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Devolviendo un poco más esta noción, vemos que tal sucesión mortis causa romana
presenta como caracteres más acusados -para suavizar el rigor de algunos de los
cuales se discurrieron con el tiempo diversos medios- los siguientes:
a) Al heres no pasan solamente los derechos del difunto, sino también las
obligaciones y cargas, el pasivo del patrimonio de éste.
c) Las relaciones jurídicas de las que era titular el difunto pasan al heres con las
mismas características que en aquél presentaban. Así, v. gr., a los efectos de la
usucapión, las calificaciones de buena o mala fe, vi clam, o precario. Prior causa
transit in omnem successorem.
g) Había herederos a los que, una vez designados, pasaba el patrimonio del
causante en cuanto éste moría, sin necesidad de un acto especial de aceptación
-heredes sui (llamados también sui et neccessarii), personas inmediatamente
sometidas al causante por vínculo agnaticio, y heredes neccessarii, esclavos del
causante-, y otros que necesitaban aceptar la herencia -heredes extranei.
DELACIÓN DE LA HERENCIA
En Derecho romano, la herencia atraviesa normalmente por dos fases –aunque con
excepciones realmente importantes delación y adquisición. La "delación" es el
llamamiento, y otorga a una persona, en el caso concreto, el derecho a heredar; le
"defiere" u ofrece la herencia. La adquisición constituye la libre resolución de
aceptarla, y por ella el heredero adquiere condición de tal, realizando su derecho
hereditario latente. Téngase en cuenta, para comprender este mecanismo, que en
Derecho romano la herencia, no sólo acarreaba ventajas, sino que llevaba también
aparejada la carga de responde personalmente –y sin limitación alguna, hasta el
Derecho justinianeo– de todas las deudas del difunto; carga que, por regla general,
no podía imponerse al heredero si éste no se avenía a soportarla.
SUCESIÓN LEGÍTIMA
Según las XII Tablas, esta vía era la procedente cuando no había testamento o, en
caso de que lo hubiera, no tenía validez o el heredero testamentario no quería o no
podía aceptar la herencia, sin haberse previsto un sustituto en el testamento. En
tales casos, se abría la sucesión por vía legítima. A falta de testamento, la ley
prescribía cómo debía repartirse el patrimonio difunto.
Desde las XII Tablas, el ius civile preveía que, por vía legítima, la sucesión se
ofreciera a los siguientes herederos:
La vía oficiosa
Si el testador dispone legalmente sólo de una parte de sus bienes, el resto de ellos
forma la sucesión legítima.
SUCESIÓN TESTAMENTARIA
El jurisconsulto Modestino define el testamento: "testamentum est voluntatis nostrae
iusta sententia de eo quod quis post mortem suam fieri velit"; pero esta definición es
defectuosa, ya que, identificado en ella el testamento con cualquiera declaración de
última voluntad, no expresa el verdadero carácter por el cual se distingue el
testamento de los codicilos, que es precisamente la institución de heredero.
Definición de testamento
Sucesión Testamentaria
El individualismo prevaleciente en México a fines del siglo XIX y las circunstancias
políticas vigentes en aquella época (la presidencial del general Manuel González y
su situación familiar) establecieron una libertad testamentaria prácticamente
absoluta, misma que trascendió al C.C. en vigor, el ordenamiento civil considera que
el testador es el mejor árbitro de sus intereses y soberano de sus bienes, por lo
tanto, nadie mejor como él puede disponer de ellos.
El testamento se define como un acto personalísimo revocable y libre, por el cual
una persona capaz dispone de sus bienes y derechos y declara o cumple deberes
para después de su muerte (artículo 1295 del Código Civil). Es, por lo tanto, un acto
jurídico unilateral monis causa, ya que surte sus efectos a la muerte de su autor y
está destinado a la reglamentación de una situación jurídica: el testamento es la ley
de la sucesión (Diez Picazo). la literatura jurídica ha descrito las principales
características del testamento, y son las siguientes: es unilateral; personalísimo, es
decir, sin la intervención de un tercero; no receptible, en otras palabras el
testamento no requiere que los herederos instituidos acepten la herencia para que
surta sus efectos legales (artículo 1378 del Código Civil), y es, finalmente, un acto
formal y esencialmente revocable.
Testamento in proscinctu.
Este tipo de testamento se realizaba justo antes de una inminente guerra. Como el
propio nombre del testamento indica, procinctu, que en latín se refería al ejército que
iba a entrar en batalla, estaba destinado a aquellos soldados pater familias que iban
a entrar en batalla y que deseaban testar, ante la posibilidad de morir.
Con dicho testamento solo se realizaba el nombramiento del heredero, de forma
urgente, ya que la situación de guerra así lo requería. Este acto se consumaba ante
los legionarios, compañeros del testador y ante los demás soldados que actuaban
como testigos.
En el caso de que el testador saliese victorioso del conflicto bélico, el testamento
perdía toda validez. Esta clase de testamento existió aún hasta el año 150 a.C,
cayendo en desuso al final de la República.
Para determinar la época en la cual el testador debe ser capaz, hay que distinguir
entre la capacidad de derecho y la capacidad de obrar. La primera debe existir no
sólo en la época de la facción del testamento, sino también en la de la muerte, toda
vez que sólo desde este último instante el testamento se hace inmutable (7). La
segunda, por el contrario, no se exige más que en el instante de la facción del
testamento, de manera que si luego el testador es entredicho o se vuelve loco, el
testamento hecho anteriormente conserva todo su valor.