a
diversos referentes reales. Primera aclaración, la Interdisciplina, como la Transdisciplina, no
niega ni anula la disciplina. Al contrario, funciona en paralelo, y necesita además de su propio
desarrollo para incrementar saberes y prácticas. La Interdisciplina realiza movimientos de
yuxtaposición e integración entre sujetos formados disciplinariamente cuando descubre que
variados e importantísimos problemas a resolver exigen criterios y formaciones originados en
campos de saber distintos. Este planteo implica un enriquecimiento del abordaje frente a
problemas complicados y difíciles de afrontar, sin que todavía la índole de su problematización
necesite saberes y prácticas nuevas y transdisciplinarias. La formación de equipos y redes con
sujetos provenientes de diferentes espacios disciplinarios origina una nueva manera de
trabajar para resolver problemas. La tara no es fácil ni sencilla, pues la formación disciplinaria,
a la vez que permite profundizar su propio espacio, dificulta la ampliación y la ruptura de
límites. Los equipos y redes, instrumentos metodológicos que pretenden superar los
compartimientos estancos, ofrecen una salida a cierta cerrazón disciplinaria. Pero aun así
necesitan de un tiempo de convivencia, debate y producción para transmitir un marco de
referencia común, y un lenguaje compartido que permite el intercambio entre especialidad y
especialista. Sólo cuando se produce un espacio común de lenguaje, valores y saberes
medianamente compartidos, se está en condiciones de abordar interdisciplinariamente los
problemas y las acciones a realizar.

Con la irrupción del paradigma de la complejidad, como lo plantea Morin, especialmente en las
últimas etapas de la modernidad, se originan nuevas problemáticas y objetos de conocimiento
que exigen vínculos y contactos cada vez más estrechos entre distintas disciplinas. A los
encuentros entre especialistas para abordar un mismo problema de investigación se los suele
denominar trabajos interdisciplinarios.

La Transdisciplina se puede considerar como una etapa de fusión y difusión del saber, donde
varias disciplinas se amalgaman y construyen un objeto de conocimiento común.

Los campos permiten ampliar el ámbito de investigación y de trabajo de campo, incluyendo


tanto la disciplina psicológica que adquiere su rol preponderante en el microproceso y el
proceso especifico de la orientación, como el resto de las disciplinas que acompañan el
proceso de orientación; y éstas son: ciencias de la educación, sociología, relaciones de trabajo,
antropología, económica, ciencias políticas, etc. Estas consideraciones disciplinarias e
interdisciplinarias garantizan un enfoque de amplitud mayor, relacionado con el paradigma de
la complejidad, que el que nos revela el análisis de la historia de la orientación.

La Transdisciplina reconoce el aporte de las interdisciplinar y las unidisciplinas, pero también


que éstas no bastan para resolver los problemas novedosos, complicados y complejos que es
necesario considerar. La revolución trandisciplinaria obliga a pensar realidades en sus
múltiples facetas desde una perspectiva unificadora y global. El supuesto epistemológico
señala que el todo es más que la suma de las partes, y que ya no basta con sumar e integrar
partes para alcanzar el todo, sino que además y principalmente, hay que considerar enfoques
totalizadores, “macro”, que superen las fragmentaciones habituales. Luego, la problemática
transdiciplinaria no sólo ocupa e integra, sino globaliza y totaliza productos originales, antes no
percibidos ni buscados.

La Transdisciplina despliega de alguna manera los principios que enumera Morin en sus
definiciones de la complejidad. Ésta debe tener en cuenta el principio de la recursividad
organizada, donde causa y efecto se interconectan y se recrean mutuamente, y donde el
efecto retroactua sobre la causa originando cursos diversos y circulares. También debe atender
a las estructuras dialógicas que, mediante una dialéctica más platónica que hegeliana,
proyectan las trayectorias en forma espiralada.

La Transdisciplina abre nuevos campos de saberes y práctica antes desconocido. Se construyen


objetos, métodos y técnicas que permiten investigar y realizar productos originales
totalizadores, complejos y globales, que obligan a reconsiderar fronteras y fragmentaciones en
el campo de las ciencias. Sin embargo, estas adquisiciones no invalidan los desarrollos inter y
unidisciplinarios. Antes bien, todos ellos, en paralelo y en interacción, constituyen modos
específicos de desarrollo de los campos del saber.

Pero este planteo no sólo implica la apertura de nuevos campos de conocimiento, cada vez
más interrelacionados y complejos, sino también la conservación en paralelo de sus
propuestas originales. Esto quiere decir que las aperturas no anulan los campos anteriores,
sino que incrementan en paralelo los horizontes del saber.

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