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Mayo de 2020

Universidad Externado de Colombia

Doctrinas económicas

Juan Pablo Rodríguez Cardona

El crecimiento económico y el desarrollo: Una aproximación al


caso colombiano

“Aunque el capitalismo es, en principio, fuertemente individualista, ha contribuido en la práctica a


reforzar la tendencia a la integración, ya que ha hecho nuestras vidas cada vez más
interdependientes. Por otra parte, el bienestar económico sin precedentes que ha producido en las
economías modernas hizo que pudieran aceptarse obligaciones sociales que anteriormente nadie
hubiera podido permitirse.”
Amartya Sen

1. Introducción

La dualidad que proponen algunos académicos entre el crecimiento y el desarrollo de


una economía moderna se manifiesta desde el debate de los economistas visto desde la
analogía de una torta o pie, en la que se proponen dos mecanismos para mejorar el bienestar
de la sociedad. El primero hace referencia a incrementar el tamaño de la torta, aunque un
par de individuos tengan un pedazo más grande de esta; en la medida que la torta se vuelva
más grande, aún las partes más pequeñas verán su porción ampliada. En contraposición a
este mecanismo, el segundo propone repartir de manera más equitativa las porciones, así se
sacrifique el crecimiento de la torta. Entonces surge el siguiente interrogante: de acuerdo
con la anterior dicotomía ¿El crecimiento económico resulta ser una barrera para el
desarrollo de una sociedad o viceversa?
Aunque usualmente el desarrollo se confunde con el costo de oportunidad del crecimiento
económico en el Estado moderno, estas dos visiones no deben ser antagónicas, puesto que,
una sociedad con mayor bienestar e igualdad en su conjunto permitirá un mayor desarrollo
de la economía que reflejará un proceso más acelerado de crecimiento del producto.

La principal herramienta que han utilizado los gobiernos para reducir la desigualdad
inherente al sistema capitalista actual es a través del gasto público. Visto desde cierto
ángulo, el gasto público es en esencia el reflejo del precio que pagan los ciudadanos para la
construcción de una sociedad a través de los impuestos. Por su parte, el Leviatán moderno
permite salir del “estado de naturaleza” y construir una sociedad de acuerdo con cada
contrato social en específico. Por lo tanto, las grandes sociedades actuales han progresado
en la medida que, comprenden que es más fácil desarrollarse mediante el Estado como ente
regulador. Consecuentemente, la evidencia empírica muestra que los países más
desarrollados cuyo PIB per cápita encabeza las tablas mundiales, son a su vez los países
que tienen una tasa mayor de tributación y, por ende, tienen la posibilidad de aumentar el
gasto en pro de incrementar el bienestar social. Como es de esperar, esta diferencia en la
manera de tributación depende inicialmente de la capacidad de utilización que tenga cada
economía en particular. Sin embargo, otro factor -no menos importante- que incide en la
diferencia de la decisión optima de recaudo y de gasto entre los países, hace referencia a la
preferencia del Gobierno de turno, es decir, este inconveniente se asocia con un problema
intertemporal.
 
El caso concreto de Colombia resulta particular, pues aún hoy en día los economistas
nacionales discuten la disminución del gasto público que, mediante las constantes reformas
tributarias, particularmente la “ley de crecimiento” (2019), se observa cómo sigue vigente
el debate sobre ampliar o distribuir la torta.

Este ensayo, además de esta breve introducción, se distribuirá en cuatro secciones


adicionales, donde se mostrará algunas ideas de las principales teorías de crecimiento desde
los clásicos hasta las ideas contemporáneas, adicionalmente hilará las ideas crecimiento
junto con el desarrollo de la sociedad. Luego, se pondrá en evidencia la experiencia
internacional con el fin de entender qué podemos aprender de los países que percibimos
como más desarrollados y compararlos con Colombia. La siguiente sección aterrizará el
escrito al plano nacional en lo referente al gasto público y el margen que tiene como
promotor del desarrollo de la sociedad; de manera tangencial se discutirá sobre las
incongruencias de la coyuntura actual y el manejo de las finanzas públicas. Finalmente se
presentarán las conclusiones y el análisis respectivo sobre si realmente el desarrollo incide
en el crecimiento de la economía nacional.

2. Revisión literaria, ¿Qué nos dicen las principales ideas de crecimiento y los
académicos sobre el desarrollo y la desigualdad?

