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Doctrinas económicas
1. Introducción
La principal herramienta que han utilizado los gobiernos para reducir la desigualdad
inherente al sistema capitalista actual es a través del gasto público. Visto desde cierto
ángulo, el gasto público es en esencia el reflejo del precio que pagan los ciudadanos para la
construcción de una sociedad a través de los impuestos. Por su parte, el Leviatán moderno
permite salir del “estado de naturaleza” y construir una sociedad de acuerdo con cada
contrato social en específico. Por lo tanto, las grandes sociedades actuales han progresado
en la medida que, comprenden que es más fácil desarrollarse mediante el Estado como ente
regulador. Consecuentemente, la evidencia empírica muestra que los países más
desarrollados cuyo PIB per cápita encabeza las tablas mundiales, son a su vez los países
que tienen una tasa mayor de tributación y, por ende, tienen la posibilidad de aumentar el
gasto en pro de incrementar el bienestar social. Como es de esperar, esta diferencia en la
manera de tributación depende inicialmente de la capacidad de utilización que tenga cada
economía en particular. Sin embargo, otro factor -no menos importante- que incide en la
diferencia de la decisión optima de recaudo y de gasto entre los países, hace referencia a la
preferencia del Gobierno de turno, es decir, este inconveniente se asocia con un problema
intertemporal.
El caso concreto de Colombia resulta particular, pues aún hoy en día los economistas
nacionales discuten la disminución del gasto público que, mediante las constantes reformas
tributarias, particularmente la “ley de crecimiento” (2019), se observa cómo sigue vigente
el debate sobre ampliar o distribuir la torta.
2. Revisión literaria, ¿Qué nos dicen las principales ideas de crecimiento y los
académicos sobre el desarrollo y la desigualdad?
En torno a este tema, existen tres grandes mitos sobre la inequidad de las sociedades
actuales: El primero hace referencia a la economía de goteo trickle-down economics, teoría
que propone el crecimiento como una especie de cascada en donde la minúscula población
más rica recibirá la mayor parte de ingresos, luego se distribuirá entre los ingresos de la
siguiente clase y así sucesivamente hasta llegar a la población más pobre; es decir, si a los
de arriba les va bien, en general al resto de la población le ira bien. Sin embargo, las rentas
de los más ricos tienen una pendiente de crecimiento bastante pronunciada mientras que, las
personas de ingresos medios ven como su ingreso permanece contante a lo largo del
tiempo. El segundo mito predice que la desigualdad es inevitable dada las fuerzas del
mercado, lo cual es falso, debido a que sí se puede mitigar a través de las regulaciones e
incentivos que maneja el sistema económico. Luego entonces, si reducir la desigualdad no
es inevitable, el tercer mito expone que, para evitar la desigualdad debemos pagar un alto
costo, lo que también es falso puesto que, en el mediano y largo plazo, con las debidas
regulaciones administrativas, la disminución de la inequidad en los ingresos permitirá un
mayor crecimiento económico[ CITATION TED13 \l 1033 ].
Ahora bien, las sociedades deben estar dispuestas a aprender que los mecanismos actuales
en los que se basa el sistema económico no están teniendo el efecto esperado, y en
particular la aristocracia colombiana debe hilar la teoría del desarrollo con el crecimiento
económico, viendo este último desde otro punto de vista, a saber, los beneficios tributarios
y exenciones a las compañías con mayor ingreso retrocede el avance en materia de
redistribución vía gasto público. Consecuentemente, el Gobierno Central debe controlar
estas externalidades sin imponer costos indebidos que debiliten la actividad. Por ejemplo,
regular los mercados financieros para evitar que se repita la crisis de 2008[ CITATION
Jos14 \l 9226 ]. En general, es un momento particular para que el Gobierno aprenda a
gestionar el desarrollo de la sociedad colombiana y, alternamente se creen incentivos que
vayan a favor de reducir la inequidad y garantizar un crecimiento del PIB sostenido y
duradero.
En adición a la idea sobre la igualdad, el economista indio Amartya Sen propone una teoría
particular donde las libertades reales son producto del desarrollo de los individuos. Sen es
quien teje de manera clara los dos conceptos principales que se desarrollan en este ensayo,
en la medida que no ve al desarrollo un enemigo del crecimiento, sino que por el contrario,
propone que el crecimiento del producto puede ser visto como la oportunidad para
amplificar las libertades humanas. Principalmente estas libertades reales a las que se hace
referencia son: las libertades políticas, de sufragio universal y de expresión; servicios
económicos, el acceso mercados competitivos y sin monopolios; las oportunidades sociales,
como el sistema de salud o el educativo; las garantias de trasparencia y la seguridad.
