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TERAPIA DE PAREJA UNA MIRADA SISTEMICA a | ONS PONT : : LUMEN HVMANITAS Omar Biscotti Terapia de pareja: una mirada sistémica Grupo Editorial Lumen Hvmanitas Buenos Aires - México AGRADECIMIENTOS Amis maestros, que me ensefaron aquello que pude aprender, y a quienes espero no defraudar con esta obra. Entre ellos, principal- mente a: Vivian Loew, con quien supervisé aterrorizado la primera pareja que atend{; Carlos Sluzki, que siempre me “fascinéd” con sus ideas y su forma de trabajar; Maria Rosa Glasserman y Adolfo Loketek, que me ayudaron a ordenar mis pensamientos de una manera “sis- témica”; Wanda Santi, que me ayud6 en el trabajo vivencial con mi persona, mi historia y las “parejas” en esa historia. Amis colegas mas cercanos, con quienes comparto eldiaa dia de mi trabajo: Alicia Salituri, con quien me une una sdlida amistad de més de 25 ajios y, principalmente, un gran respeto profesional por su creatividad y honestidad, y con quien llevo adelante la conduccién de ISDEBA desde hace més de 15 afios; Graciela Frascino, con quien comparto el entusiasmo del trabajo con parejas y que me acompafio en la aventura de editar un video didactico para llegar “mas alla”; Kumiko Itokazu y Silvia Alabau, con quienes vivo el desaffo del traba- jo en el Equipo de Profundizacién en Terapia de Parejas de ISDEBA, donde siempre me estimulan a pensar, crear y divertirnos. A todos los colegas con quienes transité diferentes momentos de mis 30 afios de profesién, ya que todos y cada uno han alimentado las ideas que hoy me guian. A todos mis colegas “sistémicos”, quienes desde sus ideas, sus escritos, sus comentarios y sus actividades han contribuido a que me pueda sentir en una red de pertenencia que siempre me hace mucho bien. ie ne colegas de CEFAL en Rio de Janeiro, y del Centro Persona es ie a Medellin, que han confiado en mi y valorado mis ideas e el trabajo con parejas, invitandome ici insti cién y en sus publicaciones. —— aes gela Maria Quintero Velisquez, que ha contribuido con su cla- tidad y profundidad de ideas a cubrir un capitulo completo de este ay aqnd dedicado al ciclo vital de la pareja. laudio Des Champs, que me ha estimulado e1 icaci : , nla publi meres me ha honrado con su prologacién. aa mis hijos Mariana y Julidn, que me han a i a yudado en las tedio- sas, y a veces poco comprensibles, desgrabaci ii Fa ee, grabaciones de las entrevistas A todos los profesionales i que han tomado mis cursos, por haber- me ayudado a pensar y sistemati ss ideaslaue ees y ‘izar buena parte de las ideas que A todas las parejas que han confiad i, A tO lo en mi, compartiendo si sufrimientos en las consultas y permitiéndome Daradoat dela fd midad de sus mundos. : Y, por ultimo, agradezco a mi querida Buenos Aires, una ciudad con la que mantengo un farr: romance desde hace mA ‘agoso romance ig hi is de 50 Omar Biscotti Buenos Aires, 2006 PROLOGO ee “Me atreveria a decir que la pareja es la sociedad mas dificil de llevar adelante y posiblemente la mas maravillosa también; sin du- das implica un gran desafio...” Con esta frase comienza la introduccion de Terapia de pareja: Una mirada sistémica, escrito por el Dr. Omar Biscotti, terapeuta familiar sistémico de larga trayectoria, uno de los mejores especialistas en el complejo campo de la psicoterapia de parejas. El desafio al que probablemente se refiere mi colega y amigo Omar es, por un lado, el de escuchar las dos versiones de una misma histo- ria en comun, siempre disimiles, muchas veces francamente contra- dictorias y, en general, expresadas con Ja misma conviccién de estar en lo cierto, de poseer la “verdad” tinica e incontrovertible. Este es el material casi habitual con el que empiezan las desafiantes consultas de pareja, dedicadas, en el comienzo, al interminable y erosivo juego- batalla interactivo denominado “Yo tengo raz6n y, por lo tanto, vos es- tds equivocado”. Claro que dicho aspecto del escenario relacional de la pareja en conflicto no es el tinico: existen los celos, la rivalidad, la competencia, la necesidad de ser completado por ese otro u otra, in- ventado por mis anhelos més intimos para hacerme feliz (nada me- nos), hasta que, luego de la “luna de miel” de los primeros capftulos, de los primeros meses de convivencia, este frégil andamiaje, este cas- tillo de naipes, comienza a desmoronarse, cae el velo de la ilusoria construccién, y descubrimos al otro ensu dimensién real, consus pros y sus contras, con su humanidad a pleno, con sus virtudes y sus de- fectos, seductores aromas y fuertes olores, y tantas otras cosas que mu- 9 chas parejas acoplan, superan y siguen adelante, conociéndose de ver- dad y clisfrutando de ello 0, por el contrario, iniciando una rapida o lenta lucha, mds 0 menos violenta, sérdida y silenciosa, como la gota que horada la piedra, o mas escandalosa, a los gritos y con participa- cién del ptiblico presente: hijos, familia de origen, amigos ¢ incluso ve- cinos en algunos casos. En ocasiones, también es invitado algin tercero o tercera, los conocidos amantes que forman parte de la saga de las relaciones de pareja, o simplemente el hijo concebido para “sal- var” el matrimonio y/o para iniciar el ciclo vital familiar. Pero detengamonos un momento. De qué pareja estamos ha- blando? {Del matrimonio con muchos afios, casado por la iglesia o templo?; ¢o de una de las cada vez mds numerosas relaciones de co- habitacién?; 20 de los que simplemente hicieron “el tramite legal” en el registro civil?; 0 de parejas muy jévenes que hacen la “prue- ba” de convivir juntos a ver cémo les va? Como en cualquier tema que uno trate en profundidad y con rigurosidad, y el campo de la terapia familiar no es una excepcidn al respecto, hay que dar cuen- ta de los cambios histéricos y contextuales que sucedieron en las tl- timas décadas, en un mundo globalizado en continua y acelerada transformacién. Precisamente esto, la actualizacién del tema que se desarrolla en este libro, la puesta al dia de los importantes cambios que ha experimentado la pareja de nuestros dias, constituye uno de los méritos de esta obra que se ocupa de ello exhaustivamente, des- de el inicio y durante buena parte de su recorrido. Inmediatamente después de desandar el camino de los cambios en las cuestiones de género, sociales, laborales, de ciclo vital y tan- tos otros, el autor nos describe, con la misma puntillosidad, las pro- blematicas actuales de la pareja y, mientras lo hace, nos va mostrando, con claros ejemplos de fragmentos de conversaciones terapéuticas, la répida puesta en escena de la focalizacién en los re- cursos y las intervenciones estratégicas y narrativas para resolver las situaciones que le presentan las parejas que lo consultan; por- que, ante todo, se trata de un libro centrado en la clinica. Y éste es otro de sus importantes méritos: la cantidad de ejemplos clinicos, de situaciones abordadas por la experiencia del autor, convierten su lectura en imprescindible para todos aquellos que realizamos 0 que pretenden realizar terapia de pareja. Y asi el Dr. Biscotti, de capitulo en capitulo, va desgranando los principales motivos de consulta, la primera entrevista (un tema 10 fundamental, pocas veces explorado, aqui tratado con suma clari- dad) y la posibilidad de observar el complejo proceso del tratamien- to completo de una pareja. Esto ultimo nos permite recorrer dicho proceso en toda su extension, con las idas y vueltas, la construccion de las reformulaciones, los detalles, las dificultades y las precaucio- nes de una serie de entrevistas a una pareja, hasta la culminacion del tratamiento, con seguimientos incluidos, y siempre enriquecido con acotaciones y reflexiones, aclarando el “porqué” y sobre todo el “para qué” de cada intervencion, de cada maniobra. En la parte final, el autor se ocupa del entrenamiento y la forma- cién del terapeuta, un tema esencial para todos aquellos que esta- mos en ese campo y trabajamos sobre él. Como en los demas capitulos, el Dr. Biscotti, con la claridad y la sencillez que lo caracte- tizan, aborda los multiples aspectos de esta desafiante preparacién para poder lidiar con las parejas, se trate tanto de las habilidades téc- nicas y de la epistemologia como de las vivencias de la persona del terapeuta. Antes de terminar, quisiera destacar especialmente el capitulo de este libro escrito por la trabajadora social colombiana Angela Maria Quintero Velasquez, de la Universidad de Antioquia, Medellin, Co- lombia, titulado “Proceso vital de la pareja moderna”. Se trata, a mi entender, de uno de los mejores trabajos que he leido sobre el ciclo vital de la pareja, un tema de por si poco transitado a pesar desu im- portancia y que la autora desarrolla con una notable solvencia. Aparte de reexaminar las conocidas etapas del ciclo vital de la fami- lia, Quintero Velasquez introduce, en su original andlisis, los concep- tos de resiliencia, flexibilidad y complejizacién o la simbiotizacién de la heterogeneidad, entre otros. También recorre pormenorizada- mente una amplia bibliografia sobre este tema crucial para la terapia familiar sistémica en general y para entender a la pareja en particu- lar, citando a numerosos autores que se han ocupado de él, como Gianfranco Cecchin y el propio Biscotti, entre ellos. Tampoco tiene desperdicio alguno el andlisis del entrecruce del ciclo vital familiar y el ciclo vital de la pareja. De esta manera, la inclusién de dicho capi- tulo le agrega valor a un libro ya de por si valioso para reflexionar y aprender sobre la psicoterapia de pareja, lo cual es uno mas, y no el menor, de sus indudables méritos. En las reflexiones finales, el autor se dedica ala posicién, al com- plejo lugar del terapeuta en este set terapéutico, y dice con sus pro- iW pias palabras: “... Invito a que como terapeutas trabajemos con toda nuestra persona (hay otra alternativa acaso?), a que registremos en lo racional, sensitivo y corporal todas las resonancias que nos pro- mueve esta tarea. Esto nos marca la distancia éptima con la pareja: ni demasiado cerca como para pasar a formar parte de ella, ni de- masiado lejos como para estar desconectados...” Por lo tanto, lector/a, ha sido un gusto y un privilegio realizar el prdlogo a tan titil y recomendable obra sobre la compleja, ardua y hermosa tarea de ayudar a las parejas a transitar, en el amor yenel desamor, en la salud y en la enfermedad, en las alegrias y las triste- zas, en las uniones duraderas y en aquéllas mas efimeras que nos plantea la vida en comin, la existencia amorosa de a dos. ; Lic. Claudio Des Champs terapeuta familiar y editor de Perspectiuas Sistémicas INTRODUCCION Meatreveria a decir que la pareja es la sociedad mas dificil de lle- var adelante y posiblemente la mas maravillosa también; sin dudas, implica un gran desafio para la humanidad. De hecho, ha inspirado obras literarias, musicales y pictéricas, asi como muchisimas pelicu- las y piezas teatrales. Y dichas inspiraciones se basan principalmen- te en algtin conflicto: no poder concretarse, disolverse, traicionarse... o simplemente desarrollarse, lo cual no esta exento de infortunios y complejidades. Si bien la estructura de la pareja, tal como la conocemos y la pensa- mos hoy, data de unos siglos atrds, esta en permanente cambio. Y es ésta una de las épocas en que mas percibimos esos cambios, no sdlo en. esta relacién sino también en la familia y en otras organizaciones so- ciales. La estructura de Ja pareja “para toda la vida”, como se confor- maba hace medio o un siglo atrés, esté fuertemente cuestionada. Si bien nadie se une para separarse, ni se casa para divorciarse, la ruptu- ra del vinculo antes de la separacién por la muerte (“hasta que la muerte nos separe”) es una alternativa cada vez més frecuente. Y noes éste el tinico cambio en el estilo de las parejas de hoy; pe- ro de eso trataremos mas adelante en esta obra. Por estos motivos, atender la consulta de parejas no resulta una tarea muy simple, sobre todo para los terapeutas sistémicos que te- nemos siempre en cuenta el contexto en que se presenta el proble- ma que motiva dicha consulta. Y este contexto es muy cambiante, muy incierto. Mi trabajo con las parejas comenzé en 1978, cuando una compa- fiera de un grupo de estudio me derivé un matrimonio a la consul- 13 ta privada. Me vi asf casi compulsado a la atencion. Y me gust6. Fue un gran desafio, y busqué ayuda en la supervision, dentro de lo in- cipiente que era el trabajo con familias y parejas en Argentina en aquella época. Después completé mi formacién como terapeuta familiar y con- tinué en el trabajo con este vinculo, principalmente desde mi con- sultorio y desde el Instituto Sistémico de Buenos Aires, a través de su Equipo de Profundizacién en Terapia de Parejas. Podemos pensar que la terapia de parejas es un desprendimiento de la terapia de familias, que ha cobrado identidad propia, quizds por- que ese sistema (0 subsistema desde una perspectiva familiar), la pa- reja, es el germen del otro, la familia; por lo menos, en la gran mayoria de los casos atin. Tan es as{ que hoy ya tenemos la consulta en pareja muy difundida en la sociedad y es una alternativa que las mismas per- sonas toman espontaneamente; sobre todo en aquellos contextos, co- mo Buenos Aires, en que la consulta psicolégica esta muy facilitada. Este libro intenta reflejar las principales ideas con las que pienso y desarrollo mi trabajo con las parejas, asi como las de otros colegas que también contribuyen con su colaboraciéna la concrecién de esta obra. Ahora bien, pero: de qué pareja estamos hablando? O, dicho en otros términos, ;c6mo entendemos la pareja? O, mas concretamente: équé es una pareja? Si bien esta pregunta puede tener muchisimas res- puestas seguin el recorte epistemoldgico que se haga para tal fin, trans- mitiré la idea de pareja con la que me muevo en mi trabajo como terapeuta, que —entiendo— es el plano que nos interesa en esta obra. Asi, pienso la pareja como una construccién relacional sostenida por ambos miembros a través de: a) La definicién que cada uno se da a si mismo y ledaal otro (“Yo quiero que me veas, me pienses, me sientas asi”). b) La definicién que cada uno tiene del otro (“Yo te veo, te pien- so, te siento asi”). c) La definicién que cada uno recibe del otro. O sea que entendemos la pareja como un lugar primordial en nuestra sociedad, de sostén de la identidad. No el tinico, pero si im- portante, pensando que la identidad es el producto permanente del interjuego entre lo que nos decimos que somos, lo que nos han di- cho y lo que nos confirman los contextos. En este sentido, la pareja es un contexto de la individualidad, y un contexto altamente califi- cado, tanto personal como socialmente hablando. 