La evolución de los modelos de crecimiento económico, que nacieron formalmente


desde Adam Smith con la división del trabajo socialmente necesaria, quien junto con los
economistas clásicos tenían una visión de que el capitalismo es un sistema que funciona por
y para la apropiación de ganancias, en donde la rentabilidad jugaba un papel fundamental
[ CITATION Jua19 \l 9226 ]. Particularmente Karl Marx observó que el capital generaba una
transferencia de valor, pero más importante, la fuerza laboral era la que generaba el
excedente y daba origen a la plusvalía. Por ende, la distribución del producto acumulado en
los propietarios de los factores (fuerza laboral, rentistas y capitalistas), además del tributo al
Estado, definiría el crecimiento de un territorio.
Luego, durante la primera mitad del siglo XX, se hizo famosa la disputa intelectual entre la
revolución marginalista y la escuela del keynesianismo. Aquel debate, donde los primeros
proponían la autorregulación del mercado mediante las leyes de la oferta y demanda en un
estado estacionario. Dicho de otra forma, la ley de Say regularía cada mercado en la medida
que la oferta determinaría su propia demanda. A lo que responde John M. Keynes, quien no
cree en la regulación autónoma de los mercados. Durante la crisis de los años 30, la teoría
general propone, entre otras cosas, la hipótesis del crecimiento mediante la demanda
efectiva, y así como los empresarios aportan al crecimiento mediante la inversión, el Estado
también entraría dentro de este círculo incentivando el consumo interno a través del gasto
fiscal.
Finalmente, el modelo de crecimiento propuesto por Robert Solow y Trevor Swan propone
que la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita se verá afecta
positivamente, especialmente por la tasa de ahorro, el cambio tecnológico y una menor
depreciación del capital.

De otra parte, se encuentra la teoría que se enfatiza en la distribución, con un matiz


particular sobre la desigualdad y el desarrollo de la sociedad que está tomando un mayor
peso actualmente dentro del área de la economía.
Joseph Stiglitz, en su libro “El precio de la desigualdad” muestra el caso particular de
Estados Unidos -aunque como veremos después, su análisis es válido para muchos países,
en especial para los de la región latinoamericana-, donde la desigualdad ha aumentado a
ritmos desproporcionados, y lo demuestra con la cifra del 1% de la población más rica,
quien tiene más del 50% de la riqueza del país. Esta cifra permite la hipótesis de que, en
general, todos los ciudadanos estamos pagando un costo muy alto por la desigualdad: “el
sistema económico es menos estable y eficiente, hay menos crecimiento y se está poniendo
en juego la democracia” [CITATION Jos12 \l 9226 ].

En torno a este tema, existen tres grandes mitos sobre la inequidad de las sociedades
actuales: El primero hace referencia a la economía de goteo trickle-down economics, teoría
que propone el crecimiento como una especie de cascada en donde la minúscula población
más rica recibirá la mayor parte de ingresos, luego se distribuirá entre los ingresos de la
siguiente clase y así sucesivamente hasta llegar a la población más pobre; es decir, si a los
de arriba les va bien, en general al resto de la población le ira bien. Sin embargo, las rentas
de los más ricos tienen una pendiente de crecimiento bastante pronunciada mientras que, las
personas de ingresos medios ven como su ingreso permanece contante a lo largo del
tiempo. El segundo mito predice que la desigualdad es inevitable dada las fuerzas del
mercado, lo cual es falso, debido a que sí se puede mitigar a través de las regulaciones e
incentivos que maneja el sistema económico. Luego entonces, si reducir la desigualdad no
es inevitable, el tercer mito expone que, para evitar la desigualdad debemos pagar un alto
costo, lo que también es falso puesto que, en el mediano y largo plazo, con las debidas
regulaciones administrativas, la disminución de la inequidad en los ingresos permitirá un
mayor crecimiento económico[ CITATION TED13 \l 1033 ].

