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EL TRANSTORNO BIPOLAR EN LA DOCENCIA

UNIVERSITARIA

Tal vez Ud. escucho hablar sobre: El extraño caso de Dr.


Jekyll y Mr. Hyde, la clásica novela del escritor escocés
Robert Louis Stevenson, que es un relato lleno de misterio
que guarda entre sus líneas una pregunta fundamental del
ser humano: ¿Qué es el mal?¿somos por naturaleza
buenos…o malos? Y yo preguntaría: ¿Tenemos entre
nosotros personas con doble personalidad? Aquí les muestro
un caso de la vida real, de quien no revelare el nombre del
docente, pero que servirá para que pueda reconocer el
trastorno bipolar, sepa identificarlo y entienda que
consecuencias trae.
I. UN DOCENTE CON TRANSTORNO BIPOLAR

El trastorno bipolar, antes denominado «depresión maníaca»,


es una enfermedad mental que causa cambios extremos en
el estado de ánimo que comprenden altos emocionales
(manía o hipomanía) y bajos emocionales (depresión).
En el mundo hay miles de personas, de distinta condición
social, de distinta ocupación que sufren de esta enfermedad.
Caras vemos, corazones no sabemos, dice un dicho.
Como Ud. es una persona de bien, trata de acercarse a
personas, de las cuales pueda aprender más. Personas que
su vida sea un ejemplo.
Imagínate que un día conoces a una persona muy amable,
de modales exquisitos. Una persona ponderada, que en todo
momento se muestra de buen carácter y de manera natural
sientes hacia ella, gran afecto. La empatía que muestra esta
persona hacia todos te hace pensar que estás ante un gran
ser humano. Piensas que se trata de alguien a quien hay que
imitar, porque es un ejemplo de humanidad. Incluso,
comienzas a admirarla y pensar en ella, como un referente de
lo que tú debería de ser, en el mundo profesional.
Ella es tu profesora y estas muy a gusto, enseña bien,
domina la materia y eso te hace sentir, que te has sacado la
lotería. Un día toma un examen y te desaprueba, a ti y a casi
la mitad del salón.
Y una semana después, recibes un whatsup, en el que ella
demostrando su gran consideración por los alumnos, te invita
a ti y a tus compañeros, para un Examen Oral. Te indica que
es porque están desaprobados y que la evaluación será a las
5 pm.
Acudes al llamado de tu profesora, pensando en su gran
generosidad, Lo dejas todo, te presentas a la cita media hora
antes. Pero la docente, no llega, no se presenta.
Así que te pones a conversar, amenamente con otros amigos,
esperando dos horas y media. Pero la docente que tú
admiras y que te mando el mensaje, no aparece.
Piensas que tal vez fue una confusión y te retiras a buscar un
cibercafé, comunicas a tu hija, que no vino la docente y que
vas a regresar a casa.
Luego regresas al centro de estudios, para despedirte y te
dicen: “la docente acaba de llegar y está en el local. Corres a
buscarla por todas las aulas y ella no está. Preguntas a todos
por ella y luego de medio hora te enteras, que está escondida
en una sala de cómputo, de la institución. Recibe a unos
alumnos, a otros no los quiere atender, alumnos salen y no
permiten el ingreso de otros compañeros.
Pides el auxilio de otros docentes, y luego de que la
conminan a que salga y atienda a sus alumnos, la docente
abre la puerta y…..con el rostro contraído, con un rostro
colmado de enorme cólera, casi diabólico te dice:
“Yo no he mandado llamar a nadie, yo no voy a tomar ningún
examen”. Si Uds. desaprobaron, no es mi problema. Yo solo
les voy a entregar el examen”. Y la docente te tira la puerta
en la cara, con enorme grosería. Se encierra en una oficina,
negándose a atenderte a ti y a otros alumnos.
Tú, impactado por este trato, te quedas de piedra.
Paralizado, estupefacto, confundido.
¿Qué ha pasado? ¿Qué cosa es esto?
No entiendes el porqué de esta reacción de tu profesora y te
retiras, bajando las escaleras, confundido.
¿Hay alguna explicación, para este comportamiento
extraño de la profesora, que a ratos es una persona muy
amable y en otros, se muestra como una persona
intratable, violenta, llena de enorme resentimiento?
¿Una persona puede citar a todos sus alumnos de
urgencia, dejarlos plantados dos horas y media y luego
de que los convoca, simplemente decirles, que no los
llamo?
Estamos ante un caso de doble personalidad. Peligroso si se
trata de una docente.
II. EL MALTRATO PSICOLÓGICO.
Todo esto que hizo la docente, se interpreta como maltrato
psicológico. ¿Por qué? Porque los alumnos desaprobados
creen que su profesora los quiere ayudar, que les está
tendiendo la mano, y cuando todos llegan contentos, la
docente enfurecida les dice que ella no los ha convocado.
Es decir. La docente juega con las expectativas de los
alumnos. Los ilusiona con la posibilidad de aprobar rindiendo
un nuevo examen y luego los rechaza duramente. Los hace
dejar todos sus quehaceres laborales, gastar su pasaje, para
acudir a la cita y luego de que los manda llamar, les dice que
ella no ha llamado a nadie.
El maltrato psicológico o ejercer conductas de control sobre
el alumno, también pueden minar y destruir a una persona.
El maltrato emocional o psicológico se da en aquellas
situaciones en las que los individuos significativos de quienes
depende el sujeto lo descalifican, humillan, discriminan,
someten su voluntad o lo subordinan en distintos aspectos de
su existencia que inciden en su dignidad, autoestima e
integridad psíquica y moral.
2. I. QUE DICEN LOS ALUMNOS SOBRE EL MALTRATO
PSICOLOGICO.
Dentro de los aspectos que resaltan los estudiantes, está el
trato desigual y una actitud diferencial ante los demás
compañeros, las agresiones verbales y los regaños. Estas
situaciones disminuyen los niveles de participación de los
estudiantes por temor a ser ridiculizados y agredidos por sus
docentes. Todas estas actitudes de parte de los docentes son
muy delicadas en un espacio donde los jóvenes se están
formando y debería primar el respeto, la equidad y el buen
trato con los estudiantes.