Además de la jurisdicción política, estas libertades se logran en conjunto, con las
instituciones sociales y económicas[ CITATION Ama99 \l 9226 ]; y es precisamente la última
institución a la que hace referencia este ensayo, de manera que, el nivel de gasto que
determina el Gobierno Nacional Central determinará en ultimas las libertades a las que
pueda acceder los ciudadanos. Es decir, determinará la igualdad de oportunidades, por
ejemplo, educativas y laborales; las libertades para ejercer la democracia, de manera que no
exista oportunidad para la corrupción; además el hecho de que el individuo pueda
contribuir a la economía sin tomarlo como obligación de subsistencia.
3. La situación internacional, ¿que podemos aprender de los otros países y la
comparación con Colombia?
Es una cuestión por considerar, el índice Gini como medida de la desigualdad finalmente es
el reflejo de problemas mucho más complejos como el desempleo, la informalidad, la
deficiencia en servicios básicos, un sistema tributario deficiente y un nivel heterogéneo al
interior del país. Esto por su parte trae efectos nocivos sobre la economía, pues la
insatisfacción ciudadana impide la consolidación del Estado, causando el fracaso del
sistema político, lo que a su vez contribuye con la inestabilidad del sistema económico
[ CITATION Jul18 \l 1033 ]. La desigualdad, como lo propone J. Stiglitz, deja vulnerable el
sistema democrático y repercute significativamente sobre el crecimiento económico, de
manera que nubla los incentivos del mercado y acrecienta aún más las externalidades
negativas en medio de dicha inestabilidad.
0.8 0.76
0.6
IDH
0.4
0.2
0
5 6 7 8 9 10 11 12 13
A partir de una muestra de 163 países, el gráfico 3.1 muestra la relación entre el ingreso per
cápita en dólares corrientes -en una escala logarítmica que permita suavizar las
desviaciones- y el Índice de Desarrollo Humano del año 2018. Esta figura evidencia una
correlación positiva y además fuerte entre el ingreso per cápita y el desarrollo humano de
un país, evidenciando una causalidad del desarrollo sobre el ingreso. En condiciones
estándar donde no intervienen otros factores, se puede inferir que sí un país propone
políticas de desarrollo y logra incrementar en una décima el indicador de desarrollo
humano, en promedio, el ingreso per cápita de dicho país aumentara en cerca de 1%,
comprobando desde una visión alterna los resultados de Berg y Ostry (2011). De manera
global, esta ilustración muestra mediante datos empíricos que la teoría de desarrollo actual
se cumple, evidencia también, que hay indicios para presuponer que una sociedad con un
grado alto de desarrollo puede generar mayor ingresos individuales para su población y, de
manera análoga, como lo propone Aristóteles y Sen, esta riqueza alcanzada se materialice
en bienes o servicios que aumenten el bienestar de los individuos púes en últimas, los
ingresos son un medio para desarrollarse.
1990 2018
Gráfica 3.2
Elaboración propia utilizando datos del informe de IDH-ONU (2019).
Por otra parte, el grafico 3.2 sitúa la comparación a un plano local en donde se muestra la
evolución que han tenido los países latinoamericanos en su desarrollo humano. En el caso
particular de Colombia, a lo largo de los últimos 30 años se han fortalecido las políticas
publicas nacionales, lo que se observa en el aumento del IDH en cerca de 16 puntos
básicos. En 1990, Colombia se encontraba por debajo de sus pares en cuanto al desarrollo
humano, sin embargo, en la actualidad este indicador ha mejorado considerablemente
situándose levemente por encima del promedio de América Latina y el caribe. El aumento
del Índice de Desarrollo Humano también se puede comprobar en el grafico 3.1 pues se
observa que Colombia tiene un IDH de 0.761, situándose por encima del promedio mundial
de los países que tienen la misma clasificación de ingresos per cápita. Este hecho deja
entrever que el crecimiento no necesariamente va en sentido contrario al desarrollo o a la
equidad y, más bien, evidencia que son complementarios. A pesar del hecho de que el país
ha tenido un avance significativo en este ámbito, aún falta camino por recorrer ya que
Colombia se encuentra por debajo de economías pares como la chilena y con una brecha
mayor frente a los países de la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico
(OCDE).
