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F E N O M E N O L O G IA
DEL MUNDO SOCIAL
Introducción a la sociología
comprensiva
Introducción
G E O RG E VvALSH
EDITORIAL PAIDOS
Buenos Aires
' T W i io U cl c u i g í n w i, H l r : « i .i n a
í'uGiifcaao p a r
SiJiiiigcr-Verlag, Viesa
VergiÓD castellana d^
ÜDUABro J. Pnrtrro
Geokce W a l s h
FpEnERics: Lehnebt
O ce p v n , N u e v a Y ork
S ^[_it r*' urc 0 o 1S06
INTRODUCCION *
1 C:_ Lewis w . Eeck. “Agent, Actor, Spectator aod C rilic', The Monist,
aU'-:, VLr %.
puede disponer el lector angloamericano de lioy. Esto octnre rancho
.menos con Jos escritos posteriores de Schütz- La Introducción es. enton
ces, una mera herramienta que el lector puede utilizar o dejar de lado,
según sus necesidades.
15 Esta sección debe runcho, tanto en inspiración cc-:i:c s;; c:eLaLi-e, ai n:-si.i¡rc;:
justamente famoso de A)fred Stonier y Knrl linde, titulado: “A Nev.- Aopioaca tu tas
Metlioclulogy of Üie SocifiJ Sciences', Jicon árnica, iv' (P-jí^b i>ágs- 406-23. S:-:
b a r g o , d if ie r e J e éste e n ei e n iu q iie y s e íip-i rtu r a d ic a lic e n Le d e él s?rt s i g u í e s pi;\:u:s
d e t e n im io lo g ía .
!t.= de la c ^ r s i v c n '( Ver-tienen), del significado subjetivo (gemewter
íríñr~T^~tjV¿r-i Ja acaión {Hartdeltr'). Opina Schütz que esta imprecisión
es t.uf~cür:síderable que debilita seriamente los fundamentos de 3a
sociología comprensiva. En electo, el concepto de significado subjetivo
es La formulado en forma lan ambigua que no resulta ea absoluto claro
si el punto de insta ene se busca es el del actor mismo o el del obser-
nr¡do:’ sociológico anónimo. En la medida eu que el sello de calidad
de- la ciencia es ja. objetividad ¿cómo puede buscar la ciencia social
' :-:gnif;cLido subjetivo? ¿Siendo objetiva acerca de Jo que es por natu-
i'LiIeza subjetivo’3 Pero la tentativa misma de hacer’o implica una tnub
dtod de pvob’emas. En primer lugar está la insistencia de Weber en
cp.-e la objetividad en las ciencias sociales sólo es posible mediante
el uso de- cipos idéale?, ¿Pero cómo pueden penetrar los conceptos típi
cos ideales en el sigmímado subjetivo de los individuos? ¿Cómo puede
¡bv;¡Ti¡oí el concepto de “empresario71 a comprender lo que tenía en
sí; meóte un memader bostoniano del siglo xvui cuando compraba un
t-'V ¿V mejora en algo Ja situación agregar el adjetivo ‘‘calvinista"’
d C ¿ s del sustantivo “empresario’? Y luego está la cuestión de la uni
dad que La y qne entender, es decir, la acción. ¿Citando comienza la
acción y cuándo termina? En suma, ¿en qué lapso se ubica? ¿Podemos
descubrirlo limitándonos a observar los movimientos físicos de nna per-
scx:¡a. cuando gira la perilla de nna puerta* por ejemplo? ¿Está “abrien
do ía puerta”? Pero podría ser un cerrajero que "prueba el cerrojo”. O
un actor que ensaya su parte en una obra. O un hombre que ejercita
si.mp-einenie su mu ñeca. ^Cuánto tiempe» tenemos que esperar basta
p o u d o e é : que hemos 'observado su acción"’? Quizá sería mejor pre-
íp.m-.ar al hombre une está haciendo con ia cerradura. Plasta podría
conicsnn ene jjQ .sabia que estaba haciéndola girar. Y así, si no le
im birlemos peguntado, nunca habríamos sabido qne no se trataba en
acscioto de una verdadera acción sino de un segmento de conducta de
alg-den cuya mente estaba en otra parto. ¿Es posible que ni siquiera
podamos dermir un espécimen de objeto unitario de una ciencia de
acción, sin abandonar con ello el pí'pe.l de observadores y transfor
mamos en participantes en una relación social? ¿Qué se gana y qué.
se pierde con. tal cambio de papel? Si nos transformamos en partici
pantes ¿perdemos nuestra objetividad? Si nos mantenemos como meros
observadores ¿perdemos el objeto mismo de nuestra ciencia, es decir,
el significado subjetivo de la acción? ¿Hay ai gima manera de escapar
de este dilema? ¿Cuál es el status epistemológico de la interview? Para
comprender eí significado subjetiva de una acción, ¿debemos compren
der su motivo? ¿Pero con la palabra “motivo" queremos significar el
equilibrio de factores ambientales hereditarios que hay detrás de la
acción, a el pían que el agente tenía en su mente en el momento
de !:-i acción? ¿En qué sentido es “libre5’ un individuo? ¿Está su acción
en cierto modo determinada por su tipo ideal, o hay un sentido en el
cual pueda ser "transcendente al tj¡.xC?
Todas éstas son preguntas que Schütz formula a los conceptos
básicos de ía sociología c o m p re n s iv a - y encuentra que tales concep
to? u o logran proporcionar una explicación coherente de sí nvsraos.
Constituye- obviamente una explicación externa y mecánica de Ir: acción
decir que ésta es un mero “curso de conducta’’ a I cual, áe alguna ma
neja, ‘ se adjudica significado subjetivo”. Puesto que. ni siquiera pode
mos lim ar el esquema temporal de la conducta externa sin presuponer
ya su significado, resulta claro que es esencial realizar una
ción filosófica exhaustiva de la naturaleza de la acción pera peder for
mular de modo coherente la materia propia de les ciencias soclrdas y
su metodología.
-Ahora bien, puesio que Scliütz'coincide con Weber en que la acción
se define medíante el significado, el primer paso positivo de sn teoría
consiste en establecer un concepto de significado. En esta etnpa confía
en gran medida en Husserl. Su originalidad se hace visible eri la elupn
siguiente, cuando procede a definir el concepto más específico de '‘el
significado de una accioné
Con elementos tomados de Uusserl, pero también en gran medida
de J3erg-son. Scbüt2 se ocupa en el capí tojo Jl de 5a 'corriente de !a
conciencia” en sn búsqueda del origen del significado. "Aquí y sólo
aquí ■ —dice—f en el estrato más profundo de la experiencia que es
accesible a l a ' reí.exión, debe buscarse la fuente última de los fenó
menos del significado [S-inu] y ía comprensión [Versteken}” Lo que
se da primordial mente a la conciencia es una corriente iniutemmipida
de vivencias {Erlebnisse), de cualidades heterogéneas sin límites o
contornos que crecen, disminuyen y se transforman gradualmente unas
eu otras. Los emítemelos de esta comente de 5a conciencia no tienen
significado en sí mismos. Sin embargo, pueden dividirse en pasivos y
activos. Un ejemplo de vivencia pasiva sería una sensación de roio.
Un ejemplo de vivencia activa sería ei dirigir la atención a la sensación
de rojo, o quizás el reconocimiento de ella como algo experimentado
antes. Schütz, siguiendo a Husserl, utiliza e] término ''conducta”
(Verhalten) para designar a tales vivencias ^espontáneas”. También
se refiere constantemente a ellas como “Actos” (A/cíe), palabra que en
este sentido escribiremos siempre con mayúscula.
Todas esas vivencias, sean pasivas o activas, carecen de significado
e identidad discreta- Eu el momento en que realmente se Íaí vivencia,
no nos son dadas como entidades separadas y disiinias. Sin embargo,
una vez que ban retrocedido un poco hacia el pasado, es decís, que
lian “transcurrido”, podemos, darnos vuelta y aplicar sobre ellas uno
de los actos de reflexión, reconocimiento, identificación, etcétera, men
cionados anteriormente. Una vez que la vivencia ha sido captarla en el
'cono de luz” que emana del yo. "se destaca” de la corriente de la
duración y se vuelve clara y díslinta, es decir, una entidad discreta. IT,o
ese momento y en virtud deí acto de díngivse-bacia iZ\;<c-¿nrf(;u.g} la
experiencia adquiere significado (Súm). El proceso de dotar de ¿ig-
nificada puede. compararse a 3a preparación de un objeto pava verlo
en c¡ ímerus copio. Así como el espécimen pierde algo cuando se pre
para el portaobjetos, es decir, la vicia misma, también en ía asunción
ele significado la experiencia pierde algo de su concretez viviente,
inmersa en la duración. Y es importante comprender qne no sólo las
viveneitis pns'-vj.s sino también las activas pueden enfocarse asi y con
gelarse bajii el rayo de la atención. Por lo tanto, de una original duali
dad dentro de -a corriente de la conciencia, es decir, la existente entre
vivencias pasivas'y activas, Schütz ve surgir otra dualidad, entre viven
cias L¡Lie son significativas o portadoras de significado y las que care
cen de él.
. El yo no puede adscribir significado a ninguna de sus vivencias
mientras están ocurriendo realmente/ Existen. en verdad, algunas viven
cias, las mas cercanas al núcleo de la propia personalidad, a las cuaEe-s
nno puede no rdscribir nunca significado. Tero es posible atribuirlo
:¿ la Liüyor'Kt de las vivencias en forma retrospectivo-. Sin embargo,
también podemos felizmente asignar significado en forma -prospectiva
a vivencias futuras. "No podemos reproducir aguí el tratamiento extre
madamente complejo que hace Schütz del problema referente a cómo
amiemamos las vivencias futuras. Sin embargo, la visión del futuro
residía esencial para el concepto de acción ÍUaixdeln). La acción es
conducLa dirigida hacia la realización de un determinado fin futuro,
Pero. come hemos visto, lo que se representa como determinado, es.
decir, como completo y bien definido, debe poseer un elemento de
preíericidüd. El fin de la acción debe poseer entonces un elemento
de fatalidad y un elemento de pieiericidad, Selnitz toma un termino de
3a gramática para expresar esta situación compleja. Dice que represen-
tamos el fin de la ficción "en el tiempo futuro perfecto"’ {modo ftrfu-ri
exceti). Esto significa que el fin, o acción completada, se representa
como pasada y terminada pese a que sólo la estamos anticipando. Un
ejemplo sería el de salir de casa para visitar a un amigo. La viska
ai amigo se representa como pasada y terminada aunque sólo estemos
en camino hacia su casa. SehuLz llama a la visita así representada el
"acto" {¡landUnig), palabra que'en este sentido escribiremos siempre
con minúscula.'-'Aparece así olm dualidad: la existente entre la acción
en curso y el acto cumplido. .'Tomando un término de Heidegger,
SehiUz llama al acto completado, representado así en el tiempo futuro
perfecto, "proyecto (Entíourf) de la acción”. 'L o proyectado —dice
ScIilUz-— es el acto que constituye el fin de la acción y qué llega a
ser por obra de la acción/’
El proveció es entonces un complejo o contexto de significación
ÍSin;iz~istnmner]hang) dentro del cual cuaíquiera de las fases de la
acción en curso encuentra su significado. Es conveniente considerar
el propósito de toda la acción, dejando de lado cualquiera de sus fases.
Al primero se le llama el “motivo-para" ( Vin-zii-Motiv) de la acción.
Scliürz lo distingue netamente, a su vez, del “motivo-porque’> (Yt-'etí-
Mu ir':?), o sea un hecho que yace en mi pasado, y me 13evo a ptove^iai
este acto particular. El motivo-porqué salo se capta retrospectivamente,
mientras: que mi acto completado'yace ahora realmente oí) el picada,
sis motívo-porque se ve como ubicado aun más atrás en el pa¿ado o.
como dice Schütz, se Ic representa en e'- tiempo pluscuanmcnecto
(modo pti!sqtfamperfecti). Por efpimplo, si yo abro mí paraguas cuan
do comienza a llover, mi motivo-per que es la percepción de ía lluvia
agregada a mí conocimiento acerca del efecto que ésta produce sobre
la topa, etcétera. El motivo-para, por otro lado, es "ma.iitenerme sec o:J.
Todo el tratamiento que liace Schütz de la distinción ■cntye las de?
clases de motivos resulta particularmente interesante en vis?a de la
discusión actual acerca de la naturaleza de la acción lmmana T en vincu
lación con el problema del determínismo y el libre albedrío.
En el capítulo IÍI Schut? trata, el p roo lema -de la comprensión
intersubjetiva. Acentúa que él. no se propone dar una soiueiúji a ja
crucial cuestión filosófica referente a cómo sabemos que existen oirás
mentes, que es el -problema, transcendental de h huersubjeticHlud. A
Schütz- le interesa más bien la manera en qne nos enteramos de ias
vivencias de los demás una vez que hemos postulado y dado por sen
tada la tesis general del yo del otro,' Nos interesa aquí el modo de
comprensión de lo que es otro o ajeno a nosotros \Fremdoers^J\sn).
/Ahora bien, es importante notar aquí que Schiltz craza una distinción
. tajante entre la gemtma comprensión de la otra persona y la coticsp-
tuallzación abstracta de sus acciones o pensamientos, como de íai c
icual tipo. Esta distinción corresponde seguramente a una que todos
hacemos en la vida diaria. La caricatura del trabajador social en 7a
lamosa canción iuehuda en la película “Amor sin barreras’* (T ,-Ve$c S¡de
Story) constituye ur»a expresiva descripción de ía comprensión de los
seres humanos que se limita a este segundo. tipo de enfoque. Com
prender meramente la clase general de acción que otro está realizando
sólo equivale a ordenar las..propias, experiencias en categorías, o sea
- a ío que Schütz llama; “a u to e h ic íd a c ió n Selb^ousiegnuíi.). Por o-ro
lado, la comprensión auténtica de la otra persona es nna cosa mis
concreta. Es nn tipo de percepción. Esto no significa que podarnos
intuir directamente las vivencias de otra persona. Lo que quiere dech
es que podemos captar intencional mente esas vivencias porque supo
nemos que las expresiones faciales y los gestos del otro son i:n “campo
... de expíes ion” de su vida, interna. Estn es lo que Soliütz llama la “pre
seneia corporal” o “carácLer coiporaimen te dadow del participe. El
factor crucial.es, en’’ -este caso, la simultaneidad. Sentimos que la
comente de la conciencia’ de la otra persona está ¿luyendo a -o largo
de una trayectoria que es temporalmente paralela a la nuesíra. Los
\dos flujos de duración están sincronizados y en la interacción sacia;
7 Cf. Lewis \V. Beck, op. cit Par?. r.ii tratamiento general desíic si pu;.tc- t.!?
vista, de Ja filosofía aiiJíiica, véase Sniar? íí&jnpdiíie- T'nought and Acíion [Nv.evíi
York, 19Ü0).
: : r engranarse. Es La es la esencia de ía relación inEerpersqnal, y
rss;J:a básica para, nuestro conocimiento cíe las demás personas. Por
supuesto, estamos en cierta, desventaja en nuestro conocimiento de la
vida interna Je Jos demás. En cierto sentido, este conocimiento es
indirecto y discontinuo. Tero Scliütz hace la interesante observación
de qne existe otro sentido en el cual podemos conocer mejor a. los
demás que a nosotros mismos. En efecto, poder nos ‘ observar* fas viven
cias de los demás cuando ocurren realmente, mientras que tenemos
qne esperar, en el caso de Jas nuestras. a que transcurran para escu
drinarlas cuando se retiran hacia eí pasado. Nadie puede verse en
acción, así como ..tampoco puede conocer el “estilo” de su propia per
sonalidad*
El Freniáverstehen entonces, la verdadera comprensión de] sig-
7i\f\cadc subjetivo. Según hemos visto, debemos distinguirlo cuidado-
smneníe de la comprensión del significado objetivo/ Todos los objetos
en] "'ovales o "producios” pueden interpretarse olaje ti va o subjetivamente.
Si uno formula. poi ejemplo, el juicio 2 2 — 4. este juicio interesa
lanío desde el punto de vista dé su “contenido^ lógico, que es nnn
p r o p o s ic ió n matemática intemporal, co m o desde el punto de vista de
p;jy qué es"a determinada persona fainada esta particular afirmación
en este memento d ido del tiempo. Sólo comprendiendo los motivos
del hablante captamos su significado subjetivo.
I-a distinción, entre significado objetivo y subjetivo tiene im pln
cae:cues deimklas para ?a metodología de las ciencias culturales. El
contenido sígiducativo de un producto cultural es independiente de su
• :■ Se lo considera como algo que puede crearse o actualizarse
.mpetid^nente por obra oe cu tdquiera o de todos. Esto es So que
ScLvitz. siguiendo a I-lnsserl, Mama *'¡u. idealidad del ‘puedo-hacerlo-
de-nue.'co' El creador de tal producto es concebido como "‘uno" anóni-
;vin, T •••- conceptos y leyes de la economía pura tienen este carácter
anónimo. iím cambio, los conceptos de la historia económica,. tales
como “capitalismo occidental” o "sistema de castas", sólo pueden coin-
prenderle en ‘unción de 'os motivos de individuos o grupos particula
res. Los primeros concepto.? mencionados tienen valides universal;. los
óltirnos no. A; presentar esta tesis, Schütz trata de Lomar una posición
intermedia en;re Jas perspectivas polémicamente opuestas de Mas:
Wt;ber y Lnd\v~ig von Mises: Lo qne surge hasta abura es qne todas
c'encfñs culturales se ocupan da productos significativos y que-algu
nas cío odas comprenden esíos productos de una manera más objetiva
y Luicnrma -que las otras.1 Es cuestión diferente saber,si alguna de las
ciencias culturales capta realmente el significado subjetivo en sí mismo.
Esto nos lleva al cuarto capítulo, de fundamental importancia, que
rroí da una fenen< en elogia del rr¿undo social en su verdadero sentido.
■Sólo se la formula en «bozo, por supuesto, ya que Sclmtz no estaba
poniendo en este libro más que los fundamentos d e .investigaciones de
o ;■:!■-l e. que esperaba que éü u otros realizaran con posterioridad.
- ■"'Como había mostrado Weber, el mundo social se comprende pro
bamente en funcióu del concepto de “acción social”, que Schüf?; define
íhora como una acción cuyo motivo-pata contiene alguna referencia
r la corriente de la cnncieucia de otro./El motivo de la' acción puede
consistir simplemente en observar y comprender id otro, o en jetuar
¿obre el otro. La comunicación es un ejemplo de este intimo tipo ríe
iccion social., Si la situación es tal que existe una probabilidad obje-
iva de una transacción intencional reciproca o "referencia cruzada”,
sn ese caso existe una relación social. Hay tres tipos básicos de refa-
;ión social: una en la cual los dos partícipes se observan meramente
nno a otro, una segunda en la cual el primer partícipe actúa sobre el
segundo mientras' este último observa simplemente al primero, y una
tercera en la cual los dos partícipes actúan uno sobre otro, 5m em
bargo, hay un cuarto caso, en el cual una persona observa a 5a otra
sin tratar ríe aduar sobre ella de ninguna manera, y esta seguida
persona no percibe la presencia de la primera. En tal caso se trata
de una relación social sino de observación .social en sentido estricto.
Llegamos ahora al punto más compleja de ?a contribución teórica
de Schütz. El cree que nuestra experiencia social integra un vv.s’o
mundo (s'cziale W e íí) que constituye una trama inmensamente com
plicada de dimensiones, relaciones y modos de conocimiento. Ante
todo, distingue entre reafidad social directamente vivenciada y reali
dad social que se encuentra más allá del horizonte de la experiencia
directa./La realidad social directamente vivenciada ( Uuuoeít) con
siste en mis consociados inmediatos, que yo estoy percibiendo directa
mente en el sentido ya observado. Aquellos a quienes no percibo
directamente se dividen en tres ciases. Primero está el mundo de mis
contemporáneos (MUtoeU), luego "el mundo de mis predecesores (Vcr-
tcelt), y finalmente el mundo de mis sucesores ( FoJgevselt). Mis con
temporáneos se distinguen de los otros dos por el hecho de que
en principio posible que'lleguen a ser mis consociados.
Los modos de nuestra relación con !os demás difieren grande
mente según los reinos sociales en que estos últimos “habifan". Por
ejemplo, bacía un consociado tengo lo que Schütz llama una '‘ovienta-
cicn-tú” (Díieinstéllung). Sí existe reciprocidad, resulta una situación
car/i-a-cara, y tenemos una "relación-nosotros” (Wirbexiehung). Den
tro del mundo de la realidad social directamente vivenciada existe
una vinculación única entre observación y relaciones sociales. Ante
todo, puedo observar por supuesto a mis consociados en simulia-neidiuJ,
y esto me da una ventaja sobre cualquiera qne escé realizando obser
vaciones meramente indirectas sobre ellos. Por ejemplo, estar presente
mientras un amigo habla es muy distinto de leer su carta. No solí.'
puedo captar el significado objetivo de sus palabras, sino que me es
posible oír eí tono de su voz y observar sus gestos y otros movimientos
corporales. Pero la diferencia no consiste puramente en que tenga
ante mí estos síntomas concretos. Existe r:na ventaja adicional: puedo
mirarlo a los ojos y preguntarle qué quiere decir. En otras palabras,
puedo 'transformar la observación social directa en una relación social
directa.
Mi conocimiento de mis contemporáneos, predecesores y sucesores
es, por otro lado, indirecto. En cuanto a mis contemporáneos, coexisten
conmigo en o] tiempo objetivo, sin duda, pero debo representármelos
en mui casi-simultaneídad más bien que percibirlos en uua simulta
neidad reai. No veo sus movimientos corporales reales sino sólo s u s
producios, tales como cartas, etcétera. No puedo comprenderlos con
una captación directa (in Selbsthabe) sino a distancia y-mediante un
proceso infercncial peculiar, Interpretamos los productos como resul
tado de tíil o cual proceso interno, de tal o cual emoción, de tal o
cual motivo-para, e interpretamos a los contemporáneos en cuestión
como personas de tal o cual Upo. En síntesis, al iníerpretar la conducta
de 3]nestros contemporáneos, recurrimos a tipos ideales, sean tipos de
cítiso-de-acción o tipos personales. El uso de tipos ideales no entra,
entonces, en escena cuando pasamos de 3a observación precíentífica
a la científica, sino más bien cuando pasamos de la experiencia social
directo a la indirecta.
Mis contemporáneos no son, por lo tanto, personas totalmente con
cretas para mí, Su grado de concreten puede variar. M i amigo, a
quiso yo vi la semana pasada y que acaba de enviarme una carta, es
casi (an concreto para mí como si estuviera presente en persóna, Pero
e5 empleado ne correos qne sellará mi carta y cuya existencia solamente
supongo cuando la echo -en el buzón, es casi completamente ‘ anónimo".
Con un contemporáneo tenemos sólo una relación a distancia, una
relüc¡ón-eVios7s basada en una correspoudiente orientación-ellos relati
vamente abstracta, que a su vez resulta posible por el uso de tipos
ideales.
Los tipos ideases pueden ordenarse en una escala de anonjmidad
creciente. Existe, por ejemplo, mi amigo ausente, su hermano, que él
me ha desciipto, el profesor cuyos libros he leído, el empleado da
correos, el parlamento canadiense, ‘entidades abstractas como Canadá
mismo, las reglas de 3a gramática inglesa, o los principios básicos do
la jurisprudencia. A medida que los tipos se liacen más nbstraclos»
nos vamos alejando, per supuestOj, cada vez más de los complejos sig
nificativos subjetivos reales o de los contextos de individuos reales.
Hacemos onda vez mas uso de contextos objetivos de significado. Pero
éstos se refieren, por su naturaleza misma, a contextos significativos
subjetivos de mayor o menor anonimidad. Llegamos al final a la res
puesta a esta pregunta crucial: “¿Qué es la ciencia social?'' La ciencia
social, responde Schütz, es un contexto objetivo de significado cons-
G iü o r g e W a l s ií
A jlftted S c h ü t z
v i ena
M a r z o de 1932
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION ALEMANA
I lsg Sc r c t z
Nueva York
Octubre de 1959
GLOSARIO
Afct Acio
Auzei<:hen in d ic a c ió n
Avfbau construcción
Clifln ce p r o b a b ilid a d
Ego yo
EinsfeHtmgshezieh ung relación de orientación
Eni icarf proyecto
Erffthrtmg e x p e le n cía
Erfahmngs oa?ra l repositorio de conncinii&ijlos i'diypo^ibieí;)
jEr/aíirüíigísujrtTjjjíieüfí/iTig contexto de experiencia
F.rleb hjj vivencia
E r zeü g T '.i? producto
Fo¿gei-:eíí mundo de los sucesores
Fr emd ein.?i.elhtng oí ien taci ó n -o tí o
Frew.dverstehen com prensión i:• temibj stiva
F Tl.rndvyirken actuar-sobre-e’-íitro
Cegenstand o b je to ( y d e r iv a tiv o s )
Gegenstándlichheit ■ objetividad
GeistesíDíssenschaflen ciencias culturales
deichzeiiigkeit simultaneidad
Han del n acción
Haridhnig acto
;,:ít ■yo
IhrbezieJuing r eiac ió n - eílo s (¿¡t., te la c io n - iis te d }
]e-Me.itiigJheit a u to p e z ten en J a
Kausaladaqvam a d e c u a c ió n c a u s a l
Kit ndgehe h c o m u a ic a d ó n
af i ít¿: el t m urdotle {meros) contendoras eos
íuitüiiiche Ansafimutng intuición natural o perccpcíd-n
N a t ¡rtDÍsse rtsvhafien ciencias na «rurales
Objeht objeto
Cbjektíuation ■ o b je t h ra c ;ó n
S chema esquema
S elb sta iisleg u n g 'au.toe xp] ic a ción
Selbslhabe captación iTimeíIiata o aprehensión de la
cosa misma
Sinn significado (en la íermiüologia de Ku?-
serl, estrictamente = sentido;
Sinnadftquanz adecuación de significado
Sircr¡deutimg interpretación de significado
. Sin n g eb en d dotación cíe significado
Sínji.fjn/t s ig n if ic a tiv o
Sí?wsetzurig establecimiento cís significado
Sinnzusrimmenhang contesto de significaclo
sozinle Beziehimg relación social
sníirfíe UiT.weJt inundo de la realidad sociat directamente
vivendado o nnindo de- ios c^ns ociad os
Sozicli^eff mu:ido social
U r/i ol-i-t:- m o tiv o - p a ra
ti?;. Beobnchiung observación social direcLa
u'ni'.cshiicJie Süuativn situación >:ara a cara
tilche sozíalc fíezíehtmg relación cava a cara
Vcrhdisi'i (en Jos escrito s p o ste rio re s de S í j i ÍU í . e n
in g lé s : c o n d e c í ) c o n d u c ía
Vorsie};ert comprensión
vérsteken comprender
z’ersfer.exde Suzioiogie sociología comprensiva
Vnrgegeb erJmfí carácter pre-dadn
Vorwcíi mu:;do tle ]os piedecesoutes
V. 'eií-y.ioiin rnutívo-píwqiie
~ ,V i;b ezieJ:tin g relación-nosotros
l/t rk a>ia b ñ z i c h u n.g mteracción sociai
Zsícii en s ig n o
Zeugiiis e v id e n c ia
LA FORMULACION DE NUESTRO PROBLEMA:
LOS CONCEPTOS METODOLOGICOS DE MAX WEBER
1 [El cor.capto de espíritu objetivo (objek¡icer Ceísñ) a que r.os reíedrr.cs aíjuí
es el de D i'tlify. Significa la túLaK'UiI del íc'^dio cultural, dotfdo ds su
fo n m .y estiiiotina ínteína. Es e! objeto específico de las C eixtctiuissenscfieftc:i, -23
clecii'; de Jas ciencias hurriar.áF o culUmtifis. ''idéase en la Tritracucciór. nr. fv.r.riei, a~
este conceptu.] . '- 1 ’
al individuo, de modo que aparte del lodo social el individuo no existe
6’" nbsolotor ¿O d el icmos expresarlo de otra manera y decir que sólo
e:d>te el individuo y que ííis organizaciones sociales, incluida la socie
dad jn’Sina, sor. meras abstracciones, es decir, “funciones"’ de la con
decía do individuos aislados? ¿El ser social deí hombre determina su
conciencia, o la conciencia de éste determina su ser social? ¿Puede
red nc irse Ja historia del hombre y su cultura a leyes., tales corno las
de }-,i economía? ¿O, por lo contrario, podemos decir que las así lla
madas "leyes” económicas y sociológicas expresan meramente las pers
pectivas históricas de la época en la cual se las formuló? No resulta
sorprendente que muchos científicos sociales, enfrentados con todos estos
d-lernas, traten de enfrentarlos prematuramente mediante pseudosolu-
ciones ingenuas nacidas de- distorsiones subjetivas cjue pueden ser tem
peramentales, pobíicas, o a lo sumo metafísicas.
