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Capítulo I: Introducción a la política.

I- LA POLÍTICA.
1 ¿Qué significa “política”?
La palabra “política” de refiere a la actividad desarrollada por los ciudadanos que se preocupan por los
asuntos concernientes al Estado o la escuela, el barrio, la ciudad, la provincia e incluso la nación. El objetivo
es hacer triunfar la propia voluntad en el seno de esa relación social. Ed decir, tener poder, ser participe en
la formulación de decisiones.
En un sentido especifico, la política se refiere a la actividad de gobernar o conducir el Estado, tanto en la
organización como en la administración de sus asuntos internos o externos. Los políticos son quienes
llevan adelante, con la participación activa o pasiva del resto de la ciudadanía.

2 La Ciencia Política
La Ciencia Política indaga el conjunto de saberes sistemáticos referidos al campo específico de la política.

II- ELEMENTOS DE LA VIDA POLÍTICA.


1 La sociedad.
El hombre vive con otros semejantes para una convivencia permanente más o menos armónica, se debe
organizar estableciendo normas básicas que regulen la vida social. Esas reglas tienen un objetivo, cubrir las
necesidades fundamentales del grupo. Para establecerlas, surge la actividad política.
La política es una actividad puramente humana, que de desarrolla en tanto el hombre vive en comunidad.

2 El poder político.
Es “La probabilidad de imponer la voluntad propia en una relación social contra cualquier tipo de
resistencia por parte de los otros participantes de esa relación”. Supone una relación de mando-
obediencia. En esa relación existe un sujeto que actúa, un objeto sobre el que se puede actuar y medios
(físicos o ideales) con los que es posible esa acción.

3 El Estado.
Cuando la comunidad se organiza en un territorio y tiene soberanía -o pleno poder de decisión- en el
mismo, podemos hablar de que existe un Estado. Es decir que los elementos constitutivos del Estado son
población, territorio y poder.
Estado es el “monopolio de la fuerza en el interior de un territorio determinado”.
El Estado es el ámbito natural donde se desenvuelve la actividad política.
Es también la institución política encargada de administrar el poder político a través de instituciones.

III- ÉTICA POLÍTICA.


1. Ética: concepto.
La moral es el conjunto de comportamientos que la mayoría de los integrantes de una sociedad suele
aceptar como válidos, y la ética es la rama de la filosofía que reflexiona sobre el por qué se los considera
válidos, y compara las “morales” de las distintas sociedades o de distintos grupos de una misma sociedad.
Fernando Savater, en su libro Ética para Amador, vincula la ética con la libertad que tenemos para elegir lo
que hacemos, con la conciencia de la propia voluntad al realizarlos, y con la responsabilidad que debemos
asumir frente a nuestros propios actos.
Por qué se debe hacer el bien. Cuatro principios de la moral:
1) El filosófico: haz el bien por el bien mismo, por respeto a la ley.
2) El religioso: hazlo porque es la voluntad de Dios, por amor a Dios.
3) El humano: hazlo porque tu bienestar lo requiere, por amor propio.
4) El político: hazlo porque lo requiere la prosperidad de la sociedad de la que formas parte, por amor
a la sociedad y por consideración a ti.

2. La desvalorización de la política.
En Ética para Amador, Fernando Savater se pregunta:
¿Por qué tienen tanta mala fama los políticos? A fin de cuentas, en una democracia políticos somos todos,
directamente o por representación de otros (…)
Entre esos políticos los habrá muy decentes y otros caraduras y aprovechados, como ocurre entre los
bomberos, los profesores, los sastres, los futbolistas y cualquier otro gremio.
En nuestro país, tras largos años de dictadura y falta de práctica democrática, al concepto “política” se lo
confunde con la “conducta de los malos políticos”.
El ciudadano debe interesarse y ocuparse de la política. El bien común surge seleccionando a las mejores
para que se dediquen a la política.

3. La ética política.
La política tiene como objetivo el bien común de la sociedad; la ética se ocupa del obrar bien.
Según Savater: el objetivo de la política es el de organizar lo mejor posible la convivencia social, cualquiera
que tenga la preocupación ética de vivir bien no puede desentenderse de la política.
La ética no se ocupa de lo que uno hace por obligación, sino de lo que elige voluntariamente hacer. Por el
contrario, a la política no le importa si los ciudadanos obedecen las leyes porque les parecen correctas o
porque temen el castigo por infringirlas, su objetivo es que se cumplan, su interés está en los logros
obtenidos.