Ahora bien, las sociedades deben estar dispuestas a aprender que los mecanismos actuales
en los que se basa el sistema económico no están teniendo el efecto esperado, y en
particular la aristocracia colombiana debe hilar la teoría del desarrollo con el crecimiento
económico, viendo este último desde otro punto de vista, a saber, los beneficios tributarios
y exenciones a las compañías con mayor ingreso retrocede el avance en materia de
redistribución vía gasto público. Consecuentemente, el Gobierno Central debe controlar
estas externalidades sin imponer costos indebidos que debiliten la actividad. Por ejemplo,
regular los mercados financieros para evitar que se repita la crisis de 2008[ CITATION
Jos14 \l 9226 ]. En general, es un momento particular para que el Gobierno aprenda a
gestionar el desarrollo de la sociedad colombiana y, alternamente se creen incentivos que
vayan a favor de reducir la inequidad y garantizar un crecimiento del PIB sostenido y
duradero.

En adición a la idea sobre la igualdad, el economista indio Amartya Sen propone una teoría
particular donde las libertades reales son producto del desarrollo de los individuos. Sen es
quien teje de manera clara los dos conceptos principales que se desarrollan en este ensayo,
en la medida que no ve al desarrollo un enemigo del crecimiento, sino que por el contrario,
propone que el crecimiento del producto puede ser visto como la oportunidad para
amplificar las libertades humanas. Principalmente estas libertades reales a las que se hace
referencia son: las libertades políticas, de sufragio universal y de expresión; servicios
económicos, el acceso mercados competitivos y sin monopolios; las oportunidades sociales,
como el sistema de salud o el educativo; las garantias de trasparencia y la seguridad.
Además de la jurisdicción política, estas libertades se logran en conjunto, con las
instituciones sociales y económicas[ CITATION Ama99 \l 9226 ]; y es precisamente la última
institución a la que hace referencia este ensayo, de manera que, el nivel de gasto que
determina el Gobierno Nacional Central determinará en ultimas las libertades a las que
pueda acceder los ciudadanos. Es decir, determinará la igualdad de oportunidades, por
ejemplo, educativas y laborales; las libertades para ejercer la democracia, de manera que no
exista oportunidad para la corrupción; además el hecho de que el individuo pueda
contribuir a la economía sin tomarlo como obligación de subsistencia.
3. La situación internacional, ¿que podemos aprender de los otros países y la
comparación con Colombia?

A partir de la década de 1980 el mundo comenzó a reducir la pobreza monetaria de


manera notable, sin embargo, durante los años corridos de este siglo no existe una
tendencia clara sobre la reducción de la desigualdad. Por ejemplo, en la zona Euro,
mientras hay una tendencia general sobre la disminución sobre el coeficiente Gini, es decir,
una reducción de la desigualdad, países destacados como Alemania, Italia, Finlandia o
Francia están revirtiendo la pendiente negativa dando origen a una tendencia positiva sobre
el aumento de la desigualdad. Por otra parte, tomando en cuenta las magnitudes, el
coeficiente de desigualdad muestra que hay países de ingreso medio-alto como México,
Brasil y de manera mas evidente, Estados Unidos, que se muestran como sociedades donde
la desigualdad en el ingreso es bastante marcada. En particular, Colombia es uno de los
países más desiguales en el mundo. Aún cuando se le compara con la región, los resultados
son preocupantes; luego de Brasil, Colombia es el país mas desigual de la región, incluso,
en consideración con países de menor ingreso. Al cabo de diez años ha disminuido muy
poco la desigualdad nacional (en 2008 el índice de Gini se situaba en 0.55, y en 2018 este
indicador estaba en 0.52), de manera que, aunque hay una tendencia en la reducción de la
desigualdad, Colombia va a pasos mínimos para revertir esta situación.

Es una cuestión por considerar, el índice Gini como medida de la desigualdad finalmente es
el reflejo de problemas mucho más complejos como el desempleo, la informalidad, la
deficiencia en servicios básicos, un sistema tributario deficiente y un nivel heterogéneo al
interior del país. Esto por su parte trae efectos nocivos sobre la economía, pues la
insatisfacción ciudadana impide la consolidación del Estado, causando el fracaso del
sistema político, lo que a su vez contribuye con la inestabilidad del sistema económico
[ CITATION Jul18 \l 1033 ]. La desigualdad, como lo propone J. Stiglitz, deja vulnerable el
sistema democrático y repercute significativamente sobre el crecimiento económico, de
manera que nubla los incentivos del mercado y acrecienta aún más las externalidades
negativas en medio de dicha inestabilidad.