Ahora b’er-. las soluciones a pnori de esta., naturaleza difícilmente
ccncí.Tcrden con el principio básico de la investigación científica que
nos requiere Simplemente comprender y describir los hechos que tene
mos ante nosotros. El proposito'por el cual debe guiarse toda inve^tí-
gnc:6 n social digna del nombre de ciencia, es el de ver el mundo de
jos hechos sociales con una mirada no prejuiciada, clasificar esos hechos
ba*o conceptos de nna. manera honesta y lógica y someter a análisis
exacto ei material así obtenido,
La aceptación de este propósito conduce a plantear mi requeri
miento que debe satisfacer cualquier teoría acerca del origeu de la
sociedad humana. Fue incontestable mérito de Simmel haber visto
este problema e mtentado su solución. La metodología de Simmel es
sin duda, en muchos aspectos, confusa y no sistemática. Como resul
tado. proyecta continuamente en ’os fenómenos específicos que iuves-
í;gs sms propios preconceptos teóricos acerca de ía naturaleza de la
sociedad. En sos estudios especializados, Simmel realizó contribucio
nes duraderas y valiosas, aunque muy pocos de sus conceptos básicos
sobrevivieron al escrutinio crítico, ni siquiera su concepto clave de
> o recíproco (^¥?chselwirkung) , 2 Sin embargo, ía idea básica
de Simmel ha resultado fructífera y se la utiliza aún. Es la noción de
que rodos los fenómenos sociales concretos deberían remontarse a los
modos de conducta individual, y que la forma social particular cíe
tales modos debería comprenderse mediante descripción detallada.*
(Simmel, Sczivlogíe, 2,^ ed., Munich, 1922,). [Traducción inglesa de Kurt H. W oJíí.
The Socíolog'j of Gsorg Simmel (Glencoe, 111., 195 0). Otros dos capí trios ele la.
obro de Sin un el, traducidos par A3bion \V. Small. aparecieron er: el /í fíisricar'. Jnur-
víil of Sodclogtj, xv (1809), 289-32.0; xvi (1910)., 872-91. Respecto al punto a
nos referimos aquí, cf. Simmel- (trad. SnisJl), "The Problem of Scciolo¿y” , ¿ 'lin c
ean Jota-nal of Sociology, xv (1909), 296-97. Una Laducción jdás literal, pevo id^a-
máticnmente menos elegante, de Vergesellschafi-iíng es 'societc'.iízaciún'’. C í Thec-
dore Abel, Sj¡Rtematic Sociologtf isi Ger-many, Nueva York, 1929 ]
4 KarI Jaspers, D i tí gehiige Situatíov ■
der Zeit (Berlín y Leipzig, 1531), pá
gina 137. [Trad. rngl. Man i¿i ííie Modern Age, por Edén y Cudar Pará (Londres,
1051), pág. 151.]
B De las. otras de Max Weber. las n>ás importantes para miestrus finalidades
son su libro principa!, Wirlschaft uncí Geselhchaft, l 3, ed. (Tybinga, 1922.]. [Hay
versión castellana: Economía tj sociedad. Méjico, Famjl> de Cultura Económica,
1957,] Infortunadamente quedó inconcluso, y los trabajos incluidos en el volumen
Gesamvielte Aufsatze zur VSi$$e?uchaft$lehve (Tubinga, I&22). [La parte t de
’W írlschaft und Cesellschajt, vob I basta la pág. ISO, fue traducida por A. M Hen-
derson y Talco it Parsnní con el título de The Theory of Social and Econn^r.a ürgn-
nizotion (Gtencoé, 1U., 1Ü57). Utilizaremos esia traducción (mencionándola sim
plemente con las íeíras “T.I.” ) para transcribir las citas que Schiitz hace oe Weber.]
c ['‘Una relación social se llamará ‘comund’ si — v ejs Ja medí tía en cjiie— ia
orientación, de Ja acción social . . . se base en un sentinner-to subjetivo de ías
sea afectnal o iradicionab por el cual se perciban como vincula cas. Una refací ur. ¿o-
medíanle la introducción del concepto de orden, deduce los tipos par
ticulares de grupos de asociamiento y asociaciones compulsivas.1 La
manera en que Weber utiliza este aparato lógico para aplicarío al
esíudio de Ja economía, el gobierno,-la ley y la religión como fenóme
nos sociales, no puede describirse aquí en detalle. Le que nos interesa
es- el bgfjjio__d_n qne Weber reduce todas las—¿dasas^xTal^Sadonri^yy
es i me 113 ras snesaJf^J-fldas Tas nb bieti yar ion es .cid fm -ai todos Jos d omi-
ñio^'del.’cspTrivU obieüvo.. a las formas más ciernentales_de,.condacta
individual. Todos ios compíe jos fenómenos del mundo social retienen
siu cÍucTh. su dignificado, pero éste es precisamente el que los individuos
implicados atribuyen a sus propios actos. La acción del individuo y
el significado a que esta apunta son lo único sujeto a Ja comprensión.
Además, sólo mediante tal comprensión de la acción individua! poede
la ciencia social acceder al significado de cada relación y estructura
sociai. puesto que éstas están, eo -último análisis, constituidas por la
acción del individuo en el mundo social.
El provéelo de reducir el ‘ mundo del espíritu objetivo” a la con
ducirá de los individuos nunca se había llevado a cabo tan radical mente
como lo hi^o Max Weber en su formulación inicial del fin de Ja socio
logía comprensiva. . Esta ciencia debe estudiar la conducta social inter
pretando su significado subjetivo tal como se lo encuentra en las inten
ciones de lo? individuos. / El propósito, entonces, es el de interpretar
las acciones de los individuos en el mundo social y la manera en que
éslos dan significado a }os fenómenos sociales. Pero para lograr este
propósito, no basta observar la conducta de un solo individuo o reunir
estadísticas acerca de la de grupos de individuos, como nos lo haría
creer un tosco empirismo. Más bien, el propósito específico de ía so ció-
!og¡;i requiere un método especial para seleccionar los materiales per
tinentes para las cuestiones peculiares que ésta suscita. Esta selección
resulta posible mediante la formulación de ciertas frases gramaticales
9 Cf. Mariívp.ne Weber, Max Weber, pin Lebcnsbí'd '( Tv.bing£. 1920 !, 'js:
efempJo la pág. 323. [2*■ e¿.. Heídeiberg, .1350.]
objeto cultural y el significado del objeto producido, entre el significado
ne mi propia acción y el significado de la acción de otro, entre mi
propia vivencia y la de oiro, entre mi comprensión de tní mismo y la
que tengo ¿e oIra persona. No-se pregunta cómo se constituye el sig
nificado tie un. actor o qué modificaciones sufre esc significado para
¡os que participan ron ¿I en eí mundo social o para un observador no
participante. No líala de identificar ¡a relación única y fundamenta]
que existe erire el mí mismo y el yo de otro.-relación cuyo esclareci
miento residía esencial para comprender, con exactitud en qué consiste
conocer a otra persona. Weber distingue, sin duda, entre el significado
de una acción al que se apunta subjetivamente y su significado objetí-
va-nen'e cognoscible. Pero no reconoce mas distinciones en este sen
tido y presta tan poca atención a las maneras en que ira intérprete
modifica el significado corno a las perspectivas conceptuales en qne se
nos dan mies tros congéneres humanos. Pero, de becho, existen dife
rencias radicales en la estructura significativa de mi propia conducta,
ki conducta de mis consociados,0 que yo vivencio inmediatamente, y la
ds aquellos que son meramente mis contemporáneos o aun mis prede-
c-3Sore¿} cuyo conocimiento es para mí totalmente indirecto .10 Lejos de
ser ;iomog¿nec\ el mundo social se nos da en un comp’ejo sistema
do perspectiva: mi partícipe y yo, por ejemplo, tenemos una experien
cia recíproca íntima y rica cuando conversamos, mientras que a un
observador distante le aparecemos rodeados por un aura de "chatora”
y ''anonimidad^. TLl individuo toma en cuenta estos escorzos de la pers
pectiva cuando realiza ios actos de establecer e interpretar el signifi
cado . ' 1 y iajes lee ámenos de perspectiva son, por lo tanto, de interés
directo para las ciencias sociales, No nos referimos aquí a las diferen
cias existentes entre los puntos de vista personales desde los cuales
diferentes perdonas miran el mundo, sino a !a diferencia fundamental
qne hay entre mi interpretación de mis propias vivencias (autoijiter-
p;c:ación) y mi interpretación de las vivencias de otra persona. Lo
que se ofrece a ambos, al yo actuante y al observador que interpreta,
no e¿ sólo el simple seto significativo y e¡ contexto o configuración de
significado al que este pertenece, sino todo el mundo social en pers
pectivas plenamente diferenciadas. Sólo mediante esta introvisión pode
rnos co7nprender cómo se capta el yo del otro como un tipo ídeaf. en
el sentido que acabamos de examinar.
No hay duda de que Weber vio todos estos problemas, pero sólo
los cnr.bzó en la medida eñ qne le parecía necesario para sus propias
finalidades. Dio ingenuamente por sentados Jos fenómenos significatñ
Sijxíljíugie.
H’5 Ideen zur Sí.;ais- und KiiihtrsczioiQgie (Kfidsiu!ief 191 ~1).
Soziologie, vols. l y I I ( M 11lilcI.. I G:¿4). [Adíí jptaciáti ingles;, fiysierjixli'j
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lS Stjslein ¡!er S^zícíogie, v4.1L. I (Tena, 1322-23).
l1í Ideclagie tiná \Jtapie (2onn, 11129)- IT.L, IdeQtagy and. Ufcpici, í..?-
Wii'th y EdwsrcÉ A. -Sliits (Nueva Ymk, 1SSG) .] Lili1/ versión casiellanr.: Ide:>!s¿vt
:j Liícpía. Madrid, Aguílar, 1958-.J
3'í O ís W isw isfo rin en u nd dis O c-sellscj:a )t { L e ip z ig , 1/9:26).
h \ r l i v ¡ i í t ¡ \i j i i m t d G e t t i e i t i s c i i a f i , 3 a -ed. (L e ip z ig .- V 9 2 0 ).
2~ T h e o r ie d e s o b fektiv-eu G eirte- ( L e i p z ig , L92-3V..
d:o-e' Lcj*aa como punto de partida la filosofía de Rehm ke^ que postula
■a conciencia momentánea, del yo solitario y luego trato, primero de
dedncir velaciones comunales y asocia tí vas y, finalmente, el lisiado, la
economía y la. ley, deducción que se cumple a partir de un análisis
de la tendencia y la volición.
Es evidente que Jas obras ele es Los estudiosos dejan sin resolver c!
pmmema deí significad o, concepto que parece abarcar muchas cosas
diferentes, sen que ocurra en la literatura filosófica o en la de Eas cien-
c:a>' socialesr-r> Este concepto requiere un análisis radical. Sin embar
go. la realización ele tal análisis exige una preparación filosófica amplia.
La materia a abarcar incluye todo el ámbito fie las vivencias propias
y de las ajerias': Además, aun uu examen superficial muestra clara
mente que el p ro b le m a ' del significado es u n p roblem a temporal- no
un p^cmlema de tiempo físico, que es divisible y mensurable, sino un
problema de tiempo histórico. Este último consiste siempre en un finir
d j ílcrnpo, Heno, sin coda, con hechos físicos, pero dotado de la natu
raleza de una '‘conciencia temporal interna ’, una conciencia de la propia
dm'f.cicn. Es dentro de esta duración donde el significado de las viven
cias de una persona se constituye para ella a medida que las va vi
vencia nd o, Aquí, y. sólo aquí, en ei estrato más profundo de la vivencia
: cae es accesible a la''reflexión, debe buscarse la fuente última de los
ámemenos de "significado'’ íSirm) y "comprensión” (V erstéhen). Este
es(rair: vivencial sólo puede develarse en la aul:ocon cié ocia estricta
mente Hio'ió.ficn. Por Jo tanto, qiúen quiera analizar los conceptos
: cábeos de Jas ciencias sociales debe estar dispuesto a embarcarse en
; vi j laborioso viaje filosófico, pues la estructura significativa del mundo
i social soto puede deducirse a partir de las características más primlti-
' vas y generales de la conciencia. La investigación de esos estratos pro-
í" 'i I :;: se ba abierto felizmente ahora merced a los grandes descnbri-
nn.entos filosóficos de üergson y Busserb La ‘filosofía de la duración
de- fjcrgson y la fenomenología transcendental de Iíusserl hicieron por
fin posible ía solución de Jos enigmas del establecimiento y la inter
pretación del significado.25
-f- Cf.•’íes r.i.:evfj significados dífereiííes de la patarra "si^nificaclo” que lia esta-
bjo .’ílc .H. Coopera s^bvK ta base de ejemplos tomados de- la litetatuta más reciente,
Cor.ív-ón'ess tea esto c2 e^iice-uo radicalmente 'diferente de "significado” en Heideg-
gr?v ( 8c’n n:;-¡ Z sif [JíaJle, 1927], especia) ;nen:e págs. 144 y sigs., 147, 151 y sigs.
lT-I., Hertig Tím?. jxir J. Macqv¡tiiTie y 15. Hobinstm (Nueva York, 1962),. p¡>g'--
:iít5 i.SS'4, 137-3, IÜSj ), (j en las muy importantes obras de Paul Ilofuiaun {“ Das
VsfrsLe’jen vc¡) Sinn und sefrie ATtgeitteivigiiUiglcttit”, Jtthrbuch fiir Chantkterclogíe,
vol. YJ: “Mtlaphvsilí oder verstebende Siníi^Wls¿ftii3cbaft5*, Suple me rilo a. Knnt Slu-
Loi oh o? pueden sei personas didividoafus y sai cor.ccídas para el ador corno
o cw,stiU:ir una pluralidad indefinida y ser totaJmcnle desconocidus como índi-
v iá’.ios, Así,. la "n;rjneda’? es el íntdio de iateicambio que el actor acepta en paga,
erigirá 5li :iír..v:-giin la eiipecíatjva ds que im ním ejo muy g vari cíe pero
r ü^cv.ccido ds v.-,c ivir'jos c. : los rpit: ¿’] r<j [isjie ¡elación personal estaraii dispuestos
r. í.>jptv,:’]a cv¡ el jp.lercs mbin, en alguna ocasión futura.3'1
objeto de te do neto social consiste ea hacer que alguien se compone de na?, cidria
manera mediante la propia conducta física (acto expresivo}. Véase sis crií-ailo
"Gegenstand der reinen Gesellschaftitehre^ Archio für Sazioh^íenschuficn, L1V,
32Ü-423, especialmente 335.
Wir(sc/iíi/f tmd Qesellschcft, pái?. 12 [T-I., pág. 116].
ídce'eai Irene en común con la acción basada, racionalmente en un
vílíiu “e legido, el hecho de que su significado
íl:s vr’sirle en el !ug-.’ü de un res (diado ulterior a éi, sino en ¡a ejecución deJ Lipo espp-
'jíi Uü ilír n; cíÓ'l’i poi sí misrun. Epmp!us de acción afectual son ia satisfacción de
iü1 . iivipsiLAi.!- oírC'Cto de venganza, de gratificación seiisuat. de rJevución a una persona
o t;p arrobamiento contemplativo o, por ultimo, de abreacciúu de tensiones
Tníep m: puipn? pertenece:! a esla categoría. cualquiera que sea el grado
<le '.■i.in'idcz n íuljliniídad que posean.’ 1
7
r’> j ., ',1 fy|’t
ScVieier, y-'<?esen u.na der Sí/n'j.'ithie, ed. (Bonn. IB23-)j pág. 2SS
„ j .1.. The ívature cf >>iw¡>r.Cny, por Peíer Heatli (N:ew Haven. 1&54), pdg: 249 b
"Así, .a liberna representa-una polaridad entre sietes, y esos actos son
eapnces -rio referee a ncsoUxu mismos y a oh es. Ji fia polaridad es intrínseca-
r'íC ik *X:j>íí.~ ce r.barc-íir l.i uic'Lrt tnííima de oíros j; let m í a propia, tal como me abarca
r¡K m:;s]!:c y r. iru p.cpia expeyitricin en gen eral. .. ” Ibíd., págs. 296 y-sígs. [T.1.3
t'¿^ 3. 256 y EÍ35 .J : "Lu rjue afirmónos es . . . qv¡e en la medida en que concierne al
r r:1 y r< sn :.U:j¡.Ogza y sj ámbito de hechos (pie aparecen dentro de él, cada una
•jcids apr&^srí.¡cv :a e.vpcvierjcia ele sus eimgéneies íaii. ílíractcnnenie (o tTidirerAa-
a) ccric Ja suya propia.'" Véase también Liítj Znt¿íe¿rZtfum imd Gcii]eí/iíchL¿jt,
p;u¿s. 10 í y
4i 1E r f ü t f h a r :rt S e l b s f í u i b e , ]M era-m ente, " c n m p r e n s ib le er< 3a p o se s ió n innte-
iiit-’a ríe i¡’. C'"síí jnisjr.s.h\ C f . el uso d e l té r m in o S e l h s i h n b e p o r H v s s e r l, e n ' K U i b e i t
Csv ¿eJ[>si'.';;;be", uncí ÍY^níseírdenfiTÍe Logik (rlcdie, 1S29), $ 36 c ]
IS Cf. cap. I l í , ñ paitad o lí), más alhajo.
Las iibjedcr.es ti?. Scij^-er a esls. tecria (Wesen i:ncí JPorDten der Si/nipathie,
2 -Si y s^gí. yág-5. y sigsd) ejiteramente i^stificadas. Es sin duda
{m^ir.'snís iriiposible iritsiii- in existencia dsí yo del otro sólo a partir de la aparien
cia tic su ruiopr y rii: supeaev -;:ivie se da en ri jr^isma toda la uní dad psicoíísica.
Vén??- f.Hj:), cap. i 7T, apartado 19.
lleva, en última instancia, a la conclusión ele que nunca vivenciame?
Ia mente ele otro, sino sólo objetos físicos; que el concepto de la ‘'mente
de otro:' es epistemológicamente superfino desde eí punto de vista de ía
ciencia;, y que las afirmaciones acerca de la mente de otio 110 tienen
científicamente sentido, puesto que carecen de contenido empírico. Esta
posición fue defendida por Carnap en algunos de sus escritos.-3 Parece
hacer justicia al hecho de que mis propias acciones y conducta se me
dan como mis vivencias, .mientras que las acciones y conducta de otro
no se me dan como sus vivencias. Más bien, la conducta y accionéis de
otra persona se me dan como secuencias de hechos que ocurren en
el mundo físico, como- cambios percibidos -en el objeto risica qne yo
llamo su cnerpo, Sin embargo, para comprender ese objeto como el
cuerpo de alguien, debo ya haber presupuesto la existencia del otro
yo que anima el cuerpo en. cuestión. La referencia implícita al cuerpo
de oiro sólo ocurre generalmente en la medida en que observo en for
ma directa su acción y conducta y las miro como una secuencia de
hechos físicos que ocurren ante mí. Sin embargo, la conducta y acción
de los otros se me revelan no sólo a través de sus movimientos corpo
rales, sino también por los resultados de esos movimientos, poi' ejem
plo. ondas sonoras, cambios que ocurren en otros objetos, etcétera. Y
puedo plantearme la cuestión referente a qué es ]o que produjo esos
cambios y mediante qué proceso ocurrieron. Ahora bien, encuentro
que todos estos hechos externos son. inteligibles. /Tienen significado
r'para mí. Pero el significado que descubro en ellos no tiene por qué
set en absoluto idéntico al que tenía en su mente la persona qne los
\produjo./En efecto, estas objetivaciones de significado que hallo en
eí. mundo externo son meras “indicaciones11 (Anzeíchen) del significada
a que apunta ei actor’o el productor del objeto en cuestión. liemos
adoptado el uso del término “indicación” eir el sentido técnico que le
da IJusserl en las Investigaciones lógicas: ^ decimos que tenemos una
indicación en todos los casos en que
eu?Jguiei clase de objetos o estados de cosas cuya existencia es conocida para al
guien, indica a esa persona la existencia de oíros-objetos o esíados Je cosas, en e-i
. sentido de que su creencia e-n la existencia de los primeros es el motivo cíe
56 Weber, W ñischaft una Geseíhchcft, pág. 3 TT. 1.. ?ágs. S'3-98j: cf. tam
bién ef pitnto 3. ibíd., así como el ensayo de Wsber, “übev eiuige Kstegovien der
Verstelienden Soziologie”, Gesammelte Aufsáize zar VSifsensctitijislshre, i^preial-
niente págs. 4 OS y sigs.
57 Weber T Wírtsckaft ur\d Ceselhchaff, pág. 12 [T.L, nág. 11-3]. '■
na. Supongamos que yo “percibo internamente’ la explosión de colera
de A. como diría Scheler. O, para utilizar la terminología de Weber,
supongamos que en -un acto de comprensiónobservacional capto el
aspecto cid rostro de A y sus gestos con:o una explosión de cólera.
¿Pero he determinado con ello si A está simplemente reaccionando, y
su conducta “sobrepasa la línea de lo que puede considerarse signifi
cativamente orientado", sí "consiste en una reacción incontrolada ante
na estímulo excepcional”, o sí A sufre tan sóloun acceso de mal humor
y el único significado que la explosión íiene para él es la abreaccién
de sus sentimientos reprimidos? La observación directa no me da la
respuesta a esta cuestión. 5í bien sé que A está enojado, sigue siendo
oscuro para mí lo que ese enojo significa para él subjetivamente.
Ahora bien, esto vale también para la “comprensión observacional”
de tuensam ¡entos, como ocurre en el caso del fuicio 2 X 2 — 4. ííusserl
La distinguido recientemente dos sentidos diferentes del significado de
un juicio.55 Primero está el contenido del juicio (U rteihiuhalt): “que
2><.2r=4rJ. En segando lugar, está la actitud epistémica (subjektiv
do-xvich Setzutigsmodus) qne la persona qne utiliza o profiere el juicio
tiene respecto del contenido de éste, Puede, por ejemplo, sostener que
es en verdad cierto o sólo lo e.s probablemente; puede sólo sospechar
que es cierto; o suponerlo simplemente cierto a los fines del razona
miento. O, por .último, puede negarlo. Debe notarse que el contenido
del juicio sigue siendo el mismo a través de todos estos cambios de
actitud epistémica. Ahora bien, es esta misma actitud epistémica la
que. según Weber. deten-nina lo que “quiere significar^ el que emite
el juicio. En otras palabras, lo que él significa cuando lo emite consiste
en sí realmente lo cree, o sólo sospecha que es cierto, y todo lo demás.
Y. sin embargo, esa actitud epistémica es precisamente lo que no se
puede determinar mediante la observación directa.
Encontramos'una dificultad paralela cuando encaramos la com
prensión observacional de un acto, Weber diría que comprendo me
diante observación directa el significado de la conducta de un hombre
cuando lo veo realizar actos tales como cortar madera, tomar la perilla
de una puerta pata (¿obsérvese bien!) cerrarla, o apuntar un rifle a
un animal. Weber menciona estos movimientos observados del cuerpo
de Ja otra persona como el substrato de la comprensión observacionaL
Sin embargo, es obvio que ya han sido comprendidos e interpretados
¿an pronto como se les Mazna “corte de madera”, '‘toma de In perilla'
“apuntar el arma”. ¿Qué ocurre si el hombre que maneja el hacha no
está realmente cortando madera sino que tan sólo parece hacerlo? ¿Qué
sucede si el hombre que toma la perilla de la puerta no lo. ha hecho
rm a cerrarla ■sino ‘ que la sujeta para repararla? ¿Qué sucede sí eí
cazador no eslá apuntando en absoluto, sino que solamente observa
al animal a través de la mira telescópica de. su rifle? Es bien evidente
15 Fórmele urtJ trnrisze>¡dentale LogtkJ págs.- 392 y sigs. !_EL iesLo de. este
es una paráfrasis.}
que la comprensión observa ció nal de la conducta exterior de 'a otra
persona no basta para contestar estas preguntas. Son cuestiones de
significado subjetivo que no pueden contestarse observando simple-
mente la conducta de alguien, como Weber. parece penstU'. Por lc
conlrariú, observamos primero la conducta corporal y luego la ubicamos
eu un contexto más amplio de significado. Una manera en que pode
mos hacerlo -s dando a \n conducta en cuestión un nombre. Perc ese
contento de significado no tiene por que ser, y de hecho no puede ser.
idéntico al contexto de significado que reside en la mente del actor
mismo. Llamémosle contexto objetivo de significado, por oposición ai
contexto subjetivo de significado del actor.
Examinemos ahora la comprensión'mocivaeional. Weber dice que
ésta consiste en comprender el contexto significativo a qne pertenece
una acción., una vez comprendido el significado subjetivo de ía acción
en sí mismo. Pero en el mismo pasaje afirma que este contexto signi
ficativo es aquel dentro del cual la acción constituiría una parte apro
piada desde nuestro punto de vista. Esto es coniuso. si lio directamente
contradictorio, pues no tenemos ninguna manera de saber si oí con
texto significativo que consideramos apropiado es el mismo que el actor
tiene en su mente. Esta es una cuestión sobre la cual volveremos más
adelante, Baste decir por el momento que liemos probado la imposi
bilidad de la comprensión motivacional sobre la única base de la obser
vación, Es imprescindible disponer c!e datos derivados de alguna otra
fuente. Para comprender los motivos de una persona no bastará “eva
luar" sns acciones sobre la base de una ''instantánea” separada del
contexto. La comprensión motivacional requiere, en cambio, un cierto
monto de conocimiento del pasado y futuro del actor. Veamos el caso
de los dos hombres del ejemplo de Weber. Uno de elíos trabaja en
im a ecuación matemática, el otro está cortando madera. La ir.íocma-
cíón que resultaría esencial acerca del pasado de los dos hombres
podría sor que el primero se lia propuesto demostrar algo dentro de
la ciencia y que el segundo lia sido empleado como leñador. La infor
mación que resultaría esencial acerca áel futuro de los dos hombres
podría ser que el científico considera que esta determinada ecuación
es importante para su demostración y que el empleador está dispuesto
-ti pagar por esta determinada parte de la tarea deí leñador./El cono
cimiento del pasado de los dos hombres es necesario para qne yo
pueda encontrar un contesto significativo inteligible en el cual ubicar
'sus acciones. ^Él conocimiento del futuro de los dos hombres es esencial
•'para determinar..si sns acciones en el sentido subjetivo que éstas tie
nen para ellos resultan adecuadas al contexto significativo que ya lie
reconocido/
En estos dos casos estoy buscando el ‘ motivo”. Por vwtivo entiende
Weber “un complejo de . . . significado 36 que ai actor mismo o al cbser-
— Lil -.s^eil Lt?ií«:.rie L'-níetítrCiiuJige}^ II. 37. Cf. también Favbsr, The Foun-
of '¡'i'-sro-netí^’-ogy, págs. 22^ y 2-32-36/1
E^pedn/iiieme -■ $ 86, pág?. 210 y sigs. Cf. también. Hussert, Médiúitíous
Cuando hablamos de significado objetivo, no sólo nos referimos
a las contextos amplios cíe significada que acabamos de examinar. Nos
proponemos también atribuir significado objetivo a ciertas objetivida
des ideales {ideaíen GegetisUi¡idiíchkeiie¡i ), tales como los signos y Tus
expresiones. Al hacerlo así, queremos decir que esas objetividades idea
les son significativas e inteligibles por sí mismas ■ — por así decirlo, en
su naturaleza, anónima— , prescindiendo del hecho de que alguien las
piense, de que alguien las utilice. Por ejemplo, la expresión 2 X 2 = 4
tiene un significa do objetivo aparte de lo que pase en la mente de
cualquiera o Je lodos los que la usan. Una expresión lingüística puede
ser entendida como un complejo objetivo de significado sin referencia
a los hablantes de ese lenguaje. Un tema de la Novena Sinfonía tiene
significación en si mismo, dejando totalmente de lado la cues i ion de
io que Beethoven trató de expresar con él. En este caso el término
“significado objetivo" significa una unidad de. significado considerada
como objeto ideal. Pero en la medida en qne una expresión puede ser
considerada en función de lo que.significa ( Bedeuttio.g), se la puede
tener por verdaderamente objetiva. En sus Investigaciones Lógicas
HusserJ nos enseñó a distinguir entre el "signit'ícaclot" (Bsdeuten)
como acto, v “lo que es significado" (Bedeutung), el último de las
cuales constituye una unidad ideal en contraste con la multiplicidad
de todos los acLos posibles de significar. La distinción establecida por
Husserl entre expresiones ""esencialmente subjetivas y ocasionales",
por una parte, y expresiones “objetivas”, por ía otra, es sólo un c-l-o
especia! de esta introvisión general y fundamental?5 "Una expresión
es objetiva, si importe su significado por la mera acción del contenido
manifestado en sonidos, y puede comprenderse sin tener en cuenta
la persona que la pronuncia o las circunstancias en que se la pronun
cia” Por otro lado, una expresión es esenoiahnenie subjetiva i; ocasio
nal cuando es "tal que su significado ocasional y real debe orientarse
con respecto a la persona que habla y a su situación”.06
Aliora bien, la cuestión reside en saber si este sentido del termino
“significado objetivo5' es el mismo en que pensábamos al identificar
el significado objetivo de la acción A con las dos interpretaciones de
significado,
O 3 M 2 iv fl/3,? oue
j. F vs S daban de esa acción. Este no es evi-
den teniente el caso, ni lo sería aunque la acción de X fuera la mani
festación de una expresión dotada ele significado objetivo, tal como
una frase. En efecto* en último análisis F y 3 no están interesados cu
lo que X tiene que decir, o sea, en el contenido de su formulación
considerada como una objetividad ideal. Más bien, cualquier ebser-
ccrtésiennes, Meditación V [T.I. del texto alemán, Caí tejían Medltuíicm, por Doi íori
Cahiis (La Haya, 1960).].
ííí«nifjrno3 al lector a! conciso resina en de !os puntos ele vista de tíí ¡iseri
sobre estas cuestiones, que se encuentra, en Farber, The rountlütian of Phei:G?ticnr>-
logij, págs. 2-37 y sigs.; cf. también págs. £31-32..]
