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Textualmente: “die Intellektuellen Heroen der Moral, wie etwa Kant, Fichte, Spinoza…”
Artículo periodístico escrito entre enero y febrero de 1842. Apareció en la revista de los
neohegelianos: Anekdota zur neuesten deutschen Philosophie und Publicistik, Bd. 1, Zürich,
1843. Fue re-editado en la primera selección de escritos de Marx: Karl Marx Gesammelte
Aufsätze, hg. von Hermann Becker, Köln 1851; ahora en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke,
Dietz Verlag Berlin, Band 1. Berlin/DDR 1976, pp. 3-25. En dicha compilación de 1851, sin
embargo, Marx data al texto erróneamente como escrito en diciembre de 1841.
2
Köppen, Karl Friedrich; Friedrich der Große und seine Widersacher. Ein Jubilschrift, Wigand,
Leipzig, 1840. La dedicatoria reza: “Meinem Freunde Karl Heinrich Marx aus Trier gewidmet”.
3
En: ibidem, pp. 39-40. Pasados los años el Marx maduro tendrá un juicio severísimo y
despreciativo sobre el ilustrado Friedrich II, como por ejemplo en los textos sobre la cuestión
polaca de 1863-1864.
Iluminismo en general. Es imposible que el trabajo intelectual coetáneo del
joven Marx en esta época no estuviera en consonancia con estas tesis político-
filosóficas de su amigo, hasta tal punto que en un ritornello Köppen aparece
citado positivamente en el Vorrede de su tesis doctoral: “Estos sistemas
(epicúreos, estoicos y escépticos) son la clave para comprender la verdadera
Historia de la Filosofía Griega. En cuanto a sus conexiones con la vida de Grecia,
encontramos una sugestión bastante profunda en el libro de mi amigo Köppen,
Federico El Grande y sus opositores”4
7
Hegel, F. W. G.; Vorlesungen über die Geschichte der Philosophie, Werke in zwanzig Bänden.
Band 19, Suhrkamp, Frankfurt, 1979, pp. 210-211. En español: Lecciones sobre Historia de la
Filosofía, II, Editorial FCE, México, 1985, pp. 302-303.
8
Ibidem; p. 213; p. 305.
9
Ibidem; p. 219; p. 310.
10
No es posible saber con certeza qué edición de Aristóteles ha usado Marx, pero presenta
ciertas particularidades que son típicas de las ediciones aristotélicas críticas del siglo XVI o
XVII: los filólogos encargados del aparato científico de la Gesamtausgabe deducen que es la
edición publicada en Ginebra en 1605 por el filólogo humanista protestante Isaac Casaubon;
Véase: Karl Marx/Friedrich Engels; MEGA (2), Abt. 4: Exzerpte, Notizen, Marginalien, Band I,
Apparat, p. 733.
por Aristóteles en De anima, volverán a ser configurados por Hegel a lo largo de
su obra en su elaboración de la fundamental figura de la Autoconciencia.
Recordemos brevemente que Hegel tematiza en dos lugares de su obra la
Autoconciencia y su dialéctica: primero en la segunda sección de la
Fenomenología del Espíritu (orientada hacia el problema de la Verdad) y en
segundo lugar en una versión condensada, dentro del capítulo dedicado al
Espíritu en la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas (orientada hacia la
Libertad).11 En la famosa sección B, de la Fenomenología… Hegel dirá que con la
Autoconciencia (Selbstbewußtsein) “entramos pues en el Reino de la Verdad” y
a la que caracteriza como una situación en la que “el Yo es el contenido de la
relación (objeto-saber) y la relación misma; es él mismo contra otro y sobrepasa
al mismo tiempo a este otro, que para él es también sólo el mismo” Para Hegel
el primer momento de la Autoconciencia se da cuando se contrapone a su objeto
como unidad bajo la apetencia (Begierde), y “a través de esta Reflexión en sí
mismo (Reflexion-in-sich), el Objeto ha devenido Vida (Leben).”12 La
Autoconciencia descubre y distingue de sí misma como als seiend, “lo que es”,
ya no en el modo de certeza sensible y de la percepción, sino, dirá Hegel, que es
ser reflejado en sí mismo, y el Objeto de la apetencia inmediata es “algo vivo”.