El crecimiento económico por si solo no es sinónimo de mayor bienestar si este producto


no se distribuye de manera equitativa, pues un mayor producto económico no ejerce efecto
sobre la población si este se concentra en manos de pocos. Aristóteles propone que la
riqueza es un medio para conseguir un fin pues “… la vida dedicada al dinero es solo un
genero violento y resulta evidente que la riqueza no es el bien que buscamos, pues es algo
útil, esto es, con vistas a otra cosa. Por ello podrían tomarse como fines, mas bien, los
nombrados anteriormente”[CITATION Ari14 \p 64 \n \y \l 1033 ] haciendo referencia al
concepto moderno de <<Bien-estar>>, puesto que el crecimiento económico debe estar
articulado con la generación de capacidades de una sociedad que permitan su desarrollo.
Si bien el índice Gini recoge de manera general la desigualdad de un territorio, este
indicador ofrece un panorama limitado sobre el desarrollo de un país. De manera más
acertada el índice de desarrollo humano (IDH) incorpora dentro de su análisis tres
competencias: la primera hace referencia a una longevidad y vida saludable, medida
principalmente sobre el sistema de salud de cada territorio e indicadores como la
expectativa de vida al nacer. Un segundo componente es la educación, que principalmente
se mide a partir de la expectativa de los años de escuela y el promedio del tiempo de
educación de la escolaridad de la población. El tercer componente muestra los estándares
de vida vistos desde el PIB per cápita. La reunión de estos tres componentes deriva en el
IDH, donde un mayor valor significa, de manera general, un aumento en los estándares de
vida de un territorio.

Relación entre el ingreso per capita y el Índice de Desarrollo Humano


2018
1.2

0.8 0.76

0.6
IDH

0.4

0.2

0
5 6 7 8 9 10 11 12 13

Logaritmo del PIB per cápita (dolares corrientes)

Visto desde un panorama amplio, el IDH evidencia diferencias significativas sobre la


condición de una sociedad en diferentes territorios. Por ejemplo, dos infantes que nacieron
en 2018 tienen un destino de vida muy diferente dependiendo del lugar donde nacieron, en
promedio se puede establecer que un niño que nace en un país que esta en una categoría de
bajo IDH tiene mayores probabilidades de morir al nacer en comparación con otras
categorías. El diferencial en materia de salud muestra que, en promedio, una persona que
nace en un país con un índice de desarrollo humano alto tiene una expectativa de vida 20
años superior a países de bajo desarrollo. Si las tasas de mortalidad son difíciles de
controlar y las expectativas de vida son más bajas, los otros indicadores son igualmente
preocupantes; el promedio de años de educación de los países con bajo desarrollo no
sobrepasa los 9 años de escolaridad. Este hecho es bastante preocupante puesto que, si se
escoge a un individuo aleatoriamente existe una gran probabilidad que ese sujeto no haya
culminado bachillerato o haya muerto en los días posteriores al parto, una generalidad que
se puede observar mayormente en los países de áfrica occidental y central. Juntando estas
dos categorías, se observa que estas sociedades presentan dificultades sociales básicas, por
lo que su desarrollo es casi nulo, que va en la misma línea con la hipótesis de que por ese
hecho repercute negativamente sobre el crecimiento económico de un país.

A pesar de que se debe reconocer el avance que ha tenido el mundo en materia de


garantizar los derechos universales, las desigualdades entre países aun siguen siendo muy
amplias. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) esta promoviendo
una visión de estudio sobre el desarrollo y la desigualdad más allá de los ingresos. La
inequidad monetaria es evidente, y de allí las consecuencias que esto genera; no obstante,
como se vio anteriormente, también existen desigualdades multidimensionales del
desarrollo humano como la salud, educación, y la dignidad sobre algunos derechos
humanos básicos. Visto desde el enfoque más personal, la generación de estas capacidades
sirve como el fin último de ejercer las libertades para que el individuo pueda realizar lo que
aspira en su vida sin mayores limitaciones que el resto de los individuos[ CITATION
Ped19 \l 1033 ].
Ahora bien, dicho enfoque se puede observar desde un plano diferente: el hecho de que una
sociedad sea más equitativa repercute positivamente sobre su crecimiento. Un Estado con
menor desigualdad puede garantizar un mejor desarrollo para su comunidad, en la medida
que estas libertades individuales puedan ser ejercidas, no solamente en términos de riqueza,
sino que además, la sociedad no debe temer por tener una alta probabilidad de morir al
nacer, sufrir de hambre, tener restricciones políticas o que el sistema educativo este
condicionado.