4. Relación entre política y ética: distintas opiniones.


Para Platón, los gobernantes deben ser verdaderos guardianes del Estado. Como su objetivo es el
bienestar de toda la sociedad, para lograrlo pueden utilizar recursos que no se consideren correctos en el
plano personal, pero sí en el plano público, como por ejemplo ocultar informaciones o mentir siempre que
sea en beneficio de la comunidad.
Para Aristóteles, también la ética y la política están profundamente ligadas y si bien son distintas las
normas morales que deben inspirar a la conducta política de la personal, la primera debe estar siempre
regida por la justicia.
Nicolás Maquiavelo (1467-1527), en su trabajo sobre política que se llama El Príncipe, no se preocupa de lo
que debería ser la política en cuanto a principios éticos, sino que tomando ejemplos en los gobiernos del
pasado y del presente analiza cómo se desenvuelve la política en esos Estados, y qué es en realidad lo más
conveniente hacer en cada caso -si uno es el gobernante- para llevar a cabo su gestión con éxito. La frade
“El fin justifica los medios” es una sentencia maquiavélica.

5. La Realpolitik (el “realismo político”)


La Realpolitik sostiene, como Maquiavelo, que la política se debe analizar técnicamente, con los datos
reales de cómo se comportan los seres humanos y los grupos de poder y de presión, y no con las normas
morales del deber ser. No es que Maquiavelo afirme que los valores éticos no son buenos para la
humanidad, sino que dice que hay demasiada gente que no lo es, y teniendo en cuenta esa realidad es
como debe gobernarse.
Muchos en la actualidad afirman que la actividad política se rige por leyes técnicas y no las consideran
“inmorales” sino “moralmente neutrales”.
6. Ética y publicidad de los actos de gobierno.
Norberto Bobbio advierte contra el peligro que trae sobre la democracia las acciones secretas de los
gobiernos.
“Todas las acciones referentes al derecho de otros hombres cuya máxima no puede ser publicada, son
injustas”. Sólo las acciones injustas del Estado o de los gobernantes son las que pueden provocar un
escándalo tal que no conviene publicarlas, y deben por lo tanto mantenerse secretas.
Existen teorías que afirman que “le está permitido al Estado lo que no le está permitido a los ciudadanos
privados y por lo tanto el Estado está obligado a actuar en secreto para no hacer escándalo” y por
consiguiente podrían dar origen a abusos de poder.
Para mantener la democracia real, es decir, para consolidar un sistema de gobierno que hoy consideramos
aceptablemente justo, el gobierno debe dar publicidad de sus actos a fin de permitir al ciudadano conocer
las acciones de quien detenta el poder y controlarlo. La mejor manera de tratar de que la ética no se aleje
de la función pública es la información.

7. La ética en nuestra Constitución.


En la Constitución Argentina de 1853 se reserva a la Cámara de Diputados el derecho de acusar a los
funcionarios del Poder Ejecutivo y Judicial ante el Senado por falta de responsabilidad, mal desempeño de
sus funciones, delito en el ejercicio de las mismas o crímenes comunes. El Senado debe ser quien juzgue a
los acusados en juicio público y si los encontrare culpables los puede destituir y declararlos incapaces de
ocupar empleos públicos.
Actualmente por la gran cantidad de delitos de corrupción y mal ejercicio de la función pública que se
dieron no sólo en gobiernos de facto sino también en los constitucionales se estableció el nuevo artículo
36.

Capítulo II: Los mecanismos de Participación.


I- ARTICULACIÓN Y PARTICIPACIÓN DEL PUEBLO.
1 La democracia directa.
Rousseau sostenía que la única forma de democracia era donde el ciudadano gobernaba por sí mismo, sin
intermediarios. Es muy difícil que exista en el mundo una democracia así por las condiciones requeridas.
Los autores generalmente dan como ejemplo de democracia directa a la de las polis griegas; allí las
condiciones sociales distaban de lo que hoy consideramos justo, puesto que existía la esclavitud, y las
mujeres y los descendientes de extranjeros no participaban en las Asamblea, que era donde los
ciudadanos ejercían sus derechos políticos.
Las instituciones de la democracia directa, según Norberto Bobbio, son dos: la asamblea de los ciudadanos
deliberantes sin intermediarios y en el referendum. Para que fuera una democracia directa, por la cantidad
de leyes que hay que resolver hoy en día, debería convocarse a referendum diariamente.

2 La democracia indirecta o representativa.


Ésta es la forma de gobierno que tomó nuestra Constitución en su artículo 1°: <<La Nación Argentina
adopta para su gobierno la forma representativa…>>.
En la forma de gobierno representativa, se adopta la teoría jurídica del mandato, que es un contrato de
derecho privado. “Todos los funcionarios efectivos son mandatarios del pueblo, no porque lo manden sino
porque deben obedecer su voluntad expresada en la Constitución o condicionada por ella”.

