Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Tomo Dos
13. Conociendo las Sectas
14. Las Reuniones (1) 15. Las Reuniones (2)
16. La Reunión del Partimiento del Pan (1)
17. La Reunión del Partimiento del Pan (2)
18. Consagrándonos
19. Siendo Llenos Interior y Exteriormente del Espíritu Santo (1)
20. Siendo Llenos Interior y Exteriormente del Espíritu Santo (2)
21. Siendo Llenos Interior y Exteriormente del Espíritu Santo (3)
22. Predicando el Evangelio
23. Sirviendo al Señor
24. La Ofrenda de las Riquezas Materiales
Witness Lee
Living Stream Ministry
Anaheim, California
CONTENIDO
Lección Título
Explicación y Comunión Página 4
Lección 13 Conociendo las Sectas 6
Lección 14 Las Reuniones (1) 15
Lección 15 Las Reuniones (2) 20
Lección 16 La Reunión del Partimiento del Pan (1) 26
Lección 17 La Reunión del Partimiento del Pan (2) 34
Lección 18 Consagrándonos 43
Lección 19 Siendo Llenos Interior y Exteriormente del Espíritu Santo (1)52
Lección 20 Siendo Llenos Interior y Exteriormente del Espíritu Santo (2)61
Lección 21 Siendo Llenos Interior y Exteriormente del Espíritu Santo (3)71
Lección 22 Predicando el Evangelio
Lección 23 Sirviendo al Señor 91
Lección 24 La Ofrenda de las Riquezas Materiales 100
Lo que se lee, enfatizar lo que se lee, leer de una manera viviente y orar-leer. A
veces, se debe completar la lectura con himnos o testimonios. Nunca se debe
extender el significado del texto o desarrollar un entendimiento basado en la
inferencia.
5. Las Escrituras citadas en estas lecciones son de la Versión Reina-Valera. [Nota de
los traductores: correcciones ocasionales hechas conforme a las lenguas originales
están denotadas por las abreviaturas gr. o hebr. después de las referencias de los
versículos.] A fin de que estas lecciones sean de beneficio para las reuniones en
casa, existe la gran necesidad de mucha oración. Que el Señor bendiga Su recobro,
perfeccione a Sus santos y edifique Su Cuerpo.
6.
El autor
Taipéi
20 de marzo de 1987
[Esta traducción no fue revisada por el autor, y por consiguiente toda inexactitud es
responsabilidad exclusiva de los traductores].
EXPLICACION Y COMUNION
4. Los versículos de la Biblia citados en estas lecciones son tanto económicos como
idóneos. Además, sus explicaciones son concisas y adecuadas, sin tener necesidad
de explicaciones más amplias. Lo único necesario es repetir
LECCION TRECE
CONOCIENDO LAS SECTAS
Los cinco grandes puntos mencionados en las seis lecciones anteriores son cosas
positivas que debemos conocer; éstas son las verdades-las realidades-más
fundamentales reveladas por la Biblia. Debido a la decadencia y desolación de la
iglesia, debemos también conocer un asunto muy básico y negativo en la
desolación de la iglesia. Este es el asunto de las divisiones, las llamadas sectas o
denominaciones, que vemos en el cristianismo hoy en día.
En aquellos días, en la iglesia en Corinto, había facciones. Un partido decía que era
de Pablo, y otro que era de Apolos. Otro partido decía que ellos eran de Cefas
(Pedro), y aún otro, los que se consideraban a sí mismos superiores a todos los
partidos anteriores, decían que eran de Cristo. Por lo tanto, fueron severamente
reprendidos por el Apóstol Pablo, quien los había llevado a la salvación y quien los
había establecido como la iglesia. Pablo les pidió cuentas, preguntándoles si Cristo
estaba dividido. Obviamente Cristo no ha sido ni puede ser dividido. Sin embargo,
éstos que habían creído y habían sido bautizados en Cristo estaban divididos el uno
del otro. Esto ofendió a Cristo, dividió Su Cuerpo y separó en muchas sectas
diferentes a la iglesia única que El redimió por el derramamiento de Su sangre.
Además, el Apóstol Pablo les preguntó a los creyentes corintios que estaban
divididos: ",Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre
de Pablo?" ¡Por supuesto que no! Pablo no murió para realizar la redención por
ellos; ni tampoco fueron bautizados en el nombre de Pablo. Fue Cristo el que murió
para realizar la redención por ellos, y fue Cristo en quien ellos habían sido
bautizados. Sin embargo, ¿por qué decían ellos que eran de Pablo? Esto es lo mismo
que pasa hoy en día, que algunos que son redimidos por Cristo y bautizados en
Cristo, dicen que son de Lutero (la secta luterana), o de Wesley (la secta
wesleyana), o de la iglesia bautista (la secta bautista), o de la iglesia presbiteriana
(la secta presbiteriana). Aquí la reprimenda y denuncia de los cristianos divisivos
pronunciada por Pablo, fuertemente condena y rechaza todas las divisiones, sectas
y denominaciones del cristianismo hoy en día.
Ya que Cristo no está dividido, los cristianos, quienes pertenecen a Cristo, tampoco
deberían estar divididos en sectas. Aun más, ya que el Cuerpo de Cristo es único,
los cristianos que son miembros de este Cuerpo único, no deben dividirse en
muchas sectas diferentes. Debemos desear solamente el único Cuerpo de Cristo, y
no las muchas sectas formadas por los hombres. En este Cuerpo de Cristo hay un
solo Espíritu; también, Su Cuerpo tiene un solo Señor, es decir, una sola Cabeza.
Más aún, todos los miembros de Su Cuerpo son regenerados por un Dios y Padre, y
El reside en ellos. El Dios Triuno se ha mezclado con todos los creyentes para ser
una sola entidad, y la esencia de la unidad divina en los creyentes, además, los ha
Constituido un Cuerpo indivisible. El Espíritu es la misma vida que todos ellos
poseen. ¿Cómo puede un cuerpo tener dos o más vidas? El Señor es la única
Cabeza a quien ellos pertenecen. ¿Cómo puede un cuerpo tener dos o más
cabezas? Dios es el-único Padre quien los engendró. ¿Cómo pueden los hijos de
Dios tener dos o más padres? ¡Es extraño e irrazonable que un solo cuerpo tenga
más de una vida, o que un cuerpo tenga más de una cabeza, o que una familia con
hijos tenga más de un padre! Sin embargo, ¡estas cosas irrazonables y extrañas, de
hecho están siendo establecidas, apoyadas, respetadas y promovidas por la
mayoría de los cristianos! ¡Ninguno de los que aman al Señor ni los que conocen el
corazón del Señor y la verdad de la Biblia deben hacer esto! Por el contrario, ellos
deben imitar al Apóstol Pablo en condenar y rechazar estas cosas que ofenden a
Cristo, entristecen a Dios, y contristan al Espíritu Santo.
Los versículos aquí nos dicen claramente que las sectas provienen de la carne de
los hombres. También nos muestran que siempre hay facciones y divisiones antes
de la formación de una secta, y envidias después de su establecimiento. ¡Qué
vergüenza! ¿No es ésta la misma condición entre los cristianos hoy en día? ¿No
deberíamos rechazar esta obra de la carne siguiendo al Espíritu Santo en nosotros
quien nos santifica?
A. Credos especiales
La fe común de los verdaderos cristianos es única. Esta fe incluye al Dios Triuno, la
persona y la obra de Cristo, es decir, lo que Cristo es y lo que Cristo ha hecho, y la
autoridad divina de la Biblia. Aparte de estas verdades de nuestra fe fundamental,
el tomar otras cosas como la fe cristiana (tales como el método de bautismo de la
denominación bautista, el sistema administrativo de la denominación presbiteriana,
el hablar en lenguas de la denominación pentecostés, el cubrirse de la cabeza y el
lavar de pies de otros grupos, o doctrinas generales tales como el tiempo y el
número de los arrebatamientos, la interpretación de profecías y el entendimiento de
ciertas partes de las Escrituras), y hacer de ellas credos especiales, es ponerse una
etiqueta nueva a fin de ser diferentes, y esto resultará en sectas.
B. Comuniones especiales
Con la existencia de credos especiales, los cristianos serán divididos en diferentes
grupos y tendrán comuniones especiales en sus diferentes círculos fuera de la
comunión común de los creyentes. Tales comuniones especiales hacen que los
creyentes que las practican sean constituidos sectas separadas de los creyentes en
general.
C. Nombres especiales
Los credos especiales no sólo resultan en comuniones especiales, sino que también
producen nombres especiales, tales como el nombre de alguna denominación o de
cierta iglesia. De una manera más tangible, estos nombres especiales hacen que los
que se clasifican a sí mismos sean constituidos en sectas nominadas, lo cual resulta
en denominaciones. Una denominación es una secta nominada. Por lo tanto, los que
conocen el Cuerpo de Cristo nunca deben llevar tales nombres especiales. Los
creyentes deben solamente poseer el nombre único y honorable de Jesucristo, y no
deben exaltar ningún otro nombre aparte de este nombre preeminente. No debe ser
cosa gloriosa decir que uno es creyente de cierta denominación.