2.2. EL DOCENTE BIPOLAR


Se trata de una persona aparentemente normal, muy
educada, que domina la materia que enseña, y que de
pronto cuando menos se espera, cambia totalmente por
otra su personalidad: “es ofensiva, violenta,
megalómana, maniaco depresiva, agresiva, indolente.
En las universidades la presencia de este tipo de docente,
con estos trastornos mentales, es negativa y tremendamente
perniciosa. ¿Por qué?
Porque agreden moral y psicológicamente a sus alumnos, a
los que hace sentir como peleles, como seres miserables con
los que ella puede hacer, lo que le dé la gana. Los
sentimientos de los alumnos no cuentan, solo lo que él o ella
quieren. ¿Qué quieren? Someter a sus alumnos, “disfrutar
martirizándolos psicológicamente”. “Quieren que les teman”.
“Quieren algo, pero no se atreven a decir exactamente qué”.
Sobre el maltrato psicológico por parte de los docentes,
encontré una revista que señalo esto:
Los porcentajes más altos de la agresión o intimidación del
docente hacia el alumno se dan a partir de la expulsión del
aula (25,8%), seguido de los regaños (20,0%) y las
correcciones públicas (19,3%). En menor porcentaje, los
señalamientos e indirectas (7%) y las amenazas (6,4%) jugar
con las expectativas del alumno (2.5%). Estas actuaciones
del docente las toman algunos estudiantes como
manifestaciones de violencia hacia ellos, que los lleva a
sentirse excluidos y a veces, no genera ninguna reflexión en
relación a su conducta, más bien, lo asumen como una forma
de liberarse de una clase en la cual no se sienten cómodos y
les resulta poco interesante.
En la docencia muchas veces estas prácticas se dan
reiteradamente, sobre todo en el contexto del aula de clase.
Este tipo de maltrato o intimidación se presenta en algunos
casos, por situaciones que el estudiante manifiesta:
comportamiento inadecuado en el aula, como salirse del
salón, no presentar las tareas, interrumpir las clases
reiterativamente, hacer críticas negativas del tema o de la
clase en sí o porque no está a gusto con el profesor, entre
otras.
Este maltrato que ejerce el docente con sus estudiantes es
consecuencia de la hostilidad verbal, la desvalorización en
forma de crítica o amenaza constante. Esto dificulta las
interacciones con sus pares, el aprendizaje y el deseo de
conectarse, logrando diferentes niveles de auto
desvalorización.
Camargo (1996) describe como manifestaciones de este tipo:
los señalamientos psicologistas dirigidos al alumno (en púbico
o en privado); las correcciones antipedagógicas al estudiante;
el regaño o “cantaleta” permanentes (que muchos consideran
una manera normal y cotidiana de relación con el estudiante)
y las clasificaciones y tipificaciones de los estudiantes
(buenos y malos, adelantados y atrasados, disciplinados e
indisciplinados, etc.)