3. Representación política: concepto.


De acuerdo a la definición de Carlos S. Fayt, la representación política es la situación objetiva por la que la
acción de los gobernantes se imputa a los gobernados, siendo para éstos de efecto obligatorio, siempre
que se ejercite en su nombre y con su aprobación expresa.
Para Bobbio, “un Estado representativo es un Estado en el que las principales deliberaciones políticas son
realizadas por los representantes elegidos. Pero para Fayt el significado más específico de este término lo
vincula a la función legislativa; es decir, los diputados y senadores son nuestros representantes.

4. Formas de representación.
Antes de que se reconociera la soberanía popular como base legítima del gobierno, el rey o jefe de ese
Estado, tribu, clan, etc; ejercía la Representación apropiada: el dirigente -generalmente por tradición-
tiene apropiado el derecho de representación. En la Representación de intereses se eligen los
representantes de acuerdo a la pertenencia profesional, por sus iguales a fin de que los mismos defiendan
sus intereses. Es la función política de los sindicatos.
En la Representación vinculada, el representante o mandatario está vinculado a sus mandantes por
mandato imperativo y derecho de revocación.
Cuando el pueblo los elige como representantes, lo que importa no es cómo los elige sino para qué,
especificándoles bien cual debe ser su tarea. Si no la cumple, el mandante lo puede retirar de ese cargo y
poner a otro en su lugar (revocación de mandato). El representante es un vocero de sus representados.
En la Representación libre el representante es elegido por el pueblo en forma directa o indirecta, y no está
ligado por instrucción alguna, siendo dueño de su propia conducta.

Las democracias representativas tienen representantes cuyas características son:


a) Una vez elegido ya no es responsable frente a sus electores y en consecuencia no es revocable;
b) No es responsable porque está llamado a tutelar los intereses generales de la sociedad civil y no los
intereses particulares de tal o cual profesión.

5. Algunos problemas de la democracia indirecta.


La representación libre, vida política desde el momento en que sus representantes no están obligados por
mandato a responder ante sus representados por sus actos.
Los partidos políticos y los grandes grupos de poder económico y social son quienes toman las decisiones, y
el pueblo se limita a corroborarlas con su voto.
Según Adam Przeworski “las sociedades democráticas no están integradas por individuos que actúan
libremente, sino por organizaciones colectivas capaces de coercionar a aquellos cuyos intereses
representan”. Bobbio: “las decisiones colectivas son fruto de negociaciones y acuerdos entre grupos que
representan fuerzas sociales (sindicatos) y fuerzas políticas (partidos), más que de votaciones en
asambleas.
En nuestra Constitución, hasta la reforma de 1994, estaba expresamente prohibida la participación del
pueblo en el gobierno si no era a través de sus representantes. Esto era debido a que se consideraba que el
pueblo no estaba capacitado para gobernar y, al ser ignorante, podía ser manipulado por los tiranos. El
pueblo era manipulado por los demagogos para satisfacer sus propias ansias de poder.

6. Instituciones de democracia semidirecta.


a) Referendum: El referendum es el derecho que tiene el pueblo a participar directamente en algún
punto de la formación o sanción de las leyes, reformas constitucionales o decisiones administrativas
de importancia.
El referendum puede ser legislativo (cuando la consulta es por alguna ley emanada del poder
legislativo), constitucional (cuando se trata de reformar la Constitución o establecer una nueva) o
administrativo (se somete a la decisión popular un acto administrativo).
El referendum es obligatorio cuando se trata de aprobar o desechar reformas constitucionales; es
facultativo u optativo: se convoca sólo si lo solicita el Poder Ejecutivo, Congreso Nacional o un
número determinado como mínimo de ciudadanos.
Cuando el referendum se convoca para ver cuál es la opinión mayoritaria del pueblo con respecto a
un determinado tema, pero no es vinculante -es decir, el gobierno no tiene la obligación de
obedecer el designio popular- se lo llama “consulta popular”; si, en cambio es vinculante es un
referendum de ratificación.

b) Iniciativa popular: Es el derecho de una parte de la ciudadanía a proponer nuevas leyes,


reformarlas o derogar algunas ya existentes. Si se exige una consulta popular sobre alguna cuestión
legislativa, se denomina iniciativa simple. Si se establece que ese que ese proyecto de ley sea de
tratamiento obligatorio en el Congreso, se trata de una iniciativa formulada. De ser muy diferente
la ley sancionada del proyecto originalmente presentado, para su aplicación definitiva es necesaria
la convocatoria a un referendum.