La Autoconciencia es, entonces, una de las figuras de la Conciencia, cuya
experiencia progresiva y dialéctica es representada en la propia
Fenomenología… y es más que un fenómeno o una estructura cognoscitiva.
Identidad de Sujeto y Objeto, de saber y sabido, en al Autoconciencia para Hegel
(como para Fichte, de quién retoma la idea)13 se da por primera vez una Unidad
de Pensamiento y Ser, aunque sea una unidad todavía abstracta que tiene la
realidad fuera de sí. El verdadero concepto de Verdad no es la identidad del
Sujeto con ese especial Objeto (que es él mismo) sino la identidad de ese Sujeto,
sino con la Realidad. Y es una identidad en la que la diferencia (la Gegenstand,
la oposición) está incluida y superada (aufgehoben). Por ello el concepto de
Verdad hegeliano es constitutivo, primero, que la Verdad sea concebida como
concordancia entre Sujeto y Objeto; en segundo término que esta concordancia
sea entendida gracias a la Identidad y la Negación. La implicación es que
Identidad y Diferencia forman un conjunto dinámico, en el cual no sólo son
dinámicos ambos términos, sino la misma relación entre ellos, o sea: la
Identidad que existe entre ellos no sólo es actividad del Sujeto,, sino el
Movimiento (Bewegung) que produce esa Identidad entre ambos. Un
Movimiento, al contrario de la mera deducción lógica, no es simplemente
analítico, sino al mismo tiempo sintético. Estamos frente a la Dialéctica en sí
misma. Pero existe otra dimensión elemental en Hegel, el tema esencial de la
Fenomenología…, que en ella la Conciencia, en su paso desde la certeza al
absoluto saber, experimenta en cada nivel una “experiencia”. El subtítulo de la
obra ya lo destacaba: Wissenschaft der Erfahrung des Bewusstseyns (Ciencia
de la Experiencia de la Conciencia), lo que quiere decir a través de las
11
Hegel, G. W. F.; Werke, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften im Grundrisse,
Band 10, Suhrkamp, Frankfurt, 1979, pp. 213-215. En español: Enciclopedia de las Ciencias
Filosóficas, Editorial Alianza, Madrid, 1997, pp. 476-482.
12
Hegel, G. W. F.; Phänomenologie des Geistes, Felix Meiner, Hamburg, 1952, pp. 134-135. En
español: Fenomenlogía del Espíritu, Editorial FCE, México, 1981, pp. 107-108.
13
La idea de que, por un lado, al relación del Yo consigo mismo y la Identidad y, por otro lado, la
relación del Yo con lo otro y la Negación, se aclaren recíprocamente (no puede entenderse la
Identidad y la Negación independientemente de la relación Subjekt-Subjekt y de la relación
Subjekt-Objekt), proviene de Fichte. Por supuesto que Hegel adopta el concepto fichtiano de
Autoconciencia para la primera figura de la Conciencia y el primer paso hacia el Saber.