Con el ejemplo mostrado de una docente, que convoca a


todos sus alumnos y luego cuando estos llegan anhelantes de
una oportunidad para aprobar, les dice, que ella no los
convoco, denota evidente maltrato psicológico.
¿Es esto normal? No.
¿Hay alguna explicación, para estas conductas extrañas,
inesperadas, en personas aparentemente normales?
Si, si la hay.
Se trata de un “trastorno bipolar”.
Sobre el trastorno bipolar se ha escrito esto:
III. EL TRANSTORNO BIPOLARi

3. I. EPIDEMIOLOGÍA

El trastorno bipolar es una enfermedad que puede afectar


aproximadamente a 2 de cada 100 personas, y que tiene la
misma incidencia en ambos sexos. El trastorno bipolar es una
enfermedad cerebral en la que se produce una alteración de
los mecanismos bioquímicos que regulan las emociones y el
humor.
Las personas que lo padecen experimentan cambios
inusuales en el estado de ánimo, en la percepción de la
energía y en la conducta. No se trata de una imperfección del
carácter, de una debilidad personal o de algo que se pueda
resolver autónomamente.

3.2. LA MANÍA

La palabra manía en el vocabulario común tiene múltiples


significados, pero en el contexto del trastorno bipolar indica
alteraciones muy precisas.

Frecuentemente, la primera manifestación es la progresiva


falta de necesidad de sueño. Se suele dormir de 2 a 3 horas y
es habitual levantarse con mucha energía. El estado de
ánimo alcanza la euforia, pero a menudo aparecen
irritabilidad y hostilidad si al paciente se le lleva la contraria.
El discurso se hace rápido e incesante. Aumentan las ideas,
los proyectos y la confianza en sí mismos.

Se actúa de manera desinhibida, así que aumentan los


gastos, el deseo sexual y a veces la promiscuidad.

Se pueden tomar decisiones totalmente incoherentes por la


tendencia a infravalorar los riesgos, y se pone en riesgo la
propia salud y la de los demás.

A veces la intensidad de la euforia hace que se pierda el


contacto con la realidad, y aparecen así síntomas psicóticos
como delirios y alucinaciones, que en la mayoría de los casos
causan la hospitalización.

Los delirios suelen ser de grandeza y místicos; se


pueden llegar a creer que tienen poderes sobrenaturales
o que son la reencarnación de santos y de personajes
famosos.
Las alucinaciones pueden afectar a los cinco sentidos y no es
raro que se dé mucha importancia al sexto sentido.

Es difícil ser consciente de la naturaleza patológica de estos


cambios, de modo que no se busca ayuda médica. El entorno
familiar social y laboral se ve profundamente afectado, por lo
que se pueden producir separaciones, desastres económicos
y despidos.

Al haberse producido una alteración de los mecanismos


bioquímicos que regulan las emociones y el humor, con un
oportuno tratamiento farmacológico los síntomas disminuyen
hasta desaparecer, lo que permite la recuperación de la
propia personalidad.
3.3. FASES MIXTAS DEL TRASTORNO BIPOLAR

En un 30% de las personas que tienen un trastorno bipolar


los síntomas característicos de la manía y la depresión
aparecen mezclados. Estas mezclas de síntomas maníacos y
depresivos se denominan FASES MIXTAS.
Con bastante frecuencia en el mismo día el paciente está
alegre y triste, y a menudo está muy irritable y enfadado. En
general puede haber todo tipo de mezcla de síntomas
depresivos y maníacos, lo que hace que su enfermedad
resulte extraña y difícil de comprender tanto para él como
para los demás.
Las “subidas” y las “bajadas” son diferentes de las que
experimentan la mayoría de las personas. Se llaman fases de
manía o de depresión y pueden llegar a ser tan graves como
para requerir la hospitalización.

