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Por si todo esto no fuera justificación suficiente para dedicar una unidad completa al tema de la
sobredotación intelectual, sabemos que gran cantidad de estudios realizados sobre este colectivo
coinciden en señalar que el fracaso escolar está altamente presente entre estos alumnos como
consecuencia de factores como:
- El hecho de sentirse “muy diferentes” al resto, hace que sea bastante habitual que
tengan problemas en el proceso de socialización tanto en sus relaciones con los
compañeros como con el profesorado que les atiende, lo que de nuevo puede repercutir
en su implicación en el ambiente escolar y manifestarse como fracaso académico.
En definitiva, que aunque pudiera parecer lo contrario, los niños con altas capacidades
intelectuales suelen desarrollar en mayor o menor medida dificultades de aprendizaje de diversa
índole, lo que los convierte en sujeto y objeto de una atención educativa individualizada y, por
tanto, de esta asignatura.
El hecho de que las últimas leyes educativas hagan alusión explícita a la necesidad de atender a
los alumnos con altas capacidades intelectuales, podría hacernos pensar que la superdotación es
una realidad perfectamente definida y, por tanto, que existen mecanismos bien establecidos para
su diagnóstico e intervención educativa. Sin embargo, ¿cómo podemos identificarla si ni
siquiera hay acuerdo a la hora de denominarla?, ¿qué es más correcto, hablar de personas
superdotadas, sobredotadas, bien dotadas, con altas capacidades?, ¿cómo vamos a hacer
un diagnóstico cuando ni siquiera hay unanimidad acerca de qué es la inteligencia?...
Pese a la cantidad de incógnitas e imprecisiones que aún existen en torno a este tema, el hecho
es que en el ámbito escolar siempre ha existido un pequeño porcentaje de alumnos que, de
Como veremos a continuación, éstas son sólo algunas de las incógnitas que se han planteado los
estudiosos sobre el tema desde hace mucho tiempo:
Históricamente hablando,
- Con la llegada del Renacimiento y el culto a la razón (siglos XVI y ss), la “genialidad”
empieza a verse mencionada más bien en ámbitos clínicos en estrecha vinculación con el
desequilibrio mental, con la locura, con la neurosis (teorías patológicas).
- No fue hasta el último tercio del siglo XIX, y gracias a la aparición de los primeros tests
psicométricos de inteligencia, cuando empiezan a dominar en el panorama las teorías
cuantitativas que acaban desvinculando completamente la “genialidad” de la
“anormalidad”, de lo “insano”, destacando especialmente los trabajos de Sir Francis
Galton (1869) y Lewis Terman (1925) que establecen una concepción monolítica de la
superdotación asociándola con altas puntuaciones en inteligencia general
(superdotación y CI > 130-140).
- A partir de los años 70, se suceden multitud de estudios y modelos teóricos que tienen por
objeto identificar las características más frecuentes de la superdotación, partiendo del
convencimiento de que un CI alto es una condición necesaria pero no suficiente para
identificar a un superdotado y, por ello, éste debe manifestar múltiples cualidades que
van más allá del mero éxito intelectual y que se vinculan con los ámbitos emocional y
social (concepción factorial).
Como ya sabéis, en la actualidad la inteligencia tiende a ser entendida por la mayoría como una
capacidad compleja en la que participan multitud de factores de naturaleza muy diversa:
intelectual, emocional, social... (Ej.: las inteligencias múltiples de Howard Gardner). Esta
perspectiva ha impregnado también el estudio de la superdotación que, como ya hemos
mencionado, ha trascendido la simple medida del cociente intelectual.
Aún dentro de esta concepción factorial, y como suele ocurrir, es posible encontrar multitud
de definiciones de la superdotación, por lo que nos limitaremos a mencionar algunas de las que
han tenido mayor repercusión:
Sin embargo, esta definición no especifica el peso que debe tener cada una de estas seis
cualidades en su diagnóstico diferencial motivo, entre otros, por el cual han surgido otras
definiciones como:
b. El Modelo Triádico o de los “tres anillos” desarrollado por Joseph Renzulli en 1977
según el cual los sujetos superdotados muestran de forma interrelacionada o combinada las
siguientes características:
Pese a que existen muchos otros modelos teóricos que pretenden acercarnos a una definición
global de la superdotación y que han ido aportando datos interesantes al problema que nos
ocupa, podríamos concluir diciendo que todos ellos coinciden en considerar la superdotación
En el campo intelectual:
A pesar de que éstas suelen ser características comunes en la mayoría de los superdotados, se
piensa que puede existir una gran variabilidad entre ellos por lo que hay autores que incluso
establecen diferentes clasificaciones de la superdotación como Taylor y Sternberg que hablan
de superdotación intelectual, académica, creativa o social; Sternberg que distingue entre
superdotación analítica, sintética o práctica, o el mismo Renzulli para quien hay dos tipos
principales de superdotación: la académica y la creativo-productiva ....