c) Plebiscito: Es la consulta al cuerpo electoral para que se pronuncie sobre un hecho o


acontecimiento que atañe a la estructura misma del Estado o de un gobierno.
La utilización del plebiscito es en casos excepcionales, no previstos en las leyes internas o
internacionales. A veces se convoca para cambiar la forma de gobierno, o la ratificación popular de
poderes extraordinarios a algún mandatario en particular.

d) Revocación popular: También llamada “destitución popular” consiste en el derecho de la


ciudadanía a solicitar la destitución de un funcionario electivo antes de que termine su mandato.
Esta medida se hace efectiva después del pronunciamiento popular a través del sufragio, y se aplica
a los representantes que por mal cumplimiento de sus funciones dejan de merecer la confianza de
quienes lo votaron.

7. Iniciativa popular y Referendum en nuestra Constitución.


En nuestro país no existían en la Constitución Nacional hasta 1994 las formas de democracia semidirecta
vinculantes. Al no estar prohibida expresamente por la Constitución, sí se podía llevar a cabo una consulta
popular no vinculante.
Con la reforma constitucional se agregaron los artículos 39 y 40, aceptando el derecho de iniciativa
popular, el de referendum (consulta popular vinculante) y el de consulta popular no vinculante.
Según el artículo 39°, los ciudadanos pueden presentar los proyectos de ley que consideren necesarios y
oportunos en la Cámara de Diputados. Será obligatorio para la misma, tratarlos en el plazo de un año,
siempre y cuando reúnan una cantidad mínima de firmas (que no puede ser superior al 3% del padrón
electoral).
El artículo 40° establece dos tipos de consulta popular, una vinculante y otra no vinculante. La vinculante
puede ser convocada por la Cámara de Diputados para que el pueblo apruebe un proyecto de ley. Si así lo
hace, la promulgación será automática (es decir, no se puede temer el veto o desaprobación del Poder
Ejecutivo y se convertirá en ley
La no vinculante puede ser convocada por el Poder Ejecutivo o cualquiera de las Cámaras del Congreso,
pero al no ser vinculante no es tampoco obligatorio el voto del ciudadano.

8. Los gobiernos de facto y la Constitución.


Nuestra Constitución establece que la forma de gobierno debe ser representativa. Sin embargo, tuvimos
una sucesión de gobierno de facto que no representaban al pueblo ya que no fueron legalmente elegidos.
Muchos de los funcionarios que participaron de esos períodos pasaron a formar parte de los nuevos
gobiernos democráticos, convalidando al accionar de los gobiernos de facto anteriores. Para tratar de
prevenir que ciudadanos den apoyo a nuevos golpes de estado, de acuerdo a la nueva reforma
constitucional quien tome esa postura estará excluido de la función pública.
II- SISTEMAS DE PARTIDOS.
1. Relación entre democracia representativa y sistemas de partidos.
La burguesía en ascenso y los propietarios rurales constituían una base más amplia que la que sostenía al
Antiguo Régimen, pero la mayoría de la población quedaba al margen del sistema. Pero poco a poco se fue
ampliando el núcleo de ciudadanos que constituían el cuerpo electoral, hasta llegar a la adopción del
sufragio universal.
Los sectores dominados empezaron a tratar de organizarse para poder tomar ellos mismos el control en el
Parlamento, a fin de sancionar leyes que los favorecieran. De ese modo surgen los partidos políticos
modernos y el Estado liberal se transforma en una democracia representativa.
Según Fayt, “La democracia representativa, con la adopción del sufragio universal y la aparición de los
partidos políticos, se ha convertido en un régimen de partidos. Esto hace que la elección de los
gobernantes por los gobernados se reduzca, por lo general, a la elección de los candidatos seleccionados
por los partidos. Proveer a la dirigencia política es la función política esencial de los partidos”.

2. Origen de los partidos políticos modernos.


Los partidos surgen como grupos extraparlamentarios recién a fines del siglo XIX cuando se quieren captar
los votos populares que existen gracias a la ampliación del sufragio.
En nuestro país surgen con las características del partido moderno, después de 1890. Sin embargo, el
reconocimiento expreso en las distintas constituciones ocurrió recién en este siglo.