14 La referencia a pensar la pareja como “construccion relacional” apunta a la idea de que lo que Ilamamos pareja no es un cuerpo sos- tenido por la relacién entre sus Atomos, o sea un cuerpo fisico, sino un espacio de relacin. En un lenguaje actual, podemos decir que es un espacio virtual, con toda la impronta de la realidad que eso implica. Pero de una realidad también entendida como una construccién del pensamiento. Ese espacio relacional, entonces, esta construido por la permanente interaccién entre sus miembros, sus expectativas, las de sus contextos de origen y las de los actuales. Esas interacciones pro- vienen de ideas sobre los “si mismos” de las personas que interac- tian, sus contradicciones, sus confirmaciones y desconfirmaciones; y esas ideas regulan dichos intercambios que, a su vez, modelan aque- llas creencias. Podemos definir entonces la pareja actual como la pareja del pos- modernismo, de un mundo cambiante, donde los valores inmuta- bles han caido y se instald la incertidumbre, sin visos de tragedia, pero con menos idealizaciones, mds perentoriedad y menos tenden- cia a la eternizacién. Un mundo de coexistencias donde las nuevas ideas no reemplazana las anteriores, sino que se agregan y luego se entrelazan en la contemporaneidad. Desde una perspectiva sistémica, la terapia busca un cambio, en consenso con los consultantes, que promueva nuevas y mejores in- teracciones, asi como también modificaciones en las creencias sub- yacentes en dichas interacciones. Dicho de otra manera, entiendo que las personas, cuando formamos parte de un sistema estable y prolongado en el tiempo, como es la pareja (la pareja que nos con- sulta suele tener estas caracteristicas), organizamos creencias sobre nosotros mismos y el otro, a través de las cuales nos relacionamos. Podemos decir que, a través de esas ideas, nos vinculamos con nuestra pareja, la cual nos confirma o nos modifica aquéllas. Pero no sdlo la pareja puede recrear las ideas acerca de nosotros mismos y del otro, sino que nuestras creencias previas, acufiadas en otros contextos, también ejercen una fuerte influencia sobre la manera en que construimos aquélla. Cuando recibimos la consulta de una pareja, entonces, recibimos a dos personas que tienen una disfuncional interaccién —o al me- nos “areas” de disfuncional interaccién—, que los hace sufrir y pa- decer. Dicha disfuncionalidad suele estar basada en creencias de cada uno, del otro y de cémo es la relacidn —y de cémo fue a través 15 de su historia—, que no son generadoras del cambio que cada uno manifiesta necesitar sino, por el contrario, de mayor padecimiento. Este permanente interjuego entre las creencias —entendidas como definiciones de si, del otro y de la relaci6n— y los juegos relacionales a partir de ellas no permite nuevas posibilidades y mejores negocia- ciones. Seria ésta entonces la funcién del terapeuta con las parejas: ayudarlas a posibilitarse una lectura diferente de este escenario, a tra- vés de los puntos mis sensibles para ello. A veces la entrada est4 mas facilitada por el lado del juego relacional, otras veces lo esta mas por el lado de las auto y heterodefiniciones co-construidas alo largo dela relacion. De cémo lograrlo, trataré de dar cuenta en este libro. Espero que, al terminar de recorrerlo, estimado lector, puedas sentir que se cumplié con dicho propésito. Omar Biscotti CapftuLo 1 LOS CAMBIOS EN LA PAREJA ACTUAL (Como lo expresara en la Introduccién, la pareja —asi como mu- chas otras organizaciones— ha sufrido fuertes y variados cambios en diferentes areas, en los uiltimos afios, principalmente después de la Segunda Guerra Mundial, o sea desde la.segunda mitad del siglo XX en adelante. Algunos de estos cambios en el modelo y las pau- tas que gobernaban habitualmente la relacién los podemos ver en el listado siguiente: Cambios relacionales en el modelo de pareja occidental en los ultimos 50 afios ° Mayor simetrizacion. Disminucién de la estereotipia sexual y/o genérica. ° Aumento de la autonomia econémica. ¢ Aumento de la autonomia en multiples decisiones. * Co-competencia en diversas areas. ¢ Complementariedad alternante. ¢ Mayor expresién de la crisis. * Mayor tendencia a la disolucién del vinculo. * Aumento de la edad de formacién de la unién. ¢ Desjerarquizaci6n de la legalizaci6n de la union. ¢ Inversién de la complementariedad por factores externos (econémicos). ¢ Aumento de la dependencia con las familias de origen. ¢ Preservacion del lugar de la pareja. Estos cambios relacionales expresan modificaciones en diferen- tes areas de contenido de las parejas, que ahora pasaré a considerar. En la pareja heterosexual, los cambios en la relacién estuvieron fuertemente influidos por aquellos que a nivel social sufrié tanto el rol femenino como el masculino; 0 sea lo que se ha dado en Ilamar los “cambios en los estereotipos de género”. A partir fundamentalmente del reposicionamiento social y eco- ndémico de la mujer, a través de sus luchas para salir de un rol his- toricamente inferiorizado por el varén, éste pudo también liberarse de mandatos y ataduras a que lo sometia tal situacién de poder. La pareja estd en un proceso incipiente, atin no consolidado y permanente, con avances y retrocesos, en un camino hacia la sime- trizacién del vinculo, con diferenciaciones que no pasen por el so- juzgamiento ni la detentacién del poder de ningan género sobre el otro. A pesar de ello, todavia trabajamos con muchas situaciones contrarias que hoy ya generan mucho displacer y liegan entonces a las consultas. Acontinuacion resefio algunos de estos cambios. Cambios genéricos A) En la masculinidad: * Mayor desarrollo de sensibilidades. * Preocupacién por lo corporal, mas alla de la musculatura/ fuerza. * Mas expresién emocional. + Disminucién de la vergiienza ante la expresion de las emociones. * Menos temor a: ser confundidos en su virilidad. * Mas diferenciacién en la vestimenta. * Acercamiento a oficios y profesiones tradicionalmente femeninos. * Desarrollo y valoracién de lo intuitivo. * Desarrollo de la capacidad de proteccién, mas alld de lo econémico/fisico. * Mayor capacidad de compartir (co-conducir). * Agobio frente a los mandatos pretéritos (machistas). * Mayor capacidad para conectarse mds intimamente con otros hombres. * Asuncion de responsabilidades en areas hasta ahora tradicionalmente femeninas. * Mayor capacidad de pedir ayuda. * Mayor capacidad para reconocer limites. * Mayor comprension de las actitudes femeninas. * Mayor conexién con los propios deseos, mas alla de las obligaciones (en terrenos masculinos). B) En la femineidad: * Revalorizacién de los propios criterios. * Acceso a lugares de poder. * Desarrollo econdmico auténomo (como tendencia). ¢ Ruptura del sentido “madre /esposa” (tinico y /¢ mejor). * Capacidad de eleccién. * Desafio a los mitos (ejemplo, el de la virginidad). © Mayor desenfado erético sexual. * Disminucién de la culpa en relacién con diferentes temas: * Capacidad de compartir aspectos eminentemente ferneninos. ¢ Ruptura del estereotipo: cuidadora/protectora. + Revalorizacién de los aspectos agresivos. * Mayor soltura en lo corporal y estético. * Acceso y desarrollo en oficios/profesiones eminentemente masculinos. * Desplazamiento de la coqueteria. * Menos discriminacién en la indumentaria. * Mayor permiso para la agresividad (menos sumisién). Cambios en las expectativas sociales \Toda pareja se constituye y desarrolla en un contexto social, que define cémo debe ser esa relacién; contexto que ejerce entonces su influencia tanto sobre la pareja como sobre cada uno de sus inte- grantes,|En esta ultima dimensién, los cambios en las expectativas sobre cada miembro estén altamente relacionados con los cambios genéricos que vimos recién. 2 Algunos cambios en las expectativas que la sociedad presenta so- bre las parejas pueden ser: © Que no sdlo trabaje el varén. ¢ Insercién de la mujer en otras dreas, mas alla de la doméstica. © Menor presi6n sobre la perdurabilidad de la pareja. * Menor condena ante la separacion. © Mayor participacién del varén en areas de los hijos. © Exito econémico rapido, sobre todo para el varén. * Menor condena a la madre soltera. * Caida de algunos tabues (con instalacién de otros). * Mayor aceptacién de las parejas homosexuales. Cambios en la sexualidad Quienes hemos vivido la segunda mitad del siglo XX asistimos, participamos y/o nos hemos visto atravesados por lo que se dio en lamar la “revolucion sexual de los afios sesenta, que implicé la caf- da de tabties y preceptos acerca de la sexualidad, definiendo una manera en muchos aspectos diferente de transmitirla, practicarla y, fundamentalmente, hablarla y pensarla. Como la sexualidad es un area patognoménica de la pareja hu- mana, también ésta se ha visto influida por dichas transformacio- nes. Algunos de esos cambios pueden ser: 20 © Caida del tabu de la virginidad. ¢ Presencia cada vez mds temprana de las relaciones sexuales. ¢ La preocupaci6n por el “cuidarse” se desplazé del embarazo al contagio del sida. ¢ Demostraciones mas abiertas de la presencia de la sexualidad en la pareja (acciones, palabras), en diferentes contextos. ¢ Mayor igualdad de género en las iniciativas sexuales. * Menor exigencia de tendimiento en el var6n. que como una obligacién. * Menor ocultamiento de elecciones homosexuales. * Preponderancia de los estimulos visuales. * Mayor presencia de elecciones diferentes (ejemplo, homosexuales) tardias (después de elecciones heterosexuales). * Mayor aceptacién de la sexualidad por la generaci6n anterior. * Menor ocultamiento de la presencia de la sexualidad a los hijos. Cambios en las expectativas Las expectativas ante la formacién de una pareja no sélo provie- nen del contexto social, sino también de las mismas personas que la conforman. Es en esta drea donde también podemos pensar cam- bios en la pareja actual: ¢ La pareja ya no es el requisito para acceder a la sexualidad. * Noes el tinico camino para la emancipacién de la familia, sobre todo en la mujer. * Ya noes, en el var6n, el medio para ser quien mantiene econémicamente un hogar. © Ya no es para ser tinicamente esposa y madre. * Ya no es para toda la vida “pase lo que pase”. Cambios en los rituales de formacién En culturas muy diversas, los acontecimientos que marcan cam- bios en las personas y en las instituciones se celebran 0 se conme- moran con un ritual. La formacion de la pareja no es ajena a ello, y también en este terreno encontramos cambios en los rituales que re- gistran dicha formacién: © Menor importancia de la ceremonia de casamiento, sobre todo en lo civil (legal). © Mayor participacion de los novios en las decisiones concernientes al ritual del casamiento. i © Mayor diversién que solemnidad. | * Desaparicién (0 casi) de la ceremonia del “compromiso”. © Mayor aceptacién de rituales mixtos (de diferentes religiones). : * Nuevos lugares de celebracién del ritual de la boda. / © Rituales religiosos mds independizados de la legalizacién | de la unién. ¢ Presencia de hijos de uniones previas 0 de la actual. Cambios en Ia relacién con las familias de origen i Cuando dos personas forman una relacién de pareja, suelen traer a ésta sus aprendizajes relacionales|previos. Un sistema que 21 habitualmente es esencial en dichos aprendizajes es la propia fami- lia de origen. En ella, cada integrante de la pareja ha realizado sus identificaciones, ha recibido sus mandatos y ha establecido una par- ticular relacién con sus aprendizajes que hoy se cristaliza en la rela- cion que mantiene con esta familiay La constitucién de una pareja nueva implica la salida de la fami- lia de origen, asi como la entrada en ésta de nuevos personajes que conforman lo que se dio en llamar “familia politica”. Este nuevo sis- tema debe empezar a establecer su manera de relacionarse con las familias ampliadas, fijar sus limites y sus modalidades telacionales.) La relacién con este sistema mas amplio también sufrié cambios, determinados principalmente por las modificaciones en las relacio- nes intrafamiliares que se aparecian de generacion en generacién y particularmente en nuestro pais, también por las vicisitudes de la macroeconomia, que afectan los procesos de independencia y dife- renciacién dentro de las familias. Algunos cambios, entonces, en la relacién con la familia de ori- gen que vemos en las parejas actuales son: * Menor tendencia a la aglutinacién o aglutinacién forzada por razones econémicas. * Mayor diferenciacién. * Menor distancia generacional. * Disminucién de los rituales compartidos. * Abuelos parentalizados. * Padres infantilizados. * Flexibilizacién en los mandatos étnicos, raciales y religiosos. * Tendencia al proteccionismo de la pareja desde las familias de origen. Cambios en los mitos constitutivos de las parejas \El mito puede definirse como una “historia o narracién que alude a hechos significativos de un grupo social” y, conjuntamente con los rituales que muchas veces lo reviven, se refiere a un tiempo primor- dial, diferente del cronolégico, que implica cierta atemporalidad, con una fuerte carga de ideal. Algo transformado en mito es perfecto o, por lo menos, indiscutible. J 22 En nuestra sociedad existen multiples mitos que conforman el imaginario social de lo que “es” o “debe ser” una pareja. Estos mi- tos funcionan como exigencias y también como esperanzas de cam- bio de una realidad; apuntan més a la pareja ideal que a la real y, al encarnarse en los seres humanos que forman una relacion, organi- zan creencias que influyen en el futuro de la pareja.! Los fuertes cambios sociales que, como vimos, actian sobre los temas anteriores también modificaron los mitos fundantes o basa- les de las parejas de hoy. En general, la pareja actual tiende mas a desmitificar la relacion, ya que no debe sostenerla a ultranza a pesar de todo. Veremos a continuaci6n un listado de algunas creencias miticas, tipicas en las parejas, con los cambios que han sufrido. Creencias anteriores * Lo/la cambiaré después de que nos casemos. ¢ Seré feliz una vez que me case. ¢ Si me amara, sabria cémo me siento. ¢ El amor es incondicional. ¢ Nuestro matrimonio es perfecto. * Los matrimonios de gente mas grande duran més que los de los mas jévenes. ¢ El amor se mantiene inalterable con el tiempo. * Mi pareja nunca se enojaré conmigo ni me criticara. Si me amaras, me darfas todos los gustos y harias todo lo posible para que fuera feliz. * Amar significa querer estar siempre juntos. * Siempre seremos los mismos. * Mi pareja siempre sera honesta, abierta y directa conmigo. * Siempre estaremos de acuerdo en todo. Nuevas creencias * Para no estar con quien yo quiero, prefiero quedarme solo/a. * Si no estoy seguro/a, prefiero no casarme. Para conocerse, es necesario comunicarse. * La incondicionalidad es esclavitud. 23 + Nuestro matrimonio tiene sus partes buenas y sus partes malas. * No importa la duracién del matrimonio, sino sentirse bien con el otro. + Lo importante es estar juntos, no casados. * Los sentimientos cambian, como cambia todo en la vida. * Las discusiones y los desacuerdos enriquecen la pareja. * El amor no es incondicional. Decir NO no es dejar de amar. + Enla pareja es esencial que cada uno tenga y conserve SU propia vida. * Mi pareja iserd siempre honesta, abierta y directa conmigo? * Nos unen nuestras semejanzas y también nuestras diferencias. Funciones de la pareja \a pesar de los cambios que enumeramos, 0 quizé gracias a ellos, la pareja subsiste. Con nuevas estructuras, nuevas modalidades, contradicciones y crisis, la pareja humana perdura como organiza- cién y sistema.\Y no alcanza la marca de lo bioldgico para justificar 0 explicar dicha subsistencia. Entonces es interesante pensar sobre algunas “funciones de la pareja”; dicho en términos mds funciona- listas y hasta casi utilitarios: “4 Para qué sirve la pareja?” 24 Algunas ideas al respecto: * Confirmacién de la identidad. Como deciamos al Principio, entendemos que la formacién y el mantenimiento de la pare- ja estan fuertemente determinados por la necesidad de sus in- tegrantes de confirmar una identidad. Tendencia a la completud. Estrechamente ligada con lo ante- rior, y hasta determinada por las diferencias bioldgicas que permiten la procreacion y la perpetuacion de la especie: la pa- reja cumple la funcién de lugar donde se lograria la completud deseada} El “otro” ola “otra” tiene eso que, por lo menos ima- ginariamente, creemos que nos falta y as{ podriamos lograrlo. Es también entonces un reflejo de nuestra incompletud.} * Célula de organizacién social. Asi como se piensa la familia como célula de la sociedad, podemos pensar la pareja como célula de la organizacién familiar y, por lo tanto, también co- mo protocélula de la organizacion social. Actualmente, las nuevas organizaciones familiares presentan la posibilidad de familias uniparentales; pero aun asi sigue siendo la pareja la més comtin via de entrada a la formacién de la familia. Acatamieno o rebeldia a mandatos sociales y/o familiares, Casi como consecuencia del punto anterior, inferimos la ex- pectativa social ante la formacién de la pareja. Podemos decir que esté en el imaginario colectivo, y tan es asi, que muy fre- cuentemente los nifios juegan a “ser novios” ya desde el jar- din de infantes [En algunos casos, sin embargo, la formacién de la pareja —y no solo la forma en que se lo ha ga— puede es- tar desafiando expresas 0 tdcitas prohibiciones familiares\Un claro ejemplo de ello lo tenemos en la tragedia Romeo y Julie- ta, de William Shakespeare. ‘Sustento afectivo y/o econémico.|La pareja humana surgi en otros tiempos como una alianza econémica, entre otros fines. La mujer cuidaba de la prole y de los animales, mientras que el hombre proveia lo que cazaba 0 recolectaba en tierras ms re- motas. Posteriormente seincluyd el sentimiento del amor en su formaci6n (segiin algunos autores, a partir de la Edad Media); entonces, junto con el ambito de confirmacién de identidad, es un lugar de sustento afectiyo. Es casi universal la asociacién del amor con la conformacién de la pareja Intermediario para otros logros. Junto con la funcién de susten- to afectivo, o independientemente de ella, la pareja puede pen- sarse como un eslabén en la consecucién de otros logros. El més comtin es el de la maternidad y Ia pate id. Otros podrian ser: seguridad econémica, salida del hogar paterno, posibilidad de sexualidad activa, avance en el estatus social. Perpetuaci6n de la especie. Suele ser ésta la funcién mas basica y mas ligadaa lo bioldgico, aunque en lo humano no podemos separar la perpetuacién de la especie de la formacién de cultu- ra, en tanto sustentadora de los medios para dicha continuidad. Fuente de reaseguro sexual. Por definicion y en estrecha relacion conel punto anterior}la pareja seconstituye enla organizacién que asegura, aunque no siempre, el desarrollo de una sexualidad acti- va, en tanto ofrece la presencia permanente del compafiero sexual. 