...Pero hay buenas noticias: se puede lograr una


estabilización gracias a tratamientos farmacológicos
apropiados y a terapias psicológicas, sobre todo
psicoeducativas, de modo que es posible alcanzar una buena
calidad de vida.

i
https://www.trastornolimite.com/trastornos/el-trastorno-bipolar

IV. EL TRASTORNO BIPOLAR EN PERU

Más de 23 mil peruanos sufren Trastorno Bipolar


Nota de Prensa
https://www.gob.pe/institucion/minsa/noticias/27095-mas-
de-23-mil-peruanos-sufren-trastorno-bipolar
Durante el 2018 el Minsa atendió a 8,924 personas por
episodio de manía o trastorno bipolar
Fotos: Minsa
01 de abril de 2019 - 2:10 p. m.
Aproximadamente 23,196 personas padecen de Trastorno
Bipolar en el Perú y entre el 1% y 2% de la población
mundial, afirmó el Director de Salud Mental del Ministerio de
Salud (Minsa), Yuri Cutipé Cárdenas.
El médico agregó que el 2018 el Minsa atendió a 8,924
personas por episodio de manía o trastorno bipolar.
Cutipé Cárdenas explicó que el trastorno bipolar es un
trastorno mental crónico y recurrente en el que el estado de
ánimo fluctúa en períodos de manía y depresión. En general,
dificulta a la persona adaptarse al entorno cultural y social en
el que vive y produce alguna forma de malestar subjetivo.
Mencionó que los síntomas varían de acuerdo a la fase en la
que se encuentra la persona. En la fase de manía predomina,
tanto la euforia como el ánimo expansivo o la irritabilidad,
autoestima desproporcionada, cambios en la forma de
comunicarse como la aceleración del pensamiento y el
lenguaje, la desinhibición y distraibilidad, también
encontramos impulsividad, hiperactividad, búsqueda de
situaciones de riesgo, inquietud o agitación. En los casos
graves, es frecuente el desarrollo de síntomas psicóticos,
como delirios, o en menor frecuencia, alucinaciones.
La fase de depresión se caracteriza por la presencia de
tristeza persistente y la pérdida de interés. La persona siente
desesperanza, vacío interno, ansiedad, angustia o intensa
apatía. El pensamiento se hace lento, monótono, con una
disminución general de las ideas y proyectos, siempre con un
tono pesimista o desagradable. En esta fase también pueden
presentarse síntomas psicóticos. Los episodios mixtos son
aquellos que combinan simultáneamente síntomas maníacos
y depresivos.

El trastorno bipolar puede producir una seria alteración de la


vida cotidiana de la persona, dificultando al máximo su
actividad personal, familiar, social y laboral. Las personas con
trastorno bipolar requieren de un cuidado integral,
farmacológico y psicosocial.

El trastorno bipolar se diagnostica clínicamente (es decir, a


través de la entrevista y el examen mental por un profesional
de la salud mental) desde la confirmación de mínimamente un
episodio maníaco o ante la presencia de la fluctuación
anímica descrita asociada a los síntomas y el malestar
subjetivo que conlleva. Adicionalmente, se requiere descartar
otras posibles causas de los síntomas descritos, como una
enfermedad física o el consumo de sustancias psicoactivas.
¿Por qué están estigmatizadas?
El funcionario dijo que un problema que enfrentan las
personas con trastorno bipolar y en general las personas con
trastornos mentales, es el estigma que existe en todas las
sociedades y culturas acerca de su condición. Existen mitos
muy difundidos que señalan que las personas con trastornos
mentales son peligrosas, violentas, incapaces, entre otros
estereotipos y prejuicios, que las estigmatiza.

La evidencia científica por el contrario muestra que las


personas con trastornos mentales son mayoritariamente
víctimas de violencia antes que victimarios, y en la mayoría
de los casos los episodios de violencia en los que se ven
involucradas se entienden y solucionan mejor tomando en
cuenta el contexto en el que se produce. Por lo tanto, es una
tarea de todos luchar contra el estigma hacia las personas
con trastornos mentales, el cual impide su plena recuperación
y participación en la sociedad.
Tratamiento
Las personas con trastorno bipolar requieren de cuidados
integrales que incluyan un tratamiento farmacológico,
intervenciones psicoterapéuticas, sociales y aquellas que
contribuyan a que la persona recupere su proyecto de vida y
pueda mitigar todo malestar subjetivo que tenga, como el
trabajo con la familia y la rehabilitación.