Determinaciones abstractas (unilaterales o contradictorias) cada figura de la
Conciencia consiste en un comportamiento de la Conciencia consigo misma y
con el Mundo en una praxis concreta, ya sea una praxis gnoseológica o de
conocimiento14 o de una praxis vital en sentido estricto, donde nos jugamos la
propia vida (Amo-Esclavo) e incluso puede generar formas de conciencia
unilaterales (desdichadas) que desembocan en intentos de fijarla en sistemas
filosóficos.15 En ambos ejemplos, Hegel demuestra que cuando la Conciencia
intenta realizar su construcción teórica o práctica en la concreta praxis, los
momentos no explícitos de la Konstruktion, del Concepto, demuestran su
inestabilidad y de esa manera la Conciencia hace la amarga experiencia de la
falsedad de su construcción inicial. Como lo había hecho Fichte, Hegel reduce
los modos de praxis, tanto teórica como práctica, al modelo Sujeto-Objeto: el
Sujeto se comporta teóricamente cuando se deja determinar por el objeto, y
prácticamente cuando, por el contrario, él es el que determina al Objeto. Una tal
praxis está siempre regulada por una concepción que la Conciencia se construye
tanto de sí como de la realidad. El otro aporte de Hegel (y Fichte) es que si la
Autoconciencia quiere saberse esencial, sólo lo logra cuando le es confirmado, le
es “reconocido” por el algo que tiene frente a sí. Pero para llegar a este momento
la propia Autoconciencia debe modificar su propia construcción y experimentar
que lo otro, el algo que tienen enfrente, también es esencial como ella misma:
“la Autonconciencia obtiene su satisfacción sólo en otra Autoconciencia” Es
claro entonces que hay una Dialéctica que llega a un fin duradero, la Libertad (o
la Verdad) cuando reconoce a los otros como quisiera ser reconocido por ellos, y
se llega al momento del Espíritu. Este “reconocimiento” está relacionado con el
logro de mostrarse libre. La Libertad no es una propiedad, ni una posesión, sino
un esfuerzo, un resultado y un fenómeno gradual. La Libertad en la
Autoconciencia en su más alto grado es entendida por Hegel como Autonomía y
su criterio la autodeterminación16 El alto más grado de Autoconciencia, la
allgemeine Selbstbewußtsein, que Hegel define como “la forma de la Conciencia
de la Sustancia de toda espiritualidad esencial”, es su paso al Espíritu Objetivo,
es decir, a la Razón (expresada en su Filosofía del Derecho como Sittlichkeit,
Eticidad). También muchos interpretes han visto en la Vorlesungen de Historia
de la Filosofía de Hegel un estímulo filosófico-político: Hegel veía en el sistema
de Aristóteles el punto cúlmen de todo un entero período de la filosofía griega y
el joven Marx, que ya maduraba la superación del Hegelianismus, pensaba en
Hegel como el último episodios conclusivo y sistémico de la historia del
pensamiento y de la conciencia de la Modernidad. Si con Epicuro era posible
superar las caducas certezas de Aristóteles,… ¿con qué contrafilosofía se podría
superar a Hegel y su lógica mistificada y panteísta?17
Como vemos, tanto Aristóteles, Spinoza, Hegel como Fichte guían la lectura
pero es obvio además que el texto psicológico-dialéctico aristotélico es afín a la
14
Como en la sección A, “Independencia y Sujeción de la Autoconciencia: Señorío y
Servidumbre”; Hegel, G. W. F.; Phänomenologie des Geistes, Felix Meiner, Hamburg, 1952, p.
141. En español: Fenomenología del Espíritu, Editorial FCE, México, 1981, p. 113.
15
Como en la sección B, “Libertad de la Autoconciencia; Estoicismo, Escepticismo y la
Conciencia desventurada”; ibidem; p. 151. En español: ibidem, p. 121.
16
Hegel la denomina absolute Selbständigkeit, Autosuficiencia absoluta. Muchos han
relacionado el concepto de reconocimiento de Hegel con el concepto de respeto de Kant.
17
Es la tesis de Bongiovanni en su bello estudio preliminar a la edición italiana de los cuadernos
berlineses, véase: Bongiovanni, Bruno; “Introduzione”, en: Marx, Karl; Cuaderno Spinoza 1841;
Bollatti Boringhieri, Torino, 1987, pp. 35-36.