25 ** Emancipacion. Entendida ésta, principalmente, como exoga- mia o salida del hogar paterno. Esta funcién esta quedando cada vez menos ligada a la formacién de la pareja y, en el ca- so de la mujer, muchas veces la emancipacién del padre era cambiada por la dependencia respecto del esposo. Esta pareja de hoy, con estos cambios en relacién con su modelo previo, con estas funciones, presenta nuevas problematicas que, para los terapeutas, resultan nuevos desafios. Cudles pueden ser entonces, frente a esos desafios, los objetivos que, como terapeutas, podemos plantearnos como finalidades de la terapia de parejas. Obviamente que dichos objetivos generales se recrean después en cada caso en particular y, muchos de ellos, no difieren de los perseguidos en cual- quier tratamiento psicoterapéutico con cualquier sistema con el que se trabaje. Objetivos generales de Ia terapia de parejas % Reducir o disolver el problema o sintoma que trae a la pareja ala mee Disminuir, aunque sea en una pequeia proporcién, un problema impli- ca generar en Ia pareja expectativas de cambio y mas confianza en sus pro- pios recursos. No hay por qué apuntar siempre a un cambio total. generando: “+ Una interaccién mds funcional a través de: Entendiendo por funcional aquella interaccién que sea sentida como tal por la pareja y que permita el desarrollo de sus miembros y no el de uno sobre el sacrificio del otro. En general, esto implica momentos alternantes de sime- tria y complementariedad, seguin las dreas y los diferentes momentos vitales. a) Promover redefiniciones sobre la pareja y/o cada uno de sus miembros. b) Escucharse mutuamente, evitar circuitos autoperpetuantes, desechar sentimientos negativos, aclarar temdticas no enfren- tadas. 26 La sola posibilidad de escucharse mutuamente representa para la pare- ja el descubrimiento de aspectos desconocidos y malsignificados. El tera- peuta stele ocupar el lugar de un buen canalizador de los mensajes, evitando o corrigiendo distorsiones negativas, promoviendo indirectamen- te interacciones mds positivas. “ Lograrla responsabilidad mutua enel conflicto, saliendo dela situacién de “victima”. Basndonos en el concepto de causalidad circular y corriéndonos de la invitacion a buscar un culpable y un inocente que puede hacernos la pare- ja, construimos con ésta una lectura relacional y circularizada de sus ac- ciones. * Lograr un auto y heteroconocimiento “mejor”. “Mejor” tiene el sentido de “diferente”; es mejor en tanto el conoci- miento actual solo contribuye a reforzar las creencias que perpettian el ma- lestar. + Favorecer los cambios raduales para mejorar la relacién. Lo gradual se relaciona con la idea del “cambio minimo”: empezando por un pequerio paso, podemos dar una extensa caminata. Los cambios dea pe- quenios tramos permiten a la pareja ir acomodéndose a ellos y reducen las re- sistencias por temor a lo desconocido. * Contribuir en la definicién de continuar 0 no con la relaci6n. Esto implica Ia idea de que una separacién a veces es el itnico cambio que se puede construir con la pareja. Hoy ya pensamos el divorcio como una vici- situd del ciclo de una pareja, y no como un fracaso en una meta prefijada: “Hasta que la muerte nos separe.” Esto no quita que siga siendo un momen- to doloroso y de dificil decisisn. > Rescatar los mejores recursos de cada miembro de la pareja. Trabajamos con Ia idea de que las personas tienen mis recursos de los que conocen y que ademas, al mejorar el intercambio, los integrantes de una pareja se ayudan a lograr lo mejor de sf mismos. 27 * Construir con la pareja una comprensi6n actual-histérica del problema, més funcional que la que traen. También aqui la idea de funcionalidad esta ligada al concepto de creci- miento y desarrollo. Los determinantes histéricos, vehiculizados a través del reconocimiento de los mandatos culturales/familiares, permiten una re- lectura de lo actual. * Generar formas para salir del problema de manera concreta y realizable. Esto implica poder construir caminos de cambio y no quedarse en me- ras comprensiones intelectuales. Dichos caminos son los que permiten ac- ciones pertinentes y sistémicas. +» Favorecer la mayor apertura o cierre de sus fronteras como pareja. La regulacién del intercambio de la pareja con el medio permite cons- truir una identidad de sistema en permanente evolucién. Hay momentos de mayor cierre en el ciclo vital, tendientes a la consolidacién de la estruc- tura que se estd formando, y otros de mayor apertura para permitir la ne- cesaria salida del sistema, su transformacién y desarrollo. “ Ampliar las actitudes de cada miembro, ligadas a su género y a sus mandatos. Los mandatos familiares, muchas veces ligados a las expectativas de gé- nero, pueden restringir el espectro de actitudes de una persona. Ampliarlo significa posibilitar mayores lecturas de si mismo, del otro y de la relacion. “ Lograr un CAMBIO. Cambio que se define con cada pareja y que permite evaluar la eficacia del tratamiento. 28 Capiruco 2 PROBLEMATICAS ACTUALES EN LAS PAREJAS Debido a los cambios que vinimos analizando hasta aqui, la pa- reja se enfrenta actualmente con probleméticas nuevas y también con las tradicionales “aggiornadas”, o sea atravesadas por los para- digmas actuales. . Los nuevos estilos, los mitos derribados y los reconstruidos, los mandatos y sus desafios, las vicisitudes del contexto, las parejas “posdivorcio” y sus particulares temiticas, el eterno tépico de la fidelidad/infidelidad, las opciones sexuales y las diferencias gene- racionales en la unién son algunos de los temas hoy presentes en las parejas que consultan. Son los temas que he visto en mi trabajo cli- nico y me han Ilevado a las reflexiones que paso a compartir. 1. La decisién de casarse Actualmente, muchas parejas deciden convivir sin casarse; es una tendencia que va en aumento. El problema que puede plantearse es: cémo se decide el momento de casarse, quién lo decide o si es que hay que plantearselo alguna vez.\Habitualmente es la mujer la que quiere legalizar la relaci6n, el vinculo; mientras que el hombre plantea pos- poner la decisién, Esto lleva a una escalada donde suele llegarse a acuerdos que sistematicamente son incumplidos y reciclan dicha es- calada: el hombre plantea una fecha distante, 0 negocia una no muy préxima con la mujer, pero al llegar ese momento no lo cumple, por algtin motivo nunca lo suficientemente valido para ella. En algunos casos, sucede una variante de este juego, que consiste en que él deci- 29 de desilusionarla totalmente a ella manifestandole que “nunca se vaa casar”. La mujer, entonces, tiene dos salidas: o acepta esa definicién de la relacidn o la rompe, no sin antes pelear a brazo partido por revertir la postura masculina. Ya liberado de la imposicién, el hombre, un tiempo después, suele empezar a introducir la idea del matrimonio, del casamiento, de la legalizacién. En las parejas que atraviesan esta problematica, no necesariamen- te esta en juego el grado de compromiso del varén en la relaci6n, co- mo podria suponerse desde una lectura “prejuiciosa”. Suele estar presente también, en este caso, la presidn de la familia de origen, re- presentada por una o dos generaciones previas que, en su momento, fueron mucho més sinténicas con las normas sociales y familiares. So- bre la mujer pesa mds esta expectativa de casamiento que sobre el va- rén; por eso suele ser ella la que mas presiona para llegar a lograrlo. Por otra parte, es también la mujer quien tiene depositadas muchas més ilusiones sobre este acontecimiento. No olvidemos que el varén no cambia su denominacion social (“senor”), en tanto que no existe una previa (“seforito”), mientras que la mujer si lo hace (de “sefiori- ta” a “sefiora”). Particularidades de las intervenciones ante este conflicto *® Trabajo sobre lo relacional: a) Construir con la pareja una visién circular del problema, a tra- vés de la cual puedan ver como la insistencia y el rechazo se encuentran mutuamente co-causados. b) Baséndonos en lo anterior, desplegar la idea de que cada uno le permite al otro sostener su posicién sin riesgo de que se cumpla. c) Ligar lo anterior con la aceptacion y el rechazo de los manda- tos familiares y sociales. Este punto cabalga entre una com- prensién relacional y una individual, pero pone el énfasis en la relacién con dichos mandatos. 30 ** Trabajo sobre lo individual: a) Proponer sesiones individuales con cada uno de los miem- bros de Ja pareja. b) Revisar con ambos sus identificaciones, su grado de la liber- tad frente a las elecciones, sus expectativas frente a la pareja (convergencia/divergencia entre el pedido actual ala pareja y la modalidad de eleccién). ¢) Trabajar sobre sus creencias ante la idea de lograrlo, como an- te la de no lograrlo. d) Incorporar a otro/s miembro/s de la familia que esté/n invo- lucrado/s con este tema. e) Proponer tareas y/o rituales que consoliden las fronteras de la pareja, en forma individual o conjunta. 2. El valor femenino de la maternidad Para la mujer, la maternidad ha dejado de ser, como era antes en muchos casos, la tinica via de su realizacién como “persona” en es- ta vida (afortunadamente para ella y para los hijos). Ha dejado de estar revestida de tanto valor narcisistico, mientras que han crecido en valoracién otros aspectos de su vida, como el desarrollo laboral/ profesional, la atencién a su propia persona y el grado de libertad para asumir responsabilidades que exceden la pareja y el hogar. Pero esto a veces entra en colisién con las expectativas del varén que, si bien pretende también una mujer “aggiornada” para no des- prestigiarse 61 mismo, por otro lado exige para su descendencia, y muchas veces también para 61 mismo, una atencién “maternaliza- da” de parte de ella. Compartir ese “maternaje”, como propuesta femenina, trae apare- jada muchas veces una serie de conilictos y desacuerdos, que pueden desencadenar fuertes escaladas,En ciertas parejas, esta diferencia so- bre la maternidad se halla vinculada a la diferencia en el momento del ciclo vital entre los miembros de la pareja. Se ve facilmente en aque- 31 Ilas uniones con grandes diferencias de edad, en las cuales uno de los miembros —habitualmente el hombre— ya quiere tener un hijo, mientras que el otro todavia no. La inversa de esto se plantea cuando uno de ellos ya tiene su cuo- ta de “maternidad” 0 “paternidad” completada —por ejemplo, el hombre ya con hijos adolescentes 0 adultos—, y el otro —la mujer jo- ven sin hijos— todavia no. } 3. Choque de mandatos Por ejemplo, el mandato de casarse “para toda la vida” puede chocar con la decisién de separarse. A veces, las personas sienten que su decisién de deshacer la pareja no esta del todo justificada: lo que le pasa en su relacién no es tan grave como para desobedecer ese mandato Quien si desea separarse vive con mucha culpa esta idea, y espera que el otro ayude en eso, lo perdone o se lo “permi- ta. Y esto generalmente no sucede asi, sino todo lo contrario. Esto suele observarse en parejas en que uno de los miembros es muy dependiente del otro. El grado de complementariedad es tan grande, que la persona que piensa en separarse siente que abando- na casi a una criatura que no sobrevivird sin ella. Si es el varén el que quiere separarse, su culpa pasa por la dependencia econdémica de la mujer, su “incapacidad” para sobrevivir sin él; si lo quiere la mujer, su culpa se relaciona mds con un abandono de tipo afectivo, donde el otro se morira sin su apoyo (y a veces hay manifiestas amenazas de suicidio por parte del hombre “abandonado”). 1 Osea que, a los designios familiares y sociales (mandatos), se su- ma la posicién complementaria-dependiente del otro miembro de la pareja. Esta complementariedad también esta vinculada con manda- tos genéricos presentes durante el matrimonio: aporte econémico por parte del hombre y sostén afectivo por parte de la mujer. No desconozcamos tampoco que, en su momento, estos manda- tos fueron fuente de autogratificacién.|Pero ya no. Recursos para intervenir Resulta conveniente lograr_ redefinir el papel complementario, tanto de sometimiento como de anulacién del otro; 0 sea, donde la 32 separacién aparece como una posibilidad de crecimiento, de desa- rrollo de la capacidad que no mostré durante los afios de la pareja. Quizas con el propésito de no perderla, de no desbalancearla. Uambién ayuda ligar el comienzo de la pareja como la resultante de un determinado momento de la vida que, al ir cambiando, ya no se puede sostener de la misma forma. Ilustraré este tema con una entrevista que he realizado con una pareja, a nivel de consultoria, en Colombia. Jorgelina y Guillermo son los integrantes, que se hallan acompafiados por la terapeuta que viene tratandolos en lo que podriamos denominar una “terapia de divorcio”. Terapeuta: Bueno, estoy aqui para dar algunas ideas mds para ustedes y para la doctora. Les queria preguntar un par de cositas que a mi me ayudan a ubicarme: Guillermo, ,qué edad tiene? Guillermo: 40 afios. T: ¢Y usted, Jorgelina? Jorgelina: Cumplo 40 aos ahora. T: Muy bien, sé que tienen dos hijas, me lo dijo la doctora, y tam- bién sé cual es el tema que a ustedes los trajo a la consulta. Me gus- taria que me dieran un pequefio dato mds, que es a qué se dedican ustedes habitualmente. Jorgelina: ;trabaja afuera o en su casa? J: Yo trabajo en un banco, como asesora de empresa. G: Yo trabajo en el mismo banco, sélo que en otras partes. T: Bueno, sé que ustedes estuvieron de acuerdo con la doctora en hacer esta consulta, y yo quisiera preguntarles, ya que recién los co- nozco..., me gustaria preguntarles directamente qué es lo que hoy, en este imomierito; a cada | uno 0 de ustedes | Je esta preocupando mas. Posiblemente lo que Venian ya trabajando con la doctora, pero me gustaria que lo actualizaran porque yo recién los conozco, gse en- tiende? ¢Quién quiere comenzar a decirlo? Elijanlo ustedes. ;Qué les preocupa en este momento? G: Bueno, que ella tomé la decisién de separarse, y esta proble- mitica esta hace varios meses. Yo he estado insistiendo e insistien- do y rogandole mucho hasta el momento, pero no he conseguido nada, ella ya tiene la decisién tomada. Guillermo se presenta como “victima” de la decision de su esposa. Si es- ta descripcién se confirma, las intervenciones tienen que tender a redefinir estos lugares de victima y victimario. 33 T. Ah... ,y usted qué quiere conseguir, Guillermo? ;No separarse? G: Yo estoy muy aferrado a ella, porque la quiero y la amo mu- cho, y no quiero perderla. T: Eso es lo que més le preocupa en este momento, bien. éYaus- ted, Jorgelina? J: Ami mas o menos lo mismo, respecto de que veo que no esta- mos siendo pareja, no estamos siendo un matrimonio, por eso quie- to la separacién. Aparte de las nifias y muchas cosas, pero creo que lo mejor de acuerdo con lo que hemos hablado es separarnos. T: A ver si entiendo bien: ustedes tienen dos Pposiciones diferen- tes: usted, Guillermo, no quiere separarse y estuvo haciendo todo lo posible, tratando de convencerla para que Jorgelina cambie esta de- cision. Y usted, Jorgelina, quiere separarse. Uno quiere una cosa y otro quiere otra, js{? Metacomunico sobre el desacuerdo en la pareja, a efectos de dejarlo ex- plicito para ver cudl seria el camino a seguir. JyG Si. T: Guillermo... Usted, con este trabajo que vienen haciendo con la doctora, ,quisiera que esto terminara en que no se separaran? Usted quisiera que mejoraran las cosas en la Pareja y no se separa- ran? ¢Quisiera que esto terminara ahi? G: Yo quisiera, yo tengo la buena voluntad de tratar de mejorar las cosas. Quiero tener una oportunidad. Tengo la buena voluntad de hacerme evaluar, podria echarme a dormir en los laureles y na- da mds. T: ¥ usted, Jorgelina, ;quisiera que esto terminara en la separa- ci6n? ZEs asi? J: Yo en este tratamiento he aprendido muchas cosas... T: Discdlpeme, jestas cosas que usted ha aprendido le han mo- dificado esta idea, esta decision de separarse? J: No me la han modificado... ome han llevadoa pensar. Yo sien- to que lo quiero mucho, pero hay cosas que no puedo borrar, que no puedo hacer; yo quisiera cambiar... T: (Usted quisiera cambiar su pensamiento, su sentimiento? i, a veces, al pensar en las nifias, por lo duro que es para las nifias cambiar de hogar; pero no puedo, no puedo hacerlo... 