^ Logiiche Untersuchvngen, II, SO. [Véase ]a Irad, ingl. de ’as palabras cíe
Hnssed, er¿ Faibei, op. di., pág. 2-37.] v
va el oí del mundo social se interesa en la interpretación del -fenómeno
p::-- el 'cual X manifiesta esta formulación aquí, aliara, y de tal o cual
manera. (Por manifestación ■quedemos significar los movimientos .de
lus labios, las ondas sonoras, los significados léxicos y los significados
de las oraciones.) Esta interpretación consiste en-torrar la manifesta
ción como uu signo de que X está experimentando ciertas vivencias cons
cientes, de las cisales sería un ejemplo el hecho de tener nna intención.
Desde este punto de vísta, eí contenido preciso de la manifestación es
sólo de interés indirecto. Lo que F y-S desean saber es si X lo dijo y
p o r ¡pió. En la terrninologia qsie hemos establecido hasta ahora, sería
mas adecuado decir que la manifestación de la formulación realizada
aquí y alior? por X es objetivamente significativa.
Añora bien, las objetividades ideales (idealen. Gégenstandtich-
keiiert) que constituyen el contenido significativo de las expresiones y
de los grandes sistemas del lenguaje, el arte, la ciencia, el mito, etcé
tera, de los qae son parte inseparable, desempeñan sin duda un papel
propio y especifico en la interpretación que’ cada’uno hace de la. con
ducía de las demás personas. Todas esas interpretaciones presuponen
el oso de esquemas interpretativos. Esto vale también para eí caso en
CL'ie se explica el significado objetivo observable por parte de F y S
cu ando ocurre la acción A. La interpretación dé talas cursos de acción
se produce regularmente según esquemas disponibles de antemano,
aunque sean seleccionados por F y S y, por lo tanto, relativos a ellos.
Nuestro análisis, hasta aquí sumario y superficial, debe dirigirse
alicia hacia mi nivel más profundo. Los dos conceptos de significado
subjetivo y objetivo*7 sufrirán durante este proceso una modificación
de gran alcance, y sólo al final del capítulo I I I estaremos en condicio
nes de dar una definición satisfactoria de cada mío de ellos. En este
punto nos con tentaremos con agregar unas pocas observaciones preli
minares acerca de la orientación de nuestras investigaciones.
Nuestro tratamiento de los diferentes sentidos del término “signi
ficado objetivo" ha dejado en claro que lEamamos “significativas” a las
objetivaciones rea?es e ideales del mundo que nos rodea, tan pronto
como enfocamos nuestra -atención sobre ellas.c$ Sabemos desde que
e? Pava qne na hnya. ninguna confusión con m concepto que se puede encon
trar ívl ur.íi cannd"d de autoies conce:np aráñeos, debe notarse que nuestro u¿o del
J>srnK:v:> ■"significado objetivo’! carece de implicancias axiológicas. El hecho de Que
rl significado objetivo pueda presuponer ocasiona)mente valores objetivos (obje-htiva
V/f?7ií}, y de que !as o! íjeliviuades í Gegejijf’flmMic/i&eiíen} ideales estén constitui
das a parlir d? valeros objetivos, son cuestiones que exceden el ániniLo de esJ.s
e lu d ió.
i;S ['"ichrjíi u,\ :r ñe ¿n .spezi/rsvrheu ZuL¿;endvnggTi unieres Beivusstseiris <iriffas-
sen.” Uusserl einpJpü el término Zuwendung para significar un “volverse liacia” o
' dirigir .a riiiífldiíi hada” eí objeio intencional,, que con elle es ‘'conocido de u:ia
n-bineisi g-er.cnd"’. EsLá presente en todo acto de aprehensión, evaluación, fantasía,
íriféí'.-:':1., pero “no es en sí mfesnci un acto propiamente dicho’". Es ' lo perceptivo en
^i-vcejiL-i&i-., lo ííiiiííisíqso en tn fantasía, la aprobatorio en la aprobación, lo volitivo
■?i! !;■ . ikiivit-:1 etcétera” {Ideas, ? 37; T. í.. págs. tSl-S-S).]
Husserl escribió Ideas qíJ que la dotación de significado es el acto por
el cual se "animan” las vivencias puramente sensoriales ( “daios lid.e-
ticos”). Lo que ante una mirada sumada se prescrita como ?ignit¡c&fcívü
ya se ha constituido. como tal a raíz de una operación intenciona!
previa de nuestra conciencia. El tratamiento más profundo, cae da
Husserl a esta cuestión se encuentra en su Lógica formal ij trayi.scavJen-
tal, aunque en esa obra se ocupa de esfera de las objetividades lógi
cas. Explica Husserl el proceso por el cual se origina el significado y
observa que 3a intencionalidad es en realidad una síntesis de diferentes
Operaciones.
C tíd a e s t m c h u a d e s ig n if ic a d o p u e d e a n a liz a r s e e n f u n c ió n d e la e s t r a t i f i c a c i ó n
d e s ig r iific a d G Q ue le e-i esgneraj. . .. T e d a s !as u n id a d e s in te n c io n a le s tie n e n ua
orig en in te n c io n a l, s o n u n id a d e s '" c o n s t it u id a s ” y en c a d o caso u n o p u e d e so m ííte i
las u n id a d e s '’ c o o jp le ta d iis ” a «11 a n ális is en fu r.C jijn d e sn o¡iger¡ te ía l y , p o i ¿¡.'p re s
to, ¿le su £ o ru ta esencia?, q u e d e b e eap-líu'ás c id é L is & m e n te J i
MíRnLrss el “análisis estático’" está gobernado por ía uciid^.d dei objeto lGeg¿:i-
sfnntíj a que se apunta y de esa maneja, por el rsvxlu r.o olaro en que ss d:-:, ¿i"hien
d o sil referencia como jnodifieacíóa baencional. resiste la clarificación, e l análisis
intencional genético se dirige en cambio, a Lodo el contexto concreto cii que fe
iiLica cadta conciencia y su objeto inLenekjiial coíno tal.72
7?: Zss-d ó\t i.'í?i-¡Á7i-Tícs ¿le Ja ccnspience i Fr.iis. iSSS) [T.I.. Tíme
ota F>cc \cr:i‘ lu t.. Paguen (Nuev?. York. 19! 2.; también 1£M30 j j ; M atiere ct
: n í Í S D C j [T.L. taller ai d Me\íwr\r. por N. M. Paiu y W . Scotf- Pí>‘-
ü'r-ri : ;\'i-.eva Yi.ik, 2953)]¿ L ’Eí;oÍüííoií créctrice ÍPáTÍs, 1907}. [T.L, Creaíica F.na-
.'[:¿rí?R, Aviliiir írlitcheli (Nv.eva York, 113T11 j; Í/Énergíe ¿piriUtelle (Parts, 19201
. : /'-Jiií.' íjor H. Vvmlon Catr {Nueva York. 1G2 0 )]; i.rU;odtiCíion á Jo
Kiéé¡i¡}!ii>.i:oii8 19í¡3) lT.I.j Jíiímcíiic-ivon to fdetophijsics, por T. E. Hulme
y firmarte;; Is. í >¡-.rés ci s'n^í;ífl?i¿ité [Pjííe, 102,2).
’ ?.';fVeí;í.,;?¿ren r.'ir f í i a n om e n oí o g i c d e s i n n e r c r , Z e i t b e i o u s s í s e i n s ( e d . H e id e g -
¿ ír v : . S i- !_'■!?:_ V i J i . . ! .'Jr'■o/': ji- ir P í i i i o y ^ p í i í , . : j,r : ( í ''T iiJíO iy.f.-i.írJie F c - is í‘h t ; r ¡ o v o lu -
LX íK ü.'s, ;RS3'i ¡T.L, 7’he F he n c m cinthig y of in te rn a i Tim e Com-dcictties-s.
peí S. dj'jrcitríl (Bloomingtoc, Ir.d., 1064]. Esls tema sevá tratado en detalle
ín c: t;ipíi:::D 5'gv.i>.íiLe.
7n r .f , r [ l i?SS .': , fl/Y.r.. § 1 ; T. p is . 51. ]
[ íb íd ., H 31-32; T í., p á g s . J Q 7 - JL 1
La distinción entre las dos maneras de enfocar ío significativo,
que acabo de señalar* no es sin embargo idéntica a la que establecemos
entre significado objetivo v subjetivo. Hemos encontrado este último
problema en el curso de un análisis de la interpretación significar iva
del mundo social. El "significado'15, no era para nosotros el “predicado”
genérico de mi conciencia intencional, sino que tenía una connotación
social especifica. Cuando pasamos a la esfera social, se agrega, de
hecho,, al Par conceptos “significado objetivo y subjetivo'1 uua nueva
significación, sociológicamente importante. Por un laclo, puedo aten
der a los fenómenos clel mundo externo, qne se me presentan como
indicaciones de la conciencia de otras personas, e interpretarlos por
sí mismos. Cuando lo bago, digo de ellos que tienen significado obje
tivo. Pero por otro lado, puedo mirar más allá y a través de estas
indicaciones externas, para penetrar en el proceso constituyeme que
ocurre dentro cíe la conciencia viva de otro ser racional. Eo que me
interesa entonces es el significado subjetivo. Lo que llamamos el m un
do del significado objetivo se abstrae, por lo tanto, en la esfera social,
de los procesos constituyentes de nna conciencia que asigna significado,
sea la de uno mismo o la de otro. Esto da por resultado el carácter
anónimo del contenido significativo que se predica de é!, y también
su invariancia respecto de toda conciencia que ’e ba dado significado
mediante su propia intencionalidad. En contraste con es Lo, cuando
hablamos de significado subjetivo en el mundo social, nos referirnos
a los procesos constituyentes que ocurren en la conciencia de la per
sona que jprodujo lo que es objetivamente significativo. Aludirnos
entonces al “significado a que apunta’’ esa persona, sea nue dé cuenta
de estos procesos constituyentes o no. El mundo del significado sub
jetivo nunca es, por lo tanto. anónimo, pues sólo constituye en esencia
algo que depende de la intencionalidad operante de una conciencia-yo
— la mía o ía de algún otro— y aitn se encuentra dentro de ella. Año
ra bien, en el mundo social puede plantearse en principio la cuestión
— y esto mediante una técnica especial que aun debemos describir—
referente-a cuál es el significado subjetivo de un dato cualquiera de
contenido sígnifteativn objetivo opie. atribuimos a la mente de otro.
Además, puede afirmarse qne es posible comprender el contenido sig
nificativo con un grado máximo de claridad. Podemos satisfacer es'e
requerimiento si, con la expresión “significado subjetivo”, sólo quere
mos significaría referencia de objetividades constituidas (Cegensíond-
lichkeíten-} a la conciencia -de otros.77 Por otra parte, no tendremos
éxito si con la expresión ^significado subjetivo” queremos indicar el
“significado a que apuntan” otras personas. Este iYUütío concepto sigue
siendo limitativo, aun en condiciones óptimas de interpretación. Le
demostraremos más adelante/3 Todo esto requiere an estudio e:-:i¿;¡us-
Observación
Debemos distinguí:; entonces entre el ser p reempírico de las vivencias, si: ser
r.Qte.riui’ a 1v'i mirada reflexiva cíe. Atención que dirigimos hacia ellas, y su ser como
fenómeno. Al dirigir la atención fijándola en [as vivencias y al aprehenderías, ad
quieren un r¡aevu merlo de ser. Llegan a "diferenciarse’, ‘'cobran relieve", y esLe
acLo l-c diferenciación no es sino el nclo de aprehensión, y Ja -diferenciación no ej
nada distinto de ser aprehendido, ser el objeto del enfoque de ]a atención. Sín ein-
b?.rgo; no debe pensarse esta cuestión como si la diferencia consistiera, meramente
en que Iíí misma vivencia,, unida precisamente con el eiiícqsie de la atención, consli-
tivyera ’niü nueva vivencia, la. de dirígirse-bacia-abi. como si «corriera entonces nna
mera complicación. Sí si eluda qne cuando ocurre orj enfoque de atención, es evidente
cp.ie distinguimos entre el objeto del enfoque (la-experiencia A ) y el enfoque de la
atención en sí mismo. Y sin duda tenemos jazón al decir' que nuestro enfoque de
atr-vición se -:15iiu i;; previamente bacía otra cosa, que Juego ocurrió el enfoque bacía A,
y que A “ yn esíaba a’ lí” antes de ese acto.17
15 “La r e íle x ió n tiene la ;-.otabie peculiaridad ele- q u e lev aprc-hendiíLO r.?í rr.e-
cliíii'Je la percepción se caractcuza, erL principio^ como algo cu:é n:j só.’c CS y íIhj?.
denlro Je la mímela Je Ja percepción, sino que y a e r a a n t e s ció qns efia lük&d;;. se
cl¡LÍ“ ie rfi a eílo ” [ H u s s e ri, I d e e n , pág. S-S [ T .I., pág. i - i l } / . Acamas: s¡ir:s
pf;tr¡leíii aLiorií ta siguieras cuestión: ocune cu:, la fase inicial fíe iu,a viv e n
cia au* oconsiltotiva? , . . Cabe ílecii: qr’.e la fase inicial sólo precie trr,ijs¿c:nnu.rs3
cij mi objeto por c-br-a d e la retención y Ja reflexión (c ¡ epi oducicJijE',., d e s p a r .%
de haber fluido hacia el pasado de ]a Jivai'.era r.idicriú.i" (i'lio.iíil, ZeU¡jt.'ii'i;ji?se¡.
pág, 472 [Jíl uaslarclillcí es cíe línssftrl; T.í., pág. lG 2 j).
un neto de atención.. Es"o es fundamental pata el tema que estamos
tratando: puesta que el concepto de vivencia significativa presupone
siempre que la vivencia de la cnai se predica significado, sea discreta,
yese) ¡a entonces perfectamente claro que só!o puede ¡jamarse signifi-
.. ;• :v < ¡: una vivencia. pasada, es decir, que está presente a la mirada
rctros’oecUvLi corno ya terminada, y sustraída a5 devenir.
Sóío desde eí ponto de vista de la mirada retrospectiva existen
realmente vivencias discretas. Sólo io ya vivenciado es significativo,
no lo que está siendo vivenciado. En efecto, el significado es méta
me el;; una operación ce intencionalidad que, no obstante, sólo se vuelve
visible a ’a miraría reflexiva. Desde el punto de vista de 5a vivencia
i ; e h ansen rre, la predicación de .significado es necesariamente trivial,
puesto que el significado sólo puede entenderse en este caso como la
mirada atenta dirigida no a una vivencia que transcurre, sino que ya
lia píisaco.
a o obstóme, ¿se justifica realmente -la distinción que acabamos
de Jiacer, entre vivencia discreta y no discreta? ¿No es posible, a] fin de
cuentas, que ;a mirada atenta pueda iluminar cada aspecto de la viven
cia qno ya ha pasado, pueda "ponerlo de relieve” y “distinguirlo’' de
los otros aspectos? Creemos que la respuesú; debe ser negativa. Exis
ten de hecho vivencias que lo son cubado esíán presentes, pero sobre
las cuales no so puede reflexionar en absoluto o sóío es posible hacerlo
mediante ona aprehensión extremadamente vaga y cuya reproducción,
aparte de1 concepto puramente vacio de “haber vivenciado algo” — en
otras palabras, de una manera clara— es totalmente imposible,10 Lla
maremos a este gr^jpo vivencias 'esencialmente actuales", porque se
"limitan por su natundeza misma a una posición temporal definida den
tro deqa corriente inverna de la conciencia. Se las conoce por su adhe
sión o cercanía a esc núcleo íntimo del yo que Scheler, con un giro
lingüístico reliz, hamo la "privac;a personal absohitaf> (jtbsolut miime
Fe'son) de un individuo.20 Acerca de ¡a priva cía personal absoluta de
una persona, sabemos que debo miar ahí necesariamente y que perma
nece absal:iici-;rt.8ji-le cerrada a toda con-vi vencía posible. Pero también
en el conocimiento del propio yo hay una esfera de absoluta intimidad
cuyo '"estar ahí’' [Dasein)^1 es tan indudable como es imposible some
terlo a inspección. Las vivencias pceidiares de esta esfera son simple
mente inaccesibles a la memoria, y este hecho se extiende a su modo
de sceri la memoria capta solamente e’ “que” de esas vivencias. Una
observación que puede realizarse inmediatamente apoya la confirma
ción de c-sía tesis (qne sóío podemos formular aquí sin fundamentarla
sen metas, fiíses y nieoios concebibles: sólo scaj lo que sun porque fiiíaon c^.er.-od-r-
das por la conciencia. Pero eslo no significa que só-0 sean ?o que sen en y duru;>.le
la prc-diiccié-n primaria que üo.í origino. Están ‘'en1' la prod^ccicn primaria que L?
¿«gendra, en eJ sentido de ser corocidas sn el'a ccuno una cierna ::'Jc;:ciccaííckid
de Iíi forma de Actividad es/joiiúnea, y en el ciel yo ocígin?.’. E s a mc¿n d *2
darse ¿i partir de tal Actividad prime ¡.-dial no es sino su meao propio y pecc’fnr
de percepción,ía
Setn und Ze't, pág. 24.5 [T.I., Bevtg and Ti¡ne, por Mnc&vjí-rL'io y EVjbin-
son {Nueva York, 1962), pág. 185].. Temamos squl préstenlo el término£e Iíeiíi¡ag-
g íi si:i Dríinprometemos coa ei significaría explícito queélL ría.L hpalacrair; ¡ili-
lizíi también Pfüuder en su excelente estudio, ‘‘M jü v iiiid MaLi vatio»", i ’v.t ■. !<
fiir Li}i¡ss (Leipzig, 1930).
¿G K s la m u s u t i li z a n d o , ccrníra el uso ele ílu s s c r l, e-l ié n n L u o “ fc m a is ía ” ~fx- i :i-
c-í itaió 11 d e « i a r j'ic ijja e ió r i. C L m á s íib f.ju , íi-^arlLidn i]..
7 ,if- i i b e í i n i s s ¡ s e i y t , p á g . 4 5 3 [T .L ,. yág. ÍS 4 J.
¡nos que me imagino levantándome de mi silla y cruzando la habitación
hasta llegar a la ventana. Ln que realmente me represento do es una
serie de contracciones y relajaciones musculares, ni una serie de pases
específicos — uno, dos, tres— . desde la silla hasta !a ventana. No, la.
representación que tengo en mí mente es la del acto completado cíe
haber cruzado la habitación hasta la ventana. Contra esto podría for
mularse :o. objeción de que-eí una ilusión y que sí nosotros nos repre-
sen Libramos nuestro recorrido has tu la ventana con un grado de atención
adecuado, contaríamos ios pasos y los representaríamos. Pero a esta.
cbjecíón hay una respuesta fácil. Si nos concentramos en cada paso o
en cada avance de ja pierna, resultará mego que lo que nos estamos
representando en cada caso es un acto cumplido: el acto de haber
elide el paso uno, el acto de haber dado el paso dos, etcétera. Y lo
mismo valdrá respecto de las partes de esos pasos, en el caso de que
llevemos nuestras inclinaciones analíticas más allá.
Los movimientos separados que constituyen la ejecución de una
acción no pueden representarse, por lo tanto, aparte del acto a que se
tiende, que es constituido en la acción. Lo que es cierto en el caso
de ia memoria lo es también en el caso de la anticipación. En ambos
casos lo visible para la mente es el acto completado, no el proceso en
c . so cp:e lo constituye. Es por lo tanto e3 acto lo proyectado, no la
acción,
Debemos acentuar que la proyección s ó j o se da al pensamiento
reflexivo, no a la experiencia inmediata o a la Actividad espontánea.
La experiencia inmediata está rodeada, sin duda, por un aura de expec
tativas, pero éstas son pretensiones vacías.. A veces estas protensiones
pueden parecer ‘‘llenas": por ejemplo, al llevar a cabo un acto podemos
experimentar expectaciones inmediatas muy definidas. Pero esas e-y.peo
tac ion es han sido cr? realidad influidas por el plan o proyecto que tene
mos en mente. Ei proyecto se va realizando de momento a momento
y hace que cada expectación momentánea resulte totalmente concreta,
a-niqpe la concretez sea derivada y provenga de la 'alimentación1' del
proyecto, por ia cual se lo incorpora a ese momento particular.
Ais era estamos en condiciones de formular que lo distintivo eutie
acción y conducta es que la acción es la ejecución de mi acto proyec
tado. Y podemos proceder de inmediato a nuestro próximo paso: el
significado de cualqiiier acción es srt correspondiente acto proyected.o.
Ai decir esto estamos dando claridad al vago concepto de “orientación
ele una acción/' de Max Weber. Una acción, podemos decir, está orien
tada necia su. correspondiente acto proyectado.
Examinemos ahora la acción racional o íelética; es decir, la acción
ene Lf.-me un lin de claridad óptima. ¿Cómo procede un?, persona, que
a erra racional^; er¡ te? El plan o proyección de sti acción comienza con
ir elección de un nn. Luego imagina que para- lograr ese fin debe
adopiar ciertos -medios. Esto constituye tan sólo un reconocimiento
por su parte de que existe rna cierta regularidad causal entre los be-
ches que él llama sus medios y el hecho-fin que él 3[tima su meta.
Ahora bien, por supuesto, si éi elige M i, M y como medios,'5os
está también proyectando como metas intermedias. La accú'n yacional
puede entonces definirse como una acción con metas intermedias <;ouo-
cktas. Al misino tiempo, es esencial que la persona que actúa racional
mente formule un juicio de este tipo: "El fin F debe alcanzarse ulili-
zloid o los medios A fi, y M a. Por fo tanto, dados M lr y
resultará F.’' Podemos ver,, por lo tanto, aun en esta etapa de la acción
racional, que el proyecto está dirigido hacia el acto como sí esíe estu
viera cnnipfido en el futuro, pues sólo si se supone o pcstida de esta
manera el cumplimiento del acto futuro, pueden seleccionarse los me
dios, Para decirlo con otras palabras: el actor proyecta su acción como
si ya hubiera ocurrido, estuviera terminada y residiera en el pasado. ?ls
un evento pleno, actualizado, qne el acto representa y asigna a su lugar
en el orden de las experiencias qne se le clan en eí momento de la pro
yección, Resulta bastante extraño, por lo tanto, puesto que se ío repre
senta como completado, que el acto planeado tenga el carácter tempe-ral
d's prefencidad. Por supuesto, una vez que la acción comienza, se
desea el fin y se pro-tiende hacia él. Podemos hacernos cargo del hecho
que se representa así como'si fuera simultáneamente pasado y ful uro,
diciendo que se lo piensa en el tiempo futuro perfecto (modo /;jíi.;¡í.
e?actí). En verdad, no sólo la proyección sino cualquier expectación
puede considerarse como representativa de su oh feto en el tiempo íu
l u
No pedemos er.lLíir aquí en las obvias consecuencias que tiene para ía ética
y 1~. ['-y.'??pr.'de:iC3:L, fíSp erial raen te para el Derecha penal.
:ii lv?núl:;iic$ al lector al excelente estudio de Morrlz Geiger sobre esle tema,
“T ra b e n ! iiUer das UKb-jwt!sale", fulnbuch f'úr P1>¿inyinetu;l»¡?is, IV (1S2.1), 1-136.
N ;i?::l i ;¡ t ermiiioJogía ■ :1¡: iti e, por supuesto, cíe la ele Geíger. [Este primer párrafo deí
íi\?;.rlt’ck.' 10 pí una par¿íra «5 más bí-er, qne una traducción del original de Schütz.]
uuestra mente (reproducción). La experiencia total de la acción es
de carácter muy complejo, y consiste en experiencias ele la acüvidad
a medida que ocurre, varias tipos de atención a esa actividad, vetenciór
del acto proyectado, reproducción del acto proyectado, etcétera, Esta
“consulta del mapa” es aquello a lo que nos referimos cuando i-ama
mos consciente a la acción. La conducta sin mapa o representación es
inconsciente. Para prevenir Ja confusión, diremos que e:dsl'e» oíros
sentidos en los cuales las vivencias se distinguen como “conscientes”,
oponiendo este térmiuo a “inconsciente13. Algunos son legítimos y otras
no. Por ejemplo, existe la teoría que sostiene ía existencia de- vivencias
totalmente ajenas a la conciencia y que no tienen ningún efecto sobre
ella. Nosotros rechazamos este concepto como autocontradiciano, pues
to que según nuestro punto de vista vivencia implica cor.ciencia. Ade
más está, por supuesto/ el sentido muy diferente en que podríamos
llamar ‘'inconscientes” a las experiencias sobre !as cuales aún no hemos
reflexionado. Dejando de lado los problemas que implica tal uso.11 la
dicotomía que estamos tratando es totalmente diferente. Nuestras
acciones son conscientes sí las hemos diagramado previamente "en ei
tiempo futuro perfecto”.
Nuestra próxima cuestión se refiere al modo de nuestro conoci
miento de ía acción consciente. ¿Cuál es la '"evidencia''42 con 5.a que
se presenta a sí misma, es decir, cómo “encontramos'" la acción en
nuestra experiencia? L a respuesta es que la evidencia o modo de pre
sentación difiere según si 1} el acto está aún en la etapa de “pero
proyecto”- 2) ]a acción como tal ha comenzado y el acto está en vías
de realización, o 3) el acto ya ha sido ejecutado y se ¡o ve retrospec
tivamente como nn fait accomjjlí.
Examinemos la primera situación. ¿Qué clase de conocimiento
podemos tener de nuestro proyecto? De hecho, puede ser de cualq ne:
grado de claridad, desde la total vaguedad hasta el máximo de tai. le.
Sin embargo, debe recordarse que nuestro conocimiento es en este caso
couocimiento del proyecto del acto, no del acto mismo. Naturalmente,
lo primero es lo que su nombre implica, un raero esbozo que incluye
muchos lugar es vacíos y muchas variables. Se llenan estos lugares
vacíos y se asignan valores a las vauabies a medida que Id -acción
progresa paso a paso. En cualquier momento podemos comparar nues
tro plano con lo qne estamos realmente haciendo. Ahora bien, conoce
mos en forma diferente cada uno de'esíos dos ítems, llecordamas
nuestro plano o proyecto, pero en cambio vivenciamos directamente :o
que estamos haciendo. Natural mentís, la evidencia de la memoria es
mas débil y tiene menos ascendiente sobre nosotros que la vivencia
directa y presente. Y cuanto más cercana está esta última, la a'.o más
■í& Cf. especialmente el cay, III, "The OiáíinizaLicti of Canscicus States; Free
W jir . [Nos referimos a -a traducción inglesa de F. L. Pc^sun (Kueva York, 1912).]
(lací-e avant dstre accompti. ne Vétaíl pas enooro). listo en lo que
respecta a üergson.
¿Qué concluimos de todo esto en lo que respecta a nuestra argu
mentación? Juntemos la tesis de joergson con las afirmaciones f::.e
hemos realizado anteriormente. Vimos que el proyecto anticipe no ¿a
acción misma sino el acto, y éste está en el tiempo futuro pcrrecto.
Hemos estudiado además el peculiar v mea lo esbuc‘r;t'a] existente entre
ef provecto,, la acción en curso y el acto que ante la reflexión aparece
cumpliendo o no logrando cumplir el pioj'ecto. El proyecto mismo
es una fantasía; es salo la sombra de una acción, ur.a reproducción
anticipativa, o, síguieudo Ja terminología' de Bus sen, una 'irepresen-
tación neutralizante”.’ 9
Por otro laclo, la fantasía es una vivencia real que puede reflejarse
a su vez en todas sus modificaciones. ¿Cómo ocurre entonces la "elec
ción’"? Aparentemente de esta manera: ante todo, se proyecta un acco
X en el tiempo futuro perfecto. A continiiacwn el ^ctor se da cuenca
en forma autoeonsciente de qne está fantaseando el Acto intencional
y sn contenido. Luego se proyecta el acto Y: después el proceso áe ¡a
proyección de Y se transforma en un objeto de ía atención recicj-av-a
del actor. Estos actos son retenidos, reproducidos, comparados reflexi
vamente en innumerables Actos intencionales que ocurren a continua
ción y se superponen en una trama enormemente complicada de rela
ciones. Hasta aquí, son todas sombras de acciones, neutralizantes. nc
comprometidas, no efectivas. Pero 110 equivalen meramente a los ''esta
dos psíquicos'"’ de Bergson, pues estos últimos están inmersos en ja
duración y no son de naturaleza reflexiva.50 lvn verdad, este es el pumo
crítico de la argumentación de Bexgson, pues si tales estados psíquicos
fueran de carácter reflexivo, deberían tener que ver con el hecho ya
realizado y no con el hecho en curso de realización.
Nuestro análisis, con la ayuda de Husserl, sobrepasa en medida
considerable da tesis de Bergson. Según nuestro punto de vista, el
■proceso de elección entre proyectos sucesivamente representados, más
la acción misma hasta su cumplimiento, incluye un Acto (Akt) inten
cional sintético de orden superior, Acto que se diferencia intérnam ete
en otros Actos, A ese tipo de Acto,-Husserl le llama politético.51
Husserl distingue entre Actos intencionales que constituyen sínte
sis continuas, y Actos intencionales que forman síntesis discontinuas.
T’or ejemplo, un Acto de conciencia que. constituyera 3a “cos:¿ad’~ do
Aína cosa en el espacióles una síntesis continua. -Las síntesis disconti
nuas, por otra parce, son vinciilaciúnes de otros Actos discretos. Lu
unidad formada es una unidad articulada y de orden sLiperior.. Este
’ 9 Idee?], págs. 22-3 y 234. IT .I., pág?. 307 y 321, . E t párrafo piücedeüie
fue abreviado en ia traducción.]