Filosofía de la Autoconciencia baueriana que todavía, por estas fechas, sostiene
sin fisuras el joven Marx. Existe una posible fuente oculta de inspiración a la
lectura de Spinoza: se trata del extraño libro de Moritz Hess, Die heilige
Geschichte der Menschheit (Historia Sagrada de la Humanidad”. 18 El libro, que
anunciaba una Reino de Dios sobre la Tierra en forma de una Nueva Jerusalén
socialista, unía el atávico mesianismo judío, junto con las filosofías de Spinoza y
de Hegel, amalgamadas con las teorías sociales de Babeuf y Fourier. Hess
anunciaba que el corazón de esta Nueva Jerusalén sería la síntesis de Alemania
y Francia: “…de Francia, el país del combate político, nos llegará un día la
verdadera Política; así como de Alemania nos vendrá la verdadera Religión. De
la unión de ambas nacerá la Nueva Jerusalén.” La armonía final, que no será
producida por una revolución política sino social, dirá Hess, será la instauración
del Comunismo, fin de la Historia. Además de buscar la “igualdad total”, Hess
afirmaba spinozianamente que “lo esencial es la Negación”. El tema central
consiste en que el género humano puede recuperar su perdida unión con Dios,
por lo que el comunismo del futuro se deduce del pasado; la sociedad comunista
repararía, por medio de la igualdad y la libertad, la escisión entre los hombres
causada por la propiedad privada. La desigualdad es la causa de todos los males:
“La necesidad física que ahora comienza a predominar está causada por la
creciente riqueza de una parte de la sociedad y la creciente pobreza de la otra.
Esta discordancia, desigualdad y egoísmo, llegarán a ser aún mayores.
Alcanzarán un nivel que aterrará hasta al más estúpido e insensible…” En un
principio los hombres vivieron en una sociedad indiferenciada de espíritu y
materia, condición primitiva para la invención de la propiedad. La nueva
Harmonie, según Hess, consistía en una nueva distribución, una nueva
“humanidad social” en que la propiedad de los medios de producción (la forma
social de la avaricia codiciosa), junto con la competencia y la división del trabajo
embrutecedora, fuera abolida para siempre. Para lograr este ideal los hombres
deben (en el espíritu de Fichte) obedecer el imperativo moral de buscar la vida
santa en el recíproco sacrificio de sí. Este libro está considerado la primera
expresión del pensamiento socialista en la Alemania del siglo XIX.19
Debemos decir entonces que la presencia de Spinoza en el joven Marx excede la
directa mención de su nombre, y es inspiración directa en tres direcciones
fundamentales: I) en la maduración de una Kritik teológica y política
materialista; II) en la construcción de la relación práctica Hombre-Naturaleza;
III) en su perspectiva filosófica y ontológica “no-dualista”.
De tal manera, en los inicios de 1841 Marx planifica seriamente junto a Bruno
Bauer la creación de un periódico filósófico ateo, un radikale Zeitschrift, el
abortado Archiv des Atheismus. Entre otras ocupaciones, Marx comienza a
estudiar el aprendizaje del idioma italiano. Ese mismo enero el joven Marx
comenzará a escribir y anotar en unos cuadernos sus primeros extractos y
comentarios sobre una serie de filósofos clásicos de la Modernidad, Leibniz,
Hume, y los más extensos sobre el judío subversivo de Vooburg, Baruch de
Spinoza.
24
Ibidem; pp. 30-31.
25
Véase: Rosen, Zwi; “Der Einfluss von Moses Hess auf die Frühschriften von Karl Marx”, en:
Grab, W. (Hrsg.); Jahrbuch des Institutes für deutsche Geschichte, Tel-Aviv, 1979, Band VIII,
pp. 143-174. También su libro: Moses Hess und Karl Marx. Ein Beitrag zur Entstehung der
Marxschen Theorie, Hamburger Beiträge zur Sozial- und Zeitgeschichte, Hamburg, 1983.
26
Anónimo (Moritz Hess), Die Europäische Triarchie; Otto Wigand, Leipzig, 1841. Marx hará
suya la fórmula spinoziana, como en una carta a Adolf Cluss del 20 de julio de 1852, donde le
dice que “como ha enseñado Spinoza, es una consolación considerar a todas las cosas sub specie
aeterni…”, en: Werke, Band XXVIII, (Karl) Dietz Verlag, Berlin/DDR, 1963, p. 544. Sobre Cluss,
corresponsal de Marx y exiliado en EEUU después de las revoluciones de 1848, véase: Lessoff,
Alan and Mauch, Christof (Eds.); Adolf Cluss, architect. From Germany to America, ; Berghahn
Books, 2005.
27
Ibidem; p. 121. Es también de la Etica, Prop. XLIX, Corolario.
28
Ibidem, pp. 3-39.
29
Ibidem, p. 123. Hess llama por un Nothwendige Rückher zu Spinoza.