34 Jorgelina se debate entre el deseo de separase de su pareja y el sufrimien- to que esto acarrearia a sus hijas. A continuacién, destaca el trabajo hecho en la terapia hasta el momento, que refuerza su decision y calma sus cul- pas, redefiniendo Ia idea de continuar casada como errénea. T: A ver, entonces esto que usted ha aprendido, que ha reflexio- nado como usted dice... ;de todas maneras no le ha modificado su decision de separarse? J: No, pero me ha dado muchas cosas, me ha hecho ver errores mios... T: Le ha hecho ver errores... :pero no ha cambiado su decisién? J: Me ha hecho ver que en el matrimonio yo también he cometi- do muchos errores, pero porque no se ha dado el cambio, porque la- mentablemente, si yo no quiero a una persona, yo no puedo relacionarme, si no puedo quererlo no puedo aguantar lo que viene después, porque el matrimonio més que nada es compartir... T: O sea que usted, aunque haya conocido cosas, aunque haya aprendido cosas, y reflexionado acerca de los propios errores, usted mantiene igual esta decisién de separarse, porque usted le dice a Guillermo “yo no te quiero”, es asi? J: Pues con mds razén, puesto que he aprendido, con més razén es que he tomado la decision. T: Qué cosas de las que ha aprendido en estas entrevistas la han ayudado a tomar esta decisién con mayor raz6n? J: Yo no estaba muy segura, queria separarme pero no estaba muy segura; por las nifias, por dialogar, por las criticas, por volver a ser soltera; yo aprendi con la doctora que desde que nos casamos cada uno fue por su lado; primero que nos queriamos los dos, las cosas no se dieron, y ahora que no lo quiero, es mas dificil que yo me adapte ala manera de él, y élala mia. Me ha dado seguridad de que seguir es el error mas grande que podemos hacer, seguir seria estar uno o dos meses y después volver a lo mismo. Jorgelina aparece mas decidida y firme en esta situacién; Guillermo se muestra muy dependiente y desvalido frente a ella. Estos relatos me confir- man la idea de poder construir con ellos alguna idea diferente, donde la se- paracion también pueda ser una alternativa vdlida para él. En el relato de Jorgelina, aparece reiteradamente lo “aprendido” a través de la terapeuta; 35 podria haberse dado en el tratamiento hasta el momento, quizis, una alian- za de género entre las mujeres, que dejaba al hombre en una condicion de victima pasiva. T: Digame, Jorgelina, desde cuando usted tiene esta idea? J: Desde hace mucho tiempo, dos o tres afios; estAbamos tratando de arreglarnos, estabamos un tiempo bien y volviamos a lo mismo. T: Digame: ;Guillermo hace dos o tres afios que sabe que usted tiene esta idea? J: Yo se lo he dicho en varias ocasiones, por eso hablabamos y tra- tdébamos de arreglarnos... G: Hace dos 0 tres meses practicamente que me lo ha comentado. T: gO sea que usted, Jorgelina, se ha tomado un tiempo para pen- sarlo, desde hace tres afios hasta hace dos meses, de alguna manera? J: Si. Con estas ideas exploro si la decisién es un impulso de Jorgelina reacti- v0 a Guillermo, o es una decision largamente madurada. Y asi aparece. A continuacién, comienzo a preguntar sobre la interaccion que se generé en- tre ellos ante esta decision. T: Guillermo, lo veo preocupado por esta situacién, porque us- ted es el que no quiere esta separacion... Me gustaria preguntarle al- go: equées lo que usted estuvo haciendo desde que se enterd de que Jorgelina estaba decidida.a separarse? = G: Estuve hablando con ella diciéndole: volvamos a empezar, in- tentémoslo de nuevo... A raiz de eso vinimos a hacer una consulta y estamos acd, vinimos a hablar con el psicdlogo porque yo quiero al- guien que me ayude. T: Y Jorgelina estuvo de acuerdo, por eso ustedes estan acd. Bue- no, gqué mas estuvo haciendo por su cuenta? G: Estuve tratando de hablar y hablar, pero siempre me encon- traba con lo mismo. T: Aver si lo entiendo bien: cuanto més usted trataba de hablar, més fuerte era la decisién en su esposa... G: Si. T: Permitame que le pregunte algo: gcémo cree usted que lo.ve Jorgelina cuando usted le pide, le rueg: 36 G: Me imagino que me ve como algo muy despreciable, no hay amor, no hay nada, entonces con tanta insistencia... creo que acabo por empeorar las cosas. T: Cuanto usted mas insiste, ;mas despreciable lo puede ver Jor- gelina? G: Si, mds empeoran las cosas, como diciendo “cual es la hom- bria de éste?, jcudl es el orgullo de éste que insiste, insiste...?”. T: gY usted quiere lograr que Jorgelina lo vea despreciable? G: No, yo no quiero eso; esto me ha ayudado a acercarme a Dios... Guillermo describe su intento de aferrarse a Jorgelina, que lo coloca en un lugar despreciable para ella e infructuoso para él. Esta situacién me trae la metdfora de las arenas movedizas, en las que, ante la desesperacién por morir, la gente realiza movimientos que la condena al fin temido. Creo que esta idea de temor ala muerte que percibia en Guillermo ante la separaci6n me fue ges- tando también Ia metdfora del respirador que utilizo mas adelante. T: Es mejor pedirle a Dios que lo ayude que pedirle a Jorgelina que cambie su decisién; por esto que usted dice: cuanto mis le pi- de, Jorgelina lo ve mas despreciable... ;Sabe a qué me hace acordar esto, Guillermo? A lo que le pasa a la gente cuando cae en arenas movedizas... G: Ya me han tragado las arenas. T: Claro, porque vio que, cuanto més la gente se mueve, mas se hunde. ;Usted podria frenar esa insistencia? G: Si, hace ya como ocho dias que no volvi a decirle nada. T: zY como esta? G: Mas tranquilo, y creo que ella también. T: Bien, muy bien. G: Porque, cuanto mas insistia, més me dafiaba. T: A veces pasa en la vida: uno cree que ése es el camino y le da, le da, le da, pero no se da cuenta de que cada vez es peor, porque uno cree que ése es el camino... Jorgelina, gqué cree que va a pasar si usted se separa de Guillermo? ;Qué se imagina después? Pienso que el tiempo que Jorgelina se tom6 para decidir su separacion se relaciona, entre otros motivos, con la percepcién de un Guillermo muy dependiente, que no podria sobrevivir sin ella. Comienzo entonces a expla- rar las fantasias que comparten sobre el “dia después” de la separacion. 37 J: Sé que no va a ser facil para ninguno, ni para mi, ni para Gui- llermo, ni para las nifias; yo sé que en muchas cosas voy a sentirme sola, que voy a desear no haberme separado. T: Si, seguramente se va a sentir sola en algunos momentos y hasta lo va a extrafiar. J: Seguramente. Ya cumplimos muchos afios, y yo soy conscien- te de eso. T: {Qué cree que le va a pasar a Guillermo? J: Creo que al principio va a ser dificil, Para todos va a ser muy di- ficil, que a lo mejor se va a quedar mas solo, més callado, mds inde- pendiente, se hace muy aparte y ami me da no sé qué dejarlo solo. T: Hay algo que no entiendo: si Guillermo es muy independien- te, por qué tiene miedo de dejarlo solo? J: Porque es una persona muy solitaria, entonces yo creo que, si pa- ra mi las cosas van a ser dificiles, para él van a ser més dificiles atin. T: A ver: si Guillermo es tan solitario como usted dice, ;usted era la encargada de las relaciones publicas, era la encargada de relacio- narlo con el resto del mundo? J: Si. T: 2Si? |Qué trabajo! Era asi, Guillermo? G: Cierto. T: Y si Jorgelina no estuviera para conectarlo con el resto del mundo... za usted qué le pasaria? G: Me tocaria abrirme paso. : O sea que tendria la oportunidad de abrirse paso por usted mismo. Descriptas por ellos las funciones de cada uno en la i pareja y la fuerte complementariedad i generada en base a ellas, comienzo a redefinir Ta sepa- racion como un momento de oportunidad para Guillermo, y no sélo como una desgracia que debe padecer en su vida. G: O me hundirfa en la arena. T: Usted se hunde en la arena cuando le pide a Jorgelina que no se separe. {Sabe qué me parece, Guillermo? Que Jorgelina fue para usted como esos respiradores que le ponen a la gente cuando tiene un accidente y estd en coma II oIV, y sigue conectado a la vida con el respirador. Jorgelina es como su respirador. G: Si, es algo muy vital para mi. 38 T: Pero... Usted cémo anda de sus pulmones? jbien? ;Puede res- pirar solo? G: Estoy intentandolo. T: No vaa ser facil... porque, cuando uno esté acostumbrado a usar el respirador, cree que no puede respirar por si mismo. Pero a lo mejor puede, y todavia no se dio cuenta. Usted dijo que hace ocho dias que no le dice nada a Jorgelina, y usted estd mejor. En esta tiltima intervencion, trabajo con la idea de las creencias, tomadas como verdades: “uno cree que no va a poder”. Esta narrativa tiene por objeto ir cambiando la certeza de que “no puedo” por la de “creo que no puedo”. G: Mejor entre comillas. T: Y..., si, ;jpor supuesto! G: Resignado. A continuacién redefino la resignacién otorgdndole una connotacién positiva, al mismo tiempo que revalorizo el tiempo que Jorgelina se tomé para decidir la separacién. T: Seguro, resignado. Pero cuando esté resignado, en vez de se- guir pedaleando en la arena movediza, se queda quieto. Y cuando se queda quicto, en vez de irse para abajo, se va para arriba... Jorge- lina... yo creo que usted fue bastante prudente en estos dos 0 tres afios, estuvo bastante tiempo pensando y meditando esta idea. No fue nada impulsiva, y me parece que esta prudencia es una manera de cuidar a sus hijas y también una manera de cuidarse usted por- que, cuando uno toma decisiones impulsivas, uno se lastima, se gol- pea. Y también es una manera de cuidarlo a Guillermo{zCémo hizo usted en esos afios de matrimonio para transformarse en el respira- dor, en el tubo de oxigeno para Guillermo?) J: Creo que porque me adapto mucho a la vida, a las cosas, trato de tomarlas como vienen... Y me gusta mucho ayudar a la gente. T: ¥ usted lo ayuda y lo ha ayudado a Guillermo. J: Cref que lo estaba ayudando, pero no, vi que no, nia él nia mi. T: O sea que usted también entré en arenas movedizas: durante muchos afios creyé que lo estaba ayudando y después se dio cuen- ta de que no lo estaba haciendo. 39 J:Si, yo estaba siempre empujando y llegé un momento en que ya me cansé, ya vi que no se justifica todo esto para... para nada al fin. T: Eh... Y usted se sintié muy ayudado todos esos afios por Jor- gelina, Guillermo? G: Tal vez por no perderla, yo me fui acomodando a las cosas, tra- tando de... de hacer las cosas que ella mas o menos queria. Cuando me trataba mal, ni dialogaba con ella, la trataba mal; iba como en un riel del metro, no me movia de ahi; cuando me cansaba, protestaba y da- faba yo todo. Por no tener autoridad, porno ser machista, cuando ella me dijo que se queria separar yo no reaccioné como esposo, como hombre, por no tener autoridad. Es triste reconocerlo, pero es asi. T. Es muy valiente de su parte reconocerlo. Eh... a ver... Hay algo que no entiendo bien entonces... Pienso que alguien que esta en su lu- gar podria estar diciendo lo que dice Jorgelina: “me quiero separar”, “quiero ser yo”, “quiero volver a ser yo”, “por qué tengo que ir como por un riel, derechito, derechito y, si me voy un poco, me pegan”. En esta ultima intervencién, destaco la posibilidad de que también Gui- Hermo pudiera necesitar la separacién, en tanto que estar con Jorgelina le podia hacer perder hasta su identidad \La relacién altamente dependiente construida por ambos, en base alo que parece un sacrificio mutuo, crea una historia alejada de esta posibilidad. G: No, porque la quiero mucho y quiero mucho a las nifias. A pe sar de los problemas que hemos tenido, nunca le he dicho “no te quiero”. T. Y si esta situacién no fuera asi, de enojarse pero después vol- ver al riel y decir a todo que si, si esto fuera diferente, justed no la querria a Jorgelina? G: Si, claro, yo la querria, y ella me querria a mi. T: jUsted la querria més si ella fuera asi? G: ¥ ella me querria més. T. Y ella lo querria mas. Ahora... no debe ser facil decirle que no a Jorgelina o cuestionarle algo; me imagino que Jorgelina debe ser bastante... segura cuando dice algo... “esto es asi y no me muevo de acd”... gEs asf, Guillermo? G: Si... y yo me acomodo a todo... pero no es facil tener que estar empujaéndome, eso también la cansa a ella. 40 Eh... No es facil estar al lado de una mujer que tiene mu- cha energia. Quizds usted tendria que recuperar un poco de esa energia, y Jorgelina aflojarse un poquito. G: Yo antes, cuando trataba de imponerme, dafiaba las cosas. ¥ tenia que volver a acomodarme enseguida. T: Digame, Guillermo... Con esto de acomodarse y acomodarse, usted debe de haber perdido muchas cosas. . «.Nuevamente trabajo con la idea de que Ia pareja era nociva también pa- ra Guillermo. { G: La perdia a ella, que es lo mds importante. T: Pero aparte de perderla a ella... Usted lo hizo pensando que de esa manera no la iba a perder, pero usted habra perdido otras cosas mientras hacia eso. G: De pronto puede ser uno mismo. No sé qué hubiera pasado en estos 13 afios si las cosas hubieran sido distintas... T: 2Qué otra idea u otra iniciativa se le ocurre que hubiera tenido? G: Un hogar con la autoridad de esposo, la autoridad de padre... el hombre de la casa, como se dice. Pero, como me comporté yo, no fui ni buen hombre, ni buen esposo, ni buen nada. Estaba como una marioneta abi... T: gUsted era feliz cuando Jorgelina lo movia para todos lados? G: Infeliz. Tuve épocas en que me queria suicidar. Cuando yo no protestaba, tenfamos temporadas buenas. T: gPero, cuando usted no protestaba, era feliz? G: Si, por llevarme bien con ella, pero yo no veia el error que es- taba cometiendo, que me estaba acomodando en todo. Buena parte del dolor de Guillermo reside en comprobar que su “sacri- ficio” fue en vano: igualmente la perdio. T: g¥ cuando se dio cuenta de que eso no servia? ;Cuando Jorge- lina le dijo “me quiero separar’”’? G: No, hacia ya un afio que habia pelea sobre pelea, y ya no va- lia ni el acomode. T: Sabe que me da la impresién, Guillermo, como que usted hu- biera vivido asustado. ;Me equivoco o fue asi, Guillermo? G: Si, me daba mucho miedo perderla. 41 T: Claro, si uno cree que no puede respirar, tiene miedo de per- der el respirador. G: En los primeros anos el matrimonio anduvo bien, pero des- pués, ya con la primera nifia, ella se dedicé en forma continua. Ya hace afios que duermo solo. T: Antes de que llegara la primera nifa..., zusted era el nifio de Jorgelina? G: Eramos mds pareja porque compartiamos mds; después me senti desplazado, senti que ya no me queria. Comienzo en esta secuencia a cuestionar provocativamente el rol filial de Guillermo, que lo lleva a temer Ia pérdida de la pareja como una rela- cion vital. T: Si eran pareja, cuando vino un nino, los dos se hubieran junta- do para atender al nifto. Si usted se sintié desplazado, yo creo que usted era el nifo de Jorgelina. G: Si, yo me senti mal. Ella se dedicaba mucho a las nifias, y yo me fui quedando a un lado, a un lado. T: Aja... Jorgelina dijo “ahora soy sdlo madre, nada mds, no soy mas pareja... soy madre”. Entonces usted dijo: “Caramba, para po- der estar con Jorgelina yo tengo que ser un hijo también.” Y enton- ces se puso en el riel, como si fuera un hermanito o el primer hijo. jUsted tiene hermanos, Guillermo? G: Dos. T: gMayores? G: Menores. T: Entonces usted sabe por experiencia propia que, cuando a uno le nace un hermanito, uno se pone celoso. Usted, Jorgelina, tiene hermanos? J: Once. T: jOnce hermanos! zY de los once qué ntimero tiene? J: Por el medio. T: Entonces usted sabe lo que pasa para arriba y lo que pasa pa- ra abajo. :Y usted se tenia que encargar mucho de cuidar a sus her- manitos mds chiquitos? J: No. T: Guillermo, yo creo que ésta es una buena oportunidad para que usted deje de ser un nifio. ;Qué le parece? 42 Nuevamente ouelvo a redefinir la separacién como una oportunidad pa- ra Guillermo, en este caso para recuperar su adultez. G: Si, sefor. T: No, no me diga “si, sefior” porque usted es muy obediente. G: (Enojado.) Y bueno, si, qué voy a hacer yo, no me voy a matar. T: No, por supuesto/Usted se ha matado cuando se ha transfor- mado en un nifio para que Jorgelina lo guie y lo lleve para acd, pa- ra alla, le diga lo que es bueno y lo que es malo. Y ese nifio ha matado al hombre. Ahora usted tiene la oportunidad de hacer rena- cer al hombre. Ojald Jorgelina también tenga, después de la separa- cién, la oportunidad de rescatar a la mujer, y no solamente a la madre. Yo creo que ésta es la gran oportunidad que usted tiene, Guillermo, de rescatar al hombre. } J: Yo entiendo la posicién de Guillermo, y conversando con él le he dicho que tratemos de tener una separacién amable, por las ni- fias. Tratemos de quedar como dos amigos; yo sé que es muy dificil, pero tratemos. UT: Me parece que es muy protector para las nifias lo que usted di- ce, pero me temo que Guillermo, que es tan obediente, le diga que si y también haga una separacidn amable. Lo cual es bueno para los hijos, pero también uno necesita un lugar donde pegar un grito, largar la bronca, y no solamente ser amable. Ahora... cuando una pareja se quiere unir, necesita del acuerdo y el deseo de los dos, pero cuando una pareja se quiere separar, con el deseo de uno es suficiente. ) G: Sino hay amor... T: Claro, si no hay amor también a veces ponerse en una posicién de “yo no me quiero separar, y te lo voy a hacer dificil” es la posi- cién caprichosa de un chiquito; de un chico de 5 afios que dice “no quiero, no quiero y no quiero”. Yo creo, Guillermo, que usted tiene, enesta situacién que le es particularmente dolorosa, una gran opor- tunidad para dejar de ser un chiquito; que es el papel que usted tu- vo que hacer durante muchos afios porque crey6 que asi iba a poder estar con ella.