ECr Para. el yo irinierso erj Ja duración no hay elección, sir.o sc]c impulso, covüo
.demos nó Itci;ier (op. caí., pág. 22).
i [Las tres párrafos .sigui.entss son m a nchijjhiciór., irás bien r;;ce Lir.a Irr.-
ducción directa.]
Acto superior (que el ’lama Acto polüéfíco) es a la vez politético y
¿mAtico. Es poAetLca porque dentro de él están ubicadas diferentes
"tesis". lüs -cínfético porque, están puestas juntas. Así como todo Acto
constituyente dentro deí Acto total tiene su objeto, eí Acto total tiene
su objete total. Pero ocurre algo distintivo en la constitución de este
objeto lo tal. Pcdna explicárselo más o menos así: el objeto de cada
Aeío constituyente tiene una sola flecha, de atención o rayo (Síj'cj/jT)
de conciencia dirigida hacía él. El A :io sintético que sigue es nece
sariamente de r/jyos •p.;'r-!ipJes, puesto que debe empezar con una cclec-
e;A;? sintética. Pero no se satisface con ser una conciencia plural, se
cvanstoima e- una conciencia sb guiar, puesto que su colección com
pleta de objetos se transió vina en el objeto de un rayo, en un “objeto
uvüij’iid-ñLio .
Apliquemos ahora esto al Acto. (A/líj de elección, Originalmente
so proyectaban A;s alternativas X e T. Cari a uno de estos Actos, pro
vee:; vos dirigía rm solo rayo de atención sobre un objeto- (la alternativa
en cuestión ’•. Sin embargo, una vez que se resuelve la oscilación entre
A> alternativa?, una vez que se hace 3a elección, esta elección aparece
a !a mirada reí Irá-iva como un Acto unificado de proyección o .fantasía.
Los Actos o proyecciones de la fantasía individual van saliendo entre
tanto del campo de visión. Sin embargo, el objeto total del nuevo
Acto sintético tiene aún un status proyectado* nn jnero casi-ser, es,
seg uí ja terminología de Husserl, ‘Yieutraí” más bien q u e “posícioníd";
tiene que ver no con ’o que es, sino con lo que el actor ha decidido
que oi?’A. .Por otro ’ado, ima vez completado el hecho ( HanoJimg),
toda la cosa puede ser vista “posicionalmente” corno algo realmente
existente: En iodo caso, el Locho se capta, ahora en un Acto mnnoLético
mi ende: jal y se lo.refiere al momento de la elección, cuando sólo había
o;¡¿Analmente Actos pojitéticos. Esto es una ilusión, como señalaba
Bergson, pero tanto caen en ella los deterministas como los no deter-.
uAmstas. El error consiste en suponer que el estado consciente ( éíaí
■psijenique), que sólo existe después de realizado el lieeho, reside atrás,
er. algón “'punto de la duración1’ anterinr a la elección efectiva.
Pero esta transformación de la imiltiplicidnd en unidad es de gran
importancia dosele maestro punto de -\nsta. En efecto, significa que la
acción, una vez completada, constituye una mudad a partir del pro
véelo original de ejecución, sin tener en cuenta la multiplicidad y com
plejidad ce sus fases componentes. Esta es la manera en que la acción
se presenta ai ye en ¡a modíela en que este último permanece en actitud
natural o ingenua.
.12, Swiarrc: ■
a esencia del significado en su sentido primordial
5- [cf. Hefctegger, Seín u:td Zeit„ píg. 42; T.L, pág. 6ñ.l
M [Cf. Hussei'3, ideas, § 3, cap. 3.J
significativo. Los Actos del cogito en el cual vive el yo, el presente
viviente en que el yo pasa de largo alejándose de cada Aquí y Ahora -
Lacia el próximo, nunca pueden ser captados en el cono c!e luz. Por-
lo tanto_ cjaeii fuera de la esfera de-lo. significativo. Por el contrario
i y esto también surge de nuestra argumentación): el Aquí y Ahora
real de! yo viviente es iVt fuente trmma. de la luz^ el ápice del cual
enn q;-n los rayos qne se difunden en forma de cono sobre las fases ya
transcurridas y en retirada de la corriente de la duración, iluminándo
las y destacándolas del resto de la corriente.’
Hemos logrado ahora un concepto preliminar de la Viven cía. sig
nificativa. La mirada reflexiva aísla una vivencia transcurrida y la
constituye como significativa. Si luego ocurre una referencia retros
pectiva intencional a la Actividad espontánea que engendró ía vivencia
como unidad discreta, es por. y medíante este Acto de atención como
se coíisatuve la conducta significativa. Si la mirada reflexiva va más
rd!á do estu, además, e ilumina el proyecto, entonces constituye tam
bién Ir acción significativa. Es evidente que el dirigir la atención a
ia conducta y a la acción son formas de dirigir la atención a la vivencia
en general, que se vuelve con ello, por supuesto, discreta/* De aquí
resulta que ¡a conducta y la acción están siempre constituidas por
series politálicamente organizadas de vivencias que pueden verse de
dos maneras: como un recorrido de. las etapas en que se cumplió la
acción, o como nna visión totalmente unificada de ío que llegó así a
la realización, esperada; en síntesis, como conducta o como hecho.
ííasta aquí hemos hablado del significado en general, Pero tam
bién debernos recordar qne cada acción tiene su propio significado
específico, que la distingue de toda otra acción. Es este significa
do específico e! que interesaba a Max Weber cuando formuló el con
cepto de ‘"significado a que se apunta”. ¿Cómo se constituye e] signi
ficado específico dentro de ’a corriente de la conciencia, y cómo se
deriva el concepto de significado especifico a partir del concepto gene
ral de significado que acabamos de formular? Y, sobre iodo, ¿cómo
sucede que el signilícado de una y la misma vivencia pueda cambiar
a medida qne ésta se retira hacia el pasado?
B entes hablado del Acto de atención; que expone a ía mirada
intencionad las vivencias que de otro modo serían simplemente viven-’
ciadas. Este Ac-to de atención admite a su vez varias modificaciones
que son difíciles de separar y disLinguir una de otra. Les llamaremos,
siguiendo a Husserl. “transformaciones de la atención” o “modificacio
nes ai en cío nales"’. Estas constituyen los diferentes modos de atencióu
y. por lo tan'o, el significado específico de las vivencias.
, pág. 10 J [T-5.. p-ig. 2159. N-os hemos apartado hasía cieito punto
es la trac'ucdón de Bnyce G i’bscn].
5l> Véa.je JT3Ü3 arriba, pag. 3-^ n. S6.
’ í'een. rág?. 228 v ¿gs. 'T.T., págs. 314 ysigs.].
^ idecr,, f¿g . 132 [T I., pág: S7n],
-- páe. 1'12 [T I., rí-g. £70],
-■ [Los Bxís'riir.iiíd.ia 5c:- ' ■
carr.ctere-s del Ser de] Dusein”, los elementos de la.,
estri^crcra ct; O ^e in . La preocupación (£ o'g e ) es i:na de lale-s elementos estruc-.-
ími-|.?i (cf. Se:-: ;<níi Zefi, jpsg. 44: T.L, pág- 7&). Los estados de rfm'mo son exfs-/
t^^ua-íi'.ndan-isntales {S'ein Zei't, pág. I3-i; T I., págs. 172-73/J
El último punto es equivalente a la formulación de que el íigrir-
ficado de u n a vivencia sufre modificaciones según la clase particular
de atención que el yo acuerda a esa vivencia. Esto también implica
que el significado de una vivencia varía según el -momento desde el
cual el yo la observa. Por ejemplo, su significado es distinto según la
distancia temporal desde la. cual se la recuerda y mira retrospectiva
mente. En forma similar; Ja mirada reflexiva penetrará más o menos
profundamente en la vivencia, según su punto de vista. P or. ejemplo,
algunos puntos de vista pueden no requerir una penetración muy pro
funda. Hemos observado esto al examinar el concepto de significado
a que se apunta, de Weber. Vimos que existen muchos casos de inter
pretación de significado en la vida diaria, en los cuales no vafe la pena
ponerse a averiguar el significado más profundo que alguien quiso
transmitir, porque el conocimiento de su sentido superficial es total
mente suficiente pata orientarnos respecto de su conducta. As?, el
establecimiento y la interpretación del significado están pragmática
mente determinados en la esfera intersubjetiva. Pero aquí no termina
el asunto. Aun el nivel más profundo de la corriente de la conciencia
del yo solitario al cual pueda llegar la mirada reflexiva, está pragmá
ticamente' determinado.
Hasta este punto hemos utilizado repetida urente el concepto de
lo dado-por-sentado. Ahora bien, gracias a nuestro análisis de la modi
ficación atencionalj podemos darle un significado muy preciso. Lo
dado-por-sentado (das Fmglos-gegeben) es siempre ese nivel particu
lar de experiencia que no parece necesitar más análisis. El hecho de
que un nivel se dé así por sentado depende del interés pragmático
de Ja mirada reflexiva que se dirige hacia él v, por lo tanto, hacia el
particular Aquí y Ahora desde el cual opera esa mirada. Al decir c;ue
algún contenido de la conciencia se da así por sentado queda aún
abierta la cuestión respecto de si se acredita a ese contenido alguna
clase de existencia o realidad* es decir, si se da en actos de conciencia
posi-cional o neutral. No obstante, un cambio de atención puede t r a n
formar algo que se da por sentado en algo problemático.
La presente sección se ha limitado a sugerir e' punto de partida
para un análisis fenomenolcgíco de la atención, pues una ejecución
detallada de tai análisis 110 se requiere dentro de los límites de e?te
ensaye. Basta con que hayamos descubierto en 3a modificación aten-
do nal un punto de partida para nna teoría de la constitución del sig
nificado específico de vivencias particulares. Vero la comprensió’i de
la naturaleza de la modificación atencioual nos proporciona só’o un
punto de partida, y debemos ahora: proceder a examinar otra clase
de problema.
14, U íiíí ^nsiifor amplificación: las configuraciones de vivencias.
El contexto ds significado y el contexto de experiencia
El objeto ds experiencia se constituya ante nuestros ojos, por sij natuc-aleza mis
ma, en sir,tesis continuas y discretas de- mirlüpLes experiencias y en ía apaririAv.
cambiante de aspectos y fases siempre nuc-vos que Is son pc-cal¡al?.s come irAividje
A pastir de esíe procedo da construcción, que consiste siempre en eso czar de ante-
atano el objeto e iasir.ua r cómo será cuando eslé terminado, derivan sá significa o
íanto las apariciones separadas como el objeto mismo. Sin embargo.. el signtfjcc-ao a d
objeto es siempre el d;; un ubjeto que eslé. cambiando de esta manera corr:o !s uni
dad idéntica de las auiomanífestadanes posibles que pueden actualizare una y
otra vez.60
en sv. esía/jo- fitiaí crsiisrente, carcce corrrpletarnt nf.■ ; ilc cualquier i n d ic io respecto
c< >?io fe ujij-Hir.yó s:~ ja conciencia. L a ejcverieíjcia. puede constituirse en una",
ssrle de Actc-í ele pasicicn que ]:>ncos tue-risu írcinsformaiís en un objeto unificadlo
cío p-.orsoléiica. Pero dentro det contexto tota] de Ja experiencia pueden .'
unc-ji'j'rr.rs'j i'-C sólo vales Actos posieíenalcs sino taíñbié;-» [oíos los contenidos íle 1*
CL'cií-iiLní nsniraJ izante, szz que permanezcan siempre hiles o cue en algún mo-
ilsgnen a Ir. posícici: sitase!. >
Ui:."ír:’.i rabia ^srabién, a este respecto, de la “naturaleza•'repetíble y re-"
vjvífjcabie' us i as esirvotiras categoría les que se desarrollan en el juicio [Logik, ;
TT L?g-¿í:, p ág . 2.55.
72 íiü g íír , p í g . 2 6 2 .
pueden ser reconstituidos como Actos que son en principio repetib’es
(in einer Idealüot des Jmtner XVieder).73 Sin embargo, si puedo iden
tificar eí producto de nú Acto reiterado con uno proveniente de un
anterior Aquí y Ahora, esta identificación es en sí misma un nuevo
contexto de significado: en la terminología de Husserl. es una Síntesis
de Reconocimiento.1* Este es de nuevo iui caso de Acto experiencia!
y ya no una experiencia disponible, por lo menos no disponible en e!
Aquí y Ahora de la reactivación”.
Limitemos por lo tanto' el término “repositorio de ciumcinnenlo
disponible'’ al almacenamiento de objetividades de experiencias ya cons
tituidas en el efectivo Aqilí y Ahora, es decir, en otras palabras, a la
“posesión1 pasiva de experiencias, excluyendo su reconstitución.
Lo que reemerge en la couciencia aperceptiva, o inclusive se
reconstituye, depende del Acto de atención del yo a su propio repo
sitorio de conocimiento. Está por lo tanto pragmáticamente determi
nado en el sentido que liemos examinado antes. Podemos definir ahora
el contexto total de la experiencia como el contenido de todos los
Actos de atención que el yo como ser libre puede dirigir, en cualquier
momento dado de su vida consciente;, hacia aquellas de sus vivencias
transcurridas fpie se han constituido en síntesis realizadas paso a paso.
Es lo incluiría, por supuesto, todas las modificaciones atención* íes de
tales Actos. El significado específico de una vivencia, y por lo taruo
el modo particular del Acto de atención hacia ella, consiste en el orde
namiento de esa vivencia dentro del contexto- de la experiencia que
e-sta disponible. Podemos también expresar esto de una manera un
poco distinta, pero que nos data una definición precisa del "significada
a que se apunta": el significado a que apunta una vivencia no es nada
más ni menos que nna autoínterpretación de esa. vivencia desde el
punto de vista de una nueva vivencia.
Nuestro próximo paso consiste en descubrir qué es esa au¡.ointer
pretación y cómo ocurre. Al hacerlo, nos conformaremos con im con
cepto aproximado, puesto que estamos buscando ía introvisión íeno-
menológica no como un fin en sí mismo sino como un medio pu;a
formular adecuadamente un problema sociológico,
‘ ei Es evidente que nuestro concepto del "esquema” no tiene natía que v¿L- urici
&1 schemsi lcaril'a.no, ejí uüs síntesis cíe la imaginación (cf. C risica í¿r jcju^'i
pitra, 15 ÍSS). [Debido a.esta diferencia de significado y de acuerdo con el v.so d«
Sclriítz en inglés, traducirnos "scliema” 3' “soberna ta” por '"esquema” y " esquemas”
tusado ss refieren al concepto del autor.]
8¡¡ Cf. como ejemplo de esta lo que- Huiserl Llene cpiti decir aceita ce I?. c:en-
cía, Ln "ciencia” sólo es posible cuando los resultados del pensamiento pueden con
servarse en forma de conocimiento y pei'manec&n. dispe;uUes_ -pava segLiii- p e n s a d a
como sistema. de proposiciones formuladas en forma neta y distinta, de acuerdo ccn
los requerimientos lógicos, pero que carecen del claro apoyo co las presenl;.clones.
: y .por consiguiente son comprendidas sin introvisión, o si no ackid¡zad;;s s ¡a
..de mi juicio {ideen, pág. 124 [T.Í., pág. 192J). í
Anteriormente a te dos los juicios, existe n a fundamento uni vessal de la e^pe-.
tienci-i. Se lo presupone conlínuarnerAe como ía unidad coherente de la experiencia
posible. Dentio de esa mudad coherente todos los he-chos eslán vinculados y son
co:i£i-<ier.ies unc-s con otros. Sin embargo, puede haber discordancia en esia unidad,
en el se:)l:do ele- que des elementos discordantes tengan una comunidad esencial,
y l:i comunidad esencial no se deteriore pese a süs elementos opuestos,, o auu a causa
tle r l Y s.sí todo juzgamiento primordial t: i óu contenido, y todo ¡‘nido que pic
areis en ¿JcrrclñdcSTC con él. tiene configuración según la configuración de objetos
Qi;e se ‘¡treduce en ia unidad sintética de la expsris?-,cia sobíe la cual re furida-
1 Véase nr.estra no‘a agregada al final del capítulo 1, p?.g. 73, ííiós aniba.
2 En las Meditaciones cartesianas, especialmente *m la Me di Lición V, Hussei'i
nos ha dado un profundo análisis de ía significación general de estas cuestiones, y
también ha fijado el punto esencial a ^arlír del cuat deben resolverse.
3 Esto se deduce del método con que Husserl trata el piolileinr;. Ch l^CíSik,
‘ pág. 212.
4 Dis Wíisensforrr.en it?id die CeseUschaft {Leipzig, 192G), I b pács. 47o y
siguientes. “■
do la experiencia privada. No vamos a preguntar, por lo tanto, cómo
se coristHuye el tú en un yo, si el concepto de ^ser humauo” presu
pone un ya transcendental en el cual' ya está constituido ei otro yo
transcendental., o en qué medida es posible el conocimiento inters ob
jetivo umversalmente válido. Por más importantes que estas cues-tiones
puedan ser pina la epistemología y, por lo tanto, para las ciencias
sociales, podernos dejarías tranquilamente de lado en la presente obra.5
Por lo tanto, el objeto que estudiaremos es el ser humano que
mira al mundo desde nna actitud natural. Nacido en un inundo social,
.so encuentra con sus congéneres y tía por sentada la. existencia de éstos
sin cuestionarla, asi como da por sentada la existencia de los objetos
narrrales que encuentra. La esencia de su supiresto acerca de sus
congéneres puede expresarse en esta breve.fórmula: el tú (o la otra
persona) es consciente, y sn corriente de conciencia es de carácter
temporal y muestra la misma forma básica que la mía. Pero esto, por
snpue.;¡o. tiene sus implicaciones. Significa que el tú sólo conoce sus
vivencias por medio de Actos reflexivos de-atención. Y significa que
los A cío.5 de atención misma variarán de carácter de un momento a
otro v sufrirán caminos a medida que pasa el tiempo. E n síntesis, sig
nifica que la otra' persona también experimenta su propio envejeci
miento.
Por lo tanto, todo lo que dijimos en el capítulo I I acerca de la
conciencia se aplicará exactamente al tú. Puesto que el tú realiza
también Actos intencionales, confiere también significado. El tú selec
ciona cambié1 .! ciertos ítems de su corriente de conciencia y los inter
preta ubicándolos dentro de algún contexto de significado. Representa
también corno unidades completas los Actos intencionales que ocu
rrieron paso a paso. Va colocando los contextos de significado en estra
tos, y construye su p r o p io niundo de experiencias que, como el mío,
siempre lleva la marca del momento particular desde el cual se lo
contempla. Por último, puesto que el tú interpreta sus vivencias, les
da significado, y ese significado es significado a que se apunta.
En el capítulo I liemos visto ya Jas dificultades que obstaculizan
la comprensión del significado a que apunta eí yo del otro.® Encon
trábamos. en efecto, que tal comprensión nunca puede lograrse y que
el concepto del significado a que apunta la otra persona sigue siendo,
a lo sumo, un concepto limite. Nuestro análisis temporal ha aclarado
por primera vez la verdadera razón por la cual no podría verificarse
nunca eí postulado de Ja comprensión del significado a que apunta la
otra persona. En efecto, el postulado significa, que tengo que explicar
les vivencias cíe ?a ctra persona de la mürna -manera en que el te lo hace.
Aaor: bien, hemos visto que la autoexplicación se realiza en una serie
de Aclo.s extremadamente complejos de conciencia. Estos Actos inten
cionales se es tu-roturan en estratos y son, a su vez, los objetos de Actos
7 Cf. tam bién Husser;^ ideen, pág. 107 [T.L. pág. 241]: “IJr. e>;aiw.' lüás
■di tenido rnostiario además que dos corrientes de vivencias {,esferas de concKv.-’.cIa.
para dos yces puros) no pueden concebirse eü>?:o duicdas de im conl-eaidc ezs;>cL'íí
qite sea idénticamente el misntoi además . . . ninguna vivencia pUtnainsnis-defenr.*-
nada de alguien podda nunca pertenecer a oIioj sólo las vivencias q~¿ -.eiig;»:*. ideu-
ficáuienle la misma especificacíórj pueden ser comunes a an-bM (íiiuiqne cc-'u-
nes en el sentido de que ¿eíiij jndiví dual ¡nenie irjéij’k'as}, pero r^uiicc. d.-.í >■ive'.icUi
: que per añadid lu í; tengan al>seh:ta :yient-2 el nií^uio 7i: n}j:LcV
c¡:-:”drí e:r.<.ísr,-: p^yisuecen a f-T mrsrKn corriente de vivencias qtie elíos m isino s...
L :.5 vívsnck’.s ir.tcncícna’ es 'para, las en ¡des esto no vale sen Jas fraseene!enlámente
oiñglda.*, ccriio po:-'ejemplo lodos Ies a clos d irig id o s... hacia las vivencias ínten-
c-icr.ales el?, oíros yoes cen sus cc-rrienícs de vivencias.8
No hace falúi decir que no sólo son transcendentes los actos intencio
nales dir.rgidcs a Ja carrieate de conciencia de otra persona, sino'que
entran ea Ir?. misma clase mis "vivencias deí cuerpo de otra persona, de
mi propio cuerpo o de m í mismo como una unidad psicoKsica. Nos
enfrentamos así inmediatamente con la cuestión del carácter específico
de esa subclase de Actos transcendentes que se dirigen hacia las viven-
cíljs de -otrü persona. Podríamos- decir que-“percibimos” las vivencias
del otro siempre que no sobreentendamos que las intuimos directamente
en sentido estricto, sino que signifiquemos más bien que las aprehen
demos con la misma intención pexceptúa] [an sc h a u lic h e s V e rm e m e n )
con que captamos nna cosa o hecho presente .a nosotros. Es éste el
sevúido en que Jiusserl utiliza la palabra apercepción' para significar
'"tomar nota da7": “el oyeiits toma, nota de que el hablante expresa
c-i ¿vías viveriCr.ris suyas y. en ese sentid n, puede decirse que las no ti.
pero di mismo no vive esas vivencias— su percepción es 'externa' más
b :er. orne 'í:i"enja’ ’ e La cíase de percepción que es de carácter slgni-
íivo :rj no debería confundirse con aquél]a en la cual un objeto no;
aparece directamente. Sólo aprehendo las vivencias de otro mediante
ia representación signiyivo-simbóhca, y considero su cuerpo o cualquier
artefacto crdtural que él haya producido como un “campo de expre
sión” 11 de esas vivencias.
E x p liq u e m o s u n po co m ás ese co ncepto de a p r e h e n s ió n . signitiva
de í c o n e c n rd e a io su b je tiv o d e otro.. T o d o eí repo sito rio d e .m i expe
rie n c ia ( E r¡ahr\ ¿ng sw rraí) d e otro, d e sd e n n a a c titu d n a tu r a l, consiste
••• T;i;s p ro p ia s v iv en cias (E r le b n ís s e ) d e su cu e rp o , d e su c o n d u c ta , del
ca;-£o d s sus acciones y de los artefactos q u e h a p r o d u c id o . P o r el
m enríenlo h a b le m o s s im p le m e n te d e la in te r p r e ta c ió n del curso de acción
d e la otra pe rso na , sha m ayores precisiones, M is v iv e n cias d e los actos de
otros consisten en. m is pe rcepcion es d e su c u e rp o e n m o v im ie n to . Sin
e n ib a rg o . p u e sto q u e yo in te rp re to s ie m p re esas pe rcepcion es como
el '^cuerpo ú o otro", la* estoy in te r p r e ta n d o sie m pre co m o alg o que
tiene u n a re fe re n c ia im p líc ita a l a / ‘cor.ciencia d e otro '. A sí, los moví-
m íe n ice corporales se p e rc ib e n n o só lo co m o he chos físicos sino tam
b ié n con’ o u n sig no de q u e la o tra p e rso n a tie n e ciertas v iv e n cias que
3r‘ [O, Iilsraansnte, “todas mis vivencias de fas vivencias del yo del otro son
' Ú;: ni;-' propias vivencias" ( “miK .sind auch meine Erletjusse ven Frerodeii Erlebnis-
scíi ::od¡ IriVíLc:' js-imeinige Edebnisse” J .]
¡Jvrée et iiííiul'rtiieííe: ¡i propas ds la ihéorie íTEinsteinr 2^ ed. (París,
1923). pá¿. 6B.
en esto caso 11.0 es la del tiempo físico, que es cuantificabls. divisible
y espacial. Pitra nosotros el término “simultaneidad7' es más bien una
expresión del supuesto básico y necesario del que parto, que es ei tío
que tu comente de conciencia tiene -una estructura análoga a la raía.
Dura en un sentido en que no dura una cosa física: vivencia .vi ure-pio
envejecimiento, y esta vivencia es determinante de todas las o!.ras qae
tiene. Mientras la duración de los objetos físicos no es en absoluto
clarée, sino exactamente lo contrario, £iies persiste eu un período c e
tiempo objetivo,17 tú y yo„ en cambio, tenemos una auténtica durée
que se vivencia a si misma, que es continua, múltiple e .irreversible.
No sólo cada uno de nosotros vivencia subjetivamente su propia durée
como una unidad absoluta en el sentido- beigsoniano. sino que la
durée de cada uno de nosotros es dada al otro como una realidad abso
luta. Lo que queremos decir, entonces, con la palabra simultaneidad:
de dos duraciones o corrientes de conciencia es simplemente esto; el
fenómeno de envejecer -jimios. Cualquier oíro criterio de simultanei
dad presupone la transformación de ambas cUuacímies en un com
plejo espado-temporal y la transformación de la durée real en un
tiempo meramente construido. Esto es lo que Bevgson quiere dccir
al referirse al tiempo que no es vivencíad.o por ti ni por mí, ni pei
nad i e.1- Pero en realidad tú y yo podemos experimentar subjetiva
mente y vivenciar cada uno su propia y respectiva duración, cada
imo la duración del otro y la de todos.10
Puedo decir entonces sin vacilar que el tú es esa conciencia cuyos
Actos intencionales puedo ver mientras ocurren como distintos do los
míos propsos y, sin embargo, simultáneos con ellos. Puedo también
decir que me es posible cobrar conciencia de vivencias del tú que es Le
nunca llega a notar: sus vivencias prefenomenicas. Sí por ejemplo
alguien'está hablándome^ estoy consciente no solo de sus palabras sino
también de su voz. Las interpreto,, con seguridad^ de la misma manera
en que siempre interpreto mis propias vivencias. Pero mi mímela se
dirige directamente, a través de estos síntomas exteriores, ai hombre
interno de la persona que está hablándome. Cualquiera sen el con
texto de significado que enfoco cuando estoy vivenciando estas indi
caciones exteriores, ese contesto adquiere su validez de un contexto
de significado correspondiente que está en la mente de ?a otra persona,
Este último contexto debe ser el mismo dentrd del cual las actuales
vivencias del otro se van construyendo pasó a paso.213
1 7 [“ .. . eín Bei añera ím Ablai.ii der objektíven Zeit.” Es!.as paK.hi.-a? hacen
Leccrdgr un pasaje c3e KarvE. Cf. la Crítica de la razón pura. 3 163: “El senerua de
la substancia es la permanencia de lo real eK el üeiEpa” ("die Ee'iía;ilícj'iknií: ces
Realen jn der Zeit” ).]
18 Bergson, op. cít., pág. 53 y jjoíí rüí.
10 C£. Hkisseil, Méiiítüítotíi caitésiennes-, pág. 97: “Desde el p^rúo de vií-.r;
fenorn ene ló g ic o * *a o tra p e r s o n a és -¿na m o d if ic a c ió n u e ix i' y o . "
20 Husserl llega a la misma condr.sióu desde un pur=te de pa itM a ení;er<in:o::!-s
distinto: "E lla (la espeiieccia de la otra persona) titnhiece v.na cci-a^.icr, triíi;; Ja
experiencia viviente no interrumpida ni trabada qu& el ¡,-a eor.c;ei:o tisne da :-.í i:if?.:¡o.
Lr: que arxibamcs de describir es la comprensiam en el momento
rn; :n~o en que ocurre, de los Actc-s intencionales de la otra persona
c:\ ~e. pi-Qceclen paso a pase y que dan por resultado síntesis de un orden
superior. Ahora bien., eslo es. precisamente lo que Weber quiere decir
aí hablar de comprensión observación al por oposición a ía motivacio-
i iaL Pero lo esencial en lo que respecta a la simultaneidad imp'icada
aquí no es la coexistencia corporal. No.se trata de que yo sólo pueda
comprender c r serva y; on nbu cute a aquellos que vivencia directamente.
Un absoluto. Puedo ubicar imaginativamente Tas mentes de personas
da tpouaü pretéritas en uua casi simultaneidad con la mía, coinpren-
dr¿ndc:as obs e*va cionaíxn en le a través de sus escritos, su música, su
ai-'e. Tcneiíjos aún que referirnos a las diferentes formas que asume
esva comprensión en ras diferentes esferas del mundo social.
