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Seminario “HISTORIOGRAFÍA Y ENSEÑANZA.

LA HISTORIA ARGENTINA DESDE LAS


PROVINCIAS” - SEMANA 1 - 6 Y 9 DE ABRIL 2020

TEMA: “AUTONOMÍAS PROVINCIALES” HISTORIOGRAFÍA

Profesora: Valentina Ayrolo (FH-UNMDP)

Desarrollo de la clase

“Estas declaraciones de independencia que se hicieron en cada ciudad y


su jurisdicción, que asumían al decir de ellas, su soberanía, ha dado lugar
a que se consideraran estos hechos como la disolución de la Nación, como
un estado de anarquía general; cuando en realidad fue el más decidido
paso hacia la organización nacional” (Celesia, 1932: 146)

Un año después de haber declarado la Independencia, en 1817, el Congreso se traslada


a Buenos Aires donde residía el Director Supremo, cabeza del nuevo Estado. Su
composición había cambiado. En casi todos los casos, los diputados que comienzan a
sesionar en Buenos Aires no son los que declararon la independencia. La mayoría de las
jurisdicciones, ciudades, eligieron nuevos representantes porque las facultades de los
que estaban en Tucumán habían caducado, pero también porque muchos, no podían
afrontar los gastos resultantes de mantener diputados en Buenos Aires. La consecuencia
de esta situación fue que la tendencia federal presente en Tucumán quedó en franca
minoría y esto repercutió en las decisiones posteriores. Sin duda la más importante fue
la sanción de una nueva Constitución de corte centralista. Pese a que la Constitución se
juró en varias ciudades su rechazo generalizado se puso de manifiesto en 1820. El 8 de
enero de 1820 una parte importante del Ejercito auxiliar del Perú, o mejor dicho lo que
quedaba de él, se amotinó en la Posta de Arequito (Santa Fe) y se negó a seguir la ruta
hacia Buenos Aires para enfrentar a los ejércitos del Litoral. Sus líderes, casi todos
generales de las provincias de arriba regresaron a sus lugares de origen. Unos días
después, el 1º de febrero el ejecito de Buenos Aires era derrotado en los campos de
Cepeda por los ejércitos de Entre Ríos y Santa Fe mientras los portugueses ocupaban la
Banda Oriental concluyendo de este modo el gobierno de los Pueblos Libres liderado
por Artigas.
Mil ochocientos veinte fue para Buenos Aires el inicio de lo que se conoció cómo la
“anarquía del año veinte”. Lo que ocurrió luego, la autonomía de las Provincias es el
tema de esta clase.
Pero antes de comenzar conviene recordar que 1810 y 1815 son años significativos para
entender 1820 porque, tanto la Revolución como los estallidos autonómicos de 1815,
que desembocaron en la constitución de la Liga de Pueblos Libres, fueron antecedentes
de las posturas que sostenían un grado importante de independencia/ autonomía para
las Provincias. (ver: Goldman, 2000, selección de la cátedra)
Recordemos que luego del 25 de mayo un sector importante de los revolucionarios
insistió en que debía llamarse a una Junta ampliada que integrara a todas las ciudades

1
del virreinato, para la resolución de la coyuntura política. 1 Cuando entre 1810 y 1811
muchas de las ciudades ya habían enviado sus diputados se manifiestó con más fuerza
la necesidad de estar todas representadas con el mismo peso en las decisiones de
gobierno. Sin dudas, con la llegada de los diputados orientales a reunión de la Asamblea
del año XIII esta postura, federal-confederal,2 se vio materializada en sus instrucciones
y luego de ser rechazada su integración a la convención, tomó forma en la Liga de los
Pueblos Libres.
Desde 1819, la mayor parte de las ciudades que habían sido sedes de gobierno se
declaran independientes entre sí. Dicho esto, vale la pena remarcar que lo que hoy
conocemos como Provincias originalmente no habían tenido el mismo estatuto jurídico.
Además, aquellas ciudades sedes de Gobernaciones no aceptaron de buen grado que
las ciudades que le estaban sujetas en calidad de subalternas se independizasen. Las
cabeceras: Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Tucumán y Salta, buscaron los medios para
mantener sus antiguas estructuras políticas y jurídicas. 3 Por ello, cuando estas ciudades
cabecera hablan de Provincia se refieren a las antiguas demarcaciones de sus
territorios.4 Ninguna de las sedes quiere renunciar al control, para entonces dudoso, del
espacio que antiguamente administraban. Los motivos aparecen con claridad en una
comunicación que envía el gobernador de Córdoba Javier Díaz al teniente gobernador
riojano en 1815, donde le dice:
“La falta de una cabeza que nos rija y de una Asamblea que nos represente ha
destruido, es verdad, las relaciones que debe haber entre los miembros con
aquella pero no los vínculos y obligaciones que hay y debe haber de ciudadano a
ciudadano, y de Pueblo a Pueblo. (…) La separación o elevación de un Pueblo o
Partido en Provincia no debe ser obra de Ciudadanos que lo componen. El interés
común exige que las de más partes del todo del estado consientan en ella. Bien
pudiera ser que la Rioja tenga en simisma lo bastante para erigirse en Provincia
Independiente pero como digo esta jerarquía deberá dársela la Asamblea
Nacional y no ella misma (…)”5