[Yo creo que usted, Jorgelina, tiene la oportunidad de flexibilizarse, de ponerse mds blanda, no tener que’estar tan tensa, ir relajandose. Y usted, Guillermo, tiene la oportunidad de 2 no tener que ceder tanto y recuperar su autoestima. Porque, si sdlo protesta y cede y cede y protesta, la autoestima se va para abajo. Muchas ve- ces yo veo parejas que recién consiguen esto cuando se enfrentan 43 con la separacién; antes no lo pueden hacer)Usted, Guillermo, in- tent salir de ese lugar y no pudo, como Jorgelina tampoco pudo. Yo veo muchas veces parejas que tienen que llegar a esa situacién, que tienen que llegar a llorar, a pelearse, y después a aceptarlo. A veces, al separarse, las parejas pueden verse de una manera diferen- te, recién, recién al separarse. A veces la gente se separa y se separa, pero a veces toman distancia y pueden empezar a verse de una ma- nera diferente Durante estos trece afios se ayudaron a quedarse muy rigidos, cata uno en su lugar.{Yo creo, Guillermo, que de una manera 0 de otra Jorgelina Je da la oportunidad de reencontrarse con lo mejor de usted mismo. A lo mejor ahi, Jorgelina lo puede em- pezar a ver de otra manera. Guillermo se echa a llorar. T: (Levanténdose y pasindole la mano por el hombro y palmedndolo.) Muy bien, llore, llore tranquilo. Es mejor llorar que ponerse a pata- lear como un chiquito de 5 afios. G: Me siento culpable. T: Por Horar no tiene por qué sentirse culpable. Usted se puede sentir culpable por hacer de Guillermo un nenito de 5 afos. G: Me quiero retirar ya. T: Si, si..., ya terminamos. S6lo le quiero decir, Guillermo, queés- ta también es la oportunidad para que, cuando usted se reencuen- tre con lo mejor de usted mismo, ya no la necesite tanto a Jorgelina, y usted pueda respirar con sus propios pulmones.jYo dejaria la en- trevista acd, la doctora los acompaiia. J: Muchas gracias. T: Al contrario. (Les da la mano a ambos y se retiran.) 4. Lo malo no es tan malo {Aqui nos referimos a cuando la eleccién de pareja désafia las ex- pectativas de la familia de origen. Desde el comienzo esa pareja es- t4 amenazada por dicha situacién. Puede ser que ese desafio esté s6lo al servicio de una rebeldia que mds tarde se quiebra con todo el peso y el castigo de la transgresién, 0 puede ser que tal desafio es- 44 té ms al servicio de ampliar Ja vision del mundo de la familia] pe- ro sin un destino tragico (no siempre el desafio lleva a la tragedia). Uno u otro destino esta relacionado con la flexibilidad en la fa- milia para soportar tales desafios y, fundamentalmente, con la inde- pendencia emocional de quien hace la eleccién: independencia para sortear y resistir toda la oposicién. Como en una parabola, dicha resistencia permite el cambio dela familia que, seguramente, tendra algunos aspectos mds conserva- dores y otros mas revolucionarios. Y se produciré el particular jue- go que deba —y pueda— producirse. |Frecuentes temas alrededor de los cuales se dan estos desafios: diferentes religiones, diferentes razas, diferentes culturas, diferente nivel socioeconémico, profesiones socialmente “transgresoras” 0 “no tradicionales”. In extremis: una eleccién homosexual. , ) 5. Influencia del contexto econdmico En nuestro pais, como en otros de Latinoamérica, la economia es un factor generador de estrés. Y las parejas estan formadas por per- sonas que sufren esos embates. Alo largo de la vida de una pareja, suele haber cambios en su nivel econémico, por diferentes factores: pasan a trabajar los dos, deja de trabajar uno de ellos (tradicionalmente, la mujer por maternidad), van creciendo en el nivel de sus ingresos como producto del desarrollo personal y laboral, reciben herencias, se jubilan, etc. En general, estos cambios pueden estar anticipados por la pare- ja y, por lo tanto, ser absorbidos con todas las transformaciones que ellos implican. Pero hay otras situaciones, tipicas de los argentinos, que tienen que ver con los cambios econémicos en el contexto; por ejemplo, el aumento en el nivel de desempleo, producido por el cierre de em- presas y otras fuentes de trabajo. Habitualmente se ve afectado el var6n, que debe cambiar su funcién en la pareja y en la familia: de proveedor a proveido. Tipica situacién de crisis: ataque ala mascu- linidad, depresion, autodesvalorizacién, ataque a la mujer por de- pender de ella (ambivalencia), auto y heteromarginacién, dolencias fisicas, aislamiento, discusiones y peleas, separaci6n, dependencia de la familia de origen de uno o ambos miembros de la pareja) 45 Unfluencia en la mujer: temor segtin su grado de autonomia eco- némica, reposicionamiento relacional (en la Pareja y con su propia familia), salir al mundo (si no lo hacfa), sensacién de haberse que- dado sola, sensacién de derrumbe,} Particularidad de las intervenciones * Revalorizacién de todas las acciones de la pareja, desde una Propuesta de rescatar el vinculo por sobre todas las situacio- nes de contexto. ¢ Favorecer la comunicacién y la metacomunicacién, dado que en una nueva situacion tan desestabilizante se necesita repau- tar muchos acuerdos previos. ae ne a eres ¢ Desbloquear funciones estereotipadas, como por ejemplo cui- dadora/cuidado, tendiendo a que sean intercambiables. * Resignificar con el varén el valor del trabajo en su vida, ten- diendo a ampliar su capacidad més alla de ser proveedor eco- ndmico. * Resignificar con la mujer la situacién de crisis como una po- sibilidad de ampliar sus funciones. * Si es necesario —seguin el grado de compromiso—, trabajar con la familia extensa y con la descendencia de la pareja. 6. Los hijos anteriores de él/ella [Las familias y las parejas transformadas 0 ensambladas presen- tan un habitual punto de conflicto: la relacion con el/la ex y con los hijos del matrimonio 0 los matrimonios anteriores, En la relacién con hijos, la situacién suele ser mejor afrontada por la pareja si ambos miembros tienen hijos de uniones previas y se encuentran en el mism ent ital. Si hay hijos pre- vios en ambos, pero en ntes momentos del ciclo (ejemplo, 46 adolescentes en uno y nifios en el otro), se complica la situacién por- que uno ya paso una etapa que el otro recién esta transitando. El que la paso suele querer ensejiar al otro cémo hacerlo, pero con un modelo diferente porque su experiencia se dio en otra pareja, con otra historia. Generalmente fracasa en su intento y se siente exclui- do, con la consecuente crisis en la pareja (la situacién tipica: uno quiere poner limites sobre los hijos del otro, pensando que estan muy “malcriados”). Otra situacién complicada: uno es soltero o separado pero sin hi- jos, y el otro tiene hijos. Dificultad: para el que tiene hijos, conciliar el lugar de la pareja con el de la paternidad; c6mo no abandonar ni a una ni a otra parte; c6mo toman sus hijos esta nueva unién, qué influencia tiene él/la excényuge, cémo “sali6” de la separaci6n. Para el que no tiene hijos: saltar etapas, compartir abruptamente con miembros de una familia anterior, conciliar ilusiones con reali- dades, conciliar las diferencias en la experiencia de vida conyugal y parental, cémo contribuir sin invadir, c6mo no sentirse excluido/a, cudnto ceder y cudnto limitar, cémo relacionarse con esos “hijos”. ; Recursos terapéuticos ¢ Favorecer las intervenciones individuales teniendo en cuenta las necesidades de cada miembro de la pareja. * Enlo relacional: propender a nuevas visiones (representacio- nes) de las conductas mutuas, ayudando a que cada uno pue- da ponerse en la piel del otro, dada la gran diferencia en el momento vital. * Realizar entrevistas con los hijos y el nuevo cényuge, con o sin la presencia del otro, para favorecer el contacto directo y los acuerdos de este peculiar subsistema. Gabriel y Ana tienen 38 afios cada uno, comenzaron la relacién hace 10 meses y conviven desde hace 7, al momento de la consulta, en Ia casa de ella con los dos hijos de su primer matrimonio, mellizos de 12 afios. Consultan porque estan discutiendo mucho alrededor de la forma de criar a los hijos de Ana. Gabriel se queja de que ella decide cosas sobre los chicos sin con- sultarle, y ella manifiesta que le gustaria no estar en el medio entre su pa- reja y sus hijos, pero le da miedo la forma en que Gabriel se relaciona con ellos; concretamente, Ana teme la violencia de Gabriel. 47 Nos proponeios estratégicamente que Gabriel logre relacionarse mas directamente con los chicos y que Ana pueda respaldarle ese lugar; para eso trabajamos sobre la flexibilidad de’él y lo que ella necesitaria para poder apoyarlo en su nuevo lugar en la familia. Transcribiremos a continuacién un breve didlogo del final de la tercera entrevista con esta pareja. Gabriel: Yo soy de fijarme mucho en las cosas, de estar muy aten- to, y no me parecié que ella estuviera muy tranquila cuando reté a los chicos. Sentf que no le gustaba, aunque en estos quince dias so- lamente le llamé la atencién en dos oportunidades. Terapeuta: Y, cuando lo hiciste, élos chicos te hicieron caso? Ana: Y si. No tuvieron més remedio. T: ¢Temés que Gabriel se sobrepase con los castigos? A: Es que se me estén poniendo mis dificiles las cosas; son casi adolescentes, aunque no son chicos muy rebeldes. G: Pero, entonces, jcuél es la solucién? éTransformarme en otro padre de los chicos que no les pone limites, como su propio padre? A: Por eso yo tengo miedo de que ellos vean tu conducta como muy dura, y entonces te pido que tengas otra relacién con ellos. T: Creo que Ana no dice que vos te hayas desbandado con los chicos, sino que tiene miedo de que eso suceda. Por eso vos\vas a te- ner que mostrarle tu manera de poner limites sin ja tenga mie- do. Y eso seguramente le llevara un tiempo, porque Ana no sabe lo que es un padre poniendo bien los limites. Mas adelanie en la misma entrevista. T: Queremos proponerte, Gabriel, que, cuando vos consideres que tenés que ponerles un limite a los chicos de Ana, lo pongas te- niendo la intencion de ser firme pero no violento. Pensamos que los chicos estan jugando a que son ellos los duefios de casa, y probable- mente te muestren este juego todo el tiempo. Vas a necesitar enton- ces mucha paciencia, porque son adolescentes. Ana, como mamé, tuvo tiempo para ir acostumbrandose a esta adolescencia y no vio- lentarse, como podés a veces hacerlo vos. A: ¥ eso que ahora los chicos estan mas tranquilos; tuvieron una etapa, después de que me divorcié, en que eran fatales. Yo reconoz- co que a mi me cuesta mucho ponerles los limites; ellos me ven a mf A8 como la culpable de que el papa no esté en casa ni tenga trabajo. El papa nunca les pone ni les puso.un limite. T: Por eso, nuestra sugerencia ahora es que se armen de bastan- te paciencia; vos, Gabriel, la vas a necesitar para aprender a mane- jarte con ellos, y vos, Ana, para poder darle tiempo a Gabriel, ya que recién entra en la familia. Van a tener que hacer este transito con mucha paciencia; por eso a vos\Gabriel, te propusimos que pongas limites en forma firme pero no violenta, mientras que a vos, Ana, te pedimos que vayas observando qué te sucede con los limites que pone Gabriel: si podés tolerarlos o no, si ests en desacuerdo con la forma 0 con el contenido de esa situacion. Te pedimos, Ana, que lo puedas registrar de la manera més completa posible, es decir, perci- biendo lo que pensas y lo que sentis. Mientras estan realizando es- to, les proponemos que no hablen entre ustedes de este tema, hasta que realicemos nuestra préxima entrevista dentro de dos semanas./ G: El otro dia ella me hizo una observacién que me soné un tan- to ridicula; me dijo: “Esta bien, poné los limites pero preguntame.” Yo no puedo hacer eso... T: Pero, si vos logras mostrarle que podés actuar con firmeza pe- ro sin violencia, Ana va a ir tranquilizandose. A: Claro, porque en el fondo es un miedo que yo tengo. Cuando él se enoja, a mi me da miedo. : T: {Qué les parece entonces esta propuesta? ;Estén de acuerdo? A: Si... si. G: Si..., es interesante. 7. La “ex” y el “ex” la partir del auge de la separacién y los rematrimonios, aparece la figura de la y/o el “ex”, formando parte del universo de la pare- ja. El vinculo que el integrante de la relacién mantiene con su “ex- pareja” esta definido a nuestro entender por diferentes variables, entre ellas: el tipo de relacién previa a la separacién, el grado de de- pendencia econémica y/o emocional, la aceptacionde la separacién y la nueva pareja desde ambos, la influencia de la familia extensa, las vicisitudes del proceso de separacién y el tiempo transcurrido entre la separaci6n y la nueva situacién. | 49 Cuando uno de los miembros de la pareja tiene un/una “ex” y el otro no, aquél se encuentra en un lugar de visagra entre su actual compafiero/a y su “excompafiero/a”, asamiendo muchas veces la responsabilidad por las acciones de ambos.4La escalada entre el/la “actual” y el/la “ex” favorece esta posicién de intermediario donde cada uno le reprocha al vértice del tridngulo la inoperancia para “manejar” al otro. Podemos atrevernos a decir que esta situacion re- mite a las problematicas de tridngulos relacionales,} @Sucede también que las situaciones inconclusas con la anterior re- lacién son voleadas en la nueva con un pedido mas o menos explicito de que esta pareja se haga cargo de “poner los limites”, pudiendo asi preservar un lugar mds benévolo/Esta estructura suele verse en situa- ciones de fuertes sentimientos de culpabilidad ante la separaci6n. Otras veces, el carte abrupto con lg anterior, como si nunca hubie- se existido, a modo de condicién para la nueva relacién, promueve una tan fuerte exclusién de la o el “ex” que su presencia —fundamen- talmente cuando también se excluyen hijos de aquella relaci6n— se torna impositiva como reaccién al desconocimiento, a la desconfirma- cién de su existencia. Metas de Ia intervencién Favorecer la inclusién de los excluidos. ¢ Estimular la elaboracién de procesos de duelos pendientes. ¢ Tender a lograr las mejores negociaciones. * Modificar los didlogos culpabilizantes por didlogos colabora- tivos. ¢ Trabajar alrededor de la idea de que, aun con responsabilida- des diferentes, las presencias ligadas al pasado “son” material de la nueva pareja: les competen a ambos. * Promover circuitos comunicacionales y estructuras funciona- les para esta particular configuracién, incluyendo en esto el trabajo sobre mitos y creencias. ¢ Trabajar sobre los mandatos o modelos previos (; Tengo per- miso para unirme a alguien separado/a y con una familia an- terior?”} y/o sobre las restricciones actuales de la familia ampliada. ¢ Intentar trabajar colaborativamente con otros operadores en el tema, como por ejemplo los abogados. 