Sin embargo, ia simultaneidad de nuestras dos corrientes de con
ciencia no ■ significa cue a cada ano de nosotros se le den las mismas
experiencias. M i vivencia ele ti, así como el ambiente que te adscribo,
llevan ia ma-c:: de mi- propio Aquí y Ahora subjetivo y no la marca
• luyo. También yo te adscribo un ambiente que ya lia sido ínter-
•-•:>y_ado desde mi punto de'vista'subjetivo. Presupongo entonces que
m cualquier momento dado ambos nos.estamos refiriendo a los mismos
obieics, que trascienden la experiencia subjetiva ce cada uño de nos-
oUns.""1 Esto ocurre así por jo menos en el mundo de la actitud natura!,
e' mundo de ]a vida cotidiana en e! cual uno tiene experiencia directa
do sus congéneres, el mundo en el cual supongo que tú estás viendo ]a
rmisrra'rnesa que yo veo. Veremns también, en un punto posterior, las
s.: decir, .tej prim ordial, y Ja esfera ajena q ue aparece apresentada d e n tro de
csía úhi^na. Esr. eA pcneacií! establece ia l v in c u la c ió n m e d íante u n a síntesis q ne iden-
tipier. si cuerpo a - im n ío p rim o rd ia lm e n te d a d o de ía otra persona con su cuerpo [ai
¡..-■me es íip ’ e¿sr,-.^do b ajo círo m o d o ele ap a ric ió n. D e riiii se ex líende a u na síntesis
de ¡s. misma. Kr: L m aiez?, e a d a y v e rific ad a a 's ve?. pr i tt.o rd i aI m e n f e (c o n origin aíidad
ísusevia p-jra) y sr. el m o d o de la apresenteción. Así se institu ye d e fim tiv a m e n íe
por pvirnsra vez la coexistencia de *ni *yo’ ( y ta m c íé n m i yo concreto en g e ne ral) y
?l y o ■ •"¿c? 'f? oi'a 'úgtsoíig. la coexistencia cíe m i v id a in te n c io n a l y ce ]a s u y a y d e mis
Vcmidi-.-iiss’ y las sr.yas; en u u a p ala bra, le qiss teucrnos aq u í es la creación de una
• ci'~rtü ifiivrjonil cc-mún ( M é d iía rio n s cüiícsiennex, § 55 , pág. 1 0 8 ). [Véase tarubíén
T .I., Cr.irr.s. p á g . T2S C í. b ■p r ó v id a an ta p ara unr. ex plicación áe lo q ue Husaerl
Cju;ftve d ecir con “u n a sírtesfs • cíe la aíiísm a N a tu ra le z a ” J
n ,,« e i lega condus iones sumía íes. Formule, el concepto de "Naturaleza
ir.Lf:"Sj¡:,:t:r'-rn” correspondiente al uor,ceplo ordinario de ambiente, y traza Ja pro-
Íj.ijdís cisíirción c::ire apercepción en &3 niodo del y del “tilfe”. "Jíste (el
cuerpo del oli'C ta’ co-rto se me apareced apn»sDuta, arLle lodo, ls. actividad de la
eirá psíst.’:'; CLi-uticiando su cuerpo {iítif) tai como este se me aparece. Pero Cana-
bien. C ' o resultado de esto, aposenta su acción por medio de ese cuerpo sobre Ja
¡Ví.;:irc'sz-c que é? pcrcibe. Esta Naturaleza es la- mhina N<t!uiaíe2a a la qne ese'
Cíítfvr.o ( i?i/::; pertenece, 'rr: Katuraieza primordial. Es la misma Naturaleza
p-zio se m í da en el medo ds 'Si yo estuviera a’U mirando a través de sus
ojos’. . . . Además, eí ccnjunío de t7i; Naturaleza es el mismo que el elei otro. Se
en mi estera p-tiraerdiíu coTno ur.a unidad idéntica de mis múltiníes ir.o-
js de ípréseutrsCiiír:, idéntica en tpdas íus oríentaciones cambiantes desde eí punto
ds v:?ai <.[5 rr¡i cuerpo, gre- es el punto cero, si absoluto aquí f hin'}” ( Médiiaiiotis.
caríéilenrip-s. l& i). ;Cf. ‘rmbién T.I.. Caims, pág, 123,]
modificaciones que este supuesto, sufre en las diferentes regiones a el
mundo social, es decir, el mundo de los contemporáneos, el de -os pre
decesores y el de jcs sucesores.22
En Jo que sigue buscaremos confirmación de esta tesis genera.: de:
otra yo en los problemas concretos dé la comprensión de 'a otra gente.
Sin embargo, aun en esta etapa temprana podemos extraer unas pocas
conclusiones fundamentales.
La auto explicación de mis propias vivencias ocurre dentro de la
pauta de mi experiencia. Esta pauta total está constituida por con
textos de significado desarrollados a partir de mis vivencias anteriores.
En todos estos contextos de significado están presentes para mí todas
mis vivencias pasadas, por lo menos en forma potencial. Se encuen
tran, en cierta medida, a mí disposición, sea que las vea una vez mrs
en el reconocimiento o la reproducción, o sea que, desde el punto de
vista del contexto de significado ya constituido, -pueda observar polen-
cía Intense Jas vivencias que ellas han constituido. Además, puedo repe
tir mis vivencias en la reproducción libre {por ío menos en la medica
en que se han originado en actividades espontáneas.) .-ü Decimos “en
la reproducción libre” poique puedo pasar por alto cualquier ia.se y
dirigir mi atención a cualesquiera otras que previamente no observó.
Sin embargo, el coníímmj??. que es mi corriente total de vivencias per
manece en principio abierto en su abundancia, en todos los momentos,
a mi autoexplicación.
No obstante, toda tu. corriente de vivencias no está abierta para
mi. Sin di id a, tu corriente de vivencias es también un cocino um
pero sólo puedo percibir segmentos inconexos de ella. Ya hemos hecho
esta observación. Si yo pudiera estar consciente de toda su experien
cia, tú y yo seriamos la'misma persona. Tero debemos ir más allá. Tú
y yo diferimos uno de otro no meramente con respecto a la cantidad
de vivencias del otro que podemos observar, sino también en esto:
cuando yo percibe un segmento de tus vivencias, ordeno lo que veo
dentro de mi propio contexto de significado, Pero entretanto tú lo ha i
ordenado en el tuyo. Así, yo estoy siempre interpretando tus vivencias
desde mi propio punto de vista. Aunque tuviera, un conocimiento ideal
de todos tus contextos de significado en un momento dado, y tu era
por lo tanto capaz de ordenar todo el repositorio de tu experiencia, nc-
podría sin embargo determinar si tus contextos particulares de signi
ficado, en !os cuajes yo ordené tus vivencias, son [os mismos que iá
estabas utilizando. Esto ocurre porque tu manera de atender a tus
vivencias sería distinta de.mi manera de atender a ellas. Xo obstante^
si yo observo'lodo ir.i repositorio de reconocimiento de tus vivencias y
pregunto por la estructura de ese conocimiento, residía clara una cosa:
todo lo que sé acerca de fu vida consciente se Íkwíj realmente en nd
H:l Píiia urií'. crítica da la teoría de la empatia, véase Sdheler, Wesen und
Fcnv.zn der ShVi^míhíe^ págs. 277 y sígs. [TX. Heatli, pig. 2^1],
S1 V-ór.5 3 más ahítfüj cap. IV , apartado 33.
Hasta aquí liemos supuesto los movimientos corporales de la otia
persona como el único dalo proporcionado a! observador. Debemos
acentuar que, si .se toma por sí mismo de esta manera el movimiento cor
poral, está necesariamente aislado de su lugar dentro de la corriente de
las vivencias de la persona observada. Y este contexto resulta impor
tante no sólo para la persona observada, sino también pava el observa
dor. Este puede, por supuesto, si carece de otros datos, tornar una ins
tantánea mental del movimiento corporal observado y tratar luego de
adecuarla a una película fantaseada, de acuerdo con el modo en eme
él cree que actuaría y sentiría en una situaci.cn similar. Sin embargo, el.
observador puede extraer conclusiones mucho más confiables acerca de
si: sujeto si sabe algo sobre el. pasado de éste y aJgo sobre el pian ge
neral al que se ajusta esta acción. Para volver al ejemplo de Mas Weber,
sería importante que el observador supiera si el leüador estaba reali
zando su trabajo habitual o sólo cortaba madera para hacer ejercicio
físico. Un modelo adecuado de las vivencias de la persona observada
requiere justamente este contexto más amplio. En verdad, ya hemos
visto qne la unidad da la acción es una función de la amplitud del pro
yecto. Del movimiento corporal observado, todo !o que el observador
puede inferir es el simple curso de acción que ha conducido directa
mente a él. Sin embargo, si yo como observador deseo evitar una inter
pretación, inadecuada de lo que.veo que esta haciendo otra persona, debo
'"hacer míos” todos los contextos de siguíficado. que constituyen e) sen
tido de esta acción, sobre la base de mí conocimiento pasado de esa
persona en particular. Volveremos más adelante a este concepta ce
"inadecuación” y mostraremos el significado que tiene para la teoría de
la comprensión.de la otra persona.
Hasta ahora sólo liemos estudiado casos en que el actor busca mera
mente producir cambios en el mundo externo. No trata de ""expresar'"
sus vivencias. Guando habíamos de acción ‘"expresiva’' queremos sig
nificar aquella en que el actor trata de proyectar hacia afuera : t-c !í
atusen :zu pro-jíziéren) 32 los contenidos de su conciencia, sea con el fía
de conservar a estos últimos para su propio uso posterior (como en el
case de un asiento e,n un lib r o diario) a de c o m u n ic a r tos ?. otro. En
cada uno de estos dos ejemplos tenemos una acción auténticameníc
planeada o proyectada (Handeln nach Entwurf) cuyo motivo-para es
que alguien tome conocimiento de algo. En el pdmer caso este a'guiea
es ia otra persona eu el mundo social. En el segundo, es mío mismo en
el mundo del yo solitario. Estos dos son actos expresivos. Debernos clis-
[Quizá sea i!YDeces?.rio precaver &3 lector contra cnrili^uier ccmhisió;; ce osU;
concepto con el de "proyectar” (en(¿cerfen) ¿e ScjlíUz, que significa ‘VJsiisur" u "tU-
sefjar” 1:11 acto.]
i:T:'¿v.h duramente el "acto expresivo” (Av-sdriicksJianólu^g) de lo que;
Jos psicólogos 11aman el “movimiento expresivo" ( Ausdrucksbewegung).
E:;:e último no tiende a ninguna clase de comunicación o a la expresión
do ningan pensamiento para el uso de uno mismo o de los demás.3a En
este e.’.:-c ;:■
■■
• hay auténtica acción en el sentido que nosotros le damos,
sinu so.'o conducía: no existe proyecto ni motivo-para. Ejemplos de tales
movimientos expresivos son los gestos y las expresiones fp.ciales que, sin.
ninguna intención explícita, entran en cualquier conversación.a4
I": esd s mí punto de vísta como observador, tu cuerpo se me presen La.
co:v:o un campo de expresión en el cual puedo ''observar” el finjo de
tus vivencias. Realizo esta “observación” tratando simp?emente tus mo
vimientos expresivas y las acto? expresivos como indicaciones de tus
vivencias.*5 Pero debemos analizar este panto con mayor detalle.
■Sí }'o comprendo, como dice Weber. ciertas expresiones faciales,
:r=Le¡:jeeciur¿es verbales y movimientos irracionales como una explosión
de cólera, esta comprensión misma puede interpretarse de varías mane--
r as diferentes. Puede :io pigoifíeap por ejemplo, nada más que. auto-’
s-ucidneión, es decir, mi orden a ni iento y clasificación de mis propias
vivencias de tu cuerpo. Sólo, cuando realizo un Acto suplementario de
atrición uniéndome intimamente contigo , considerando que tus viven
cias .fluyen sinmbáiiearncnte'con mis vivencias de ti, capto realmente e ’
“censige aprehender"'' íjj cólera. Este giro hacía la comprensión auten-
tioa de la otro persena sólo rne es posible porque he tenido previamente
experiencias similares a las tuyas, aunque sólo fuera en la fantasía, o por
haberlas erioontrado antes en manifestaciones externas.30 El movimiento
expresivo entra entonces en un contexto de significado, pero sólo para-'
el abzerv-aáor, para quien constituye una indicación de las vivencias de
1h persona qne el está observando. Esta última está impedida de dar
<igr:i =r.; ido a sus propios movimientos expresivos en el momento en que
o:a’'" e:r por el mero becbo de que aun no los lia notado; son. en nuestra
terminología, pre^enomémops. ;
Los movimientos e x p r e s iv o s sólo tienen entonces significado para
el observívccr» no para la peí sena observada. Es precisamente esto lo ■
qae íce distingue de los acto? expresivos. Estos últimos tienen siempre
sigoáicade para el actor. Los actos expresivos son siempre auténticos
aetoí’ comunicativos \ Kunágabe?L/27idlungen), que tienen como meta su
propia interpretación. ■
Por Ir; tanto, la mera ocurrencia de una forma de conducta externa
no da al intérprete la base necesaria para saber sj se trata de un m o v i
miento expresiva o de un acto expresivo. Solo podrá determinarlo ape
lando a un contexto distinto de experiencia. Por ejemplo, el juego de'
Los rasgos y gesíos de un hombre en la vida diaria puede no ser dife-"
^ Tai55sr'.f Logisc-te Uiit£T:^:c!¡-_¡r:zenr II, 31.
H-t
Cr. uparLado 3, u;as arriba..
' - -fara v.n gáecund» e-samen cíe esta punto, debemos esperar nuestra análisis;
cicl :oní em pcrá^ie os’ en el apartado 37.
:j a~ I oí ■ .
lente a Jos de un actor en el escenario. AL ora ble; y observamos las
expresiones y gestos faciales de este último como signos establecidos
que el actor escénico está utilizando para expresar ciertas vivencias.
En la vida diaria, por otra parte, nanea sabemos exactamente si ja o Ira
persona está “actuando" en ese sentido o no, a monos que prestemos
atención a factores distintos de sus movimientos inmediatos. Por ejem
plo. puede estar imitando a alguien para divertirnos, estar haciéndonos
una broma o fingiendo hipócritamente ciertos sentimientos pata obtener
ventaja de nosotros.
És por completo indiferente para la comprensión de los aevos ex
presivos que éslos cousisian en gestos, palabras o artefactos. Cada actn
tal implica el uso de signos. Debemos entonces tratar ahora el problema
de ía naturaleza de los signos.
i4 C'¡.a:b] por Vossler, Ge-isí m aí Ktdíur m der Sprache (Píeioeiherg 102-5), pagi
na 115. [T.L, Oscúl O&ssr, The Spirit of La:'gttcige Civilizütion (Londres, 1932),
pág. 104 . La. re-tere-ici?, es a A. M eiüet, Aperfxi d'une histoíre de fa lang-ue grecqu e
í París, 1313 /, pág. ¿ C ]
Vr-ñíe más arriba, apartado 14,
Vér.se ij'.ss arriba, a par latió 6.
Cí. ílnsserí, Logik. pig. 167; véase también más arriba, apartado 14.
Lo que liemos estado considerando es el significado objetive dtl
signo. El significado objetivo lo capta el intérprete del signo como parce
de su interpretación que hace de su propia experiencia para s: mismo.
A-este significado objetivo del signo debemos oponer su función expre
siva. Esta "última es su función como indicación de lo que ocurrió en
verdad en la mente del comunicados de la persona que utilizo o! signo.
En otras palabras, de cuál fue el contexto significativo propio de! comu
nica dor.
Sí deseo comprender el significado de una palabra en una lengua
extranje-ia, utilizo uu diccionario, que consiste simplemente en un. índice
en el cual puedo ver los signos ordenados de acuerdo con su Significado,
objetivo en dos. sistemas de signos o lenguajes diferentes. Sin embargo,
el total de todas las palabras que se encuentran en el diccionario difícil
mente constituya Ja lengua. El diccionario se ocupa sólo del significado
objetivo de las palabras, es decir, de los significados que no dependen
de quienes las usan o de las circunstancias en que lo hacen. Al referir
nos a Jos significados subjetivos; no pensamos en este caso en las ' expre
siones esencialmente subjetivas y ocasionales” de Husserb que hemos
mencionado con anterioridad.43 Tales expresiones esencialmente subje
tivas, como “izquierda", “derecha”, '“aquí", “esto”, y *yo’\pueden encen
trarse por supuesto en el diccionario y son en principio traducibles; sin
embargo, tienen también un significado objetivo en la medida en que
designan una cierta relación con la persona que las utiliza, Una vez
que he ubicado espacialinente a esta persona, puedo decir que e s e x
presiones subjetivas ocasionales tienen significado objetivo. Sin embar
go. todas las expresiones, sean esencialmente subjetivas en el servido de
Husserl o no, tienen tanto para quien las usa como para el in té rp re te ,
mas allá y por encima de su significado objetivo, un significada que es
ti la vez subjetivo y ocasioual. Consideremos primevo el componente
subjetivo. Cualquiera que utiliza o interpreta un signo vincula con él
un cierto significado que tiene su origen en ía cualidad única de las
experiencias en las cuales aprendió una vez a utilizar el signo. Este
significado agregado es una especie de aura que rodea el núcleo del sig
nificado objetivo.4'0 Lo que Goe’die quiere decir exactamente con el ad
jetivo ";demór¡ico" 50 sólo puede deducirse de un estudio del conjunto de
sus obras. Sin realizar un cuidadoso estudio de la. historia de la cultura
francesa, con la ayuda de instrumentos lingüísticos, no lograremos com
prender el significado subjetivo que tiene la palabra “civilización” en
3:1 H e di o s notaílí) previamente d íiiís se prcriuce re;::¡m ente, e:i t t ^ s cp> os . )¡-
ideecióti de cuestiones a responde: Véase más arriba, aparUiuo lfi, p ig . I l t , y par
tido 18, pÁg. 124.
d- -vda de ?o que e-curvió en Ja. menle de qnieu Ja fabricó, no es con
11 ;] signo. Sin embargo, bajo el término “evidencia?''’ enten
demos incluir no sólo el equipo 50 que ha sido producido por un proceso
de manuFacíuva, sino e¡ juicio que ha sido producido por el pensa-.
miento, o ei contenido de mensaje nacido de un acto de comunicación.
La problemática del significado subjetivo 3' objetivo incluye eviden
cias de teda clase. Es decir, cualquiera.que encuentre, un determinado
producto puede proceder a interpretarlo de dos maneras diferentes. Pib
roe.’-o, ruede erfocaT su atención sobre su statsis como objeto, sea real
o ideal, pero en todo caso independiente de su constructor. Segundo,
puede considerarlo, como evidencia de ’o que ocurrió en Ja mente de
sus fabrican:63 en el momento en que lo hicieron. En el primer caso, el
intérprete subiume sos piopias experiencias, [erfahre-nde Akte) del ob
jete bajo los esquemas interpretativos que tiene disponibles. E 11 el úl
timo caso, en cambio,, su atención se dirige a los Actos constituyen
tes de conciencia ¿el productor (éstos podrían ser los suyos propios
o también jos de otra persona).
Ex^miuat.smbs con mayor, detalle más adelante esta relación entre
s^gnií/’x ado subjetivo y objetivo. Hablamos, entonces, de. significado sub-
íe:it-o da i producto, si tenemos en vista el contexto de significado dentro,
del cual está o esivi-b el producto en la mente cle su productor. Cono
cer el significado subjetivo del producto significa que somos capaces de.
recapiiular en- nuestra mente en simultaneidad o casi simultaneidad, los
Actos voiii éticos que constituyeron la. vi-oericia del productor.
Aprehendemos. entonces, Jas vi vencías de la otra persona a medida
eme ocurren; las observamos constituyéndose paso a paso. Para nosotros,
ks productos de la otra persona son indicaciones de estas vivencias. Las
vivencias están a su vez para esa" persona dentro de un contexto de
signibeado. Sabemos esto por medio de una particular evidencia, y.
podemos estar conscientes, en un acto de auténtica comprensión^ del
proceso comadre yente que ocurrió en Ja mente del otro.
El significado obfciioo, era cambio, sólo podemos -predicarlo del
prcá-'.xZo come tal, es decir, del contexto de significa-do ya constituido
de la cosa producida. cuya producción real dejamos entretanto de
ierer en cuenta. El producto es entonces, en el sentido más pleno„ el
resultado final dei proceso de producción,, algo que está terminado y.
completo. Ya no es parte del proceso, sino que señala meramente en
forma retrospectiva a él. como un liecbo en el pasado. Sin embargo/
el yuvdi-eto mismo no es u n hecho sino una entidad (ein Seiendes) que
es el sedimento'de bcchc-s pasados dentro de la mente clel productor;-
Sin duda, aun la interpretación del -significado objetivo del producto
ocurre, en Actos poblé*icos-que se producen paso a paso. Sin embargo;
se agora en el ordenamiento de las vivencias que tiene el intérprete del.
2er-g. Estr- es el término íitiliia d o por Hsidegger para designar los ohjetos-.
düi v.’irv.lo extenso cus están "aisjiünibles", Cf. Seín u»d Z eity pág. 1C2 [T.I., Beiug
< :;x i T i ■ • - Í a c g n í i i n e y Rol.ii]\ s'c:'i. p i g . ' 33}
producto, dentro del contexto significativo Eotaí del acto interpretativo.
Y como hemos dicho, el intérprete deja por completo de lado la crea
ción original paso a paso del producto. No se trata de que no esté
consciente de que ha ocurrido, lo que pasa es que no le presta atención.
Tor lo tanto, el significado objetivo sólo consiste en un contexto de sig
nificado dentro de la mente del intérprete, mientras que el significado
subjetivo se refiere, más allá de éste, a un contexto de significado deri
vo de la mente del productor.
Un contexto subjetivo de significado está presente Rntonces si lo
dado en un contesto objetive de significado fue creadot por su p;v;tc.
por un tú. Sin embargo, nada implica esto acerca de la cíase particu
lar de contexto de significado sobre el cual el tú ordena sus vivencias
o acerca de la calidad de esas vivencias mismas.
Ya liemos observado que el intérprete capta las experiencias cons
cientes de ía otra persona en el modo de la simultaneidad o casi simul
taneidad. La auténtica simultaneidad es mas frecuente, aunque consti
tuye un caso especial del proceso. Está vinculada con el mundo de.la
■realidad social directamente vivenciada y presupone que el intérprete
es. tesíigo de la creación real del producto. Un ejemplo seria una con
versación, en que el oyente está realmente presente mientras el hablante
realiza Actos que producen discurso significativo, y en que el oyente
realiza esos Actos con el hablante y después de él, Un ejemplo de inter
pretación casi simultánea sería la lectura de un libro: En este caso, el
lector revive la elección de palabras del autor como si ocurriera ante
' sus propios ojos. Lo mismo podría decirse en el caso de una persona
que observa ciertos artefactos tales como herramientas, e imagina cómo
se los construyó. Sin embargo, al decir que podemos observar ta^es
vivencias del productor sólo queremos significar que podemos captar ¡d
heclio de que ocurren. No hemos dicho nada acerca de cómo compren
demos qué experiencias ocurren, ni cómo comprendemos lo. manera en
.que se constituyen. Trataremos estos problemas cuando analicemos el
; mundo de los contemporáneos,, el mundo de la experiencia social directa
y el de la auténtica relación-nos otros. Con todo, puede decirse va en
este punto que lo esencial para ese conocimiento suplementario es tener
un conocimiento de la persona que estamos interpretando. Cuando :r e-
guntamos cuál es el significado subjetivo de un producto, y por io tanto
qué experiencias conscientes tiene otra persona, estames preguntan
do qué vivencias particulares poli té ticamente construidas ocurren o han
, ocurrido en otra persona en particular. Esta otra persona; este ¡vi, tiene
.sus propias experiencias y contextos de significado únicos. Ninguna
, otra persona, ni siquiera esta misma en otro momento, puede ocupar
. su lugar en este momento.
El significado objetivo de un producto que tenemos ante nosotros
se interpreta, por otro lado, como evidencia de la experiencia particular
ce un determinado tú. Más bien, se lo interpreta co:no ya constituido
\:y establecido, haciendo abstracción de todo flujo subjetivo de experien
cia y de todo contexto subjetivo de significado que pudiera existir en
tal flujo. Se jo capta como una objetivación dotada de "significado uni
versal'’'. Aunque nos referimos implícitamente a su autor cuando llama
mos a esto un “producto”, no obstante dejamos de lado a este autor y a
todos Jos factores personales relacionados con él cuando interpretarnos
e[ significado objetivo. El autor está oculto detrás del “uno” (alguien,
alguna otra persona). Este “uno" anónimo, es meramente el término
jingüíscico que responde al hecho de que existe o ha existido alguna.
vez mi tu cuya particularidad no tomamos en cuenta. Yo mismo, o tú,
o algún tipo ideal o Cualquiera podría ponerse en su lugar sin alterar
de ninguna manera el significado objetivo del producto.' No podemos
decir nada acerca de los-procesos subjetivos de este “uno" anónimo, pues.
no tiene duración, y la dimensión temporal que le atribuimos, como es
una ficción lógica, no resulta en principio susceptible de vivenciacíón..
Pero precisamente por este motivo el significado objetivo sigue siendo,
desde e! punto de vista del intérprete, invariante para todos los posibles'
creadores de] objeto significativo. En la medida en que ese objeto con
tiene dentro de su significado mismo Ja idealidad d&3 "etcétera"’ y del
“pueda hacerlo de nuevo”, ese significado resulta independiente de su
creador y ele las circunstancias en qne se originó. El producto es abs
traído de toda conciencia individual y„ en realidad, de toda conciencia
como tal. E3 significado objetivo es meramente el ordenamiento que el
intérprete hace de sus vivencias ce un producto dentro del contesto
total de su experiencia.
De todo lo que hemos dicho se sigue que cualquier interpretación
de significado subjetivo implica una referencia a una.persona en par
ticular, Además, debe ser una persona de la cual el intérprete tenga
alguna clase de experiencia {Erfahrung) y cuyos estados.subjetivos pue-
d:i recorrer en simultaneidad o casi simultaneidad, mientras que el sig
nificado objetivo está desvinculado de personas particulares y es inde
pendiente de días. Más adelante estudiaremos esta antítesis con mayor
detalle, tratándola como un caso de oposición polar. Entre la compren
sión del significado subjetivo y la del significado objetivo puro hay toda
una serie de etapas intermedias basadas eu el hecho de que el mundo
social tiene su propia estructura única, puesto que deriva del mundo de
3a vivencia social directa^ del de los contemporáneos, de los predece
sores y de los sucesores. Dedicaremos el capítulo IV al estudio ele estos
diferentes mundos, prestando entretanto especial atención a ios proce
sos de anoniirnzación que ocurren, en cada uno. Explicaremos la oposi
ción polar entre significado subjetivo y objetivo como una formulación
típicü-ideal de principios heurísticos de la interpretación del significado.
28; Exeursus:' algunas aplicaciones de la t e o r í a , del sigirijicüdo obíeiivo
: - y subjetivo en ei campo de fos ciencias de la cintura
[A] IN T R O D U C C IO N
7 Cf. ].■ ■'■isinjcí&i ele Sander entre Actos dirigidos a ía conducta futura de
caos y Ac'os .jiL-fgjdcs a !a conrl^e^a pasada, de otros, op. cii., pág. 3S1.
porque” auténtica por la atención del autor a las vivencias ya pasadas
de otro. Esto no significa que iral acción pueda ocurrir sin la Oiíenta-
ción-otro. Más bien, mientras atiendo a las vivencias de la otra persona
en el'momento de la producción del contexto-porque sintético, estoy
realizando por supuesto Actos intencionales dirigidos hacia otra per
sona. Además; el contexto-poique depende en sí mismo de ias modi
ficaciones atencionales de mis vivencias del otro, que contemplo ahora
en el tiempo pluscuamperfecto, Sin embargo, si busco el motivo-porqué,
mi acción ya estaba proyectada antes de que realizara un Acto (Akt)
de orientación hacia otra persona, Pero esta acción no eSj fastamente
por esa razón, un Acto -(Akí) orientado día cia-el-otro y, por lo tanto, no
es conducta social. La acción proyectada es una cosa: pero es otra
por completo diferente aquella atención específica al proyecto consti
tuido o a! acto terminado ( Handi-rmg) en la cual se constituye e¡ con
testo significativo de Ja verdadera motivación-porqué. En el caso de
una acción sobre la cual actúa otra persona, no es la acción misma
sino el contexto significativo de sn motivación-porqué lo que ocurre
dentro de la orientación-otro. Profundizaremos esto a! referirnos a la
relación social.
Es claro qne jagxMamG5-^onsíJlmn_una-5eid£^cünÜnua-comenzar ido
por las vivencias conscientes intencionalmente vinculadas con o Ira per-
5Pna;^E?ilfeñcfi>~con Ta conducta y la acclorT~snciaL_y terminando con
el actu ai~se ci a']'. N o ~~sirTrazón hemos trazad o un contraste entre este
último y todos =os otros miembros de ta serie, a saber, ios que abarca
eí término orientación-otro. Tratemos de aclarar un poco más esía
distinción observando nuevamente eJ establecimiento del significado y
la interpretación del significado.
En el párrafo final del capí hilo I I I hemos hablado del significado
subjetivo que adjudico a cada producto que tomo como evidencia de
lo que ocurre en la mente de otro. Vemos ahora que mi atención s.1
significado subjetivo ele algún otro ocurre siempre en un Acto de orien
tación-otro y extrae so validez de ese Acto. Todo producto, y poi; Jo
tanto todo signo que veo tiene para mí, aparte de cualquier oríentacion-
otro, un significado subjetivo;‘pero interpretándolo como un signo de
5as vivencias conscientes de otro, puedo introducirlo en una orieuca-
ción-otro. bótese que decimos “dentro de un Acto de orientación-otro”,
no “dentro de un Acto de^actuar-sobre-el-otro’1. En efecto, cuando leo
un libro, repaso el curso del pensamiento de otFo o trato de descubrir
ei origen de una herramienta, estoy meramente orientado hacia o'cros; no
estoy de ninguna manera actuando sobre ellos.