VI. SOLICITOS EN GUARDAR LA UNIDAD
DEL CUERPO DE CRISTO
1) "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación
con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con
paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la. unidad del Espíritu
[esto es, la unidad del Cuerpo de Cristo] en el vínculo de la Paz" (Ef. 4:1-3).
Puesto que la iglesia es la asamblea llamada fuera del mundo por Dios, ella debe
reunirse continuamente. Las reuniones permiten que la congregación de Dios que El
llamó sea suministrada, establecida y perfeccionada, a fin de que sea lograda la
meta para la cual Dios llamó a la asamblea.
Aquí el Señor prometió especialmente que donde dos o tres de los que
pertenecemos a El estemos congregados en Su nombre, esto es, reunidos en Su
nombre, El está en medio de nosotros. Cuando nos reunimos en Su nombre,
disfrutamos de Su presencia de una manera especial. Su presencia misma, sin
duda, nos trae mucha iluminación, gracia, suministración y muchas otras
bendiciones. ¡Cuán precioso es esto! ¡Qué bendición es ésta! Solamente podemos
disfrutar de tan rica bendición cuando nos reunimos.
2) "Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once
reunidos, y a los que estaban con ellos ... mientras ellos aún hablaban de estas
cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros" (Le. 24:33-36).
Esto habla de los dos discípulos que salieron de Jerusalén para irse a Emaús. En el
camino, al descubrir que era el Señor quien se les había aparecido, el Señor se les
desapareció. Inmediatamente regresaron a Jerusalén, donde deberían haber
permanecido originalmente. Cuando llegaron, encontraron a los apóstoles y a los
que estaban con ellos reunidos, y el Señor se apareció en medio de ellos.
Ellos, los apóstoles, y los otros discípulos, todos disfrutaron de la aparición del
Señor y experimentaron la bendición de la presencia del Señor cuando, por primera
vez después de Su resurrección, El regresó para estar entre los discípulos. Esto
también comprueba la importancia de las reuniones.
3) "Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos ... y fueron
todos llenos del Espíritu" (Hch. 2:1-4).
Después que ascendió, el Señor Jesús envió al Espíritu Santo. El Espíritu Santo fue
derramado sobre los discípulos cuando estaban reunidos, y ellos fueron todos llenos
del Espíritu Santo exteriormente. El derramamiento del Espíritu Santo en el día de
Pentecostés no fue sobre los discípulos que estaban solos, más bien fue sobre
aquellos discípulos que estaban reunidos. Todo aquel que no participó en esa
reunión perdió la oportunidad de una bendición sin precedente derramada de los
cielos. Una vez más, esto nos muestra la importancia de las reuniones.
4) "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
no dejando de congregarnos ... sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que
aquel día [el de la venida del Señor] se acerca" (He. 10:24-25).
Lo que se menciona aquí nos muestra que las reuniones nos motivan a
considerarnos unos a otros para estimular-nos al amor y a exhortarnos unos a otros
a las buenas obras. Esto nos motiva a tener comunión espiritual con los santos y así
recibir de ellos el suministro de vida. Por lo tanto, no debemos dejar de reunirnos, y
tanto más cuando sabemos que el Señor retornará pronto. Nuestra vida cristiana no
es como la vida de una mariposa, la cual vive bien por sí sola; nuestra vida es como
la vida de una oveja, la cual exige que nos congreguemos y que vivamos una vida
de reunión. En consecuencia, necesitamos reunirnos, Y para nosotros las reuniones
son cruciales.
LECCION QUINCE
LAS REUNIONES (2)
Partir el pan es comer la cena del Señor para hacer memoria del Señor quien murió
por nosotros (1 Co. 11:20, 23-25). Esta debe ser la primera clase de reunión regular
para nosotros los que hemos sido redimidos por la muerte del Señor. Para detalles,
véanse las siguientes dos lecciones.
B. La reunión de oración
1) "Si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa
que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde
están dos o tres congregados... " (Mt. 18:19-20).
Aquí el Señor está hablando acerca de la oración en una reunión. Esta clase de
oración es más poderosa que la oración de un individuo, siendo capaz de atar en la
tierra lo que ha sido atado en el cielo, y desatar en la tierra lo que ha sido desatado
en el cielo (Mt. 18:18).
3) "Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron ... Cuando
hubieran orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos
del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios" (Hch. 4:24-31).
Aquí dice que en aquellos días cuando los discípulos sufrían persecución, ellos se
reunieron para, orar de común acuerdo. Tal clase de oración hizo que fueran llenos
exteriormente del Espíritu Santo y que hablaran con denuedo la palabra de Dios.
4) "Pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él" (Hch. 12:5); "donde [la casa
de María] muchos estaban reunidos orando" (12:12).
En el día en que Pedro fue encarcelado, la iglesia oró fervientemente por él, y un
número considerable estaba reunido en la casa de una hermana, orando
específicamente por él. Esa oración hizo que Dios llevara a cabo un gran milagro,
liberando a Pedro de la prisión.
Aquí dice que cuando Pablo y sus compañeros llegaron Antioquía, reunieron a los
santos para leerles la carta escrita por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén bajo
la dirección del Espíritu Santo. Por lo tanto, algunas veces necesitamos también
reunirnos para leer la palabra de Dios en la Biblia.
V. COMO REUNIRSE
1) "Porque donde están... congregados en [hacia adentro] mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos"
(Mt. 18:20).
2) "Y [1] perseverando [2]unánimes [3] cada día [4] en el templo, y partiendo el pan
[5] en las casas" (Hch. 2:46).
Este versículo nos revela que debemos primero reunirnos con perseverancia; en
segundo lugar, reunirnos en el común acuerdo; en tercer lugar, reunirnos
diariamente; en cuarto lugar, reunirnos en un lugar grande (tal como el templo) y
en quinto lugar, reunirnos de casa en casa, esto es, reunirnos en cada hogar.
3) "Toda la iglesia se reúne en un solo lugar" (1 Co. 14:23).
Por un lado, la iglesia debe reunirse continuamente en los hogares de los creyentes;
por otro, algunas veces es también necesario que toda la iglesia se reúna en un
solo lugar. Las reuniones de casa individuales, que deben ser regulares, y las
reuniones en un solo lugar, que deben tener lugar según la necesidad, tienen sus
propios beneficios y sabor. Así que, la iglesia debe tener regularmente reuniones de
casa individuales y debe reunirse en un solo lugar cuando surja la necesidad.
LECCION DIECISEIS
LA REUNION DEL PARTIMIENTO DEL PAN (1)
1) "Reunidos los discípulos para partir el pan..." (Hch. 20:7).
2) "Os reunís vosotros, esto ... es comer la cena del Señor" (1 Co. 11:20).
3) "Podéis participar de la mesa del Señor" (1 Co. 10:21).
Estos tres versículos nos muestran que la reunión del partimiento del pan es una
reunión en la cual los creyentes se reúnen para comer la cena del Señor y asistir a
la mesa del Señor. Esta reunión se divide en dos partes, la primera parte es para
hacer memoria del Señor, y la segunda para la adoración al Padre.
Conforme a lo que el Señor ha establecido, cada vez que partimos el pan, no sólo
hay un pan preparado para que lo partamos y comamos, sino también al lado del
pan hay una copa preparada para que la recibamos y bebamos. Comiendo el pan
del Señor y bebiendo la copa del Señor nosotros tomamos la cena del Señor en
memoria del Señor. Tanto el pan como la copa son símbolos. Conforme a lo que
Señor dijo, el pan indica Su cuerpo que El dio por nosotros, y la copa indica la
sangre que El derramó por nosotros. Su cuerpo fue dado por nosotros en la cruz y
Su sangre fue derramada por nosotros también en la cruz El dio a Sí mismo por
nosotros a fin de impartir vida en nosotros para que participemos de El.
El derramó Su sangre por nosotros a fin de redimirnos para que nuestros os sean
perdonados.
Cuando vemos o recibimos el pan que partimos, idos considerar cómo el Señor se
hizo carne por nosotros, cómo El murió por nosotros en la carne, y cómo cuerpo fue
partido por nosotros y dado a nosotros para que tengamos Su vida. En la Biblia, el
pan indica vida. El Señor dijo que El es el pan de vida que da vida al mundo (Jn.
6:33-35). Siempre que el pan es mencionado, debemos pensar en vida. El ser
partido el cuerpo del Señor para ser dado a nosotros como pan significa que El dio
Su cuerpo por nosotros a fin de que nosotros tengamos Su vida. Al recibir Su cuerpo
partido participamos de Su vida. Todo esto está representado por nuestro partir del
pan mismo y por el pan que partimos.
2) "Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa
es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en
memoria de mí" (1 Co. 11:25).