50 oe 8. Fidelidad e infidelidad i La fidelidad es una de las bases de la pareja occidental, ya que se conforma como monogdmica. No vamos a entrar aqui a considerar las motivaciones sociales y econémicas que determinaron esta es- tructura, sino los aspectos psicolégicos, contextuales y relacionales. Es bien conocido que, en la pareja latina, la infidelidad es mas “permitida” para el varon que para la mujer; esto obliga a que aquél la considere una afrenta imperdonable “hacia 61”, mientras que la mujer debe tender a “comprender” y, por consiguiente, perdonar. Muchas veces, para evitar esta situacién, se instala la infidelidad a sabiendas, pero como si no existiera: de eso no se habla. Hay parejas que instalan la infidelidad de uno de los integrantes como parte del juego relacional permanente, a modo de cierto regu- lador del equilibrio,JEsto puede ir acompafiado del “yo no sé” del otro conyuge ({complicidad?) o de periédicas escenas de celos y be- rrinches por el “desliz”, que habitualmente comete el hombre. Estas situaciones de infidelidad casi crénica son muy diferentes " de la presencia de la “traicién” al pacto, al acuerdo fundacional co- mo expresién de un momento de crisis en la pareja. Aqui la infide- lidad es un sintoma; en la otra situacién, es parte de la estructura. La infidelidad sintoma puede ir tanto hacia la ruptura de la pa- reja como hacia un cambio profundo en ella. Si va hacia la ruptura, ésta puede ser permanente o temporaria. Si es permanente, pode- mos pensar que la infidelidad actu6 mas como precipitador de la se- paracién que como expresién de la disfuncionalidad. Y, en este caso, la disolucién suele ser rapida. En cambio, si la pareja no se disuelve, y realiza un profundo reco- nocimiento de la necesidad de cambio en sus pautas relacionales, la infidelidad es incorporada como una situaci6n critica, como otras que pudo haber atravesado la unién en su historia; lo que no es nada facil. El “infiel” puede cargar con la culpa durante toda la vida de la pareja, y el “traicionado” puede vivir permanentemente sintiéndose “me- nos” por haber sido engafiado y por continuar la relacion. Aqui, como podemos ver, es muy fuerte el significado que la infidelidad posee en el contexto cultural en que se desenvuelve la pareja.) (Llevadaa una significacién mds amplia, la infidelidad pertenece al orden de los engafios y los secretos, que muchas veces estén de- terminados histéricamente por mandatos de género con fuerte rai- 51 gambre contextual (“si un hombre es fiel, se duda de su hombria”) y sostienen mitos constitutivos de la misma pareja, como por ejem- plo “juntos hasta la muerte” En los tltimos afios, en parejas de clase media, en las que la se- paracién y el divorcio han dejado de ser un tabu o una prohibicién, la infidelidad esta planteada como una posibilidad desde el co- mienzo, con un acuerdo de comunicacién y con discernimiento en- tre la “fantasia” y la concrecién. Cuando se permite el fantasear y hasta, a veces, el compartir esa fantasia, la accién concreta de la in- fidelidad disminuye o queda, si, mas vinculada a una ruptura. En muchas ocasiones, la busqueda de otro/a estd al servicio de obtener lo que no se consigue en la pareja, principalmente a nivel de reconocimiento: “cémo quiero que me veas” o “qué quiero que me valores”; sin poner en riesgo la relacién preexistente y sin llegar a plantearse la continuidad o no. En estos casos, el tabi de la separa- cidn, o la obligacién de la continuidad a todo precio, es muy fuerte. Con las parejas que consultan por una situacién de infidelidad como desencadenante de una crisis o porque no pueden reflotar la pareja con esto en su historia, resulta util revisar los significados culturales, familiares y ancestrales de la infidelidad, para que pue- dan elegir con mayor cantidad de alternativas. Este es un tema que tiene una marca cultural muy fuerte, lo cual lo torna muy dificil de aceptar y comprender. Gerardo (42 aftos) y Romina (39 afios) consultan en plena crisis matrimo- nial, después de 8 afios de union, con dos hijas de 7 y 4 afios. Romina se que- ja de que Gerardo la domina con el dinero y le reprocha todo lo que decide, ademiés de cuestionarle todas las acciones en busca de independencia econ6- mica que ella emprende. Gerardo, por su parte, manifiesta no sentirse queri- do por Romina, principalmente por el rechazo que ésta presenta a mantener relaciones sexuales, y siente que, si él no accede a pagar todos los gastos de su esposa, ésta lo desprecia y se lo hace sentir no habldndole por varios dias. Después de una decena de entrevistas en las que se fue trabajando con In pareja para modificar este patron de relacién, Gerardo descubre una in- fidelidad de Romina durante un viaje de estudios que ésta hace a una pro- vincia. Esta situacion tiene diversos efectos en cada uno y en la relacién. Gerardo primeramente adjudicé la infidelidad a una decisién exclusiva de Romina, erigiéndose en victima y sintiéndose muy esttipido por haber- le empezado a “permitir” ser mds independiente. Se debatia entre conti- 52 nuar por el amor que sentia por ella o separarse por no poder perdonarle la traicion y para no verse como un imbécil. Estas calificaciones venian des- de su fuerte concepcién machista de la pareja. Dado que la relacién con nud, se fue instalando un aumento del control por parte de él, con episodios de furia hasta la violencia fisica. Después sobrevino una etapa mds depre- siva, que inunds hasta su esfera profesional. Hubo que trabajar con él in- tensamente en forma individual para que pudiera pensar la infidelidad también como responsabilidad del anterior juego que tenia la pareja, y pa- ra que modificara la “solucién” que veia —aumentar el control—, ya que esto, lejos de evitar una nueva traicion, la potenciaba. Por su parte, Romina comprendié su infidelidad como un acto impulsi- vo y hasta dafiino para la nueva relacién que podia estar estableciendo en su pareja y revaloriz6 la relacién con Gerardo. Tendia en un principio a ubicarse como victima de éste para “justificar” su “desliz”, lo cual no le permitia asumir la responsabilidad de su decision y enfurecia atin mas. asu marido. Pudo poner claramente los limites ante el episodio de violencia, que no se repitio, al mismo tiempo que pudo comprender los enojos de Ge- rardo y ponerse en su lugar, teniendo una relacion mds protectora de su pa- reja. Esta situaci6n la sacé de un lugar infantil donde Gerardo parecia un papa que la tenia que mantener y educar para que se portara bien, y ella era una nena consentida y caprichosa. 9. Las nuevas decisiones sexuales Un dia, de golpe, uno de los dos cényuges “decide” confesar una eleccién de pareja diferente. Una eleccién que pasa por otro sexo. Una eleccién que implica la homosexualidad. Una elecci6n, por lo tanto, que implica la ruptura de la pareja actual por ser heterosexual. El blanqueo de una diferente eleccién de “partenaire” sexual im- plica la ruptura de la pareja casi ineludiblemente. Hasta ese mo- mento, la atraccién por el mismo sexo pertenecia al mundo de lo intimo, de los secretos. Y, en casi todos los casos, era una atraccién que precedia a la formacién de la pareja. Era una eleccién no per- mitida. Sabemos que en estos casos, como en lo que comentaébamos an- tes sobre la infidelidad, los determinantes culturales y contextuales son muy fuertes. Sobre todo, el contexto familiar y de relaciones afectivas y laborales/profesionales. 33 Uno se puede preguntar: por qué salié a la luz en estos momen- tos y no antes, cuando era un secreto guardado a veces por 400 50 afios? Y casi siempre hay algtin elemento desencadenante, muchas veces ligado al momento del ciclo vital: no hay més hijos en la casa, 0 se presenta una enfermedad de cierta gravedad o muere alguin progenitor ante el cual no se podfa “confesar” eso 0... 0... El miembro de la pareja que recibe la noticia suele sentirse enga- Rado, como en el caso de la traicién, como estafado por el oculta- miento. Y, como suele suceder también con la infidelidad, suele encontrar nuevos sentidos a muchas situaciones previas. En la gran mayoria de los casos, se establece una separacién con mucho odio y rencor, precisamente por ese sentimiento de engaiio. Esto casi no permite que el “engafiado” pueda percibir todo el su- frimiento del “engafiador”. Ademdas, porque ya no puede seguir amandolo/a, cuando hasta ahora venia haciéndolo. Las relaciones posteriores al divorcio, en estas situaciones, depen- den mucho dela significacién contextual de la pareja. En medios mds intelectuales, se logran relaciones mas armOnicas; pueden Hegar a quedar ambos miembros de la expareja como buenos y viejos amigos. Se ha visto hasta el momento que, en general, la situacién es bastante bien tolerada por los hijos, que pueden mantener relaciones arméni- cas tanto con el progenitor homosexual como con su nueva pareja. En estos casos, como ocurre en toda situacién de divorcio/la relacién de los hijos con los padres separados esté fuertemente influida por la de- finicién que cada uno de los excényuges siga haciendo del otro, como padre y como personaj En esta situacién en particular y si los hijos son pequefios (que no es lo mas frecuente), puede que el cényuge “enga- fiado”, y sobre todo al principio, plantee dificultades para que los hi- jos tengan acceso al progenitor “homosexual”, argumentando riesgos para las criaturas. Esta definicién, que depende en gran parte de cé- mo sea la actitud parental de cada integrante de la pareja, suele ser modificada con el tiempo. 10. Las edades desparejas Clasicamente, la pareja latina presenta una ligera diferencia de edades: es mayor el hombre que la mujer. Ancestralmente, esto se asocia con el patriarcado, en que la funcién del hombre era la de 54 proteger la constitucién familiar, sirviendo de sustento y sucesién del rol paterno de la familia de origen de la mujer. Este modelo también se ha ido modificando, y hoy vemos mu- chas més parejas con igualdad en las edades y hasta invertida la di- ferencia. En las parejas de tercera y cuarta década de la vida, las Pequejias diferencias suelen no ser significativas; si, en cambio, en las edades mayores}En este caso, la mujer 10 6 15 afios mayor gene- ralmente proviene de un matrimonio previo con menor diferencia, mientras que el hombre suele ser soltero. Esta situacion acarrea mu- chas veces la dificil circunstancia de que los hijos de la mujer tengan edad bastante pr6xima a la del nuevo marido, y éste suele funcio- nar como un hijo miés,JEste tipo de parejas tienden a separarse con la convivencia, generalmente mas a partir del hombre que de la mu- jer; él pasa a constituir frecuentemente otra Pateja coetdnea. {El caso inverso, cuando el hombre es mucho mayor, presenta rai- ces culturales més profundas y es, por lo tanto, menos teprobado socialmente. Asi también presenta menos fracasos. Una particulari- dad de esta unién es que suele presentar descendencia, circunstan- cia que reequilibra las diferenciasy \Tanto en este modelo de hombre mayor como en el de la mujer, el tema de los celos es muy frecuente, asi como el de los conflictos con hijos de uniones previas 0 exconyuges y familias de origen. Es una unién con fuerte tinte transgresor._{ (Una consulta hoy frecuente es la de la pareja formada por un hombre de alrededor de 50 afios, con una mujer de 30. El tiene hijos de un matrimonio anterior, de edades muy cercanas a las de ella; ella no tiene hijos y desea tenerlos. Al principio, él acepta todo y hasta se entusiasma con la idea de volver a ser padre; después, em- pieza a rehusarse, habitualmente reforzado por alguno de los hijos que cuestiona su nueva relacién. Muchas veces, también, coincide su momento de ser padre con el de ser abuelo. La pareja entra en cri- sis por: la oposicién de la familia de ella, los conflictos con los hijos de él y, fundamentalmente, por la decision de tener un hijo 55 Capituo 3 PONERSE EN LA PIEL DEL OTRO: UN RECURSO FACILITADO POR LA VISION DE GENERO EN EL SISTEMA TERAPEUTICO El tema de género esté presente en todo el “sistema terapéutico”, definiendo éste como formado por: el/la terapeuta, el equipo (si existe), la pareja y el/la derivador/a. O sea que un foco de atencién puede estar dado por el tema de género en el/la terapeuta\ Los con- dicionamientos genéricos pueden hacer que el/la terapetita tenga dificultades para “ponerse en la piel” decada uno de los consultan- tes, y por lo tanto en sus visiones del mundo, de si mismo /a, de la telacion y del otro/a en la pareja} Que tenga dificultades para po- nerse en la visién del mundo del otro quiere decir que puede sdlo verlo desde su propia éptica, lo cual puede no resultar conveniente para este momento de la relacién, y ayuda a perpetuar los proble- mas de ésta. {Una de las trabas que encuentro para que cada uno pueda ponerse en la piel del otro —incluyendo el/la terapeuta—es aquella que est4 vinculada con los mandatos de género; con las vi- siones prejuiciosas determinadas por el género.{ Podriamos preguntarnos: {para qué es necesario ponerse en la piel del/la otro/a? Y aqui podemos descubrir tanto funciones para la pareja como para el/la terapeuta. Si lo pensamos desde la pareja, puede ser: una herramienta terapéutica para facilitar la colabora- cién mutua, una forma de evitar 0 deshacer escaladas o rigidas complementariedades, itil para que cada uno perciba cémo es per- cibido por el otro, cémo cae lo que hace o dice desde la perspectiva def otro, y asf resignifique el pedido o la reaccién del otro. También para el/la terapeuta podemos inferir la funcionalidad de “ponerse en la piel de cada uno”: para poder entender cémo se est4 viendo 57 esa persona a si misma, como lo/la esta viendo al/a otro/a, en ba- se a esto, cémo esta viendo el problema de la pareja (el famoso te- ma de las puntuaciones) desde la vision de cada uno, cémo se esta sintiendo vista y definida por el/la otro/a; y asi poder ayudar a ir dando un sentido diferente a ese entendimiento, partiendo de que tal definicién no ayuda por el momento a esa relaci6n. Evitariamos asi quedar rigidamente identificados con la visién de uno solo di rial— dela § de ambos. Si uno de los miembros de la pareja queda muy vincula- do a nuestra visién del problema (0 al revés: si nuestra vision del problema queda muy ligada a uno de los miembros de la pareja), 0 el otro queda demasiado lejos de ella, ponerse en la piel del otro re- sulta ser entonces una herramienta sumamente util para equilibrar esas distancias. Las cuestiones genéricas estan asimismo fuertemente influidas por el contexto, entendiendo como tal “el marco en el cual la con- ducta y los mensajes verbales y no verbales se hacen significativos” (Simon, Stierlin y Wynne, 1997). “La percepcién propia se adapta al contexto especifico propio y esté determinada por la visién del mundo personal” (id.)\Como el contexto es esencial en los procesos de aprendizaje, en un contexto es donde se aprenden las cuestiones ligadas al género: cémo se debe ser hombre o mujer en ese contex- to determinado. Influyen en él (a modo de variables de contexto): cuestiones de raza, edad, nivel socioeconémico-cultural, creencias, religién, geografia, momento histérico.\ El/la terapeuta debe tener en cuenta la posibilidad de inferir en cada miembro de la pareja sus aprendizajes contextuales de género. Por ejemplo: a qué generacién pertenece cada uno, qué expectativas genéricas tiene (y tuvo) esa generacién, cémo estuvieron presentes en las familias de origen, a qué cultura y /osubcultura pertenece ca- da miembro y qué pautas genéricas tienen, grados de acatamiento y rebelién ante éstas, y cudl es el contexto actual mas influyente. Estos mismos pardmetros puede tener en cuenta el terapeuta para involucrarse desde su género y sus propias marcas de contexto. Y esto ayuda a poder descubrir las dificultades para ponerse en la piel del otro. Y, sila distancia es muy grande, puede pedir ayuda para involucrarse en ese género contextualizado que le resulta leja- no. 3A quién? A alguien del otro género o a la misma persona con la los, o con una sola lectura —aunque sea relacio- 58 que tiene dificultades para conectarse en la pareja. La idea es que el terapeuta se pregunte: cémo es un hombre o una mujer de esa edad, de ese medio, de esa cultura, de esa raza, etc., y no lo dé por presu- puesto desde su propia (y tinica) vision. Ahora pasaré a relatar algunas ejercitaciones e intervenciones que podemos aplicar para facilitar estos temas tanto con el terapeu- ta (0 sea con nosotros mismos) como con los miembros de las pare- jas que consultan. Ejercitaciones para el/la terapeuta 1. Sin la pareja Presente, sentarse en el lugar habitual en que se sienta cada miembro de ella y hablar desde ahi empezando por decir: “Yo soy...”, y descubriendo su vida, sus creencias y funda- mentalmente su forma de ser varén o mujer. Después, estas visiones del terapeuta pueden ser chequeadas con los integrantes de la pareja, de este modo: “A mi me parece que usted es un hombre que...” o “una mujer que...”. En este chequeo se corrobora, 0 se modifica, la comprensién que tuvo el/la terapeuta en su propia ejercitacion. 2. El/la terapeuta puede repasar sus propias creencias sobre ge nero, a través de preguntas autorreflexivas: - 4Cémo creo que debe ser la relacién hombre/ mujer en una pareja en términos de complementariedad y simetria? - {Qué pienso de la capacidad que tiene un hombre para acompafiar y adentrarse en las cuestiones afectivas y emo- cionales de si mismo y de la mujer? ~ Pueden las mujeres confiar en un terapeuta masculino que se esta encargando de los problemas emocionales de una pareja? - gPuedo compartir con mis pacientes hombres mi identidad de género y mis creencias sobre lo que es ser un hombre? - {Puedo compartir con mis pacientes mujeres mi identidad de género y mis creencias sobre lo que es ser una mujer? - ¢Puedo pensar las cuestiones de lo masculino y lo femenino desde una diversidad de opciones vinculadas al contexto? - ePuedo yo como hombre expresar mis sentimientos y emo- ciones sin sentir vergiienza ni que estoy traicionando a mi género y/o poniendo en riesgo mi identidad? 