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Análisis de Entorno

Situacional Político
Lunes 20 de noviembre de 2017

La figura del alcalde

Nosotros estamos apoyando a los candidatos del PSUV a las alcaldías por razones que
entendemos como superiores, aunque lo hacemos con el pañuelo en la nariz, no por los
candidatos mismos sino porque somos críticos acérrimos de la vetusta figura del alcalde
como regente máximo de los municipios. De hecho, nuestra principal propuesta a la
Constituyente es la de sustituir a los alcaldes por formas colectivas de gobierno electas
desde las comunidades en una combinación de elecciones asamblearias de candidatos y
elecciones universales y secretas de delegados a Consejos Municipales Populares. Esa
fue nuestra principal bandera en la campaña para ser constituyentes. Una vez que
resultamos electos, enviamos nuestra propuesta detallada a todos los constituyentes a
través de la plataforma tecnológica compartida de la ANC. La respuesta ha sido casi
nula. De todas formas, no creíamos de entrada que nuestra propuesta fuera a ser
aprobada, pues la Constituyente es, vamos a estar claros, una herramienta del PSUV
para la lucha política, cosa con la cual no estamos en desacuerdo, pues su efectividad
para mantener la estabilidad política del país y dar paso a un tiempo de paz es evidente.

La ANC, y eso lo hemos entendido desde sus primeras sesiones, no tiene entre sus
objetivos la transformación del Estado. Con eso sí es verdad que no estamos de acuerdo,
pero debemos aceptar la realidad y acompañar a la Revolución en esta difícil etapa, por
más que consideremos que el problema del Estado es fundamental para el futuro de esta
lucha y que el predominio en Venezuela del Estado burgués y de sus sistema político,
incluido el electoral, es una rémora, por lo cual debería ser una de las preocupaciones
fundamentales de la Constituyente. Pero dudamos que esto sea aceptado por la mayoría
de los constituyentes, que siguen los lineamientos partidistas.

Nosotros hemos criticado más de una vez a quienes dejan que los árboles les tapen el
bosque, por eso somos férreos defensores de la unidad de los revolucionarios
venezolanos en torno al presidente Maduro y la dirección revolucionara, ante las
agresiones del imperialismo y sus agentes internos, lo que representa nuestro principal
frente de lucha. En ese sentido, seguiremos manteniendo nuestras ideas y propuestas,
que por ser radicalmente críticas del statu quo actual en Venezuela (es decir, el
predominio del Estado burgués), solo podrían imponerse si el pueblo las hace suyas en
algún momento y las impulsa con su lucha. Ya vendrán momentos más propicios para
saldar cuentas con las estructuras caducas e ineficientes per se del Estado burgués, entre
ellas las alcaldías tal como están concebidas en la actualidad.

Creemos que es conveniente, a esta altura del Análisis, que recordemos lo que hemos
expuesto en otros documentos sobre el origen histórico de la figura del alcalde, por
ejemplo en el artículo “ANC: ¡Abajo los alcaldes, viva el Poder Popular!”, que circuló a
partir del 26 de mayo de 2017 en Aporrea.org: “La figura del Alcalde nos llega a
nosotros proveniente de la época del Antiguo Régimen de España, en el siglo XVI, a
través de la colonización de nuestro continente. En las principales ciudades españolas
el alcalde era designado por el rey. Los poblados que ostentaban ese privilegio tenían
título de villa, es decir de ciudad. Bien, hemos avanzado en algo: ahora no lo designa
un rey sino un partido político. Con muy raras excepciones, los alcaldes terminan
siendo impuestos por aparatos partidistas, por medio de un sistema electoral con el
cual es casi imposible que un líder comunal (un “hijo de vecina”) pueda llegar a ser
alcalde… En cuanto a los cabildos, fueron corporaciones municipales creadas por el
Imperio español en la América colonizada y en las Filipinas, para la administración de
las ciudades. Eran una adaptación a un nuevo medio de los ayuntamientos medievales
de España, que en ocasiones también habían sido llamados cabildos, en similitud con
los cabildos catedralicios de las iglesias catedrales… De manera que tanto los alcaldes
como los cabildos fueron creaciones del feudalismo, ni siquiera del capitalismo, aunque
este adaptó la figura para las repúblicas, pues en realidad le venía muy bien a la
sociedad del individualismo que fuese un individuo quien mandara en los municipios
como un reyecito, que es lo que hacen casi todos los alcaldes. El alcalde y los cabildos,
tal como los conocemos, son rémoras de siglos pasados y de regímenes oprobiosos.
Ahora muchos entenderán por qué las gestiones municipales dependen a menudo de
que el alcalde sea bueno o malo, eficiente o ineficiente, honesto o corrupto, para que
sean exitosas o fallidas. Es decir, cuando votamos por el alcalde lo hacemos como
quien se juega un billete de lotería, ya que la gestión será ajena a los ciudadanos,
quienes no pueden ejercer ningún control y mucho menos alguna función ejecutiva.
Esta figura es una aberración del Estado burgués que la heredó del Estado feudal. Uno
de tantos anacronismos que la Humanidad debe echar al tiesto de la basura lo antes
posible, y dar paso al poder de los ciudadanos, a la democracia real que solo prefiguró
nuestra Constitución de 1999, pero sin dotarnos de herramientas efectivas para su
realización”.
Nosotros seguiremos apoyando a nuestros candidatos a las alcaldías, pues
consideramos que es lo correcto en esta circunstancia en que la Patria está amenazada y
es esa nuestra batalla principal. Pero no dejaremos de promover, difundir y sembrar las
ideas que hemos planteado en el Análisis de hoy.

Néstor Francia 20/11/17

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