En la reunión del partimiento del pan debemos considerar al Señor y lo que El hizo
por nosotros no sólo cuando vemos o recibimos el pan que partimos, sino también
cuando vemos o recibimos la copa que bebemos. Esta copa indica el nuevo pacto
que el Señor promulgó para nosotros por el derramamiento de Su sangre. Cada vez
que vemos o recibimos la copa que bebemos, debemos considerar como el Señor
participó de carne y sangre por nosotros (He. 2:14), como El no sólo dio Su cuerpo
por nosotros para que tengamos Su vida, sino también como El derramó Su sangre
por nosotros para que tengamos la más alta bendición, es decir, para que seamos
liberados del pecado y obtengamos a Dios y todo lo que es de El. Por este símbolo,
debemos considerar como el Señor llevó nuestros pecados, fue hecho pecado por
nosotros, y fue juzgado y maldecido por nosotros, al derramar Su sangre, lo cual
constituye nuestra copa de bendición, nuestra eterna porción bendita. Debemos
considerar también como fuimos redimidos, perdonados, santificados, justificados,
reconciliados y aceptados por Dios mediante la sangre del Señor; como nos limpia
de nuestros pecados y lava nuestra conciencia para que vengamos a Dios con
confianza; como habla mejores cosas ante Dios; y como resiste los ataques de los
espíritus malignos por nosotros para que venzamos al diablo que nos acusa.
En la Biblia, el pan denota vida y la copa indica porción", tal como "Jehová es la
porción de ... mi copa" (Sal. 16:5). Originalmente éramos pecaminosos y malos, y la
porción que merecíamos de Dios debía haber sido "la copa de la ira de Dios", es
decir, ir al lago de fuego_ a sufrir el tormento de la perdición eterna (Ap. 14:10;
21:8). Sin embargo, Dios hizo que el Señor Jesús bebiera la copa de por nosotros en
la cruz (Jn. 18x11). El recibió el justo vicio de Dios por nosotros y probó de una
manera completa el tormento de la perdición que está en el lago de fuego; El
derramó Su sangre para redimirnos plenamente nuestros pecados y promulgó el
nuevo pacto por nosotros, dándonos en su lugar "la copa de salvación" (Sal. 116:13)
y llegando a ser nuestra copa (de bendición) (Sal 5). En esta copa bendita de
salvación, Dios mismo y :t o lo que El tiene ha llegado a ser nuestra porción,
nuestra eterna porción bendita, y la porción de nuestra a.
2. Disfrutar al Señor
1) "Tomó Jesús el pan ... lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed" (Mt.
26:26); "Esto es cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí"
(Lc. 22:19); "Y tomando la copa... les diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es
mi sangre del nuevo pacto" (Mt. 26:27-28); "... que por nosotros se derrama" (Le.
22:20); "Haced esto todas veces que la bebiereis, en memoria de mí" (1 Co. -25).
Aunque el centro del partimiento del pan es hacer memoria del Señor, tal memoria
no es meramente para tar sobre el Señor y en todo lo que El ha hecho por nosotros,
sino aun más, para disfrutar al Señor y todo lo El ha logrado por nosotros. El Señor
dijo que comer Su pan y beber Su copa es lo que hacemos en memoria de El. Su
pan y Su copa indican Su cuerpo y Su sangre. Por consiguiente, comer Su pan y
beber Su copa es Su cuerpo y beber Su sangre. El cuerpo del Señor y Tigre son el
Señor mismo dado por nosotros, y los por los cuales El logró todas las cosas por
nosotros.
Además, el comer y beber no es sólo para recibir sino también para disfrutar.
Cuando comemos el cuerpo del Señor y bebemos Su sangre, no sólo recibimos sino
también disfrutamos al Señor mismo y todo lo que El ha logrado por nosotros
dándonos Su cuerpo y derramando Su sangre. El recibir y disfrutar al Señor de esta
manera es hacer memoria de El. Cuando de esta manera comemos, bebemos y
disfrutamos al Señor, es cuando verdaderamente hacemos memoria de El. Este es
el profundo significado de comer la cena del Señor.
Primera Corintios 11:23-25 nos muestra que el énfasis de comer la cena del Señor
es el tener memoria del Señor, mientras que 1 Corintios 10:16-17 y 21 nos dice que
el énfasis de asistir a la mesa del Señor es la comunión con los santos.
En la reunión del partimiento del pan, comemos el único pan, el cual significa el
cuerpo de Cristo, y bebemos la única copa, la cual significa la sangre de Cristo.
Nuestro comer y participar de un pan, y nuestro beber y compartir de una copa
implica una comunión mutua. Es debido al cuerpo y a la sangre del Señor que
tenemos esta comunión. Por lo tanto, tal comunión llega a ser la comunión de la
sangre de Cristo y la comunión del cuerpo de Cristo. De esta manera, cuando
comemos y bebemos juntos, compartiendo el pan del Señor y la copa del Señor,
"participamos de la mesa del Señor" (1 Co. 10:21). En esta mesa, participamos en el
cuerpo del Señor y en la sangre del Señor con todos los santos y tenemos comunión
unos con otros. La sangre de Cristo, la cual disfrutamos juntos, quita todas las
barreras entre los santos. El pan que compartimos, el cual simboliza el cuerpo
individual de Cristo, entra en nosotros para hacernos un pan, el cual significa el
único Cuerpo corporativo de Cristo. En el aspecto del comer la cena del Señor, el
pan se refiere al cuerpo individual del Señor, el cual El dio por nosotros en la cruz,
mientras que en el aspecto de asistir a la mesa del Señor, el pan indica el Cuerpo
corporativo del Señor, el cual El constituyó con todos los santos regenerados por
medio de Su resurrección de entre los muertos. El primero era físico, y fue
entregado a muerte y dado por nosotros; el segundo es místico y está constituido
con todos los santos en la resurrección del Señor. Por lo tanto, cada vez que
partimos el pan, por un lado, hacemos memoria del Señor y lo disfrutamos por
medio de recibir el cuerpo que El dio por nosotros en la cruz; por otro, disfrutamos
del Cuerpo místico que El produjo por medio de Su resurrección de entre los
muertos, teniendo comunión con todos los santos en este Cuerpo místico y
testificando la unidad de este Cuerpo místico. No hay solamente una relación entre
nosotros y el Señor, sino también una relación entre nosotros y todos los santos.
La reunión del partimiento del pan es una reunión de adoración por parte de los
creyentes. Según el proceso de la salvación de Dios, primero recibimos al Señor y
luego nos acercamos al Padre. Así, en esta reunión de adoración, primero debemos
hacer memoria del Señor y luego adorar Padre. El centro de la sección de hacer
memoria del Señor es la conmemoración del Señor, y el centro de la acción para
adorar al Padre es la adoración al Padre, en cual todas las oraciones, himnos y
palabras deben ser dirigidas hacia el Padre.
1) "Tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio pus discípulos, y dijo: Tomad,
comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa... les dio, diciendo: Bebed ella todos;
porque esto es mi sangre del nuevo
... y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos" (Mt. 26:26-
30).
En aquel día, después que el Señor Jesús partió el pan y cantó un himno con los
discípulos, El los guió al monte de Olivos para reunirse con el Padre. Se implica y se
establece un principio aquí, es decir, que después que hayamos partido el pan para
hacer memoria del Señor, debemos ser guiados por El a adorar juntos al Padre.
2) "Anunciaré [yo, el Cristo resucitado] a mis hermanos tu nombre [el del Padre], en
medio de la congregación [la reunión con los discípulos después de la resurrección]
te' alabaré" (He. 2:12).
Cuando el Señor estableció el partimiento del pan, El dio el pan y la copa a Sus
discípulos, es decir, a los que habían creído en El, que tenían Su vida, y que le
pertenecían. Por supuesto, solamente los que tienen tal relación con el Señor y
conocen al Señor como su Salvador personal, pueden hacer memoria del Señor al
comer Su pan y al beber Su copa, y pueden exhibir la muerte del Señor por Su pan
y por Su copa.
Los que parten el pan deben ser "los que habían creído", es decir, los que han
creído y recibido la salvación del Señor, que tienen la vida del Señor y pertenecen al
Señor. Solamente tales creyentes pueden y deben partir el pan. Por lo tanto,
solamente los que son salvos, que se han unido al Señor, y que no viven en pecado,
están capacitados para comer el pan y beber la copa. Ningún otro puede .tomar
parte del pan y de la copa del Señor.
IV. EL TIEMPO PARA EL PARTIMIENTO DEL PAN
1) "Y perseveraban... en el partimiento del pan" (Hch. 2:42).
Aquí dice que los primeros creyentes perseveraban en el partimiento del pan; esto
es, sin cesar continuaban, partiendo el pan, haciéndolo todo el tiempo. Nosotros
(debemos seguir tal modelo.
3) "El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan" (Hch.
20:7).