59 - ¢Tolero que la mujer haya cambiado buscando independen- cia, autonomia? - {Tolero que la mujer se adentre en terrenos que a mi me pro- ducen rechazo? - ~Puedo pensar ese rechazo como producto de mis temores sin descalificar las elecciones femeninas? - ¢Considero que la mujer tiene tanto derecho como el hom- bre a manifestar sus sentimientos hostiles? - gConsidero que el hombre tiene tanto derecho como la mu- jer a manifestar sus temores e inseguridades? - {Qué mandatos fundamentales recibi sobre cémo debia ser hombre/ mujer? - (Estan mi profesion y la forma en que la desarrollo en paz o en conflicto con esos mandatos? - {Tolero que el hombre tenga menos desarrollo laboral- econémico que la mujer en una pareja? - gPuedo como mujer tolerar que el hombre se sienta abruma- do por sus obligaciones? - ¢C6mo tolero las criticas que pueden hacerse mutuamente dentro de una pareja? - La opinién que tengo en general de mis colegas esta muy vinculada al género? - gSuelen ser opiniones estereotipadas? Intervenciones con las parejas 60 14 Que cada miembro de la pareja pueda “ponerse en la piel del otro”, o sea ver el mundo como lo ve el otro} sobre todo en su condicién de hombre o mujer. Dentro de ese mundo, focalizar especialmente en cémo ve a su pareja y qué espera de él o ella. Para lograr esto, les pido a los miembros de la pareja que in- tercambien sus lugares, y que cada uno de ellos hable “sien- do” o “como siendo” el otro, especialmente “cémo es ser hombre” y “cémo es ser mujer”. Suelo ayudarlo con pregun- tas. El otro miembro, al escucharlo, va teniendo una idea de lo que es ser hombre y mujer para el otro, y a través de eso, cud- les son las expectativas que ese otro tiene sobre el otro género (o sea sobre el/la que esta escuchando). ‘Escribo, anoto, filmo o grabo esto, y después les pido que lo trabajen en la préxima sesién o en la casa; esto depende del grado de simetria, entendida como hostilidad, que exista enla pareja en ese momento. Esta tarea con el cambio de roles pa- ra ponerse en la piel del otro, generalmente, puede hacerse cuando ya existe un nivel de cooperacién dentro de la pareja y con el terapeuta. Otra alternativa, si hay demasiada dificultad para el ejercicio corporal, es realizarlo a través de un didlogo con preguntas hipotéticas:\“Si estuvieras en la piel o en los zapatos de él, ic6- mo verias esta situacién?”, “;Cémo crees que ella sintid (0 pens6) eso desde su lugar de mujer?/ 2. Redefinir a cada uno de ellos en funcién de romper estos es- tereotipos de género. Por ejemplo: al hombre, como un robot que no debe tener sentimientos para que nadie se asuste, pe- ro que condena a su pareja a la infantilidad o a la permanen- te maternidad en la relacién; a la mujer, como una madre universal que no puede dejar de cuidar y someterse en pos del bienestar del otro, pero al que también condena a ser un chico malcriado. Y a ambos, como sometidos a mandatos que ni ellos mismos eligieron. 3.iReconocimiento de esos mandatos en cuanto a lo familiar yalo “cultural o contextual JEsto es muy importante: muchas veces, en especial los hombrés, permanecen sometidos a mandatos que no sdlo vienen de su familia sino de determinados contextos, con sus pautas culturales determinantes, que pueden ser actua- les o histéricos\Si ese o esos contextos son actuales, suele estar en juego la pertenencia a él, que generalmente se contrapone al de su pareja, y se establece un conflicto de lealtades por las per- tenencias. Aqui es muy importante el trabajo sobre los determi- nantes de la eleccién de pareja, que aparecen por lo general como intentos de sebeat Ee estos casos coincide mucho el contexto familiar con el cultural, por ejemplo, representado por el trabajo. Focalizo el trabajo sobre esta dicotoméa. En cambio, si el contexto cultural dominante sobre la masculinidad es histori- co, suelo trabajarlo en principio con una revisién critica de esos “patterns”, la utilidad o inutilidad en la actualidad, y un ritual de despedida, que incluye un agradecimiento, junto con la bien- venida de la nueva modalidad. 61 62 a - Uso del género al que pertenece el terapeut Lo mismo para el trabajo sobre la femineidad, donde se jue- gan mds cuestiones de culpa que de deslealtad, como en el hombre. Propongo rituales de desculpabilizacién y de bien- venida de las nuevas formas. muchas veces le “explico” a la mujer cémo se siente o piensa el hombre de acuerdo con sus mandatos, a los que estd some- tido como un esclavo. Y con el hombre hago una alianza ha- blando de aquello a lo que estamos sometidos y no nos damos cuenta 0 lo seguimos repitiendo mas alla de nosotros mismos. Estas construcciones intentan que el hombre pueda recono- cerse como perteneciente a un género a través de otro hom- bre, y en sus aspectos mds desconocidos o desvalorizados, pero sin ser culpado, como suele sucederle cuando esto viene desde una mujer|Los hombres no tenemos por costumbre ha- blar de nosotros mismos como hombres y con los hombres; més bien somos hablados por las mujeres. Por mi condicién de terapeuta o especialista en cuestiones del alma humana, también le “explico” al hombre cémo ve, siente o piensa una mujer una determinada situacién; esta explicacién es mejor aceptada si la hace la mujer misma. O sea que realizo alianzas de género alternantes con ambos, Tengamos en cuenta que, por homologacién, siempre las parejas tienden a pensar que voy a estar mas del lado del hombre que del lado de la mujer. Por esto suelo comenzar haciendo alianza con la mujer, que puede sentir que hay un hombre que puede entender su ge nero, su manera de pensar y vivir el mundo. Muchas veces es- te didlogo reemplaza el trabajo de ponerse en la piel del otro. Otras veces lo facilita.|Intento y promuevo activamente que esta técnica vaya sirviendo de modelo para que esta modali- dad metacomunicativa pase a estar incorporada en la pareja/ [Describo la retroalimentacién mutua para desarmar viejas reacciones que contribuyen a la retroalimentacion.fPor ejem- plo: si el hombre ataca los intentos de independencia de la mujer, redefino esto como “tiro por la culata”, ya que la mu- jer, por rebeldia o autodeterminacién, refuerza sus intentos 0 sus logros|Casi se lo prescribo al hombre para que siga ayu- dando a la mujer a realizar lo que hace y sin culpas, al mismo tiempo que favorezco la expresién de los “sentimientos” que subyacen en las acciones prohibidas:\Tengo miedo a que me dejes, a que no te interese mds, a que te aburras de mi,a per- derte.” Confronto esto con el temor a ser menos hombre y ser despreciado por eso ("Ya no soy Humphrey Bogart”), y gene- ralmente se empieza a construir entre hombre y mujer un nuevo ideal masculino, mucho més tierno y sensible. Este acompania también mejor el nuevo ideal femenino, ms atrac- tivo y simétrico del hombre. En cuanto a la mujer en esta re- troalimentacién, aliento las conductas firmes pero agresivas 0 desvalorizantes hacia el hombre, que son necesarias cuando tiene que reafirmar su independencia, su individualidad, sus derechos.'A partir de esto, la mujer percibe que no por tener en cuenta al hombre tiene que quedar sometida a su poder, Tenerlo en cuenta no es malcriarlo ni infantilizarlo ni obede- cerlo ciegamente. Los hombres suelen sentirse muy satisfe- chos de si mismos cuando empiezan a descubrir que pueden “tolerar” mas de lo que siempre han crefdo de ellos mismos. 6. Uso de metéforas que se van deslizando a lo largo de las con- versaciones terapéuticas, como las de malcriado, o malcriado- ra, 0 acorazado a la fuerza, 0 construccién de nuevos puentes por desgaste de los pilares de los anteriores. Incluyo aqui la narraci6n de cuentos e historias con las que muchas veces cie- rro una sesi6én, ola prescribo como un ritual para ser cumpli- do fuera de sesion. Acontinuacién, repasaremos las funciones que puede tener el re- curso de ponerse en la piel del otro, tanto para la pareja como pa- ra el terapeuta. Funciones en la pareja ¢ Facilitar el clima de mutua colaboracion. * Evitar o disolver escaladas simétricas. ¢ Ampliar la percepcion de s{ mismo/a a través de incluir la variable de la percepcidn del otro. * Ampliar la percepcién del otro a través de incluir los efectos de las acciones de uno desde la perspectiva del otro. * Conocer la influencia de los determinantes de género en la mutua percepcisn. 63 64 ¢ Redefinir las caracteristicas propias y del otro, asi como Jas intencionalidades asignadas a los comportamientos. Funciones en el terapeuta * Ampliar la comprension sobre la percepcién que tiene cada miembro de la pareja, tanto de si mismo como del otro. * Ampliar la comprensi6n sobre la percepcién que tiene cada miembro de la pareja sobre el terapeuta. * Ampliar la comprensién sobre la percepcién que cada miembro de la pareja tiene sobre el tema por el que consultan. Enriquecer, en base a lo anterior, la construccién relacional del problema. * Tomar contacto con las creencias que dificultan y con las que facilitan la capacidad para ponerse en la piel del otro. Reconocer, en esas creencias, los determinantes del género. CapituLo 4 , POR QUE MOTIVOS CONSULTAN MAS FRECUENTEMENTE LAS PAREJAS? Como dije antes, las parejas ya consultan como tales, dada la di- fusién que alcanzé este abordaje 0, en otros casos, la consulta la construye el terapeuta junto con el cliente, proponiéndole realizar entrevistas en conjunto, si es que su pareja esta de acuerdo en man- tenerlas. Sea de una manera o de otra, siempre hay un motivo que origina la demanda, que esté muy ligado al contexto y al momento del ciclo vital de la pareja. En los comienzos del siglo XXI y en el contexto de Buenos Aires en el nivel de la consulta privada, de sistemas prepagos u hospita- les publicos, los motivos que més frecuentemente encontramos co- mo disparando la consulta son: * Desajustes en la convivencia frente a una crisis vital. ° Frecuentes discusiones por diversos temas. Ejemplo Terapeuta: Quisiera que me expliquen cual es el problema que los trae a la consulta... Esposa: Yo me siento muy desilusionada, muy abatida porque nuestro matrimonio estd muy mal. Yolo noto a él muy indiferente, po- co interesado en mis cosas y en mi. Cuando le hablo, ni me escucha. Llega tarde a casa y se refugia en el televisor... Y cuando le pregunto qué le pasa, se enoja. Yo no aguanto mas sentirme tan sola... (Ilora). T: 2Y como reacciona usted cuando sucede esto? Esposa: Y... yo también me enojo, y comenzamos a discutir. 65 Esposo: Yo me enojo porque no me deja en paz. Llego a mi casa, quiero estar un rato tranquilo porque vengo muy cansado del tra- bajo, y ella me acosa a preguntas y preguntas... y después empiezan las quejas... Si yo no le hago faltar nada, no sé por qué se queja. Esposa: Pero eso no es todo. Yo me quejo porque no comparti- mos nada. Esposo: {Pero vos qué querés? ;Querés que después de 20 afios de matrimonio estemos juntos todo el dia como cuando éramos novios? Esposa: Y... ;por qué no?, si ahora estamos solitos de nuevo. ooo © Un miembro de la pareja con alguna enfermedad definida como psi- quidtrica, psicosomitica u orgdnica. * Derivacion de alguna consulta previa por otro miembro de la fami- lia, por ejemplo, un hijo. Ejemplo Esposa: Bueno... nosotros estamos aca por Pablito, nuestro hijo de 7 afios. Nos pidieron en la escuela que le hiciéramos un diagnés- tico con una psicopedagoga porque esté muy distraido, no termina las tareas... hay dias en que trabaja bien y otros en que no hace na- da. Lo llevamos a una psicopedagoga, le hizo todo un estudio y lo que sacé en conclusién es que Pablito esté preocupado por noso- tros, por cémo nos llevamos nosotros, y nos pidié que consultara- mos y charléramos un poco sobre nuestras cosas. Esposo: Nos dijo que parte del problema tiene que ver con la for- ma en que él ve cémo nos tratamos. Y bueno... nosotros lo estuvi- mos pensando y en realidad hace un afio més o menos estuvimos a punto de separarnos. Tuvimos una crisis muy grande en nuestra pareja y justamente era cuando Pablito comenzaba la escuela pri- maria. Posiblemente esto lo haya resentido en ese cambio, porque no pudimos estar muy atentos a él en esa situacién. Entonces que- remos hacer esta consulta... los dos estuvimos de acuerdo en hacer- la porque no queremos que nuestro hijo sufra por culpa nuestra... +00 66 * Dificultad para la toma de una decision vital. * Adiccién de algiin tipo en ambos 0 uno de los miembros de Ia pareja. Ejemplo Esposa: Doctor... nosotros venimos aqui porque yo estoy deses- perada. Yo ya le dije a Roberto que ésta era la uiltima oportunidad que le daba para que siguiéramos juntos... Esposo: jPero es una exageracién! Doctor... jella exagera mucho! Esposa: Mira, Roberto, hace 10 afios que estamos casados, y yo ya te he pedido de todas las maneras posibles que dejes de tomar y... Esposo: jY yo he dejado varias veces! Esposa: Si, varias veces... gpero por cudnto tiempo? Por una se- mana. Esposo: No... una vez dejé por un mes. Esposa: Si, un mes... pero no es cuestion de que lo dejes por una semana 0 un mes y en cuanto me ves tranquila empieces de nuevo. Esposo: Lo que pasa es que, cuando yo dejo de tomar, vos me es- tas controlando a ver si dejé o no dejé. | Vivis acosandome y contro- landome! Vivis exigiéndome! Esposa: Y claro que te exijo... Te exijo, Roberto, porque no puede ser que nosotros tengamos que estar siempre tan pendientes de vos... yo y tus hijos siempre pendientes de vos, de c6émo vas a llegar, si vasa lle- gar bien, si vas a llegar tambaleandote o de mal humor 0 violento... jCémo no te voy a controlar! Y asi estamos, doctor, desde hace 10 arios y yono soporto més. Le dije que no quiero saber ms nada con él, que me separo... Esta es la ultima oportunidad que le doy... y que me doy. Por eso vinimos acd, para ver si lo podemos solucionar. Si no, yo no tolero mas vivir con él... * Episodios de violencia doméstica. * Dificultades ante nuevas organizaciones familiares. Ejemplo 1 Un didlogo telefénico: 67 Terapeuta: Hola, si... ;quién habla? Consultante: Buenos dias, doctora. La llamo para pedirle una consulta. Quisiera primero explicarle cuAl es el problema, para sa- ber si tengo que ir yo solo 0 con mi esposa. T: Por favor, gpodria usted primero decirme su nombre? C: Si, claro... Mi nombre es Francisco, Francisco Fernandez. Bue- no, yo estoy divorciado. T: ¢Cudnto hace que esta divorciado, Francisco? C: Hace 6 afios. Tengo 2 hijos, uno de 17 y otro de 14 afios, de mi primer matrimonio. Hace 2 afios que estoy viviendo nuevamente en pareja, con Adriana, mi actual esposa. Adriana era soltera cuando Nos unimos; estuvimos dos afios de novios y otros dos que vivimos juntos. Estamos casados. Nosotros nos Ilevamos bien, nos entende- mos muy bien, incluso estamos pensando en tener un hijo nuestro. Pero hay muchas dificultades cuando mis hijos vienen a casa... T: Ah... sus hijos no estan siempre con ustedes... C: No... Cuando empezamos nosotros a salir, nos tomamos un tiempo para que mis hijos y ella se conocieran. Siempre fui muy cui- dadoso en esto, no querfa hacer las cosas con apuro. En esa época ha- bia algunas observaciones que ella me hacia con respecto a mis hijos, que eran ldgicas; incluso algunas me ayudaron para ponerles algu- nos limites a los chicos. Pero desde que vivimos juntos esto se acre- centé mucho més, y yo estoy en una situacién que me resulta muy incémoda. Me siento como entrampado entre ellos y mi pareja. T: Bueno, por lo que usted me explica, Francisco, me parece que serfa mds conveniente que viniera con Adriana para tratar este te- ma, porque yo comprendo que no es facil acordar entre usted y ella cémo relacionarse con estos dos adolescentes, pues ella no tiene ex- periencia previa en la crianza de los hijos. Entonces me gustaria es- cuchar tanto este planteo que usted me hace como saber qué le esta pasando a Adriana en relacién con ellos. C: No hay ningun problema, doctora, porque yo le dije a ella que ibaa hacer la consulta. Adriana y yo estamos haciendo terapia indi- vidual, y mi terapeuta me recomend6 que hiciera esta consulta. Y Adriana también est4 de acuerdo en hacerla. T: Bueno, entonces fijemos la fecha y la hora para tener una pri- mera entrevista. 