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INSTRUMENTO DE TRABAJO PARA LA

ASAMBLEA PARROQUIAL 2019


Y PROYECCIÓN 2020

“Comunidad parroquial San Antonio de Padua,


nos reconocemos, valoramos y aceptamos
como discípulos evangelizados para evangelizar”

Oración de acción de acción de gracias por la parroquia.

Jesú s, ésta es hoy mi oració n:


Gracias por mi parroquia.
¡Estoy recibiendo tanto de ella! ¡
Tengo tanto que agradecerle!
En ella te estoy descubriendo,
en ella estoy aprendiendo a amarte y a seguirte.

Desde ella escucho tu Buena Noticia,


desde ella recibo el pan necesario para el camino.

Cuando me canso, me deja su palabra de á nimo,


cuando me caigo, me entrega tu perdó n.
Cuando me siento débil, ella me fortalece,
cuando me duermo, ella me despierta.

Gracias, Jesú s, por mi parroquia,


Gracias por los niñ os y los jó venes,
por los mayores y los ancianos.

Todos, formamos tu Comunidad, tu Iglesia.


También hoy quiero pedirte por ella, Señ or,
por sus grupos y actividades, por su gente.
¡Cuá nto me ayudan!

Que seamos un rincó n cálido,


un lugar donde nos queramos y respetemos,
un espacio donde vivamos como hermanos,
donde, unidos, nos esforcemos por tu Reino.

Y te ruego algo má s, con la fuerza de que soy capaz.


Que mi parroquia no luche por sí y por su causa.
Se empeñ e, má s bien, en Ti y en tu causa.
Que no destaquemos por hacer muchas cosas,
por ser muchos e importantes.
Que nos conozcan, Señ or,
por vibrar y soñ ar con lo que tú vibraste y soñ aste.

Jesú s, te doy gracias por mi Parroquia.


Jesú s, te pido por mi Comunidad.
Ella es el camino, Tú , la meta y el horizonte. Amén
LA ASAMBLEA PARROQUIAL.

¿Qué es una Asamblea Parroquial?

Es el espacio de participació n y de corresponsabilidad de los bautizados en el discernimiento, reflexió n y


definició n de las orientaciones pastorales que hacen la vida y misió n de la Iglesia.

Función

 Analiza y reflexiona sobre su realidad pastoral y comunitaria.


 Discierne la voluntad de Dios sobre la parroquia.
 Ofrece el propio discernimiento sobre las decisiones pastorales de la comunidad parroquial.
 Trata los asuntos de mayor importancia para la vida y misió n de la parroquia en el ambiente
circundante.

Composición

 El pá rroco, presbíteros o diá conos asignados a la parroquia.


 Los consagrados que dan un servicio en el territorio pastoral.
 Los agentes de pastoral, grupos y movimientos presentes en la parroquia.
 Personas de buena voluntad que viven en la parroquia.

PROGRAMA PARA LA ASAMBLEA PARROQUIAL

5:30 p.m. Santo Rosario


6:00 p.m. Eucaristía
7:00 p.m. Animació n y avivamiento - Invocació n al Espíritu.

7:30 p.m. Lectio Divina. Lucas 24, 13-35

Aquel mismo día dos discípulos se dirigían a un pueblecito llamado Emaús, que está a unos doce kilómetros de
Jerusalén, e iban conversando sobre todo lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en
persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo:
«¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían muy desanimados.

Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: «¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está
enterado de lo que ha pasado aquí estos días?» «¿Qué pasó?», les preguntó. Le contestaron: «¡Todo el asunto
de Jesús Nazareno!» Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo.
Pero nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de él, lo hicieron condenar a muerte y clavar en la
cruz. Nosotros pensábamos que él sería el que debía libertar a Israel. Sea lo que sea, ya van dos días desde que
sucedieron estas cosas.

En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, pues fueron muy de mañana al sepulcro y,
al no hallar su cuerpo, volvieron hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo. Algunos de
los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.»

Entonces él les dijo: «¡Qué poco entienden ustedes y qué lentos son sus corazones para creer todo lo que
anunciaron los profetas! ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?» Y les
interpretó lo que se decía de él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas.
Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo:
«Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos. Y
mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. En ese momento
se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No
sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

De inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo.
Estos les dijeron: «Es verdad: el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.» Ellos, por su parte, contaron lo
sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del Señor

1. Nos situamos en el texto: ¿Qué dice el texto?

En la narració n bíblica podemos distinguir en un paso previo y cuatro momentos, el camino de


transformació n que el pueblo de Dios necesita recorrer para expresar el modelo ideal de Iglesia.