Los primeros creyentes comenzaron partiendo el pan diariamente. Después,
gradualmente adquirieron el hábito hacerlo una vez por semana, en el primer día de
la semana, el cual es el día del Señor. Este es el día de la resurrección del Señor, y
es el comienzo de una nueva semana, lo cual significa que las cosas viejas han
pasado y vida nueva ha comenzado. Por lo tanto, lo más apropiado es partir el pan
para hacer memoria del Señor en este día. Además, aunque exhibimos Su muerte
cuando partimos el pan, realmente estamos haciendo memoria del Señor quien está
en resurrección.
2) "Cuando, pues, os reunís vosotros [en el mismo lugar] ... es comer la cena del
Señor" (1 Co. 11:20).
Según esta palabra, los primeros creyentes también se reunían en un solo lugar
para comer la cena del Señor. Esto debe haber ocurrido en un lugar más grande. En
una reunión pequeña, cuando nos reunimos para partir el pan en los hogares, hay
un sabor dulce e íntimo; en una reunión grande, cuando nos reunimos todos en un
solo lugar, hay una atmósfera rica y elevada. Los creyentes pueden partir 'el pan en
hogares individuales o en un solo lugar, pero esto debe ser decidido por la iglesia
conforme a la necesidad y situación.
Los que parten el pan en memoria del Señor deben ser los que anhelan al Señor,
esperan Su venida y aman Su aparición (2 Ti. 4:8). Por lo tanto, después que
partimos el pan, debemos vivir una vida en espera- de la -venida del Señor.
2) "No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis
participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios" (1 Co. 10:21).
I. LA BASE DE LA CONSAGRACION
1) "No sois vuestros ... Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a
Dios en vuestro cuerpo" (1 Co. 6:19-20).
La base de nuestra consagración al Señor es que, debido a que El nos compró con
Su sangre como precio (Ap. 5:9), ,;hemos llegado a ser Sus esclavos comprados.
Nosotros que ;:creemos en el Señor y somos redimidos y comprados por el flor
somos los esclavos comprados del Señor; no somos nuestros, sino que somos del
Señor. Es el Señor y no nosotros, quien tiene el derecho sobre nosotros.
2) "Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así
pues, sea que 'vamos, o que muramos, del Señor somos" (Ro. 14:8). Puesto que
nosotros, los redimidos y comprados por el Señor, pertenecemos a El, sea que
vivamos o muramos, os del Señor. Esta es la base en la cual nos consagramos El
para Su uso.
4) "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Ef. 2:10).
Nosotros los creyentes, quienes hemos sido escogidos y unidos por Dios, somos Su
hechura, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales El ha preparado para
que nos consagremos al Señor porque Su amor nos confina y nos constriñe. Su
amor nos compele de modo que no podemos menos que consagrarnos a El. Puesto
que El murió por nosotros, todos morimos; por lo tanto, no hay necesidad de que
muramos. Además, El murió para que tengamos Su vida a fin de vivir para con El.
Tal amor nos constriñe y nos compele a que le amemos y nos consagremos a El.
Esta consagración es nuestra gratitud y pago por Su gran amor. El hecho de que El
nos compró con Su preciosa sangre para hacernos Sus esclavos comprados es la
base sobre la cual nos consagramos a El. El murió por nosotros a causa de Su amor,
y este amor es el motivo para consagrarnos a El.
2) "Manda a los hijos de Israel, y diles: Mi ofrenda, mi pan con mis ofrendas
encendidas en olor grato a mí... dos corderos sin tacha de un año, cada día, será el
holocausto continuo" (Nm. 28:2-3).
El propósito de nuestra consagración al Señor es que vivamos para con El. Vivir
para con El es más alto que vivir para El. Cuando vivimos para El, nosotros y El
podemos todavía ser dos, pero cuando vivimos para con El, nosotros tenemos que
ser uno con El, tomándole no sólo como nuestra vida sino también como nuestra
persona. En todo nuestro vivir y en todas nuestras acciones, debemos tomarle,
permitiendo que El mismo viva a través de nosotros.
Cuando nos consagramos al Señor tal como ha sido anteriormente mencionado, nos
presentamos a nosotros mismos al Señor como un sacrificio vivo para satisfacer el
deseo de Su corazón. Este es un propósito importante de nuestra consagración al
Señor.
3) "Que presentéis vuestros cuerpos ... que es vuestro culto racional" (Ro. 12:1).
5) "Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro
cuerpo..." (1 Co. 6:20).
El propósito consumado de nuestra consagración al Señor es glorificar a Dios, es
decir, permitir que Dios brote de nuestro vivir y se exprese a través de nosotros
como una manifestación de Su gloria.
V. EL RESULTADO DE LA CONSAGRACION
1) "Esclavo ... de Cristo. Por precio fuisteis com-prados" (1 Co. 7:22-23).
2) "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras" (Ef.
2:10).
Somos hechura de Dios bajo Su moldear, así como el vaso de barro es moldeado en
las manos del alfarero (comp. Is. 64:8). Otro resultado de nuestra consagración al
Señor es que El tiene nuestro consentimiento para moldearnos libremente.
4) "El sacerdote hará arder todo sobre el altar;holocausto es, ofrenda encendida de
olor grato para Jehová" (Lv. 1:9).
Ya hemos visto en la lección diez que el Espíritu Santo es la expresión máxima del
Dios Triuno, y que El es el Dios Triuno alcanzando a los creyentes y entrando en
ellos. Por lo tanto, el Espíritu Santo es para nuestra experiencia del Dios Triuno.
Para experimentar al Dios Triuno debemos tener la experiencia práctica del Espíritu
Santo. Gran parte de nuestra experiencia práctica del Espíritu Santo está
relacionada con el ser llenos de El interior y exteriormente.
Estas son las palabras del Señor antes de Su muerte, con las cuales prometió a los
discípulos que El se iría, a fin de enviar al Espíritu Santo como el Consolador.
Aquí habla del Señor cuando vino en medio de los discípulos en la noche del mismo
día de Su resurrección y sopló dentro de ellos para que recibieran el Espíritu Santo.
Esto cumple Su promesa hecha antes de Su muerte respecto al Consolador.
Aquí dice que la venida del Espíritu Santo sobre nosotros es para que tengamos
poder a fin-de-testificar por el Señor. Esto nos muestra que la función del Espíritu
Santo como el poder no es para la vida interior que tenemos del Señor, sino para el
obrar exterior que hacemos para el Señor. Para nuestra vida interior, Dios nos da el
Espíritu Santo como el Consolador, de modo que como una Persona, El sea nuestro
Señor dentro de nosotros, para que interiormente El sea nuestra vida, y el
suministrador y sustentador de nuestra vida. Para nuestro obrar exterior, Dios nos
da el Espíritu Santo como poder a fin de que exteriormente El sea usado por
nosotros como el poder, la autoridad, la capacidad y la habilidad en nuestro obrar.
Esto es el soplar por el Señor del Espíritu Santo, quien es el Consolador, como
aliento dentro de los discípulos en la noche del mismo día de resurrección. El aliento
es para vida e indica vida. Por lo tanto, el soplar aquí es un símbolo del Espíritu
Santo como el Espíritu interior de vida.
2. Agua Viva
1) "De su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu, [el Espíritu Santo
de vida interior] que habían de recibir los que creyesen en él" (Jn. 7:38-39). Las
palabras del Señor aquí nos indican que el Espíritu Santo fluirá desde nuestro
interior como agua viva. Ciertamente esto se refiere al Espíritu Santo como vida
dentro de nosotros, bebido por nosotros como agua viva para ser nuestro
suministro de vida. Por lo tanto, el agua va es también un símbolo del Espíritu de
vida interior.
3. Viento
1) "Un viento recio que soplaba ... y fueron todos llenos del Espíritu Santo" (Hch.
2:2-4).
Esto se refiere al hecho de recibir sobre sí, por parte de los discípulos, al Espíritu
Santo de poder en el día de Pentecostés, en el aposento alto en Jerusalén. Esto no
es como el aliento que el Señor sopló desde Su interior hacia adentro de ellos en el
día de resurrección, sino un viento recio que fue soplado sobre ellos por fuera, el
cual indica el Espíritu Santo de poder. El viento es naturalmente poderoso e indica
poder. Por lo tanto, el viento aquí es una señal del Espíritu Santo que es el Espíritu
de poder exterior y es diferente del aliento.
4. Manto
1) "Yo enviaré la promesa [el Espíritu de poder exterior] de mi Padre sobre
vosotros ... hasta que seáis investidos de poder desde lo alto" (Le. 24:49).
La palabra del Señor aquí también nos muestra que debemos ser investidos del
Espíritu Santo de poder exterior que fue prometido por el Padre, como un manto
puesto en nosotros para ser nuestro poder. Esto está tipificado por el manto que
Eliseo recibió de Elías (2 R. 2:13-14). Por lo tanto, este manto es también un
símbolo del Espíritu Santo de poder exterior y es diferente del agua viva. Este
Espíritu-manto, así como el uniforme de un servidor público, otorga la autoridad y
nos es útil para que ejecutemos la comisión de Dios. El Espíritu de vida interior es el
agua viva que bebemos para nuestro suministro interior; el Espíritu Santo de poder
exterior es el manto, del cual podemos ser revestidos como nuestra autoridad
exterior.