A partir de una muestra de 163 países, el gráfico 3.1 muestra la relación entre el ingreso per
cápita en dólares corrientes -en una escala logarítmica que permita suavizar las
desviaciones- y el Índice de Desarrollo Humano del año 2018. Esta figura evidencia una
correlación positiva y además fuerte entre el ingreso per cápita y el desarrollo humano de
un país, evidenciando una causalidad del desarrollo sobre el ingreso. En condiciones
estándar donde no intervienen otros factores, se puede inferir que sí un país propone
políticas de desarrollo y logra incrementar en una décima el indicador de desarrollo
humano, en promedio, el ingreso per cápita de dicho país aumentara en cerca de 1%,
comprobando desde una visión alterna los resultados de Berg y Ostry (2011). De manera
global, esta ilustración muestra mediante datos empíricos que la teoría de desarrollo actual
se cumple, evidencia también, que hay indicios para presuponer que una sociedad con un
grado alto de desarrollo puede generar mayor ingresos individuales para su población y, de
manera análoga, como lo propone Aristóteles y Sen, esta riqueza alcanzada se materialice
en bienes o servicios que aumenten el bienestar de los individuos púes en últimas, los
ingresos son un medio para desarrollarse.

Comparación del IDH de Colombia con respecto a


paises seleccionados de AL
(1990 -2018)
1
0.9
0.8 0.76
0.7
0.6
0.6
0.5
0.4
IDH
0.3
0.2
0.1
0
y a or rú il a ico a na i le e DE
liv
ia ua el ad Pe as bi m ib
o a g zu u Br m éx na nti Ch ar OC
B r ne Ec lo M a g e C
Pa Ve Co P Ar
y
AL

1990 2018

Gráfica 3.2
Elaboración propia utilizando datos del informe de IDH-ONU (2019).

Por otra parte, el grafico 3.2 sitúa la comparación a un plano local en donde se muestra la
evolución que han tenido los países latinoamericanos en su desarrollo humano. En el caso
particular de Colombia, a lo largo de los últimos 30 años se han fortalecido las políticas
publicas nacionales, lo que se observa en el aumento del IDH en cerca de 16 puntos
básicos. En 1990, Colombia se encontraba por debajo de sus pares en cuanto al desarrollo
humano, sin embargo, en la actualidad este indicador ha mejorado considerablemente
situándose levemente por encima del promedio de América Latina y el caribe. El aumento
del Índice de Desarrollo Humano también se puede comprobar en el grafico 3.1 pues se
observa que Colombia tiene un IDH de 0.761, situándose por encima del promedio mundial
de los países que tienen la misma clasificación de ingresos per cápita. Este hecho deja
entrever que el crecimiento no necesariamente va en sentido contrario al desarrollo o a la
equidad y, más bien, evidencia que son complementarios. A pesar del hecho de que el país
ha tenido un avance significativo en este ámbito, aún falta camino por recorrer ya que
Colombia se encuentra por debajo de economías pares como la chilena y con una brecha
mayor frente a los países de la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico
(OCDE).

4. Caso actual de la economía colombiana y el gasto Público

A lo largo de la historia del siglo XX se intentaron hacer esfuerzos por generar


programas de desarrollo en el Colombia, por ejemplo, varios historiadores destacan el
periodo de Carlos lleras Restrepo y la creación de instituciones como Coldeportes, el
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Colciencias, el Instituto Colombiano
para la Educación Superior (ICFES), el Fondo de Promoción de Exportaciones (Proexpo) y
Corabastos [ CITATION Pre20 \l 1033 ]. Sin embargo, las diversas reformas de cada periodo
eran lo bastante tímidas como para generar algún impacto significativo sobre la población
colombiana. No fue hasta la reforma constitucional de 1991 donde se presentó la actual
carta magna de Colombia que consagró el Estado Social de Derecho y con él, una gran lista
de derechos y mecanismos para su protección. Este es un hecho que se debe destacar en la
medida que trajo una ideología moderna, tanto a la clase política como a la ciudadanía en
general. El aumento de la participación del gasto público sobre la demanda agregada es
muestra que tanto el crecimiento como desarrollo siguen una senda paralela y no opuesta.
La constitución de 1991 trajo grandes retos en la cobertura del Estado sobre mayor parte
del territorio colombiano; muestra de ello, es que el gasto ha crecido progresivamente como
porcentaje del tamaño de la economía: Colombia paso de tener un porcentaje precario de
gasto sobre PIB del 7.9% en 1990 a una cifra de gasto de 19% del PIB en 2019, lo que
muestra que en los últimos treinta años la proporción ha crecido poco más del doble. De
acuerdo con esto, el Estado moderno puede ser el principal promotor de desarrollo de un
territorio en vista de que puede redistribuir de manera eficiente los recursos contribuyendo
a la formación de capacidades para que los ciudadanos puedan desarrollar sus libertades, en
tanto dejar la función de redistribución y de desarrollo al mercado puede ser peligroso
puesto que el mercado es amoral y por lo general, puede presentar fallas y externalidades
negativas; idea que se formalizo con la llegada de la constitución actual.

