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INTRODUCCIÓN
Es común sostener que la mayoría de los problemas que las movilizaciones sociales han
puesto en la palestra tienen su causa mediata en el ‘problema constitucional’. Así, un sinfín
de encuestas ha demostrado que la necesidad por un nuevo texto constitucional se ha
instalado una demanda de la ciudadanía. ¿Qué hay en la Constitución? Parte de lo que
conocemos como problema constitucional arranca de nuestra ignorancia sobre la
importancia de ésta. Así, para cualquier ciudadano, la Constitución no sería más que un
texto normativo de relativa importancia, pues establece las atribuciones del Presidente, los
derechos fundamentales de los ciudadanos, entre otras cosas. Es decir: la mayoría de los
personas – incluso los mismos políticos – entienden que la Constitución no es más que una
ley.
La Constitución en sentido positivo surge mediante un acto del poder constituyente. El acto
constituyente no contiene como tal unas normaciones cualesquiera, sino, y precisamente por un
único momento de decisión, la totalidad de la unidad política considerada en su particular forma
de existencia. Este acto constituye la forma y modo de la unidad política, cuya existencia es
anterior. No es, pues, que la unidad política surja porque se haya ‘dado una Constitución’ La
Constitucion en sentido positivo contiene sólo la determinación consciente de la concreta forma
En este sentido, la Constitución es la decisión por medio de la que la unidad política define
su organización política. ¿Qué implicancia tiene esto? Es un acto político por medio del
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Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Facultad de Derecho, Universidad de Chile.
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cual la propia comunidad define la forma de su organización 2: cómo se ejerce el poder
político, cómo se distribuye, cómo se expresa y qué limitaciones reconoce.
Estas preguntas – las centrales de todo debate constituyente – pueden reconducirse, en la
tradición democrática, a un solo agente: el pueblo. La democracia como principio
constitucional, entonces, se apoya en dos ideas: (1) el poder no es algo que esté
simplemente dado, debe legitimarse y (2) esta legitimación solo puede partir del pueblo
mismo y no de una instancia ajena a éste[CITATION Böc00 \p 48 \l 3082 ].
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Esta afirmación, por supuesto, presupone que la soberanía reside en la propia comunidad. En este sentido, la
decisión constitucional es una decisión política sobre nuestra forma concreta de existencia. Aunque ello sea
un presupuesto de la discusión pública, históricamente esta idea es relativamente reciente.