Pero si emito un signo para que alguien lo interprete, la situa
ción es diferente. En ese caso estoy oriencado-bacia-otro, sin duela,
: pero es una clase específica de orientación-o tro. Ahora estoy actuando
sobre eí otro. Si sólo hubiera originado el signo para mi propio uso,
; sin ninguna orientación-otro, no rne vería implicado en una acción sobre
. otro. Pero Ja producción de un signo dentro de una actitud de crien-
trición-píro es im acto de comunicación. El motivo-para da este acto
es ¡a pii.idUL-cíón de ciertas vivencias conscientes en Ja mente áe Ja
persona a la ct:ai se dirige. Podemos decir entonces que toda comuni-
cc-cíón es. u;i actúa" social y que toda atención a una comunicación pre
supone la orientiicíón-otro. Lo mismo, vale para todos los otros produc
ios. Si .fabrico una herramienta para que otros ía usen, entonces
“anticipo" en el tiempo futuro perfecto que ellos saben para qué sirve
la herramienta.
Nuestro próximo paso consistirá en mostrar que dentro de cada
u n a d e las esleías sociale-s, la orientación.- o Li-o y el a c tu a r -sobre-el-o tro
ocurren en formas correlativamente diferentes. La diferencia más nota
ble reside en el grado de anonirrsídad del objeto, Nuestros puntos de
vista en este caso están en contraste con los de Mas Weber, para quien
es inrbieronte si los “otros” que constituyen el objeto de la acción social
son “personas individuales y , . „ conocidas para el actor como t a l. . . o
cmisíi Luyen una pluralidad indefinida y [son] enteramente desconocidos
como individuo?/'.8 Tampoco nos dice Weber cómo La cualidad de mi
í'aniilíaridñd con la otra persona modifica mi ‘ orientación” ( Oríentre-
J'u’íi-g} Lacia ella, si es que la modifica, Nosotros trataremos, por otra
parió, de e la b o ra r en d e ta lle las diferentes foranas de orientacicn-otro
y de acción-sobre-el-otro que s-e encuentran en el mundo de la realidad
social directamente vivenciada y en el mundo de los meros contem
poráneos.
3L: Ei. üue eú UhS. sima^ícn. ye sea vivenciada por üjí ccparticipe como física-
ir-er'e p r e s ó te o iaeranser.te como un tijjo ideal, depende de si la interac.-cíóxi de
L-'-ipcr■■'-■’uííi -Sr>::]llI ce cizrcet?, o .Ricítrecta. [“ob sécIi uní eme \imweltiícli¿ od-ei iiát-
v.-?;tl:cne W:rice¡15 *lezfcku :«g ísanclclt"].
prenda para suscitar una cierta orientacióir-otro recíproca de s i l parte.
Examinemos ahora la estructura única de esta contexto rnotiva.cional.
;C] E L M U N D O D E LA HE AL I DA D SOCIAL
D IR E CT A M E N T E VI VENCÍ ADA
21 Por "ambiente’7 quiero significar esa paTle del im ir.do e.\ierr.í> que pi:edo
aprehender directamente. Esto inchúiía m sójo al ambiente fínico sino también a]
. social coa todos sus artefactos culturales, I¿aguajes, etcétera,
Véase apartado 20. inás arriba, págs. 133 y 134.
26 LCf. Busserl, Ideast $ -41.]
c o m ú ne imersubjetivo, que está ahí frente a nosotros. Se le a partir
de la situación cara a cara, sólo desde la vivencia común del mundo
on el nosotros, puede constituirse el mundo intersubjetivo. Esle es ei
único punto a partir del cual puede deducírselo.57
vüe es posible controlar constantemente mis interpretaciones de lo
qae está ocurriendo en la mente de las demás personas, debida al
hecho de que en la relación-nosotros comparto un ambiente común
ccín ellas. Ed principio, sólo en !a situación cara a cara puedo dirigirte
una pregunta. Pero no sólo puedo preguntarte acerca de los esquemas
interpretativos que estás aplicando a nuestro ambiente común, sino
también cómo estás interpretando tus vivencias, y puedo corregir, am
pliar y enriquecer sobre la marcha mi propia comprensión de ti. Este
vo¡verse consciente de la corrección o incorrección de mi comprensión
de ti es el nivel más elevado de la experiencia-nos otros. En este nivel
no sólo enriquezco rni experiencia de ti sino también, en general, de la
deniñs gente.
Si yo sé que tú y yo estamos en vina relación cara a cara también
sé algo acerca de la manera en que cada uno de nosotros está sinto
nizado respecto de sus vivencias conscientes, es decir, conozco las
“modificaciones atencionales” de cada uno de nosotros. Esto significa
que Ja manera en que atendemos a nuestras vivencias conscientes se
modifica en realidad a raíz de nuestra relación recíproca. Esto vale
paja smbos. En erecto, sólo existe una verdadera relación social sí tú
retribuyes mi conciencia de ti de una u otra manera. Tan pronto como
esto sucede, tan pronto como entramos en la situación cara a cara,
cada uno de nosotros comienza a atender a sus propias vivencias de
una manera nueva. Esta particular modificación atencional en que
ios dos partícipes de una relación social directamente vivenciada están
mutuamente conscientes entre sí, tiene implicaciones especia!es para
la interacción social que ocurre en esa situación social. Cuantío estoy
interaehia-r.do con alguien, doy por sentado como tma. constante en esa
■persona -un conjunto de auténticos motivos-parque o motivos-para. Lo
hago sobre la base de mi propia experiencia pasada de esa persona
en particular, así como de la gente en general. M i propia conducta
nncia esa persona se basa, en primera instancia, en esta constelación
de motivos que doy por sentada, independientemente de si son sus
motivos reales c no. Y aquí surge la peculiaridad de la interacción
cara a cara. No consiste en una estructura específica del contexto
mismo de motivación recíproca^ sino en una apertura específica de los
motivos de la otra persona. Aun en Jas interacciones cara a cara sólo
proyecto en la fantasía Ja conducta de la otra persona a medida que
veo ?ní propia acción. Esta fantasía es meramente, por supuesto, la
conducta espetada del otro, sin que estén incluidos aúu en e’la los
detalles y sin que tenga todavía ninguna confirmación. Tengo que
ver mín 'o que mi partícipe hará en la realidad. Pero puesto que él y
^ [00.-s Du Jí!. fiii den BeobacMav alf ' Deobachier vvesensrnassig im.be-'
persona observada, en lugar de orientarse hacia la conducta de! obser
vador. es por completo independiente de esta última. El participante
cu 3a relación cara a cara sabe con probabilidad o certeza que ía con
ducta de su partícipe está oiientada hacia la suya propia, y hasta está
-consciente de las modificaciones de atención en que se basan las viven
cias conscientes de su partícipe. Puede comparar estas modificaciones
de atención con las suyas, dirigidas a) partícipe. El observador care
ce de este acceso a las modificaciones atencsonales de la otra persona;
por lo menos, no puede adquirir ninguna información acerca de estas
. modificaciones observando su propia conciencia. Tampoco está sn situa
ción de influir sobre la conducta d e ja persona observada ni de ser
influido por ella. No puede piw ectar su propio motivo-para de ma
nera que se transforme en el motivo-porqué de ia persona observada.
El observador no puede juzgar, a partir de la meta conducta del otro, si
este último está logrando llevar a cabo sus planes o no. En los casos
extremes, como cuando ve un movimiento expresivo, puede indujo
dudar de si está observando alguna clase de acción. Quizá lo que este
observando es conducta pura y desprovista de finalidad.
Él observador que trata de interpretar los motivos ele su sujeto
tendrá que contentarse con tres enfoques indirectos:
1) Puede buscar en su memoria acciones suyas similares v. si las
encuentra, extraer dé allí un principio general concerniente a 3a relación
existente entre los motivos-para y los motivos-porqué de éstas. Puede
suponer Riego que ese principio tiene validez para las acc/oues de la
otra persona así como para las propias, y proceder a interpretar bis
acciones de aquélla “poniéndose él mismo en su lugar”. Esta interpre
tación de la conducta de otro por medio de los propios motivos hipo
téticos de uno puede ocurrir de inmediato, en el lugar, o a través ce
una consideración posterior de lo cu& podría Laber hecho que la per
sona. actuara como lo hizo.29
2) Si careciera de tal guía, puede recurrir a su propio conoci
miento de fa conducta habitual de la persona observada y a partir de
ese conocimiento deducir los motivos-para y los motivos-porqué de esta
ultima. Si un visitante de Marte entrara en una sala de conferencias, un
tribuna] de justicia o una iglesia, los tres logares le parecerían exacta
mente lo mismo en so apariencia exterior. A partir de los ordenamientos
internos ele cualquiera de los tres no podría comprender qué es lo que
hace la persona que está al líente. Pero sí se le dice que uno es \;n
profesor, otro un juez y el tercero un sacerdote, será entonces capaz
de interpretar sus acciones y de asignarles motivos.
3} Pero puede ser que el observador carezca de información sig-
3Í' Este es c] método en función deí cual la penotogía prefiere analizar uní
roción. Cf. Fsb'.v Jviuiíinaur^ Sirüfrechtsschuld, pág. 86.
interpretativos de los participantes en la relación. Si este no es el caso,
debe recurrir a Henar tos espacios en blanco a partir de sus propias
experíencías pasadas, de una manera análoga al procedimiento des
crió to previamente, por el cual se llegaba a conocer los motivos de
otra persona.
’¿' li.;: sv. ohra-aijii poco apreciada. Áí'gemeine Gssellschafí¡.íe]t.re ( Jena, 1930).
en la relación-nosotros concreta conmigo, como una persona L íric a en
una situación concreta, como alguien que interacEnó conmigo :-i; el
modo de] 'reflejo especular mutuo" descriólo más arriba. Te recuerdo
como una persona vividamente presente para mí con un máximo de
síntomas de vida interior, como alguien cuyas vivencias Jie presenciado
en el proceso real de su formación, a quien yo, durante un tiempo, íi>a
conociendo cada vez mejor, cuya vida consciente Unía en una sola
coníente junto con la mía y cuya conciencia estaba cambiando conti
nuamente de contenido. Siu embargo, ahora que estás fuera de mi
experiencia directa, no eres más que mi contemporáneo, alguien que
meramente habita el mismo planeta que. yo. Ya no estoy en contacto
con el tú viviente, sino con el tú de ayer. Tú, en verdad. 110 has cesado
de ser un yo viviente, pero tienes ahora un "nuevo yo”; y aunque soy
contemporáneo de él, mi contacto vital con él se ha interrumpido. Desde
el último momento en qne estuvimos juntos, has tenido nuevas viven
cias y las has enfocado desde nuevos puntes de vista. Con cada cambio
de vivencia y enfoque te has transformado en una persona levemente
distinta. Pero en cierto modo yo omito tener presente esto en la praxis
de mi vida diaria. Llevo tu imagen conmigo, y sigue siendo lp. misiua.
Pero entonces oigo decir, q u iz á , que tú has cambiado. Y luego comienzo
a mirarte como a un contemporáneo, no cualquier contemporáneo, sin
duda, sino algoien a quien yo conocí en un tiempo íntimamente.
Ejemplos de esta situación son las situaciones sociales dentro de
las cuales, según Weber, "hay una probabilidad de ocurrencia repelida
de la conducta que corresponde a su significado snbjeíivo, consueta
que es una' consecuencia comprensible del significado y, por ío tanto,
cosa previsible"552 Tendemos a representarnos el matrimonio o la arvi
tad corno reí aciones que ocurren sobre todo cara a cara, aunque espe
cialmente íntimas. Lo hacemos debido a nuestra tendencia a concebir
las acciones de los partícipes como integradas dentro de la unidad
más amplia de la relación y dirigidas telé ticamente hacia esa unidad.
Sin embargo, en la vida real nn matrimonio o una amistad se
constituyen de muchos eventos separados que ocurren durante un largo
período de tiempo. Algunos de esos eventos implican situaciones cara
a cara, mientras qne en otro los partícipes simplemente existen ano
junto a otro como contemporáneos. Es extremadamente evroneo llamar
‘ continuas” a relaciones sociales de esta clase/* puesto que la discon
tinuidad y la repetíbilidad están incluidas en su definición misma. ¿Qué
quieren decir entonces los amigos cuando liablan de su. ‘'aim.stí¡d”r Ls
^ tíciljíá h.t■
ie císsciíbu con eip.clifci.id tas diferentes formes de las relaciones
de o¡ienincinii y de juteracción scLíai en el mundo de los coiUetn]ioi:Áui:os.
sr‘ ¿'‘Avieinar.dcrbezogeii . . . aufeir.Jer ein¿esltdH/’}
-reactivación de los juicios en cuestión. De ía misma manera, cuando A
habla de su amistad con B, .sé" refiere a un almacén a miento de viven
cias pasadas de B. Pero supone, al mismo tiempo. que esas vi ver. cías
pueden reactivarse en una relacióivnosouos revivida y eme, sobre esa
base, ambas partes pneden proceder como antes. Lo que se revive
en este caso, por supuesto, no son tanto las vivencias especificas crue
ocurrieron previamente dentro de Ja relación-nosotros, como ía vivencia
de Ja relación-nosotros misma.
En estas últimas paginas hemos deseripto la zona intermedia entre
la situación cara a cara y la situación que implica a meros 'contempo
ráneos. Continuemos nuestra trayectoria. Cuando nos aproximamos
al mundo discante de las contemporáneos, nuestra vivencia de los otros
se vuelve cada ves más remota y anónima. AI entrar en el mundo de
los contemporáneos propiamente dicho pasamos a ira ves de una región
tras otra: 1) la región de aquellos a quienes encontré una vez cara a
cara y podría encontrar de nuevo (por ejemplo, mi amigo ausente;:
luego 2) viene la región de aquellos que alguna vez encontró la
persona con la que estoy hablando ahora (por ejemplo, tu anugo a
quien tir me estás prometiendo presentarme;; a continuación 3 ) la región
de aquellos que son todavía puros con temporáneos pero a quienes
conoceré pronto (tales como el colega cuyos libros he leído y a quien
me dirijo ahora a visitar 1- después 4) los contemporáneos ce cuya
existencia sé, no como individuos concretos, sino como puntos en el
espacio social definidos por una cierta íunción (por ejemplo, eí em
pleado de correos que despachara mi carta): luego o) las entidades
colectivas cuya función y organización conozco aunque uo sea capaz
de nombrar a ninguno de sus miembros, tal como el Parlamente de5
Canadá; después 6) las entidades colectivas que son anónimas por su
naturaleza misma y de las cuales no podría tener nunca, en principio,
experiencia directa, tales como el “Estado” y la ‘"nación"; a continua
ción 7) las configuraciones objetivas de significado que han sido ins
tituidas en el mundo de mis contemporáneos y que viven una especie
de vida propia-anónima/tales como la clausula de comercio interesíacd
. y las reglas de la gramática francesa; y finalmente S} los artefactos ¿e
cualquier clase que testimonian el contexto subjetivo de significado
de alguna persona desconocida. Cuanto más afuera vamos internándo
nos en el mnnde de los contemporáneos., más anónimos se vuelven sus
habitantes, comenzando por la región más interna, donde casi pueden
ser vistos, y terminando por la región donde son por definición inacce
sibles para siempre a la vivencia.
Aun e; tiiUiípcsc. se ovier'a p r -las regias; de- otro modo, no podáa real-
lir.aei iranipa.
tica o conmensurable con una de B. En electo,- al pertenecer esas viven
cias a diferentes comentes de conciencia,, son única?;, irrepetibles y rx-
susceptibles de yuxtaposición, Lo típícc y sólo le típico es homogéneo,
y siempre es así. En la síntesis tipificante clel recon ocian'en lo realizo un
acto de anonimización en el cual abstraigo la vivencia de* marco de ¿a
comente de Ja .conciencia y, por lo tanto, la hago impersonal.
Es también posible el proceso opuesto. El contexto objetivo de
significado rjne define las vivencias de un tipo idea! puede remontarse
a un significado subjetivo cuando lo apíico a un individuo en una situa
ción concreta. Así, puedo decir: "¡Oh, él ts uno de éstos’" o "lie visto
antes a este tipol” Esta es la explicación del hecho de qi.se yo experi
mente a mi contemporáneo como un individuo con una vida consciente
en curso, aunque conozca sus vivencias por inferencia más bien que
por confrontación directa. Por ío tanto, aunque ío piense como un indi
viduo, es con todo para mí un individuo exhaustivamente definido por
su tipOj un individuo "anónimo”
persona, y yo no comparto su-creencia, lo que tengo ante irá es v.na me_'a roixesf.u-
lad ó u de esa creencia como ‘ía creencia de rjiie 2a cosa es tle tnl o e r.:íil taaiierr.'. ’
49 Tal cumio puedo utilizar el teléfono sin saber emito funciona. Véi'.ss más
arriba, apartado 17, pág. 117.
50 [ScM iiz pone estas palabras er¡ mgJés:-beherve y
51 Para una .crítica del comluctismo ccm o método sacie lógico, v£as<i M . í £.¿s
"Begreifen und VeaEtehen'', Schrfíoliers JcJirhtích¿ L tV , páv?. lo& y s:¿s.
j.-enor írocjencia estadística. La idealidad del lipo personal idea'
biisrclo en taíes tipos de frecuencia (en otras palabras, la- irreductibi-
Kaau de ti:les clases de conducta a las vivencias conscientes de otras
personas veaJ^s; os, sin embargo, independiente cd principio del grado
de generalidad de >a conducta misma.52 Por otra parte, la "estandari
zación* de la conducta tipificada puede a su vez remontarse a un tipo
personal ideai previamente co 175ti:nido. Tomemos como ejemplo la
'‘conducta tradicional” de Webep "la gran masa de toda la accióu coti
diana a la cual ia gente se ha acostumbrado en forma habitual”.53 que
ya se ba.c_ yo eT !_:po personal íde¡d previamente construido de i hombre
qno actúa ele acuerdo con Ja costumbre; y, como ejemplo adicional,
njmúraos toda conducta orientada a la validez de un orden, Esto
viJun-ic signitica; eur términos de la constitución de tipos ideales de
co^'euj’jpráneoSj, que el orden válido funciona como un esquema inter
pretativo para ellos. Ese orden establece como conducta requerida
pautas definidas de acción y tipos personales ideales definidos, en la
rn.ecUd? en que la persona que acepta tales tipos estándar y se orienta
según ellos puede- estar segura de .que su conducta será interpretada
adecuadamente por ios conlempovánecs orientados bacía el mismo
orden. Sin embargo, toda interpretación de esta clase por Ies contenn
poráneos
Anrt! izarem os este proolem a. con ir.ayor detalle cuando estudiem os, en el ca
ví; u d o V , :n¡ rí;jf,i:iórj curre adecuación. causal y ad e c ua ción ele sig nifica d o . C f. apar-
ir J ü 4c, p íg . 26 1.
V’-'ivifchfift and Geseüschaíi, p4g 12 [ T .L , p á g . 116].
5- png. 7 ; [T.L, pág. IOS] . Pevo cf. ía crítica tjue. hace KeLseo de esta
rr- sicíóu a n -.r. obra D e r z o z io lo g is c h s u n d jt; r :s L is c h e S i a a t s h e g r i f i ( T u runga, JL92.2. J ,
>1 S-SS-
r -- S c - jlr este p v n :o véas<? el e?í c e lcn te e s tu d io d e V o e g e lin l j t r i a d o '" D ía E in -
:.c:^ ar:s P e c h te s unc¡ d a s r .o T v ^ .s S in n g e b ild e S l n ó f ’, I n t e r n a t i o n c l e Z g i t a e h r i f t f ü r
c : s 7 ' } : e o ? : e d e s Tiechis, I ’.' í i 3G0 / , p .lgs. 5S-55, e s p e c ia lm e n te p á g s . 71 y sigs.
habitual es, por lo tanto, más amplio que el que la pa-abra tiene en
el uso ordinario.
Hay otro? tipos ideales que se caracterizan por un grado aun mayor
de anonhnicSad que el de ios tipos ideales habituales. El primer gui
po de éstos consiste en ios así llamados "colectivos sociales”, todos los
cuales son -constructos referentes al mundo de los contemporáneos.5'1
Esta amplia clase contiene tipos ideales de grados ele ano ni m ¡dad
muy diferente. La junta directiva de una determinada sociedad o el
Senado de los Estados Unidos son tipos ideales relativamente coriere*
tos. y el número de otros tipos Id calca que éstos presuponen es muy
•imitado. Pero con mucha frecuencia utilizamos frases en las cuales
aparecen como sujetos gramaticales tipos ideales como "el Escaclo", ".¡a
prensa", “la economía”, “la nación”, “el pueblo”, o por ejemplo "la clase
trabajadora” 57. Ai hacerlof tendemos naturalmente a personificar es las
abstracciones como si fueran personas reales conocidas en la experien
cia social indirecta. Pero estamos cayendo aquí en oí antropomorfismo.
En realidad esos tipos ideales son absolutamente anónimos. Cualquier
atribución de conducta que hagamos a los tipos no permite ninguna
inferencia con respecto a la existencia de un contexto subjetivo de
significado correlativo en la mente de un actor contemporáneo. "Para
la interpretación subjetivass de la acción en el trabajo sociológico’'
dice Max Weber,
estas colectividades deben ser traíadas considerándolas solamente coir.o Kis residien
tes y modos de orgímización de los actos particulares de persogas mílividcales,
puesto que sólo éstas pueden ser tratadas como agentes en un curso de acción subje
tivamente comprensible, . . . Para fines sociológicas... no existe al go semeja Lite
a una personalidad colectiva que "actúa”. Cuando se hace referencia en im contexto
sociológico a un "Estado", a una "nación", a una "sociedad anórtima”. a i;na "fami
lia” o a un “cnerpo de ejército”, n a colectividades similares, lo qi.ie se quiere sig
nificar es, por el contrario, sólo ur.a cierta clase de desarrollo de acciones reciej
o posibles de las personas indívidnales.&9
c3 E ii su er.rayo sobre el lartainudeo, Ms>: W ebei ¿lemasLió que er. ■„1 ccnce^ír-j
"Estados Uíüdos de Norteam érica” hay yna séxtupla superposición y coniY.sió:i da
tipos (G eíoiniueíte Áufsiitee xisr Wisser.schaftslekys, psg.v -348 y sigs.).
r,s C f. Voss'er, C e n t í;?mI Kultur ir der Sprcichs ÍHíklc-Jbersr, iy í;? '/ , pííT?. I5 3
y pjgs. [T.I., Oscsi Oes-er, T h e Sptrí! of Lcingiiñge ía Ciyf.’.tstiiion {Lori-1 res. J ’j'3'2.,
pág. 138]
Feliv Kauhr.anrj, Sttafr?chtsic>i<¿¡d, pág. 3 1-),
íh lilI o ce vina herramienta en el mismo sentido en que uno Habla del
sipntmade áe ona acción.p5
E! artefacto es ei miembro final de la serie de anommizaciones
progresivas eae marcan la construcción tipificante del mundo social,
i \? parado de la captación inmediata de otra persona que tenemos
en la rebicicn-’ú. experiencia sabré la cual se basa, en última instancia,
redo ii-^Q ideal Luego hemos estudiado los tipos ideales caracteroló-
g'coi. y h achual es, .a colectividad social y, por último, la 1ierra mienta.
Amonio estos eisinp:o.s otan todos los miembros áe la serie, sí
h uíáran su progresiva anommizaoitm y la correspondiente pérdida gra-
apal de coucretez. .
Ev] el íeiiUdn que damos üosotios fl la palabra. Véase m¿s arriba, apartado
■54, p ig . ít/Q.
1:0 U;i eieiy.y.’ o d " tal e'.tüdd) intermedio e? la correspondencia escrita que Sirn-
rral ha con írcrla J o tan niagistriiímsrjt& cor. el h ab la' “Podemos decir que itiienlr<is
f, Viíthlp. rc-v^l:'. ftl fc-cvHfí det hablante por (le lodo io que la vodca — que es
visible pero no a-.:dibii% y qr-e incluye lai'Jibién los imponderables del húlj’ante mis-
En el mundo de la experiencia social directa hay una diferencia
radical entre ■participación y observación. Esta diferencia desaparece
cuando entramos en el mundo de los contemporáneos. L-a razón con
siste en que en este último nunca encontramos gente viviente re?.!. En
ese ruando, seamos participantes u observadores. siempre tratemos con
tipos ideales. Toda nuestra experiencia ocurre en el modo del “ebosb
Sin embargo, el tipo icleaí de un oh servad oí en el mundo de los con
tení poráceos difiere necesariamente del tipo ideal de un participante
en ese mismo mundo. En efecto, según hemos notado, ei tí 1:0 id^aí
varía con ios intereses de la persona eme lo construye. El prcpóssio
de esta última consiste siempre en visualizar un cierta contexto obje
tivo de significado, que ella siempre capta. como contexto sabitítivo
de significado de alguien, Ahora bien, el contexto total de experiencia
con que el observador se acerca a la otra persona difiere del contexto
del ¡participante.' igualmente, sus intereses son radicalmente distinto?:..
Su tipo ideal puede ser más o menos detallado, más concreto o más
formalizado, de un mayor o menor grado de anommidsd. Cualquiera
sea ei caso, siempre será distinto.
Ahora bien, puede ocurrir que lo que interesa sobre todo si obser
vador de una relación social entre contemporáneos sean las vivencias
conscientes de los dos participantes. O puede ser el enrío de la rela
ción. Si se trata del primer caso, el observador eoiiscvidrá o extraerá
de su experiencia pasada un tipo idea¿ equipado con las vivencias cons-
cic.iites que cualquiera observaría necesariamente en si mismo en una
relación tal. El observador “se identifica" luego con este tipo ideal;
lo vive a fondo, se imagina exactamente implicado en esa situación.
Puede luego imaginarse como teniendo todas aquellas vivencias que
son por definición propias del tipo ideal en cuestión. También pi:ede
hacer formulaciones definidas acerca de la naturaleza de ?a reí aeren que
está observando y acerca de las' interrelaeiones existentes entre !c:>;
correspondientes tipos ideales que están implicados. Puede hacerlo coa
mucha facilidad porque,- como ser humano, es más que un mero obser
vador. puesto que el mismo ha estado implicado en el pasado, en inmu-
nerables relaciones sociales, directas e indirectas. Puede en verdad
haber tenido tales relaciones con las mismas personas que está obser
vando ahora, e incluso estar añora implicado en una orientacíón-td
directa con una de esas personas. Casos como este último son espe
cialmente frecuentes.
La observación de la conducta social de otro implica el mismo
peligro real de que el observador sustituya ingenuamente Ig.í tipos
n a — , la carta oculta ese secreto. Por esta iñzcn, la carta es más ciara omc o! >.aHa
ci'.&ivlo el secreto del otro no es L; cuestión; peio exímelo lu eí, Ja. Cíirtí. CS ::;¿s am
bigua. Por-‘secreto del oír o'" entiendo estsdos de ánír.LO y cualidades d 3 y-e;. ore
no pueden'eA'piesajse lógica ¡nenie, pero a los c-jsies volvernos sin e;rJ.:K-.go
raKies veces, aunque sólo sea píira ccrmn-sndeL- e¡ significado real
total mente concretas’' {Sazíclogie. 2;< ed. ■ fMv.nich,-1922j, pA¿r. 2.6Gj ¡T. i.. 1 '.-'.
H. W olíf. The Sociclogu af Georg Sivijusi o¿, 111.. ISóO/J.
:c-.-:..do~ que se encueraran en la ¡nenie de su sujeto por las suyos pro
pios. Üj peligro l.ega a ser aguda cuando el observador, en lugar de
estar directri.rr.cnte atente a ;a persona observada, piensa que esta ulti
ma constituye un " c;¡l-o” de tai o cual tipo de conducta abstractamente
eximido. Aquí no 3Ó:o puede eí observador utilizar el.tipo ideal erró
neo p~ra comprender la conducta de su sujeto, sino que quizá no
lí-jgue nunca a descubrir su error, porque no enfrenta a su sujeto como
una • real. La observación social tiende entonces a desarrollarse
en uva construcción tlpico-ideal de segundo orden: el actor observado
es ¿i misino un ;ipo ideal del primer orden, y el presunto tipo ideai en
m •.; •; dei ciad el actor comprende a su partícipe, es un tipo ideal de!
de} s n ~ d o crden. Ambos son construcciones lógicas del .observador
y determinados :p^r su pnr,to de vist^.
Es!'a situación es muy significativa desde eS punto de vista de
c a u iq u ie r cie n cia .-ociai empírica que incluya la observación indirecta.
Su formación de conceptos típico-icüeales sirve de fundamento a los
p r in c ip io ; de adecuación de. significado y adecuación causal que aun
tenem os que ex a m ina r. La sociología comprensiva, sin embargo, tiene
c i r m es a llá de esto: debe construir tipos personases ideales para
- •• • ¿.ociaies. que seancompatibles con los construidos por los par-
' : de estos- óU im os. Este propósito puede considerarse como un
porteiaeio para Ja sociología comprensiva. Si se examina más de cerca,
se r e d ’.'ce a u n principio más básico: el postularlo de la adecuación de
siqráricado. Este postulado establece que, "dada una relación social
entre contemporáneos, los tipos personales ideales de los partícipes y
sus vivencias conscientes típicas deben ser congruentes entre sí y com
patibles con la relación tipico-ideal misma.