2) "Después que fue bautizado ... el Espíritu de Dios que descendía como paloma, y
venía sobre él" (Mt. 3:16).
Aunque el Señor Jesús fue concebido del- Espíritu Santo y nació de El, y la vida
dentro de El era totalmente el elemento del Espíritu Santo, no experimentó al
Espíritu Santo viniendo sobre El para ser-Su poder a fin de obrar para Dios hasta
después de que fue bautizado.
2. La de los discípulos
1) "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana ... vino
Jesús, y puesto en medio... sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo" (Jn. 20:19-22).
Mediante el aliento que el Señor sopló dentro de los discípulos en la noche del
mismo día de resurrección, los discípulos recibieron el Espíritu Santo por dentro.
2) "Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos... vino del
cielo ... como ... un viento recio que soplaba"; ... vino sobre ellos el Espíritu Santo
(Hch. 2:1-4; 1:8).
Aunque los discípulos habían recibido el Espíritu Santo por dentro en la noche del
mismo día de resurrección, el Espíritu Santo todavía vino sobre ellos en el día de
Pentecostés.
LECCION VEINTE
SIENDO LLENOS INTERIOR Y EXTERIORMENTE DEL ESPIRITU SANTO (2)
II. EL LLENAR INTERIOR DEL ESPIRITU SANTO
1) "Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo" (Hch. 13:52).
Este versículo habla del hecho de ser llenos los discípulos del Espíritu Santo
interiormente. Este- Espíritu que nos llena es para nuestra vida y vivir, ya que El es
mencionado junto con el gozo de la vida diaria.
B. La función del llenar interior del Espíritu Santo
1) Para el vivir espiritual a fin de que madure la vida espiritual. El llenar interior del
Espíritu es para nuestro vivir espiritual, a fin de que madure nuestra vida espiritual.
Podemos comprobar esto con Hechos 13:52, el cual fue citado previamente, donde
el gozo y el Espíritu Santo son mencionados juntos.
Después de haber sido llenos interiormente del Espíritu Santo, estamos llenos por
dentro del Espíritu Santo. En la lengua original, estar "lleno de" es pléres, un
adjetivo. El ser lleno del Espíritu es un proceso y debería tener lugar una y otra vez,
mientras que el estar lleno del Espíritu es una condición que resulta de tal proceso y
debería ser constante.
1) "Buscad, pues, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del
Espíritu Santo y de sabiduría" (Hch. 6:3).
4) "Porque [Bernabé] era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe" (Hch.
11:24).
Bernabé también estaba lleno del Espíritu Santo, y ésa era la razón por la cual podía
ser un varón bueno,-lleno de fe.
1) "...correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que
creyesen en él" (Jn. 7:38-39).
Ya que el Espíritu Santo en nosotros es el Espíritu de vida, y puesto que ser llenos
interiormente del Espíritu Santo es para la madurez en vida, la manifestación del
ser llenos interiormente del Espíritu Santo debe ser una abundante y rebosante
expresión de vida que fluye como ríos de agua viviente brotando de nuestro
interior.
El fruto de vida llevado por el Espíritu Santo desde nuestro interior, tal como las
diferentes virtudes enumera-das en estos versículos, es también una manifestación
de nuestro ser llenos del Espíritu Santo.
E. La manera de ser llenos interiormente del Espíritu Santo
Después que hemos recibido el tratar de la cruz, nos hemos consagrado, y hemos
creído, todavía debemos andar conforme al espíritu y no conforme a la carne, Y
debemos pensar en las cosas del Espíritu. Así, el Espíritu nos poseerá, y nos llenará
internamente.
Los creyentes tienen la necesidad tanto de la vida interior como del poder exterior.
El Espíritu Santo de Dios en Sus dos aspectos satisface esta doble necesidad de los
creyentes. La consumada obra del Espíritu Santo de vida interior en los creyentes
es llenarlos interiormente en el aspecto de vida, para que ellos vivan una vida
espiritual y vencedora. La obra principal del Espíritu Santo de poder exterior sobre
los creyentes es llenarlos exteriormente en el aspecto del obrar, a fin de que lleven
a cabo una obra de autoridad para el Señor. Por lo tanto, necesitamos ser llenos del
Espíritu Santo interior y exteriormente.
2) La del Señor Jesús: "Mas vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de
no muchos días" (Hch. 1:5). Esta es la profecía del Señor a los discípulos después de
Su resurrección y antes de Su ascensión, basada en la profecía de Juan el Bautista.
2. El cumplimiento
1) Por un lado, para los creyentes judíos en el día de Pentecostés: "Mas vosotros [el
primer grupo de creyentes judíos] seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de
no muchos días" (Hch. 1:5, gr.); "Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
unánimes juntos ... un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde
estaban sentados ... y fueron todos llenos del Espíritu Santo" (Hch. 2:1-4). Las
profecías de Juan el Bautista y del Señor Jesús referentes al bautismo en el Espíritu
Santo, empezaron a cumplirse en el día de Pentecostés. Según la Biblia, este
cumplimiento se dividió en dos partes. La primera parte se realizó en un lugar,
mientras que la segunda parte se realizó en otro lugar. Aunque fue dividido en dos
partes y se realizó en dos lugares, fue un solo y cabal cumplimiento. Se cumplió
separadamente en dos partes porque la iglesia está compuesta de dos pueblos, los
judíos y los gentiles. Como ha sido descrito en estos versículos, la primera parte se
realizó con el primer grupo de creyentes judíos como representantes en el aposento
alto en Jerusalén en el día de Pentecostés.
2) Por otro lado, para los creyentes gentiles en la casa de Cornelio: "Cuando
comencé [Pedro] a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, [los creyentes
gentiles] como sobre nosotros [el primer grupo de creyentes judíos] al principio.
Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo ... mas vosotros seréis
bautizados en el Espíritu Santo" (Hch. 11:15-16, gr.). La segunda parte del bautismo
en el Espíritu Santo se realizó en lá casa de Cornelio, y fue realizada sobre los
creyentes gentiles representativos como se describe en estos versículos. Conforme
al principio de representación, tal como el Señor bautizó en el Espíritu Santo a todos
los creyentes judíos por todos los siglos de una vez y para siempre en el día de
Pentecostés, así también El bautizó en el Espíritu Santo a todos los creyentes
gentiles por todos los siglos de una vez y para siempre, en la casa de Cornelio. A los
ojos de Dios, como todos los creyentes judíos por todos los siglos fueron bautizados
en el Espíritu en el día de Pentecostés, de la misma manera, todos los creyentes
gentiles por todos los siglos recibieron el bautismo en el Espíritu en la casa de
Cornelio. Estas dos partes del bautismo en el Espíritu se combinan para formar un
bautismo completo en el Espíritu. Es en este bautismo completo en el Espíritu que
Cristo la Cabeza nos bautizó a todos los que creímos en El, sean judíos o gentiles
(representados por los griegos), en un Espíritu Santo dentro de un Cuerpo (1 Co.
12:13).
3. El hecho
1) Siendo bautizados en el Espíritu Santo al creer: "Porque en un solo Espíritu
fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos" (1 Co. 12:13, gr.).
Puesto que Cristo bautizó en el Espíritu Santo a todos los creyentes por todos los
siglos en el día de Pentecostés y en la casa de Cornelio, El ha realizado ya el
bautismo de la iglesia en el Espíritu por medio de estos dos casos. El bautismo en el
Espíritu Santo es un hecho ya consumado en la iglesia. Hoy en día cuando un judío
o un gentil cree en el Señor, él participa en la iglesia y por consiguiente, participa
en este hecho consumado en la iglesia. Nosotros que hemos creído en el Señor y
pertenecemos a la iglesia no somos bautizados uno por uno y en diferentes
ocasiones en el Espíritu Santo, sino que hemos recibido el bautismo completo en el
Espíritu, el cual incluye a todos los creyentes y es de una vez para siempre.
4. La experiencia
1) El ser llenos exteriormente del Espíritu Santo es experimentar el bautismo en el
Espíritu Santo: "Mas vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de no
muchos días" (Hch. 1:5, gr.); "Cuando llegó el día de Pentecostés... fueron todos
llenos del Espíritu Santo" (Hch. 2:1-4); `Cayó el Espíritu Santo sobre ellos...
entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo ... mas vosotros seréis
bautizados en el Espíritu Santo" (Hch. 11:15-16, gr.). Estos versículos nos muestran
que tanto en el día de Pentecostés como en la casa de Cornelio, el haber sido
bautizados en el Espíritu Santo fue experimentar el llenar exterior del Espíritu
Santo. Así que, cuando somos llenos exteriormente del Espíritu Santo, es decir, del
Espíritu Santo de poder que viene sobre nosotros, experimentamos el bautismo en
el Espíritu.