1
Sobre el caso de Córdoba en particular y esta disputa por la representación se puede consultar Ayrolo,
V. “La ciudad cooptada (…)”
http://anuarioiehs.unicen.edu.ar/Files/2011/ARTICULO%20FORMATO%20Ayrolo.pdf
2
Sobre el tema se puede leer Chiaramonte, José Carlos “El federalismo argentino en la primera mitad del
siglo XIX” In: Carmagnani, Marcello (coord.) Federalismos latinoamericanos: México, Brasil y Argentina.
México: F.C.E, 1993
3
Cabe recordar que durante el año de 1814 con motivo de la guerra en el frente altoperuano y las
necesidades de formar un ejército de cara al cruce de los Andes se constituyeron dos nuevas
demarcaciones, la gobernación de Tucumán y la de Cuyo. La primera se constituyó a partir de la
gobernación intendencia de Salta la segunda de la de Córdoba.
4
“Recordemos que las Gobernaciones Intendencias, también llamadas Provincias, designaban un espacio
político administrativo nuevo que incluía espacios menores que le estaban sujetos: las subdelegaciones.
Los gobernadores Intendentes tenían las cuatro causas (justicia, policía, hacienda y guerra más el vice
patronato) mientras que las subdelegaciones solo tenían dos causas (contencioso de hacienda y guerra).
Como señala François-Xavier Guerra estas ciudades-provincias son pequeñas repúblicas, actores
autónomos de la vida social y política, e incluso tendencialmente ciudades-estados en caso de que la
autoridad del Estado desapareciese” Ayrolo, V. “Hacia la construcción de las Provincias: vínculos y
obligaciones de Pueblo a Pueblo (…)”
5
Carta de Javier Díaz a Francisco Brizuela y Doria, 22 de junio de 1815. Archivo del Obispado de La Rioja
libro de Tama, consultado en el Archivo del Arzobispado de Córdoba, citada en: Ayrolo, V. “Hacia la
construcción de las Provincias: vínculos y obligaciones de Pueblo a Pueblo (…)”

2
En 1820 sosteniendo argumentos similares, el gobernador de Córdoba Juan Bautista
Bustos era categórico en su negativa de aceptar la separación de las ciudades
subalternas de sus cabeceras. Así le responde al gobernador de Catamarca respecto de
su declaración de independencia “La libertad de los pequeños distritos me parece una
farsa. Léase la historia y se verá que ni aun antes del imperio de los Incas, no se
encontraron en esta América tribus tan reducidas como en el día se pretenden”. 6 Luego
se lamentará, diciendo que “embriagados [los pueblos] con un sistema porque tanto
habían aspirado, sin prevención de sus cargas, sólo tratan de reducir sus dependencias
a pequeñísimas asociaciones que de suyo nada valgan”.7 Tal vez el origen de estas ideas
pueda encontrarse en el libro La política de Aristóteles donde se menciona que son tres
las condiciones que definen “el derecho a constituirse legítimamente en cuerpo político:
la existencia de una finalidad colectiva, formulada en términos de bien, de felicidad y de
utilidad comunes; una forma de educación (la virtud); y condiciones materiales
suficientes. En otros términos, las causas suficientes de una comunidad garantizan la
perfección”.8 (Todo el desarrollo de este tema puede consultarse en Ayrolo, 2016)
Entonces, teniendo en cuenta que en el escenario de 1820 las ideas de equidad
republicana entre las ciudades planteadas en 1810 9 y los proyectos políticos de
independencia iniciados en 1815 parecen concretarse a simple vista no aparenta que la
caída del poder central trajese anarquía política. Desorden, confusión, caos, fueron las
expresiones materiales del momento de incertidumbre, pero, no podríamos afirmar de
forma contundente que no se sabía qué hacer. Un grupo importante de hombres, en
cada ciudad, en cada Provincia, tenía claro el camino a tomar: el del federalismo 10
¿Cómo llevar a cabo la empresa? ¿Cómo hacer de ella una experiencia exitosa y viable?
Esas cuestiones y otras con ellas relacionadas ocuparán a los políticos durante las
décadas siguientes a 1820. La búsqueda de una forma de gobierno conveniente al
conjunto de las Provincias, ex - unidas, llevó varias décadas. En el camino se ensayaron
diferentes formas de organización política. Ninguna puso en duda la unidad político-
administrativa denominada Provincia ni las experiencias de gobierno conjunto, por lo
menos hasta 1852. Por eso, cobran sentido las reflexiones de Ignacio Nuñez cuando
afirma: “(…) los gobernadores parecen no tener más límites en su duración que el