3. Partidos políticos: concepto.


Un partido político está constituido por una agrupación de ciudadanos que, organizándose de acuerdo a las
leyes propias de su país, se propone llegar al poder del mismo a fin de llevar adelante un determinado
programa de gobierno. En una sociedad democrática sólo está integrado por una parte de la ciudadanía.
Cuando se concurre a elecciones, uno gana el poder ejecutivo y parte de las bancas del poder legislativo: a
ése se lo denomina partido oficial. Los demás partidos, constituyen en general la oposición, aunque
participen varios de ellos del gobierno con bancas en el Congreso nacional o en las legislaturas
provinciales.
Benjamín Constant tiene en cuenta la ideología como elemento principal, al decir “un partido es una
reunión de hombres que profesan una misma doctrina política”.
Para los marxistas, la clase social es el elemento principal, ya que la clase obrera, para conseguir su
liberación, debía organizarse en partido. En el mismo se debe defender el programa revolucionario que
luche por los intereses del proletariado.
En este siglo, lo que más define a un partido político es su organización. La misma debe tener continuidad y
ser independiente de sus dirigentes (es decir, que pese a su muerte o al abandono de la lucha de sus
líderes, puedan seguir en vigencia.
En nuestro país los partidos políticos son reglamentados por la ley 23.298, llamada “LEY ORGÁNICA DE LOS
PARTIDOS POLÍTICOS” y promulgada en octubre de 1985. Según su artículo 2º, los partidos son
instrumentos necesarios para la formulación y realización de la política nacional. Les incumbe, la
nominación de candidatos para cargos públicos electivos.

4. Sistemas de partidos.
En los regímenes autocráticos, si existe la posibilidad de participación política de la población, en general
está limitada al partido único. El resto permanece en la ilegalidad, provocando en sus militantes una
situación de clandestinidad.
En los regímenes democráticos, al ser permanente la participación de los partidos políticos, se conforma un
marco jurídico-político y una estructura partidista estable, que se denomina sistemas de partidos.
Todos son transitorios, ya que los perdedores no renuncian al derecho a competir en nuevas elecciones.

III- PODER ELECTORAL Y PARTICIPACIÓN.


1. Sufragio: concepto.
El sufragio es un procedimiento mediante el cual el cuerpo electoral (que es el conjunto de personas con
derecho electoral activo) se expresa formalmente sobre diversas cuestiones. Dependiendo de su finalidad,
puede ser electoral o no electoral.
Es electoral cuando se designa, por esta vía, a funcionarios para determinados cargos. Es no electoral
cando el voto sirve para adoptar decisiones políticas, a través de las distintas formas de democracia
semidirecta.
Su fundamento es la legitimación del gobierno: no es legítimo el que no procede de la voluntad popular,
expresada a través de los comicios. De este modo son designados los titulares del Poder Ejecutivo y del
Poder Legislativo.
El sufragio constituye un derecho y, en nuestro país, también un deber del ciudadano, ya que es
obligatorio. La determinación de la obligatoriedad del voto en 1912 estaba justificada por la larga tradición
de voto cantado, y también por el fraude y la imposición de la voluntad de una minoría oligárquica.

2. Poder electoral y democracia.


La democracia es un sistema para abordar los conflictos, en el cual los resultados dependen de la actuación
de los participantes, pero ninguna fuerza concreta controla el desarrollo de los hechos.
La democratización consiste en someter todos los intereses a la competencia, y aceptar los resultados de la
misma.
El sufragio sirva para dirimir los conflictos, ya que a través de la regla de la mayoría, se impone una
voluntad sobre otra. El acatamiento a la decisión de la mayoría puede tener tres orígenes: que sea
voluntario, que se realice por un compromiso ético, o que exista una fuerza de coerción que lo imponga.
En muy importante la participación del ciudadano en las elecciones, porque de esta forma se compromete
con el sistema democrático, afianzando sus instituciones y obedeciendo a la ley impuesta por la regla de la
mayoría.

3. E Código Electoral Nacional vigente.


La Legislación que norma el sufragio en la Argentina está reunida en el Código Electoral Nacional, que data
de los últimos dos períodos de los gobiernos de facto de Lanusse y Bignone. Fue modificado parcialmente
por los gobiernos de Alfonsín, Menem y de la Rúa.