2) El hecho del bautismo en el Espíritu Santo fue realizado de una vez y para
siempre sobre la iglesia en el día de Pentecostés y en la casa de Cornelio; sin
embargo, la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo es numerosa y es sobre
los creyentes en cualquier momento y lugar. El hecho del bautismo en el Espíritu ha
sido realizado de una vez y para siempre sobre la iglesia. La experiencia del
bautismo en el Espíritu tiene lugar sobre los creyentes individualmente, es
numerosa y es en cualquier momento y lugar. Un creyente recibe el hecho del
bautismo en el Espíritu solamente una vez, pero puede experimentar el bautismo
en el Espíritu muchas veces.
El llenar interior del Espíritu Santo es para el vivir espiritual a fin de que la vida
espiritual madure, mientras que el llenar exterior del Espíritu Santo es para el obrar
espiritual a fin de que este obrar sea poderoso. El ser lleno sólo interiormente del
Espíritu Santo es adecuado para el vivir, pero no para el obrar. Antes de
Pentecostés, aunque Pedro y los primeros apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo
interiormente, no estaban capacitados para obrar para el Señor. Esto era debido a
que aún no habían sido llenos del Espíritu Santo exteriormente a fin de recibir poder
para obrar para el Señor. Sólo cuando fueron llenos del Espíritu Santo exteriormente
en Pentecostés y recibieron la venida del Espíritu Santo sobre sí como el Espíritu de
poder, fueron impartidos con poder para llevar a cabo una obra sumamente
efectiva para el Señor.
1) "Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido ... la promesa del
Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís ... sepa, pues,
ciertísimamente ... que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho
Señor y Cristo" (Hch. 2:33-36).
El llenar exterior del Espíritu Santo también nos confirma la ascensión y exaltación
del Señor y Su designación como Señor y Cristo. -El llenar exterior del Espíritu Santo
es capaz de impartirnos poder porque nos trae la escena celestial. El Espíritu Santo,
quien nos llena exteriormente, es derramado por el Señor ascendido y por
consiguiente, nos trae los cielos y la escena del Señor en los cielos. Esto nos da la
sensación de que los cielos están muy cerca y que la escena celestial ha caído
frente a nosotros. Ya que la escena de la exaltación y glorificación del Señor Jesús
en el trono celestial es como si apareciera ante nosotros, somos capaces de
testificar por el Señor en los cielos por medio del poder celestial, sin importarnos las
situaciones y las dificultades terrenales.
2) Profetizando (Hch. 19:6). Cuando fueron llenos del Espíritu Santo exteriormente,
los creyentes en Efeso no solamente hablaron en lenguas, sino que también
profetizaron. Por lo tanto, el profetizar es también una manifestación de ser llenos
exteriormente del Espíritu Santo,
De los muchos casos del llenar exterior del Espíritu Santo registrados en los Hechos
de los Apóstoles, sólo tres grupos de personas tocante a los tres casos ya
mencionados, tuvieron el hablar en lenguas. En los otros casos, la Biblia no
menciona nada del hablar en lenguas. Esto comprueba que el hablar en lenguas no
es una manifestación necesaria del llenar exterior del Espíritu Santo.
3) Teniendo denuedo y poder: "Y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban
con denuedo la palabra de Dios" (Hch. 4:31); "Entonces Pedro, lleno del Espíritu
Santo, les dijo..." (Hch. 4:8). El hablar por Dios con denuedo y poder es también una
fuerte manifestación del llenar exterior del Espíritu Santo. El llenar exterior del
Espíritu Santo es principalmente para que los hombres hablen por Dios con
denuedo y con poder.
4) Teniendo autoridad: "Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo:
¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda
justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he
aquí la mano del Señor está contra ti y serás ciego, y no verás el sol por algún
tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas" (Hch. 13:9-11).
Esta palabra nos muestra que cuando el Apóstol Pablo fue exteriormente lleno del
Espíritu Santo, él tuvo la autoridad de juzgar la persona maligna utilizada por el
diablo. Esta clase de autoridad es también una manifestación del llenar exterior del
Espíritu Santo.
3) Obedeciendo: "Y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le
obedecen" (Hch. 5:32). El Espíritu Santo es dado por Dios a los que son obedientes.
Por lo tanto para recibir el llenar exterior del Espíritu Santo, tenemos que obedecer
a Dios.
I. LO QUE ES EL EVANGELIO
1) Siendo las alegres nuevas, las buenas nuevas: "Del que trae alegres nuevas ...
que publica salvación" (Is. 52:7); "De los que anuncian la paz, de los que anuncian
buenas nuevas" (Ro. 10:15). El evangelio es las alegres nuevas y las buenas nuevas
de gran gozo, el cual Dios pidió que Sus siervos anunciaran a los hombres.
2) "El evangelio que os he predicado... Que Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día,
conforme a las Escrituras" (1 Co. 15:1-4). El contenido principal del evangelio es
también la muerte de Cristo-por la cual El llevó nuestros pecados-, Su sepultura y
Su resurrección. Lo que Cristo es, Su persona como el Dios-hombre, y lo que Cristo
ha hecho, Su obra de redención, constituyen el contenido del evangelio.
3) Sembrando: "Recoge fruto para vida eterna, para qué él qué siembra gocé
juntamente con él qué siega" (Jn. 4:36).
4) Segando la mies: "Rogad, pues, al Señor dé la mies, qué envíe obreros a su mies"
(Mt. 9:38).
5) Pagando una deuda: "Soy deudor [a los hombres] ... pronto estoy a anunciaros él
evangelio" (Ro. 1:1415).
6) Llevando fruto: "Yo [él Señor] os elegí a vosotros, y os he puesto para qué vayáis
y llevéis fruto" (Jn. 15:16).
En las seis porciones anteriores de la Escritura, testificar por el Señor, llevar gente
al Señor, sembrar, segar la mies, pagar una deuda y llevar fruto son otras
designaciones de la predicación del evangelio.
La conducta de uno que predica el evangelio debe ser digna del evangelio del
Señor. El también debe ser uno que permanece en el Señor y permite que el Señor
permanezca en él, viviendo juntamente con el Señor sin ninguna barrera entre él y
el Señor.
2) Siendo llenos exteriormente del Espíritu Santo: Todos fueron llenos del Espíritu
Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios" (Hch. 4:31). A fin de que nuestra
oración por la predicación del evangelio se cumpla, se necesita el llenar exterior del
Espíritu Santo.
3) Siguiendo al Espíritu: "Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro.
Acudiendo Felipe..." (Hch. 8:29-30). Para poder predicar el evangelio, expresar la
vida del Señor, y llevar el fruto de vida, debemos seguir el guiar del Espíritu Santo.
4) Estando listo a tiempo y fuera de tiempo: "Que prediques la palabra; que instes a
tiempo y fuera de tiempo" (2 Ti. 4:2). A fin de tener resultados en la predicación del
evangelio, uno no debe ser limitado por el tiempo.
5) Amando a la gente, gastando y siendo gastado por ellos: "Y yo con el mayor
placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras
almas, aunque amándoos más, sea amado menos" (2 Co. 12:15). Amar a otros,
gastar y ser gastado por ellos, es también una forma excelente y maravillosa de
predicar el evangelio.
7) Visitando de casa en casa para encontrar a los hijos de paz: "La mies a la verdad
es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe
obreros a su mies. Id ... en cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz
sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él"
(Le. 10:2-6). A fin de que el evangelio sea predicado de una manera extensa y con
resultados abundantes, la mejor forma es visitar de casa en casa por medio de
tocar las puertas, para encontrar a los hijos de paz y conducirlos a que crean, sean
bautizados y sean salvos.
X. LA RECOMPENSA POR PREDICAR EL EVANGELIO
1) Siendo recompensados: "¡... anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de
buena voluntad, recompensa tendré" (1 Co. 9:16-17). La recompensa aquí
ciertamente incluye la corona de justicia mencionada en 2 Timoteo 4:7-8 por el
apóstol Pablo quien también escribió estas palabras. Es difícil cerciorarse qué más
incluirá esta recompensa. En cualquier caso, ciertamente será gloriosa.
2) Siendo quitado: "Todo pámpano que en mí [el Señor] no lleva fruto, lo quitará [el
Padre]" (Jn. 15:2). Estas son las palabras personales de advertencia del Señor Jesús
para nosotros, diciéndonos que el Padre quitará cada uno de Sus pámpanos que no
lleve fruto; de este modo, perderá todo el suministro y la bendición que provienen
del hecho de ser Su pámpano y de permanecer en El. ¡Qué advertencia es ésta!
LECCION VEINTITRES
SIRVIENDO AL SEÑOR
El servir al Señor se relaciona con el predicar del evangelio. Después que una
persona es salva, debe predicar el evangelio y debe servir al Señor. Cuanto más un
cristiano recibe gracia y es guiado por el Señor, más se deleita en servir al Señor.