Un buen ejemplo de! tipo de" esclEitacimiento que se requiere se
en eren tra en ei campo de la sociología ’egal. Esta disciplina tropieza
eco grandes dificultades . cuando trata de formular descripciones de
' ■: ■ • 'eslíes en tro varios partícipes, por ejemplo, el legislador y
ei intérprete íie ta my. el que la ap.ica y el sometido a ella. La socio-
i ’-ga lega: trata cié interpretar estas relaciones en función de ios sig-
nif irados subjetivos de' las personas en cuestión. Pero al hacer esto,
c::r nano:- 1 3 tipos ideales en función de los cuales cada una de las
personas imagina a su participe real, con los tipos ideales del partícipe
propios del sociólogo. Hay solo dos maneras posibles de remediar esta
situación y nacer viable un auténtico concepto descriptivo de la clase
de-senda per ios sociólogos del Derecho. La primera consistiría en fijar
desdo 'ei comienzo el punto de partida desde el cual se construirá el
tipo. Esto significaría ^ue el sociólogo del Derecho se identificaría
cor- uno de los actores, postulando como invariantes no sólo los actos
de ese actor sino también íes esquemas interpretativos que éste aplica,
a SU' partícipes. El sociólogo tendría luego que considerar que estos
conceptos tipico-id-sales están construidos de modo que son coactivos
pera él mismo. Si se adoptara este procedimiento^ la cla.se de couccpto
sociológico utilizado derivaría directamente del campo de la ley mis
ma: el legislador, el juez, el abogado', el socio contractual, el veredicto,
la ejecución de la sentencia, etcétera. La alternativa consistí na en
lograr mi principio de acuerdo con el cual estos tipos ideales miís
generales pudieran transformarse en los tipos ideales individuales que
los partícipes tienen uno de otro en situaciones concretas.
En el capítulo V trataremos los problemas sistemáticos especia íes
que surgen cuando la observación social indirecta se dssr.rrolla en
ciencia social como tai.
Los besux-TjLdos logrados hasta ahora- son suficientes como para permi
tirnos establecer con precisión y en forma concluyente n¡.íesIra teoría
de la comprensión del significado. Comenzamos' demostrando Ja jaita de
claridad inherente al concepto de ‘‘significado a que se apunta” de Max
Weber. Heñios visto que, en la medida en que la acción misma signe
siendo indefinida, no podemos hablar de manera inteligible del siguió-
cada a que apunta la acción y “que el actor le adjudica''.; Para lograr
nna definición satisfactoria de la acción, encontrábamos necesario ha
cer un detallado y exhaustivo análisis de sus procesos constituyentes.
Llegábamos finalmente a la conclusión de que la acción es I) una vi
vencia que está 2) guiada por un plan o proyecto que surge de la
actividad espontánea del sujeto, y 3) distinguida de todas1Jas otras viven
cias por un Acto peculiar de atención. Vimos luego que, sobre la base
de esta definición, debe interpretarse metafóricamente la fórmula "el
actor adjudica un significado a su acción’. En efecto, el significado
es meramente un mfcdo especial en que el sujeto atiende a su vivencia: es
ésta la que eleva la experiencia al nivel de acción, lis incorrecto enton
ces considerar el significado como una especie de predicado que podría
“adjudicarse” a una acción* Hemos distinguido además entre la acción
(íiotio: Handeln) como una experiencia en proceso, y el acto completa
do factum; Handlung), y hemos descripto el modo peculiar de consti
tución del acto proyectado, de acuerdo con ei cual éste es anticipado
en su propio proyecto en el tiempo futuro perfecto.
Nuestro paso siguiente consistió en formular una definición prelimi
nar del significado, aplicable a toda cíase de vivencia. Dfjhnos truc el
‘'significado” de una vivencia puede reducirse a un giro de la atención
hacia una vivencia ya transcurrí da. en el curso del cual esta ú'bma se
extrae de la comente de la conciencia e identifica como una vivencia
constituida de tal o cual manera-y no de otra. El significado, en es-te
sentido inicial, es predicativo y pertenece a la vivencia ptetenoménica.
Tuvimos que ampliar este concepto y enriquecerlo.para hacerlo coinci
dir con él objeto de nuestra investigación, es decir, el significado espe
cífico que el ador "adjudica” a su experiencia cuando actúa. Es esto to
que se quiero decir con la expresión "significado a que se apunta". Para
analizar este concepto de significado, hemos examinado las series de
Acias politeticamente construidos que* de acuerdo con un principio fun-
dsmojitu!, de la fenomenología, pueden abarcarse en una sola mirada de
la atención. Vimos que cada una de tales series se encuentra en un con
texto de significad ti, y analizamos la constitución del mundo de ía expe
riencia (Erfafíruugswelt) como una estructura total constituida por d i
ferentes ordenamientos de tales contextos de significado. Explicábamos
luego IJ el concepto de esquemas- de la experiencia (Schemaía der
Erfohnu'.g).. 2) el concepto de estratos inferiores (Unterstufen) que se
cerní:Küyen como dados por sentado y 3) el concepto de “repositorio
de conocimiento disponible’' íErjahnmgsvo-rrat). Estudiando la teoría de
la modilicació-n atendonal hemos establecido que ios intereses del sw-
ieio y su particular panto de mira definen la línea limítrofe entre lo que
61 da per.- sentado y lo que le resulta problemático. Hemos acordado
ssí ío que correspondía al elemento pragmático del pensamiento. En lo
cp;e respecta al concepto de acción misino, hemos establecido 1) que
un curso de acción es una serie politóticamente' construida de Actos
{Ah te) sobre los cuales, luego de cumplidos, podemos dirigir nuestra
atención en un liaz "-unirradíado" o concentrado, dentro del cual se los
ve como un hecho o actu (Hañdhrtig), y 2) que por lo tanto la acción
es en sí misma un complejo de significado o contexto significativo. Al
mismo Üempo, hemos reconocido qu.e el contexto significativo especí-
l;eu de una acción depende del alcance del proyecto que la constituye
como acción ó nica. Por lo tanto, si uno se empeña en buscar el signi
ficado subjetivo de una acción, lo encontrará en lo que es el principio
propio de unidad de la acción. Este último está siempre determinado
^Libietívameri'e y sólo subjetivamente. Desde el punto de vísta metodo
lógico es inadmisible interpretar una serie dada de actos en forma obje
tiva como una secuencia unificada sin ninguna referencia a un proyecto,
y adscribir luego a ellos un significado subjetivo. Hemos visto que Weber
no lograba distinguir el acto proyectado del acto cumplido, lo cual lo
llevaba a confundir el significado de una acción con sus motivos. Por
otro lado, concluíamos que una serie de complicadas estructuras de
significado está ya pre-dada para el motivo. Hemos visto que el moti-
vu es roa!mente un contexto de significado qne vincula lo que motiva
con 5o que es motivado. Trazamos una importante distinción entre eí
motivo-pava y el auténtico motivo-porqué. Luego, dentro de los moti
vas-pava de nna acción liemos señalado varios estratos, y mostramos que
el motivo-para de una acción no es nada más ni menos que el acto mis
mo proí-eetndo en el tiempo futuro perfecto. Vimos que la acción se
realiza paso a paso en razón de ese acto. Hemos establecido todos estos
pontos mientras nuestro estudio se limitaba aún a la corriente de con
ciencia del yo solitario. Hemos concluido ese estudio introduciendo el
concepto de la "autocomprensióiT o autornterpretacíói: del noto pro
pio de uno y de la propia acción, que segó 11 vimos era un aere ¡le re
conocimiento sintético, consistente cri la identificación v ordeaarnieA.o
en esquemas de experiencia mutuarnenLe coherentes de lo ene va habin.
sído captado en el Acto previo de atención.
Nos aplicamos Juego a un análisis del mundo social. Aquí el yo.
como vimos, arroja luz sobre el yo de! otro, un ser que, como í'i misino,
tiene conciencia y duración y que, también como sí misino, interpreta
sus propias vivencias, Pero eí heclio de que mi participe sea otro yo_ el
hecho de que realice tales o cuales actos cuyas manifestaciones exiernas
puedo ver^ esto es algo que solo reconozco ordenando y clasificando
mis propias percepciones de él dentro deí contexto total de rni coa oci
miento. Perc esto no es aún conocimiento de la otra persona cGír.c
Todo lo que estoy haciendo hasta este punto es ordenar y cías: Picar 1 .• -
propias experiencias del mundo social, tal corno sí fueran experiencia?
del mundo natural. Pero puedo abandonar en cualquier ciomenic todo
este enfoque y adoptar uno nuevo. Puedo aparta-- mí atención del con
texto de significado objetivo y dirigirla a aquel en eí en a’ he ordenado
mis vivencias de las vivencias de la otra persona. En electo, el curso
percibido del acto de la otra persona, que yo percibo, esta turb'ée
para él dentro de un contexto de significado. Esto ocurre oerque él ■ '-•o
en una mirada de la atención las fases politéticas eme han contribuido
a constituir ei acto integro, Sólo cuando comienzo a captar el punto de
vista de ía otra persona como tal, o, en nuestra.terminología, sólo cuan
do doy el salto desde el contexto objetivo de significado hasta eí sub
jetivo, estoy'autorizado a decir que comprendo al otro.
Pedemos prestar atención al contexto subjetivo de significado de
toda clase de productos y objetos culturales humanos, que pueden sieic-
pre interpretarse corno evidencia de lo que ocurría en la mente do sus
creadores. Ahora bien, ya hemos visto que el conocimiento de ías expe
riencias subjetivas de otros debe obtenerse en forma signitiva. i". 'r •
todas las clases diferentes de producios- e indicaciones que liemos con
siderado, seleccionamos para dedicarles especia! atención los sienes. qne
se encuentran en un contexto de significado que es. por una parte, un
esquema expresivo para quien usa el signo y. por la otra, un esquerra
interpretativo para su intérprete. Estos dos esquemas pueden interpre
tarse como contextos objetivos de significado si primero se abstraen de
los Actos y acciones vivientes en los cuales se utilizaban estos signos.
y sí la interpretación se limita a los signos mismos. Sin embargo, pede
mos partir del signo externo mismo y, considerándolo como un producto,
hacerlo remontar a las acciones y experiencias subjetivas originnJe.> de
su inventor o itLilizador. Este es el motivo por el cual, dentro deí inun
do de los signos, se hace la transición desde el contento objetivo ce
significado hasta el subjetivo. La palabra Ver.ñ'shen se utiliza por lo
general para designar ]a. interpretación de contextos significativos do
productos, tanto subjetivos como objetivos, Esta situación oeolta el pro
blema esencial del conocimiento del mundo social. Sólo cuando se id e;v
i;-.;.. ?. sbLe eríinvoco, el problema '.surge a luz: el significado de las pro-
uúís vivencias es radicalmente diferente fiel si guiñeado de las vivencias
es otro y, por consiguiente. njia cosa es interpretar la propia vivencia y
oíra por cúmplelo discinta e: interpretarlas vivencias de otro. Resulta en-
ror.ce.-? claro que el significado atribuido a un producto, en contraste con
ei significado atribuido a un objeto natural., 'implica precisamente es?o:
que el producto no sólo está en un contexto de significado para mi —para
e: intérprete—- sino que c o n s t i t u y e también un testimonio del contexto
de significado en que el producto esta en la mente de su creador. De
bería acentuarse- aquí el hedió de que el intérprete no interpreta suLu
y yac el producto ¿el otro como una cosa que está en el mundo perte
nece ro se -o al mundo privado deí intérprete sino también al mundo
común mbmsidp eti vo de todos nosotros. En este sentido, el término
"mando significativo"' (die sinnhsjfie W e lt) en contraste con el tér-
• ; “mundo o atura l". ¿leva .dentro-de sí una referencia, implícita al
“Cero" que originó esta cosa.que es significativa. En efecío. nosotros,
intérpreies. ccnceptnalizamos el "ser un objeto natural” y el "ser un
objete significativo", en Ja misma medida, en contextos objetivos de sig
nificado. puesto que clasificamos toda nuestra experiencia en esquemas
cíe conccirn lenta ... . ,
Nuestro estudio de la relación social y de la observación en el mun
do social ha demostrado-que podemos tener introvisión de Ja vida ínti
ma de Ja otra persona mirandola como un contexto subjetivo de signi
ficado. Encontrábamos que toda comprensión del Otro se basa en Actos
¿e autoeducación, que el. significado objetivo ( Sínn 1 de un signo con
tiene dentro tanto significados (Bedeuiitngen) actuales como ocasíona-
f-..-. Vimos cp.re. podíamos distinguir la función-significativa (Bedeiitungs-
i; de la función expresiva ( Aus-el¡;rcksjii?iktion ) de los signos y
o jo ped tamos descnbir — nun que solo en esbozo— los métodos especia
ba por medio de los cuales comprendemos ios esquemas interpretativos
del ütre. Nuestro estudio del contexto del motivo en la esfera social nos
mosá'ó que iodo establecimiento de significado se hacía en razón de la
inre:cretácica. y que toda interpretación se remontaba al Acto de esta
blecimiento del significado. En este punto obteníamos por último ac
ceso a los campos de la "‘acción social” y de la “relación social”.
¡Jn análisis deí concepto de acción social de Weber reveló ía natu
ra.eur-. de la oriectacioudiacia-Oti'o y del actuar-sobre-el-Otro. Esto lle
vaba; a s?i vez, a los problemas de 3a relación de orientación y de la
interneción social. Hemos examinado ía estructura fon nal general de
a s, tanto para los participantes coiuo para los observadores. En ese
proceso r.os resultó claro que los conceptos de acción social y de rela
ción social suirsn muchas modificaciones, según si el objeto de la orien-
iacmmhacirt-CKro es un ctro-yo del mundo d e la realidad social directa
m ente v iv e n o a d a , del mundo de los meros contemporáneos, del de' los
predecesores o del de los sucesores. Emprendimos luego un análisis d e
e?ías regiones del m u n d o social. Encontrábamos aquí que sólo en la
j’ciacLOn social cLirecta como la; podernos tener conciencia inmediata de
la comente cíe vivencias del tu en su actualidad viviente y presen le. Poí-
contraste, vimos que nuestras propias vivencias presentes, en el monte1 *i¡.o
de la autointerpretación, no son de hecho inaccesibles, y que Jas únicas
vivencias nuestras que están abiertas a la autointerpretnción son las pa
sadas. liemos analizado la gennina relación-nosoiros i WirbezieJiimg j ,
relación dentro ele la cual dos interlocutores pueden captar cada uno Ja
corriente viviente de la conciencia del otro en forma simultánea y con
una mirada indivisa. Esta relación-nosotros, además, está sujeta a m úl
tiples matices: ocurre en niveles diferentes de actualización y conere-
tizacíón y puede incluir vivencias qus se hallan muy cercanas, o muy
alejadas, del tú íntimamente captado de la situación cara a cara, en
otras palabras, vivencias de mayor o menor proximidad. Por otro lacio,
vimos que en el mundo de Jos meros contemporáneos la otra persona v.o
me es dada en forma directa y corporal, sino sólo de manera indirecta.
En cierta medida, el Otro se ha vuelto ahora anónimo; hasta podemos
decir que ha sido reemplazado por un tipo ideal que se construyó a par
tir de experiencias de ciertos cursos de acción dadas previamente. Este
tipo ideah a su vez., puede estar más o menos apartado de un tú real,
ser más o menos concreto y lleno de contenido. Vimos que el yo se
orienta hacia el otro yo del inundo de los meros contemporáneos de
una manera especial: llamábamos a esto la orientación-ellos (Ih.rein-
steUting) porque su objeta no es el ser-así ÍSosem) — cualidades inme
diatamente aprehendidas-— de otra persona, sino más bien su ser-como
( Wie-sein) — su ser de tal o cual tipo general ( Glcichsam-sein) , Tam
bién hemos analizado la estratificación de las relaciones-ellos. y mostra
do que forman ana serie continua de anonimización siempre creciente,
que comienza con el "tipo ideal “m i amigo A7” y culmina en el tip a ideal
más general “uno:> o “alguno” (M an), el originador de artefactos y sis
temas objetivos de signos. Paralelamente con la creciente anonimizacicn
de la otra persona previamente dada, me ocurre un auto d istánc iarn i en lo
cada vez mayor de su personalidad viviente. Cuanto más anónimo es
mi partícipe, menos directa, y personal es 'a relación y más conceptúa^
lizados deben ser mis tratos con él. Y cuanto más conceptual izad o es
mi partícipe, menos puedo considerarlo como un agente líbre. Cuando
estoy frente a frente con alguien, lo capto de inmediato corno un ser
actuante en forma espontánea y libre: su acción futura está aria abierta
e indecisa, y sólo puedo aventurar una conjetura respecto de lo que é\
va a hacer. Por otra parte, el tipo ideal, cuando se lo concibe correcta
mente, carece de toda libertad; no puede trascender su tipo sin dejar de
ser un mero contemporáneo y transformarse en un conso ciado mío en
la experiencia directa. En ío qne respecta al mundo de los predece
sores, carece por completo de libertad. En cambio, el mundo de los
sucesores es libre. Vimos en el apartado 11 que el problema de la liber
tad, cuando se lo comprende en forma correcta, es un pr chisma tempo
ral. Siguiendo nuestra argumentación hasta el final, vemos ahora que el
significado en el mundo social está también condicionado por el tiempo,
^filmación que ya liemos probado con respecto a la conciencia indivi
dual [bease el capitulo I I) .
Todo el análisis que antecede lo hemos aplicado no sólo a los parti
cipantes dentro de la relación social, sino también al observador. En
el caso de este último encontrábamos que pueden establecerse las mis
mas distinciones básicas, a saber, entre la observación de los congéneres
de alguien en ía experiencia directa, la observación de quienes son me
ramente sus contemporáneos, y Ja observación de sus predecesores.
1 Cí. Iír¡rseil. Fórmale und iranszendentüle Logik, págs. 2.9 y sigs. y 206.
comenzar nuestras observaciones, si queremos emprender una crítica cls
la metodología, de las ciencias sociales.
¿Cual es, entonces, la actitud específica de ía ciencia social remedo
de su objeto, el mundo social? JEs 1yadamen talmente la misma que ¿a
el el observador social indirecto respecto de sus contemporáneos. Sin
embargo, diiiere en im aspecto: ninguna realidad social dírecciiniente
vivenciada es pre-dada a la ciencia social como tal. El mundo de Ja
ciencia social es simplemente no idéntico al del cientitico socia:. que ;js
también un hombre que vive en el mundo social. Pero el mundo de los
predecesores es en verdad pre-clado a la ciencia social, y scUo este
es pre-dado a la historia.. Todo el contesto del conocimiento de ’.a cien
cia social es entonces necesariamente distinto del contexto del observa
dor indirecto en la vida cotidiana.
Con su habitual agudeza, Max Weber ba visto también este proble
ma. En su controversia con Münsterberg habla de ’a diferencia báCer
que existe entre la psicología científica .y la psicología del l.f&ischen-
kenner 11 observador intuitivo de los otros, Al hacerlo así. se opone a ’a
afirmación de Münsterberg de que el Menschenhenner o conoce a tocio
el; hombre o no conoce nada de-él. Weber replica: tocio lo qce e¡
Meuschenkeimer sabe acerca del hombre es que resulta pertinente pzrr:
sus proponítos inmediatos y nada más. '
Lo Significativo er¡ un ser humano desde un punto ele vistíi p a . ¡ J a : ' y lis
tado no puede servir, par razones lógicas, corno base de una temía psicológkr. p':m
que trata ele expresarse en forma de leyes generales. Sin embargo, ía ccni^'e^s-inn
intuitiva to-rna realmente en consideración la infinita variedad <Teí senliivienle y
conducta humanas, algo que iiírtfc-ina teoría puede sJ:.?c>i-bei en sus ss ¡i_'* si -
clanes".2
L o g i k , p á g . 23.
predicativos de tomar posesión (in Selbsthabe erlebte Erfassangen) cíe
ía otra persona en sí misma. La ciencia social es enteramente vm cono
cimiento explícito de meros con temporáneos o de predecesores: en nin
gún punto se remonta a 3a experiencia cara a cara, Además, debe reco
nocerse que la experiencia {Erfahning) científica abarca las conchisiones
de todas las ciencias del mundo y cue los esquemas interpretativos de
las ciencias sociales deben ser compatibles no meramente con la expe
riencia del mundo social sino también con ja experiencia científica en
su conjunto. El esquema original y fundamental de la ciencia, el esque
ma expresivo de sus proposiciones y el esquema interpretativa de sus
explicaciones, es por lo tanto, esencialmente,, el de la lógica forma!. Por
consiguiente, la ciencia es siempre un contexto objetivo de significado,
el tema de todas las ciencias del mundo social es constituir un contexto
objetivo de significado sea a partir de contextos m b jet ivas de significado
en general o de algunos contextos subjetivos de ■significado en particu
lar. El problema de toda ciencia social puede entonces resumirse en la
siguiente pregunta: ¿Cómo son posibles las ciencias de contexto subje
tivo de significado? 4
Nuestro análisis, del mundo social de los contemporáneos ya ha con
testado en parte a esta pregunta. El hecho de que los contextos sub
jetivos de significado puedan abarcarse en construcciones objetivantes
y anón imizan tes, es susceptible de presentación y descripción con ayuda
de los tipos personales ideajes del mundo de ios contemporáneos y
deí de los predecesores, que se construyen según e< puntó de vista in
genuo y natural de la vida cotidiana. Puesto que toda ciencia social
comienza dando por .sentado un mundo social que elía ve como mnneo
de meros contemporáneas o mundo de predecesores, sólo puede abar
car ese inundo con el método de los tipos ideales, sea tipos de curso-de-
acción o tipos personales. En otras palabras, el mundo social sólo es
pre-dado a cada ciencia social en forma indirecta y nunca con la inme
diatez de Sa intencionalidad viviente. Ahnra bien, puesto que es expe
riencia tipificante, la ciencia social constituye un contexto obje'ívo de
significado cuyo objeto, sin embargo, consiste en contextos subjetivos
de significado (para ser precisos, los procesos subjetivos típicos de los
tipos personales ideales).
Describiremos ahora las modificaciones que sufren las leyes de for
mación de tipos en las ciencias sociales (per oposición a la vida coti
diana), debidas a la ausencia de la experiencia social directa y a la. pre
sencia de la representación totalmente científica del mundo.
Hemos visto que el observador deí mundo de los contemporáneos
sólo puede construir en forma apropiada, para comprender a la oba
persona, tipos ideales que estén de acuerdo con su experiencia pasada.
4 . Cí. rcas abajo. apartado 49, págs. 272 y sigs. [*"VVie sind Wíssensch^fcen vo;n
SubjekíivE-Tii Sir.nzusammenliaiig überhaupt moglich?" Cí.JKant. Crítica de ía raz:-r¿
pura, B, 20: "¿Cómo es posible la ciencia pura de la naturaleza?" ("W ie :st re::ie
Nahm-vissenscbaft moglich?” )]
La posición del científico social es paralela a ésta. Sus tipos ideales
deben ser no solo compatibles con las conclusiones establecidas de todas
Lo ciencias.. sino que tieíie que explicar en términos de motivaciones las
experiencias subjetivas mismas que.abarcan. Para expresarlo en la ter-
nr-iiologia ds Weber, los tipos Ideales construidos por la ciencia sotral
y, sobre todo, por la socioíogia comprensiva deben poseer al mismo
tiempo tanto adecuación causal como adecuación de significado. Exa
minaremos en seguida el papel que desempeñan estos dos conceptos
en 3a sociología comprensiva.
5 Wa]dirn\, "Max Weber ais Soziotcge” , Jahrbuch fiir Süziologie, II, 1-65;
Sdie-hing, "Die logische Tbeórie der liistorisclien Kulttuv/issenschaít von Max Weber
und íju besondsren sein Begntf des Idealtypus”, Arcíjít1 fiir Saxialüjiss&nscfuifisn uncí
Scs¡<7F,Jii.'iíí¿, X L IX (192.2.) y págs. 623-752; H&ns Oppenheimer, "Die Logik der
soziíi’vissenscbi'-ftlichen Begríffsbiidunig rait besonderer Beriicksicbtigong von Max
V:'e’ 3er'\ eid dberger Abhcndlungen. zar Ph-ilvsophie, V (1925); Prever, Sczíolagie
nh VS'.rJdichksitSivisseflschcft, págs. 145 y ¿Egs,, 175 y sigs., etcétera. RespecLo ítel
'Jesari'oJiC pe¿so:'-íil de Weber, véase Voegelia, ''Ober Max. Weber”, Deutsche Viertel-
jahrssch.yijt fiir Liternturwiíxenschdff tenrí Ceitíesttirasm chijf i, III, 177 y sigs., y, del
n-isn;[> ¡Tutor, "Gedenkrede auf .VIa\ Weber", Kohíer Vietteljahrshefte fiir Soziologíet
IX, p.'gs. I y si25.; y, finalmente, Ja extensa y muy importante obra de Marianne
Weber, ’ j'i'S 'iVehsr, ein Lebensbild (Tubinga, Í926). [Remitimos también al lée
lo::’ a Ja obra mencionad?. nías arriba de Alexander von Sclielting, Max Webers Wts-
senschíifialehre (Tubinga^ J. G. B, Mohr [P. Ssebee!:).. 1934),]
n V/irfschtift tind Gesellíchaftr pág. 1 [T.I., pág. 88 ],
7 ILihl., pág. t¡ [T.I., pág. lOSj.
el punió ae vista histórica y cultural. Con:o en ei caso- de t r ia ciencia ^..^ralira-
dora, el carácter abstracto de los conceptos de la sociología expifc-á ef heei/cG d?. • n-,
comparados con la realidad histórica efectiva., carezcan reíítivsrrerAa de pleriií...d
de contenido concreto, Para compensar esta-desventaja, el análisis sccicl6¿k c puede
ofrecer una mavei-precisiófi de coaceptos, Esta precisión se obtiene tenúier.co Kafir,
el grado más alio posible de adecuación er: si nivel de significada . .. Esto puede
realzarse en el c&so de conceptos y generab'zaciones que formulan prcce-sos racio
nales. Pero la investigación sociológica ¡atenta incluir en su ámbito vario' tsn¿¡va
rios irracionales, así como los mudos de acción, profáneos, místicos y ateciuedes,
formulados en función de conceptos leórices que e-oií acEcc-uíidcs en e¡ ¡,:ivt; de
significado. E n todos los casos racionales o irracionales, el análisis sociológico se
aleja cíe la realidad y, al mismo tiempo, r.os ayuda a comprenderla, en tanto mues
tra con qné grado de aproximación puede subsuinirse un fenómeno- bisíóríec- con-
.creto en. uno o más de estos conceptos . . . Para dac significado preciso a csi<‘.¿ tén/:!-
nos, es necesario que el sociólogo formule tipos ideales puros de las corres porsd :csrjtes
formas de acción que en cada caso implican el mas alto grado posible de inle^iacíóii
lógica en virtud de su completa, adecuación en el nivel de íígriificadc. Pero precisa
mente porque esto es cierto, resalía mui' poco probable íiue pueda enco:i:rarse un
fenómeno real que corresponda exactamente a nno cié estos tipos puros Idealmente
construido. P 1 caso es semejante al de una reacción física ci:e lia sido c a lc a d a
en el supuesto de un vacío absoluto.8
'El significado (tal como se usa el término en la psicología comprensiva;- puado
ser de dos clases. El término puede referirse primero si significada resúmeme sos
tente en el caso concreto dado de un actor en particular, o al síirrificadj ipror.iodio
o aproximado aLribuido a una determinada pluralidad de actores: o, er. ssji::,;: j h.-
gart a tío tipo puro, teóricamente cori-cebrdo, de significadc i: crue se aporca or; forma
subjetiva, atribuido al actor o actores hipotéticas en un determinada tipo de seció :;.3
E n to d o s estos casos, la c o m p r e n s ió n Im p lic a la eaptacic-;i in te r d i e r a liv a dc¡
s ig n if ic a d o p r e s e n te e n u n o d e los s ig u ie n te s c o n te x to s : ¿i; cc".lo o c u ir e e:i el ? n t o
q u e h is tó r ic o , e l s ig n if ic a d o a q u e se a p u n t a r e a lm e n te p a r a la acció:-.. cc m c re ia I n d i
v id u a l; o b ) c o m o e n los caso s d e f e n ó m e n o s s o c io ló g ic o s d e m a s a , el p r o m e d io tie;
s ig n if ic a d o a q u e ss a p u n t a r e a lm e n te o u n a a p r o x im a c ió n a é'.: o c ) el s i¿ ¿ i;ifije d o
a p r o p ia d o p a r a un t ip o p u r o c ie n tít íc a m e n te f o r m u la d o { u n tip o id e i d j d e ur. f e n ó
m eno com ún, L o s c o n c e p to s y "‘le v e s” d e la te o ría e c o n ó m ic a p u r a c o n s titu y e n e je m
p lo s d e este tip o id e a l. E n e lío s se e s ta b le c e q u é c u r s o t o m a r ía c u d e t e r m in a d o t ip a
de a c c ió n h u m a r a st ésta fu e ra e s tric ta m e n te r a c io n a l, no e sU :v ie ra afc-oíadn p o r
errores o factores emocionales y se'bailara, además, ccmp!cla-e inequívocar-¡er.te diri
gida í» un solo fili eE legro de la máxima ventaja económica. En realidad, Ir. r.crir-.n
sólo toma exactamente este curso en cssos inhabitualeSj como ccnrrs a veces cr. r-
Mercado de Valores; y aún entonces sólo ss picd-ace habitúa ¡metate ur.a ¡;pro>:::.ir;-
d ó a al tipo ideal.14
ir’ [Véase V-.-'í.-tschafí itnd GeséUscfiaft, pkg. 12; T.I., pág. 115 ]
ir aun más allá- y proceder a 3a formulación general de que toda ade
cuación causal que pertenezca a la acción humana, se basa en principios
de adecuación de significado de una u otra clase: En efecto, tal ade
cuación causal significa la coherencia del eon?trucío tipo de una acción
humana con el contexto total de nuestra experiencia pasada.- Además,
sólo podemos llegar a conocer una acción humana ordenándola dentro
de un contexto de significado, sea objetivo o subjetivo. Por lo tanto. la
adecuación causal, en la medida en que es un concepto que se aplica
a 3a conducta humana, sólo constituye u n caso especial de la adecuación
cíe significado.16
Nuestra posición a este respecto resultará en seguida más inteligi
ble, cuando procedamos al análisis de la naturaleza de la adecaactcn
de significado.