El gráfico 4.1 evidencia que, por tipo de gasto, el rubro de funcionamiento es el mayor
desembolso que lleva a cabo la nación. Mas específicamente, una parte importante de ese
gasto que realiza el Gobierno se transfiere a los departamentos y municipios a través del
Sistema General de Participaciones (SGP). Dichas transferencias han aumentado como
respuesta a la descentralización estatal y, actualmente ocupan la principal fuente de
financiación departamental representando aproximadamente la mitad de los ingresos que
Gasto público del Gobierno Nacional Central
Porcentaje del PIB (1994 - 2018)
25.0

20.0
Porcentaje del PIB (%)

15.0

10.0

5.0

0.0
94 95 96 97 98 99 00 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 13 14 15 16 17 18
19 19 19 19 19 19 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20 20

Intereses Serv. personales Transferencias Gastos generales Inversión

reciben las entidades territoriales. Entre 2002 y 2016 el crecimiento del gasto departamental
era más estricto ya que estaba atado a la inflación, pero desde 2017 rige el artículo 357 de
la constitución que propone que dicho gasto "se incrementará anualmente en un porcentaje
igual al promedio de la variación porcentual que hayan tenido los ingresos corrientes de la
Nación durante los cuatro (4) años anteriores". Dentro de estos gastos cabe destacar las
transferencias, el gasto en salud y de inversión, puesto que estos gastos son los que
finalmente se destinaran para la población; además, estos rubros son los que finalmente
repercutirán sobre el desarrollo humano.

El hecho de que, a grandes rasgos, el gasto público tenga una senda positiva en el tiempo,
refuerza la idea de que el Gobierno Central se ha vuelto más robusto a lo largo de estas tres
décadas promoviendo y ampliando los derechos sociales que garantizan el bienestar de la
población. No obstante, falta camino por recorrer en esta área. Sí se compara a nivel
internacional con países miembro de la OCDE (entidad a la que Colombia formalizó su
entrada en abril de 2020 por decreto del congreso), se puede observar que, incluyendo al
Gobierno general, el país destina escasos recursos a su gasto público. Una comparación
estática, muestra que países que pertenecen a esta misma organización gastan cerca del
doble de los recursos que lo que Colombia destina; además se puede observar que los
países más industrializados y desarrollados usan mayores recursos para la atención de las
necesidades sociales de la población como por ejemplo los países principalmente europeos,
Japón o Estados Unidos.
El gráfico que compara a Colombia
con los países de la OCDE muestra un
panorama del Gobierno General
comparado con algunos de los países
más desarrollados actualmente, sin
embargo, el mismo problema está
presente aún cuando se le relaciona
con los países de la región y
puntualizando el gasto del Gobierno
Central. La figura 4.1 muestra que
Colombia destina un porcentaje de su
Figura 4.1 gasto como proporción del PIB menor
Elaboración propia utilizando datos de la que países próximos con menor
CEPAL (CEPALSTAT). producto y grado de desarrollo
económico. Es el caso tal de Perú,
Chile, Argentina, Ecuador, Uruguay, Bolivia, y demás; de acuerdo con un análisis de
transitividad, un país que tiene un mejor progreso económico visto desde un mayor
producto interno bruto debería tener un Estado más fortalecido, análisis en que diverge
Colombia en materia de gasto en comparación con la región y con los países que
pertenecen a la OCDE.

