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2018

TP de Argentina Contemporánea
Trabajo Práctico N° 1° La memoria histórica y la biografía.

Alumno: Alejandro Facundo Sanchez.


Registro: 22439

Actividades
1. Producir un texto histórico de no más de 5000 caracteres a partir de la lectura de
la obra La Historia que he vivido de Carlos Ibarguren. (Prólogo y Cap.VI”
De la Gran Aldea a la Metrópoli”) y los capítulos de la 1ra. y 2da. presidencia
de J.A. Roca (cap. III y XII) o la Presidencia de Roque Sáenz Peña (Cap.
XVIII) o capítulos a elección (2 cap.) comprendidos en el marco histórico entre
1880-1916.)
2. Para su elaboración tenga en cuenta los siguientes ítems: clasificación y
localización del texto (contexto histórico, destinatario y corriente
historiográfica); análisis de las ideas principales y argumentación del autor
(texto); conclusiones finales y comentarios personales.

RESEÑA HISTÓRICA

En el siguiente trabajo se llevará a cabo una reseña histórica sobre el libro de Carlos
Ibarguren”La Historia que he vivido”escrito en 1955, libro el cual es una biografía histórica del
autor. Contextualizando la época en que fue escrito este libro se puede decir que el año de su
publicación tuvo como hecho de destacada importancia La Revolución Libertadora ocurrida en
septiembre de 1955 y que tuvo como consecuencia el derrocamiento del segundo gobierno de
Perón (1952-1955) y la implantación de una dictadura cívico-militar al mando de Eduardo
Lonardi. En cuanto a la corriente historiográfica del autor, Ibarguren pertenece a la corriente
historiográfica Revisionista, destacándose entre los temas que trata en algunos de sus libros, la
defensa y reivindicación de Juan Manuel de Rosas como defensor de los intereses nacionales
frente al imperialismo británico. En relación a su postura historiografía, su postura política está
identificada con un Nacionalismo de Derecha y el corporativismo.

Ya enfocados en la reseña histórica de ”La Historia que he vivido”, me enfocaré en dos


capítulos específicos de dicho libro el capítulo III el capítulo XII, ambos enfocados en la figura
de Julio A. Roca y sus dos presidencias.

En el capítulo III, Ibarguren comienza a relatar su relación con Roca desde su niñez,
comentándonos que su nombre ya era conocido en su familia pues había sido compañero de
su padre en el Colegio de Concepción del Uruguay, siendo un alumno destacado de dicho
colegio. Sigue relatando datos de la vida del General como su participación en la Batalla de
Pavón (1861), en la Guerra del Paraguay como también su visita al presidente Nicolás
Avellaneda donde destaca su política de pacificación y conciliación de los partidos (Mitre). Tras
la muerte de Alsina, Roca es designado Ministros de Guerra en 1878 y en este hecho Ibarguren
destaca que apenas asume su ministerio, este empieza la ejecución de su gran plan que es la
mal llamada Campaña del Desierto, de la cual participaron dos tíos de Ibarguren: Napoleón y
José María Uriburu. La conquista del desierto quedo completada con la extensión del territorio
nacional sobre el sur de Rio Negro en la Patagonia y con la campaña militar al Chaco. Dicho
autor nos dice que el éxito de estas campañas, aseguró el destino político de Roca, por lo que
Avellaneda, el presidente saliente, apoyaba su candidatura. Esto, junto con la federalización de
Buenos Aires generó un grave conflicto que llevo a la Revolución de 1880 la cual termino en
fracaso y en la implantación definitiva de la federalización de Buenos Aires, como así también
su designación como capital nacional en 1880. En su presidencia, Ibarguren nos dice que Roca
era un fiel representante de las corrientes de la época como el materialismo, el predominio de
la concepción económica como así también el laicismo liberal, el cual le otorgaba al Estado
funciones que tradicionalmente pertenecían a la Iglesia. Otro hecho que destaca el autor es el
progreso de la ciudad de Buenos Aires que en ese momento de la primera presidencia de Roca
estaba bajo la intendencia de Torcuato de Alvear, destacando el flujo inmigratorio, la obra del
puerto proyectada por Eduardo Madero, las inversiones extranjeras, la construcción de
escuelas y la concesión de líneas de ferrocarriles.