En definitiva, lo único que parece quedar realmente claro es que actualmente la superdotación
no está considerada como un estado homogéneo sino que está compuesta por diferentes
aptitudes relacionadas entre sí y que permiten al superdotado unos rendimientos
cuantitativa y cualitativamente diferenciados del resto. Además, es evidente que estas
cualidades generan una atención específica en muchos ámbitos de su vida que, de no ser
ofrecida, puede derivar en alteraciones o problemas tanto a nivel escolar como familiar y
personal. Por esto y otros motivos, es muy importante intentar llevar a cabo la identificación de
la superdotación de la forma más temprana posible. Veamos cómo puede hacerse en el siguiente
apartado.
Sin embargo, si tenemos en cuenta los problemas de definición que hemos visto que aún rodean
a este tema nos podemos imaginar que tampoco está claro cuándo ni cómo se puede llevar a
cabo esta detección. En este sentido, la identificación debería estar marcada por el modelo
explicativo que hayamos adoptado para definirla; luego, siguiendo con aquellos modelos
unitarios basados exclusivamente en las capacidades intelectuales de los sujetos, bastaría con
aplicar tests de inteligencia para detectar capacidades intelectuales superiores, siendo bastante
extendido el criterio de considerar superdotado al individuo que supere un CI de 130 o superior.
Es evidente, por tanto, que detectar al superdotado sólo mediante una prueba de inteligencia
tiene muchos detractores. Desde las perspectivas multifactoriales más actuales, la evaluación
necesariamente ha de contemplarse abarcando a un amplio abanico de capacidades más allá de
las que incluyen los tests de inteligencia, como por ejemplo, evaluación ecológica, evaluación
del apoyo familiar y de la comunidad, observaciones de ejecución en situaciones relevantes y
“otras inteligencias”.
Dejando por un momento el problema del cómo y retomando el asunto del cuándo debe
realizarse la identificación, también nos encontramos con criterios contrapuestos ya que, por un
lado, existen autores que hablan de la existencia de bebés superdotados identificables en base a
características conductuales y relacionales manifestadas por los padres; mientras que, por otro,
hay autores que defienden que hasta los 12 ó 13 años no puede darse un diagnóstico fiable y
definitivo de superdotación puesto que piensan que antes las puntuaciones de los tests son muy
inestables y resulta muy difícil distinguirla de una maduración precoz o de un talento específico.
Aún tratándose de un debate que sigue abierto en la realidad, los métodos más comunes para
realizar una identificación precoz suelen apoyarse, como ya hemos dicho, en el informe de los
padres y en la observación directa de los niños (ver cuestionarios para padres), aunque estos
datos pueden completarse con una información más objetiva aportada por tests estandarizados
que, a pesar de su poca fiabilidad en edades tan tempranas, pueden contribuir a ofrecer una idea
aproximada del nivel de desarrollo del sujeto. Entre los más empleados están:
a) Pruebas objetivas
- Test de pensamiento creativo de Torrance (TTCT- a partir de 5 años): con dibujos, con
dibujos abstractos (TTCT figurativo) y/o verbal.
- Test de pensamiento divergente de Guilford (Test de “usos diversos”).
- CREA. Inteligencia Creativa a partir de 6 años (Corbalán y otros).
4.- Tests de personalidad y habilidades sociales que nos permitan conocer la madurez
social y emocional del sujeto, su motivación, autoestima... como:
6.- Junto a todas estas pruebas que aportan información específica sobre cada caso, existen
otras especialmente diseñadas para evaluar la superdotación puesto que algunos autores
opinan que los tests diseñados para la población en general no suelen ser útiles para reflejar
las cualidades de una persona superdotada. Algunos de ellos son:
b) Pruebas subjetivas: estupendo complemento de las pruebas objetivas puesto que nos
pueden servir para aportar mayor riqueza de detalles acerca de las dimensiones que queremos
identificar. Podemos destacar:
1.- Informes de los maestros: al margen de los datos objetivos relativos al rendimiento
académico, los profesores pueden aportar informar muy valiosa de tipo más cualitativo en
torno a los procesos desarrollados por el niño a evaluar, su nivel de integración en el aula,
conductas específicas, actividades, intereses. Para explorar todas estas facetas, existen
cuestionarios más o menos estructurados que pueden guiar la recogida de la información
como:
2.- Informes de los padres: pueden aportar información muy útil acerca del proceso
evolutivo general de sus hijos. También existen instrumentos que guían esta recogida como:
3.- Juicio de los compañeros: pueden aportar muchos datos respecto a las capacidades
generales de su compañero pero, sobre todo, acerca de sus habilidades sociales. De forma
experimental, también hay instrumentos estructurados como:
4.- Autoinformes: por supuesto, la información procedente del propio sujeto evaluado
puede resultar muy útil al margen de la aportada por los tests, ya que él nos puede hablar
acerca de sus motivaciones, actitudes, entusiasmo y persistencia por la tarea, vivencias,
logros, intereses, emociones (ver ejemplo del extracto de Autoevaluación del Estudiante)...
Un ejemplo de autoinforme estructurado es la Autobiografía de Beltrán y Pérez en la que se
pide al sujeto que reflexione sobre la educación, la amistad, los problemas de la humanidad,
las actividades que más le han gustado o impresionado...