a) Electores: Según el Código Electoral, son electores nacionales los ciudadanos de ambos sexos
nativos, desde los dieciocho años de edad cumplidos que no tengan ninguna de las inhabilitaciones
previstas en esta ley.
b) Deber de votar: No tienen obligación de votar quienes son mayores de setenta años, los que estén
el día del comicio a más de 500km del lugar donde deban sufragar y lo justifique por medio de
autoridad policial, o lo que estén enfermos o imposibilitados por fuerza mayor, que deberán
justificar con certificado médico ante un juez electoral de su distrito dentro de 60 dias realizado el
comicio. Quienes no lo hagan, serán sancionados con una multa.
c) El padrón electoral: Sólo podrán votar los que estén incluidos en los padrones, excepto las
autoridades de la mesa electoral y los fiscales de la misma. El Registro Nacional de las Personas
debe cursar mensualmente información a la justicia electoral sobre los cambios de domicilio y la
renovación de documentos.
Los padrones definitivos se exhibirán en las municipalidades, correos, sedes policiales y de partidos
políticos. El día de los comicios también habrá padrones en cada lugar donde se efectúe la votación.
d) División territorial y agrupamiento de electores: Cuando se realizan las elecciones, el país se divide
en Distritos (cada una de las provincias y la Capital Federal es considerado uno). Éstos a su vez se
dividen en secciones (departamentos municipales). Para facilitar la agrupación de ciudadanos, cada
sección se subdividirá en circuitos, teniendo en cuenta la cercanía del domicilio. En cada circuito se
organizarán las mesas electorales, que tienen como máximo 300 electores y como mínimo 60,
agrupados o sexo y por orden alfabético.
e) Prohibiciones durante el día del comicio: De acuerdo al artículo 71, se prohíbe realizar reuniones
electorales o depósito de armas durante las horas de la elección.
Tampoco se pueden hacer espectáculos populares al aire libre o en recintos cerrados; vender
bebidas alcohólicas hasta transcurridas tres horas del cierre del comicio; ofrecer o entregar a los
electores boletas de sufragio.
Están prohibidos los actos públicos de proselitismo (no se puede hacer campaña), desde 48hs antes
de la iniciación del comicio.

4. La participación del ciudadano en el acto electoral.


a) La designación de las autoridades de mesa
La única autoridad de la mesa es el presidente, que será auxiliado por dos suplentes. El presidente y los
suplentes de mesa serán designados por la Juta Electoral con por lo menos veinte días de anticipación,
cursándoseles las notificaciones por correo. Los requisitos para ser nombrados es que sean electores
hábiles y sepan leer y escribir.
b) Los fiscales de partido
Los partidos políticos reconocidos en el distrito respectivo y que presentan candidatos en la elección,
tienen el derecho de nombrar fiscales para que los representen en las mesas, y también fiscales
generales, actuarán en conjunto con los fiscales de mesa.
Para ser fiscal deberá saber leer y escribir y ser elector del distrito donde actúe. Deberá llevar un poder
con la firma de las autoridades del partido, conteniendo nombre y apellido completos, numero de
documento y firma al pie.
Los fiscales son comúnmente voluntarios adherentes o militantes de los partidos políticos y son
instruidos por los mismos en cuanto a sus funciones.
c) La tarea del presidente de mesa
El presidente y los dos suplentes tienen la obligación de estar presentes en el momento de la apertura
(7:45hs) y la clausura del acto electoral (18:00hs) velando en forma conjunta por el buen desarrollo del
mismo. Pueden reemplazarse dejando constancia escrita de la hora en que toman y dejan el cargo.
En primer lugar, el presidente debe recibir la urna y demás elementos que le entregue el empleado de
correo. Comprobando que la urna está vacía, se procederá a cerrarla dejando sólo la abertura para
votar, poniendo una faja de papel firmada por las autoridades de mesa y los fiscales. Deberá colocar la
urna sobre una mesa cerca del salón que servirá como cuarto oscuro. Debe controlar que tenga una
sola salida utilizable, en el mismo debe colocar las boletas que le haya remitido la Junta Electoral.
En segundo lugar, debe verificar la identidad y los poderes de los fiscales de los partidos políticos que
hubieran asistido. A las 8hs se debe abrir el acto electoral, llenando el acta de apertura y firmándola el
presidente con los suplentes y fiscales. Seguidamente procederán a votar, en ese orden. Si no figuran
en el padrón, deberán agregarse a continuación del mismo.
El presidente tiene a su disposición agentes de policía, para velar por la seguridad y la normalidad del
comicio.
Una vez abierto el acto, los electores deben votar por orden de llegada, presentando el documento
cívico. Si hay alguna diferencia entre los datos del mismo y los del padrón, se dejará constancia de ello
en la columna “observaciones”. Los sobres para votar deben estar firmados por el presidente de mesa.
Cuando el elector deposita su voto en la urna, el presidente debe anotar en el padrón de electores la
palabra “votó”, en la línea del sufragante y sellar, firmar y fechar su documento. Él deberá verificar en
el transcurso de la jornada la existencia de boletas de todos los partidos en el cuarto oscuro.
d) Escrutinio de la mesa
Después de las 18hs, el presidente tachará en el padrón los nombres de los electores que no hayan
asistido y colocará el total de sufragantes. Luego se procederá al escrutinio, eliminando primero las
boletas que hayan quedado sin utilizar. Abrirá la urna, constatando si coinciden la cantidad de sobres
con la de sufragantes y separará los impugnados. El escrutinio y suma de los votos obtenidos por los
partidos se hará bajo la vigilancia permanente de los fiscales.
Cuando se abren los sobres, se clasificarán los votos según:
1. Votos válidos: son los emitidos mediante boleta oficializada. Si en un sobre aparecieren dos o
más boletas del mismo partido, sólo se computará una de ellas destruyéndose las restantes.
2. Votos nulos: son aquellos emitidos mediante boleta no oficializada, mediante dos o más boletas
de distinto partido para la misma categoría de candidatos.
3. Votos en blanco: cuando el sobre estuviere vacío o con papel de cualquier color sin inscripción i
imagen alguna.
4. Votos recurridos: cuando entre presidente y fiscales tienen diferentes criterios sobre algún
voto, el fiscal deberá fundar su pedido de recurrir el voto con expresión de las causas, que se
asentarán un volante especial que proveerá la Junta. Dicho volante se adjuntará a la boleta y al
sobre respectivo, y lo suscribirá el fiscal cuestionante aclarando su nombre y apellido, numero
de documento, domicilio y partido político.
5. Votos impugnados: en cuanto a la identidad del elector.
e) Cierre del comicio.
Concluida esta tarea se consignará el acta de cierre la hora del cierre del comicio, número de sufragios
emitidos, cantidad de votos impugnados, diferencia entre las cifras de sufragios escrutados y la de
votantes señalados en el registro de electores; todo ello asentado en letras y números. También la
cantidad de los sufragios logrados por cada uno de los partidos y en cada una de las categorías de los
cargos; el número de votos nulos, recurridos y en blanco.
Por último, debe constar la nómina de los agentes de policía, con el número de chapa, que se
desempeñaron durante todo el comicio hasta que termine el escrutinio.
El registro de los electores con las actas de apertura y de cierre firmadas, los votos recurridos e
impugnados se guardarán en el sobre especial remitido por la Junta firmado por las autoridades de
mesa y se lo entregará al empleado postal, simultáneamente con la urna. Ésta debe estar cerrada con
una faja en la ranura y será firmada por el presidente, suplentes y fiscales que lo deseen.

