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Este precepto establece que delito es el acto u omisión, es decir, la conducta que
puede consistir en un hacer o no hacer que se encuentra sancionada por las leyes
penales. Por leyes penales hay que entender aquellos ordenamientos legales
diferentes a los códigos penales tanto el federal como los locales que contienen
alguno o algunos tipos penales como son: el Código Fiscal de la Federación, la
Ley de Migración, la Ley General de Salud, la Ley Federal de Armas de Fuego y
Explosivos, la Ley de Amparo, entre otras más que tienen tipos penales llamados
especiales por encontrarse en esos dispositivos jurídicos.
1.4.6. LA PENA Y EL DERECHO PENAL.
El Derecho Penal no se podría entender sin la existencia de la pena, como un
elemento final e irrestricto que está presente en toda infracción a la ley penal.
Para la autora I. Griselda Amuchategui Requena: “Pena es la restricción o
privación de derechos que se impone al autor de un delito. Implica un castigo para
el delincuente y una protección para la sociedad”. 37
El término sanción se utiliza en ocasiones como sinónimo de pena, sin embargo,
el primero implica la consecuencia de una infracción jurídica a otras materias que
no es a la ley penal, puede ser un incumplimiento a un contrato, a una obligación,
por lo que, la sanción será de naturaleza civil o mercantil. Cuando la infracción es
a una ley penal, estaremos en presencia de un delito y por lo tanto, se producirá
una pena como castigo o represión al infractor penal o delincuente.
Sólo el Estado es el titular del jus puniendi o derecho de castigo a quienes
vulneren las normas penales, lo cual lleva a cabo a través de las instancias
legales correspondientes, el Ministerio Público primeramente como autoridad
investigadora y después del juez de lo penal, quien es el encargado de imponer la
37 AMUCHATEGUI REQUENA, I. Grsielda. Derecho Penal, Op. Cit. p. 94.
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pena que corresponda de acuerdo a lo que obre en autos y la penalidad
establecida en la ley.
La finalidad de la pena es castigar al infractor por su acción u omisión, pero
también lograr su reinserción a la sociedad e inhibir la comisión del mismo delito
por parte de otras personas.
Nuestra Constitución Política vigente establece sobre las penas lo siguiente:
“Artículo 22. Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia,
la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa
excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y
trascendentales. Toda pena deberá ser proporcional al delito que sancione y al
bien jurídico afectado.
No se considerará confiscación la aplicación de bienes de una persona cuando
sea decretada para el pago de multas o impuestos, ni cuando la decrete una
autoridad judicial para el pago de responsabilidad civil derivada de la comisión
de un delito. Tampoco se considerará confiscación el decomiso que ordene la
autoridad judicial de los bienes en caso de enriquecimiento ilícito en los términos
del artículo 109, la aplicación a favor del Estado de bienes asegurados que
causen abandono en los términos de las disposiciones aplicables, ni la de
aquellos bienes cuyo dominio se declare extinto en sentencia. En el caso de
extinción de dominio se establecerá un procedimiento que se regirá por las
siguientes reglas:
I. Será jurisdiccional y autónomo del de materia penal;
II. Procederá en los casos de delincuencia organizada, delitos contra la salud,
secuestro, robo de vehículos y trata de personas, respecto de los bienes
siguientes:
a) Aquellos que sean instrumento, objeto o producto del delito, aún cuando no se
haya dictado la sentencia que determine la responsabilidad penal, pero existan
elementos suficientes para determinar que el hecho ilícito sucedió.
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b) Aquellos que no sean instrumento, objeto o producto del delito, pero que
hayan sido utilizados o destinados a ocultar o mezclar bienes producto del delito,
siempre y cuando se reúnan los extremos del inciso anterior.
c) Aquellos que estén siendo utilizados para la comisión de delitos por un
tercero, si su dueño tuvo conocimiento de ello y no lo notificó a la autoridad o
hizo algo para impedirlo.
d) Aquellos que estén intitulados a nombre de terceros, pero existan suficientes
elementos para determinar que son producto de delitos patrimoniales o de
delincuencia organizada, y el acusado por estos delitos se comporte como
dueño.
III. Toda persona que se considere afectada podrá interponer los recursos
respectivos para demostrar la procedencia lícita de los bienes y su actuación de
buena fe, así como que estaba impedida para conocer la utilización ilícita de sus
bienes”.
El artículo 30 del Código Penal para el Distrito Federal tiene un listado de las
penas que pueden ser aplicadas a los infractores penales:
“Art. 30.- (Catálogo de penas). Las penas que se pueden imponer por los delitos
son:
I. Prisión;
II. Tratamiento en libertad de imputables;
III. Semilibertad;
IV. Trabajo en beneficio de la víctima del delito o en favor de la comunidad;
V. Sanciones pecuniarias;
VI. Decomiso de los instrumentos, objetos y productos del delito;
VII. Suspensión o privación de derechos; y
VIII. Destitución e inhabilitación de cargos, comisiones o empleos públicos”.
La pena clásica que se ha utilizado desde tiempos muy lejanos es la de prisión o
cárcel, sin embargo, en la mayoría de los tipos penales también se impone una
pena pecuniaria al infractor.
30
El artículo 33 del Código Penal para el Distrito Federal determina sobre la pena de
prisión lo siguiente:
“Art. 33.- Concepto y duración de la prisión
La prisión consiste en la privación de la libertad personal. Su duración no será
menor de tres meses ni mayor de cincuenta años. Su ejecución se llevará a
cabo en los establecimientos del Distrito Federal o del Ejecutivo Federal,
conforme a lo dispuesto en la legislación correspondiente, en la resolución
judicial respectiva o en los convenios celebrados.
En toda pena de prisión que se imponga en una sentencia, se computará el
tiempo de la detención o del arraigo.
Si se trata de dos o más penas de prisión impuestas en sentencias diferentes,
aquellas se cumplirán invariablemente de manera sucesiva, sin que la suma de
ellas sea mayor de cincuenta años
AUTOR
IRIS CAROLINA BUENROSTRO GAYTAN