El gráfico 4.1 evidencia que, por tipo de gasto, el rubro de funcionamiento es el mayor
desembolso que lleva a cabo la nación. Mas específicamente, una parte importante de ese
gasto que realiza el Gobierno se transfiere a los departamentos y municipios a través del
Sistema General de Participaciones (SGP). Dichas transferencias han aumentado como
respuesta a la descentralización estatal y, actualmente ocupan la principal fuente de
financiación departamental representando aproximadamente la mitad de los ingresos que
Gasto público del Gobierno Nacional Central
Porcentaje del PIB (1994 - 2018)
25.0
20.0
Porcentaje del PIB (%)
15.0
10.0
5.0
0.0
94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 13 14 15 16 17 18
19 19 19 19 19 19 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20
reciben las entidades territoriales. Entre 2002 y 2016 el crecimiento del gasto departamental
era más estricto ya que estaba atado a la inflación, pero desde 2017 rige el artículo 357 de
la constitución que propone que dicho gasto "se incrementará anualmente en un porcentaje
igual al promedio de la variación porcentual que hayan tenido los ingresos corrientes de la
Nación durante los cuatro (4) años anteriores". Dentro de estos gastos cabe destacar las
transferencias, el gasto en salud y de inversión, puesto que estos gastos son los que
finalmente se destinaran para la población; además, estos rubros son los que finalmente
repercutirán sobre el desarrollo humano.
El hecho de que, a grandes rasgos, el gasto público tenga una senda positiva en el tiempo,
refuerza la idea de que el Gobierno Central se ha vuelto más robusto a lo largo de estas tres
décadas promoviendo y ampliando los derechos sociales que garantizan el bienestar de la
población. No obstante, falta camino por recorrer en esta área. Sí se compara a nivel
internacional con países miembro de la OCDE (entidad a la que Colombia formalizó su
entrada en abril de 2020 por decreto del congreso), se puede observar que, incluyendo al
Gobierno general, el país destina escasos recursos a su gasto público. Una comparación
estática, muestra que países que pertenecen a esta misma organización gastan cerca del
doble de los recursos que lo que Colombia destina; además se puede observar que los
países más industrializados y desarrollados usan mayores recursos para la atención de las
necesidades sociales de la población como por ejemplo los países principalmente europeos,
Japón o Estados Unidos.
El gráfico que compara a Colombia
con los países de la OCDE muestra un
panorama del Gobierno General
comparado con algunos de los países
más desarrollados actualmente, sin
embargo, el mismo problema está
presente aún cuando se le relaciona
con los países de la región y
puntualizando el gasto del Gobierno
Central. La figura 4.1 muestra que
Colombia destina un porcentaje de su
Figura 4.1 gasto como proporción del PIB menor
Elaboración propia utilizando datos de la que países próximos con menor
CEPAL (CEPALSTAT). producto y grado de desarrollo
económico. Es el caso tal de Perú,
Chile, Argentina, Ecuador, Uruguay, Bolivia, y demás; de acuerdo con un análisis de
transitividad, un país que tiene un mejor progreso económico visto desde un mayor
producto interno bruto debería tener un Estado más fortalecido, análisis en que diverge
Colombia en materia de gasto en comparación con la región y con los países que
pertenecen a la OCDE.
Una vez hecha la comparación a nivel internacional, resulta pertinente estudiar más de
cerca el gasto del Gobierno nacional que se puede observar en el Presupuesto General de la
Nación (PGN). Dicha ley que tramita anualmente el congreso corresponde al gasto
corriente que utilizará el gobierno durante el año correspondiente. En 2020 el PGN tuvo un
aumento en nivel de aproximadamente 12 billones de pesos equivalente a un crecimiento
nominal de 9.01% con respecto al proyecto de ley presentado en 2019, ejecutando
finalmente un presupuesto para el presente año de $271 billones de pesos. Si el análisis se
concentra en dos rubros referentes al análisis del gasto en materia de desarrollo, la Nación
destina cerca de $60 billones de pesos en el aseguramiento de salud (COP $20 billones) y
en materia de inversión. El costo de programas de inversión, que en 2020 rodeará el 15%
del presupuesto, suele ser utilizado como variable de control ante una eventual disminución
del gasto público. Actualmente la inversión ocupa el último peldaño en el PGN, si se
observa por tipo de gasto. Es decir, programas como el de infraestructura que lleva a cabo
organizaciones como Invias o la Andi; programas académicos y de formación superior
como el Sena o ‘Ser pilo paga’; mecanismos redistributivos o de mínima sustancia como el
de posconflicto, ‘jóvenes en acción’, ‘familias en acción’, ‘Colombia mayor’ y demás
programas sociales, ocupa escasamente 40 billones de pesos de los $271 billones
presupuestados; mismos programas que son vitales para el desarrollo y equidad de la
sociedad. Si a esto le sumamos el aseguramiento de salud de la población, el gasto social no
sobrepasa el 23% del PGN.
