Las Estrategias de producto reúnen las diferentes acciones que se realizan a
la hora de diseñar y producir un bien o servicio teniendo en cuenta
principalmente las necesidades y preferencias del consumidor. El desarrollo de la estrategia de producto en una empresa tiene una gran importancia, ya que en entornos altamente competitivos, este tipo de estrategia de marketing debe gozar de una constante actualización.
Para el desarrollo de las estrategias de producto efectivas, la compañía
debe conocer los comportamientos del consumidor y su respuesta ante el lanzamiento de productos nuevos. Al mismo tiempo, también es importante conocer las actitudes de las empresas competidoras y su reacción ante las estrategias de la firma en cuestión.
Con la estrategia de productos, una organización es capaz de definir su camino a
seguir tomando como referencia el producto, uno de los elementos del Marketing mix. Con el diseño de un bien o servicio para producir y habiendo elegido el mercado en el que entrar, la compañía realiza mediante este tipo de estrategias su plan de acción comercial.
Una buena estrategia de producto es aquella nacida tras una inicial y exhaustiva
investigación de las características del producto que va a comercializarse. En ese sentido, es importante a la hora de acometer la salida de un producto nuevo haber realizado un intensivo trabajo previo de ideas y estudios del mercados y del público en el que concentrarse mediante una correcta segmentación de clientes.
Siguiendo esta línea, conocer a quién se va a dirigir el producto, las bondades y
beneficios del mismo y qué aporta como novedad frente a la competencia, son los pilares principales de una correcta estrategia de producto. Por este motivo también adquiere importancia el papel de la marca tanto si esta es ya conocida o si trata de abrirse paso en el mercado. Existen diferentes acciones a la hora de diseñar estrategias de producto, por lo que las posibilidades dentro del ámbito del marketing son numerosas. Es corriente encontrarse con estímulos al cliente por medio de cambios en las etiquetas o envases de los productos, ofreciendo esporádicamente más cantidad del mismo o añadir algún detalle o característica extra al mismo como modo de llamar la atención.
Es un ejemplo claro el de la telefonía móvil, donde cada cierto tiempo salen al
mercado los mismos modelos con nuevas versiones y mejoras. Ésta y otras prácticas similares buscan el reconocimiento del producto por parte de los consumidores y el desarrollo de la marca.