Una vez hecha la comparación a nivel internacional, resulta pertinente estudiar más de
cerca el gasto del Gobierno nacional que se puede observar en el Presupuesto General de la
Nación (PGN). Dicha ley que tramita anualmente el congreso corresponde al gasto
corriente que utilizará el gobierno durante el año correspondiente. En 2020 el PGN tuvo un
aumento en nivel de aproximadamente 12 billones de pesos equivalente a un crecimiento
nominal de 9.01% con respecto al proyecto de ley presentado en 2019, ejecutando
finalmente un presupuesto para el presente año de $271 billones de pesos. Si el análisis se
concentra en dos rubros referentes al análisis del gasto en materia de desarrollo, la Nación
destina cerca de $60 billones de pesos en el aseguramiento de salud (COP $20 billones) y
en materia de inversión. El costo de programas de inversión, que en 2020 rodeará el 15%
del presupuesto, suele ser utilizado como variable de control ante una eventual disminución
del gasto público. Actualmente la inversión ocupa el último peldaño en el PGN, si se
observa por tipo de gasto. Es decir, programas como el de infraestructura que lleva a cabo
organizaciones como Invias o la Andi; programas académicos y de formación superior
como el Sena o ‘Ser pilo paga’; mecanismos redistributivos o de mínima sustancia como el
de posconflicto, ‘jóvenes en acción’, ‘familias en acción’, ‘Colombia mayor’ y demás
programas sociales, ocupa escasamente 40 billones de pesos de los $271 billones
presupuestados; mismos programas que son vitales para el desarrollo y equidad de la
sociedad. Si a esto le sumamos el aseguramiento de salud de la población, el gasto social no
sobrepasa el 23% del PGN.
A pesar de que Colombia esta levemente bordeando el promedio del gasto frente a países
de ingreso medio, la comparación internacional muestra que los países del organismo de
cooperación internacional tienen una proporción mayor del gasto como porcentaje del PIB,
e incluso algunos países de la región con menor margen macroeconómico deciden destinar
una mayor proporción al gasto en materia social. Una vez pasada la falencia sobre la
dualidad entre un mayor gasto público derivado de mayores tributos y el impacto negativo
sobre el crecimiento económico1 y, entendiendo que el Gobierno Central cumple con el
mínimo gasto social requerido; dicha situación es reflejo de que es necesario aumentar en
mayor grado la participación del Estado en la sociedad con el fin de garantizar el bienestar
social e impulsar el desarrollo y crecimiento económico como lo propone la corte
constitucional en la sentencia C-590, “todos los gastos incluidos dentro del presupuesto de
inversión, tienen como finalidad la de satisfacer las necesidades mínimas vitales del
hombre como ser social, bien sea a través de la prestación de los servicios públicos o el
subsidio de ellos para las clases marginadas (…) reportaran un beneficio general a la
población.”
En esta medida, el gasto público del Gobierno Central tiene un alto grado de inflexibilidad,
es decir, el GNC no tiene un margen amplio de recorte presupuestal porque los egresos son
esenciales para el funcionamiento del propio Gobierno y la fuerza pública, transferencias
mediante el SGP, la inversión en materia de bienestar social y el servicio de la deuda. Es
decir, la reducción del gasto público es inviable y en algunos rubros resultaría
inconstitucional2; incluso, aunque no tuviera impedimento normativo, disminuir el gasto
público no resultaría conveniente para el Gobierno puesto que actualmente se cumple con
los estándares mínimos que garantizan el desarrollo descentralizado del país y de la
sociedad, además, el gobierno crece continuamente y con él, las entidades públicas, la
burocracia administrativa y sobretodo, las necesidades básicas de la población.