Estos tratamientos tienen eficacia plena cuando se realizan


en el ambiente cotidiano de la persona, su comunidad y con
respeto pleno de los derechos de la persona con este
trastorno.
Actualmente, el Ministerio de Salud atraviesa un proceso de
reforma de la atención de salud mental, que desarrolla un
modelo comunitario de atención que permite a las personas
acceder a tratamientos integrales, multiprofesionales, en una
red de atención que se despliega en la comunidad.
Las personas que padecen de trastorno bipolar, pueden
hacer uso de los Centros de Salud Mental Comunitario que
existen en los diferentes territorios de nuestro país; y los
familiares de dichas personas, pueden acudir en búsqueda de
ayuda y orientación para sus seres queridos.
Detectar la enfermedad en la vida adolescente

A fin de detectar tempranamente este trastorno se


recomienda a los padres observar si sus hijos adolescentes
presentan cambios en el carácter, es decir, si explota con
facilidad, si es impaciente, intolerante, impulsivo, agresivo,
violento o tiene dificultad para comunicarse con los demás
porque si esto es parte de su día a día debe ser evaluado a
fin de recibir tratamiento temprano de ser necesario.

Hay en el Perú miles de personas que sufren de trastorno


bipolar, y no lo saben. Necesitan asistencia médica.
V. EL TRASTORNO BIPOLAR EN EL MUNDO

El trastorno bipolar afecta a entre el 1 % y el 3,3 % de la


población mundial y en su mayoría a jóvenes, según un
estudio publicado por el Journal of the American Medical
Association en 2011. Sus causas son una combinación de
factores genéticos, alteraciones hormonales, estrés y el uso
de drogas y fármacos. Esta disfunción es una alteración
cíclica en el estado de ánimo: los pacientes pasan
rápidamente de la euforia, denominado como estado de
hipomanía o manía, a la depresión. Según el doctor José
Manuel Montes, jefe de Psiquiatría del Hospital del Sureste
de Madrid, con amplia experiencia clínica en el tratamiento de
la depresión y del trastorno bipolar, "la manifestación más
frecuente de inicio de esta enfermedad son los síntomas
depresivos".

Lo normal es que el primer episodio ocurra a finales de la


segunda década de vida o a principios de la tercera, entre los
18 y los 25 años. El caso de González Marqués, que tenía 33
años cuando se le manifestó la enfermedad, es lo que los
expertos denominan "episodio mixto", es decir, uno que
combina síntomas maníacos y depresivos. Con el tiempo ella
entendió que la manía era un recurso instintivo para escapar
de una situación muy dolorosa que la desbordó. "Cada caso
es diferente, pero si hay algo en común es que cuando uno
tiene un brote es un caos total, un momento en la vida en la
que todo se te va de las manos", explica.

El tratamiento farmacológico es la piedra angular de la


recuperación. El promedio hasta que un paciente termine
siendo diagnosticado suele ser de ocho años. El doctor
Montes asegura que, aunque el tratamiento dure años, un
paciente con trastorno bipolar estabilizado -que lleva años sin
recaídas-, llega a tener una vida normal “tal como un enfermo
de diabetes”. Solo deberá tomar una simple medicación diaria
y no olvidar sus límites emocionales, así como qué personas
o situaciones cotidianas debe evitar.