El momento previo: La decisión primera de "ponerse en camino".

Punto de partida del itinerario ha sido la decisió n de "ponerse en camino". Decisió n de salir de una
situació n e ir hacia otra. Y se parte porque la situació n presente es insostenible y opresiva. Hay que
liberarse de la misma. Una comunidad sin horizontes y fosilizada que no puede justificar el esfuerzo de
superació n. Desilusionados por la frustració n y por el incumplimiento de las promesas, deciden, por fin,
iniciar un camino, salir de la situació n, intentar otra solució n.

Es la conciencia de que algo anda mal, el punto de partida para iniciar un camino de solución.

Primer momento: el encuentro con Cristo.

El encuentro inicial de dos experiencias contrastantes -la de Cristo y la de los discípulos- que se refieren a
un mismo hecho o acontecimiento: la muerte de Cristo.

Los discípulos abandonan la comunidad porque ésta se encuentra traumatizada y como paralizada por la
muerte de Cristo. Cerrada a la esperanza, la comunidad y los discípulos en ella viven "tristes y
desilusionados". Incapaz de retener a sus miembros, la comunidad vive un dinamismo dispersivo, má s
fuerte que el dinamismo unificante, integrante. La falta de fe en las promesas, lleva a la comunidad a caer
en el dinamismo disgregante del cansancio, de la rutina, del pesimismo, de la falta de ideales y de celo
apostó lico, de la falta de energía para correr los riesgos de la fe.

Los discípulos, sin embargo, no abandonan la comunidad por desinterés sobre lo acontecido en esos días,
pero su interés está cargado de oscuridad, de desilusió n y tristeza. Por lo mismo inician su camino
reflexionando y discutiendo sobre los acontecimientos de aquellos días, pero no concluyen nada; no
logran descubrir el sentido de cuanto ha acontecido.

En la narració n de Lucas no son los discípulos los que encuentran a Jesú s, sino que É l se hace encontrar, se
acerca a ellos y se pone a caminar junto con ellos (Lc 24, 15). Esto también enseñ a que si los agentes de
pastoral quieren sinceramente ayudar a la gente a reencontrarse con Cristo, es necesario, ante todo,
"acercarse" a ella, ponerse a caminar juntos. Acercarse, es decir salir de la sacristía e ir a la calle, a las
casas, allí donde la gente está y donde se plantea el problema religioso.

Segundo momento: la iluminación.


La profundizació n e iluminació n de la Palabra de Dios que suscita en los discípulos la petició n: "quédate
con nosotros porque la tarde declina”.

Aquí podemos distinguir tres pasos de crecimiento que ponen en evidencia la pedagogía de Cristo.

Primer paso (Lc 24, 26-24) es aquel en el que Jesú s no enseñ a nada a sus discípulos, sino que les pregunta
sobre su experiencia, sobre el porqué de su tristeza, sobre sus reflexiones y discusiones, como sí É l no
supiera nada. Los escucha, deja que se desahoguen, los incita a que expresen su perplejidad y sus
interrogantes. Así aparecen dos cosas importantes: la esperanza mesiá nica de tipo político y la
incapacidad de esos discípulos de reconocer a Cristo en su misterio de muerte y, por tanto, de
resurrecció n. Incrédulos ante el testimonio de algunas mujeres, tampoco lo reconocen mientras camina
con ellos.

Segundo paso (Lc 24, 25-27) consiste en la iluminació n que Jesú s hace y cuyo comienzo consiste en
desmontarles su mentalidad, pero a partir de sus mismas preocupaciones, de su experiencia, de los
elementos de salvació n que había en ella. Pero los discípulos necesitan de una nueva visió n y, sobre todo,
de una nueva actitud de corazó n. Por ello, Jesú s los llama a la conversió n, abriéndoles las escrituras, desde
Moisés hasta el ú ltimo de los profetas. Y esta enseñ anza, a su vez, se centra en el misterio de la pasió n-
muerte y resurrecció n

El tercer paso es aquel en que surge un nuevo ardor y el alma se dilata frente al sentido de la vida que
ofrece la Escritura: Cristo. Y esto acontece en la medida en que la gente acoge la Palabra.

Renace el ardor de la fe salvífica que empuja y mueve a proclamar la fe, no en sentido intelectual
racionalista sino en el del "quédate con nosotros porque la tarde ya declina". Profesió n de fe que es
experiencia de amistad, de proximidad, de confianza, para permanecer juntos porque el desgaste y el
cansancio del camino han alcanzado una meta. Y Jesú s "hizo como si tuviera que seguir", esto es, no
impuso nada ni se hizo indispensable. Dejó a los discípulos en la libertad de optar y permaneció con ellos.