A pesar de que Colombia esta levemente bordeando el promedio del gasto frente a países
de ingreso medio, la comparación internacional muestra que los países del organismo de
cooperación internacional tienen una proporción mayor del gasto como porcentaje del PIB,
e incluso algunos países de la región con menor margen macroeconómico deciden destinar
una mayor proporción al gasto en materia social. Una vez pasada la falencia sobre la
dualidad entre un mayor gasto público derivado de mayores tributos y el impacto negativo
sobre el crecimiento económico1 y, entendiendo que el Gobierno Central cumple con el
mínimo gasto social requerido; dicha situación es reflejo de que es necesario aumentar en
mayor grado la participación del Estado en la sociedad con el fin de garantizar el bienestar
social e impulsar el desarrollo y crecimiento económico como lo propone la corte
constitucional en la sentencia C-590, “todos los gastos incluidos dentro del presupuesto de
inversión, tienen como finalidad la de satisfacer las necesidades mínimas vitales del
hombre como ser social, bien sea a través de la prestación de los servicios públicos o el
subsidio de ellos para las clases marginadas (…) reportaran un beneficio general a la
población.”
En esta medida, el gasto público del Gobierno Central tiene un alto grado de inflexibilidad,
es decir, el GNC no tiene un margen amplio de recorte presupuestal porque los egresos son
esenciales para el funcionamiento del propio Gobierno y la fuerza pública, transferencias
mediante el SGP, la inversión en materia de bienestar social y el servicio de la deuda. Es
decir, la reducción del gasto público es inviable y en algunos rubros resultaría
inconstitucional2; incluso, aunque no tuviera impedimento normativo, disminuir el gasto
público no resultaría conveniente para el Gobierno puesto que actualmente se cumple con
los estándares mínimos que garantizan el desarrollo descentralizado del país y de la
sociedad, además, el gobierno crece continuamente y con él, las entidades públicas, la
burocracia administrativa y sobretodo, las necesidades básicas de la población.
5. Comentarios Finales
1
Adolph Wagner fue un economista del siglo XIX que dedico parte de sus estudios sobre el gasto público y
resalto la figura del Estado dentro del crecimiento económico. Actualmente, la teoría que lleva su apellido
<<Ley de Wagner>> asocial un mayor gasto público con el ingreso per cápita. Mas específicamente, Wagner
indico que cuando un país crece y desarrolla su aparato productivo, la sociedad creará nuevas relaciones
sociales, comerciales y jurídicas. De acuerdo con la nueva complejidad de la sociedad, el Gobierno debe
cumplir con la actualización de funciones normativas y protectoras, lo que derivara en el aumento del
presupuesto público. Dicho en otras palabras “sí el gasto público es elástico con respecto al ingreso, el
crecimiento de ese ingreso explicara en parte la tendencia creciente del gasto público” ([ CITATION ALA88 \l
1033 ], pág. 18). Además, la evidencia empírica en el plano internacional constata la correlación positiva que
hay entre dichas variables.
2
En el tercer capítulo de la constitución política de 1991 referente al Presupuesto, el articulo 350 expone que
“el presupuesto en inversión no podrá disminuirse porcentualmente con relación al año anterior respecto del
gasto total de la correspondiente Ley de Apropiaciones”.
Este ensayo sitúa la línea argumentativa de desarrollo principalmente entendida sobre la
desigualdad y el concepto de Amartya Sen en [CITATION Ama99 \n \l 1033 ], donde se
establece que el desarrollo de una país se sitúa sobre el grado que tiene una nación para
expandir las libertades reales de las que goza el individuo para ejercer sus capacidades y así
lograr los propósitos que este tenga para su vida. De no solucionar privaciones como la
pobreza extrema, las necesidades básicas insatisfechas, las hambrunas, la violación de
libertades políticas elementales, hacen que el individuo entre un circulo vicioso sobre la
falta de oportunidades. Aún manteniéndose el statu quo, la falta de oportunidades de los
individuos afecta en gran medida el aparato productivo de la economía en la medida que el
capital humano es escaso e ineficiente por lo que la economía queda desarticulada en vista
de que el factor trabajo y capital no logran un enlace. Por otra parte, desde una visión
general, la desigualdad acentúa la falta de oportunidades entre los miembros de una
sociedad que finalmente resulta en descontentos sociales. Muestra de ello es la
movilización social de que vivieron algunos países de Latinoamérica, e incluso en zonas
desarrolladas como Francia y Hong Kong. Esta situación es el reflejo de la falta de
presencia de un Estado Social de Derecho, pues la clase vulnerable teme volver a la
pobreza. En medio de esta situación el crecimiento de la región en dicho año fue
paupérrimo (0.1%) de acuerdo con la cifra del FMI. Aunque este bajo crecimiento no se
debe únicamente a la falta de desarrollo, sí es cierto que es un factor que se deba tener en
cuenta sobre las políticas macroeconómicas puesto que como se observo, la falta de
oportunidades tiende a limitar el crecimiento económico y produce un ambiente de
incertidumbre en que recaen la disminución del consumo, se afectan los flujos del capital
externo, entre otros factores que finalmente terminan contrayendo la demanda agregada.
Bibliografía
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