Una persona salva desea servir al Señor, no por haber sido animada u obligada por
otros, sino por un motivo interno. Este motivo es su amor por el Señor. Su amor por
el Señor le constriñe e incita a servirle a El. El versículo aquí describe un esclavo en
el Antiguo Testamento quien, debido al amor por su amo, no quería salir libre al
finalizar sus días de esclavitud; más bien, él prefería ser un esclavo para servir a su
amado amo. Esto tipifica al creyente del Nuevo Testamento que de la misma
manera debe amar al Señor y servirle.
2) "Así que ... os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo ... que es vuestro culto racional" (Ro. 12:1).
Aquí el apóstol Pablo nos ruega que presentemos nuestros cuerpos como un
sacrificio vivo para servir a Dios. El nos ruega por las misericordias de Dios,
demostrando que las misericordias de Dios, que provienen del amor de Dios, deben
ser nuestro motivo en servir a Dios, las cuales nos conmueven a amarle y a servirle.
3) Siendo los miembros del Cuerpo de Cristo: "Mas ahora Dios ha colocado los
miembros cada uno de ellos en el cuerpo [de Cristo], como él quiso" (1 Co. 12:18).
Nosotros los creyentes somos todos miembros colocados por Dios en el Cuerpo de
Cristo, y cada miembro tiene su función. Cuando desempeñamos nuestro cargo de
ministrar en el Cuerpo de Cristo según nuestra función, estamos también sirviendo
al Señor.
4) Predicando el evangelio: "Dios, a quien sirvo ... en el evangelio de su Hijo" (Ro.
1:9). El predicar el evangelio es también servir a Dios. Esto significa que traemos
pecadores a Dios tal como los sacerdotes trajeron sacrificios para ofrecer a Dios. Es
por esto que Romanos 15:16 dice que el predicar el evangelio de esta manera es el
ministrar "como sacerdote el evangelio de Dios" (gr.). Esta clase de servicio es
valioso, y cumple la economía eterna de Dios.
5) Cuidando de los santos: "Alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los
débiles" (1 Ts. 5:14); "Compartiendo para las necesidades de los santos;
practicando la hospitalidad" (Ro. 12:13). Estas palabras nos muestran que debemos
cuidar de los santos inmaduros, débiles, enfermos, en necesidad o en aflicción. Esto
es también un servicio al Señor.
6) Sirviendo a la iglesia:
1. Como anciano: "Los ancianos que están entre vosotros ... apacentad la grey de
Dios que está entre vosotros, cuidando de ella" (1 p. 5:1-2). El apacentar y cuidar
de la grey de Dios, que son los santos en la iglesia, es servir a la iglesia y es muy
valioso. Esto también es un servicio al Señor.
2) Siguiendo al Señor: "Si alguno me sirve [al Señor Jesús], sígame; y donde yo
estuviere, allí también estará mi servidor" (Jn. 12:26). A fin de servir al Señor,
nosotros tenemos que seguir al Señor. Los que sir-ven al Señor tienen que tomar el
camino que El tomó. Necesitamos seguir al Señor dondequiera que El vaya. Donde
El está, allí también nosotros tenemos que estar. El escogió la cruz y estuvo
dispuesto a tomar el camino de la cruz, muriendo a Sí mismo y a todo. Nosotros los
que seguimos al Señor tenemos que hacer lo mismo. De esta manera podremos
servirle.
3) Según la voluntad de Dios: "Porque a la verdad David, habiendo servido a su
propia generación según la voluntad de Dios,... " (Hch. 13:36). Nuestro servicio al
Señor, como el de David, debe ser según la voluntad de Dios y en la voluntad de
Dios.
4) Necesitando tener oído para oír: "Y su amo le horadará la oreja ... y será su siervo
para siempre" (Ex. 21:6). Este versículo dice que en el Antiguo Testamento, el amo
horadaba la oreja del que deseaba servir, indicando un tratar con sus orejas para
que él pudiese ser obediente y sumiso. Para servir al Señor hoy en día, nosotros
también necesitamos el tratar del Señor a fin de que tengamos oídos para oír y
seamos personas que son obedientes y sumisas al Señor.
5) Acercándonos y estando delante del Señor: "Ellos [los sacerdotes] se acercarán
para ministrar ante mí, y delante de mí estarán..." (Ez. 44:15). Este versículo dice
que los sacerdotes del Antiguo Testamento sirvieron a Dios acercándose a Dios y
estando delante de El. Hoy en día, a fin de servir al Señor, debemos hacer lo mismo.
Aunque tengamos oído para oír la palabra del Señor, todavía tenemos que
acercarnos a El y estar delante de El para saber lo que el Señor desea que
hagamos, y así poder servirle conforme a Su deseo.
6) Siendo fiel y prudente: "¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su
señor sobre su casa ... ?" (Mt. 24:45). Como los esclavos que sirven al Señor,
también necesitamos ser fieles y prudentes. Ser fiel significa no ser perezoso ni
flojo, mientras que ser prudente es aprovechar la oportunidad para acabar con
precisión todas las cosas que el Señor nos ha comisionado conforme a Su voluntad.
Este es un requisito previo para los que deseamos servir al Señor, ser agradables_
a_ El y ser recompensados en Su regreso.
3) Rigiendo con el Señor y disfrutando el gozo del Señor: "Bien, buen siervo y fiel ...
sobre mucho te pondrá; entra en el gozo de tu señor" (Mt. 25:21, 23). Estos
versículos dicen que el esclavo bueno y fiel que sirve al Señor será puesto sobre
muchas cosas y entrará en la manifestación del reino venidero y en el gozo del
Señor. Ciertamente ésta es una gran recompensa, la cual debemos apreciar y
anhelar.
Desde el momento en que surgió un problema entre el hombre y Dios por causa de
la caída, y el hombre dejó la posición en la que tomaba a Dios como su todo las
riquezas materiales han sido un asunto crítico en la vida del hombre caído. En su
condición caída, el hombre cayó en las tinieblas de reconocer solamente a las
riquezas materiales y no a Dios, de sólo confiar en las riquezas materiales y no en
Dios, y hasta de servir a las riquezas materiales, tomando a las riquezas materiales
como Dios, y permitiendo que las riquezas materiales reemplacen a Dios. El
enemigo de Dios, Satanás el diablo, explotó la condición caída de los hombres,
entrando en ellos y engañándolos para que adorasen ídolos, tal como el dios de la
riqueza, para riquezas y ganancia. Estando detrás de estos ídolos, él suplanta la
adoración y servicio de los hombres, los cuales corresponden a Dios. Por esta razón,
el Señor Jesús nos dijo que "no podéis servir a Dios y a las riquezas [Mamón]" (Mt.
6:24). Literalmente, la palabra "servicio" mencionada aquí por el Señor se refiere al
servicio de un esclavo, tal como hemos visto en la lección anterior. Esto nos dice
que Satanás, por un lado, utiliza las riquezas materiales para seducir a la gente a fin
de que le adoren, y por otro, los esclaviza en las riquezas materiales, haciéndolos
avaros. Sin embargo, nosotros hemos recibido la misericordia de Dios y la salvación
del Señor que nos ha liberado de la autoridad de Satanás y nos ha convertido a Dios
(Hch. 26:16). Después de haber recibido la salvación de Dios de esta manera, se
nos presenta un asunto de nuestro vivir práctico, esto es, qué debemos hacer con
las riquezas materiales que Satanás usó en el pasado para engañarnos, así como
para engañar a todo el mundo. ¿Cuál debe ser nuestra intención y actitud hacia las
riquezas materiales? En particular, ¿cómo_ debemos tratar con estas riquezas
materiales? ¿Deberíamos ser igual a cómo éramos en la vieja manera de vivir antes
de ser salvos? ¿O debemos tener un cambio respecto a nuestras riquezas
materiales conforme a la salvación que nos liberó de la autoridad de Satanás y nos
convirtió a Dios? En la palabra de Dios que está en la Biblia hay instrucciones claras
concernientes a este asunto. En las últimas veintitrés lecciones tratamos con
diecisiete temas tocante a los varios asuntos cruciales entre nosotros y Dios. Ahora
vamos a considerar el asunto de la ofrenda de las riquezas materiales.
I. EL DAR DE DIOS
1) "Ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios
vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos" (1 Ti.
6:17). Esta palabra expone las maquinaciones de Satanás para engañar a los
hombres, mostrándonos que todas las cosas materiales y el disfrute en nuestro vivir
que aparentemente vienen de las riquezas inciertas, realmente vienen del dar de
Dios. Estas nos son suministradas por el rico dar de Dios. Por lo tanto, no debemos
poner nuestra esperanza en las engañosas e inciertas riquezas materiales, sino en
el mismo Dios quien nos da todas las cosas para que las disfrutemos.