:e Pero no, por supuesto, en «1 caja ¿e la? ciancEas níiruLsles. Los Ícüci ví:'05
<le la naturaleza están, en p-ancipin, más alia de la comprensión inleip-, r^i^livn y v.o
tienen "significado”, puesto que caen fuera ds la conciencia ds! hombre y pnL^r,fi
cen a un orden espacio-temporal objetivo. Este no es el lagar cié ::'-ve,=ai;¿£:
profundamente la distinción entie las ciencias naturales y hs cu-íluíJcs.
i7 Puesto que sólo una vivencia consciente puede ser significad va i i.
no necesitamos distinguir, al hablar de adecuación ds significí-dú, .entre ¿v.
ción a objetos entúrales y su aplicación a objetos nn a; rales, copo jiíoimcs en el
caso da la adecuación causal.
prc medio de pensamiento y sentimiento’’. Lo que él quiere decir con
este agregado no resulta del todo, claro. En efecto. Los hábitos prome
dio de pensamiento y sentimiento son una cuestión de interpretación
e a r ^ a ’ m en-e íi de cu aa a, tío de adecuación de significado. Parece contra
di.:. . qae íi sociólogo se erija en juez de lo que es adecuado por su
significado, a ríenos que con “conocimiento de los hábitos promedio de
pensamiento y sentimiento1’ queramos significar ef conocimiento que
ins ciencias sociales tienen de todas las e?;periencías subjetivas conce
bí bles de cualquier clase. Es suficiente para la interpretación significa
tiva de La conducta de otro suponer que mí consíxucto ideal c.slá en 1211
contexto ríe significado vara él. Esto basta aunque tal contexto de sig
n ific a d o entre en colisión con mi propio conocimiento. Por ejemplo,
pvedo considerar la: interpretación totemiste de la conducta de una tribu
primüi-a como adecuada ]poi sil significado aunque toda la manera tote-
¡nista de nensa.r sea extiaña a los "hábitos promedio de pensamiento
y íiurirnier.io” as nuestra cu i tiara, o por b menos de los sociólogos de
nuestra Ovillara. Pero esto no es en absoluto lo que Max Weber quiere
decir, jiu cíe etc., éí está muy consciente del hecho de que estos “hábi
to; promedio de pensamiento y sentimiento” se remontan a determina
dos tijsos personales ideales. Sabe también que es una cuestión de
nuestra experiencia, es decir, de la experiencia de las ciencias sociales,
establecer s: ciertos conceptos de significado pueden ordenarse bajo un
tipo personal ideal definido de una manera que sea típicamente ade
cuada. más bien que trascendente al tipo. Y asi, nuestra tentativa de
descubrir un criterio pava lo.que es adecuado ai significado se ha redu
cido a esto: hemos vuelto al contexto subjetivo de significado y al tipo
p?v:o.' 2 i ideal, oue a su vez tienen que construirse en función del pos-
■rbad,' ce Ja adecuación causal.
be o tro ía o o , p o d e m o s considerar u n cons tracto típico-ideal como
a d e c u a d o p a r a una c s te r m in a d a acción si el correspondiente contexto
subjetivo de significado pnede realmente adscribirse a.í actor en cuestión
sin contradecir to d o ¡o demás.que sabemos acerca de él.. Por supuesto,
ero: perso na, cuyas vivencias estamos Interpretando, puede aparecemos
como más o menos determinada según el grado de conocimiento que
te n g a m o s de ella, A sí comprendido, el problema de la adecuación de
s . p u ii c a a o corresponde sólo a ía interpretación de una acción concreta
p o r m e d io de tipos ideales'ya constituidos. Por otro lado, el sociólogo
tendría absoíatu libertad de acción en la construcción de un tipo personal
idea’í, porque él equipa ía conciencia ideal de este-último de maneta
cpre sea perfectamente capaz de tener experiencias subjetivas apropiadas
?. conducta típica en cuestión. :
b-^ estro análisis ha mostrado entonces que,. en lo que respecta a
r r_>: "•Vsbsr. los dos conceptos de adecuación causal y de adecuación de
sig-fdi:cadcs son convertibles. Cualquier interpretación que sea adecuada
pc.r su r;;gnihcacio debe ser causé1 ,imente adecuada, y viceversa. Los dos
postilados requieren realmente que no haya contradicción con la expe-
riercia previa. Tan pronto como suponemos que existe disponible un
repositorio definido de tal experiencia —-tan. pronto como solo un?, perso
na hace la interpretación, y desde un solo punto de vista— , se eimipHrÁri.
ambos postulados o ninguno de ellos. Si parece ser de otro modo, se
debe únicamente a que se introducen una cantidad de interpretes, o a
que se asume una cantidad de puntos de mira temporales en Jos cua'es,
por ejemplo, una interpretación ya adecuada en sí misma por su si.cnid
eado entra causal mente en conflicto con otra que. es posterior.
En efecto, aun en los casos en que un determinado curso de conduclu
parece incomprensible para el observador — por ejemplo, la conducía que
es por un lado causal mente adecuada, pero por otro carece de adecua
ción. de significado— ; puede muy bien existir una adecuación de signi
ficado desde el punto de vista del actor mismo. Supongamos, per ejem
plo, que un observador que es por completo ignorante del uso de la es lu
dís tica lingüística en la investigación histórica tropieza con im hombre
que está contando la frecuencia de las palabras en las obras de Platón.
En lo que respecta a. "hábitos promedio de pensamiento y senínnienLo”
no sabrá simplemente qué hacer con tal conducta. Las acciones del
hombre sólo comenzarán a tener sentido para él cuando se Je explique
que en diferentes períodos de su vida una persona muestra una prefe
rencia'por ciertas palabras y que, por lo tanto, estudiando :a frecuencia
de determinadas palabras en sus escritos tendremos un punto de partida
para establecer una cronología de éstos. Lo que s ó j o era causalmente
adecuado se transforma entonces en adecuado por el significado, y
resulta por lo tanto completamente inteligible. Veremos en seguida córüo
el concepto de adecuación de significado de Weber deriva realmente
del motivo-para de la acción racional, y cómo su concepfo de inteligibi
lidad (V'erstehbarkeit) está estrechamente vinculado con su noción de
una acción orientada r u i i propósito, ordinario.
En este punto debemos añadir una observación sobre la situación
que sirve de.base al distingo entre adecuación causal y adecuación ce
significado. El postulado de que un constructo tipieo-ideal debe ser a
la vez causabnente adecuado y adecuada en el nivel de significado,
ímph'ca que- debe formularse como im constructo puro sin ningir.in
mezcla de couducta que trascienda al tipo.:s Además, tiene que ser
compatible con nuestra experiencia del mundo en general y, por lo ‘anio,
con nuestra experiencia'de la otra gente en general y ele la persona par
ticular en geiieraí cuyos actos estamos tratando de comprender mediante
el constructo.' Otro requerimiento del postulado es el de que el construc-
to se base solamente en conducía l e p e tibie. Esto en ío q u e respecta
a los requerimientos del postulado de adecuación, en la medida en o ce
se refiere a la formación de cons truc tos tí picos-ideales. ¿Cuáles son sus
requerimientos en le que respecta a la aplicación de esios tipos a actos
concretos? Aquí el postulado de adecuación establece que el tipo debe
ser mfíciente para explicar J-a acción sin contradecir a Ja experiencia
previa. Pero una acción sólo se explica suficientemente por medio de
-- Parfe u:i análisis ásl concepto" de acdóü racional, véass la valiosa mono-
gií.:)-'. ce Hermana j. Grab, Ver Begriff des Rafionolen in áer Sozioíogie Mttx Webers
1, 1S£7.).. No necesita tlecír ¡jna- -mi coincidencia can Grab sólo puede
s'-r p.- cir.:, pv^;lc - tur él pres apone ei concepto de ios valores objetivos ce Scheler.
P'nra la derivación ds los dos tipos de acción 011 cuestión véase Mises,
;:nd Ge;rii;cia:c’\aág. 472.
Puede pensarse esta relación medio-fin en un contexto objetivo de
significado, y juzgar su probabilidad objetiva. Con una elección ade
cuada del típOj el contexto objetivo de significado de la relación rnecbj-
fin puede tratarse como un contexto subjetivo de significado y la pro
babilidad objetiva como probabilidad subjetiva. Esto será tan'o más
cierto cuanto m á s universales sean las situaciones problemáticas qi¡e
constituyen los auténücos motivos-porqué correspondientes a los típicos
motivos-para en cuestión. Por esta razón la sociología comprensiva
.— aunque en este respecto no es de ninguna manera la única— pre
fiere los Lipes racionales de acción. La- acción irracional (-i saber, ]a
acción cuyos fines o medios son confusos o. inciertos) se interpreta
como una función variable de la acción racional. Esto se hace postu
lando un tipo de acción racional y realizando luego ciertos cambios
en sus motivos-para: el resultado es un tipo divergente. Debernos cener
presente el hecho de que la sociología se ocupa fuixlamentai mente de
interacciones sociales y que estas últimas implican orientaciones recí
procas en Jas cuales el cálculo de medios y fines desempeña un gran
papel. Debido precisamente al carácter fundamental de este cálculo,
la acción racional constituye un concepto tan importante para la socio
logía comprensiva, Pero esto no significa de ninguna manera que la
sociología c o m p re n siv a descuide la acción irracional. Weber ha acen
tuado una y otra vez que esta última forma paríe del tema de la socio
logía. Sus obras sobre sociología de la religión, por ejemplo, hacen
un uso ejemplar de las categorías de acción irracional, ■ ' emocional y
tradicional.
Esta preferencia por los tipos de acción racional debe distinguirse
muy netamente del así llamado ""método racional" de ía sociología
com prenda. La sociología no puede pretender el monopolio deí mé-
■todo racional. Las metodologías de todas las verdaderas ciencias son
racionales, puesto que implican el uso de la lógica formal y de esque
mas interpretativos. Las verdaderas ciencias requieren que 'lodfis sus
proposiciones tengan el máximo de claridad y distinción. No existe
lo que podríamos llamar una ciencia irracional. No debernos dejar de
reiterar que el método de la sociología de Weber es racional y que
la posición de la sociología comprensiva, no debe confundirse, de nia-
guna manera, con la de Dilthev. quien opone a la ciencia raciona! oira
así llamada ciencia ‘"comprensiva” que se basa en supuestos metafisíco.v
y en una “intuición” que no requiere más justificación.
Es cierto que el postulado de tal ciencia comprensiva surgió
históricamente de la necesidad de quebrar las barreras erigidas entre
las ciencias racionales especiales y la comprensión de la vivencia viva.
Pero olvidaron quienes -propusieron este nuevo enfoque que la vida y
el pensamiento son dos cosas diferentes y que la ciencia sigue siendo
cuestión de pensamiento aunque su tema sea la vida. Por lo tanío. no
puede basarse en alguna.empatia vaga y confusa ni en supuestos de
valor o en descripciones que carezcan, de rigor intelectual. Fue este
punto y nada más lo que constituyó el núcleo de la insistencia, ée Weber
en la objetividad del conocimiento obtenido en las ciencias sociales. Y
Weber fue el primero que elevó la sociología comprensiva al rango de
ciencia,
liria cKissiión debe responderse co~. -jjm abierta negativa. E n reaíidad, mies-
l '.:s c.r.r.^.spírji t-sópeas’ “tío pueden descubrirse ejnp.;r:cainente en ningún lugar en la
Jxn.Edkul ea su fcvuia conceptual pi-ra’1 ’. Los conceptos no pueden eucuntrarse tronca
€•••- ]-a leaiidrid- No peí fenecen al dominio de la re-alidad, sino al del pensamiento.
Srr. rn&cltrs tatelsctrales con ¿os cuates tratamos ¿s captar la realidad en el nivel del
v-e'JL-F.r’ iíinío. Pst? no podernos decir acerca ele esos conceptos económicos que se
fa n.si; ¡ediftnle una acentuación, unilateral de uno o más punios de vista y rrce-
dir-nie !u síntesis de una gisus cantidad de fecm e r; 3 s úuíi-c-rduales concretos difusos,
dli-f.rc'Ltjf, r.iÁs o msrtO.s prssentes y ccp.sicnahnen'e ausentes, cue se ordenan,«de acuer
do e.sio pinilcs de vlsiís ccerír.adcs niníri termínente. en uli constructo arioÍíítco
-_:r.üicxfco ( Gscl¿nker.bi!dy' z3 Más bier)> se íes adquiere mediante sustracción, que
r. seleccionar pora su cc^teptvajizabióii ciertos aspectos de cada uno d e .los
ier.ó:r<'s.ios indi vio rales qne se consideran.2*
jZ] r-rrer básico as Max Weber consiste en si.; compren siá-n errónea de lo que
s:^:yrrcn íer.-’T que el p'-::x,ipio sceicdcgico es -miversabnente v¿lido. El principio
• ; leyes fundír^en-aies de l«r. formación de tasas de cambio, la ley de la
?a ley ds ia pociac.iÍD y ¿;lras preposiciones semejantes son siempre E lidas
en e>.is:fi,.!¿er i'ogat, citando eslán presentes las condiciones que ellas presuponen,25
“:i La rj;j iuic^ala foviri'ilíloíi’':i de W eber del concepto de tipo ideal, que dr.la
:.e J.VU-í, ca::t:eadí- por ¿i snisir-o ds “esqu-sniática y par lo ícnto quizás paicúdiv-ente
::-.co.‘T>x-t;i"> es por cierto fragm entaria po ique tiene cuenta sobre todo el tipo
:tWn! ce íu iccarír. de Ja notoria. D ebe acentuarse enfátieameule qne una vea; que
si p:-'r..?f:i:Pe:,UT d ’; ".veber hace su transición.a la sociología, ía coucepcián del tipo
suiie- vi; cv.mbio total. La mentí.. ljíei” e;ite sólo se alude a este he d ió en v.uos
en lo que respecta a su deducción. Según muestro punto ds visca. \cs
tipos ideales se construyen postulando cierros motivos corno fiios s
invariables dentro del ámbito de variación de la autoinierpietacién
efectiva en que el yo'interpreta su propia acción a medida que acula.
Con segundad, esta postulación de ciertos motivos como invariables
se remonta a 3a “experiencia" ( Erfahrung) previa. Pero ésta no es Ir.
'"experiencia” del empirismo liso y llano. Es más bien el encuentro
prepredicativo inmediato que tenemos con cualquier objeto de la intui
ción.27 Por lo tanto, el tipo ideal puede derivarse de muchas clases
de “experiencias5’ y por medio de más de una clase de proceso consti
tutivo. Pueden construirse tanto tipos ideales '‘empíricos” coma eidé-
ticos. Con. la paJabra empírico queremos significar “derivado ele los
sentidos”, y con eidético designamos a los tipos ideales “derivados de
la introvisión esencial”.28 El modo de construcción puede ser la abs
tracción, la generalización o la formalizacíón. en las cuales se observa
siempre, por supuesto, el principio de la adecuación de significado.
Por lo tanto, nuestra propia teoría de los tipos ideales abarca ios
conceptos y proposiciones de las ciencias sociales teóricas, incluidos
los de ía economía pura, En efecto, aun los ejemplos citados por Mises
— el principio económico, las leyes básicas de la formación.de los pre
cios, etcétera— son tipos ideales en el sentido que damos nosotros a
la expresión. Por supuesto, estos principios deben basarse en una for-
mah'zación y generalización exhaustivas del material que ya ba sido
postulado como fijo e invariable.- Esta formalizacíón y generalización
es lo que da validez universal a los tipos ideales.19 Tales tipos ideales
no se refieren a ninguna colección individual o espacio-temporal de
individuos, Son formulaciones acerca de la acción de cualquiera, acer
ca de la acción o la conducta consideradas como proceses compíeia-
mente anónimos y sin ninguna especificación de tiempo o lugar. Pój
ese motivoj carecen precisamente de concretez/i0 Mises aL tiene rr.yón
cuando critica a Weber porque éste interpreta la teoría de !a utilidad
marginal de una manera demasiado estrecha, de modo que tal teoría
parece describir un funcionamiento económico enteramente de acuerdo
con ios cálculos de los empresarios. Mises observa con razón que
Weber confunde aquí el modelo de utilidad marginal ccn el de la
economía política clásica. Este último, señala, tiene en vista un con
cepto más concreto y menos anónimo del "hombre económico” ba
pccos parajes.de V/ir£schafí und Gzseihchíift, por ejejupls en ía pág. iO [T.L. ;já:>
na lió ] . Cf. Waíther. "Max Weber ais Sozfologe”, Jahrbuch fiir Sozio!ogi^: !i.,
págs, 1-65.
27 [Vénse el primer capítulo ce lde4is, ele HusserlJ
3a [Véase ibtd.. especialmente $3 (T.L, pág. 54).]
Mises se refiere a] pasar el estas dos exigencias, en forma levemente cistiv.in,
cu anclo dice que líis proposiciones teóricas son umversalmente valutas buje las ecu-
diciunes e&iip uíoílds.
St> E n el sentido del examen que realizamos en ei aparLado 3S, vó<lso ji «ís ai ri
ba, pág, 223.
31 Op. cit., pág. 456.
economía teórica moderna.32 en cambio, tío- parte de la conducta del
comercíanLe sino de la del consumidor, es decir, de la conducta de
cualquiera y de todos. Tal conducta puede servir de base, por supues
to, para 1111 tipo ideal de un grado más elevado de anonimidad. Debido
a esto, a su vez, los principios de Ja catalácticá poseen un grado más
llíLo de generalidad. Aquí, como acentúa repetidamente Mises, puede
encontrarse ía base del objetivismo y la objetividad de. las proposicio
nes de la eataiá etica.35 Pero esta “objetividad” de Mises es, por lo
'ardo. lo mismo que el concepto de objetividad que hemos presentado
en nuestro análisis del contexto objetivo y subjetivo del significado. La
íi-y ue k utilidad marginal resulta ser entonces una estipulación que
señal:; merarnenLe los limites fijados de la única zona dentro de ía cual
pueden ocurrir, por definición, actos económicos.^4
Ln nuestro punió de vista, la economía pura es un ejemplo per-
¡celo de un complejo objetivo de significado acerca de complejos sub
jetivos de significado, es decir, de una configuración objetiva de signi
ficado que estipula las vivencias típicas e invariantes de cualquiera
que actóe dentro de una estructura económica. Por supuesto, la pala
bra “dpieas"’ asume aquí un significado especial, como llega admitir
Mises cuando acensúa el hecho de que es inconcebible mía acción que
a en conLra del “principio de la utilidad marginal” (y sea por lo
t,-mio 'V iplca” en miesiro sentido). Pero eso sólo sigue siendo cierto
en la medida en que concebimos el principio de utilidad marginaí
como una definición de ía acción puramente formal como tal. Se
excluirla de tal. esquema toda consideración de ¡os usos que podamos
ciar a los ‘'bienes’' una vez adquiridos.^15 Pero cuando dirigimos nuestra
atención al significado subjetivo de una persona individual real, dejan
do ntrás el ‘'cualquiera''* anónimo, entonces tieue por supuesto sentido
hablar de conducta que es atípiea, atípica en relación con fines eco-
nórmeos estandarizados. Con seguridad, tal conducta es ajena al punto
de viste de la economía, y en este, sentido los principios económicos
son, según dice Mises, “no una formulación de lo que habitual mente
sucede, sino de lo que necesariamente debe suceder’.3'3
Pon lo tanto, la crítica de Mises no excluye la aplícabilidad de los
tipos ideales como tales a 3a actividad económica. En efecto, ¿cómo
podrían excluirse los tipos ideales de ese sector, si todo conocimiento
í ’iojítMíco es esencialmente de carácter típico-ideal? Por el contrario,
c- argumento de Mises resulta ser realmente una defensa contra la
¿Una Constitución es republicaca> peu ejemplo, sólo porque se; anuncia -eiía.
misma como tal? ¿Un Estado es federaí só?o porque su Constitución asi io d-2"cm¡-
níi? Puesto que los acíos legales tienen habíL^almente una forma verbal pueúín
decir algo acerca Je su propio significado. liste hecho por sí solo ieve’a itrir. impor
tante diferencia entre ]a materia de Ja jurisprudencia — en verdad, de las Cíerui-r/s
sociales como tales— y la materia de las ciencia i r.atumles. No hay p.n q :te terrier
que tina piedra llegue a presentarse ella misma corno un animrJ. iün cíinrbio. no
podemos tomar al pie de Jei letra el significado legal declarado ele ciertos ucCos hu
manos- hacerlo así constituye sLnpiemeiitG ur.a peEiciói: de p¡incipio respete: c si
tal significado declarado es realmente el significado legal objetivo. En efecto, esta
blecer si estos actos son realmente legales, cuát es su lugar en el sistema le sal y q-,;';
significación tiecen para ocios actos legales, son cuestiones que ¿ep^nderim de i a
norma básica par medio de la cua! se produce el esquema. que los interpretu.*•
La jurisprudencia tícbe decidir que ciertos casos ubicados en el limite sxLer-
no del sistema íegal son., con.trariamente a lo que pretenden, ac^-.:s l.-lCíííííoí. La nrr'z
del problema es- que los netos brunauos que constituyen la mate: ¡a ,;Lc í«i fiu'ispriKlsü-
cia tieneu su propio significado subjetivo inmanente. que puede coincidir o no cca
el significado objetivo que se agrega a el Los en et sistema le ¿ral a'-.que pertenecen.
ij por acción de la norma básica postulada pur la teoría que rige ei sinej.-i<:.ss
si posici’.^rno sit'nifícs que sólo es ley lo que íne creado por un pro-
eedii be:::o- ccnsíitMCionrá, no guicre clecit qus íc¿o lo íjue nayn sitio creado así será
acoplado cdxíi icy. o <31:3 es aceptable cormo lev en el sentido que se atribuye a sí
: Ei supuesic dy una -ncinx; !:-¡bi':a qno establece una autoridad suprema con
e! .in dí elabciTa -a !ey es ki p'esnp'.iesco m l’mo q¡ie nos permite consi tíerar como
ley 7 ; 6¡o aquellos m síensb1 ; q-.;e ban. ¿jen- ccr.íorroadc-E’ mediante un cierto método.
Ln ir.tíri'pvetstión elsi maiei-ird legn) ('rescripta jt¡as arriba. 56- ha utilizado' re-almente
¿ .iv.nrt ]g'¿:: be rapo bí; la ciencia social. Si e? conecta, y si es posible esLa i.upu-
íh-uíóií í!e i.ni objetiva (?rn el cu ni no pnede bsbe.r ciencia social), entonces debe ser
¡a ::.f's:ca misma la <yje ¿a.el significado de ley al insten al pvcducido me-
d:ant;'i n■ .cicrSo procedimiento, Además, debe ser posible verificar a partid cié esta
nci uif. básica cl>¿ pa-iis c d material constituye una ''ley” valí da, y también el signb
:i:ac:n objeí:vc- del zrxitcráJ legr.r, qne písenle realmente enlxar en conflicto con su
prc-pic- sili‘;jiilíM.do svbíeíivc. La bipe-esis de la norma básica expresa simplemente
.v.s ¿ar.L'.:stet r ^cessa ios para e: conccinieriio Üegal.40,
-r' r_OÍ. Vtih“r:. Gerü.vjí Th&vnj of Ljí;l: and Staie (Cambridge, Mass.. 19-lo),
pi'-js. I ' i y jiys.: “Lr. !sy es siempre Jey positiva y su positividad reside en el hecho
¡v.i. t-i'.s ís creada y sr.iiif.iia por actos ds ssres Jiumanos, y es pe’ Jo tanto indepen-
.líc-iíLí de ja -morirddad y dn sistoniis ncumativos siEiüares'' (T.I., Anders Wedherg).]
Pc’.ia u:. sKaíriun íb:l ücnceplr: os ‘Vjor.rna b¿sica'’ v-éase Felj.v KanimanUj "Jmiéí-
lí¿c!j; v 11:2c. soziciojris-eJje.r B&cj'.íabfjgtiff', en el "'□tiuTisn de aiíi’.rersario en home-
•u:je ^ H.r:::s r^^senj G-sssUKkaji, Stíutf- titiá Rei:kl: Untersuchungen z w reinen
r ¿-ü!\<•.leK. c í vi£r.a, 13-2-lj, ps:rs. 14-íi, eípetialmsnte págs. 19 y sigs, y 30 y sigs.
■
■
■; KeJser.. Die plido^cpiiischen Grundlr¡gen der KatriiTechtsíebre tir.d des.
>Í':l.:!-:p&’!'í,^:e;j-jls”j Ph:hievhísche Vortrage der Kanlgeselhclmjt ( Churlotíensburgo,
J , pa¿s. '¿A y sigs "T.3., J Ní-tiiral La\v Dccbrína. and Legal Pcátivism", por
^■:.:yar;g X:an; Kí.sen,^ General Theonj cf L,aíO and tl'.e State}.
es cierto en general respecto de todas las ciencias sociales/1 Los con
textos subjetivos de significado se captan pos; medie de un proceso
en el cual lo que es científicamente pertinente en ellos se separa cis •"
que no lo es. Este proceso resulta posible por un esquema interpietativo
muv elevado que se da de antemano y define ele tina vez por todas la
naturaleza de i Oí constructos que pueden utilizarse.
Requeriría nn tomo por sí mismo definir los problemas específicos
de cada ciencia social — especialmente las disciplinas históricas—- y
los métodos peculiares de cada una de ellas y luego, sobre Ja base ele
estas determinaciones, intentar una clasificación de las ciencias en cues
tión. Como principio de clasificación deberíamos p r e s e n t a r , ante todo,
el grado de anonimidad de los constructos ideales utilizados en cada
ciencia social, es decir, ía actitud fundamental de cada ciencia res
pecto del contexto subjetivo de significado de que ella trata. Además,
las ciencias sociales se dividen en dos clases. Primero, pueden ser
teorías puras de la forma del mundo social, que se ocupan de la. -cons
titución de las relaciones y pautas sociales, de las objetividades-acto y
de los artefactos, en los procesos conscientes de los individuos que viven
en el mundo social, aprehendiendo todas estas cosas por medio de un
procedimiento ¡puramente descriptivo. Sin embargo, ias ciencias socia
les también pueden tomar como tema el contenido ortológico-real de:1
mundo social como ya constituido y estudiar las relaciones y pautas
en sí mismasf ios actos y artefactos históricos o sociales dados como
objetos independientes de las vivencias en que se han constituido.
Queda todavía algo que decir acerca del campo y el método de
la sociología comprensiva. La primera tarea de esta ciencia consis's en
describir los procesos de establecimiento e interpretación de signifi
cado tal como los realizan los individuos que viven en el mundo social.
Esta descripción puede ser empírica o eidética; puede tomar comu
tema e3 individuo o lo Lípico; puede realizarse en situaciones conocerás
de la vida cotidiana o con un alto grado de generalidad. Pero más
allá de todo esto, la sociología comprensiva enfoca tales objetos cultu
rales y trata de comprender su significado aplicándoles Los esquemas
interpretativos así obtenidos.
D rr' sin^h/ifie / ozr sozivJen Wsli, Viana, Springer,. 1&3£, 2.^ ed., 1960.
Cc'Ucísd Pí:;;er.í. La Tíi.yn. Nijlicff Vc-ÍI, The Froulern of Social Reaiity, editados,
con un?, Jriircxlnccióiij pdi Main íce ívntansosJ, 1&62- Vq], II, ■Studies m Social
T':¿3 jr, edií::dc, ern rmú. ínlrccki^cjón, por Árvid Brociernen3 Líifi-4. Val. III,
Sr.iíriÉeí ¿í1- Thsnciiri-iPcLog'c:1 Fhucscph\jy editado por Use SchiilZj con una In-
tvce.v.ccicn per Ave" G-rvitscIi, TS66 . ■
.13, C r.'it: í ve cttos ;r,¡lvres que mencionarnos con frecuencia en este libro c que re-
iyy'nutin j][;íJcic>ríe-c' -a ius que ?n's referimos c.crui-,
rú;:g?on_. Kenr:: .¡sí'.í.ií snr les donnéer immédrates de la cortscience. Pnrís, F. Alcau,
I::G¡“!. i :7Lc :cc:ón inglesa tic JL L. Posson, Tíme anuí Free V-’ill. Nueva York,
ilskk’gter, X'arbn: Ssíj: uvd Zeit. Halle, Nieuwyer, 3927. Traducción '.ingles» de
Jc;*.n i-Jsc<ir.£TiÍs. y Ecxwara Rcbinsc-n, Being cncl T-itne. ¡vueva Yoikf Harpas
anr1. Rov.*, IS-c'2 . [Hay vci'sica casiallana: Ei ser tj el tiempo. México, Fondo ele
ESTE LIBP.O
SB TERilINO ti5: IUPEIMTK
JEL 31 D Í J U L IO
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riACAcn-íO, l a k d a y crA. s . j i . l
ARAOZ- IB4 BTJEi’OS AIP-TÍ5