Capítulo IV: La vida política y la Constitución.


I- ORGANIZACIÓN CONSTITUCIONAL DE LA AUTORIDAD Y DEL GOBIERNO.

1. Constitución y gobierno.
Constitución es el ordenamiento jurídico de un Estado, originado por el conjunto de su ciudadanía y
legitimado por ella, al confirmar que expresa su voluntad política. Ese poder que ejerce el pueblo, en
un acto soberano, al hacer la Constitución que crea, organiza y reglamenta al gobierno, se denomina
poder constituyente. En cambio, al poder o poderes creados, organizados y reglamentados por la
constitución, se les llama poderes constituidos.
La Constitución es la garantía que tiene el poder soberano del pueblo para que sus derechos sean
respetados, y por consiguiente establece límites al poder constituido para evitar abusos. Este último
está ejercido por medio del gobierno, y su actividad se distribuye entre los tres poderes que lo forman:
el Legislativo, el Judicial y el Ejecutivo.
2. La división de poderes en la Constitución Nacional.
Actualmente hay investigadores que sostienen que el poder del Estado no se divide, sino que lo que se
dividen son las funciones o competencias.
Las funciones que tiene el gobierno son tres: la legislativa (establece leyes o normas generales, la
jurisdiccional o judicial (resuelve conflictos entre personas, instituciones e incluso poderes aplicando las
leyes) y la administrativa o ejecutiva (reglamenta la ley sin alterar su espíritu y lleva adelante los actos
de gobierno, ejerciendo el poder de policía velando por el cumplimiento de la ley).
Estas funciones se distribuyen en el Poder Legislativo, el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo. Sin
embargo, ninguno de los tres poderes se limita a su función específica, porque cada uno se
interrelaciona con los otros dos. La separación de funciones se lleva a cabo en los tres ámbitos:
nacional o federal, provincial y municipal.