En el capítulo XII Ibarguren nos relata el retorno de Roca en la presidencia de la Nación,


reemplazando a José Evaristo Uriburu, quien había dejado, según las propias palabras del
autor, un cuadro halagador: “paz interna, fortalecimiento de la economía nacional después de
liquidada la gran crisis de 1890, excelente estado de nuestro comercio internacional con saldo
favorable en nuestra balanza comercial”. A todos estos hechos de carácter económico,
Ibarguren los ve como un claro ejemplo del progreso que estaba viviendo la Argentina en los
comienzo del siglo XX. Ante todo esta situación favorable, para el autor hay un solo hecho
perturbaba toda la situación de paz y progreso que vivía la Argentina y era el conflicto limítrofe
que tenía con Chile. Ibarguren nos da una imagen tan detallada del segundo gobierno del
General, pues participó en él como Subsecretario de Hacienda y de Agricultura durante seis
años. Define a su sistema político como oportunista, tratando de atraer adhesiones,
manteniendo y desarmando el ánimo de sus enemigos. Para el autor todos estos hechos
explican el acertado apodo que tenía dicho presidente: el zorro.

En cuanto a lo económico, una de las cuestiones que Roca trató y fue de gran importancia fue
la cuestión monetaria. La primera de ellas es la reforma monetaria, llevada a cabo por el
Ministro de Hacienda el doctor José María Rosa, la cual se concretó en la ley 387 de noviembre
de 1899 y que fijó el tipo de conversión del billete de curso legal, en moneda nacional oro, al
cambio de un peso moneda nacional de curso legal por cuarenta y cuatro centavos de peso oro
sellado. Según la visión de Ibarguren esta ley llevó a la estabilización de la moneda. Tras la
muerte de Rosa en 1900, fue elegido como Ministro de Haciendo Enrique Berduc. Este último,
junto con el Presidente consideran necesario llevar a cabo la unificación a largo plazo de la
deuda pública, por lo que se le pidió a Pellegrini, que en ese momento estaba en Europa, que
tratara con los banqueros ingleses la unificación de la deuda. La designación de Pellegrini o la
gran muñeca como se lo llamaba, para que llevara a cabo las negociaciones, se debía al
prestigio e influencia que este tenía en el gobierno. El proyecto fue presentado en el Congreso
en 1901 y este consistía según las propias palabras de Ibarguren en la autorización para la
emisión de 435 millones de pesos oro en títulos de deuda externa, con un 4% de interés anual
pagadero trimestralmente y que serían amortizados dentro de los cincuenta años a partir del
1 de enero de 1905. Para la amortización de la deuda las aduanas marítimas de la Argentina
debían enviar al Banco de la Nación, que era la encargada del servicio de renta, el 8% que estas
recibían por derechos de importación. Sin embargo dicho proyecto fue repudiado por la
opinión pública y voces como las del profesor José A. Terry se hicieron escuchar, considerando
que dicha unificación atentaba contra la soberanía nacional, pues esta enfeudaba las aduanas
y su renta a los acreedores ingleses. Ante la oposición de la opinión pública y la sublevación de
grupos como los anarquistas, Ibarguren nos comenta como Roca, aconsejado por Mitre,
decidió dar marcha atrás con el proyecto, lo que a su vez provoco la ruptura con Pellegrini y la
división del P.A.N entre pellegrinistas y roquistas.