5. Comentarios Finales

1
Adolph Wagner fue un economista del siglo XIX que dedico parte de sus estudios sobre el gasto público y
resalto la figura del Estado dentro del crecimiento económico. Actualmente, la teoría que lleva su apellido
<<Ley de Wagner>> asocial un mayor gasto público con el ingreso per cápita. Mas específicamente, Wagner
indico que cuando un país crece y desarrolla su aparato productivo, la sociedad creará nuevas relaciones
sociales, comerciales y jurídicas. De acuerdo con la nueva complejidad de la sociedad, el Gobierno debe
cumplir con la actualización de funciones normativas y protectoras, lo que derivara en el aumento del
presupuesto público. Dicho en otras palabras “sí el gasto público es elástico con respecto al ingreso, el
crecimiento de ese ingreso explicara en parte la tendencia creciente del gasto público” ([ CITATION ALA88 \l
1033 ], pág. 18). Además, la evidencia empírica en el plano internacional constata la correlación positiva que
hay entre dichas variables.
2
En el tercer capítulo de la constitución política de 1991 referente al Presupuesto, el articulo 350 expone que
“el presupuesto en inversión no podrá disminuirse porcentualmente con relación al año anterior respecto del
gasto total de la correspondiente Ley de Apropiaciones”.
Este ensayo sitúa la línea argumentativa de desarrollo principalmente entendida sobre la
desigualdad y el concepto de Amartya Sen en [CITATION Ama99 \n \l 1033 ], donde se
establece que el desarrollo de una país se sitúa sobre el grado que tiene una nación para
expandir las libertades reales de las que goza el individuo para ejercer sus capacidades y así
lograr los propósitos que este tenga para su vida. De no solucionar privaciones como la
pobreza extrema, las necesidades básicas insatisfechas, las hambrunas, la violación de
libertades políticas elementales, hacen que el individuo entre un circulo vicioso sobre la
falta de oportunidades. Aún manteniéndose el statu quo, la falta de oportunidades de los
individuos afecta en gran medida el aparato productivo de la economía en la medida que el
capital humano es escaso e ineficiente por lo que la economía queda desarticulada en vista
de que el factor trabajo y capital no logran un enlace. Por otra parte, desde una visión
general, la desigualdad acentúa la falta de oportunidades entre los miembros de una
sociedad que finalmente resulta en descontentos sociales. Muestra de ello es la
movilización social de que vivieron algunos países de Latinoamérica, e incluso en zonas
desarrolladas como Francia y Hong Kong. Esta situación es el reflejo de la falta de
presencia de un Estado Social de Derecho, pues la clase vulnerable teme volver a la
pobreza. En medio de esta situación el crecimiento de la región en dicho año fue
paupérrimo (0.1%) de acuerdo con la cifra del FMI. Aunque este bajo crecimiento no se
debe únicamente a la falta de desarrollo, sí es cierto que es un factor que se deba tener en
cuenta sobre las políticas macroeconómicas puesto que como se observo, la falta de
oportunidades tiende a limitar el crecimiento económico y produce un ambiente de
incertidumbre en que recaen la disminución del consumo, se afectan los flujos del capital
externo, entre otros factores que finalmente terminan contrayendo la demanda agregada.

El crecimiento económico no está necesariamente en contra posición del desarrollo,


sino que puede ser un medio para llegar a éste, pero no debe ser un fin en sí mismo. Como
se vio a lo largo del ensayo, existe una correlación positiva entre el crecimiento de un país y
su desarrollo, de manera que un país entra en un circulo virtuoso cuando los individuos de
una sociedad pueden ejercer sus agencias debido a que su crecimiento aumentará. En el
caso contrario, un país que tenga privaciones de libertad tiene una mayor probabilidad de
entrar en un circulo vicioso, en donde no hay crecimiento económico y con el tiempo, la
brecha de desigualdad se acrecienta.

Particularmente en Colombia no se ha podido consolidar el Estado Social de Derecho que


se propone en la constitución de 1991 por la dicotomía entre desarrollo y crecimiento que
aún flota en el ideal de algunos dirigentes políticos. Como se vio en la cuarta sección, el
gasto público social es el máximo promotor del desarrollo de un país: programas sociales
de redistribución de ingreso, programas educativos o la cobertura universal de salud son
funciones básicas que un Gobierno debe proveer a la población a la vez que se construye el
desarrollo como libertad. Aunque históricamente el gasto público ha aumentado a lo largo
del tiempo, aún se destinan escasos recursos en función de materia social; el gasto para
satisfacer las necesidades de la población todavía resulta muy tímido, lo cual repercute
negativamente sobre la senda de largo plazo del crecimiento económico.
De esta manera el ensayo propone que el desarrollo no se debe confundir con el
crecimiento, de mejor manera, debe ser entendido como un medio para lograr un fin. El
crecimiento persigue al desarrollo, existe una relación positiva entre estas dos variables y,
el mayor impulso proviene del gasto social. Los dirigentes políticos deben promover esta
visión y no un impulso de corto plazo, de forma que tal que se pueda ejercer el Estado
Social de Derecho en Colombia propuesto en la Constitución política hace treinta años
atrás.

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