Por último, tan sólo comentaros que, en la actualidad, existen distintas propuestas o protocolos
para la identificación definitiva de la superdotación muy en la línea del modelo o teoría
explicativa que se adopte como válido. Por citaros algunos de factura nacional:
Aunque a alguno pudiera resultarle sorprendente, lo que es evidente es que la mayoría de los
alumnos identificados (de un modo u otro) como de “altas capacidades intelectuales” suelen
presentar, de forma transitoria o permanente, necesidades educativas. Algunas de las más
frecuentes y relevantes pudieran ser:
Por estos y otros motivos, ya hemos comentado que la LOE (2006) considera a este colectivo
como parte del grupo de alumnos con necesidad específica de apoyo educativo y, por tanto, se
hace necesario desarrollar estrategias de atención educativa que permitan responder a las
necesidades arriba enumeradas.
En este sentido, podemos decir que existen tres grandes vías de actuación:
1.- La aceleración o flexibilización curricular: puede adoptar formas diversas que van
desde la admisión precoz en el sistema educativo hasta el estudio acelerado del programa
oficial pasando por la posibilidad de “saltarse” algún curso. Así, en la Comunidad de
Madrid, y según la ORDEN 70/2005, de 11 de enero, por la que se regula con carácter
excepcional la flexibilización de la duración de las diferentes enseñanzas escolares para los
alumnos con necesidades educativas específicas por superdotación intelectual, la
flexibilización de la duración de los distintos niveles y etapas (capítulo 2, apartados 5º y 6º)
consistirá en permitir al alumno superdotado:
En cualquier caso, para poder llevar a cabo una medida como esta, es imprescindible que se
lleve a cabo un procedimiento burocrático tan largo y laborioso que en muchas ocasiones
puede llevar a desistir a los implicados. En concreto, son necesarios los siguientes pasos:
1º) Una vez detectados los correspondientes indicios en algún momento a lo largo de la
escolarización del niño, y previa información y consentimiento de los padres, la
A priori, la puesta en marcha de este tipo de actuación es complicada ya que, para muchos,
esta medida contradice el deseable espíritu integrador e inclusivo (individualizador y
normalizador) con que se debe actuar ante cualquier caso de alumnos con necesidades
educativas. A pesar de ello, sí podría resultar interesante permitir esta “segregación” de un
modo parcial, elaborando programas de trabajo en los que, temporalmente, los niños
superdotados trabajaran juntos y separados del resto durante varias horas del horario lectivo
dentro de un centro ordinario. Esto permitiría respetar su integración emocional y afectiva
con los compañeros de su edad cronológica y satisfacer sus demandas de tipo cognitivo
(existe un modelo de agrupamiento parcial en aulas específicas en centros ordinarios
conocido como “escuela dentro de la escuela”).
El caso más extremo es la agrupación total en centros específicos según la cual los niños
identificados como de altas capacidades serían educados en centros exclusivamente
diseñados para ellos y cuya organización y funcionamiento serían muy flexibles y con
multitud de disciplinas formativas.
3.- El enriquecimiento podría ser la solución más efectiva si se dispusiera de los medios
adecuados para llevarla a cabo. Consiste en elaborar ajustes curriculares personalizados que
complementen, sustituyan o amplíen los objetivos curriculares normales, ofreciendo
aprendizajes más ricos y variados que modifican en profundidad y extensión tanto
contenidos como metodologías de enseñanza (≈ ACI de ampliación).
El enriquecimiento puede plantearse dentro del aula ordinaria o en el aula especial a tiempo
parcial. Lo ideal es que estos niños trabajen con el resto de compañeros de su edad, aunque
con objetivos diseñados especialmente para cada uno de ellos tras la pertinente evaluación
(lo que satisfaría sus necesidades cognitivas evitando la “disincronía” emocional que puede
producirse con la aceleración). En principio, y aunque esta medida no exige necesariamente
aulas especiales, son imprescindibles tanto recursos materiales específicos como una
adecuada preparación de los profesores (contenidos, metodología y habilidades y actitudes
- Saturday Club (Reino Unido): todos los sábados por la tarde se reúnen niños
superdotados para trabajar temas de su interés a modo de cursos intensivos,
obligándoles a pasar por un amplio abanico de temas sin seguir exclusivamente sus
preferidos (en España también existe algo parecido sobre todo centrado en temas de
ciencia).
Quiero terminar llamando vuestra atención sobre el hecho de que, aunque todos estos
programas pretenden responder fundamentalmente a las demandas más puramente
intelectuales de los superdotados, debemos ser conscientes de que, en ocasiones, tanto ellos
como sus familiares y profesores pueden necesitar atención de tipo más personal, por lo que
en la mayoría de ellos se complementa la intervención educativa con medidas tanto de:
BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA
BELTRÁN, J. y PÉREZ, L. (1993). Identificación. En: L. Pérez (ed) Diez palabras clave
en superdotados. Estella: Verbo Divino.
INDICADOR
Resultados:
Si su hijo (a) o alumno(a) cumple con más de 15 respuestas afirmativas, probablemente es
un niño o niña con capacidades sobresalientes.