Volviendo a la cuestión del conflicto limítrofe con Chile, Ibarguren nos dice que ya con el
presidente Uriburu se había concertado el arbitraje de Gran Bretaña. Al asumir Roca su
segunda presidencia, este decidió realizar un viaje a los territorios del sur que se encontraban
en disputa con el país trasandino. En esta disputa, Argentina quería que el arbitraje se
resolviera a través de la división de las altas cumbres, mientras que Chile pretendía que el
arbitraje se llevara a cabo por la división de aguas. Todo esto, junto con las discrepancias entre
los peritos argentinos y los chilenos llevó a la prolongación del conflicto. Finalmente ambos
gobiernos decidieron fijar la línea de frontera, remitiendo el arbitraje a Gran Bretaña,
siguiendo la línea del tratado del 17 de abril de 1896 durante el gobierno de Uriburu. En enero
de 1899 se decidió concertar una entrevista entre Roca y el presidente chileno Errázuriz, la
cual se llevaría en Punta Arenas, en un buque de guerra. En esta reunión que se produjo en
febrero de 1899, se decidió que se resolviera otra cuestión de límites: la de la Puna de
Atacama. Resuelta esta última cuestión se decidió a proceder a la de los límites de la cordillera.
Esta cuestión de límites fue resuelta finalmente el 28 de mayo de 1902, junto con una
convención sobre la limitación de armamentos navales entre Argentina y Chile en la misma
fecha; pactos que son conocidos como Pactos de Mayo. El arbitraje llevado a cabo por Gran
Bretaña fue resuelto a través de un sistema mixto el cual contemplaba la división de las aguas,
como el de las altas cumbres, adjudicándosele a Argentina la mitad del territorio que se
encontraba en disputa.

Ya finalizando el capítulo, Ibarguren nos pinta el cuadro político y social al final de la


presidencia de Roca. Dentro de esos puntos nombra la división del PAN, luego de la disidencia
de Pellegrini el cual formó el partido Autonomista. Durante esta época el Radicalismo se
encuentra en la abstención, mientras que el socialismo no tenía la gravitación necesaria, pues
solo se proyectó en la Capital. Sigue caracterizando a este periodo como una época en la que
la lucha cívica estaba ausente y en la que el fraude electoral era cuenta corriente, como así la
compra miles de libretas cívicas. Nombra como figura participes de este fraude al mendocino
Benito Villanueva. Ante toda esta situación, el autor nos relata como Roca junto con su
ministro del interior Joaquín V. Gonzalez, tratan de mejorar el panorama político mediante la
transformación de la ley electoral que consistiría a partir de esta modificación en la
representación por circunscripciones. A pesar de esta ley la situación no cambio y el fraude
siguió, pues los políticos acaudalados seguían siendo dueños de los distritos haciendo triunfar
al candidato que ellos apoyaban. Nos nombra como la masa de inmigrantes a través del
Socialismo, el cual tenía como jefe y conductor a Juan B. Justo, puso en el terreno político la
cuestión social. También menciona las múltiples protestas que los obreros llevaron a cabo,
como la huelga de inquilinatos. Toda esta situación se extendió como así también se agravó,
con los atentados producidos por los grupos anarquistas, por lo que el gobierno de Roca
decide proclamar una ley para frenar esta situación que fue la Ley de Residencia de 1902, la
cual eliminó una gran cantidad de elementos extranjeros calificados de peligrosos.

CONCLUSIONES FINALES.

Como conclusión de estas dos presidencias de Julio A. Roca se puede ver como este autor
considera a estos dos gobiernos como administraciones que trajeron estabilidad en lo político
y progreso económico al país con el ingreso de inversiones extranjeras, como también así con
la Conquista al desierto la cual proporcionó gran cantidad de tierras para la agricultura y la
ganadería. Todo este progreso genero el cambio de Buenos Aires convirtiéndola en una ciudad
comparable a las de Europa. Hay que tener en cuenta que también es una época signada por el
fraude electoral y que a pesar de que Ibarguren critica a personas como Benito Villanueva y
que considera a Roca como alguien que trata de luchar contra ese sistema corrupto, este
también participa de el a través del PAN y de la Liga de Gobernadores, apoyados en el
clientelismo político.

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