2) "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas" (3 Jn. 2). La
prosperidad aquí se refiere a la abundancia y prosperidad materiales. Esto indica
que el disfrute de las cosas materiales de los que son salvos y pertenecen a Dios,
proviene de Dios como resultado de la prosperidad que El hace de nuestras cosas
materiales. Por nuestra parte debemos esforzarnos en nuestros negocios, y la Biblia
también requiere que aprendamos a mantener buenas obras para los casos de
necesidad (Tit. 3:14, 8). Sin embargo, sin la bendición de Dios, todas nuestras
labores, esfuerzos .y arduas empresas producirán poco. Así que con respecto a este
asunto de la provisión material, a diferencia de la gente del mundo que confía
solamente en sus propias habilidades, nosotros tenemos que aprender a poner
nuestra esperanza en Dios.
3) "Y el que da semilla al que siembra..." (2 Co. 9:10). La Biblia considera la ofrenda
de las riquezas materiales como una siembra. La semilla es provista por Dios y
proviene de Dios. Esto revela que las riquezas materiales que los creyentes ofrecen
a Dios, originalmente provienen de Dios y son dadas por Dios. Así que ofrecemos a
Dios lo que El nos ha dado.
2) "A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en
las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las
cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en
buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo
por venir, que echen mano de la vida eterna" (1 Ti. 6:17-19). Este es el mandato del
apóstol, el cual es simplemente el mandato del Señor a nosotros. La expresión "los
ricos" se refiere a los que tienen exceso de sus ganancias después que sus
necesidades normales hayan sido satisfechas. El hacer bien y el ser ricos en buenas
obras se refieren al distribuir del exceso de nuestro vivir a los que están en
necesidad. Ser rico en hacer bien y en buenas obras es ser dadivoso y generoso.
Esto es también acumular tesoros en el cielo, atesorando para sí buen fundamento
para el futuro. El hacer esto nos permitirá que echemos mano, es decir, que
poseamos, utilicemos y disfrutemos lo que verdaderamente es vida, la vida eterna
de Dios. El ahorrar en la tierra el exceso de las riquezas de nuestro vivir es echar
mano y hacer uso de nuestra vida natural; mientras que el ahorrar lo mismo en el
cielo, gastándolo en Dios, es echar mano y emplear la vida eterna de Dios.
4) "Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora
en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde" (Mal. 3:10). Los
"diezmos" son la suma legal de la ofrenda que Dios exigía de la cosecha de los
israelitas en el Antiguo Testamento. El "alfolí" se refiere al lugar en el templo del
Antiguo Testamento donde se guardaban todas las ofrendas del pueblo para Dios.
Mi "casa" se refiere al templo de Dios en el Antiguo Testamento. Esta palabra
exhibe de manera sobreabundante la promesa infinitamente rica de Dios. Aunque
fue hablada a los israelitas en el Antiguo Testamento, en principio también se aplica
a los creyentes del Nuevo Testamento. Si ofrecemos a Dios todo lo que le
pertenece, para que la iglesia sea ricamente suministrada, Dios nos abrirá las
ventanas del cielo y derramará sobre nosotros bendición, de modo que no habrá
forma para contenerla. Esta es una promesa solemne de Jehová de los ejércitos.
Podemos probarlo, haciéndole ofrendas conforme a Su promesa.
IV. EL USO
1) Para la necesidad de la iglesia. En el Antiguo Testamento, Dios deseaba que cada
uno de Su pueblo, los israelitas, le ofreciera un rescate por su alma. Esta ofrenda
era para el uso de la morada de Dios, es decir, el tabernáculo y el templo (Ex.
30:11-16). La iglesia es hoy el verdadero tabernáculo de Dios (la morada-Ef. 2:22) y
el verdadero templo (1 Co. 3:16-17). Nosotros, todos los creyentes del Nuevo
Testamento, también debemos hacer ofrendas a Dios para cubrir los gastos de las
diferentes necesidades de la iglesia donde estamos.
3) Supliendo a los siervos del Señor: "Filipenses... me enviasteis una y otra vez para
mis [del apóstol Pablo] necesidades" (Fil. 4:15-16). Los que sirven al Señor a tiempo
completo no tienen tiempo para ganarse la vida por medio de una profesión. Así
que, existe la necesidad de que los creyentes los suplan con las riquezas materiales
que ellos ofrecen al Señor. Primera Timoteo 5:17 nos dice que los creyentes deben
suministrar riquezas materiales a los ancianos que gobiernan bien y a los que
trabajan en predicar la palabra de Dios y en enseñar (los ancianos locales).
2. "... Solamente ... que nos acordásemos de los pobres" (Gá. 2:10). Debemos
también acordarnos de los pobres (con el énfasis en los pobres entre los creyentes),
suministrándoles las riquezas materiales que hemos recibido de Dios.
V. LA CANTIDAD
1) "Cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro" (Hch. 11:29);
"Cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado... " (1 Co. 16:2).
Hemos visto anteriormente que, según 3 Juan 2, la prosperidad es la bendición de
Dios para que seamos prosperados. Debemos determinar la cantidad de nuestra
ofrenda para Dios, basados en la condición de nuestra prosperidad debido a Su
bendición. Cada persona debe determinar su propia cantidad según lo que uno
tiene, no según lo que no tiene (2 Co. 8:12).
VI. EL MODO
1) "Pidiéndonos con muchos ruegos que les con-cediésemos el privilegio de
participar en este servicio para los santos. Y ... se dieron primeramente al Señor, y
luego a nosotros por la voluntad de Dios" (2 Co. 8:4-5). Las iglesias en Macedonia
les suministraron sus riquezas materiales a los santos de Judea que estaban en
necesidad, por un lado, rogándoles a los apóstoles por una porción en la gracia y la
comunión de tal ministerio, y por otro, dándose primeramente al Señor y luego a los
apóstoles por la voluntad de Dios. Esto nos muestra que el modo más aceptable al
Señor de ofrecer las riquezas materiales es el ofrecernos primeramente al Señor y
luego a los apóstoles que nos cuidan, y finalmente pedirles el privilegio de
participar en tal gracia y comunión.
Según el mandato del Señor en estas palabras, debemos hacer todo lo posible en
no dejar que otros sepan de nuestra ofrenda de riquezas materiales. Las donaciones
o las contribuciones en público deben ser evitadas. Por esta razón, hemos puesto
cajas de ofrendas en los lugares de reunión a fin de permitir que los santos
depositen su ofrenda en estas cajas de una manera secreta. Esto iguala a la manera
en que el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento ponía su dinero dentro del arca
(2 R. 12:9).
VII. EL SIGNIFICADO
1) La comunión con el que recibe: "el privilegio de participar en este servicio para
los santos" (2 Co. 8:4). El suplir a los santos con las riquezas materiales es una
comunión que trae gracia mutua tanto al que da como al que recibe.
2) Justicia para con los hombres ante Dios: "Repartió, dio a los pobres; su justicia
permanece para siempre" (2 Co. 9:9). El dar riquezas materiales a los pobres es
justicia para con los hombres ante Dios.
Dios cuida de los pobres y desea que Su pueblo también cuide de ellos (Dt. 15:7-8).
"A Jehová presta el que da al pobre" (Pr. 19:7). Esta es una ley establecida por Dios
que regula la relación entre los seres humanos. Así que, si practicamos conforme a
esta ley de Dios, nuestra justicia para con los hombres ante Dios permanecerá por
siempre. En la constitución del reino, el Señor Jesús también consideró nuestro dar
limosnas como justicia (Mt. 6:1-4). Si nosotros que vivimos en el reino de los cielos
del Señor no damos limosna y no damos de nuestras riquezas materiales para el
uso de Dios, quebrantamos la ley más alta del reino. Dar a los pobres de las
riquezas materiales que Dios nos ha dado, no es solamente bondad (He. 13:16),
sino también justicia. Puede que hagamos o no el bien, pero es imperativo que
hagamos justicia puesto que es nuestro deber. Si dejamos de hacer justicia, somos
injustos para con los hombres ante Dios.
3) Un sacrificio que agrada a Dios: "Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os
olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios" (He. 13:16). "Habiendo
recibido ... lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios" (Fil.
4:18). Aquí el hacer bien se refiere a la distribución de las riquezas materiales a
otros, lo cual es, ante Dios, un sacrificio agradable a El. Nuestra ofrenda de las
cosas materiales para los siervos de Dios también es un sacrificio aceptable que le
agrada a El.
4) Un olor fragante agradable a Dios: "Habiendo recibido... lo que enviasteis; olor
fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios" (Fil. 4:18). El olor fragante aquí se
refiere al olor grato del holocausto (Gn. 8:20-21; Lv. 1:9). La ofrenda que damos
para los siervos de Dios no solamente es un sacrificio para Dios, sino también es un
olor fragante de un holocausto que es agradable a Dios. Esto revela que el sacrificio
en estos versículos es como un holocausto que le satisface y le agrada.