Tercer momento: la fracción del pan.

El redescubrimiento experiencial de un ideal de vida que se expresa en la necesidad de compartir la vida y


el "pan”.

En la narració n de Lc 24, 30-32, es el momento de compartir los bienes que se tienen como ú nica familia y
cuya cumbre es la "fracció n del pan". Entonces "se abrieron sus ojos y lo reconocieron; pero él desapareció
de su vista".

En estas breves palabras tenemos un concentrado de una etapa catecumenal: redescubrimiento de la


comunidad, compartiendo los bienes espirituales y, en alguna medida, los materiales; redescubrimiento
de la presencia santificante de Cristo en medio de ellos y su revelació n en la Eucaristía o fracció n del pan;
redescubrimiento de Cristo resucitado y de la misió n. Estas son las tres fases de esta etapa en el camino
hacia la madurez.

Cuarto momento: la misión.

La vuelta, entusiasta y emocionada, a la comunidad para compartir la misma fe en la resurrecció n de


Cristo y la misma experiencia de la misió n.

En fin, los discípulos "partieron al instante y volvieron a Jerusalén". Dejadas atrá s tantas cosas que se
fueron aclarando en el camino, descubierto el sentido de la vida y aprendido a vivir en comunidad y para
ella, el signo de la madurez es el compromiso por transmitir la propia experiencia y ayudar a otros a
vivirla. Y cuando vuelven a Jerusalén para proclamar la resurrecció n de Cristo, encuentran a los apó stoles
que ya lo sabían. Entonces se comunican las experiencias del resucitado con el gozo y la paz de la
resurrecció n.

Es la etapa de la madurez que no tiene término para aquéllos que han vivido el proceso con sinceridad y
rectitud interior. Pero esta madurez en intensidad de vida y de comprensió n del misterio del amor de Dios
es fruto del don de sí, de la capacidad de reiniciar el camino junto con todo el resto del pueblo que ha
quedado atrá s o que ha vivido el mismo camino con menos profundidad. Es el nuevo plan, cuyo punto de
partida es el mismo proyecto comunitario de vida y misió n.

Se trata ahora de reiniciar el camino en orden a su actuació n, a partir de la comunicació n de la experiencia


vivida y con el gozo pascual, al que van unidos los dones del Espíritu: paz, bondad, paciencia, benignidad,
misericordia, esperanza.

En este itinerario podemos leer el de todo cristiano hacia la santidad pero el texto propone, y conviene
subrayarlo, un itinerario comunitario y pastoral (espíritu y acción) hacia la santidad-unidad-misión.

8:00 p.m. Introducción: Meta parroquial 2020

Al finalizar el añ o 2020, todas las personas que habitan en nuestra comunidad parroquial de San Antonio
de Padua:

• experimenta la vivencia de la reconciliació n y comunió n, se valoran y aceptan a través de acciones


significativas en la comunidad y los sectores;
• haber crecido en la integració n y consolidació n de las estructuras bá sicas parroquiales, a fin de caminar
hacia el Reino de Dios percibiendo un proceso de conversió n personal y pastoral.

PARA LA PLENARIA

Después de haber compartido dentro de cada comunidad. Al igual que se hizo con la evaluació n realizada
a mitad de añ o, vamos ahora a participar por comunidades sobre los siguientes aspectos a reflexionar:

1. Desde una reflexió n del Evangelio, ¿Qué aporto desde el sentido de pertenencia a mi comunidad
parroquial?
2. ¿Qué aspectos de nuestra pequeñ a comunidad podríamos mejorar o no repetir, para que seamos
una verdadera comunidad de hermanos animada por la palabra y alimentados de la Eucaristía?
3. Como parte integrante de nuestras pequeñ as comunidades ¿Có mo permitimos que la comunidad
parroquial sea una comunidad de comunidades evangelizada y evangelizadora?
4. Como pequeñ as comunidades, es necesario estar fundados sobre la roca que es Cristo, por ello,
debemos respeto y obediencia al pá rroco y al vicario parroquial, así sabremos evaluarnos a cerca
de:
a. Conversió n personal y pastoral
b. Evangelizados para evangelizar
c. Celebració n sacramental
d. Formació n permanente
e. Comunió n fraterna entre comunidades
f. Testimonio de vida

Nos proyectamos en un año de trabajo

¿Qué aportaremos para que el 2020 seamos una comunidad de comunidades evangelizada para
evangelizar?

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