68 Ejemplo 2 Veamos una entrevista que realicé en Colombia, invitado por el Centro Persona y Familia que dirige la doctora Luz Marina de Yar- ce, de Medellin, en el marco de un seminario de terapia de parejas. Se trata de una pareja cercana a los 30 afios, formada por Juan y No- ta, que habia consultado en dicho centro por frecuentes disputas que llevaban a separaciones temporarias, con episodios de violen- cia e infidelidad. Terapeuta: Creo que la doctora les explic6, cuando les ofrecié ha- cer esta consulta, que yo vengo de Buenos Aires, trabajo desde ha- ce varios afios alld con parejas, vine acd a dar unas charlas y me han invitado a que hiciera algunas entrevistas con parejas a las que les interesaba ver si podiamos abrir algun espacio para ayudarlas, en este caso a ustedes. Para eso vamos a estar charlando un rato, una hora, mds o menos. (A la doctora.) ;Habitualmente ése es el tiempo? Doctora: Si. Ratifico la informacion que se le habia transmitido a la pareja anterior- mente como una forma de caldear el ambiente, dado que no nos conocia- mos, que yo venia desde otro pais y que la pareja aceptaba mantener una entrevista que se estaba filmando y proyectando en el seminario. T: Fantdstico. Bueno, yo tengo algunas informaciones que la doc- tora me ha pasado, de la situacién que atraviesan ustedes. Me gus- taria partir de saber qué quisieran ustedes ahora, qué les preocupa ahora, en este momento. Yo sé que han trabajado con la doctora du- rante 3 6 4 entrevistas, entonces quisiera saber ahora qué les preo- cupa, dicho por ustedes mismos: qué quisieran lograr de acuerdo con como esta la situacién en este momento. Disctilpenme la inte- rrupcién un segundito: a mi me surgi6 tutearlos, ;no hay problema? Ustedes son jévenes... Especifico que la entrevista va a estar centrada en el tema o los temas que les interesen a ellos, como una forma de corroborar que el fin es ayu- darlos. Otro fin de una consulta de este tipo es ayudar a la terapeuta en el tratamiento que estd llevando adelante, abriendo caminos para trabajar. En 69 esto es sumnamente parecido a una supervision en vivo, con la diferencia de que en este caso no trabaja el terapeuta sino el consultor. Nora y Juan: Si, si, est todo bien. T: Bueno, entonces continuemos. N: A mi me gustaria lograr otra vez tener confianzaen él, porque en este momento no la tengo. T: ¢Confianza en qué nivel? Siempre, y mas atin en contextos no conocidos, como era en este caso, llevo los sustantivos abstractos a definiciones mis especificas, mds concre- tas: ¢De qué tipo de confianza estaba hablando Nora? N: Confianza en el sentido de la infidelidad. Porque, como yame loha hecho, de pronto yo estoy pendiente de sime va a volver a ha- cer esto... Asi que en este momento para mi seria importante recu- perar esa confianza. T: {A vos te preocupa eso? N: Sf, porque para él el matrimonio es que le esté encima: Juan, qué estas haciendo? Juan, para dénde vas? Juan, con quién hablas? ; Nora ofrece desde ella una definicion de un juego relacional de la pare- Jf, que se presenta como un juego fuertemente complementario, del tipo “cuidadora/cuidado”, que desea cambiar. Pongo en palabras el alcance de ese cambio: T: Entonces vos quisieras no tener que estar controlandolo a Juan para que sea fiel. Vos decis: “Yo quiero saber queJuan pueda ser fiel por si mismo.” N: Eso. T: Te dices: “No porque yo lo esté controlando logro tener con- fianza.” Y ti todavia no sabes si Juan puede ser fiel por si mismo. N: Eso. Una vez definida Ia expectativa de cambio desde ella, exploro la de él: T: Ya vos, Juan, {qué te preocupa? J: Primero te digo lo que me gustaria y después lo que me preo- cupa. T: Bueno, dale. 70 Esia entrevista tiene la particularidad de combinar, de mi parte, expresio- nes tipicamente porterias como esta ultima, con el uso del “tii” tal como lo usaba la pareja, en un intento de acercarme a su lenguaje, mezclado con el “vos” de Buenos Aires. J: Lo que me gustaria es formar esa parte de seguridad, en la cual ella también me ha ayudado un poquito a ser asi... :Ella colaboré a que vos seas mis infiel? J: Ella me ha colaborado, no a ser infiel, pero ella incita a... T: gIncita a qué? J: Ala infidelidad. ;Te doy un poco cuenta de cémo ella incita a la infidelidad? T: A ver. Juan tiene el discurso tipico del hombre infiel y violento: mostrarse in- citado y hasta victima del accionar de su mujer. No era mi funcién cuestio- nar este contenido, sino interesarme en él, sin colocarme del lado de ninguno de los dos y apuntando a desarrollar la responsabilidad indivi- dual. Este concepto, en esta pareja en particular, esta directamente relacio- nado con los mandatos familiares y el lugar de cada uno en su familia. J: Y ella es: “Juan, vos serias feliz con otra persona, conmigo no”... Hace muchos afios que viene con esto. De esa forma, yo me di cuenta anoche de que yo, toda la vida, de antes de que nacieran los nifios, yo cometi una equivocacién, y fue el arrepentimiento mds grande que yo tuve. Ta cometiste una equivocacién? J: Si, fue mi primera equivocacién. T: zY fue una infidelidad eso que tuviste? J: No fue una infidelidad. T: z¥ qué fue entonces? J: Fue una locura entre tragos, y una persona que hizo algo; yo tengo una cufiada que estuvo con otra persona; yo no participé en ese acto sexual y a ella le comentaron eso... .T: gEstuviste observando, entonces? J: Si, en ningtin momento ni toqué a esa persona, ni toqué a la otra, y a partir de ese momento... T: Pero igual tui dices que fue una equivocacién? J: Si, claro. 71 T. Juan, aunque Nora te incite... vos creés que podrias vencer la incitacién de Nora y controlarte igual? Porque yo no sé si Nora vaa poder controlarse, lo que yo quiero saber es si vos podés aunque te incite, si vos podés igualmente controlarte. Me parece que todavia no lo sabés. J: Si, no'lo sé. Lo que pasa es que muchas veces yo he entrado en esa duda: no sera mejor conseguir otra persona? T: jAh! Bueno, entonces vos tenés tus dudas también. J: Si, yo también he pensado eso; pero cuando yo lo intenté hacer, que fue hace ya tres afos y vi que la otra Persona era muy especial, que era muy entregada, la paré. Con el temor de perderla a ella, a Nora. Siempre me ha ocurrido lo mismo, trato de no conseguir ana- die, cuando veo que alguien esté siendo muy especial conmigo la freno, por qué? Por el miedo a perderla a ella. T:O sea que ti no la quieres perder a ella. J: Para nada. Por eso estoy ac4. Porque quiero luchar. Porque quiero que ella tenga la seguridad en mi, porque yo quiero tener la seguridad en mi. Como Juan pensaba que Nora debia estar segura de él por si misma, o sea primero estando segura de ella para no “incitarlo” a la infidelidad con sus dudas, le pregunto sobre su responsabilidad en la seguridad de Nora sobre él, contribuyendo asi a desplegar el juego relacional de la pareja: T: {Qué tenés que hacer vos para lograr que Nora tenga la segu- tidad en vos? J: gQué tengo que hacer yo? Parece que la pregunta lo sorprende a Juan: una buena seftal de que es- tamos construyendo una nueva vision. T: Si. J: Cambiar muchas cosas... T: ¢Cual seria la primera? J: La actitud hacia el matrimonio. T: gCémo seria eso? J: Porque yo soy muy... muchas veces no le Pongo las cosas que le deberia poner... 72 T: Al matrimonio... J: Al matrimonio. No es el hecho de echarle Ja culpa a ella... T: No, no, si estas hablando de vos... J: Pero es como que cuando a las cosas como que se le ponen “pe- rezas” yo también le pongo pereza. Cuando un integrante de la pareja habla en forma impersonal, trato de personalizar el discurso: T: Aj, cuando ves que Nora le pone pereza, ;vos también le ponés pereza? J: Si. N: Yo veo que él, por ejemplo..., ahora no tiene trabajo y, aunque consigue trabajo, empieza a decaer y deja el trabajo; entonces yo lo veo y empiezo a decaer con él. Descuido la casa, descuido a los ni- filos, lo descuido a él. T: Cuando ves que él deja un trabajo... N: Si, yo empiezo a decaer con él. T: gCémo influye esto en vos? ;Por qué pensds que vos también empezas a decaer? N: Porque yo lo veo a él muy preocupado, muy triste, sin ganas de nada. T: z¥ c6mo influye en vos cuando lo ves asi decaido? N: Yo lo veo a él incapacitado de poder con el matrimonio, de asumir la responsabilidad... Eso a mi... T: Ah..., a ver si entiendo. Vos decis: “Esto es demasiado para Juan, no va a poder.” N: Si, y entonces empiezo yo a decaer. T: ¢Vos también decis “esto es mucho para mi”? N: Si, exacto J: Si, ella dice “yo quiero seguir trabajando, yo no sirvo para es- tar en la casa”. T: ZEso terminés diciendo vos, Nora, como dice Juan? N: Si, yo he dicho eso en medio de la desesperacién. Nora se presenta dependiente de Juan, de sus estados de dnimo, como otro escenario de la duda que se instala en la pareja alrededor de la creen- cia sobre la capacidad que tienen para levarla adelante. 73 T: gY qué dice Juan?, gdice también “yo no sirvo para esto”, “es- to es mucho”? N: No, él no me lo dice. T: O “yo no estoy seguro de si quiero estar casado 0 no”. N: El no quiere estar casado desde que se cas6 (risas). T: Claro, uno tiene que casarse para estar seguro de que no quie- re estar casado (risas). Toda Ia entrevista se desarrolla en un clima muy cordial y hasta por mo- mentos divertido, a pesar de las temdticas que se despliegan. Este clima fa vorece mi acercamiento a la pareja y la posibilidad de preguntar y transmitir las ideas que van apareciendo. N: A los 15 dias de estar casado, ya se queria ir por ahi, ya esta- ba arrepentido. T: Qué répido, Juan... Déjenme que les pregunte: justedes se ca- saron muy rapido?, ;ustedes se casaron muy jévenes? N: Si. J: Nosotros nos casamos por capricho, no por amor. T: gY cémo es eso de casarse por capricho? Decian: casar, me quiero casar, me quiero casar!!!” J: Eso. T: 2Y quién te decfa que no? Porque, para que alguien se encapri- che, alguien te tiene que decir que no. iiiMe quiero Aquf empiezo a explorar una hipétesis que fui construyendo con el de- sarrollo anterior: quién 0 quiénes se oponen en esta pareja a su crecimien- fo como tal yen forma individual. Cuando Nora le pide a Juan que sea su referente, éste le falla y le pide que ella lo cuide a él. Entonces ninguno de los dos acepta ser el “mayor” para el otro. J: Toda mi familia me decia que no me case con ella. “Usted va a perder todo de nosotros. Te vas de la casa si te querés casar con ella.” T: ¥ vos eras muy joven. J: 20 afios. No la querfan. T: {No la querian a ella o no querian que vos te casaras? J: Porque supuestamente todos tenian un buen concepto de mi en la casa. Mi padre me decia: “Juan, tui puedes hacer lo que quie- ras de tu vida.” 74 T: A ver, quiero entender esto. Tu familia te decia: “No te cases con Nora porque podés estar mejor.” Lo que no entiendo es por qué si te casabas con Nora no podias estar mejo! J: Porque no querian que me casara tan joven y de una manera muy caprichosa. T: Ah, querian que antes hicieras otras cosas: trabajaras, estudiaras... J: Claro, mi padre tenia muchas expectativas puestas en mi, en la empresa de él. T: Ah..., 2vos tenfas que ir a trabajar a la empresa de tu padre? J: Yo habia empezado a trabajar ahi y estaba dando buenos re- sultados. T: Y si te casabas... no podias seguir trabajando ahi? J: Mi padre lo presinti6, y tuvo razén, yo no le podia poner el co- Tazon a eso. Y eso fue asf. T: {A vos te gustaba trabajar en la empresa de tu padre? J: Claro. En ese momento estaba empezando e iba bien, hasta que me casé con ella, y mi padre tenfa todas las esperanzas puestas en mi. T: ;Vos sos el menor? J: Si, el nifiito. T: Tu padre tenia todas las esperanzas puestas en vos; vos la co- nociste a Nora, te gusté, te enamoraste. Y te enfrentaste con esas es- peranzas. J: Yo me casé. El matrimonio y la decisién de casarse aparecen enfrentados al manda- to familiar de estar en la empresa junto al padre y cumplir con las expecta- tivas que se tenian sobre él. Es bastante comin en la cultura latina que se piense que alguien que se casa y forma su familia se despide de otros pro- yectos como estudiar y lograr una profesion. En este caso, Juan decidia su matrimonio fuera de tiempo, en una edad inadecuada. Sobre esta iden se ba- saba In oposicién familiar; al desafiarla, se establecié un juego que no per- mitio una salida mejor negociada entre él y su familia. T: Te casaste, no sabés si te enamoraste. J: Me encapriché. T: Ah, te encaprichaste en contra de lo que decia tu familia. J:A mi nome podian obligar a hacer lo que yo no queria. T: ~Y hasta ese momento vos sentis que te obligaban a hacer lo que vos no querias? Por ejemplo, gira la empresa era una obligacién para vos? 75 J: No, a mi me gustaba. T: Hasta ese momento habia un buen acuerdo, ellos querian que estuvieras y vos también. J: Si. T. ZEllos dijeron “no te vas a casar” y vos dijiste “si me voy acasar”? J: Yo dije “me voy a casar”, “yo ya tengo 20 afios, ustedes no pue- den manejar mi vida, yo ya tengo la pareja que yo elegi, ustedes no pueden elegir mi pareja”. T: Ellos dijeron, entonces, “no, no queremos que hagas esto”. J: “El dia que lo hagas, nos pierdes a todos nosotros.” T: ¢Cuanto tiempo después de conocer a Nora te casaste? J: 3 meses. T: Muy pronto, gno? Como consultor, me surgia una curiosidad: ;Qué los apuré a casarse tan pronto? ; Por qué no podian continuar la relacion sin pensar en casar- se y asi no incitar la prohibicién familiar? Y también: ; Qué sentido tenia ese desafio? Jy N: Si. T: gQué pasé con ese castigo que ellos decian, “nos pierdes a to- dos nosotros”? J: Los perdi por mucho tiempo, pero no fueron tan rigidos como decian. T: Esto pasa casi siempre... J: Exactamente. Pero por bastante tiempo los perdi; yo me casé solo y no vino nadie a la fiesta. Nadie me llamo. T: Estaban muy enojados entonces. J: Bastante. Llegaron a amenazarnos con venganzas. T: Pero no se cumplieron... J: No, por suerte. N: Esas eran cosas de tu mami... T: Ah..., gla que estaba mas desesperada era tu mamé...? J: Si, influy6 en mi papa, en mis hermanos, en mis tios, en todo el mundo, para que yo no me casara. T: ¢Y tu papa? J: Me dijo algo dos dias antes, que yo no olvido nunca: “No teca- ses, que te vas a quedar palido toda la vida.” (Risas. Acaricia a Nora.) N: Yo ya estoy acostumbrada. 76 (Terapeuta habla a la doctora.) T: Qué rebelde que parecia Juan, pero qué obediente que es. Pa- rece rebelde pero qué obediente que es: el papa le dijo que iba a es- tar palido, y esta palido; le dijo que no iba a ser feliz, y no es feliz. J: Mi papa nunca me deseé la felicidad. Comienzo a desafiar la creencia de Juan de que es un rebelde con su fa- milia, partiendo de la hipotesis de que su dificultad para asentar su pareja estd relacionada con esta prohibicién bdsica. T: Ves, es muy obediente. Juan, tu mamé era la que estaba mas en contra, ;por qué? ; Vos eras el que estaba mas cerquita de tu mama? J: Porque mi mamé es més explosiva; mi padre habla una vez y no habla més. El me dijo “no te cases con ella porque de mi vas a perder todo”, hasta dos dias antes que me Ilamé a mi oficina por- que ya me habja echado de casa y me dijo eso. Mi mam es mas ex- plosiva, era capaz de hacer cualquier cosa para que no me casara; hasta me di cuenta de que iba a encargar un secuestro para que me metieran preso, y pidieran rescate, y asi no me pudiera casar. T: Claro, porque acd los secuestros son muy cotidianos. ¢Y des- pués qué fue pasando?, ;fue aflojando la cosa? Pareceria que la oposicién familiar lo fortaleci6é a Juan, en tanto que su fa- milia debié aceptar su decision, y no él la prohibicién que imponia aquélla. J: Si, se fue aflojando, la llevé a Nora a la casa, mi mama ya venia a nuestra casa; mi papé fue el més duro, a pesar de que a los 5 me- ses nos mando un regalo. T: Dime, Juan, tt dices que te casaste por capricho. Si vos hoy tu- vieras que decidir casarte con Nora, ;por qué te casarias? J: Me casaria porque es una mujer buena. T: Pero hoy ya no te casarias por capricho? J: No. T: jEstds seguro? J: Si, bastante seguro, por eso estoy luchando, por algo estoy sen- tado aca. Estoy luchando por el hogar que siempre he sofiado. T: Pero yo no sé si vos seguis luchando por este hogar por capri- 77 cho o por rebeldia con tu familia, o luchdés por este hogar porque querés estar con Nora. J: Porque quiero estar con Nora y mis hijos. T: ¢Estds seguro? J: Suefio con un hogar bonito; nosotros hemos tenido un hogar bonito en si, lo que pasa es que hemos tenido algunos problemitas. En estos iiltimos intercambios, desafio la creencia de Juan y su buena in- fencién de casarse por haber logrado su deseo, ya que parece que no estd atin muy dispuesto a sacrificar parte de su “libertad” en pos de su matrimonio. T: Nora decia que vos a los 15 dias te querias ir. ;Qué pas6?, jte despertaste un dia...? J: Me desperté un dia y dije: “jzqué hice?!” T: Claro, “ahora hice el capricho, hice la rebeldia, y ahora ¢qué hago con esto?”. J: De ahora en més para adelante, de ahi viene el dolor. T: Porque vos eras muy joven, ya estabas casado; a lo mejor, que- rfas seguir haciendo un poco més vida de soltero... J: Yo no tuve vida de soltero. Tuve dos noviecitas pero no tuve vi- da de soltero. No tuve discotecas, salir con amigos... N: El tuvo vida de soltero cuando estuvo casado. T: Claro, faltaba eso. Vos te despertaste y dijiste “qué hago yo acd, que por este capricho me perdi todo lo que quiero seguir ha- ciendo”, y entonces intentaste seguir haciéndolo. J: No tanto vida de soltero. N: Si. T: Bueno, un poco y un poco, algiin dia estabas casado, otro dia estabas soltero, una semana estabas casado, otra semana soltero. gNunca sentiste que estar casado con Nora era como estar un poco aprisionado, que perdias libertad? J: No. N: Yo nunca lo presioné. T: No lo digo por ti, Nora, lo digo por el hecho de estar casado. J: Ahogado. Hay algunos momentos que lo ahogan a uno. T: Aja. Permiteme un momento que quiero hablar con Nora. (A Nora.)

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