Una dificultad importante e histórica para la estabilización de


los pacientes con esta enfermedad es la estigmatización
social. Usue Espinós, psicóloga que trabaja para la
Asociación Bipolar de Madrid, sostiene que “el peor estigma
es el autoasumido por el paciente al notar que es diferente
del resto”. Históricamente, el cine, la literatura y los medios de
comunicación han fomentado estereotipos contra personas
que padecen enfermedades mentales. Reiteradas veces
desde la cultura se la ha asociado a personas extravagantes
(la película Una mente maravillosa, de Ron Howard),
violentas (El resplandor, de Stanley Kubrick), peligrosas (El
silencio de los corderos, de Jonathan Demme) y, entre otras
cosas, individuos carentes de pensamiento racional (La
Naranja mecanica, novela de Anthony Burgess también
llevada al cine por Kubrick). Según un estudio de 2005 de la
Asociación Americana de Psicología, titulado El Impacto del
estigma de la enfermedad mental, estos “estereotipos,
prejuicios y discriminaciones (...) pueden privar a quienes la
padecen de oportunidades para el logro de sus objetivos
vitales, especialmente aquellos que tienen que ver con su
independencia económica y personal”. Esta creencia social
ignora que, según los expertos, un porcentaje menor de los
enfermos mentales tiene conductas violentas. “Muchas veces
la sociedad prefiere culpar y responsabilizar a los más
vulnerables por las conductas indeseables [por ejemplo, los
crímenes violentos] que podría cometer cualquier persona”,
razona Espinós.

En Madrid existen Centros de Rehabilitación Laboral (CRL),


que forman parte de la Red de Atención Social a personas
con enfermedad mental y forman a los pacientes para
reinsertarse laboralmente. May González Marqués, pese
haber trabajado en diversas cosas, tuvo la suerte de poder
trabajar con su madre en el momento en que sufrió su primer
brote: "Tuve la suerte de poder descansar después de mi
hospitalización y comenzar a trabajar cuando consideré que
estaba lista", recuerda. Pocos tienen esa posibilidad y
terminan perdiendo sus trabajos. Por eso, lugares como los
CRL en Madrid o centros privados como la Fundación
Manantial son fundamentales a la hora de planear una
progresiva reincorporación laboral.

Otro de los problemas durante los primeros años de


tratamiento es la falta de adherencia de los pacientes con
trastorno bipolar al diagnóstico farmacológico. "A uno, de
pronto, le dicen que tiene una enfermedad mental y que debe
tomar una serie de medicamentos. Es difícil de asimilar y
lleva a que los enfermos abandonen en las primeras etapas,
cuando sabemos ese periodo es fundamental para evitar las
recaídas", detalla el doctor Montes. Frente a esta situación,
este médico explica que tanto él como sus colegas suelen
recomendar a sus pacientes que cuenten con “un referente
familiar" para que se garantice un mejor tratamiento y ayude a
"detectar las más pequeñas variaciones anímicas y lograr
contrarrestarlas lo antes posible”. La psicoeducación, dicen
los especialistas, es clave para que los pacientes y sus
familiares entiendan la dimensión del problema y sean
capaces de identificar cuáles son las situaciones que agravan
o benefician la estabilidad emocional de los afectados.

A González Marqués se la ve segura y muy cómoda con su


condición, pese a los momentos difíciles que ha atravesado y
sobre los que prefiere no ahondar. Pese a no sentir el
estigma social ni el autoestigma reconoce que ha tenido que
ser muy cautelosa al informar sobre su condición cuando ha
tenido que trabajar en un entorno no familiar o desenvolverse
en otros ámbitos sociales. Confiesa que lo que la mantiene
estable es su vocación por ayudar a los demás con sus libros
y como voluntaria en la directiva del Asociación de Familiares
de Enfermos Mentales. La luz del sol entra al salón decorado
de plantas e ilumina su rostro. Con una mirada seria y
expresión relajada dice: “Yo hago meditación en movimiento,
que quiere decir estar activa lo más posible. Ahí es dónde
estoy mejor. Los que tenemos con problemas de salud mental
debemos escaparle a la mente”.

CONCLUSIONES:

 Las personas bipolares son aparentemente normales


 Cambian de personalidad a momentos.
 Son amables corteses, cariñosas, pero a ratos:
violentas, intratables, disfrutan humillando a sus
semejantes.
 Ejercen maltrato psicológico contra los que le rodean, de
manera inconsciente y se niegan testarudamente a
aceptar su enfermedad, su error.
Autor: Pedro Alejandro Reyes Ramos
Estudiante: Derecho y Ciencias Políticas-12 Ciclo
Universidad José Carlos Mariátegui-Perú.
Ocupación:
Director del Centro de Conciliación Extrajudicial Hans Kensel
Resolución Directoral No 1879-2011-JUS/DNJ-DCMA
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Perú.

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