El Poder Ejecutivo es desempeñado por el presidente de la Nación Argentina y puede ser reemplazado
por el vicepresidente; ambos cargos se eligen directamente en una única fórmula electoral.
Es unipersonal y está integrado por el jefe de gabinete de ministros y por los ministros secretarios. El
presidente tiene a su cargo la administración de todas las fuerzas armadas de la Nación.
El Poder Legislativo es bicameral, y está constituido por una Cámara de Diputado que representa al
pueblo de la nación y una Cámara de Senadores que representa los intereses de las distintas provincias.
El Poder Judicial es ejercido por una Corte Suprema de Justicia y por los demás tribunales inferiores.
Ésta está integrada por nueve miembros y presidida rotativamente por cada uno de ellos por períodos
anuales. Los tribunales inferiores están formados por los Juzgados de Primera Instancia (donde se
inician los trámites; son unipersonales) y las Cámaras de Apelaciones (o de Segunda Instancia), se
reúnen para estudiar o resolver las apelaciones, es decir, los casos que se elevan por no quedar alguna
de las partes conformes con la resolución o fallo del magistrado de Primer Instancia.
La organización de estos tribunales inferiores tienen distintas competencias, según la índole del pleito
y el lugar donde éste ocurre. De acuerdo a la jurisdicción, las causad se tramitan en los Tribunales
Nacional de Capital Federal, los Tribunales Nacionales con asiento en las provincias o en los juzgados,
tribunales y cámaras de apelación pertenecientes a la organización de la justicia en cada provincia.
Los miembros de la Corte Suprema de Justicia son nombrados por el Poder Ejecutivo con acuerdo de
dos tercios de los miembros presentes en el Senado; los demás deben ser seleccionados en terna por el
Consejo de la Magistratura y nombrados por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado. Ésta
administra los recursos del Poder Judicial, ejerce facultades disciplinarias sobre los magistrados y los
puede suspender y remover.

3. Jerarquía de las funciones.


En América se muestra como más importante al poder ejecutivo, es decir, al Presidente pese a que se
reconoce que la función legislativa es la que representa a la soberanía popular.

a) Presidencialismo
Según Sánchez Viamonte, en el presidencialismo se titula al presidente de la Nación como el “jefe
supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del
país”. Dentro de este sistema el vicepresidente tiene muy poca participación; es el presidente del
Senado, pero no tiene voto en la formación de las leyes a menos que haya empate entre los
senadores. Su función es asegurar la continuidad de la acción ejecutiva en caso de que falte el
presidente ya sea por viaje, enfermedad grave o muerte.
Cuando se llevó a cabo la reforma, durante la primer presidencia de Menem, hubo un acuerdo
entre el justicialismo y radicalismo para no modificar libremente la Constitución, sino sólo lo
establecido entre ambas partes (“Pacto de Olivos”). Otro rasgo es que el presidente promulga las
leyes y también las puede vetar.
b) Parlamentarismo
Es un sistema político en el cual el jefe de gobierno es el Primer Ministro pero debe contar con la
aprobación de los partidos que predominan en el Parlamento, Legislatura o Congreso.
Las funciones del presidente son limitadas: debe encargar a un dirigente político la formación del
gabinete de ministros; éste selecciona a quienes considera adecuados para una determinada
política t los presenta al Presidente. Si el gabinete es aceptado por las Cámaras l Congreso, el
dirigente pasa a ser el Primer Ministro y gobierna mientras tiene su “voto de confianza”; cuando el
Parlamento le retira la confianza, el Primer Ministro debe renunciar y el Presidente debe nombrar a
otro dirigente para la formación de un nuevo gabinete.
El Presidente tiene funciones protocolares, de representación del Estado ante el extranjero y en el
país en actos y ceremonias; el Primer Ministro, tiene la tarea de llevar adelante el gobierno.
c) Sistemas mixtos: el Consejo para la Consolidación de la Democracia (CCD) formuló una propuesta,
durante el gobierno de Alfonsín, para instaurar un sistema semipresidencialista y
semiparlamentarista. El CCD propone una distribución de funciones, concentrando en el primer
ministro la responsabilidad central de la marcha de gobierno y reservando para el presidente
facultades cruciales para la preservación de la continuidad de las instituciones, pero muy “acotadas
y circunscriptas”. El presidente debería ser un custodio del programa de gobierno pero no tener
injerencia formal en su implementación excepto en momentos críticos, donde puede accionar
mecanismos como la remoción del gobierno, la disolución de las cámaras o el reenvío de leyes al
Parlamento. Además tendría funciones como la nominación de jueces, oficiales superiores de las
Fuerzas Armadas y embajadores.
Para Juan Linz, los sistemas mixtos son irrealizables, porque es difícil justificar un sistema en el que
dos autoridades comparten responsabilidades ejecutivas, ambas democráticamente legitimadas, y
con reglas ambiguas sobre sus poderes.

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