6
SEGRETI, Juan Bautista Bustos…, cit., p. 49.
7
CARLOS SEGRETI El país disuelto. El estallido de 1820 y los esfuerzos organizativos, Buenos Aires, Editorial
de Belgrano Editorial de Belgrano, 1982, p. 376.
8
CALDERON y THIBAULD, La majestad de los pueblos…, cit., p. 97.
9
Recordemos que la Junta de gobierno instalada en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810 fijó entre sus
prioridades la obtención acuerdo por parte de todas las jurisdicciones del virreinato del Rio de la Plata,
para sujetarlas desde el punto de vista administrativo. Esta intención era acorde con las gestiones que el
Cabildo de dicha ciudad había iniciado unos años antes para obtener la concesión de ser nombrado
“protector” del resto de los del virreinato. La misión era complicada considerando la resistencia
manifestada por varias de las ciudades más importantes del flamante virreinato quienes, contrariando los
deseos de Buenos Aires, habían intentado alcanzar un grado mayor de autonomía respecto de la capital
virreinal. Así lo había intentado Asunción, La Paz, Charcas, Montevideo… no parecía raro que a su vez lo
pretendiera Córdoba.
10
Como señala Chiaramonte: “… se ha producido un fenómeno de deslizamiento de sentido, que hace
que la noción de federalismo en la historiografía argentina concluya por ser referida a fenómenos de
dislocación política, mientras en la bibliografía política de la que deriva se asocia a lo inverso, a procesos
de unificación” en: “El federalismo argentino…” p. 2.

3
establecimiento del gobierno general”. 11 La demora en el establecimiento de un
gobierno general fue el gran tema de la primera mitad del siglo XIX argentino.
En este marco vamos a ver varios casos provinciales que nos permitirán entender el
proceso que abre 1820. 12 Elegimos:
- Buenos Aires
- Mendoza, la Provincia de Cuyo
- Tucumán la República 1821-1822
- Santa Fe13
- Córdoba
Conviene acompañar el trabajo de TP (Trabajo Práctico) con la lectura del texto de
Chiaramonte “Formas de identidad en el Río de la Plata luego de 1810”, recomendado
para esta semana. En él se rastrean las diversas formas de identidad política pensándolas
como expresiones de “ciudadanía” por ende de la soberanía. Para mostrar esta relación
el autor utiliza las constituciones provinciales, los pactos y acuerdos así como las
distintas formas de evocar a los sujetos de imputación soberana: Provincias, Nación o
ciudadanos. Conviene entonces utilizar este texto como marco del trabajo plateado en
el TP. Se sugiere realizar un punteo de las cuestiones más importantes del texto para
tenerlas presentes a la hora de realizar las actividades planteadas en la segunda parte
de esta clase de la semana.

Propuesta de recursos para incluir en la clase


https://www.youtube.com/watch?v=ce9cs5ae7nY
Bibliografía orientadora para la clase teórica

1. Goldman, Noemi “Los orígenes del federalismo rioplatense 1820-1831” Cap. III,
Nueva Historia Argentina, Sudamericana, 2000, selección pp. .
2. Chiaramonte, J. C., “Formas de identidad en el Río de la Plata luego de 1810”,
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. E. Ravignani”,
Tercera serie, N° 1, 1989, pp. 71-92.
3. Ayrolo, Valentina, “Hacia la construcción de las Provincias: vínculos y
obligaciones de Pueblo a Pueblo. Los casos de Córdoba y La Rioja 1815-1824”,
Revista de historia del Derecho, Nº 52, 2016, pp. 1-30.

11
Carta de I. Nuñez a W. Parish, 2 de enero de 1825. Citado por Halperin Donghi, Revolución y Guerra,
FCE, 1972, p. 395
12
Un caso que no abordamos en este TP de forma explícita pero que es muy importante tener en cuenta
es el de Salta y Jujuy. Esta última jurisdicción sigue estando sujeta a la gobernación de Salta hasta la
declaración de su independencia en 1835, no obstante, tiene representación en el Congreso de 1824.
13
Se recomienda la lectura de: Tedeschi, Sonia “El Estatuto provisorio de Santa Fe (1819). Un análisis
desde la cultura política”
https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/78817/CONICET_Digital_Nro.fa860839-110e-4178-
8cf7-09545be2a22b_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y

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